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Son estructuras que aparecen en los preparados por desgaste en forma de bandas de
color parduzco o castaño con luz transmitida y claras con luz reflejada. Entre ellas existen
intervalos de 20 a 80 mm y son más numerosas en la región cervical. Existe una estría
más sobresaliente, que coincide con el nacimiento y se denomina línea neonatal (línea de
Rushton-Orban). La disposición de las estrías varía en las distintas regiones del diente.
En las cúspides y bordes incisales se extienden de CAD a CAD del lado opuesto y
describen una curva (fig. 23). En las caras laterales de la corona tienen un recorrido
oblicuo (fig. 24) desde CAD hacia la superficie externa, pero con una incurvación hacia
oclusal o incisal de manera que ofrecen el aspecto de casquetes en las cúspides y de
anillos en las caras laterales. En cortes transversales aparecen como anillos concéntricos
paralelos a las superficies externa e interna del esmalte. Es decir, que las estrías de
Retzius se observan siempre, ya sea en cortes longitudinales o transversales, y son más
frecuentes en la zona cervical de la corona. Las estrías de Retzius marcan la sucesiva
aposición de material durante la formación de la corona, por ello, también reciben la
denominación de líneas incrementales. Dichas líneas se relacionan con períodos de
reposo en la mineralización y, por tanto, indicarían zonas menos mineralizadas. El número
de días de crecimiento del esmalte entre las líneas adyacentes se llama periodicidad de
Retzius. Esta periodicidad varía entre los distintos mamíferos, pero permanece constante
en los dientes permanentes de cada individuo. Se considera que la periodicidad de
Retzius en dientes permanentes es de 6 a 12 días, mientras que en dientes deciduos es
de 4 y 5 días, lo que podría indicar que el biorritmo de producción varía con la edad.
Distintas alteraciones metabólicas parecen afectar a las estrías de Retzius con el
consiguiente ensanchamiento y alargamiento, por tanto, de los períodos de reposo. A la
altura de las estrías de Retzius, las UEBE sufren variaciones de tamaño y de forma
Fig. 7.10 Microfotografía mediante luz transmitida de una sección de esmalte y dentina de
un diente primario. La línea neonatal se encuentra en la punta de la flecha. El esmalte a la
izquierda de esta línea está más teñido que el esmalte a la derecha de ésta. El esmalte
formado antes del nacimiento está menos pigmentado y tiene menos defectos que el
esmalte posnatal. La dentina muestra numerosos tractos muertos en forma de líneas
oscuras. Los tractos muertos son túbulos rellenos de aire; aquí aparecen negros con la luz
transmitida.
PENACHOS DEL ESMALTE Los penachos del esmalte son otro defecto del desarrollo en
el esmalte relleno de material orgánico. Se localizan en la unión amelodentinaria y
aparecen en ángulo recto a ésta. Pueden extenderse a una quinta o hasta una décima
parte de la distancia entre la unión amelodentinaria y la superficie oclusal del diente (figs.
7-12 y 7-13). Los penachos se forman entre grupos de prismas del esmalte, que están
orientados en direcciones ligeramente diferentes a la unión amelodentinaria. Estos
espacios se desarrollan por tanto entre grupos de prismas adyacentes, que son
rellenados con material orgánico denominado enamelina. La interfase de la unión de la
dentina y el esmalte es festoneada y a menudo los penachos se originan de los vértices
de estas ondulaciones (v. fig. 7-12).
Penachos adamantinos o de Linderer Los penachos de Linderer son estructuras muy
semejantes a las microfisuras del esmalte y también comparables a fallas geológicas (v.
Laminillas o fisuras del esmalte). Se extienden en el tercio interno del esmalte y se
despliegan desde la conexión amelodentinaria en forma de arbusto; son fácilmente
observables en cortes transversales mediante técnicas de desgaste con microscopia
óptica. Hasta el momento no se conoce su origen ni su naturaleza, aunque se admite que
la imagen en penacho es artificial y que no es más que la proyección en un solo plano de
las ondulaciones de una fisura (existente solo en el tercio interno del esmalte) que se
distribuirá en diferentes planos o, lo que es lo mismo, la suma de lo que transcurre en
varios planos (figs. 25, 26 y 27). Se cree que los penachos de Linderer se forman en el
desarrollo debido a cambios bruscos en la dirección en grupos de las UEBE; esto sucede
a causa de la orientación de algunos ameloblastos en la amelogénesis y a que los
penachos están formados básicamente por tejido poco mineralizado, amorfo o granular,
rico en proteínas del esmalte. En cuanto a la participación de los penachos de LindereR
en los procesos de difusión de la caries, esto parece muy poco probabl.
Bandas de Hunter-Schreger
Son bandas claras y oscuras denominadas respectivamente parazonas y diazonas, de
anchura variable y límites imprecisos, que se observan en el esmalte, ocupando las cuatro
quintas partes más internas de este. Se observan en cortes longitudinales por desgaste y
con luz incidente polarizada. Se encuentran presentes en todos los dientes permanentes y
aun en los que no han completado su formación (fig. 28). El patrón de distribución de las
bandas varía en distintas regiones del esmalte, encontrándose más concentradas en las
regiones expuestas a una mayor demanda funcional, como las superficies oclusales de
los dientes posteriores. El origen de estas bandas es desconocido; se sugiere que se trata
de un fenómeno que resulta del distinto plano de corte de las UEBE, las cuales, al
presentar en cada hilera, anillo o plano un transcurso ondulante, pueden ser seccionadas
transversalmente y dar origen a las bandas claras o parazonas, o bien longitudinalmente y
dar lugar en este caso a la aparición de las bandas oscuras o diazonas. Este hecho se
pone en evidencia con el MEB, comprobándose en dichas bandas la distinta orientación
de las UEBE en las parazonas y diazonas (fig. 29 A y B). En la actualidad, se considera
que la distribución de las bandas de Hunter-Schreger no son fruto de un desarrollo
azaroso, sino que este se encuentra específicamente controlado y que, por tanto, los
patrones de distribución de las bandas deben relacionarse con algunas situaciones
clínicas que afectan al esmalte, como el desgaste, la abfracción o la resistencia a la
fractura.
Esmalte nudoso
El esmalte nudoso no es más que una zona singular y especial del esmalte prismático o
varillar que se localiza en las regiones de las cúspides dentarias y está formado por una
compleja interrelación de los prismas adamantinos. Su origen radica en que los planos
circunferenciales de las UEBE con sus ondula-ciones se interrelacionan entre sí de
manera íntima y estrecha. El entrecruzamiento es un factor que aumentaría la resistencia
del esmalte, pues está ubicado precisamente en las zonas más expuestas a la acción
masticatoria. Su origen se debería a que, durante las primeras fases de la amelogénesis,
los ameloblastos se mueven hacia la periferia de manera irregular (figs. 30 y 31).
Husos adamantinos
Los husos adamantinos son estructuras con aspecto de bastones irregulares que se
encuentran en la CAD (fig. 31). Corresponden a formaciones tubulares con fondo ciego
que alojan en su interior a las prolongaciones de los odontoblastos que discurren por los
túbulos dentinarios. La mayor parte de ellos solo contiene, sin embargo, fluido dentinario.
En el interior de los husos se han descritos cristales en forma de agujas de 5 nm de ancho
y 70 nm de longitud, material granular de 1,5 nm de diámetro y/o material amorfo. La
penetración de las prolongaciones de los odontoblastos en el esmalte, para formar parte
de los husos, se realiza previo a su mineralización, ubicándose entre los ameloblastos y
persistiendo en el interior del esmalte cuando este se mineraliza. Su orientación es similar
a la del proceso odontoblástico del que provienen y no guardan relación con las UEBE
vecinas, son perpendiculares a la CAD y oblicuos respecto de las UEBE. En los cortes por
desgaste los procesos odontoblásticos han desaparecido, por lo tanto, lo que se observa
es el espacio que estos han dejado. Como estas cavidades son ocupadas por el aire y
desechos, al realizar el desgaste aparecen de color negro. Su diámetro oscila entre 0,5 y
1,5 mm y tienen una longitud de 10 a 15 mm, si bien algunos alcanzan hasta 40 mm. Los
procesos odontoblásticos que en general terminan en extremo afilado y que se
encuentran en cualquier sitio de la CAD son llamados procesos odontoblásticos
remanentes, mal llamados antiguamente «conductos o túbulos dentinarios penetrantes»,
pues no pueden penetrar en el esmalte una vez que este se ha mineralizado. Los que se
ubican preferentemente en las cúspides o bordes incisales y tienen forma de bastones por
su aspecto y mayor longitud son los que propiamente se denominan husos adamantinos.
Actualmente este término se ha generalizado para ambas estructuras, las cuales solo
pueden observarse en cortes longitudinales (figs. 33, 34 y 35). Desde el punto de vista
histofisiológico, los husos adamantinos son muy importantes, pues su función se relaciona
con la transmisión de estímulos