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ANDALUCÍA (dos horas y media máximo)

Escoge dos cuestiones acerca de los siguientes textos:

TEXTO 1:

Sale ISABEL, como llorando.


 

ISABEL
Nunca amanezca a mis ojos
la luz hermosa del día,
porque a su sombra no tenga
vergüenza yo de mí misma.
¡Oh, tú, de tantas estrellas 5
primavera fugitiva,
no des lugar a la aurora,
que tu azul campaña pisa,
para que con risa y llanto
borre tu apacible vista, 10
o ya que ha de ser, que sea
con llanto, mas no con risa!
¡Deténte, oh mayor planeta,
más tiempo en la espuma fría
del mar! Deja que una vez 15
dilate la noche fría
su trémulo imperio; deja
que de tu deidad se diga,
atenta a mis ruegos, que es
voluntaria y no precisa. 20
¿Para qué quieres salir
a ver en la historia mía
la más enorme maldad,
la más fiera tiranía,
que en vergüenza de los hombres 25
quiere el cielo que se escriba?
Mas, ¡ay de mí!, que parece
que es fiera tu tiranía;
pues desde que te rogué
que te detuvieses, miran 30
mis ojos tu faz hermosa
descollarse por encima
de los montes. ¡Ay de mí,
que acosada y perseguida
de tantas penas, de tantas 35
ansias, de tantas impías
fortunas, contra mi honor
se han conjurado tus iras!
¿Qué he de hacer? ¿Dónde he de ir?
Si a mi casa determinan 40
volver mis erradas plantas,
será dar nueva mancilla
a un anciano padre mío,
que otro bien, otra alegría
no tuvo, sino mirarse 45
en la clara luna limpia
de mi honor, que hoy, ¡desdichado!,
tan torpe mancha le eclipsa.
Si dejo, por su respeto
y mi temor afligida, 50
de volver a casa, dejo
abierto el paso a que digan
que fui cómplice en mi infamia;
y ciega e inadvertida
vengo a hacer de la inocencia. 55
acreedora a la malicia.
¡Qué mal hice, qué mal hice
de escaparme fugitiva
de mi hermano! ¿No valiera
más que su cólera altiva 60
me diera la muerte, cuando
llegó a ver la suerte mía?
Llamarle quiero, que vuelva
con saña más vengativa
y me dé muerte; confusas 65
voces el eco repita,
diciendo...

1. Comentario literario del texto del texto propuesto.


TEXTO 2:
Desde hace ya un tiempo se ha instalado en nuestras vidas un desasosiego difícil de vencer. Nuestra sociedad ha entrado sin
remedio en un grave estado de putrefacción moral que, de un modo u otro, nos impide ser felices. El presente es, ante todo,
áspero y gris, y nos hace prever un futuro aún más incierto. Vivimos instalados en la desesperanza. Miramos en cualquier
dirección y hallamos miedo, demasiado egoísmo e insolidaridad, demasiada violencia e inquina en todas partes. Más que
nunca, hoy el hombre es un lobo para el hombre. Pero contra la ira hay un antídoto eficaz, un antídoto azul que tenemos a
nuestro alcance: la bondad, ese bálsamo puro que oxigena los pulmones vacíos de una sociedad sin alma. Es una batalla lenta,
muy silente, aunque, en el fondo, a la larga es efectiva. Deberíamos luchar por cambiar la realidad fomentado el amor, el afecto
y la ternura. Es preciso mirar a nuestro alrededor con los ojos llenos de luz, desescombrados de soberbia y envidia, de orgullo y
prepotencia. Estamos viviendo días muy convulsos, jornadas trenzadas por la aguja de la ira y la cánula amarga de un rencor
desesperado que se traduce en un odio sin sentido; pero, como escribió en su día San Juan de la Cruz, donde no haya amor, pon
amor y hallarás amor. En esa frase sencilla, luminosa, está la raíz de una rebelión sublime que puede cambiar el mundo
transformando el estiércol del odio en suaves rosas vespertinas impregnadas de un manso amor que todo alcanza y todo lo
cubre de espléndido sosiego, aunque esto, en principio, nos parezca utópico.

En el mundo siempre ha existido el bien y el mal, pero hoy más que nunca se ensalza lo segundo: si uno quiere triunfar -es el
axioma más moderno- debe derribar a quien tape su camino, pasar por encima de quien se oponga a sus deseos. Los amigos
traicionan cuando menos te lo esperas. Hemos ido creando una sociedad hipócrita, de almas soberbias, de espíritus trepas y
egoístas, arrinconando en las cloacas del silencio a quienes derraman afecto y bonhomía. La bondad está mal vista en nuestra
sociedad y a quien muestra inocencia y amabilidad se le tacha de iluso, de imbécil o de tarado. Si quieres triunfar sé orgulloso
y prepotente, traiciona al amigo, vende tu espíritu al dinero entrando en la rueda de ese vil capitalismo que ha borrado la parte
mejor de nuestras almas. Por eso, en el fondo, nos va como nos va: nuestras vidas transitan inmersas en una selva. Malos
tiempos corren para los pacíficos, aquellos que deberían heredar la tierra, pues son derrotados, al final, por los violentos. Los
últimos acontecimientos sucedidos en distintos rincones de España y Barcelona dan muestra de la estupidez, la agresividad y la
extrema violencia que flota en el ambiente. Es curioso observar la amarga paradoja de algunos gañanes que exigen democracia,
libertad ilimitada para airear sus exabruptos, su modo de estar en el mundo, ¿sus ideas?, mediante actos vandálicos donde
siegan, sin piedad ni respeto, la libertad del otro, destrozando sus bienes, su humilde patrimonio. Quienes actúan así son
verdaderas bestias. Son como los rabilargos y las urracas, que presumen de ser unos pájaros sociables, laboriosos y pacíficos,
pero, a la hora de la siesta, cuando los otros pájaros descansan, alborotan y asaltan los árboles frutales destrozando el sustento
de los mirlos y los gorriones, quebrando así el orden natural, el equilibrio sereno de los campos. Contra ellos, contra los
violentos e irascibles, hemos de mostrar la luz de la templanza, el resplandor celeste del sosiego. Nunca debemos ponernos a su
altura: ser ruiseñor, no un carroñero buitre, azucena y jazmín, no ortiga o zarza fiera.

2. Comentario lingüístico del texto.


3. Comentario pragmático del texto.

TEXTO 3:

Iurados de la muy noble çibdad de Toledo. A mí es fecha rrelaçión que la meytad de la procuraçión desa çibdad que a vos
perteneçía nonbrar cada que yo llamase procuradores vos hera perturvada por el rregimiento desa çibdad, e que agora por el mi
asistente fue dada sentençia en que vos la adjudico para que de aquí adelante vos quede libremente e porque yo tengo cargo de
luan Damián, mi criado e iurado desa çibdad, de muchos serviçios que me ha fecho e fase de cada día, e porque me fue
suplicado vos rruego et mando, se si [sic] serviçio e plaser me deseades faser, que si yo enbiare a llamar en qualquier tienpo los
dichos procuradores le heligades e nonbredes por uno de los procuradores que a vos perteneçen consegiendo vuestra sentençia,
pues que es iurado e vuestro conpannero et guardará mi serviçio e la onrra e pro desa çibdad e de vuestro cabildo, que ésta es
mi entinçión e voluntad determinada [tachado: me] que de otra gisa yo abría dello enoio e sentimiento mayormente que en
vuestra sentençia se contiene que cada e quando yo enbiare a llamar dos procuradores, el uno sea rregidor, el otro iurado, e por
cosa alguna non fagades ende al. Fecho de Segovia a XXII de disienbre anno de LXIIII.
1. Comentario filológico. Ubique, justificándolo, la época a la que pertenece.

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