Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
La salmodia es una técnica de canto específica para los salmos que desde la
antigüedad se ha practicado en la tradición judía de la sinagoga y posteriormente
los primeros cristianos empezaron a incluirla en la liturgia cristiana.
Posteriormente se aplicó esta fórmula a otros textos bíblicos.
Índice
1 Historia
2 Estructura
2.1 Fórmula salmódica
3 Tipos de interpretación
4 Etapas
5 Referencias
5.1 Notas
5.2 Bibliografía
6 Enlaces externos
Historia
La salmodia, que tiene su origen en la Iglesia oriental, es recibida por Occidente,
luego los testimonios de la introducción de esta forma de cantilación se suceden
desde el siglo I al VIII, partiendo por Filón el Judío, Basilio de Cesárea,1 San
Agustín, Casiano, Benito de Nursia, hasta llegar a San Isidoro de Sevilla y
Amalario.2Según San Agustín, San Ambrosio propició: «... el canto de himnos y
salmos al estilo de la Iglesia oriental.» es decir antifonal, dos coros cantan
alternadamente los versículos de los salmos. Este género tuvo gran acogida en Roma
a partir del siglo V, cuando el pueblo entero intervenía en la interpretación.
Estructura
La salmodia tiene una estructuración silábica, según la cual a cada sílaba del
texto corresponde un sonido de la melodía. La estructura responsorial del recitado
de los salmos proviene de su estructura textual: cada salmo se organiza en
versículos, y cada uno de ellos está compuesto de dos hemistiquios (secciones
iguales). En la forma habitual del canto salmódico, el primer hemistiquio de cada
versículo es entonado por el solista (o primer coro) a quien responde con el
segundo hemistiquio el coro (o segundo coro).
En los ritos cristianos, cada uno de los ocho modos eclesiásticos tiene su fórmula
especial que se repite en cada versículo.
Fórmula salmódica
Una fórmula salmódica completa consta de:
Initium o entonación: cada salmo suele ir precedido de una antífona que se canta en
el mismo modo que el salmo. Después de la antífona se introduce el initium, pequeño
inciso de varias notas, aisladas o formando neumas, correspondientes a dos o tres
sílabas del principio del salmo que une la antífona con la cuerda recitativa o
tenor. La entonación solo se canta en el primer versículo del salmo. En los demás
versículos se comienza en el tenor. Cuando se cantan varios salmos con una sola
antífona, se da la entonación al principio de cada uno de ellos, siempre que
terminen con el Gloria Patri.
Tenor: es la nota dominante de la cuerda recitativa. A partir de esta nota
fundamental se organizan las diversas cadencias, variantes de tono para indicar
acentuación al final de cada hemistiquio o puntuación.
Cadencias: pueden ser de un acento (en cuya fórmula melódica se adapta el último
acento principal o secundario) o de dos (en cuya fórmula melódica se adaptan los
dos últimos acentos principales o secundarios). Cada cadencia puede llevar una o
varias notas preparatorias que se desvían de la tónica.
Flexa: cadencia que aparece en el primer hemistiquio siempre de un tono descendente
-salvo cuando la tenor está inmediatamente sobre el semitono, y es de tono y medio-
y siempre de un acento. Al cantarla, siempre ha de hacerse una pausa, o considerar
la última nota larga.
Mediatio o mediante: cadencia que aparece a la mitad del versículo, puede ser de un
acento o de dos.
Terminatio o terminación: cadencia que aparece al final del versículo, puede ser de
un acento o de dos.
Tipos de interpretación
Se pueden agrupar en tres tipos:
Etapas
En el marco de la liturgia se utilizan cuatro tipos de salmodia, los cuales
representan los distintos estadios del recitado. Estos tipos pueden ser calificados
como: