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El joven Frankl sabía que el sufrimiento y el conflicto existen, pero creía que mediante una
combinación entre filosofía y conocimientos en psicología es posible lograr un ajuste entre lo que se
experimenta y el modo en el que se piensa en ello para no caer en la infelicidad. Al cabo de un tiempo,
entró en contacto con Rudolf Allers, lo cual le llevaría a desarrollar un tipo de psicología existencial que
hoy conocemos como logoterapia.
La idea de que el bienestar y la salud mental tienen mucho que ver con el modo en el que se le da
sentido a la existencia vital quedó muy arraigada en la filosofía de este psiquiatra. Pero lo que le llevaría a
reafirmarse en sus convicciones fue una experiencia terrible y potencialmente traumática: su paso por los
campos de concentración nazis.
Después del final de la guerra, Viktor Frankl fue descubriendo que muchas de las personas a las
que quería habían muerto, pero encontró una manera de encajar estas pérdidas. Según él, el simple hecho
de descubrir el sentido del sufrimiento hace que este se experimente de una manera mucho más llevadera,
haciendo que este pase a incorporarse a la narrativa de la propia historia vital como un elemento más, algo
que no impide que se pase página y se pueda tirar para adelante.
Y finalmente en 1946, escribe el libro “El hombre en busca del sentido”, que es una introducción
a la logoterapia.
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¿Qué es la logoterapia?
Es una modalidad de psicoterapia que propone que la voluntad de sentido es una motivación
primaria del ser humano, una dimensión psicológica inexplorada por paradigmas psicoterapéuticos
anteriores, y que la atención clínica a ella es esencial para la recuperación integral del paciente.
Expresa la preocupación de Frankl ante los métodos psicológicos enfocados en la percepción del
“componente exterior”, desvirtuando la idea del animismo presente en el ser humano que lo hace único
ante el reino vegetal y animal.
Solo los prisioneros que no tenían un fuerte control interno sobre su ser moralista
progresivamente fueron víctimas del quebranto del ambiente del campamento. Por otro lado, los
prisioneros que lograron la victoria de los sufrimientos y las duras experiencias posteriormente los
convirtieron en un triunfo del yo. Frankl escribe sobre las tres reacciones psicológicas que percibieron los
internos del campo en gran parte, estas son:
El significado de la vida es uno de los temas clave de la obra, esta hace que te hagas la pregunta e
inclusive altera a las personas que no lo han pensado. Y para varios de ellos fue una búsqueda repetida. El
libro hace pensar que indudablemente no es una pregunta fácil de contestar para nadie. La razón por la
cual el hombre en busca del sentido ayuda a percibir el significado de la vida es porque es una obra
hermosamente planteada.
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La idea de Frankl de hallar un significado está en medio de un desconsuelo extremo. Otros
individuos en el campo nazi no lograron hallar un sentido en la vida porque deseaban huir del sufrimiento
y no solo sentarse y entenderlo. Frankl no dice que la angustia es significativa para hallar un sentido en la
vida, sino que dice que deducir el significado de la vida es probable inclusive a pesar del sufrimiento.
Frankl reveló que la mayoría de los prisioneros fallecieron cuando estaban realizando un trabajo
menos duro y sufrían más que las personas que si resistieron. Se opinaba que los sobrevivientes eran las
personas que poseían una visión de un futuro memorable para sí mismos a pesar del terrible presente.
Creían que estaban buscando un sentido en la vida y se negaron a rendirse a la decepción. La vida y la
costumbre del detenido en un campo de concentración posteriormente fue solo una pesadilla
conmemorada.
El auténtico significado en la vida para Frankl es hacer que otros encuentren su significado.
Como mártir y triunfante sobreviviente del terrible campo de concentración nazi, su búsqueda de sentido
le imposibilitó perder su última posesión. Su fuerte e inacabable voluntad de concluir su documento
destruido antes, que se transformó en la clave para su fe en la vida y la supervivencia.
Este asimila mucho sus experiencias en el campamento y cree que las reacciones psicológicas de
un preso no solo son producidas por las angustias o las condiciones desfavorables de su vida, sino además
por la libertad de elección que siempre posee, inclusive en el momento del desconsuelo. La fuerte
contención interior que un prisionero posee sobre su yo espiritual depende de su confianza en el futuro.
Una vez que un prisionero pierde su fe en el futuro, no sólo disipa la pista para hallar el propósito de la
vida, sino que además está condenado a la muerte.
Conclusión
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El libro invita a agradecer cada momento de la vida, y aceptar las situaciones difíciles de las
cuales no tenemos control. Porque por mucho que perdamos, nunca podemos perder la paciencia para ser
dueños de nuestras actitudes en la búsqueda de un sentido por el que seguir adelante.