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Forma: Canto Llano

Género: Canto Llano


Época: Medieval
Interpretación: Vocal
Estructura: en función del texto cantado

Descripción:
El Canto Llano es un género vocal tradicional, muy antiguo, ligado a la Iglesia
Cristiana cuya principal característica es la monodia (una sola melodía). No se
puede especificar exactamente la fecha de su origen pero ya el escritor Plinio el
Joven (61-112 d.C.) dio testimonio de como los cristianos utilizaban el canto
para alabar al Mesías. La religión cristiana no era más que una rama disidente
del judaísmo, de hecho comparte el Antiguo Testamento por lo que podemos
entender que su música o cantos fueran similares a los interpretados en las
sinagogas, además de haberse enriquecido de las teorías musicales
grecolatinas conocidas en el Imperio Romano. Se podría escribir perfectamente
una tesis sobre este género pero nosotros realizaremos en la medida de lo
posible un resumen de las particularidades más importantes de esta forma
musical.

La Iglesia judía había catalogado a todos los instrumentos musicales de


paganos excepto al shofar (instrumento de viento partir del cuerno de un
animal) que era muy limitado en su capacidad melódica. La voz humana se
convirtió lógicamente en el único instrumento de difusión musical dentro de la
Iglesia judía transmitiéndose posteriormente esta tradición a la cristiana. Este
método de difusión de la divina palabra dentro y fuera de la iglesia se extendió
aún más cuando Constantino reconoció oficialmente al Cristianismo como
religión en el 313. Así, por todo el Mediterráneo, cada cultura añadió su propio
toque al nuevo rito cristiano y a su canto asociado. A continuación resumiremos
los más importantes:

El Canto Llano por excelencia en Milán en el siglo IV era el canto


Ambrosiano llamado así por el arzobispo San Ambrosio de Milán (340-397).
Este canto monódico antifonal (alternaba dos coros o un coro con solista) de
los salmos en latín exportado de la liturgia oriental, tenían melodías sencillas de
inspiración popular con un ritmo determinado por el texto que combinaba zonas
silábicas (sílaba por nota) con amplios melismas (una sílaba asociada a varias
notas). La melodía se mueve por grados conjuntos y excepcionalmente se
producen saltos de intervalos pequeños. Al sur de Italia, en las zonas de
Benevento y Montecassino, se empleó el canto Beneventano sujeto a un rito
en el que también se acogían las festividades locales y que guardaba una
relación muy estrecha y multitud de similitudes con el ambrosiano. Quizás la
mayor diferencia es que no eran antifonales y podía ser cantado unas veces
por coro y otras por solistas.

Ejemplo: Canto Ambrosiano “Tecum Principum”

https://www.youtube.com/watch?v=AxvMVG8s6_o

En Roma se había implantado el que se conoce como rito romano y el canto


que lo acompañaba se conoce hoy como canto Romano Antiguo. Estos
cantos sobre textos en latín estaban constituidos por melodías breves y
sencillas cantadas por un único coro y con movimientos melódicos en forma de
arco a partir de grados conjuntos.

Ejemplo: Canto Romano Antiguo "O kyrios evasileosen"

En la Galia, el rito galicano que se extendió entre los siglos V al VIII también
imponía su propio canto llano, el canto Galicano. No se conserva
ningún gradual (libro de música litúrgica) que nos pueda aclarar la forma
específica de este canto aunque se piensa que pudo estar emparentado con
los cantos orientales.

En la antigua Bizancio, luego Constantinopla y ahora Estambul y en muchas


regiones cristianas orientales, el canto Bizantino acompañaba al rito del
mismo nombre. La principal diferencia del resto de cantos llanos es que utiliza
textos en griego. Este canto evolucionará durante los siglos preservándose
hasta el siglo XXI en la Iglesia Ortodoxa Griega. En el siglo XIX, a este canto
monódico se le añadió una nueva voz con una nota pedal en el bajo conocida
como íson

Ejemplo: Canto Bizantino "Δεύτε λαοί"

https://www.youtube.com/watch?v=4Q8i0CYs-CM

En la España, la liturga cristiana traída por los visigodos incluía el canto


Visigótico aunque también es llamado mozárabe o hispánico. En el siglo VII,
estos cantos fueron consagrados por San Isidro de Sevilla. Tras el Concilio de
Burgos en 1080, el rito hispánico fue sustituido por el Romano excepto en
algunas zonas cristianas bajo dominio musulmán. Gracias a la labor reformista
del cardenal Cisneros en 1495, el rito hispánico pudo conservarse en la
Catedral de Toledo. Aunque este canto en latín es monódico, existen piezas
escritas a dos voces a distancia de intervalos perfectos. Como suele ocurrir, el
ritmo es bastante libre y en ocasiones podía adoptar una forma antifonal.

Ejemplo: Canto Visigótico "Gratias dei Patris”

https://www.youtube.com/watch?v=1L1rMHXvrpE

A finales del siglo VI, el Papa Gregorio I el Magno decidió unificar cristiandad
bajo el poder de Roma creando un único ritual que acabara con todas las
particularidades regionales. También unificó los cantos en un ordo (calendario
de cantos litúrgicos) y los recopiló, depuró, fijó los textos en latín desechando
aquellos en lenguas vernáculos o impropios y los reunió en el "Antiphonarium
cento", auténtica guía de este nuevo canto denominado canto Romano. Ya, en
la segunda mitad del siglo VIII, el rey franco Pipino el Breve y posteriormente
su hijo Carlomagno, emprenderán un proceso unificador en su Imperio
imponiendo el ritual romano de Gregorio I y, lógicamente, su canto, que a partir
de entonces pasaría a llamarse canto Gregoriano en su honor. En el siglo XI,
la Reforma Gregoriana establecería ya de forma oficial este canto y rito a toda
la cristiandad romana católica.

Ejemplo: Canto Gregoriano "Deus, Deus meus"

https://www.youtube.com/watch?v=HxjYWvF5ttc
El canto llano generaría multitud de formas musicales litúrgicas con identidad
propia como las antífonas, las salmodias, himnos, responsorios, etc. De los que
hablaremos en futuras entradas.

A partir del siglo XIV, la polifonía comenzó a comerle terreno al canto llano, que
en esta época se denominaba cantus planus (en oposición al cantus
orgánicus que era polifónico) y nuevos géneros musicales basados en la
combinación de las voces comenzaron a invadir los cantos litúrgicos
provocando la decadencia de estos. Pero no caerían en el olvido ya que
muchos compositores los tomaría como melodías conductora de sus
composiciones polifónicas bajo el nombre de cantus firmus.

Modos gregorianos

Llamados así porque se utilizaron en el Canto Gregoriano, atribuido al papa


Gregorio Magno (590-604) que, según la tradición medieval, fue el que
organizó los cantos litúrgicos en la Iglesia Romana. También se les conoce con
el nombre de modos eclesiásticos, porque fue la Iglesia, con su uso, la que
mayor difusión les dio, si bien fueron usados, en sus composiciones, por
autores profanos como trovadores y troveros.

Cada uno de estos modos corresponde con una escala diatónica formada por
un pentacordo y un tetracordo. Existen ocho modos: cuatro auténticos y
cuatro plagales. En los auténticos el tetracordo precede al pentacordo y en
los plagales el tetracordo antecede al pentacordo, en sentido ascendente en
ambos casos.

Los modos auténticos -u originales- se corresponden con la numeración impar,


es decir, son los números uno, tres, cinco y siete y los plagales -derivados de
los auténticos- se corresponden con la numeración par, es decir, son los
números dos, cuatro, seis y ocho. También se pueden nombrar utilizando
términos latinos como Protus, Deuterus, Tritus y Tetrardus.

Estos modos tienen una serie de elementos característicos que son:

 La nota final (finalis), nota sobre la que se construye la octava


diatónica y que en la práctica es la última -no siempre- nota de la melodía.
 La nota tenor, repercusio o tono de recitación, alrededor de la cual se
establece la melodía
 El ámbito sonoro en el que se mueve el modo y que corresponde
aproximadamente a una octava.
 Cada modo auténtico y su correspondiente modo plagal tienen la misma
nota final. La repercusio o recitativa está, en los auténticos, una quinta por
encima de la final, y en los plagales, una tercera por debajo de la repercusio
del modo auténtico correspondiente. Si recae sobre la nota Si, se le hace
ascender a Do (ya que el Si con el Fa forman un tritono, una cuarta
aumentada que en esa época era considerada como "Diabolus in musica".
 Se clasifican en función de las notas finales que son Re, Mi, Fa y Sol
 La melodía en los modos auténticos se encuentra escrita siempre por
encima de la final, si bien a veces puede descender por debajo de ella una
nota, y en los modos plagales la melodía normalmente desciende varias notas
por debajo de la final, por lo que esta característica es un buen sistema, a
primera vista, para diferenciar los modos auténticos de los plagales.
LA MONODÍA RELIGIOSA EN LA EDAD MEDIA. (CANTO
GREGORIANO).
1.- HISTORIA.

Es difícil señalar cuál es el origen del gregoriano. Como todos los pueblos primitivos, la
nueva iglesia cristiana se servirá de la música para dirigirse a dios y en ese momento comienza
el gregoriano. No podemos señalar la fecha en que esto ocurre. Ya en la época de las
catacumbas los cristianos cantaban salmos e himnos durante la celebración del culto. Casi todos
los santos padres mostraron una actitud tolerante y laudatoria respecto de la incorporación de
la música a los oficios religiosos. No ocurrió lo mismo respecto al uso de instrumentos a los que,
por su asociación a determinados ritos paganos, se consideraban herramientas del demonio.

El cristianismo no va a inventar una nueva música para dirigirse a dios: el gregoriano es la


consecuencia de la confluencia de la música griega, romana y judía, ya que el cristianismo va a
surgir de estas tres culturas. Vamos a ver lo que aportaron cada una de estas tres culturas:

 Básicamente, los romanos heredan su música de los griegos. Los griegos aportan
toda una técnica musical codificada por Pitágoras en un sistema de modos o escalas y
algo más importante: la consideración de la música como un arte con valor pedagógico, con
capacidad de elevar el alma del ciudadano e incitarlo a hacer el bien, apaciguar sus
pasiones, etc. Todas estas ideas están expresadas por Platón en obras tales como Las
leyes, el Timeo, el Filebo, etc., y se conocen con el nombre de teoría del Ethos.

 Los judíos aportarán al cristianismo la forma concreta de utilizar la música en el


culto: canto de los salmos (poemas recogidos en el antiguo testamento, atribuidos al rey
David, ejecutados por los levitas según una liturgia que prescribía lo que se había de cantar
cada día de la semana) y de Himnos religiosos.

El repertorio de los primeros siglos esta integrado por:

 El CANTO DE LOS SALMOS consistía en una recitación solemne sobre un tono elevado
(cantilación) de estos textos bíblicos, de tal manera que se pone la palabra sagrada en un
plano superior al de la palabra hablada. Comienzan con una entonación de movimiento
ascendente y terminan con una cadencia de movimiento descendente. Su aspecto sonoro
se halla a medio camino entre la palabra hablada y el canto.[1]
 LOS HIMNOS: de procedencia oriental y practicados por algunas sectas orientales, están
compuestos sobre textos religiosos no bíblicos, su forma es estrófica y su estilo es silábico y
menos recitativo que el de los salmos.

Liturgias regionales:

Entendemos por liturgia un ritual normalizado que describe y prescribe la manera en que
han de llevarse a cabo los actos propios del culto: textos que se leen, gestos que se hacen,
usos, cantos que se interpretan, etc. En el siglo VI la unidad litúrgica de la iglesia cristiana
brillaba por su ausencia: cada iglesia importante solía tener su propia liturgia, en la que estaba
incluida un repertorio específico de cantos, desarrollados a partir de la interacción del canto de
los salmos con las propias tradiciones locales. Entre las liturgias más importantes existentes a
finales del siglo VI podemos citar:

 Galicano: practicado en las Galias.


 Ambrosiana o de la iglesia de Milán. Único superviviente tras la unificación gregoriana.
 Bizantino[2]: quizá el más antiguo. Recoge en parte la herencia de la antigüedad griega que
mezclará con otras aportaciones propias. Influyó posteriormente sobre liturgias occidentales,
sobre todo la romana.
 Visigótico o mozárabe: practicada en la península ibérica antes y durante la dominación de
los árabes. Sus centros principales fueron Sevilla y Toledo. Su época de desarrollo pleno se da en
los siglos VI y VII. Se conserva casi la totalidad de la música de la liturgia hispana: unos 20
manuscritos (entre ellos el antifonario de León) cuya notación musical (neumas in campo aperto)
no ha podido ser satisfactoriamente descifrada por lo que nos es imposible conocer las
verdaderas melodías del rito hispánico. Tras el concilio de Burgos (1080) el repertorio gregoriano
se implanta en todo el territorio Español. Alfonso VI, tras reconquistar Toledo, encontró que el
rito visigótico seguía practicándose en esta ciudad por lo que concedió a los Toledanos el
privilegio de la continuidad del mismo en sus seis parroquias. En el siglo XVI el cardenal Cisneros,
consciente de la importancia del rito y del peligro que corría debido a su progresivo deterioro,
encargó la confección de una edición impresa de dichos cantos. El resultado fueron cuatro
cantorales cuyas melodías, debido al deterioro acumulado a través de cuatro siglos, poco o nada
tienen que ver con la antigua liturgia hispánica.
 Romano antiguo.

Unificación de S. Gregorio:

El papa S. Gregorio (590-604) estimaba que esta situación no era positiva para la iglesia: la
existencia de distintas liturgias era algo que podía poner en peligro la unidad de la iglesia
favoreciendo la aparición de herejías. Por otra parte tampoco favorecía una más rápida
expansión del cristianismo. Estas razones le llevaron a suprimir estas liturgias locales y a
sustituirlas por una liturgia que fuera común[3] a todos los reinos cristianos (algunos
investigadores sostienen que el repertorio de cantos que sustituyó a todos los demás era el
resultado de una mezcla entre el romano antiguo y el canto galicano. [4] Otros investigadores
sostienen que esta nueva liturgia se nutriría de piezas extraídas del rito bizantino; posiblemente
bien conocido por S. Gregorio gracias al tiempo que paso cerca de Sofía, en Constantinopla).
La tradición considera al papa S. Gregorio I el magno (590-604) el inventor del canto que
lleva su nombre (en una ilustración del antifonario de Hartker, del monasterio de S. Gall, se lo
describe dictando a un escriba los cantos que el espíritu santo, en forma de paloma, le va
cantando al oído). Su labor real consistió en iniciar un movimiento de recopilación, organización
y unificación de los cantos que los cristianos cantaban desde hacía varios siglos y que terminó,
no sin fuertes resistencias, varios siglos después[5] con la imposición de un repertorio común de
cantos para todos los reinos de la cristiandad. Además, reorganiza la Sclola cantorum dedicada
al estudio, composición, reelaboración de antiguos cantos y a la formación de los músicos
eclesiásticos que habrían de transmitir oralmente el repertorio por toda Europa.

1.1.- DESARROLLOS POSTERIORES DEL CANTO GREGORIANO[6].

Reciben el nombre de monodía post - gregoriana aquellos cantos compuestos a partir del
siglo IX, después de que el repertorio gregoriano se considerara ya completo. Tuvieron su
esplendor en los siglos XI y XII: fueron abolidos en el concilio de Trento al considerar que se
estaba realizando un uso abusivo de los mismos.

Podemos distinguir varios tipos. Basándose en la libre invención del compositor, todos ellos
suponen el añadido de texto, melodía o ambas cosas a la vez, a los cantos preexistentes del
propio o del ordinario de la misa.

 Prósula: designan una breve pieza resultante de la adaptación silábica de un texto de


nueva creación a un melisma preexistente de una de las piezas gregorianas más
vocalizadas como el kyrie y el Aleluia. De esta manera se facilitaba al cantor la
memorización de largos melismas.
 Tropos: el término se ha utilizado en un sentido amplio para designar todo tipo de
añadido a un canto. Esta interpolación puede estar situada como introducción, intercalado o
como adición final. En este último caso muestran mayor facilidad para convertirse en
composiciones autónomas del canto en el que surgieron. En un sentido más restringido,
tropo designa la interpolación de texto nuevo sobre el melisma practicado en la primera "e"
de Kyrieeleison, al objeto de facilitar su memorización.
 Secuencias: originalmente sin texto, son melismas de nueva creación añadidos al Aleluia,
cantados con la vocal "a". Posteriormente, para facilitar al cantor su memorización, se les
podía aplicar el procedimiento ya descrito de la prosulación añadiéndoles silábicamente un
texto de nueva creación. Al estar situadas al final del canto muestran facilidad para
convertirse en composiciones independientes. Después del concilio de Trento sólo quedarán
en uso cinco
secuencias: Victimae pascali laudes, veni creator Spiritus, Stabat mater dolorosa,
Lauda sion salvatoris, dies irae dies illa. A partir del siglo XVI serán varios los compositores
que utilizarán el texto y la música de tales secuencias como base de sus composiciones:
el Stabat Mater y el Dies Irae puestos en música
por Pergolesi, Rossini, Berlioz, Mozart, Verdi, etc.
 Dramas litúrgicos: los primeros aparecerán en el siglo X. Constituyen el punto de partida
del teatro medieval. Con una finalidad didáctica, consisten en una estructura dialogada que
se cantaba el día de pascua sobre el diálogo entre el Ángel y las Marías que acuden al
sepulcro la mañana del día de resurrección.

1.2.- DECADENCIA DEL CANTO GREGORIANO.

La época dorada del canto gregoriano comprende los siglos VII al IX. El repertorio original
concluye alrededor del siglo XII.

Los inicios de la decadencia empezaron ya en el siglo XI con el auge de los tropos, el


añadido de alteraciones a las notas y la aparición de la música polifónica medida basada en
melodías gregorianas deformadas. Llevados por el entusiasmo de haber encontrado un
procedimiento satisfactorio para fijar e interpretar con precisión la duración de los sonidos quiso
medirse también el gregoriano, cosa que lo desnaturalizó. (La edición Medicea, de principios del
siglo XVII, pretenderá regular métricamente el ritmo libre del canto gregoriano).

A mediados del siglo XIX los monjes benedictinos de la abadía de Solesmes se propusieron
restaurarlo a su primitiva pureza (anterior al siglo XI). Las investigaciones
de Dom Pothier y Dom Mocquereau cuajarán, a finales del siglo XIX, en la nueva edición
vaticana de los libros oficiales de gregoriano, que convertirán dicho canto en el oficial de la
iglesia (“motu proprio”, de S. Pío X, de 1903). Después del Concilio Vaticano II (1965), a pesar
de seguir en vigor dicha disposición, decae la práctica del canto gregoriano al ser introducidas
las lenguas vernáculas en la liturgia.

2.- BREVE DESCRIPCIÓN DE LA LITURGIA.

2.1.- LA MISA.

Es la parte más tardía y más importante. Trata de rememorar la última cena en la que se
instituyó el sacramento de la Eucaristía (acción de gracias). La misa está compuesta de una
serie de fases (ritos iniciales, liturgia de la palabra, liturgia eucarística, consagración y ritos de
conclusión) en las que se incluyen cantos que varían según el santoral y la época del año
litúrgico en que nos encontremos. A estos cantos se les conoce como los cantos
del PROPIO de la misa. Junto a ellos se encuentran otros cantos de texto invariable y que
conocemos como cantos del ORDINARIO de la misa. Ambos forman la columna vertebral de
la música litúrgica.

Entre los cantos del propio (variables) podemos señalar:

 Introito, ofertorio y comunión: acompañan la procesión de entrada del celebrante, la


procesión de las ofrendas y la procesión de los fieles para recibir la comunión.
 Gradual: interpretado entre las lecturas. El solista cogía el libro y se colocaba en las
gradas. De aquí le viene el nombre.
 Tracto. Probablemente sea el canto más antiguo de la misa y es el más ligado al primitivo
sistema de canto (salmodia directa): se canta un salmo de principio a fin sin ningún tipo
de repetición ni de alternancia.
 Aleluia: cantado después de la segunda lectura, su procedencia es judía. Su forma es
antifonal: Aleluia con un gran melisma a cargo del solista, versículo tomado de la Biblia a
cargo del coro y repetición del Aleluia. (un melisma en un canto sin palabras, sobre una
sola sílaba).

Entre los cantos del ordinario (fijos) se encuentran:

 Kyrie Eleison (señor ten piedad): uno de los escasos testimonios que quedan en lengua
Griega (el latín se adopta como lengua oficial en el siglo IV). Se interpreta para pedir
perdón por los pecados.
 Gloria: canto de tipo estrófico.
 Credo.
 Sanctus: basado en el pasaje del nuevo testamento que describe la entrada de Jesús en
Jerusalén.
 Agnus Dei: acto penitencial previo a la comunión.
 Ite misa est (podéis ir en paz): es la despedida. Lleva la misma melodía que el Kyrie.

Existe una gran variedad de libros litúrgicos que recogen los cantos de la iglesia. El gradual
contiene los cantos del propio y del ordinario de la misa.

2.2.- EL OFICIO DIVINO.

Otra institución importante en la iglesia medieval fue el Monaquísmo: nació muy pronto como
respuesta al deseo de algunas personas de apartarse del mundo en busca del ideal de
perfección a través de la vida en comunidad, el trabajo y la oración continua. En occidente el
iniciador de la vida monástica fue S. Benito de Nursia (siglo VI): fundador del monasterio de
Monte Casino, en los Apeninos, y autor de una regla escrita que ordenaba la vida de los monjes
y determinaba sus diversas actividades: oración, agricultura y trabajos intelectuales. En tiempos
de Carlomagno, la regla benedictina unificará la vida monástica de toda Europa.

Inspirándose en el libro de los salmos (Siete veces te alabaré al día y de noche me levantaré
para cantar tu alabanza) divide el ciclo diario en oración y trabajo (ora et labora) con siete
horas diurnas para la oración (laudes: madrugada, prima, tercia, nona, vísperas y completas:
atardecer) y una hora nocturna: maitines. Todo el ciclo de oración se basa en la recitación de
todos los salmos en una semana (150 salmos) según un esquema propuesto por S. Benito.

Entre las formas musicales más frecuentes en el oficio podemos señalar:

 Antífonas: Excepto en completas donde se cantan de manera directa, una pequeña


antífona (breve texto en prosa que suele coincidir con el comienzo del salmo sobre una
melodía muy sencilla) a cargo del solista es entonada antes (proporciona el tono de
recitación) y después (importante desde el punto de vista formal) de la interpretación del
salmo.
 Responsorios: El coro responde con un breve estribillo a cada uno de los versos
entonados por el solista. Importantes sobre todo en Maitines.
 Himnos: composiciones estróficas (entre tres y ocho estrofas de cuatro versos cada una
de ellas, de gran variedad melódica: ABCD, aunque también ABAB, AABA, ABCA, etc.) en
prosa o en verso, cantadas generalmente en un estilo que alterna secciones silábicas con
otras melismáticas. El verdadero creador de los himnos en la iglesia de occidente es S.
Ambrosio, arzobispo de Milán (340- 397). Antes habían existido como versión, con texto
religioso, de canciones profanas.

Todos estos cantos están recogidos en el libro litúrgico llamado Antifonario.

El oficio divino, inicialmente pensado para regular la oración en los monasterios, será
adoptado pronto en las iglesias mayores de las ciudades, surgiendo, por tanto, un doble
esquema: el oficio monástico y el oficio catedralicio. En general la solemnidad es mayor en los
monasterios salvo el rezo de las vísperas que goza de mayor embellecimiento en las catedrales.

Desde otro punto de vista destacar que, en los primeros siglos medievales, los monasterios
fueron los únicos lugares en los que pudo salvarse para la posteridad la cultura antigua. En
todo monasterio medieval había un Scriptorium en el que monjes especializados copiaban los
diversos libros de la Biblia, de los padres de la iglesia, de la liturgia y las obras de los principales
autores clásicos.

3.- ESCRITURA DEL CANTO GREGORIANO.

La aparición de la notación musical (salve modulamina es la pieza más antigua con notación
musical y data de 820-848) se debe poner en relación con la difusión del canto gregoriano por
toda Europa. A finales del siglo VIII el corpus principal de melodías gregorianas había sido
completado. Era el momento de su difusión. Se realizaba de manera oral por monjes que,
formados en la Scola Cantorum, las habían aprendido de memoria. Es un sistema no del todo
fiable que resultaba insatisfactorio para una jerarquía eclesiástica que lo que pretendía era la
instauración de un repertorio único de cantos en todos los reinos de la cristiandad. Surge, por
tanto, la necesidad de escribir la música.

Un primer antecedente lo tenemos en la costumbre de los griegos de la antiguedad de


designar con las letras del alfabeto a las notas de la escala, transmitida a la edad media a
través de los escritos de Boeccio. Esta notación se usaba solamente en los libros teóricos para
referirse a los sonidos de la escala.

Los primeros intentos de escritura musical los encontramos en diversos manuscritos


litúrgicos que datan del siglo IX. Estos nos han transmitido dos grandes grupos de
familias notacionales:

 Notación "in campo aperto": signos (neumas) colocados encima de las sílabas del texto
tratan de recordar al cantor el dibujo general de la línea melódica, es decir, si ésta asciende
(virga /) o desciende (tractulus ), sin precisar la amplitud del intervalo. Signos
complementarios pueden proporcionar al cantor información a propósito de la duración de
los sonidos (más largos o más breves). Este procedimiento, llamado notación neumática,
fue sólo una guía que ayudaba a los cantores a retener unas piezas que habían de aprender
previamente de memoria. Los más antiguos manuscritos conservados portadores de este
tipo de notación pertenecen al siglo VIII.

 Notaciones diastemáticas: a finales del siglo X y comienzos del siglo XI copistas


aquitanos comienzan a utilizar el germen del actual sistemas de líneas y espacios: una
línea, trazada a punta seca, se destina a garantizar la horizontalidad en la escritura del
texto. Una segunda línea, paralela a la anterior, representa una nota fija. En torno a esta
segunda línea y encima de la sílaba correspondiente, se colocan los neumas. La distancia
de la línea a la que se colocan indica la magnitud del intervalo que había de cantarse.

En el siglo X, Hucbaldo utiliza una pauta de líneas horizontales paralelas. Al comienzo, en


los espacios, sitúa la letra T o S para indicar si el intervalo entre ellas es de un tono o de un
semitono. Las sílabas del texto se reparten entre los diferentes espacios de la pauta estando
determinado su valor tonal por el de la línea que tiene inmediatamente debajo. De esta
manera, los espacios carecen de valor tonal y solo se utilizan para poner las sílabas.

Guido de Arezzo ( -1050): entre 1025 y 1030 presenta al papa Juan XIX un sistema más
compacto de cuatro líneas y tres espacios (tetragrama) completado con dos letras clave (F
para el fa, C para el DO) una de ellas situada al comienzo en una línea determinada. De esta
manera se acababa con la ambigüedad pues cada línea y espacio quedaba asignado a un solo
sonido. Para mayor facilidad, a la línea que portaba la clave F se le asignaba color rojo y a la
línea que portaba la clave C se le asignaba color amarillo o verde. El texto se escribía bajo las
líneas. En la pauta se escribían los neumas que de esta manera indicaban la altura a la que
debía cantarse cada sílaba con total precisión.

El éxito del sistema presentado por Guido fue total. A partir de este momento, los libros
litúrgicos romanos se escribieron en notación diastemática.

En el siglo XII surge la notación cuadrada (la notación anterior basada en simples trazos
evoluciona hacia formas cuadradas) en el entorno musical parisino. Su uso y extensión coincide
con el desarrollo de la escuela de Nôtre Dame. (se verá en un tema posterior).

El nombre actual de las notas es también una aportación de Guido. Proceden de un


Himno, dedicado a S. Juan, en el que la sílaba inicial de cada verso coincide en su entonación
con cada una de las seis sucesivas notas de la escala en uso en ese momento (Ut re mi fa sol
la). Observamos que falta la nota SI a la que tenían verdadero pánico: lo áspero de su relación
con el Fa provocaba que se la intentara evitar por todos los medios, llegándola a llamar el
“diabolus in música”. El nombre de Si no se adoptó hasta el siglo XVI, derivándolo, según
algunos creen, de la unión de la primera letra de las dos últimas palabras “Sancte Ioannes”. Así
solfearán a base de sólo seis notas (aunque admitan siete sonidos) durante varios siglos,
mediante un complicado sistema que fue el quebradero de cabeza de profesores y alumnos y
que se llamó solmisación (de SOL hasta MI). Con el empleo más frecuente de las alteraciones el
sistema se hizo todavía más penoso. Desde el siglo XVII la sílaba UT se convirtió en DO, de más
fácil pronunciación.

4.- CARACTERISTICAS GENERALES DEL CANTO GREGORIANO.

a) Canto oficial de la iglesia. Compuesto de texto religioso (en latín) y melodía.


b) Música totalmente subordinada al texto. Pretende subrayar el sentido de las palabras,
dignificar la palabra sagrada poniéndola en un plano superior al de la palabra hablada,
facilitar la aproximación del alma del creyente a dios.
c) Ritmo libre: no está sometido al retorno regular de un acento (compás). Lo normal es que
todas las notas se interpreten con una duración similar excepto determinados
alargamientos de ciertas notas que vendrían determinados por la acentuación de las sílabas
latinas. Es un ritmo flexible, que huye de cuanto pueda ser excitante y machacón y de una
medida matemática.
d) Canto monódico y a "capella": a una sola voz (a solo o unísono) sin acompañamiento de
instrumentos (puede tolerar el órgano).
e) Ámbito melódico reducido (en muchas ocasiones no sobrepasa la octava).
f) Las melodías progresan suavemente, usando intervalos pequeños (2ª sobre todo).
Ausencia de grandes intervalos. Diatónico, sin alteraciones (solo se admitiría el si b).
g) Basados en un sistema de modos o escalas llamado octoekos.

5.- EL OCTOEKOS.

Las melodías gregorianas se clasifican tonalmente según un sistema de ocho modos


adoptados de la práctica bizantina a finales del siglo VIII y, por consiguiente, después de que
ya estuviera formado el centro inicial del repertorio, pero antes de las fuentes más antiguas con
notación musical. En la Edad Media, las melodías aparecían en los tonarios [7] en listas
confeccionadas según el modo. Los libros litúrgicos modernos indican también el modo de cada
canto. Los modos no están todos representados por igual dentro de los diversos tipos de canto,
ya que algunos tipos favorecen decididamente tan sólo unos pocos modos y los tractos de la
Misa se limitan únicamente a dos.

6.- CLASIFICACIONES DEL CANTO GREGORIANO.

Una primera clasificación atiende a la relación entre sílabas del texto / notas de la
melodía:
 cantos silábicos: a cada sílaba del texto corresponde una nota musical.
 Cantos neumáticos: existen sílabas en el texto a las que corresponden grupos de dos o
tres notas.
 Melismáticos: un extenso grupo de notas corresponde a una sola sílaba del texto. En
otras palabras: largas vocalizaciones, música sin texto o canto sin palabras (cuando las
palabras no alcanzan a expresar el gozo del alma) que suelen darse en los Aleluia o en
los Kyrie Eleison.
 Salmódicos: pasajes largos de texto se recitan rápidamente sobre la misma nota (nota de
recitación o tenor). En ocasiones, para resaltar un acento importante, se introducirá la nota
superior o inferior. La nota de recitación suele estar precedida de una breve fórmula
introductoria llamada inutium. Al final de cada versículo hay una breve cadencia melódica
(terminatio). De esta forma la melodía tiene forma de arco de medio punto (típico del arte
del románico). Este tipo de canto se halla entre los más antiguos de la liturgia. Quizá se
tomasen directamente de los cantos de la sinagoga hebrea.

Una segunda clasificación atiende al criterio de quién los canta:

 Directos: cantos sin alternancia.


 Responsoriales: alternan solista y coro.
 Antifonales: dos medios coros se alternan en el canto de un versículo estando precedidos
por el solista que, a modo de introducción y para dar el tono al coro, entona una breve
frase (antífona). Al final el solista vuelve a repetir la antífona.

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