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Córdoba, 26 y 27 de noviembre de 2010

IX Congreso Hispano-Luso
de Derecho Administrativo Comunicación nº ..............

NUEVO MARCO EUROPEO DE SUPERVISIÓN FINANCIERA: UNA


VISION DESDE ESPAÑA

Marcos M. Fernando Pablo (1)


(1)
Profesor Titular de Derecho Administrativo. Universidad de Salamanca .

RESUMEN: La fragmentación de la supervisión, en un mercado global, así como la falta de adaptación material de
la misma a las realidades que se han manifestado en la actual crisis financiera (concentración en el riesgo por
entidad y no en el riesgo sistémico, opacidad cada vez mayor del sector financiero, incentivos a la asunción de
riesgos …) han impulsado un nuevo modelo de supervisión financiera europea, recientemente votado por el
Parlamento Europeo, que representa más que una nueva etapa en el proceso anterior, un importante paso hacia un
gobierno económico europeo. Los rasgos orgánicos y materiales de tan significativo paso se exponen
sintéticamente, en tanto en cuanto pueden contribuir a la reformulación jurídica de la supervisión financiera en
España como modo de intervención administrativa sobre este sector clave de la economía.

1. INTRODUCCIÓN
La noción jurídica de supervisión es, en ocasiones, formulada en términos positivos como
“función que comprende las potestades de inspección, vigilancia, prevención y corrección que
el derecho concede a determinado organismo” (así, el Reglamento de Supervisión de la
Comisión Bancaria y de Valores de México).Y, aunque la terminología ha evolucionado, tal
función no deja de situarse entre las formas de intervención administrativa sobre un sector
económico. Cierto es que puede intentarse, desde los antecedentes positivos españoles ( arts
37 y siguientes de la Ley de Ordenación Bancaria de 31 de diciembre de 1946) distinguir entre
las diferentes potestades y técnicas utilizadas, pero más útil parece diferenciar simplemente
entre potestad de regulación (potestad reglamentaria), de inspección (dirigida a la
comprobación del presupuesto de hecho de una norma), vigilancia/sanción (establecimiento de
las consecuencias de un previo incumplimiento), y una potestad directiva, de corrección que,
junto con la finalidad especifica, sería lo verdaderamente peculiar y propio de la función de
supervisión como conjunto de potestades ordenadas a una finalidad.
La ordenación y supervisión del sector financiero, en especial el subsector bancario, se ha
justificado con diferentes argumentos (por todos, DERMINE (1994) ) que descansan en la
necesidad de proteger los intereses de los depositantes, la solvencia del sistema bancario
como administrador de los ahorros de la colectividad y gerente de medios de pagos, la defensa
de la seguridad y estabilidad del sistema bancario como proveedor de crédito y liquidez, y en
consecuencia, elemento clave para la economía material y el crecimiento económico. La
evolución jurídica real de tal intervención pública, sin embargo, aparece fundamentada en el
privilegio que la banca con reserva fraccionaria adquiere a raíz de la Ley de Peel y el
incremento del papel de la institución que el modelo de banca resultante impuso: El Banco
Central.
Hasta finales los años setenta la actividad pública de regulación se limitaba a establecer
barreras de entrada, reserva de actividades a sujetos que cumplían determinados requisitos y
quedaban sujetos a coeficientes y limitaciones operativas y controles sobre los tipos de interés.
A lo largo de los años 80 y 90 tal ordenación fue sustancialmente aligerada o eliminada,
apareciendo en su lugar una regulación de carácter preventivo y prudencial ( BARRIOS, 2003).
Ello supuso el balanceamiento de las potestades de la función de supervisión desde la
regulación, inspección y vigilancia, hacia el polo de las potestades correctoras/directivas. Si
cada uno de los ciclos de expansión del crédito-burbuja-crisis financiera ha afectado al
contenido y modelo de supervisión, los cambios presentes parecen querer responder a las
características específicas de la crisis financiera que se inicia en 2008.

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2. DESARROLLO: LA SUPERVISION FINANCIERA. EVOLUCION JURIDICA GLOBAL
2.1. El riesgo Herstatt
Cada crisis financiera ha supuesto una respuesta al problema de la creación de dinero
fiduciario como consecuencia de la reserva faccionaria, afrontándose localmente el diseño de
la supervisión (para España, por ejemplo, MARTIN OVIEDO(1987), FRANCH I SAGUER
(1992) FERNANDEZ RODRIGUEZ, T. R. (1989)).A consecuencia del carácter prociclico que ha
tomado el negocio bancario a raíz de la admisión de la reserva fraccionaria, puede decirse que
la historia de la banca es la historia de sus crisis (SANCHEZ BLANCO (1992), MARTIN-
RETORTILLO, S. (1988)), pero en los últimos treinta años la internacionalización del sector
financiero, ha planteado nuevos problemas que han dado lugar a una disciplina internacional,
que tendrá su primer momento importante en el Acuerdo de Capitales de Basilea de 1988,
después de un largo proceso que se inicia con el cierre del Banco Herstatt (Colonia) ordenado
por el Bundesbank, pero que pudo conducir al colapso del sistema de pagos Norteamericano y
del sistema financiero internacionald, cuando el Chase Manhattan de Nueva Cork, corresponsal
del banco, se negó a cumplir las ordenes de pago contra el Banco alemán. De esta forma, un
número considerable de operaciones internacionales quedó sin realizarse por valor de US $620
millones (BAQUERO (2006). Los Gobernadores de los Bancos Centrales de los países
miembros del G-10 crearon un comité permanente de supervisores a fin de que la tarea de
unos no afectara a la liquidez y estabilidad del sistema financiero internacional .Para conjurar el
que, desde entonces se denomina “riesgo Herstatt”, surge el Comité de Basilea , núcleo de la
internacionalización de la tarea de los supervisores nacionales.
2.2. Acuerdo de Basilea I (Capital Adecuado).Su traslación al derecho comunitario
Una crisis posterior, la de la crisis de la deuda externa latinoamericana (1982) motiva que los
trabajos de Comité se orienten en el sentido de establecer estándares mínimos de capital por
los supervisores de los países del G-10 y otras partes que se sumaron. El Acuerdo de Capital
del Comité de Basilea (I) lleva fecha de 1988 y aunque su periodo de transición se extendió
hasta 1992, es recibido por la Unión Europea a través del marco de adecuación del capital
(Directiva sobre fondos propios -89/299/CEE-, que describe la calidad y composición del capital
requerido; la Directiva sobre el coeficiente de solvencia -89/647/CEE- que establece los
requisitos de capital por riesgo de crédito, y las Directivas sobre adecuación del capital -
93/6/CEE y 98/31/CE-, relativas a los riesgos de mercado) marco que permitió el
“establecimiento de un mercado financiero único y competitivo, cimentado en la solidez del
régimen cautelar y en la estabilidad financiera” (COM 1999(232)).A estas normas se sumaron
otras referentes a la supervisión del sector financiero, fundamentalmente, la Directiva
92/121/CEE del Consejo, de 21 de diciembre de 1992, sobre supervisión y control de las
operaciones de gran riesgo de las entidades de crédito y la Directiva 92/30/CEE del Consejo,
de 6 de abril de 1992, relativa a la supervisión de las entidades de crédito de forma consolidada
Otra crisis (la “llamada crisis asiática”) desencadenada en torno a 1997, con repercusiones
iniciales en Rusia (1998) que se trasladaron después a Estados Unidos ( colapso de LTCM, un
fondo de riesgo que acumuló perdidas de cuatro mil millones de dólares en cuatro meses) y
motivó la intervención de la Reserva Federal, es considerada la primera crisis de la
globalización. Para entonces, el Comité de Basilea ya trabajaba en la mejora de sus Acuerdo, y
la Unión Europea a lanzaba (COM (1999) 232) un Plan de Acción para la aplicación del Marco
para los Servicios financieros, donde se exponía, en materia de supervisión: “La Comisión
considera que la cooperación estructurada entre las autoridades nacionales de supervisión
basta para garantizar la estabilidad financiera, sin necesidad de nuevas disposiciones
comunitarias. Pero en la actualidad esta cooperación opera sólo para casos específicos y debe
ser reforzada. En el ámbito de la supervisión de los mercados de valores, en particular, la
normativa actual está a la altura de la brusca aceleración de la integración de estos mercados.
Por tanto, la Comisión… contribuirá a la elaboración de una "carta de las autoridades de

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supervisión", que establecerá las responsabilidades y los mecanismos de coordinación a nivel
europeo entre los distintos organismos de supervisión;… reexaminará con los Estados
miembros, y en paralelo con el Comité de Basilea de supervisión bancaria, la normativa
bancaria UE en materia de capital (coeficiente de solvencia y fondos propios), con el fin de
actualizarla;…analizará los problemas que pueden plantear los conglomerados financieros”.Ya
antes, la segunda directiva bancaria (Directiva 89/646/CEE) había establecido el principio del
control por el país de origen, el reconocimiento mutuo y la cooperación entre actividades de
supervisión.
El Acuerdo de Basilea sólo contempla explícitamente el riesgo de crédito y exigía a los bancos
internacionales un capital total equivalente al 8% de los activos ajustados al riesgo (a cuyo
efecto los activos se asignaban a cuatro compartimentos diferentes ponderados en sus riesgos)
con al menos la mitad de dicho capital en acciones ordinarias y reservadas (“tier 1”).La
enmienda de 1996 definió una reserva de capital destinado a riesgo de perdidas por cambios
de precios de mercado, estableciendo dos métodos diferentes para evaluar dicho riesgo de
mercado(GUTIERREZ LOPEZ et FERNANDEZ FERNANDEZ, J. (2006)).Con todo, al Acuerdo
se le reprochó su falta de sensibilidad al riesgo (necesidad de ampliar los riesgos cubiertos con
capital) y la necesidad de incluir en la doctrina supervisora la llamada “disciplina de mercado”,
expresión con la que se aludía a requisitos de transparencia y exigencias de la técnica de
control interno.
La Directiva 2000/12/CE relativa al acceso y ejercicio de la actividad de las entidades de
crédito, refundiendo gran parte de la normativa anterior de este subsector financiero, pretendió
iniciar la creación de una red de seguridad financiera asignado la supervisión respecto de
entidades y sucursales conforme a la regla siguiente: “La responsabilidad en materia de
supervisión de la solidez financiera de una entidad de crédito y, en particular, de su solvencia,
corresponde a la autoridad del Estado miembro de origen de la misma. La autoridad
competente del Estado miembro de acogida mantiene sus responsabilidades en materia de
supervisión de la liquidez y de política monetaria. La supervisión del riesgo de mercado debe
ser objeto de una estrecha colaboración entre las autoridades competentes de los Estados
miembros de origen y de acogida”, estableciendo al efecto reglas sobre el intercambio de
información entre autoridades responsables.
El mismo acto normativo se ocupó de clarificar los instrumentos técnicos de supervisión
prudencial: Exigencia de fondos propios, coeficiente se solvencia, normas referidas a grandes
riesgos y ponderación de riesgos, reconociendo que las disposiciones relativas se enmarcaban
“en el esfuerzo internacional iniciado, a mayor escala, para conseguir una aproximación de las
normativas en vigor en los principales países en materia de adecuación de los fondos propios”,
que habrían de definirse de acuerdo con los criterios que fijaba, si bien se precisaba un máximo
de elementos y de cantidades limitativas, dejándose al poder discrecional de los Estados
miembros la utilización de la totalidad o de una parte de dichos elementos y la fijación de
límites inferiores a dichas cantidades limitativas. Análogamente se precisaban los elementos de
técnica contable que habrían de utilizarse para el cálculo de los fondos propios, del coeficiente
de solvencia (8%) y en la evaluación de riesgos.
El texto de la Directiva 2000/12 fue completado y modificado, sobre todo, por la Directiva
2002/87 relativa a la supervisión adicional de entidades de créditos, empresas de seguros y
empresas de inversión de un conglomerado financiero, a fin de posibilitar una supervisión
prudencial sobre la base consolidada de tales conglomerados, adicional a la supervisión
estructural cobre cada sector.

2.3. Basilea II. Tres pilares para el control de riesgos. El marco europeo posterior
El Plan de Acción para los Servicios Financieros comprendió, finalmente, 42 actos comunitarios
que contribuyeron al despegue del mercado interior de servicios financieros (aunque de forma

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muy limitado en los servicios minoristas) y, ya en 2005, se adopto una nueva agenda
regulatoria (el Libro Blanco de la Política de servicios financieros, COM(2005) 629) donde se
identifica como un factor determinante del grado de fragmentación bancaria los diferentes
sistemas de control del riesgo, aunque en materia de regulación y control la preocupación
parecía ser sólo la garantía de una cooperación mas coherente y oportuna, clarificando las
responsabilidades que corresponden al Estado de origen y al de acogida,”explorando las
posibilidades de delegación de toda la responsabilidad del control de una filial en las
autoridades de control de la matriz”.Entretanto, las medidas iniciales sobre requisitos de
constitución, operación y capital fueron objeto de diferentes modificaciones,
El punto de inflexión que determino un conjunto de reformas en la legislación europea material,
vino dado por la adopción por el Comité de de Basilea del nuevo acuerdo (junio 2004) y si bien
la reforma del anterior acuerdo comenzó casi de inmediato, es lo cierto que la crisis financiera
de algunos países emergentes (Turquía, Argentina, Brasil) puso de manifiesto efectos no
deseados del Acuerdo de Basilea inicial. El nuevo contexto de supervisión (Basilea II) se
caracteriza por asentar en tres pilares: Requisitos mínimos de capital, supervisión en la gestión
de fondos propios y disciplina de mercado.
En el primer pilar, se define el capital regulador (acciones comunes y preferentes) que ha de
ser al menos el 50% del total y el capital adicional (reservas y activos más de cinco años) y se
mantiene la misma ratio del 8% como requerimiento mínimo de capital, si bien ahora en el
denominador que lo divide se incluye el riesgo de crédito, el riesgo de mercado, mas el riesgo
operacional. La cuantificación de estos riesgos se realiza, tras distinguir seis clases de activos,
conforme a los métodos que se definen, (estandar o basado en calificaciones internas)
incorporando la posibilidad de cuantificar el riesgo de crédito a través de agencias de
calificación o mediante procedimientos internos propios (GARCIA HERRERO, A. y GAVILA,
S,(2006)).De hecho, este es uno de los aspectos mas criticados posteriormente: El Gobernador
del Banco de Inglaterra ha recordado recientemente cómo el banco Northern Rock,
nacionalizado por el Gobierno británico tras el estallido de la crisis financiera en 2007, era
considerado una de las entidades más solventes del mundo bajo los criterios impuestos por
Basilea II ).
El segundo pilar se asienta en diferentes principios: Los bancos deberán contar con un proceso
interno de evaluación de la suficiencia de capital y una estrategia para su mantenimiento; los
supervisores examinaran las estrategias y evaluaciones internas de la suficiencia de capital de
los bancos y deberán intervenir con prontitud a fin de que el capital no descienda por debajo
del mínimo regulatorio. El pilar III persigue fomentar la disciplina de mercado sobre las
entidades bancarias mediante la divulgación de información financiera veraz y completa. La
idea que subyace a este pilar es que, si los mercados están bien informados, premiarán a
aquellas entidades con un perfil de riesgo (GARCIA HERRERO, A. y GAVILA, S,(2006);
PANCORBO DE RATO, A. (2002))
El acuerdo de Basilea II fue incorporado a derecho comunitario sustancialmente a través de las
Directivas 2006/48/CE (acceso y ejercicio de la actividad de establecimientos de crédito) y
2006/49/CE (fondos propios de empresas de inversión y entidades de crédito) y sus ulteriores
modificaciones
En materia de supervisión, se estableció el conjunto de poderes que se reconocían a las
autoridades de los Estados Miembros y entre ellos, no sólo la posibilidad de retirar la
autorización cuando la entidad haya dejado de poseer fondos propios suficientes o de ofrecer
garantía de poder cumplir sus obligaciones frente a sus acreedores y, en especial, de
garantizar la seguridad de los fondos que le han sido confiados o la posibilidad de imponer
sanciones, sino también el reconocimiento de potestades correctivas tales cómo la posibilidad
de obligar a las entidades de crédito a mantener fondos propios superiores al nivel mínimo
artículo, exigir que se refuercen los sistemas, procedimientos, mecanismos y estrategias

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ejecutados a fin de cumplir lo dispuesto en los artículos 22 y 123 de la Directiva, exigir a las
entidades de crédito que apliquen una política específica de dotación de provisiones o un
tratamiento particular de activos en cuanto a exigencias de fondos propios, así como restringir
o limitar los negocios, las operaciones o la red de oficinas y exigir la reducción del riesgo
inherente a las actividades y productos y sistemas de las entidades de crédito (art. 136
Directiva 48/2006).
En particular se prevé la posibilidad de imponer una exigencia de fondos propios específica,
superior al nivel mínimo fijado al a las entidades de crédito que no cumplan ciertos requisitos, o
a aquellas sobre las que se haya llegado a una determinación negativa, en cuando resulte
improbable que la mera aplicación de otras medidas mejore los sistemas, procedimientos,
mecanismos y estrategias en un plazo adecuado.
Ya en plena crisis financiera internacional, a la vista del Acuerdo de Basilea, y de las opiniones
sobre su influencia en la crisis posterior, el Parlamento Europeo pedirá expresamente
(Resolución sobre Basilea II y la revisión de las Directivas relativas a los requisitos de capital,
de 22 de septiembre de 2010) “ampliar el conjunto mínimo de herramientas de gestión de
crisis de que dispone el supervisor más allá de las disposiciones del artículo 136 de la Directiva
2006/48/CE, de manera que incluya como mínimo las competencias para: exigir que se
efectúen ajustes de capital, liquidez, mezcla de negocios y procesos internos; recomendar o
imponer cambios en la gestión; restringir las condiciones de las licencias bancarias; imponer
testamentos vitales; imponer una venta parcial o total; crear un banco puente o una escisión en
banco sano / banco tóxico; exigir swaps de deuda por capital, con márgenes adecuados;
imponer requisitos y restricciones a la retención de beneficios y dividendos con objeto de
consolidar los requisitos de capital y asegurar que los accionistas paguen antes que los
contribuyentes; reestructurar y transferir activos y pasivos a otras entidades para asegurar la
continuidad de operaciones con importancia sistémica; establecer criterios para la evaluación
de los activos tóxicos; asumir temporalmente el control público; y liquidar los bancos en
quiebra”
3. LA REACCION FRENTE A LA CRISIS PRESENTE : NUEVO MARCO EUROPEO
3.1. El Informe Larosière y la propuesta de la Comisión Europea
En noviembre de 2008 el Grupo de Alto de nivel presidido por Mr Larosière realizó una serie de
recomendaciones sobre la reforma del sector financiero, ante el diagnostico realizado sobre la
causas de la crisis y la posición europea frente a la misma. Como quiera que entre tales causas
se mencionaba algunos carencias de la supervisión financiera (en su diseño legal) en algunos
Estados Miembros y la fragmentación de la misma frente a operadores globales), la Comisión
formuló un conjunto de propuestas (COM(2009) 252 “Supervisión Financiera Europea”) a fin de
establecer mecanismos mejorados que refuercen sustancialmente la supervisión del sector
financiero en Europa, velar por la aplicación coherente de las mismas normas técnicas,
detectar en una fase temprana los riesgos que amenacen el sistema, y tener la capacidad de
actuar colectivamente con mucha más eficacia en situaciones de emergencia y a la hora de
resolver desacuerdos entre los supervisores“
El paquete comprendía una propuesta de reglamento relativo la supervisión macroprudencial
e instituyendo un Comité Europeo de Riesgo Sistémico (COM(2009) 499), una propuesta de
Decisión atribuyendo al Banco Central Europeo competencias con relaciona dicho Comité,
((COM(2009) 500), así como las propuestas de Reglamentos (COM(2009) 501, 502 y 503)
creando una Autoridad Bancaria Europea, una Autoridad Europea en el campo de los seguros
y pensiones profesionales, y una Autoridad Europea de los Mercados Financieros. A ello se
añadió en octubre de ese mismo año, una propuesta de directiva omnibus (COM 2009576)
que pretendía acomodar la legislación material previa y que habría de incidir, por tanto, en la
supervisión en los sectores de valores mobiliarios, seguros, y entidades financieras.

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En el plano orgánico, por tanto, se pretendía configurar un Sistema Europeo de Supervisores
Financieros, en los sectores aludidos, que habrían de ocupar el papel de los previos comites y
desempeñar nuevas funciones (esencialmente, elaborar propuestas de normas técnicas,
resolver las diferencias entre autoridades nacionales, competencias sobre Agencias de
Calificación y coordinación en situaciones de urgencia.
3.2. Las modificaciones materiales: Las normas técnicas. Resolución de conflictos
entre Autoridades Nacionales.
En el plano de la supervisión macroprudencial, la creación de una Junta Europea de Riesgo
Sistémico, como parte del Sistema Europeo de Supervisión Financiera, supone la existencia de
un colegio llamado a intervenir ante “un riesgo de perturbación en el servicio financiero, que
puede tener repercusiones negativas graves sobre el mercado interior y la economía real”. El
nuevo ente desempeñará las siguientes funciones: Determinar y/o recopilar, según proceda, y
analizar toda la información pertinente, incluida la legislación con un impacto potencial sobre la
estabilidad financiera; identificar y priorizar los riesgos sistémicos; emitir avisos cuando dichos
riesgos sistémicos se consideren significativos, y, en caso necesario, hacerlos públicos;
formular recomendaciones para la adopción de medidas correctoras en respuesta a los riesgos
detectados, y, en su caso, hacerlas públicas y lo que quizá es más importante “Emitir un aviso
confidencial dirigido a la Comisión cuando considere que se puede producir una situación de
emergencia”
En particular, indica el Reglamento, la JERS desarrollará, en cooperación con las AES, un
conjunto común de indicadores cuantitativos y cualitativos (cuadro de riesgos) que servirá
como base para atribuir una clasificación de supervisión a las entidades transfronterizas que
pudieran plantear un riesgo sistémico, clasificación se revisará periódicamente, reflejando los
cambios materiales del perfil de riesgos de una entidad. La clasificación de supervisión será un
factor fundamental en la decisión de supervisar directamente o de intervenir en una entidad en
crisis.
La modificación material (acometida por la propuesta de directiva “ómnibus”) establece el
marco de actuación de los nuevos organismos: Definición de los campos en los que las nuevas
autoridades establecerán normas técnicas o intervendrán para salvar las diferencias entre
órganos nacionales.
En particular, en el campo de las entidades de crédito, las modificaciones de la Directiva
46/2006, introducen constantes menciones a la posibilidad de normas técnicas propuestas por
la Autoridad de Supervisión Bancaria y adoptadas por la Comisión, fundamentalmente para
garantizar una aplicación uniforme en todo el territorio de las Unión. Así, se trata de uniformar
la información a solicitar para solicitar la autorización de la entidad de crédito pero también otro
conjunto de informaciones corrientes, imponiendo, modelos, formatos, informaciones
materiales e incluso aplicaciones informáticas comunes.
Junto a estas normas técnicas (aproximación común en materia de requisitos de información)
se establece un segundo campo en el que se regularan metodologías cuantitativas o de cálculo
y finalmente aquellas otras que pretenden estandarizar los procedimientos de cooperación y
hacerlos cuasia-automáticos. Por otra parte, se precisa en que casos, por excepción,
intervendrá la nueva Autoridad Bancaria, pues, por principio, la supervisión permanece en
manos de los organismos nacionales, si bien se intensifican los procesos de cooperación
incluso de delegación con relación a conglomerados financieros o entidades transnacionales.
Finalmente, las modificaciones materiales afectan a los supuestos en que deba intervenir la
nueva Autoridad Bancaria Europea para solventar los conflictos que puedan plantearse entre
autoridades nacionales. En este caso, se pretende, ante todo, clarificar los procedimientos de
intervención del supervisor europeo.

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El Parlamento votó el paquete el 22 de septiembre de 2010, debiendo entrar en vigor len enero
de 2011.El limitado campo en que ahora quedan concretadas las normas técnicas será sin
duda ampliado en el futuro, pues la idea directriz sigue siendo la de conseguir un ejecución
común de la tarea de supervisión, con normas y procedimientos compartidas y menor
discrecionalidad en el supervisor nacional.
3.3. La significación del nuevo marco: Europa Frente a la crisis. Basilea III
Las modificaciones en el cuadro de supervisión europea, inducidas por la crisis financiera han
coincidido con la actualización de los Acuerdos de Basilea, suya versión actual ( que habrá de
implementarse a lo largo de la próxima década) se identifica ya como Basilea III. Dicho acuerdo
adoptado el 12 de septiembre de 2010, incorpora como novedades generales, la elevación del
capital mínimo del 2 al 4,5 % añadiendo un colchón de conservación de capital del 2,5% de
manera que los requerimientos totales de capital ordinario se situará en el 7% junto con mas
rigurosa de capital, cifra que triplica de hecho las anteriores, (restringiendo así la posibilidad de
pagar dividendos).A esto se unen otra serie de requisitos- otro porcentaje anticíclico, mas al
margen del riesgo asumido. Por otra parte, (coeficiente de apalancamiento).
El papel de Europa, frente a una crisis que inicialmente le resultó ajena en su origen, no ha sido
despreciable. Pese a algunos titubeos iniciales, las instituciones y los Estados Miembros han
reaccionado en primer lugar garantizado los depósitos, a fin de evitar el riesgo más común de
toda crisis bancaria (el pánico de los depositantes).Los rescates bancarios, según la más
común doctrina de “demasiado grande para quebrar”) se han desarrollado ordenadamente aún
al precio de situar al límite de la bancarrota a algún país miembro. A lo largo de 2009 se han
extraído las principales lecciones: La supervisión bancaria ha de comunitarizarse pues no es
posible mantener un red de seguridad financiera fragmentada en unos mercados globalizados.
Han de incrementarse los poderes de supervisión, Los riesgos de los activos han de valorarse
conforme a criterios comunes. Las agencias de calificación no pueden tener siempre la última
palabra. Los activos fuera de balance han de regularse y ser contemplados también por la
supervisión.
El informe Lasosière, el Dictamen del Consejo Económico y Social sobre el mismo, el propio
Dictamen del Banco Central y diferentes intervenciones de grupos de alto nivel convocados por
la Comisión, ha permitido establecer las líneas de acción de futuro. El papel del Banco Europeo
no puede, permanentemente, ser el de prestador de último recurso y ahora la discusión se
traslada a la solución que ha de darse a las entidades que no puedan sobrevivir a la crisis.
Los mayores requerimientos de Basilea III, defendidos por los países europeos, pretenden
trasladar el riesgo de la gestión bancaria a los accionistas del mismo, no al Banco Central ni a
los contribuyentes. Por eso las recientes iniciativas de la Comisión, (COM(2010) 254, sobre
Fondos de Resolución Bancaria, y COM (2010) 579, “Dotar a la Union de un cuadro para la
gestión de crisis en el sector financiero”, complementado el paquete de supervisión y siguiendo
lo reclamado por el Parlamento Europeo, se ocupa ahora de regular mecanismos de liquidación
ordenada de entidades.
4. CONCLUSIONES. UNA NOTA DESDE ESPAÑA
Tanto el proceso de Basilea como el desarrollo de la supervisión de los Estados Miembros de
la Union tiene su origen en la reserva fraccionaria. Los mayores requerimientos de capital
propio, cada vez mas exigentes y crecientes en cuantía, los mecanismos de ponderacion de
riesgos para valorar los “activos” del banco, las necesidades de información y sujeción a
normativa técnica de contabilidad, responden al hecho que fundamenta la banca moderna: El
deposito “irregular” en que consiste el deposito a la vista permite al banco “crear” dinero por
medio de sus “activos” (prestamos concedidos).Basta una política crediticia poco atenta a los
riesgos (y los nuevos productos financieros muchas veces lo enmascaran) para que este
proceder ocasión problemas de liquidez y se traslade sus efectos a la economía real. Queda
en el fondo, más halla del proceso histórico, la discusión, apenas iniciada sobre si sobrevivirá el

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sistema bancario asentado en la reserva fraccionaria. El hecho de que el Parlamento Británico
discuta en noviembre la propuesta de Steve Baker y Douglas Carswell para obligar en ciertos
casos a los bancos a mantener el 100% de lo depositado a la vista y la propias declaraciones
públicas de Gobernador del Banco de Inglaterra defendiendo posiciones similares, quiza sean
sólo una anécdota del florecimiento parcial de la Escuela Austriaca, pero indican también una
cierta insatisfacción con el modelo bancario recibido.
Entre tanto, la supervisión financiera es una tarea imprescindible en la que un poder supervisor
que cuente con normativa adecuada (esto es, que le otorgue poderes, no solamente en el
momento de aceptar el inicio de la actividad, sino para moralizar su desarrollo, hasta el punto
que , jurídicamente, permiten hablar de “relimitación” de derecho, mas que simple limitación a
la libertad de empresa) y poderes de sanción/ revocación.
La reiterada mención en el Informe Larosière a la posición y poderes del supervisor español,
(son hasta cuatro las menciones que contiene) no pueden ser ignoradas, pues, en efecto, la
supervisión bancaria en España ha prestado (salvo en el caso de las Cajas de Ahorro) un papel
fundamental que ha mantenido a muchas de nuestras entidades al abrigo de los peores vientos
de la crisis fingiera. El Proyecto de Ley de Economía sostenible, al proponer modificar la Ley
13/1985 de coeficientes de inversión recursos propios y obligaciones de información de los
intermediarios financieros (Disposición final Undécima de dicho Proyecto de Ley) acentúa el
papel del Banco de España incorporando parte de las recomendaciones de Basilea,
especialmente en lo que hce a someter a evaluación los “sistemas acuerdos, estrategias
procedimientos y mecanismos” aplicados por las entidades par dar cumplimiento a sus
obligaciones legales”.
Hoy, sin embargo, tal poder de supervisión no puede ejercerse aisladamente, pues ante
mercados globales, las redes de seguridad financiera han de conectarse. Por eso, la creación
de organismos comunitarios, en su aparente “incapacidad” inicial de alterar sustancialmente la
situación, no deja de ser un paso hacia un gobierno económico europeo que ya intuye como
resultado de la presencia de una moneda única, al menos en ciertos Estados Miembros.

5. BIBLIOGRAFÍA

AAVV (1987): Estudios de Derecho Publico Bancario .Madrid .CEURA


BAQUERO HERRERA, M. (2006) Globalización y Derecho Financiero: La Nueva Propuesta
del Comité de Basilea relacionada con Estándares de Supervisión Bancaria Edición electrónica.
www.eumed.net/libros/2006b/mbh
BARRIOS, V. E (2003) : ”La regulación bancaria a debate: Supervisión pública versus disciplina
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DERMINI, J. (1994): “Prudencial supervision, necesity and impact”. Paper Commisioned by the
European Commission. Bruxelles. EU. Comimission.

FERNANDEZ RODRIGUEZ, T .R.(1989) : “Los poderes públicos de ordenación bancaria y su


eficacia preventiva”.Libro Homenaje a Villar Palasí. Madrid. Civitas
FRANCH I SAGUER, M. (1992) : Intervención administrativa sobre Bancos y Cajas de Ahorro.
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