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✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.
✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.
Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén
✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: CREO EN TÍ PERO AUMENTA MI FE”
«Cafarnaúm. La gente subió a las lanchas en busca de Jesús»
1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada
Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se dignó morir por su
rebaño. Aleluya.
Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado
• Señor, abre mi corazón y mis ojos para que pueda reconocerte en cada momento que
te acercas a mí.
• Señor bueno, Tú me invitas continuamente a ser tu amigo. Te pido que me acompañes
en este momento de oración y que me concedas el don de la fe para creer en Ti y poder
así realizar tu Plan en mi vida.
✞ ✞ ✞ Acto penitencial
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Señor, reconozco mi falta de fe. Reconozco que a pesar de mi sincero deseo de
seguirte, muchas veces me cuesta creer en Ti y en tus Promesas. Sana mi corazón
herido y aliéntame con tu gracia.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
✞ ✞ ✞ Oración Colecta:
Te pedimos, Dios todopoderoso, que, despojándonos del hombre viejo con sus
inclinaciones, vivamos en la obediencia de aquel a quien nos has incorporado por los
sacramentos pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo.
Oh Dios de la vida: Anhelamos ardientemente la vida y felicidades eternas y la
realización de todas nuestras esperanzas. Sacia todas nuestras hambres por medio de
Jesucristo tu Hijo, que es nuestro pan de vida. Y cuando Él nos haya llenado de sí
mismo, que nos guíe también y nos dé fuerza para poder llevar a un mundo que espera
el alimento de reconciliación y alegría que solamente tú puedes dar en plenitud. Te lo
pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 6, 8-15
Meditatio
Al escuchar esta lectura nos llena de admiración el odio que se puede llegar a crear
sobre una persona por el simple hecho de creer en Jesús. Sin embargo, qué lejos
estaban las comunidades cristianas de aquel tiempo, en pensar que esto le sucedería a
Esteban. ¿Lo haríamos nosotros los cristianos con nuestros propios hermanos cristianos?
Las divisiones que han existido, y que aun desgraciadamente existen en la Iglesia, han
sido motivo para calumniar, herir, desterrar e incluso llegar a matar aquellos que no
profesan la fe de la misma manera. Las luchas religiosas en todo el mundo lo único que
han dejado es hambre, miseria, muerte, desolación y, sobre todo, grandes heridas en el
corazón de los creyentes. ¿La causa?, que no dejamos que Dios arregle las cosas, sino
que las queremos arreglar nosotros, y de esta manera el odio solo engendra más odio.
Esteban, nos dice la Escritura, lleno del Espíritu Santo, dejó que Dios hablara por medio
de él, con palabras de amor, no con espadas ni con lanzas. En tu trato con hermanos
que no profesan la fe como tú, permite a Dios actuar; si te atacan, siéntete feliz de
padecer por el nombre de Jesús, y tu caridad mostrará a tus adversarios que Dios
verdaderamente vive en ti. Recuerda que el amor siempre vence.
Oratio
Señor, te pido tu cortesía y dulzura para tratar con los que profesan algo diferente de lo
que yo creo; los que difieren en aspectos de fe, de moral y sobre todo, los que difieren
con respecto a tu divinidad, Jesús; enséñame a ser cortés y afable y que en esa manera
de tratarlos, ellos puedan descubrirte a ti.
Actio
Hoy haré oración por mis seres más cercanos que profesan una fe distinta de la mía.
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• Entra Esteban en escena. Se le presenta con las mismas características que los
apóstoles: «Lleno de gracia y de poder, hacia grandes signos y prodigios». Las palabras
de Esteban están unidas a la «sabiduría» y al Espíritu»: Esteban, como los apóstoles,
está completamente inmerso en el plan de Dios, lo conoce, recibe la fuerza del Espíritu
para atestiguarlo y anunciarlo. Posee una personalidad humana de gran relieve y de
espesor «espiritual». Su predicación provoca de inmediato un conflicto y,
paradójicamente, con los judíos más abiertos. Lucas alude a la sinagoga llamada «de los
libertos», es decir, los descendientes de aquellos que, llevados a Roma como esclavos
por Pompeyo (63 a. C), habían sido liberados y se habían instalado en un barrio de la
ciudad. En torno a ellos se reunían, probablemente, judíos de diferente procedencia.
Pues bien, también para ellos era la predicación de Esteban demasiado radical: Esteban
ataca al templo y las tradiciones mosaicas.
En consecuencia, las acusaciones que se le dirigen no carecen de fundamento por
completo. Los ojos que se fijan en él con hostilidad están obligados a vislumbrar en
ellos, no obstante, un esplendor particular, el de un ángel que expresa la presencia de
Dios, algo semejante al rostro de Moisés cuando bajó, resplandeciente, del Sinaí tras
haber encontrado a Dios. Lucas presenta otro rasgo de Esteban: es un testigo escogido
por Dios para dar a conocer su voluntad.
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Los acontecimientos de los primeros siglos, guardan como un tesoro, la gran fidelidad de
las primeras comunidades cristianas en los momentos de dificultad y prueba. Esteban,
lleno de gracia y de poder, se deja guiar en sus palabras y en sus obras por la acción de
Dios. Sin embargo, sus enemigos, no encuentran argumentos para acusarlo y juzgarlo.
Hoy, esa misma presencia que fortaleció a Esteban, acompaña a cada discípulo del
Señor en su vocación y misión. Vivamos convencidos de que Dios nos ayuda en todo
momento, poniendo palabras de sabiduría en nuestros labios; así gozaremos de la
presencia providencial del Espíritu.
✞ ✞ ✞ Salmo
Sal 118,23-24.26-27.29-30
R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí, tu siervo medita tus decretos; tus
preceptos son mi delicia, tus enseñanzas son mis consejeros.
R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Te expliqué mi camino, y me escuchaste: enséñame tus mandamientos; instrúyeme en
el camino de tus mandatos, y meditaré tus maravillas.
R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Apártame del camino falso, y dame la gracia de tu ley; escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos.
R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
✞ ✞ ✞ Aleluya
Aleluya Mt 4, 4b
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el que perdura para la vida
eterna.
22 Al día siguiente, la gente continuaba al otro lado del lago. Se habían dado cuenta de
que allí solamente había una barca y sabían que Jesús no había embarcado en ella con
sus discípulos, sino que éstos habían partido solos.
23 Otras barcas llegaron de Tiberíades, y atracaron cerca del lugar donde la gente había
comido el pan después que el Señor había dado gracias a Dios.
24 Cuando se dieron cuenta de que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las
barcas y se dirigieron a Cafarnaún en busca de Jesús.
25 Lo encontraron al otro lado y le dijeron: - Maestro, ¿cuándo has llegado aquí?
26 Jesús les contestó: - Os aseguro que no me buscáis por los signos que habéis visto,
sino porque comisteis pan hasta saciaros.
27 Esforzaos no por conseguir el alimento transitorio, sino el permanente, el que da la
vida eterna. Este alimento os lo dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, lo ha
acreditado con su sello.
28 Entonces ellos le preguntaron: - ¿Qué debemos hacer para actuar como Dios quiere?
29 Jesús respondió: - Lo que Dios espera de vosotros es que creáis en aquel que Él ha
enviado.
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.
En busca de Jesús, verdadero Pan. La ocasión para crear de nuevo la comunión con
Jesús se la brinda a la gente la llegada de algunos galileos que vienen en barcas desde
Tiberíades al lugar donde Jesús había realizado el signo el día anterior, tras elevar la
oración de acción de gracias al Padre. Al día siguiente, la muchedumbre, disminuida en
parte por la decepción del rechazo opuesto por Jesús, se traslada hacia Cafarnaún por
vía marítima en busca del hombre del prodigio. Juan, al referir de nuevo algunos
detalles sobre el milagro del día precedente, pretende conectar una vez más con el tema
cristológico e invitar de nuevo a los oyentes a rebasar el nivel humano de interpretación
del signo para llegar a la comprensión de la acción trascendente de Jesús.
La gente vuelve a encontrar a Jesús junto a Cafarnaún y le dirige una pregunta
destinada a satisfacer su curiosidad: «Maestro, ¿cuándo has llegado aquí?» (v. 25).
También Nicodemo había ido al encuentro de Jesús impulsado por una curiosidad basada
en la autosuficiencia y se había dirigido a él llamándole «Maestro» (3,2). Sin embargo,
Jesús no responde a las preguntas que le hacen en ninguno de los dos casos. Revela
más bien a la muchedumbre las verdaderas intenciones que le han impulsado a buscarle
y desenmascara la mentalidad excesivamente material y egoísta de las personas: «Os
aseguro que no me buscáis por los signos que habéis visto, sino porque comisteis pan
hasta saciaros» (v. 26). En realidad, todos siguen a Jesús por el pan material que les
había saciado el hambre el día anterior. La multitud, encerrada en su sueño mesiánico,
no ha comprendido el signo realizado por el Profeta y su alcance espiritual. Ha dado más
valor al pan que al que lo da. Ha buscado más las ventajas materiales y pasajeras que
las ocasiones de respuesta y de amor.
Ante esta ceguera espiritual, Jesús proclama la diferencia radical que existe entre el pan
material y corruptible y el que permanece para la vida eterna, el que el Hijo del hombre
dará (v. 27), e invita a la gente que le rodea a superar el estrecho horizonte en el que
vive y a pasar del plano terreno al de la fe y el Espíritu.
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Juan 6. Introducción
Este capítulo empieza con la alimentación de los cinco mil (vv. 1-15) y continúa con
Jesús caminando sobre el agua (vv. 16-21), y la multitud dándose cuenta de que Jesús
se ha marchado (vv. 22-23).
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
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1) Oración inicial
¡Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que
puedan volver al buen camino!; concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno
de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Juan 6,22-29
3) Reflexión
• En el evangelio de hoy iniciamos la reflexión sobre el Discurso del Pan de Vida (Jn
6,22-71), que se prolongará durante los próximos seis días, hasta el final de esta
semana. Después de la multiplicación de los panes, el pueblo se fue detrás de Jesús.
Había visto el milagro, había comido hasta saciarse y ¡quería más! No trató de buscar la
señal o la llamada de Dios que había en todo esto. Cuando la gente encontró a Jesús en
la sinagoga de Cafarnaún, tuvo con él una larga conversación, llamada el Discurso del
Pan de Vida. No es propiamente un discurso, pero se trata de un conjunto de siete
breves diálogos que explican el significado de la multiplicación de los panes como
símbolo del nuevo Éxodo y de la Cena Eucarística.
• Es bueno tener presente la división del capítulo para poder percibir mejor su sentido:
6,1-15: el pasaje sobre la multiplicación de los panes
6,16-21: la travesía del lago, y Jesús que camina sobre las aguas
6,22-71: el diálogo de Jesús con la gente, con los judíos y con los discípulos
1º diálogo: 6,22-27 con la gente: la gente busca a Jesús y lo encuentra en Cafarnaún
2º diálogo: 6,28-34 con la gente: la fe como obra de Dios y el maná en el desierto
3º diálogo: 6,35-40 con la gente: el pan verdadero es hacer la voluntad de Dios
4º diálogo: 6,41-51 con los judíos: murmuraciones de los judíos
5º diálogo: 6,52-58 con los judíos: Jesús y los judíos
6º diálogo: 6,59-66 con los discípulos: reacción de los discípulos
7º diálogo: 6,67-71 con los discípulos: confesión de Pedro
• La conversación de Jesús con la gente, con los judíos y con los discípulos es un diálogo
bonito, pero exigente. Jesús trata de abrir los ojos de la gente para que aprenda a leer
los acontecimientos y descubra en ellos el rumbo que debe tomar en la vida. Pues no
basta ir detrás de las señales milagrosas que multiplican el pan para el cuerpo. No de
sólo pan vive el hombre. La lucha por la vida sin una mística no alcanza la raíz. En la
medida en que va conversando con Jesús, la gente se queda cada vez más contrariada
por las palabras de Jesús, pero él no cede, ni cambia las exigencias. El discurso parece
moverse en espiral. En la medida en que la conversación avanza, hay cada vez menos
gente que se queda con Jesús. Al final quedan solamente los doce, y Jesús ¡no puede
confiar ni siquiera en ellos! Hoy sucede lo mismo. Cuando el evangelio empieza a exigir
un compromiso, mucha gente se aleja.
• Juan 6,22-27: La gente busca a Jesús porque quiere más pan. La gente va
detrás de Jesús. Ve que no ha entrado en la barca con los discípulos y, por ello, no
entiende cómo ha hecho para llegar a Cafarnaúm. Tampoco entiende el milagro de la
multiplicación de los panes. La gente ve lo que acontece, pero no llega a entender todo
esto como una señal de algo más profundo. Se detiene en la superficie: en la hartura de
la comida. Busca pan y vida, pero sólo para el cuerpo. Según la gente, Jesús hizo lo que
Moisés había hecho en el pasado: alimentar a todos en el desierto, hasta la saciedad.
Yendo detrás de Jesús, ellos querían que el pasado se repitiera. Pero Jesús pide a la
gente que dé un paso más. Además del trabajo por el pan que perece, debe trabajar por
el alimento que no perece. Este nuevo alimento lo dará el Hijo del Hombre, indicado por
Dios mismo. Él nos da la vida que dura por siempre. El abre para nosotros un horizonte
sobre el sentido de la vida y sobre Dios.
• Juan 6,28-29: ¿Cuál es la obra de Dios? La gente pregunta: ¿Qué debemos
hacer para realizar este trabajo (obra) de Dios? Jesús responde que la gran obra que
Dios nos pide “es creer en aquel que Dios envió”. O sea, ¡creer en Jesús!
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La muchedumbre se pone a buscar a Jesús, pero ¿qué busca en realidad? ¡El escarnio!
Todas esas gentes buscan al hombre que les ha dado de comer. Búsqueda de un
beneficio inmediato, superstición; pero también miedo al mañana. La muchedumbre está
inquieta y no sabe lo que quiere. La historia de la samaritana se repite: hay todo un
mundo entre las expectativas de los judíos y la manera en que Jesús concibe su misión.
El país quiere un rey, y Jesús se presenta como el enviado de Dios.
Pero sólo la fe permite reconocer la dignidad mesiánica de Jesús. A la muchedumbre que
pregunta qué hay que hacer para trabajar en la obra de Dios, se le da una única
respuesta: «la obra de Dios es que creáis en el que Él ha enviado». Ahora es el
momento de la confianza, pero también el del rechazo.
¡Buscaban a un panadero! Jamás se había visto nada igual: ¡había dado de comer a una
muchedumbre! Se podía creer en él; sin duda, se le debería consagrar como rey... Un
Dios útil-utilizable: ¡eso es lo que moviliza a las gentes! Un Dios que sirva a nuestros
pequeños intereses, un Dios-comerciante que distribuya sus beneficios cuando se ha
gritado lo suficientemente fuerte: ¡ése es el Dios admisible en el que se puede creer!
¡Hay una imagen de Dios que es inadmisible! Si, cuando hablamos de Dios, se trata de
encontrar una prolongación del hombre, entonces tienen razón los que ya le han
enterrado. Están en lo cierto los que encuentran más digno y honroso quedarse solos,
sin Dios. Si Dios fuese un déspota que nos hiciera vivir el juego atroz de la espera y la
sed, sin nombrar nuestro verdadero deseo, deberíamos denunciarlo y procesarlo. Si Dios
no fuese más que el eterno suplidor de las deficiencias humanas, si no pasara de ser un
superhombre, si no fuera más que la prolongación infinitamente agrandada de nuestras
nostalgias, entonces, sí, deberíamos matar a Dios.
¡Buscaban a un panadero! Decidme, ¿no nos confundimos de punto de partida cuando se
trata de Dios? Un Dios al que encontramos en nuestros gemidos, cuando andamos a
tientas en nuestros lamentos y en nuestras esperanzas frustradas... Un Dios a nuestra
pequeña medida, para satisfacer nuestros pequeños deseos... « ¡Me buscáis, no porque
hayáis visto signos, sino porque habéis comido pan!».
«Me gustaría hablar de Dios no en los límites, sino en el centro; no en la debilidad, sino
en la fuerza; no a propósito de la muerte y de la falta, sino de la vida y la bondad del
hombre» (D. Bonhoeffer, Résistance et Soumission, p. 123). Véanse los signos: Jesús
cura, hace andar a los paralíticos, limpia a los leprosos, perdona a los que ya no pueden
soportar el peso de su pecado. Dios no se descubre en la debilidad del hombre, sino en
su nobleza. Querían hacer de Jesús un Dios-panadero, y él huyó. El Dios de la fe está
siempre en el silencio de la adoración, cuando su rostro se transparenta en las huellas
de su presencia. Sólo Dios habla bien de Dios, y sólo Cristo es «el intérprete» del Padre:
«Lo que tenéis que hacer es creer en el que Él ha enviado». Jesús se fue de allí e invitó
a que le siguieran. Nadie puede manejar a Dios.
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Es importante el trabajo en nuestra vida, Jesús mismo trabajó de la misma manera que
nosotros lo hacemos; después, como trabajo, realizó el anuncio de la Palabra de Dios. El
mismo San Pablo les dice a los tesalonicenses: "El que no quiera trabajar que tampoco
coma". Sin embargo, ya había dicho Jesús que no sólo de pan vive el hombre.
Es, pues, importante, junto con nuestro trabajo cotidiano, con el cual sostenemos el
cuerpo, el trabajar también por el alimento espiritual el cual nos es dado por el mismo
Cristo. La lectura diaria del "pan de la Palabra", nuestra lectura espiritual, nuestro rato
de oración son los elementos que, como veremos en estos días, unidos a la Eucaristía,
hacen que nuestra vida espiritual crezca y se fortalezca.
Muchos cristianos hoy en día viven con una grande anemia espiritual que los puede
llevar incluso a la muerte espiritual. Si en todos los comerciales de golosinas han
incluido la frase: "Aliméntate sanamente, come frutas y verduras", nosotros podríamos
decir: ¡Aliméntate bien, ora, medita y comulga!
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Si el milagro de los panes, realizado por Jesús y destinado a la gente que le seguía (Jn
6,2-14), tiene la finalidad de revelar el poder de Jesús como Mesías y Profeta
escatológico, el signo siguiente -el Señor caminando sobre las aguas-, destinado
únicamente a los discípulos (6,16.21), pretende hacerles comprender la divinidad de
Jesús, prevenirles ante el escándalo de la muchedumbre -un escándalo suscitado por el
discurso del pan- e impedir su defección.
Una vez acabada la primera parte del capítulo 6, correspondiente al signo-milagro, Juan
se dispone a pasar al discurso sobre el pan de vida: en él comenta Jesús el milagro que
ha realizado y saca a la luz el significado escondido del signo. El autor sagrado se
inspira, para la composición del discurso eucarístico, en el género homilético-midrásico,
conocido en la tradición judía: no quiere contar la cena del Señor como en los sinópticos,
sino que presenta una homilía eucarística que emplea un texto bíblico y lo comenta en
sus diferentes partes.
El tema central de la perícopa es Jesús, verdadero pan bajado del cielo, que cuando es
comido da la vida, en contraposición con las otras obras humanas de salvación. La
yuxtaposición entre un piano terreno, mundano, y uno celeste, de fe, aparece en más
ocasiones para expresar que existe un orden de vida nuevo, «otro», que se basa en
Dios. Los hombres pueden introducirse en este nivel «ulterior» únicamente a través de
la persona de Jesús. El posee el sello de Dios (v. 27), que es el Espíritu, y el dinamismo
divino del amor (cf. 1,32-34).
La muchedumbre tenía que haber sorprendido que ese pan repartido entre muchos, del
día precedente, era la expresión del amor de Jesús, pero, desgraciadamente, se había
limitado a ver la humanidad de Jesús y su poder taumatúrgico, sin comprender el signo
del Espíritu y el amor del Padre.
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Crean en quien Él ha enviado. Aquí creemos encontrar una explicación muy escueta a
la razón de los milagros. Son en realidad señales que Jesús nos da para que creamos
que Él es Hijo de Dios enviado para Salvarnos. Porque nuestra Salvación depende de
que creamos en Él. Es verdad que Jesús obra milagros movido por el amor y la
misericordia, pero más allá del alivio inmediato que estos acarrean a sus circunstanciales
interlocutores y beneficiarios están las señales que estos representan de su Divinidad.
No hay otra forma que obre estos milagros, sino por Voluntad del Padre, lo que prueba
su íntima relación. Esto es lo que Jesús quiere que retengamos, asimilemos y
ponderemos, porque estas son señales de Dios.
Sin embargo la mayoría lo van a buscar para que resuelva sus necesidades. No es que él
no esté dispuesto a hacerlo; lo hace cada vez que alguien se lo pide con fervor.
Repetimos que siendo la misericordia encarnada, Jesús no puede sustraerse de las
necesidades que le plantean y por eso se pasa haciendo milagros, unos más notables
que otros. Este solo hecho debía bastarnos para creer que Él es el Mesías, el Hijo de
Dios, nuestro Salvador. ¿Por qué es tan importante para Jesús que creamos que Él es el
Hijo de Dios, nuestro Salvador? Porque Él no ha venido a curarnos, ni a hacer milagros,
ni obras extraordinarias. Él ha venido a hacer una sola cosa. Él ha venido cumpliendo la
Voluntad del Padre a Salvarnos. Pero nosotros solo nos salvaremos en la medida que
creamos en Él, le oigamos y hagamos lo que nos dice.
Pero si como la gente de aquél entonces, solo nos ocupamos de pedir y pedir milagros
para satisfacer nuestras necesidades, no estaremos prestando atención a lo esencial.
Esto es: prestarle atención y hacer lo que nos dice. ¿Y por qué hemos de hacer lo que
nos dice? Porque es el Hijo de Dios, el Mesías, el enviado. Él es la Luz, el Camino, la
Verdad y la Vida. Él ha venido a Revelarnos que Dios es nuestro Padre, que nos ama
tanto, que quiere que Vivamos Eternamente junto a Él. Los milagros, por más bien que
nos hagan, son tan solo señales para que nosotros creamos en Él. Es importante que
creamos, porque si no creemos, no haremos lo que nos dice. Dudaremos de Él. Y,
nuestra salvación está en que creamos en Él. ¿Por qué? Porque solo si creemos en Él lo
oiremos y estaremos dispuestas a hacer lo que nos dice a ojos cerrado, es decir
confiando plenamente.
No es fácil creer que Jesús es Hijo de Dios. Si se nos presenta cualquiera diciendo esto,
pues diremos que está loco, a no ser que nos pruebe lo contrario y esto es precisamente
lo que hace Jesús. No lo hace del modo que tal vez muchos de nosotros quisiéramos,
deteniendo el sol o dándonos la lotería, pero lo hizo atendiendo las necesidades
ocasionales de la gente pobre y humilde que lo rodeaba. Dio de comer a miles a partir
de 5 panes y 2 peces… ¿No es esto extraordinario? No hay mago que lo pueda reeditar.
Curo a ciegos, paralíticos, leprosos, poseídos por el demonio. Todo está registrado y
hubo testigos. Incluso los judíos y los sacerdotes lo reconocieron, al extremo que este es
uno de los motivos por los que lo ejecutan: “obra muchas señales”. Resucito a varios
muertos, incluso uno que ya estaba descomponiéndose. Son prodigios que nadie ha
podido realizar ni antes, ni después. Finalmente el mismo fue crucificado cruelmente,
muerto y sepultado, descendió a los infiernos y al tercer día Resucito de entre los
muertos, de lo que son testigos sus discípulos y a través de ellos, todos nosotros. ¿Todo
para qué? Para que creamos que es el Hijo de Dios, nuestro Salvador y creyéndole, le
oigamos y hagamos lo que nos dice. De ello depende nuestra salvación.
Oracion. Padre Santo, que entendamos qué cosa es lo importante y lo distingamos de
lo trivial, dejando de distraernos en estas cosas pasajeras, que hoy están y mañana
quien sabe. Que nos enfoquemos en la salvación de nuestras almas y la vida eterna…Te
lo pedimos por Cristo nuestro Señor…Amén. Roguemos al Señor… Te lo pedimos Señor
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Los evangelios nos revelan constantemente el interés que tienen las personas por buscar
a Jesús. Algunas de ellas son muy egoístas, otras reflejan un idealismo revolucionario y
otras muy honestas. Jesús, a través de su contacto constante con las personas, percibe
cuáles son las verdaderas motivaciones, las escucha, pero las purifica totalmente. La
invitación del Señor nos impulsa a madurar nuestra fe y nuestras motivaciones.
Busquemos entonces no los milagros de Dios, sino a Dios, que obra los milagros.
1. Sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua
Las gentes están impresionadas, maravilladas con Jesús, el milagro que él ha hecho
multiplicando los panes es extraordinario, entonces no quieren separarse de Él.
Después que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, despidió a la multitud después
de la multiplicación de los panes. Esto fue la misma tarde, al embarcarse los discípulos.
El Evangelio dice que: Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra
orilla, es decir un pequeño grupo se habría quedado allí, a la espera de Jesús, que no
había embarcado, y que acaso ese a lo que alude san Juan, es decir, en la región de et-
Batiha, donde multiplicó los panes.
Las gentes que se habían retirado, lo mismo que la que se había quedado, habían
constatado esto: que Jesús no había embarcado con los discípulos, con eso queda
ratificado que Jesús hizo su caminata milagrosa sobre las aguas, y que no había
quedado allí más que una barca.
2. Fueron a Cafarnaún en busca de Jesús
Dice el evangelio: Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar
donde habían comido el pan. Pero al siguiente día de la multiplicación de los panes
vinieron a este lugar diversas barcas procedentes de Tiberíades, sin que se diga el
motivo de esta arribada. Acaso en busca de Jesús, avisados por algunos de los que
hubiesen retornado la víspera, o por el rumor de que se hallase allí. Tiberíades era
capital y, situada en el lago, era el puerto principal de Galilea. Josefo, historiador judío,
hace ver el gran movimiento de naves que en él había en ese lugar.
Como estas gentes que había quedado allí se dieron cuenta que no podían encontrar a
Jesús, aunque no lo vieron embarcar; y como vieron que los discípulos se dirigieron a
Cafarnaúm, aprovecharon la oportunidad de estas barcas que acababan de llegar de
Tiberíades, se embarcaron en ellas, dice san Juan: subieron a las barcas y fueron a
Cafarnaúm en busca de Jesús. Aquí lo van a encontrar, y en esta villa tendrá lugar el
discurso sobre el “Pan de vida.”
3. "Maestro, ¿cuándo llegaste?".
Otro rasgo de tipología eucarística de este relato de San Juan está en cómo alude a la
multiplicación de los panes: atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan,
después que el Señor pronunció la acción de gracias. Su confrontación con los relatos de
la institución eucarística lleva a esto (cf. Lc 22:20; 1 Cor 11:25). El sentido tipológico
vale aunque sea interpolación.
Prestemos atención a parte del hermoso discurso sobre la diferencia y necesidad de un
alimento espiritual, que Jesús hace al encuentro con las multitudes en la región de
Cafarnaúm.
Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: Maestro, - cuándo llegaste - . La
pregunta que le hacen con el título honorífico de Maestro, Rabí, lleva un contenido sobre
el modo extraordinario como vino. Sabían que no se había embarcado ni venido a pie
con ellos. Deben haber estado maravillados, al pensar como había venido Jesús. Era un
volver a admitir el prodigio en su vida.
4. Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque
han comido pan hasta saciarse
La respuesta de Jesús pasa por alto aparentemente la cuestión para ir directamente al
fondo de su preocupación. No le buscan por el milagro como signo que habla de su
grandeza y que postula, en consecuencia, obediencia a sus disposiciones, sino que sólo
buscan el milagro como provecho, Jesús les respondió: Les aseguro que ustedes me
buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Que
busquen, pues, el alimento no temporal, aun dado milagrosamente, sino el inmortal, el
que permanece para la vida eterna, y éste es el que dispensa el Hijo del hombre, por
eso le dice Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la
Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; y cuya garantía es que el Padre, que es
al que ellos llaman Dios, el Padre, marcó con su sello. La credencial del que lo envía, son
los milagros, los signos.
5. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la
vida eterna
En nuestra realidad de hoy, con cierta pena vemos como sucede que hay personas que
buscan en la religión algo que les resulte conveniente, entonces buscan a Dios no por
Dios, sino por la ayuda que pudieran conseguir de Él, y además exigen rapidez, luego
suceden que la respuesta les tarda en llegar, entonces, pierden la fe y le dan la espalda
la Señor. No es el alimento material el que debemos buscar, sino el que permanece por
siempre, hasta la Vida Eterna.
Hasta aquí las multitudes, y sobre todo los que los guiaban, no tienen dificultad mayor
en admitir lo que Jesús les dice, principalmente por la misma incomprensión del hondo
pensamiento de Jesús. Por eso, no tienen inconveniente en admitir, como lo vieron en la
multiplicación de los panes, que Jesús esté sellado por Dios para que enseñe ese
verdadero y misterioso pan que les anuncia, y que es alimento que permanece hasta la
vida eterna.
6. Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios
De ahí el preguntar qué - Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios - es decir,
para que Dios les retribuya con ese alimento maravilloso. Piensan, seguramente, que
puedan ser determinadas formas de sacrificios, oraciones, ayunos, limosnas, que eran
las grandes prácticas religiosas judías.
Pero la respuesta de Jesús es de otro tipo y terminante. En esta hora mesiánica es que -
Jesús les respondió: - La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado -
Fe que, en San Juan, es con obras (San Juan 2:21; cf. San Juan 13:34). La multitud
comprendió muy bien que en estas palabras de Jesús no sólo se exigía reconocerle por
legado de Dios, sino la plena entrega al mismo.
Esto es lo que nos dice con mucha claridad Jesús, no está Dios para servir al hombre, al
contrario, el hombre está para servir a Dios. Dios atiende nuestras plegarias y
necesidades, todo esto por el gran amor que les tiene a los hombres, pero debemos
estar siempre dispuestos a servirle, haciendo su voluntad, viviendo una vida y una
conducta agradable a Dios, y a Él le dejamos su misericordioso auxilio.
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- La gente tenía hambre, comió el pan y buscó más pan. Buscó el milagro y no la señal
de Dios que en el milagro se escondía. ¿Qué es lo que más busco en mi vida: el milagro
o la señal?
6.- Por un momento, haz silencio dentro de ti y pregúntate: “Creer en Jesús: ¿qué
significa esto para mí, bien concretamente en mi vida de cada día?”
7.- ¿Qué busco cuando me acerco al Señor?
8.- ¿Tengo mi mirada puesta en esa vida eterna que el Señor me ha prometido?
9.- ¿Qué significa que mis actos tengan peso de eternidad?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Abre nuestro corazón, ilumina nuestra inteligencia y aviva nuestro amor, Señor, para
que recibamos tu Reino como el niño recibe el pan de su padre. ¡Que en el silencio nos
sean revelados el secreto de tu presencia y la riqueza de tu bendito Nombre!
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4 ¡Padre nuestro, Padre Dios! Doy gracias a Ti porque me concedes un día más para
acercarme a tu amor y a tu obra. ¡Cuántas veces me he montado en la barca
equivocada para buscar mi felicidad y «cielos» terrenales! Hoy quiero tomar la
verdadera barca «Yo soy el Camino, la Verdad, y la Vida eterna». Son tantos los
momentos de tomar el lado opuesto, el lado de oscuridad y tinieblas; pero Tú me dices
que si te busco te encuentro. Concédeme por tu gracia Dios mío y Señor mío, conocer,
confiar y creer más en Cristo Jesús, pues es la Obra que nos encomiendas. Por su
pasión, llagas y Sangre derramada, aumenta mi fe, para nunca más bajarme de la barca
en la cual he encontrado al Divino maestro, nunca más naufragar, y serle fiel hasta
saciarme del Pan no de un dia, sino del Pan Vivo bajado del Cielo. Te lo pedimos por
Jesucristo nuestro Señor y la intersección de nuestra Madre María Santísima. Amén
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Los escribas y los fariseos, aunque Cristo hubiera realizado obras que nadie más había
hecho, insistieron en pedir un signo decisivo que probara de una manera irrefutable su
divinidad. Sí, es cierto, había realizado un gran evento, pero les había decepcionado. Se
habría producido un signo, pero no para ellos. Fue el único evento en el que él no
aparecía como un signo de poder, sino de debilidad. Su humillación fue proclamada y
anunciada al mundo entero. Cuando fue levantado de la tierra, desplego su poder;
atrajo a todos los hombres hacia él, pero no con lo que estaba a la vista, sino con lo que
estaba escondido, que era materia de fe: con su virtud expiatoria. No vayamos, pues, en
busca de signos y milagros, ni pidamos prendas interiores y sensibles del favor de Dios.
Corramos la aventura de la fe y conseguiremos creer la prueba que los otros exigen
antes de creer. El Dios omnipotente está escondido y el mundo no nos lo descubre;
podemos ir a cualquier parte, pero no lo encontraremos. Lo más que podemos hacer por
los caminos de la naturaleza es ir a tientas detrás de él, que, aunque no le veamos, está
cerca de cada uno de nosotros.
Empieza con la fe, a fin de que puedas acabar con la santidad. Se te permite comenzar
con la fe porque esta constituye una realidad santa y figura entre los primeros frutos de
la santidad futura. La fe es la religión de los pecadores que empiezan a purificarse a sí
mismos para Dios, y en todos los tiempos y todas las economías el justo ha vivido de la
fe. Esforcémonos, por consiguiente, en ser sabios mientras el tiempo recibe el nombre
de «hoy».
Busquemos al Señor y su gracia. Acerquémonos a él, que camino sobre el mar y mandó
a los vientos y multiplico los panes. Veámosle con la fe, aunque nuestros ojos estén
cerrados y no podamos reconocerle. Que nuestro dulce Señor este siempre con
nosotros, moviendo nuestros corazones desde dentro, hasta que apunte el día y
desaparezcan las sombras (J. H. Newman, Sermoni liturgici, Fossano 1971, 210-215,
passim). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Tus mandatos son mi delicia» (cf. Sal
118,14).
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Esforzaos no por conseguir el alimento
transitorio, sino el permanente, el que da la vida eterna» (v. 27).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
Debemos dar un tono de valentía a nuestra vida cristiana, tanto a la privada como a la
pública, para no convertirnos en seres insignificantes en el plano espiritual e incluso en
cómplices del hundimiento general. ¿Acaso no buscamos, de manera ilegítima, en
nuestra libertad personal, un pretexto para dejarnos imponer por los otros el yugo de
opiniones inaceptables?
Sólo son libres los seres que se mueven por sí mismos, nos dice santo Tomás. Lo único
que nos ata interiormente, de manera legítima, es la verdad. Esta hará de nosotros
hombres libres (cf. Jn 8,32). La actual tendencia a suprimir todo esfuerzo moral y
personal no presagia, por consiguiente, un auténtico progreso verdaderamente humano.
La cruz se yergue siempre ante nosotros. Y nos llama al vigor moral, a la fuerza del
espíritu, al sacrificio (cf. Jn 1 2,25) que nos hace semejantes a Cristo y puede salvarnos
tanto a nosotros como al mundo (Pablo VI, Audiencia general del 21 de marzo de 1975).
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Los discípulos ven al Señor caminando sobre las aguas y acercándose a la barca. Y como
no viene como le esperaban, son presa del miedo. Sienten que la presencia del Señor
puede ser mucho más insoportable que su ausencia. Tal vez no se liberen ya nunca por
completo de este miedo que ahora aprenden a conocer por vez primera: el miedo a lo
inmenso, a la desaparición de todas las medidas, a verse rebasados, arrollados,
superados por todas partes. Estar solos era algo desagradable, pero todavía es mucho
más incómodo estar con alguien cuya medida hace naufragar constantemente la
nuestra. Su deseo Fue satisfecho de una manera completamente distinta a todo lo que
ellos creían; de una manera que pertenece completa y únicamente al Señor y no a ellos;
de una manera que no cierra la apertura de su deseo, sino más bien la abre de par en
par y la dilata.
Tienen miedo, y él les dice: «No tengáis miedo» (Jn 6,20). No deben tener miedo ante
él, ni por el hecho de haberlos dejado solos, ni de la soledad todavía más profunda de su
compañía, ni de sus milagros, ni de su ser extraordinario. El conoce este desgarro de la
vida habitual y este estar sumergido en una vida desconocida que se dilata cada vez
más. Conoce todo esto porque las peticiones que le ha adelantado el Padre crecen de
una manera 'desmesurada. Por eso les dice: «No tengáis miedo», porque también él
conoce el miedo. No deben temer, porque él les ayudará a llevar la angustia humana. Ni
deben tener miedo aunque él les invite a compartir su propia angustia divina. En este
intercambio les ofrece lo mejor: aquí ellos pueden perder su egoísmo y hacerse
accesibles a su amor. Él les aliviará su pequeño peso humano para hacerles cargar a
cambio, con amor, algo de su cruz infinita (A. von Speyr, doscorsi polemici, Milán 1989,
II, 27-30, passim). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
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✞ ✞ ✞ Profesión de Fe
Jesucristo es el pan bajado del cielo. Él intercede por nosotros ante el Padre.
- Por la Iglesia, para que sus miembros den en todo momento testimonio de su fe.
Roguemos al Señor.
- Por los diáconos de la Iglesia, para que, como san Esteban, sean colmados de la
sabiduría y de la gracia del Espíritu Santo. Roguemos al Señor.
- Por los catequistas, que preparan a los niños que recibirán la comunión por vez
primera, para que perseveren fielmente en su importante tarea. Roguemos al Señor.
- Por los aquí reunidos, para que se fortalezca nuestra fe recibiendo frecuentemente el
pan de la eucaristía. Roguemos al Señor.
- Por la Iglesia, para que sus líderes y ministros sustenten al Pueblo de Dios con el
alimento sólido del evangelio, roguemos al Señor.
- Por los cristianos divididos, para que pronto podamos partir y compartir todos juntos el
alimento único del único Señor, el pan de la eucaristía, roguemos al Señor.
- Por todas las comunidades cristianas, para que aprendamos a apreciar el tremendo
valor de la eucaristía y a sacar de él la fuerza para comprometernos a aliviar las
necesidades de nuestros prójimos, cercanos y lejanos, roguemos al Señor.
Concédenos, Padre santo, descubrir y valorar el don de tu Hijo en la eucaristía. Él, que
vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)
*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Suban hasta ti, Señor, nuestras súplicas con la ofrenda del sacrificio, para que,
purificados por tu bondad, nos preparemos para el sacramento de tu inmenso amor. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oh Dios y Padre nuestro: Para este banquete de la eucaristía, banquete de acción de
gracias, traemos ante ti pan y vino, los dones que tú mismo nos has dado. Ellos
expresan nuestra vida y nuestra lucha. Que se conviertan en signos vivos de la
presencia de tu Hijo entre nosotros, para que él nos sustente en nuestro caminar hacia
una vida y alegría plenas y eternas, y que nos disponga a entregarnos generosamente,
con él y como él, para la vida y felicidad de todo tu pueblo. Te lo pedimos por Cristo
nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de
consagración. El sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo
en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio .
a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio pascual III. Cristo vivo e intercesor perpetuo en favor nuestro.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha
sido inmolado.
Porque él no cesa de ofrecerse por nosotros, intercediendo continuamente ante ti;
inmolado, ya no vuelve a morir; sacrificado, vive para siempre.
• Gracias Jesús pues me invitas a creer en Ti y me prometes que así se realizará en mí
la obra del Padre. Te pido que me fortalezcas con tu Espíritu para caminar siempre por
tus senderos. Amén
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!
Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.
a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.
Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.
• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)
d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Jn 14, 27
La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo, dice el Señor.
Aleluya.
Dios todopoderoso y eterno, que en la resurrección de Jesucristo nos has renovado para
la vida eterna, multiplica en nosotros los frutos del Misterio pascual e infunde en
nuestros corazones la fortaleza del alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oh Padre nuestro amoroso: En el pan eucarístico partido aquí para nosotros
reconocemos al que es la luz de vida, a tu Hijo Jesucristo. Danos siempre este pan, que
sea Jesús nuestro pan de cada día, que sabe mejor cuando se lo comparte con todos los
que, de cualquier manera, tienen hambre de él. Concédenoslo por medio del mismo
Jesucristo, nuestro Señor.
4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea,
para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.
✞ ✞ ✞ Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
✞ ✞ ✞ Bendición
Hermanos: “Trabajen no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura y
da vida”, nos dice Jesús. En la vida, pues, busquemos al Señor y las cosas de valor
eterno.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda
sobre nosotros y permanezca para siempre.
R/ Amén
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.
✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16