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Reabsorción y secreción en los túbulos renales

Una de las principales funciones de los riñones es actuar a modo de filtro, eliminando
productos metabólicos y toxinas, del plasma sanguíneo. Éste proceso de filtrado de la sangre
ocurre cuando esta fluye por unas redes de vasos sanguíneos pequeños denominadas
“glomérulos”, que se ubican en la unidad estructural y funcional del riñón, la nefrona.

Durante el proceso se desplaza una gran cantidad de agua, electrólitos y otras sustancias hacia
el interior de la porción más extensa de la nefrona, conocida como “túbulo renal”, es a dicho
nivel que se produce la modificación de la composición del ultrafiltrado producido por el
glomérulo a través de procesos de reabsorción y secreción de sustancias útiles que finalizan
con la eliminación de sustancias nocivas mediante la excreción de orina.

Para que lo anterior suceda de forma correcta, gran parte del agua, electrólitos, nutrientes
(como glucosa y aminoácidos) y oligoelementos (minerales necesarios para el funcionamiento
del organismo) que fueron filtrados por los glomérulos deben ser reabsorbidos y transportados
a los capilares peritubulares para ser reutilizados. Por otra parte, algunas substancias son
secretadas desde los capilares peritubulares hacia la luz del túbulo renal.

Esto lleva a la conclusión de que ambos procesos son adaptativos y la reabsorción o secreción
de sustancias en el riñón varía en función de las necesidades fisiológicas. Por ejemplo, solutos
importantes como la glucosa se recuperen completamente, mientras que la mayoría de las
toxinas son secretadas y no reabsorbidas. En este sentido, prácticamente todos los nutrientes
orgánicos como la glucosa y los aminoácidos se reabsorben por completo para mantener o
restaurar concentraciones plasmáticas dentro de un rango de normalidad.

No obstante, a pesar de que todo el túbulo está involucrado en la reabsorción de más del 90%
del agua y el cloruro sódico filtrados y aproximadamente el 70% del potasio y el 80% del
bicarbonato, entre otros productos, existen diferencias estructurales en el mismo que
condicionan la reabsorción. En particular, la reabsorción de Na+ y agua se verá condicionada
por mecanismos de ajuste en las regiones terminales del túbulo, que permitirán de manera
precisa regular la cantidad de estos elementos reabsorbidos en función de las necesidades
hídricas del organismo; mientras que, en la región proximal, más del 65% de Na+ será
reabsorbido y con él, gran parte del agua, aminoácidos o la glucosa.

Los trastornos que interfieren en las funciones de los túbulos se denominan trastornos
tubulares, tubulopatías o trastornos de transporte y suelen ser a menudo hereditarios, además
de relacionarse con el acumulación de sustancias tóxicas en la sangre por fallos en la
eliminación de estos productos o alteraciones en la reabsorción de sustancias útiles.

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