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Lapso I: El Hombre en búsqueda de sentido

Mi Proyecto de vida y el sueño de Dios

Querida Promo 40: A continuación, se les presenta una breve sinopsis del libro,

El hombre en busca de sentido de Viktor Frankl, con el propósito de ayudarles a situarse en el


contexto general del libro; de modo que motivados a leer (de ser posible el libro completo) mínimo 3 capítulos que más
llamen tu atención, puedas responder desde tu análisis crítico a los siguientes planteamientos:

1.- Resumen general de (3) capítulos escogidos. Debe mencionar los títulos de los capítulos en la portada del trabajo
escrito.

2.- Aplicación práctica de ese contenido al proyecto personal de vida (Tu propio sentido de vida). Es decir, de lo leído y
reflexionado ¿qué me aporta a mi proyecto de vida?, ¿Cuál es mi postura frente a las preguntas existenciales: ¿Quién
soy? ¿Por qué existo? ¿Cuál es mi propósito de vida? ¿Dios existe? ¿Tengo experiencia de fe? ¿Cómo me proyecto en el
futuro inmediato?, ¿he vivido una pérdida o experiencia dolorosa personal o familiarmente? ¿Cómo integro las
experiencias de dolor y dificultades en mi vida?... entre otras preguntas que cada uno pueda pensar y plantearse. La
idea no es responder pregunta por pregunta, sino, producir un texto general, tipo ensayo muy reflexivo donde fluya el
pensamiento propio con criterios propios sobre el tema planteado.

El hombre en busca de sentido ayuda a una introspección sobre nuestra experiencia vital; nuestras capacidades,
aspiraciones, deseos, limitaciones… Propone proyectarla de manera pragmática y positiva, hasta alcanzar un proceso
de desarrollo personal hacia el futuro.

¿Cuál es el sentido de la vida para Viktor Frankl?

El sentido de la vida según Viktor Frankl está en hallar un propósito, en asumir una responsabilidad para con nosotros
mismos y para el propio ser humano

¿Cuáles son las fases del libro El hombre en busca de sentido?

En su libro, Frankl menciona tres fases de reacción en la mente de alguien internado en un campo de concentración,
las cuales son:
❖ La fase inicial cuando es internado,
❖ la fase durante el periodo en el campo y
❖ la fase de liberación del campo.

¿Cuál es la tesis de El hombre en busca de sentido?

El hombre en busca de sentido es la narración autobiográfica de una persona que, a pesar de haber padecido los más
atroces sufrimientos físicos y morales, es capaz de mantenerse incólume y sobreponerse a ellos.
En un principio, el libro se llamó Un psicólogo en un campo de concentración, aunque el éxito mundial vino cuando se le
cambió el título y se le añadió un epílogo en el que el autor, psiquiatra austriaco, resumía los elementos clave de su
particular enfoque terapéutico, la logoterapia. El objetivo de Viktor Frankl (judío vienés, 1905-1997) consistió en reflejar
de la manera más objetiva posible la profunda transformación de la personalidad que sufría un prisionero típico en un
campo de concentración nazi, es decir, la espeluznante despersonalización y progresiva animalización que conllevaba
este cruel proceso, meticulosamente planificado por sus verdugos.

A esta transformación se le llama Resiliencia, capacidad de sobreponerse a las desgracias traumáticas de la vida a través
del amor y de las relaciones emocionales significativas. Si Frankl había conseguido mantenerse a flote en las peores
circunstancias que uno pueda imaginar, ¿por qué no podríamos nosotros hacer lo mismo en las nuestras, que son
mucho más favorables?

El informe del prisionero 119.104 —que Frankl quiso publicar inicialmente de manera anónima, aunque sus amigos le
disuadieron de ello— abarcaba la conmoción inicial de la llegada al campo, la dureza de la vida cotidiana y la
aclimatación a la vida normal después de la liberación. Gracias al cine ahora todos conocemos cómo eran las pavorosas
circunstancias que acompañaban la deportación: los viajes de varios días en trenes para ganado atestados de personas
con un mendrugo de pan como único alimento y sin apenas agua para beber, la salida en dos caminos (uno, hacia la
dura vida del campo; otro, hacia los hornos crematorios) según el macabro «juego del dedo» que llevaba a cabo un
oficial de la SS impecablemente vestido (papel que en Auschwitz representó el infame doctor Mengele), las engañosas
duchas, etcétera. Por eso quizás no sea necesario insistir en estos elementos del relato de sobra conocidos por todos,
sino destacar más bien los aspectos más originales de texto.

El objetivo de Frankl era reflejar la profunda transformación de la personalidad que sufría un prisionero y su progresiva
animalización en ese cruel proceso planificado por sus verdugos.

Muerte emocional

Después del impacto emocional de la primera fase, venía una segunda etapa de apatía generalizada, de embotamiento
emocional ante el sufrimiento continuo que uno presenciaba todos los días, y que «desembocaba en una especie de
muerte emocional». En pocos días, la personalidad del interno se transformaba por completo y dejaba de experimentar
sentimientos como la repugnancia, la piedad, la indignación o el horror. El propio Frankl cuenta cómo pasó algún
tiempo en el barracón de los enfermos y vio cómo allí moría mucha gente «sin sentir la menor conmoción interior».

Todos los esfuerzos de los prisioneros se concentraban en una única tarea: sobrevivir un día más al esfuerzo agotador
y a las exiguas raciones de comida, los 300 gramos de pan y el litro de sopa aguada que les daban para todo el día. No
es extraño, pues, que las conversaciones y sueños de los prisioneros gravitasen alrededor de la comida: el hambre era la
sensación que lo presidía todo. Los nazis consiguieron que la existencia humana se redujese a la mínima expresión. De
ahí que «el afán de procurarse alimentos fuese el instinto primitivo dominante alrededor del cual giraba el resto de la
vida mental», según cuenta Frankl. Según su testimonio, solo sobrevivían aquellos internos que «endurecidos quizá por
el deambular durante años de campo en campo, y en la lucha por la supervivencia, perdían todos los escrúpulos;
aquellos que, con tal de salvarse, eran capaces de emplear cualquier medio, honesto o menos honesto, incluida la
fuerza bruta, el robo o la traición a sus compañeros». Incluso llega a confesar varias veces en el libro que «los mejores
de entre nosotros no regresaron a casa».

Los nazis consiguieron que la existencia humana se redujese a la mínima expresión

Voluntad de sentido

Viktor Frankl no pretendía describir exhaustivamente cómo era la vida en un lager, el campo de concentración nazi, sino
demostrar que incluso en las peores condiciones vitales que uno pueda imaginar (y la realidad de los campos escapa a
la imaginación cotidiana) era posible encontrar un sentido a la vida y seguir conservando nuestra dignidad humana. Por
eso hizo suyo el lema de Nietzsche de que «quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo».

Quienes tuvieron más posibilidades de sobrevivir en los campos de concentración nazis fueron aquellos que se
aferraron a la esperanza de volver a ver a un ser querido (un hijo o una esposa), a una misión que debían cumplir o a
una tarea que sólo ellos podían realizar (en el caso de Frankl, terminar un manuscrito que los guardias le destruyeron el
primer día que entro allí). «El prisionero que perdía la fe en el futuro estaba condenado» y se convertía en
un musulmán (según la terminología de los internos), es decir, en un muerto viviente al que sólo le quedaban unos
pocos días de vida.

La clave de la supervivencia consistía en asumir el sufrimiento del campo como un reto a superar y encontrarle un
sentido: «Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar ese sufrimiento, porque ese sufrimiento
se convierte en su única y peculiar tarea. Es más, ese sufrimiento le otorga el carácter de persona única e irrepetible en
el universo. Nadie puede redimirle de su sufrimiento, ni sufrir en su lugar». Para Frankl, lo que de verdad distingue al
hombre de otros seres no es la voluntad de placer, como pensaba Freud, o la voluntad de poder, como pretendían
Adler o Nietzsche, sino la voluntad de sentido, es decir, la lucha por encontrarle un sentido a la vida, que es la primera
fuerza motivadora del ser humano. «Nada en el mundo ayuda a sobrevivir, aun en las peores condiciones, como la
conciencia de que la vida tiene un sentido».

Para Frankl, lo que distingue al hombre de otros seres es la voluntad de sentido, es decir, la lucha por encontrarle un
sentido a la vida, la primera fuerza motivadora del ser humano

Autotrascendencia

Esta dimensión espiritual del hombre, esta capacidad de autotrascenderse, de buscar un sentido fuera de él mismo, es
lo que realmente define antropológicamente al hombre. «El ser humano es un ser autotrascendente», afirma Frankl de
manera categórica. Para él, «ser hombre implica dirigirse hacia algo o alguien distinto de uno mismo, bien sea realizar
un valor, alcanzar un sentido o encontrar a otro ser humano. Cuando más se olvida uno de sí mismo —al entregarse a
una causa o a una persona amada—, más humano se vuelve y más perfecciona sus capacidades». «¿Quién es en realidad
el hombre? —se pregunta el autor—. Es el ser que siempre decide lo que es». Su conclusión fatídica es que en los
campos de concentración se mostró lo peor y lo mejor del ser humano, el ser humano en su estado puro. Y termina el
libro con estas palabras: «El hombre es ese ser capaz de inventar las cámaras de gas de Auschwitz, pero también el ser
que ha entrado en ellas con la cabeza erguida».

Ninguna pesadilla podía ser peor que la realidad

«Jamás olvidaré aquella noche en que me desperté con los fuertes gemidos de un compañero amigo que se agitaba en
sueños bajo los efectos de alguna horrible pesadilla. Yo siempre me he sentido especialmente conmovido ante las
personas que sufren delirios o pesadillas angustiosas. Decidí despertar al pobre hombre, pero en el último instante me
detuve, retiré rápidamente mi mano asustado por lo que iba a hacer. Comprendí con rapidez, de forma descarnada, que
ningún sueño, por muy horrible que fuese, podrías ser peor que nuestra actual realidad [en el campo], una realidad a la
que estuve a punto de cometer la crueldad de devolverlo».

En esta obra, Viktor Frankl explica la experiencia que le llevó al descubrimiento de la logoterapia. Prisionero, durante
mucho tiempo, en los desalmados campos de concentración, él mismo sintió en su propio ser lo que significaba una
existencia desnuda. ¿Cómo pudo él - que todo lo había perdido, que había visto destruir todo lo que valía la pena, que
padeció hambre, frío, brutalidades sin fin, que tantas veces estuvo a punto del exterminio-, cómo puedo aceptar que la
vida fuera digna de ser vivida? Las palabras del doctor Frankl alcanzan un temple sorprendentemente esperanzador
sobre la capacidad humana de trascender sus dificultades y descubrir la verdad conveniente y orientadora.

Nota:

Entrega del Trabajo escrito en 2 momentos: Primera mitad del libro 04 de noviembre de 2022 (quien pueda entregar
antes, se recibe y se agradece). Segunda entrega, segunda mitad del libro 02 de diciembre. Se sugiere investigar más
datos biográficos del autor del libro y aportar al trabajo personal lo que más llame tu atención del autor y su aporte a tu
proyecto de vida.

De antemano, muchas gracias por el interés personal y grupal para enriquecerse con el contenido planteado. Mucho
ánimo en la experiencia reflexiva sobre el propio sentido de vida. Pidan sabiduría la Espíritu Santo para que esa
reflexión muy personal sobre el sentido de la vida les ayude y les aporte a su propio proyecto de vida. Les deseo una
lectura provechosa del libro y una buena adquisición de conocimiento para aplicar en la vida.

Siempre adelante con mucho ánimo y fortaleza espiritual para asumir este futuro incierto que nos toca vivir. ¡Dios les
bendiga, un fuerte abrazo!
Sor. Maigualida Carpio Campos

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