Llamamos educación para adultos a la que se brinda a un sector de la sociedad que
concurre a los centros, con el fin de iniciar, continuar y terminar su proceso de
desarrollo o persiguiendo múltiples fines u objetivos; por tanto, este tipo de educación está dirigida a una población con características, estructuras e intereses propios.
El adulto debe tener un papel activo en su experiencia de aprendizaje. Como formador
debes involucrar a los participantes en este proceso. Este plan de desarrollo del aprendizaje personal incluiría la participación en cada una de las etapas: El diagnóstico y planteamiento de las necesidades de aprendizaje (qué habilidades, actitudes o conocimientos se quieren aprender). La identificación de las fuentes de aprendizaje incluyendo personas (formador, profesor, mentor, etc.), medios (curso presencial, conferencias, curso online, etc.) y materiales (libros, videos, podcasts, etc.). La selección y ejecución de las estrategias de aprendizaje (qué pasos se van a dar para ir desde el punto A al punto B). La evaluación de los resultados del aprendizaje. Como formador, al diseñar los contenidos y materiales de un curso debes dar la oportunidad a los participantes que lo deseen el poder explorar y profundizar más en los contenidos del curso. Quizá muchos asistentes no le prestarán atención, pero los que sí quieran aprender más, estarán muy agradecidos. Algunas ideas sobre recursos que puedes usar son incluir bibliografía, artículos, infografías, enlaces a vídeos o películas interesantes, sugerir eventos, foros, podcasts o incluso otros cursos gratuitos disponibles en la red.
La actividad principal para facilitar el aprendizaje es la experiencia. Comentaba Nacho
Téllez en el artículo sobre el modelo PAF la importancia de proponer ejercicios a los participantes en los que puedan cometer errores de los que aprender. Efectivamente, estas oportunidades son muy valiosas para el aprendizaje. Puedes plantear retos a los asistentes haciendo preguntas difíciles con las que tengan que pensar y discutir, o utilizar ejercicios prácticos y casos de estudio. Es importante crear un entorno donde los participantes se sientan libres para poder experimentar y vivir esas experiencias de aprendizaje, facilitar un ambiente seguro donde sepan que pueden fallar y que no van a ser cuestionados o juzgados personalmente o profesionalmente.