Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Egipto estaba en los mejores días del Imperio Medio. Los reyes Mentuhotep
IV y Mentuhotep V tuvieron un capaz primer ministro llamado Amenemhat, de
origen tebano. De algún modo se rebeló y en 1991 se convirtió en rey con el
nombre de Amenemhat I, inaugurando así la XII dinastía. Trasladó la capital del
imperio a Lisht, cerca de Menfis, pues debió de juzgar que Tebas estaba
demasiado al sur para controlar eficazmente el Bajo Egipto. La construcción de
pirámides continuó, si bien éstas nunca volvieron a alcanzar las proporciones de
las del Imperio Antiguo. Amenemhat reforzó el dominio egipcio sobre el Sinaí,
restableció el comercio con el sur y mantuvo controlada a la nobleza. Así mismo
ordeno la limpieza y restauración del canal que unía el Nilo con el lago Moeris,
lo que aumentó considerablemente la fertilidad de la región.
Ten cuidado con tus subordinados... ten cuidado con tu hermano, no conozcas al
amigo y no intimes con nadie...
En 1971 Amenemhat I fue sucedido por su hijo Sesostris I, quien conquistó la
región de Nubia, situada al sur de la primera catarata del Nilo. Los nativos eran
un pueblo primitivo que no tenía nada que hacer frente al ejército egipcio. Quince
siglos después, cuando Egipto había perdido su poderío, los sacerdotes contaban
historias legendarias sobre las extraordinarias hazañas de los reyes del pasado,
que habían conquistado todo el mundo conocido, y el mayor de todos los
conquistadores era Sesostris I.
A esta época corresponden los sucesos narrados en la parte final del libro del
génesis, en la Biblia. El génesis fue escrito por sacerdotes judíos más de mil años
después. Su primera parte es una versión de los mitos sumerios sobre el Diluvio y
las épocas anteriores, drástica y sistemáticamente adaptados para dejar como
único protagonista al dios judío, que en la época que tratamos ahora no existía
todavía. Por ejemplo, se conserva una tablilla sumeria de esta época que hace
referencia a un conflicto entre un dios pastor y un dios agricultor, en los que no
es difícil reconocer a los que la Biblia presenta como Caín y Abel. Los diez
reyes legendarios de antes del Diluvio son sustituidos por diez patriarcas de Adán
a Noé. Luego viene la adaptación de la leyenda sobre los hombres que querían
construir una torre que llegara al cielo. Ahora es el dios judío el que lo impide
haciendo que cada cual hablara una lengua distinta. La Biblia sitúa la historia en
la ciudad de Babel o Babilonia. Al parecer los judíos encontraron una falsa
etimología que relaciona el nombre con la palabra "confusión", cuando en
realidad Babel es una derivación de Bab-Ilum (puerta de Dios), nombre de una
pequeña ciudad mesopotámica que tomaron los amorreos y que pronto iba a
destacar en la región. Tras una larga lista de descendientes de Noé, el génesis
prosigue con la historia del patriarca Abram. Las fuentes de esta última parte ya
no son mesopotámicas, sino cananeas. No se conoce ninguna otra versión más
que la de la propia Biblia. En principio, toda la historia de Abram podría ser una
invención muy posterior, pero hay indicios de que existe un sustrato que se
remonta realmente a los finales del siglo XX o principios del XIX. Por una parte,
se describe una situación política que cuadra con la realidad histórica:
Aconteció por aquel tiempo que Amrafel, rey de Senaar; Arioc, rey de Elasar;
Codorlahomor, rey de Elam y Tadal, rey de Naciones, hicieron la guerra contra
Bara, rey de Sodoma, y contra Bersa, rey de Gomorra, y contra Senaab, rey de
Adama y contra el rey de Bala, la misma que después se llamó Segor. Todos
estos vinieron a juntarse en el valle de las Selvas, que ahora es el mar salado. Y
el motivo fue que, habiendo estado doce años sujetos a Codorlahomor, al
decimotercero sacudieron el yugo. (Gen. XIV, 1-4)
Senaar es el nombre que la Biblia da a Mesopotamia, mientras que Elasar debe
de ser Larsa y, obviamente, el mar salado es el mar Muerto. Las ciudades de
Sodoma, Gomorra, etc. eran cananeas. Debían de estar cerca del mar Muerto,
pues la Biblia sigue explicando que allí tuvo lugar el enfrentamiento como
consecuencia del cual fueron derrotadas y saqueadas. En el texto hay una
aparente contradicción, pues parece que Elam es la potencia más poderosa (era la
que tenía sometidas a las ciudades cananeas), mientras que a Amrafel se le
presenta como rey de Mesopotamia. Probablemente Amrafel era rey de Babel, y
se le atribuye el gobierno de toda Mesopotamia anacrónicamente, pues poco
después la ciudad dominaría en verdad toda la región.
Otro indicio del valor histórico de la última parte del Génesis es que la historia de
Abram parece haber sido modificada varias veces, en particular para encajarla
con el siguiente libro de la Biblia, el Éxodo. Así, los protagonistas cambian de
nombre de forma repentina y a veces muy forzada. El propio Abram (padre
excelso) pasa a llamarse Abraham (padre de una multitud excelsa), su mujer
Sarai (señora mía) pasa a llamarse Sara (señora) y sus nietos Esaú (velloso) y
Jacob (que echa la zancadilla) pasan a llamarse Edom e Israel. Estas
modificaciones sugieren que existía una primera versión que fue necesario
conciliar con la que más convenía a los judíos.
Por esta época, las ciudades más importantes del sur de Canaán eran Siquem,
Betel, Salem, Hebrón y Beersheba. Salem no debía ser la más destacada por
estas fechas, pero tal vez era la mejor emplazada, sobre una colina con fuentes de
agua, lo que la hacía fácil de defender y la capacitaba para resistir asedios. Más
adelante cobraría importancia bajo el nombre modificado de Jerusalén. En
general, lo amorreos pasaron los siglos XX y XIX entre tensiones y disputas.
Durante el siglo XIX la ciudad de Kish tuvo una época de predominio, pero no
tardó en cedérselo a Babel. En 1850 los amorreos tomaron la ciudad de Assur,
que por aquel entonces era una próspera ciudad comercial.