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El volumen total del agua corresponde al 60% del peso corporal. Este volumen se divide en dos
grandes compartimentos, el intracelular y el extracelular. El compartimiento extracelular se
subdivide a su vez en plasma y líquido intersticial, con una relación aproximada de volumen de
1:3. La regulación del volumen intracelular, se consigue en parte mediante la regulación de la
osmolalidad del plasma, a través de cambios en el balance de agua. En comparación, el
mantenimiento del volumen plasmático, lo cual es fundamental para mantener una adecuada
perfusión de los tejidos, está directamente relacionado con la regulación del sodio.
El volumen de agua total varía de forma fisiológica según la edad (a menor edad, mayor es la
proporción de agua total en el organismo), sexo (el porcentaje de agua respecto al peso suele
ser algo menor en el sexo femenino, debido a la mayor proporción de tejido adiposo),
constitución (a mayor proporción de tejido adiposo, menor proporción de agua).
Casi todas las membranas celulares son libremente permeables para el agua. Esta difusión
libre de agua permite la redistribución neta de agua entre uno y otro compartimento ante
cambios en la osmolaridad de un componente. Dado que el sodio es el soluto extracelular
principal, su concentración se utiliza como índice de la osmolaridad (directamente para el
líquido extracelular o indirectamente para el intracelular) .
La ingestión de agua es muy variable entre las diferentes personas e incluso dentro de la
misma persona en función del clima, los hábitos e incluso el grado de actividad física.
-se ingiere en forma de líquidos o agua del alimento, que suponen alrededor de 2.100 ml/d de
líquidos corporales
-se sintetiza en el cuerpo como resultado de la oxidación de los hidratos de carbono, en una
cantidad de 200 ml/d
Pérdida insensible de agua: parte de las pérdidas de agua no puede regularse de modo preciso,
la que se pierde por evaporación de las vías respiratorias y difusión a partir de la piel, lo que
supone unos 700 ml al día, esta pérdida de agua es independiente de la sudoración.
Pérdida de agua por las heces: se pierde normalmente una pequeña cantidad de agua unos
100 ml
Pérdida de agua por los riñones: el resto del agua perdida se excreta en la orina por los riñones
estas pérdidas son muy variables según el agua ingerida, pudiendo oscilar entre 0,5 l al día,
hasta 20 l. El medio más importante por el que el organismo mantiene un equilibrio entre los
ingresos y las pérdidas de agua y electrolitos.
Ingreso (24 h)
Excreción (24 h)
Tipo
Bucal
Metabolismo
Orina
Heces
Insensible
1200
1500
100
900
1000
300
Nitrógeno (g)
13
12
1,0
Sodio (mEq)
75
74
0,5
0,5
Potasio (mEq)
50
0
45
5,0
Cloruro (mEq)
75
74
0,5
0,5
70
70
1400
14000
Tabla 2
-Líquido intracelular: constituye alrededor del 40% del peso corporal: 28-42 l de líquido
corporal están dentro de las células.
-Líquido extracelular: constituye alrededor del 20% ó unos 14 litros en un adulto normal, todos
los líquidos del exterior de las células. (Líquido intersticial, que supone más de ¾ partes, del
líquido extracelular y el plasma, que supone ¼ parte del líquido extracelular).
La composición iónica del plasma y del líquido intersticial es similar gracias a las membranas
capilares, que mantienen el equilibrio entre las fuerzas hidrostáticas y coloidosmótica. La
distribución del líquido entre los compartimentos intra y extracelular está determinada por el
efecto osmótico de los solutos más pequeños (Na, cl…) que actúan a través de la membrana
celular, ya que la membrana celular es muy permeable al agua e impermeable a iones
pequeños, el agua se mueve rápidamente a través de la membrana celular, y el líquido
extracelular permanece isotónico con el líquido extracelular (figura 1).
Fig 1
Se regula por un mecanismo con diversos niveles de integración y control, que incluye al
sistema nervioso central, los aparatos cardiovascular y renal, mediadores endo, para y
autocrinos y una compleja serie de interacciones a nivel celular. El objetivo del sistema en su
conjunto y en condiciones normales es mantener constante la cantidad total de agua del
organismo y su distribución relativa entre los diversos compartimentos. Es fundamental
advertir que, en lo concerniente al agua, la normalidad se caracteriza por la ausencia total de
exceso o defecto o, en otros términos, por una adaptación excepcionalmente constante de la
osmolaridad plasmática ante las circunstancias más variadas. Habitualmente, el sistema de
conservación no se fuerza al máximo, ya que los intercambios con el exterior no suelen superar
un 5% del contenido total de agua.
Puede considerarse que las membranas celulares son permeables completamente al agua y,
en consecuencia, existe un equilibrio osmótico entre los compartimentos intra y
extracelulares. En otras palabras, la osmolalidad extracelular, que depende de la concentración
plasmática de sodio, es equivalente a la osmolalidad intracelular, que depende de la
concentración celular de potasio y también, aunque en menor medida, de las concentraciones
de otros solutos, como la urea o la glucosa
La necesidad de mantener esta equivalencia determina todas las adaptaciones celulares a los
cambios osmóticos, ya sea a través de ganancia o pérdida de agua o ganancia o pérdida de
osmoles. El contenido de agua del organismo está regulado por un sistema de entrada y otro
de salida. Los cambios diarios de este contenido suelen ser muy pequeños (1% a 2%),
independientemente de las grandes variaciones en la ingesta hídrica. La salida se produce
principalmente por la orina y secundariamente por las heces y la evaporación cutánea y
respiratoria.
1.4.-Mecanismos de control:
La sed y la concentración urinaria son las principales defensas contra la hiperosmolaridad,
mientras que la excreción renal de agua es la principal defensa contra la hiposmolalidad por
exceso de ingesta acuosa. El mantenimiento de los niveles constantes de agua requiere
también la acción de una hormona, la argininavasopresina (AVP) u hormona antidiurética, que
se une a receptores específicos en los túbulos colectores (receptores V2) acoplados a la
formación de AMP cíclico. Este proceso promueve la fosforilación y consiguiente localización
en la membrana luminal de unidades de una proteína, la acuaporina 2 (AQP-2) que forma
canales permeables al agua en los túbulos colectores medulares, a través de los cuales se
reabsorbe agua hacia el intersticio renal. Recientemente, se han identificado al menos otras
dos acuaporinas de importancia potencial, AQP-3 y AQP-4.
El efecto de la AVP origina una disminución del flujo urinario y aumento de la osmolalidad de la
orina. El intervalo de valores de osmolalidad urinaria (Osmu) va desde un mínimo de 50 a 80
mOsm/kg H2O a un máximo de aproximadamente 1.200 mOsm/kg H2O, en presencia de
niveles de AVP indetectables o máximos, respectivamente. El umbral de osmolalidad
plasmática (Osmp) en el que comienza la secreción de AVP es aproximadamente 280 mOsm/kg
H2O. Cualquier factor que interfiera con el mecanismo dependiente del AVP interferirá con la
capacidad de concentración.
El hecho de que el líquido extracelular sea en gran medida una solución de cloruro de sodio en
agua, implica que los trastornos del balance de sodio y de agua estén estrechamente
relacionados. Como puede verse en el capítulo de trastornos del sodio, las situaciones de
hiponatremia o hipernatremia corresponden a cambios relativos en la concentración de sodio
o, dicho de otro modo, en la relación sodio/agua extracelular (se tratará en otro capítulo).
El desplazamiento del agua entre los espacios intra y extracelular, está determinada por la
diferencia de concentración de solutos suficientemente activos a cada lado de las membranas
celulares. La medida del número total de solutos en una solución se denomina osmolaridad.
Esta se relacciona directamente con la concentración molar de todos los solutos y con el
número de partículas en las que se disocian en dicha disolución.
Los principales determinantes de la osmolaridad plasmática son el sodio, la glucosa y la urea.
Cuando la osmolaridad de un compartimiento disminuye, el agua se desplaza al
acompartimiento de mayor osmolaridad, con el fin de igualar las diferencias de osmolaridad.
Ya que la concentración de agua en una solución depende del número de partículas de soluto
en la solución, es necesario un término referido a la concentración para describir la
composición total de partículas de soluto, sin importar su composición exacta.
Un osmol (osm) es igual a 1 mol (6,02x10 23-)de partículas de soluto, sin importar su
composición exacta. Una solución que contenga 1 mol de glucosa en cada litro tiene una
concentración de 1osm/l. Una solución que contenga1 mol de una molécula que se disocia en
tres iones, como el sulfato de sodio: Na 2 SO2, contendrá 3 osm/l. Luego el osmol, es una
entidad demasiado grande para expresar la actividad osmótica de los solutos en los líquidos
corporales. En general se usa el término miliosmol (mOsm) que es igual a 1/1.000 osmoles.
2.2.-Osmolalidad y osmolaridad
La osmolaridad, por tanto, corresponde al número de partículas por litro de solución y se mide
en osmoles por litro (osm/l u OsM) o miliosmoles por litro (mosm/l o mOsM). Describe el
número de partículas en solución, pero no la composición de las mismas.
Podemos cacular la osmolaridad plasmática a través de las concentraciones molares de los tres
solutos mayores: sodio, glucosa y urea, mediante la fórmula:
La fórmula más común es la siguiente:
Otros solutos pueden contribuir a la osmolaridad plasmática, como ocurre con sustancias de
bajo peso molecular, como el el metanol, etanol, etilenglicol ó manitol. En estos casos la
determinación del hiato osmótico, que es la diferencia entre la osmolaridad medida y la
calculada, será de gran utilidad diagnóstica, ya que un hiato osmolar elevado, indica la
presencia el plasma de una sustancia osmóticamente activa que no está incluida en el cálculo
de la osmolaridad plasmática.
La densidad (o peso específico) relaciona la masa de una solución y el volumen que ocupa. No
sólo depende de la cantidad de partículas de soluto (como la osmolaridad), sino también la
naturaleza de esas partículas, y por tanto de su masa. Las moléculas de elevado peso
molecular (azúcares, proteínas, contraste radiológico) aumentan mucho más la densidad que
la osmolaridad.
A nivel fisiológico, las soluciones se describen mejor en forma de partículas de solutos por
unidad de disolvente, es decir, como osmolaridad.
La tonicidad es un término fisiológico que se emplea para describir como afecta una solución al
volumen celular. Depende de la concentración del soluto (al igual que la osmolaridad), pero
también del tipo de soluto y de la capacidad de este para atravesar la membrana celular (a
diferencia de la osmolaridad)
Estos mecanismos que afectan al balance de agua secundariamente a los cambios en la presión
osmótica (Posm) tienen que ser diferenciados de aquellos en los que hay pérdida de fluido
isoosmótico (p.ej sangrado), lo cual daría lugar a una depleción de volumen pero no a cambios
en la osmolaridad. La osmorregulación depende casi únicamente del equilibrio del agua.
La excreción de agua ocurre generalmente tan rápido que hay un cambio muy pequeño en el
volumen y no se activan las rutas de regulación del volumen. Sin embargo hay ocasiones en las
que los 2 sistemas se activan.
La presión de llenado (presión venosa central (PVC)) y presión capilar pulmonar en cuña son
los más importantes indicadores de precarga. Bajas presiones de llenado son indudablemente
indicadores de hipovolemia, pero altos no indican que el paciente esté bien hidratado. La
significación fisiológica y fisiopatológica de la medición de la PVC deberá ir asociada con la
correspondiente medición del gasto cardiaco.
2.2.3.-Deshidratación:
Deshidratación isotónica (sodio sérico 130-150 mEq/L): se produce cuando se pierden sodio y
agua en proporciones isotónicas. La causa más frecuente es la pérdida de líquido por el
aparato gastrointestinal, pero también se puede producir por pérdidas renales, pérdidas
insensibles a través de la piel o por el tracto respiratorio, que no son reemplazadas. Se
caracteriza por un valor normal sodio sérico. Mientras la concentración de sodio en plasma sea
normal, no habrá redistribución de agua que salga o entre al compartimento celular. El
resultado será una depleción de volumen que activará los receptores de volumen efectivo
circulante. En algunos casos se estimulará la liberación de ADH promoviendo la retención de
agua, dando lugar a hiponatremia si el sodio no es reemplazado en la misma medida.
Deshidratación hipertónica (sodio sérico > 150 mEq/L): esta clase de deshidratación es
frecuente y se observa en cualquier caso en el que haya pérdida de agua en exceso respecto a
la de sodio. Suele producirse en casos de ausencia de hidratación oral o por aporte de líquidos
deficiente por vía parenteral. El sodio aumenta su concentración en el espacio extracelular, sin
que pueda ser compensado por transferencia de sodio al interior de la célula. Se produce una
salida neta de moléculas de agua desde las células al espacio extracelular, hasta conseguir la
isotonicidad entre ambos compartimentos, aunque con valores más altos que al inicio. Se
estimulará la secreción de ADH para disminuir la excreción de agua.
Deshidratación hipotónica (sodio sérico < 130 mEq/L): ocurre cuando la pérdida de sodio
excede la de agua. Es muy frecuente en la insuficiencia renal crónica o cuando las pérdidas de
líquidos isotónicos se reponen con agua y con ninguna o escasa sal. En la ausencia de estas
circunstancias se debe casi siempre a la imposibilidad para suprimir la ADH (ej. Estados en los
que hay disminución del volumen circulante o síndromes de inadecuada secreción de ADH).
Disminuye la concentración de sodio en el plasma y por lo tanto la osmolaridad efectiva del
líquido extracelular, lo que da lugar a paso de agua desde hacia el interior celular. Este paso de
agua al espacio intracelular magnifica la pérdida de volumen extracelular.
Estrictamente, cuando se habla de deshidratación, nos referimos a pérdida de agua que da
lugar a elevación de la concentración del sodio plasmático, con la consiguiente movilización de
agua del espacio intracelular al extracelular, produciéndose un déficit de agua a nivel
intracelular.
Asimismo, y debido a que el sistema renal tiene menos capacidad de eliminar agua, pueden
desarrollar estados de hiperhidratación con mayor facilidad.
Síntomas
1-2%
0.72-1.50 kg
0.52-1.10 kg
Sed intensa, pérdida de apetito, fatiga, debilidad, dolores de cabeza.
3-5%
2.16-2.25 kg
1.56-2.75 kg
6-8%
4.32-6.00 kg
3.12-4.40 kg
Temperatura, frecuencia cardiaca, respiración, mareos, dificultad para respirar y para hablar,
confusión mental, debilidad muscular, labios azulados.
9-11%
6.48-8.25 kg
4.68-6.05 kg
Pérdidas superiores al 11% del peso corporal suelen ser incompatibles con la vida. La muerte
se produce por fallo renal y/o por incapacidad del volumen sanguíneo reducido para circular
normalmente.
Tabla 3
2.2.3.1.-Manejo de la deshidratación
Evaluación inicial:
- Tensión arterial.
- Diuresis.
- Hematocrito (si no ha habido sangrado y tenemos un nivel de referencia del
paciente).
En pacientes estables, se debe aportar más volumen que las necesidades estimadas por las
pérdidas (diuresis+ pérdidas insensibles+ cualquier otra pérdida si es que existiera: cutánea,
gastrointestinal, tercer espacio, sangrado).
2.2.4.-Hiperhidratación
1) Aporte excesivo de agua, por ingesta o por aporte parenteral. Esta causa de
hiperhidratación es rara en sujetos normales, ya que un riñón normal puede eliminar hasta 15 l
de agua en 24 h si es necesario.
En los pacientes con insuficiencia cardiaca, cirrosis o síndrome nefrótico, se produce una
disminución del volumen circulante eficaz, que en definitiva produce un aumento en la
reabsorción de sodio.
2.2.4.1.-Manejo hiperhidratación
Suspender aporte de líquidos y tratamiento diurético para forzar diuresis. En caso de nula o
escasa respuesta renal, tratamiento sustitutivo renal con diálisis.
3.-Caso clínico
Analiticamente:
4.-Anexo: Fluidoterapia
Suero/fluido
Patología indicada
Solución Hiposalina/Glucosalina
Mantenimiento
Hipernatremia grave
Shock hipovolémico
Glucosado 5%
Deshidratación hipertónica
Mantenimiento de vía
Aporte de energía
Salino Hipertónico
TCE graves
Shock hemorrágico
Coloides Naturales (Albúmina)
Hipoproteinemia
Coloides Artificiales
Reposición de volumen
4.1.-Soluciones cristaloides
Soluciones Hipotónicas: útiles en situaciones de pérdida de agua (aporte de agua libre exenta
de glucosa), producen desplazamiento de líquidos hacia el compartimento intracelular.
Soluciones Isoosmóticas: útiles cuando existen deficiencias tanto de agua como de electrolítos.
A la hora, permanece el 20 % del volumen infundido en el espacio intravascular.
Solución de Ringer-lactato (Solución de Hartmann) contiene Na+ 130 mEq, Cl 109 mEq, lactato
28 mEq Ca2+ 3 mEq y K+ 4 mEq, le supone una osmolaridad de 273 mOsm/L.
Solución Glucosada al 5% (50 gr/L de glucosa = 200 calorias). Útil para mantenimiento de vía
venosa, deshidratación hipertónica (ausencia de ingesta de líquidos, sudoración intensa,
evaporación) y para proporcionar energía durante un período corto tiempo
Solución Glucosalina (1/5) (50 gr/L glucosa). Útil en la deshidratación hipertónica en niños.
Soluciones hipertónicas: del edema cerebral. Hay que tener precaución porque incrementa el
riesgo Causan un efecto de extracción de líquido desde el espacio intracelular hasta el
compartimento extracelular, de manera que las células muestran disminución de volumen y
tiene lugar la eliminación de sobrecarga de volumen, especialmente en los pacientes con
insuficiencia cardíaca.
Soluciones glucosadas (10,20%) útiles para aportar agua y calorías. Hay que administrarlos
lentamente, por el riesgo de producir hemólisis al metabolizarse la glucosa. Usada en
situaciones que requieren máximo aporte calórico con mínimo aporte de líquidos (insuficiencia
renal con oliguria).
4.2.-Soluciones coloides
Son soluciones que contienen partículas en suspensión de alto peso molecular que no
atraviesan las membranas capilares, de forma que son capaces de aumentar la presión
osmótica plasmática y retener agua en el espacio intravascular. Así pues, las soluciones
coloidales incrementan la presión oncótica y la efectividad del movimiento de fluidos desde el
compartimento intersticial al compartimento plasmático. Son agentes expansores plasmáticos
con efecto antitrombótico (mejoran el flujo sanguíneo favoreciendo la perfusión tisular). Su
vida media intravascular de 3 a 6 horas. Indicaciones en shock hemorrágico, hipoalbuminemia
intensa o pérdidas grandes de proteínas como el las quemaduras. En situaciones de
hipovolemia suelen asociarse a los cristaloides en una proporción aproximada de 3 unidades
de cristaloides por 1 de coloides. Existen coloides naturales y artificiales.
. A pesar de ser sometida a un proceso de pasteurización que logra destruir los virus (VIH, VHA,
VHB, VHC) las soluciones de albúmina pueden ser portadoras de pirógenos y bacterias
constituyendo un riesgo de infección.
Puede tener polímeros alergénicos. Por todo ello se prefiere el uso de coloides artificiales,
reservandose el uso a estados edematosos severos y en paracentesis de evacuación asociando
diuréticos.
(Voluvenª)
Derivados de la gelatina
Son soluciones de polipéptidos de mayor poder expansor que la albumina con una eficiencia
volémica de 1-2 horas. No alteran la coagulación, pero pueden producir reacciones
anafilácticas por efecto histamínico. Son fuente de nitrógenos a tener en cuenta en pacientes
renales. (Hemocéª).
Manitol: diurético osmótico que favorece el paso de agua desde el tejido cerebral al espacio
vascular. Con aparición de su efecto a los 15 minutos de la infusión y con duración de varias
horas. Indicado en hipertensión intracraneal.
Soluciones alcalinizantes
Monitorización de la fluidoterapia
- Monitorización invasiva: control de la presión venosa central (PVC valor que oscila
normalmente entre 3-7 cm agua), presión capilar pulmonar de enclavamiento (PCP),
saturación de hemoglobina de sangre venosa mixta SO2vm, gasto cardiaco, consumo
de oxígeno.
Complicaciones de la fluidoterapia:
Se pueden relacionar tanto con la técnica de inicio como es la punción venosa, con posible
flebitis, extravasación, embolismo gaseosos, punción arterial, hematomas, neumotórax, como
las relacionadas con la infusión de la solución como insuficiencia cardiaca, edema agudo de
pulmón, edema cerebral.
Una agresiva hidratación con soluciones cristaloides como la solución salina al 0.9% puede
empeorar el edema intersticial y la función pulmonar.
Las soluciones coloidales tanto las semisintéticas como la albúmina humana, podrían aparecer
como atractiva alternativa, pero existe poca evidencia de superioridad en los ensayos clínicos.
Los cristaloides carecen de efectos nefrotóxicos y son básicos en el relleno del espacio
intravascular como aporte de agua y electrolitos en los pacientes críticos. En los casos severos
de hipovolemia y sepsis su uso exclusivo no es adecuado debido a que no son capaces de
mantener suficientemente la microcirculación
5.-Recuerda
El agua es la biomolécula más abundante de los seres vivos, constituyendo un 60-70% del peso
corporal. Se distribuye en agua intracelular y extracelular.
El compartimento intracelular, constituye un 70 % del total y está formado por el agua libre y
el agua ligada a estructuras y macromoléculas.
El extracelular constituye un 30% del total y se distribuye en agua plasmática,y agua intersticial
( un 23% del extracelular).
Los mecanismos implicados en el control del volumen de los compartimentos acuosos, son
múltiples y están íntimamente relaccionados con el manejo del sodio, siendo este un ión
fundamentalmente extracelular e implicado en el mantenimiento del volumen plasmático.
Para calcular la osmolaridad del plasma, podemos contar con el osmómetro, si no es posible,
se puede calcular a través de las siguientes fórmulas,que incluyen los tres solutos mayores:
sodio, glucosa y urea. Su resultado de expresa en mosm/l.
La fórmula sería:
La osmo p, corresponde al número de partículas por solución y se mide en osmoles por litro o
miliosmoles por litro.
6.-Bibliografia
Autor
Servicio de Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital General Universitario Santa Lucía,
Cartagena
En realidad el sistema consta de un doble circuito colocado en serie. Por un lado un circuito de
alta presión correspondiente a la circulación sistémica; por otro lado un circuito de baja
presión correspondiente a la circulación pulmonar. El gasto cardiaco o cantidad de sangre que
movilizan ambos sistemas es el mismo, dado que están situados en serie.
1.-Flujo arterial
La presión arterial es la fuerza que permite el flujo de sangre desde la bomba cardiaca hasta
los tejidos periféricos a través del sistema circulatorio.
La relación entre el flujo medio, la presión media y la resistencia en los vasos sanguíneos es
análoga, en general, a la relación entre corriente, la fuerza electromotriz y la resistencia en un
circuito eléctrico expresada por la ley de Ohm:
También se puede hablar de presión como la relación entre fuerza por unidad de área:
P = F/A
Fig. 2
2.-Retorno venoso
De forma similar al la presión arterial, el flujo de retorno venoso desde los lechos venosos está
determinado por un gradiente de presión, en este caso entre la presión venosa (presión
venosa menos presión en aurícula derecha) y las resistencias venosas periféricas
Bomba respiratoria. La presión en aurícula derecha y cava torácica dependen en gran medida
de la presión intrapleural (diferencia de presión entre la pared torácica y los órganos
intratorácicos) Durante la inspiración se produce la expansión torácica y el diafragma
desciende, generándose una presión intrapleural negativa que hace expandirse los pulmones
pero también las cavidades derechas cardiacas y el sistema cava. Esto tiene dos consecuencias.
Por un lado, la disminución de la presión en AD lleva a un aumento del gradiente de retorno
venoso (fig. 3) Por otro lado, se produce un aumento en la presión transmural cardiaca
(diferencia de presión entre las cavidades cardiacas y la presión pleural), con aumento del
diámetro de estas, mayor precarga, y aumento del volumen sistólico (mecanismo de Frank-
Starling) Durante la espiración ocurre el mecanismo opuesto, pero de forma neta un aumento
de la frecuencia y profundidad de la ventilación llevará a un aumento del retorno venoso.
3.-Resistencias perifericas
4.-Mecanismos reguladores
La presión arterial está regulada por una serie de sistemas autonómicos y reflejos humorales
interrelacionados, que continuamente adecuan los elementos determinantes del sistema
(frecuencia cardiaca, volumen latido, resistencia periférica total y volumen circulante)
El volumen circulante efectivo (VCE), del que ya se habló en la primera parte del capítulo, está
controlado por una serie de sistemas reflejos, intra y extrarrenales, que obtienen información
acerca de la presión de perfusión (barorreceptores en bulbo carotídeo y cayado aórtico),
osmolaridad plasmática (hipotálamo) y sodio urinario (túbulo distal)
El riñón posee unos mecanismos propios de autorregulación. La reducción del flujo sanguíneo
renal es detectado a nivel de las células mesangiales del aparato yuxtaglomerular, poniéndose
en marcha el sistema renina-angiotensina. El aumento de angiotensina II produce por un lado
vasoconstricción local, y por otro lado estimula la producción de aldosterona por la corteza
suprarrenal con la consiguiente reabsorción tubular de sodio y agua.
5.-Gasto cardiaco
El gasto cardiaco (volumen sanguíneo eyectado por el corazón por minuto) es el producto de la
frecuencia cardiaca (FC) y el volumen sistólico (VS).
GC = FC x VS
5.1.-Precarga
Es posible que la equivalencia implícita entre la presión medida y el volumen en las cámaras
ventriculares no sea correcta, ya que depende en gran parte de la distensibilidad del
ventrículo. La disfunción diastólica disminuye el volumen telediastólico ventricular, pero se
asocia por el contrario con mayores presiones de llenado. En consecuencia, se pueden
malinterpretar las mediciones de la presión que indiquen un “adecuado” volumen de llenado.
5.2.-Postcarga
Existen dos situaciones en las que se produce una obstrucción directa al flujo de salida de
sangre; a nivel de la válvula aórtica en casos de estenosis aórtica, y a nivel de la circulación
pulmonar en casos de embolismo pulmonar.
5.3.-Contractilidad
Existen datos clínicos que nos pueden ayudar a estimar el estado circulatorio de un paciente,
tales como la hidratación de piel y mucosas, sensación de sed, perfusión periférica, relleno
capilar, nivel de conciencia… Estos datos presentan baja sensibilidad y especificidad para
determinar la volemia. Por otro lado, la hipovolemia de un paciente puede ser relativa, como
en los casos de disminución de las resistencias vasculares o las situaciones de tercer espacio.
Esto obliga a utilizar métodos de medición basados de las presiones de llenado cardiacas,
volúmenes telediastólicos, volumen latido o gasto cardiaco.
La presión venosa central (PVC) corresponde a la presión a nivel de cava torácica cerca de su
unión con la aurícula derecha (AD) Se ha utilizado desde hace décadas como determinante
mayor de la presión de llenado o precarga de ventrículo derecho, y por extensión del volumen
latido cardiaco. Su medición se realiza conectando el extremo distal de un catéter venoso
(insertado vía yugular interna o subclavia), situado a nivel de vena cava superior, a una
columna de agua con el nivel 0 colocado a nivel de la aurícula derecha (línea axilar anterior)
con el paciente en decúbito supino. Los valores, tomados al final de la espiración, oscilan entre
2 y 8 mm Hg en condiciones normales.
Sin embargo, como hemos comentado previamente, la correlación entre la presión de llenado
y el volumen telediastólico del ventrículo, no es siempre adecuada.
Una revisión reciente concluye que la PVC no debería ser utilizada de forma rutinaria en UCI,
quirófano o Urgencias, debido a que no existe asociación entre la presión venosa central y la
volemia, y a que no predice la respuesta a la fluidoterapia en una amplia variedad de
situaciones clínicas.
En cualquier caso, no se puede descartar que valores extremos de estas medidas estáticas de
presión de llenado, puedan predecir de forma grosera la respuesta a fluidoterapia. Por otro
lado, la PVC puede tener utilidad para valorar la función del ventrículo derecho en situaciones
como el trasplante cardiaco, infarto de ventrículo derecho o embolismo pulmonar agudo.
Algo similar a la PVC ocurre con la presión de enclavamiento o en cuña pulmonar, medida
mediante el catéter de Swan-Ganz, y que refleja la presión telediastólica de ventrículo
izquierdo. Tampoco ha demostrado una correlación adecuada con el volumen telediastólico
final de ventrículo izquierdo y, por tanto, su utilidad para estimar la volemia o respuesta a la
fluidoterapia es muy limitada.
En los últimos años han surgido métodos de monitorización dinámicos que permiten predecir
la respuesta que tendrá un paciente hipotenso ante el aporte de fluidos. Estos métodos se
basan en el análisis de la onda de pulso arterial y su variabilidad durante el ciclo respiratorio, o
bien en la variabilidad del volumen latido (medido por termodilución, doppler o
ecocardiografía) ante una carga de volumen. Esta sobrecarga se puede realizar con la
transferencia de sangre desde la parte inferior del cuerpo (extremidades inferiores y área
esplácnica) hasta el corazón mediante una maniobra de levantamiento de piernas (passive leg
raising) (Fig.7), que supone una sobrecarga de volumen transitoria y reversible que permite
valorar la respuesta a dicho volumen sin los inconvenientes de una sobrecarga exógena.
Fig. 7
7.-Hipotensión y shock
La forma más simple de clasificar el shock es de acuerdo al fallo primario: fallo de bomba o
shock cardiogénico, fallo del sistema distribuidor o shock distributivo, y pérdida del fluido
ciculante o shock hipovolémico.
El llamado shock obstructivo se incluye dentro del shock cardiogénico, al caracterizarse por
una alteración del llenado cardiaco (taponamiento cardiaco, neumotórax a tensión) y/o por
obstrucción al flujo (embolia pulmonar)
Con frecuencia, una forma primaria de shock coexiste con otra/s, como es el caso de un shock
séptico, en el que además del componente distributivo característico, se asocia con frecuencia
un componente de hipovolemia (relativa) y afectación miocárdica.
La meta principal del manejo del shock es mejorar el aporte o la utilización de oxígeno a fin de
evitar lesiones celulares u orgánicas. Un manejo eficaz requiere el tratamiento etiológico, el
restablecimiento de una perfusión adecuada y unas medidas adecuadas de soporte. Las
intervenciones se centran en conseguir una presión arterial media adecuada, aumentar el
gasto cardiaco, disminuir la demanda de oxígeno y/u optimizar el contenido de oxígeno en la
sangre. Para ello se utilizarán terapias dirigidas a la etiología de base (ej.: control de foco
infeccioso, control de foco sangrante, terapia de reperfusión coronaria…) junto con la
combinación de fluidos, agentes vasoactivos, agentes inotrópicos, hemoderivados,
suplementación de oxígeno y/o ventilación mecánica, etc…
8.-Caso clínico
Un Hombre de 30 años, de unos 70 kg, sin antecedentes conocidos y sin toma crónica de
medicación, llega a Urgencias con una herida incisa en pierna derecha asociada a lesión
vascular. Se estima una pérdida de sangre de 1 litro aproximadamente.
La pérdida sanguínea lleva a una reducción del retorno venoso y consecuentemente a una
disminución del volumen telediastólico. Esto lleva a una disminución refleja del volumen latido
(de acuerdo al mecanismo de Frank-Starling) y por tanto del gasto cardiaco.
La reducción del gasto cardiaco hace que se reduzca el estímulo sobre los barorreceptores
(arco aórtico y seno carotídeo), que da lugar a una reducción del estímulo inhibidor
parasimpático y un incremento de la actividad simpática del centro vasomotor. Esto se traduce
en: vasoconstricción arterial, venoconstricción, aumento de la frecuencia cardiaca y de la
contractilidad cardiaca.
La reducción del flujo sanguíneo renal lleva a una activación del sistema renina-angiotensina-
alsoterona, con la consiguiente vasoconstricción renal y reabsorción de agua.
9.-Recuerda
El sistema cardiovascular, actúa como un circuito cerrado, con un flujo anterógrado
correspondiente al sistema arterial, y un flujo retrógrado que corresponde al sistema venoso.
Consta de un doble circuito colocado en serie, una parte de alta presión, que corresponde a la
circulación sistémica y otro de baja presión correspondiente a circulación pulmonar.
La presión arterial es la fuerza que permite el flujo de sangre desde la bomba cardíaca hasta
los tejidos periféricos, a través del sistema circulatorio y depende del gasto cardíaco y de la
resistencia vascular sistémica.
El retorno venoso, depende de varios factores, está determinado por un gradiente de presión,
entre la presión venosa (presión venosa –presión en aurícula dercha) y las resistencias venosas
periféricas.
Gc=Fc x Vs
Los métodos que para valorar la siituacion hemodinámica, serían datos clínicos, que ofrecen
baja , especificidad y sensibildad , como hidratación de piel y mucosas, sed, perfusión
periférica, relleno capilar, nivel de conciencia, y métodos de medición, basados en las
presiones de llenado cardíaco, volumen telediastólico o gasto cardíaco.
La presión venosa central, se mide conectando el extremo distal de un catéter venoso, desde
la yugular interna ó subclavia, siendo sus valores en condiciones normales , entre 2-8 cm de
Hg. Actualmente se considera que su medición no debe ser utilizada de modo rutinario, ya que
no existe relacción entre su valor y la volemia., aunque si puede ser orientativo sobre todo en
valores extremos.
La hipotensión es un signo de insuficiencia cardiovascular, que debe ser compensada por los
mecanismos reguladores, si la hipotensión da lugar a insuficiencia de órganos, hablamos de
situación de schock.
Para valorar la situación hemodinámica del paciente, nos basaremos en datos clínicos que
pueden ser inespecíficos, es por ello que desde hace décadas la PVC corresponde a la presión a
nivel de la cava torácica cerca de su unión, con la aurícula derecha.
10.-Bibliografia
1. Klabunde R.E.. Introduction to the cardiovascular system. In: Klabunde. Cardiovascular
Physiology Concepts 2nd Ed. Philadelpia: Lippincott Williams & Wilkins; 2011.
2. Klabunde R.E. Vascular function. In: Klabunde. Cardiovascular Physiology Concepts 2nd Ed.
Philadelpia: Lippincott Williams & Wilkins; 2011.
5. Does Central Venous Pressure Predict Fluid Responsiveness? Paul E. Marik, Michael Baram
and Bobbak Vahid. Chest 2008;134;172-178.
6. McLean B., Zimmerman J.L. Monitoring Blood Flow, Oxygenation, and Acid-Base Status. En:
McLean B., Zimmerman J.L, editors. Fundamental Critical Care Support (FCCS)4th Ed. Illinois:
Society of Critical Care Medicine; 2007.
Autores
Dra. Amaya Jimeno Almazán, Dr. Antonio Moreno Hernández, Dra. María Dolores Rodríguez
Mulero*
1.-Introducción
Sin embargo, existen ciertas condiciones patológicas en las cuales dicho control se ve anulado,
alterado o sobrepasado, de modo que la temperatura del medio interno varía de modo
significativo, provocando una serie de alteraciones fisiopatológicas en el organismo. Dichas
alteraciones de la temperatura corporal resultan ventajosas y adaptativas, o perniciosas o no
adaptativas, dependiendo de las circunstancias.
2.-La termorregulación
Las sustancias químicas capaces de estimular estos receptores químicos se pueden clasificar en
dos grupos: los PIRÓGENOS y los CRIÓGENOS.
Los PIRÓGENOS son aquellas moléculas cuya presencia es capaz de provocar una modificación
en los centros reguladores tal que elevan la temperatura corporal. Se dividen según su origen
en:
Los CRIÓGENOS son aquellas moléculas cuya presencia es capaz de provocar una modificación
en los centros reguladores tal que reducen la temperatura corporal. Dentro de los criógenos
encontramos: alfaMSH, corticoides, ACTH, TSH, neuropéptido Y, bombesina…
c) Pueden estimular a otras células del organismo, que en respuesta a ello activan la vía
de la fosfolipasa A2 para generar ácido araquidónico, y la de la ciclooxigenasa para
sintetizar a partir de este último PG E2. Esta prostaglandina es otra señal química que
puede atravesar la BHE y es captada por las neuronas de los centros reguladores.
Fig. 1
B) Centros integración-control:
La teoría más aceptada en actualidad postula que dichos centros actúan como una unidad
cuyas funciones son las siguientes: Integrar toda la información termoceptiva periférica para
obtener composición global de Tª corporal y comparar dicha estimación de la Tª corporal con
el NIVEL DE TERMOSTATO.
El concepto de termostato es útil si se entiende como una intervalo estrecho de Tª para el que
las reacciones metabólicas del organismo se llevan a cabo de modo óptimo. De modo que la
misión del sistema de termorregulación es adecuar la Tª corporal a dicho termostato del modo
más fiable posible.
El balance final de la integración de las señales térmicas puede ser el siguiente (figura 2):
Los movimientos rítmicos de la célula muscular esquelética suponen también una pérdida de
energía en forma de calor.
a) Vasodilatación cutánea: aumenta aflujo sanguíneo hacia la dermis, lo que permite eliminar
calor hacia el medio externo por mecanismos de: convección, conducción y radiación.
d) Taquipnea: aumenta evaporación de agua que humedece vía respiratoria lo que disipa el
calor.
f) Búsqueda consciente de lugares fríos, contacto con sólidos y líquidos fríos (pueden
captar más calor), comidas ligeras y poca actividad física.
Las variaciones de la Tª dentro del mismo individuo pueden producirse por varias razones. Se
puede elevar por el ejercicio físico, el estrés, el calor externo; y se puede reducir en la
inactividad, el sueño y el frío externo.
Las variaciones de la Tª entre distintos individuos pueden producirse también por varias
razones: por la edad (Tª media menor en ancianos), por el sexo (Tª media ligeramente más
elevada en mujeres que en hombres) y por la raza (Tª media ligeramente más elevada en la
raza negra).
Las Tª NORMALES EN CADA UNO DE ESTOS LUGARES SON DISTINTAS, y NO EXISTE UNA
RELACIÓN EXACTA que nos permita predecir la Tª en uno de estos lugares conociendo
previamente la Tª de otro lugar.
A) Concepto:
B) Etiología:
C) Patogenia:
Las causas más frecuentes de hipotermia son las siguientes (tabla 1):
- LESIONES DEL SNC: existe una amplia variedad de alteraciones del SNC
(traumatismos, isquemia, lesiones medulares, procesos infecciosos) que afectan a las
regiones implicadas en la termorregulación, de modo que se anulan en parte los
mecanismos de termogénesis.
A) Concepto:
B) Etiología:
C) Patogenia:
- LESIONES SNC: existe una amplia variedad de alteraciones del SNC (traumatismos,
isquemia, hemorragia lesiones medulares, procesos infecciosos, estatus epiléptico)
que afectan a las regiones implicadas en la termorregulación, de modo que se anulan
en parte los mecanismo de termólisis o bien se potencia la termogénesis.
EDADES EXTREMAS
EXPOSICIÓN AMBIENTAL
TÓXICOS y FÁRMACOS
ENDOCRINOPATÍAS
PATOLOGÍA NEUROLÓGICA
INMOVILIZACIÓN PROLONGADA
POLITRAUMATISMOS
Tabla 2
NIVEL RESPIRATORIO: En las primeras fases se produce taquipnea con el objeto de aumentar la
cantidad de calor perdido por evaporación de agua en las vías respiratorias. Además, el daño
celular directo producido por la hipertermia a nivel de las células del endotelio de la
vasculatura pulmonar, predispone a la aparición de lesiones de tipo: aumento permeabilidad
(EAP no cardiogénico), exudativo (Síndrome de distrés respiratorio del adulto,SDRA) y
tromboembólico (TEP).
Es una reacción idiosincrásica rara que afecta al 0.5% de la población, más frecuente en
hombres que en mujeres y afecta a todas las edades.
El mecanismo patogénico es el bloqueo del sistema dopaminérgico a nivel central, lo que tiene
como consecuencias principales la estimulación del músculo estriado con rigidez y
contracturas, la alteración de la termorregulación central y la hiperactivación del SN
autónomo. Todos estos mecanismos contribuyen a elevar Tª central.
Clínicamente las manifestaciones se pueden dividir en: SIGNOS EXTRAPIRAMIDALES: por el
bloqueo dorpaminérgico + DISAUTONOMIA: por hiperactivación y labilidad del SN autónomo e
HIPERTERMIA: con las alteraciones generales antes descritas.
DIAFORESIS
TEMBLOR
DISFAGIA
MUTISMO
TAQUICARDIA
INCONTINENCIA ESFINTERIANA
TA LÁBIL
LEUCOCITOSIS
ELEVACIÓN CK
PATOLOGÍA NEUROLÓGICA
PATOLOGÍA MÉDICA
PATOLOGÍA PSIQUIÁTRICA
Tabla 3
Clínicamente las manifestaciones se pueden dividir en: ALTERACIONES ESTADO MENTAL: por la
hiperexcitación de los receptores de 5-HT a nivel cortical + DISAUTONOMIA: por
hiperactivación y labilidad del SN autónomo + ALTERACIONES NEUROMUSCULARES: por
afectación medular e hiperactivación del SN autónomo + HIPERTERMIA: con las alteraciones
generales antes descritas.
AGITACIÓN
MICOLONÍAS
HIPERREFLEXIA
DIAFORESIS
ESCALOFRÍOS
TEMBLOR
DIARREA
ATAXIA
HIPERTERMIA
PATOLOGÍA NEUROLÓGICA
PATOLOGÍA MÉDICA
PATOLOGÍA PSIQUIÁTRICA
Tabla 4
El tratamiento consiste en las mismas medias que para el SNM, si bien el uso del dantroleno es
controvertido.
Es un síndrome poco frecuente que se presenta con una incidencia de 1/15.000 – 1/50.000,
cuyo retraso en el diagnóstico puede llevar rápidamente al fallo multiorgánico y a la muerte en
pocas horas.
Clínicamente las manifestaciones clínicas se dividen en: HIPERTERMIA: con las alteraciones
generales antes descritas + MANIFESTACIONES NEUROMUSCULARES: rigidez, hipertonía,
fasciculaciones y fibrilación, con la consiguiente rabdomiolisis + MANIFESTACIONES NEFRO-
URINARIAS: la precipitación de mioglobina en los túbulos renales provoca fallo renal agudo y
alteraciones hidroelectrolíticas secundarias.
Dentro de los síndromes por hipertermia relacionados con exposición a elevadas Tª externas
se distinguen dos grandes grupos:
El golpe de calor (GdC) tiene una mortalidad del 15-20%, que puede llegar al 80% en individuos
mayores de 50 años con factores predisponentes. Los principales predictores de mal
pronóstico son: retraso en el inicio del tratamiento, la edad avanzada, la presencia de
convulsiones, la hipotensión, la coagulación intravascular diseminada (CID) y el SDRA.
Los factores causales son múltiples, pero se pueden agrupar en dos categorías: por
TEMPERATURA EXTERNA ELEVADA (ejercicio físico intenso, elevada Tª externa) y DEFECTO
ELIMINACIÓN CALOR INTERNO (deshidratación, alteraciones electrolíticas, dermatosis,
ancianos).
Desde el punto de vista patogénico, se pueden distinguir dos grandes grupos: el GOLPE CALOR
ACTIVO y el PASIVO.
- GOLPE DE CALOR ACTIVO: ocurre en individuos jóvenes y sanos que realizan ejercicio
físico intenso en condiciones ambientales de elevada Tª y humedad ambientales.
Ocurre de modo esporádico, con un pródromo corto (de 4-8 horas), con sudoración
profusa y con complicaciones muy severas.
- GOLPE DE CALOR PASIVO: ocurre en individuos ancianos con patologías subyacentes,
lo que hace que ante mínimas elevaciones de Tª externa, tengan pobre capacidad de
liberar calor al medio externo. Ocurre de modo epidémico (meses cálidos), con un
pródromo largo (de 24-48 horas), sin sudoración y raramente cursa con
complicaciones graves.
Clínicamente las manifestaciones del golpe de calor son indistinguibles de las descritas
previamente como generales en los síndromes de hipertermia.
A) Concepto:
Hasta este punto, la definición es idéntica a la de la hipertemia, pero: ¿en qué se diferencian
fiebre e hipertemia?
En la hipertermia, bien sea por un exceso en la producción de calor, bien sea por un defecto en
la pérdida del mismo, se produce un aumento de la Tª corporal por encima del nivel de
termostato prefijado (que en ningún momento varía). Como consecuencia de ello se ponen en
marcha los mecanismos de eliminación de calor, pero finalmente se ven sobrepasados. Es
entonces cuando aparecen las alteraciones fisiopatológicas típicas de la hipertemia.
Aunque la fiebre se observa casi siempre como una parte del SRIS o RFA, existen situaciones en
las que puede encontrarse uno sin el otro. Por ejemplo: por una parte podemos encontrar
fiebre sin RFA en algunas infecciones virales y parasitarias, en el trasplante de médula ósea…
Por otra parte podemos encontrar RFA sin fiebre en cirugías mayores, infartos severos.
B) Patogenia:
Como consecuencia de los dos tipos de señales (neural y humoral) que reciben las neuronas de
los centros reguladores se produce el fenómeno principal en la fiebre: MODIFICACIÓN AL ALZA
DEL TERMOSTATO CENTRAL. De ahora en adelante, el punto de equilibrio que el organismo
desea alcanzar es superior al previo.
La información aferente de la Tª corporal era analizada hasta ahora en relación con el nivel
previo normal de termostato. Tras el cambio inducido, la información es ahora comparada con
un nuevo nivel de termostato mucho mayor que el anterior. Como la Tª corporal es menor que
el nuevo nivel de termostato, se ponen en marcha los mecanismos de termogénesis que llevan
a un aumento de la Tª corporal central, fenómeno central de la fiebre.
Figura 3
C) Etiología:
1. INFECCIONES: todos los tipos de agentes infecciosos son capaces de producir fiebre
6. TÓXICOS-FÁRMACOS.
Una vez actúan los mecanismos patogénicos referidos ocurren los siguientes fenómenos:
Existen otra serie de síntomas que forman parte del síndrome febril y que no dependen
directamente de los mecanismos termorreguladores, sino que están mediados por el efecto
sistémico de los pirógenos. Alguno de esto síntomas y signos son: somnolencia, pesadillas,
confusión, crisis convulsivas, herpes labial, inquietud, anorexia, pérdida de peso, fotofobia y
sonofobia.
Finalmente indicar que en la fiebre (al contrario de lo que ocurre en hipertemia e hipotermia),
la modificación de la Tª corporal CONSERVA EL RITMO CIRCADIANO DE TEMPERATURA.
D) Clasificación:
La fiebre puede en función de multitud de métodos, pero los más frecuentes son los que hacen
referencia a su intensidad y a su distribución temporal.
a) FEBÍCULA: 37 a 38ºC.
b) FIEBRE: 38 a 41ºC.
a) AGUDO: < 1 SEMANA. Clásicamente relacionado con fiebre de origen viral y procesos
banales como la infección de vía respiratoria alta o la gastroenteritis aguda inespecífica.
a) CONTINUA: la Tª permanece elevada hasta el final del síndrome febril, sin interrupción,
con una diferencia entre el máximo y el mínimo que es <1ºC. Se relaciona con neumonía
por gramnegativos, tifus, meningitis bacteriana, ITUs…
b) REMITENTE: la Tª permanece elevada hasta el final del síndrome febril, sin interrupción,
con una diferencia entre el máximo y el mínimo que es >1ºC. Se relaciona con
endocarditis, rickettsias, brucelosis…
c) INTERMITENTE: la Tª no permanece elevada durante todo proceso, sino que se alternan
periodos febriles con periodos afebriles. En la fiebre intermitente, esta alternancia se
puede observar en un intervalo de 24 horas. Es típica de la sepsis, de los abscesos
abdominales, de la malaria, la leptospirosis, la borreliosis, TBC… Dentro de la fiebre
intermitente podemos encontrar varios tipos específicos como la fiebre héctica y la fiebre
cotidiana de la malaria.
7.-Recuerda
Existen Síndromes clínicos que cursarán con hipertermia, como son: el síndrome Neuroléptico
Maligno, el síndrome Serotoninérgico, la Hipertermia maligna, y el golpe de calor, cada uno de
ellos con características clínicas, bien definidas.
El síndrome febril se puede clasificar, según su duración en: agudo menos de 1 semana,
subagudo de 1- 3 semanas y crónico más de 3 semanas. Según su distribución temporal se
puede clasificar en: continua remitente, intermitente y recurrente. Estos patrones febriles,
pueden corresponder característicamente a distintos procesos infecciosos por lo que pueden
orientar a la etiología del síndrome febril.
8.-Bibliografía
1. Mackowiak PA, Bartlett JG., Borden EC, Goldblum SE, Hasday JD, Munford RS et al. Concepts
of Fever: Recent Advances and Lingering Dogma. Clinical Infectious Diseases 1997; 25:119–38.
3. Lizarralde Palacios E., Gutiérrez Macías A., Martínez Ortiz de Zárate M. Alteraciones de
la termorregulación. Emergencias 2000; 12:192-207.
9. Cranston WI. The Regulation of Body Temperature in Fever. Proceedings of the Royal
Society of Medicine. 1965; 58: 739-740.
10. Kluger MJ, Kozak W, Corm CA, R L. Leon, Soszynski D. The Adaptive Value of Fever.
Infectious Disease Clinics of North America. 1996; 10 (1): 1-20.
11. Romanovsky AA, Szi-Kely M. Fever and hypothermia: two adaptive thermoregulatory
responses to systemic inflammation. Medical Hypotheses. 1998; 50: 219-226.
Autores
Servicios de Medicina Interna y Urgencias* del Hospital General Universitario Santa Lucía,
Cartagena
1.1.- Introducción
El balance del agua y electrolitos tiene dos aspectos fundamentales: la cantidad de líquido
existente y la composición de los líquidos, que está relacionada con la proporción de sales y
otras moléculas con respecto al agua que las disuelve.
Aproximadamente el 60% del peso corporal de un adulto es agua; dos tercios se sitúan en el
espacio intracelular y el tercio restante se divide a su vez en un espacio intersticial (75%) e
intravascular (25%). El agua atraviesa las membranas celulares con relativa facilidad
estableciendo un equilibrio osmótico que dependerá del contenido de sustancias
osmóticamente activas a uno y otro lado de las membranas. Se denomina tonicidad u
osmolalidad efectiva a aquella a la que contribuyen los solutos, como el sodio y la glucosa,
dado que no pueden moverse libremente a través de las membranas celulares, motivo por el
que inducen una migración transcelular del agua. El sodio y sus aniones acompañantes (sobre
todo cloro y bicarbonato) son los principales determinantes de la tonicidad extracelular y, en
definitiva, del contenido de agua y del tamaño del volumen extracelular (EEC).
1.2.- Hiponatremia
En cada panel los círculos abiertos indican sodio; los círculos cerrados, potasio; cuadrados
grandes, solutos impermeables diferentes al sodio; cuadrados pequeños, solutos permeables;
línea discontinua entre los dos compartimentos, la membrana celular; zona sombreada, el
volumen intravascular.
B. Estados edematosos-ascíticos.
C. Depleción de potasio.
E. Insuficiencia renal.
G. Cuadros con excreción renal normal de agua: Polidipsia primaria, reajuste del
osmostato.
1.2.1.1. Pseudohiponatremia
Se produce como consecuencia de la sustitución del agua del plasma (que generalmente
comporta el 93% en volumen) por proteínas o triglicéridos en situaciones de paraproteinemia
o hipertrigliceridemia, respectivamente. La medición de la concentración de sodio en el
volumen de agua plasmática será normal (natremia normal) si bien su cuantificación estará
disminuida cuando se mide en relación a la concentración del volumen plasmático total (que
estará reducido), como ocurre con el método de fotometría de llama. Este artefacto de
laboratorio no se produce cuando se mide la concentración de sodio plasmática mediante
otras técnicas.
1.2.1.2. Hiponatremia hipertónica o translocacional
Se produce como consecuencia de la salida de agua de las células debido a que es atraída por
solutos del espacio extracelular como la glucosa y el manitol hipertónico. En estos casos se
produce una hiponatremia hipertónica dado que la glucosa y el manitol aportan tonicidad.
Generalmente se indica que por cada 100 mg/dL que aumenta la glucemia se produce una
disminución de 1,6 mEq/L de la concentración sérica de sodio, si bien la repercusión es menor
cuando la glucemia es superior a 400 mg/dL debido a la diuresis osmótica que produce la
glucosa en la orina.
En los casos en los que en el líquido extracelular se acumulen grandes cantidades de fluidos
isotónicos sin sodio, como el manitol isotónico, se genera una hiponatremia isoosmolar e
isotónica. Esta situación es más frecuente en caso de irrigaciones vesicales con grandes
cantidades de glicina o sorbitol durante o tras las resecciones transuretrales de próstata o
vejiga y durante las histeroscopias o la cirugía laparoscópica.
Indica que existe un exceso de agua en relación a los depósitos de sodio que, en realidad,
pueden estar aumentados, disminuidos o normales. En general, el exceso de agua se debe a
cualquier condición que conlleva una disminución de la capacidad de eliminarla a través del
riñón, que es capaz de manejar hasta unos 10-12 litros de ingesta diaria de agua. Por tanto,
salvo que exista insuficiencia renal, todas estas situaciones se acompañan de una
concentración elevada de ADH. Ocasionalmente, pueden presentar una osmolalilad normal o
incluso elevada, debido a que se retengan algunos solutos que pueden atravesar las
membranas celulares, como etanol y urea. La repercusión clínica de esta hiponatremia con
normo o hiperosmolalidad es idéntica a la de la hiponatremia con hipoosmolalidad.
Entre las diferentes causas de hiponatremia hipotónica (HH) destacan las siguientes:
Se trata en general de aquellas situaciones con estados edematosos o ascíticos en los que se
produce un aumento del volumen extracelular pero existe un descenso en la perfusión tisular.
Ocurre en los estadios avanzados de insuficiencia cardíaca, cirrosis y síndrome nefrótico. Existe
una depleción del volumen circulante eficaz que predispone al desarrollo de hiponatremia a
través sus efectos sobre la secreción de ADH, lo que ocasiona un aumento de la permeabilidad
al H2O de los túbulos colectores y un incremento en la reabsorción de Na+ y de H2O en el
túbulo contorneado proximal, favoreciéndose la retención de H2O, lo que se traduce en un
(Na+)u inferior a 20-25 mEq/L.
También se puede producir HH con volumen extracelular elevado en los casos en los que los
riñones sean incapaces de eliminar el agua libre, como ocurre en las insuficiencias renales
agudas y crónicas. En estas situaciones la concentración de sodio urinario es inadecuadamente
elevada, generalmente >20 mEq/L.
Se produce en las situaciones en las que existe una pérdida de agua y sodio por el tracto
gastrointestinal (por diarreas o vómitos), por la orina (generalmente debido a la utilización de
diuréticos) o por hemorragias. Habitualmente, esta pérdida de volumen se acompaña de
hipopotasemia. El efecto de los diuréticos tiacídicos induce hiponatremia mediante el concurso
de producir hipovolemia, un aumento de la ingesta de agua y una disminución de la capacidad
de dilución renal debido a una reducida capacidad de reabsorción de cloruro sódico en el
túbulo distal. Este último mecanismo no es inducido por los diuréticos de asa, que inhiben la
acción retenedora de agua de la ADH en el asa de Henle a través del transporte del cloruro
sódico. La diferenciación entre la pérdida de sodio por vía renal o extrarrenal en estos casos se
puede obtener al cuantificar una concentración de sodio en orina >20 mEq/L en los casos de
etiología renal (uso de diuréticos sobre todo tiacídicos, nefropatías pierde-sal, acidosis
tubulares renales e insuficiencia suprarrenal) e inferior a 20 mEq/L en los casos de pérdidas
extrarrenales (diarreas, uso de laxantes, vómitos, formación de tercer espacio).
En estos casos existe un leve aumento del líquido extracelular sin que existan edemas. Puede
estar en relación a situaciones de hipotiroidismo, insuficiencia glucocorticoidea y síndrome de
secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH).
En la insuficiencia suprarrenal las pérdidas renales de sodio motivadas por el déficit de cortisol
se asocia a hiponatremia dado que no existe la retroalimentación negativa que produce
habitualmente el cortisol sobre la secreción de ADH. La hiponatremia puede verse acentuada
por la depleción de volumen que producen los vómitos y diarrea asociados a la insuficiencia
suprarrenal.
En los casos de SIADH se produce una secreción de ADH no asociada a una hipovolemia,
induciendo una reabsorción renal de agua, una expansión de los líquidos corporales con
hiponatremia e hipoosmolalidad. No se producen edemas debido a que aumenta la excreción
urinaria de solutos y de agua al activarse los receptores de volumen. Algunas causas de SIADH
se recogen en la tabla 2.
-Paciente postoperado.
-Idiopática.
Las características analíticas de los pacientes con SIADH son la hiponatremia con
hipoosmolalidad (hipotónica), con osmolalidad urinaria inadecuadamente elevada (>100
mosm/kg y generalmente >300 mOsm/kg), sodio urinario >40 mEq/L (salvo que el paciente
presente depleción de volumen por otra razón), normovolemia, funciones renal, suprarrenal y
tiroidea normales y equilibrio ácidobase y balance de potasio normal.
Entre las causas de SIADH destacan las alteraciones hipotalámicas que la inducen (infecciones,
tumores, síndrome de Guillain-Barre, diversos fármacos como carbamacepina, haloperidol,
bromocriptina, enfermedades pulmonares como la tuberculosis, neumonía y asma),
producción ectópica de ADH (carcinoma pulmonar de células pequeñas), aporte exógeno de
ADH (vasopresina, oxitocina) e hipersensibilidad a la ADH (prolactinoma, carbamacepina).
Una situación particular se produce en aquella denominada reajuste del osmostato (que
ocurre en casos de hipovolemia y de mujeres en los dos primeros meses de embarazo), en el
que estos pacientes tienen un umbral para la liberación de la ADH algo más bajo, por lo que la
concentración de sodio plasmática es levemente inferior a la normal pero estable (entre 125 y
130 mEq/L). Cumplen todas los características clínicas y analíticas de un SIADH, siendo la única
pista para su diagnóstico la estabilidad de la hiponatremia.
Los síntomas son principalmente neurológicos y reflejan la disfunción neurológica inducida con
el desplazamiento osmótico del agua hacia o desde el interior de las células. Su gravedad está
relacionada con la magnitud y, sobre todo, con la rapidez de la alteración producida en la
natremia.
En la hiponatremia aguda los primeros síntomas son náuseas y malestar general, y aparecen
cuando la natremia es inferior a 125 mEq/L. Entre 115-120 mEq/L pueden aparecer síntomas
moderados como cefalea, letargia y obnubilación. Los síntomas graves como convulsiones,
coma y paro respiratorio no suelen observarse hasta que la natremia sea inferior a 110-115
mEq/L.
Los síntomas neurológicos son mucho menos expresivos en la hiponatremia crónica debido a
la adaptación cerebral, ya que las neuronas eliminan solutos osmóticamente activos,
protegiéndose del edema. Estos pacientes pueden permanecer asintomáticos aunque la
natremia se sitúa entre 115-120 mEq/L. Los síntomas que se producen incluyen astenia,
náuseas, mareos, trastornos de la marcha, confusión, calambres…
Una corrección excesivamente rápida de la hiponatremia puede inducir un síndrome de
desmielinización osmótica (también llamado mielinolisis central pontina) que puede provocar
síntomas neurólogicos graves y potencialmente irreversibles.
Los trastornos del K+ y del equilibrio acidobásico pueden ayudar en ocasiones a diagnosticar
una hiponatremia. La presencia de alcalosis metabólica e hipopotasemia indica vómitos,
aspiración nasogástrica o tratamiento diurético, mientras que la hiperpotasemia con acidosis
metabólica en pacientes con función renal normal indica insuficiencia suprarrenal.
1.2.5.-Tratamiento de la hiponatremia
mEq/L de ClNa
NaCl al 5%
855
NaCl al 3%
513
NaCl al 0,9%
154
NaCl al 0,45%
77
Ringer lactato
130
Se disponen de diferentes fórmulas para calcular el déficit corporal de Na+ y la tasa de infusión
de diversos fluidos con objeto de corregir la hiponatremia. La forma más práctica de realizar
los cálculos se basa en determinar la cantidad de natremia que se quiere conseguir, estimando
además el tiempo de corrección, con objeto de no sobrepasar el límite de seguridad de 8-10
mEq/L/día. Se tendrán además en cuenta la estimación del agua corporal total del paciente, en
la que influye la edad y el género.
Cambio en natremia = (Na+ infundido – Na+ sérico) / (ACT + 1)
Se tendrá en cuenta además el contenido en sodio de los diferentes sueros, tal y como se
indica en la tabla 4.
Idiopática.
Neurocirugía.
Traumatismo craneoencefálico.
Como ayuda se dispone de la hoja de cálculo indicada en anexo 1 (clica aquí para abrir) para
determinar la forma de formar una solución hipertónica y el anexo 2 (clica aquí para abrir) que
indica la velocidad de infusión de la solución hipertónica elegida según el tipo de pacientes y la
corrección de la natremia deseada.
1.3.- Hipernatremia
1.3.1.-Causas de hipernatremia
B. Paso de agua libre al espacio intracelular: acidosis láctica, ejercicio físico excesivo,
convulsiones.
Congénitas
Adquiridas:
· Hipercalcemia.
· Hipopotasemia.
· Síndrome de Sjögren.
· Amiloidosis.
· Diuréticos de asa.
· Embarazo.
1.3.2.-Sintomatología
Los síntomas son básicamente neurológicos, con aparición progresiva de letargia, debilidad e
irritabilidad, y posteriormente movimientos anormales, convulsiones, coma y muerte. El
descenso del volumen cerebral por la salida de agua de las células cerebrales causa la rotura
de las venas cerebrales, hemorragias intracerebrales y subaracnoideas focales, y disfunción
neurológica que puede tornarse irreversible.
1.3.3.-Diagnóstico
Si existe una Osmu por debajo de la esperada (<300 mOsm/kg) existe un mecanismo renal del
ahorro de agua. Sin embargo, el método más rápido y sencillo de averiguar el mecanismo
concentrador es comparar [Na+]u con [Na+u+K+u]. En condiciones de hipernatremia, si los
últimos son menores que el primero, la orina contiene agua libre de electrolitos y, por lo tanto,
hay un fallo de concentración. Esto nos indicará una pérdida renal de agua. Si la Osmu es
menos de 300 mOsm/kg, el paciente tiene diabetes ínsípida central (DIC) o nefrogénica (DIN).
Estos trastornos pueden ser distinguidos a la administración tras la administración exógena de
la hormona antidiurética (10 mcg de desmopresina por vía nasal, o 4 mcg de desmopresina por
vía subcutánea o intravenosa), con seguimiento de la osmolalidad y el volumen urinario cada
30 minutos durante las siguientes dos horas. La osmolalidad de la orina, por lo general, se
elevará en un 50% o más si se trata de DIC en comparación con poco o ningún aumento en la
DIN.
Muchos pacientes tienen valores intermedios de Osmu que van desde 300 a 600 mOsm/kg.
Este hallazgo puede representar a varias condiciones diferentes con diferentes respuestas a la
administración exógena de ADH.
1.3.4.-Tratamiento
1.4.-Casos clínicos
1.4.1.-Caso clínico 1.
1.4.2.-Caso clínico 2.