✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.
✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.
Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén
✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: ACEPTO MI SUFRIR POR AMOR A TÍ”
«Jerusalén. En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús».
1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Hch 1, 8
Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros, y seréis mis
testigos hasta el confín de la tierra. Aleluya
Monición de entrada
Recordamos hoy a san Beda el Venerable, presbítero y doctor de la Iglesia, religioso
benedictino del siglo VIII. Transcurrió su vida en la convivencia del monasterio, en la
plegaria de alabanza de la Iglesia y en la meditación y estudio de la Sagrada Escritura.
La Iglesia lo venera como doctor por sus comentarios bíblicos y sus escritos teológicos.
Murió el año 735.
Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria del papa san Gregorio VII, que primero fue monje y
colaboró en la reforma de la Iglesia. Una vez elevado a la cátedra de Pedro, reivindicó
con gran autoridad y fuerte ánimo la in dependencia de la Iglesia respecto al abuso de
poder de los príncipes a la hora de nombrar obispos y párrocos, que elegían no
precisamente a las personas más idóneas sino según conveniencias políticas e incluso al
mejor postor. Al ser obligado a abandonar Roma por este motivo, murió en el exilio en el
año 1085.
Monición de entrada
Conmemoramos en esta celebración a santa María Magdalena de Pazzi, religiosa
carmelita, que, en la ciudad de Florencia, llevó una vida de oración abnegadamente
escondida en Cristo, rezando con empeño por la reforma de la Iglesia. Distinguida por
Dios con muchos dones, dirigió de un modo excelente a sus hermanas hacia la
perfección. Entregó su alma a Dios el año 1607.
Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado
Misa de Feria o una de las Memorias: Lunes de la VII semana de Pascua, feria o san
Beda el venerable, presbítero y doctor de la Iglesia, memoria libre o san Gregorio VII,
papa, memoria libre o santa María Magdalena de Pazzi, virgen, memoria libre. 25 de
Mayo 2020
• La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.
• Señor, Jesús, aquí estoy para cumplir tu voluntad. Haz de mí lo que quieras y llévame
allá donde necesites; llévame con aquellas personas que necesitan escuchar tus
palabras de esperanza. Dame las fuerzas para no callar delante de aquellos que no
quieren escuchar tu palabra. Vengo para hacer tu voluntad.
• Señor Jesús, te doy gracias por este momento de oración. Tú sabes que quiero confiar
cada vez más en Ti. Ayúdame a escucharte en el Evangelio. Que tu palabra, Señor,
ilumine mi vida y me ayude a caminar siempre por el camino que Tú me muestras.
✞ ✞ ✞ Acto penitencial
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Señor, te pido perdón por las veces en que me he alejado de Ti. Soy frágil y pecador,
lo reconozco con humildad. Me arrepiento de mis faltas y pecados y te prometo
esforzarme por no volver a cometerlos nuevamente. Sé que cuento con tu gracia y que
nunca me abandonas. Gracias por tu perdón y por amarme tanto.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
✞ ✞ ✞ Oración Colecta:
Llegue a nosotros, Señor, la fuerza del Espíritu Santo, para que podamos cumplir
fielmente tu voluntad y demos testimonio con una conducta santa. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Oh, Dios, que has iluminado a tu Iglesia con la sabiduría de san Beda, presbítero,
concede, en tu bondad, a tus siervos ser iluminados siempre por su sabiduría y
ayudados por sus méritos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor, te pedimos que concedas a tu Iglesia el espíritu de fortaleza y el celo por la
justicia con que has esclarecido al papa san Gregorio, para que, rechazando la iniquidad,
realice con libertad y amor lo que es justo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Oh, Dios, amante de la virginidad, que has enriquecido con gracias celestiales a santa
María Magdalena de Pazzi, virgen, abrasada en tu amor, concede, a cuantos hoy la
veneramos, imitar los ejemplos de su pureza y caridad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor Dios nuestro: Cuando tu Hijo Jesús tuvo que pasar por pruebas y sufrimientos, Él
sabía que tú estabas con Él y Él se entregó confiadamente en tus manos. De esta
manera llevó paz a la gente. Como personas bautizadas en su nombre, que tu Espíritu
nos ayude a ser valientes cuando la enfermedad y el sufrimiento se nos crucen en
nuestro camino, para que, como tu Hijo y con Él, venzamos al mal en nosotros y en el
mundo. Que nuestros sufrimientos engendren amor, paz y esperanza para otros. Te lo
pedimos por Cristo nuestro Señor.
2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 19, 1-8
Meditatio
La gran novedad del Nuevo Testamento es el "don del Espíritu Santo", es decir, la
"inhabitación" de Dios en nosotros. A partir de Pentecostés, la acción de Dios en el
hombre no es desde afuera, sino desde dentro. Sin embargo, dado que su presencia es
espiritual, sólo la podemos reconocer por su acción.
Esta es quizás la razón por lo que en la primitiva Iglesia uno de los "signos sensibles"
que indicaban la presencia del Espíritu Santo en el corazón de los creyentes es lo que se
llama "el Don de Lenguas", o el comenzar a hablar en lenguas desconocidas. Esta
manifestación la encontraremos a todo lo largo del libro de los Hechos y está siempre
asociada con el bautismo y con la oración. En medio de este mundo incrédulo que nos
toca vivir, esta manifestación es de nuevo un don claro en muchos cristianos, asociado
hoy en día al bautismo, que se recibe de pequeño, con la "aceptación personal de la
salvación en Cristo" y el compromiso de vivir conforme al Evangelio.
Por ello, en muchas reuniones de oración, al igual que en la primera comunidad, se "oye
orar a los cristianos en lenguas que sólo los ángeles conocen". Como todos los dones en
la Iglesia, éste también debe ser discernido para no engañarnos en la vida espiritual.
Deja que el Espíritu te manifieste su presencia viva en ti.
Oratio
Espíritu de Dios, llena mi vida de tus dones para construir el Reino de los Cielos en este
mundo que muere sin tu presencia, tu fuerza y tu amor; te entrego del todo mi persona
para que te sea instrumento y así sea derramada tu gracia como aquel maravilloso día
de Pentecostés.
Actio
Cuando esté haciendo oración, personal o en comunidad, le pediré al Señor que vaya
disponiendo mi corazón a recibir los dones que Él quiera manifestar a través de mí y
ponerlos al servicio de la Iglesia.
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La hora. Hechos 19,1-8. «Él os bautizará con Espíritu Santo y con fuego» (Lc 3,17).
Durante su estancia en Efeso, Pablo se encuentra con algunos discípulos a quienes
pregunta si han recibido el Espíritu Santo. Y ellos muestran su extrañeza: han recibido el
bautismo de Juan, sí, pero no han oído hablar del acontecimiento de Pentecostés.
¿Quiénes son? Probablemente, discípulos del Bautista, como Apolo. Han conocido a
Jesús de Nazaret, pero no le han seguido en su Pascua y, como los discípulos de Emaús,
están perdidos por el camino, no habiendo percibido el alcance profundo de lo sucedido
en Jerusalén.
Pablo les abre los ojos. Les anuncia a Jesucristo muerto y resucitado y les da el
bautismo cristiano. Quedan iluminados. Es como un nuevo Pentecostés: reciben el
Espíritu, hablan en lenguas y profetizan.
El salmo 67 es difícilmente clasificable. Está compuesto de antiguos poemas que
evocan el poder y la gloria divinos, en los que se arraiga la esperanza de los creyentes.
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Pablo encuentra en Éfeso unos que habían sido discípulos del Bautista, quienes habían
recibido el bautismo para el perdón de los pecados. Frente a los errores de culto
politeísta predica Pablo la enseñanza de Jesús sobre la adoración a Dios en espíritu y en
verdad. Al oír hablar de la nueva espiritualidad pasan del bautismo de Juan al de Jesús.
Poco después Pablo les impone las manos y reciben el don del Espíritu Santo,
confirmando así su fe. La fe da serenidad al espíritu, pero no se puede buscar en ella un
cómodo lecho donde reposar sin preocupaciones.
✞ ✞ ✞ Salmo
Sal 67,2-3.4-5ac.6-7ab
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos, huyen de su presencia los que lo odian;
como el humo se disipa, se disipan ellos; como se derrite la cera ante el fuego, así
perecen los impíos ante Dios.
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
En cambio, los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad a su nombre; su nombre es el Señor.
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada. Dios prepara
casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece.
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
✞ ✞ ✞ Aleluya
Aleluya Col 3, 1
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está
sentado a la derecha de Dios.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
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Oración inicial
Derrama, Señor, sobre nosotros la fuerza del Espíritu Santo, para que podamos cumplir
fielmente tu voluntad y demos testimonio de ti con nuestras obras. Por nuestro Señor.
Del santo Evangelio según Juan 16,29-33
Reflexión
• El contexto del evangelio de hoy sigue siendo el ambiente de la Ultima Cena,
ambiente de convivencia y de despedida, de tristeza y de expectativa, en el cual se
refleja la situación de las comunidades de Asia Menor de finales del primer siglo. Para
poder entender bien los evangelios, no podemos nunca olvidar que no relatan las
palabras de Jesús como si fuesen grabadas en un CD para transmitirlas literalmente. Los
evangelios son escritos pastorales que procuran encarnar y actualizar las palabras de
Jesús en las nuevas situaciones en que se encontraban las comunidades en la segunda
mitad del siglo primero en Galilea (Mateo), en Grecia (Lucas), en Italia (Marcos) y en
Asia Menor (Juan). En el Evangelio de Juan, las palabras y las preguntas de los
discípulos no son sólo de los discípulos, sino que en ellas afloran también las preguntas
y los problemas de las comunidades. Son espejos, en los que las comunidades, tanto las
de aquel tiempo como las de hoy, se reconocen con sus tristezas y angustias, con sus
alegrías y esperanzas. Encuentran luz y fuerza en las respuestas de Jesús.
• Juan 16,29-30: Ahora estás hablando claramente. Jesús había dicho a los
discípulos: pues el Padre mismo os quiere, porque me queréis a mí y creéis que salí de
Dios. Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre
(Jn 16,27-28). Al oír esta afirmación de Jesús, los discípulos responden: Ahora sí que
hablas claro, y no dices ninguna parábola. Sabemos ahora que lo sabes todo y no
necesitas que nadie te pregunte. Por esto creemos que has salido de Dios. Los discípulos
pensaban que lo entendían todo. Sí, realmente, ellos captaron una luz verdadera para
aclarar sus problemas. Pero era una luz aún muy pequeña. Captaron la semilla, pero de
momento no conocían el árbol. La luz o la semilla era una intuición básica de la fe: Jesús
es para nosotros la revelación de Dios como Padre: Por esto creemos que has salido de
Dios. Pero esto no era que el comienzo, la semilla. Jesús mismo, era y sigue siendo una
gran parábola o revelación de Dios para nosotros. En él Dios llega hasta nosotros y se
nos revela. Pero Dios no cabe en nuestros esquemas. Supera todo, desarma nuestros
esquemas y nos trae sorpresas inesperadas que, a veces, son muy dolorosas.
• Juan 16,31-32: Me dejaréis solo, pero yo no estoy solo. El Padre está conmigo.
Jesús pregunta: "¿Ahora creéis? El conoce a sus discípulos. Sabe que falta mucho para
la comprensión total del misterio de Dios y de la Buena Nueva de Dios. Sabe que, a
pesar de la buena voluntad y a pesar de la luz que acabaron de recibir en aquel
momento, ellos tenían que enfrentarse todavía con la sorpresa inesperada y dolorosa de
la Pasión y de la Muerte de Jesús. La pequeña luz que captaron no bastaba para vencer
la oscuridad de la crisis: Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis
cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero yo no estoy solo, porque el Padre
está conmigo. Esta es la fuente de la certeza de Jesús y, a través de Jesús, ésta es y
será la fuente de la certeza de todos nosotros: El Padre está conmigo. Cuando Moisés
fue enviado para la misión a liberar al pueblo de la opresión de Egipto, recibió esta
certeza: “¡Va! Yo estoy contigo” (Ex 3,12). La certeza de la presencia libertadora de Dios
está expresada en el nombre que Dios asumió en la hora de iniciar el Éxodo y liberar a
su pueblo: JHWH, Dios con nosotros: Este es mi nombre para siempre (Ex 3,15).
Nombre que está presente más de seis mil veces solo en el Antiguo Testamento.
• Juan 16,33: ¡Animo! Yo he vencido al mundo. Y viene ahora la última frase de
Jesús que anticipa la victoria y que será fuente de paz y de resistencia tanto para los
discípulos de aquel tiempo como para todos nosotros, hasta hoy: Os he dicho estas
cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he
vencido al mundo. “Con su sacrificio por amor, Jesús vence al mundo y a Satanás. Sus
discípulos están llamados a participar en la lucha y en la victoria. Sentir el ánimo que él
infunde es ya ganar la batalla.” (L.A.Schokel)
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La hora. Juan 16,29-33. Ha sonado la hora, la hora del mundo. Hora decisiva para
Jesús, la hora para la que ha venido. Hora crucial para los discípulos, que serán barridos
como briznas de paja por la tormenta. Hora de la victoria, pues Jesús ya ha vencido al
mundo.
Es la hora de la fe. Los discípulos profesan que Jesús ha salido de Dios. Después de la
Pascua descubrirán que Cristo es la única respuesta a su pregunta. Entonces gustarán la
paz.
La hora de la profesión de fe y la hora de la dispersión. La hora de la Iglesia, la cual
nace de la fidelidad de Dios; nace en el corazón de esos hombres poco firmes. La Iglesia
es lo que Cristo va a hacer de ellos; y no lo olvidará.
• «Llega la hora»... Para Jesús no es una simple indicación cronológica. Ha llegado el
tiempo de la consumación: va a recapitular toda su vida, a «resumirla» como en un
extracto y a llevarla a su finalidad última. Jesús acoge su hora. A través del sufrimiento
y la muerte, va a dar gloria hasta el final a aquel a quien, simplemente, llama «Padre».
«He aquí la hora» de la venida de Dios, que cambia la faz de la tierra y hace que la
historia dé un giro irreversible. Surgirá la gloria de Dios no en el poder, sino en un
cuerpo flagelado, en un rostro tumefacto, en un hombre torturado.
«He aquí la hora»... El Jesús que muere en la cruz es también el que frecuentaba a
los marginados, a los enfermos, a los reprobados, a los extranjeros; el que descubría la
huella de Dios en toda la humanidad, incluso en el corazón de una prostituta o en la
llamada de un soldado romano. La «gloria de Dios» había comenzado a irradiar ya el día
en que el carpintero de Galilea había proclamado dichosos a los pobres, a los
hambrientos, a los que esperaban la venida de Dios. Es la misma luz que se aparece a
los hombres, desde el lago de Tiberíades hasta el Gólgota.
«He aquí la hora»... Es la de todos los días, cuando hombres y mujeres se entregan a la
vida, a la muerte. «La gloria de Dios es que el hombre viva» (San Ireneo). Ningún
templo podrá encerrar esta luz, pues la morada de Dios es la vida de los hombres. «He
aquí la hora»: el Reino llega allí donde hombres y mujeres toman el camino que les
llevará, a través de la muerte, al jardín de la resurrección.
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2. Vencer al mundo
2.1 La frase de Jesús en el evangelio de hoy, puesta en boca de algún otro, sonaría a
simple locura: “Yo he vencido al mundo”. ¿Cuál es ese “mundo” y qué significa haberlo
“vencido”?
2.2 Pueden orientarnos tantas expresiones que hemos venido oyendo en estos capítulos
de Juan. Por ejemplo: “Si el mundo os odia, sabéis que me ha odiado a mí antes que a
vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo,
sino que yo os escogí de entre el mundo, por eso el mundo os odia” (Jn 15,18-19). Y en
otro lugar dice: “Yo les he dado tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del
mundo, como tampoco yo soy del mundo.” (Juan 17,14). Pertenecer al mundo es estar
bajo su imperio; estar en el mundo sin pertenecer al mundo es vencer al mundo.
2.3 El concepto clave es que el mundo ama lo que le pertenece y odia lo que se le
escapa. Como por otra parte no podemos habitar en otra parte que no sea “mundo” la
única alternativa es aquello que pide para nosotros el Señor cuando ora a su Padre: “No
te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno” (Jn 17,15).
2.4 Amar sólo lo que a uno le pertenece es precisamente desfigurar el sentido del amor.
Un amor que se obliga a volver sobre sí mismo es la definición de la conveniencia y del
egoísmo, es el terreno propio del placer estéril y de la vanidad entronizada. Tales son
efectivamente los vicios propios del “mundo”: amar solamente hasta el borde de las
propias conveniencias, o con otras palabras: comprar y vender; comprarlo todo y
mantener todo en oferta, ya se trate de la paz, la conciencia, el cuerpo, la mujer, la
patria.
2.5 Cristo ha vencido al mundo amando al mundo, es decir, dándole lo que él no puede
dar. Y aquí vendrá la gran paradoja: el mundo no puede responder al amor gratuito sino
con odio gratuito. No puede recibir algo que no pueda comprar porque no quiere tener
algo que no pueda vender. Y por eso odia con injusticia y sin remedio a la vez. Cristo,
por su parte, sabiendo esto, ama “irremediablemente” al que le odia irremisiblemente, y
así manifiesta de quién procede y hacia quién nos dirige. ¡Gloria a Dios!
www.elmisericordioso.me-Pildorasdefe.net
Ser un buen cristiano nunca ha sido fácil, pues la vida cristiana muchas veces es
contraria a la que nos propone el mundo. Muchos de sus criterios, sobre todo en temas
como la justicia y la verdad no tienen mucho qué ver con lo que el Evangelio propone.
Esto provoca que los cristianos nos veamos tentados a abandonar este estilo de vida.
Por ello Jesús nos dice, "Tengan valor, porque yo he vencido al mundo". Y nosotros
podemos también vencerlo con la ayuda del Espíritu Santo. Dios mismo es la garantía de
que podemos vivir realmente como auténticos cristianos y vencer al mundo, vencer
nuestras tentaciones y todos los obstáculos que se presentan en nuestra vida.
Si las cosas en nuestra vida no han salido como lo esperábamos, si hemos sido
perseguidos o rechazados, no nos descorazonemos; mantengamos presentes en nuestro
corazón las palabras de Jesús y pidamos al Espíritu que venga en nuestra ayuda, nos
consuele y nos fortalezca para que, como Jesús y con él, podamos continuar la
construcción del Reino de los Cielos.
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
Para que tengan paz en mí. La paz solamente Cristo nos la puede dar, podremos
pensar que la tenemos, pero en realidad únicamente estando en Él podremos estar
tranquilos. Cuántas veces podremos ir de un lado a otro buscando en qué saciar nuestra
sed y, sin embargo, seguir sintiendo la sed atroz, la inquietud constante. Jesús habla
hoy claramente y nos dice que si de verdad creemos en Él tendremos la paz.
Pongámonos delante del cuadro Ángelus de Millet y veremos a dos campesinos que, en
medio de su dura jornada, paran para alabar a su Dios con el rezo del Ángelus. Sus
manos y sus pies están curtidos por el trabajo, su piel dorada por el sol y sus vestidos
desgastados por los años. Sin duda tendrían una vida probada por el dolor y por las
preocupaciones. Pero el cuadro transmite una paz profunda y silenciosa. En ese
atardecer, este matrimonio se pone en manos de Dios y lo alaba. No importa nada
porque quien tiene a Dios, lo tiene todo.
Pensemos un poco en nuestros días frenéticos y llenos de actividades. Nuestras
preocupaciones se centran en tantas cosas que, a veces, podemos olvidar lo importante
y el sentido que tiene nuestras vidas. Al mismo tiempo, podemos estar viviendo sin
problemas, teniendo todo, pero en el fondo sentir esa inquietud que viene del hacer
mucho, ganar mucho, y en lo profundo, sentir esa necesidad de paz y de quietud que
solamente Cristo nos puede dar.
• "Se trata del cansancio que da el "querer y no querer", el haberse jugado todo y
después añorar los ajos y las cebollas de Egipto, el jugar con la ilusión de ser otra cosa.
A este cansancio, me gusta llamarlo "coquetear con la mundanidad espiritual". Y, cuando
uno se queda solo, se da cuenta de que grandes sectores de la vida quedaron
impregnados por esta mundanidad y hasta nos da la impresión de que ningún baño la
puede limpiar. Aquí sí puede haber cansancio malo. La palabra del Apocalipsis nos indica
la causa de este cansancio: "Has sufrido, has sido perseverante, has trabajado
arduamente por amor de mi nombre y no has desmayado. Pero tengo contra ti que has
dejado tu primer amor". Sólo el amor descansa. Lo que no se ama cansa y, a la larga,
cansa mal." (Homilía de S.S. Francisco, 2 de abril de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, voy a rezar el Ángelus a medio día para recordar que todos mis trabajos y
problemas no son nada si tengo a Dios.
www.BibliaStraubinger
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http://www.ciudadredonda.org
Yo te ruego por ellos. Comenzamos unos días de preparación intensos para el gran
acontecimiento de Pentecostés, pasando antes por la Ascensión, como momento en que
la presencia de Jesús entre los suyos toca a su fin, para comenzar a estar presente de
otra manera: por su Espíritu. Lo haremos de la mano del discurso/oración sacerdotal de
Jesús. Toda una meditación orante sobre la obra de Jesús y sus implicaciones, tanto
para sí mismo, como para sus discípulos, que habrán de continuarla.
No estamos muy acostumbrados a encontrarnos con un Jesús orando por sus discípulos.
Bueno sería visualizarlo, imaginarlo, meditar a este Jesús en plan orante por nosotros.
Una oración que ha de ser bien poderosa, teniendo en cuenta quién la pronunciar, a
quién se dirige y lo que ruega por nosotros. Es importante que tengamos presente que
es una oración «por los discípulos», por el grupo como tal, que conformará la futura
comunidad cristiana, la Iglesia. Aún no es Iglesia, pues les falta precisamente el «don de
la Unidad y del Amor», el Espíritu. Pero ése es el interés de Jesús al orar: la fraternidad
comunitaria de sus seguidores. Y tener esto presente supone que repasemos,
profundicemos, concretemos nuestro lugar y nuestra misión en esa Comunidad grande
que es la Iglesia, y las comunidades más pequeñas donde vivimos cada día nuestra fe.
Es muy adecuado que intensifiquemos nuestra oración personal, pidiendo ese Espíritu, o
mejor, preparándonos para recibir ese Espíritu que Dios nunca niega a los que se lo
piden (Evangelio de Mateo). Podemos hacerlo con ayuda de la «Secuencia de
Pentecostés», que no es difícil encontrar por Internet si no la tienes a mano. Y hacerlo
de la mano de María, la mujer del Espíritu, la que tanto sabe de acogerlo con docilidad, y
que acompaña a los discípulos siempre y particularmente en este tiempo tan especial.
En cuanto al Evangelio de hoy, quiero fijarme en lo que dice Jesús: «Me dejaréis solo».
Dura experiencia esa en la que, en los momentos más duros (soledad, enfermedad,
dificultades laborales o apostólicas, fracasos, rupturas...) aquellos de quienes más
esperas y necesitas la cercanía y el apoyo... te la juegan, te fallan, se apartan de ti: tus
amigos, tu familia, tu comunidad, tu pareja... «No están», o incluso están en contra. La
madurez y fortaleza de las relaciones se comprueba y demuestra precisamente en esos
momentos. Fue duro para Jesús, como es duro para cualquier persona. Es fácil hundirse,
tirar la toalla...
Sin embargo Jesús cuenta con ello y además no les retira su confianza. Y reza por ellos.
Dispersarse cada cual por su lado le preocupa. La dispersión, la falta de unidad, la huida,
el dejarle solo. Y también el dejarse vencer por «el mundo». Tentaciones que son
nuestras, y en las que fallaremos con toda seguridad. Aun así, el Señor quiere seguir
contando con nosotros.
«Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre». Preciosa la confidencia y enseñanza
de Jesús. Ante la experiencia de fracaso, de oscuridad y de soledad, cuando la fe es
puesta a prueba, la fe a de volverse confianza: aquello que tan a menudo encontramos
en la Escritura: el Señor es mi fuerza, Dios mío en ti confío, aunque todos me
abandonen.., y tantas otras. Es el momento de repetir con San Pablo «sé de quién me
he fiado». Sí, el «mundo» del que habla Jesús y las luchas en que nos vemos envueltos
(intereses económicos, la imagen, el poder y los cargos, la falta de valentía para pelear
por la justicia, los silencio cómplices, el miedo, el evitar las complicaciones y riesgos....)
parecen vencernos, y no pocas veces nos vencen. Oportuno es que nos agarremos a
nuestro Padre, aunque su presencia sea oculta y discreta, aunque nos parezca que «no
está». Oportuno es que oremos estas palabras, que las dejemos calar en el fondo del
corazón... porque sólo así podremos vencer, como Jesús: «Y encontraréis la paz en mí».
Que así sea. Amén
http://www.aqplink.com/roguemos
✞ ✞ ✞ Profesión de Fe
3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)
*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Este sacrificio santo nos purifique, Señor, y derrame en nuestras almas la fuerza divina
de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor Dios nuestro: En esta eucaristía celebramos la manera cómo tenemos que pasar a
través del sufrimiento, porque ese fue el camino que siguió Jesús. Haz que tomemos
conciencia de que éste es también el camino del discípulo, como test de nuestra fe,
como prueba de nuestra esperanza y como medida de nuestro amor. Danos el Espíritu
de fortaleza para cargar dificultades y sufrimiento con paz y consuelo en nuestros
corazones a causa de la alegría que tú has prometido y de los frutos que puede dar a
otros, como ofrenda para ti, por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El
sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de
las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.
a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio II de la Ascensión del Señor. El misterio de la Ascensión
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en
todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual, después de su resurrección, se apareció visiblemente a todos sus discípulos y,
ante sus ojos, fue elevado al cielo para hacernos partícipes de su divinidad.
• Gracias Jesús por este momento de oración. Gracias por estar conmigo y por ser mi
fortaleza. Yo sé que de Ti viene la paz verdadera y que si estoy contigo podré superar
todas las pruebas y sufrimientos que encuentre en mi camino. Ayúdame a buscarte
siempre y confiar plenamente en Ti. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!
Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu
resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno
de los participantes.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.
a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.
Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.
• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)
d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Cf. Jn 14, 18; 16, 22
No os dejaré huérfanos, dice el Señor; volveré a vosotros y se alegrará vuestro corazón.
Aleluya.
Asiste, Señor, a tu pueblo y haz que pasemos del antiguo pecado a la vida nueva los que
hemos sido alimentados con los sacramentos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor Dios nuestro: Tú nos prometes lo que ni ojo ha visto ni oído ha escuchado. Danos
la fuerza del Espíritu para soportar el sufrimiento con esperanza y como un modo de
crecer en la vida de Cristo. Que ésta vida en Cristo dé a todos valor para esperar en tu
promesa de un nuevo cielo y una nueva tierra, y para vivir en tu amistad. Te lo pedimos
por medio de Cristo nuestro Señor.
4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.
✞ ✞ ✞ Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
✞ ✞ ✞ Bendición
✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16