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L’Incoronazione di Poppea Monteverdi-Busenello (1642)

Prologo

Fortuna
Escóndete, Virtud,
ya caída en la pobreza,
deidad en la que nadie cree,
divinidad sin templo,
diosa sin devotos ni altares,
obsoleta,
despreciada,
aborrecida,
mal recibida...
y, comparada conmigo,
siempre burlada.

Antes reina,
ahora plebeya,
pues para comprarte
alimentos y vestidos,
vendiste privilegios y títulos.

Todos tus seguidores,


si están separados de mí,
parecen fuego pintado,
que no calienta ni brilla,
dejan un calor sepultado,
despojado de luz.

Quien profesa la virtud,


jamás espere...
poseer riqueza
o gloria alguna,
si no está protegido
por la Fortuna.

Virtù
Sumérgete, malnacida,
rea quimera de las gentes,
hecha diosa por
los imprudentes.

Yo soy
la verdadera escalera...
por la cual la naturaleza
asciende al sumo bien.

Yo soy la estrella polar


que enseña al intelecto humano...
el arte de navegar
hacia el Olimpo.

Puede decirse,
sin ninguna adulación,
que mi puro e incorruptible ser
es comparable a un dios,
y eso no puede decirse de ti,
Fortuna.

Amore
Qué se creen, diosas,
que se reparten entre ustedes
el mundo entero,
el señorío y el gobierno,
excluyendo a Amor,
dios tanto más grande
que ustedes.
Yo enseño las virtudes
y domino las fortunas.
Esta edad infantil vence en antigüedad al Tiempo
y a cualquier otro dios.
Somos gemelos,
la eternidad y yo.

Reveréncienme, adórenme
y nómbrenme su soberano.

Fortuna y Virtù
-No es humano...
-No es celestial...
el corazón que se atreva
a contender con Amor.

Amore
Hoy, en un solo combate,
tanto una como otra,
abatidas por mí,
dirán que el mundo cambia
ante una señal mía.
Acto I
Escena 1

Ottone
Y siempre vuelvo aquí...
como la línea al centro,
como el fuego al sol...
y como el arroyo al mar,
y aunque ninguna luz
aparezca para mí,
sé bien que mi sol
está aquí dentro.
Y siempre vuelvo aquí,
como la línea al centro.

Amada morada...
morada amorosa,
albergue de mi vida
y de mi amada,
mis pasos y mi corazón
se inclinan ante ti.

Abre un balcón,
Poppea,
y con ese bello rostro
que dirige mi destino,
ven, alma mía,
precede al día.

Levántate
y despeja ahora...
la bruma
y las tinieblas del cielo...
con el abrir
de tus encantadores párpados.

Sueños,
lleven en vuelo...
sobre sus alas,
en dulce fantasía,
estos suspiros
a mi amada.

Pero ¿qué veo,


infeliz de mí?
No son fantasmas
ni espectros nocturnos,
son los sirvientes
de Nerone.

¡Ay! Entonces, a los insensibles vientos


derramo mis lamentos.
Hago llorar
a las piedras por mí,
adoro estos mármoles,
cortejo con lágrimas
a un balcón...
y en el regazo de Poppea...
duerme Nerone.

Pérfida Poppea...
¿son estos los juramentos y las promesas
que encendieron mi corazón?
¡Esta es la fidelidad!
¡Oh, dioses!

Yo soy ese Ottone


que te siguió,
que te deseó,
que te sirvió,
ese Ottone
que te adoró,
que para conmover
y enternecer tu corazón,
derramó perlas
en las lágrimas de sus súplicas,
ofreciéndote su espíritu
en sacrificio.

Me prometiste
que abrazado a tu bello pecho,
conocería
la felicidad del amor,
y sembré la semilla
de la crédula esperanza.
Pero el aire y el cielo
se volvieron en mi contra.

Escena 2

Primo Soldato
-¿Quién habla?

Ottone
-Sembraron de tempestades …

Secondo Soldato
¿Quién habla?

Ottone
mi cosecha.

Primo Soldato
¿Quién anda ahí?

Secondo Soldato
¡Camarada!

Primo Soldato
¡Ay de mí,
aún no es de día!

Secondo Soldato
Camarada, ¿qué haces?
¿Hablas soñando?

Primo Soldato
Surgen los primeros
rayos del alba.

Secondo Soldato
Vamos,
despiértate pronto.

Primo Soldato
No he dormido
en toda la noche.

Secondo Soldato
Vamos, despiértate pronto.
Cuidemos nuestro puesto.

Primo Soldato
Maldito sea Amor...
y Poppea, Nerone,
Roma y la milicia.
No puedo satisfacer la pereza,
ni un día, ni siquiera una hora.

Secondo Soldato
Nuestra emperatriz
se consume en llanto...
y Nerone la desprecia
por Poppea.
La Armenia se rebela
Y él no se preocupa.
La Panonia toma las armas
Y él se ríe,
Así, como puedes ver,
El imperio va de ml en peor.

Primo Soldato
Di también
que nuestro príncipe...
les roba a todos
para darles a unos pocos.
Los inocentes sufren
y a los malvados siempre les va bien.

Secondo Soldato
Sólo se fía
del pedante Séneca.

Primo Soldato
-¿De ese viejo rapaz?

Secondo Soldato
-¡De ese zorro sagaz!

Primo Soldato
De ese cortesano bandido que saca sus beneficios
traicionando a sus compañeros.

Secondo Soldato
De ese impío arquitecto que hace su casa
sobre el sepulcro de otros.

Primo Soldato
No repitas a nadie
lo que decimos.
Ten cuidado
de quién te fías.
Como los ojos,
que no se fían uno del otro,
pero al mirar
van siempre juntos.
Primo y Secondo Soldato
Aprendamos de los ojos...
a no portarnos
como tontos.
Pero ya aclara el alba
y viene el día.
Callemos...
¡Nerone, Nerone!
Callemos,
Nerone está aquí.

Escena 3

Poppea
Señor, no partas.
Deja que estos brazos
rodeen tu cuello...
como tus encantos
rodean mi corazón.

Nerone
Poppea, déjame partir.

Poppea
No partas, señor,
no partas.
Apenas
ha despuntado el alba...
y tú, que eres
mi sol encarnado,
mi palpable luz
y el día amoroso de mi vida,
¿quieres de repente
separarte de mí?
No hables de partir,
que sólo al oír una sílaba
de tan amarga palabra,
¡ay!, siento
que mi alma muere.

Nerone
La nobleza de tu cuna...
no permite que Roma sepa
que estamos unidos, hasta que Ottavia...

Poppea
¿Hasta que...?
Nerone
Hasta que Ottavia
no sea apartada...

Poppea
¿No sea...?

Nerone
Hasta que Ottavia no sea
apartada con mi repudio.

Poppea
¡Ve, amado mío!

Nerone
En un suspiro que sale
de lo profundo de mi corazón...
incluyo un beso,
querida, y un adiós.
Nos volveremos a ver
muy pronto, ídolo mío.

Poppea
Señor, siempre me ves,
si bien no me ves nunca...
porque, aunque es cierto que yo estoy en tu corazón,
oculta dentro de tu pecho,
no puedo ser mirada
por tus ojos.

Nerone
¡Adorados ojos míos,
quédense allí!
Quédate, Poppea,
corazón, encanto y luz mía.

Poppea
No hables de partir,
que sólo al oír una sílaba
de tan amarga palabra,
¡ay!, siento
que mi alma desfallece.

Nerone
No temas.
Estás conmigo
a toda hora,
esplendor de mis ojos...
y deidad de mi corazón.

Poppea
¿Volverás?

Nerone
Aunque me vaya,
sigo estando contigo.

Poppea
¿Volverás?

Nerone
Mi corazón jamás
se apartará de tus ojos.

Poppea
¿Volverás?

Nerone
No puedo vivir
separado de ti,
así como no se puede
dividir un punto.

Poppea
-¿Volverás?

Nerone
-Volveré.

Poppea
-¿Cuándo?

Nerone
-Muy pronto.

Poppea
Muy pronto.
¿Me lo prometes?

Nerone
Te lo juro.
Poppea
-¿Cumplirás tu promesa?

Nerone
-Si yo no vengo a ti, tú vendrás a mí.

Poppea
Adiós.

Nerone
Adiós.

Poppea
Nerone, Nerone...
Adiós.

Nerone
Poppea, Poppea...
Adiós.

Poppea
Adiós, Nerone,
adiós.

Nerone
Adiós, Poppea,
amor mío.

Escena 4

Poppea
Esperanza,
tú acaricias mi corazón.

Esperanza,
tú adulas mi espíritu...
y mientras tanto, me rodeas
de un manto regio pero imaginario.
No temo ningún mal.

Por mí combaten
el Amor...
y la Fortuna.

Arnalta
Ay, hija mía, quiera el cielo
que estos amoríos algún día no sean tu ruina.
Poppea
No temo ningún mal.

Arnalta
La emperatriz Ottavia
ha descubierto los amores de Nerone,
y temo que cada día,
cada momento,
sea el último día de tu vida,
el último momento.

Poppea
Por mí combaten
el Amor...
y la Fortuna.

Arnalta
Tratar con reyes
es peligroso.
El amor y el odio
no tienen poder sobre ellos.
Sus sentimientos
son sólo por interés.

Si Nerone te ama,
es mera cortesía.
Si te abandona,
no podrás quejarte.
El mal menor
será que calles.

Poppea
No temo ningún mal.

Arnalta
El grande respira honor con la presencia,
Deja, mientras la casa llena de viento,
Reputación y humo en pago.

Pierdes el honor al decir “Nerone me hace el amor”


Los vicios ambiciosos son inútiles
Me gustan más los pecados fructíferos.

No puedes tratarlo
de igual a igual.
Y si tu objetivo
es el matrimonio,
estás persiguiendo tu ruina.

Poppea
No temo ningún mal.

Arnalta
Mira, Poppea,
donde más agradable es el prado...
está escondida la serpiente.
Las vicisitudes del destino
son funestas.
La calma es profecía
de la tempestad.

Poppea
No temo ningún mal.
Por mí combaten
el Amor...
y la Fortuna.

Arnalta
Estás loca si crees que
pueden hacerte feliz y salvarte...
un niño ciego
y una mujer calva.

Escena 5

Ottavia
Despreciada reina,
reina despreciada,
afligida mujer
del monarca romano.
¿Qué hago, dónde estoy,
qué pienso?
¡Oh, desdichadas mujeres!
Si la naturaleza y el cielo
nos hacen libres,
el matrimonio
nos hace esclavas.
Si concebimos al hombre,
desdichadas mujeres,
a nuestro impío tirano
le formamos los miembros,
amamantamos al cruel verdugo
que nos ultraja y nos mata,
y estamos forzadas
por indigno destino...
a parir
nuestra propia muerte.
Nerone,
cruel Nerone...
Nerone, oh, Dios, marido
condenado eternamente...
y maldecido
por mis sufrimientos,
ay de mí,
¿dónde estás?
En los brazos de Poppea...
permaneces feliz
y gozas,
y mientras tanto,
mi incesante llanto...
casi va formando
un torrente de espejos...
en el cual contemplas,
en medio de tus delicias,
mis martirios.
Destino, si estás en lo alto,
Júpiter, escúchame.
Si no tienes rayos
para castigar a Nerone,
te acuso de impotencia,
te culpo de injusticia.
Ay, voy más allá de lo debido
y me arrepiento,
me retracto
y sepulto, en taciturna angustia,
mi lamento.

Nutrice
Ottavia, Ottavia.

Ottavia
Cielo, aplaca tu ira,
no castigues mi falta
con tanta severidad.

Nutrice
Ottavia,
única emperatriz del universo.
Ottavia
Lo exterior erró,
mas la profundidad es pía.
Mi corazón es inocente,
pecó la lengua.

Nutrice
Oye las palabras
de tu fiel nodriza.
Si Nerone ha perdido la razón
ante los encantos de Poppea,
elige a alguien...
que, digno de ti,
se alegre de abrazarte.
Si a Nerone tanto
le complace la infidelidad,
disfruta tú también...
vengándote.

Y si el áspero remordimiento
Perturba tu honor,
Reflexiona
sobre mis palabras,
que cada dolor
te dará dicha.

Ottavia
Nunca te oí decir
algo tan vergonzoso, nodriza.

Nutrice
Reflexiona
sobre mis palabras,
que cada dolor
te dará dicha.

Es una infamia
soportar las ofensas,
pero es un honor
vengarlas.

Tienen pues esta ventaja


Los errores amorosos de las reinas
Si los sabe el idiota no los cree,
Si los averigua el astuto,
Los calla,
Y el pecado callado y no creído
Está seguro y secreto en todas partes,
Como uno que habla entre un sordo y un mudo.

Ottavia
No, mi querida nodriza,
la mujer destruida
por la infidelidad de su marido...
queda traicionada,
pero no deshonrada.
Por el contrario,
el esposo queda deshonrado...
si el lecho conyugal
es profanado.

Nutrice
Hija y señora mía,
tú no comprendes
el principio misterioso de la venganza.
La ofensa
de una simple bofetada...
se venga con el puñal
y con la muerte.

A quien hiere tus sentimientos,


debes herir el honor.
Aunque, para ser sincera,
ni siquiera así quedarás vengada.
Nerone te hiere en lo más profundo,
pero tú sólo dañarás su reputación.

Reflexiona
sobre mis palabras,
que cada dolor
te dará dicha.

Ottavia
Si no existieran
ni el honor ni Dios,
yo misma
sería la deidad...
que con mi propia mano
castigaría mis faltas.

Sin embargo,
lejos del error,
reparto mi corazón
entre la inocencia y el llanto.

Escena 6

Seneca
He aquí la desconsolada dama
elevada al trono...
para sufrir como esclava.

Gloriosa emperatriz del mundo,


conspicua y grande,
sobre los excelsos títulos
de tus insignes ancestros,
la vanidad del llanto
es indigna a los ojos imperiales.

Agradece a la Fortuna,
que con sus golpes...
aumenta tus encantos.
La piedra
que no es golpeada...
no puede
producir chispas.

Tú, golpeada
por el destino,
te produces a ti misma
esplendores de vigor, de fortaleza,
glorias mucho mayores
que la belleza.

La belleza del rostro,


cuya apariencia resplandece
colorida y delicada,
nos es arrebatada
por el tiempo.

Pero la virtud constante, que desafía


a las estrellas, el destino y el azar,
jamás se debilita.

Ottavia
Tú me prometes el bálsamo del veneno
y la gloria de los tormentos.
Perdóname, Séneca mío, estas son
vanidades engañosas, estudiados artificios,
remedios inútiles
para los infelices.

Valletto
Señora, con tu permiso,
voy a desahogar la cólera...
que me produce
el astuto filósofo,
el burlador de Júpiter.

Me hace enfurecer...
este miniaturista
de magníficas ideas.
No puedo
quedarme tranquilo...
mientras engaña a los demás
con palabras preciosas.

Estas meras invenciones


de su cerebro,
las vende por misterios
y son canciones.

Señora,
Si él estornuda o bosteza,
Presume de enseñar moral,
Y lo hace tan sutilmente
Que haría reír a mis botas.
Astuta filosofía que donde ella reina
Siempre lo contrario hace el que la enseña.
El pedante siempre encuentra
En la ignorancia de otros su ganancia,
Y argumentador sagaz
No tiene a Júpiter por Dios, sino por compañero.
Y sus reglas complica tanto,
Que al fin ni él sabe lo que dijo.

Ottavia
Nerone intenta repudiarme...
para desposar a Poppea.
Que se divierta,
si puede divertirse
un ejemplo tan indigno.
Tú ruega por mí
ante el pueblo y el senado,
que yo me dirijo
a ofrecer mis votos al templo.

Valletto
Si tú no ayudas a nuestra reina,
por mi fe,
¡Prenderé fuego a tu barba y a tu biblioteca!

Escena7

Seneca
La púrpura real
y la grandeza...
entrelazadas
por agudas espinas y tríbulos,
bajo forma de mantos,
son el martirio de los infelices príncipes.

Las coronas eminentes


sólo sirven para coronar tormentos.
En la grandeza real se ven
la pompa y los esplendores,
pero están siempre invisibles
los dolores.

Escena 8

Pallade
Séneca...
veo en el cielo infaustos rayos
que te amenazan con grandes desgracias.
Si hoy llegara
el fin de tu vida,
antes tendrías
señales certeras de Mercurio.

Seneca
Venga la muerte, pues,
constante y fuerte...
venceré las desgracias
y los miedos.

Después del transcurrir


de días oscuros,
la muerte es el alba
del día infinito.
Escena 9

Nerone
Finalmente estoy decidido,
Séneca, maestro,
a destituir a Ottavia
del lugar de consorte...
y desposar a Poppea.

Seneca
Señor, en el fondo
de la mayor dulzura,
a menudo yace escondido
el arrepentimiento.
El sentimiento
es un consejero malvado,
porque odia las leyes
y desprecia la razón.

Nerone
La ley es
para quien sirve,
y si yo quiero, puedo abolir la antigua
y establecer las nuevas.
El Imperio está dividido,
Júpiter reina en el cielo,
pero en el mundo terrenal,
el cetro es mío.

Seneca
La voluntad sin ley
no es voluntad,
sino -si me permites-
locura.

Nerone
La razón es una medida rigurosa
para quien obedece, no para quien manda.

Seneca
Al contrario, una orden irracional
destruye la obediencia.

Nerone
Deja tus discursos,
haré las cosas a mi modo.
Seneca
No irrites al pueblo
y al senado.

Nerone
No me preocupan
ni el senado ni el pueblo.

Seneca
Preocúpate al menos
por ti mismo y por tu reputación.

Nerone
Le arrancaré la lengua
a quien me critique.

Seneca
Cuanto más los calles,
más hablarán.

Nerone
Ottavia es frígida y estéril.

Seneca
Quien no tiene razón
busca pretextos.

Nerone
A quien puede lo que quiere,
no le falta la razón.

Seneca
A los actos injustos
le faltan seguridad.

Nerone
El más justo será siempre
el más poderoso.

Seneca
Pero quien no sabe reinar
pierde su poder.

Nerone
La fuerza
es ley en la paz...
Seneca
-La fuerza enciende los odios...

Nerone
-... y espada en la guerra...

Seneca
-... y turba la sangre.

Nerone
-... y no necesita la razón.

Seneca
La razón rige a los hombres
y a los dioses.

Nerone
Tú, me empujas a la cólera.
A pesar de tu enojo,
del pueblo y del senado,
de Ottavia, del cielo
y del abismo,
sean justos
o injustos mis deseos,
hoy Poppea será mi mujer.

Seneca
Sean inocentes los reyes
O que se carguen solo de culpas ilustres;
Si la inocencia se pierde,
Que sea sólo para conquistar el reino,
Porque el pecado cometido
Para agrandar el imperio
Se perdona por sí solo;
Pero que una mujercita tenga el poder
De conducirte a los errores,
No es culpa de reyes o semidioses
Sino una torpeza plebeya.

Nerone
¡Afuera inmediatamente,
Maestro impertinente,
Filósofo insolente!

Seneca
La peor partida siempre prevalece
Cuando la fuerza es contraria a la razón.
Escena 10

Poppea
¿Cuán dulces, señor,
cuán suaves fueron para ti...
la noche pasada,
los besos de esta boca?

Nerone
Me gustaron más
los más mordaces.

Poppea
¿Y las manzanas
de este pecho?

Nerone
Tus senos merecen
nombres más dulces.

Poppea
¿Y mis dulces abrazos?

Nerone
¡Amor mío, si volviera
a tenerte en mis brazos!
Poppea,
apenas puedo respirar.
Miro tus labios,
y al mirarlos, se aviva en mí...
el recuerdo del fuego que mis besos
encendieron en ti, querida.
Mi destino
no está en el cielo,
sino en los bellos rubíes
de tus labios.

Poppea
Señor, tus palabras
son tan dulces,
que yo misma
las repito en mi alma,
y esta silenciosa repetición
derrite mi corazón amante.
Como palabras las oigo,
como besos las gozo.
El sonido de tus palabras
es tan suave y tan vivo,
que, no contento
con acariciar mis oídos,
graba tus besos
en mi corazón.

Nerone
La excelsa diadema con la que domino
el destino de los hombres y de los reinos...
quiero compartirla contigo,
y, entonces, seré feliz
cuando tengas el título de emperatriz.

Pero ¡qué digo, Poppea!


Roma es demasiado
pequeña para tus méritos,
demasiado estrecha es Italia
para tus alabanzas,
y para tu bello rostro es poco
llamarse consorte de Nerone.

Y tus bellos ojos


tienen esta desventaja,
que sobrepasando
a la naturaleza entera,
y por modestia
no desafiando al cielo,
no reciben otro tributo
que el silencio y el asombro.

Poppea
Elevo mi corazón
para que tú lo ordenes...
y mi modestia reviva.
Pero demasiado es lo que se interpone
e impide cumplir tan regias promesas.
Séneca, tu maestro,
ese estoico sagaz, ese filósofo astuto,
siempre intenta
persuadir a los demás...
de que tu cetro
depende sólo de él.

Nerone
-¿Qué?
Poppea
-Que tu cetro depende sólo de él.

Nerone
-Ese loco decrépito...

Poppea
-¡Sí, él!

Nerone
-¿Se atreve a tanto?

Poppea
-Sí.

Nerone
¡Eh! Uno de ustedes
vaya volando hasta Séneca...
y ordénele
que esta noche muera.
Esta sentencia es sólo mía,
no proviene de conceptos
ni sofismas ajenos.
Renegaría
de la fuerza del alma...
si pudiera ser movido
por las palabras de otros.
Poppea,
quédate tranquila.
Hoy verás
lo que puede hacer Amor.

Escena 11

Ottone
A otros les toca en suerte beber el licor
y a mí, mirar el vaso.
Las puertas están abiertas para Nerone,
y Ottone ha quedado afuera.
Él se sienta a la mesa
para saciar sus apetitos...
y en amargo ayuno,
yo muero de hambre.

Poppea
Quien nace desafortunado, de sí mismo
se compadezca, y no culpe a los demás.
Ottone, yo no fui ni soy
la causa de tu infortunio.
El destino arroja los dados
y cuenta los puntos.
El resultado, bueno o malo,
depende de él.

Ottone
El anhelado fruto de mis esperanzas,
de mis deseos, cayó en otras manos,
y Amor ya no me permite
perseguirlo.
Nerone, feliz,
prueba las dulces manzanas,
y a mí sólo el llanto
me humedece la boca.

Poppea
A ti las calvas sienes,
A otros las crines dio Fortuna;
Si los deseos de otros complace,
Es que son más afortunados que tú.
Tu desventura no es mi culpa,
Culpa solo a ti y a tu destino.

Ottone
Esperaba que aquella piedra
Bella Poppea, que te rodea el corazón
Fuera por el buen Amor
Enternecida por mi dolor;
Pero la dura roca de tu blanco seno
Es la muerte y sepultura de mi esperanza.

Poppea
¡Basta de reproches!
Llévate tus males en paz.
Deja de seducirme,
Poppea se somete a las órdenes imperiales.
Atenúa ya el fuego,
templa tus rencores,
te dejo
para ascender al trono.

Ottone
Y así la ambición, por encima
de todo vicio, desea el poder.
Poppea
Así mi razón culpa
a tus caprichos de locura.

Ottone
¿Es esta la recompensa
de mi amor?

Poppea
¡Modestia, vamos!

Ottone
¿Es esta la recompensa
de mi amor?

Poppea
¡Vamos, ya basta!

Ottone
¿Es esta la recompensa
de mi amor?

Poppea
¡Ya basta,
soy de Nerone!

Escena 12

Ottone
¿Desdichado es
quien fielmente te adoró?
¡Bella traidora!
Infeliz de mí,
¿qué hago?

¡Qué necio! ¿No sabía yo que con una beldad


nunca se encuentra la fidelidad?

Arnalta
¡Desdichado muchacho!
¡Me compadezco del pobrecito!
Poppea no es muy astuta...
al no sentir piedad de él.
Cuando yo tenía otra edad,
no quería amantes acongojados,
por compasión...
los contentaba a todos.
Ottone
Ottone, vuelve en ti.
El sexo imperfecto,
por su naturaleza,
sólo tiene de humano
la apariencia.

Ottone, vuelve en ti.


Ella piensa en el mando,
y si lo alcanzara,
mi vida estaría perdida.

Ottone, vuelve en ti.


Quiero anticiparme a ella
con el puñal o con veneno,
no seguiré alimentando
a la serpiente en mi pecho.

¡Entonces este es el fin de tu amor,


perfidísima Poppea!

Escena 13

Drusilla
Sólo hablas de Poppea
y piensas en ella.

Ottone
Expulsado del corazón,
viene a los labios,
y de los labios
es arrojado al viento...
el nombre de aquella que, infiel,
traicionó mis sentimientos.

Drusilla
A veces, el tribunal de Amor
hace justicia.
Ottone, tú no tienes piedad de mí,
y otros se ríen de tu dolor.

Ottone
A ti, todo lo que soy, bellísima doncella,
te lo doy libremente.
De todos me aparto,
y sólo seré tuyo, Drusilla mía.
Drusilla
El olvido ya sepultó
los amores pasados.
¿Es verdad, Ottone,
que a mi fiel corazón se unió el tuyo?

Ottone
¡Es verdad, Drusilla,
es verdad, sí!

Drusilla
Temo que
me digas mentiras.

Ottone
No, Drusilla.

Drusilla
Ottone, Ottone...
No sé...

Ottone
Mi fidelidad
no puede mentirte.

Drusilla
¿Me amas?

Ottone
Te deseo.

Drusilla
¿Me amas, me amas?

Ottone
Te deseo, te deseo.

Drusilla
¿Y cómo así,
de pronto?

Ottone
El amor es fuego
y enseguida se enciende.

Drusilla
Una dulzura tan súbita
llena de alegría mi corazón,
pero no la comprendo.
¿Me amas?

Ottone
Te deseo.
Y tu belleza atrapa mi amor.
Tú grabaste en mi corazón
una nueva imagen,
cree en los milagros
que tú misma has producido.

Drusilla
Me voy dichosa.
Alégrate, Ottone.
Voy a ver a la emperatriz.

Ottone
Ella calma todas
las tempestades de mi corazón.
Ottone no será de otra
que de Drusilla.

Sin embargo, a mi pesar, malvado amor,


tengo a Drusilla en la boca...
y a Poppea...
en el corazón.

Acto II

Escena 1

Seneca
Soledad amada,
refugio de la mente,
claustro de los pensamientos,
delicia del intelecto...
que discurre y contempla
las imágenes celestiales...
bajo las innobles
formas terrenas,
hacia ti va mi alma feliz,
lejos de la corte,
que insolente y soberbia...
desafía mi paciencia.
Aquí, entre el follaje
y la hierba,
reposo en
el regazo de mi paz.

Mercurio
Verdadero amigo del cielo,
justamente quería visitarte
en este solitario recinto.

Seneca
¿Y cuándo merecí
la visita de un dios?
Tu virtud soberana
deifica a los mortales,
eres buen merecedor
de ese mensaje del cielo.

Mercurio
Pallade me envía a ti
para anunciarte...
que se aproxima la hora última
de esta vida frágil,
y del pasaje
a la eternidad y al infinito.

Seneca
¡Feliz de mí!
Pues si he vivido hasta ahora
La vida de los hombres,
Viviré después de la muerte
La vida de los Dioses.
Cortés Dios, ¿tú me anuncias
mi muerte?
Ahora confirmo mis escritos,
Autentico mis estudios,
Dejar la vida es un destino feliz
Si de la boca de un Dios viene la muerte.

Mercurio
Feliz entonces prepárate
para el viaje celestial,
para el sublime pasaje.
Te mostraré el camino
que conduce al polo estrellado.
Séneca, hacia allí
dirijo mi vuelo.
Escena 2

Liberto
Las órdenes tiranas
ignoran toda razón,
y sólo consisten
en violencia o muerte.
Yo debo anunciárselo,
y no soy más que un mensajero inocente,
sin embargo, me parece estar participando
del infortunio que vengo a anunciarle.
Séneca, mucho me entristece encontrarte,
aunque te esté buscando.
No me mires
con desdén,
aunque sea para ti
pájaro de mal agüero.

Seneca
Amigo, hace ya mucho tiempo
Que llevo el pecho armado
Contra los golpes del destino,
La noticia del siglo en el que vivo
No es extraña a mi mente
Si me traes la muerte
No me pidas perdón.
Río mientras me traes un tan bello don.

Liberto
Nerone...

Seneca
-Ya basta, ya basta...

Liberto
-... me envía.

Seneca
Ya basta, te he entendido
y obedezco al instante.

Liberto
Pero ¿cómo entiendes
antes de que haya hablado?
Seneca
Tu manera de hablar
y la persona que te envía,
son dos signos amenazantes
y crueles de mi fatal destino.
Ya he adivinado.
Nerone te envía
a ordenarme la muerte.

Liberto
Muere feliz,
que, así como los días
se llenan de luz al salir el sol,
tus escritos traerán luz
a los escritos de los demás.
Muere feliz.

Seneca
Vete ahora, y si hablas con Nerone
antes de esta noche,
le dirás que estoy muerto
y sepultado.

Escena 3

Seneca
Amigos, ha llegado la hora
de poner en práctica...
esa virtud
que tanto he loado.
La muerte
es una breve angustia.
Un suspiro peregrino
que sale del corazón,
donde ha estado muchos años
como en un asilo,
como un extranjero,
y vuela hacia el Olimpo,
verdadera morada
de la felicidad.

Famigliari
No mueras, Séneca.
Yo no quiero morir.

Esta vida
es demasiado dulce.
Este cielo
es demasiado sereno.
Toda amargura,
todo veneno,
es apenas
un leve obstáculo.

Si me tiendo
a dormir,
me despierto
en la mañana,
pero una tumba
de mármol...
no devuelve
a quien recibe.

Yo no quiero morir.
No mueras, Séneca.

Seneca
Vayan a prepararme
el baño,
que si la vida corre
como un río que fluye,
quiero que esta sangre inocente
empurpure en un tibio río...
el camino de mi muerte.

Escena 5

Valletto
Siento cierto no sé qué
que me pellizca y me deleita,
dime tú qué es,
doncella amorosa.
Te haría algo,
te diría algo...
pero no sé qué quiero.

Si estoy contigo,
me late el corazón,
si partes,
estoy triste,
en tu pecho blanco como la leche
siempre pienso, y lo deseo.
Te haría algo,
te diría algo...
pero no sé qué quiero.

Damigella
Astuto jovencito,
Amor juega contigo.
Si te enamoras, en verdad,
perderás pronto el juicio.
Amor, para divertirse,
baila con los niños,
pero son Amor y tú
dos malandrines.

Valletto
¿Entonces el amor
comienza así?
¿Es algo muy dulce?
Yo daría, para gozar
de tus deleites,
las cerezas, las peras
y los dulces.
Pero si esta miel
se hiciese amarga,
esta miel que
tanto me agrada,
¿la endulzarías tú?
Dímelo, vida mía, dímelo.

Damigella
Sí, la endulzaría.

-Querido Valletto.

Valletto
-Querida mía.

Damigella y Valletto
-Disfrutemos, querido.
-Disfrutemos, querida.
-Querido Valletto.
-Querida mía.

Escena 6

Nerone
Ahora que
Séneca ha muerto,
-... cantemos, Lucano.
Lucano
-Cantemos.

Nerone y Lucano
Cantemos, Lucano,
canciones amorosas...
en alabanza de ese rostro,
que con su mano...
Amor ha grabado
en mi corazón.
-Cantemos, señor.
-Cantemos.
Cantemos
a ese rostro sonriente...
que exhala glorias
e inspira amores.

Cantemos a ese rostro,


a ese rostro beato...
en el que el mismo ideal
del Amor se refleja,
que supo, entre la nieve de su piel,
con una nueva maravilla,
madurar la granada
de sus labios.
Cantemos...
a aquella boca
a la que India y Arabia...
consagraron las perlas
y regalaron sus aromas.

Boca...

Boca...

Boca que si habla


o si ríe...

-... hiere con armas invisibles...


-¡Ay, destino!
y al alma le da felicidad...
-... mientras la mata.
-¡Ay, destino!
Boca que si me ofrece
lascivamente el tierno rubí,
me embriaga el corazón
de néctar divino.
¡Ay, destino!

Lucano
Señor, tú te deleitas
en el éxtasis del amor...
y de tus ojos llueven gotas de ternura,
lágrimas de dulzura.

Nerone
Ídolo mío,
querría ensalzarte,
pero comparadas con tu sol, mis palabras
son antorchas pequeñas y vacilantes.

Tus preciosos labios


son rubíes amorosos,
mi fiel corazón
es un sólido diamante,
así hizo Amor, de ricas gemas,
tu belleza y mi corazón.

Escena 8

Ottone
¿Cómo mi repentina cólera
y unos cálculos políticos...
me indujeron a pensar
en matar a Poppea?
Maldita mente,
¿por qué eres inmortal,
de modo que no puedo
matarte ni castigarte?
¿Pensé, hablé de matarte,
amor mío?
¿Mi genio perverso reniega
del afecto que una vez me diste,
cedió, cayó, se rebajó con
un pensamiento detestable y malvado?

Dioses, cambien
esta alma monstruosa,
denme un espíritu menos impuro,
por piedad.

Amaré sin esperanza.


A pesar del destino, mi regocijo
será amarte desesperado.

Acariciaré mis tormentos,


nacidos de tu bello rostro,
seré condenado, sí,
pero en el paraíso.

Escena 9

Ottavia
Tú, que recibiste
el honor de mis ancestros,
si recuerdas
los beneficios recibidos,
ahora ayúdame.

Ottone
Las súplicas de una emperatriz
son órdenes del destino.
Estoy listo para obedecerte, reina,
aunque para ello deba dar mi vida por ti.

Ottavia
Quiero que tu espada
escriba tus obligaciones conmigo...
con la sangre de Poppea.
Quiero que la mates.

Ottone
¿Que mate a quién?

Ottavia
A Poppea.

Ottone
-¿Que mate a quién?

Ottavia
-A Poppea.

Ottone
¿A Poppea?
¿Que mate a Poppea?

Ottavia
A Poppea, ¿por qué te retractas
de lo que ya prometiste?

Ottone
¿yo prometí eso?
La urbanidad de humildes cumplidos,
La modestia de palabras acostumbrdas,
¡a qué pena me condenan!

Ottavia
¿qué dices?

Ottone
Estudio la manera
Más cauto y más seguro
De una empresa tan grande.
¡Oh, cielo!
¡Oh, dioses!
En este momento extremo
despójenme de la vida y del alma.

Ottavia
¿Qué murmuras?

Ottone
Le ruego a la Fortuna
que me dé la habilidad de servirte.

Ottavia
Cuanto antes cumplas tu misión,
mayor será mi gratitud.
Ya no te demores.

Ottone
¿Tan pronto he de morir?

Ottavia
Pero ¿qué son
esos soliloquios?
Mi imperial cólera
te lo ordena.
Si no acudes velozmente,
pagarás la pereza con tu cabeza.

Ottone
¿Y si Nerone se entera?
Ottavia
Cambia de apariencia.
Que te vistan
ropas femeninas...
y con un oportuno engaño
prepárate para ejecutar la obra.

Ottone
Dame tiempo para que
mis sentimientos se vuelvan feroces.

Ottavia
Ya no te demores.

Ottone
Dame tiempo para que
mi mano se vuelva cruel.
No puedo transformarme en un momento
de enamorado en asesino.

Ottavia
Si no me obedeces,
te acusaré ante Nerone.
Diré que quisiste abusar de mí
con violencia deshonesta...
y haré que sufras el tormento
y la muerte, hoy mismo.

Ottone
Voy a obedecerte,
emperatriz.
¡oh cielos! ¡oh Dioses!, en este punto extremo
Quítenme la vida y mi alma.

Escena 10

Drusilla
Feliz corazón mío,
alégrate.
Después de las nubes
y el horror,
gozaré de paz.
Hoy espero que Ottone...
me confirme
su prometido amor.
Feliz corazón mío,
alégrate.
Valletto
Nodriza, ¿cuánto pagarías
por un día de alegría juvenil como la de Drusilla?

Nutrice
Pagaría todo el oro del mundo.
La envidia de la felicidad ajena,
el odio por una misma,
la debilidad del alma,
la enfermedad de los sentidos,
son cuatro ingredientes,
más bien
cuatro elementos de esta maldita vejez,
que encanecida y temblorosa,
es un cementerio ambulante de mis huesos.

Drusilla
No te lamentes así,
aún te ves lozana.
El sol no se pone todavía
aunque la aurora haya pasado.

Nutrice
El día de una mujer
Encuentra su noche al mediodía.
Pasada la media mañana
Desaparece la belleza;
Con el tiempo se hace dulce
El fruto amargo y duro,
Pero enseguida se arruina aquél que está maduro.

Créanme,
jovencitas frescas como la mañana.
La primavera es la edad
en la que el amor está con ustedes.
No dejen que pase
la verde primavera.
Se suda mucho en verano
como para emprender viaje.

Valletto
Vayamos a ver a Ottavia,
señora abuela.

Nutrice
Te daré una bofetada.

Valletto
-¡Venerable anciana!
Amada amiga
del buen Caronte.

Nutrice
Sí, mentiroso insolente.

Valletto
Vamos, que para ti ha pasado
la medianoche, no el mediodía.

Escena 11

Ottone
No sé adónde voy,
el palpitar de mi corazón...
y la dirección de mis pasos
no están de acuerdo.
El aire que respiro,
encuentra mi corazón
tan afligido,
que se convierte en llanto.
Y así, mientras peno,
el aire, por compasión,
llora en mi pecho.

Drusilla
¿Adónde vas, señor?

Ottone
Drusilla, Drusilla...

Drusilla
¿Adónde, señor mío?

Ottone
Sólo a ti te busco.

Drusilla
Heme aquí para servirte.

Ottone
Drusilla, quiero confiarte
un secreto gravísimo.
¿Me prometes
silencio y ayuda?

Drusilla
Si con mi sangre o mis bienes
puedo ayudarte y servirte,
ya es tuyo
lo que es mío.
Revélame el secreto,
que de mi silencio te daré en prenda
mi alma y mi fidelidad.

Ottone
Ya no estés celosa de Poppea.

Drusilla
Feliz corazón mío,
alégrate.

Ottone
Escucha, escucha.

¡Escucha!
Ahora mismo,
por una orden terrible,
debo hundirle
mi puñal en el pecho.
Para ocultarme
en un crimen tan grande...
querría tus vestidos.

Drusilla
Mis vestidos y mi sangre
te daré gustosa.

Pero sé prudente,
procede con cautela.
Y recuerda siempre
Que mi fortuna y mi riqueza
Estarán en todo momento a tu disposición.
Y encontrarás en Drusilla
A una noble amante
Como no hubo antiguamente otra.
Vamos, pues,

Feliz corazón mío,


alégrate.
Vamos, pues,
que me desvestiré...
y te disfrazaré
yo misma.

Pero quiero que me digas


la causa de tan terrible acto.

Ottone
Vamos ahora,
que lo oirás con asombro.

Escena 12

Poppea
Ahora que Séneca
ha muerto,
Amor, acudo a ti.

Guía mis esperanzas


al puerto,
hazme esposa...
hazme esposa de mi rey.

Arnalta
Siempre estás
hablando sobre bodas.

Poppea
No pienso en otra cosa,
Arnalta mía.

Arnalta
La loca ambición
es el sentimiento más inquieto.
Pero si alcanzas
el cetro y la corona,
no te olvides de mí,
mantenme a tu lado.
No confíes nunca en los cortesanos,
Porque solo en dos cosas Júpiter es impotente,
No puede hacer que en el cielo entre la muerte
Ni que la fidelidad se encuentre en la corte

Poppea
No dudes, que para mí
siempre serás la misma.
Y no temas, que nunca
otra será mi confidente.

Amor, acudo a ti.


Guía mis esperanzas
al puerto.
Hazme esposa...

Parece que el sueño me incita


a cerrar tranquilamente los ojos.
Aquí en el jardín, oh Arnalta,
Hazme preparar un lugar para reposar,
Que quiero dormirme al aire libre.

Arnalta
Descansa, Poppea,
aquiétate, alma mía,
estarás bien custodiada.

Que el suave olvido...


adormezca en ti, hija,
los dulces sentimientos.

Descansen, ojos ladrones.


¡Ay! ¿Qué hacen abiertos,
si aun cerrados roban?

Poppea, quédate en paz.


Ojos queridos y bellos,
duerman ahora,
duerman.

Amantes, sueñen el nuevo milagro:


Es luminoso el día como de costumbre,
Y sin embargo ven al sol adormecido.

Escena 13

Amor
Duerme,
la incauta duerme.
Ella no sabe
que ya se acerca la hora fatal.
Así la humanidad
vive en la oscuridad...
y cuando cierra los ojos
cree estar a salvo del peligro.

Oh, tontos y frágiles


sentidos mortales,
mientras caen
en un adormecido olvido,
sobre su sueño
hay un dios vigilante.

Ustedes son juguetes del azar,


Sujetos al riesgo, y presas del peligro,
Si Amor, genio del mundo, no vela.

Duerme, Poppea,
diosa terrena.
Te salvará
de las armas adversas...
Amor, que mueve el sol
y las demás estrellas.

Ya se avecina tu fin.
Pero no te alcanzará
ningún extraño accidente,
porque Amor es pequeño,
pero omnipotente.

Escena 14

Ottone
Heme aquí, transformado
no de Ottone en Drusilla...
sino de hombre
en serpiente,
cuyo veneno y rabia
el mundo nunca vio ni verá.

Pero ¿qué veo,


infeliz de mí?
¿Duermes, alma mía?
¿Cerraste los ojos
para no abrirlos más?
Pero ¿por qué me demoro?
¿Por qué tardo?
Ella me aborrece y me desprecia,
¿y yo aún la amo?
Se lo prometí a Ottavia.
Si me arrepiento,
precipitaré el funesto fin de mi vida.
El que quiera ser pío
Que salga de la corte.
Aquel que mira más allá de su propio interés,
Merece ser ciego.
El hecho permanece oculto,
La consciencia manchada
Se lava con el olvido.
Poppea, te mato.
Amor, adiós.

Amore
Arrebatado, criminal,
enemigo de mi deidad,
¿a tanto te atreves?
¡Debería fulminarte!
Pero no mereces morir
por la mano de los dioses.
Vete ileso
de estas agudas flechas,
no privo a los verdugos
de sus derechos.

Poppea
Drusilla, ¿qué haces
con un arma homicida...
mientras duermo sola
en mi jardín?

Arnalta
¡Corran, corran!
¡Sirvientes, doncellas!
Persigan a Drusilla.
¡Rápido, rápido!
No fallen al herir
a semejante monstruo.
¡Vamos, vamos!

Escena 15

Amore
¡He defendido a Poppea!
Quiero hacerla emperatriz.
¡He defendido a Poppea!

Acto III

Escena 1

Drusilla
Feliz Drusilla.
¿Qué espero?
Ya corre para mí
la hora fatal.
Morirá,
perecerá mi rival,
y finalmente,
Ottone será mío.
¿Qué espero?
Si mis vestidos
sirvieron para disfrazarlo,
dioses, con su permiso,
adoraré mis vestidos.
Feliz Drusilla.
¿Qué espero?

Escena 2

Arnalta
He aquí la malvada que, pensando ocultarse,
ha cambiado sus ropas.

Drusilla
¿Y qué pecado...?

Littore
¡Detente, estás muerta!

Drusilla
¿Y qué pecado
me lleva a la muerte?

Littore
¿Todavía simulas,
indigna sanguinaria?
Planeaste la muerte de Poppea
mientras dormía.

Drusilla
¡Ay, querido amigo!
¡Ay, suerte!
¡Ay, mis vestidos inocentes!
Debo culparme a mí
y no a otros.
Fui demasiado crédula
e imprudente.

Escena 3

Arnalta
Señor, aquí está quien intentó matar
a mi señora Poppea.
Inocente,
dormía en su jardín,
cuando apareció ella
con el puñal en la mano.
Si tu fiel criada
no se hubiera despertado,
el golpe
habría caído sobre ella.

Nerone
¿Por qué tanta audacia?
¿Y quién te indujo, rebelde,
a la traición?

Drusilla
Soy inocente.
Lo sabe mi conciencia
y lo sabe Dios.

Nerone
No, confiesa ahora
si te incitó el odio,
alguna autoridad o el oro
a este gran crimen.

Drusilla
Soy inocente.
Lo sabe mi conciencia
y lo sabe Dios.

Nerone
¡Flagelos,
cuerdas, fuegos!
Arránquenle el nombre del instigador
y de los cómplices.

Drusilla
¡Pobre de mí!
Antes de que una atroz tortura
me obligue a decir lo que querría callar,
reconozco la falta
y acepto la sentencia de muerte.

Oh, ustedes, que ante el mundo


se llaman amigos,
refléjense en mí.
Esto es lo que hace
un verdadero amigo.

Arnalta
-¿Qué balbuceas, malvada?

Littore
-¿Qué deliras, asesina?

Nerone
¿Qué dices, traidora?

Drusilla
Combaten en mí con feroz rivalidad,
el amor y la inocencia.

Nerone
Antes de que duros tormentos
te hagan sentir mi desprecio,
persuade a tu obstinada mente
de revelar la traición que urdiste.

Drusilla
Señor, soy quien quiso matar
a la inocente Poppea.

Nerone
Condúzcanla
ahora al verdugo.
Que él imagine una muerte lenta,
que con agonía larga y amarga...
agrave la muerte cruel
de esta criminal.
Drusilla
Adorado mío,
ámame aun sepultada,
y sobre mi sepulcro,
deja que tus ojos, sólo una vez,
derramen, de las fuentes de tu corazón,
lágrimas de piedad, si no de amor.

Que yo voy, como una verdadera amiga


y fiel amante,
con los crueles verdugos,
a cubrir tus pecados con mi sangre.

Nerone
¡Por qué tardan, ministros!
Que sufra un atroz final,
mil muertes, mil tormentos, hoy mismo.

Escena 4

Ottone
No, que esta sentencia caiga sobre mí,
que la merezco.

Drusilla
Yo soy quien quiso matar
a la inocente Poppea.

Ottone
¡cielos, dioses! ¡sean testigos de su inocencia!

Drusilla
Esta alma y esta mano
Fueron los únicos cómplices,
A ello me condujo un antiguo y oculto odio,
No busques más la verdad, te digo.

Ottone
Ella es inocente.
Yo, con los vestidos de Drusilla,
por orden de la emperatriz Ottavia,
fui a darle muerte
a Poppea.

Drusilla
Yo soy quien quiso matar
a la inocente Poppea.
Ottone
Júpiter, Némesis, Astrea,
Fulminen mi cabeza,
Que por una justa venganza
El patíbulo horrendo me espera.

Drusilla
A mi, me espera.

Ottone
A mi me espera.

Señor, dame muerte


con tu mano.
Y si no quieres que
tu mano honre mi muerte,
mientras quedo privado de tu gracia,
déjame vivir en la infelicidad.
Si quieres atormentarme
Mi consciencia te dará los flagelos,
Si me quieres exponer a leones y osos,
Dame como presa a los remordimientos de mis culpas,
Que me devorarán los huesos y la carne.

Nerone
Vive, pero vete
al desierto más remoto.
Despojado de títulos
y de fortuna,
y convertido en mendigo
y desamparado,
tu crimen sea
tu flagelo y tu refugio.

Y tú, que tanto osaste,


noble dama,
aportando virtuosas mentiras
para encubrirlo,

vive a la luz
de mi clemencia,
vive en la gloria
de tu fortaleza,
y que tu fidelidad sea un honroso ejemplo
de tu sexo en nuestro tiempo.
Drusilla
Permite, señor,
que me exilie con él...
para que mis días
sean felices.

Nerone
Ve, como quieras.

Ottone
Señor, no estoy castigado,
más bien,
me siento dichoso.
Sus virtudes serán riqueza
y gloria para mi vida.

Drusilla
Vivir o morir contigo,
otra cosa no quiero.
Le regalo a mi destino
todo lo que me dio,
para que tú reconozcas la fidelidad
en el corazón de una mujer.

Nerone
Delibero y resuelvo
con edicto solemne...
el repudio de Ottavia,
y con perpetuo exilio
la destierro de Roma.

Envíen a Ottavia
a la costa más cercana.
Prepárenle de inmediato
una barca...
y que sea librada
a merced de los vientos.
Mi ira es totalmente justa.
¡Obedézcanme al instante!

Escena 5

Poppea
Señor, hoy renazco con el primer aliento
de esta nueva vida.
Quiero que mis suspiros
te aseguren...
que, renacida,
por ti languidezco y muero,
y, viva o muerta,
te adoraré siempre.

Nerone
No fue Drusilla
quien intentó matarte.

Poppea
¿Quién fue el traidor?

Nerone
Nuestro amigo Ottone.

Poppea
-¿Él solo?

Nerone
-Fue idea de Ottavia.

Poppea
Ahora tienes una justa razón
para repudiarla.

Nerone
Como te prometí,
hoy serás mi esposa.

Poppea
Nunca pensé
que vería un día tan feliz.

Nerone
Por el trono de Júpiter
y por el mío,
te juro que hoy serás
emperatriz de Roma.
Con palabra real
te lo aseguro.

Poppea
-¿Con palabra...?
Nerone
-Con palabra real.

Poppea
¿Con palabra real?

Nerone
Con palabra real
te lo aseguro.

Poppea
Ídolo de mi corazón,
ha llegado la hora
en que gozaré de mi amado.

Nerone y Poppea
-Ya no se interpondrán obstáculos o demoras.
-Ya no.
No tengo corazón en el pecho,
me lo robaste,
me lo robó la luz serena
de tus bellos ojos.
Por ti, mi bien, ya no tengo
corazón en el pecho.
Estrecharé entre
mis brazos enamorados...
a quien me atravesó,
¡ay de mí!
Las horas felices
no tendrán fin.
Si estoy perdida en ti,
en ti me encontraré...
Si estoy perdido en ti,
en ti me encontraré...
y volveré a perderme,
mi bien,
-... porque siempre perdido...
-... porque siempre perdida...
en ti me encontraré.
-Siempre perdido en ti quiero estar.
-Siempre perdida en ti quiero estar.

Escena 6

Ottavia
¡Adiós, Roma!
¡Adiós, patria!
¡Amigos, adiós!

Inocente,
debo partir de su lado.
Sufriré el exilio
en amargo llanto,
navegaré desesperada
los sordos mares.

El aire que desde ahora


recibirá mis suspiros,
los llevará en nombre
de mi corazón...
a ver, a besar
los muros de la patria.

Y yo estaré sola,
alternando mis movimientos
con llantos y pasos,
enseñándoles piedad
a las frías rocas.

Remen ahora,
perversos,
aléjense
de las orillas amadas.
Ay, sacrílego dolor,
me prohíbes el llanto
mientras abandono la patria.

Ni una lágrima
puedo derramar...
mientras a mi familia
y a Roma les digo...
Ni una lágrima
puedo derramar...
mientras a mi familia
y a Roma les digo...
¡adiós!

Escena 7

Arnalta
Hoy Poppea será
emperatriz de Roma.
Yo, que soy su nodriza,
ascenderé los escalones
de la grandeza.

No, con el vulgo


no me rebajaré más.
Quien me trataba de "tú",
ahora deberá decirme
"su señoría".

Quien me encuentre
por la calle, me dirá:
"Graciosa dama,
y aún bella".

Aunque yo sé que parezco


una sibila de la antigua leyenda.
Pero todos me adularán,
creyendo conquistarme...
para inteceder ante Poppea
en su favor.

Y yo, fingiendo
no entender el engaño,
beberé los elogios
en la copa de las mentiras.

Nací criada...
y moriré dama.

Moriré de mala gana.


Si algún día
volviera a nacer,
querría nacer dama
y morir criada.

Quien deja las grandezas


va llorando a la muerte,
pero quien vive sirviendo,
con suerte más feliz,
como fin
de los tormentos,
ama la muerte.

Escena 8
Nerone
Asciende, amada mía,
al ápice sublime
de la grandeza suprema,
amada mía,
rodeada de glorias
que ambicionan servirte como criadas,
aclamada por
el mundo y las estrellas.

Poppea
Mi mente confusa
por esta luz desacostumbrada,
casi pierde el hábito
de agradecerte, señor.

Nerone
Para que tus ojos lo contengan,
el sol se hizo pequeño.
Para que la albergues en tu pecho,
el alba partió del cielo.
Y para hacerte soberana
de mujeres y de diosas,

Júpiter puso las estrellas


en tu bello rostro...
y consumó su propósito.

Poppea
Libera a mi espíritu del laberinto amoroso
de tantas alabanzas,
y que se incline humildemente ante ti,
como se debe,
mi rey, mi esposo,
mi señor, mi amor.

Nerone
¡qué vengan aquí Cónsules y Tribunos!,
A reverenciarte, querida;
Solo con mirarte
El pueblo y el senado
Comienzan a sentirse dichosos.

Consoli y Tribuni
A ti,
augusta soberana,
con el consenso universal de Roma,
te coronamos.

Ante ti Asia y África


se inclinan.
A ti Europa
y el mar que rodea este feliz imperio...
te consagran y te otorgan
esta imperial corona del mundo.

Amore
Madre, tú en el cielo eres Poppea,
Esta en la tierra es Venus.

Venere
Me complazco, hijo
De cuanto a ti te agrada;
¡que se le dé Poppea
El título de Diosa!

Amori y Coro
Ahora cantamos alegres,
En la tierra y en el cielo
La alegría abunda.
En todos los climas y en todas las regiones,
Se escucha resonar “Poppea y Nerón”

Poppea y Nerone
-Más te miro...
-Más te gozo...
-... más te estrecho...
-... más te encadeno.
-Ya no peno.
-Ya no muero.
-Ya no muero.
-Ya no peno.
Oh, mi vida.
Oh, mi tesoro.
Oh, mi vida.
Oh, mi tesoro.

-Soy tuya.
-Tuyo soy.
-Esperanza mía.
-Dilo, dilo.
-Tú eres mi ídolo.
-Dilo, dilo.
-Sí, mi bien.
-Sí, mi corazón.
Mi vida, sí.

-Soy tuya.
-Tuyo soy.
-Esperanza mía.
-Dilo, dilo.
-Tú eres mi ídolo.
-Dilo, dilo.
-Sí, mi bien.
-Sí, mi corazón.
Mi vida, sí.

-Más te miro...
-Más te gozo...
-... más te estrecho...
-... más te encadeno.
-Ya no peno.
-Ya no muero.
-Ya no muero.
-Ya no peno.
Oh, mi vida.
Oh, mi tesoro.
Oh, mi vida.
Oh, mi tesoro.

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