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Introducción
Así como la enfermedad del Alzheimer, la diabetes, el trastorno por depresión, el trastorno del
espectro autista es de los más estudiados en el mundo, no es una enfermedad, por lo tanto, no tiene
cura, es una condición neurológica que nos acompañara por muchos años de nuestra vida y saberlo
para la sociedad es de utilidad y muy necesario. Es multidisciplinar y complejo a la hora de
abordarlo, lo que nos conduce a saber que son numerosas las regiones cerebrales afectadas y a la
par el trabajo que hay que hacer; aún los laboratorios experimentales del comportamiento realizan un
sinfín de trabajo arduo para entregar respuestas a las puertas de la ciencia.
Debo destacar que, los sentidos o los receptores de nuestro cuerpo presentan una disfuncionalidad,
si, los que ya conocemos todos nosotros que son cinco y, dos más que no siempre escuchamos
hablar de ellos o no recibimos información porque es “raro” que estos se vean en problemas y son el
vestibular junto con el propioceptivo. En palabras simples, puedo decir que los sentidos de los niños
con autismo se enfrentan a dificultados fisiológicas a la hora de hacer su trabajo. Vemos que los
sentidos son una puerta o un canal para darnos cuenta que muchas mas regiones de nuestro
encéfalo son golpeadas por las irregularidades que causa lo que significa autismo, esa mutación
que, desde un nivel molecular y celular causa desagrado e impotencia por no eludirlo. Siendo esto
de lo más importante que perjudica o ayuda al desarrollo positivo y a la comodidad diaria de los
niños y niñas en su día a día y en lo cual hemos de conocer muchas cosas más.
Nuestros ojos, hoy, se robaron la atención de la comunidad neurocientífica, no solo por ser la puerta
de entrada del aprendizaje de los chicos dentro del TEA, puesto que la región occipital no sufre
daños estructurales y se refleja en jerarquías cerebrales superiores como la cognición y el
comportamiento. Después de ser un canal denso para la entrada de estímulos visuales, se está
descubriendo que al utilizar un electrorretinograma y emplearlo en las células conectadas en vía de
la retina de niños diagnosticados con TEA, se notaron diferencias notables.
En los ojos autistas, hay una gran fortaleza, hay un trampolín para potenciar la plasticidad cerebral y
dar paso al conocimiento.