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NOTAS SOBRE EL CONCEPTO JURÍDICO DE AMBIENTE.

Saul Cifuentes López


Profesor de Derecho de la
UNAM.

Sumario:
1. PALABRAS PRELIMINARES. 2. TÉRMINOS Y DEFINICIONES OPERATIVAS. 3.-
LA RECEPCIÓN DEL AMBIENTE EN EL DERECHO. 3.1. La asunción del ambiente
como realidad positivamente valorada. 3.2.- Otras consideraciones al tema. a)
La protección ambiental, de interés difuso a interés colectivo. b) El derecho al
"medio ambiente" como derecho subjetivo. 4.- EL CONCEPTO JURÍDICO DE
AMBIENTE. 4.1. Concepción amplia. 4.2. Concepción restringida. 4.3. Posición
intermedia. 4.4. Posición personal.

1. PALABRAS PRELIMINARES.

Es una realidad incuestionable el amplio consenso que existe a favor de la intervención


del Derecho en la protección al ambiente. Esto ha permitido el surgimiento y desarrollo,
en casi todos los países del orbe, de una disciplina especialmente dedicada al estudio y
análisis de las formas e instrumentos jurídicos que mejor ayuden a estos fines. Pero en
muchos casos, esta fuerte convicción hace parecer que los temas de estudio sobre
aspectos muy puntuales se consideren innecesarios o intrascendentes.

El propósito de estas líneas es explicar, a quien se inicia en el estudio de estos temas,


la forma en que la dogmática ambiental ha tratado de construir a uno de sus conceptos
jurídicos fundamentales, como lo es de ambiente.

2. TÉRMINOS Y DEFINICIONES OPERATIVAS.

Para poder operar sobre el cúmulo de opiniones doctrinales que tenemos a disposición,
hemos considerado necesario "elegir", de manera preliminar, un término y su
correspondiente significado que mejor exprese al objeto de la referida protección.

Para referirnos a este objeto, según el diccionario común1, se pueden emplear de


primera mano alguno de los términos siguientes: naturaleza2, ambiente3, medio4,

1
Cfr.- DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA. Edición 1998.
2
Significa:"Esencia y propiedad característica de cada ser. Principio universal de todas las operaciones naturales e
independientes del artificio, en este sentido la contraponen los filósofos al arte, Virtud, calidad o propiedad de las
cosas con que pretenden su conservación y aumento; Fuerza o actividad natural como contrapuesta a lo sobrenatural
2

medio ambiente5, entorno6, ecología7 y ecosistema8. Para facilitar la elección un primer


paso es excluir aquellos términos que nos resulten inaplicables.

No podemos utilizar el término ecología, ya que es el nombre un área del


conocimiento. Debemos descartar el uso del concepto medio por ser sinónimo de
ambiente. Tampoco debemos decantarnos por el uso del vocablo entorno porque al
significar aquello "que rodea a algo" y podría, incluso, referirse al resto del universo,
como lo ha señalado BRAÑES BALLESTEROS9. Por otra parte, independientemente de
su significado, el término medio ambiente debe retroceder bajo el certero señalamiento
de redundancia interna puesta en relieve por MARTIN MATEO10.

Los términos que, según nosotros, expresan mejor el objeto de la protección del
Derecho Ambiental son ecosistema y ambiente.

Ahora bien, el uso del vocablo ecosistema no ha ocurrido de forma pacífica en la


doctrina ambiental. BRAÑES BALLESTEROS ha señalado que no se debe utilizar el
término, sin mayor aclaración, ya que su significado -- decía -- nos remite, en estricto
sentido, a la interacción de elementos bióticos y abióticos, o en una palabra, a los
sistemas naturales; con lo cual se restringe el objeto protegido, al dejar fuera
elementos artificiales como la denominada tecnosfera, el patrimonio histórico y cultural,
que estimaba se integraban con dicho objeto11. Frente a esta opinión, otra línea de
pensamiento generada en Europa ha sostenido que para efectos de protección jurídica,
el ecosistema podía muy bien incluir todos los aspectos que conforman el medio
"humano", es decir, toda la realidad que rodea al hombre e influye en él.

y milagrosa".
3
Significa: "... Cualquier fluido que rodea un cuerpo; Aire o atmósfera; Condiciones o circunstancias
físicas sociales, económicas etc. de un lugar, una colectividad o una época; Grupo estrato o sector social;
Disposición de un grupo social o de un conjunto de personas respecto de alguien o lago".
4
Significa: "Sustancia fluida o sólida en que se desarrolla un fenómeno determinado; Conjunto de
circunstancias culturales, económicas y sociales en que vive una persona o grupo humano; Sector,
círculo o ambiente social; Elemento en que vive o se mueve una persona, animal o cosa; Conjunto de
circunstancias físicas y químicas exteriores a un ser vivo y que influyen en su desarrollo y en sus
actividades fisiológicas".
5
Significa: "Conjunto de circunstancias físicas, culturales y sociales, etc., que rodean a los seres".
6
Significa:"Lo que rodea".
7
Significa: "Ciencia que estudia las relaciones entre los seres vivos y el medio en que viven".
8
Significa: "Conjunto de seres vivos y substancias inertes que actúan recíprocamente intercambiando materiales.
Funciona como un sistema cerrado por lo que respecta a la materia y como un sistema abierto para la energía que
proviene del sol. En un ecosistema se distinguen elementos bióticos productores (vegetales y bacterias químico
sintéticas), bióticos consumidores (herbívoros y carnívoros) y factores abióticos (agua, oxigeno y substancias
orgánicas, etc.)".
9
BRAÑES BALLESTEROS. (1994: Pág. 20)
10
Esta redundancia interna es originada por los significados particulares de las palabras que lo componen. Entre
otros Cfr.- BRAÑES BALLESTEROS. (1994: Pág. 20); MARTIN MATEO. (1991: 80 y 1998: 21); DOMPER
FERRANDO. (1992: 65 a 66).
11
Ha de tenerse en cuenta que la propuesta del autor sale al paso de quienes sostienen que la disciplina debe
llamarse Derecho Ecológico y le atribuyen un objeto de protección y estudio restringido. Cfr.- BRAÑES
BALLESTEROS. (1994: Pág. 43).
3

Lo contrario parece acontecer con el término ambiente (del latín ambiens o ambientis:
lo que rodea o está cerca de algo). Aunque tiene la misma plasticidad que ecosistema,
la moderna doctrina ambiental prefiere utilizar el término ambiente, pero lo dota de un
significado "jurídico" funcional, que expresa el consenso a que se ha llegado sobre la
dimensión del objeto de la protección jurídica, el ecosistema natural, los sistemas
naturales. A este objeto se les unen, en caso extremo, elementos artificiales o
inducidos por el hombre. Se trata de un objeto suficientemente diferenciado y
consistente para ser protegido con cierta independencia de otros elementos y fines de
origen exclusivamente humano o antropogénico.

Bien, atentos a su significado lexicográfico y al que le atribuye la actual doctrina


ambiental, en estas líneas utilizaremos el término ambiente preferentemente a
ecosistema o medio ambiente. Cuando así sea necesario, para tener claridad de los
términos usados por los autores, haremos las precisiones o anotaciones convenientes.

Cabe advertir a los lectores sobre el uso que se viene haciendo del término medio
ambiente en distintas constituciones. Se trata de un término, predicable como
adecuado, sano, ecológicamente equilibrado o etc., para el desarrollo de la persona.
En este caso el significado "constitucional" del término medio ambiente es amplio
(como lo podría tener también el término ambiente), para comprender al conjunto de
realidades que son indispensables para el fin programático declarado, es decir, para el
desarrollo o bienestar humano que se desea alcanzar por la sociedad, trama en la que
necesariamente se ven involucrados, además del factor natural, elementos sociales,
económicos, culturales, etc.

En este sentido, estamos totalmente de acuerdo en que el conjunto de realidades que


citamos, es indiscutiblemente un valor necesitado de protección jurídica. Pero se tiene
que poner de relieve que un conjunto tan amplio de elementos de muy diversa
naturaleza, no podría con facilidad ser cubierto por una sola rama jurídica.

3.- LA RECEPCIÓN DEL AMBIENTE EN EL DERECHO.

Si la dogmática ambiental cuenta hoy con un concepto jurídico de ambiente, se debe a


un proceso social de selección que siguió el objeto de protección, en orden a su
consideración algo positivamente valorado, y finalmente, como un bien jurídicamente
protegible.

3.1. La asunción del ambiente como realidad positivamente valorada.

El advenimiento y la asunción del ambiente a la consideración de un objeto digno de


protección jurídica, independiente y autónomo respecto de otros bienes jurídicos como
la salud humana, la propiedad social, pública o privada de los recursos naturales y su
4

racional aprovechamiento, pueden observarse, más o menos objetivamente, a través


de dos datos.

El primero se relaciona con la paulatina aparición de una conciencia social sobre la


protección ambiental, lo que se evidencia en convenciones, declaraciones de principios,
pronunciamientos políticos, académicos, sobre todo internacionales, que no han cesado
hasta hoy.

El segundo fue la existencia de disposiciones jurídicas que brindaron una protección


ambiental indirecta, y luego la aparición de normas jurídicas de protección directa e
integral, muchas de ellas inspiradas en los documentos internacionales referidos antes.

Como ejemplo del primer dato, tenemos expresiones y protestas sociales contra la
contaminación del medio natural desde la década de los sesenta12, trabajos científicos
que señalaban la problemática y un número importante de convenciones
internacionales al respecto13.

El segundo dato se refiere a la evolución que han tenido las disposiciones jurídicas
internas e internacionales sobre todo en los temas de comercio, salud, desarrollo, y
aquellas propiamente de protección al ambiente, y que a su vez denotan cómo se ha
venido configurando el objeto de esa misma protección, escalable inclusive a la noción
constitucional de medio ambiente que mencionamos antes.

En el terreno internacional, sobre temas de libre comercio o ambiente14 se observan un


buen número de tratados, compromisos internacionales (hard law), y convenciones y
protocolos (soft law). Existe sólido consenso en afirmar que unas de las más
trascendentales reuniones para tratar los problemas ambientales en relación con el
desarrollo económico, tanto por el número de sus participantes, como por las
declaraciones de principios y los instrumentos que de ellas emanaron, guardando las
debidas proporciones, fueron las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Medio
Humano, celebrada en Estocolmo en junio de 197215, y la que versó sobre el Medio
Ambiente y Desarrollo, verificada en Río de Janeiro en junio de 199216.

12
Entre muchos otros Cfr.- MARTIN MATEO (1991: 5 a 28); CORCELLE (1993: 108); KISS (1989: 241);
PRIEUR (1991: 1).
13
Para tener un panorama de la cantidad de instrumentos, entre muchos otros Cfr.- MARTIN MATEO (1991: 27 a
33); PAOLILLO (1999: Págs. 241 a 242); JAQUENOD DE ZSÖGÖN (1991: 117 a 152); BRAÑES
BALLESTEROS (1994: 641 y ss).
14
Haciendo relación de un amplio número de estos instrumentos internacionales Cfr.- MARTIN MATEO (1991: 5
a 28); JAQUENOD DE ZSÖGÖN (1991: 117 a 152); CORCELLE (1993: Pág. 108); KISS (1989: Pág. 241);
PRIEUR (1991: 14 a 20, 39 a 50); CABRERA ACEVEDO (1981: 97 a 106).
Como una muestra representativa de esta furibunda producción de compromisos internacionales, véase tan sólo los
Tratados, Convenios y Protocolos Internacionales vigentes en América Latina y el Caribe. Cfr.- PNUMA/ORPALC
(1993).
15
Para consultar la Declaración de Principios de esta conferencia, entre otros Cfr.- CABRERA ACEVEDO (1981:
109 a 115); GIORGIO Y DA COSTA (1992: 6 a 12); CORCELLE (1993: Págs. 134 y 135).
16
Para consultar la Declaración de Principios de esta conferencia, entre otros Cfr.- DELGADO PIQUERAS y et
5

En el tiempo transcurrido entre estas dos reuniones se aprecian profundas


transformaciones cuantitativas y cualitativas de los enfoques para tratar los problemas
ambientales, en la creación de instituciones, en la formulación de principios, y
particularmente se registra una furibunda producción de compromisos ambientales
entre miembros de la comunidad internacional17, lo que se puede denominar como
expansión objetiva, subjetiva, normativa, institucional y de la responsabilidad en el
Derecho Internacional del Medio Ambiente18.

Estos compromisos internacionales se han venido a reflejar particularmente en los


diferentes marcos constitucionales. Así, a partir de la segunda guerra mundial, los
países de Europa fueron introduciendo en sus constituciones, junto a disposiciones de
protección a la salud publica, con la que a veces se confundió la protección al
ambiente, principios de aprovechamiento racional de los recursos naturales, y luego
disposiciones ya expresas de protección al ambiente, que en algunos casos, además,
asumieron la forma de un derecho subjetivo19.

El caso de nuestro país resulta muy emblemático, ya que debido a las particularidades
de los problemas nacionales que originaron la revolución mexicana (1910 - 1917),
desde el texto original del artículo 27 de la Constitución de 1917 se postula hasta hoy
el cuidado y conservación de los recursos naturales20.

Dejando a un lado la intrincada discusión sobre su autonomía21, la evolución del


derecho ambiental interno de cada país, aparte de revelar como se ha transformando

(1997: Págs. 37 a 42); CORCELLE (1993: Págs. 132 y 134).


17
Para consultar con detalle la profunda transformación operada en ese período y las tendencias que ya están
despuntando Cfr.- CORCELLE (1993: 107 y ss); GUTIERREZ ESPADA (1998: 113 y ss); KISS (1989: 241 y ss);
PAOLILLO (1999: 358 a 362); JUSTE RUIZ (1997: 21 a 43).
18
En tal sentido Cfr.- JUSTE RUÍZ (1997: 28 a 41).
19
Para la base de esta afirmación, Cfr.- entre otros: BRAÑES BALLESTEROS (1994: 92 a 94); MARTIN
MATEO (1991: 145 a 148); JAQUENOD DE SÖGÖNS. (1991: 162 a 186).
20
Para una exposición más a fondo Cfr.- CIFUENTES LOPEZ (1997: 71 y ss)
21
Un sector de la doctrina afirman que el Derecho Ambiental no tiene autonomía, e inclusive que no existe en el
sentido tradicional y por ello ponen en duda su calidad científica, sostienen que es una categoría o criterio
valorativo diseminado en buena parte del orden jurídico.
De esta opinión vrgr. LÓPEZ RAMÓN (1997: 119 a 120).
En México CARMONA LARA (1991: 22 a 23); FIGUEROA NERI (2000: 38 a 43).
Por nuestra parte, no compartimos la anterior afirmación pues no responden ya a la realidad de la cuestión, y
sostenemos que el Derecho Ambiental existe con calidad y categoría científica, a partir de que posee un específico
objeto de estudio, identificable y diferenciado de otros, como ya se ha señalado, y es de segundo orden que las
normas de este Derecho estén agrupadas en un ordenamiento separado o especial como en muchos países ya lo está
o no sea así; además consideramos que ninguna rama del Derecho es absolutamente independiente y autónoma de
las demás en el tratamiento de sus respectivos objetos de protección.
De esta opinión p. e. MARTIN MATEO (1991: 80 a 86 y 1998 61 a 63); JAQUENOD DE ZSÖGÖN señala que es
aventurado hablar de la autonomía del Derecho Ambiental, pero reconoce su calidad científica (1991: 347 a 351).
En México: CABRERA ACEVEDO acepta la calidad científica del Derecho ambiental, pero no le reconoce
autonomía. (1981: 11); BRAÑES BALLESTEROS (1994: 45 a 48); GARCIA SAAVEDRA y JAIMES
RODRÍGUEZ (1997: 23 a 24).
6

formalmente esta misma disciplina, nos proporciona una clara idea del proceso de
configuración jurídica del ambiente, como su objeto de estudio y de protección,
autónomo e independiente por ejemplo de la salud humana o la propiedad nacional,
pública, social o privada de los recursos naturales y su aprovechamiento racional; dicha
transformación es interpretada por los autores de muy diferentes maneras y con
diversa extensión.

Esta evolución se puede analizar desde el Derecho Romano, particularmente con las
disposiciones sobre las cosas comunes a todos "res communi omni" y la acción civil
contra las inmisiones molestas que interferían el goce de la posesión o propiedad del
titular; en un segundo momento nos podemos referir a disposiciones sanitarias
especialmente de seguridad e higiene laboral en industrias nocivas y peligrosas; luego
se pueden citar aquellas legislaciones que introducen principios de uso y
aprovechamiento racional de los recursos naturales; y finalmente podemos encontrar a
la legislación propiamente ambiental que sostiene una concepción del ambiente no
sectorial sino hólistica del ambiente y un enfoque integral de sus problemas y
amenazas22.

Otra interpretación "más corta", pero igualmente reveladora, nos dice que la evolución
del Derecho ambiental, y por tanto la de su objeto de protección y estudio, arranca
desde las disposiciones de tipo higienista o sanitaria, y de promoción de la agricultura y
la industria, todas del siglo XIX, las que evolucionan a legislaciones de protección
ambiental pero de dimensión sectorial; y finalmente aparecen leyes que protegen las
interrelaciones ambientales23.

22
Como ejemplos, GREGORI y DA COSTA, tras señalar que el dramatismo del problema ecológico en el presente
y los delicados asuntos Estatales de esta materia en el plano internacional apuntan [...hanno determinato un´intensa
attività di revisione degli ordinamenti interni in deciso disaccordo coi paradigmi legislativi e con la prassi
tradizionali], afirman entonces [...La prima reazione degli ordinamenti contro l´inquinamento è stata, sul piano
storico, l´azzione civile contro le immissioni moleste], que perturbe [il pacifico possesso o la propietà dei beni]. En
un segundo momento, junto a esta regulación civil de las relaciones de vecindad, los elementos ambientales
encuentran protección adicional [...in disposizioni di carattere sanitario o poste a tutela della sicurezza o dell´igieni
del lavoro, ovvero in materia di industrie insalubri e pericolose]. Finalmente en esta línea evolutiva aparece [una
legislazione, cioè, che è costruita secondo una trama peculiare, in quanto trova la principale raison d’ ëtre
nell´esigenza di assicurare alla colettivita un uso equilibrato e ragionevole delle risorse naturali. Oggi, negli
ordinamenti più evoluti, il problema dell`ambiente attraversa questo stadio di transizione verso la maturità]. (1992:
18 a 29).
También en la línea trazada, JORDANO FRAGA destaca el papel que como antecedentes pueden cumplir las
disposiciones sobre las cosas comunes a todos y sobre las inmisiones molestas en el Derecho Romano, y por el
análisis que hace del Derecho Ambiental español, menciona a ordenanzas, fueros, cédulas reales y legislaciones
sobre recursos naturales, hasta la aparición de Derecho Ambiental con caracteres modernos. Cfr.- (1995: 15 a 54);
igualmente agregando la mención del Código de Hammurabi y la Ley de las Doce Tablas, JAQÜENOD DE
ZSOGÖN (1991: 87 a 107) (1996: 40 a 50).
Para una exposición cercana también Cfr.- PIGRIETTI (1997: 52 a 53).
23
MARTIN MATEO detecta tres tipos de normas "... unas que constituyen simple prolongación o adaptación a las
circunstancias actuales de la legislación sanitaria o higienista del siglo pasado (-S. XIX-) y de las que, también en
épocas anteriores protegían el paisaje, la fauna y la flora; otras de cuño moderno y de base ecológica aunque de
dimensión sectorial, para el aire, el agua, el ruido, etc.; y otras por fin más ambiciosas, que intentan conectar con la
interrelación de los factores en juego, recogiendo en una normativa única todas las reglas relativas al ambiente ..."
7

De igual forma se puede concebir esta evolución en cuatro momentos --que coexisten--
. El primero tiene que ver con disposiciones para proteger de la salud física del hombre.
El segundo con aquellas que se relacionan con limitaciones o que proporcionan ciertas
orientaciones sobre derechos subjetivos que pueden incidir en la naturaleza. El tercero
se configura por disposiciones sobre conservación y adecuado aprovechamiento de
recursos naturales, y el cuarto que se integra por disposiciones sobre protección del
ecosistema24 25.

De otra visión de la evolución del Derecho Ambiental, tenemos leyes que procuran
determinados animales, como seres individuales y no como miembros de una
determinada familia, después se tienen leyes que protegen especies o familias
completas de flora o fauna, luego aparecen leyes que ofrecen protección de modo
mediato y a manera de mosaicos, y finalmente leyes cuyo objeto de protección son
medios amplios como agua, aire, suelo, lo que vale también para el mundo vegetal o

Cfr.- MARTIN MATEO (1991: 72 a 73).


En similar sentido, PRIEUR afirma que el Derecho Ambiental, en su formulación actual es tributario y heredero de
renombrados textos de los siglos XIX y de la primera parte del XX, [... inspirès exclusivement par des
préoccupation d’hygiéne et de promotion de l’agriculture et de l’industrie...]. La óptica de tales textos sobre los
derechos de uso y el estatus de ciertos bienes, se modernizó para permitir instituir nuevos servicios a la protección
de la naturaleza, [... la complémentarité des fonds et l‘interdépendance de formes d‘utilization des ressources
naturelles...] Cfr.- PRIEUR (1991: 13).
24
SAND identifica estos momentos o etapas. En la primera etapa se encuentran un grupo de normas que denomina
[...primary protection, risk-oriented...] que buscan proteger la salud física del ser humano de riesgos y accidentes.
En la segunda se trata de las disposiciones sobre [...use allocation o use oriented...] dirigidas a normar el uso
correcto y ambientalmente ponderado de aquellos derechos subjetivos que pueden incidir en la naturaleza. La
tercera se integra por aquellas disposiciones sobre [...resource conservation o resource orinted...] para la
conservación y adecuado aprovechamiento de los recursos naturales. Finalmente la cuarta se construye con leyes
[...system oriented...] sobre la protección del ecosistem. Cfr.- SAND (1977: 1 y ss).
25
Siguiendo estas etapas, CABRERA ACEVEDO comprueba que es posible aplicarlas a la evolución del Derecho
ambiental mexicano. En la primera etapa incluye: higiene, salud pública, prevención de enfermedades y epidemias,
alimentos; responsabilidad derivada de caso fortuito y fuerza mayor; prevención de accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales, y la compensación a los trabajadores; seguros por accidentes ocurridos en automóviles,
aviones, sequías en protección de agricultores, etc.; responsabilidad objetiva o riesgo creado por mecanismos y
técnicas que impliquen riesgos frente a terceros. En la segunda: Las que protegen ciertos recursos naturales no
renovables; aquellas que regulan las concesiones de pesca, explotación de bosques, de caza, etc.; aquí incluye al
principio de abuso de derecho; las que normas construcciones, tránsito de vehículos, ruidos, emisión de gases y
humos, etc. En la tercera: Las protectoras del ambiente en ciertas regiones geográficas, urbanas o conurbadas; las
que rigen la utilización de pesticidas plaguicidas, fertilizantes y otras substancias, y las técnicas correspondientes
para evitar la erosión; las protectoras del paisaje en ciertas zonas; aquellas que determinan formas de cultivo y sus
técnicas para evitar la erosión. En la cuarta: estarían las que intentan proteger los ecosistemas a nivel nacional.
Debe tomarse en cuenta que elabora su trabajo bajo la regencia de la ley mexicana contra la contaminación
ambiental de 1971, que no tenía, ni incipientemente, la visión de abordar los problemas ambientales de forma
sistemática. Critica esta aspiración, en primer término, por que "Se vincula y relaciona con la ecología, que como
ciencia humana es vaga", mientras que el derecho tiene que ser lógico, sólido, ordenado y claro, en segundo lugar, y
además por que de esa manera se propicia la codificación ambiental a nivel nacional e internacional, trabajo que
considera "... lógica y prácticamente imposible ..." ante la insuficiencia de conocimientos de la ecología (en ese
tiempo). Por todo Cfr.- CABRERA ACEVEDO (1981: 39 a 45).
8

animal, y en cierta forma también son considerados bienes ambientales individuales o


ecosistemas parciales26.

Una interpretación más de esta evolución del Derecho Ambiental, acotada al sistema
capitalista identifica tres etapas (y que también coexisten). La primera se integra por
normas que sin tener el propósito especifico de protección ambiental, sí generan
efectos ambientales "... en tanto se ocupan de elementos ambientales como recursos
naturales y contribuyen a definir su régimen jurídico...". Su aplicación es muy amplia,
en todo lo no previsto especialmente por las normas específicamente ambientales. Son
"... normas civiles, penales, procesales y administrativas que concurren a disciplinar un
conjunto de materias que interesan al derecho ambiental, como es el caso de la
propiedad privada, la responsabilidad extracontractual y la responsabilidad penal, la
manera de hacer efectivas tales responsabilidades, los procedimientos administrativos,
etc. Se trata de una legislación que tiene una relevancia ambiental casual".

En la segunda etapa, donde no se tiene la idea del ambiente como un todo, aparece
cierta protección con carácter sectorial "... Las leyes sobre aguas, suelos, bosques,
flora, fauna, etc., fueron y son ordenamientos jurídicos que regulan cada uno de estos
elementos ambientales, sin considerar, por lo general, las relaciones que existen entre
ellos y con otros elementos ambientales...", pero que ciertamente "... no son normas
propiamente -ambientales- tales, en tanto no se encuentran inspiradas en una
concepción adecuada de lo que es el ambiente ...". Considera que son "legislación
sectorial de relevancia ambiental".

En la tercera etapa, ya bajo la regencia de una "concepción holística y sistémica del


ambiente", que desde entonces y hasta nuestros días, está transformando el derecho
ambiental, aparece un nuevo tipo de legislación que " ... ha tendido a expresarse
fundamentalmente en leyes que se superponen a la legislación preexistente, para
establecer principios que tiene que ver con la protección ambiental en su conjunto y a
los cuales quedan subordinados los contenidos en la legislación sectorial. Se trata de
las llamadas leyes marco, leyes orgánicas o leyes generales ...". A estas leyes les
denomina legislación propiamente ambiental27.28 29.

26
Cfr.- ESER (1985: 604 a 606).
27
BRAÑES BALLESTEROS (1994: 35 a 39).
28 Esta clasificación está muy difundida en nuestro país. Por ejemplo, Cfr.- GONZÁLEZ MARQUEZ (1997: 24 a
25); GUTÍERREZ NAJERA (1998: 115 a 118), QUINTANA VALTIERRA (2000:19 a 22).
29 Por nuestra parte, considerando lo expuesto por la doctrina nacional, vemos que los antecedentes más cercanos
del Derecho Ambiental mexicano arrancan en ramas tradicionales del orden jurídico como el Derecho
Constitucional, Civil y Penal, con relación a disposiciones Sanitarias; luego aparecen aquellas leyes sectoriales de
aprovechamiento de los recursos naturales con referencias de protección importantes; siguen en esta línea,
ordenamientos contra la contaminación ambiental, y culmina esta evolución las normas que consideramos de
directa protección al ambiente. En ese sentido, tomando en cuenta la evolución del Derecho Ambiental, formulamos
varias dimensiones que coexisten:
En la primera tenemos a la Protección ambiental Tradicional, referencias normativas con incidencia en la protección
ambiental que encontramos en las Constituciones, códigos civiles, penales, códigos o leyes sanitarias, que protegen
principal y directamente diversos derechos, bienes o intereses jurídicos, y de manera secundaria al ambiente.
9

3.2.- Otras consideraciones al tema.

Por otra parte, la aparición del ambiente y la necesidad de su protección, como un


valor nuevo en el terreno jurídico, ha tenido diferentes repercusiones.

Como es lógico, cuando surge un valor u objeto que se debe proteger jurídicamente,
por un elemental imperativo metodológico, se procede necesariamente a caracterizar
dicho objeto, es decir, a definirlo y buscar su naturaleza jurídica, y en función de ello
crear determinada estructura conceptual e instrumental para su defensa, o bien
referirlo a alguna de las ya existentes. Esta tarea se vuelve sumamente delicada
cuando la ciencia del Derecho se enfrenta a un objeto muy particular y novedoso como
lo es el ambiente, que exige, como ningún otro, un tratamiento jurídico que podríamos
llamar exquisito, con un enfoque sistémico y tendencialmente preventivo, derivado de
su propia "naturaleza" y de su complejo funcionamiento30.

a) La protección ambiental, de interés difuso a interés colectivo.

En un período que va de inicio a la mitad del pasado siglo veinte, en un amplio número
de constituciones se establecen derechos subjetivos y mandatos para el Estado. En ese
contexto y casi imperceptiblemente comienza a ascender la demanda de protección
ambiental.

Estas demandas e intereses sociales como la salud, la protección a los consumidores


etc., venían reclamando un especial reconocimiento y defensa jurídica. Pronto las
insuficiencias legislativas generadoras de desamparo para tales intereses31 quedaron a
la luz. Esto implicó transformaciones y retos en varios frentes normativos, tanto
sustantivos, adjetivos y procesales32.

En efecto, la tutela procesal tradicional se prestaba desde entonces al sujeto individual,


en tanto titular de un derecho o interés propio; los derechos o intereses ajenos no
pueden ser gestionados por quienes no tengan su titularidad, o de alguna manera
están fuera de la relación o situación jurídica generadora del interés, es decir, la tutela
procesal tradicional no considera al individuo como miembro de una colectividad en la

En la segunda, ubicamos a la Protección Ambiental Sectorial, reglas que inciden en la protección ambiental que se
localizan en la Constitución y leyes sobre recursos naturales, en función de alguna actividad deportiva o económica
(leyes de caza, pesca, forestal, aguas, de conservación del suelo y agua, agraria, etc.).
En la tercera tenemos a la Protección Propiamente Ambiental, integrada por la legislación (normalmente
administrativa y hasta penal) que protege de manera directa, global y sistemática al ambiente (Ley General del
Equilibrio Ecoógico y Protección al Ambiente, Ley General de Vida Silvestre y los delitos contra el ambiente del
Código Penal Federal), así como por el recientemente consignado derecho constitucional a un medio ambiente
adecuado. Por todo Cfr.- CIFUENTES LÓPEZ (1998, 1999, 2000).
30 En este sentido Cfr.- SERRANO MORENO (1992: 37 a 42).
31
Cfr.- ALMAGO NOSETE (1986: 71 a 72); MARTIN MATEO (1991: 183); RAMOS SAULO (1992: 471 a 482).
32
Cfr.- MARTIN MATEO (1991: 182); ALMAGO NOSETE (1986: 71).
10

que comparte intereses sociales, intereses que a un mismo tiempo son ajenos y
propios, pero siempre comunes33.

Estos intereses sociales por su falta de reconocimiento jurídico expreso, y derivado de


ello, su escasa precisión en cuanto a su titularidad, identidad y alcances, han sido
denominados por la doctrina como intereses difusos, difundidos o propagados, de
grupo, colectivos, de sector, de categoría, sin estructura, anónimos, dispersos, o
superindividuales34, cuya característica distintiva es la existencia de una continua
interferencia entre el aspecto individual y el colectivo35.

En estos casos, el Estado, por razones de filosofía política, suele elegir sólo algunos de
estos intereses difusos, principalmente los de carácter más general y sensibles a
termómetros políticos, como la protección ambiental o la protección a grupos
desvalidos, y los formaliza, es decir, eleva a la categoría procesal de intereses
colectivos, además constituyéndose al mismo tiempo en gestor y garante de tales
intereses36.

Este reconocimiento, en ocasiones hasta constitucional, frecuentemente se traduce en


el establecimiento de mandatos para los poderes públicos, de derechos sustantivos y
procesales para la protección de ese valor. Además, se pueden instituir órganos
específicamente encargados y legitimados para la salvaguarda de tal interés e, incluso,
se puede establecer una jurisdicción diferenciada, frecuentemente de orden
administrativa o hasta penal37.

Ahora bien, los intereses difusos, convertidos en interés colectivo, entre los que
podemos encontrar a la protección ambiental, poseen algunas características comunes.
La primera es su alcance siempre colectivo, ya que su alcance importa a grupos más o
menos amplios. La segunda es la intercomunicación de sus resultados, pues su defensa
interesa o beneficia automáticamente a todos los que guarden la misma situación. La
tercera consiste en que mediante su presencia y efectivo reconocimiento, no se puede
hablar de existencia exclusiva de derechos subjetivos. La cuarta radica en el hecho
según el cual, si en determinado momento no se pueda reconocer en ellos derechos
subjetivos, ello no quiere decir que sean portadores de exigencias jurídica o
políticamente intrascendentes, por el contrario, su reconocimiento y defensa efectiva
está respaldada por el mismo derecho. La quinta se refiere a los problemas para
instrumentalizar su defensa38.

33
ALMAGO NOSETE (1986: 70 a 71).
34
Cfr.- Una clara exposición de la discusión sobre el concepto de estos intereses en BUJOSA VADELL (1997: 2);
entre otros también ALMAGO NOSETE (1986: 74 a 75); MARTIN MATEO (1991: 183); GELSI BIDART (1987:
35 a 37); LIBSTER (1993: 237 a 239).
35
MATEOS RODRÍGUEZ - ARIAS (1992: 36).
36
Cfr.- ALMAGO NOSETE (1986: 70 a 71); PERIS RIERA (1987: 23 a 24).
37
Cfr.- ALMAGO NOSETE (1986: 70 a 71).
38 Cfr.- MARTIN MATEO (1991: 183 a 184).
11

b) El derecho al "medio ambiente" como derecho subjetivo.

Hemos señalado cómo esta recepción jurídica de la demanda social de protección al


ambiente, se puede traducir en varias cosas. Entre ellas nos parece importante
destacar su vertiente como un derecho subjetivo a un "medio ambiente" adecuado.

Es difícil exagerar la trascendencia social y jurídica que tiene la aparición de un derecho


subjetivo a un "medio ambiente" adecuado para el ser humano. Sin embargo, es
posible encontrar una serie de situaciones y críticas que cuestionan este derecho y su
operatividad real.

Una situación curiosa se verifica en constituciones como la de Portugal39 y España40, en


donde este derecho a un medio ambiente adecuado, aparece fuera del apartado
destinado a los derechos fundamentales de cada Constitución, por lo que, a primera
vista, sólo podrá reclamarse por medios comunes u ordinarios, en demérito de su
efectiva protección41.

Se viene apuntando que la protección ambiental como derecho subjetivo, no alcanza


una tutela efectiva por diferentes problemas formales o materiales de acceso a la
justicia, particularmente porque el instrumento jurídico - procesal que debería asegurar
su observancia42 resulta inadecuado. En México, por ejemplo esta insuficiencia es
resultado, entre otras cosas, por deficientes reglas de legitimación para accionar
individual o colectivamente, falta de apropiadas figuras y efectos suspensivos contra los
actos dañinos o peligrosos para el ambiente, o bien, exceso de los requisitos necesarios
para su mandamiento, etc.

Para finalizar, diremos que en sí mismo, el reconocimiento constitucional de la


problemática ambiental y esto incluye el derecho subjetivo a un "medio ambiente"
adecuado, contribuye a la independencia y autonomía de dicho objeto, frente a otros
bienes igualmente constitucionalizados o no, como el derecho a la salud o la protección
a la propiedad pública, social o privada de los recursos naturales o su aprovechamiento
racional.

4.- EL CONCEPTO JURÍDICO DE AMBIENTE.

39 En vigor desde el 25 de abril de 1976, Cfr.- www.parlamento.pt/leis


40 Publicada en el Boletín Oficial del Estado, núm. 311 del 29 de diciembre de 1978. Cfr.-
www.congreso.es; DELGADO PIQUERAS y et. al (1997: 23).
41 En España, se proponen algunas soluciones a esta cuestión. Para una visión a profundidad de estas
argumentaciones e interpretaciones Cfr.- JORDANO FRAGA Jesús. "El derecho a disfrutar de un medio
ambiente adecuado: Elementos para su articulación expansiva (1)", en MEDIO AMBIENTE Y DERECHO,
Revista electrónica de Derecho Ambiental. Universidad de Sevilla. Número 0.
www.cica.es/aliens/gimadus
42 Toda esta problemática fue analizada recientemente Cfr.- PROFEPA (2000).
12

En este apartado trataremos de explicar cómo el ambiente fue caracterizado y


conceptualizado por el derecho en orden a su protección efectiva. Pero antes unas
necesarias advertencias.

Vale decir desde ahora, como una afirmación general, que para definir al ambiente
desde el plano jurídico, no se deben ignorar las conclusiones que sobre este mismo
asunto nos pueden ofrecer otras disciplnas, sean de cualquier signo. Sólo a partir de
tales conocimientos se pueden hacer valoraciones dogmáticas respecto a la sustancia y
amplitud que se le puede atribuir al ambiente.

Por otra parte, salta a la vista que las opiniones doctrinales, a parte de estar
referenciadas a su orden jurídico nacional, se perfilan hacia al antropocentrismo, al
biocéntrismo43 o a la posición ecléptica.

Al antropocéntrismo, según el cual se debe proteger al ambiente que se relaciona


directamente con el ser humano; es una protección cuya medida y fin es únicamente el
ser humano. Por lo que no resulta raro que el tener un ambiente adecuado se
confunda con tener las condiciones que hagan posible la salud humana, de hecho esta
es la visión con que se construyó originalmente el Derecho Ambiental. Téngase
presente también que, como lo hemos dicho, la noción constitucional de "medio
ambiente" guarda claramente un anclaje de este tipo.

Al naturocéntrismo que hace referencia a una intensa protección de todos los


elementos biótcos y abióticos, con espiritú conservacionista estricto.

A la posición ecléptica, según el cual se deben armonizar la protección al ambiente y el


desarrollo económico. Este enfoque moderado, dirige las nuevas tendencias del
Derecho Ambiental y denota una valorización de elementos ambientales antes no
considerados o considerados menos relevantes44.

Pues bien, hemos organizado el material teórico bajo una clasificación ya tradicional en
el Derecho Ambiental, en orden a la amplitud de su contenido: la concepción amplia, la
concepción restringida y la concepción intermedia.

4.1. Concepción amplia.

El núcleo de lo que se denomina concepción jurídica amplia del ambiente, se conforma


por aquellas opiniones según las cuales, el ambiente deberá extenderse a algo más allá

43 Para tener una noción más a fondo de los postulados antroponéntricos y naturocéntricos, entre otros,
Cfr.- BRAÑES BALLESTEROS (1994: 19 a 20); ESER (1985: 608 y 616); MADDALENA (1992: 351 a 352).
44
Vid.- Como por ejemplo la protección a la diversidad biológica, tema importante en la Convención sobre el
medio ambiente y desarrollo en la Cumbre de Río; véase también la importancia de este tema a través de la
magnitud de la reforma a la LGEEPA, en diciembre de 1996.
13

de los sistemas naturales, e incluir a otros componentes de tipo social - cultural -


histórico. Veamos ejemplos.

GIANINI, con base en una trascendental conclusión de la Comisión Francechini45,


interpreta de manera unificada la normativa preexistente sobre cosas de interés
histórico, artístico, arqueológico y bellezas naturales panorámicas, y construye la
noción conceptual de bienes ambientales, diferenciada de los objetos que comprende,
pero que se unifican bajo esta noción integral por su necesidad de conservación. A
partir de esta premisa, considera que el ambiente tiene una triple noción jurídica
atendiendo "quella relativa al paesaggio... quella relativa alla difesa del suolo, dell'aria
e delle acque... oggetto della potestà di planificazione territoriale dei pubblici
poteri..."46, con lo anterior dice que el ambiente tiene tres connotaciones cultural,
sanitaria y urbanística, respectivamente.

De esta gama de elementos, afirma que pese a tratarse de bienes sustancialmente


diferentes entre sí, regulados por regímenes parcialmente diferenciados, presentan en
común tanto la necesidad de su conservación por ser considerados valores culturales,
como la consideración de bienes públicos protegidos para el disfrute por un número
indeterminado de personas.

Para JAQUENOD DE ZSÖGÖN el ambiente es "el sistema constituido por diferentes


elementos, fenómenos y procesos, naturales, sociales y culturales, que condicionan en
un momento y lugar determinados, la vida y el desarrollo de los organismos y el estado
45
La discusión arranca a partir de los trabajos de la Comisión Franceschini, llamada así en honor de su Presidente,
instituida por el Gobierno Italiano el 26 de abril de 1964, para realizar una amplia investigación sobre la tutela y
valorización del patrimonio histórico, arqueológico, artístico y paisajístico de Italia.
Esta Comisión establecía "... si considerano beni culturali ambientali le zone corografiche costituenti paesaggi,
naturali o trasformati ad opera dell´uomo, e le zone delimitabili costituenti paesaggi, naturali o trasformati ad opera
dellúomo, e le zone delimitabili costituenti struture insediative, urbane o non urbame, che presentando particulare
pregio per i loro valori di civilità, devono essere conservate al godimento della collettività. Sono specificatamente
considerati beni ambientali i beni che presentino singolarità geologica, flori-faunistica, ecologica, di cultura agraria,
di infrastrutturazione del territorio, e quelle strutture insediative, anche minori o isolate, che siano integrate con
l'ambiente naturale in modo da formare un un'unità rappresentativa..." Cfr.- GOBIERNO ITALIANO.
RELAZIONE DELLA COMMISSIONE D'INDAGINE PER LA TUTELA E LA VALORIZZAZIONE DEL
PATRIMONIO STORICO, ARCHEOLOGICO, ARTISTICO DEL PAESAGGIO, Vol. I. Declaración XXXIX.
Roma 1967, Pág. 79.
46
Explicando su postura, dice que el ambiente en sentido paisajístico son: "... la aree naturali corograficamente
definibili per singolarità geologica (vette, isole, vulcani); le aree territoriali ecologiche in cui si manifestino
singolari e tipiche simbiosi florifaunistiche (foreste, parchi naturali, parchi florifaunistici); i paesaggi artificiali,
dove l'uomo abbia creato un equilibrio tecnico - artistico; i centri urbani storici; gli insediamenti abitativi non urbani
como i castelli, le torri, le ville e in genere gli immobili di interesse storico e/o artistico..."
En cuanto al ambiente como defensa del suelo, del aire, y del agua, se refiere a "... quella località del territorio o del
mare dove si manifesterebbe un'azione aggressiva umana di alterazione dell'equilibrio dei diversi elementi naturali.
In questo senso, la tutela dell'ambiente darebbe luogo ad un'attività, preventiva o repressiva, di conservazione
dell'integrità dell'aria, delle acque e del suolo, da quello sviluppo produttivo o insediativo della comunità, capace di
comprimere a soprimere la fruibilità universale di tali beni comuni... " Cfr.- GIANNI (1973: 23).
Finalmente, el ambiente en sentido urbanístico se traduce simplemente en "... l'ambiente puramente e implicemente,
oggetto della potestà di pianificazione territoriale dei pubblici poteri, in quanto volta ad assetti materiali del mondo
fisico...". Cfr.- GIANNI (1973: 48 a 49).
14

de los elementos inertes, en una conjunción integradora, sistémica y dialéctica de


relaciones de intercambio entre el hombre y los diferentes elementos"47.

A partir de este concepto dice que se pueden encontrar tres versiones del concepto
jurídico de ambiente, -lo mismo que en la construcción conceptual de GIANNINI-. La
primera como normativa de protección del suelo, el aire y el agua; la segunda como
objeto de la disciplina urbanística; y la tercera como ámbito físico de diversas acciones
humanas en el que existen sistemas de equilibrio. De ahí que se elaboren para su
protección dos estrategias jurídicas: 1) Gestión del territorio (que se ajusta dentro del
ámbito de la normativa urbanística); 2) Gestión de los elementos o factores de
ambiente (recursos naturales). Sin embargo, dice que el ambiente no debe ser
considerado territorio o espacio de ordenación y gestión, tampoco puede identificarse
sin más al ambiente con la naturaleza.

Parte del ambiente como conjunto de elementos naturales objeto de ordenación


jurídica, sobre todo aquellos que inicialmente fueron considerados res nullis,
susceptibles de utilización sin límite, que transformados después en bienes colectivos
hay que defenderlos de aprovechamientos irracionales derivados de la civilización
industrial y urbana para garantizar su aprovechamiento colectivo. En esta tarea las
disciplinas urbanísticas pueden coadyuvar, pero en función de intereses que están por
encima de la sola preocupación urbanística strictu sensu, ya que el concepto de
ambiente incluye toda la problemática ecológica general y el tema capital de la
utilización de los recursos naturales a disposición del hombre en la biosfera... el
ambiente puede ser concebido como la síntesis histórica de las relaciones de
intercambio entre sociedad y naturaleza en términos de tiempo y espacio, pero no es
algo neutro, ni abstracto y se presenta como una realidad histórica, puesto que el
ambiente y todas sus connotaciones jurídicas, entran a la historia con el hombre, desde
el momento que éste toma conciencia de su existencia y de los diferentes bienes
naturales que le pueden ser útiles, para satisfacer sus necesidades"48.

Por otra parte GUSTAFANE resalta el lugar central que debe ocupar el hombre en
cualquier planteamiento jurídico, principio establecido claramente en el artículo 2º de la
Constitución Italiana, y señala que el problema de la definición jurídica del concepto de
ambiente, como cualquier otro problema de significación jurídica, se resuelve
relacionando el objeto de tutela establecido y los fines que se quieren lograr, hacia la
plena realización de la persona humana. De manera muy sintética dice que por
ambiente en sentido jurídico debe entenderse como "... l'insieme degli elementi naturali
e/o artificiali, che dall'esterno incidono necessariamente sulla formazione estetico-
culturale, psico-fisica, socio-economica della persona umana, cosi da diventare
l'oggetto dell'insopprimibile interesse della persona umana stessa alla sua armonica e
contestual sistemazione estetico-culturale, igienico-sanitaria, socio-economica.
L'ambiente è, difatti, protetto come elemento determinativo della qualità della vita, non
47
JAQUENOD DE ZSÖGÖN (1991: 39) (1996: 22).
48
Cfr.- JAQÜENOD DE ZSOGÖN (1991: 80 a 82).
15

per perseguire astratte finalità naturalistiche o estetizzanti, ma per soddisfare


l'insopprimibile esigenza umana di esistere ed agire in un habitat naturale appropirato.
Poiché questo interesse è essenziale allo sviluppo sano ed equilibrato di ogni
uomo..."49.

Para PRIEUR desde el punto de vista etimológico, el término ambiente es "una noción
camaleón". Tiene presente el condicionamiento que van estableciendo los
conocimientos provenientes de la ecología50. Señala dos significados comunes de
ambiente; el primero como "... celui qui est issu des sciences de la natura et applique
aux sociétés humaines l'approche écologique, il s'agit alors de cet ensemble de
données et d'equilibres de forces concurrentes qui conditionnent la vie d'un groupe
biologique; celui qui se rattache au vocabulaire des architectes et urbanistes et sert á
qualifier la zone de contact entre un espace bâti et le milieu ambiant (naturel ou
artificiel)."51. Advierte que si bien el artículo 1º de la ley sobre protección a la
Naturaleza (10 VII 76) señala que " l'environnement est ici un terme générique qui
recouvre trois éléments: la natura (espèces animales et végétales et équilibres
biologiques), les ressources naturalles (eau, air, sol, mines,), les sites et paysages...",
otras leyes utilizan significados más restringidos para dicha expresión52. Hecha esta
relación, aunque no se pronuncia claramente al respecto, estructura su libro según la
concepción jurídica de ambiente en sentido amplio.

En México comparten esta posición amplia CARMONA LARA53, BRAÑES BALLESTEROS54


y GARCÍA SAAVEDRA55.

4.2. Concepción restringida.

Lo que define a la llamada concepción jurídica restringida del ambiente, al contrario de


la concepción amplia, es la idea según la cual el ambiente en sentido jurídico sólo debe
incluir a ciertos y determinados elementos naturales y ser indiferente al ecosistema y a
su complejo funcionamiento cibernético.

49
Cfr.- GUSTAFANE (1991: 20).
50
A mayor abundamiento dice "... Selon le contexte dans lequel il est utilisé, il sera entendu comme étant une idée á
la mode, un luxe pour pays riches, un mythe, un thème de contestation issu des idées hypeppies et
soixantehuitardes, un retour á la bougie, une nouvelle terreur de l'an 1000 liée á l'imprevisibilité des catastrophes
écologiques, les fleurs et les petits oiseaux, un cri d'alarme des économistes et philosophes sur les limites de la
croissance... " Cfr.- PRIEUR (1991: 1).
51
Cfr.- PRIEUR (1991: 2).
52
Señala, por ejemplo, que la ley del 19 de julio de 1976 relativa a las instalaciones clasificadas para la protección
del ambiente, primera que utiliza el término environnement en uno de sus títulos, aunque no proporciona ninguna
definición de ambiente, tiene una noción más restringida que lo relativo a la naturaleza o ambiente en sus
significados más vagos, excluyendo sitios y monumentos, y que la ley sobre arquitectura del 3 de enero de 1972,
establece referencias sobre el ambiente en sentido estético y arquitectónico... Cfr.- PRIEUR (1991: 2).
53
Cfr.- CARMONA LARA (1991: 9, 20 y 22).
54
Cfr.- BRAÑES BALLESTEROS (1994: 16,17, 19, 21, 43, 51, 101, 467, 463 y 536).
55
Cfr.- GARCIA SAAVEDRA et. al (1997: 27 a 28).
16

MARTIN MATEO, iniciador de esta posición lanza una critica a las concepciones
amplias, considerándolas infructuosas declaraciones de principios que obstaculizan "...
la adopción de postulados de trascendencia jurídica inmediata."56. Posteriormente
considera que el ambiente debe identificarse, en una primera mirada, con las llamadas
res nullis, en cuanto bienes comunes a todos y señala que el tratamiento jurídico de
este tipo de bienes se volvió inapropiado porque posibilitó su aprovechamiento
abusivo57. Así, restringe más su concepción de ambiente a los "... elementos naturales
de titularidad común y de características dinámicas: en definitiva, el agua y el aire,
vehículos básicos de transmisión, soporte y factores esenciales para la existencia del
hombre sobre la tierra"58.

Excluye de su concepto jurídico de ambiente al suelo, al anteponer dos argumentos. En


primer plano dice que "... no es clara su trascendencia en el sistema natural ecológico y
sus implicaciones jurídico - públicas, oscurecidas por su tradicional concepción como
bien apropiable, sobre el que sus respectivos titulares disponen de un amplio complejo
de potestades."59. En segundo considera que el suelo "... en cuanto elemento
biológicamente activo, no constituye un sistema global e intercomunicado como es el
caso de la atmósfera o el agua y tampoco es como éstos un componente existencial
insustituible."60.

Resulta bastante curiosa esta exclusión del suelo, cuando el mismo autor reconoce que
"... la superficie de la tierra biológicamente activa realiza, además de sus vitales
aportaciones a la creación de biomasa y potenciación de la diversidad de las especies,
funciones ambientales importantes e imprescindibles como la que representa la
dinámica fisiológico - vegetal y bacteriana, en la estabilidad de la atmósfera."61.

Este autor, en un reciente trabajo relativamente reciente, abandona la noción


restringida y pasa a la concepción jurídica intermedia del ambiente62.

4.3. Posición intermedia.

En este peldaño clasificatorio colocamos, por decirlo de alguna manera, a las ideas que
representan el justo medio de las otras concepciones. Por ello se les ubica como
antropocéntrismo moderado o naturocentrismo moderado. Postulan que el ambiente
debe ser considerado el conjunto de las bases naturales de todas las formas de vida,
incluido por supuesto el género humano, y busca armonizar la protección al ambiente

56
MARTIN MATEO (1991: 82 y 1981: 21).
57
MARTIN MATEO (1991: 85 y 1981: 24).
58
MARTIN MATEO (1991: 86 y 1981: 24).
59
MARTIN MATEO (1991 Tomo II: 466).
60
MARTIN MATEO (1991 Tomo II: 468).
61
MARTIN MATEO (1991 Tomo II: 468).
62
Nos referimos a su MANUAL DE DERECHO AMBIENTAL. 2ª ed. Edit. Trivium Madrid España 1998.
17

con el desarrollo económico. Pero debe entenderse que en tal conjunto, los elementos
y factores naturales se vinculan de manera sistémica.

ESCOBAR ROCA, quien repasa el origen y características del concepto científico de


"medio ambiente"63, expone las dificultades que la doctrina jurídica encuentra al querer
elaborar un concepto propio, éstas son: la imposibilidad para establecer un concepto
válido para cualquier ordenamiento con independencia de tiempo y lugar, y que ese
concepto jurídico debe estar subordinado necesariamente al sentido constitucional del
mismo para que sea realmente funcional. Al pasar por alto esos requisitos las
definiciones doctrinales practicadas tienen un contenido y extensión variable, y en
muchos casos, se apartan o ni incluyen la idea de sistema y por tanto la relación
necesaria de cada elemento natural con los procesos biológicos64.

En la construcción de su concepto jurídico de ambiente, desdeña concepciones amplias,


recoge como base la concepción restrictiva de MARTIN MATEO (aire - agua), expuesta
líneas arriba, y le agrega la flora, la fauna o, mejor dicho, los elementos
imprescindibles para el mantenimiento del equilibrio ecológico, es decir, el ambiente
funcionando de manera sistémica65.

En la misma vía ROSEMBUJ establece que para una concepción del ambiente en
sentido jurídico, ésta se debe informar de las elaboraciones de la disciplina
especializada, la ecológica; así el factor ambiental "... participa de ese modo como
fuente de conocimiento necesario y obligado en la definición legal y la aplicación de la
norma sea por el juez o el ciudadano"66.

Por otro lado, sostiene "... el ambiente (rectitus: el bien ambiental), en términos
jurídicos reconoce su perfil peculiar en el equilibrio ecológico de la biosfera o de los
distintos ecosistemas, cuya tutela se dispone para la salvaguardia de los mismos y,
finalmente, de la especies humana y su continuidad transgeneracional"67. Señala que
sería equivocado inducir el equilibrio ecológico únicamente desde la perspectiva
antropocéntrica, en atención única del genero humano, ésta solo sería la posición de
arranque, hasta incluir beneficios a especies diferentes a la humana68. Afirma con
claridad "que el enfoque antropocéntrico es el que ha puesto en peligro - y nosotros
agregaríamos destruido- no sólo múltiples ecosistemas, sino algunos de directa y
necesaria contingencia vital para el hombre"69.

63
ESCOBAR ROCA (1995: 44 a 47).
64
ECACOBAR ROCA (1995: 48).
65
ESCOBAR ROCA (1995: 44 a 49).
66
ROSEMBUJ (1995: 11)
67
ROSEMBUJ (1995: 12).
68
ROSEMBUJ (1995: 12 a 13).
69
ROSEMBUJ (1995: 13).
18

Sostiene acertadamente que al mantener un concepto jurídico de ambiente apegado a


los datos ecológicos se excluyan elementos como el ambiente construido por el hombre
y los sistemas sociales, políticos y económicos70. Para poner punto final a esta
cuestión, establece que la noción que llama estricta (pero que aquí le hemos
denominado intermedia) "... apegada a su matiz ecológica, comprensiva de los factores
abióticos (aguas, aire, suelo) y los bióticos (fauna y flora), permite incardinar el bien
ambiental como categoría jurídica unitaria, caracterizada principalmente por su
conservación esencial para los seres vivos, para la diversidad biológica, y su utilización
(económica, social) sostenible, en evitación de su extinción"71.

De este parecer es también SERRANO MORENO, expone varias razones para tomar
como base del Derecho ambiental a la noción de ecosistema natural, entre éstas
destacan las razones de orden metodológico. La primera razón es que la noción de
ecosistema natural contesta muy bien la interrogante doctrinal sobre cual será el objeto
del Derecho ambiental, es decir, las conductas que pueden influir en el ecosistema
natural, y sepulta la discusión en el sentido de incluir o no en el concepto jurídico
"tanto al hombre y a otros organismos vivos, como el medio físico no viviente, o los
bienes culturales o incluso el medio construido"72. La segunda es que "... nos permitirá
un alto grado de flexibilidad metodológica. Si se observa, tan ecosistema es una laguna
como el planeta. Y por tanto, la dogmática del Derecho ambiental puede practicar
tanto una aproximación macroscópica: la Tierra como sistema, como una particular a
cada uno de los sistemas"73.

La tercera es que a través de la noción de ecosistema natural puede tomarse en serio y


en sus justos alcances y causas el diagnóstico de crisis ecológica, "... que la vida no es
un fenómeno individual, sino colectivo; y que, en consecuencia desde el punto de vista
de la vida, toda se halla en interconexión sistémica, nada es inocuo y menos el
Derecho... no existen intervenciones inocuas sobre ella, sea cual sea la característica
formal y la motivación de la intervención - política, económica o de facto - y, por ello,
existe un impacto jurídico sobre los ecosistemas que debe ser objeto de tratamiento
legislativo, control jurisdiccional y reflexión dogmática"74. La cuarta razón
metodológica, es que la noción de ecosistema permite la comparación entre el
ecosistema y sistema jurídico, y con ello analizar el grado de adecuación del sistema
jurídico y las exigencia de tutela y protección ambiental75.

70
ROSEMBUJ (1995: 14).
71
ROSEMBUJ (1995: 9 a 14).
Aquí nos parece necesario decir que es y debe ser el derecho quien cierre este sistema sobre la unidad básica del
ambiente; las ciencias naturales si bien lo han definido con cierta concreción, no pueden decir que ya se haya
cerrado para ellas el objeto de análisis
72
SERRANO MORENO (1992: 39 a 40).
73
SERRANO MORENO (1992: 40).
74
SERRANO MORENO (1992: 41).
75
SERRANO MORENO (1992: 41 a 42).
19

La quinta razón es que con la noción de ecosistema natural podemos "dibujar con
precisión el objeto del derecho ambiental y, - también - centrar el objeto de
conocimiento: la protección del equilibrio de los ecosistemas en la medida en que hace
posible la vida de la especie sobre la Tierra. La ciencia jurídica puede incluirse así en el
más amplio campo de la ecología social y puede asumir también el diagnóstico central
para toda traslación política de la Ecología, según el cual la perturbación de todos los
ecosistemas es parte, causa o síntoma de la crisis civilizatoria; de otra forma, que la
crisis ecológica no está aislada, sino condicionada por lo que llamamos progreso de la
civilización y que, por tanto, vivimos una crisis compleja y multidimensional que afecta
a todos los aspectos de nuestras vidas; la salud y el sustento, la calidad del ambiente y
la relación con nuestros semejantes, la economía, la política y la tecnología76

MARTIN MATEO, anterior partidario de una idea restrictiva del concepto jurídico de
ambiente, en una renovada posición al respecto, acepta incluir en el concepto jurídico
de ambiente - y por lo tanto dentro del objeto de protección y estudio del Derecho
ambiental - al suelo, elemento que no consideraba antes, dice "Aunque el suelo como
sostenemos, no sea técnicamente equiparable a los otros dos factores básicos de la
biosfera - aire y agua -, su tutela comparte muchos aspectos con ellos, no sólo por sus
interacciones como veremos, sino porque se dan aquí equivalentes mecanismos a los
que operan en aquellos sistemas, incluyendo el traslado a la colectividad de los costos
económicos que deberían asumir los sujetos afectados."77 y para ser más categórico
añade, el objeto del Derecho Ambiental es la tutela de "... los sistemas naturales que
hacen posible la vida: agua, aire y suelo."78.

Así, añade que el ambiente debe ser entendido como sistemas naturales que
"Constituyen el soporte de la vida. Interaccionan con los organismos naturales. Tienen
ámbito planetario. Los sistemas ambientales, son materiales, físico - químicos,
suministran los elementos necesarios para que se den las condiciones necesarias para
que la vida se mantenga y evolucione, de lo que se trata la biología. Se explican así en
el contexto de la ecología, que estudia la biología de los ecosistemas integrados por
organismos que interaccionan entre si y con el medio que los rodea .... a nosotros nos
interesa el soporte de la vida que no es rígido ni estanco, sino que se encuentra con
ella, como vimos, en continua retroalimentación."79.

En nuestro país, podemos ubicar en esta línea dogmática a GUTÍERREZ NÁJERA. En


efecto, si bien no se detiene en la discusión sobre la sustancia y amplitud del concepto
jurídico de ambiente, tiene cabida en este grupo de opiniones por la definición que
formula de Derecho ambiental. Dice que esta disciplina es "... El conjunto sistemático y
ordenado de leyes que regulan la protección, conservación, preservación y utilización

76
SERRANO MORENO (1992: 42).
77
MARTIN MATEO (1998: 301).
78
MARTIN MATEO (1998: 61 a 63 y 299 a 302).
79
MARTIN MATEO (1998: 24).
20

de los recursos naturales y del equilibrio ecológico del hábitat"80. Conviene dejar
constancia que esta autora al formular sus definiciones de Derecho ambiental, expresa
nuevas reflexiones y preocupaciones de esta disciplina, es decir, que el Derecho
ambiental debe regular no sólo a aquellas conductas que por su magnitud resultan
relevantes, sino también aquellas que no lo son, pero que por su frecuencia y
acumulación, si importan en la protección del ambiente.

4.4. Posición personal.

Nuestro punto de vista se inscribe en la posición intermedia y guarda mucha simpatía


con el antropocentrismo moderado, pero con plena conciencia de la problemática
ambiental nos obliga progresivamente a ser más estrictos en la protección al ambiente.

Debemos precisar que nuestra posición es partidaria del verdadero y real desarrollo
sustentable, pero rechaza tajantemente el "aprovechamieto sustentable de los pobres";
y tampoco llegamos a postular que los elementos ambientales sean considerados
sujetos de derecho81. En efecto, lo que se necesita es un cambio del enfoque con que
concebimos la problemática ambiental y sus posibles soluciones; hay que establecer
una nueva forma de relación entre los humanos y entre éstos y los elementos
ambientales, donde se les conceda a estos últimos diferentes formas y grados de
protección, y no derechos subjetivos.

Se debe criticar al antropocentrismo y al biocentrismo. Al primero por tener fines tan


utilitaristas y no establecer límites. Al segundo por llevar a la protección ambiental al
grado de perder de vista al ser humano y sus necesidades. En lugar de estos polos
opuestos, la posición moderada considera indisplensable armonizar el desarrollo
económico y la protección al ambiente, al tiempo que percibe como valiosa en sí misma
a toda la comunidad abiótica y biótica, de la que los seres humanos forman parte y
están colocados en el punto más alto de la escala. Bajo esta nueva idea el humano
adquiere por ello nuevas y más estrictas responsabilidades de protección ambiental82.

En contra de las posiciones amplias y estrictas del concepto jurídico de ambiente, se


puede objetar que la exclusión de uno o la inclusión de determinados elementos, a un
sistema o conjunto de entidades, es resultado de una imprecisa interpretación de los
datos objetivos de una realidad.

En ambos casos, la posición amplia o restringida no tiene en cuenta la "naturaleza", las


relaciones y las funciones que cada elemento desempeña entre sí y con todo el sistema
al que real y objetivamente pertenecen.

80
GUTIERREZ NAJERA (1998: 112).
81
Sobre la idea de que estas entidades puedan ser sujetos de derecho, argumentaciones en pro y
contra. Cfr.- ESER (1985: 616); SERRANO MORENO (1992: 100 a 118).
En México se ha pronunciado abiertamente a favor de esta idea CARMONA LARA (1991: 23).
82
Cfr.- MADDALENA (1992: 351 a 352); ESER (1985: 619 a 646).
21

En efecto, la idea de excluir un determinado elemento del ecosistema al cual pertenece


de manera "natural" o no reconocer los enlaces e intercambios funcionales y
cibernéticos que los elementos tienen entre sí, con el ecosistema y con otros elementos
externos en un concepto jurídico restringido de ambiente, resulta bastante artificial.

Así mismo, el propósito de unificar arbitrariamente elementos que pertenecen de


diversas realidades que no tienen relaciones directas o indirectas fácilmente
identificables, en un concepto jurídico amplio de ambiente, no considera en todo lo que
vale la diferente naturaleza de cada conjunto, sus límites y tropieza a la hora de
intentar otorgar un tratamiento jurídico integral, aunque esta unidad, integridad y
pertenencia se predique en un concepto jurídico diferenciado de sus componentes, ya
por necesidad de su conservación unitaria, ya porque sean indispensables para la plena
realización de la persona humana, o por su idéntica calidad de bienes colectivos,
razones éstas que parecen cada día más artificiales frente al deterioro del ambiente
natural.

En pocas palabras, una cosa es el conjunto de realidades que rodean a la especie


humana (el ecosistema, el patrimonio histórico y cultural, el ambiente construido, etc.)
y otra sola, el ecosistema natural, los sistemas naturales, la biosfera, de la que
dependen todas las formas de vida de este planeta, especialmente relevante y
necesitada de urgente protección jurídica eficaz.

De otro margen, debe abonarse en contra de las concepciones jurídicas amplias de


ambiente, que si bajo esta noción incluimos una gama de amplias realidades, (como la
salud humana, el patrimonio histórico y cultural, el ambiente urbano y demás),
ignorando los límites reales de las cosas, y a partir de ésta intentamos un tratamiento
jurídico integral, lo único que comprobaríamos es la banca rota de cualquier tipo de
protección jurídica que pretenda ser integral, por no responder a la realidad del
conjunto que se quiere proteger. Por ejemplo -y ya lo decíamos-, una consecuencia de
esta exageración sería que todos los delitos ubicados en el Código Penal y en otras
leyes, podrían ser considerados delitos ambientales, aunque los enfoques de cada
grupo de delitos, no esté orientado directamente a la protección ambiental.

Por otra parte, como ya se señaló, la problemática ambiental ha sido inscrita en


muchas constituciones, como una mandamiento o principio para los poderes públicos o
incluso a través de establecer el derecho subjetivo a un "medio ambiente" adecuado
para su desarrollo, bienestar, etc. Puede decirse que el concepto constitucional de
"medio ambiente" está matizado por la noción jurídica amplia, que implica incluir una
amplia gama de realidades deseables para el ser humano.

La adopción de un concepto constitucional de "medio Ambiente" de signo amplio,


podría ser criticable, pero bien miradas las cosas, se le puede conceder ciertas virtudes,
a saber:
22

En primer lugar, como quiera que sea, el hecho de que parezca una referencia
ambiental en las constituciones es ya un gran paso. En segundo lugar, esta referencia
constitucional es el primer gran paso en la construcción de los derechos subjetivos
ambientales, los que serán una de las vías más idóneas para la protección ambiental y
para el desarrollo de nuestra disciplina. Ciertamente hoy existen muchas insuficiencias
y lagunas para que el derecho subjetivo a un medio ambiente adecuado tenga una
tutela efectiva, pero si salvamos estas y otras dificultades formales y materiales es
seguro que la situación actual se mejore. En tercer lugar, sea o no, esta referencia
constitucional un derecho subjetivo, y eso depende del lugar que se le haya asignado
dentro de la estructura de la propia Constitución, lo cierto es que nada impide que se
considere como principio programático de los poderes públicos y del Estado en su
conjunto. Y en último lugar, además, esta referencia constitucional, precisamente por
encontrarse en ese plano jerárquico, funciona hoy y lo hará en el futuro, como una
directiva suprema de interpretación finalista, cuando haya que echar mano de ese
argumento83.

A futuro esperamos que se vaya consolidando no sólo el derecho subjetivo a un "medio


ambiente" adecuado y su tutela efectiva, sino algo más grande, la plenitud del Derecho
Ambiental en cualquier país.

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