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BIOGRAFIA DE RUBÉN DARÍO

Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío (Metapa,


hoy Ciudad Darío, Matagalpa, 18 de enero de 1867-León, 6 de febrero de 1916),
fue un poeta, periodista y diplomático nicaragüense, máximo representante
del modernismo literario en lengua española. Es, posiblemente, el poeta que ha
tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito
hispánico. Es llamado príncipe de las letras castellanas.
Fue el primer hijo de Manuel García y Rosa Sarmiento, quienes se habían casado
en León (Nicaragua) en 1866, tras conseguir las dispensas eclesiásticas
necesarias, pues se trataba de primos segundos. [cita  requerida] Sin embargo, la
conducta de Manuel, aficionado en exceso al alcohol y a las mujeres, 1 hizo que
Rosa, ya embarazada, tomara la decisión de abandonar el hogar conyugal y
refugiarse en la ciudad de Metapa, en la que dio a luz a su hijo, Félix Rubén. 23 El
matrimonio terminaría por reconciliarse, e incluso Rosa llegó a dar a luz a otra hija
de Manuel, Cándida Rosa, quien murió a los pocos días. La relación se volvió a
deteriorar y Rosa abandonó a su marido para ir a vivir con su hijo en casa de una
tía suya, Bernarda Sarmiento, que vivía con su esposo, el coronel Félix Ramírez
Madregil, en la misma ciudad de León. Rosa Sarmiento conoció poco después a
otro hombre, y estableció con él su residencia en San Marcos de Colón, en el
departamento de Choluteca, en Honduras .
En 1903 es nombrado cónsul de Nicaragua en París. En 1905 se desplaza a
España como miembro de una comisión nombrada por el gobierno nicaragüense,
con el fin de resolver una disputa territorial con Honduras, y ese año publica el
tercero de los libros capitales de su obra poética: «Cantos de vida y esperanza, los
cisnes y otros poemas», editado por Juan Ramón Jiménez.
En 1906 participa, como secretario de la delegación nicaragüense, en la Tercera
Conferencia Panamericana que tuvo lugar en Río de Janeiro. Poco después es
nombrado ministro residente en Madrid del gobierno nicaragüense de José Santos
Zelaya hasta febrero de 1909. Entre 1910 y 1913 pasa por varios países de
América Latina y en estos años redacta su autobiografía, que aparece publicada
en la revista «Caras y caretas» con el título «La vida de Rubén Darío escrita por él
mismo», y la obra «Historia de mis libros», esencial para el conocimiento de su
evolución literaria.
En 1914 se instala en Barcelona, donde publica su última obra poética de
importancia, «Canto a la Argentina y otros poemas». Al estallar la Primera Guerra
Mundial viaja a América y, tras una breve estancia en Guatemala, regresa
definitivamente a León (Nicaragua), donde fallece.
OBRAS DE RUBÉN DARÍO

Obras principales

 Abrojos (1887)
 Rimas (1887)
 Canto épico a las glorias de Chile (1887)
 Azul... (1888)
 Primeras notas (1888)
 Prosas profanas (1896)
 Cantos de vida y esperanza (1905)
 Oda a Mitre (1906)
 Poema del otoño y otros poemas (1910)
 Canto a la Argentina y otros poemas (1914)
 Lira póstuma (1919)
 Lira póstuma - Vol. XXI

Cuentos

 El caso de la señorita Amelia


 El rey burgués
 El rubí
 El velo de la reina Mab
 La larva
 Mis primeros versos
 Palomas blancas y garzas morenas
Novelas de Rubén Darío

  El oro de Mallorca


 Emelina, en 1887
  El hombre de oro, 1897
  Caín, en 1995
  La isla de oro

Poemas de Rubén Darío

Poemas individuales

 A Campoamor (Ese del cabello cano)


 A Colón
 A Francisca
 ¡Aleluya!
 A Amado Nervo
 A Margarita Debayle
 A Antonio Machado
 A Phocas el campesino
 A Roosevelt
 A una estrella
 A un poeta (Rubén Dario)
 Ama tu ritmo
 Antes de todo, gloria a ti, Leda
 Ay, triste del que un día
 Canción de otoño en primavera
 Canción de otoño a la entrada del invierno
 Canto a la Argentina (1912)
 Canto de esperanza
 ¡Carne, celeste carne de la mujer!
 Caupolicán
 Cosas del Cid
 Desde la Pampa
 Dulce mía
 El canto errante
 El reino interior
 Elogio de la seguidilla
 Epístola (Rubén Darío)
 Filosofía
 Gaita galaica
 Invernal
 Jesús
 La calumnia
 La cartuja
 Letanía de Don Quijote
 Lo fatal
 Los cisnes
 Los motivos del lobo
 Marcha triunfal
 Marina
 Nocturno
 Por un momento
 Remember
 Responso a Verlaine
 Retorno
 Salutación del optimista
 Sinfonía en Gris Mayor
 Sonatina
 Soneto pascual
 Un soneto a Cervantes
 Tarde del trópico
 ¡Torres de Dios! ¡Poetas!
 Valldemosa
 Venus
 Yo soy aquel...
 Yo persigo una forma
POEMAS DE RUBÉN DARÍO

LA FE

En medio del abismo de la duda 


lleno de oscuridad, de sombra vana 
hay una estrella que reflejos mana 
sublime, sí, mas silenciosa, muda. 

Ella, con su fulgor divino, escuda, 


alienta y guía a la conciencia humana, 
cuando el genio del mal con furia insana 
golpéala feroz, con mano ruda. 

¿Esa estrella brotó del germen puro 


de la humana creación? ¿ Bajó del cielo 
a iluminar el porvenir oscuro? 

¿A servir al que llora de consuelo? 


No sé, mas eso que a nuestra alma inflama 
ya sabéis, ya sabéis, la Fe se llama.

DE INVIERNO

En invernales horas, mirad a Carolina. 


Medio apelotonada, descansa en el sillón, 
envuelta con su abrigo de marta cibelina 
y no lejos del fuego que brilla en el salón. 

El fino angora blanco junto a ella se reclina, 


rozando con su hocico la falda de Aleçón, 
no lejos de las jarras de porcelana china 
que medio oculta un biombo de seda del Japón. 

Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño: 


entro, sin hacer ruido: dejo mi abrigo gris; 
voy a besar su rostro, rosado y halagüeño 

como una rosa roja que fuera flor de lis. 


Abre los ojos; mírame con su mirar risueño, 
y en tanto cae la nieve del cielo de París.

¡OH MI ADORADA NIÑA!


¡Oh mi adorada niña! 
Te diré la verdad: 
tus ojos me parecen 
brasas tras un cristal; 
tus rizos, negro luto, 
y tu boca sin par, 
la ensangrentada huella
del filo de un puñal.

GRATITUD A MASAYA
Por doquiera donde vaya,
el recuerdo irá conmigo,
Del corazón de Masaya,
Tan hidalgo y tan amigo.
Son retorno y despedida
Juntos en este momento;
Más de Masaya florida
El nombre de mi pensamiento
Irá por toda la vida.
A esta región hechicera
No quiero decir adiós
Que la vea antes que muera
Que esté siempre en primavera
y que la bendiga Dios.

¿CÓMO DECÍA USTED, AMIGO MÍO?


¿Cómo decía usted, amigo mío?
¿Qué el amor es un río? No es extraño.
Es ciertamente un río
que, uniéndose al confluente del desvío,
va a perderse en el mar del desengaño.

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