Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
- Definición:
Un taller es una metodología de trabajo en la que se integran la teoría y la
práctica. (…). Se enfatiza en la solución de problemas, capacitación, y requiere la
participación de los asistentes. El Taller constituye un lugar de co‐aprendizaje, donde
todos sus participantes construyen socialmente conocimientos y valores, desarrollan
habilidades y actitudes, a partir de sus propias experiencias. Dentro de este espacio,
sin embargo, se diferencian los roles de participante y de facilitador, en función de la
mejoría de la calidad del producto colectivo de trabajo. (González, 2000).
El autor antes citado afirma, que “En el taller ‐modalidad operativa, jamás un
método‐ se pueden aplicar criteriosamente diferentes estrategias, técnicas,
metodologías, incluida la clase magistral. Esto posibilita que el facilitador y grupo
atraviesen cuatro momentos insoslayables en términos de aprendizaje: vivencia,
reflexión, conceptualización y sistematización. No importa en qué orden se desarrollen,
estos momentos siempre han de ser vividos y trabajados. Las ventajas del taller están
íntimamente relacionadas con su esencia, una instancia ideal para trabajar los
vínculos interpersonales, con los conocimientos, las actitudes y las prácticas”.
interrelaciones existentes entre ellos y los distintos papeles que socialmente se les
asignan. Estos podrían ser abordados en un ciclo de talleres que será planificado en
función al tiempo (semanal, quincenal, mensual, bimensual o trimestral) y al número
de participantes.
A continuación se describe los aspectos a considerar para la implementación
del taller:
1.- Planificación: partiendo del diagnóstico de necesidades se procederá a
priorizar aquellos temas que despiertan mayor interés, de manera que puedan
incorporar otras temáticas.
En la planificación se debe considerar, en primer lugar, las áreas de interés o
ejes temáticos, y como ya fue mencionado, estos encierran una variedad de tópicos o
temas que luego de ser escogidos, se clasificarán según su nivel de necesidades. Para
Bartau, Maganto y Etxeberría (sf), dichas áreas son:
Compartir información: El facilitador persigue estimular el compartir la
información presentando hechos, conceptos e información teórica acerca del
tema que puede comunicar de manera física o por medios tecnológicos que
permiten distribuir la información de forma sencilla y entretenida.
Adquisición y desarrollo de habilidades: El compartir información a menudo es
insuficiente para conseguir cambios conductuales porque sólo decir a la gente
lo que tiene que hacer nunca ha demostrado ser un vehículo efectivo. Por ello,
a la información suele incorporarse la construcción de habilidades. Suelen
utilizarse las técnicas de role-playing (juego de roles o técnica de
dramatización), el modelado y el ensayo conductual para enseñar habilidades
específicas y apoyar la información compartida.
Cambio de creencias: Este tipo de objetivos que se derivarán, persiguen por un
lado, desarrollar la autoconciencia y el autoconocimiento con respecto al tema,
y por otro, cambiar diversos tipos de creencias tales como los valores, las
actitudes, las teorías implícitas acerca del desarrollo y la educación y/o la
percepción del comportamiento en sus relaciones personales, laborales o
académicas.
Resolver problemas: El cuarto tipo de objetivos que frecuentemente se persigue
en los grupos de formación es la aplicación de la resolución de problemas.
5
Referencias
Bartau, I., Maganto J. & Etxeberría, J. (sf). Los programas de formación de padres: una
experiencia educativa. OEI. Revista Iberoamericana de Educación. Dpto. de
Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación: Universidad del País
Vasco.