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REPÚBLICA DE COLOMBIA

RAMA JUDICIAL DEL PODER PÚBLICO

JUZGADO PRIMERO CIVIL MUNICIPAL DE IPIALES

Diecisiete (17) de mayo de dos mil veintidós (2022)

OBJETO DEL PRONUNCIAMIENTO

Proferir sentencia dentro de la acción de tutela promovida por el señor


Oswaldo Javier Cabrera Nazamues, contra la Secretaria de Transito y
Movilidad de la Ciudad de Ipiales.

ANTECEDENTES

El 7 de septiembre de 2021, el tutelante radico petición ante la Secretaría de


Transito y Movilidad de la ciudad de Ipiales, solicitando la prescripción del
comparendo 52356000000008808483, reportado en el Sistema de Integrado de
Información de Multas y Sanciones de Transito, SIMIT, el 26 de septiembre de
2014.

Afirma que el 2 de noviembre de 2021, la entidad accionada emitió respuesta


comunicando que no opera la prescripción del comparendo en mención,
puesto que se había notificado en estados el 10 de noviembre de 2014
configurándose como un título ejecutivo, también informó que no era el
momento procesal para invocar la excepción de prescripción, dando a
entender que el comparendo es imprescriptible, sin tener en cuenta que el
término para la prescripción que es de 3 años, contados a partir del día

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siguiente al mandamiento de pago, que para el caso y conforme lo expone,
han trascurrido 7 años y 5 meses desde la notificación por estados del
mandamiento de pago, configurándose la prescripción de la obligación
desde el 11 de noviembre de 2017.

Después de decantada normas y jurisprudencia, manifiesta que se encuentra


vulnerado su derecho fundamental al debido proceso y pretende, en
consecuencia, se expida el acto administrativo de la prescripción del
comparendo 52356000000008808483.

ACTUACIÓN PROCESAL

Admitida la solicitud de tutela, fue dispuesta la vinculación del Sistema


Integrado de Información sobre Multas y Sanciones SIMIT, el Registro Nacional
de Tránsito y Transporte, para que se pronuncien sobre los hechos que
fundamentan la acción.

RESPUESTA DE LA ACCIONADA Y ENTIDADES VINCULADAS

SECRETARIA DE TRANSITO Y MOVILIDAD DE LA CIUDAD DE IPIALES.

Manifestó que el accionante presentó una petición con radicado


ADI2021ER012246, solicitando la prescripción de varios comparendos, entre
ellos, la orden Nº 5235600000008808483 que se sancionó mediante Resolución
Nº 4196 del 27 de febrero de 2015, otorgando respuesta a la petición el 19 de
octubre de 2021, informando que la solicitud de prescripción es improcedente
puesto que se encuentra en proceso de cobro coactivo.

Precisó que mediante resolución Nº 4196 del 27 de febrero de 2015, el


accionante fue declarado contraventor, siendo notificada esa decisión por
estrados, quedando ejecutoriada y por ende, desde allí se configuró como un
título ejecutivo para adelantar el cobro Administrativo Coactivo del
comparendo 5235600000008808483.

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Luego, los 3 años para que opere la prescripción deben contarse desde la
“ocurrencia del hecho”, estimando que éste término debe entenderse como
desde la ejecutoria de “la fecha en que se declara contraventor y se impone
la multa”, según disposiciones propias del Ministerio de Transporte, por
consiguiente, “la administración municipal aún se encuentra facultada
legalmente para interrumpir la prescripción de la acción de cobro por no
haber transcurrido hasta el momento los tres (3) años contados a partir de la
ocurrencia del hecho”, sustentando su postura en el artículo 740 del Estatuto
de Rentas Municipal, que trata sobre la interrupción del término de prescripción
por la notificación del mandamiento de pago, entre otros.

Finaliza expresando, que no hay violación al debido proceso, por cuanto se ha


cumplido las actuaciones procesales del cobro coactivo correspondientes a la
orden del comparendo 5235600000008808483, como se demuestra en la
respuesta oportuna de la petición solicitada por el tutelante, por tales razones
solicita no se tutele el derecho fundamental invocado por él actor.

CONSORCIO REGISTRO ÚNICO NACIONAL DE TRANSITO (RUNT)

Indicó que dicha entidad tiene como fin el servir de repositorio de los datos
registrados por los organismos de tránsito a través del SIMIT, para que al
realizarse solicitudes de trámites se pueda validar en línea y en tiempo real, si
la persona cuenta o no con comparendos en su contra, por lo tanto, considera
que los hechos que motivaron la acción constitucional no son de su resorte,
sino, de las autoridades de tránsito, ya que el consorcio no es competente para
eliminar o modificar la información de comparendos, ni para declarar su
prescripción o realizar acuerdos de pago, pues no constituye una autoridad de
tránsito, sino, una sociedad de naturaleza privada, configurándose así la falta
de legitimación por pasiva.

Precisa que para el presente caso, el actor está facultado para agotar la vía
administrativa, o en su defecto acudir a la jurisdicción contencioso
administrativa, a efecto de ejercer su derecho de defensa y contradicción, por
lo que se opone a las pretensiones planteadas.

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Solicita se declare que el Consorcio no ha vulnerado los derechos
fundamentales del accionante, y se ordene a la Secretaria de Movilidad de
Ipiales atienda la solicitud formulada por el actor.

FEDERACIÓN COLOMBIANA DE MUNICIPIOS

Establece que son las autoridades de tránsito de la respectiva jurisdicción


quienes tienen la facultad de exigir el cobro, producto de la infracción que se
cometió, dentro de los tres años contados a partir de la ocurrencia del hecho,
por la cual se impuso la sanción, prescripción que se interrumpe con la
notificación del mandamiento de pago, por tanto la Federación no está
legitimada para efectuar ningún tipo de modificación de registros, pues sólo
se limita a publicar la base de datos suministrada por los Organismos de
Tránsito a nivel nacional sobre infracciones y multas impuestas y cargadas por
cada organismo, en otras palabras, son las autoridades de transito las
encargadas de emitir los actos administrativos que se reflejan en el Simit.

Presentó un captura de pantalla de la información que reporta el sistema


respecto al tutelante, donde consta el comparendo que motiva la tutela, de
fecha 26-09-2014, por valor de $14.783.998, más intereses de mora de
$24.542.852, para un total de $39.326.850, pendientes de pago y con fecha de
resolución 10-11-2014.

Concluye indicando, que es el organismo de tránsito tiene del deber legal de


Reportar/Cargar la novedad al SIMIT, a través de los medios dispuestos para el
efecto y por tanto, para que se descarguen los comparendos del estado de
cuenta del accionante, razones por las que pide se la exonere de toda
responsabilidad frente a la presunta violación de los derechos fundamentales
aducidos por el accionante.

COMPETENCIA

Corresponde al Despacho conocer de la presente acción en virtud de lo


dispuesto por el artículo 5 del Decreto 2591 de 1991, en concordancia con lo

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indicado en el Decreto 1382 de 2000, 1983 de 2017 y 333 de 2021, que asigna
el reparto de esta clase de solicitudes ante los juzgados de categoría
municipal.

El artículo 86 de la Constitución Política, prevé la acción de tutela contra toda


acción u omisión de las autoridades públicas, o de particulares, que amenace
o vulnere los derechos fundamentales de la solicitante, y señala que frente a
esas circunstancias constituye un mecanismo judicial excepcional, sobre este
tema la Corte constitucional, en sentencias T- 1302 de 2005 y T-791 de 2009,
expresó:

“3.3 La jurisprudencia constitucional ha señalado que las grandes


diferencias entre lo público y lo privado son cada vez menores, de
tal forma que en la actualidad, la violación de los derechos
fundamentales no solo puede provenir del Estado, sino también, de
los particulares, concretamente cuando llevan a cabo actividades
que los ubican en una posición de superioridad frente a la
comunidad, lo que implica el reconocimiento de que las relaciones
entre estos sujetos no siempre se desarrollan en planos de igualdad.”

Y sobre la subordinación e indefensión, en sentencia T-290 del 28 de julio de


1993, concluyó:

“Entiende esta Corte que la subordinación alude a la existencia de una


relación jurídica de dependencia, como ocurre, por ejemplo, con los
trabajadores respecto de sus patronos, o con los estudiantes frente a sus
profesores o ante los directivos del establecimiento al que pertenecen, en
tanto que la indefensión, si bien hace referencia a una relación que también
implica la dependencia de una persona respecto de otra, ella no tiene su
origen en la obligatoriedad derivada de un orden jurídico o social
determinado sino en situaciones de naturaleza fáctica en cuya virtud la
persona afectada en su derecho carece de defensa, entendida ésta como
posibilidad de respuesta efectiva ante la violación o amenaza de que se
trate.”
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En el presente caso la parte actora se encuentra en situación de
subordinación, dada su condición de ciudadano sometido a las decisiones de
un ente de naturaleza pública, afectado particularmente por la sanción de
tránsito que le fue impuesta.

PROBLEMA JURÍDICO

¿Es la acción de tutela el mecanismo idóneo para controvertir los actos


administrativos proferidos por la entidad pública demandada? Y en caso
afirmativo establecer, ¿hubo vulneración de los derechos fundamentales
invocados por el actor, que imponga adoptar la salvaguarda de sus garantías
fundamentales?

CONSIDERACIONES

La acción de tutela es una figura consagrada en la Constitución Política y está


reglamentada en el Decreto 2591 de 1991, concebida como un mecanismo
de defensa y protección inmediato de los derechos fundamentales de toda
persona, con la finalidad de permitir que éstas puedan acudir en todo
momento y lugar ante los jueces, para solicitar protección rápida de sus
derechos constitucionales fundamentales, cuando quiera que estos resulten
vulnerados o amenazados por la acción u omisión de cualquier autoridad
pública o de los particulares en los casos previstos en el artículo 42 del Decreto
2591 de 1991.

Es reiterada la jurisprudencia de la Corte Constitucional, al establecer que ésta


acción sólo procederá cuando el afectado no disponga de otro medio de
defensa judicial, salvo que aquella se utilice como mecanismo transitorio para
evitar un perjuicio irremediable, busca ante todo brindar a cualquier persona
sin mayores requisitos de orden formal, la protección inmediata y específica
de sus derechos fundamentales, es un mecanismo inmediato o directo para
la debida protección del derecho constitucional afectado o amenazado,
está concebida como una acción residual y subsidiaria, que no está llamada

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a proceder como mecanismo alterno o sustituto de las vías legales de
protección de derechos.

En lo anterior subyace la regla general de la subsidiariedad en el ejercicio de


la acción según la cual el recurso de amparo procede como mecanismo
definitivo ante la inexistencia o agotamiento de los medios judiciales ordinarios
de defensa establecidos, los cuales se presumen idóneos y eficaces. Y cuando
se acredita un perjuicio irremediable, entendido como “el grave e inminente
detrimento de un derecho fundamental, que deba ser contrarrestado con
medidas urgentes, de aplicación inmediata e impostergables”, caso en el cual
hay lugar a proteger de manera transitoria los derechos para neutralizar su
violación.

En ambos casos le corresponde al juez constitucional valorar los elementos y


circunstancias de cada asunto puesto a su consideración para darle paso a
la procedencia del recurso de amparo, por lo que debe verificar (i) que no
exista en el ordenamiento otro mecanismo para proteger el derecho, o (ii) a
pesar de existir, este no resulte idóneo y eficaz, y en todo caso, (iii) la tutela
siempre será procedente cuando se verifique la inminencia de un perjuicio
irremediable.

Ahora bien, de conformidad con los artículos 29 y 150, numerales 1° y 2° de la


Constitución Política, es al legislador a quien corresponde regular los diversos
procesos judiciales y administrativos, y establecer las etapas, oportunidades y
formalidades aplicables a cada uno de ellos, así como los términos para
interponer las distintas acciones y recursos ante las autoridades judiciales y
administrativas.

No obstante, la libertad de configuración legislativa en ese campo, aunque


es amplia, encuentra ciertos límites que se concretan en el respeto por los
principios y fines del Estado, la vigencia de los derechos y garantías
fundamentales, y la plena observancia de las demás disposiciones
constitucionales.

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Con relación a esto último aspecto, debe destacarse que el derecho al
debido proceso exige que todo procedimiento regulado en la ley, se ajuste a
las reglas básicas derivadas del artículo 29 de la Constitución, como son, la
existencia de un proceso público sin dilaciones injustificadas, la oportunidad
de controvertir e impugnar las decisiones, la garantía del derecho de defensa
y la posibilidad de presentar y controvertir pruebas, con lo cual se le fija al
legislador un referente mínimo de regulación en la materia, que de no ser
observado implicaría un desconocimiento a los derechos fundamentales de
los sujetos procesales.

Quiere decir lo anterior, que aun cuando el legislador es competente para


establecer, dentro de un cierto margen de discrecionalidad, los
procedimientos, sus formas, términos y ritualidades, unos y otros deben ser
razonables y estar dirigidos a garantizar en todo caso el derecho sustancial, tal
y como lo ha puesto de manifiesto la Corte en Sentencia T-051/16 Mp Gabriel
Eduardo Mendoza Martelo,

“es la ley la que consagra los presupuestos, requisitos, características y


efectos de las instituciones procesales, cuyo contenido, en tanto que
desarrollo de la Constitución y concreción de los derechos sustanciales,
no puede contradecir los postulados de aquélla ni limitar de modo
irrazonable o desproporcionado éstos.

En el presente caso debe adentrarse en el marco legal y jurisprudencial del


procedimiento administrativo que debe adelantarse ante la comisión de
infracciones de tránsito. Según lo estipulado en el Artículo 2º de la Ley 769 de
2002, según el cual:

“el comparendo es la orden formal de notificación para que el presunto


contraventor o implicado se presente ante la autoridad de tránsito por la
comisión de una infracción.” Por su parte, la multa se encuentra definida,
en la misma norma como una “sanción pecuniaria”.
La cual no establece una forma de responsabilidad objetiva, ni viola el
derecho al debido proceso, pues una interpretación sistemática y
armónica de la misma, permite advertir que el propietario del vehículo

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está en capacidad de comparecer al proceso administrativo para
ejercer la defensa de sus intereses, de manera que la obligación de
pagar la multa solo se produce cuando se establezca su culpabilidad, es
decir, cuando se pruebe que él fue quien cometió la infracción, o
cuando éste lo admita expresa o implícitamente.”

Ahora bien, una vez se logre surtir la orden de comparendo, de acuerdo con
el artículo 136 del Código de Tránsito, existen tres opciones,

(i) el presunto infractor puede aceptar la contravención y proceder a su


correspondiente pago; (ii) manifestar, dentro de los 11 días hábiles
siguientes a la notificación, su inconformidad frente a la infracción
impuesta, evento en el cual se procederá a fijar fecha y hora de
realización de la audiencia; o (iii) no asistir sin justificación dentro de los 11
días hábiles siguientes a la notificación del comparendo, evento en el
cual, después de transcurridos 30 días calendario de ocurrida la presunta
infracción, el citado quedará vinculado al proceso, en cuyo caso se
programará fecha y hora de celebración de la correspondiente
audiencia.
En la audiencia, el infractor podrá comparecer por sí mismo o mediante
apoderado, quien deberá ser abogado en ejercicio y en dicha diligencia
se podrán decretar y practicar pruebas, así como sancionar o absolver al
inculpado. La decisión que se adopte, se debe notificar en estrados.

Según el Artículo 137, inciso 3º, si el citado no presenta descargos, ni tampoco


solicita pruebas que desvirtúen la comisión de la infracción, se debe proceder
a registrar la sanción a su cargo en el Registro de Conductores Infractores.

“Seria este registro la naturaleza jurídica de la resolución emitida, que


corresponde a la de un acto administrativo particular por medio del cual
se crea una situación jurídica. Por ende, cuando el perjudicado no esté
conforme con la sanción impuesta, el mecanismo judicial procedente
será el medio de control de nulidad y restablecimiento del derecho, el
cual permite resarcir el daño causado injustificadamente a un derecho
subjetivo”. Debe tenerse en cuenta que, uno de los requisitos para acudir
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al medio de control de nulidad y restablecimiento del derecho es haber
interpuesto los recursos en sede administrativa”.

Como se analiza, cuando existan otros medios ordinarios de defensa judicial


idóneos para la protección de las garantías fundamentales y no se advierte
un eventual perjuicio irremediable, se debe acudir a estos de manera
preferente.

En el presente caso el actor tuvo la posibilidad, como ciudadano, de acudir


al llamado de la autoridad de tránsito, o asumir una postura ya aceptando la
conducta endilgada, o controvirtiendo la infracción impuesta, inclusive, pudo
no comparecer, ni apersonarse del trámite administrativo iniciado con la
imposición del comparendo, pero debe tenerse claro, que cualquiera de las
alternativas descritas genera consecuencias jurídicas, ya que la renuencia a
comparecer, no está contemplada como causal de exoneración de
responsabilidad.

En la situación bajo examen se tiene que el accionante, optó por sustraerse al


procedimiento sancionatorio administrativo, no admitió la infracción, no la
controvirtió, es decir, no hizo empleo del derecho al debido proceso que la
ley le reconoce, a una etapa de pruebas y en caso de resultar sancionado,
ejercitar los recursos que el trámite sancionatorio prevé, como eso no ocurrió,
afronta en la actualidad una situación que desembocó en una sanción, que
pretende enfrentar en el escenario de la acción de tutela, desconociendo
una vez más a la autoridad competente para resolver su particular estado
jurídico, ya que lo indicado es que comparezca ante la autoridad de tránsito
y promueva su defensa frente al procedimiento coactivo, es allí donde debe
ventilar sus razones, y esgrimir sus pruebas, pero no en sede de tutela, pues al
juez constitucional no le está permitido desplazar al funcionario competente.

Ahora, se ha dicho que puede acudir el actor a la acción o medio de control


administrativo de la nulidad y restablecimiento del derecho, caso en el cual
debió o debe agotar la vía gubernativa ante la entidad sancionatoria, y si no
lo hizo, o no lo hace, no hay lugar a pretender que la tutela puede operar en

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su remplazo, porque, el debido proceso indica precisamente, que debe
acudirse y agotarse el procedimiento contemplado en la ley.

CASO CONCRETO

La inconformidad del tutelante tuvo origen, en la respuesta negativa a su


petición con la pretendió obtener la declaración de prescripción del
comparendo número 52356000000008808483, fundamentada en que no era
el momento procesal para invocar la excepción de prescripción según lo
dispuesto en los artículos 830 y 831 del Estatuto Tributario, disposiciones con las
que no se encuentra de acuerdo en su aplicación al presente caso, por
cuanto se refieren a la prescripción pero de manera sustancialmente distinta
a la del art. 159 del Código de Transito, ya que, trata sobre las excepciones y
términos contra el mandamiento de pago, y no sobre la prescripción del
comparendo traída en la norma especial del Código de Transito.

En contraposición aparece la versión de la entidad de tránsito, que estima que


“la administración municipal aún se encuentra facultada legalmente para
interrumpir la prescripción de la acción de cobro por no haber transcurrido
hasta el momento los tres (3) años contados a partir de la ocurrencia del
hecho”, que a su parecer, el hecho lo constituye el acto administrativo
sancionatorio por el que se le declarara contraventor, ratificando su decisión
en las disposiciones del Código de Transito, Estatuto Tributario y Estatuto de
Rentas Municipales, como lo dio a conocer en la respuesta a la petición
expedida el 19 de Octubre de 2021.

Así pues, previo a entrar a resolver de fondo la protección reclamada, es


necesario estudiar los requisitos para la proceda de la acción de tutela,
considerando especialmente, el principio de inmediatez y subsidiaridad.

Como bien se sabe, el principio de subsidiaridad ha sido decantado en


abundante y reiterada jurisprudencia, entre la que destaca la sentencia T- 375
de 2018, que lo define así:

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“El principio de subsidiariedad, conforme al artículo 86 de la
Constitución, implica que la acción de tutela solo procederá cuando el
afectado no disponga de otro medio de defensa judicial, salvo que se
utilice como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio
irremediable. Sobre el carácter subsidiario de la acción, la Corte ha
señalado que “permite reconocer la validez y viabilidad de los medios
y recursos ordinarios de protección judicial, como dispositivos legítimos y
prevalentes para la salvaguarda de los derechos”. Es
ese reconocimiento el que obliga a los asociados a incoar los recursos
jurisdiccionales con los que cuenten para conjurar la situación que
estimen lesiva de sus derechos.”

Disposición que aplicada al caso concreto, permite destacar que, el


ordenamiento jurídico colombiano prevé normas y procedimientos para
regular todo tipo de situaciones, y en particular las que surgen entre la
administración y los ciudadanos, cuando estos implican afectación de
garantías fundamentales resultado del ejercicio de la facultad sancionatoria,
que en todo caso debe ser respetuosa de los derechos de quienes son
llamados a comparecer como infractores.

Sin embargo, el implicado también está sometido a deberes, siendo el más


elemental, acudir a la autoridad cuando lo requiera, y asumir el derecho de
defensa, si lo considera conveniente, en el que debe observar el principio de
la carga de la prueba, que no es otra cosa, sino, probar lo que alega.

Descendiendo al caso bajo estudio, se verifica que la autoridad la autoridad


de transito notificó del mandamiento de pago librado el 08 de septiembre de
2017 (Fl. 9 Escrito de Contestación), mediante listado publicado en un diario
de amplia circulación regional el 14 de septiembre de 2017 (Fl. 13 y 14 Ibidem),
garantizando de este modo el derecho de defensa del tutelante, sin que así
haya obrado el interesado en el término concedido, sustrayéndose
voluntariamente de participar en ese debate y en ese escenario, pues mal
hace en esperar que por vía de tutela, obtenga lo que debió discutir en el
proceso administrativo sancionatorio ante la autoridad de tránsito, refiriéndose
así la accionada cuando al contestar la petición, le manifestó al actor que no
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era el momento procesal oportuno para promover la excepción de
prescripción, sin embargo, entiende esta judicatura que de configurarse dicha
figura jurídica, así debe decretarse a petición o de oficio por la autoridad
competente, previa observancia de las normas propias de cada proceso.

Es así como, dicha discusión no puede darse en sede de tutela, por cuanto
no es el escenario idóneo para dirimir la confrontación de aserciones,
discusión que demanda un mínimo de esfuerzo probatorio, que en el breve
escenario de diez días de la tutela no es posible recaudar, y ante todo,
porque, este mecanismo constitucional no está llamado a reemplazar o
desplazar los mecanismos legalmente establecidos para confrontar el
contenido de los actos administrativos, por parte del ciudadano, mismos que
legalmente tienen asignado su procedimiento, y constituye el escenario valido
para este clase debates.

Entonces, después de conocer la negativa a la solicitud de prescripción, el


actor podía acudir al procedimiento administrativo idóneo para debatir esa
decisión, y aun recurriendo a procesos administrativos tales como la acción
de nulidad y restablecimiento del derecho, o por la acción de cumplimiento
previa constitución en renuencia, contando así el actor con otros medios de
defensa judicial, que le permitían garantizar el amparo deprecado, sin que los
haya promovido y por ende, sin que se les haya dado la oportunidad de
demostrar su idoneidad para la defensa de sus intereses, demuestra que
conocida la negativa a declarar la prescripción, el actor no desplegó ninguna
actuación en procura de debatir esa decisión, tornándose totalmente
inactivo hasta los 6 meses posteriores, cuando ejerce la acción de tutela como
sustituto de estos medios y desconociendo por completo el carácter
subsidiario de la acción constitucional, sin siquiera alegar, ni muchos menos
probar, un perjuicio irremediable para que proceda este mecanismo
transitorio, ya que si bien la acción de tutela tiene carácter subsidiario, no por
ello está llamada a sustituir los procedimientos legalmente establecidos,
obteniéndose de esta forma respuesta al primero de los interrogantes
planteados en el problema jurídico, que la acción de tutela no es el
mecanismo idóneo para controvertir el procedimiento adelantado por la
Secretaría de Tránsito accionada.
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En este punto, es pertinente recordar que la finalidad de la acción de tutela
es garantizar una protección efectiva y expedita del derecho fundamental
transgredido, razón por la que se exige la mediación de un tiempo razonable
entre la ocurrencia de los hechos en que se funde la pretensión y la
presentación de la demanda de tutela, cuya regla de observancia se
denomina principio de inmediatez.

Para el caso, el quejoso adujo como supuesto hecho vulnerador de sus


derechos fundamentales, la respuesta a su petición, emitida el 19 de octubre
de 2021, que negó la declaración de la prescripción del comparendo, junto
con sus fundamentos jurídicos; respuesta que fue comunicada al actor el 2 de
noviembre del mismo año, según lo manifestó en el hecho segundo de la
tutela, indicando que entre estos dos hechos, la contestación del derecho de
petición y la interposición de la tutela, transcurrieron un lapso de 6 meses,
significando que la acción no se promovió de manera oportuna, ni se probó
alguna situación que haya impedido su ejercicio dentro de un término
razonable, indicando que los hechos alegados no requirieron una protección
urgente. Pasar por alto este requisito implicaría inseguridad jurídica, como lo
ha explicado la Corporación de cierre constitucional en sentencia T 051 de
2016, al prever:

“En el evento en que no se cumpla con el requisito de inmediatez, se


puede causar inseguridad jurídica frente a situaciones ya consolidadas
en el orden administrativo y/o judicial, con lo que, a su vez, se puede
afectar a terceros sobre los cuales recaiga la decisión e incluso el juez
constitucional podría estar acolitando una conducta negligente de los
administrados que no comparecieron al proceso correspondiente, no
presentaron los recursos procedentes ni hicieron ejercicio de los medios
de control vigentes”

Queda claro entonces, que al evidenciarse la inexistencia de un perjuicio


irremediable que permita acceder a la acción tuitiva como subsidiaria y dado
que no se cumplió con el requisito de inmediatez, ha de concluirse que no es
la tutela el mecanismo idóneo para ventilar las pretensiones del actor, y ante
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la falta de gestión oportuna de sus propios intereses, cuya incuria no puede
sanarse judicialmente, no se advierte vulneración de los derechos
fundamentales alegada por el actor, que en conjunto hacen improcedente
obtener amparo por vía de tutela.

Por lo expuesto, el Juzgado Primero Civil Municipal de Ipiales, Administrando


Justicia en Nombre de la República de Colombia y por autoridad de Ley,

RESUELVE

PRIMERO. Declarar improcedente el amparo constitucional deprecado por el


ciudadano Oswaldo Javier Cabrera Nazamuez, al no cumplir con los requisitos
de subsidiaridad e inmediatez, en consideración a los planteamientos
expuestos en la parte motiva de esta providencia.

SEGUNDO: Notifíquese esta sentencia a las partes, por el medio más rápido y
eficaz.

TERCERO: Ejecutoriado este fallo, envíese a la H. Corte Constitucional, para


eventual revisión.

CUARTO: Cumplido el trámite ante la H. Corte Constitucional, archívese.

CÚMPLASE

Campo Elías CORDOVA ARIAS


Juez

J1CM. Tutela. Rad. 2022-00181 Oswaldo Javier Cabrera Nazamues Vs Secretaria de Transito y Movilidad de la Ciudad
de Ipiales

J01cmpalipiales@cendoj.ramajudicial.gov.co Cel 305 403 0889


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