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UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA

FACULTAD DE ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL

SEMINARIO DE ÉTICA

LA ÉTICA Y SU INFLUENCIA EN EL DESARROLLO DE LA NUEVA MUSEOLOGÍA

SAMAHEL PRADA CORTES

LAURA JULIANA SERRANO

MAYO 2023

BOGOTÁ D.C
Introducción:

En el interior de los estudios sobre la museología y las formas de exposición existen una gran red
de complejidad que está conformada por diversos elementos como son los actores, el discurso
patrimonial (tanto el autorizado como el disonante), la noción de patrimonio y cultura, y demás
factores que hacen parte de estas dinámicas. Los museos son instituciones sin ánimo de lucro que
almacenan y exhiben objetos, obras de arte para divulgar y preservar la cultura. Estos museos
tienen una responsabilidad moral de respetar las leyes y los derechos que implica la adquisición
de diversas piezas y la forma en la que son exhibidas, además de tener en cuenta el discurso
patrimonial en el que son inscritas.

Sin embargo, en este constante movimiento es posible identificar diversas situaciones y


problemáticas en torno al patrimonio y a la museología; como sucede con la adquisición de objetos
(arqueológicos, antropológicos, cultuales, entre otros), obras de arte, planteamientos de exhibición
y promoción de la diversidad, divulgación y difusión científica cómo y una de ellas es sobre las
formas de exposición y su incidencia en la construcción de un concepto y/o noción de patrimonio.
Por lo tanto, los integrantes de la actividad museológica, y participantes en ellas (los diversos
grupos, públicos y actores) tienen la responsabilidad moral de garantizar que las piezas que
adquieran y se involucren en un proceso de exposición, no solamente presenten un proceso de
exposición bajo estándares éticos, sino que a su vez, su exhibición presente un proceso de diálogo
frente a los actores que envuelve, es decir, las entidades museológicas pueden adoptar la
escogencia de piezas que reflejen la diversidad y el respeto por la existencia de diferentes tipos de
público, esto con el objetivo de, crear un nuevo tipo de museología que tenga cierta
correspondencia hacia las olas del presente.

Pregunta problema:

¿Cómo el desarrollo de la ética y la responsabilidad moral influenciaron en la aparición de la Nueva


Museología?

Marco teórico:

La construcción de ciertas bases teóricas permite entender desde el origen de los museos y los
cambios sobre la concepción del patrimonio a través de la historia hasta los nuevos planteamientos
teóricos de la museología. De tal manera, se toma como referencia principal el texto elaborado por
Hernández (2006) sobre los planteamientos teóricos de la museología, en el hace mención sobre
el origen de lo que hoy conocemos por museos;

Como es bien conocido, la formación de los tesoros artísticos en el Antiguo Oriente fue
fruto de los botines de guerra, como lo demuestra el hecho de que cuando los elamitas
saquearon Babilonia en el siglo XII a. de C., reunieron todos los objetos saqueados y los
expusieron en el templo del dios Inxuxinab, protector de la ciudad. Posteriormente, ya en
el siglo X a. de C., en la puerta occidental de Azur, se creó otro museo con los trofeos
conseguidos. (Hernández, 2006, pp. 21-22)

El templo y el botín, en este caso, se encuentran estrechamente relacionados con el propósito de


consagrar y poner bajo la lupa divina el fruto de las diversas batallas que estaban sucediendo,
además de sentar las bases hacia las empresas políticas. En este caso, lo que conocemos como
museo adquiere una gran importancia, ya que se convierte en un dentro de investigación y de
enseñanza bajo la protección de los Tolomeos, fomentando la celebración de fiestas populares en
honor de las Musas y de Apolo donde se organizaban concursos literarios (Hernández, 2006).

En este punto es importante mencionar que existían 2 tipos de “entidades” fundamentales en este
arco temporal de la Edad Antigua; por un lado se encontraba el “museo” y por otro lado, la
biblioteca. Estas se encontraban estrechamente relacionadas, formando así un conjunto histórico y
cultural de gran importancia para la sociedad, aportando riquezas tanto artísticas como
intelectuales. Como menciona la autora; “De este modo, podría decirse que ambos se fusionan en
una misma realidad, hasta el punto de que la biblioteca se habría convertido en un auténtico museo
y ese en una verdadera biblioteca.” (Hernández, 2006, p. 23).

El siguiente momento histórico por es la etapa precientífica. Entrados en los siglos XVI y XVII,
la palabra museum abarca tanto las categorías intelectuales y filosóficas, pero que a su vez, el
significado cambia a partir de la época en que se inserta; “Ante una sociedad que valora y apuesta
por el coleccionismo, como hicieron los siglos XVI y XVII, el museo intentará dar una respuesta
de acogida y reconocimiento de dicha realidad, asumiendo el papel de intermediario” (Hernández,
2006, p. 24) esto quiere decir que se transforma en un lugar de encuentro donde coincidan la
apuesta histórica del presenta con la reivindicación de la memoria histórica del pasado, sin
embargo, para consolidar esta transición, la concepción de museo necesitó un proceso de
maduración y crecimiento con diversos antecedentes históricos posteriores a los siglos
mencionados anteriormente.

Uno de ellos es el Renacimiento; “(…) el museo clásico era concebido como un espacio en el que
se realizaban una serie de actividades, por otra, el coleccionismo renacentista se nos presenta como
un concepto abierto y cerrado al mismo tiempo” (Hernández, 2006, p. 25) esta es la nueva
concepción de lugares históricos y/o artísticos sin muros, sin barreras, al aire libre, y no
localizables en un determinado tiempo y lugar. En adición, con el surgimiento de los humanistas
y coleccionistas, intrínsecamente, se desarrolla una concepción del museo; como un centro de
reunión, un espacio social.

No obstante, esta lucha generó nuevas concepciones de museo, ocasionando la distinción entre lo
público (humanistas) y lo privado (coleccionistas; “Una vez más, será el mundo social del
coleccionismo quien nos ofrezca las pautas para describir cuál ha sido el proceso que ha conducido
al museo hacia una dimensión pública y abierta a tos los ciudadanos” (Hernández, 2006, p. 27) es
de esta manera que la colección puede ser definida desde lo público o privado desde un contexto
moderno más cercano.

Terminado este repaso histórico, el siguiente antecedente principal para la presente investigación
es uno de los textos de Georgina De Carli “Un Museo sostenible, museo y la comunidad en la
presentación activa de su patrimonio”, la utilidad del documento reside en su propuesta, en la que
según la autora; “En América Latina, las comunidades y específicamente sus sectores menos
favorecidos, no están posibilitados de utilizar su patrimonio cultural y natural para la generación
de beneficios propios y por lo tanto como factor de desarrollo” (De Carli, 2005, p.9), por lo cual,
los museos reconocen que su responsabilidad es la preservación del patrimonio integral y que su
“solución” puede ser involucrar a los miembros de la comunidad por medio de acciones de
preservación conjunta, apropiación y capacitación que ofrezca la posibilidad de ejercer un uso
responsable y ético de sus recursos patrimoniales para lograr un desarrollo local y sostenible.

Un museo sostenible es toda institución que realiza actividades de investigación,


preservación, comunicación y reactivación de patrimonio a través de una moderna gestión
museológica adecuada a los requerimientos de su entorno; y que con el fin de generar un
desarrollo local sostenible y beneficios para el museo, lleva a cabo conjuntamente en
miembros de las comunidades, proyectos y actividades de preservación activa ejerciendo
un usufructo responsable de los recursos patrimoniales. (De Carli, 2005, p. 15)

Con este párrafo, la autora integra diversos factores necesarios que conforman a la Nueva
Museología, como es el caso de la Comunidad, que puede ser entendida en primer lugar, como
grupos o sectores de la sociedad que tienen la capacidad de compartir intereses, vocabulario
especializado y desarrollan actividades conjuntas, lo que pude ser similar a el concepto de
conjunto, y en segundo lugar, como un grupo social completo pero a menor escala, cuyos
miembros comparten actitudes, creencias y valores, al igual que compartir propósitos e intereses
específicos.

Por otro lado, se menciona diversas situaciones que afectan constantemente la calidad de las
instituciones museológicas y la posibilidad de un desarrollo y crecimiento sostenido; en primer
lugar, la falta de personal especializado o debidamente capacitado, en segundo lugar la falta de
comunicación e intercambio de experiencias y por último, la falta de políticas nacionales (o
institucionales) para la creación y sostenibilidad de museos (De Carli, 2005), los más afectados
con la práctica irresponsable de apertura sin contar con las condiciones necesarias para la
subsistencia son aquellos museos pequeños y medianos museos creados a partir de una demanda
de un sector de la comunidad o de un grupo de vecinos, los cuales, por lo general, cuentan con una
persona a cargo entran en un proceso de no contar con un respaldo económico o cultural, dejando
a un lado el sentido de la exposición y de su discurso patrimonial.

A manera de conclusión sobre los factores importante que contribuyen a la investigación, la autora
propone el Museo de la Nueva Museología como la sumatoria de un edificio, más una colección y
un público, creando así un Museo Sostenible, que brinde una diversidad de garantías como el
sustento económico en términos de supervivencia, una conservación apropiada hacia las piezas
obtenidas y exhibidas, la contratación de personal pertinente hacia el propósito, misión y visión de
la entidad y demás que hacen parte de la solución o sostenibilidad del museo latinoamericano, pero
además, que permita la integración de la comunidad o de los diversos públicos como eje principal
del Museo.

Por otro lado, el siguiente elemento importante a utilizar sobre la relación entre la museología, sus
formas de exposición y el discurso patrimonial, y como es mencionado en la introducción del
presente texto, surge otro elemento dicotómico, entre el discurso autorizado y el discurso disonante
del patrimonio. Siguiendo a Smith (2011) sobre su texto del espejo patrimonial, hace mención
sobre que “El patrimonio no es una cosa, un lugar ni un evento intangible, más bien es una
representación o un proceso cultural interesado en negociar, crear y recrear recuerdos, valores y
significados culturales” (Smith, 2011. p. 39), por lo tanto, el objetivo del artículo es analizar de
manera crítica el discurso patrimonial autorizado, recurriendo a una serie de casos de estudio para
ilustrar el trabajo cultural que realiza la representación patrimonial.

La idea de que el patrimonio, según la autora, es una “cosa” ha dominado el debate internacional
y respalda las políticas y prácticas de la Unesco, en particular en la Convención sobre el patrimonio
Mundial de 1972; “Más recientemente, la idea del patrimonio como un evento intangible ha
empezado a influenciar el desarrollo de políticas en todo el mundo, siguiente la ratificación de la
Convención sobre el Patrimonio Cultural Inmaterial” (Smith, 2011, p. 42), por consiguiente, a
partir de estos hechos, surgió la necesidad o búsqueda de más prácticas de manejo del patrimonio,
funcionando con el objetivo de frenar o controlar los fenómenos patrimoniales, otorgando
credibilidad al argumento de que el patrimonio solo consiste en inmovilizar, congelar o fosilizar
los momentos culturales. Por lo tanto, el discurso patrimonial autorizado supone que el patrimonio
es algo que se “encuentra”, que su valor intrínseco y su esencia es algo que permite la
comunicación a las generaciones presentes y futuras, asegurando la comprensión de su lugar en el
mundo.

El texto concluye por medio de la reflexión del concepto de patrimonio; “(…) el patrimonio es
algo activo, algo que se hace y no se posee. Es un momento de acción, no algo congelado en su
forma material. Incorpora un rango de acciones que a menudo ocurren en lugares o en ciertos
espacios” (Smith, 2011, p. 59), esto quiere decir que el patrimonio es una experiencia, y como
representación social y cultura es algo en lo que las personas se involucran activamente, por lo
tanto no solo incluye representaciones activas de recordar, sino también representaciones activas
de olvidar; “El patrimonio también es un proceso de comunicar, transmitir y actualizar el
conocimiento y las ideas; consiste en afirmar y expresar la identidad, y re/crear los valores y
significados sociales y culturales que respaldan todo esto” (Smith, 2011, p. 60)

Por último, se tendrá en cuenta como referente principal el libro escrito por Camps (2013) sobre
la historia de la ética, en donde los capítulos fundamentales como los capítulos dedicados a Platón
y Aristóteles, que son los planteamientos fundamentales para entender la ética en sus comienzos y
su influencia en las diversas corrientes que surgieron según la época. Y finalmente, el uso del
capítulo 6 y 14 del mismo libro, en donde la autora expone autores como Maquiavelo, Bentham y
Mill, esto con el objetivo de exponer tanto la ética que tiene que ver con la felicidad o el bien
común, elemento indispensable para el momento de analizar las formas de exposición, y el
surgimiento de la ética en el renacimiento y su influencia en el desarrollo de los museos como los
conocemos en la actualidad y su influencia en la sociedad.

Museología y ética

Para iniciar con este apartado, es oportuno mencionar cuál es la definición de museología; es la
disciplina académica que estudia la gestión, conservación, exhibición y comunicación de la
memoria colectiva. Esta disciplina se preocupa por el estudio del significado y la significación de
los museos, así como el uso de la tecnología para mejorar el impacto de los museos en la sociedad.
La museología también se enfoca en la investigación y el análisis de los programas, actividades y
exposiciones de los museos, y en la comprensión de los procesos y temas que forman el contexto
de la cultura; en si la museología no se centra como tal en construir teorías sino más bien en
“articular la discusión sobre la función del museo en su relación con la sociedad” (Sauret &
Rodríguez, 2013), lo que quiere decir que busca promover un pensamiento crítico entre los
visitantes de cada exposición para que así se pueda llegar a un consenso sobre este concepto y que
así se cumpla la idiosincrasia y necesidades de las comunidades del territorio y del mismo museo.

Ahora bien, la museología ética, se define como el estudio de las prácticas de curaduría,
conservación y exposición que tienen en cuenta los principios y valores éticos. Esta disciplina se
centra en la consideración de la responsabilidad moral de los museos para con los objetos de su
colección, sus audiencias, sus autoridades directivas, el personal y la sociedad en general. Se centra
en la responsabilidad de los museos para respetar la integridad de los objetos en su colección,
evitar el tráfico ilegal de objetos, mantener la privacidad de los visitantes y respetar los derechos
culturales y humanos, dicha museología tiene como base una serie de consideraciones las cuales
tratan de promover una ética profesional entre los mismos profesionales de los museos, para
asegurarse que los principios y valores éticos sean seguidos y respetados. Estos principios y valores
incluyen: el respeto por el patrimonio y los derechos humanos; el respeto por el medio ambiente;
la responsabilidad social; la responsabilidad financiera; y el respeto por los valores y creencias de
la comunidad. Estas consideraciones de la museología ética también incluyen la promoción de la
diversidad cultural y el respeto por los derechos de los visitantes.

En el texto Ética y museología: Sobre la museología como postura ética y como práctica de las
autoras Teresa Sauret Guerrero y Nuria Rodríguez Ortega, se menciona que “las problemáticas
específicas que la museología, en su compromiso ético, se deben abordar, teniendo en cuenta los
nuevos paradigmas sociales, económicos, tecnológicos y culturales” (Sauret & Rodríguez, 2013),
lo que quiere decir que la museología en su trabajo ético debe adaptarse a las nuevas visiones del
mundo lo que implica una constante actualización en sus exhibiciones en función de los cambios,
las comunidades, el museo y el bienestar común.

Dicho bienestar ha sido trabajado por Jeremy Bentham y John Stuart Mill quienes fueron dos
filósofos ingleses del siglo XIX que desarrollaron una filosofía conocida como utilitarismo. Esta
filosofía se basaba en que el bienestar de la comunidad se lograría al maximizar el bienestar de la
mayoría de la gente y que mientras más buena sea una acción más placer generara. Esto significa
que los individuos deben sacrificar algo de su propio bienestar para promover el bienestar de la
comunidad. Mill propuso un enfoque ligeramente diferente al utilitarismo. En lugar de centrarse
únicamente en la felicidad, también valoraba los cambios positivos que se producen a través del
desarrollo intelectual. En su opinión, el bienestar de una comunidad se lograría al permitir que los
individuos persiguieran la excelencia intelectual. Esto permitiría a la gente desarrollar una
comprensión más profunda de la realidad y una mejor capacidad para hacer que la comunidad sea
un lugar mejor; En todo caso, “El utilitarismo en su raíz está inspirado por un ideal de bienestar
social: a través de condiciones de vida dignas para todos los ciudadanos y del fomento de las
libertades. Jeremy Bentham y John Stuart Mill.”

Por otra parte, Jeremy Bentham y John Stuart Mill (Camps, 2013) dos de los autores en esta
investigación sostienen un enfoque similar en cuanto a la museología ética. Ambos creen que el
bienestar de los seres humanos debe ser el objetivo primordial de la museología. El bienestar se
define como el placer y la satisfacción que se obtiene de la vida. Para Bentham, el bienestar está
relacionado con el placer y la ausencia del dolor. Por esta razón, la museología debe ser utilizada
para promover el placer que se da pasando tiempo con dichas exposiciones y minimizar el dolor
dándole un uso adecuado a esos recursos objetos y piezas, para que así el visitante tenga una buena
experiencia. Por otro lado, Mill sostiene que el bienestar involucra no solo el placer, sino también
el desarrollo de los talentos humanos.

Ahora bien, como lo menciona De Carli (2005) la museología ética se basa en el principio de que
los museos tienen la responsabilidad de preservar la integridad de los objetos y el contexto en el
que se encuentran, así como de promover la diversidad y equidad. Esto significa que los museos
deben reconocer y respetar los derechos de los pueblos a preservar su patrimonio, contribuir a la
preservación de los entornos y promover la educación, el diálogo y el entendimiento entre
diferentes culturas. La museología ética también se centra en la responsabilidad de los museos de
promover el respeto por la vida y el medioambiente. Esto incluye la preservación de los recursos
naturales, el cuidado de los objetos, la conservación del patrimonio cultural y la protección de la
privacidad de los visitantes.

La relación que vimos nosotros en esta investigación se centra en el bien común, la responsabilidad
moral, la museología y la ética Esto se basa en el hecho de que la museología es una disciplina que
se ocupa de la conservación, el estudio y la interpretación de los bienes culturales, incluidos
aquellos relacionados con la arqueología. Por lo tanto, el bien común y la responsabilidad moral
son fundamentales para la museología al garantizar que los objetos patrimoniales sean preservados
y compartidos de una manera respetuosa de la cultura, el medio ambiente y los derechos humanos.
La responsabilidad moral también implica que los museos sean responsables de preservar los
bienes culturales para las generaciones futuras. La arqueología es una disciplina que se encarga
del estudio de los restos materiales de la civilización pasada. La arqueología es una parte integral
de la museología ya que los objetos arqueológicos son parte del patrimonio cultural de una nación
y deben ser tratados como tal. La responsabilidad moral es especialmente importante para los
objetos arqueológicos ya que muchos de ellos han sido robados o extraídos de su contexto original
sin el consentimiento adecuado. El bien común también es importante para la arqueología ya que
los objetos arqueológicos son parte de nuestro patrimonio cultural y deben ser preservados para el
disfrute de las generaciones futuras.
Bibliografía:
De Carli, G. (2005). Un Museo sostenible, museo y la comunidad en la presentación activa de su
patrimonio. San José: Universidad Nacional de Costa Rica.
Hernández, F (2006) Planteamientos teóricos de la museología. Ediciones Trea.
Sauret, T., & Rodríguez, N. (2013). Ética y museología: Sobre la museología como postura ética
y como práctica. Ética y museología.
https://www.culturaydeporte.gob.es/dam/jcr:99992125-6051-44ab-beab-
435b0350004a/06-etica-museologia.pdf
Smith, L. (2011). El “espejo patrimonial”. ¿Ilusión narcisista o reflexiones múltiples? Antípoda.
Revista De Antropología Y Arqueología, 1(12), 39–63.
https://doi.org/10.7440/antipoda12.2011.0
Ruffer, M (2014) La exhibición del otro: tradición, memoria y colonialidad en museos de México.
Antíteses, vol. 7, número 14, pp. 94-120.
V, Camps (2013) Breve historia de la ética

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