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Este trabajo surge precisamente del intento de dar lugar y voz a los
propios hombres padres y a sus vivencias, sobre todo afectivas, de los inicios
de su paternidad y del vínculo con su bebé.
Intentaré dar cuenta especialmente del tránsito que durante casi dos
años han realizado desde este “sentirse fuera de”, al descubrimiento y creación
compartida de una relación nueva y de afectos inéditos para ellos: la relación
papá-bebé.
Y todo esto es vivido “a solas” , lo que sucede con ellos no hay forma de
comunicarlo desde su lugar de soporte a la madre; “aguantar” implicará
también no decir, o, por el contrario actuar por otras vías (el trabajo o el cuerpo)
Con el nacimiento del bebé y la salida del cuerpo del bebé del cuerpo de
la madre, no se resuelve sin embargo la sensación de sentirse fuera que
primaba durante el embarazo. Los padres no se terminan de sentir “padres”
todavía, más fuerte es claramente para ellos en este tiempo inicial del bebé el
“no ser la mamá”. Se tendrán que producir todavía otros movimientos para
pasar de ser “No-la-mamá” a ser El papá.
“Los primeros meses no sentía el amor de papá. Era un bultito de la mamá. Era
como que lindo, pero no entendía bien cómo era” (Fernando)
“El doble discurso viene en que ella quiere que yo me involucre un montón, que
sea casi un par, pero en la toma de decisiones no quiere tratarme como un par
sino como un padre que no entiende a su hijo, que no está conectado de manera
corpórea a su hijo”, nos cuenta Daniel.
Este doble discurso, hace eco con sentimientos ya presentes en ellos de
temor a lo que este nuevo vínculo podría traer. Todo esto se entrelaza en
sentimientos de desconcierto, de no tener lugar y hasta de cierta
prescindibilidad. Sentimientos que se silencian y que con suerte podrán ser
nombrados recién a posteriori.
Por otro lado, o por lo mismo, valoran mucho los momentos y espacios
en los que pueden salir de esta dinámica y sus tensiones, y recuperar su rol
individual. El trabajo será uno de estos espacios, a su vez que la provisión
económica continúa siendo un lugar desde el cual participar menos
problemático además que la participación directa en el cuidado del bebé, que
empieza a traer tensiones entre la pareja. (¿una especie de refugio frente a los
sentimientos de haber perdido lugar, de desconcierto y de no-relación directa
con el bebé?… Siendo no la mamá, el lugar de proveedor parece más
confortable de adoptar.
“Yo veía qué difícil es ubicarse en un rol de papá en estos espacios [del
cuidado]. Yo me sentía cómodo como papá en el rol de proveedor. Salía de
trabajar y sabía que tenía que ir por las cosas que se necesitan … Ahí me sentía
como pez en el agua”
Estos padres tenían a su vez padres a los que acudir en su mente: se
preguntaban e imaginaban cómo habría sido su padre con ellos en sus
momentos iniciales, y aparecían recuerdos muy nítidos de su propio padre
siendo ellos niños. Tenían presencias de muy dentro con las que acompañarse
ahí en la periferia.
Y planteo acá una hipótesis central en este trabajo: que es que el padre
se ubica como padre, también cuando el bebé lo ubica como tal. El bebé, de
esta manera “adopta” también a su padre como padre, lo que a su vez permite
al padre empezar a conocerse como padre de ese bebé, su hijo, y así empezar
una doble vía. Es así que, planteo, no sólo el padre hace al hijo, sino el hijo
también al padre, en una relación bidireccional. Estoy planteando entonces que
el bebé ocupa un lugar activo en la construcción del vínculo, y son
especialmente sus acciones de interacción las que ponen también en
“encendido” este momento.
“Hasta ahora, “que oye que no sé qué”… Le digo: “bueno, cuando yo estoy con
el bebe, yo hago las cosas que yo creo que están bien, si no puedes entender eso,
estamos mal pues”. Lo estamos resolviendo así. Es que yo me puse a pensar y
dije: “oye sabes qué, no estoy haciendo las cosas mal. O sea, que no las esté
haciendo como tú no quiere decir que esté mal”. Y es un poco duro, pero es así.
No te estoy hablando que uno es mejor y otro es peor, sino que nunca lo van a
hacer igual, somos dos personas diferentes. (…) Entonces sí pues, se llega a
ciertos acuerdos, ¿no? No es fácil, pero ahí vamos…” Nos dice Alonso.
“Lo que más me sorprendió … era sentir el amor que puedes sentir por una
persona de esa manera (…) Y es increíble, porque, te juro, tú te levantas y lo
miras y a veces te dan ganas de llorar, o porque viene y te da un abrazo, ¿no?
…Es lo más fuerte que he sentido” (Alonso)
“O sea, más allá de que si se parece a quién, o si hace el gestito que tú haces, o
si tiene tu nariz o no sé qué, es la parte emocional, ¿no?, es ese sentimiento que
es tan profundo. O sea, nunca sentí algo igual”. (Armando)
-La pregunta por otras paternidades!! Por ejemplo: Qué sucede con los padres
que no están, que abandonan, que retiran su presencia, o que se quedan
alojados en una presencia marginal y distante.. qué procesos se dan o se dejan
de dar en ellos y cómo acompañarlos. Paternidades en dificultad, en proceso,
¿cómo acompañarlas, cómo comprenderlas?
• Al primer año del bebé parecen estar ya las bases de la relación más
directa papá–bebé. Y en esta relación el juego compartido se convierte
en un escenario privilegiado para disfrutar de la relación. Así, el placer
forma parte importante de la relación papá-hijo.