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J\!Je.x1c,u1a
CÚCARA Y MÁCARA
PERSONAJES
CINCO CURAS
ELÜBISPO
EL CARDENAL
EL FRAILE
EL MINISTRO
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SACERDOTE 2: (Al SACERDOTE 3.) Padre, tuve que darle la
noticia a su excelencia el obispo porque lo localicé en una cena
en casa de los Grandesmares y no quería venir sin saber cuál
era exactamente el problema. Tal parece que estaba muy con
tento y divertido; me dijo que era una impertinencia llamarle
allí. Me exigió que le dijera de qué > exactamente, se trataba; y
finalmente, por obediencia, tuve que hacerlo. Creo que la noti
cia le ha afectado tanto como a nosotros. No me supo decir en
dónde podríamos encontrar a su excelencia el cardenal.
SACERDOTE 3: ¡Esos malditos votos de obediencia! Per
dóname Señor, bien pueden costar la vida a un hombre. Es
pero que le haya dicho usted, padre, que no lo fuera a co
mentar con nadie, que era un secreto.
SACERDOTE 2: Sí se lo dije, monseñor. Dios me lo per
done, no quiero levantar ningún falso testimonio, pero noté
a su excelencia un poco pasado de copas; me dijo que yo no
tenía que recomendarle discreción, que quién era yo para
hacerlo, que él era nuestro pastor, que yo sólo era una oveja
del rebaño ... Parece que se violentó un poco; yo creo que
por la noticia y hasta terminó injuriando al cardenal.
SACERDOTE 5: (Entra.) Acaba de hablar el padre prior
por teléfono de la santa basílica y dice que ya llegó la policía;
parece ser que algunos vecinos que escucharon la explosión
reportaron el suceso a las autoridades.
SACERDOTE 1: ¿Está todavía al teléfono?
SACERDOTE 5: Sí.
SACERDOTE 3: Bueno, dígale que los deje entrar, pero
que les aconseje discreción ...
úcara y Mácarn / Ca r ta al Tig re
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Cuntit!rnos de D1a11tot11rgia -A1cxicana
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dar que "la noja del árbol no se mueve si no es por ia volun-
tad de mi padre'�
SACERDOTE 3: ¿Es usted otro de los renovados, padre�
SACERDOTE 1: Sí monseñor.
SACERDOTE 4: ¿ Y qué hace un renovado en una reunión
como ésta?
SACERDOTE 1: El señor sabrá a qué me mandó.
SACERDOTE 2: (Señalando al SACERDOTE 1.) El padre y
yo hemos sido, por muchos años, párrocos de esta iglesia; es
tamos aquí haciendo una investigación en los archivos sobre
la riqueza de este templo.
SACERDOTE 3: ¿Qué se ganan con saber eso ... ? -
SACERDOTE 5: (Entrando.) Hermanos, ya localizamos al
cardenal, viene en camino. Ahora tenemos el problema de
la policía, parece ser que se está poniendo un poco difícil y
no quiere esperar órdenes que no sean las que ellos traen.
Dicen que tienen la obligación de investigar cualquier acto
de terrorismo.
SACERDOTE 3: ¡Éste no es un acto de terrorismo!, sino de
herejía, de sacrilegio y para eso se ha creado la santa madre
Iglesia.
SACERDOTE 1: Que les den una buena tajada de las li-
mosnas que se recogieron hoy y verán si la policía no espera
para investigar los años que queramos.
SACERDOTE 4: Ésa es una buena idea; que se les dé una
"ayuda" para que aguanten con paciencia el resultado de la
reunión que en unos momentos tendremos con los prelados.
Dígale eso al padre prior por teléfono.
SACERDOTE 5: (Va a salir.) Con pern1iso.
bamos al E piritu Santo cua nd0 este papel, que dc•h,· .gu ,,...
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darfie como reliquia. apareció en el cielo y entró por alguna
claraboya en forma de paloma.
MrNJSTR0� �fodos los milagro� bu�can �jempre una ex-
p1icación científica, éste, por sucederse en nuestra época, ya
la trae consigo.
CARDENAL: Ese papel no puede guardarse como reli
quia, porque de alguna manera, si alguien lo encontrara al
gún día, revelaría...
SACERDOTE 1: ¡Es mío! Nadie se atrevió a recogerlo, yo
también tengo parte en este milagro. Fue durante la oración
que pronuncié; justo cuando dije "¡amén!, ¡amén, an1én,
amén!': ('tocan a la puerta.)
CARDENAi,: (Al SACERDOTE 5.) \'a} a a ver quien es. (Al
SACEltDOTJ: 3.) Usted, monseñor, vaya por e] hern1ano El
garberto (Salen.)
OBISPO: (Al CAHI)E,VAI,.) Si su excelencia nH! autoriza a
hablar, 1ne gustar1a suplicarle que invitara a pasar a nuestras
hermanas santa que han arrie5gado Ja vida trepando por
Jos muros de esta parroquia para Huminarnos con su gracia
santificante y traernos su luz.
SACERDOTE 5: (Entra.) La madre Angustias y la madre
Expectación, conmovidas, solicitan el permiso para entrar
en e ta sala.
OBISPO: (Al CARDE.\'AL.) ¿Lo ve? Vienen humildemente
a implorar su bendición, vienen a inundarnos de santidad y
de luz.
CARDENAL: (Al SACERDOTE 5.) Dígales a esas monjas
que las recibiré mañana en punto de las doce del medio día
Cúcara) ittúnrn f c:arta al Tigre 33 Osear Lier.9
C1111dí"n1os de l)ran1,1t11,.�,a A!exicana
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111u rto d I 11 l 1ir n quer ía hablarte. uestra
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R IL : , p ro }'º 'ª le h ice orac ión a nues tra seño ra
de lo R n1edio y mejo r quie ro er doto r y que mi her1nana
e ca con uno de lo Bald erra ma.
A ERD OTE 4: ¡Qui ero aber del n1ilagro!
ACE RDO TE 3,: (Al FRAJ LE.) Pero si ha alca nzad o la gra-
cia divin a, có1110 pide s tan poco , ¡ te conforn1a con r do -
tor pudi ndo r anto ?
0B1s 1>0: (Al ARIJ BNA l... ) Er un n1i ógin a qu r
tí :11ra y Mdc11111 / 5
--�-- C..:uod<'t nos de I)rtln 1att1rg,a A1exicana
eres tan decadente como la Iglesia que representas; fundada
en los mismos vicios de la decadente Roma. Eres como un
emperador romano desquiciado del sexo.
SACERDOTE 1: (Explicando a los SACERDOTES 2
y 4.) Yo
oraba, yo vi la paloma del Espíritu Santo cómo bajaba y ex
tendía sus alas y cómo poco a poco se iba transformando en
hoja de papel.
SACERDOTES 3 Y 5: (A EL.GARBERTO.) Eres santo, tienes
que ser santo. ¡Eres santo! ¡Eres santo! ¡Eres santo! (Etcétera.)
CARDENAL: (Al SACERDOTE 1.) Deme ese papel, lo exijo
por obediencia.
SACERDOTE 2: (Al FRAILE.) Eres santo. A ver, cuéntanos
cómo que la Virgen bajó hasta ti.
SACERDOTE 4: Yo quiero ver el papel, yo lo quiero ver...
FRAILE: Pues yo estaba ... pasa bolita, pasa bolita, dicién
dole al rosario que mi hermana se case con uno de los Ba1-
derrama ...
SACERDOTE 3: (Al FRAILE.) Nos acaban de avisar que
tu hermana fue pedida en matrimonio por don Florencio
Balderrama para su hijo Damián. (Tocan a la puerta, sale el
SACERDOTE 5.)
OBISPO: Ya le volaron el novio al carden
al. (Ríe.)
CARDENAL: (Señalando al OBISPO.) Saq
uen a ese hom-
bre, ¡sáquenlo! , los cri. stos se o
FRAILE: Entonces la bomba
est allo, ret rcie-
a la Virgen de Siqui no e pas ó nada , yo la vi cómo me
ron, pero � _
, y 111e mi·raba, pero vo
, saJ1 corr iendo porque el contacto
sonre1a . . , ,
o
· ... porque el contacto con Jo divm ... ¿que mas?
con l o d.1V1no
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SACERDOTE 3: Porque el contacto con lo divino infunde
temor...
FRAILE: Infunde temor ...
SACERDOTE 5: (Entra.) Dicen la madre Angustias y la
madre Expectación que por lo menos las dejen asomarse por
la puerta para presenciar los efectos del milagro.
MINISTRO: (Que ha venido observando todo con deteni
miento.) No entiendo por qué la Iglesia y el Estado están se
parados si son la misma cosas. ¡Qué raro! ¡Qué raro!
SACERDOTE 1: ¡Milagro!, ¡milagro! (Fuera de sí.) ¡Milagro!
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Cúcnrn y Mácarn / Cárta al figre 37
MARCHA PARA LA CANONIZACIÓN DE ELGAltBBR'l'O'
Sa11to,santo,santo
señor Elgarberto,
santo, santo, santo,
la virgen te eligió.
Como a Cúcara y Mácara
. ,
se te aparec10,
bajando de los cielos
a ti te iluminó.
Entre humo, polvo
y fuego artificial,
bajó para entregarte
su imagen celestial.
Y todos tus deseos
la prieta cumplirá,
Santo Elgarberto,
tu pueblo te honrará.
Siquitibum, siquitibum,
la Virgen ya llegó,
siquitibum, sí ...
la Virgen lo eligió.
Siquitibum ...
al fraile enalteció,
siquitibum ...
un santo nos dejó.
(Se repite la primera estrofa.)
1 11 r 11 l
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ta co.n la idea de que lo que mandó hacer está bien, y por
el contrario, señor, sus colaboradores se han encargado
de que todo se haga mal; ellos, sefior, se han aprovechado de
su cansancio, su edad, señor, es de considerarse. Eso de la
edad lo advertimos todos desde el primer día, ellos también
lo advirtieron y por eso lo apoyaron; lo supieron ) lo saben
y se aprovechan, quizá, de esa debilidad o de otras y hacen
aparte sus negocios nada sanos. Por ejemplo, con «la n1uer
tera': ellos la trabajaron con su propia maquinaria. Eran sus
fábricas las que producían en silencio los ataúdes de concre
to y asfalto; recuerdo, señor, con todo esto, el negocio que
hizo el emperador Shih Huang Ti cuando mandó construir
la muralla china, cuando involucró a toda su familia en el
lucrativo proyecto; pero eso, señor, fue en el siglo 111 antes de
nuestra era, antes de que apareciera el feudalismo y antes
de que se encumbrara en palacios la sangre azul europea.
¡Ay señor!, esta carta no estaba pensada para hablar en
ella de sus obras, ni de lo que usted hace; sino justamente de
lo que no hace. Le digo a usted, es todo un gran desorden
de palabras y de frases, confundo los sujetos con los con1-
plementos; con estos cambios de la gramática estructuralista
los modificadores no sólo son los adjetivos y esto in1plica
riesgos y cansancios. De cualquier manera pienso que us
ted debe estar bien enterado de la sintaxis espafiola dado los
vastos inforn1es que elabora y sobre los cuales, si quiere, un
día hablamos para que 1ne explique por cierto sus propias
reglas para el uso del gerundio y el voluntarioso t.'n1pJ�o deJ
pronombre relativo. r�s un gran peligro, sc11or, t.·I acon1odo
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dt• f.1s p,1l.1h,,1�; por· «:!-to le dl·cia de n1i dcsordct'\, pc)r eso \e
de�1.1 qut• t•I n1otivo de la carta es otro .
. \l1rcusted, señor: la situación que esta1nos v1v1endo en
el estado de Si11aloa -y es por aquí por donde deb1 haber
en1pezado- es caótica. Estamos viviendo dentro de un gran
desorden en las ciudades que usted gobierna: se roba, se
n1ata) asesina por nada ) se difan1a, se viola, se trafica con
drogas y con arn1as) se explota ) se tortura, se desaparece gen
te, se niega el subsidio para la educación, se miente, hay la
prevaricación y hay la injusticia y hay el cansancio, mucho
cansancio, señor. Estamos hartos de que esto pase. Vivimos
días angustiantes, no tenemos seguridad en las calles ni aun
dentro de las propias casas. Se ha dado el caso de ladrones
que entran a robar y a matar en los comedores y en las salas.
No hace mucho tiempo, señor, cientos de maestros fueron y
le dejaron a usted, en las escalinatas de su palacio, los 1nis
mos cientos de velitas encendidas con10 protesta por el ase
sinato de una compañera asesinada en su propia casa. Pero
como usted no dijo nada, pensé yo que sus colaboradores,
para que usted, señor, no se preocupara, lo introdujeron ese
día por otras escaleras o por algún túnel secreto que está pre
parado para alguna gran escapada. Pero allí se quedaron las
velitas quemando la sal que traía el viento y que hacía llorar
los ojos y que amargaba la boca, como la rabia contenida,
señor, como la aullante y amarilla rabia.
Todavía hace menos tiempo que unos ho1nbre� arn1a
doi; entraron en una casa y sacaron a una jo\'encita , se? l.1
JJevaron¡ la n1adrc, señor, pasa los días llorando pot t'tltrr
------Ct J,/t,, � el� l)nrt11at11rgu, Afr.\1,nn,1
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1 • . s
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�lUY Pº�")S k1lo1nctro� de Culi.,cán,
ese cerro. 'i. \o han '.on
' ·rt id"l t.•n un �l·1ncntcrio de hon1brcs dcsconoc idos, poi q
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