Está en la página 1de 30

Lunes – 7ma Semana de Pascua.

Año Par Ciclo A (He 19, 1-8; Jn 16, 29-33)

INVOCACION DEL ESPIRITU SANTO

✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.

✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén

✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: ACEPTO MI SUFRIR POR AMOR A TÍ”
 «Jerusalén. En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús».

 «Ahora has hablado claramente y no en lenguaje figurado. Estamos


seguros de que lo sabes todo, por eso creemos que has venido de
Dios».
 «Jesús: ¿Ahora creéis? Pues mirad, ha llegado ya la hora, en que cada
uno de vosotros se irá a lo suyo y a mí me dejaréis solo».
 «Os he dicho todo esto para que podáis encontrar la paz en vuestra
unión conmigo. En el mundo encontraréis dificultades y tendréis que
sufrir, pero tened ánimo: yo he vencido al mundo».

1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Hch 1, 8

Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros, y seréis mis
testigos hasta el confín de la tierra. Aleluya
Monición de entrada
Recordamos hoy a san Beda el Venerable, presbítero y doctor de la Iglesia, religioso
benedictino del siglo VIII. Transcurrió su vida en la convivencia del monasterio, en la
plegaria de alabanza de la Iglesia y en la meditación y estudio de la Sagrada Escritura.
La Iglesia lo venera como doctor por sus comentarios bíblicos y sus escritos teológicos.
Murió el año 735.
Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria del papa san Gregorio VII, que primero fue monje y
colaboró en la reforma de la Iglesia. Una vez elevado a la cátedra de Pedro, reivindicó
con gran autoridad y fuerte ánimo la in dependencia de la Iglesia respecto al abuso de
poder de los príncipes a la hora de nombrar obispos y párrocos, que elegían no
precisamente a las personas más idóneas sino según conveniencias políticas e incluso al
mejor postor. Al ser obligado a abandonar Roma por este motivo, murió en el exilio en el
año 1085.
Monición de entrada
Conmemoramos en esta celebración a santa María Magdalena de Pazzi, religiosa
carmelita, que, en la ciudad de Florencia, llevó una vida de oración abnegadamente
escondida en Cristo, rezando con empeño por la reforma de la Iglesia. Distinguida por
Dios con muchos dones, dirigió de un modo excelente a sus hermanas hacia la
perfección. Entregó su alma a Dios el año 1607.

Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado

Misa de Feria o una de las Memorias: Lunes de la VII semana de Pascua, feria o san
Beda el venerable, presbítero y doctor de la Iglesia, memoria libre o san Gregorio VII,
papa, memoria libre o santa María Magdalena de Pazzi, virgen, memoria libre. 25 de
Mayo 2020
• La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.

✞ ✞ ✞ Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

• Señor, Jesús, aquí estoy para cumplir tu voluntad. Haz de mí lo que quieras y llévame
allá donde necesites; llévame con aquellas personas que necesitan escuchar tus
palabras de esperanza. Dame las fuerzas para no callar delante de aquellos que no
quieren escuchar tu palabra. Vengo para hacer tu voluntad.
• Señor Jesús, te doy gracias por este momento de oración. Tú sabes que quiero confiar
cada vez más en Ti. Ayúdame a escucharte en el Evangelio. Que tu palabra, Señor,
ilumine mi vida y me ayude a caminar siempre por el camino que Tú me muestras.

✞ ✞ ✞ Introducción por el Celebrante.

La Cruz y el Discípulo. (Hch 19,1-8; Jn 16,29-33)


Como cristianos bautizados en el nombre de Cristo, hemos recibido el Espíritu Santo de
fortaleza. Con su ayuda tendríamos que ser capaces de dar un espacio al dolor y al
sufrimiento en nuestras vidas. Eso es, de todos modos, parte de toda vida humana. Pero
para los cristianos el sufrimiento tiene más sentido todavía: Cristo mismo siguió ese
camino, y el discípulo puede aceptarlo en paz y hacer uso de él con el fin de llevar la paz
a otros. Cristo nos ayudará a llevar esa cruz, ya que él ha conquistado el mundo.

✞ ✞ ✞ Acto penitencial
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Señor, te pido perdón por las veces en que me he alejado de Ti. Soy frágil y pecador,
lo reconozco con humildad. Me arrepiento de mis faltas y pecados y te prometo
esforzarme por no volver a cometerlos nuevamente. Sé que cuento con tu gracia y que
nunca me abandonas. Gracias por tu perdón y por amarme tanto.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!

✞ ✞ ✞ Oración Colecta:

Llegue a nosotros, Señor, la fuerza del Espíritu Santo, para que podamos cumplir
fielmente tu voluntad y demos testimonio con una conducta santa. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Oh, Dios, que has iluminado a tu Iglesia con la sabiduría de san Beda, presbítero,
concede, en tu bondad, a tus siervos ser iluminados siempre por su sabiduría y
ayudados por sus méritos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor, te pedimos que concedas a tu Iglesia el espíritu de fortaleza y el celo por la
justicia con que has esclarecido al papa san Gregorio, para que, rechazando la iniquidad,
realice con libertad y amor lo que es justo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Oh, Dios, amante de la virginidad, que has enriquecido con gracias celestiales a santa
María Magdalena de Pazzi, virgen, abrasada en tu amor, concede, a cuantos hoy la
veneramos, imitar los ejemplos de su pureza y caridad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor Dios nuestro: Cuando tu Hijo Jesús tuvo que pasar por pruebas y sufrimientos, Él
sabía que tú estabas con Él y Él se entregó confiadamente en tus manos. De esta
manera llevó paz a la gente. Como personas bautizadas en su nombre, que tu Espíritu
nos ayude a ser valientes cuando la enfermedad y el sufrimiento se nos crucen en
nuestro camino, para que, como tu Hijo y con Él, venzamos al mal en nosotros y en el
mundo. Que nuestros sufrimientos engendren amor, paz y esperanza para otros. Te lo
pedimos por Cristo nuestro Señor.

2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 19, 1-8

¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?


1 Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo llegó a Éfeso después de haber recorrido las
regiones montañosas. Allí encontró a algunos discípulos,
2 a quienes preguntó: - ¿Habéis recibido el Espíritu Santo al abrazar la fe? Ellos
respondieron: - Ni siquiera hemos oído hablar de que exista un Espíritu Santo.
3 Él les dijo: - ¿Pues qué bautismo habéis recibido? Ellos respondieron: - El bautismo de
Juan.
4 Pablo les dijo: - Juan bautizaba para que se convirtieran, diciendo al pueblo que
creyeran en el que iba a venir después de él, esto es, en Jesús.
5 Cuando oyeron esto se bautizaron en el nombre de Jesús, el Señor.
6 Entonces Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos y se pusieron a
hablar en lenguas y a profetizar.
7 Eran unos doce hombres en total.
8 Durante tres meses, Pablo estuvo asistiendo a la sinagoga; allí hablaba del Reino de
Dios con gran valentía y persuasión.
PALABRA DE DIOS. R/TE ALABAMOS, SEÑOR
www.evangelizacion.org.mx

Meditatio
La gran novedad del Nuevo Testamento es el "don del Espíritu Santo", es decir, la
"inhabitación" de Dios en nosotros. A partir de Pentecostés, la acción de Dios en el
hombre no es desde afuera, sino desde dentro. Sin embargo, dado que su presencia es
espiritual, sólo la podemos reconocer por su acción.
Esta es quizás la razón por lo que en la primitiva Iglesia uno de los "signos sensibles"
que indicaban la presencia del Espíritu Santo en el corazón de los creyentes es lo que se
llama "el Don de Lenguas", o el comenzar a hablar en lenguas desconocidas. Esta
manifestación la encontraremos a todo lo largo del libro de los Hechos y está siempre
asociada con el bautismo y con la oración. En medio de este mundo incrédulo que nos
toca vivir, esta manifestación es de nuevo un don claro en muchos cristianos, asociado
hoy en día al bautismo, que se recibe de pequeño, con la "aceptación personal de la
salvación en Cristo" y el compromiso de vivir conforme al Evangelio.
Por ello, en muchas reuniones de oración, al igual que en la primera comunidad, se "oye
orar a los cristianos en lenguas que sólo los ángeles conocen". Como todos los dones en
la Iglesia, éste también debe ser discernido para no engañarnos en la vida espiritual.
Deja que el Espíritu te manifieste su presencia viva en ti.
Oratio
Espíritu de Dios, llena mi vida de tus dones para construir el Reino de los Cielos en este
mundo que muere sin tu presencia, tu fuerza y tu amor; te entrego del todo mi persona
para que te sea instrumento y así sea derramada tu gracia como aquel maravilloso día
de Pentecostés.
Actio
Cuando esté haciendo oración, personal o en comunidad, le pediré al Señor que vaya
disponiendo mi corazón a recibir los dones que Él quiera manifestar a través de mí y
ponerlos al servicio de la Iglesia.
www.santaclaradeestella.es

• La espléndida ciudad de Éfeso se convierte, pues, en el punto de encuentro de


diferentes corrientes del cristianismo primitivo, con las que hoy también se mide Pablo.
También se las tiene que ver con discípulos, más o menos remotos de Juan el Bautista,
que forman parte de un movimiento más bien amplio y, para nosotros, todavía
misterioso. La docena de «discípulos» tienen, probablemente, un pie en el grupo del
Bautista y otro en el grupo de Jesús. Pablo los catequiza mostrando que precisamente
Juan había indicado la superioridad de Jesús. Se nota aquí el intento de clarificar la
relación entre el bautismo de Juan y el de Jesús: el primero está ligado a la penitencia;
el segundo, a la acción del Espíritu.
El enlace, el encuentro y, a veces, el desencuentro entre las diferentes corrientes y
movimientos debieron de ser vivaces, aunque Lucas no nos proporciona –quizás porque
carece de ellas- informaciones más precisas.
No sabemos si fue Pablo quien los bautizó, pero sí fue él quien les impuso las manos,
renovando otro Pentecostés, como ya había sucedido en otras ocasiones, especialmente
con Pedro y Juan en Samaría. El Espíritu, ligado al bautismo en el nombre del Señor
Jesús, los colma de sus dones y hablan en lenguas y profetizan.
Apremia a Lucas mostrar, entre otras cosas, que Pablo, aunque no es uno de los Doce,
tiene los mismos poderes que ellos. También desea mostrar que los «Hechos de Pablo»
se asemejan a los «Hechos de Pedro». Además de con los discípulos del Bautista, Pablo
se las tiene que ver también, en Éfeso, con la magia y con el paganismo, en el famoso
episodio de la revuelta de los orfebres.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

La hora. Hechos 19,1-8. «Él os bautizará con Espíritu Santo y con fuego» (Lc 3,17).
Durante su estancia en Efeso, Pablo se encuentra con algunos discípulos a quienes
pregunta si han recibido el Espíritu Santo. Y ellos muestran su extrañeza: han recibido el
bautismo de Juan, sí, pero no han oído hablar del acontecimiento de Pentecostés.
¿Quiénes son? Probablemente, discípulos del Bautista, como Apolo. Han conocido a
Jesús de Nazaret, pero no le han seguido en su Pascua y, como los discípulos de Emaús,
están perdidos por el camino, no habiendo percibido el alcance profundo de lo sucedido
en Jerusalén.
Pablo les abre los ojos. Les anuncia a Jesucristo muerto y resucitado y les da el
bautismo cristiano. Quedan iluminados. Es como un nuevo Pentecostés: reciben el
Espíritu, hablan en lenguas y profetizan.
El salmo 67 es difícilmente clasificable. Está compuesto de antiguos poemas que
evocan el poder y la gloria divinos, en los que se arraiga la esperanza de los creyentes.
www.fraynelson.com

1. Los Dos Bautismos


1.1 Parece fuera de duda hoy que en los primeros tiempos del cristianismo no estaba
tan clara para todos la diferencia entre el bautismo de Juan y el bautismo “en el nombre
del Señor Jesús”.
1.2 La figura señera del Bautista, con su vigor de profeta sin tacha, tuvo que fascinar a
las multitudes, pues no pueden explicarse de otra manera las descripciones que nos dan
los evangelios sobre su ministerio a orillas del Jordán. No es extraño que algunos
pudieran ver en Jesucristo un “continuador” de la grande y valiente obra del predicador
asceta y mártir, el gran Juan. Esta idea podía quedar reforzada por la continuidad
cronológica que de hecho se dio entre el ministerio de Juan y el de Cristo, como lo dice
expresamente Marcos: “Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea
proclamando el evangelio de Dios” (Mc 1,14).
1.3 Por ello la Carta a los Hebreos incluye entre los temas de la catequesis elemental “la
enseñanza sobre los bautismos” (Heb 6,2), porque seguramente se había vuelto cosa
sabida que había que aclarar ese punto de doctrina.
1.4 Pablo, en el texto de la primera lectura, da el argumento fundamental cuando sitúa
el bautismo de Juan en su contexto propio: una señal de arrepentimiento nuestro, por
una parte, y una señal de esperanza en el Mesías futuro, por otra parte. Lo que prima
allí es que NOSOTROS nos arrepentimos y NOSOTROS aguardamos salvación. Por el
contrario, en el bautismo cristiano lo que prima es que DIOS nos perdona nuestras
culpas y DIOS nos concede salvación. La obra de Juan es grande porque lleva al ser
humano a su mejor disposición para que Dios obre, pero ciertamente no reemplaza a la
obra de Dios en Cristo, ni puede compararse con ella.
www.caminando-con-jesus.org

Pablo encuentra en Éfeso unos que habían sido discípulos del Bautista, quienes habían
recibido el bautismo para el perdón de los pecados. Frente a los errores de culto
politeísta predica Pablo la enseñanza de Jesús sobre la adoración a Dios en espíritu y en
verdad. Al oír hablar de la nueva espiritualidad pasan del bautismo de Juan al de Jesús.
Poco después Pablo les impone las manos y reciben el don del Espíritu Santo,
confirmando así su fe. La fe da serenidad al espíritu, pero no se puede buscar en ella un
cómodo lecho donde reposar sin preocupaciones.

✞ ✞ ✞ Salmo

Sal 67,2-3.4-5ac.6-7ab
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos, huyen de su presencia los que lo odian;
como el humo se disipa, se disipan ellos; como se derrite la cera ante el fuego, así
perecen los impíos ante Dios.
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
En cambio, los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad a su nombre; su nombre es el Señor.
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada. Dios prepara
casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece.
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.

✞ ✞ ✞ Aleluya

Aleluya Col 3, 1
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está
sentado a la derecha de Dios.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

✞ ✞ ✞ Lectura del Santo Evangelio según: Juan 16, 29-33

Tened valor: Yo he vencido al mundo.


Evangelio: Juan 16,29-33
En aquel tiempo,
29 los discípulos dijeron a Jesús: Cierto, ahora has hablado claramente y no en lenguaje
figurado.
30 Ahora estamos seguros de que lo sabes todo y de que no es necesario que nadie te
pregunte; por eso creemos que has venido de Dios.
31 Jesús les contestó: - ¿Ahora creéis?
32 Pues mirad, se acerca la hora, mejor dicho, ha llegado ya, en que cada uno de
vosotros se irá a lo suyo y a mí me dejaréis solo. Aunque yo no estoy solo, porque el
Padre está conmigo.
33 Os he dicho todo esto para que podáis encontrar la paz en vuestra unión conmigo. En
el mundo encontraréis dificultades y tendréis que sufrir, pero tened ánimo: yo he
vencido al mundo.
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

✞ ✞ ✞ “Que por el Evangelio sean perdonados nuestros pecados veniales”

San Agustín, in Ioannem, tract., 103


Recibido el Espíritu Santo, adquirieron confianza, y vencieron, no sólo en Él, pues no
hubiera vencido Éste al mundo si el mundo hubiera vencido a sus miembros. Cuando
dice: "Os he dicho esto para que tengáis paz en mí", debemos entender que no sólo se
refiere a lo que había dicho poco antes, sino a todo lo que dijo desde que empezó a
tener discípulos. O bien a aquel largo y admirable sermón que les predicó después de la
cena. Esta recomendación de que tuviesen paz en Él, no tendrá fin, sino que será el fin
de todas nuestras intenciones y obras.
Lee con atención la siguiente reflexión que te ayudará a profundizar el evangelio:
Cuando leemos los Evangelios, llama la atención, porque parece como si las Escrituras
se esforzaran en mostrarnos tantas veces los defectos de los apóstoles. Los Evangelios
nos cuentan que los apóstoles eran necios, muchas veces no creían, se ponían a discutir
entre ellos por el camino, uno negó a Jesús, el otro lo traicionó, etc. Y cabría
preguntarse, ¿por qué Jesús escogió a hombres tan pecadores e imperfectos para
confiarles uno de sus legados más preciados?: la Iglesia. La respuesta es clara: porque
así somos los miembros de la Iglesia. Somos pecadores, con debilidades, con
imperfecciones. Así somos todos los seres humanos. Una Iglesia constituida por
hombres perfectos, no existe. Porque lo que hace grande a la Iglesia no es la perfección
de sus miembros, sino que Cristo está en Ella, la anima y la hace santa con su
presencia.
En el Evangelio de hoy vemos una vez más que los apóstoles no entendían bien todavía
cómo eran las cosas. Le dicen a Jesús, poco antes de que este comience su pasión:
«ahora sí que hablas claro… por eso creemos». Jesús los va a cuestionar: « ¿ahora
creéis?» ¿Creen que ahora sí tienen una fe sólida? No es así, ahora que empiecen los
problemas van a ver cómo me van a abandonar. Pero ánimo, (aquí viene lo interesante)
en mi encontraréis la paz, «yo he vencido al mundo». Ése es el gran mensaje que Jesús
nos deja hoy. Nosotros también somos pecadores y necios como los apóstoles. Creemos
que muchas veces ya lo sabemos todo. Pero nuestra grandeza no está en lo
perfectísimos que seamos, sino en que a pesar de nuestras debilidades, sea Jesús quien
reine, sea Él el centro de nuestras vidas.
En eso consiste la paz que Jesús ha venido a traernos. Porque la paz no es que no haya
problemas, que todo sea marea tranquila, ¡eso no existe! Problemas, momentos de
dolor y sufrimiento siempre van a existir. ¿Qué es la paz? La paz es vivir en comunión
con Dios. La verdadera paz consiste en vivir reconciliados con Dios. Esa es la paz que
tenemos que buscar incansablemente. Cuando conocemos la paz que nos da Jesús ya no
deseamos otra cosa. Basta recordar lo que sentimos después que nos confesamos,
salimos en paz, la paz verdadera, es la paz que buscamos.

1 Contexto. La palabra se ilumina.


www.sanJeronimo.Brown,Fitzmyer,Murphy

Jesús ha vencido al mundo (16,25-33). Al aproximarse el momento de su


glorificación, el sentido de las «parábolas» de Jesús se va clarificando. Jesús procede del
Padre y se dispone a retornar a Él.
29-30. Los discípulos presumen imprudentemente que la «hora» anunciada por Jesús
ha sonado ya y que ya poseen la plenitud del conocimiento que él les ha prometido.
29. ahora has hablado claramente: El autor utiliza por última vez el recurso del
malentendido y se recrea en él. Los discípulos creen entender por fin las palabras de
Jesús. Sin embargo, no han entendido la forma en que va a separarse de ellos para ser
glorificado. Han entendido y confiesan solamente la primera parte: que Jesús proviene
«del Padre» (v. 30b; 6,69). Su suficiencia recuerda la de Pedro cuando se declaró
preparado a morir por Jesús en 13,36-37.
31-32. Jesús tiene que disuadirles de esta presunción y les predice que, lejos de estar
confirmados en la fe, le abandonarán muy pronto en su hora de prueba (cf. Mt 26,31; Mc
14,27), dejándole a solas con el Padre.
32. cada uno de vosotros se ira a lo suyo: La respuesta de Jesús es una alusión a la
huida de los discípulos (cf. Mc 14,31; Mt 6,31). Sin embargo, esta profecía no se
cumplirá en el relato joánico de la pasión, puesto que el Discípulo Amado se hallará al
pie de la cruz (19,26-27) y los discípulos no se dispersarán, sino que se mantendrán
unidos en Jerusalén (20,19). La tradición de su retorno a Galilea se refleja en el episodio
de resurrección que fue añadido al final del evangelio (21,1-14).
Aunque yo no estoy solo: El autor se apresura a corregir la impresión de que Jesús
pueda haber quedado realmente «abandonado» recordando al lector que el Padre está
siempre con él.
33. para que podáis encontrar la paz en vuestra unión conmigo: Como en 14,27-
31, este discurso concluye también con una promesa de paz dirigida a los discípulos y
con una nueva afirmación de que Jesús «ha vencido al mundo». La crucifixión no
representa la victoria de los que se han mostrado hostiles a Jesús. Tampoco la
persecución de la comunidad representa la victoria de sus enemigos. Cuando
comprendan el verdadero significado de la glorificación de Jesús, los discípulos
comprenderán que la crucifixión de Jesús y su propia persecución son en realidad signos
de la victoria de Jesús.
Cf. 14,25.27.29; 15,18- 16,4a; 16,11.
www.santaclaradeestella.es

• El fragmento comienza con algunas palabras entusiastas de los discípulos de Jesús:


«Ahora has hablado claramente y no en lenguaje figurado» (v. 29). Piensan los
discípulos que las palabras del Señor sobre su misión son ahora comprensibles, pero
olvidan que les había dicho que la nueva era comenzaría después de la resurrección y
que la comprensión de sus palabras tendría como maestro interior al Espíritu Santo.
Creen tener ahora en sus manos el secreto de la persona de Jesús y poseer una fe
adulta en Dios. Jesús tendrá que hacerles constatar, por el contrario, que su fe tiene que
ser reforzada aún, porque es demasiado incompleta para hacer frente a las pruebas que
les esperan (vv. 31s).
Son palabras que esconden una gran amargura: el Nazareno predice el abandono por
parte de sus amigos. Éstos se escandalizarán por la suerte humillante que sufrirá su
Maestro.
Con todo, Jesús nunca está solo. Vive siempre en unidad con el Padre. Por eso termina
el coloquio con los suyos pronunciando palabras llenas de esperanza y de confianza: «Os
he dicho todo esto para que podáis encontrar la paz en vuestra unión conmigo. En el
mundo encontraréis dificultades y tendréis que sufrir, pero tened ánimo; yo he vencido
al mundo» (y. 33). Jesús ha vencido al mundo desarmándolo con el amor. Ha elegido lo
que cuenta a los ojos de Dios y perdura en la vida, no lo efímero. Y este mensaje es el
que deja a sus discípulos como «testamento espiritual».
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

No hay reflexión.
www.sermonwriter.com

Juan 13-18. El contexto


Estos capítulos describen la preparación de Jesús para la cruz. Empezó por lavarles los
pies a los discípulos, demostrándoles el ministerio de servidumbre que él esperaba de
ellos (13:1-20). Les dio su nuevo mandamiento de amor (13:31-35). Les prometió el
regalo del Espíritu Santo (14:15-31). Capítulos 15-16 se componen de discursos
(enseñanzas largas). Ahora, en capítulo 17, habiendo preparado a los discípulos, Jesús
reza por ellos. Después de su oración, él y sus discípulos irán a un jardín en el Valle de
Cedrón, donde Jesús será arrestado (18:1-11). Esta oración, entonces, sirve de
transición entre los discursos del Cuarto de Arriba y la pasión de Jesús.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
www.sermonwriter.com

No hay reflexión.
www.ocarm.org

Oración inicial
Derrama, Señor, sobre nosotros la fuerza del Espíritu Santo, para que podamos cumplir
fielmente tu voluntad y demos testimonio de ti con nuestras obras. Por nuestro Señor.
Del santo Evangelio según Juan 16,29-33
Reflexión
• El contexto del evangelio de hoy sigue siendo el ambiente de la Ultima Cena,
ambiente de convivencia y de despedida, de tristeza y de expectativa, en el cual se
refleja la situación de las comunidades de Asia Menor de finales del primer siglo. Para
poder entender bien los evangelios, no podemos nunca olvidar que no relatan las
palabras de Jesús como si fuesen grabadas en un CD para transmitirlas literalmente. Los
evangelios son escritos pastorales que procuran encarnar y actualizar las palabras de
Jesús en las nuevas situaciones en que se encontraban las comunidades en la segunda
mitad del siglo primero en Galilea (Mateo), en Grecia (Lucas), en Italia (Marcos) y en
Asia Menor (Juan). En el Evangelio de Juan, las palabras y las preguntas de los
discípulos no son sólo de los discípulos, sino que en ellas afloran también las preguntas
y los problemas de las comunidades. Son espejos, en los que las comunidades, tanto las
de aquel tiempo como las de hoy, se reconocen con sus tristezas y angustias, con sus
alegrías y esperanzas. Encuentran luz y fuerza en las respuestas de Jesús.
• Juan 16,29-30: Ahora estás hablando claramente. Jesús había dicho a los
discípulos: pues el Padre mismo os quiere, porque me queréis a mí y creéis que salí de
Dios. Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre
(Jn 16,27-28). Al oír esta afirmación de Jesús, los discípulos responden: Ahora sí que
hablas claro, y no dices ninguna parábola. Sabemos ahora que lo sabes todo y no
necesitas que nadie te pregunte. Por esto creemos que has salido de Dios. Los discípulos
pensaban que lo entendían todo. Sí, realmente, ellos captaron una luz verdadera para
aclarar sus problemas. Pero era una luz aún muy pequeña. Captaron la semilla, pero de
momento no conocían el árbol. La luz o la semilla era una intuición básica de la fe: Jesús
es para nosotros la revelación de Dios como Padre: Por esto creemos que has salido de
Dios. Pero esto no era que el comienzo, la semilla. Jesús mismo, era y sigue siendo una
gran parábola o revelación de Dios para nosotros. En él Dios llega hasta nosotros y se
nos revela. Pero Dios no cabe en nuestros esquemas. Supera todo, desarma nuestros
esquemas y nos trae sorpresas inesperadas que, a veces, son muy dolorosas.
• Juan 16,31-32: Me dejaréis solo, pero yo no estoy solo. El Padre está conmigo.
Jesús pregunta: "¿Ahora creéis? El conoce a sus discípulos. Sabe que falta mucho para
la comprensión total del misterio de Dios y de la Buena Nueva de Dios. Sabe que, a
pesar de la buena voluntad y a pesar de la luz que acabaron de recibir en aquel
momento, ellos tenían que enfrentarse todavía con la sorpresa inesperada y dolorosa de
la Pasión y de la Muerte de Jesús. La pequeña luz que captaron no bastaba para vencer
la oscuridad de la crisis: Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis
cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero yo no estoy solo, porque el Padre
está conmigo. Esta es la fuente de la certeza de Jesús y, a través de Jesús, ésta es y
será la fuente de la certeza de todos nosotros: El Padre está conmigo. Cuando Moisés
fue enviado para la misión a liberar al pueblo de la opresión de Egipto, recibió esta
certeza: “¡Va! Yo estoy contigo” (Ex 3,12). La certeza de la presencia libertadora de Dios
está expresada en el nombre que Dios asumió en la hora de iniciar el Éxodo y liberar a
su pueblo: JHWH, Dios con nosotros: Este es mi nombre para siempre (Ex 3,15).
Nombre que está presente más de seis mil veces solo en el Antiguo Testamento.
• Juan 16,33: ¡Animo! Yo he vencido al mundo. Y viene ahora la última frase de
Jesús que anticipa la victoria y que será fuente de paz y de resistencia tanto para los
discípulos de aquel tiempo como para todos nosotros, hasta hoy: Os he dicho estas
cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he
vencido al mundo. “Con su sacrificio por amor, Jesús vence al mundo y a Satanás. Sus
discípulos están llamados a participar en la lucha y en la victoria. Sentir el ánimo que él
infunde es ya ganar la batalla.” (L.A.Schokel)
www.santaclaradeestella.es

La solidez de la relación con Dios emerge en la hora de la prueba, cuando nos


encontramos solos ante Dios y, de improviso, se diluyen los apoyos humanos y las
grandes ilusiones. Entonces es cuando se manifiesta dónde está apoyado de verdad tu
corazón: en tus propias seguridades o en la Palabra del Señor, en el abandono total en
él. La fe se purifica en las pruebas y en la soledad, y nos introduce en el camino de
Jesús, que afirma: «Yo no estoy solo, porque el Padre está conmigo», y nos hace
considerar seriamente las palabras de Jesús: «Tened ánimo, yo he vencido al mundo».
La prueba y las tribulaciones pertenecen también a un proceso de maduración, porque
nos hacen entrar en nosotros mismos, desear el silencio; nos sumergen en la soledad,
allí donde siempre podemos descubrir nuestra vocación de estar «solos con el Solo», de
anclarnos en aquel que nunca nos abandonará, con aquel a quien, juntos, aclamamos en
los Salmos a menudo como nuestra roca, nuestro refugio, nuestra defensa, nuestro
baluarte, nuestro consuelo. En esos momentos estas palabras asumen una verdad, una
evidencia y una fuerza particular, y nos sentimos crecer en la comprensión del misterio
de la vida y de nuestra íntima relación con Dios.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

La hora. Juan 16,29-33. Ha sonado la hora, la hora del mundo. Hora decisiva para
Jesús, la hora para la que ha venido. Hora crucial para los discípulos, que serán barridos
como briznas de paja por la tormenta. Hora de la victoria, pues Jesús ya ha vencido al
mundo.
Es la hora de la fe. Los discípulos profesan que Jesús ha salido de Dios. Después de la
Pascua descubrirán que Cristo es la única respuesta a su pregunta. Entonces gustarán la
paz.
La hora de la profesión de fe y la hora de la dispersión. La hora de la Iglesia, la cual
nace de la fidelidad de Dios; nace en el corazón de esos hombres poco firmes. La Iglesia
es lo que Cristo va a hacer de ellos; y no lo olvidará.
• «Llega la hora»... Para Jesús no es una simple indicación cronológica. Ha llegado el
tiempo de la consumación: va a recapitular toda su vida, a «resumirla» como en un
extracto y a llevarla a su finalidad última. Jesús acoge su hora. A través del sufrimiento
y la muerte, va a dar gloria hasta el final a aquel a quien, simplemente, llama «Padre».
«He aquí la hora» de la venida de Dios, que cambia la faz de la tierra y hace que la
historia dé un giro irreversible. Surgirá la gloria de Dios no en el poder, sino en un
cuerpo flagelado, en un rostro tumefacto, en un hombre torturado.
«He aquí la hora»... El Jesús que muere en la cruz es también el que frecuentaba a
los marginados, a los enfermos, a los reprobados, a los extranjeros; el que descubría la
huella de Dios en toda la humanidad, incluso en el corazón de una prostituta o en la
llamada de un soldado romano. La «gloria de Dios» había comenzado a irradiar ya el día
en que el carpintero de Galilea había proclamado dichosos a los pobres, a los
hambrientos, a los que esperaban la venida de Dios. Es la misma luz que se aparece a
los hombres, desde el lago de Tiberíades hasta el Gólgota.
«He aquí la hora»... Es la de todos los días, cuando hombres y mujeres se entregan a la
vida, a la muerte. «La gloria de Dios es que el hombre viva» (San Ireneo). Ningún
templo podrá encerrar esta luz, pues la morada de Dios es la vida de los hombres. «He
aquí la hora»: el Reino llega allí donde hombres y mujeres toman el camino que les
llevará, a través de la muerte, al jardín de la resurrección.
www.fraynelson.com

2. Vencer al mundo
2.1 La frase de Jesús en el evangelio de hoy, puesta en boca de algún otro, sonaría a
simple locura: “Yo he vencido al mundo”. ¿Cuál es ese “mundo” y qué significa haberlo
“vencido”?
2.2 Pueden orientarnos tantas expresiones que hemos venido oyendo en estos capítulos
de Juan. Por ejemplo: “Si el mundo os odia, sabéis que me ha odiado a mí antes que a
vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo,
sino que yo os escogí de entre el mundo, por eso el mundo os odia” (Jn 15,18-19). Y en
otro lugar dice: “Yo les he dado tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del
mundo, como tampoco yo soy del mundo.” (Juan 17,14). Pertenecer al mundo es estar
bajo su imperio; estar en el mundo sin pertenecer al mundo es vencer al mundo.
2.3 El concepto clave es que el mundo ama lo que le pertenece y odia lo que se le
escapa. Como por otra parte no podemos habitar en otra parte que no sea “mundo” la
única alternativa es aquello que pide para nosotros el Señor cuando ora a su Padre: “No
te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno” (Jn 17,15).
2.4 Amar sólo lo que a uno le pertenece es precisamente desfigurar el sentido del amor.
Un amor que se obliga a volver sobre sí mismo es la definición de la conveniencia y del
egoísmo, es el terreno propio del placer estéril y de la vanidad entronizada. Tales son
efectivamente los vicios propios del “mundo”: amar solamente hasta el borde de las
propias conveniencias, o con otras palabras: comprar y vender; comprarlo todo y
mantener todo en oferta, ya se trate de la paz, la conciencia, el cuerpo, la mujer, la
patria.
2.5 Cristo ha vencido al mundo amando al mundo, es decir, dándole lo que él no puede
dar. Y aquí vendrá la gran paradoja: el mundo no puede responder al amor gratuito sino
con odio gratuito. No puede recibir algo que no pueda comprar porque no quiere tener
algo que no pueda vender. Y por eso odia con injusticia y sin remedio a la vez. Cristo,
por su parte, sabiendo esto, ama “irremediablemente” al que le odia irremisiblemente, y
así manifiesta de quién procede y hacia quién nos dirige. ¡Gloria a Dios!
www.elmisericordioso.me-Pildorasdefe.net

Conversando con el amor


Señor, te pido que nunca me falten tus consuelos. No deseo experimentar nunca más
esas emociones vacías que me habían apartado de tus Gracias. Tengo la plena certeza
de que Tú no me dejas luchando sólo. Amén.
Evangelio de hoy. Santo Evangelio día lunes VII semana de Pascua
Reflexión por el Papa Francisco.
Una cosa que nos ayudaría mucho sería preguntarnos: ¿Cómo está mi fe? ¿Creo o no
creo? ¿O creo un poco sí y un poco no? ¿Soy un poco mundano y un poco creyente?
Cuando recitamos el Credo, ¿lo hacemos sólo de palabras? ¿Somos conscientes de que
sin fe no se puede seguir adelante, no se puede defender la salvación de Jesús?
Jesús no pregunta como a aquel muchacho ciego que curó: "¿Estás contento? ¿Eres
feliz? ¿Viste que soy bueno?", sino más bien le dijo: ¿Crees en el Hijo del hombre?
¿Tienes fe?
Y es la misma pregunta que dirige a nosotros todos los días. Una pregunta ineludible
porque si nuestra fe es débil, el demonio nos vencerá.
El escudo de la fe no sólo nos defiende, sino también nos da vida. Y con esto, dice Pablo,
podremos apagar todas las flechas llameantes del maligno.
El demonio, en efecto, no nos arroja flores sino flechas llameantes, venenosas, para
matar.
La armadura del cristiano está compuesta también por el casco de la salvación, por la
espada del Espíritu y por la oración. Lo recuerda san Pablo: "orad en toda ocasión".
"Orad, orad". No se puede, en efecto, llevar adelante una vida cristiana sin la vigilancia.
Por eso la vida cristiana puede considerarse una milicia. Pero es una lucha bellísima,
porque nos da esa alegría de que el Señor ha vencido en nosotros, con su gratuidad de
salvación.
Sin embargo todos somos un poco perezosos y nos dejamos llevar por las pasiones, por
algunas tentaciones.
Pero aunque somos pecadores no debemos desalentarnos, porque el Señor está con
nosotros, quien nos ha dado todo y nos hará vencer también este pequeño paso de hoy,
nuestra batalla cotidiana, con la gracia de la fuerza, de la valentía, de la oración, de la
vigilancia y la alegría (Homilía del Evangelio de hoy. Santa Marta, 30 de octubre de
2014)
Oración del Evangelio de hoy.
Jesús mío, todos los días me despierto sediento de tu amor y de tu misericordia. Sabes
que necesito de tu Presencia viva en mis cotidianidades y que intervengas en todos los
asuntos en los que estoy involucrado.
Necesito de tu sanación y de tu perdón. Sé que no me abandonas, aunque vuelva a
cometer los errores una y otra vez, allí estás Tú, para consolarme y darme ánimos para
seguir adelante.
Quiero creer ciegamente en tu Palabra y ser obediente a ella, porque con Ella Tú
venciste al mundo. Te suplico que vengas a mi vida y abras caminos de esperanza y de
bendiciones para mí y los míos.
Necesito de la guía de tu Espíritu Santo para poder corresponder con amor a todas tus
obras. Necesito de tu fuerza y de tu amor para tener paz en medio de las tribulaciones.
Que tus consuelos me cubran y llenen de paz de mi corazón. Abre mi entendimiento con
tu Espíritu para dejarme llenar con tu amor y ser sostenido por tu fuerza y poder decir
siempre: "no temeré ningún mal".
Sólo contigo puedo tener el valor necesario para enfrentar esas situaciones difíciles. Sin
Ti, sé que me desplomaría en un instante. Ayúdame a descubrirte sereno pero poderoso,
callado pero sabio.
Desde este momento quiero ver las cosas buenas que trae la vida y ser agradecido de
ellas, aún en medio de las cosas difíciles que atraviese.
Eres mi pedestal, mi roca fuerte. Te amo, confío en que en este momento estás
derramando bendiciones sobre mí y sobre todos los que amo. Amén
Propósito para hoy.
Hoy visitaré, o al menos llamaré o mandaré un mensaje, a esa persona que sé que
necesita compañía, apoyo, consuelo.
Frase de reflexión.
"La eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para todos. La respuesta que hemos
de dar es no abandonar nunca a quien sufre, no rendirnos, sino cuidar y amar a las
personas para devolverles la esperanza". Papa Francisco.
www.evangelizacion.org.mx

Ser un buen cristiano nunca ha sido fácil, pues la vida cristiana muchas veces es
contraria a la que nos propone el mundo. Muchos de sus criterios, sobre todo en temas
como la justicia y la verdad no tienen mucho qué ver con lo que el Evangelio propone.
Esto provoca que los cristianos nos veamos tentados a abandonar este estilo de vida.
Por ello Jesús nos dice, "Tengan valor, porque yo he vencido al mundo". Y nosotros
podemos también vencerlo con la ayuda del Espíritu Santo. Dios mismo es la garantía de
que podemos vivir realmente como auténticos cristianos y vencer al mundo, vencer
nuestras tentaciones y todos los obstáculos que se presentan en nuestra vida.
Si las cosas en nuestra vida no han salido como lo esperábamos, si hemos sido
perseguidos o rechazados, no nos descorazonemos; mantengamos presentes en nuestro
corazón las palabras de Jesús y pidamos al Espíritu que venga en nuestra ayuda, nos
consuele y nos fortalezca para que, como Jesús y con él, podamos continuar la
construcción del Reino de los Cielos.
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

El tiempo de la Iglesia es el tiempo en el que el discípulo se ve combatido por dos


alegrías: la del mundo y la de Cristo. La alegría del mundo está ligada a la persecución
de los valores efímeros, como un saber puesto al servicio exclusivo de intereses
materiales, de una carrera social, científica, de la notoriedad, de la rentabilidad
económica de las decisiones, sin contar la exasperación de la sensualidad y de las
sensaciones llevadas al extremo. De estas cosas suele gozar el mundo. La alegría que
viene de Jesús deriva del hecho de ser sus discípulos, de saber que él está cerca en todo
momento, que dar la vida por él y por los hermanos es una inversión venta josa y un
gran honor, que lo único necesario es no perderle a él, estar seguros de que caminamos
hacia los bienes eternos.
Nuestro corazón es objeto de combate entre estas dos alegrías: la primera es más
inmediata, pero también más fugaz; la segunda es menos aparente, pero, sin embargo,
no defrauda. En ocasiones se entrelazan ambas alegrías, y otras veces se oponen. El
corazón del discípulo debe estar orientado constantemente hacia el «todavía no», hacia
el decisivo «dentro de otro poco volveréis a ver cuándo la alegría, tan frecuentemente
querida y creída, se convertirá en felicidad plena y sin sombras. Este es el milagro de la
misión. ¿Por qué no superar el temor del fracaso, para gozar de esta segurísima alegría
garantizada a los apóstoles generosos? «Tened ánimo: yo he vencido al mundo,> (v.
33). Lo ha desarmado con el amor.
www.catholic

Para que tengan paz en mí. La paz solamente Cristo nos la puede dar, podremos
pensar que la tenemos, pero en realidad únicamente estando en Él podremos estar
tranquilos. Cuántas veces podremos ir de un lado a otro buscando en qué saciar nuestra
sed y, sin embargo, seguir sintiendo la sed atroz, la inquietud constante. Jesús habla
hoy claramente y nos dice que si de verdad creemos en Él tendremos la paz.
Pongámonos delante del cuadro Ángelus de Millet y veremos a dos campesinos que, en
medio de su dura jornada, paran para alabar a su Dios con el rezo del Ángelus. Sus
manos y sus pies están curtidos por el trabajo, su piel dorada por el sol y sus vestidos
desgastados por los años. Sin duda tendrían una vida probada por el dolor y por las
preocupaciones. Pero el cuadro transmite una paz profunda y silenciosa. En ese
atardecer, este matrimonio se pone en manos de Dios y lo alaba. No importa nada
porque quien tiene a Dios, lo tiene todo.
Pensemos un poco en nuestros días frenéticos y llenos de actividades. Nuestras
preocupaciones se centran en tantas cosas que, a veces, podemos olvidar lo importante
y el sentido que tiene nuestras vidas. Al mismo tiempo, podemos estar viviendo sin
problemas, teniendo todo, pero en el fondo sentir esa inquietud que viene del hacer
mucho, ganar mucho, y en lo profundo, sentir esa necesidad de paz y de quietud que
solamente Cristo nos puede dar.
• "Se trata del cansancio que da el "querer y no querer", el haberse jugado todo y
después añorar los ajos y las cebollas de Egipto, el jugar con la ilusión de ser otra cosa.
A este cansancio, me gusta llamarlo "coquetear con la mundanidad espiritual". Y, cuando
uno se queda solo, se da cuenta de que grandes sectores de la vida quedaron
impregnados por esta mundanidad y hasta nos da la impresión de que ningún baño la
puede limpiar. Aquí sí puede haber cansancio malo. La palabra del Apocalipsis nos indica
la causa de este cansancio: "Has sufrido, has sido perseverante, has trabajado
arduamente por amor de mi nombre y no has desmayado. Pero tengo contra ti que has
dejado tu primer amor". Sólo el amor descansa. Lo que no se ama cansa y, a la larga,
cansa mal." (Homilía de S.S. Francisco, 2 de abril de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, voy a rezar el Ángelus a medio día para recordar que todos mis trabajos y
problemas no son nada si tengo a Dios.
www.BibliaStraubinger

No hay comentarios.
http://www.ciudadredonda.org

Yo te ruego por ellos. Comenzamos unos días de preparación intensos para el gran
acontecimiento de Pentecostés, pasando antes por la Ascensión, como momento en que
la presencia de Jesús entre los suyos toca a su fin, para comenzar a estar presente de
otra manera: por su Espíritu. Lo haremos de la mano del discurso/oración sacerdotal de
Jesús. Toda una meditación orante sobre la obra de Jesús y sus implicaciones, tanto
para sí mismo, como para sus discípulos, que habrán de continuarla.
No estamos muy acostumbrados a encontrarnos con un Jesús orando por sus discípulos.
Bueno sería visualizarlo, imaginarlo, meditar a este Jesús en plan orante por nosotros.
Una oración que ha de ser bien poderosa, teniendo en cuenta quién la pronunciar, a
quién se dirige y lo que ruega por nosotros. Es importante que tengamos presente que
es una oración «por los discípulos», por el grupo como tal, que conformará la futura
comunidad cristiana, la Iglesia. Aún no es Iglesia, pues les falta precisamente el «don de
la Unidad y del Amor», el Espíritu. Pero ése es el interés de Jesús al orar: la fraternidad
comunitaria de sus seguidores. Y tener esto presente supone que repasemos,
profundicemos, concretemos nuestro lugar y nuestra misión en esa Comunidad grande
que es la Iglesia, y las comunidades más pequeñas donde vivimos cada día nuestra fe.
Es muy adecuado que intensifiquemos nuestra oración personal, pidiendo ese Espíritu, o
mejor, preparándonos para recibir ese Espíritu que Dios nunca niega a los que se lo
piden (Evangelio de Mateo). Podemos hacerlo con ayuda de la «Secuencia de
Pentecostés», que no es difícil encontrar por Internet si no la tienes a mano. Y hacerlo
de la mano de María, la mujer del Espíritu, la que tanto sabe de acogerlo con docilidad, y
que acompaña a los discípulos siempre y particularmente en este tiempo tan especial.
En cuanto al Evangelio de hoy, quiero fijarme en lo que dice Jesús: «Me dejaréis solo».
Dura experiencia esa en la que, en los momentos más duros (soledad, enfermedad,
dificultades laborales o apostólicas, fracasos, rupturas...) aquellos de quienes más
esperas y necesitas la cercanía y el apoyo... te la juegan, te fallan, se apartan de ti: tus
amigos, tu familia, tu comunidad, tu pareja... «No están», o incluso están en contra. La
madurez y fortaleza de las relaciones se comprueba y demuestra precisamente en esos
momentos. Fue duro para Jesús, como es duro para cualquier persona. Es fácil hundirse,
tirar la toalla...
Sin embargo Jesús cuenta con ello y además no les retira su confianza. Y reza por ellos.
Dispersarse cada cual por su lado le preocupa. La dispersión, la falta de unidad, la huida,
el dejarle solo. Y también el dejarse vencer por «el mundo». Tentaciones que son
nuestras, y en las que fallaremos con toda seguridad. Aun así, el Señor quiere seguir
contando con nosotros.
«Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre». Preciosa la confidencia y enseñanza
de Jesús. Ante la experiencia de fracaso, de oscuridad y de soledad, cuando la fe es
puesta a prueba, la fe a de volverse confianza: aquello que tan a menudo encontramos
en la Escritura: el Señor es mi fuerza, Dios mío en ti confío, aunque todos me
abandonen.., y tantas otras. Es el momento de repetir con San Pablo «sé de quién me
he fiado». Sí, el «mundo» del que habla Jesús y las luchas en que nos vemos envueltos
(intereses económicos, la imagen, el poder y los cargos, la falta de valentía para pelear
por la justicia, los silencio cómplices, el miedo, el evitar las complicaciones y riesgos....)
parecen vencernos, y no pocas veces nos vencen. Oportuno es que nos agarremos a
nuestro Padre, aunque su presencia sea oculta y discreta, aunque nos parezca que «no
está». Oportuno es que oremos estas palabras, que las dejemos calar en el fondo del
corazón... porque sólo así podremos vencer, como Jesús: «Y encontraréis la paz en mí».
Que así sea. Amén
http://www.aqplink.com/roguemos

Reflexión: Juan 16,29-33


Es un poco sarcástico el Señor en la respuesta que les da a sus discípulos. Tiene un
toque de humor, de quien nos conoce perfectamente y sabe de qué pie cojeamos, como
para dejarse cegar por un entusiasmo repentino, que Él sabe que lamentablemente es
muy endeble. Jesús nos conoce y así nos ama. Cuenta con nuestra debilidad.
Pensemos un poco en esto, si no es precisamente una Bendición. Jesucristo es
Infinitamente Misericordioso, como lo es nuestro Padre. Por eso no se da por vencido y
traza un Plan de Salvación Perfecto. A nuestros ojos a veces nos parece ininteligible. Al
extremo que muchos lo consideran y ven como una derrota. ¿Qué es eso de nacer en un
pesebre y morir en una cruz?
Es que la sola mención parece de locos. Por eso algunos llaman a este suceso la “locura
de la cruz”. Y es que el Señor hace todo lo contrario a lo que manda este mundo. ¿Por
qué? Porque precisamente Jesucristo no se ciñe a las leyes ni mandatos de este mundo,
Él no está sujeto a estos mandatos, porque sobre el mundo manda el Demonio, es decir,
el Príncipe de este mundo.
¿Cómo habría Jesucristo de sujetarse a lo que el Demonio dicta? ¡Imposible! Por eso es
preciso derrotarlo. Y lo hace, imponiendo la Ley de Dios. Es decir, la Ley del Amor. La
rebeldía de Satanás fue la desobediencia a Dios; querer imponerse a Él y ganarnos a
nosotros, creaturas de Dios. Esto es lo que cuenta el Génesis.
El Demonio tentó nuestra arrogancia, nuestra ambición y nos engañó, haciéndonos creer
que si le seguíamos, que si le obedecíamos seríamos iguales a Dios. Adán y Eva cayeron
y por ellos entró el Demonio al mundo. Toda desobediencia a Dios, toda soberbia y
pretensión de prescindir de Él no es nada más que parte de esta necedad. Hemos sido
seducidos y engañados por el Demonio.
Ese camino, el camino del mundo, el camino del demonio, del egoísmo, de la mentira,
del engaño, del hedonismo, del orgullo, de la soberbia, de la ambición, del dinero y la
riqueza, solo nos llevan a la destrucción y a la muerte. Fue así antes de Jesucristo y lo
sigue siendo hoy. Lo estamos viendo y viviendo.
Sin embargo, desde Jesucristo, todo es distinto, porque el Reino de Dios se ha acercado
y está creciendo como un grano de mostaza hasta abarcarlo todo. Jesucristo,
enseñándonos y siguiendo el Camino, ha vencido al mundo, ha vencido al Demonio y la
muerte no podrá más contra nosotros. ¡La victoria final es de Cristo!
Jesucristo nos ha mostrado el Camino. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Nos toca
seguirlo. Es contrario al mundo, es cierto, pero ese es el Camino que nos conduce a Dios
y a la Vida Eterna para la cual fuimos creados. Todo lo que tenemos que hacer es
amarnos los unos a los otros, como Jesucristo mismo nos ha amado.
El amor derrota a la muerte, al temor, a la duda, a la incertidumbre. Es preciso creer.
Jesús nos ha dado todas las razones para hacerlo, muriendo en la cruz por nuestros
pecados, resucitando al tercer día y ascendiendo al Cielo desde donde habrá de venir a
juzgar a vivos y a muertos.
¿Qué es eso de juzgar a vivos y muertos? Los que le seguimos, los que creemos en Él,
somos los vivos. Muertos (aunque a veces nos parezcan vivos) son todos los que
caminan como zombis, sin Dios, no porque no lo conocen, sino porque no lo quieren, lo
aborrecen, porque se han entregado al Demonio: al Dinero, a la mentira, al engaño, al
hedonismo, al egoísmo, a los vicios, al pecado y a la muerte. ¡Quieren hacer lo que les
viene en gana!
Es posible romper con esas cadenas que nos esclavizan. Para eso ha venido Jesucristo.
Solo tenemos que oírle y hacer lo que nos manda. Nadie se condena, si no quiere. Hay
que hacer resistencia al demonio, lo que es posible por la oración, porque nada es
imposible para Dios y cuando oramos, invocamos Su Santo Nombre y Él acude a nuestra
ayuda, porque así nos lo ha prometido, porque quiere, porque nos ama.
Oracion. Padre Santo, aparta de nosotros la arrogancia de querer racionalizarlo todo,
fiándonos en nosotros mismos, en nuestras capacidades, antes que en Ti. Danos la fe
necesaria para aceptar que habiendo Jesucristo vencido al mundo, las garras de la
muerte y del demonio no podrán contra nosotros si oyendo a Jesús, hacemos lo que nos
manda, por Jesucristo nuestro Señor…Amén.
http://www.caminando-con-jesus.org

1. Por fin hablas claro y sin parábolas.


A la hora de pasar de este mundo al Padre, los discípulos le dijeron a Jesús: "Por fin
hablas claro y sin parábolas. Pero ¿cuál fue la comprensión entonces de los apóstoles?
Ahora dicen que habla claramente y no en parábolas. ¿Habrían podido comprender
entonces la altura de este misterio? Es verdad que hay grados en ello. Pero algo les
impresionó, hasta el punto de creer que habían penetrado el misterio. Mas esta plenitud
de inteligencia estaba prometida para más tarde, para la gran iluminación que
comenzaría en Pentecostés. Así dice San Agustín: ¿Por qué dicen ellos: Ahora hablas con
claridad y no dices parábolas (que se les volvían a ellos enigmas), sino porque sus
palabras son parábolas para quienes no las entienden, hasta el extremo de no entender
que no las entienden?
Este pasaje es extraño. Los apóstoles creen, gozosamente, comprender este lenguaje
que no es en parábolas, cuando el lenguaje es, fundamentalmente, el mismo que usó
antes, en estos capítulos de san Juan 13:36; 14:2.5.19.27.30; 16:5, y que los apóstoles
dicen que no entendían, san Juan 16:17.18. ¿Hay en ello algún intento del evangelista?
Parece insistir en la necesidad de la venida del Espíritu Santo.
2. ¿Ahora creen?
Por eso, ante esta actitud, Jesús les dice: ¿Ahora creen? ¿Cuál es el significado de esta
frase?, ¿será una exclamación de júbilo? Talvez se encontraría ante una profesión de fe
en su filiación divina; o se daría por satisfecho con esta profesión de los Once. Quizás
esto le bastaba por ahora; el Espíritu Santo acabaría de glorificarle en ello. Sin embargo,
no parece esto lo más probable. Primero porque esta revelación sería la luz pentecostal
y porque la contraposición que inmediatamente se hace, anunciándoles el abandono que
harán de Él, así es como les dice: “me dejarán solo”, no parece orientar la interpretación
de la frase en este sentido.
Ante la creencia de haber comprendido la enseñanza, debieron de tener, con aquel gozo,
un fondo y presunciones humanas, como en otras ocasiones. Así la frase de Jesús está
matizada de blanda ironía e impregnada de compasiva tristeza. Y les anuncia su
abandono de Él, lo que se cumple en Getsemaní.
Jesús les dice; Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada
uno por su lado, y me dejarán solo. Ellos le abandonarán cuando los poderes de la tierra
le prendan, sin embargo Él está en la verdad, El no queda solo: se queda garantizándole
el Padre, que está con Él. Y Jesús se los dice: “Pero no, no estoy solo, porque el Padre
está conmigo”. En boca de Jesús, estas palabras llevan toda la trascendencia de la
filiación divina.
3. Dice Jesús; les digo esto para que encuentren la paz en Mí.
En el mundo, tendrán que sufrir; pero tengan valor: Yo he vencido al mundo. Él se
refiere a todo lo anteriormente dicho, enlazándose, sobre todo, con los pasajes
anteriores en que se habla de persecuciones. El horizonte se amplía: en el mundo malo,
no sólo en su ambiente judío, tendrán persecuciones por causa de Él. Pero que no se
alteren ni teman haber perdido la partida. Se lo avisa para que se gocen con su verdad y
en la esperanza que les abrió. Se lo avisa diciéndoles: “para que encuentren la paz en
mí”.
La paz que ya antes les prometió: mi paz, que no es como la del mundo - Jn 14, 27 -. La
paz, que, para los hebreos, incluye todo tipo de venturas, es sinónimo de la más amplia
felicidad. Que aquí es que se sepan unidos a Él; morando en ellos, y sabiendo que El y el
Padre los aman. Y que tengan, en su derrota, la certeza de su victoria, Y para que
tengan valor, Jesús le dice: porque Yo he vencido al mundo malo. Se ven ya actuar las
persecuciones contra la Iglesia naciente.
4. “Yo he vencido al mundo”.
Con estas palabras, Jesús, completa su discurso previo a la Pasión y, advierte a todos
los que habrán de ser sus discípulos sobre la experiencia del sufrimiento, pero nos deja
una palabra de aliento, para que tengamos fuerza y no desfallezcamos, a sí mismo se
pone como ejemplo: “Yo he vencido al mundo”.
El dolor es una etapa amarga, pero como discípulos de Jesús, habremos de comprender
que solo es una etapa, luego vendrá la gloria que se ha merecido por el dolor sufrido.
Podremos sufrir por nuestros defectos, por incomprensión, en algunas ocasiones
humillaciones, es decir nos hará sufrir el prójimo, disgustos, sinsabores, molestias en el
trabajo, molestia con nuestros propios hermanos de fe. Pero por mucho que sean
nuestros sufrimientos, Jesús, sufrió más que nosotros y está junto a nosotros y, está
sobre todo cuando sufrimos. Esto último, tengámoslo presente, las penas así se llevan
con más suavidad, es decir en medio del dolor, no nos alejemos del Señor, al contrario,
busquemos su compañía, aprendamos de Él, recordemos que Jesucristo venció el dolor
al darle un sentido de redención de sí mismo y de los hombres.
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- Una pequeña luz ayudó a los discípulos a dar un paso, pero no iluminó todo el
camino. ¿Has tenido una experiencia así en tu vida?
6.- ¡Animo! ¡Yo he vencido al mundo! Esta frase de Jesús ¿te ha ayudado alguna vez en
tu vida?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Padre, ha llegado la Hora: la hora de llegar hasta el final, la hora de amar hasta morir.
¡Te bendecimos, Padre, por la hora de Jesús, que se entregó por nuestra vida! Y te
rogamos que sepamos seguirle en la fe y en el amor, pues también ha llegado nuestra
hora: una hora que se extiende desde hoy hasta el final de los siglos.
• ¡Ven, Señor Jesús, y trae la paz a este angustiado mundo! No dejes solos y dispersos
a quienes creen en tu palabra: congrega en la unidad del Espíritu a aquellos por quienes
oraste cuando te llegó la hora de vencer al mundo con el amor.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

2 Ilumina, Señor, mis noches con la luz discreta de tu presencia. No me abandones en


mis soledades, cuando todo parece hundirse a mí alrededor y cuando las presencias más
familiares se me vuelven extrañas y son incapaces de consolarme. Tú también sabes,
Jesús mío, lo terrible que es la soledad, cuando hasta el Padre se te hacía imposible de
encontrar y te sentiste abandonado por Él. Por esta terrible desolación por la que
pasaste, ven en ayuda de mis desiertos, no me abandones cuando me siento
abandonado por los otros.
Tú que sudaste sangre, alivia mis heridas. Tú que has resucitado, haz fecunda de vida la
sensación de inutilidad y abandono. Por tu santa agonía, por tu gloriosa lucha contra el
sentido de la derrota, llena mis momentos terribles, las horas y los días de vacío, para
que yo pueda experimentarte como mi dulce salvador. www.santaclaradeestella.es
3 Guárdame, oh Dios, que en ti me refugio. Digo a Yahvé: «Tú eres mi Señor, mi bien,
nada hay fuera de ti». Yahvé es la parte de mi herencia y de mi copa, tú aseguras mi
suerte. (Sal 16,1-2,5) www.ocarm.org
4 ¡Padre de Cristo y Padre nuestro! Sabemos que Jesús ha salido de Dios y por esto sólo
debemos creer en Él. ¿Pero qué nos pasa? Que lo dejamos sólo… Vale más nuestro
orgullo y valentía que la misma presencia de nuestro Salvador. Señor mío, no permitas
que sigamos con nuestra «soberbia», y concédenos por tu gracia, el Espíritu de
sabiduría, amor y discernimiento; para hacer tu voluntad, pues, contigo no habrá temor,
y por el contrario, nos revestiremos de valentía. Te lo pedimos en el nombre de nuestro
Divino Maestro, en estos momentos de incertidumbre y sufrimientos, tal como lo predijo
Jesus, pero igual, seguiremos con Él, porque con Él, igual de su mano venceremos en el
mundo. Danos valor Señor. www.dario.res
5 Tu mensaje, Señor, me provoca: ¿Cómo es que obtengo tan poco y soy tan poco
eficaz? ¿Cómo es que mi alegría es tan raramente plena? Y ¿cómo es que tu misterio de
unión con el Padre me atrae solo débilmente? ¿Cómo es que siento tan raramente tu
omnipotencia en mi acción? Y Si estas preguntas estuvieran concatenadas ¿Acaso mis
ojos están demasiado dirigidos a la realidad de este mundo y demasiado poco al amor
del Padre a Tí y de Tí a nosotros, tus discipulos? La mirada al mundo, aunque necesaria,
no me ayuda ciertamente a salvarlo si no lo miro con tus ojos y con tu corazón y si no
me implico en esta aventura decisiva, que tiene que ver con la eternidad.
Que tu Espíritu nos ayude a ver las necesidades frecuentemente ocultas de la gente, a
encontrar el remedio «divino y no solo humano que debemos ofrecer, la alegría plena
que debemos presentar, el amor que lo rescata todo. Señor, tal vez el problema que
tenemos tus discipulos de hoy es la débil contemplación. Ayúdanos en esto.
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el


corazón de los Padres.
En una noche oscura con ansias, en amores inflamada ¡oh dichosa ventura!, salí sin ser
notada, estando ya mi casa sosegada; a escuras y segura por la secreta escala,
disfrazada, ¡oh dichosa ventura!, a escuras y encelada, estando ya mi casa sosegada; en
la noche dichosa, en secreto, que nadie me veía ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
Aquesta me guiaba más cierto que la luz de mediodía a donde me esperaba quien yo
bien me sabía, en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche que guiaste!; ¡oh noche amable más que el alborada! ¡Oh noche que juntaste
Amado con amada, amada en el Amado transformada! (Juan de la Cruz, Obras
completas, BAC, Madrid 1994 14). www.santaclaradeestella.es
Todos los que desean convertirse en coherederos de los santos no deben amar nada por
encima de Dios, de suerte que sean encontrados bien aceptados en el momento de la
prueba por haber custodiado perfectamente su amor por el Señor. Por eso hace falta
siempre mucha fe, paciencia, lucha, perseverancia, fatigas, hambre y sed del bien,
ardor, coraje, discernimiento, inteligencia. A lo largo del camino se nos presentan
tentaciones, numerosas pruebas, tribulaciones, luchas y sudores, a fin de que se haga
manifiesto quien ha amado verdaderamente al Señor hasta la muerte, con toda su
voluntad y con todas sus fuerzas. Por eso justamente entran en el Reino de los Cielos los
que se han negado a si mismos según la Palabra del Señor (cf. Mt 16,24) y han amado
al Señor más que a su propia respiración, y por eso serán recompensados por su excelso
amor con los dones excelsos del cielo.
Las promesas y la gloria están ocultas en las tribulaciones, en los padecimientos, en la
paciencia y en la fe, del mismo modo que el fruto está escondido en la semilla echada en
la tierra. Dice el apóstol: «a través de muchas tribulaciones podemos entrar en el Reino
de los Cielos. (cf. Hch 14,22). Y dice el Señor «En el mundo tendréis tribulaciones» (Jn
16,33). Hace falta solicitud, vigilancia, fervor e insistencia a la hora de orar al Señor
para poder pasar a través de las insidias de los deseos terrenos, de las tempestades del
mundo. En consecuencia, es necesario que cada uno de nosotros combata, que se
comprometa con todas las virtudes y crea (Pseudo-Macario, Omelia V, 15-19; edición
italiana, Spirito e fuoco, Magnano 2001, 116-119, passim; edición española: Nuevas
homilías, Ciudad Nueva, Madrid 2007). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Yo no estoy solo, porque el Padre está
conmigo» (Jn 16,32b).
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Tened ánimo: yo he vencido al mundo»
(v. 33).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
Cuando te sientas solo, debes intentar descubrir la fuente de este sentimiento. Eres
propenso a escapar de tu soledad o bien a permanecer en ella. Cuando huyes de ella, tu
soledad no disminuye realmente: lo único que haces es obligarla a salir de tu mente de
manera provisional. Cuando empiezas a permanecer en ella, tus sentimientos no hacen
más que volverse más fuertes y te vas deslizando hacia la depresión. La tarea espiritual
no consiste ni en huir de la soledad ni en dejarse anegar por ella, sino en descubrir su
fuente. No resulta fácil de hacer, pero cuando se logra identificar de algún modo el lugar
de donde brotan estos sentimientos, pierden algo de su poder sobre ti.
Esta identificación no es una tarea intelectual; es una tarea del corazón. Con él debes
buscar ese lugar sin miedo. Se trata de una búsqueda importante, porque conduce a
discernir algo de bueno sobre ti mismo. El dolor de tu soledad puede tener sus raíces en
tu vocación más profunda. Podrías descubrir que tu soledad está ligada a tu llamada a
vivir por completo para Dios. La soledad se puede revelar entonces como el otro lado de
tu don único. En cuanto experimentes en tu «yo» más íntimo la verdad, podrás
descubrir que la soledad no sólo es tolerable, sino también fecunda. Lo que de primeras
parecía doloroso, puede convertirse después en un sentimiento que -aun siendo penoso-
te abre el camino hacia un conocimiento todavía más profundo del amor de Dios (H. J.
M. Nouwen, La voce dell'amore, Brescia 19972, pp. 58s [trad. esp.: La voz interior del
amor, PPC, Madrid 1997]). www.santaclaradeestella.es
«Yo he vencido al mundo» (Jn 16,33) a fin de que vosotros tengáis la salvación, la
paz, la alegría de este pacto. Yo he hecho esto. No he dicho: lo haré algún día, sino: ya
está hecho, ha acontecido, lo he realizado. A vosotros no os queda más que constatar y
aceptar el hecho de que vivís en el mundo al que yo he vencido. Si él, Jesucristo, no lo
garantizara, podría ser demasiado bello para que fuera verdad. Sin embargo, lo
garantiza precisamente él, que afirma también antes otra cosa muy diferente: «En el
mundo tendréis aflicciones». Pero, a continuación, comparece un segundo elemento, que
no desmiente al primero ni tampoco lo cancela, aunque de un trazo lo hace aparecer
pequeño y lo dificultades a la sombra del conjunto: «En el mundo encontraréis
dificultades y tendréis que sufrir, pero tened ánimo». Esto no significa pensad en
cualquier otra cosa. Dad un salto más allá de lo que os da miedo, huid de vuestro miedo
refugiándoos en cualquier distracción, en cualquier ocupación particular, en cualquier
empresa exaltante, sino más bien: abrid los ojos y mirad a lo alto, hacia los montes
desde los que os llega la ayuda, y mirad hacia delante los pocos, los inmediatos pasos
que habéis de recorrer. Y caminad después seguros sobre vuestros pies: tened ánimo.
Estad incluso un poco alegres precisamente allí donde debéis vivir: en medio del mundo,
en el que, sin duda, tenéis miedo, un gran miedo por la vida y por la muerte. ¿Se puede
obtener tanto? Respondo: cada uno puede alcanzarlo con que se lo diga aquel que lo
puede y lo debe, aquel que, como verdadero Hijo de Dios e Hijo del hombre, vino al
mundo en el que tenemos miedo y donde él mismo tuvo un gran miedo -«Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has abandonado»-. Pues aquel que de este modo venció al mundo, lo
reconcilió con Dios, poniendo así un límite al miedo que nosotros tenemos (K. Barth,
Invocami!, Brescia 1969, 145-147, 151-153, passim). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
**********************************************************************

✞ ✞ ✞ Profesión de Fe

Solo los Domingos y Solemnidades.

✞ ✞ ✞ Intenciones (Oracion de los fieles)

Oremos a Jesucristo, el Señor, para que nos envíe el Espíritu Santo.


- Para que la presencia y la acción del Espíritu fortalezca a la Iglesia en la lucha contra el
mal. Roguemos al Señor.
- Para que, por la fuerza del Espíritu Santo, el mundo se libere de los poderes malignos
que lo aprisionan. Roguemos al Señor.
- Para que el Espíritu Santo guíe la voluntad de los que rigen los destinos de los pueblos.
Roguemos al Señor.
- Para que todos nosotros, llenos del Espíritu Santo, encontremos la paz en Cristo.
Roguemos al Señor.
- Para que el Espíritu Santo aliente en nosotros el fervor para que sepamos vivir
consistentemente nuestra fe bautismal, roguemos al Señor.
- Para que el Espíritu Santo nos dé fortaleza para llevar, con Jesús, las cruces que nos
lleguen en la vida, roguemos al Señor.
- Para que el Espíritu Santo enardezca en nosotros nuestros fríos corazones, que a veces
no saben cómo perdonar y cómo amar, roguemos al Señor
Escucha, Señor Jesús, las súplicas que te presentamos y danos el don de tu Espíritu. Tú,
que vives y reinas por los siglos de los siglos.

3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)

✞ ✞ ✞ Oración sobre las Ofrendas

*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

Este sacrificio santo nos purifique, Señor, y derrame en nuestras almas la fuerza divina
de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor Dios nuestro: En esta eucaristía celebramos la manera cómo tenemos que pasar a
través del sufrimiento, porque ese fue el camino que siguió Jesús. Haz que tomemos
conciencia de que éste es también el camino del discípulo, como test de nuestra fe,
como prueba de nuestra esperanza y como medida de nuestro amor. Danos el Espíritu
de fortaleza para cargar dificultades y sufrimiento con paz y consuelo en nuestros
corazones a causa de la alegría que tú has prometido y de los frutos que puede dar a
otros, como ofrenda para ti, por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El
sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de
las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.

a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio II de la Ascensión del Señor. El misterio de la Ascensión
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en
todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual, después de su resurrección, se apareció visiblemente a todos sus discípulos y,
ante sus ojos, fue elevado al cielo para hacernos partícipes de su divinidad.
• Gracias Jesús por este momento de oración. Gracias por estar conmigo y por ser mi
fortaleza. Yo sé que de Ti viene la paz verdadera y que si estoy contigo podré superar
todas las pruebas y sufrimientos que encuentre en mi camino. Ayúdame a buscarte
siempre y confiar plenamente en Ti. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.

Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!

Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu
resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno
de los participantes.

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su


admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te
ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima por cuya
inmolación quisiste devolvemos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un
solo espíritu.
Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto
con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, (san
N.: santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener
siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al
mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu
servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y
diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
g) Intercesiones. Con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con
toda la Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros,
vivos y difuntos.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.
a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.

• Oremos a nuestro Padre misericordioso nos conceda la gracia de recibir la inspiración


del Espíritu Santo para comprender claramente el mensaje de Cristo Jesús, quien ha
vencido el mundo.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan
mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.

Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no
tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes. R/. Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Danos la paz.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor, que nos dice: “En el mundo tendrán tribulaciones; pero
tengan valor, porque yo he vencido al mundo".

• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.

R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)

d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Cf. Jn 14, 18; 16, 22
No os dejaré huérfanos, dice el Señor; volveré a vosotros y se alegrará vuestro corazón.
Aleluya.

✞ ✞ ✞ Oración después de la Comunión

Asiste, Señor, a tu pueblo y haz que pasemos del antiguo pecado a la vida nueva los que
hemos sido alimentados con los sacramentos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor Dios nuestro: Tú nos prometes lo que ni ojo ha visto ni oído ha escuchado. Danos
la fuerza del Espíritu para soportar el sufrimiento con esperanza y como un modo de
crecer en la vida de Cristo. Que ésta vida en Cristo dé a todos valor para esperar en tu
promesa de un nuevo cielo y una nueva tierra, y para vivir en tu amistad. Te lo pedimos
por medio de Cristo nuestro Señor.

4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

✞ ✞ ✞ Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!

Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Oracion a San Miguel Arcángel.


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde
súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo
para la perdición de las almas. Amén

✞ ✞ ✞ Bendición

Hermanos: Cuando Cristo murió en la cruz y resucitó, el mundo cambió; la muerte y el


pecado fueron derrotados. Pero todavía tenemos que hacer esto realidad hoy en día. La
justicia y el amor tienen todavía que triunfar en nosotros hoy. Que el Espíritu Santo nos
comprometa a trabajar incansablemente por ello.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre
nosotros y nos acompañe siempre.
R/ Amén
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.

✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16

También podría gustarte