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SISTEMA GENITOURINARIO

Aparato urinario

La radiología es una técnica de diagnóstico que tiene una gran importancia para
el estudio del tracto urinario, pues aporta datos de gran valor y en ocasiones
puede incluso proporcionar directamente el diagnóstico (cálculos, cistitis, roturas
de vejiga).

La preparación del paciente antes de la exploración (con enemas, laxantes


suaves y 12 horas de ayuno de sólidos, no de agua) es muy importante y se
realizará siempre que sea posible, especialmente antes de llevar a cabo técnicas
de contraste. Esto se debe a que los alimentos, gases y heces contenidos en
porciones del tracto digestivo van a superponerse, sobre todo en los uréteres y
riñones, impidiendo la visualización correcta de estos órganos. Así, en una
proyección ventrodorsal, el colon ascendente se superpone con el uréter derecho,
mientras que el colon descendente enmascara el uréter izquierdo.

Riñones

Los riñones están situados en la región craneodorsal del abdomen, en el espacio


retroperitoneal. En proyección laterolateral se visualizan bastante bien, pero se
superponen parcialmente. Aunque su posición es variable, normalmente el riñón
derecho se sitúa más anterior y más próximo a la columna. Su borde anterior
suele verse a nivel de la 11.a costilla y, como norma general, se observa paralelo
a la columna entre T13-L2, en el perro, más caudal en el gato (aproximadamente
entre LrL3). El riñón izquierdo está situado más caudal y más ventral,
localizándose en el perro entre La y L3 y en el gato entre L2 y L4_5. Se debe
tener en cuenta que este riñón tiene mucha más movilidad, por lo que se puede
encontrar con relativa frecuencia en otras situaciones (ptosis renal) sin que esto
suponga una anormalidad.

Cuando se utilice esta proyección se debe tener en cuenta que el riñón que está
más alejado del chasis, y por tanto más próximo al foco, va a sufrir un aumento de
tamaño, que será tanto mayor cuanto mayor sea el tamaño del animal.

En proyección V-D no hay superposición renal, pero sí con otras estructuras


abdominales (bazo, colon, etc.) que pueden llegar a impedir totalmente su
visualización. En esta proyección el polo craneal del riñón derecho está situado en
la fosa renal del lóbulo caudal del hígado. Este riñón aparece más craneal que el
izquierdo. El riñón izquierdo está caudal al estómago y caudo medial al bazo.

En cuanto al tamaño que se considera normal, en el perro la longitud del riñón ha


de ser de 2I/2-3 veces la longitud del cuerpo de la segunda vértebra lumbar, y su
anchura debe superar en dos veces la anchura de este mismo cuerpo vertebral.
En el gato, es un poco más ancho, presentando un aspecto más redondeado.
Además, existen pequeñas variaciones raciales e incluso individuales.
En perros obesos y en el gato, con mucha frecuencia, se pueden estudiar los
bordes renales, gracias a la grasa perirrenal, que deben ser lisos en condiciones
normales.

Una radiografía simple renal de buena calidad con el animal bien preparado
puede aportar datos valiosos sobre:

 Situación renal (normal o ptosis).

 Forma (normal, en herradura, etc.).

 Densidad (aumentada o disminuida, homogénea o heterogénea, presencia


de calcificaciones, etc.).

 Perfil renal (liso o irregular).

 Tamaño (aumentado o disminuido).

a) Modificaciones del tamaño:

1. Aumento de tamaño de ambos riñones. Suele ser secundario a:

• Nefritis aguda.

• Hidronefrosis (más frecuente).

• Quistes renales, quistes perirrenales, pseudoquiste renal.

• Riñón poliquístico.

• Linfosarcoma o metástasis renales.

• Peritonitis infecciosa felina.

• Hematoma subcapsular bilateral (es muy raro).

• Otras.

2. Aumento de tamaño unilateral:

• Hipertrofia compensadora.

• Hematoma subcapsular.

• Neoplasia primaria.

• Metástasis renal unilateral.

• Quiste renal unilateral.

• Hidronefrosis.
3. Irregularidad localizada o generalizada de uno o ambos riñones:

 Quiste (aumento liso y redondeado de una porción).

Tumor (agrandamiento liso o irregu¬lar).

Infarto (depresión irregular).

• Hematoma subcapsular (agranda-miento liso).

4. Disminución de tamaño renal

• Alteraciones inflamatorias en fases muy avanzadas o finales.

a) Modificaciones de la densidad:

• Nefrocalcinosis (calcificaciones focalizadas o dispersas en el parénquima


renal). Suelen ser debidas a:

- Hiperadrenocorticismo.

- Hiperparatiroidismo.

- Hipercalcemia.

- Envenenamiento con etilenglico.

- Defecto tubular renal.

- Idiopàtica.

• Cálculos renales (calcificaciones en el

• sistema colector renal):

- Casi siempre asociados a infeccio nes renales crónicas.

- Uni o bilaterales.

- Suelen coexistir con cálculos vesi cales.

2. Disminuciones de la densidad. Casi siempre son debidas a la presencia


de gas:

• Reflujo de aire por vía retrógrada tras la realización de una


neumocistografía.

• Traumatismo intra o extraabdominal, con paso de gas al parénquima renal.

b) Modificaciones de la posición:

• Anomalías congénitas.
• Traumatismos que provocan su avulsión.

Desplazamientos por masas abdominales adyacentes: los más frecuentes


van a ser los desplazamientos caudales por masas de las glándulas supra-
rrenales.

Neumoperitoneo

Consiste en la introducción de aire, o mejor gas (dióxido de carbono u óxido


nitroso), mediante una cánula en la cavidad peritoneal, por la línea alba, en dosis
suficiente para distender el peritoneo y separar las vísceras abdominales. El gas
radiotransparente rodea y separa las vísceras, que poseen densidad líquido,
facilitando notablemente su visualización.

Esta técnica permite ver mucho mejor la forma, tamaño, situación, perfil y
densidad de los riñones. Además, en ocasiones permitirá ver uréteres y ovarios,
útero, vejiga, hígado y vesícula biliar.

Urografía excretora

Permite valorar la posición, el tamaño y la forma de los riñones, así como la


capacidad de eliminar el medio de contraste (evaluación de la función renal). Es
difícil valorar con esta técnica la densidad normal de los riñones (hay que realizar
un estudio radiográfico simple), ya que el medio de contraste es filtrado por el
glomérulo y, dependiendo del momento en que se efectúe el disparo, se obtienen
imágenes con diferente densidad, según a qué nivel esté el medio de contraste.
Es imprescindible efectuar radiografías en proyección L-L y V-D.

Técnica

En primer lugar, se debe proceder a la preparación del animal como se ha


mencionado anteriormente y a la realización de radiografías simples. Como
medios de contraste, los más utilizados son los compuestos triyodados
orgánicos, especialmente el diatrizoato o amidotrizoato de meglumina. Las
dosis son muy variables según los autores: desde 150-200 mg I/kg peso
vivo hasta 660 mg I/kg peso vivo.

En caso de accidente, primero se administra un corticoide hidrosoluble por vía


intravenosa y, posteriormente, se procede a la administración de oxígeno si es
necesario. Si se producen insuficiencia respiratoria, shock, fibrilación ventricular,
edema pulmonar, etcétera, se procede al tratamiento general de estas
alteraciones.

Evaluación de la urografía excretora (de eliminación i.v., pielografía i.v.j)

La urografía excretora se divide en tres fases:


 Fase vascular. Evaluación del flujo sanguíneo renal y modelos vasculares
renales.

 Fase de nefrograma. Se presenta al minuto o a los dos minutos de la


administración del medio de contraste.

 Fase de pielograma. La primera porción de esta fase se superpone con la


última del nefrograma.

Valoración del nefrograma

• Falta de opacificación renal:

- Lesión renal aguda o crónica, primaria o secundaria.

- Obstrucción de la arteria renal.

- Avulsión de la arteria renal.

- Dosis insuficiente del medio de contraste.

- Ausencia renal (agenesia o nefrecto- mía).

- Neoplasia renal difusa.

- Hidronefrosis en fase avanzada.

• Alargamiento del tiempo de nefrograma:

- Trombosis de la vena renal.

- Obstrucción de la pelvis renal.

- Obstrucción de uréter.

- Lesión renal aguda.

• Nefrograma heterogéneo:

- Hidronefrosis.

- Tumor renal.

- Enfermedad poliquística.

- Quiste renal, absceso o hematoma.

- Infarto renal.

Valoración del pielograma

• Causas de distorsión de la pelvis:


- Compresión abdominal por técnica radiográfica.

- Pielitis y pielonefritis.

- Neoplasias que comprimen o invaden la pelvis.

- Hidronefrosis (agrandamiento y distorsión).

- Cálculos renales.

ESTUDIO RADIOLOGICO DE LAS ALTERACIONES RENALES MAS


FRECUENTES

Alteraciones congénitas

Riñones poliquísticos

Es una alteración congènita, casi siempre bilateral, caracterizada por la


formación de numerosos quistes que ocupan la mayor parte del parénquima
renal y lo van destruyendo por compresión. Su crecimiento es progresivo,
sobresaliendo de la superficie, dando lugar a un perfil irregular (abollona-
do). El riñón será mucho más grande de lo normal.

En la radiografía simple, siempre que sea de buena calidad, se pueden


observar los riñones más grandes de lo normal y de perfil irregular.

En la radiografía de contraste aparece en la fase de nefrograma una


densidad heterogénea, ya que los quistes no se rellenan de contraste y
alternan con el parénquima renal, que sí se opacifica.

Agenesia renal

Es la falta completa del riñón. Puede ser:

• Bilateral. Se debe a la falta completa del desarrollo del metanefros. Va a


producir siempre la muerte del animal. Se asocia siempre a otras
malformaciones.

• Unilateral. Se produce por falta de brote primitivo del metanefros de un lado.

En la radiografía simple se aprecia solamente un riñón, que suele estar


ligeramente aumentado de tamaño, compensando al riñón que falta.

Displasia renal

 La displasia renal consiste en la presencia de nefronas anómalas. Suele


presentarse con más frecuencia de forma bilateral.

 En la radiografía simple se ven los riñones más pequeños y de perfil


irregular.
 En la radiografía con contraste se observa, en la fase de nefrograma,
una disminución de la opacificación del parénquima renal.

Hipoplasia renal

La hipoplasia renal puede ser uni o bilateral y consiste en un descenso del


número total de nefronas, que suele llevar a un descenso del tamaño renal.
Aparece con mayor frecuencia de forma bilateral. Se pueden diferenciar dos
tipos de hipoplasia: hipoplasia simple e hipoplasia con displasia seg-
mentaria.

Otras anomalías que aparecen con menor frecuencia son:

 Duplicación renal.

 Riñones supernumerarios.

 Riñones en herradura.

Alteraciones adquiridas

Nefritis y pielonefritis

Son alteraciones bastante comunes tanto en el perro como en el gato. Para


su diagnóstico existen métodos mejores que la radiografía, como son las
pruebas bioquímicas sanguíneas y urinarias.

Radiografía simple

 En la nefritis aguda los riñones suelen presentar un aspecto normal o


estar ligeramente agrandados.

 En la pielonefritis aguda, en fases iniciales, la imagen suele ser normal.

 En la nefritis intersticial crónica, la inflamación del tejido intersticial pro-


voca una necrosis del parénquima con disminución del volumen, que
radiológicamente se manifiesta con un riñón disminuido de tamaño.

Radiografía de contraste

 En la nefritis aguda la urografía suele ser normal.

En la nefritis intersticial crónica, además de los signos que aparecen en la


radiografía simple, existe una disminución de la opacidad normal, tanto en el
nefrograma como en el pielograma.

En la pielonefritis aguda es con mayor frecuencia bilateral. En la fase de


nefrograma aparece una disminución homogénea de la densidad del parénquima
renal.

En la pielonefritis crónica, que también es con mayor frecuencia bilateral,


aparece una disminución de la densidad del parénquima renal, de forma
heterogénea.

Cálculos renales

Aparecen con más frecuencia en perros, y suelen ser secundarios a


infecciones urinarias crónicas. Estos cálculos pueden ser solitarios o
múltiples y bilaterales o unilaterales, siendo su forma y tamaño muy variable
(pequeños y redondeados, grandes e irregulares, etc.).

Radiografía simple

 Pequeñas áreas irregulares, radioopa- cas, en el interior del sistema


colector. Los más grandes pueden adaptarse a la forma de la pelvis
renal (Fig. 1).

 Es frecuente la aparición de diferentes grados de dilatación y


deformación pélvica (hidronefrosis). Esta hidrone- frosis se debe a la
obstrucción física que producen los cálculos y también a la reacción
inflamatoria que provocan.

 Radiografía de contraste

 Es imprescindible para el estudio de cálculos radiotransparentes (de


uratos, ácido úrico, algunos de cistina).

 Puede aparecer una imagen de obstrucción parcial o total de la pelvis.

 Los cálculos se ven como sombras radiotransparentes rodeadas y deli-


mitadas por el contraste, que rellena porciones de pelvis.

Hidronefrosis

Es una alteración casi siempre secundaria a una obstrucción del uréter o de la pel-
vis renal y, con mucha frecuencia, puede ser de origen congènito (ectopias
renales, estenosis de la unión pielouretral, vasos anómalos que comprimen el
uréter, estenosis con- génitas del cuello vesical y uretra) o de origen funcional (por
atonía muscular o de origen neurologico). Esta obstrucción suele ser debida, en la
mayoría de los casos, a la presencia de cálculos.

Radiografía simple

 En fases iniciales, la radiografía simple muestra un riñón prácticamente


normal.

 En fases más avanzadas el riñón aparece aumentado de tamaño, con


una densidad líquido homogénea y con perfiles nítidos y lisos.

Radiografía de Contraste

La imagen es muy variable según el grado de evolución (que va a depender de la


causa de la obstrucción y del tiempo que lleva establecida).

 En fases iniciales, se aprecia una pequeña dilatación y deformación de la


pelvis, con disminución del tamaño del parénquima renal.

 Conforme avanza, la cortical se va convirtiendo en un pequeño halo que


rodea a una pelvis muy agrandada y distorsionada.

 En fases finales, cuando ya no queda parénquima renal funcionante, se


produce una falta de filtrado y de eliminación del contraste, por lo que no se
opacifica ninguna porción renal.

Quistes perirrenoles

Es una alteración bilateral en la que aparece una sombra renal muy aumentada de
tamaño y con límites regulares, aunque en realidad el riñón está disminuido de
tamaño y con perfil ligeramente irregular.

La imagen de aumento de tamaño es debida a la acumulación de líquido que se


produce entre riñón y cápsula renal.

Quiste renal

Puede ser congènito o adquirido, unilateral o bilateral, y muchas veces no produce


sintomatologia clínica.

Signos radiológicos

Radiografía simple

 El quiste renal suele ser con mayor frecuencia único, grande y de locali-
zación marginal, por lo que el riñón aparece aumentado de tamaño, pero
solamente en una porción localizada (zona donde se sitúa el quiste).

Radiografía de contraste

 La zona de parénquima ocupada por el quiste no se rellena de contraste,


apareciendo como una zona más radiotransparente, rodeada y delimitada
por una zona radioopaca que corresponde al parénquima renal funcional, lo
que le confiere al nefrograma una densificación irregular.

 La pelvis renal, cuando el quiste es relativamente grande, aparece defor-


mada y asimétrica.
 Los hematomas y abscesos pueden dar una imagen similar, siendo la his-
toria clínica y los resultados de laboratorio los que ayudarán al diagnóstico
diferencial.

Neoplasias renales

Pueden ser primarias o metastásicas, uni o bilaterales, y benignas o malignas.

Dentro de las primarias malignas, las más frecuentes son los carcinomas renales,
que aparecen en animales adultos y viejos, destacando por orden de frecuencia el
hipernefroma, el adenocarcinoma renal, el carcinoma de células claras y el
nefroma maligno.

Los tumores primarios benignos son menos frecuentes. En muchas ocasiones no


producen sintomatologia, siendo hallazgos casuales en la necropsia. Los más
frecuentes y que pueden producir hematuria continua o intermitente son los
hemangiomas renales, que radiográficamente dan lugar a una hipertrofia renal de
diferente grado.

Linfoma maligno

Es la neoplasia renal más frecuente en gatos. Suele ocasionar una afectación


muy extensa, casi siempre de ambos riñones, que aparecen en la radiografía
simple aumentados de tamaño y con perfil bastante regular.

En la radiografía con contraste el parénquima renal puede presentar una


densificación heterogénea con zonas relativamente grandes de menor densidad
(más radio- transparentes), que alternan con zonas de densidad normal.

Mieloma múltiple

Suele ser bilateral, presentando los riñones un ligero aumento de tamaño y


manteniéndose sus límites bastante regulares. En el nefrograma el parénquima
puede aparecer homogéneo o con áreas de disminución de la densidad. El
sistema colector, durante la fase de pielograma, aparece con forma normal, pero
con menor radioopacidad.

Como norma general, en los tumores renales se puede observar:

En la radiografía simple:

 En los unilaterales, diferente grado de aumento de tamaño real y perfil irre -


gular.

 En los bilaterales, ambos riñones aumentados de tamaño y con perfil más


liso que en los unilaterales.
 Pueden aparecer zonas de mayor radioopacidad e, incluso, calcificaciones.

En la radiografía de contraste aparecen, en ambos, los mismos signos:

a) Fase de nefrograma:

 Opacificación heterogénea del parénquima renal, debido a la modificación


vascular que se produce, alternando con tejido funcional normal.

 En fases avanzadas, ausencia de nefrograma

b) Fase de pielograma: desde una deformación del sistema colector por


compresión de las masas hasta obliteración total con falta de visualización,
cuando la lesión afecta a la totalidad del parénquima.

Intoxicación por etilenglicol

Existe un ligero aumento de tamaño de ambos riñones con perfil regular. En la


fase de nefrograma de la urografía intravenosa la densidad puede estar
ligeramente aumentada. La fase de pielograma suele ser normal.

Amiloidosis

Existe un aumento de tamaño de ambos riñones con perfil bastante regular. En la


fase de nefrograma el parénquima renal se opacifica menos de lo normal.

Pionefrosis

En la radiografía simple suele aparecer la imagen de un riñón ligeramente


aumentado de tamaño y de límites regulares. El riñón opuesto suele ser normal.

Durante la fase de nefrograma aparece un aumento de densidad de la zona


externa del riñón, mientras que el centro aparece más radiotransparente. La
imagen no se modifica en la fase de pielograma.

Trombosis de la vena renal

En la radiografía simple el riñón puede estar ligeramente aumentado de tamaño y


con forma bastante regular.

En la radiografía de contraste aparece normal o con una disminución de la


opacificación de forma heterogénea durante la fase de nefrograma. No se observa
la fase de pielograma.

Rotura renal

Suele producirse por traumatismos y, mucho más raramente, por neoplasias. Esta
rotura puede ser total o parcial (rotura del parénquima manteniendo intacta la
cápsula).
En las roturas parciales se observa en la radiografía simple el riñón ligeramente
deformado y agrandado por el hematoma subcapsular (agrandamiento localizado).

Infartos renales

El infarto renal afecta a una porción renal en forma de cuña, que parte del hilio
renal y cuya base está en la cortical. A este nivel se origina una depresión que va
a originar la imagen de irregularidad típica que aparece en el perfil renal. Estos
infartos renales, cuando son masivos, dan lugar a una disminución del volumen
renal. Esta alteración suele ser unilateral.

En la radiografía simple suele observarse un riñón más pequeño de lo normal con


pequeñas excavaciones o muescas que le proporcionan un perfil irregular.

Uréteres

Son conductos urinarios retroperitonea- les que parten de los riñones y siguen
una ruta relativamente tortuosa hasta la vejiga.

En el perro y el gato, el uréter se extiende dentro del seno renal para formar la
pelvis renal. La periferia de la pelvis está adaptada a la configuración de la cresta
renal, dándole a la pielografía una apariencia festoneada. Los divertículos
pélvicos simulan, radiográficamente, cálices; pero como los riñones del perro y del
gato son unipapila- res, los cálices no existen.

Los uréteres se extienden caudomedial- mente a lo largo de los músculos


sublumba- res hacia la vejiga. A medida que se aproxima a la entrada pélvica,
dejan la posición sublumbar y acceden a la vejiga entre las dos capas del
peritoneo, que forman los ligamentos laterales de la vejiga.

El ángulo de abordaje del uréter a la vejiga debe pasar de los 90° e, incluso,
puede curvarse intensamente. Cuando el uréter atraviesa la pared vertical pierde
su capa exterior de músculo circular y se rodea de un tejido conectivo en vaina,
dentro del cual se insertan los fascículos musculares detrusores. El uréter llega a
una porción submucosa y corre oblicuamente hacia el cuello vesical.

Los orificios ureterales presentan una forma característica de herradura y configu-


ran los límites basales del trígono vesical. El largo y estrecho uréter submucoso
actúa como una válvula para evitar el reflujo vesicoureteral, cuando la presión
hidrostática de la vejiga se eleva por encima de la presión peristáltica renal.

Los uréteres normalmente no se observan en la radiografía simple. Para visuali-


zarlos es necesario opacificarlos con medios de contraste triyodados. La técnica
más sencilla es la urografía de eliminación. Los uréteres poseen un movimiento
peristáltico para eliminar la orina, por lo que es normal que se visualicen con un
diámetro homogéneo en la totalidad de su trayecto.

Uréter ectópico
Consiste en una anomalía congènita, que afecta tanto a machos como a
hembras, aunque se presenta con mayor frecuencia en hembras de la especie
canina. Puede ser uni o bilateral, pero con mayor frecuencia es unilateral. Casi
siempre produce incontinencia urinaria, si el uréter ectópico evacúa distai al
esfínter uretral externo. Suele asociarse con megauréter.

Esta alteración congènita puede asociarse con otras, tales como hipoplasia renal,
hidronefrosis, etc.

En radiografía simple:

 Normalmente no se ven los uréteres, pero pueden observarse algunas de


las alteraciones que le pueden acompañar (hidronefrosis, hipoplasia renal,
etc.).

 Si la alteración es bilateral, aparecerá la vejiga de la orina mucho más


pequeña de lo normal, al estar vacía.

En radiografía de contraste:

 Muchas veces puede verse el lugar de desembocadura del uréter, que


suele ser con mucha frecuencia la vagina en la hembra, aunque también
puede ser la uretra proximal o el útero. En el macho, generalmente,
desemboca proximal al esfínter uretral externo.

 En muchas ocasiones, el uréter ectópico puede verse en la radiografía de


contraste con un diámetro muy superior al normal y sin movimientos
peristálticos normales. Suele ser más grande y tortuoso.

 Tanto la pelvis renal como el uréter aparecen opacificados mucho más


tiempo de lo normal.

Megauréter, hidrouréter

Se denomina megauréter a la dilatación congènita del uréter yuxtavesical con


modificaciones parietales importantes que pueden afectar a distintas alturas. Si
además de la dilatación hay también un aumento de la longitud, se le denomina
dolicouréter.

El hidrouréter consiste en la distensión anormal de un uféter por la orina retenida,


siendo su causa más frecuente la obstrucción por cálculos, aunque también
pueden ser secundarios a tumores de vejiga (que invaden la porción distal del
uréter), estenosis cicatrizales o ureterales, etc.

La radiografía simple no aporta datos significativos, excepto cuando el proceso


está tan avanzado que origina una hidrone- frosis con un aumento de tamaño
visible en la radiografía.
En radiografía con contraste se ve muy bien el uréter, al estar muy dilatado y
opacificado por el medio de contraste retenido en la porción anterior a la
obstrucción.

Roturo de uréter

Casi siempre está producida por traumatismo abdominal o accidente quirúrgico. A


veces también se asocia a impactación de cálculos ureterales.

En la radiografía simple:

 Al poco tiempo de producirse, el abdomen será más o menos normal.

 Al cabo de unas horas se presenta una imagen radiográfica de peritonitis.

En radiografía de contraste:

 Hay extravasación del contraste al espacio retroperitoneal o a la cavidad


abdominal, ya que el peritoneo puede estar perforado.

Neoplasias de uréter

Las primarias son muy raras (sólo se han descrito en perros). Son mucho más fre -
cuentes las secundarias a tumores abdominales. Estas neoplasias de uréter
suelen presentarse a nivel distal, producidas por tumores de vejiga que invaden el
trígono vesical. Otros tumores metastásicos provienen de útero, colon, etc.

En radiografía simple los signos visibles son los de una hidronefrosis.

En radiografía de contraste se observa la hidronefrosis y una dilatación del


uréter hasta la zona de obstrucción.

Ureterocele

Es una dilatación quística del segmento submucoso del uréter intravesical. Puede
estar asociado a la presencia de un uréter ectópico.

Cuando el segmento dilatado alcanza gran tamaño puede obstruir el cuello vesical
y originar una hidronefrosis con atrofia total del parénquima renal.

El diagnóstico se establece mediante una urografía intravenosa. Si el riñón


todavía es capaz de filtrar, aparece una imagen típica de hidronefrosis y dilatación
del uréter. En la vejiga se acumula el contraste, pero aparece una zona de defecto
de llenado que corresponde al ureterocele. Conforme el contraste se va
eliminando, el ureterocele se va opacificando hasta adquirir la densidad de la
vejiga, haciéndose invisible.

Vejiga
La vejiga es un órgano hueco que actúa como depósito de orina. Es redondeada,
con la porción craneal más ancha y la caudal mucho más afilada, lo que la
confiere una forma de pera.

En la vejiga podemos diferenciar:

 Cuello (unión vesicouretral).

 Cuerpo: con las superficies dorsales (techo) y ventrales (suelo). El fundus


o base de la vejiga humana se corresponde, en el perro, con la región dor-
socaudal del cuerpo de la vejiga.

 Vértex (vértice): porción más craneal de la vejiga.

La vejiga distendida se apoya sobre el suelo del abdomen. Cuando contiene algo
de orina puede verse perfectamente delimitada en una radiografía simple, pero en
la mayoría de las ocasiones no es suficiente con este tipo de exploración y hay
que recurrir a técnicas de contraste. Se comenzará siempre por las más sencillas,
y lo normal es que se vacíe el intestino antes del estudio radiográfico.

Para hacer un estudio radiográfico más completo de la vejiga se pueden utilizar


diferentes técnicas de contraste.

Urografía excretora

A partir de los 15 minutos la vejiga se va rellenando de contraste. El período com-


prendido entre los 15 y los 25 minutos es el ideal para realizar los estudios de este
órgano. El contraste permite estudiar, además el volumen, forma y situación (si
existe compresión y deformación por otros órganos), el perfil interno de la vejiga
de la orina (si es liso o irregular, si existen defectos de llenado, su simetría, la
existencia de trabéculas, celdas, divertículos, tracciones ureterales) y la
opacificación interna (homogénea, con zonas lacunares).

Cistografía

Consiste en la repleción de la vejiga con un medio de contraste triyodado


orgánico. Estos son los contrastes ideales, ya que la opacidad excesiva puede
enmascarar datos importantes.

Lo ideal es que el intestino grueso esté vacío para evitar compresiones y deforma-
ciones de la vejiga. Se efectúa un cateterismo y se evacúa la orina contenida en la
vejiga. Se introduce el medio de contraste en dosis de 5-13 ml/kg de peso. Este
se puede diluir en solución salina o agua estéril, ya que es irritante. Si se produce
espasmo vesical durante la técnica, se pueden administrar de 5-10 mi de
lidocaína al 2% sin epinefrina. Se realizan dos proyecciones como mínimo
(laterolateral y ventrodorsal).
Neumocistografía contraste negativo. La técnica es similar, pero en lugar de
introducir contraste yodado se introduce aire o gas (dióxido de carbono u óxido
nitroso) a dosis de 5-13 ml/kg de peso vivo del animal.

Cistografía de doble contraste

La técnica es similar a la anterior, pero se introduce en primer lugar un contraste


positivo (10-20 mi) y a continuación se distiende la vejiga con un contraste
negativo (aire o gas).

Anomalías congénitas

Agenesia

Es rarísima e incompatible con la vida. Normalmente está asociada a otras


malformaciones importantes. En estos casos, en las hembras, los uréteres suelen
desembocar en la vagina.

Hipoplasia vesical

Consiste en una vejiga muy disminuida de tamaño y, también, suele ir


acompañada de otras anomalías.

Duplicidad vesical

Normalmente más que la existencia de dos vejigas separadas, lo que aparece son
dos reservorios comunicados entre sí, con un diafragma incompleto, a la misma
altura o uno debajo de otro. La radiografía con contraste confirma el diagnóstico,
ya que el cuadro clínico es muy parecido al del divertículo vesical.

Anomalías del uraco

El cierre fisiológico del uraco se debe a la proliferación y descamación de las


células epiteliales de su membrana de revestimiento. La alteración de este
proceso degenerativo es la causa de que el conducto permanezca parcial o
totalmente abierto, dando lugar a fístulas urinarias, trayectos fistulosos
umbilicales, divertículos o quistes.

La cistografía de distensión o la fistulo- grafía con compuestos triyodados


permiten observar perfectamente el tipo de anomalía.

En la radiografía, la vejiga puede aparecer delgada, estrechada anteriormente y


unida al ombligo.

El diagnóstico se confirma mediante la exploración radiográfica (urografía de eli-


minación, cistografía retrógrada). No debe confundirse con la vejiga atónica
(disfunción vesical nefrógena). En la megavejiga idiopàtica hay ausencia de orina
residual tras la micción voluntaria, y mediante cistomanometría se comprueba una
dinámica vesical normal.

Anomalías adquiridas

Cistitis

El tamaño normal de la pared vesical en una radiografía varía entre 1 y 2 mm,


dependiendo del tamaño del animal. Esta medida puede estar muy aumentada en
casos de cistitis, neoplasias, divertículos uracales, etc.

En la radiografía con contraste, en los casos de cistitis agudas, la imagen suele


ser normal. En estudios de contraste negativo, en las cistitis crónicas, se puede
ver una pared bastante engrosada y ligeramente irregular, que suele afectar a
toda la vejiga; aunque pueden existir unas porciones más engrosadas que el resto
como sucede en muchos casos de cistisis crónicas y en las cistitis asépticas
secundarias al tratamiento con ciclofosfamidas y otros fármacos irritativos de la
pared de la vejiga.

En las cistitis enfisematosas, afección muy poco frecuente en el perro y el gato, se


observarán cúmulos de gas en el interior de la vejiga producidos por bacterias
formado- ras de gas.

Cálculos vesicales

Son más frecuentes en perros que en gatos, y dentro del perro, más frecuentes en
las hembras, siendo además cálculos de gran tamaño. En el gato, los cálculos
grandes son más frecuentes en las hembras, mientras que en el macho aparecen
cálculos muy pequeños en forma de arenillas.

Los cálculos de fosfatos (cálcicos, amónicos o magnésicos), los de oxalato o los


de estruvita son radioopacos y suelen verse en una radiografía simple (Fig. 8);
pero en ocasiones, cuando son muy pequeños, suele ser difícil diferenciarlos de la
orina. En este último caso, en los cálculos de ácido úrico, uratos o cistina, hay que
realizar estudios con medios de contraste para poder visualizarlos, siendo el
método de elección la neumocistografía o las técnicas de doble contraste.

Síndrome urològico felino

Se produce una obstrucción de la uretra corno consecuencia de la gran cantidad


de agregados mucosos que se producen en esta enfermedad.

En la radiografía simple suele aparecer una vejiga muy aumentada de tamaño y,


en ocasiones, unos riñones ligeramente aumentados de tamaño y más
radioopacos de lo normal (hidronefrosis).
Divertículo vesical

Consiste en una evaginación de la pared vesical que da lugar a la formación de un


saco hemiario de cuello estrecho, originando un reservorio urinario accesorio de
tamaño muy variable.

La radiografía simple no va a aportar datos significativos, mientras que en la


radiografía de contraste se ve el divertículo relleno de contraste sobresaliendo del
perfil normal.

Neoplasias

Las neoplasias de vejiga pueden ser benignas o malignas y primarias o secunda-


rias. Dentro de las benignas, las más frecuentes son los papilomas y los
leiomiomas.

En la radiografía con contraste negativo, en los tumores benignos suele


aparecer una porción de la pared vesical aumentada de tamaño y con perfil más o
menos irregular, pero bien delimitada. El resto de la vejiga de la orina aparece
normal. En algunos pólipos se aprecia claramente su forma sésil e incluso su
pedículo. Con contraste positivo aparece una imagen de defecto de llenado
delimitada. Las técnicas de doble contraste pueden ser una ayuda para diferenciar
estos procesos de coágulos de gran tamaño, cálculos radiotransparentes, etc.

Roturas de la vejiga

Suelen ser el resultado de un traumatismo abdominal, consecuencia de partos


distócicos o sondajes defectuosos.

En la radiografía simple hay ausencia de la sombra normal de la vejiga, asociada


a una imagen de peritonitis (pérdida de la nitidez de los órganos abdominales).

El estudio con contraste mediante cistografía retrógrada confirma el diagnóstico.

En primer lugar, tras sondar al animal, se introduce aire (30-50 mi) y se efectúa
una radiografía laterolateral y otra ventrodorsal. La visualización de aire libre en
cavidad abdominal y la falta de la sombra vesical rellena de este contraste
negativo confirman el diagnóstico.

Distensiones vesicales

Los aumentos de tamaño de la vejiga de la orina pueden ser debidos a los hábitos
del animal (perros que por habitar en pisos retienen durante muchas horas la
orina) o a alteraciones como lesiones medulares, obstrucciones uretrales por
cálculos o fracturas pélvicas, o bien asociadas a neoplasias.

En la radiografía simple se aprecia una vejiga de gran tamaño, que puede llegar a
ocupar gran parte de la cavidad abdominal, comprimiendo y* desplazando otros
órganos.
Distopias vesicales

Casi siempre son secundarias a aumentos de tamaño de otros órganos


abdominales (próstata, útero, etc.) o a masas neoplásicas.

En la radiografía simple no aparece la sombra vesical, pudiendo verse o no en el


interior del saco hermano.

En la radiografía con contraste positivo, si es posible el sondaje, se puede ver una


vejiga pequeña y llena de contraste en el interior de la hernia (Fig. 16).

Reflujo vesicoureteral

Cuando la orina, ya en vejiga, vence la resistencia de la válvula ureterovesical por


alteraciones congénitas o adquiridas (orgánicas o funcionales) y refluye por vía
retrógrada al uréter, se dice que existe un reflujo vesicoureteral.

Su diagnóstico se establece mediante cis- tografía retrógrada con contraste


positivo, observándose el paso de contraste desde la vejiga hacia la porción distal
de los uréteres.

Uretra

La uretra es el canal que conduce la orina desde la vejiga hasta el exterior.


Además, transporta secreciones seminales en el macho.

En el macho la uretra pasa a través de la próstata antes de curvarse en el isquion.

La uretra no se ve en radiografías simples. Para visualizarla se pueden utilizar


técnicas de contraste positivo (uretrografía). Hay dos técnicas para realizar esta
uretrografía:

 Uretrografía anterógrada. Consiste en realizar una cistografía


retrógrada con contraste y a continuación provocar la evacuación de la
vejiga. La radiografía se efectuará durante la evacuación.

 Uretrografía retrógrada. Se coloca un catéter en la uretra distal y se


inyecta

 contraste positivo hasta rellenarla completamente.

Dilatación congènita

Puede ser global (megauretra) o localizada (divertículo o uretrocele).

La megauretra es muy rara y cuando aparece suele ir asociada a mega vejiga y


megauréter. Se diagnostica mediante uretrografía y se recomienda una urografía
excretora para reconocer las posibles alteraciones asociadas.

El uretrocele predispone a la infección y a la formación de cálculos a ese nivel.


Hipospadias

Aparece cuando existe una fusión incompleta en los pliegues urogenitales y


una formación incompleta de la uretra peneana.

Epispadias

Existe un fallo de fusión en los pliegues urogenitales, apareciendo una especie de


surco uretral de localización anómala sobre la superficie dorsal del pene. Puede
estar asociado a ectopia vesical.

Fístula uretrorrectal

Es una alteración del desarrollo de la cloaca fetal en la que persiste la


comunicación entre uretra y recto. Suele estar asociada a ano imperforado y a
otras alteraciones de esta región.

Se diagnostica mediante uretrografía, urografía excretora, enemas rectales con


compuestos triyodados o papillas de bario (en casos de atresia anal).

Uretritis

Suelen estar asociadas a enfermedades del tracto urogenital como cistitis,


prostatitis o vaginitis, actuando como factores predisponentes de las mismas la
cateterización, la urolitiasis, los traumatismos y las neoplasias.

La radiografía simple muestra una imagen normal.

La uretrografía retrógrada puede mostrar una imagen de luz irregular, disminución


de tamaño, estenosis o espasmo uretral.

Se debe hacer un diagnóstico diferencial con nefritis granulomatosas, neoplasias


primarias o secundarias y cálculos.

Cálculos uretrales

Suelen ser radioopacos y se suelen observar en una radiografía simple, a


excepción de los situados en porciones de uretra superpuestas a estructuras
óseas. Las localizaciones más frecuentes son las porciones proximales y el hueso
peneano.

En este caso los cálculos aparecen radiolúcidos en contraste con la radioopacidad


de la uretra. Suelen ser redondeados, alargados y ligeramente irregulares.

Traumatismos uretrales

Pueden originar:

 Divertículo. Son más frecuentes en machos y suelen deberse a una


cateterización defectuosa.
 Rotura. Se debe a fracturas de pelvis, de pubis o de hueso peneano,
heridas incisas o malas cateterizaciones, especialmente cuando existen
obstrucciones por cálculos, neoplasias, etc.

Neoplasias uretrales

Las neoplasias primarias de uretra son poco frecuentes en perros y muy raras en
gatos. Dentro de la especie canina aparecen más en hembras viejas. Dentro de
su rareza, las más frecuentes son las de origen epitelial, entre las que destacan el
carcinoma de células escamosas, el carcinoma de células transicionales y los
adenocarcinomas.

La uretrografía retrógrada es de gran valor para la localización del tumor. Se


observa una imagen de luz muy irregular, con zonas de estenosis y porciones
ulceradas.

El aparato genital femenino está compuesto por dos órganos abdominales: los
ovarios y el útero. Ambos ovarios se localizan caudales a los riñones. El útero
consta de cuello, cuerpo y dos cuernos. Los cuernos se encuentran en la cavidad
abdominal y el cuerpo está, en parte, en la cavidad pélvica.

Técnicas de estudio

La técnica más frecuente para el estudio de este aparato es la radiografía simple.


No obstante, se pueden usar técnicas de contraste, entre las que destacan:

 Neumoperitoneo. La información obtenida es poco importante, en la


mayoría de los casos.

 Histerosalpingografía. Consiste en la introducción de un medio de


contraste a través del cérvix, en el útero y los oviductos. Hay que vaciar
previamente la vejiga mediante una sonda. Se inyectan 2-10 ml/kg de
agente de contraste, efectuándose la radiografía al término de la
inyección, y 10 minutos más tarde si es necesario.

Gestación

 Durante la gestación el útero aumenta gradualmente de tamaño, y es


visible aproximadamente en la quinta semana de gestación. Esta imagen
aún no puede ser identificada como gestación, aunque para ello es
posible valerse de otros medios de diagnóstico, tales como la ecografía.

Distocia

 Las distocias pueden estar provocadas por varias causas:

 Desituaciones de los fetos

 Fetos de gran tamaño fisiológicos y patológicos (monstruos fetales,


hidrocefalias)

 Lesiones maternas que impiden el correcto desarrollo del parto (fracturas


antiguas de pelvis)

 Radiográficamente se puede identificar la posición de los fetos, así como


su tamaño, pudiendo valorar si el parto va a ser normal o nos
encontramos ante un parto distócico.

Muerte o momificación fetal

Tras la muerte del feto, si no se presenta infección, se produce resorción de los


tejidos fetales, pudiendo observarse más nítidamente las estructuras óseas
fetales. Si se presenta infección, se observarán cúmulos de gas en el útero e,
incluso, gas dentro de los fetos. Además, se podrán comprobar unos signos
característicos de la muerte fetal, tales como pérdida de la curvatura normal de la
espina dorsal (la parrilla costal pierde su imagen normal, superponiéndose las
costillas).

En la momificación fetal, los fetos mostrarán densidad hueso, al producirse


mineralización de sus estructuras. Al mismo tiempo, estos fetos estarán reducidos
de tamaño y ocuparán un área pequeña del útero.

Gestación ectópica

Los fetos se localizan en los oviductos o en la cavidad abdominal. Para distinguir


un feto normal de uno ectópico es posible guiarse por las siguientes referencias:

 La posición del feto ectópico no guarda relación con la del útero.

 Los fetos ectópicos se observan más nítidamente al no estar rodeados


de líquidos fetales.

 La apariencia de un feto ectópico es a menudo similar a la de un feto


momificado.

 Al avanzar la gestación no se observará ningún cambio en el feto ectó-


pico.

Piómetra

Se manifiesta por un aumento de tamaño del útero, que puede hacerlo visible
radiológicamente.

Este útero llega a desplazar a otros órganos abdominales, tales como asas de
intestino delgado y grueso. En ocasiones puede ocupar prácticamente toda la
cavidad abdominal, por lo cual resulta muy difícil reconocer el resto de los
órganos abdominales.
La histerosalpingografía puede ser de interés para el diagnóstico de otras
lesiones, como tumores o la hiperplasia quística endometrial.

Neoplasias uterinas

Mientras que las neoplasias de las trompas uterinas (oviductos) son raras en la
perra y no se han descrito en las gatas, las de útero suponen el 0.3-0.5% de las
neoplasias en la especie canina y el 0.2-0.4% en la felina.

En la radiografía sólo se ve una masa abdominal, que puede alcanzar gran tama-
ño llegando a producir desplazamiento y compresión de órganos limítrofes, tales
como intestino grueso y delgado, y compresión o desplazamiento de la vejiga de
la orina.

Masas ováricas

Son de origen quístico o neoplásico. Pueden ser visibles radiográficamente o por


medio de un neumoperitoneo.

Aparato genital masculino

Los órganos de interés radiológico son el pene, los testículos y la próstata.

Pene

Radiológicamente, el pene no se observa en radiografías simples. Sólo se


identifica el hueso peneano, aunque en ocasiones es poco visible debido a su
pequeño tamaño.

Fractura del hueso peneano

Se puede ver en radiografías simples. Normalmente se produce en sentido trans -


versal. Puede producir roturas o estenosis de la uretra.

Testículos

La evaluación radiológica de los testículos tiene poco valor. Sólo es importante en


estados patológicos en los cuales quedan retenidos en la cavidad abdominal y se
presentan aumentandos de tamaño. En este caso se puede observar una masa
intraab- dominal.

Próstata

La próstata se localiza ventral al recto y dorsal al pubis. Rodea el cuello de la


vejiga y la porción proximal de la uretra, y es extraperitoneal. En el perro mide,
como media, 2-3 cm de diámetro. Su posición varía según el estado de llenado de
la vejiga. Si la vejiga está llena, desplaza cranealmente a la próstata. Si está vacía
adopta una posición intrapélvica.
Aumentos de tamaño de la próstata

La hiperplasia o hipertrofia benigna prostática aparece aproximadamente en el


60% de los perros de más de 5 años, aunque la mayoría no presentan signos
clínicos. Radiológicamente aparece una vejiga en situación mucho más craneal de
lo normal, empujada por una próstata aumentada de tamaño, que sobresale de la
pelvis, haciéndose visible en proyección L-L. En ocasiones es difícil diferenciar los
límites de la vejiga y de la próstata. En estos casos, la realización de una
cistografía con contraste positivo o una neumocistografía será imprescindible.

La prostatitis se observa en la radiografía con una imagen muy similar, pero


clínicamente se acompaña casi siempre de supuración.

Las neoplasias prostáticas son bastante raras. Dentro de ellas, las que aparecen
con mayor frecuencia son los adenocarcinomas, los carcinomas no diferenciados,
los carcinomas de células de transición, los leiomiosarcomas, etc.

Radiológicamente pueden presentar una imagen similar a la hipertrofia benigna.


En otras ocasiones, la presencia de bordes irregulares y zonas calcificadas (no
deben confundirse con cálculos prostáticos), en una próstata muy grande, puede
orientar el diagnóstico, que nunca será definitivo, siendo necesario el empleo de
otras técnicas diagnósticas para confirmarlo.

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