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INTRODUCCIÓN
El análisis del acto mortuorio, su peso en la mentalidad y su reflejo en la cultura material del mundo griego
antiguo constituyen los contenidos fundamentales de este tema, en el que se reconstruye el ritual desde
que se produce el óbito hasta que se pierde la memoria colectiva sobre el individuo.
Otra parte sustancial del tema se centra en analizar la evolución temporal de las estructuras funerarias y la
composición de las ofrendas y ajuares. La restitución del paisaje de las necrópolis constituye un aspecto
básico para comprobar la organización interna de los cementerios y los elementos que lo integraban.
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Introducción. - BLOQUE TEMÁTICO I -
La única preocupación que tienen es la de permanecer insepultos, de ahí la importancia del acto fúnebre y
la construcción de la tumba para asegurar la sepultura.
Hacia finales del siglo VI a.C. en la polis se va abriendo camino la creencia en que la iniciación de los
misterios garantizaba al individuo un destino mejor en el Más Allá que al resto de los mortales.
En la Atenas de fines del siglo V a.C. se enfatiza más la comunidad que el individuo, por lo que el rescate
ante la muerte dependerá de la memoria colectiva. En el siglo IV a.C. se comienza a divinizar al difunto
heroizado. Esto es lo que abre la puerta a la divinización de los reyes helenísticos, con la construcción de
tumbas monumentales.
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Tema 7. La arqueología de la Muerte en Grecia 2014
En el paso del II al I milenio a.C. en Grecia se reflejan cambios más o menos profundos que
tienen repercusión dentro del ámbito funerario. Lo más importante es la adopción de la
tumba individual, de tipo cista y el abandono de las sepulturas colectivas del periodo
micénico. La otra gran innovación es el retroceso del rito inhumatorio por el de la
cremación. Este cambio de rito funerario pudo deberse a influjos llegados del área centro-
europea.
Los hallazgos atenienses más importantes en el Protogeométrico (1050-900 a.C.) se hallan
en el cerámico de Atenas donde hay un predominio de la cremación, salvo en niños, a los
que se inhuma en cistas o fosas. La estructura funeraria es una fosa cuadrada o rectangular
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Introducción. - BLOQUE TEMÁTICO I -
A fines del siglo VIII o inicios del VII a.C. se detecta en el Ática un descenso del número de
tumbas y el abandono de algunas necrópolis que junto con nuevos tipos de tumbas y de
cambios en la cultura material desvelan transformaciones en la estructura social.
Se observa una acusada tendencia a desvincular el espacio funerario del territorio de los
vivos, por lo que se elige lugares próximos a los caminos con el fin de facilitar el acceso al
cementerio para la realización de los ritos fúnebres, también para que los monumentos
sean visibles, como expresión del estatus social del difunto.
Conviven los dos ritos el crematorio y la inhumación. En Atenas predomina el primero, pero
ahora se trata de cremaciones primarias, esto es, realizadas en la propia fosa. Las
inhumaciones se realizan en fosas o pozos excavados en la roca, las más frecuentes son
infantiles. En las dos se realizaban túmulos de planta circular o cuadrangular. A comienzos
del siglo VI a.C. los túmulos de tierra se sustituyen por tumbas rectangulares con paredes
verticales de adobe donde se agrupan en calles.
Los grandes vasos dejaran paso a grandes estelas de piedra con decoración relivaria y
escultórica e incluso con estatuas humanas de bulto redondo (kouroi y korai). La
monumentalidad de las tumbas no se refleja en un enriquecimiento ostensible de los
ajuares que suelen consistir en una copa, un vaso y un ungüentario. Las joyas y las armas
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Tema 7. La arqueología de la Muerte en Grecia 2014
La etapa clásica supone una cierta uniformidad de ritos y estructuras en toda Grecia. La
nueva fase continúa con los ritos de cremación e inhumación, así como la estructura básica
de tumba individual. Las cremaciones siguen siendo primarias. Las inhumaciones infantiles
siguen empleando recipientes o bañeras y para los adultos aparecen sarcófagos monolíticos
o compuestos de piedras como mármol o caliza.
Se mantienen los monumentos anteriores y aparecen otros nuevos. A fines del siglo V a.C.
aparece un nuevo modelo de enterramiento que consiste en un recinto (períbolos) en cuyo
interior se encontraban varias tumbas señalizadas exteriormente con estelas.
Otro modelo de tumba que tiene su inicio en época clásica posee carácter estatal y fue
erigida por el estado para los caídos en combate, son las “Tumba del pueblo”.
Los ajuares son sobrios, en las tumbas de cremación aparecen vasos cerámicos y en las de
inhumación objetos de oro y vasos de alabastro. Se mantienen los depósitos de ofrenda.
Fuera de Atenas el panorama es distinto, en Grecia del Este encontramos tumbas de una
gran monumentalidad con elementos orientales y griegos. Abundan las tumbas de cámara,
las fachadas con tratamiento arquitectónico y grandes mausoleos. Se desarrolla entre
mitad del siglo VI y todo el siglo V a.C. con monumentos como el de las Arpías (480-470
a.C.) o el de las Nereidas construido un siglo después. El punto álgido está representado por
la tumba de Mausolo de Caria en Halicarnaso, la cual se convirtió en una de las siete
maravillas del mundo.
Otros lugares de la periferia se suman al ambiente de monumentalidad de la arquitectura
funeraria y del lujo imperante en el final del mundo clásico y el arranque del Helenismo.
Podemos destacar una serie de sepulturas hipogeicas cubiertas con bóveda, precedidas por
un dromos y por una antecámara y cubiertas por un túmulo. Se conocen como “Tumbas
Reales” encontradas en el Gran Túmulo de Vergina. El túmulo cubre cuatro tumbas, tres de
cámara y una de cista. Una de ellas la de Filipo II de Macedonia padre de Alejandro Magno.
La tumba de Filipo tiene una fachada dórica con un friso decorado con pinturas de cacería.
La tumba comprende dos sepulturas, en la cámara principal está el rey y en el vestíbulo su
esposa. Sus restos se depositaron en dos larnakes de oro dentro de un sarcófago de piedra,
los objetos se dispusieron en el suelo.
En el nuevo periodo que se abre en el 323 a.C. se multiplican las manifestaciones del
mundo funerario. Se mantienen los dos ritos pero la inhumación en ataúdes de madera,
bañeras y tumbas de teja son más abundantes.
Demetrio de Falero impuso una legislación que acabó con la ostentación monumental y la
producción de estelas. Los ajuares son muy sencillos y los lecitos de fondo blanco son
sustituidos por ungüentarios de factura menos cuidada. Aparece la costumbre de
acompañar al difunto con la moneda para pagar a Caronte el paso de la Laguna Estigia.
En Asia Menor aparecen tumbas con la fachada inspirada en templos o mansiones, el
individuo de alto rango será valorizado y heroizado a través de una tumba imponente.
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Introducción. - BLOQUE TEMÁTICO I -
En otros lugares incluidos bajo la égida del Helenismo, como Alejandría, encontramos
información sobre lugares y estructuras de enterramiento de las clases menos acomodadas.
Se construyen cámaras hipogeicas dispuestas alrededor de un peristilo provistas de nichos
para ubicar los sarcófagos.
4. EL PAISAJE FUNERARIO.
Uno de los aspectos que interesan a los estudios de la “Arqueología de la Muerte” es el del “paisaje
funerario” entendiendo por tal la apariencia que tuvieron los cementerios, desde el punto de vista de su
organización espacial y los espacios asignados a diferentes usos y rituales desarrollados en las necrópolis.
El aspecto de debió tener la necrópolis de Atenas durante el periodo clásico pudo ser de abigarramiento y
desorden, debido a la multiplicación de tumbas diferentes, de remates y elementos de señalización
verticales variados en un espacio reducido. El reflejo del status social en la estructura funeraria condujo a
una desenfrenada carrera de ostentación y competencia entre las grandes familias.
Los periboloi eran unos recintos que albergaban varias tumbas, pertenecientes a miembros
de una misma familia. Se piensa que este tipo de recinto se realizó para facilitar la
identificación del espacio funerario familiar a la hora de efectuar las visitas periódicas.
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Tema 7. La arqueología de la Muerte en Grecia 2014
El estudio de aspectos como el modo de tratar el cuerpo, de disponer los restos y de perpetuar la memoria
mediante la realización de la tumba, permite describir una comunidad en su composición y su jerarquía. El
análisis estructural posibilita reconstruir el sistema según el cual se organiza la necrópolis, permitiendo
entrever datos sobre la estructura social y el sistema de auto-representación de la comunidad.
Parece que las costumbres de enterramiento en el mundo griego fueron un sistema de medida de la
extracción social del individuo, haciendo posible convertir el acto fúnebre en un acontecimiento de
ostentación del poder y riqueza de los grupos sociales más favorecidos.
Otra cuestión de interés es conocer si el enterramiento es un derecho de todos los miembros de la
sociedad o si, por el contrario, hubo grupos sin capacidad de acceder a un enterramiento formal en la
necrópolis. Esto es importante, ya que tradicionalmente el aumento o descenso en el número de
enterramientos por fases de utilización de los cementerios se ha considerado inicio de crecimiento o
descenso demográfico. Morris plantea, que según épocas, se percibe una variación en el derecho a ser
enterrado. No se trata de ascensos o decrecimientos demográficos, sino aumento o descenso en el número
de sepulturas, que obedecen a su propia ley: la del derecho al acceso a una sepultura formal, variable
según las épocas.
Se fundamenta en tres constataciones:
El número de tumbas en ciertos periodos no es representativo de toda la población, ni la estructura
por edades se acomoda a lo que sería razonable.
Las leyes demográficas no pueden extraerse de las variaciones del número y tamaño de los
cementerios, ni del número y tamaño de los grupos familiares que se identifican en ellos.
Si se ordenan en el tiempo las variables funerarias la propia periodización proporciona los datos: a
medida que las tumbas y sus contenidos son más uniformes, menor es el número de personas con
derecho a sepultura.
Esta uniformidad se acompaña de un descenso en la calidad del ajuar, ya que el derecho a ser sepultado se
convierte en un indicador por sí mismo para designar la clase privilegiada a la que corresponden los
enterrados. Por el contrario, la multiplicación de signos de diferencia se corresponde con épocas en las que
el derecho a la sepultura está más extendido, por lo que se requiere símbolos externos de pertenencia a
grupos socialmente más destacados.