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Biblioteca Teatral "El Público" A.T.T.A.CH.

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Ajedrez

De Diana Amiama

Personajes

Profesor Esperoni
Verdi
La enfermera caba
Medico I
MédicoII
Rey : Arcomagno
Reina :Firzan
Alfiles :Bishop y Pil
Torres :Rujj y Ruck
Caballos: Iko y Equino
Peones : Baidag, Barthélemy, Basterot, Brunett, Bellet, Bendahir, Muwárik y Mukhálif

Las escenas de jugadores, están indicadas por letras. Las escenas de piezas del ajedrez,
están indicadas por números y suceden bajo la mirada atenta de Esperoni y Verdi, los
jugadores.

1
Un hombre sentado frente a una mesa, donde hay una silla vacía, junto a un ventanal. La
luz se filtra por los vidrios esmerilados y sucios. Llega Verdi.

Esperoni_ Verdi, Usted por acá...


Verdi_ Sí, sí, sí...sabía que lo iba a encontrar...
Esperoni_ Es un vicio. Siempre espero.
Verdi_ ...en esta ventana y en esta mesa.
Esperoni_ Por el sol, se ve mejor.
Verdi_ Lo trajo.
Esperoni_ Sí.
Verdi _ Lo va a...
Esperoni_ Claro, lo esperaba a Usted. Con los demás no tiene gracia, complican todo.

Saca el tablero doblado que tenía en la falda y una caja de madera donde están las piezas.

Verdi_ ¿Cómo era?


Esperoni_ Las negras en los cuadrados negros y las blancas en los blancos.
Verdi_ Una sí, una no.
Esperoni_ Y sí, ¿no?
Verdi_ Sí, sí, sí.
Esperoni_ Cálmese Verdi.
Verdi_ Sí, sí, sí.

Acomodan las piezas mientras hablan.

Verdi_ ¿Yo soy las...?


Esperoni_ Las que quiera.
Verdi _ ...las rojas.
Esperoni_ Bueh!
Verdi_ Qué prolijo, ¿profesor de?
Esperoni_ Geometría fractal, analítica y cuántica. ¿Usted no?
Verdi_ No, yo no.
Esperoni_ ¿Y qué es?
Verdi _ ¿No le dije?
Esperoni_ No sé, no me acuerdo. ¿Cuándo?
Verdi_ Debo habérselo dicho. Otra tarde.
Esperoni_ ¿Tomó el remedio?
Verdi _ (Sacando una cápsula del bolsillo de su chaleco tejido de lana) Ya hacen ruido. Al
principio caían al fondo del pozo, en la tierra o en un charco. Pero están haciendo
ruido. Plic.
Esperoni_ Cambie de ventanita.
Verdi_ Hay una sola en los baños... todos tiran por la misma. Todos tiran. Una pila de
plásticos y pastillitas. Los perros comieron. Ladran de boludo... Plic, plic, hacen...
Me cago de susto de que me oigan... Disculpe... profesor.
Esperoni_ La caba siempre anda por ahí.
Verdi_ Me dice bebé. (Pone la última pieza sobre el tablero). Listo. Ya empieza,
esperemos. (Pausa) ¿Y ahora qué pasa?

2
Esperoni_ Disimule, disimule, están pasando por la puerta.
Verdi_ Tengo un chiste de psiquiatras.
Esperoni_ Después, después. Vaya a pedirles un cigarrillo, si no, van a pensar que anda
mal.
Verdi_ Para usted. ¡Yo he dejado de fumar!
Esperoni_ Felicitaciones. Cuando lo ví ayer, pensé que no sería capaz.
Verdi_ No soy. Pero ya va a ver.

Verdi se va y regresa con un cigarrillo.

Verdi _ ¿Seguimos?
Esperoni_ Se fueron. Me toca las blancas, ¿se acuerda no? ¿que hoy me tocan a mí?
Verdi_ ¿Qué día empezamos?
Esperoni_ El miércoles.
Verdi _ Y el miércoles, yo había... tomado la pastilla?
Esperoni_ Se lo pregunté y me dijo que no, la sacó del chaleco, del otro... el de lana
marrón.
Verdi_ Entonces le toca, si no tomé la pastilla es así.

Se quedan en silencio mirando las piezas.

Verdi_ Qué lindo ¿no profesor?


Esperoni_ Sí.

Firzan_ Señor, señor.


Rey_ Espero.
Firzan_ Señor...
Rey_ Señora.
Firzan_ Es que no me da pie. Tan cortante.
Rey_ Cierto.
Firzan_ Señor... (tose) yo...
Rey_ Sé breve.
Firzan_ No es fácil.
Rey_ Señora.
Firzan _ No se impaciente, le hace mal, pero...
Rey _ ¡Qué quieres!
Firzan_ Las murallas.
Rey _ Sí, ¿qué sucede con las murallas?
Firzan _ No soportarán. Señor, reconsidere.
Rey_ ¿Cómo dices?
Firzan _ Lo dicho, le ruego que reconsidere.
Rey_ Reconsiderar...
Firzan _ La guerra.
Rey_ ¡Olvídese!... Señora.

3
Firzan _ Señor, las murallas ...
Rey _ Señora yo soy el...
Firzan _ ( Superponiéndose)... todavía no hay cambios. El sol sale, hay pájaros, estamos a
tiempo. Llega el agua por las exclusas y en los regadíos.
Rey _ Natural.
Firzan_ Los peones están en la cosecha y son el alma del reino. No ose, por gentileza,
Señor...
Rey_ Pensar que en un tiempo tuve visir... ¡cómo extraño a mi visir!...
Firzan_ Era soltero por entonces. Ahora es mi deber estar a su lado.
Rey_ ...no tenía que explicarme, ni comprender, simplemente decidía...
Firzan _ Señor, ¿estamos solos?
Rey _ Sí.
Firzan _ ¿Seguro?
Rey _ Seguro.
Firzan_ ¿ Ni escuchas ni soldados tras de los tapices?
Rey_ Absolutamente.
Firzan_ ¿Absolutamente sí o absolutamente no?
Rey _ Absolutamente... ¡no hay nadie!
Firzan _ ¡Por fin podemos hablar!
Rey_ Vicio de mujeres. (Breve pausa) No quise herirla, Señora. Adelante, estamos solos.
¿Qué querías decirme? Háblame con confianza.
Firzan_ Señor, Arcomagno señor mío...
Rey_ Pocas veces me llamás por mi nombre, ya ni sé si me gusta mi nombre en tu boca, me
recuerda... tu carácter...
Firzan_ Es que estoy desesperada ... la última vez que lo dije... que grité tu nombre...
Rey_ Para ser exactos, sí, gritaste mi nombre...
Firzan_ ...fue el día que interrumpí tu boda con Irene y ... no quise ser irrespetuosa...
Rey _ Te salió mal, pero ... sigue.
Firzan_ Si me escuchaste esa vez, escúchame ahora también y mejor que entonces porque
tenemos obligaciones hacia nuestros hijos.
Rey_ Hijo, querrás decir.
Firzan_ Hijo, hijos... es lo mismo.
Rey_ No he dejado de amarte desde ese minuto, de pié, el cabello suelto, sudada la frente y
rojas las manos apretadas, gritándome “Arcomagno, señor mío, estás a tiempo” y al
retirarte el cabello de la frente ... eras casi una aparición... (Se recompone) pero no
me pidas que deje de lado lo que me compete como rey.
Firzan_ ¿Cómo explicarme entonces, cómo hacerte comprender?
Rey_ No sé si quiero oírte, eres una argumentadora peligrosa.
Firzan_ Todavía llegan barcos con especias, hay árboles en las cercanías y leña para fuego
en los hogares. Nacen cabras y bueyes, crece el forraje en los graneros y se cosecha
zafrana para enviar a Catay. Vestimos ropas de color, una delicia que en pocos
reinos se ve; nos pintamos de blanco las palmas en las fiestas, para saludarnos y
desearnos bienaventuranza... hay tanto que hacer para las celebraciones edomitas,
antes de los monzones... pero si...
Rey_ Las decisiones de estado son mi territorio. ¡Cállate Firzan!
Firzan _ Te ruego, Señor.
Rey_ Nos obligan a desplazarnos ¿Cómo no entiendes algo tan simple?

4
Firzan _ Tus piernas.
Rey_ No busques pretextos.
Firzan _ Estamos a tiempo y el reino es débil, las murallas no soportarán.
Rey_ Tengo mis lugartenientes.
Firzan _ ¿Iko y el otro?
Rey_ Iko y Equino. Mis caballeros.
Firzan _ Torpes, ciegos, briosos.
Rey _ Valientes, emboscadores, imprevisibles.
Firzan _ Combaten bien en los entrenamientos y te llenan la cabeza de guerras que no
existen donde siempre, siempre, siempre triunfarían.
Rey_ Se avecina el alfil, terminemos nuestra charla.
Firzan _ Esta guerra en acecho, esta guerra que te proponen y no pediste es muy real, no es
un entrenamiento. Quiero ver ahora la gallardía y las caras de mastines de tus
lugartenientes, ahora, sí, ahora que la guerra es la guerra y no un desfile. No quiero
hablar del pueblo, si decir peones no te conmueve, quiero decir tu hijo entre ellos,
que fue criado como campesino para aprender que la riqueza es el trabajo y los
frutos y los nacimientos. Si aceptaras la guerra ¿cómo guiarías la batalla? Tus
piernas...
Rey_ En mi silla de mano.
Firzan_ ¿De a un paso? Serán necesarios dos para sostener tu trono y para hacerlo soltarán
sus armas y antes habrán abandonado los remos de sus barcas o las riendas del
arado. ¡Piensa, Señor mío! Es como si todo condujera hacia ella, por un camino
derecho, de un sutil extraño modo, como si no obedecer a tal destino o perturbar ese
equilibrio que en nada se emparenta con nuestro deseo fuera, fuera, fuera...
desatinado. No nos movamos, ignoremos la provocación.
Rey_ Es la guerra.
Firzan_ Si la aceptaras... porque todavía se puede decir que “no”.
Rey _ ¡Firzan! aún pudiendo tomar por mí mismo una decisión como ésta, y no digo a solas
porque te entrometes en todo, voy a consultar con los demás...
Firzan_ Es que ellos mueren por aventuras, por que algo cambie, pero el precio de esa
decisión serán los peones.
Rey_ ¿Qué me ofreces, señora mía, apoyo, comprensión, solidaridad, regazo donde
descansar mi cabeza?
Firzan _ Estoy a tu lado pero te pido que no aceptes, te pido que digas que no. Atado a tu
silla, amarrada tu espalda a ese trono y tu cuello frágil sostenido por un collar de
tablillas y herrajes...
Rey _ No me valgo de mis piernas, pero tengo voz para comandar, el eco de mi voz para
retumbar en la avanzada y todavía me resta mi sombra, para proyectarme sobre las
alas de apertura si fuera esa la estrategia.
Firzan _ Ilusiones. La voz no resuena por encima de los gritos y la sombra de un rey no
intimida a las tinieblas ni al humo de los incendios. Estamos a tiempo, Señor,
Señor, Señor, cómo hacer que te lleguen mis miedos sino con palabras... todo lo que
se perderá, todo lo que luce y es hijo del trabajo y la tranquilidad de los últimos
años... tenemos fuentes llenas de peces y valvas, barrancos donde anidan las aves y
nos dejan sus huevos; raíces nutricias, ganados, lúpulo y cebada para las libaciones,
pequeños que modelan vasijas con sus madres y ríen... las caras sucias de arcilla.
Tus patios tienen caballos fuertes y hombretones dispuestos a engendrar con mozas

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fecundas de buenos brazos. Pueden venir mejores cosechas todavía y lluvias
propicias. He pensado que podríamos hacer traer papiros de Alejandría para que en
los días de horas cortas en luz o de vendavales, se convoque entorno de fuegos y
oleos perfumados a leer y a hablar; o a tallar mejores flautas de hueso o a templar
laúdes para que los viejos...
Rey _ ¡Basta Firzan! Tengo mis propios pensamientos. Ahora necesito atender a Bishop, el
alfil. No es necesario que te quedes. Puedes irte o quedarte, escuchar o no prestar
oídos y permanecer en tu terquedad.
Firzan_ No voy a dar un paso que no tenga una razón, menos para alejarme. Me quedo,
escucho y espero en silencio.(Bufando) Otra vez el ceremonial.

II

Rey_ Bishop, adelante, ¿qué te trae?


Bishop_ Señor, Señora.
Firzan_ (Saluda bajando los párpados y levantando el mentón) Nuestro alfil.
Bishop_ Recorrí los accesos, por mi senda habitual, como todas las mañanas. Vengo a darte
mi informe. Hay alboroto.
Rey_ Sigue.
Bishop_ Preferiría quitarme el casco si descubrirme no te ofendiera.
Rey_ Como gustes, esa mitra, ese cuenco extraño es de tu vestidura y quítalo o póntelo
conforme a tu dignidad. Es de Sardes, ¿verdad?
Bishop _ Como todo lo bello, resabio de fasto y placer.
Rey _ Decías...
Bishop_ Así pienso mejor, sin el lujo agobiándome la coronilla y la calva. Me palpitan las
témporas con el calor de la hora. El aire está pesando sobre el campo - sólo me he
asomado a las almenas, sabes que raramente salgo de palacio como no sea ante una
urgencia- pero ya por los corredores como en los empedrados que se anticipan a los
umbrales de las puertas, vibra el desconcierto de las almas en espera. Las sirvientas
trapean los mosaicos con el oído tendido, siempre en gesto circular, yo diría que
ensucian en redondo; los palafreneros irritan a los caballos y se olvidan de dar agua
a camellos y elefantes. Los acarreadores de bultos que esperan en la plaza la
próxima partida de las caravanas, cuchichean. Me escondí en las sombras, tras los
paños extendidos que los mercaderes cuelgan en los tocos del muro que recuerdan
las horcas, tratando de oír de qué se hablaba... pero ni una palabra descifrable, ni un
grito, ni una apuesta, ni un juramento. Los comerciantes de telas no discuten entre sí
ni pelean por el espacio para tender sus hilados de Tánger y sedas de Chung-Ka. Es
más, los he visto aproximarse unos a otros, halagarse a fin de intercambiar
informaciones que luego de los elogios plagados de vulgaridades a voz clara, se
transforman en murmullos de consentimiento. ¡Hasta se invitan a café con
cardamomo y se palmean con afecto! No los he visto meter la mano en sus mangas
en busca de monedas, ni regatear por razón alguna. (Se interrumpe agitado para
sacar un abanico) ¿Puedo?
Rey _ Adelante.

6
Bishop_ Disculpa Señor mi falta de humor, vengo sin chanzas ni rimas alegres,
profundamente preocupado por lo que ví en los pasillos que, sabes bien, recorro
con celo. (En voz baja) El otro, lo mismo que yo, en sus recorridas por opuesto
camino, hace lo propio y complementario. (Retomando el tono medio de voz) Las
gentes tienen la mirada furtiva, el sobresalto en la espalda y cuando las mujeres van
en busca de agua a la fuente, cambian saludos, preguntan por sus hijos y tocan los
amuletos que cuelgan de sus gargantas. Todas lo hacen. Se dicen cosas.
Rey_ A tu entender...
Bishop_ No tengo entender, Señor, no me compremetas porque terminarás condenándome.
Puedo contarte, puedo decirte qué me gustaría más. Con guerra o sin ella saldré
ganancioso. Pero prefiero la paz. Se come mejor, se puede traficar a gusto, dormir
con los dos ojos, beber sin cuidado por las horas.
Rey_ Y otras diversiones.
Bishop_ Puede ser... algún juego que no involucre faldas, nada complicado, todo al bies,
tangencialmente dejarme rozar por el placer y salir con delicadeza hacia el reposo o
la astucia en una nueva búsqueda. Pero de qué estamos hablando, Señor, ¿de mí...?
No pierdas tiempo, el reino está alarmado porque no hay viento o porque cuando lo
hay los pendones ondean hacia el Índico y en su contra. Con guerra o sin ella, yo
tengo tarea y tendré mis lucros, pero si se trabara el combate voy a tener que
trabajar muy duro, sin peligro casi para mí como no sea directamente para vos y por
gestión de tu dama. ¿Caes tú?, caerá el reino, ciertamente la Señora habrá dado
antes su vida y quien sabe yo permanezca; así que como ves no tengo interés ni en
lo uno ni en lo otro, pero a fuer de ser sincero, insisto, Señor, insisto, en paz yo
estoy mejor, se está mejor.
Rey_ ¿Y el otro?
Bishop_ ¿Pil? Vuelve en la noche, me hará su reporte y si hubiera novedades, te las diré.
Está en el vivac, oyendo charlas de gente común y de soldados para cotejar con las
de los generales. Me haré decir lo escuchado y podado de retruécanos y falsedades
propias de su fantasía, traeré una versión despojada para tus oídos, algo sobre lo que
se pueda juzgar. Nada de artes.

III

Rujj de cabellos rojos y Ruck de cabellos verdes, vigías del reino, apostadas en los límites
del mar una y del campo la otra, piden audiencia a Firzan.

Firzan_ ¿Por qué se empujan?


Rujj_ Ella no se corre.
Ruck_ No, es ella.
Rujj_ No, ella.
Ruck_ No. Mentirosa.
Firzan_ Un poco de compostura. Dejemos de lado los saludos y las formalidades, pero para
hacerse entender es indispensable que se aquieten y hablen. ¡Paren con los sopapos
y los tirones de pelo... ya están grandes! Rujj al escaque rojo. Ruck en el negro.

7
Ruck_ No me gusta el negro.
Rujj _Malcriada.
Ruck_ ¿Ves que ella empieza?
Rujj_ ¿Yo? Ruck se queja.
Ruck_ Pero si el negro no me gusta, no me gusta. No da suerte.
Rujj _ Confórmate con lo que te tocó. La reina dijo que te pares en ese escaque.
Ruck_ Puede arrepentirse o cambiar de opinión, dejarme en el tuyo y tú venir a éste. Yo
prefiero el morado.
Rujj _ Rojo.
Ruck_ Morado.
Rujj_ Vermellón.
Ruck_ Púrpura.
Rujj_ Sanguíneo.
Ruck_ Colorado.
Rujj _ Granate.
Ruck_ Turra, sabías que no sé más.
Rujj_ Yo sé otros tres o cuatro todavía ...

Verdi_ Yo también sé más: bordeaux, concha de toro, rosso, rouge, cabernet sauvignon,
etc., etc., etc., ¡qué bien que estoy!
Esperoni_ Shhhh... no interrumpa, hombre!

III continúa

Ruck_ Yo siempre me paro sobre el rojo. Vete..


Rujj_ Ahora estoy yo.
Ruck _ Ese lugar es mío.
Rujj _ Querrías que fuera tuyo. Estoy yo.
Firzan_ Si las obligo a silencio, no dirimimos más el asunto. ¿De qué se trata?
Ruck_ Rujj me robó el perro.
Rujj_ No es cierto.
Ruck_ Es cierto.
Rujj _ Dice que mi perro es de ella.
Ruck_ Y es, porque el mío no lo tengo y entonces lo tiene ella.
Firzan_ Rujj ¿tienes el perro de Ruck?
Rujj _ No.
Ruck_ Sí, lo tiene y es mío.
Rujj _ Yo tengo mi perro.
Firzan_ ¿Cómo es tu perro Ruck?
Ruck_ Igualito al de Rujj. Y no lo encuentro.
Rujj _ Su perro es de patas cortas y pelo duro. Dice que lo perdió.
Firzan_ ¿Y cómo es tu perro Rujj?

8
Rujj _ Blanco, de lanas gruesas y abrojos pegados en orejas y cola. Alto de esta altura.
Ruck_ ¿No ves? Igualito al mío, me lo sacó. Vengo a pedir justicia.
Rujj_ Me obliga a venir, traída por tus soldados, denunciada. Tiene que pedir cristales para
los ojos, no justicia ¡ciega!
Ruck _ Yo quiero ese perro.
Rujj_ Estoy de acuerdo, lo quieres, es la madre de tu reclamo.
Ruck_ Es mío.
Rujj_ Es mío.
Ruck_ Maleducada.
Rujj _ Envidiosa.
Ruck_ Ladrona.
Ruck_ Se me acabó la paciencia. Yo la voy...
Firzan _ No podemos sostener la defensa del reino con gentes enemistadas. Menos aún las
vigías de las torres. Tendré que hablar con el rey... espero que haga justicia, aunque
últimamente, no sé... lo noto...
Ruck_ Sí, que hable con el rey y que el rey hable.
Rujj _ Estoy preocupada. Se dice que viene la guerra y yo lejos de mi tarea, agotando
fuerzas para seguir diciendo la verdad. Hay cosas más importantes que tratar, pero
me dijeron que me llevarían de mi casa, luego de arrebatarme el perro. ¿Qué harán
mis niñas y los viejos que cuido? A dónde me llevarían, no sé cómo debo
defenderme... hablar, hablar, hablar no está teniendo sentido. Ruck se complace en
las discusiones y también los soldados cuando vienen a revisar mi casa, me levantan
de noche, hurgan bajo mi cama... Los magistrados que toman nota con plumín y se
secan la frente cada tres líneas... “por hoy basta, es suficiente, vuelva mañana”.
Estoy apilando sacos en el granero y huevos en paja y viruta, pero también piedras,
salitre y azufre en vasijones secos... por si la guerra...
Ruck_ Yo solo junto guijarros, cascotes, puntas. La guerra vendrá porque hace bien y le da
sentido a nuestras vidas. La contienda, la supervivencia del más fuerte, están en
nuestra naturaleza y derivan a la larga en cosas buenas del progreso, armas mejores,
secretos para teñir, labrar, tejer, fabricar vitro en vacuo, nuevas mercancías...
Rujj_ Bruta.
Ruck_ Cállate Rujj, que el rey diga si ese perro viene conmigo o no. Firzan, ¿cuándo nos
llamarás para enterarnos?
Firzan_ Vuelvan a sus esquinas y permanezcan vigilantes en los miradores. Que esta
diferencia no las distraiga. Yo les haré saber. ¿Es necesario, realmente, pasar por
esta contienda?
Ruck_ De lo pequeño surge lo grande, se es justo en lo primero y así siguiendo.
Rujj _ Mi esperanza está en el rey.
Firzan _ Por ahora terminamos, salgan de sus escaques. Rujj ¡a tu faro!, Ruck ¡a tu torre!
Ruck _ (A Rujj) Vas a ver.
Rujj _ Estoy de acuerdo, voy a ver. Tengo miedo. Y mi miedo es enorme pero no es mayor
que yo.

Verdi_ ¡Qué mentirosa la del pelo verde!

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Esperoni_ ¿Usted cree?
Verdi _ Más vale. Aunque hay algo raro. Difícil de saber...
Esperoni_ ¿Por qué lo dice?
Verdi_ Pelean por otra cosa, distinta de la que están hablando.
Esperoni_ Rujj es buena.
Verdi_ Ella también esconde algo. Ninguna mujer pelea así por un perro. Por un hijo, por
un hombre... pero por un perro.
Esperoni_ Ella dijo perro, si dijo perro es perro.
Verdi_ Sí pero el enojo es de por hombre o...

Se acercan dos hombres en delantal, ambos de actitud muy humana, profesional y cordial
sin ser expansiva ni paternalista.

Médico I_ ¿Quién gana?


Esperoni_ Shhhhh.
Verdi_ No se sabe. Ojalá que ninguno.
Esperoni_ Sht.
Médico II_ La caba ya les enseñó cómo mueven.
Verdi_ No sabía.
Médico II_ ¿Esperoni, Esperoni, Profesor Esperoni?
Esperoni_ Sí, yo sé.
Médico I_ Muy bien. Al final de la ronda volvemos para ver cómo anda la partida. ¿A qué
juegan?

Esperoni y Verdi permanecen inmóviles, los ojos en el tablero.

Médico II_ ¿Recuerda Esperoni? ¿No se acuerda?, ayer le enseñaron que hay que alinear al
fondo, así, mire.
Esperoni_ ¡No! No toque.
Verdi_ Sí, sí, sí...
Esperoni_ Mejor no.
Médico I_ Tranquilícese Profesor.
Verdi _ Sí, sí, sí... mejor no.
Médico II_ ¿Ayer tampoco jugaron?
Verdi_ Síiii.! estuvo lindo, muy divertido. Igual a como si...
Esperoni_ ¡Sht!
Verdi_ ...pero no.
Médico I_ (A Médico II) Regresemos más tarde.

Esperoni y Verdi permanecen inmóviles, los ojos en el tablero.

Esperoni_ Ya está.
Verdi_ ¿Me salió bien?
Esperoni_ Muy sereno, yo lo dejaría ir.
Verdi_ Me re-diagnosticaron, se perdió mi historia clínica, creo.
Esperoni_ ¿Cuántos diagnósticos tiene?
Verdi_ Diez, no once... prueba irrefutable de que estoy sano ¿no?, sí, sí, sí...

10
Esperoni_ Irrefutable.
Verdi_ Si lo dice usted profesor que es profesor de... ¿de qué era?
Esperoni_ Lógica, Filosofía y Educación Democrática.
Verdi_ Mi hija que vino hace dos diagnósticos, me dijo que la medicina progresa. (Pausa)
¿No será que cambia de opinión? (Saca la pastilla del bolsillo del chaleco) Cambia
de opinión.
Esperoni_ Por suerte se agarró cada enfermedad de a una por vez.
Verdi_ Sí, sí, sí. Cuando cambie la administración, me voy a enfermar de algo nuevo, mejor
o peor, pero mientras me mantenga así, dice mi señora que me cubre la mutual.
Ando derecho. Ando bien. (Pausa. Mira el tablero) ¡Mire, cuántos...!

IV

Los peones en un descampado/plaza/mercado.

Baidag _ ¡Barthélemy! ¿Podrías parar de cantar mientras tejes? ¿Oyes? Ey, Barthélemy, sí,
¿qué miras? Eres el único que teje ¿o no?
Barthélemy_ Por eso mismo, soy el único que sabe tejer y tengo mucho trabajo. Llevo dos
días sin dormir por terminar esta red que se hace a la mar cuando terminen la barca
que Basterot calafatea con Brunett. Si no cantara, me quedaría dormido.
Baidag_ Están de brea caliente hasta la cabeza y huelen a humo. No creo que puedan
quitarse las salpicaduras de las trenzas y de los pelos de las piernas.
Barthélemy_ Los veo entusiasmados con esa nueva laca que compraron y aseguran que de
esta suerte la nave no hará agua.
Baidag_ ¿Siempre hablas con ese tonito solvente y algo castizo? ¿O lo haces cuando estoy
yo, sólo para mortificarme?
Barthélemy_ Es una usanza de mi casa. Veo que le prestas atención y no creo que te ofenda
porque eres de los humildes que todo lo aprenden cuando reconocen algo distinto
que ignoran y desean. Te he visto muy bien, abrir la boca para practicar las ées más
abiertas y no con con las mejillas supinas como se habla en el puerto y en tu
carpintería.
Baidag_ ¿Lo notaste?
Barthélemy_ Sí, me da gracia, pero hablas cada día mejor y si sigo con mis canciones yo y
tú atento, vas a tener un repertorio para entretener las horas de los meses fríos.
Baidag_ Si llegáramos a los meses de frío. (Llega Bellet) ¡Bellet! ¿Trajiste pan o queso?
Bellet _ Mi mujer está para mí, no para dar a mis amigos.
Baidag_ Vamos, hombre de corazón, que estamos de cosecha y abunda grano y leche. Te ví
llegar con una cesta.
Bellet _ Es cierto. La bella me puso unas galletas y algo de vino de arroz.
Basterot_ (Entrando) Escuché “vino de arroz” .
Bellet _ Es el viento.
Basterot _ Es el perfume ácido que sale de la cesta bien trenzada pero que deja escapar su
promesa de beber con tus compañeros.
Bellet _ No empieces a trabajarme la moral.

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Brunett _ (Entrando detrás de Basterot y como él, salpicado y sucio de humo) A Bellet, la
palabra compañeros le dilata el alma... “los que comparten el pan”. Abre esa cesta,
hermanito, que todos trabajamos bajo un mismo sol y se come del campo y del mar
por tu trabajo y el mío. ¡Bendahir! Trae un lienzo para tender en el suelo.
Bendahir_ ¿Por qué siempre tengo que proveerlos de telas, para la mesa, la cama, el manto
o el fez?
Brunett_ Porque te gustan los peces, los panes y los tirantes del techo tanto cuanto las
tablas de tu mesa, ingrato. Por suerte nos tienes a nosotros: a Baidag, el carpintero, a
Barthélemy el tejedor de redes, Basterot y Brunett que hacen barcas y las echan al
mar cerrado de sal. Y Bellet, el cestero que casó con Caíssa, la bella y nos provee de
manjares rápidos en las tripas pero eternos en el alma.
Bellet _ Para con los elogios.
Brunett_ Disfrútalos aunque dedicados a tu mujer, a sus manos que trabajan la mezcla
sobre las tablas pulidas o sobre el muslo tibio para suavizar los grumos de la masa
que volará estirada en galletones, girando en el aire, para caer en la pala del horno,
donde todas cantan, doncellas las unas y no tanto las más.
Bellet _ Basta Brunett.
Barthélemy_ Se ve que llega a la edad de casarse e imita a los pulpos que trae para las
sopas, estirando sus dedos y pensamientos sobre toda belleza, propia o ajena, con
igual apetito.
Baidag_ Cómo hablas bonito. Yo hubiera dicho hambre.
Basterot_ Bendahir, ¡la tela!
Bendahir_ Hoy he vendido todo. No me queda...
Basterot_ Yo no tengo paciencia ni doy vueltas con las palabras, busca en el fondo de los
arcones o detrás del entarimado de tu tienda, ¡amarrete!
Bendahir_ Pero si vendí todo. Los mercaderes acapararon las piezas y me ofertaron de un
modo que no pude decir no, aunque sospechara una trampa. Sin embargo me
pagaron con monedas de metal sonante y sacas de sal limpísima. Casi no me queda
para abrigarme, pero tejeremos durante el verano, si se cosecha buen lino,
cáñamo ... o seda ¿por qué no? sembrando gusanos en las moras. Les presto un tapiz
.
Baidag _ No me gusta quejarme, pero sobre los tapices se ponen los pies y no las manos.
Bendahir_ Tienes los aires del príncipe que no eres. Juntarte con Barthélemy mejoró tu
lengua y conversar por las noches con Muwárik te está confundiendo. El trabaja en
el campo, pero es hijo de rey.
Basterot_ De la reina.
Bendahir_ De los dos.
Basterot_ Yo diría de la reina.
Bendahir_ Muy poco puede hacer una reina sola para tener un príncipe sin un rey.
Basterot_ Para tener un príncipe sí, pero un hijo...
Baidag_ Para mí es mi príncipe, hijo de rey.
Basterot_ No es lo que se dice.
Brunett_ Cállense los dos.
Bellet _ Sí, cállense, son cuentos de lavanderas y palafreneros. Yo quiero a Firzan como a
mi bella pero con un respeto diferente. Cría a su hijo como un común, como yo,
como un peón.

12
Barthélemy_ Y le ha encargado el cuidado de Mukhálif, otro común, al que acompaña y
protege. Es llamativo y enternecedor.
Baidag_ ¿Cómo dijiste?
Barthelémy _ Enternecedor.
Baidag _ Sí, muy.. eso.
Barthélemy_ La é más abierta.
Baidag _ (Carraspea) ¿É?
Barthélemy_ Muy bien.
Bellet _ Mukálif se distrae mucho con armas, cuando el príncipe Muwárik lo lleva al
campo. Nunca olvida su piedra de arrojo, ni el arco...
Basterot_ Hace bien. Hasta en tiempos de paz, los espacios abiertos representan peligro y
Ruck no siempre da aviso con rapidez. El último incendio se lo debemos a su
borrachera.
Baidag_ ¿Estás seguro?
Basterot_ Estábamos en el mar y vimos que el faro tiraba humo blanco. “¿Humo blanco en
el faro?” ¡Claro! El fuego no se vería en un día tan resplandeciente y Rujj tuvo que
avisar desde el mar porque Ruck, la del pelo verde, dormía en su torre mientras los
incendios se comían los bosques y los cultivos en terraza, comenzando por los
cerros de la frontera. La encontraron golpeada, al pie de la escalera y agarrada a su
bota de vino, con el aliento de un dragón. Yo no confío en las mujeres y menos en
una mujer vigía.
Barthélemy_ Ese episodio quedó sin explicaciones. No se puede condenar así nomás. Hasta
ahora han sido eficientes una y otra ...
Brunett _ Rujj, la de cabello rojo.
Basterot_ ¿Rojo? ¿Y cómo lo sabes?
Brunett_ Porque cuando paso con mi barca por el arrecife, cerca – y lo hago a propósito-
ella sale al mirador haciendo gestos y me grita: “cuidado, aléjate marinero estúpido”
y otras cosas muy lindas que de noche trato de recordar antes de dormir... Pienso en
ella agitando los brazos y un pañuelo blanco para que me vaya. Es muy linda, sí.
Basterot_ Bah! Como todas. Pero miren quién llega, nuestro príncipe.

Llegan Muwárik con sombrero de paja por encima de un pañuelo que le recoge el cabello
mojado de sudor en la espalda y Mukhálif a cabeza descubierta, el cabello trenzado con
cebo y tientos, jugando con una honda de cuero que hace girar con una mano.

Muwárik_ Buenos días, hombres.


Barthélemy_ Descúbranse e inclínense, que llegó nuestra promesa de reino venturoso.
(Todos se inclinan) Bienvenido a la plaza de los peones.
Mukhálif_ ¿Qué se cuenta? ¿hay agua fresca? ¿algo de comer?
Muwárik_ ¿Podemos compartir la mesa? Venimos del campo, levantando los pajares y el
forraje. La safra de leche será generosa, porque el grano para las bestias es reventón
y dulce.

13
Mukhálif_ Hagan sitio para el príncipe y cuenten... estamos esperando. ¿El agua?
Basterot_ Ve a buscarla a la fuente, aquí tienes una vasija. Trae también para tu señor y
deja de darnos órdenes.
Mukhálif_ Muwárik, ¿vas a dejar que me hablen así?
Muwárik_ (Dudando) Sí.
Mukhálif_ ¿Sí?
Muwárik_ Sí. Los hombres se hablan así, entre ellos. ¿O prefieres las prebendas de los
alfiles, con sus besamanos y reverencias?... ¿o la obediencia incondicional a los
generales justos o no? ¿Tienes sed?, ve a buscar agua, para todos. ¿Tienes calor?,
hazte un lugar entre nosotros, compartamos la sombra. Lo único que no se comparte
es la mujer.
Mukhálif_ Ni el arma. Un puño para cada arma.
Barthélemy_ Yyyy... ya empezó con su tema.
Baidag_ Tiene la manía... con tantas herramientas y tanto trabajo por hacer, pero él...
siempre manoseando el carcaj, la arrojadora, el hacha.
Mukhálif_ Cazo en el campo para la mesa de Muwárik, ni por ello trabajo menos...
Muwárik_ Y qué puntería que tiene..., lo admiro...
Basterot_ No digas así, Señor, no es sentimiento de noble hacia...
Muwárik_ ... mi hermano. Es certero y eficaz. Caza para mi mesa y trae leña con su hacha
que arroja como el mejor. Por suerte no es necesario usarla contra hombres, los
tiempos están muy calmos, algo lentos, diría.
Baidag_ No me agrada interrumpir, pero hay noticias de que nos provocan en la frontera y
de que habrá guerra. ¿No escuchaste nada?
Muwárik_ Hoy estamos volviendo de la cosecha, no he visto a mis padres, ni recibí noticias
de la corte. Pasé por un campamento de soldados y en el camino que baja de las
terrazas nos cruzó Pil al trote, casi cayéndose de la montura.
Bellet_ Es un estúpido de grandes orejas, lengua alcahueta y cuerpo torpe.
Bendhair_ Cuida tus palabras, hablas de un consejero. Las maneras son importantes.
Bellet_ Muwárik sabe que hablo como siento y sin tapujos.
Mukhálif_ Así se muere más rápido, por la boca.
Bellet_ Y se vive de veras, también.
Mukhálif_ Pero poco. Te lo digo bien, porque la vida es una lucha y una vida.
Muwárik_ Tranquilo. Bebamos agua, nos calmará los ánimos, pero... huelo vino de arroz...
Bellet_ Hay para todos (Abre la cesta)
Barthélemy_ Festejemos la cosecha, el aire, el cielo, la salud, la fortaleza...
Baidag_ .. los alimentos...
Brunett_ ...las mujeres...
Baidag_ ...las palabras...
Barthélemy_ ...¡las palabras!
Baidag_ ...con e y sin e....
Barthélemy_ Bueno... no me refería..., precisamente.
Baidag_ ...y la poesía, po-e-sía y la música...
Mukhálif_ Y la sangre pulsando vital y caliente.
Brunett_ Y el pelo encendido de Rujj.
Barthélemy_ ¿Por qué no?
Basterot_ Y el callejón profundo de Ruck, cuando anda de buen humor...
Brunett_ ¡Ah, sí?

14
Basterot_ Alguna vez, ha sido condescendiente conmigo. Alguna que otra vez. También me
ha rechazado y entonces me gustó más.
Muwárik_ Vemos que el vino de la bella, ¡salud por Caíssa! nos suelta y hace saber de
buenas cosas.
Basterot_ Dice que no la traté bien. En una ocasión me partió un palo entre las cejas. Pero
no me dolió. Me acuerdo, pero no me dolió.
Barthélemy_ Deduzco que has sido el único que la ha tratado. Entiendo por qué bebe y
hace tanto lío. La has querido mal.
Baidag_ ... destratado...
Barthélemy_ ...malquerido...
Baidag_ ...hem, estemmmm, eso... todo muy horrible.
Mukhálif_ Muwárik, ¿seguimos? Quiero llegar a los patios para entrenarme antes que se
haga de noche.
Muwárik_ Yo quiero dormir. No entiendo de dónde sacas tanta fuerza. No te voy a
acompañar. Espero que Firzan me disculpe por no estar contigo. Sabes cuidarte
bien, mejor que yo.
Mukhálif_ Nuestra reina quiere que me cuides de mi carácter, no de los peligros de la vida.
Estoy en buenas manos, las tuyas y amo a mi reina por desearme paz en las venas,
aunque sea inútil. Me apena el rey, atado a su silla, rodeado por los mimos y
parloteos de Firzan como por un enjambre en la siesta. (Todos ríen) Creo que su
única oportunidad de vivir, a pesar de su flaqueza, es siendo tan amado. Yo me
siento sólo y entreno para buscar mi fortaleza en las manos con las que empuño
armas ya que no puedo llenarlas de otras cosas.
Bellet_ Va a llegar tu hora, eres muy joven.
Mukhálif_ Y demasiado afortunado, siendo tan joven y un común. Dicen los magos que
tanta fortuna no merecida se paga antes de ser cobrada.
Muwárik_ Supersticiones. Sigamos hasta palacio, estoy cansado y sólo creo en los gallos
que mañana me sacarán del lecho para la poda de las vides. No te canses porque
vendrás conmigo. Adiós, hombres, hasta mañana.

Todos saludan.

VI

Basterot_ Mirados desde lejos, se diría que Mukhálif es extranjero... por la talla, el color de
la piel, casi un etíope.
Brunett_ Muwárik, nuestro príncipe también tiene rasgos... yo soy edomita, de pelo liso y
más grueso, como todos nosotros, ellos son tan altos... Mukhálif tiene el cabello
diferente...
Barthélemy_ ... ensortijado...
Baidag_ ...onde-ado!
Bendahir_ Son los modos, lo que los diferencia, parecerían hasta hermanos si no fuera por
los modos. La reina tendrá sus razones para mantenerlos juntos.
Basterot_ Se habla...

15
Bellet_ No digas nada irrespetuoso.
Basterot_ Firzan dio a luz ese crío entero y fuerte, a los seis meses de su boda con el rey y
todos saben que cuando Arcomagno iba a casarse con Irene, en los festejos previos,
Firzan andaba con Occitan, el hombre que comandaba el cortejo de Irene; que
bebieron y danzaron juntos y que sus tiendas eran contiguas...
Barthélemy_ Eran reinos amigos entonces, son reinos amigos aún.
Baidag_ Ahora no tanto... la guerra es casi un hecho.
Brunett_ Se han dicho muchas cosas, como cuando Firzan interrumpió la boda al grito de
“Arcomagno, estás a tiempo”
Barthélemy_ Es cierto, yo estaba... ella consiguió empujar los portones y pasar entre gentes
y soldados, se paró en el fondo del templo, su grito retumbó en arcadas y altares.
Todo paró, los coros, los címbalos suaves... y ella de pie sobre la alfombra azul,
larga como el Tigris...
Baidag_ ...o el Éu-frates.
Barthélemy_ Tuvo mucho coraje en hacer lo que hizo: ¡acusar a la futura reina! ¡de
complot! Arcomagno le creyó a ella, dicen que porque la amó desde ese minuto y
mandó cortarle la cabeza a Irene, tan linda con esos bucles...
Baidag_ ... en-sortijados.
Barthélemy_ ...hubiera sido una pena.
Bellet_ Por eso amo a Firzan como a mi bella...

Esperoni_ Yo también.
Verdi_ A mí me gusta Irene.

VI continúa

Bellet_ ... porque pidió clemencia para la que casi traicionó al rey, a cambio de que se
fuera. Dicen que Irene amaba al rey, que lloraba más por dejarlo que por haber sido
descubierta y vencida en su orgullo.
Basterot_ Las mujeres son así de tontas, no saben qué es lo importante, lloran por dejar un
hombre cuando les ensuciaron el nombre delante de todo un pueblo.
Bellet_ No, simplemente tienen un corazón distinto.
Brunett_ Muy distinto y dulce.
Basterot_ Fue Firzan quien descubrió la trampa escondida en los regalos para la boda de
Irene y Arcomagno. Irene sería el ariete, para que los etíopes y los de Bizancio
detrás nos invadieran. Irene merecía ser ejecutada. Pidiendo al rey clemencia por
ella, Firzan se hizo la buena.
Barthélemy_ Yo la creo inteligente. Con ese gesto, aseguró la paz en la frontera y después,
Irene se casó con Occitan, su hombre de fiar.
Basterot_ El de la tienda cercana a la de Firzan.
Bellet_ Eso no quiere decir nada.

16
Bendahir_ La paz, ha permitido el buen comercio. Caravanas cruzan el pantano que nos
separa y la frontera de turbales, en un sentido y el otro, desde que el problema
acabó. Pena que Irene murió joven...

Verdi_ Ay, nooo!


Esperoni_ Cálmese, Verdi.
Verdi_ Es muy triste...

VI continúa

Bendahir_... cuando su hijito era pequeño todavía. ¿El niño no la sobrevivió, no?
Basterot_ Dicen que no...

Verdi_ (En voz baja, lastimero) ¿Ve?, no aguanto. Yo no juego más.


Esperoni_ (Diminuendo) Shhhh... Preste atención.

VI continúa

Basterot_ ... y que desapareció de la noche a la mañana, poco después de su madre. No se


supo más.
Barthélemy_ Fue extraño.
Basterot_ Los etíopes son gente de armas; vienen comiéndose los alimentos de los graneros
y depósitos, no cultivan hace años. Son pocos, pero fuertes.
Bendahir_ No pescan, no muelen granos, compran todo hecho. No hilan ni tejen. Se
aprovisionan en las vecindades a cambio de metales y sal de las minas.
Baidag_ Siempre pagan con sal, las minas deben estar agotadas.
Brunett_ Desde el mar he avistado los puertos quietos, las barcas muertas de tedio en los
muelles. Botes y galeras abandonados en la arena, como tortugones, rotos, secos. No
hay velas ni remos, ni sogas, ni ruidos de embarcaderos.
Basterot_ Pero afilan sus armas y jamás comerciaron con hierro. Sólo bronce, oro, cobre...
Baidag_ ¡Qué hermoso el cobre!
Brunett_ Como el pelo de Rujj.
Basterot_ Hasta piedras comerciaron. Pero el hierro no. Tampoco pedernal.
Bendahir_ Interesante. No lo había pensado. Debería informarme mejor, para saber que se
ofertará en las próximas ferias. Tal vez debiera llenar las tinajas de aceites,
perfumes o habas. ¿Qué dirías Barthélemy, si mi negocio fuera el tuyo?
Barthélemy_ Yo sólo sé armar redes. Voy tejiendo nudos junto con mis pensamientos y
elijo los hilos como las palabras. Me intereso por la hermosura de la red porque
cosechará más peces. No me preguntes sobre otros rendimientos ni hilados, no

17
sabría qué decir porque no presto atención a las cosas de... Aunque algo que no sé
qué es, empieza a inquietarme, como si creciera por dentro, un miedo de algo,
insignificante, pero que de a ratos parece tener más...
Baidag_ ......¡entidad!
Barthélemy_ ¡Buena palabra!

Llega la caba. Esperoni y Verdi, inmóviles e inclinados sobre las piezas, las manos en la
falda uno y en las rodillas el otro.

Caba_ ¡Mis bebés! ¿Cuántas veces les expliqué? ¿Qué van a pensar los doctores?
Verdi_ Que estamos pensando.
Esperoni_ ¡Sht!
Caba_ Así... (coloca las piezas negras de Verdi, alíneadas en dos hileras de fondo) ¿Ve?
Así se ponen.
Verdi_ Mejor no toque. No toque. No toque
Caba_ ¿No es cierto Profesor, Profesor, Profesor Esperoni?
Esperoni_ Sí.
Caba_ Sí, mejor.
Esperoni_ Sí, mejor no toque.
Caba_ Mejor no toco.
Verdi_ Cálmese caba. Está bien. Estamos bien.
Caba_ Los dejo.

Pausa.

Verdi_ La caba no es mala.


Esperoni_ Es inculta.
Verdi_ Si lo dice usted, profesor de... ¿de?
Esperoni_ Gramática, Lengua y Literatura Castellana.
Verdi_ Pero tiene mal aliento. Aunque es cariñosa.
Esperoni_ Entrometida, me hace sentir débil.
Verdi_ Ah, eso sí lo noté porque no tomé la pastilla. Ella tiene problemas aunque no
presente alteraciones... alteraciones...
Esperoni_ ... patológicas.
Verdi_ Gracias... alteraciones patológicas en el desarrollo del pensamiento, porque entra y
empieza a acomodar, dale que dale, enseña, enseña, enseña, acomoda, emprolija,
acomoda...
Esperoni_ Verdi...
Verdi_ Dale y dale, acomoda, acomoda.
Esperoni_ Cálmese Verdi.
Verdi_ Debe pensar ¡que la realidad existe!
Esperoni_ (Escéptico) Es una creencia muy generalizada. (Pausa brevísima) No se
distraiga, Verdi.
Verdi_ Sí, sí, sí...

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VII

Iko, montado en un percherón se apronta con sus armas sobre la montura, para los
ejercicios. Equino, en un caballo árabe, caracolea haciendo cambios de paso y de mano al
animal, con total soltura.

Iko_ ... y Mukhálif es muy hábil y de pocas palabras.


Equino_ La reina lo protege y se equivoca. Es un cualquiera, no se nos parece y anda con el
príncipe con aires de noble. La nobleza se merece desde la cuna.
Iko_ Es muy dotado, más que Muwárik. Yo prefiero seguir a un hombre de armas que a un
labrador; tiene carácter, carnes fuertes, templanza, brutalidad. Me le he enfrentado
en los ejercicios, y aunque es muy jóven, me costó vencerlo. Tiene trucos.
Equino_ ¿Trucos?
Iko_ Sí, se unta el cuerpo para volverse escurridizo. Para cazar se pinta de negro en la
noche. Es un gerrero. Tiene dones de armas.
Equino_ No sé, no sé. Reconozco que impresiona por su tamaño...
Iko_ Sí...
Equino_ ... y hasta por su prestancia...
Iko_ Es... (En tono muy bajo, casi para sí) bello.
Equino_ Aún así, yo no dejaría a un campesino portar las armas del clan. Es nuestro
privilegio. La reina se lo consiente y yo creo que Arcomagno no debe estar de
acuerdo, pero se debilita con el tiempo y ella lo somete a su voluntad.
Iko_ El rey no tiene importancia, sino el reino a nuestro cuidado... quien provea el heno
para nuestra caballada, las piedras de sal, el agua; que las fraguas suelten puntas de
flecha y se templen espadas sobre los yunques. La supervivencia de nuestra clase y
nuestro alimento... como únicas preocupaciones... pero ese muchacho es especial...
Equino_ ¿Por qué lo dices?
Iko_ Porque me reconozco en su fiereza y me conforto. Es un igual. Tal vez ni él mismo lo
sepa. Lo haría mi rey, si pudiera.
Equino_ Tus pensamientos son inapropiados...
Iko_ Serían inapropiados si no fuera un militar. A cada uno su tarea. Yo sé la mía. Los
demás que se defiendan. Seré puesto a prueba y daré cuenta de la esperanza puesta
en mí.
Equino_ Ba, bla, bla, aprieta mejor las piernas que ese animal puede derribarte si se
espantara una mosca con la cola. Bájale el cuello, dómalo, véncelo.
Iko_ De ningún modo. Lo quiero retobado. Montaría un leopardo si pudiera. Ví que
Muwárik monta sin silla y sin arneses...

Pasa Pil en un burro, cayéndose. Equino caracolea con su animal, cortándole el camino.

19
Equino_ ¿Por qué tanto apuro, señor consejero.?
Pil_ A un lado, general, voy con prisa, voy a la corte.
Iko_ Hermosa bestia.
Pil_ (Dudando) En fin, gracias.
Iko_ Lleva noticias, parece. Buenas noticias. ¿Por dónde anduvo?
Pil_ Aquí y allá. No puedo hacer comentarios.
Equino_ Pero nosotros somos gente de confianza. Nada nos escapa. Nunca una palabra de
más. Cuéntenos un poquito. ¿Qué anda sabiendo?
Pil_ Nada, nada. En fin, los campesinos, la gente, tienen miedo. No quieren la guerra.
Equino_ Ya los vamos a hacer entrar en razón. No hay nada que temer. Quedarse quietos
mientras hacemos nuestro trabajo.
Pil_ ¿Trabajo?
Iko_ Misión es la palabra.
Pil_ Sí, claro. Pero igual, la gente no quiere, la reina no quiere... el rey...
Equino_ El rey va a querer, tarde o temprano. Confíe en nosotros.
Pil_ Pero miren que últimamente anda peor, le cuesta mantener la verticalidad mientras está
despierto. Hasta los párpados le pesan. Su silla le permite un único paso, cada tanto,
es una pena ... un rey tan...
Iko_ El reino es lo que cuenta. El rey... el rey hoy está, mañana quién sabe.
Pil_ Firzan dice que el reino es la gente.
Equino_ ¿Qué sabe la reina de estrategia, ni de táctica, ni de fuerzas? ¡Qué puede saber
una mujer! ¿Alguna vez soportó un sitio? ¿alguna vez se enfrentó con una apertura
española?
Pil_ No sé, creo que no. Ustedes tampoco, tengo entendido.
Iko_ Hum, bueno, haciendo memoria...
Equino_ Yo le explico al consejero. Nosotros no necesitamos pasar por las cosas. Ahí está
el equívoco. Nosotros ya nacemos sabiendo, somos de una raza de guerreros, casta
de armas.
Pil_ Ah, seguro. Tengo que ... me esperan.
Iko_ Apéese un momento y beba con nosotros.
Pil_ No puedo. No tengo tiempo.
Equino_ Entiéndame consejero, “apéese”, le dijo mi amigo.
Pil_ Un minuto, en atención a su ruego.
Iko_ Está mejor. Beba con nosotros.
Pil_ Yo no...
Equino_ Usted sí...
Pil_ Ya que me lo pide de ese modo... ¿qué es?
Iko_ Enebro.
Equino_ Brindemos por la caballería. Mírenos a los ojos. No nos olvide porque vamos a
llamarlo, cuando lo necesitemos.
Pil_ ¿Y para qué?
Iko_ Ya se va a enterar. Brinde. Muy bien. Es un pacto, consejero. Mida lo que dice. Por la
caballería.
Pil_ Está bien, por ustedes.
Equino_ Nosotros.
Pil_ ... y yo también y él y usted...
Iko_ Vaya consejero. Lo esperan en la corte.

20
Pil no atina a subirse al burro y sale corriendo, llevándolo de la rienda.

Esperoni_ Hay moscas.


Verdi_ Sí, sí, sí... ¿Cómo se dio cuenta?
Esperoni_ ...
Verdi_ Lo veo bien . ¿Toma medicación?
Esperoni_ Ya lo hablamos.
Verdi_ Probablemente, pero seguro que ese día no guardé la pastilla y me la tomé o me
habrían inyectado, a veces, me pongo...
Esperoni_ Me broté. Otra vez. No tengo arreglo.
Verdi_ Usted sabe todo ¿no?, profesor de... ¿qué ciencia era?
Esperoni_ Higiene, Anatomía y Fisiología Humanas.
Verdi_ Claro.
Esperoni_ Afuera no estaba bien, decían; acá tampoco, dicen. Yo me broto y me rascaría
hasta el hueso si me llegaran las uñas ¿ve?
Verdi_ Disculpe, me distraje con las moscas. Viene tormenta, creo.
Esperoni_ Mejor quedarse quieto.
Verdi_ Se le paró una mosca.
Esperoni_ Ya se va a ir. Yo no la provoco.
Verdi_ Ahí en el... no en la ... ahí se corrió... a la boca. No abra la boca, no diga nada, no se
mmmmueva que ya se aburre y se va. Casi, casi se está aburiendo... casi... casi... ya,
ya... un segundo más, hace así con las patitas de las manitos. ¡No la mire que se
pone bizco! ¡Qué bien que enfoco hoy!!!! Si parpadea se va... ay, qué pena, se
fueeeee. ¡Qué bien que enfoco! (Mira el tablero) Ruck es fea.
Esperoni_ Está enojada con ella... no es fea, si quiere no es. Bah! Para mí. No deje que la
caba vuelva a tocarle las piezas, después se va a hacer responsable, si no. (Pausa)
¡Ah! No. Yo tengo las blancas. Pero igual.

VIII

Es de noche, en la sala del trono.

Bishop_ Señor, llegó Pil con novedades.


Rey_ Puedes empezar, mi alfil y consejero.
Bishop_ Lo llamaré para que participe y puedas oír de sus propios labios los informes
alarmantes que consigo trae y así tomar tu decisión. (Gritando) Pil (Pausa) Pil, ten
la bondad de venir a nuestro lado.

21
Entra Pil, con una mezcla de pompa y torpeza. Se hará eco con palabras o gestos de los
decires de Bishop.

Pil_ A vuestro lado.


Bishop_ (En tono confidencial) Señor, la reina...
Rey_ Sí, qué...
Bishop_ ¿Por dónde anda?
Rey_ No tengo la menor idea, alguien puede saber en el reino, ¿qué hacen las mujeres?
Bishop_ No tiene importancia, yo tampoco sabría responderte. Me refiero a si se encuentra
cerca, por los pasillos, en alguna estancia contigua... ¿me hago entender?...
Pil_ ¿Somos claros?
Rey _ No está, parece.

Pil mira entorno, haciéndose el sagaz.

Pil_ Todo indica que no está.


Bishop_ Gracias, consejero.
Pil_ Consejero.
Rey _ Los informes.
Pil_ Sí, sí, sí... los informes.

Verdi alza repentinamente la cabeza, interroga con los ojos a Esperoni que levanta la
mirada del tablero muy despacio. Una pausa brevísima y vuelven a mirar las piezas.

VIII continúa.

Pil_ Parece que habrá guerra.


Bishop_ Pil, permíteme presentar el caso porque esto ya lo sabíamos (Enfático) tooooodos,
cuando se te encomendó salir para la recorrida. Comencemos por el pueblo. Los
peones ¿están calmos?
Pil_ Calmos.
Bishop_ ¿Cada uno en su tarea?
Pil_ En su tarea.
Bishop_ ¿Confiantes en un su rey?
Pil_ Reina.

Pausa. El rey tose. Bishop se arremanga distraídamente.

Pil_ Y rey, claro. Primero las damas.


Bishop_ Los soldados...
Pil_ No quieren ni saber.
Bishop_ Por favor, Pil, no te explayes, deja eso por mi cuenta o a criterio real.

22
Pil_ Muy bien. (Pausa) Bien.
Bishop_ Entonces. ¿Los soldados están motivados?
Pil_ Motivados.
Bishop_ Y los generales, Pil, ¿los generales están listos?
Pil_ Listos, pero...
Bishop_ ¿Y a su rey leales?
Pil_ Leales, pero...
Bishop_ ¿Pero?
Pil_ ...pero...
Rey _ ¿Pero?
Pil_ No. Nada.
Bishop_ Ves majestad, el reino está tranquilo y tenemos muchas alternativas, si aumentaran
la presión en la frontera. Contamos con nuestro ejército guiado por la fiel caballería
y el campesinado de reserva. Estos recursos son de última instancia porque antes de
ello, cruzaremos mensajes diplomáticos, embajadores llevados en carros
escoltados y (Rallentando) parsimoniosos o a (Andante) caballo suelto más tarde si
fuera necesario; el invierno irá llegando... natural ocasión de ganar tiempo y hacer
perder fuerzas y alimento a los etíopes . Tenemos innumerables alternativas de
negociación y desgaste, antes de aceptar una guerra...
Rey_ Ellos son fuertes, aguerridos, entrenados.

Entra Firzan, con paso firme, se coloca frente al rey y luego a su lado. Pil baja la mirada.
Bishop suspira.

Firzan_ Consejeros.
Bishop_ Señora.
Pil_ (Superponiéndose) Señora.
Firzan _ (De pie, abrazando el respaldar del trono) Sigan, los escucho junto a mi señor.

Pausa.

Rey_ Adelante, Bishop, sigue...


Bishop_ (Tomando coraje y paciencia) Decía, antes de aceptar una guerra, hay que hacer
perder el tiempo al enemigo, debilitarlo, hambrearlo...
Firzan_ Si ya son enemigos estamos en guerra.
Bishop_ Técnicamente no, Señora.
Pil_ No, Señora.
Firzan _ ¿Se te...
Rey_ Permiso, Señora. La interrumpo, pues la curiosidad me domina más que los buenos
modales hacia usted.
Firzan_ Comprendo, Señor.
Rey_ ¿Se te ocurre alguna instancia que pudiera evitar la guerra?
Bishop_ Sí, claro, claro, muchas.
Pil _ Muchísimas.
Bishop_ Venderles a buen precio, lo que necesiten, cualquier cosa que pidan y de ser
necesario, al precio que ellos pongan...
Pil_ Lo que pidan.

23
Bishop_ Pagarles contribuciones por acudir a sus ferias, prebendas por el uso de los pasos,
diezmos por..., encontraremos la palabra adecuada para cada ocasión que la
justifique y siempre atendiendo a la urgencia de nuestra intención... impuestos...
Pil_ ¡Impuestos!, más impuestos, muchos impuestos.
Bishop_ Consejero...
Pil_ Sí, sí, sí, claro.
Bishop_ Sería cuestión de que los negociadores que enviemos, digan lo adecuado en los
oídos de quienes hablarán en el reino vecino, a favor de nuestras propuestas, ¿cómo
llamarlos? ¿aliados en el extranjero? ¿mensajeros? ¿decidores? Todo se puede
arreglar. Un canon por cosecha, otro por barca que regresa a puerto, tantas tinajas de
aceite al pie del trapiche y así siguiendo...
Firzan_ ...un esclavo de cada hogar, por ocasión de los nacimientos. ¿Hablamos de
vasallaje?
Bishop_ Pragmatismo, Señora.
Pil_ Pragmatismo pregnante.
Bishop_ Nunca más acertado, Pil. ¡Mis parabienes!
Rey_ Entendí perfectamente. ¿Firzan?
Firzan_ Cuando estemos a solas...
Rey_ Pueden retirarse, consejeros.
Bishop y Pil (Superponiéndose)_ Señor, Señora.
Firzan_ Alfiles.

El rey hace un gesto de despedida con la mano.

Firzan_ Lo importante es que no empiece, que no empecemos.


Rey_ Tal vez podamos evitarlo.
Firzan_ ¿A cualquier precio?

Pausa

Rey_ Permanezco sentado por obstinado, a duras penas me tengo sobre los huesos.
Firzan_ Resiste, Señor. Nuestros hijos crecen. El príncipe, digo. Y el pueblo.
Rey _ Sí, entiendo aunque no te comprenda. Tal vez por eso te ame tanto, por desear
comprenderte. Firzan, sos las preguntas que llevo en la sangre y ¿cómo decirte?...
tengo hacia tus pensamientos callados una fe...como, como... como una estrella de
fuego palpitando en mi carne, como un temblor. No sé decir mejor.
Firzan_ Nunca me hablaste así...
Rey_ Algo se precipita, Firzan. Quiero que sepas lo que siento, por si la vida no fuera tan
larga, juntos.
Firzan_ No me hables de cosas tristes. Nuestro hijo está por regresar y hay asuntos del día
que debo comentarte. ¿Estás atento? ¿Descansaste bien la siesta?
Rey_ Te extrañé a mi lado... tibia y quejosa.
Firzan_ No me tendí por no despertarte, respirabas profundamente. Me quedé cerca,
velándote mientras revisaba mapas de los pasos del pantano, los puentes sobre el
río, los senderos que cortan el turbal... estoy muy afligida...
Rey_ Ya lo sé, se te cae la comisura de la boca, te conozco.

24
Firzan_ A tu tarea Señor, nada de melancolía.
Rey_ Lo que digas...
Firzan_ Ruck y Rujj tienen diferencias. Ruck dice que Rujj le robó el perro. Y Rujj dice
que no y no puede demostrarlo. Es un asunto banal, pero tratándose de las vigías,
debes resolverlo cuanto antes, porque también son mujeres y las tonterías las agotan
más que la importante tarea que tienen avistando en los miradores.
Rey_ Muy sencillo. Que traigan el perro y a las dos vigías, vendados los ojos. Primero y
por separado, enumerarán dónde están todas y cada una de las cicatrices del perro.
Luego contarán la historia del perro y de cada una de esas cicatrices. Por último,
juntas, lo llamarán por su nombre. El perro volverá con la dueña.
Firzan_ No se me había ocurrido.
Rey_ ¿Qué otra cosa?

Pausa.

Firzan_ (Indecisa)¿Estás arrepentido de que Muwárik sea un campesino?


Rey_ No, porque a su lado está Mukhálif. Fue tu decisión. Delicada y secreta. También te
amo por eso. Te amo porque confío en vos, te amo porque te tengo fé y porque soy
vulnerable a tus ojos. Mi cuerpo es un destrozo sin valor, viviente por tu boca. Amo
tu boca buena y la fe que me sostiene. No llores Firzan, no llores, que sos mi
alegría y he aprendido mucho a tu lado... (Pequeña pausa).

Verdi_ ¡Cómo se quieren!


Esperoni_ Sht!

VIII continúa

Rey_ ...mucho. Esto me lleva a pensar... Ruck desposará un hombre que prometa cuidarla.
Nosotros elegiremos por ella. Rujj desposará alguien que escoja ella misma...
conoce la bondad y sabrá elegir bien, ya es hora de que dejen de estar solas,
embrutecida de otear piedras una y cambiante e insolada la otra que mira el mar...
tal vez un marinero...

IX

Iko y Equino interceptan a Pil, saliendo del palacio .

Iko_ Chist, ¿a dónde va, consejero?


Pil_ Yo no he dicho palabra.
Equino_ Prometí que nos veríamos y aquí estamos.

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Pil_ Sí, claro.
Equino_ ¿Qué decidió el rey?
Pil_ Nada, que todo siga así.
Iko_ ¿Cómo? Tenemos que dar respuesta a la presión...
Pil_ La orden será no dar ni un paso. Los edomitas permanecen en sus escaques, quietos, en
sus vidas. Ignorar la proposición. Es la ley. Si nos estamos quietos, no hay juego.
Iko_ Necesitamos un pretexto... un pretexto.
Pil_ ¿Un pretexto?
Equino_ Toda guerra comienza por el pretexto; después anda sola, por buenas razones y
todos contentos.
Iko_ El príncipe.
Pil_ ¿Qué? ¿Quién? ¡No!
Iko_ Le tocamos el príncipe. Es un incapaz que sólo sabe cultivar. ¡Cultivar! Hay que
pensar en el reino.
Pil_ La reina dice que el reino son...
Equino_ (Superponiéndose) No me la nombres... En todo caso, uno por vez.
Iko_ Sí, al príncipe primero.
Equino_ Consejero, díganos por dónde va a andar mañana.
Pil_ Bueno, voy a andar por los muelles del...
Iko_ Muwárik, ¿dónde va a trabajar mañana?
Pil_ Mañana, mañana... no sé si lo sé...
Iko_ Sí sabe.
Equino_ Mire cómo se está acordando.
Pil_ Creo recordar -y puedo equivocarme- que estará en la poda, por las terrazas de la
frontera oeste, la ladera del sol vespertino, donde maduran las cepas del syrah.
Iko_ No me de detalles. Trabajo mejor así, sin conmoverme. Vaya, consejero, vaya.

Pil se va.

Iko_Yo me encargo. Muwárik va a estar en la primera línea. Cruzo el pantano y al caer el


sol, le disparo. Es la muerte que se necesita.
Equino_ Ya hablé con los etíopes, si el rey permaneciera indeciso lo derribamos,
coronamos a Mukhálif, repartimos los alimentos con ellos, así se calmarán. Luego
les pagaremos tributo... ya veré como convencer al muchacho.
Iko_ Es un elegido, un verdadero rey. ¿Y Firzan?
Equino_ ¿Firzan? Firzan... Firzan... Tal vez muera de pena, por su hijo.

De las viñas aterrazadas bajan conversando Muwárik y Mukhálif.

Muwárik_ Se te ve fatigado.
Mukhálif_ Es desasosiego. Tuve mala noche. Malos sueños.
Muwárik_ ¿Sueñas con mujeres?
Mukhálif_ Pocas veces, encuentro más placer en el vértigo de la carrera, a pie, montado, o
tirando al arco... aún nadando.

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Muwárik_ Fue un día caluroso.
Mukhálif_ Cierto.
Muwárik_ ¿No notas como el aire quieto?
Mukhálif_ ¡Los pájaros!
Muwárik_ ¿Qué sucede con los pájaros?
Mukhálif_ No están. Tanto silencio... Los pasos están vacíos pero el sol vibra en la
vegetación baja del valle. ¡Qué extraño! No hay minerales en ese valle. No hay
sílice. ¿Son reflejos? ¡No! Son destellos... Dame tu pañuelo y tu sombrero, dame tu
camisa.
Muwárik_ No juegues, estoy cansado...
Mukhálif_ Haz lo que digo, hermano, ahora. No me preguntes, obedéceme.
Muwárik_ (A regañadientes) Obede... está bien. Pero ¿qué pasa?

Muwárik le da sus ropas a Mukhálif que las viste con rapidez, también se suelta la trenza.
Ata a Muwárik la cinta de cuero en la frente, le embarra el torso, la cara y lo empuja
detrás de una piedra.

Mukhálif_ No salgas de allí hasta que te diga.


Muwárik_ Está bien, pero qué sucede.
Mukhálif_ He visto la luz reflejarse en armas al acecho. Llevo mi arco y mi carcaj a la
espalda... mi pedernal (Se quita el puñal de la cintura y lo agarra firmemente con la
mano). Vuelvo enseguida pero de ningún modo, levantes la cabeza.

Mukhálif corre hacia delante, pero a media carrera, es derribado por un flechazo en el
corazón.

Verdi se agarra la cabeza, con los codos al costado del tablero. Esperoni queda
boquiabierto.

Esperoni_ Nunca pensé... que se animaran a tanto.


Verdi_ Pobre, tan jóven. ¿Usted no se los confundía un poco? Cuando se cambiaron la ropa
me hice lío. ¿Y si empezamos de nuevo?, capaz que... Ay, dejemos todo así. No lo
soporto más. No juego. No quiero jugar más.
Esperoni_ No venga con eso.
Verdi_ ¿Pero cuál es cual?
Esperoni_ Mukhálif...
Verdi_ No me diga por el nombre que me los olvido. El del sombrero...
Esperoni_ ¿El que tenía sombrero antes? ¿o después?
Verdi_ Y no me confunda. ¡Caba! ¡Caba! ¡Caba!
Esperoni_ Cálmese Verdi, no arruine todo, todavía tenemos esperanza.
Verdi_ ¡No sé quiénes son! ¿Cuál es quién? ¿Quién se murió? ¿Cuál se puso el sombrero?
(Llora, busca la pastilla en el bolsillo , la mira, la aprieta en el puño y sigue
llorando). Estoy confundido. (Pausa brevísima) Estoy confundido pero tengo razón.
¿Qué me mira? Soy una persona, una persona confundida, una persona con

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documento, una persona... Me sacaron el documento. Lo tengo pero no me dejan
agarrarlo mientras el remedio no me cure y el remedio no me cura. Menos mal que
no lo tomo.
Esperoni_ ¿Y para qué le ...? No me mire así, ¡usted! Le repito ¿para qué lo necesita aquí?
Afuera todos cuidan su documento. Debe servirles para ser libres.
Verdi_ Mi hija no viene porque no quiere. “Soy libre de no querer ir a verlo”, dice. Mi
mujer me cuenta que llora porque no viene. No viene y llora y llora y llora. Yo no
digo ni a. Afuera, se llora mucho, ¿no? Por lo libres que son, debe ser...
Esperoni_ ¿Habrá perdido el documento, la chica? Acá no lo podemos saber. (Pausa). Y
bueno, yo me quedo, si tengo que quedarme, me quedo. No entiendo por qué “no
estoy en equilibrio”, así dijo el Dr. Ocampo y no sé qué es el equilibrio.
Verdi_ ¿Quién? No, no me diga, es igual, no retengo los nombres. No son importantes. A
veces me acuerdo de otras cosas sin nombre, como lo que dice Firzan, pero me
gusta más pensar en Irene.
Esperoni_ Andar derecho. Un equilibrio derecho. Yo me sentía bien y no le hacía mal a
nadie pero... derecho así, así de derecho... querían y no me salía... contento yo con
mi curva, una hipérbole paraboloide, un poquito a destiempo, también. No hubo
caso.¡ Así no! Yo me explicaba, para disimular un poco porque me daba cuenta de
que hablaba más lento y me torcía para un lado, pero yo contento igual. No importó.
Me gritaron. Me agarraron fuerte del brazo... para enderezarme... ahí me broté.
Ahora también, ya empieza.
Verdi_ Le noto rojito el cuello. Si se distrae se le pasa. Coraje, vamos.

X continúa.

A cierta distancia, Iko imparte instrucciones.

Iko_ Le dí. Los etíopes regresan a informar a sus generales y al mismísimo Occitan que la
emboscada tuvo éxito ¡Equino! Lleva la noticia a la corte. Ya está. Una flecha
etíope ha partido el corazón del príncipe edomita. La guerra es inevitable. La batalla
empezará antes del alba.
Equino_ O un nuevo rey ocupará el trono. Un hombre de armas.

Equino parte e Iko se aproxima al cuerpo de su víctima, que se desangra.

Iko_ Príncipe ridículo, tu suerte estaba echada desde el día que saliste bajo las faldas de tu
madre (Se inclina y le quita el sombrero) pero... no es... Es... es Mukhálif, mi
admirado, mi muchacho, mi esperanza, mi gentil amado Mukhálif, mi rey.
Muwárik_ ¿Qué has hecho, bestia? ¿Qué he hecho yo? Le fallé a mi hermano, no supe
cuidarlo, le permití que me dejara... apenas unos instantes... Qué dirá la reina... no
puedo perdonarme. Ay... mi hermano...
Iko_ ¿Tu hermano? No te acerques, no lo toques. Trebejo de mierda, peón, no mereces
llamarte su hermano. Este es un hombre, no un campesino temeroso de las heladas y
los monzones. Yo, yo maté al muchacho que amaba, lo amaba por furioso y libre.
Al contemplarlo reconocía un signo, un trazo de belleza en mi espíritu, aunque yo
no sepa cómo se llama ni para qué me ha servido hasta ahora. Yo tenía algo

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hermoso, que descubría solo cuando lo miraba y al quitarle la vida, lo perdí con él.
Todo sentido, una pequeña dicha sin nombre, algo de valor, no sé... (Le quita al
cadáver el puñal de pedernal de la mano y lo mira) Mi puño reemplazará al tuyo,
sólo un puño para cada arma. Yo tomo tu lugar porque esta hoja de pedernal me
estaba destinada. ¿Así lo querías? Así será. (Y se corta el cuello de lado a lado).

XI

Salón del trono. Ruck y Rujj escuchan la sentencia del rey en presencia de Firzan , Pil y
Bishop.

Rey_ El perro regresa al faro . Se desposarán después de la vendimia.


Rujj_ Pero...
Ruck_ Yo no...
Firzan_ Silencio.

Equino entra, agitado, interrumpiendo, sin cumplir con el ceremonial de los saludos.

Equino_ Señor, mi rey, algo grave...


Rey_ ¿Cómo puedes entrar así?
Equino_Vuestro hijo...
Pil_ (Por lo bajo) Yo no quiero oír. Me voy.
Bishop_ No te muevas. Yo doy las órdenes.
Rey_ ¿Dónde está Muwárik?
Firzan_ ¡El príncipe!
Equino_ Muerto. Los etíopes le dispararon desde los pantanos.
Rey_ Mi hijo.
Firzan_ ¡No! Mi hijo no, mi hijito.
Equino_ ¿Apronto las tropas? Espero tus órdenes.
Rey_ Firzan, sé cuánto has luchado para que esto no sucediera, pero nuestro hijo ha muerto,
no tengo salida.
Firzan_ Quiero mi hijo, quiero verlo, quiero su cuerpo muerto.
Rey_ Firzan...
Firzan_ Venganza, quiero venganza, quiero la muerte en la sangre de ellos, como ellos han
querido la mía (llora desconsoladamente) Estoy embrutecida, herida, reclamante,
quiero matarlos con mis manos, aún sabiendo que está mal... Queriendo ellos y yo
lo mismo, algo está mal. Señor,¿qué sucede? ayúdame, estoy confundida, herida de
muerte en mi hijo. Pierdo la razón, no siento nada, perdí la vida.

Entra Muwárik cargando a Mukhálif en los brazos. Equino mal disimula su sorpresa.

Equino_ Algo ha sucedido que...


Bishop_ No se entiende.
Pil_ Yo sé.

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Muwárik_ Madre, perdóname, no supe cuidarlo bien. Era un hermano para mí y no supe
cuidarlo...
Firzan_ Hijo mío.
Rey_ Hijo. No pesa menos mi corazón por esta afrenta que si fuera por tu misma sangre.
No alcanzo a comprender.
Muwárik_Era una trampa. Mukhálif se dio cuenta en un instante. Giró la cabeza como las
aves de presa, miró en derredor comprendiéndolo todo en un segundo... y me obligó
a cambiar de ropas. (Pausa) La flecha era para mí. Murió en mi lugar.
Bishop_ Murió por su príncipe.
Equino_ Un sacrificio que lo honra y dignifica más allá de la muerte.
Pil_ Yo sé y voy a hablar...
Bishop_ Silencio. No hagas drama ni discursos sensibleros.
Pil_ Yo sé que fue una trampa. Iko y Equino lo planearon todo.
Muwárik_ Padre mío, es verdad. Iko me lo dijo y se quitó la vida, arrepentido de su
equívoco.
Rey_ Me cuesta comprender. ¿Firzan, por qué me miras, así?
Firzan_ A solas, mi rey, después...

Muwárik deposita el cuerpo a los pies del trono y llora a su lado. Firzan se dirige a todos,
que retroceden.

Firzan_ Mukhálif, el común que acompañaba a nuestro príncipe, no es otro que el hijo de
Irene. A su muerte me lo envió para que se criara lejos de la crueldad de un reino
gobernado por Occitan. Equino, serás el encargado de llegar hasta la frontera y
decirle a Occitan que en la trampa urdida para nosotros, ha caído su propio hijo, que
su muerte nos causa tanto dolor como a él, tal vez menos rabia y más dolor.
Muwárik, hijo mío, acompaña a la guardia hasta la frontera y ve que estas órdenes
se cumplan. No hay afrenta a nuestro reino, sino dolor por el luto del vecino. Cada
uno a su tarea. Arcomagno y yo, nos quedaremos a solas con Mukhálif.

Se retiran todos.

Firzan_ Señor, mira a Mukhálif, mira los rizos de su cabello ahora suelto... ¿qué te
recuerda?
Rey_ No lo sé, tal vez ... no sé si debo decirlo...
Firzan_ Arcomagno, Señor mío, no habrá guerra si no quieres. Tu decides... y debiera
haberla como hace un minuto atrás, cuando yo misma la pedía a gritos, clamando
venganza. Porque quien ha muerto es tu hijo. El hijo que sembraste en Irene. Mi
pedido de clemencia hacia ella no fue por bondad, la odiaba entonces, pero al
confesarme que había engendrado de ti, amándote tanto ella como yo... se me fue el
enojo por su estupidez y los celos también. A su muerte, me envió el niño, para que
se criara en un reino de labranza y música. Occitan ha sido siempre bestial. También
para que estuviera junto a su padre, así como Muwárik, hijo de la semilla de
Occitan fue criado para la paz bajo tu guía, en este reino agrario. Nunca te lo dije,
por nuestros hijos, uno y otro, sin diferencias, por Irene y por los reinos.

Pausa.

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Rey_ Que su muerte duela únicamente en nuestro silencio. Todo ha cambiado aunque nada
suceda. Se llora al peón, un común, como sus padres lo lloran príncipe. Cada trebejo
a su escaque, ni un paso adelante. El reino en paz.

Entran los médicos y la caba. Verdi se seca el ojo izquierdo con la punta del chaleco.
Como la luz del ventanal ha declinado, al entrar los médicos, la caba enciende la lámpara
del techo.

Médico I_ Profesor, ¿Profesor, Profesor Esperoni?


Esperoni_ Sí.
Médico I _ No están acomodadas todavía.
Verdi_ Sí, sí, sí... se arregló todo. Muy triste. Casi no aguanto.
Médico II_ Usted sabe muy bien cómo se distribuyen las piezas. No es falta de ubicación.
Son resistencias. Mire...
Verdi_ No!, no toque, no toque, no toque, saque las manos.
Caba_ Venga mi bebé.
Verdi_ (A la caba) ¡Váyase!. Deje, Doctor, no toque...
Médico II _ Ese peón caído... (Toma el peón blanco y trata infructuosamente de pararlo)...
¿ve?, pero , qué curioso, no puedo...
Verdi_ No insista, está muerto.

Los médicos se cruzan miradas, la caba sube los hombros.

Médico II_ (Examinando la base de la pieza) . Alinee las piezas blancas.


Verdi_ Son las rojas.
Esperoni_ Sht!
Médico II_ Puede ser, pero están blancas.
Médico I_ (Interrumpiendo) Una ayuda, se las acomodo (Coloca las piezas blancas en sus
correctos escaques mientras habla), así recuerda mejor. Si yo lo he visto jugar, hace
tiempo.
Verdi_ Nosotros jugamos distinto. No toque que arruina todo.
Esperoni_ ¡Basta! Ni un movimiento más, ¡basta!
Médico II_ (Superponiéndose) Y a este peón que no se tiene en pie, lo hacemos salir, uno,
dos, ¿ve qué fácil? (Didáctico) entonces este negro le responde la salida ... muy simple.
Verdi_ Sí, sí, sí (Llora, bajito)

Esperoni se rasca vivamente.

FIN

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Diana Amiama.
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