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Ibeth Fuertes
La
planeación financiera no solo es el medio para elaborar cuantitativamente los
estados financieros proyectados, estado de resultados, balance general y
flujo de caja, es un complemento numérico al conjunto de actividades a nivel
estratégico, funcional y de la operación que deberá ejecutar la
administración para el logro de los objetivos.
1. Definir el objetivo
¿Qué quieres conseguir? ¿Cuales son tus objetivos financieros a corto, medio y largo
plazo?
Si no tienes claro cual es tu objetivo difícilmente vas a poder crear una planificación
para conseguirlo.
Encuentra cuales son tus objetivos, ¿para qué quieres ahorrar, invertir, ...?
Si te pones en manos de un asesor financiero verás que en este paso va a recopilar
toda la información necesaria para entender bien qué esperas de tus finanzas. Te
realizará preguntas abiertas del estilo:
¿Cuales son tus sueños?
¿Qué piensas sobre las inversiones? ¿Te sientes cómodo o te asusta invertir?
¿Cómo te desenvuelves con tus finanzas?
¿Cuando abriste tu primera cuenta bancaria y tuviste tu primera tarjeta de crédito?
¿Cómo proteges tus finanzas? ¿Tienes seguro de vida, casa, ... ?
¿Has pensado en tu jubilación? ¿Tienes contratado un plan de ahorro o de pensiones?
Con esta información intenta hacerse una idea de cuales son tus objetivos a corto,
medio y largo plazo.
El ahorro y la planificaron tienen que tener un propósito. Ahorrar por ahorrar desde
luego es mejor que gastar todo lo que ganas. Pero marcarse objetivos te da el empuje
para seguir adelante. Piensa que el dinero lo ganas para vivir y lograr tus objetivos y
que necesitas tener una actitud correcta para ganar dinero. No te centres solo en
ganar por ganar.
Sabiendo que quieres conseguir, ahora puedes fijar objetivos sobre la gestión del
efectivo, la inversión, que seguros o mecanismos de protección necesitas en tus
finanzas, ...
Debes definir objetivos claros. Puedes empezar con una lista de deseos e ir afinando
hasta definir claramente los objetivos.
3. Trazar el plan.
Ahora toca hacer la parte creativa, desarrollar el plan con el que ir desde tu situación
financiera actual a la situación financiera en la que tus metas se cumplen.
Tienes que encontrar las soluciones que se adapten a tu perfil inversor. No tiene
sentido que desarrolles un plan en el que tienes que invertir en productos financieros
de alto riesgo cuando tú no te sientes cómodo con este tipo de inversiones. Pues
aunque lo escribas en tu plan al final no lo realizarás.
4. Ejecutar el plan
Una vez definido el plan con el que conseguir lo que te has propuesto, solo queda
ponerlo en marcha.
Aunque este paso parezca evidente y sencillo pues ya sabes lo que tienes que hacer,
hay muchas personas a las que les cuesta arrancar.
Tu plan puede implicar cambios en tus hábitos financieros: recortar gastos, buscar
nuevas fuentes de ingresos, aprender a invertir, ahorrar todos los meses una cantidad
superior a la que estabas ahorrando, ...
Si te asalta el desánimo, piensa lo que ocurrirá si no pones tu plan en marcha y el
porqué has querido hacer una planificación financiera, tu motivación inicial.