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ESTUDIOS

Una antropología sinodal


con acento intercultural
Nueva profecía y cambio de
paradigma
■ SIMÓN PEDRO ARNOLD, O.S.B.
Prior y formador Monasterio Benedictino de la Resurrección con sede en Naña - Lima
y en Chucuito - Puno (Perú)

El papa Francisco ha puesto de vel, incluyendo lo eclesial. “Nunca


moda el discurso de la sinodalidad. más la guerra” decía Pablo VI en la
Pero pocos se dan la pena de cavar ONU el 4 de octubre 1965. Fue el
más allá de los eslóganes, quizás tiempo del desarme y de los acuer-
porque lo que se busca, en el fon- dos sobre las armas nucleares.
do, es no cambiar nada. El reto de Creíamos en el dogma del desarro-
la sinodalidad (y las resistencias llo y del progreso continuos como
sutiles que provoca) es precisa- condiciones de una paz duradera.
mente el cambio. Trataremos de
enfocar nuestras reflexiones en El mito de la reconciliación inva-
esta exigencia de cambio de para- día rápidamente el Occidente con
digma, utilizando para tal efecto la la creación de la Unión Europea y
simbólica de la profecía. de las diversas instituciones mul-
tilaterales encargadas de guiar la
prosperidad económica y sobre
1. D EL PROFETISMO INGENUO todo de garantizar la paz y la de-
AL “COMPLEJO DE LA OSTRA” mocracia. La caída del muro de
El fin de la segunda guerra mun- Berlín y del imperio soviético en
dial fue marcado por un inmenso 1989 marcó a la vez el apogeo de
optimismo antropológico a todo ni- la euforia y el comienzo de su fin.
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confiscadoras de la finanza, por la
Creía, más bien, que la acumulación de unos pocos.
urgencia espiritual se La tercera guerra mundial, como
la llama el Papa, ya empezó hace
situaba del lado del “justo” rato y se cristaliza hoy en un nue-
bíblico: recuperar nuestra vo foco mayor entre Occidente y
credibilidad ética y espiritual Oriente. Los pobres se desinteresan
de la política y parecen preferir las
perdida. ollas de Egipto, aunque sea a costa
de una nueva esclavitud consumis-
ta. Votan, incluso, por sus verdugos
El postconcilio y capataces.
En el espacio eclesial, el Concilio ¿Qué decir de la Iglesia? A gran
inaugura una visión optimista del pena sale del largo letargo que car-
mundo y de la Humanidad, des- comió, hasta derruirlas, las mura-
pués de más un siglo de oposición llas más seguras, entre otros por la
feroz a la Modernidad. Esta Igle- catarata ininterrumpida de abusos
sia, reconciliada con el mundo y y el bloqueo voluntario del Con-
reconciliadora a los cuatro vientos, cilio. La Vida Religiosa no es una
anunciaba una nueva historia no excepción.
muy lejana de las imágenes idílicas
Me atrevo a pensar que estamos
del profeta Isaías1.
aquejados por el complejo de la os-
En América Latina este optimismo tra, este repliegue mortífero sobre
profético tomó aires revoluciona- un mediocre y egocéntrico lamen-
rios y políticas. La opción por los to. Hemos olvidado que la perla
pobres, pensábamos, pronto iba a escondida solo se entrega cuando
movilizar al pueblo pobre latinoa- ve el sol o los colores del mar.
mericano entero e iniciar el vuelco
definitivo de nuestra sociedad. ¿No
teníamos acaso modelos inspirado- Una humanidad diferente
res llamados Cuba y Nicaragua?
Con las nuevas generaciones urgen
nuevas prioridades y nuevos desa-
El tiempo de la desilusión fíos. Uno de los nuevos escenarios
prioritarios es lo que ya se llama el
Pero este profetismo ingenuo e ágora digital. Con él, lo colectivo
irénico, casi pelagiano, chocó cambió radicalmente de sentido.
pronto con una realidad menos idí-
lica. El progreso y el desarrollo se Pero el repliegue, sea nostálgico
han vuelto ilusiones en las manos o ideológico, la tristeza “vocacio-
nal” de la Vida Consagrada (sea
por “falta” de vocaciones o por la
1 Cf. Isaías, 11. pérdida del sentido vocacional de
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nuestras vidas) nos hace olvidar Pasar de la crisis a la conciencia
que antaño, en la ostra, sí había crítica, implica una nueva visión
una perla. tanto del justo como del profeta.
La ética y la espiritualidad están
hoy en una tormenta inédita. Ni
2. ¿ES ESTE UN TIEMPO PARA EL el justo ni el profeta pueden en-
PROFETISMO? frentarse a solas con esta doble
Hace algunos años, ante la debacle tormenta. Deben forzosamente
generalizada que se avecinaba, me dialogar, pero sobre un registro
puse a pensar que ya no estábamos inédito, bien diferente del profetis-
en un tiempo propicio para el pro- mo ingenuo de la postguerra como
fetismo, por lo menos este profetis- de las referencias ético-morales de
mo ingenuo y a veces incoherente. los tiempos anteriores.
Creía, más bien, que la urgencia es-
piritual se situaba del lado del “jus-
to” bíblico: recuperar nuestra credi- Desde el “segundo Elías” hacia el
bilidad ética y espiritual perdida. “segundo Bautista”
Tanto Elías como Juan Bautista pa-
saron por experiencias parecidas. El
De un tiempo de crisis a un tiem- uno como el otro empezaron por el
po crítico optimismo autosuficiente de nuestro
Pero, ante el abismo en el que profetismo ingenuo, con la certeza
hemos caído, no solo por la crisis de ser los “únicos” rescatados de
sanitaria que estamos atravesando, la debacle3 y los anunciadores del
pienso hoy, con algunos autores2 triunfo de la justicia final.
contemporáneos, que esta coyun- Pero también ambos conocieron
tura ya no es solo un tiempo de una profunda experiencia depresi-
crisis, con su comienzo y su fin. va. El primero, al huir de Jezabel,
Se trata de un tiempo “crítico” en empezó a dudar de sus evidencias
todos los sentidos de la palabra, un proféticas anteriores4. Juan Bautis-
tiempo complejo que exige nuevos ta, desde su cárcel también dudó de
paradigmas de comprensión antro- aquel a quien había anunciado5.
pológica y nuevas modalidades de
acción alternativa de vida humana
y cósmica. Hacia un nuevo profetismo justo
Pero, el justo y el profeta, en la Bi- Estamos, precisamente, en esta
blia, no son antagónicos, como si fase depresiva del profeta en el de-
hubiera un tiempo por cada uno, a sierto y ya no en la ingenuidad del
la manera del Eclesiastés. Son ab- Carmelo; entre el Jordán amenaza-
solutamente inseparables.
3 Cf. 1 Reyes 118, 20-40. Y Mateo 3, 1-12.
2 Didier Fassin (ed.): La Société qui vient, ed. 4 Cf. 1 Reyes 19, 1-8.
Seuil, Paris 2022. 5 Cf. Mateo 11, 2-6.

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dor y el oscuro calabozo de Hero- de nuestro mundo nos convence de
des. En el Horeb como en la cárcel que no existen soluciones-milagro
galilea, madura un nuevo profetis- para arreglarlo. En este sentido,
mo, el profetismo de la sombra y el mesianismo engañoso, con sus
ya no de la palestra, el tiempo del promesas globales está agonizan-
susurro ligero y no del terremoto o do. Los liderazgos construidos
del fuego; no más denuncia frontal sobre promesas se vuelven cada
sino “disminución para que otro vez menos creíbles. Pero ¿con qué
crezca”6. En esta época llena de remplazarlos?
falsos profetas fabricados, el justo
y el profeta inauguran juntos un Por mi parte, siempre consideré a
nuevo profetismo de catacumbas, Jesús como una especie de “anti”
donde ascetismo ético-espiritual y mesías. Al rechazar la figura me-
ruptura radical constituyen la ma- siánica oficial y al ser rechazado
teria prima de una nueva palabra de la Belén davídica por falta de
más creíble. espacio disponible, él nos propone,
de entrada, otra imagen de lideraz-
Es la hora de reaprender a decir go: el Siervo sufriente del segundo
“NO”, de reinventarse juntos y Isaías, que Juan retomará de manera
reinventar el mundo desde su mar- admirable en su relato de la pasión.
gen. En este encuentro, Tradición Por allí quiero explorar el nuevo
contemplativa y visión audaz y profetismo, el anuncio de una nueva
abierta inauguran una lectura apo- humanidad desde la sombra de la
calíptica, de alguna manera, de la marginalidad evangélica.
historia creyente.
El primer “anti” liderazgo que
aparece en el evangelio viene de
3. CRISIS DE LIDERAZGO Y AL- las mujeres. Lo más inédito de la
TERNATIVA SINODAL primera comunidad de Jesús es el
Si este no es solo un tiempo de lugar público de las mujeres. El
crisis sino un tiempo crítico, sin bautismo liberador e igualitario (ya
embargo, está tejido a su vez de no hay hombres ni mujeres, dice la
una serie de crisis interconectadas. carta a los Gálatas) lo confirmará
De estas, me parece que la crisis en las comunidades postpascuales.
que afecta el liderazgo, en todas las La crisis del liderazgo concierne,
áreas de lo humano, constituye algo básicamente, el patriarcalismo.
como la trama de todas las demás. Ante la muerte de Jesús, los va-
rones habían huido, mientras las
mujeres prepararon y posibilitaron
El fin del mesianismo la experiencia de la resurrección.
La complejidad caracteriza las co- El derrumbe del modelo capitalis-
yunturas críticas. Esta complejidad ta occidental es también la caída
del mundo visto por los “hombres
6 Cf. Juan 3, 30. blancos”.
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El surgimiento actual del liderazgo
femenino es una de las claves del El justo y el profeta
nuevo profetismo en gestación y
de la nueva humanidad en germen;
inauguran juntos un nuevo
a condición de que se atreva a ser profetismo de catacumbas,
verdaderamente pascuales. ¿Qué
democracia, qué nueva visión de
donde ascetismo ético-
los derechos humanos y cósmicos espiritual y ruptura radical
nos prepara, por ejemplo, el ecofe- constituyen la materia
minismo? O ¿debemos esperar una
nueva modalidad de los demasiado prima de una nueva palabra
conocidos autoritarismos de turno? más creíble.

El liderazgo de Jesús
Si existen alternativas sinodales Finalmente, supo delegar cuando,
para un nuevo profetismo, tenemos en el discurso de adiós en Juan9,
que confrontarlas, necesariamente, se retira para dejar el espacio al
con el liderazgo del propio Jesús. Espíritu, es decir al autoliderazgo
El primer ícono es aquél del Pastor espiritual de la comunidad.
que se adelanta y, a la vez, conoce Jesús fue un líder tanto solidario
por su nombre a cada oveja, para de su comunidad como solitario en
llamarla a entrar y salir, según la Getsemaní, al adelantarse para que
bella simbólica de Juan7. sus discípulos se salven10.
Jesús fue también un líder-discí-
pulo. No solo se dejó iluminar por
4. LA SINODALIDAD COMO DE-
el Bautista, aún si fue para tomar
MOCRACIA DEL ESPÍRITU
posteriormente sus distancias.
Pero también se dejó convertir por En conclusión, quisiera volver a
la Cananea y por el centurión y interrogar la idea de sinodalidad
tantos otros que cambiaron y en- que nos sugiere el Papa Francis-
sancharon el rumbo de su misión8. co, desde tres acontecimientos del
La importancia de la mujeres, de Nuevo Testamento, en los Hechos
los gentiles y de los pecadores de los Apóstoles y la carta a los
como inspiradores de su toma de Gálatas: la elección de Matías11, la
consciencia, deja prefigurar lo que creación de los diáconos12 y, prin-
serán después las comunidades cipalmente, el Concilio de Jerusa-
interculturales e interreligiosas de
Pablo y de los Hechos.
9 Cf. Juan 16, 5-7.
10 Cf. Juan 18, 1-9.
7 Cf. Juan 10, 1-21. 11 Cf. Hechos 1, 15-26.
8 Cf. Marcos 7, 24-30. 12 Cf. Hechos 6, 1-7.

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lén13. En los tres casos se trata de
resolver “sinodalmente” una crisis Lo más inédito de la primera
conflictiva desde el Espíritu Santo.
comunidad de Jesús es el
Podemos afirmar que, en los tres
casos, a pesar de ser coyunturas
lugar público de las mujeres.
diferentes, la modalidad es, en
grandes líneas parecida, lo que me
lleva a hablar de una “democracia co escrito que nos dejó (aparte de
del Espíritu”. lo que escribió sobre el polvo ante
la mujer adúltera14) es su comuni-
dad. A la pregunta de Jesús sobre
De la identidad a la pertenencia lo que buscan los dos primeros
Pero, esta forma típicamente cris- discípulos, en San Juan, responden
tiana de democracia implica una simplemente: ¿dónde vives?15.
condición para ser viable. Es impe- La comunidad se vuelve, en el
rativo pasar de una simple “identi- evangelio, tienda del encuentro. En
dad” ideológica, de una adhesión a ella reside la verdadera doctrina.
un discurso y un programa, como Es el tabernáculo del Espíritu des-
en el sistema liberal, a una verda- de dónde puede brotar la práctica
dera consciencia y convicción de nueva de la sinodalidad.
pertenencia a un cuerpo, una co-
munidad, un pueblo. La identidad
y adhesión ideológicas son el fruto Las etapas del proceso sinodal
de una confrontación individual
1. Exposición del problema, re-
con una propuesta externa. La per-
glas de juego y escucha
tenencia, en cambio, es de raíz. Se
hereda y se expresa en todos los En los tres episodios icónicos de la
campos del acontecer humano, so- sinodalidad que hemos escogido, el
cial, espiritual o ético. primer paso del proceso es la ex-
posición y la escucha del problema
La sinodalidad participa no de la
por resolver.
identidad sino de la pertenencia co-
lectiva. Brota de la raíz comunita- En la elección de Matías, Pedro
ria de las convicciones personales expone la necesidad de remplazar a
tanto como colectivas. Judas y la condición de una nueva
elección: la permanencia de los
candidatos “con Jesús” desde su
La comunidad como doctrina bautismo hasta su resurrección.
A la diferencia de la mayoría de los Lo mismo se da en el caso de los
maestros espirituales, Jesús no nos diáconos. Se expone y escucha
dejó en herencia ninguna doctrina atentamente el problema de injus-
mística o teológica escrita. El úni-
14 Cf. Juan 8.
13 Cf. Hechos 15, 5-35/Gálatas 2, 1-9. 15 Cf. Juan 1, 35-39.

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ticia en las mesas de las viudas he- para el servicio de las mesas
lenistas. Pedro, una vez más, pone pronto se volverán los primeros
las reglas de juego. Los apóstoles anunciadores de la Palabra en tie-
tienen que dedicarse a la oración rras paganas y hasta, en el caso de
y al anuncio. Hay que crear una Esteban, el primer mártir. ¡Libertad
instancia nueva dedicada específi- creadora del Espíritu!
camente al servicio y a la justicia.
Para el Concilio de Jerusalén, la lar-
3. La intervención del Espíritu
ga exposición de Pablo y Bernabé y
la escucha atenta de la comunidad En un contexto orante y de con-
son cruciales. De ellas va a resultar frontación con la Palabra (acuér-
literalmente el futuro, la “catolici- dense de la “lectio divina” del
dad” intercultural e interreligiosa de profeta Joel por Santiago antes de
la Iglesia, ya que se trata del estatu- la decisión en el Concilio de Je-
to de la Ley judía y de sus normas rusalén) llegó la hora de dejar la
para con los neófitos paganos. iniciativa al Espíritu Santo por me-
diaciones que nos parecen a veces
sorprendentes, por ejemplo: tirar
2. El debate igualitario y hori- los dados para escoger a Matías.
zontal
En el caso del Concilio de Jerusa-
Con esta primera información y la lén, la mediación queda secreta,
precisión en cuanto a las reglas de pero aparece en el encabezado de
juego, empieza la parte específica la carta que el colegio apostólico
de “democracia directa”. Toda la envía a los cristianos de Antioquía.
comunidad debate y discute sin “El Espíritu y nosotros hemos
ninguna distinción de edad, género decidido…”. Y si miramos más
cargo o cultura. Solo basta la perte- detenidamente, este Espíritu junto
nencia bautismal. con los apóstoles deciden… “¡no
De dicho debate surgen nombres, decidir nada!”.
tanto en la elección de Matías Esta “no decisión” del Espíritu es
como en la creación del diaconado. la que permite en adelante lo que
Pero no son candidatos, en el senti- llamé la catolicidad de la Iglesia.
do electoral moderno. Están pues- Por esta “no decisión”, la comu-
tos a disposición del Espíritu. Si, nidad se vuelve definitivamente
bien es cierto, cada persona tiene intercultural y hasta interreligiosa,
su ventajas y límites, no son ellos si consideramos que dentro de ella
los que intervienen en la elección. conviven prácticas religiosas diver-
El fundamento del debate no es la sas. Las únicas normas impuestas
competitividad individualista y de conciernen la coherencia ética (no
castas internas, sino el bien común. a los ídolos, ni a la fornicación,
En el caso de los diáconos, ade- servicio a los pobres [Gálatas]) y
más, los 7 que han sido elegidos una norma alimentaria judía para
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permitir que judíos y paganos com- Espíritu que sopla donde quiere,
partan la misma mesa (no comer sin que sepamos exactamente ni de
carne con su sangre). dónde viene ni adónde va. Incluso
las decisiones que la comunidad
va tomando por consenso pueden
4. Provisionalidad y consensos cambiar de rumbo sin que se haya
sucesivos previsto. Así, como lo hemos vis-
En esta democracia del Espíritu, to, la nueva misión “ad-gentes”
no hay perdedor ni ganador, no inaugurada por los que habían sido
hay mayoría ni minoría, tampoco creados para servir a las mesas.
unanimidad. La marca del Espíritu En cambio, la mesa compartida
es el surgimiento de un consenso entre culturas y espiritualidades,
dinámico donde cada uno consien- como en la casa de Cornelio para
te ceder parte de sus intereses y Pedro, se revela nuevo Pentecostés
puntos de vista para un bien común sorprendente desde lo “pagano”.
superior siempre revisable y provi-
O, mejor, desde lo inter, el diálogo
sional.
de alteridades.
Este arte del consenso nos libera
de todo riesgo de dictadura de un
sector o de una ideología sobre *
otra. El liderazgo se vuelve pro- El Espíritu no pide permiso. Es el
piamente comunitario y el “amor dueño del inter. La catolicidad de
político”, como lo llamo Fratelli las primeras comunidades postpas-
Tutti, apunta exclusivamente al cuales fue claramente interreligiosa
bien común. e intercultural. El único punto de
unidad del Espíritu en la comu-
nidad es la fe significada en el
5. Las sorpresas del Espíritu bautismo común liberador de toda
La sinodalidad no es una mecáni- condición excluyente. El resto es
ca rígida que bastaría aplicar. Es divina improvisación del amor, de
dejarse acompañar por la vida del la gracia.

Para la reflexión
1. ¿Qué podría significar para nosotros como vida religiosa situar-
nos del lado del “justo” bíblico?
2. ¿Qué características debería tener en Iglesia ese “anti lideraz-
go” de que habla el autor? ¿Cómo se ilumina tal liderazgo desde
la perspectiva de la mujer?

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