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Buenas tardes, me interesó más: Cómo este evento cambió (si lo hizo) la forma en la que se

produce, distribuye y consume literatura, así como la gestión de contenidos digitales en la


industria del libro. 

Con respecto a lo que desarrolla el texto concuerdo con el autor en que no hubo un cambio,
sino aceleramiento de este proceso, o yo lo pienso más como algo que resurge. En la
pandemia al pasar casi todo el tiempo en casa creo que este consumo electrónico no
solamente estaba dado por la dificultad de comprar libros físicos y el cierre de librerías sino
también por un formato más asociado a la posibilidad de consumirse en el mismo lugar que se
trabajaba, estudiaba y realizaba el resto de las actividades conectadas con el exterior a través
de internet.

Es como lo que mencionaba el texto que vimos la clase pasada sobre como muchos usuarios
de libros electrónicos o audiolibros leían a la vez que realizaban otras actividades, en mi caso
muchas veces hago uso del multitasking. Leyendo un texto y escuchando música o viendo una
clase con un podcast de fondo.

Aún así también me parece interesante pensar en la gente que solo leía libros físicos o su
consumo cultural no estaba dado completamente de manera digital y la pandemia los forzó a
esta nueva forma de consumo, en algunos casos quizás prefiriendo el anterior y en otros
adoptando una nueva forma de consumir literatura como habito fuera del contexto
pandémico.

Además me parece interesante le mención que hace el autor de la distribución de los ebooks
como incentivos por parte de distribuidores y editores, creo que se relaciona mucho también
con el debate que tuvimos la anterior clase con respecto a los derechos de los ebooks, la
reventa y el no desgaste físico que implica. Esta idea de que organismos lo compartan para
incentivar la lectura también me parece que incentiva esta diferencia a la hora de tratar el
producto como algo de una calidad menor, que no respeta el mismo proceso de distribución
que un libro normal en canales de distribución acostumbrados y necesita de esa facilidad para
que los lectores lo prefieran. Reforzando esta idea de el pdf que pasa de mano en mano y es
mas un objeto de valor digital como una película descargada de cuevana, cuyo valor pareciera
encarecido al lado del que le damos a las cosas físicas.

A la vez me parece importante rescatar el comentario que realiza sobre la edición sin editores
y la “desaparición del corrector” relacionado a esta lectura apresurada, fragmentada,
impaciente y crédula donde es cierto, en internet pareciera que de primeras cualquier artículo
que aparece para decir algo es válido y este desgaste que se ve en la masividad de las noticias
de los diarios online tan rápidas que están plagadas de faltas de ortografía o errores.
Lo cual también me parece relacionable con el ebook, ese tipo de lectura que se asocia al
multitasking, esa lectura “desprolija” en un medio electrónico acompañado de otras
actividades e interrupciones dadas por las distracciones que la orbitan, cosa que al menos
personalmente siento también en el libro físico, pero en menor medida.

También me interesa pensar en esa desaparición de la figura del corrector reemplaza por
correctores automáticos, y nuevos procesos de edición posiblemente acompañados de IA,
pero eso ya excede al tema de la pandemia.

Interesante artículo, saludos.

Seminario de publicaciones digitales, 8/2:

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