Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La liturgia romana
El propósito de la liturgia
El calendario eclesiástico
La misa
LA MÚSICA EN SU CONTEXTO
La experiencia de la misa
El oficio
Los primeros cristianos oraban y cantaban salmos con frecuencia a
determinadas horas del día, en reuniones públicas y privadas, mediante los oficios,
una serie de 8 ceremonias breves que se celebran diariamente.
Libros litúrgicos
A finales del XIX y principios del XX se hizo público el Liber usualis, que
contiene textos y cantos usados con frecuencia durante los oficios, y las ediciones de
Solesmes fueron adoptadas como libros oficiales de uso en las prácticas religiosas.
Existen otros 3 estilos de relación entre la música y los textos. Los cantos en
los que cada sílaba lleva una sola nota se llaman silábicos. Los cantos en los que las
sílabas se corresponden con entre 1 a 6 notas se llaman neumáticos. Los pasajes
melódicos sobre una única sílaba son melismas, y los cantos que constan de ellos
son melismáticos.
Algunas partes de los oficios se cantan mediante fórmulas de recitación,
mientras que otras partes de la liturgia se cantan mediante melodías plenamente
configuradas.
Melodía y declamación
Cada tipo de canto posee una forma distintiva, tanto en el texto como en la
música, así como un modo particular de interpretación.
Fórmulas de recitación
Los cantos más simples consistían en fórmulas para entonar las oraciones y las
lecturas de la Biblia como la colecta, la epístola o el evangelio. El propósito de la
música era proyectar claramente las palabras, sin embellecimiento, y con fórmulas
austeras. El texto se cantaba sobre una nota de recitación, un Do o un La, con breves
motivos marcando los finales, y con algunas fórmulas que dan inicio a frases
(melodía que asciende hasta la nota de recitación).
Los tonos salmódicos eran ligeramente más complejos. Había un tono para
cada uno de los 8 modos y utilizaban el tenor del modo como nota de recitación.
Había un noveno, que disponía de dos notas de recitación, y se llamaba tonus
peregrinus.
Son el tipo más conocido de canto sacro, y son estróficos (varias estrofas que
se cantan con la misma melodía). Las estrofas pueden tener de 4 a 7 versos y
algunas son rimadas (p. ej. Christe Redemptor omnium).
La salmodia es el canto de los salmos. Junto con las antífonas fueron usados
para acompañar los actos: la procesión de entrada y la entrega de la comunión.
Posteriormente estos cantos fueron desplazados, y ya sus cantos no tenían que ser
tan largos.
Las antífonas de la misa están más elaboradas que las de los oficios, por su
solemnidad y componente espléndido (p. ej. Viderunt omnes). El estilo es más
ornamentado: frases articuladas, progresión por grados conjuntos y terceras, y
líneas arqueadas que ascienden hasta un punto culminante y descienden hacia la
cadencia, girando en torno a y concluyendo sobre las notas importantes del modo.
Los ofertorios son tan melismáticos como los graduales, pero incluyen
solamente la respuesta. En la Edad Media se interpretaban durante la ofrenda del
pan y el vino.
Los tractos son los cantos más largos de la liturgia, con varios versos
salmódicos compuestos en un estilo muy adornado. En su origen consistían en una
salmodia puramente solista, sin respuesta, pero hoy día se interpretan como
graduales. Cada verso combinaba la recitación con floridos melismas.
El Credo está compuesto en estilo silábico por tener el texto más largo. El
Gloria tiene un texto extenso también, pero su mayor parte de composiciones son
neumáticas. En ambos casos el sacerdote entonaba las palabras de inicio y el coro
completaba el canto.
La mayoría de la melodía del Sanctus y del Agnus Dei son neumáticas, y sus
textos contienen repeticiones.
A partir del S XIII los cantos del Ordinario se agruparon en ciclos, con una
composición para cada texto con excepción del Credo.
Todos estos cantos partieron de los textos de los salmos, utilizaron los modos
y formas melódicas de los judíos y de Oriente Próximo y Bizancio, poniendo énfasis
en el fraseo correcto y en la declamación del texto (herencia latina).
Tropo
Secuencia
El Concilio de Trento prohibió casi todos los tropos y gran parte de las secuencias.
El drama litúrgico
Las mujeres eran excluídas del sacerdocio y las iglesias, pero en los conventos
podían llevar una vida más libre y llevar un cierto liderazgo. En este contexto,
Hildegard von Bingen fue priora y abadesa, también escritora y compositora.
Compuso himnos silábicos, secuencias, y responsorios altamente melismáticos.
Destaca el carácter sumamente individual de sus melodías (llegando a superar una
8ª). Su obra más importante es el Ordo virtutum, el drama musical más antiguo y no
vinculado a la liturgia que se conserva. Es sacro en verso, tiene moraleja con
personajes alegóricos (profetas, virtudes, y distintos tipos de almas) y todos usan el
canto llano excepto el diablo, que solo es capaz de hablar, ya que la ausencia de
música lo separa de Dios. Aparte tiene 43 antífonas, 18 responsorios, 7 secuencias, 4
himnos y 5 cantos diversos.
De los siglos IX al XIII el canto llano fue la base fundamental de casi toda la
música polifónica. Desde el inicio de la Reforma, los compositores adaptaron un
buen número de cantos para su uso en las iglesias protestantes, y durante los siglos
XIX y XX los compositores usaron frecuentemente las melodías del canto tanto en la
música sacra como en la profana.