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1. Definición de dolor
Durante siglos se ha fracasado a la hora de englobar en una sola defini-
ción, la enorme complejidad y multitud de aspectos y variantes que presenta
el dolor.
Analgesia:
Ausencia de dolor ante un estímulo normalmente doloroso.
Anestesia dolorosa:
Percepción de dolor en un área anestésica o insensible.
Artralgia:
Dolor referido a una articulación.
Causalgia:
Síndrome caracterizado por dolor quemante, alodinia e hiperpatía, se-
cundario a una lesión nerviosa traumática.
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Dermatoma:
Segmento sensorial cutáneo correspondiente a una metámera nerviosa.
Disestesia:
Sensación desagradable, espontánea o evocada.
Dolor central:
Asociado con lesiones del SNC.
Dolor espontáneo:
Dolor que el paciente experimenta sin aplicar ningún estímulo ni rea-
lizar ningún tipo de maniobra.
Dolor fisiológico:
En el que hay una relación entre el estímulo y la respuesta.
Dolor patológico.
Respuestas anormales a la estimulación dolorosa.
Dolor provocado:
Dolor que aparece en respuesta a estímulos aplicados a una zona deter-
minada o tras realizar una determinada maniobra.
Efecto placebo:
Del latín "placare", satisfacer. Es el nombre dado a los efectos terapéu-
ticos (mejoría o curación de los síntomas de un paciente) derivados del
uso de una sustancia inerte para el organismo o cuya acción no tiene
efecto sobre la enfermedad estudiada. Sin embargo, el placebo puede no
ser un fármaco, considerándose como placebo cualquier procedimiento
que alivie los síntomas del paciente sin tener una acción directa sobre el
proceso que causa la enfermedad. Por ejemplo, administrar anestesia a
un paciente al que se le dijo que se le iba a aplicar terapia electroconvul-
siva (electroshock), o anestesiarlo y hacer una simple incisión en la piel
para luego suturarla en un paciente al que se le dijo que iba a ser ope-
rado. Ambas situaciones han representado efectos placebo en procesos
tan disímiles como la psicosis y la artritis, mostrando beneficios sig-
nificativos en algunos estudios. De este modo vemos como no solo los
fármacos, sino cualquier intervención con fines de tratamiento, puede
tener un efecto placebo.
Estímulo doloroso:
Estímulo que produce daño en un tejido normal.
Hiperalgesia:
Respuesta exagerada a un estímulo doloroso.
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Hiperestesia:
Sensibilidad aumentada al estímulo sensorial.
Hiperpatía:
Síndrome doloroso caracterizado por respuesta aumentada ante un es-
tímulo, especialmente repetido.
Hipoalgesia:
Sensibilidad disminuida al estímulo nociceptivo.
Hipoestesia:
Sensibilidad disminuida a la estimulación sensorial.
Neuralgia:
Dolor en la zona de distribución de uno o varios nervios.
Neuritis:
Inflamación de uno o varios nervios.
Neuropatía:
Alteración patológica de un nervio (mononeuropatía, neuropatía múl-
tiple, polineuropatía).
Nociceptor:
Receptor sensible a un estímulo nociceptivo o a un estímulo que se vol-
verá nociceptivo si persiste.
Parestesia:
Sensación anormal de tipo «calambre» u «hormigueo» espontánea o
evocada.
Radiculopatía:
Anormalidad funcional de una o varias raíces nerviosas.
Sensibilización central:
Proceso patológico que afecta al sistema nervioso central que con-
siste en un descenso del umbral de dolor y una percepción alterada
de estímulos normalmente no dolorosos. Consiste en un estado de hi-
perexcitabilidad neuronal ante un estímulo periférico, de tal forma que
hay una respuesta dolorosa exagerada en intensidad y duración (hipe-
ralgesia), así como la percepción de dolor ante estímulos normalmente
no dolorosos (alodinia).
Tolerancia al dolor:
Intensidad del dolor máximo que podemos soportar.
Umbral doloroso:
La mínima sensación dolorosa que una persona puede reconocer.
Umbral de dolor:
Intensidad mínima de un estímulo que despierta la sensación de dolor.
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CAPÍTULO 4
Tipos de dolor
Clasificación según la duración
DOLOR AGUDO
Se suele definir como la respuesta normal fisiológica y predecible del or-
ganismo frente a una agresión química, física o traumática. Es decir, persiste
mientras dura el proceso de curación o cicatrización de los tejidos. Por tanto,
no excederá de 3 a 6 meses, cediendo al remitir la causa originaria.
El dolor agudo es un síntoma, la señal de alerta que advierte de la existen-
cia de una agresión, permitiendo poner en marcha los mecanismos de evita-
ción o protección.
Además, puede acompañarse de hiperreactividad del sistema nervio-
so autónomo, manifestándose con la asociación del dolor agudo a ansiedad
y signos físicos autonómicos (taquicardia, hipertensión, taquipnea, vómitos,
sudoración, palidez, entre otros).
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Puede ser superficial (piel y mucosas), profundo (músculos, huesos, arti-
culaciones, ligamentos) y visceral.
DOLOR CRÓNICO
Se acepta que el dolor crónico es aquel que dura más de 3 a 6 meses, más
allá del tiempo de reparación tisular, perpetuado por factores distintos del
causante original del dolor, sin utilidad biológica, persistente y desproporcio-
nado: el dolor deja de ser un síntoma para convertirse en una enfermedad en
sí mismo, asociando cambios de la personalidad y depresión (tristeza, pérdida
de peso, insomnio, desesperanza). En la mayoría de los casos requiere un en-
foque terapéutico pluridisciplinar, ya que no se resuelve con los tratamientos
habituales (Tabla 1).
Figura 1.
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El dolor somático incluye todos los dolores procedentes de estructuras no
viscerales, incluido el cráneo, meninges y los dientes. Se trata de la causa más
común de consulta para casi todas las especialidades, sobretodo para aque-
llas dedicadas al aparato locomotor.
Dolor miofascial
Un apartado especial requiere este tipo de dolor nociceptivo somático, ya
que es extremadamente frecuente, aunque en muchas ocasiones no se diag-
nostica como tal. Se trata de una disfunción neuromuscular con tendencia
a la cronicidad. Consiste en un trastorno doloroso regional, que afecta a los
músculos y fascias, de forma que los músculos implicados tienen unos puntos
gatillo como componentes esenciales. Éstos se localizan dentro de una banda
tensa de un músculo o de su fascia, son palpables y con dolor referido. Se ac-
tivan por traumatismo directo, presión y/o sobrecarga del músculo. Además
pueden coexistir alteraciones autónomas regionales y segmentarias.
Los estímulos que pueden producir dolor visceral son: espasmo del mús-
culo liso (vísceras huecas), distensión, isquemia, inflamación, estímulos quí-
micos y tracción, compresión o estiramientos de los mesos. Ej: apendicitis,
cólico biliar, dolor canceroso pancreático, dolor pleural.
DOLOR NEUROPÁTICO
Se definió en 2008 como “dolor que aparece como consecuencia directa de
una lesión o enfermedad que afecta al sistema somatosensorial”, tanto perifé-
rico (dolor neuropático periférico) como central (dolor neuropático central).
Engloba a cualquier tipo de dolor persistente, ya sea somático o visceral, que
con el tiempo desarrolle cambios en las estructuras nerviosas involucradas
en la transmisión del mismo, es decir, se debe a una lesión del sistema ner-
vioso, a un mal funcionamiento de éste, y no a una activación anormal de las
vías nociceptoras. Difiere del dolor nociceptivo en varios aspectos (Tabla 2).
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Tabla 2. Diferencias entre dolor nociceptivo y neuropático
NOCICEPTIVO
NEUROPÁTICO
(SOMÁTICO/ VISCERAL)
Dolor causado por Dolor causado por
Definición oficial activación de nociceptores disfunción del sistema
periféricos/ viscerales nervioso periférico/central
Transducción fisiológica Generación ectópica
Mecanismo
natural (nociceptor) de impulsos
Dolor local + referido Territorio de inervación de
Localización síntomas
Sin topografía neurológica la vía nerviosa afectada
Sensaciones dolorosas Nuevas sensaciones,
comunes de la vida diaria: desconocidas, aberrantes:
descripción verbal fácil descripción verbal difícil
Cualidad de los síntomas
Examen neurológico Hipo/hipersensibilidad:
normal: respuesta y respuesta y agresión
agresión se corresponden no se corresponden
Parcialmente eficaz:
Eficaz: analgesia
Tratamiento antiepilépticos,
convencional
antidepresivos
(Serra Catafau. Tratado de dolor neuropático) (modificado)
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DOLOR PSICÓGENO
El dolor psicógeno es un dolor no orgánico, que surge como consecuencia
de padecimientos de origen psíquico, y tiene los siguientes criterios clínicos:
Ejemplos de dolor psicógeno, son los que aparecen en las neurosis (histe-
ria, estados obsesivos compulsivos, estado de ansiedad e hipocondriasis) y en
la psicosis (esquizofrenia en forma de alucinaciones y especialmente en los
trastornos afectivos en forma de equivalentes).
No hay que olvidar que el dolor psicógeno forma parte de los síndromes
dolorosos crónicos, que es real y que precisa de un tratamiento específico por
el psiquiatra.
RESUMEN FINAL
En 1994 la IASP estableció una clasificación del dolor, actualizada en el
año 2012.