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Viernes – 7ma Semana de Pascua.

Año Par Ciclo A (He 25, 13-21; Jn 21, 15-19)

INVOCACION DEL ESPIRITU SANTO

✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.

✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén

✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: SI TE AMARA NO ME ALEJARÍA DE TÍ”
 «Orillas del Lago Tiberíades. Después de comer Jesús se dirige a
Pedro».
 «Simón, ¿me amas más que éstos? Pedro le contestó: Sí, Señor, tú
sabes que te amo. Entonces Jesús le dijo: - Apacienta mis corderos».
 «Jesús le había preguntado por tercera vez si le amaba, y le respondió:
- Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te amo. - Apacienta mis
ovejas».
 «Cuando seas viejo, extenderás los brazos y será otro quien te ceñirá y
te conducirá adonde no quieras ir. Y después Jesús añadió: - Sígueme».

1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Ap 1, 5-6

Cristo nos amó y nos ha lavado nuestros pecados con su sangre, y nos ha hecho reino y
sacerdotes para Dios, su Padre. Aleluya.
Monición de entrada
Celebramos hoy al Papa Pablo VI. Juan Bautista Montini nació el 26 de septiembre de
1897, en Concesio, un pueblo cercano a Brescia. Ordenado sacerdote el 29 de mayo de
1920, desarrolló su ministerio al servicio de la Sede Apostólica, hasta que fue nombrado
arzobispo de Milán. Elegido para la Cátedra de san Pedro el 21 de junio de 1963,
clausuró felizmente el Concilio Vaticano II, y promovió su aplicación en la vida de la
Iglesia, especialmente en la liturgia, el diálogo ecuménico y la evangelización del
mundo. Entregó su alma a Dios el 6 de agosto de 1978.

Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado

Misa de Feria o de la Memoria. Viernes de la VII semana de Pascua, feria o san Pablo VI,
papa, memoria libre. 29 de Mayo 2020
En el evangelio de hoy, vemos que también nosotros, los cristianos, tenemos la misma
misión que Jesús le encomendó a Pedro, apacentar a los demás. El cristiano está
llamado a ser luz para los otros, a acompañar y consolar, a llevar un poco de alegría y
hacer la vida más hermosa para el otro y no para complicársela. Tu vida vale mucho,
vale la Sangre de Cristo, eres la perla preciosa de un Dios que no se cansa de amar.
Jesús le encomienda una misión a San Pedro, la de ser consuelo para el Pueblo elegido
de Dios. Del mismo modo, estamos llamados a apacentar, a brindar cariño y esperanza
¿Eres de los que llevar alegría o angustias a los demás? Debemos ser hombres y
mujeres que llevemos la bandera de la paz a aquellos que han visto su esperanza rota y
necesitan apoyo y consuelo para continuar.
• Oración por los niños: Dios, Padre nuestro, te pedimos que por tu intercesión de San
Nicolás protejas a nuestros niños. Mantenlos a salvo de todo daño y ayúdalos a crecer y
a ser dignos a tus ojos. Dales la fuerza para mantener su fe en Ti; y para mantener viva
su alegría en Tu creación. A través de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
• La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.

✞ ✞ ✞ Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

• Orar es encontrarse contigo, es estar a tu lado y acompañarte. Orar es hablarte y


escucharte; es estar disponible y dejarse tocar por Ti. Esto es lo que quiero hacer en
este rato de oración. Gracias, Señor, por darme esta oportunidad de orar. Enséñame a
orar como enseñaste a tus discípulos. Aumenta en mí las virtudes teologales y jamás
permitas que nada ni nadie me separe de Ti.
• Señor, Tú lo sabes todo, Tú conoces lo más profundo de mi corazón. Yo sé que no me
abandonas nunca y siempre estás a mi lado. Te pido que en esta oración pueda abrir mi
mente y mi corazón a tu palabra y pueda después llevarla con alegría a la acción.

✞ ✞ ✞ Introducción por el Celebrante.

Pastores en la Iglesia. (Hch 25,13-21¸Jn 21,15-19)


Muchos rehúsan hoy aceptar la imagen del pastor que Dios se atribuye a sí mismo (por
ej. en Ez 24), que Cristo reclama para sí y que se la aplicó a los apóstoles. ¿Acaso los
fieles no son más que dóciles ovejas? ¿Son acaso el papa, los obispos y los sacerdotes
los que “dominan en nombre de la verdad, reprimen en nombre de la moralidad, y
conservan infantil al rebaño en nombre de la bondad de Dios” (Bernard Feuillet, Journal
de a Vie 78, p. 25)? La respuesta es: No, si ellos entienden de verdad su misión de
servicio y de donación de sí mismos. No, si son pastores al estilo de Jesús. No, si ellos
son agentes y centro de unidad para sus fieles.
✞ ✞ ✞ Acto penitencial

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Señor Jesús, te pido humildemente perdón por las faltas y pecados que he cometido
desde mi última confesión. Sabes que soy débil y sin Ti nada puedo. Perdóname Buen
Señor y dame tu gracia para no faltar más contra Ti.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!

✞ ✞ ✞ Oración Colecta:

Oh, Dios, que, por la glorificación de Cristo y la luz del Espíritu Santo, nos has abierto el
acceso a la vida eterna, haz que la participación en tanta gracia nos mueva a dedicarnos
con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de la fe. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Señor, que has encomendado el cuidado de tu Iglesia al papa san Pablo, apóstol valiente
del Evangelio de tu Hijo, haz que, iluminados por sus enseñanzas, podamos cooperar
contigo para difundir en el mundo la civilización del amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor Dios nuestro: Tú has nombrado pastores en tu Iglesia para que nos proclamen tu
palabra y construyan comunidad en tu Nombre. Te pedimos hoy: Que los elegidos sean
pastores como tu Hijo: que busquen a los que yerran el camino, recuperen a los
extraviados, curen a los heridos y fortalezcan a los débiles. Que todos ellos sean
ministros de tu tierno amor y de tu servicio, como lo fue Jesucristo, tu Hijo, nuestro
Señor.

2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 25, 13-21

De un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo.


13 Algunos días después, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesárea a saludar a Festo.
14 Como se detuvieron allí muchos días, Festo expuso al rey el asunto de Pablo: - Hay
aquí un hombre que Félix me dejó encarcelado.
15 Cuando estuve en Jerusalén, los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos
me presentaron una acusación contra él pidiendo su condena.
16 Yo les respondí que los romanos no acostumbran a entregar a ningún hombre antes
que el acusado comparezca ante los acusadores y tenga oportunidad de defenderse de
la acusación.
17 Reunidos, pues, aquí sin demora alguna, al día siguiente me senté en el tribunal y
mandé traer a ese hombre.
18 Los acusadores comparecieron, pero no presentaron ninguno de los cargos que yo
sospechaba.
19 Sólo le acusaban de ciertas cuestiones referentes a su propia religión y a un tal
Jesús, ya muerto y que, según Pablo, está vivo.
20 Perplejo yo ante cuestiones de este tipo, le dije si quería ir a Jerusalén para ser
juzgado allí.
21 Pero entonces Pablo solicitó que se le reservara para el juicio de Augusto. Así que he
ordenado que lo dejen en la cárcel hasta que se presente la oportunidad de remitirlo al
César.
PALABRA DE DIOS. R/TE ALABAMOS, SEÑOR
www.evangelizacion.org.mx

Meditatio
Pablo ha pedido ver al "César", es decir, ha pedido ver al máximo gobernante para
exponerle la fe en Cristo, como se lo pidió el mismo Señor. Qué importante es que
nuestros gobernantes no solo conozcan a Jesús, sino que busquen vivir de acuerdo a su
evangelio.
No hace mucho se aprobó en México la despenalización del aborto, cosa que en un país
cuyo censo revela que el 96% de la población es "cristiana", no debería haber existido ni
siquiera como iniciativa de ley. Si esto ocurre es porque muchos de los gobernantes, no
sólo en México sino en la mayoría de los países, no han sido profundamente
evangelizados. Ciertamente no es fácil llegar a esas cúpulas, pero es deber de nosotros
procurar los medios para que el Evangelio toque sus corazones y así evitar todas las
injusticias y desórdenes morales que vienen por la falta de conversión de muchos de
aquellos que dirigen nuestra sociedad.
Hagamos público el Evangelio, busquemos los medios para que todos, principalmente los
que están en nuestra esfera social, conozcan y amen a Jesús.
Oratio
Señor, te pido por los gobernantes de mi nación y de mi entidad; te ruego, Dios mío,
que les envíes misioneros y profetas para que te conozcan. Y yo me comprometo contigo
a tener una mayor conciencia social y atender mejor a la manera en que elijo a nuestros
gobernantes mediante el voto.
Actio
Hoy buscaré en las noticias cinco situaciones importantes en mi país y entidad y haré
una oración específica por cada una de ellas.
www.santaclaradeestella.es

• Han pasado dos años y Pablo sigue prisionero. Pero también ha llegado Festo, un
magistrado mucho más honesto y solícito que el anterior. La lectura presenta una de las
muchas vicisitudes por las que pasa el prisionero Pablo, que no pierde ocasión para
anunciar lo que, para él, es lo más importante, incluso ante el rey y los príncipes, por
muy indignos y poco ejemplares que sean, como la incestuosa pareja formada por
Agripa y Berenice. El procurador Festo había comprendido bien el núcleo de la cuestión:
lo que separaba a los judíos de Pablo no era una doctrina, sino un hecho, mejor aún: el
testimonio sobre el hecho de la resurrección de Jesús.
Lucas parece un admirador del sistema jurídico romano e incluso saca a la luz algunos
de sus principios rectores. Y pone de manifiesto la prontitud para explotar en favor del
Evangelio este admirado ordenamiento jurídico. Pablo podrá ir a Roma gracias a su
apelación al César. Irá como prisionero, es verdad, pero irá a Roma. Es interesante leer
la continuación del relato, donde se presenta el encuentro de Pablo con la extraña pareja
y con el representante del Imperio romano: también ellos están interesados en el asunto
de Jesús y convierten la resurrección en tema de conversación. El valor de Pablo, que no
teme exponerse, obliga a todo tipo de personas a ponerse frente al hecho de la
resurrección, que ahora se ha convertido en el motivo fundador del nuevo camino de
salvación.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Amor. Hechos 25,13-21. El proceso de Pablo se prolonga, pero, al igual que la Ley, el
derecho romano, a pesar de su imparcialidad, poco puede hacer por el apóstol de Cristo.
Claudio, Félix, Festo y Agripa reconocen la inocencia de Pablo, pero deben inclinarse
ante su apelación a la jurisdicción imperial. Para evitar ser juzgado ante una jurisdicción
judía, Pablo apela al Emperador.
Todos los magistrados que han tenido ocasión de conocer el asunto lo han reconocido:
no hay más que disputas teológicas entre judíos y cristianos. Lo que les separa son
«querellas relativas a un cierto Jesús que ha muerto y que Pablo afirma que está vivo».
Ya en Atenas, los filósofos se habían mofado de la cuestión de la resurrección de los
muertos. Los políticos romanos no se interesarán, por su parte, mientras el mensaje
cristiano no cuestione su autoridad. Sólo se alarmarán cuando los discípulos de un tal
«Chrestos» ataquen la sacralización de los Césares y, por lo tanto, un determinado
orden social.
«Bendice, alma mía, al Señor». El salmo 102 es un himno a la beneficencia divina,
cantada por un individuo
www.fraynelson.com

Ver Evangelio.
www.caminando-con-jesus.org

Aunque a Festo le es ajena la fe en Jesús y su resurrección, trata de actuar justamente.


Dios ha puesto en el corazón de todo hombre una ley que él no se dicta a sí mismo y
que le mueve a hacer el bien y evitar el mal.

✞ ✞ ✞ Salmo

Sal 10,4-7
R/. El Señor puso en el cielo su trono.
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo Nombre. Bendice, alma mía, al
Señor, y no olvides sus beneficios.
R/. El Señor puso en el cielo su trono.
Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles; como
dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos.
R/. El Señor puso en el cielo su trono.
El Señor puso en el cielo su trono, su soberanía gobierna el universo. Bendecid al Señor,
ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes.
R/. El Señor puso en el cielo su trono.

✞ ✞ ✞ Aleluya

Aleluya Jn 14, 26
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El Espíritu Santo será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he
dicho.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

✞ ✞ ✞ Lectura del Santo Evangelio según: Juan 21, 15-19

Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas.


En aquel tiempo, una vez se hubo manifestado a los discípulos,
15 después de comer, Jesús preguntó a Pedro: - Simón, hijo de Juan, ¿me amas más
que éstos? Pedro le contestó: - Sí, Señor, tú sabes que te amo. Entonces Jesús le dijo: -
Apacienta mis corderos.
16 Jesús volvió a preguntarle: - Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro respondió: - Sí,
Señor, tú sabes que te amo. Jesús le dijo: - Cuida de mis ovejas.
17 Por tercera vez insistió Jesús: - Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro se entristeció,
porque Jesús le había preguntado por tercera vez si le amaba, y le respondió: - Señor,
tú lo sabes todo. Tú sabes que te amo. Entonces Jesús le dijo: - Apacienta mis ovejas.
18 Te aseguro que cuando eras más joven, tú mismo te ceñías el vestido e ibas adonde
querías; mas, cuando seas viejo, extenderás los brazos y será otro quien te ceñirá y te
conducirá adonde no quieras ir.
19 Jesús dijo esto para indicar la clase de muerte con la que Pedro daría gloria a Dios.
Después añadió: - Sígueme.
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

✞ ✞ ✞ “Que por el Evangelio sean perdonados nuestros pecados veniales”

San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios 267


Jesucristo interroga a Pedro, por tres veces, como si quisiera darle una repetida
posibilidad de reparar la triple negación. Pedro ya ha aprendido, escarmentado en su
propia miseria: está hondamente convencido de que sobran aquellos temerarios alardes,
consciente de su debilidad. Por eso, pone todo en manos de Cristo. Señor, tú sabes que
te amo. Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo (Jn 21, 15-17). Y ¿qué responde
Cristo? Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas (Jn 21, 15-17). No las tuyas, no
las vuestras: ¡las mías! Porque Él ha creado al hombre, Él lo ha redimido, Él ha
comprado cada alma, una a una, al precio -lo repito- de su Sangre.
Cuando los donatistas, en el siglo V, organizaban sus ataques contra los católicos,
defendían la imposibilidad de que el obispo de Hipona, Agustín, profesase la verdad,
porque había sido un gran pecador. Y San Agustín sugería, a sus hermanos en la fe,
cómo habían de replicar: Agustín es obispo en la Iglesia Católica; él lleva su carga, de la
que ha de dar cuenta a Dios. Lo conocí entre los buenos. Si es malo, él lo sabe; si es
bueno, ni siquiera en él he depositado mi esperanza. Porque lo primero que he
aprendido en la Iglesia Católica es a no poner mi esperanza en un hombre (S. Agustín,
Enarrationes in Psalmos, 36, 3, 20 (PL 36, 395).
No hacemos nuestro apostolado. En ese caso, ¿qué podríamos decir? Hacemos -porque
Dios lo quiere, porque así nos lo ha mandado: id por todo el mundo y predicad el
Evangelio (Mc 16, 15)- el apostolado de Cristo. Los errores son nuestros; los frutos, del
Señor.
Lee con atención la siguiente reflexión que te ayudará a profundizar el evangelio:
Estamos en los últimos días de la Pascua. Jesús se encuentra con Pedro y con él Jesús
nos quiere dejar una esperanza, un camino para la vida cristiana. Pedro necio,
testarudo, había negado 3 veces al amigo. Dolido, por su propio pecado, por sus propias
inconsistencias, se encuentra nuevamente con Jesús misericordioso. Y Jesús le
pregunta: « ¿me amas?». Pero vemos que Pedro ha aprendido. Ya no es el mismo. El
dolor lo ha hecho madurar. Cuando le preguntan « ¿me amas?», ya no se atreve a
responder «sí». Sino que ahora simplemente dice: «tú sabes que te quiero». Tú eres el
que sabe las cosas, no yo. Y no te digo que te amo (agapeo), sino «tú sabes que te
quiero» (fileo). Querer es distinto a amar. No es un amor perfecto, total, como el de
Dios. Sino que es un amor imperfecto, débil muchas veces, que le falta, es nuestro amor
humano. He sido infiel Señor, pero tú conoces mi corazón. Mis obras son incoherentes.
Ya no me atrevo a decir «aunque todos se escandalicen yo no». Ni tampoco: «aunque
tenga que morir contigo no te negaré». El dolor ya me enseñó a no ser tan soberbio. Ya
no me atrevo a decir que te amo. Pero tú sabes que te quiero. Aún no te amo con ese
amor divino. Pero te quiero con mi amor humano, aún imperfecto, pero que con tu
ayuda quiere crecer.
¿Por qué nos fijamos tanto en nuestros pecados? Dios no nos va a juzgar por nuestras
negaciones. Jesús ni se las menciona a Pedro. El último día Jesús nos va a preguntar
cuánto hemos amado: « ¿me amas más que estos?». No te olvides, Dios también te ha
mirado con misericordia y te ha escogido. Y ésa es la pregunta que nos hace todos los
días: ¿me amas? Digamos: «sí Señor, tú sabes todo, tú sabes que te quiero». (Padre
Juan José Paniagua).
1 Contexto. La palabra se ilumina.
www.sanJeronimo.Brown,Fitzmyer,Murphy

El Señor se aparece en Galilea (21, 1-25). Este capítulo aúna elementos diversos
procedentes de tradiciones independientes: una aparición del Señor resucitado junto al
lago de Tiberíades (cf. Mt 28,16-18; - Geografía bíblica, 73:60-61), una pesca milagrosa
(cf. Lc 5, 1-11), una comida (cf. Lc 24,30-31.41-43), la misión encomendada a Pedro
(cf. Lc 5,10b; Mt 16,18), la predicción del martirio de Pedro y el destino del Discípulo
Amado (cf. Mt 10,23; 16,28; Mc 9,1;13,30). El elemento unificador es la figura de
Pedro. Las distintas escenas tienen como objetivo describir la relación de Pedro con
Jesús como testimonio directo de la resurrección, como misionero, como pastor de las
ovejas y como mártir, y también se ocupan de su relación con el Discípulo Amado.
Aunque el autor Jn 21 presupone las escenas del cap. 20 (p.ej., w. 1.14; así como la
referencia a Tomás como Didymos en v. 2, cf. 2, cf. 20,24), el lector del evangelio tiene
la impresión de que el cap. 20 cumple de forma satisfactoria su función conclusiva y no
esperaría una continuación. El punto de mira decididamente eclesial del cap. 21,
especialmente su interés en destacar que a Jesús resucitado se le reconoce en una
comida compartida y que Pedro ha sido designado por Jesús como el pastor de sus
ovejas, ha conducido a la conclusión de que este capítulo es el resultado final de una
reedición del evangelio llevada a cabo en el contexto de la crisis comunitaria que reflejan
las epístolas joánicas. Probablemente representa un compromiso entre los cristianos
joánicos que consideraban que Jesús había confiado a «los suyos» al Discípulo Amado
(19,26-27), y las otras iglesias, que reconocían la autoridad de Pedro (R. E. Brown,
Community 161-62; H. Thyen, «Entwicklungen innerhalb der johanneischen Theologie
und Kieche im Spiegel Joh 2 1 », L'Evangile de Jean [ed. M. de Jonge, BETL 44
Gembloux 19771 259-99). Los w. 24-25 representan la conclusión final.
No puede haber duda de que el cap. 21 es un apéndice añadido al evangelio, que
concluye con el cap. 20. Lo que resulta dudoso es si la adición fue hecha por el mismo
evangelista autor de los caps. 1-20. Si bien no se puede dar una respuesta apodíctica a
esta cuestión, algunas consideraciones llevan a la probable conclusión de que es obra de
los discípulos después de la muerte del evangelista (-> 8, supra; cf. las pruebas
lingüísticas y de otros tipos en Bultmann, Das Evangelium, 542-47). El apéndice se
presenta como compuesto a partir del mismo testimonio que respalda los caps. 1-20,
pero este testimonio parece paralelo más que parte integrante de las anteriores
unidades, por lo que este capítulo no ha sido completamente integrado con el resto del
evangelio. Sea lo que fuere de su autor literario, la tradición manuscrito indica que
formaba parte del evangelio desde el principio, es decir, probablemente desde el
momento de la publicación del evangelio a raíz de la muerte del evangelista. En cuanto a
la canonicidad e inspiración de este capítulo, nunca se ha planteado duda alguna. Las
razones en que se apoya la adición de este suplemento se verán en las mismas materias
de que se ocupa.
Las palabras de Jesús acerca de Pedro y del Discípulo Amado (21,15-23).
Durante la cena, la pregunta de Pedro acerca del traidor fue mediada por el Discípulo
Amado (13,23-25); mientras que Pedro había negado al Señor, el Discípulo Amado
estuvo presente al pie de la cruz para recibir a la madre de Jesús y ser recibido por ésta
(19,26-27); el Discípulo Amado llega primero al sepulcro y cree en el Señor resucitado
sin haberlo visto (20,4-8); el Discípulo Amado reconoce al Señor en la orilla y
proporciona a Pedro la ocasión de acercársele (21,7). Sin embargo, en esta sección, el
papel de Pedro como pastor y mártir es establecida por el propio Señor resucitado. La
posición privilegiada del Discípulo Amado es reconocida, pero al parecer está destinada a
no tener continuidad tras su muerte.
Pedro, Pastor y Mártir (21, 15-19). La misión encomendada a Pedro. El NT
atribuye unánimemente a Pedro la primacía en la Iglesia apostólica (cf. Gal 2, 11ss,
Pablo resistió incluso a Pedro; Act 1-15 passim), y ello por decisión del mismo Señor (Mt
16,18). Al igual que los otros evangelios, Jn ha destacado constantemente la posición
especial de Pedro a partir del dato significativo del cambio de nombre en 1,42. En la
presente sección del suplemento se ha añadido el testimonio joánico sobre la primacía
de Pedro para completar el testimonio evangélico.
15-17. Simón, hijo de Juan, ¿me amas?: Pedro invierte la triple negación de
18,17.25-26. Lucas 22,31-34 asocia la predicción de que Pedro «se convertirá y
confirmará en la fe a sus hermanos» con la predicción de las negaciones. Su conversión
se vincula a menudo al hecho de ser el primero en ver al Señor (p.ej., 1 Cor 15,4; Lc
24,34); es ésta una tradición que no aparece en forma narrativa a no ser que
consideremos que Jn 21, 1-14 deriva de un relato donde Jesús se aparece a Pedro en
solitario. Para el cuarto evangelio amar a Jesús equivale a guardar sus mandamientos
(14,15; 15,10). Aquí, el amor de Pedro le vale el encargo de «alimentar» y «apacentar»
a las ovejas de Jesús. Esta tradición parece dar por supuesto el desarrollo del cargo
eclesial de «supervisor» La expresión «apacentar» se utiliza en 1 Pe 5,2-4 y Hch 20,28
en relación con los obispos y los ancianos de la comunidad.
El cuarto evangelio insiste en la solicitud de Jesús por el rebaño que Dios le ha
encomendado (10,3-4.14.27-30; 17,6.9-12). Jesús encarga ahora a Pedro que tenga su
misma solicitud. Una tradición paralela se refleja en la designación de Pedro como
«roca» en Mt 16,18-19, que muchos exegetas consideran sacada de una escena de
resurrección.
• La interpretación tradicional de que la triple pregunta del Señor pidiendo una triple
profesión de amor correspondía a la triple negación de Pedro es indudablemente
correcta, ¿me amas más que éstos?: La pregunta está artificiosamente formulada, y
Pedro se muestra capaz de afrontar la prueba. Antes aparecía tranquilamente confiado
en sí mismo (13,37; en Mc 14,29 pone su fidelidad en contraste con la de los demás
discípulos); ahora no presumirá de nada ni pretenderá comparar su amor con el de los
demás, sino que humildemente afirma que ya sabe el Señor todo lo concerniente a su
amor. En este pasaje se emplean dos términos diferentes para significar «amor», pero
ya han sido usados continuamente en Jn como sinónimos; asimismo, es posible que
tampoco implique diferencia alguna el uso de las palabras «corderos» y «ovejas».
Apacienta mis ovejas: Cristo concede a Pedro su propio oficio de pastor (10,4.27; cf.
Act 20,28; 1 Pe 2,25; 5,2-4).
18-19. Será destino de Pedro seguir al Buen Pastor en todos los detalles, incluso en la
entrega de la propia vida (10,11).
18. te aseguro: Jesús declara en este momento que Pedro cumplirá su promesa de
seguirle hasta la muerte (13,37-38). 1 Clem 5,4 nos informa de que Pedro murió mártir
bajo Nerón.
Cuando eras más joven, tú mismo te ceñías el vestido e ibas a donde querías;
más, cuando seas viejo...: Se trata de un proverbio. En el v. 19, el narrador lo aplica
a la muerte de Pedro; sin embargo, no queda claro si la expresión «extender los brazos»
es una referencia explícita a la crucifixión de Pedro o simplemente alude al hecho de ser
maniatado como prisionero. La tradición sobre la crucifixión de Pedro no aparece
documentada hasta Tertuliano (Scovpiace 15.3).
• Materialmente, las palabras del Señor significan poco más que esto: cuando es joven
un hombre puede ir libremente adonde quiere, pero cuando llega a viejo tiene que
consentir que le lleven adonde no quiere (Bultmann). Sin embargo, aun siendo esto
verdad, hay otro sentido bajo la superficie de estas palabras, que los lectores de Jn
reconocerían fácilmente, extenderás tus manos y otro te atará: Expresiones semejantes
son utilizadas por escritores contemporáneos cristianos y no cristianos refiriéndose a la
crucifixión. A esto alude el autor en el v. 19 (cf. 12,33), señalando el sentido pregnante
del «Sigúeme» pronunciado por el Señor. Este es el más antiguo testimonio escrito
referente a la tradición del martirio de Pedro en la cruz, acontecimiento bien conocido de
los cristianos para los que se escribió este evangelio.
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• La perícopa está totalmente centrada en la figura de Simón Pedro. El evangelista, con


dos pequeños fragmentos discursivos, especifica cuál es el papel del apóstol en la
comunidad eclesial: ha sido llamado para desempeñar el ministerio de pastor (vv. 15-
17) y para dar testimonio con el martirio (vv. 18s). De ahí que el Señor, antes de confiar
a Pedro el encargo pastoral de la Iglesia, le exija una confesión de amor. Ésa es la
condición indispensable para poder ejercer una función de guía espiritual. Y el Señor
requiere el amor de Pedro tres veces (vv. 15.16.17), con un ritmo creciente.
La insistencia de Jesús en el amor ha de ser leída como condición para establecer la
relación de intimidad filial que Pedro debe mantener con el Señor. Antes que en
cualquier dote humana, el ministerio pastoral de Pedro se basa en una confiada
comunión interior y no en un puesto de prestigio o de poder: una intimidad que no
puede ser apreciada con medidas humanas, sino que es reconocida por el Señor mismo,
que escruta el corazón. Y el Hijo de Dios, que conoce bien el ánimo del apóstol, le
responde confiándole la misión de apacentar a su rebaño: «Apacienta mis ovejas» (v.
17c).
Al ministerio pastoral le sigue después el testimonio del martirio. También Pedro debe
refrendar su amor a Jesús con la entrega de su vida (cf. Jn 15,13). El fragmento
concluye con algunas palabras redactadas por el autor sobre el tema del seguimiento. La
misión de la Iglesia y de todos sus discípulos es siempre la del seguimiento de Jesús,
único modelo de vida.
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La perícopa está centrada por completo en la figura de Simón Pedro. El evangelista


específica, con dos pequeños fragmentos discursivos, cuál es el papel del apóstol en la
comunidad eclesial: esta llamado al ministerio de pastor (vv. 15-17) y a dar testimonio
con el martirio (vv. 18s). El Señor, por consiguiente, antes de confiar a Pedro el encargo
pastoral de la Iglesia, le exige una confesión de amor. Ésta es la condición indispensable
para poder ejercer una función de guía espiritual. Y el Señor, en un crescendo, pide el
amor de Pedro tres veces (vv. 15.16.17).
La insistencia de Jesús en el amor debemos leerla como condición para establecer la
relación de intimidad filial que Pedro debe mantener con el Señor. El ministerio pastoral
de Pedro se basa, antes que en cualquier dote humana, en una relación de comunión
interior confiada y no en un puesto de prestigio o de poder. Se trata de una intimidad
que no se puede apreciar con el metro humano, sino que la conoce el mismo Señor, que
escruta el corazón. Y el Hijo de Dios, que conoce bien el ánimo del apóstol, responde
confiándole la misión de apacentar a su rebaño: «Apacienta mis ovejas» (v. 17c).
Al ministerio pastoral le sigue el testimonio del martirio: Pedro debe, por su amor a
Jesús, entregar la vida (cf. Jn 15,13). El fragmento concluye con unas palabras
redaccionales del autor relacionadas con el tema del seguimiento. La misión de la Iglesia
y de los discípulos es siempre la de seguir a Jesús, único modelo de vida.
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No hay contexto.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
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No hay reflexión.
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Oración inicial
¡Oh Dios!, que por la glorificación de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has
abierto las puertas de tu reino; haz que la recepción de dones tan grandes nos mueva a
dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de
nuestra fe. Por nuestro Señor.
Del santo Evangelio según Juan 21,15-19
Reflexión
• Estamos en los últimos días de Pentecostés. Durante la cuaresma, la selección de
los evangelios del día sigue la antigua tradición de la Iglesia. Entre Pascua y
Pentecostés, la preferencia es para el evangelio de Juan. Así, en estos últimos dos días
antes de Pentecostés, los evangelios diarios presentan los últimos versículos del
evangelio de Juan. Luego retomamos el Tiempo Común, y volvemos al evangelio de
Marcos. En las semanas del Tiempo Común, la liturgia diaria hace la lectura continua del
evangelio de Marcos (desde la 1ª hasta la 9ª semana común), de Mateo (desde la 10º
hasta la 21ª semana común) y de Lucas (desde la 22ª hasta la 34ª semana común).
• Los evangelios de hoy y de mañana presentan el último encuentro de Jesús
con sus discípulos. Fue un reencuentro de celebración, marcado por la ternura y por el
cariño. Al final, Jesús llama a Pedro y le pregunta tres veces: "¿Me amas?" Solamente
después de haber recibido, por tres veces, la misma respuesta afirmativa, Jesús da a
Pedro la misión de cuidar de las ovejas. Para que podamos trabajar en la comunidad
Jesús no pregunta si sabemos muchas cosas. ¡Lo que pide es que tengamos mucho
amor!
• Juan 21,15-17: El amor en el centro de la misión. Después de una noche de
pesca en el lago sin pescar ni un pez, al llegar a orillas de la playa, los discípulos
descubren que Jesús había preparado una comida con pan y pescado asado sobre las
brasas. Terminada la comida, Jesús llama a Pedro y le pregunta tres veces: "¿Me
amas?" Tres veces, porque fue por tres veces que Pedro negó a Jesús (Jn 18,17.25-27).
Después de tres respuestas afirmativas, también Pedro se vuelve hacia el "Discípulo
Amado" y recibe la orden de cuidar de las ovejas. Jesús no pregunta a Pedro si había
estudiado exégesis, teología, moral o derecho canónico. Sólo le pregunta:"¿Me amas?"
El amor en primer lugar. Para las comunidades del Discípulo Amado la fuerza que las
sustenta y que las mantiene unidas no es la doctrina, sino el amor.
• Juan 21,18-19: La previsión de la muerte. Jesús dice a Pedro: En verdad, en
verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero
cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no
quieras. A lo largo de la vida, Pedro y todos vamos madurando. La práctica del amor se
irá estableciendo en la vida y la persona deja de ser dueña de sí misma. El servicio de
amor a los hermanos y hermanas nos ocupará del todo y nos conducirá. Otro te ceñirá y
te llevará adonde tú no quieras. Este es el sentido del seguimiento. Y el evangelista
comenta: “Con esto indicaba la clase de muerte con que Pedro iba a glorificar a Dios”. Y
Jesús añadió: "Sígueme."
• El amor en Juan – Pedro, ¿me amas? – El Discípulo Amado. La palabra amor es
una de las palabras que más usamos, hoy en día. Por esto mismo, es una palabra muy
desgastada. Pero es con esta palabra que las comunidades del Discípulo Amado
manifestaban su identidad y su proyecto. Amar es ante todo una experiencia profunda
de relación entre personas, donde existe una mezcla de sentimientos y valores como
alegría, tristeza, sufrimiento, crecimiento, renuncia, entrega, realización, donación,
compromiso, vida, muerte, etc. Este conjunto en la Biblia se resume en una única
palabra en lengua hebraica. Esta palabra es Hesed. Es una palabra de difícil traducción
para nuestra lengua. En nuestras Biblias generalmente se traduce por caridad,
misericordia, fidelidad o amor. Las comunidades del Discípulo Amado tratan de vivir esta
práctica de amor en toda su radicalidad. Jesús la revela a los suyos en sus encuentros
con las personas, con sentimientos de amistad y de ternura, como, por ejemplo, en su
relación con la familia de Marta en Betania: “Jesús amaba a Marta y a su hermana y a
Lázaro”. Llora ante la tumba de Lázaro (Jn 11,5.33-36). Jesús encarnó siempre su
misión como una manifestación de amor: “Habiendo amado a los suyos los amó hasta el
fin” (Jn 13,1). En este amor Jesús manifiesta su profunda identidad con el Padre (Jn
15,9). Para las comunidades no había otro mandamiento que éste: “Actuar como
actuaba Jesús” (1Jn 2,6). Esto implica “amar a los hermanos” (1Jn 2,7-11; 3,11-24; 2Jn
4-6). Siendo un mandamiento tan central en la vida de la comunidad, los escritos
joánicos definen así el amor: “En esto conocemos el Amor: que el dio su vida por
nosotros. Nosotros también debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos y
hermanas”. Por esto no debemos “amar sólo de palabra, sino dar la vida por nuestros
hermanos”. (1Jn 3,16-17). Quien vive el amor lo manifiesta en sus palabras y actitudes
y se vuelve también Discípula Amada, Discípulo Amado.
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El evangelio del «discípulo amado» recupera, por así decirlo, el papel de Pedro en clave
de amor. Sólo quien ama puede apacentar el rebaño recogido por el Amor. Sólo quien
responde al amor de Cristo puede estar en condiciones de ser puesto al frente de su
rebaño, porque debe ser testigo del amor.
La página que nos ocupa es de una enorme densidad y está empapada por el tema
central de todo el evangelio de Juan: el amor. Por amor ha entregado el Padre al Hijo,
por amor ha entregado el Hijo su vida, por amor ha reunido Cristo a los suyos; el amor
es la ley de los discípulos, el amor debe mover a Pedro, y para dar testimonio de este
amor ha escrito el discípulo amado su evangelio. Toda la historia divina y humana está
movida por el amor, que nace del corazón de Dios, se revela en el Hijo, es atestiguado
por los discípulos y se pide a quien «preside en el amor». Los acontecimientos humanos
se iluminan y resuelven con esta pregunta: « ¿Me amas?» y con esta respuesta: «Sí, te
amo».
La historia de la Iglesia está basada en la pregunta que dirige Cristo a todos sus
discípulos: « ¿Me amas?», y en la respuesta: «Sí, te amo». Que el Espíritu, que es el
Amor increado, nos permita entrar en este diálogo iluminador y beatificante.
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Amor. -Juan 21,15-19. El último capítulo del cuarto evangelio tiene aspecto de
apéndice, y su origen es discutido. Se trata, sin duda, de un complemento elaborado,
después de la muerte de Pedro, por los discípulos del evangelista; refiere lo más
reciente del pensamiento joánico sobre el servicio comunitario confiado al primero de los
apóstoles.
En el momento en que la Iglesia de Asia luchaba contra la herejía gnóstica, se hizo
urgente, efectivamente, precisar la organización y las jerarquías comunitarias. Fechada
después de Pascua, la investidura pastoral de Pedro tomaba un relieve inigualable.
Además, el recuerdo del martirio subrayaba la condición esencial del pastor dedicado
enteramente a su rebaño.
Por tres veces, Jesús solicita el compromiso de Pedro. La respuesta del apóstol sirve de
contrapunto, evidentemente, a su triple negación; y subraya la confianza, por no decir la
complicidad, que unía a Pedro y a Jesús. La fuente del ministerio pastoral está ahí, en el
afecto que une a Jesús con su discípulo. La tarea es exigente. En primer lugar,
compromete toda la vida hasta la vejez; además, puede desembocar en la muerte
violenta. En lo que concierne a Pedro, el v. 19a («Extenderás las manos») puede evocar
la posición del crucificado. Eso es «seguir» a Jesús.
Un clima de exageración flota en el ambiente en este encuentro entre Pedro y el
Resucitado, una manera de ser algo más allá de lo razonable. « ¿Me amas más que
éstos?». Si se tratara de hacer un contrato, no se preguntaría semejante cosa... Pero la
Iglesia se funda en el Espíritu, que siempre es desmesura. La fe y el amor, si se
mantienen dentro de los límites de lo «razonable», no son más que caricaturas.
Por tres veces: «Pedro, ¿me amas?». La alusión es lacerante, pues hurga en la herida
sin cicatrizar de la pasión: «Antes de que cante el gallo tres veces...». « ¡No conozco a
ese hombre!».
«Pedro, ¿me amas?». No es una palabra de reproche, sino la demanda del amigo. Jesús
ama a Pedro, a quien confía las ovejas para que las guíe y vaya delante de ellas. Y el
guía será guiado, a su vez, por el Espíritu, por la pasión del pastor que da la vida:
«Pedro, Sigúeme».
Sólo el amor se acerca al misterio, sobre todo cuando ha quedado purificado con el
fuego del perdón y la fidelidad. «Pedro, ¿me amas?». «Señor, tú lo sabes todo, tú sabes
que te amo...». El encuentro se anuda en estas simples palabras.
Encontrar a Jesús resucitado supone siempre la locura del Espíritu que nos hace
lanzarnos, sin pensarlo demasiado, al amor presentido; la cabeza un tanto alocada,
nunca segura de lo que va a pasar. ¡Nunca ha sido razonable el amor!
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1. El Kerigma
No podemos dejar terminar este tiempo bendito de Pascua sin hacer un buen resumen
del kerigma, es decir, de aquel anuncio básico de la salvación. En la primera lectura de
hoy encontramos una síntesis en las palabras que utiliza Festo refiriéndose al mensaje
de Pablo. Todo el “problema” está en “un tal Jesús, ya muerto, y que, según Pablo, está
vivo”. Repasemos este kerigma con una serie de textos bíblicos y aprovechemos esta
recapitulación para prepararnos también a la evangelización.
2. ¿Cómo es el hombre lejos de Dios? —Extravío y autodestrucción
Así está escrito: "No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda,
nadie que busque a Dios. Todos se han extraviado; por igual se han corrompido. No hay
nadie que haga lo bueno, no hay ni siquiera uno." (Rom 3,10-12).
Todos han pecado y están privados de la gloria de Dios (Rom 3,23).
Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente
estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos,
desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables, calumniadores,
libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos
y más amigos del placer que de Dios (2 Timoteo 3,1-4).
3. ¿Qué hizo Dios, compadecido de los hombres? —Nos dio a su propio Hijo
Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en Él
no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3,16).
Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos
pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5,8).
Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en
quien tenemos redención, el perdón de pecados (Colosenses 1,13-14).
4. ¿Quién es Cristo para mí? —Él es el Señor y Salvador
Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús
vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero (1 Timoteo
1,15).
La ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad nos han llegado
por medio de Jesucristo (Juan 1,17).
Si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que
reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un
solo hombre, Jesucristo (Romanos 5,17).
Como Jesús permanece para siempre, su sacerdocio es imperecedero. Por eso también
puede salvar por completo a los que por medio de Él se acercan a Dios, ya que vive
siempre para interceder por ellos (Hebreos 24,25).
Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y
nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano (Juan 10,27-28).
5. ¿Qué debo hacer entonces? —Sigue estos siete pasos hoy mismo:
5.1 Arrepiéntete de las obras muertas
Comenzó Jesús a predicar: "Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca."
(Mateo 4,17).
A menos que se arrepientan, todos ustedes también perecerán (Lucas 13,3).
Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al
Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia.
(Isaías 55,7).
5.2 Confía en la misericordia de Dios
Así dice la Escritura: "Todo el que confíe en él no será jamás defraudado." No hay
diferencia entre judíos y gentiles, pues el mismo Señor es Señor de todos y bendice
abundantemente a cuantos lo invocan (Rom 10,11-12).
Tú, Señor, eres bueno y perdonador; grande es tu amor por todos los que te invocan
(Salmo 86, 5).
El poder de su majestad, ¿quién lo calculará? ¿Quién pretenderá contar sus
misericordias? (Eclesiástico 18,5).
5.3 Pide el don del Espíritu Santo
Nadie puede decir: "Jesús es el Señor" sino por el Espíritu Santo (1 Corintios 12,3).
Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el
Espíritu Santo (Hechos 1,5)
Cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto
en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. (Hechos
1,8)
Si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre
celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan! (Lucas 11,13)
5.4 Proclama a Cristo como tu Señor
Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó
de entre los muertos, serás salvo. (Romanos 10,9)
Dios envió su mensaje al pueblo de Israel, anunciando las buenas nuevas de la paz por
medio de Jesucristo, que es el Señor de todos (Hechos 10,36).
El ángel les dijo: "No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán
motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la ciudad de David
un Salvador, que es Cristo el Señor." (Lucas 2,10-11).
Nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, pues gracias a él ya hemos
recibido la reconciliación (Romanos 5,11).
5.5 No te dejes confundir por abundancia de milagros o mucha palabrería
Ante todo, tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura surge de la
interpretación particular de nadie (2 Pedro 1,20).
Si alguien les dice a ustedes: '¡Miren, aquí está el Cristo!' o '¡Allí está!', no lo crean.
Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán grandes señales y milagros
para engañar, de ser posible, aun a los elegidos. Fíjense que se lo he dicho a ustedes de
antemano (Mateo 24,23-25).
Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu,
sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo muchos
falsos profetas. En esto pueden discernir quién tiene el Espíritu de Dios: todo profeta
que reconoce que Jesucristo ha venido en cuerpo humano, es de Dios (1 Juan 4,1-2).
En el pueblo judío hubo falsos profetas, y también entre ustedes habrá falsos maestros
que encubiertamente introducirán herejías destructivas, al extremo de negar al mismo
Señor que los rescató. Esto les traerá una pronta destrucción (2 Pedro 2,1).
5.6 Únete de corazón (¡vuelve!) a su Pueblo Santo, que es la Iglesia
Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, la cual es su cuerpo (Efesios 5,23); Cristo amó
a la Iglesia y se entregó por ella (Efesios 5,25).
Así, pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se unieron a la
Iglesia unas tres mil personas. Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles,
en la comunión, en el compartir del pan y en la oración (Hechos 2,41-42).
La casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la
verdad... (1 Timoteo 3,15).
En otro tiempo también nosotros éramos necios y desobedientes. Estábamos
descarriados y éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres. Vivíamos en la
malicia y en la envidia. Éramos detestables y nos odiábamos unos a otros. Pero cuando
se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no por
nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el
lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo (Tito 3,5)
5.7 Organiza tu nueva vida
Dice Cristo: Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama
puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco
ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí (Juan 15,4).
Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el
cuerpo es débil (Mt 26,41).
Pedimos que Dios les haga conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y
comprensión espiritual, para que vivan de manera digna del Señor, agradándole en
todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios y ser
fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con paciencia en
toda situación, dando gracias con alegría al Padre (Col 1,9-12).
Tú, permanece firme en lo que has aprendido y de lo cual estás convencido, pues sabes
de quiénes lo aprendiste. Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden
darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la
Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para
instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para
toda buena obra (2 Tim 3,14-17).
Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! Que su amabilidad sea evidente a
todos. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con
oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo
Jesús. Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo
lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que
sea excelente o merezca elogio. (Filipenses 4,4-8)
www.elmisericordioso.me-Pildorasdefe.net

Conversando con el amor


Señor, quiero que mi voluntad esté guiada por tu instrucción de vida para transformar
algunas acciones que no me están haciendo bien. Lléname con la fuerza de tu amor,
para que tenga la valentía de ser diferente. Amén
Evangelio de hoy. Santo Evangelio día viernes VII semana de Pascua.
Reflexión por el Papa Francisco.
¿Cómo va el primer amor? Es decir, ¿estoy enamorado de ti como el primer día? ¿Soy
feliz contigo o te ignoro? Preguntas universales que hay que hacerlas con frecuencia.
Y no sólo los cónyuges en la pareja, sino también los sacerdotes y los obispos ante
Jesús. Porque es Jesús quien nos lo pregunta como un día hizo con Pedro: "Simón, hijo
de Juan, ¿me amas?"
Esta es la pregunta que me hago a mí, a mis hermanos obispos y a los sacerdotes.
Cómo va el amor de hoy, el de Jesús, ¿no? ¿Es como el primero? ¿Estoy enamorado
como el primer día? ¿O el trabajo, las preocupaciones un poco me hacen mirar otras
cosas, y olvidar un poco el amor? Pero los cónyuges pelean, pelean. Y eso es normal.
Pero cuando no hay amor, no se pelea: se rompe.
Jamás olvidar el primer amor. Jamás. Hay que tener varios aspectos presentes en la
relación de diálogo de un sacerdote con Jesús:
1. Antes de querer convertirse en un intelectual de la filosofía, de la teología o de la
patrología debe ser un pastor, tal como Jesús le pidió a Pedro cuando le dijo: "Apacienta
mis ovejas".
El resto, viene después. Apacienta. Con la teología, con la filosofía, con la petrología, con
lo que estudias, pero apacienta. Se pastor. Porque el señor nos ha llamado para esto.
Y las manos del obispo sobre nuestra cabeza son para ser pastores. Es una segunda
pregunta, ¿no? La primera es: "¿Cómo va el primer amor?".
2. La segunda es ésta: "¿Soy pastor, o soy un empleado de esta ONG que se llama
Iglesia?". Hay una diferencia. ¿Soy pastor? Una pregunta que yo debo hacerme, que los
obispos se deben hacer, y también los sacerdotes: todos. Apacienta. Pastorea. Ve
adelante.
3. No hay gloria ni majestad para el pastor consagrado a Jesús. No, hermano. Terminará
del modo más común, incluso más humillante, tantas veces, en un lecho, que te dan de
comer, que te deben vestir, Pero inútil, allí, enfermo. El destino es terminar como
terminó Él, amor que muere como la semilla de grano y después vendrá el fruto. Pero yo
no lo veré.
4. Sígueme: Si nosotros hemos perdido la orientación o no sabemos cómo responder
sobre el amor, no sabemos cómo responder sobre este ser pastores, no sabemos cómo
responder o no tenemos la certeza de que el Señor no nos dejará solos, incluso en los
momentos peores de la vida, en la enfermedad, Él dice: "Sígueme".
Es ésta nuestra certidumbre. Sobre las huellas de Jesús. En ese camino. "Sígueme".
(Homilía del Evangelio de hoy. Santa Marta, 06 de junio de 2014)
Oración para el Evangelio de hoy.
Señor, Tú conoces mis secretos, aún los más profundo de mi corazón. Sabes que a
menudo fallo; pero también sabes que te amo y no quiero fracasar.
Te pido perdón, porque por culpa de mis malas inclinaciones, me aparto de Ti, de tu
gracia y me alejo de ese amor incondicional que sólo Tú me ofreces.
Perdón Señor, por todas las veces que te ofendí. Ayúdame a amarte con todas mis
fuerzas, con todo mi ser, con todo mi corazón y todo mi espíritu.
Sé que esperas pacientemente a que te corresponda con amor, pero no me lo exiges,
sino que deseas que te lo entregue por amor y en plena libertad.
Gracias por enseñarme que tu gracia me basta para ser feliz y por ayudar a que mi
corazón se vea libre y sanado de los fracasos y heridas de la vida.
Me siento valorado por Ti. Tu relación conmigo nació del amor y el sacrificio y a esto
debo mantenerme unido si quiero vencer en mis batallas diarias.
Oh Señor, Tú lo sabes todo, mis caídas y mis quebrantos. Tú llenas todos mis vacíos y
repones mis fuerzas motivándome a actuar con valentía.
Ven a mi vida, acampa en mi corazón, lléname de tu poder para sentirte en cada
momento de mi vida y poder proclamar tu amor al mundo entero. Amén
Propósito para hoy.
Voy a rezar tres avemarías pidiendo a Dios discernimiento para saber hablar, actuar y
vivir de acuerdo a su voluntad.
Frase de reflexión.
"Pidamos hoy la gracia de la docilidad a la voz del Señor y del corazón abierto al Señor;
la gracia de no tener miedo de hacer cosas grandes, y la delicadeza de cuidar las cosas
pequeñas". Papa Francisco.
www.evangelizacion.org.mx

Al concluir este período, desde la Cuaresma hasta Pentecostés, en el cual hemos


caminado con Jesús, primero preparándonos y modificando nuestra vida para hacerla
más conforme con el Evangelio y así vivir la Pascua de manera permanente y,
posteriormente, siendo testigos de las maravillas de Dios en nuestra vida, la liturgia nos
presenta la despedida de Jesús a Pedro.
Si después de todo este camino que hemos hecho nos preguntara Jesús: "¿Me amas
más que los demás que trabajan contigo, o más que tus hermanos, o más que tu propia
vida?" ¿Cuál sería tu respuesta? Todo este camino realizado ha buscado que crezcamos
en el amor a Jesús, el cual debe manifestarse de manera concreta en los que nos
rodean. ¿Podrías decir que tu amor a Jesús es notorio en la comunidad y entre los
miembros de tu casa?
Pídele al Espíritu Santo, fuente del amor, que te conceda un gran amor por Jesús y por
el Reino, que sea tan grande y tan perfecto que los demás lo noten y viendo tus buenas
obras, crean en Jesús y en su amor.
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

El evangelio del «discípulo amado» recupera el papel de Pedro en clave de amor. Sólo el
que ama puede apacentar el rebaño recogido por el amor. Sólo el que responde al amor
de Cristo puede ser puesto a la cabeza del rebaño al que debe dar testimonio de amor.
La página tiene una enorme densidad y está penetrada por el tema central de todo el
evangelio de Juan: el amor. Por amor, el Padre dio al Hijo; por amor, dio el Hijo la vida;
por amor, reunió Cristo a los suyos. El amor es la ley de los discípulos, el amor debe
mover a Pedro y para dar testimonio de este amor escribió su evangelio el discípulo
amado. Toda la historia divina y humana está movida por el amor. Éste nace del corazón
de Dios, se revela en el Hijo y los discípulos dan testimonio de él. El vivir humano está
iluminado y resuelto por esta pregunta: « ¿Me amas?», y por esta respuesta: «Sí, te
amo». La historia de la Iglesia está basada en la pregunta de Cristo a cada discípulo: «
¿Me amas?», y en esta respuesta: «Sí, te amo». Que el Espíritu, que es el amor
increado, nos conceda entrar en este diálogo iluminador y beatificante.
www.catholic

La mirada de Jesús. En el pasaje de hoy me puedo sentir identificado con Pedro. Es a


mí a quien me preguntas si te amo; y tal vez mi respuesta es la misma que la de Pedro:
"Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero". Pero la pregunta para Ti sería: ¿Por
qué me preguntas esto, Jesús? ¿Por qué me pides que te ame?
Es de verdad algo maravilloso ver cómo te muestras necesitado de mi amor. Siendo
Dios, siendo el Amor mismo, quieres mi amor. Y es que nosotros, los seres humanos,
sabemos bien lo doloroso que es cuando se ama a alguien y éste no corresponde al
amor dado. Me has amado tanto, Jesús, que lo único que quieres es que te ame.
Pero el amor no se impone. No se puede obligar a amar, y por ello, en el pasaje se leen
preguntas. Las preguntas que son invitaciones, que son posibilidades, que son opciones.
No hablas a Pedro dando órdenes para que te ame, tan sólo preguntas. Este pasaje es la
invitación a escribir juntos una historia de amor que no termine jamás. La historia de un
amor que no se acaba, que no falla, que es fiel, que es generoso y alegre.
Pedro se entristece de que le preguntes con insistencia. Quizá el apóstol cree que dudas
de su amor. Pero no es así. La insistencia en tus preguntas se puede ver desde otra
perspectiva; no desde la duda, sino desde aquélla de la locura del amor.
Cuando se ama a alguien, se busca por todos los medios posibles, que el otro lo sepa y
corresponda. Es lo que haces con Pedro. Preguntas una, dos y tres veces, como
queriendo decirle: "Pedro, no te fijas que te amo tanto, que he hecho tanto para
merecer tu amor, y que sólo quiero que me ames. Te he venido persiguiendo tres años,
mendigando tu amor, demostrándote con obras concretas lo mucho que te quiero. Y tal
vez no te has dado cuenta de ello. No me he cansado de decirte, mostrarte, enseñarte el
amor que te tengo. Mira que estoy loco de amor por ti. Lo único que te pido es que me
ames. Quizás no del mismo modo a cómo Yo te amo, sino al modo a cómo tú me puedes
amar. No te pido un amor como el mío, te pido me ames con el amor que me puedes
dar, el que nace en tu interior, porque de ese amor es del que estoy sediento, del que
estoy enamorado."
• "El Señor nos pide el desapego de estas falsas riquezas para entrar en la vida
verdadera, la vida plena, auténtica y luminosa. Y yo les pregunto a ustedes, jóvenes,
chicos y chicas, que están en la plaza: ¿han percibido la mirada de Jesús sobre ustedes?
¿Qué le quieren responder? ¿Prefieren dejar esta plaza con la alegría que nos da Jesús o
con la tristeza en el corazón que la mundanidad nos ofrece?" (Homilía de S.S. Francisco,
11 de octubre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré con alegría mis deberes cotidianos sabiendo que Jesús me ama y buscando, con
ellos, corresponder a su amor.
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15 ss. Las tres preguntas sucesivas quizá recuerdan a Pedro las tres veces que había
negado a su Maestro. Jesús usa dos veces el verbo amar (agapás me) y Pedro contesta
siempre con otro verbo: te quiero (filo se). La tercera vez Jesús toma el verbo de Pedro:
me quieres (filéis me). También usa el Señor verbos distintos: boske y póimaine, que
traducimos respectivamente apacienta y pastorea (así también de la Torre), teniendo el
segundo un sentido más dinámico: llevar a los pastos. En cuanto a corderos (arnía) y
ovejas (próbata) –el probátia: ovejuelas, que algunos prefieren la segunda vez, no
añade nada (cf. Pirot) – indican matices que han sido interpretados muy diversamente.
Según Teofilacto, los corderos serían las almas principiantes, y las ovejas las
proficientes. Según otros, representan la totalidad de los fieles, incluso los pastores de la
Iglesia. Pirot hace notar la relación con el redil del Buen Pastor (10, 1-16; cf. Ga. 2, 7-
10). El Concilio Vaticano, el 18 de julio de 1870, invocó este pasaje al proclamar el
universal primado de Pedro (Denz. 1822), cuya tradición testifica autorizadamente S.
Ireneo, obispo y mártir. Ello no obstante es de notar la humildad con que Pedro sigue
llamándose simplemente copresbítero de sus hermanos en el apostolado (1 Pe. 5, 1: cf.
Hch. 10, 23 y 26 y notas), a pesar de ser el Pastor supremo.
18 s. A raíz de lo anterior Jesús profetiza a Pedro el martirio en la cruz, lo que ocurrió
en el año 67 en Roma, en el sitio donde hoy se levanta la Basílica de S. Pedro. Cf. 2 Pe.
1, 12-15. Véase 13, 23 y nota.
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« ¿Me quieres más que...?» Parece que en el corazón de Pedro hay un problema que
dificulta sus futuras responsabilidades comunitarias. Lo podríamos llamar «el-más-que».
Es como una herida mal curada, que tiene que ver en parte con su orgullo personal,
derivado de haber sido elegido por el Señor como «piedra» de su comunidad, y en parte
con una mala comprensión de su autoridad o responsabilidad en ella. Y Jesús, con una
infinita ternura y discreción, procura sanarlo y hacerle comprender su verdadera misión.
Es una tentación siempre acechante para los pastores y responsables del Pueblo de Dios
(clérigos y laicos), porque nos aleja del estilo y las opciones de Jesús.
Resulta que Jesús -siendo el Hijo de Dios- nació en una cueva: fue «menos que» los
demás, que sí habían encontrado acomodo en la posada o en algún otro lugar digno.
Jesús en su primera noche en la tierra, y después tantas otras veces, fue "menos que"
otros que sí tenían «dónde reclinar la cabeza». Y en el punto final de su vida, en la dura
experiencia de la cruz, «muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía
hombre». «Menos-que» un hombre.
Los discípulos, nada menos que en plena última cena, discutían «quién era el más
importante». Jesús les preguntó: ¿Quién es el más importante, el que se sienta a la
mesa o el que la sirve? ¿No es acaso el que se sienta a la mesa? Sin embargo, yo estoy
entre vosotros como el que sirve (Lc 22,27), como el menos importante, el «menos-
que».
Podemos recordar también aquella parábola del fariseo y el publicano que suben al
templo a orar. El fariseo no era como los demás, era «más-que», era «mejor que» el
pobre desgraciado publicano que oraba en el último banco. Y su oración no fue
escuchada.
Y sin olvidar que Jesús se rodeó durante su vida de los que «menos» importaban a los
ojos de la sociedad y de la religión de entonces: prostitutas, leprosos, publicanos, cojos,
ciegos...
Pedro, en su impulsividad, había dejado salir una desagradable autosuficiencia, al
considerarse «más-que» el resto de los discípulos: «Aunque todos te abandonen, yo no.
Estoy dispuesto a dar mi vida por ti». O sea: «Yo más valiente y fiel que los demás».
Pero a la hora de la verdad ni estaba tan dispuesto como pensaba, ni fue «más-que» ni
mejor que los demás.
Fue en el momento del lavatorio de pies cuando Pedro rechazó abiertamente la opción
de Jesús por el «menos-que». Aquel gesto de lavar los pies, propio de esclavos,
pretendía corregir la idea de «Maestro y Señor» que tenían los Doce: «Si yo, que soy el
Maestro y Señor, os he lavado los pies»... Haced vosotros lo mismo. Poneos a los pies
de los demás, servid, aliviad, cuidad... Sabéis que ningún esclavo es más importante (el
«más-que») que su amo, y que ningún mensajero es más importante que quien lo
envía. Si entendéis estas cosas, hacedlas. (Jn 13, 13-17. 37-38).Pero Pedro parece que
no terminaba de entenderlo.
Y Jesús decide ayudarle a bajarse de su «pedestal» antes de confirmarle en sus tareas
como jefe del colegio apostólico. Empieza por preguntarle: « ¿Me amas más que
éstos?». Formula la pregunta hasta tres veces. Y por tres veces, cuando Pedro le
responde (sin aludir a los demás, sin afirmar su «más que»), Jesús le dice: «pastorea,
apacienta» a mis ovejas. Lo que necesito de ti no es que seas «más-que» nadie, ni
mejor que los demás, sino que aprendas que el Buen Pastor es el que da la vida por sus
ovejas, el que está pendiente de ellas, el que ni se mira a sí mismo, ni se compara con
nadie, ni se considera más digno. Es decir: Pedro, ya que dices que me amas... que se
te note en lo que yo te mando: que ames a los míos. Que, al igual que yo he guardado a
los que me han sido encomendados por el Padre, ahora tú, Pedro (y luego el resto de
apóstoles) tenéis la tarea de guardar y cuidar, apacentar un rebaño que es suyo, y al
que tenemos que servir como si fuéramos el mismo Jesús. Sólo así puede entenderse la
misión de Pedro, y de todo pastor o agente de pastoral.
Esta encomienda de Jesús debiera afectar mucho más a nuestro modo de estar con,
entre y al servicio de la ovejas. Con menos «dignidades, distinciones, distancias,
títulos....» y mucho más pendientes del rebaño, a pesar de todas nuestras fragilidades,
y precisamente partiendo de ellas, porque eso nos hará más compasivos, más
servidores, más humildes, más «pastores según el corazón de Dios».
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Juan 21,15-19 – tú lo sabes todo.


No hay forma de ocultar, evadir o engañar al Señor. Eso es lo que reconoce Pedro, con
pesar, pues en realidad Él siempre lo supo y sin embargo lo negó. Es a este mismo que,
conociendo sus flaquezas, Jesús encarga a Sus ovejas, es decir, a Su Iglesia.
La decisión del Señor de encomendar esta delicada Misión a Pedro, quien le había
negado previamente hasta en tres ocasiones, es una muestra evidente del inmerecido
amor que Jesucristo tiene por nosotros, más allá de cualquier encargo que pudiera
encomendarnos.
No es en nuestra fuerzas, ni en nuestra fragilidad que Él confía, pues a Él no se le
escapa que somos vulnerables. Sin embargo y a pesar de ello, cuenta con nosotros, aun
para tareas tan delicadas como la que encomienda a Pedro.
No somos nosotros, por lo tanto, no son nuestros méritos los que nos hacen acreedores
a la confianza del Señor. Es Su decisión la que determina nuestra elección, por encima
de nuestra debilidad o fragilidad.
Es Él que quiere contar con nosotros, en la función en que muchos de nosotros, con
nuestros criterios, jamás hubiéramos confiado. ¡Es Él que nos salva! ¡Es Él quien hace la
diferencia! Si hubiera dependido de nosotros, la salvación no hubiera llegado. ¡Qué
palabras tan duras!
Nosotros siempre estamos dispuestos a condenar. Somos demasiado proclives a ver la
paja en el ojo ajeno y no reconocer la viga que tenemos en el nuestro. Tenemos que
entender de una vez que no hemos sido salvados por mérito alguno.
No es lo que hacemos o dejamos de hacer nosotros lo que nos salva. Es la Voluntad de
Dios; es Su Infinita Misericordia; es Su Amor el que ha traído para nosotros Su
Salvación. Él hace la diferencia. Él inclina la balanza a nuestro favor.
Conociendo nuestras falencias, conociendo nuestras debilidades, conociendo
íntimamente nuestros defectos y fragilidades, Él quiere confiarnos Su Reino, la Vida
Eterna. ¿Por qué? ¡Por amor! Lo decimos fácilmente, pero nos cuesta comprender.
¡Más aún! Nos cuesta hacer lo mismo con nuestros hermanos. Y, eso es lo que nos pide
Jesús: que nos amemos unos a otros como Él nos ha amado. Esa es la medida; ese es el
baremo. Estamos muy prestos a recibir, pero qué duros somos para dar.
A veces, sin darnos ni cuenta, condenamos a nuestros hermanos a la muerte en vida.
Los matamos en nuestro interior, por nimiedades. Porque no nos miró como queríamos,
porque no hizo lo que esperábamos, porque no se portó según nuestro patrón.
¿A cuántos hacemos el esfuerzo por comprender? ¿Por qué son siempre los demás los
que deben hacer el esfuerzo en comprendernos? ¿Y, así tenemos el descaro de
llamarnos cristianos? ¿Dónde y cuándo vimos actuar a Cristo de este modo?
Veamos y comprendamos de una vez por todas cómo Cristo ve y redime a quien fue
capaz de negarlo hasta en tres ocasiones, buscando salvar su propio pellejo. Si
Jesucristo no lo condena, por qué nosotros andamos tan prestos a condenar a nuestros
hermanos por nimiedades.
¿Quiénes somos nosotros para negar el amor a quienes nos lo piden? ¿Quiénes somos
para poner tremendas exigencias en los hombros de nuestros hermanos? ¿No podríamos
ser un poco más comprensivos y dóciles?
Con la misma vara con que medimos, seremos medidos. Hagamos el ejercicio de olvidar,
perdonar y amar como Jesucristo lo hace. No pongamos como exigencia nuestros
criterios, nuestros gustos, nuestros deseos. Amemos sin esperar nada a cambio.
Finalmente, ¿qué mejor ejemplo podemos encontrar de la forma en que un maestro
debe amar a sus discípulos? A aquel que muchos hubiéramos condenado, le confía la
mayor dignidad. ¿Qué otro modo habrá de ejercerla, sino sirviendo, perdonando y
comprendiendo?
¡Cuánto nos ha amado el Señor! ¡Él es nuestro ejemplo! Amémonos unos a otros como
Él nos ha amado. Pongamos en ejercicio este amor en nuestra vida cotidiana, en nuestro
día a día, en cada situación que debemos afrontar.
Oración: Padre Santo, danos un corazón limpio y puro como el de Jesús, para amar a
nuestros cónyuges, a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros hermanos, a
nuestros vecinos, a nuestros compañeros y a nuestro prójimo en general, como Él nos
ha amado. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
http://www.caminando-con-jesus.org

Después de la triple negación viene la triple confesión de amor. Pedro recibe entonces
una misión: apacentar el rebaño. Es convertido en Vicario de Cristo en la tierra. Este
renovado amor de Pedro lo llevará a dar su vida por Jesús.
1. Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?
Después de la aparición a la orilla del lago, Jesús resucitado dijo a Simón Pedro: Simón,
hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Esta escena tiene lugar poco antes de subir
Jesús al Padre, es muy conmovedora, Pedro pasa por un examen de amor, Jesús lo pone
a prueba, y Pedro la pasa. Sin embargo, este íntimo amigo de Jesús, experimenta una
situación especial, recordemos que Pedro había negado tres veces a Jesús, y lo hizo en
público, no obstante ahora Jesús mira con gran bondad a su discípulo.
Se acepta comúnmente que esta triple confesión que Jesús pide a Pedro, es en cierto
modo una compensación a sus tres negaciones, el Señor lo rehabilita abiertamente ante
sus compañeros. Pedro debió de comprender esto, pues a la tercera vez que le pregunta
si le ama, “se entristeció.” Quizá Pedro se acordó de aquello que le había dicho Jesús:
Antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces” como probablemente recuerda
que el rompió a llorar amargamente. (Mt 26, 75), cuando recordó las palabras de su
maestro.
Como vemos en este fragmento del Evangelio, antes de confiar a Pedro la misión
pastoral de la Iglesia, Jesús le pregunta una triple confesión de amor. Pero para Pedro,
es como una forma de rehabilitación, ante su triple negación durante la pasión del
Señor.
2. Sí, Señor, sabes que te quiero
Luego de expresarle su amor dos veces, a la tercera, acordándose quizá de sus pasadas
promesas, desconfió de sí, para presentar un amor más profundo, por ser más humilde.
Por eso apeló al conocimiento absoluto del Señor. No le alegó sus palabras; remitió su
corazón a la mirada amorosa de su Maestro. Además, al preguntarle si le ama más que
los otros discípulos presentes, hace ver que para apacentar el rebaño espiritual supone
esto un gran amor a Jesús. “El buen pastor da la vida por sus ovejas” (Jn 10:11).
Jesús, emplea dos formas amar y querer. El pregunta por dos veces ¿me amas? amor de
caridad y misericordioso, que refleja en cierto modo el amor de Dios. Pedro responde
humildemente Sí, Señor, sabes que te quiero, que es el verbo del afecto, de la amistad
sincera. La tercera vez, sin embargo, Jesús pregunta Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?,
así se pone a la altura de Pedro, condescendiendo amorosamente al nivel de Pedro.
Entonces es cuando Pedro se consterna, al comprobar el amor inmenso del Maestro que
no duda en ponerse a su misma altura.
Hermosa forma de establecer confianza, de comunión y de auténtico amor hacia Jesús.
Luego le pasa a Pedro su misma misión: Apacienta mis ovejas.
3. Pedro, respondió con generosidad y humildad, él estaba dispuesto a todo por
Jesús
El amor del apóstol se manifestará en su docilidad a los caminos de Dios en el servicio
eclesial. El apóstol verdadero está siempre dispuesto a servir en cualquier circunstancia
con obediencia y prontitud y sin olvidar que no hay amor más grande que dar la vida por
sus amigos (Jn 15,13), como Jesús.
¿Cómo estamos nosotros para pasar la prueba? Si Jesús no examinara en esta materia,
¿la aprobaríamos? El cristianismo es amor, amar es darse, pero darse como Jesús, sin
ninguna medida, porque el amor no tiene límites ni fronteras, menos tiempo de espera.
Pedro, respondió con generosidad y humildad, él estaba dispuesto a todo por Jesús. Pero
él sabía que había negado al Maestro tres veces y en público y sin embargo el amor de
Jesús, es inmenso, mira a su apóstol con ojos de infinita bondad, y estos hicieron surgir
en su corazón sentimientos de sincera convicción; las lágrimas derramadas por Pedro le
habían obtenido el perdón de Jesús. Pero para que el apóstol no abrigara ya ninguna
duda del perdón y el recuerdo del pecado cometido no lo torturase más, quiso Jesús que
públicamente le confesara su amor también tres veces.
4. El examen de amor, por el cual Jesús nos examina día a día
Sin embargo, Pedro se apenó de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo:
Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero. En esta respuesta Pedro ya está
cambiando, ya no presume y se entristece al llegar a la pregunta número tres, cargada
de alusiones dolorosas.
En este examen de amor, por el cual Jesús nos examina día a día, tenemos que
responder personalmente ante El, es a nosotros a quien corresponde responder,
nosotros somos los preguntados, no podemos refugiarnos en las respuestas de los
demás, nosotros somos los únicos que sabemos si podemos responder: Señor, tú lo
sabes todo; sabes que te quiero.
Es así como también el Señor conoce muy bien la debilidad de Pedro y conoce la
nuestra, pero Pedro apela a ese conocimiento aún más profundo que Jesús tiene de él:
sabes que te quiero. Pero al responder Pedro, con esta respuesta de amor, asume un
gran compromiso, ya que amar a Dios, tienes la responsabilidad de ser pastor de los
demás y conducirlos a verdes praderas. El primado de Pedro, su responsabilidad sobre
sus hermanos, es una carga que Jesús le confió, y que se apoya en una profesión de
amor: Jesús le ha pedido incluso ser superior en el amor, ¿me amas más que éstos?
5. Cristo nos amó, y nos purificó de nuestros pecados por medio de su sangre
En esta prueba del amor de Jesús, nadie debe tratar de sustraerse al interrogante que
Jesús nos hace en la persona de Pedro. Nos encanta estar al lado del Señor, nos
entusiasma ser amigos suyos, nos emociona tener fe, nos maravillamos al oír su
palabra, nos gusta saborear las maravillas de su amor misericordioso, pero en pocas
ocasiones nos habrá examinado Jesús tan a fondo como lo hace hoy preguntándonos por
el grado de nuestro amor y por la seriedad de nuestros compromisos de vida. Entonces
no desperdiciemos esta oportunidad que nos da hoy Jesús de provocar en nosotros
mismos un cambio radical y un reencuentro con el Señor que sea fecundo en gracia.
Hoy ya estamos muy cerca de Pentecostés, venida del Espíritu sobre nosotros. La
Antífona de Entrada de la Liturgia de Hoy dice: Cristo nos amó, y nos purificó de
nuestros pecados por medio de su sangre; nos ha convertido en un reino y hecho
sacerdotes de Dios, su Padre, aleluya.
6. “De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios”
Compensadas ahora con estas declaraciones de amor, Jesús le profetiza a Pedro que
luego lo seguirá a la muerte. Pedro, de “joven,” él mismo “se ceñía e iba a donde
quería.” Sucede que era la costumbre de recogerse sus amplias túnicas con un cordón
atado a la cintura, para caminar o trabajar, que es lo que hizo Pedro al echarse al mar
para ir al encuentro del Señor (Jn 21:7). Pero, a la hora de la vejez, “extenderás tus
brazos y otro te ceñirá, y te llevará a donde tú no quieras.” Es la imagen de una persona
anciana que, no pudiendo manejarse, necesita levantar los brazos para que otros le
ciñan la túnica y le ayuden a moverse, llevándolo para que se mueva. No que le lleven a
donde no quiera. No obstante muchos teólogos opinan que este gesto de “extender tus
manos” es la alusión a la crucifixión de Pedro, por ejemplo Tertuliano aplica bien este
ambiente al caso de Pedro, al escribir: “Fue entonces Pedro atado por otro cuando fue
sujetado a la cruz”. “De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a
Dios”, pues Pedro, al participar de esta muerte de Cristo y a su modo, viene también a
“glorificar” a Dios (Jn 13:1).
7. Seguir a Cristo hasta en la muerte
Finalmente, que Jesús hace este vaticinio a Pedro, le dijo; “Sígueme” Esta frase era muy
insinuante, principalmente en este momento, en otra palabras, es la llamada vocacional
a Pedro y a otros discípulos. Es el recuerdo de aquel “a donde Yo voy que le dice Jesús,
tú no puedes seguirme ahora,” pero “me seguirás más tarde” (Jn 13:36); era recordar
aquel “donde Yo esté, allí estará también mi servidor” (Jn 12:26), porque es trigo que
ha de morir para fructificar (Jn 12:24ss); era recordar que “el buen pastor ha de dar la
vida por sus ovejas” (Jn 10:11). Por eso, si esta frase tenía sentido de invitación para
acompañar materialmente a Cristo, como se desprende del contexto (v.20), el sentido
ha de prolongarse, al menos en un sentido “simbólico,” hasta seguir a Cristo hasta en la
muerte. (Comentario de la Biblia Nácar-Colunga)
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- Mira dentro de ti y di cuál es el motivo más profundo que te lleva a trabajar en
comunidad. ¿Es el amor o te preocupan las ideas?
6.- A partir de las relaciones que tenemos entre nosotros, con Dios y con la naturaleza,
¿qué tipo de comunidad estamos construyendo?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 ¿Me amas más que éstos? Tú lo sabes todo, Señor, tú sabes que te amamos.
Concédenos amarte aún más, y de nuestra indigencia harás el fundamento de una
Iglesia nueva. Te pedimos, Señor, por la Iglesia y sus pastores, para que desborden de
amor hacia ti y hacia sus hermanos. Te pedimos por los que han traicionado, para que
un amor sobreabundante sea el lugar de su reconciliación. Te pedimos por los que van
hacia la muerte, para que tu Espíritu les guíe hacia la resurrección con tu Hijo vivo.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

2 No sé qué decirte, Señor, frente a este diálogo. En él se encuentra, simplemente,


todo. Está toda la vida, todo su misterio, toda su luz, todo su sabor, todo su significado.
Todas las demás cuestiones se convierten en simples ocasiones para expresarte mi «sí».
¿Y cómo podría ser de otro modo? Tú me has creado para decirme que me amas y para
pedirme que te ame. Me lo pides como un mendigo, enviándome a tu Hijo como siervo,
para que no te ame por miedo o estupor frente a tu grandeza, sino para tocar las fibras
secretas de mi corazón, para herirme con tu benevolencia, para conquistarme con la
belleza de tu rostro desfigurado en la cruz.
Aunque como Pedro -pero más que él- siento a veces más de un titubeo para decirte
que te amo (porque soy un pecador que persevera en su pecado), a pesar de todo,
ahora, en este momento, ¿cómo puedo dejar de decirte que te amo? ¿Cómo puedo dejar
de decirte que quisiera amarte toda la vida? ¿Cómo puedo no decirte que quiero amar
todas las cosas y a todas las personas en ti? ¿Cómo no decirte que prefiero perder todas
las cosas con tal de no perderte a ti? Oh, mi amadísimo Señor, haz que lo que te estoy
diciendo no sea fuego de paja, sino una llama que no se extinga nunca.
www.santaclaradeestella.es

3 Bendice, alma mía, a Yahvé, el fondo de mi ser, a su santo Nombre. Bendice, alma
mía, a Yahvé, nunca olvides sus beneficios. (Sal 103,1-2) www.ocarm.org
4 ¡Padre de amor! Tú que me has creado por amor y con amor, me pides amor… Sabes,
lo he desmejorado, lo que contaminado, ahora es impuro. Por eso te respondo con
muchas dudas a tu interrogación: ¿Me amas? Mis obras y voluntad te responden; porque
si te amara con certeza, NUNCA me alejaría de Ti, y nunca dejaría de servirte. Pero,
Señor mío y Dios mío, tú lo sabes todo: que he luchado por «abrazarte con todas mis
fuerzas» pero mi debilidad se sobrepone y vuelvo a soltarte. ¡Oh Padre Bueno!, acepta
mis súplicas en Nombre de Jesús, su pasión y llagas, y por tu gracia has que ese amor
infinito que me regalas, sea verdadero y perseverante, no inconstante, ni hipócrita. Y tu
María Santísima que me acompañas ruega por mí, para que mi amor por Dios, salga de
mis entrañas, llegue a tu Inmaculado corazón, allí tome su valor porque Tú lo
transformas y lo entregues a Cristo, para mayor gloria de Dios eterno. Amén. www.dario.res
5 igual a Santa Clara. www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el


corazón de los Padres.
¿Qué significan estas palabras: « ¿Me amas?», «Apacienta mis ovejas»? Es como si, con
ellas, dijera el Señor: «Si me amas, no pienses en apacentarte a ti mismo. Apacienta,
más bien, a mis ovejas por ser mías, no como si fueran tuyas; busca apacentar mi
gloria, no la tuya; busca establecer mi Reino, no el tuyo; preocúpate de mis intereses,
no de los tuyos, si no quieres figurar entre los que, en estos tiempos difíciles, se aman a
sí mismos y, por eso, caen en todos los otros pecados que de ese amor a sí mismos se
derivan como de su principio».
No nos amemos, pues, a nosotros mismos, sino al Señor, y, al apacentar sus ovejas,
busquemos su interés y no el nuestro. El amor a Cristo debe crecer en el que apacienta
a sus ovejas hasta alcanzar un ardor espiritual que le haga vencer incluso ese temor
natural a la muerte, de modo que sea capaz de morir precisamente porque quiere vivir
en Cristo (Agustín, Comentario al evangelio de Juan, 123,5). www.santaclaradeestella.es
¿Qué reserva el Señor a Pedro, que antes le había profesado tantas veces su amor
ardiente y después renegó de su afecto? No solo no hace ninguna alusión a la negación,
sino que se encuentra con él en amistosa conversación y le pregunta sobre su amor, si
es más grande en el que en los otros. Pedro le responde que le ama, Jesus se lo vuelve
a preguntar y de nuevo -tras haber oído la misma respuesta: «Te amo»- le pregunta
para saber si le ama (cf. Jn 21,15.17). No habría cesado de preguntarle muchas veces,
me parece a ml, si Pedro se hubiera negado a responder, entristecido porque el, que
conoce todas las cosas, necesitaba muchas palabras para saber que era amado. No
actúa así, a buen seguro, porque no reconozca al amigo o porque finja no reconocerle.
Quiere demostrar que no ha conservado el recuerdo de las antiguas confesiones
pisoteadas, porque de otro modo no habría planteado aún otra; quiere encender de
nuevo el amor de Pedro.
En efecto, plantear esas preguntas y estimular esas respuestas puede reforzar la
amistad más que cualquier otra cosa. Y el recuerdo de la amistad, el hablar de ella, no
sólo la hace crecer cuando ya existe, sino que también puede hacerla nacer cuando no
existe. De este modo, pues, el Salvador muestra que ha expulsado la ira. Muestra tener
tan en cuenta la mansedumbre que, necesariamente, quien reflexione sobre su vida
debe tener el corazón manso respecto a aquellos que le entristecen. Lo declara el mismo
cuando dice: Si me conocierais, si supierais cuanta mansedumbre hay en mí, también
vuestro corazón se aplacaría (N. Cabasilas, La vida en Cristo, VI, 2, Rialp, Madrid 1999).
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.


Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: « ¿Me amas?» (Jn 21,16).
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que
te amo» (v. 17).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
El misterio insondable de Dios consiste en que Dios es un enamorado que quiere ser
amado. El que nos ha creado está esperando nuestra respuesta al amor que nos ha dado
la vida. Dios no nos dice sólo: «Tú eres mi amado», sino que también nos dice: « ¿Me
amas?», y nos proporciona innumerables posibilidades para responder «sí». En eso
consiste la vida espiritual: en la posibilidad de responder «sí» a nuestra verdad interior.
Comprendida de este modo, la vida espiritual cambia radicalmente todas las cosas. El
hecho de haber nacido y crecido, haber dejado la casa paterna y buscado una profesión,
ser alabado o rechazado, caminar y reposar, orar y jugar, enfermar y ser curado, vivir y
morir..., todo puede convertirse en expresión de la pregunta divina: «¿Me amas?». Y en
cualquier momento del viaje existe siempre la posibilidad de responder «sí» y de
responder «no».
¿A dónde nos lleva todo esto? Al «sitio» de dónde venimos, al «sitio» de Dios. Hemos
sido enviados a esta tierra para pasar en ella un breve período y para responder, a
través de las alegrías y los dolores durante el tiempo que tenemos a nuestra disposición,
con un gran «sí» al amor que se nos ha dado y, al hacerlo, volver al que nos ha enviado
con ese «sí» grabado en nuestros corazones (H. J. M. Nouwen, Sentirsi amati, Brescia
1999'4, pp. 108ss). www.santaclaradeestella.es
Parece como si Jesús se hubiera complacido en mostrar en san Pedro, el elegido entre
los elegidos, el respeto y la estima y el uso de lo que el suele hacer con lo que la
criatura le ofrece para el Reino de los Cielos. El Verbo no improviso la Piedra, sino que
esta fue construida a partir del material que Simon, hijo de Jonás, le aporta. Pedro es un
pescador, nada arenoso. Su alma no es un pedregal de arena: hay en él piedras y
guijarros rabiosamente arrojados por la ola y amontonados sin orden ni concierto. La
solidez de Pedro está en el rostro, en los miembros, en el oficio, en el gesto, en la
palabra, en la pasión, en la espontaneidad, en la audacia, incluso en la debilidad y en las
lágrimas: lágrimas que petrifican y excavan surcos sobre un rostro que el viento y la ola
han abofeteado.
En el evangelio no aparece nunca un Pedro mediocre. Cristo lo convirtió en una piedra,
en un fundamento. La piedra es la humanidad de todos los tiempos, en la que el Cristo
vivo, paciente e irresistible constructor, prepara la catedral del Espíritu: toda la iglesia
en sus fundamentos, el papa y los obispos, es piedra, pero no todo queda transformado
inmediatamente por la gracia. Tanto en la historia de Pedro como en la de la iglesia hay
algo que se desmorona bajo el ímpetu de la adversidad. Sin embargo, la piedra no se
pliega: puede ser sumergida, pero no se pliega; insultada, ensuciada por nuestra
tristeza y por la ajena, pero no se pliega.
He aquí la Iglesia, vista a través de Simón, hijo de Juan, convertido en Pedro por
voluntad de Cristo. Muchos no advierten en Pedro y en la Iglesia más que esta realidad,
fija, resistente, Fría... Sin embargo, no soldó sólo una roca en Simón, sino que tomó en
sus manos su corazón y lo puso incandescente: « ¿Me amas más que éstos?». La Piedra
no sofocó ni el impulso ni la ternura de Simón: «Señor, tú sabes que te amo». El
corazón de Pedro es el corazón que salta adelante, que no se siente dispensado, que no
pesa, no calcula: el corazón que necesita el Señor para su Iglesia. Un pastor es piedra y
corazón. No basta con algo firme: también lo está la piedra sepulcral. Contra una piedra
también es posible estrellarse...
La Iglesia está en estas dos realidades: corazón y piedra. Nadie podrá quitarle a la
Iglesia la firmeza en el dar testimonio de la verdad, porque nadie podrá quitar el amor
del corazón. «Señor, tú sabes que te amo». Pedro ya no tiene el valor de decir que le
quiere. No sabe. Tampoco hace falta que lo sepa, pues sabe el Señor que le ama a
través de su pobre corazón. El corazón de la Iglesia late con el corazón de Pedro, pero
ama con el corazón de Cristo (P. Mazzolari, Anche'io voglio bene al Papa, Brescia 1942,
18-24, passim). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
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✞ ✞ ✞ Profesión de Fe

Solo los Domingos y Solemnidades.

✞ ✞ ✞ Intenciones (Oracion de los fieles)

Jesucristo, intercede por nosotros ante el Padre, para que derrame sobre su Iglesia y
sobre el mundo al Espíritu Santo consolador. Oremos pues, en su nombre, diciendo:
R. Te lo pedimos, Señor.
- Para que envíe al Espíritu sobre el papa, sucesor de Pedro, y sobre todos los pastores
de la Iglesia. Oremos.
- Para que envíe sobre todos los hombres su Espíritu de fortaleza y paciencia, de
fidelidad y constancia, de alegría y esperanza. Oremos.
- Para que ilumine con la luz del Espíritu las mentes de los gobernantes y mueva sus
corazones en la búsqueda sincera del bien. Oremos.
- Para que todos nosotros estemos abiertos a recibir al Espíritu y a ser en el mundo
testigos de la resurrección de Cristo. Oremos.
- Señor, te pedimos por tus pastores en la Iglesia. Son nuestros pastores. Para que su
amor se derrame sobre nosotros, su pueblo, te rogamos:
- Señor, para que el amor sea la clave para la fe viva de la Iglesia, tanto en nosotros,
fieles, como en nuestros líderes y pastores, te rogamos:
- Señor, para que el Espíritu Santo nos colme con un amor compasivo para con los
pobres y débiles entre nosotros, te rogamos:
Te lo pedimos, Padre, en nombre y por intercesión de tu Hijo, que vive y reina contigo y
el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)

✞ ✞ ✞ Oración sobre las Ofrendas

*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

Mira, Señor, con misericordia, las ofrendas de tu pueblo y, para que sean aceptables a
ti, haz que la venida del Espíritu Santo purifique nuestras almas. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Señor Dios nuestro: En estos signos de pan y vino tu Hijo viene a nosotros para
servirnos y unirnos. Te rogamos hoy especialmente por los que has elegido en la Iglesia
para un ministerio de servicio. Aunque sean humanos y vulnerables, dales la fuerza para
servir y para unir y para trabajar a conciencia en su misión como pastores. Que su
principal preocupación pastoral sea construir comunidades de fe y amor, Te lo pedimos
por Cristo nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El
sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de
las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.

a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio I de la Ascensión del Señor. El misterio de la Ascensión
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en
todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque Jesús, el Señor, el rey de la gloria, vencedor del pecado y de la muerte, ha
ascendido, ante el asombro de los ángeles, a lo más alto de los cielos, como Mediador
entre Dios y los hombres, como Juez del mundo y Señor del universo.
No se ha ido para desentenderse de nuestra pobreza, sino que nos precede el primero
como cabeza nuestra, para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la
ardiente esperanza de seguirlo en su reino.
• Gracias Jesús por encontrarte conmigo. Gracias Señor por iluminar mi vida con la luz
de tu resurrección. Concédeme una fe sólida y una perseverancia fiel, para poder
alcanzar la felicidad y la santidad que tanto anhelo. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.

Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!

Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.

Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu


resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno
de los participantes.

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su


admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te
ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima por cuya
inmolación quisiste devolvemos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un
solo espíritu.
Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto
con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, (san
N.: santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener
siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al
mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu
servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y
diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
g) Intercesiones. Con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con
toda la Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros,
vivos y difuntos.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.

a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.

• Oremos a nuestro Padre misericordioso nos conceda la gracia de recibir al Espíritu de


amor; para amar a Dios con todas nuestras fuerzas, y al prójimo como a mí mismo.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan
mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.

Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no
tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes. R/. Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Danos la paz.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor, que nos dice: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas? ".

• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.

R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)

d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Cf. Jn 16, 13
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena -dice el Señor-.
Aleluya.

✞ ✞ ✞ Oración después de la Comunión

Oh, Dios, tus sacramentos nos purifican y alimentan; concédenos que la participación
inmerecida en ellos nos obtenga la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor Dios nuestro: Tú cuidas de nosotros por medio de nuestro Señor Jesucristo,
nuestro Buen Pastor. Que el Espíritu Santo inspire y fortalezca a los que tienen una
misión pastoral en tu Iglesia. Ayúdales a sacar el mejor partido de sus fieles y a
responsabilizar a todos en la comunidad para hacer de la Iglesia el signo de la presencia
de Jesús en medio de los hombres, para que todos le reconozcan como nuestro Señor y
Salvador por los siglos de los siglos.

4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

✞ ✞ ✞ Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!

Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Oracion a San Miguel Arcángel.


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde
súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo
para la perdición de las almas. Amén

✞ ✞ ✞ Bendición

Hermanos: Jesús nos dirige a nosotros, débiles y frágiles, las siguientes preguntas: ¿Me
aman ustedes? ¿Me permiten que les guíe? Que nuestra respuesta sea -en palabras y
en obras- un “sí” rotundo y entusiasta.
Que Dios todopoderoso nos confirme en su amor y nos bendiga abundantemente, el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
R/ Amén
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.

✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16

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