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La crisis económica vivida por los museos en los años 80, y la imposición del
paradigma neoliberal y de la democracia de partidos como únicas formas de
lectura del mundo durante los 90, supusieron el fin de la visión de los museos
al servicio de la sociedad antes de que se hubiera puesto en práctica. En este
contexto la Museología Crítica significó, a partir de finales de los 90, una
bocanada de aire fresco que vino a denunciar, con extraordinario acierto, el
carácter elitista, reaccionario y opresor de los museos actuales, y a proponer
otra clase de instituciones y exposiciones al servicio de la democracia cultural y
de los discursos de los oprimidos.
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Análisis del museo actual desde la Museología Crítica
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previos compartidos por los visitantes y propios de la ideología dominante. El
museo no plantea problemáticas diversas, conflictivas, prospectivas,
subversivas o críticas. Tampoco existe verdadera comunicación (intercambio
de ideas) porque se excluye a la sociedad de la definición de los temas a tratar
(sólo se la toma en cuenta para partir de y reforzar sus valores dominantes).
Cuando se abordan temas polémicos se hace siempre a través de
exposiciones “de objetos”, evitando así que el público comprenda el mensaje.
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interpretaciones y las demás. El museo es un espacio democrático de
controversia, de presentación, toma de conciencia, aceptación y encuentro de
imaginarios, problemáticas y conflictos entre grupos y clases, y de rebelión
contra el discurso dominante. En este sentido, la Museología Crítica hace suya
la temática que nos ocupa.
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investigación científica (postmoderna en este caso), lo que lo hace inaccesible
a los visitantes.
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de valorar los propios discursos que presenta desde una óptica científica. En
términos de Lakatos, los relatos relegados que el Museo Crítico descubre le
proporcionan una heurística positiva en potencia. Pero, para desarrollarla, el
museo debería investigar e interpretar científicamente estos relatos, cosa que
renuncia a hacer o, al menos, a explicitar.
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potencial. Veamos por qué.
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3. Lenguaje objetual. La exposición es un medio de comunicación que parte
de los objetos para explicar su significado. El lenguaje de los objetos
(código objetual) es desconocido para el visitante. Esto hace preciso el
empleo de información complementaria que permita descifrar el sentido de
las obras y sus contextos. La información complementaria se ofrece a
través de diversos códigos conocidos por el visitante, que convierten la
exposición en un sistema de medios de comunicación.
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Elaborar un discurso crítico socialmente relevante
Temática. La temática planteada por los artistas relegados debe puede ser
relevante para el emisor y para el visitante (la exposición ayuda a conocer otras
culturas o sus relaciones con la nuestra) y comprometida o subversiva (el
discurso ayuda a tomar conciencia de la ideología dominante y las existencia de
otros imaginarios y sistemas de interpretación). Pero son también posibles y
deseables otros discursos prospectivos o incluso subversivos, tomados de la
Nueva Museología y vinculados a las contradicciones del sistema de producción
dominante, que proporcionen herramientas para el cambio social democrático
(por ejemplo, el derecho a la vivienda; a la seguridad laboral; la partitocracia y el
fin de la división de poderes en la democracia occidental; las guerras imperialistas
y los intereses que las promueven; etc.)
Hemos visto que los dos paradigmas museológicos actualmente más en boga
proporcionan respuestas a la problemática planteada: hacer del museo un
vehículo para la comunicación de discursos relegados por la ideología dominante.
Creemos que las condiciones de posibilidad de un empeño como este demandan
el conocimiento de las circunstancias que hacen posible la comunicación (crítica
o no) en el ámbito museal, así como la toma de conciencia de que los museos
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deben cumplir un papel social crítico, progresivo y relevante para la sociedad. La
última condición, relativa a la necesidad de un apoyo institucional suficiente,
queda fuera del ámbito de esta conferencia. Valga sin embargo una cita de la
Declaración de la Ciudad del Salvador (Bahía, Brasil, 2006) que se declara
sucesora de los planteamientos de la Nueva Museología plasmados en la Mesa
Redonda de Santiago de Chile de 1972 y que, como aquí propugnamos, defiende
que los museos se conviertan en foros de discusión, interpretación y
transformación social, en espacios de reconocimiento de identidades, pero sobre
todo en ámbitos para la formación crítica y efectiva del ciudadano:
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