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Reportaje Al Señor de Los Milagros
Reportaje Al Señor de Los Milagros
Por fin llego a los pies de la mística y venerada imagen. En ese instante el anda hace una
venia que contesto, y se detiene. Entonces comienzo:
El anda se pone en marcha. Siento un roce de alas y reconozco a Gabriel el arcángel, que
invisible para los demás, besa los pies y las manos al Señor; este le dice en hebreo:
- Oye Gabriel. ¿Sabes que nos hemos equivocado? Esto adonde entramos me parece el
valle de Josafat...
- No Señor -le interrumpo en castellano-. Esto no es el valle de Josafat. Esta es la plaza
del Teatro Nacional.
- ¿Estáis haciendo teatro?
- Todos, Señor-. Y un momento después le digo:
- Señor, Señor. Quiero pedirle un favor grande, grande...
- Ya lo suponía. Por allí debiste comenzar.
- No. No quiero puesto. Tú también estarás haciendo economías. Además, los periodistas
no nos atamos jamás, al yugo de las tareas administrativas. Quiero que me des permiso
para retirarme y que me eches tu bendición, Señor.
- Cuenta con ella, pero no te vayas. Esto está interesante. Conversas muy bien.
- Gracias.
- No hay de qué.
- Te han llegado, Señor, algunas limosnas en billetes?
- No. Las limosnas aquí son de centavos. El único que da fuerte es el provisorio. Da en
oro...
- ¿Y qué opinas de la desmonetización y de la escasez del circulante?
- Que sois todos unos sinvergüenzas...
- Esa es una opinión personal...
- ¡Que no lo cambia ni Dios!...
- Esta bien. Cada uno es libre de pensar...
- Es que los librepensadores no entran en mi reino.
- Pareces gobierno militar, Señor.
- No digas sandeces.
- ¿Y por qué no haces algo para aliviar nuestra situación?
- Porque estoy como cierto famoso rey. Reino pero no gobierno.
- Sí. Pero supongo que eres Tú quien inspira los editoriales de “La Unión”
- Dime -inquiere mi amable interlocutor- qué limpio noto esto. ¿Quién es el alcalde?
- El Señor Pedro de Osma y Pardo; yo di mi voto por él.
- Muy bien hecho.
- Pero lo único limpio aquí son las calles. Mejor no escudriñes.
- ¿Qué hay?
- Miseria, falta de sanción, poca vergüenza, deslealtad, doblez, perfidia, ignorancia,
cretinismo, bellaquería, mal olor, cleptomanía, insidia...
- Pues hay que componer esto.
- No, esto no lo compone ni Dios.
- ¡Silencio!
- Así sea.
- ¡No es que así sea, sino que así es! -responde colérico.
- Pues bien así es, pero dame permiso para retirarme...
- ¿Te has molestado?
- Sí. Porque yo no me dejo gritar por nadie. Por eso dejé un puesto en la casa Grace. Con
que...
- En verdad, en verdad te digo, que eres bestia pero no tonto...
- Es favor...
- No. Es justicia.
La divina mano echó sobre mi redonda cabeza de mestizo una bendición generosa y yo me
abrí paso para llegar a la imprenta, lleno de sudor, y el alma envuelta en una inefable
placidez trascendental y mística.
¡La paz del Señor sea con vosotros!
El Conde de Lemos.
(Seudónimo de Abraham Valdelomar)