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CARPETA DE FILOSOFÍA

I EL FEMINISMO EN FILOSOFÍA

Hipatia de Alejandría

Wu Zetian

Christine de Pizan

TUTOR: CHRISTIAN CÓRDOVA

ALUMNA: EVELIN SIMISTERRA

CURSO: 1RO BGU


Hipatia de Alejandría

Hipatia de Alejandría es una de las primeras científicas de quienes

tenemos referencia. Fue una maestra de prestigio en la escuela

neoplatónica y realizó importantes contribuciones a la ciencia en los

campos de las matemáticas y la astronomía. Su brutal asesinato

escenifica el paso del razonamiento clásico al oscurantismo

medieval.

Muchos aspectos de la vida de Hipatia son un misterio y la principal

fuente de información de que se dispone son los escritos de sus

discípulos. La leyenda que se ha alimentado sobre su persona ha

hecho que en ocasiones se mezclen los datos verídicos con las

licencias poéticas y se dificulte el conocimiento de la científica

alejandrina.

No existe información fidedigna acerca de su fecha de nacimiento.

Algunas referencias literarias la sitúan en el 370 y la presentan

joven y hermosa en el momento de su cruel asesinato en marzo de

415. Pero los números no cuadran. El discípulo de Hipatia, que es la


principal fuente de información, Sinesio de Cirene, nació entre el

368 y el 370 y no podía tener la misma edad que su maestra

contando ella con el prestigio social que revelaba el propio Sinesio

en sus epístolas. Las últimas tesis postulan como fecha del

nacimiento el 355. En cualquier caso, sea cual sea la fecha

verdadera, lo que sí sabemos es que vino al mundo en el siglo IV, en

un momento histórico en el que el debate científico acerca de la

posición de la Tierra en el universo era uno de los principales temas

de discusión y confrontación.

Wu Zetian
En una época dominada por varones, Wu Zetian 武则天 (624–16 de diciembre del 705) es recordada
en los anales de China por ser la única mujer que logró alzarse al trono como
emperador.

Wu impulsó la equidad de género, apoyó el arte y la literatura, irrumpió con una


auténtica reforma agraria y expandió los dominios políticos y culturales de China
a territorios como Japón y Corea, entre otras cosas. E incluso su nombre quedó
para la historia en una de las dinastías más imponentes de China: la Zhou. Esta
dinastía vino a interrumpir a la Dinastía Tang durante unos años.

Pese a estos logros, la historia de Wu Zetian en la historia de China ha vivido


tras un halo de oscurantismo que, hasta fechas recientes, ha sabido valorar la
importancia que su reinado, de sólo quince años, para el florecimiento de la
posterior Dinastía Tang.

Llegada al poder
Casada en el año 655 de n.e con este Emperador Tang, Gaozong, Wu logró
alzarse al poder a la muerte de éste, proclamando años más tarde,
concretamente en el 690 n.e. la dinastía que inmortalizaría su nombre: la Zhou,
como recuerdo de la mítica y antigua dinastía Zhou que dominó el país en el
siglo XI a.n.e.

Nacida en el seno de una familia aristocrática de la región de Shanxi, era hija de


un aliado de la Dinastía Tang y de una descendiente de la Dinastía Sui, anterior
a los Tang. Wu Zetian fue secretaria personal de Taizong, y concubina del
emperador antes de convertirse en consorte real.

Su paso por la historia de China está repleto de leyendas que atribuyen su


alzamiento al poder a la cruda personalidad de Wu Zetian, acusándola de
asesinar a sus predecesoras y a todos aquellos que pudieran arruinar su
intención de conseguir su propósito.

La figura de Wu Zetian

Este escenario pudo fraguarse por el hecho de que Wu era mujer, y las mujeres
hasta ese entonces, según la tradición confuciana, no podían ostentar cargos
políticos, por lo que estas leyendas en torno a su persona pudieran haber sido
inventadas por sus enemigos y conservadores de la práctica confuciana.

Hay otra rama de historiadores que recuerdan a Wu como una mujer adelantada
a su tiempo, que supo estar a la altura de los varones y que logró gobernar un
país de gran extensión como era la China de ese momento.

Se dice que el motivo por el cual Wu Zetian se encomendó al budismo durante


su reinado fue para evadir el pensamiento confuciano de que las mujeres no
podían acceder al poder, ya que en el budismo no se cuestiona este aspecto.

Christine de Pizan
La primera vez que vemos a una mujer tomar su pluma en defensa de su
sexo" fue en la Francia del siglo XV. Así lo aseguraba Simone de Beauvoir, en
su ensayo El segundo sexo, uno de los textos fundamentales del feminismo
moderno. Esa primera feminista de finales de la Edad Media era Christine de
Pizan, poeta y erudita que defendía ideas tan "revolucionarias" como que la
inferioridad femenina en realidad no era natural y que si las niñas tuvieran
una educación igual a la de los niños "aprenderían y entenderían las dificultades
y las sutilezas de todas las artes y las ciencias tan bien como los hombres".

HIJA DE UN ERUDITO
A mediados del siglo XIV vivía en Venecia un médico originario de Bolonia,
llamado Tommaso da Pizzano. Reconocido como estudioso y hombre sabio,
llegó a ocupar el cargo de consejero de la Serenísima. Tommaso era un
astrólogo reputado en toda Europa, hasta el punto de que dos monarcas
europeos lo invitaron a prestar sus servicios: Carlos V, rey de Francia, y Luis
el Grande, rey de Hungría. Quizá fue la reputación de intelectual y de amante de
la cultura del rey Carlos lo que convenció a Tommaso de viajar a su corte. Su
decisión fue acertada: lo recibieron con todos los honores y durante años gozó
en Francia de una excelente posición económica y social.

ESCRITORA PRECOZ
Desde muy joven, Christine demostró dotes literarias particulares y compuso
canciones y baladas que deleitaban a los miembros de la corte. Su padre, cada
vez más cercano al rey Carlos V, hizo lo posible para que, al llegar a la edad
de casarse, la joven pudiera contraer un matrimonio ventajoso. En 1380, a los
15 años, Christine se casó con Étienne de Castel, notario y secretario del rey,
al que Tommaso eligió tanto por su posición como por su carácter. Y tenía razón
al alentar la unión de ambos jóvenes. Fue un matrimonio feliz del que
nacieron tres hijos: dos niños y una niña. Pero, por desgracia, en pocos años la
suerte de Christine cambió.
En 1380, Carlos V murió y lo sucedió su hijo, Carlos VI, que apenas había

cumplido once años. Francia se encontraba en plena guerra de los Cien

Años y el país no podía ser dirigido por un niño. El gobierno fue confiado a los

cuatro tíos del rey, que tenían que restituir el poder a su sobrino al cumplir los

14 años. Sin embargo, lo conservaron hasta que Carlos VI lo recuperó por la

fuerza, con 21 años.

A las dificultades públicas se sumaron las de carácter privado. En efecto,

Christine perdió en pocos años a su padre, que murió en 1387, y a su marido,

que falleció en 1390 a causa de una epidemia. Con 25 años, Christine se

encontró viuda, con tres hijos y una madre a los que cuidar. Sus hermanos

no podían ayudarla, porque entretanto habían regresado a Italia. Las

estrecheces económicas la sumieron en una situación casi desesperada.

Parecía que la única solución posible para Christine era volverse a casar con un

hombre que le aportara estabilidad.

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