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10 frases taoístas que todos

deberíamos tener presente


El taoísmo es una filosofía milenaria llena de sabiduría que puede iluminarnos
tanto en nuestro día a día como ayudarnos a ampliar nuestra visión del mundo. La
mayoría de las frases que se les atribuyen a los grandes maestros taoístas son
bastante enigmáticas, por lo que no existe un único significado sino que se pueden
encontrar diferentes sentidos a lo largo del tiempo y según el periodo de la vida
por el que estemos atravesando. Sin embargo, algunas pueden convertirse en un
mantra que nos ayuden a atravesar las situaciones más difíciles o nos reportan
una dosis extra de motivación para seguir adelante.

1. Un viaje de mil de leguas comienza con el primer paso.

Uno de los métodos inspirados en el taoísmo, el kaizen, nos enseña que poco a
poco se llega lejos. Solo puedes tener una certeza: si no das el primer paso, jamás
llegarás a tu destino. El simple hecho de moverte no te llevará donde quieres ir,
pero al menos te sacará de donde estás. El secreto radica en ponerse en marcha
y no esperar ese “momento idóneo” que probablemente nunca llegue. Y, sobre
todo, no desesperarse ni pretender alcanzar los resultados inmediatamente.

2. Hay un período para avanzar y uno para quedar atrás. Un


período de subir, y uno para bajar.

La vida está marcada por altibajos, los periodos “malos” nos enseñan a valorar
más las etapas “buenas”, aunque en realidad en todas las situaciones hay
aspectos positivos y negativos, solo que en muchas ocasiones no somos capaces
de notarlos. En cualquier caso, es importante ser conscientes de que cada etapa
nos aporta algo. Aceptar cada una de ellas nos permitirá aprovecharlas al máximo
con el mínimo esfuerzo. Por eso, parte de la inteligencia taoísta consiste en no
hacer resistencia y aprender a fluir con el curso de los acontecimientos.

3. Si no puedes avanzar una pulgada, retrocede un pie.

En el taoísmo el concepto de fluir es fundamental. Esta filosofía nos enseña que


es más fácil ir con la corriente que nadar en contra. Por eso, cuando encontramos
a nuestro paso varios obstáculos, en vez de empecinarnos en esa dirección,
deberíamos dar un paso atrás y volver a evaluar el camino que hemos
emprendido. No siempre es necesario cambiar la meta, a veces es suficiente con
hacer algunos ajustes en el trayecto. Sin embargo, en otras ocasiones tendremos
que plantearnos si alcanzar ese objetivo realmente vale tanto esfuerzo y sacrificio.
4. Cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría
ser.

Aprende a desaprender lo aprendido, sería otra manera de expresar esta idea. A lo


largo de la vida vamos acumulando demasiados estereotipos, prejuicios y
creencias que terminan limitándonos. Por ejemplo, cada etiqueta que nos hemos
colocado, es una limitación que nos impide ir más allá y desarrollar nuestro
potencial. Por eso, el taoísmo nos enseña que en muchas ocasiones para
alcanzar nuestro potencial necesitamos dejar atrás todo lo que creemos ser y nos
define porque en cierto punto, esas creencias se convierten en trabas al
desarrollo.

5. Nadie puede ver su reflejo en el agua que corre.

Tomar decisiones, sobre todo cuando son importantes, dejándonos llevar por las
emociones puede conducirnos a grandes arrepentimientos. No importa si se trata
del enfado, la tristeza o la euforia, cuando el cerebro emocional toma el mando, no
logramos pensar con claridad, simplemente porque este desconecta la parte
racional, de manera que no somos capaces de saber exactamente qué es lo mejor
para nosotros. Por eso, para tomar decisiones es mejor esperar a que las aguas
se calmen y vuelvan a su cauce.

6. La perfección es la voluntad de ser imperfecto.

La obsesión por la perfección termina generando una tensión innecesaria que no


solo nos puede enfermar sino que también consume nuestra energía. La filosofía
taoísta nos propone aprender a fluir, sacando lo mejor de nosotros mismos pero
sin pretender ser perfectos en todo lo que hacemos. De esta forma logramos ser
más auténticos porque nos expresamos con mayor naturalidad.

7. Un buen viajero no tiene planes fijos, y no tiene la intención


de llegar. El camino es la recompensa.

En muchas ocasiones, no es tan importante lo que logramos sino la persona en


quien nos hemos convertido mientras perseguíamos esa meta. A lo largo del
camino podemos ganar personas valiosas, podemos crecer y ampliar nuestra
mente o, al contrario, podemos perder a gente que amamos, olvidar nuestros
valores y convertirnos en personas más rígidas y encerradas en sí. Por eso,
mientras persigues una meta, no pierdas la vista del camino y, sobre todo, no
olvides disfrutarlo.

8. Deja de pensar, y termina con tus problemas.

La inmensa mayoría de nuestros problemas solo existen en nuestra mente porque


no son las situaciones, sino como reaccionamos ante ellas y el significado que le
conferimos, lo que puede dañarnos. Por eso, en muchos casos para terminar con
la sensación de angustia y el estrés, solo es necesario cambiar nuestra
perspectiva, detener esos pensamientos negativos y catastrofistas que suelen
ocupar tu mente. No es una tarea fácil, pero ser consciente de ello ya es el primer
paso.

9. Aquello que para la oruga es el fin del mundo, para el resto


del mundo se llama mariposa.

A veces, los árboles no te dejan ver el bosque. Cuando estás sumido en una
situación que consideras “negativa”, asumirás una visión catastrofista que te
impedirá ver las oportunidades. Dar un paso atrás o pedir el consejo de otra
persona te permitirá establecer una distancia psicológica que no solo aminorará el
sufrimiento sino que incluso puede ayudarte a darle un cambio radical a la
situación. Recuerda que todas las situaciones se pueden apreciar desde
diferentes puntos de vista y que el tuyo es solo uno de tantos e incluso puede ser
muy poco conveniente o desarrollador.

10. La vida es una serie de cambios naturales y espontáneos. No


te resistas a ellos, sólo crea dolor. Deja que la realidad sea la
realidad.

Vida es sinónimo de cambio, nada es estático, aunque nuestra obsesión por el


control se oponga a esta realidad. Sin embargo, pretender que todo continúe igual
implica resistirnos a la realidad, hacer caso omiso de ella, pero eso no significa
que desaparecerá sino que nos haremos daño. La mejor forma de lidiar con la
realidad es afrontarla, con la convicción de que es solo una etapa y que el futuro
nos depara momentos mejores. De la misma manera, debemos aprender a no
aferrarnos porque el apego llega con la semilla del sufrimiento.

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