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AMPARO DIRECTO 163/2016.

QUEJOSO: *

(SUJETO A UNA MEDIDA DE


INTERNAMIENTO).

(CUATRO CUADERNOS).

MAGISTRADO PONENTE: MIGUEL ÁNGEL MEDÉCIGO


RODRÍGUEZ.
SECRETARIO DE ESTUDIO: JAIME FLORES CRUZ.

Ciudad de México. Acuerdo del Tercer Tribunal

Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, correspondiente a

la sesión pública ordinaria de veinticinco de agosto de dos mil

dieciséis.

Visto para resolver el juicio de amparo directo 163/2016,

promovido por el quejoso **, por propio derecho, contra acto de la

Primera Sala de Justicia para Adolescentes del Tribunal Superior

de Justicia de la Ciudad de México, por estimar vulnerados los

derechos fundamentales establecidos en los preceptos 1º, 14

párrafo tercero, 16, 17 y 18 de la Constitución Política de los

Estados Unidos Mexicanos; 9, incisos 1, 3 y 4, del Pacto

Internacional de Derechos Civiles y Políticos; 7, inciso 1 y 5 de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos; 3, apartado 1,

37, inciso d) y 40, apartado 2, inciso b), de la Convención sobre

Derechos del Niño; y,


D.P. 163/2016.

R E S U L T A N D O:

PRIMERO. La sentencia reclamada a la Ad quem es la

pronunciada el quince de enero de dos mil quince, en el toca

8/2015, relativo al recurso ordinario de apelación interpuesto por

el Ministerio Público y el defensor público del adolescente *,

donde modificó la impugnada de primera instancia emitida el dos

de diciembre de dos mil catorce, por la juez Cuarto de Proceso

Escrito de Justicia para Adolescentes de la Ciudad de México, en

la causa 16/2014, para en definitiva resolver que el ahora

accionante del amparo es responsable de los delitos de violación

y abuso sexual cometido a menor de doce años agravado,

previstos en el artículo 181 bis, párrafo primero (hipótesis al que

realice cópula con persona de cualquier sexo menor de doce años

de edad) y párrafo tercero (hipótesis de al que sin el propósito de

llegar a la cópula, ejecute un acto sexual, en una persona menor

de doce años de edad), en relación con el artículo 174, párrafo

segundo (entendiendo por cópula la introducción del pene en el

cuerpo humano por vía bucal), todos del Código Penal para el

Distrito Federal, en términos de lo dispuesto por el numeral 23 de

la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal.

Al considerarlo con el grado de culpabilidad “ligeramente

superior al punto intermedio entre los límites mínimo y máximo


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que aritméticamente corresponde a 17/32 del rango mínimo y

máximo”, por los delitos de violación y abuso sexual cometido a

menor de doce años agravado, le impuso al peticionario de

amparo, dos años diez meses, veinte días de tratamiento en

internamiento en centro especializado.

Determinó que el quejoso compurgará la restrictiva de

internamiento en el Centro Especializado para ello, bajo la

supervisión del juez de Proceso Oral en Justicia para

Adolescentes que por turno le corresponda en funciones de juez

de Ejecución.

Lo absolvió de la reparación del daño, por ser

considerado un delito formal; condenó al quejoso a la reparación

del daño moral consistente en cubrir el costo de las sesiones que

la menor ofendida debía recibir.

La modificación consistió:

a) La sala responsable aumentó el grado de culpabilidad

para ubicarlo en ligeramente superior al punto intermedio entre los

limite mínimo y máximo, y reindividualizó la pena para imponerle

al quejoso dos años diez meses veinte días de internamiento en

centro especializado; mientras que el A quo sin tomar en cuenta el

principio de Interés Superior del Adolescente, determinó que el


D.P. 163/2016.

grado de culpabilidad era de “intermedia entre la mínima y la

equidistante entre el mínimo y el medio que en proporción

corresponde a una octava parte del rango mínimo y máximo (1/8

de los márgenes mínimo a máximo de los establecidos para la

medida aplicable)”, y en consecuencia la pena era de un año

veintidós días.

SEGUNDO. Por auto de dieciocho de mayo de dos mil

dieciséis, el magistrado presidente de este órgano colegiado

admitió a trámite la demanda de amparo planteada; y se tuvo

como tercera interesada a **, representada por ****.

Finalmente, por auto de veintisiete de junio último se

turnaron los autos al ponente para elaborar el proyecto de

resolución respectivo.

C O N S I D E R A N D O:

PRIMERO. Este Tercer Tribunal Colegiado en Materia

Penal del Primer Circuito es competente para conocer y resolver

el juicio, con fundamento en los artículos 107, fracciones V, inciso

a), y VI, de la Constitución Política de los Estados Unidos

Mexicanos; 33, fracción II, y 34, párrafo primero, de la Ley de

Amparo; y 37, fracción I, inciso a), de la Ley Orgánica del Poder


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Judicial de la Federación, en relación con el Acuerdo General

3/2013 del Pleno del Consejo de la Judicatura Federal, porque se

reclama sentencia definitiva en materia penal emitida por

autoridad judicial de segunda instancia, residente en el ámbito

donde ejerce jurisdicción este órgano de control constitucional.

SEGUNDO. La existencia de la sentencia definitiva

reclamada quedó acreditada con la aceptación de la Sala

responsable, expresada en su informe con justificación, amén de

que adjuntó los autos originales del toca 8/2015, así como los

relativos a la causa 16/2014; documentos públicos con eficacia

demostrativa en términos de los numerales 129 y 202 del Código

Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a la

Ley de Amparo, y de la jurisprudencia 226 del antiguo Pleno de la

Suprema Corte de Justicia de la Nación, registro electrónico

394182 y consultable en la página 153 del Tomo VI, relativo a la

Materia Común, del Apéndice del Semanario Judicial de la

Federación 1917-1995, que dice:

“DOCUMENTOS PÚBLICOS, CONCEPTO DE, Y


VALOR PROBATORIO. Tienen ese carácter los
testimonios y certificaciones expedidos por
funcionarios públicos, en el ejercicio de sus
funciones, y por consiguiente, hacen prueba
plena”.
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TERCERO. Las consideraciones que sustentan el acto

reclamado, son las siguientes:

“… Considerandos: --- I. (…).--- II. Como una cuestión


previa, es importante dejar sentado que resultó apegado a la
legalidad el hecho de que al adolescente * se le determinara su
sujeción a proceso con restricción de la libertad y que la A quo
declarara la apertura del proceso escrito en términos de los
artículo 30, 32 y 35 de la Ley de Justicia para Adolescentes del
Distrito Federal, ya que una de las conductas tipificadas como
delito por las cuales el Ministerio Público ejerció su acción de
remisión en contra del adolescente referido fue la de violación
cometido a menor de doce años agravado, en agravio de la menor
* (de tres años de edad), en virtud de que el adolescente ** le
impuso la cópula vía bucal, y si bien hay una regla procesal que si
se entiende de manera aislada parece excluir el delito materia del
juicio del catálogo de delitos graves previsto en el artículo 30 de la
Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal;
empero, si se atiende al supuesto de hecho que se estimó en esa
regla como grave, en un análisis sistemático en relación con el
delito básico y agravado, se concluye que el delito materia del
juicio si se encuentra comprendido en el citado catálogo. Esto es
así porque la regla procesal indica que es delito grave imponer la
cópula vía bucal, lo que en el caso ocurrió, y además en un
supuesto más agravado por la edad de la víctima ** años, por lo
que, la identificación de ese delito como grave es apegada a la
legalidad. Es cierto que una interpretación aislada del citado
artículo 30, fracción VI, de la ley para adolescentes, parece
establecer que únicamente deben catalogarse como graves los
delitos previstos en los artículos 174 y 175 del Código Penal
capitalino, no así el previsto en el artículo 181 bis del mismo
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código punitivo. Sin embargo, esa forma de interpretar y aplicar la


norma resultaría contraria al fin de política criminal que la orienta:
calificar como grave la imposición de la cópula vía bucal ya sea
consumada o en grado de tentativa, y que esa determinación sea
tanto en los casos en que la víctima no tenga una incapacidad
física o psíquica para consentir u oponer resistencia, como
cuando sí la tenga o se encuentre bajo una presunción legal de
tenerla por su edad. Se explica. La Ley de Justicia para
Adolescentes del Distrito Federal establece: ‘30. Catálogo de
conductas tipificadas como delitos graves. Se califican como
conductas tipificadas como delitos graves, para los efectos de
esta ley, los siguientes: … VI. Violación previsto en los artículos
174 y 175…’. A su vez, el Código Penal para el Distrito Federal
regula diversos supuestos del delito Violación de la siguiente
manera: ‘174. Al que por medio de la violencia física o moral
realice cópula con persona de cualquier sexo, se le impondrá
prisión de seis a diecisiete años. Se entiende por cópula, la
introducción del pene en el cuerpo humano por vía vaginal, anal o
bucal… 175. Se equipara a la violación y se sancionará con la
misma pena, al que: I. Realice cópula con persona que no tenga
la capacidad de comprender el significado del hecho o por
cualquier causa no pueda resistirlo;… Si se ejerciera violencia
física o moral, la pena prevista se aumentará en una mitad… 181
Bis. Al que realice cópula con persona de cualquier sexo menor
de doce años, se le impondrá prisión de ocho a veinte años…. Si
se ejerce violencia física o moral, las penas previstas se
aumentarán en una mitad’. Del examen del tipo penal de violación
y de sus dos formas agravadas se advierte que comparten los
siguientes elementos: 1) realizar la cópula – introducción del
pene-, 2) por vía vaginal, anal o bucal si la víctima es del sexo
femenino o sólo una de las dos últimas vías si es del sexo
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masculino, y 3) que el medio de comisión sea la violencia. Y por


otro lado, se diferencian en un aspecto esencial referente a la
víctima: a) que se trate de una persona sin incapacidad para
comprender el significado del hecho o sin incapacidad para
resistirlo; b) que sí tenga incapacidad para comprender el
significado del hecho o para resistirlo, o c) que tenga menos de
doce años de edad en cuyo caso se presume su incapacidad para
comprender y consentir el hecho-. De modo que en los hechos
pueden acontecer distintos escenarios. Puede ocurrir que una
persona realice cópula, es decir, le introduzca el pene, a una
mujer por vía vaginal, anal u oral; o bien si la víctima es hombre,
le introduzca el pene por vía anal o bucal; y en cualquiera de esos
casos lo haga mediante la violencia. Esto actualiza una violación
como tipo penal básico. También es posible que la cópula se lleve
a cabo sin violencia, pero en contra de una persona en la que no
sea necesario ese medio de comisión para lograrlo, como
acontece en los siguientes casos: 1) si la víctima no entiende el
significado de ese hecho, por ejemplo, ante un desarrollo
intelectual retardado que se lo impida y, por ende, acceda a la
cópula sin comprender suficientemente de lo que se trata; 2) si la
víctima se encuentra en un estado físico que le impide oponerse a
la cópula o ni siquiera está en aptitud de decidir si accede a ella,
por ejemplo, si se encuentra bajo los efectos de alguna sustancia
que le provoque tal estado físico; y 3) si la víctima es menor de
doce años de edad, en cuyo caso existe una presunción legal de
que no dio su consentimiento para que el victimario realizara la
cópula con ella. En cualquiera de estos casos se actualiza una
violación equiparada, porque hay cópula sin violencia, la que no
es necesaria porque la posible resistencia de la víctima se
deshabilita sin necesidad de ejercerla para lograr la cópula. Y
finalmente, hay la posibilidad de que la víctima se encuentre ante
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uno de los referidos supuestos de incapacidad física o psíquica o


bajo la presunción legal de ello y aun así el victimario haya
utilizado la violencia para lograr la cópula. Por ejemplo, puede
tratarse de una persona menor de doce años, pero el victimario,
en lugar de acceder a la cópula con ella por otros medios
aprovechando la edad de la víctima utilice la violencia para
lograrlo. En cualquiera de estos casos se actualiza, en principio,
una violación básica, porque hay cópula mediante la violencia; y el
delito se agrava porque la víctima tenía una incapacidad física o
psíquica o se encontraba bajo la presunción legal de ello. Estos
supuestos deben analizarse de manera distinta a los casos en
que la violencia no es necesaria ante una discapacidad de la
víctima para consentir u oponer resistencia, como se precisó con
antelación. Se trata de casos en que la víctima tiene esa
discapacidad, pero no es el medio para lograr la cópula, sino que
se tuvo que llevar a cabo la violencia para obtenerla. Pues bien,
examinados los distintos escenarios que pueden ocurrir en el
contexto del delito de violación, se retoma la cuestión inicial. Si el
legislador estableció que es delito grave la ‘violación’, previsto ‘en
los artículos 174 y 175’, ¿cómo debe interpretarse esta norma? La
primera respuesta, que en principio parece obvia o al menos se
muestra de manera clara, es que sólo en el caso de los artículos
174 y 175 del código punitivo habrá lugar a identificar el delito
como grave, en términos del artículo 30 de la Ley de
Adolescentes, no así cuando se trata de otros artículos. En esta
interpretación aislada, lo dispuesto en el artículo 181 bis del
código penal queda excluido sin mayor reflexión, porque
sencillamente no está contemplado en aquel catálogo. Empero, tal
interpretación se aparta de la política criminal que orienta la
norma. Y hay que detenerse en esto porque la referencia a un
artículo no significa que el juzgador deba realizar una aplicación
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mecánica de la norma que contiene, en forma automática y sin


mayor reflexión. El juez debe tomar en cuenta el sentido de esa
norma, identificar la función que cumple, y a partir de este análisis
reflexivo y crítico aplicarla al caso. Así, en el asunto en examen
debe plantearse de inicio cuál es la política criminal que impulsa a
catalogar un supuesto de hecho típico como grave. Y debe
tomarse en cuenta también que la política criminal que orienta a
esa decisión legislativa mira, entre otras cosas, a establecer
distintas reglas procesales, como la sujeción a proceso en
detención preventiva o en libertad o al menos sometido a una
medida cautelar de menor afectación que la detención provisional.
Al respecto debe hacerse un alto ante una posible refutación a la
que hasta aquí se ha dicho. En materia penal tiene aplicación el
principio de legalidad estricta o taxatividad y está prohibida la
interpretación por analogía o por mayoría de razón, en términos
del artículo 14, tercer párrafo, Constitucional, que dice: ‘14…. En
los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple
analogía, y aún por mayoría de razón, pena alguna que no esté
decretada por una ley exactamente aplicable al delito que se
trata…’. También está prohibida la interpretación conforme o
integradora en el análisis de tipicidad. Así lo estableció el Pleno
de la Corte Suprema del país, (…), del siguiente rubro y texto: ---
‘NORMAS PENALES. AL ANALIZAR SU
CONSTITUCIONALIDAD NO PROCEDE REALIZAR UNA
INTERPRETACIÓN CONFORME O INTEGRADORA’ (se
transcribe).--- Empero, esa exigencia de taxatividad y la
correspondiente prohibición de los criterios de interpretación por
analogía, por mayoría de razón y la conforme o integradora, que
son aplicables al caso por las consecuencias de la norma en
examen (la imposición de la medida de internamiento), no tienen
como consecuencia que el texto de la norma deba interpretarse
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en forma aislada, sino de manera sistemática, en función de su


racionalidad jurídica, dentro de las interpretaciones que admiten
las palabras de la ley. Así se ha pronunciado la Corte Suprema
del país, entre otros, en la contradicción de tesis 178/2005 emitida
por la Primera Sala, resulta en sesión de veintidós de marzo de
dos mil seis, en la que se determinó: ‘…la garantía de exacta
aplicación de la ley penal descansa en los principios nullum
crimen, nulla poena sine lege, lo que implica, en un sentido
prescriptivo, que la ley penal debe ser redactada en forma clara y
precisa tanto al determinar las conductas delictivas (tipos penales)
como al establecer las penas que les correspondan – lex stricta –
y, en un sentido proscriptivo, significa evitar la vaguedad de
definiciones que dejen de hecho en la indefinición del ámbito de lo
punible. Y bajo esos supuestos, lo prohibido (interpretación por
analogía o por mayoría de razón) es hacer decir a la ley lo que no
dice, ante una situación análoga a la que aquella resuelve,
empero, tal prohibición no impide entender el texto en la forma
más restrictiva posible del iuspuniendi, dentro de todas las
interpretaciones que admiten las palabras de la ley, bajo el
principio de que su aplicación no sea de notoria irracionalidad’. Y
respecto al criterio de racionabilidad jurídica, en la Acción de
Inconstitucionalidad 31/2006, resuelta por el Pleno en sesión de
diecinueve de febrero de dos mil ocho, se dijo: ‘…el legislador en
materia penal tiene un amplio margen de libertad para diseñar el
rumbo de la política criminal; es decir, para elegir los bienes
jurídicamente tutelados, las conductas típicas antijurídicas y las
sanciones penales, de acuerdo a las necesidades sociales del
momento histórico respectivo; sin embargo, al configurar las leyes
penales, debe respetar el contenido de diversos principios
constitucionales, dentro de los cuales se encuentra el de
proporcionalidad y razonabilidad jurídica…’. Por esa razón, el juez
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constitucional, al examinar la validez de las leyes penales, debe


analizar que exista proporción y razonabilidad suficiente entre la
cuantía de la pena y la gravedad del delito cometido, para lo cual
debe considerar el daño al bien jurídico protegido, la posibilidad
para que sea individualizada entre un mínimo y un máximo, el
grado de reprochabilidad atribuible al sujeto activo, la idoneidad
del tipo y de la cuantía de la pena para alcanzar la prevención del
delito, así como la viabilidad de lograr, mediante su aplicación, la
resocialización del sentenciado’. De modo que sostener que la
norma debe entenderse de manera aislada, equivale a aplicarla
sin fundamento o, peor aún, por un actuar mecánico del juzgador,
sin importar si con ello hay justicia o no. Se puede llegar al grado
de ir en contra de la política criminal estatal, en ocasiones en
contra de la persona sujeta a proceso o sentenciada, pero
también en casos con perjuicio para la víctima. Esto significa que,
por ejemplo, en materia procesal penal – lo que incluye las reglas
de un juicio para adolescentes –, nada impide que una norma
procesal sea examinada atendiendo a su función, de manera
sistemática, no en forma aislada; pues de lo contrario se puede
arribar a interpretaciones que se alejen del cometido de la propia
regla procesal. Así las cosas, superada la posible refutación y
retomando el camino hasta entonces recorrido en esta resolución,
puede concluirse lo siguiente. El legislador decidió que los casos
en que una persona imponga la cópula a otra mediante la
violencia – y consume el delito o quede en grado de tentativa –,
sean catalogados como delitos graves. En ese contexto, si lo que
ocurrió es que el adolescente ** le impuso la cópula a la menor de
edad ** (de **años de edad) vía bucal, y además lo hizo ante una
víctima con una incapacidad física o psíquica para consentir u
oponer resistencia – o ante la presunción legal de ello por su edad
menor de doce años –, no hay motivo para afirmar que este
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supuesto de hecho típico, no sea calificado también como grave,


con las mismas consecuencias procesales que el anterior. Lo que
se justifica porque se trata de un supuesto de hecho típico de
mayor entidad que el anterior en cuanto a su afectación al bien
jurídico y la reprochabilidad a su autor. En suma, la Ley de
Justicia para Adolescentes en examen califica como delito grave,
con las consecuencias procesales que ello implica, el supuesto de
hecho típico – consumado o tentado – consistente en imponer la
cópula vía bucal; y esto aplica tanto en los casos en que la víctima
no tiene una incapacidad física o psíquica como cuando sí la
tiene, o bien se encuentra bajo una presunción legal por su edad
de tener tal incapacidad de consentir o resistirse. Ahora bien, en
el caso a estudio, el adolescente de manera legal fue sometido a
proceso escrito y con restricción de su libertad, ya que impuso la
cópula vía bucal a la víctima de tres años de edad, por tanto, fue
apegada a la legalidad la decisión de la A quo de haber declarado
la apertura del proceso escrito, en términos de los artículo 30, 32
y 35 de la Ley de Justicia para Adolescentes del Distrito Federal y
haber dictado resolución definitiva considerando el ilícito de
violación cometido a menor de doce años agravado en agravio de
** como ilícito grave. IV. A efecto de determinar si resultó apegada
a la legalidad la determinación de la Juez Cuarto de Proceso
Escrito de Justicia para Adolescentes del Distrito Federal, relativa
a tener por acreditados los elementos de las dos diversas
conductas tipificadas como delitos de violación y abuso sexual,
cometidas en agravio de la menor ofendida *, cuyos tipos prevén
los artículos 181 Bis, párrafo primero, (hipótesis de: al que realice
cópula con persona de cualquier sexo menor de doce años), en
relación con el artículo 174 párrafo segundo (entendiendo por
cópula la introducción del pene en el cuerpo humano por vía
bucal); así como 181 bis párrafo tercero, (hipótesis de: al que sin
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el propósito de llegar a la cópula, ejecute un acto sexual, en una


persona menor de doce años de edad), todos del Código Penal
para el Distrito Federal, en términos de lo dispuesto por el
numeral 23 de la Ley de Justicia para Adolescentes para el
Distrito Federal, este Órgano de Revisión realizará un análisis de
los elementos de prueba que obran en autos, mismos que son los
siguientes:--- 1. La denuncia de ** **, padre de la menor ofendida,
ante el Ministerio Público y su ampliación de declaración ante el
Juzgado de origen.--- 2. Declaración de la menor agravada ** * y
su ampliación de declaración.--- 3. Formato de detenidos puestos
a disposición del Ministerio Público suscrito por los policías
preventivos Rodrigo Francisco Javier López y Oscar Corona
Aguilar.--- 4. La declaración de los policías remitentes Rodrigo
Francisco Javier López y Oscar Corona Aguilar y sus respectivas
ampliaciones.--- 5. Dictamen en materia de psicología, de fecha
31 treinta y uno de mayo de 2013, suscrito por la perito María
Isabel Macías Oliva.--- 6. Fe de fachada realizada por el Ministerio
Público con fecha 31 treinta y uno de mayo de 2013.--- 7. Copia
certificada del acta de nacimiento número *, a favor de la menor
agraviada * *.--- 8. Copia certificada del acta de nacimiento
número * a favor del adolescente *.--- 9. Certificado de estado
psicofísico del adolescente *.--- 10. Dictamen pericial en materia
de psicología de fecha 11 once de noviembre de 2014, suscrito
por la perito Rebeca Trevilla García, practicado a la menor **.---
11. Diagnóstico Biopsicosocial del adolescente **.--- 12. Lo
declarado por el adolescente ** y su ampliación de declaración
ante la A quo.--- Pruebas antes enunciadas que en este acto se
dan por reproducidas, en términos del numeral 72, fracción III del
Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal,
aplicado de manera supletoria a la ley de la materia; y todas ellas,
a excepción de la negativa que de estos hechos hizo el
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adolescente *, tienen valor probatorio, en términos del artículo 37


de la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal,
ya que satisfacen las exigencias del numeral 38 fracciones I, III y
IV de la ley en cita y de manera supletoria con los preceptos 245,
250, 251, 253, 254, 255, 261 y 286 del Código de Procedimientos
Penales para el Distrito Federal, sin embargo, para una mejor
comprensión de la presente resolución, habremos de realizar en
primer término el análisis de la conducta tipificada como delito de
violación, cometida en agravio de la menor ofendida *, cuyo tipo
prevé el artículo 181 Bis, párrafo primero, (hipótesis de: al que
realice cópula con persona de cualquier sexo menor de doce
años), en relación con el artículo 174 párrafo segundo
(entendiendo por cópula la introducción del pene en el cuerpo
humano por vía bucal), y así, los elementos probatorios antes
reseñados resultan aptos y suficientes, para acreditar
debidamente, los elementos de la conducta tipificada como delito
antes referida.--- En efecto, tal y como lo determinó la Juez de la
causa, las pruebas reseñadas con antelación ponen de manifiesto
que en la especie se dio ‘una conducta humana’, penalmente
relevante, que se traduce en la imposición de la cópula vía bucal a
una menor de doce años, la cual fue realizada por el adolescente
**, en agravio de la menor ofendida *, toda vez que el 30 treinta de
mayo del 2013 dos mil trece, en el transcurso de la mañana, el
adolescente de referencia se encontraba en el interior de su
domicilio ubicado en: Calle *, número **, primer **, Colonia **,
Delegación Gustavo A. Madero, instante en que llamó a su
sobrina * * (de ** años de edad), para que se metiera a su cuarto y
una vez que ésta ingresó se acostaron en la cama y el
adolescente ** sacó su pene y le impuso la cópula vía bucal a la
menor agraviada **, refiriéndole que le metía el ‘pajarraco’ en la
boca, al tiempo que realizaba movimientos pélvicos de adelante
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hacia atrás, por bastante tiempo; hecho anterior que se acreditó


fundamentalmente con la declaración de la propia menor
agraviada **, quien resintió directamente en su persona la
conducta ilícita cometida por el adolescente **, toda vez que fue
precisamente a ella a quien le fue impuesta la cópula vía bucal;
ello se desprende de su propia declaración, la cual fue recabada
por el Ministerio Público a través de una entrevista, en la cual se
tomó en consideración su corta edad y fue realizada en un
lenguaje sencillo, estando acompañada en todo momento por su
padre * *; diligencia a través de la cual la menor ** narró de
manera pormenorizada las circunstancias esenciales y
accidentales que rodearon el evento ilícito, señalando de manera
categórica al adolescente ** como el mismo que le impusiera la
cópula vía bucal, al referir que ** es su tío; que éste vive en la
parte inferior del domicilio de la menor agraviada; que ** le metió
su ‘pajarraco’ (refiriéndose al pene, el cual describió de color rosa,
grande y duro), en la boca, un día antes de la entrevista por la
mañana, (es decir el 30 treinta de mayo del 2013 dos mil trece);
que ello aconteció cuando estaban en el cuarto de *, y que ella se
encontraba ahí porque el adolescente la llamó y que únicamente
en el cuarto se encontraba el adolescente y la menor ofendida;
que ambos se encontraban con ropa y que ** sacó su ‘pajarraco’
para metérselo en el boca, ‘por su colita’, (haciendo constar, el
Ministerio Público, que simultáneamente la menor ofendida se
tomó su pantalón de la cintura con ambas manos y se lo jaló hacia
abajo); señalando además la menor agraviada, que el
adolescente tiene su ‘pajarraco’ en su área púbica y que le metió
el ‘pajarraco’ en la boca mucho tiempo, refiriéndole que le metía el
‘pajarraco’ en la boca, estando ambos acostados en la cama y en
tanto el adolescente se agarraba el pene realizando movimientos
hacia el frente; menor agraviada que, ante el Juzgado instructor,
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al celebrarse la audiencia de desahogo de pruebas con fecha 30


treinta de septiembre de 2014 dos mil catorce, de acuerdo a su
edad y en un lenguaje sencillo, las partes le realizaron
cuestionamientos ajenos a los hechos que nos ocupan, con el fin
de no revictimizarla, ya que únicamente trataron de establecer
que **, puede perfectamente seguir una serie de preguntas
sencillas y responderlas, insistimos, de acuerdo a su edad y
capacidad, de manera clara; por lo anterior, su dicho resulta
confiable y se le confiere valor probatorio conforme al numeral 38
fracciones I y IV de la Ley de Justicia para Adolescentes para el
Distrito Federal, por satisfacer los requisitos del artículo 255 del
Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal,
aplicado de manera supletoria a la ley de la materia, pues dicha
declaración fue emitida por la menor ofendida * mediante un
procedimiento especial acorde a su edad (tres años), y en todo
momento estuvo asistida por su señor padre ** *, quien es una
persona mayor de edad, con el criterio necesario para juzgar el
acto, capaz de entender el alcance jurídico de sus
manifestaciones, y de dicha diligencia surgieron datos esenciales
en torno al ilícito que nos ocupa, toda vez que de manera clara,
precisa, sin dudas ni reticencias, la menor agraviada * refirió que
su tío ** le introdujo el pene (pajarraco, en palabras de la menor)
en la boca, además de que el dicho de la menor víctima, aún y
cuando no hay prueba directa alguna en el sumario que
robustezca la imputación, merece confiabilidad por su corta edad,
además de que en este tipo de delitos el dicho de la víctima
adquiere destacada importancia por ser de aquellos de oculta
realización, los cuales se procuran cometer sin la presencia de
testigos, además de que la acusación que hace es creíble, dado
que identifica al adolescente * como su tío y como la persona que
le impuso la cópula vía bucal, además de que por tratarse de una
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menor de edad, es presumible que se conduce con verdad, pues


no existe alguna prueba en contrario que haga dudar sobre la
veracidad de sus imputaciones. Sustenta la anterior valoración
probatoria, lo establecido en el ‘Protocolo de Actuación, para
quienes imparten Justicia en casos que Afecten a Niñas, Niños y
Adolescentes’, específicamente en las Reglas de Actuaciones
Generales, concerniente a la fiabilidad de la declaración del niño,
niña o adolescente que a la letra dice: ‘Se considerará que todo
niño, niña o adolescente es un testigo capaz, lo que conlleva a
que su testimonio no se considerará carente de validez o de
credibilidad sólo en razón de su edad, siempre que por su edad y
madurez pueda prestar testimonio de forma inteligible’, lo cual se
constató aún más al contestar de manera coherente y congruente
a las preguntas que le realizaron las partes al celebrarse la
audiencia de desahogo de pruebas.--- Ahora bien, el dicho de la
menor agraviada y la credibilidad que merece, se robustece con el
dictamen pericial en materia de psicología de fecha 31 treinta y
uno de mayo del 2013 dos mil trece, signado por la perito María
Isabel Macías Oliva, quien, a través de las técnicas y
metodologías que su ciencia exige, como lo es la entrevista
psicológica forense individual con la menor, así como la
observación de la comunicación no verbal, apreció que ** se
encontró con atención y concentración adecuadas, con una
actitud de colaboración y al describir los hechos indicó que: ‘…**,
me metió su pajarraco en mi boca, que es grande y como es de
este color (la menor señala su brazo derecho) y huele feo…’;
resaltando la perito que la menor se encuentra en una etapa de
desarrollo denominada, etapa de operaciones concretas, donde
un menor es capaz de distinguir entre objetos, sujetos y
situaciones, puede recordar situaciones del pasado y hablar de
cosas que sucedieron con sus propias palabras, recordando
D.P. 163/2016.
19

eventos vivenciados e identificando plenamente a las personas


que participan en ellos, enfatizando que en esta etapa, los niños
no pueden crear situaciones que no han visto o experimentado, ya
que una menor no tiene la capacidad intelectual, ni el desarrollo
cognoscitivo para crear una situación elaborada, por lo cual la
menor puede expresar de manera espontánea los eventos que le
ocurren en su vida cotidiana; es decir, derivado de la opinión de la
experta, para esta Sala el dicho de la menor ofendida merece
credibilidad y resulta eficaz para colocar al adolescente * en el
centro de la imputación ministerial, tal y como lo refirió la Juez de
la causa, quien también destacó que la perito mencionó en su
dictamen, que la menor ofendida no detectó alteraciones
psicológicas, sin embargo la propia experta explicó que por su
edad y la etapa de desarrollo en la que se encuentra refiere el
evento de manera concreta y no lo relaciona como una agresión y
que las alteraciones psicológicas pueden presentarse
posteriormente, dependiendo de factores particulares como lo
son: las redes de apoyo que brinde su medio social, que la menor
no cuente por su edad con la capacidad de abstracción para
comprender y dar significado al evento denunciado, aunado a las
herramientas psicológicas para afrontar el hecho; probanza que
se adminicula con el dictamen pericial en materia de psicología,
de fecha 11 once de noviembre del año próximo pasado, suscrito
por la perito Licenciada Rebeca Trevilla García, quien examinó a
la menor ** y con base en la metodología expresada en su
dictamen, en concordancia con la pericial antes reseñada,
estableció que la menor tiene conciencia lúcida, ubicada en
persona, espacio y circunstancia, que de acuerdo a su nivel de
maduración aún no tiene la capacidad de precisar días y horas
exactas, sin embargo, si tiene la capacidad de referir situaciones
que ha vivido con sus propias palabras; que aún no tiene la
D.P. 163/2016.

20

capacidad de dimensionar los hechos denunciados pero, si


identifica las cosas gratas y desagradables; que la menor *, sí
presenta síntomas acordes con las personas que han sido
víctimas de delitos sexuales ya que detectó en ella síntomas de
temor, inseguridad, desconfianza, dependencia y enojo y concluyó
que contó con los elementos técnicos, metodológicos y científicos
para avalar y sustentar la existencia de afectación psicoemocional
en la menor * como consecuencia de los hechos denunciados; así
como que la menor tenía un pronóstico reservado y que ésta aún
no contaba con la capacidad de dimensionar la conducta ilícita en
su agravio, por lo que no se descartaba que en algún otro
momento se desarrollaran más síntomas o se potencializaran los
ya existentes; dictámenes periciales, que dada la adminiculación
con el dicho de la menor ofendida y al apreciarse que cuentan con
el sustento fáctico en el que se basan, cuentan con valor
probatorio en términos de las fracciones I y IV del numeral 38 de
la Ley de Justicia para Adolescentes, en relación a los artículos
245, 254, con relación al 175, en función del 261 del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Federal, atendiendo al
libre arbitrio concedido por la ley en su valoración, máxime
cuando de las constancias analizadas no se aprecia dato alguno
que haga dudar de la veracidad de las opiniones especializadas
en las mismas contenida, sino que por el contrario, encuentran
soporte con el dicho de la menor ofendida, la cual, de acuerdo a
las periciales en comento, no puede crear situaciones que no ha
visto o experimentado, ya que no tiene la capacidad intelectual, ni
el desarrollo cognoscitivo para crear un hecho que no ha
vivenciado, por ello cobra especial relevancia el señalamiento que
realizó en contra del adolescente **, de quien dijo, le impuso la
cópula vía bucal, (en palabras de la menor, le metió el pajarraco
en la boca). Sirve de apoyo a lo anterior, la siguiente tesis emitida
D.P. 163/2016.
21

por el Cuarto Tribunal Colegiado del Quinto Circuito que a letra


dice: --- ‘PRUEBA PERICIAL EN MATERIA PENAL. LA
VALORACIÓN DE LOS DICTÁMENES EMITIDOS POR
PERITOS CIENTÍFICOS U OFICIALES, QUEDA SUJETA A LAS
REGLAS DE LA SANA CRÍTICA Y A LOS PRINCIPIOS QUE LE
SON INHERENTES, EN FUNCIÓN DE LA INTEGRACIÓN DE LA
PRUEBA CIRCUNSTANCIAL Y EN ACATAMIENTO AL
PRINCIPIO DE ESTRICTA APLICACIÓN DE LA LEY, EN
CONGRUENCIA CON LAS CONSTANCIAS DE AUTOS’ (se
transcribe).--- Además, la A quo, valoró la denuncia presentada
por * **, padre y representante legal de la menor ofendida *, a
quien si bien es cierto no le constan los hechos ilícitos a estudio,
él funge como representante de la menor ofendida y por tanto es
el encargado de presentar la denuncia correspondiente ante el
Ministerio Público, además de que se enteró del ilícito de que fue
objeto su menor hija por voz de esta última, quien le narró de
manera detallada la mecánica de los hechos en que le fue
impuesta la cópula vía bucal por parte del adolescente *, toda vez
que de manera clara su menor hija, le manifestó que el
adolescente de mérito le había metido su ‘pajarraco’ en la boca y
que ello sucedió cuando su hermano * y su primo * se subieron y
ella se quedó sola con su tío ** en su cuarto, y ante ello solicitó
auxilio de la policía para el aseguramiento y traslado del
adolescente de mérito ante el Ministerio Público. Denuncia que
fue debidamente ratificada ante la A quo al celebrarse la
audiencia de desahogo de pruebas con fecha 30 treinta de
septiembre de 2014 dos mil catorce y a preguntas de las partes,
entre lo más relevante respondió, que al momento en que su hija
le comentó que su primo le metió ‘el pajarraco’, estaba espantada;
que el día de los hechos en la casa únicamente se encontraban
los abuelos de la menor agraviada, porque ellos la cuidaban en la
D.P. 163/2016.

22

mañana en lo que llegaba su mamá. Declaración que tiene valor


probatorio de conformidad con el artículo 38 fracción IV de la Ley
de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal y de manera
supletoria a la ley de la materia con el precepto 255 del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Federal, al no ser testigo
legalmente inhábil, además, atendida su edad e instrucción, se
estima que cuenta con el criterio necesario para juzgar el acto de
su deposición, y adicionalmente, por su probidad, independencia
de su posición y antecedentes personales tiene completa
imparcialidad y aun cuando * no apreció directa o personalmente
la comisión del delito de violación que se atribuye al adolescente
**, esa circunstancia no es suficiente para restarle eficacia
probatoria, toda vez que la vinculación de su declaración con los
hechos que se estudian parte de la base de que aporta datos
relevantes en torno a la circunstancia de que la menor ofendida
contó a dicho declarante acerca de la agresión de que fue objeto,
lo que es relevante en la medida de que se encuentra probado en
el sumario que la menor pasivo narró a su padre el acto ilícito que
el adolescente ** ejecutó en ella y en tal sentido su denuncia
satisface los requisitos que para su valoración exige la ley.
Derivado del relato de su menor hija, * *, solicitó apoyo a los
policías remitentes Rodrigo Francisco Javier López y Oscar
Corona Aguilar, con quienes se dirigió al domicilio del adolescente
a efecto de asegurar a ** y presentarlo ante el Ministerio Público,
elementos policíacos que al declarar ante la representación social,
de manera conteste y por separado, refirieron en síntesis que: el
día 31 treinta y uno de mayo del año en curso, al circular por la
calle *, casi esquina **, Colonia **, Delegación Gustavo A.
Madero, * ** y *, les informaron que el jueves 30 treinta de mayo
de 2013 dos mil trece, el adolescente ** * había abusado
sexualmente de su hija *, de tres años de edad, por lo que se
D.P. 163/2016.
23

trasladaron juntos al domicilio del adolescente donde lograron su


aseguramiento y procedieron a trasladarlo al Ministerio Público;
advirtiéndose del relato anterior que a los agentes de seguridad
pública referidos no les consta el momento preciso en que el
adolescente ** le impuso la cópula vía bucal a la menor ofendida
*, sin embargo su intervención se debió a la solicitud del
denunciante ** *, quien les dijo que, por dicho de su menor hija *,
el adolescente de mérito fue quien le impuso la cópula vía bucal a
ésta, ante ello y cumpliendo con sus funciones fue que
aseguraron y pusieron a disposición del Ministerio Público al
adolescente de mérito. Testimonios que ratificaron debidamente
ante la A quo al celebrarse la audiencia de desahogo de pruebas
y la continuación de ésta con fechas 30 de septiembre y 08 ocho
de octubre de 2014 dos mil catorce, además, dichos elementos
policiacos contestaron al interrogatorio de las partes en torno a
circunstancias de tiempos y distancias al asegurar al adolescente
de mérito, así como a la actitud de éste cuando fue aprehendido,
la cual dijeron fue tranquila. Testimoniales que tienen valor
probatorio conforme al artículo 38 fracción IV de la Ley de Justicia
para Adolescentes para el Distrito Federal, al satisfacer los
requisitos marcados por el numeral 255 del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Federal, aplicado de
manera supletoria a la ley de la materia, al no ser testigos
legalmente inhábiles, además, atendida su edad e instrucción, se
estima que cuentan con el criterio necesario para juzgar el acto de
su deposición, y adicionalmente, por su probidad, independencia
de su posición y antecedentes personales tienen completa
imparcialidad, además por ser precisamente ellos quienes
lograron la detención y traslado del adolescente, así también sus
declaraciones son claras, precisas, sin dudas ni reticencias, las
cuales fueron expresadas sin ser obligados por la fuerza o miedo,
D.P. 163/2016.

24

ni impulsados por engaño, error o soborno; probanza que se


concatena con el formato de detenidos puestos a disposición del
Ministerio Público suscrito por los policías remitentes Rodrigo
Francisco Javier López y Oscar Corona Aguilar, por medio del
cual pusieron a disposición de la Representación Social al
adolescente * y en el cual hicieron una breve sinopsis de cómo
fue su intervención en el aseguramiento del mismo, lo cual
coincide con la versión dada en su testimonio. - Ahora bien, del
sumario se desprende que el Ministerio Público, con fecha 31
treinta y uno de mayo del 2013 dos mil trece, se trasladó al lugar
señalado como de los hechos y dio fe de fachada de un inmueble
destinado a casa habitación, del cual dio sus características
arquitectónicas externas, constatando que se trata de una
construcción de dos niveles, tal como lo refirió la menor ofendida
en la entrevista que se le realizó; probanza que tiene valor
probatorio conforme a los numerales 37, fracción IV y 38 fracción I
de la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal y
de manera supletoria con los preceptos 139, y 253 del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Federal, debido a que
conforme al numeral 139 de la citada ley procesal penal, la
inspección ministerial se practica de oficio o a petición de parte,
levantándose el acta circunstanciada; además, conforme al
numeral 9º bis, fracción VII de la ley antes invocada, desde el
inicio de la averiguación previa, el Ministerio Público tendrá la
obligación de trasladarse al lugar de los hechos, para dar fe de las
personas y cosas relacionadas con esos hechos delictuosos, lo
que en la especie aconteció, y nos permite acreditar la existencia
del lugar donde refirió la menor agraviada ** le fue impuesta la
cópula vía bucal por el adolescente *; además, no pasó
desapercibido para la A quo, el Dictamen de integridad física,
edad clínica probable y andrológico, realizado al adolescente ** **,
D.P. 163/2016.
25

el cual únicamente nos permite establecer que el mismo es mayor


de **y menor de *años de edad (lo que también se extrae de la
copia certificada del acta de nacimiento del adolescente de
mérito), que no presenta huellas de lesiones recientes (que
también se establece en el certificado de estado psicofísico) y que
andrológicamente presenta elementos anatómicos sin
alteraciones; así como el Dictamen de integridad física, edad
clínica probable, examen ginecológico y proctológico realizado a
la menor víctima ** * de la que se desprende que la misma es
mayor de *años; probanzas a las cuales les concedió valor
probatorio, de conformidad con el artículo 38 fracción VI de la Ley
de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal, en relación
al numeral 254 del Código de Procedimientos Penales, en virtud
de que fueron realizadas por expertas en su materia, quienes
utilizaron la metodología que la ciencia de la que son expertas
requiere. Sin embargo, respecto al análisis ginecológico y
proctológico, el mismo es ineficaz al encontrarnos en la hipótesis
de imposición de la cópula vía bucal.--- Así las cosas, este órgano
revisor advierte, que las probanzas antes valoradas
independientemente del valor probatorio que revisten en lo
individual, se encuentran de tal manera adminiculadas y
concatenadas entre sí, que de manera lógica y natural nos
conducen, a la verdad histórica de los hechos que nos ocupan,
como lo es el acreditamiento de la conducta típica que nos atañe,
integrando de tal suerte la prueba indiciaria o circunstancial
contemplada en el artículo 261 con relación al 245 del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Federal, aplicado de
manera supletoria a la Ley de Justicia para Adolescentes para el
Distrito Federal. Al caso sirven de criterio orientador las siguientes
tesis.--- ‘TESTIGO MENOR DE EDAD. VALOR DE SU
DECLARACIÓN’, ‘VIOLACIÓN, COMPROBACIÓN DEL DELITO
D.P. 163/2016.

26

DE, POR MEDIO DE LA DECLARACIÓN DE LA OFENDIDA’ y


‘TESTIGOS MENORES DE EDAD. DELITOS SEXUALES’ (se
transcribe).--- Por lo anterior, podemos establecer que la conducta
efectuada por el adolescente **, trajo como consecuencia un
resultado que al encontrarnos ante una conducta tipificada como
delito de las llamadas doctrinalmente como de mera actividad, el
resultado fue meramente formal o típico, traducido en la
antinormatividad de un comportamiento, esto es, en la simple
vulneración de una norma penal; por otro lado, existe una
atribuibilidad del resultado, entendido en el sentido de que el
resultado formal o típico fue efectivamente realizado por el
adolescente **, en virtud de que precisamente su conducta fue la
que contravino la norma, lesionando el bien jurídico protegido por
tipo penal a estudio; bien jurídico que identificamos con el normal
desarrollo psicosexual, que en el caso es el de la menor ofendida
**, que fue lesionado por el actuar del adolescente activo; por
cuanto hace a los sujetos del delito, en el caso a estudio
identificamos al sujeto activo con el adolescente **, pues fue
precisamente él quien realizó la conducta lesiva del bien jurídico
tutelado y el sujeto pasivo lo identificamos con la menor ofendida
**, ya que sobre ella recayó la conducta delictiva. Debiendo
resaltarse que nos encontramos en presencia de un tipo penal
personal, es decir, un tipo penal que exige una calidad especifica
respecto del sujeto pasivo, pues el mismo exige para su
configuración que la pasivo sea menor de *años, calidad que
quedó acreditada en autos con la copia certificada del acta de
nacimiento de la menor ofendida **, número **, en la que se
aprecia que su fecha de nacimiento es **; acreditándose así, que
efectivamente la pasivo tenía ** años de edad al momento del
acontecimiento ilegítimo; documental a la que se le otorga valor
probatorio en términos del numeral 250 del Código de
D.P. 163/2016.
27

Procedimientos Penales para el Distrito Federal, toda vez que la


misma fue expedida por organismo público, en atención a sus
funciones y atribuciones; menor agraviada que también constituye
el objeto material, ya que sobre su persona recayó la acción
desplegada por el adolescente de mérito; en el caso a estudio, el
tipo penal exige elementos normativos como lo son: cópula, que
en el caso concreto lo es de carácter jurídico, pues el artículo 174
párrafo segundo del Código Penal determina: ‘se entiende por
cópula, la introducción del pene en el cuerpo humano por vía
vaginal, anal o bucal’, lo cual en la especie, quedó acreditado,
pues como se precisó con antelación, los elementos de prueba
nos muestran que el adolescente activo impuso en tales términos
cópula vía bucal a la menor ofendida **; por otro lado, se advierte
que el adolescente * actuó con ‘dolo’, entendido como la voluntad
consciente y dirigida a la ejecución del hecho materia de estudio,
con resultado típico en términos del numeral 18 párrafo segundo
del Código Penal para el Distrito Federal, de aplicación supletoria
a la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal, ya
que se acreditó en autos que el sujeto activo, aun desconociendo
los elementos del tipo penal específico, sabía que introducir el
pene en la boca de una persona menor de **años, es una
conducta no permitida, máxime por la corta edad de la pasivo,
actuación dolosa que se desprende de la propia mecánica en que
se desarrolló el evento típico, en el cual, el adolescente activo
dirigió su conducta a la satisfacción de todos los elementos
objetivos del tipo, imponer la cópula a una persona menor de doce
años vía bucal, pues introdujo su pene en la boca de la menor
ofendida * y aún y cuando es evidente que el adolescente **
técnicamente no conocía los elementos del tipo penal, sí sabía y
reconocía que su conducta se constituía en la comisión de una
conducta tipificada como delito y cuya realización quiso llevar a
D.P. 163/2016.

28

cabo, hecho que se perpetró en la forma y términos ya señalados


y que se puso de manifiesto, con las pruebas que obran en el
sumario y que fueron transcritas en esta ejecutoria, las cuales se
tienen por insertadas a la letra en este capítulo; respecto a la
forma de intervención, en la especie se observa que el sujeto
activo concretó el hecho bajo el grado de intervención de autor
material directo, en términos del artículo 22 fracción I del Código
Penal para el Distrito Federal, al haber ejecutado por sí el hecho
que nos ocupa, pues como quedó acreditado, el adolescente **
llamó a la menor ofendida a su cuarto y junto con ella se acostó
en la cama, sacó su pene y se lo introdujo en la boca a la menor
ofendida, haciendo movimientos hacia adelante y hacia atrás, en
tanto le refería que le metía su ‘pajarraco’ en la boca,
imponiéndole así la cópula vía bucal a la menor víctima, siendo
evidente que tuvo en todo momento el dominio del hecho y por
ello queda acreditada la participación del adolescente, como autor
material, en términos del artículo 22 fracción I (hipótesis de: los
que lo realicen por sí), del Código Penal para el Distrito Federal,
aplicado de manera supletoria a la Ley de la materia.--- Por otro
lado, se advierte que la Representación Social solicitó en su
pliego de conclusiones acusatorias que al tipo básico de violación,
previsto en el artículo 181 bis, párrafo primero, en relación con el
artículo 174, párrafo segundo, del Código Penal para el Distrito
Federal le concurriera la agravante prevista en el artículo 181 Ter,
fracción II, (que tenga respecto de la víctima: a) Parentesco de:
consanguinidad) del Código Penal en vigor, aplicado de manera
supletoria a la ley de la materia y la A quo tuvo por acreditada
dicha circunstancia cualificativa, determinación que resulta
apegada a la legalidad, toda vez que de los medios de prueba
analizados se advierte que la menor ofendida ** y el adolescente *
cuentan con parentesco por consanguinidad, ya que de la
D.P. 163/2016.
29

entrevista realizada a la menor ofendida se desprende que en


todo momento refirió que su tío (*) * le había metido el ‘pajarraco’
en la boca’; del mismo modo el denunciante * **, refirió que el día
de los hechos dejó a su menor hija al cuidado de los abuelos de
su esposa, * y *y que al día siguiente su menor hija * le dijo que su
tío *, refiriéndose a **, le había metido su ‘pajarraco’ en la boca;
parentesco por consaguinidad en tercer grado colateral que se
acredita con la copia certificada del acta de * de la menor
agraviada ** número *, documental en la que aparece como
madre de ésta * y como su padre ** ** *, y como abuela materna
**, en tanto que del acta de nacimiento del adolescente * se
desprende como nombre de sus abuelos maternos **y *(tal y
como lo refirió el padre de la menor ofendida), de lo que se colige
el vínculo consanguíneo entre *(abuela de la menor ofendida) y la
madre del adolescente *, que resultan ser hermanas y así, la
menor ** y el adolescente ** presentan un grado de parentesco en
tercer grado colateral, es decir tío y sobrina, por tanto, se
actualiza la circunstancia agravante en el ilícito básico de
violación, hipótesis de: al que tenga respecto de la víctima
parentesco por consanguinidad y por tanto habremos de confirmar
este aspecto de la resolución definitiva que nos ocupa.--- V.
Sentado lo anterior, esta Sala procede a realizar un estudio de los
medios de prueba reseñados al inicio de la presente resolución, a
efecto de determinar si resultó apegada a la legalidad la
determinación de la Juez Cuarto de Proceso Escrito de Justicia
para Adolescentes del Distrito Federal, relativa a tener por
acreditados los elementos de la conducta tipificada como delito de
abuso sexual, previsto en el artículo 181 bis párrafo tercero
(hipótesis de: al que sin el propósito de llegar a la cópula, ejecute
un acto sexual, en una persona menor de doce años de edad), en
agravio de la menor **, por la cual el Ministerio Público acusó al
D.P. 163/2016.

30

adolescente *.--- En efecto, tal y como lo determinó la Juez de la


causa, las pruebas reseñadas con antelación ponen de manifiesto
que en la especie se dio ‘una conducta humana’, penalmente
relevante, que se traduce en un movimiento corporal y voluntario
encaminado a ejecutar un acto sexual, sin el propósito de llegar a
la cópula, consistente en que el adolescente **, en diversas
ocasiones, le ha hecho tocamientos sexuales a la menor ** ** por
encima de sus ropas, tocándole su cuello, el pecho y su pubis,
además de haberle colocado su pene por debajo de su axila
izquierda y la parte media de los glúteos; hecho anterior que se
acreditó fundamentalmente con la declaración de la propia menor
agraviada **, quien resintió directamente en su persona la
conducta ilícita cometida por el adolescente **, toda vez que fue
precisamente sobre ella que el adolescente ejecutó diversos actos
sexuales, sin el propósito de llegar a la cópula; ello se desprende
de su propia declaración, la cual fue recabada por el Ministerio
Público a través de una entrevista, en la cual se tomó en
consideración su corta edad y fue realizada en un lenguaje
sencillo, estando acompañada en todo momento por su padre **
**; diligencia a través de la cual la menor ** narró de manera
pormenorizada las circunstancias esenciales y accidentales que
rodearon el evento ilícito, señalando de manera categórica al
adolescente * como el mismo que ejecutara sobre ella actos
sexuales, al referir que ** es su tío; que éste vive en la parte
inferior del domicilio de la menor agraviada; que * le ha tocado su
cuello, ‘las chichis y aquí’; (haciendo constar el Ministerio Público
que la menor ofendida al pronunciar la palabra aquí, se tomó su
área púbica por encima de su pantalón); que cuando le ha tocado
su cuerpo está con ropa y él le mete su mano por la cintura de su
pantalón; narrando que además su tío ** le puso su ‘pajarraco’ por
debajo de su axila izquierda y en la parte media de sus glúteos,
D.P. 163/2016.
31

aclarando que cuando ello sucedió la menor agraviada se


encontraba con ropa y que dichos tocamientos se los ha hecho
muchas veces; que le contó a su papá que su tío le metió el
‘pajarraco’ en la boca y que además su tío le pega con un cinturón
en las ‘pompas’; menor agraviada que, ante el Juzgado instructor,
al celebrarse la audiencia de desahogo de pruebas con fecha 30
treinta de septiembre de 2014 dos mil catorce, de acuerdo a su
edad y en un lenguaje sencillo, las partes le realizaron
cuestionamientos ajenos a los hechos que nos ocupan, con el fin
de no revictimizarla, ya que únicamente trataron de establecer
que **, puede perfectamente seguir una serie de preguntas
sencillas y responderlas, insistimos, de acuerdo a su edad y
capacidad, de manera clara; por lo anterior, su dicho resulta
confiable y se le confiere valor probatorio, conforme al numeral 38
fracciones I y IV de la Ley de Justicia para Adolescentes para el
Distrito Federal y de manera supletoria con el precepto 255 del
Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, pues
dicha declaración fue emitida por la menor ofendida ** mediante
un procedimiento especial acorde a su edad (** años), y en todo
momento estuvo asistida por su señor padre ** *, quien es una
persona mayor de edad, con el criterio necesario para juzgar el
acto, capaz de entender el alcance jurídico de sus
manifestaciones, y de dicha diligencia surgieron datos esenciales
en torno al ilícito que nos ocupa, toda vez que de manera clara,
precisa, sin dudas ni reticencias, la menor agraviada ** refirió que
su tío * en diversas ocasiones ha ejecutado sobre ella actos
sexuales sin el propósito de llegar a la cópula, toda vez que le ha
realizado diversos tocamientos en su cuello, pecho y pubis, así
también le ha colocado su pene, en su axila izquierda y la parte
media de los glúteos, debiendo destacar que si bien la menor
ofendida no precisa las fechas en que ocurrieron los diversos
D.P. 163/2016.

32

tocamientos, ello obedece a la corta edad de la pasivo, quien al


momento de los hechos contaba con tres años de edad, además,
aún y cuando no hay prueba directa que robustezca el dicho de la
menor víctima, su imputación merece confiabilidad por su corta
edad, pues en este tipo de delitos el dicho de la víctima adquiere
destacada importancia por ser de aquellos de oculta realización,
los cuales se procuran cometer sin la presencia de testigos,
además de que la acusación que hace es creíble, dado que
identifica al adolescente ** como su tío y como la persona que le
ha realizado diversos tocamientos en su cuerpo, traducidos en
actos sexuales sin el propósito de llegar a la cópula, además de
que por tratarse de una menor de edad, es presumible que se
conduce con verdad, pues no existe alguna prueba en contrario
que haga dudar sobre la veracidad de sus imputaciones. Sustenta
la anterior valoración probatoria, lo establecido en el ‘Protocolo de
actuación, para quienes imparten Justicia en casos que Afecten a
Niñas, Niños y Adolescentes’, específicamente en las Reglas de
Actuaciones Generales, concerniente a la fiabilidad de la
declaración del niño, niña o adolescente que a la letra dice: ‘Se
considerará que todo niño, niña o adolescente es un testigo
capaz, lo que conlleva a que su testimonio no se considerará
carente de validez o de credibilidad sólo en razón de su edad,
siempre que por su edad y madurez pueda prestar testimonio de
forma inteligible’ lo cual se constató aún más al contestar de
manera coherente y congruente a las preguntas que le realizaron
las partes al celebrarse la audiencia de desahogo de pruebas.---
Ahora bien, el dicho de la menor agraviada y la credibilidad que
merece, se robustece con el dictamen pericial en materia de
psicología de fecha 31 treinta y uno de mayo del 2013 dos mil
trece, signado por la perito María Isabel Macías Oliva, quien, a
través de las técnicas y metodologías que su ciencia exige, como
D.P. 163/2016.
33

lo es la entrevista psicológica forense individual con la menor, así


como la observación de la comunicación no verbal, apreció que *
se encontró con atención y concentración adecuadas, con una
actitud de colaboración y al describir los hechos indicó que: ‘…*,
me puso su pajarraco aquí (la menor señala su axila izquierda), y
en mi panza…’; resaltando la perito que la menor se encuentra en
una etapa de desarrollo denominada, etapa de operaciones
concretas donde un menor es capaz de distinguir entre objetos,
sujetos y situaciones, puede recordar situaciones del pasado y
hablar de cosas que sucedieron con sus propias palabras,
recordando eventos vivenciados e identificando plenamente a las
personas que participan en ellos, enfatizando en que en esta
etapa los niños no pueden crear situaciones que no han visto o
experimentado, ya que una menor no tiene la capacidad
intelectual ni el desarrollo cognoscitivo para crear una situación
elaborada, por lo cual la menor puede expresar de manera
espontánea los eventos que le ocurren en su vida cotidiana; es
decir, derivado de la opinión de la experta, para esta Sala el dicho
de la menor ofendida merece credibilidad y resulta eficaz para
colocar al adolescente * en el centro de la imputación ministerial,
tal y como lo refirió la Juez de la causa, quien también destacó
que la perito mencionó en su dictamen, que la menor ofendida no
detectó alteraciones psicológicas, sin embargo la propia experta
explicó que por su edad y la etapa de desarrollo en la que se
encuentra refiere el evento de manera concreta y no lo relaciona
como una agresión y que las alteraciones psicológicas pueden
presentarse posteriormente, dependiendo de factores particulares
como lo son: las redes de apoyo que brinde su medio social, que
la menor no cuente por su edad con la capacidad de abstracción
para comprender y dar significado al evento denunciado, aunado
a las herramientas psicológicas para afrontar el hecho; probanza
D.P. 163/2016.

34

que se adminicula con el dictamen pericial en materia de


psicología, de fecha 11 once de noviembre del año próximo
pasado, suscrito por la perito Licenciada Rebeca Trevilla García,
quien examinó a la menor * y con base en la metodología
expresada en su dictamen, en concordancia con la pericial antes
reseñada, estableció que la menor tiene conciencia lúcida,
ubicada en persona, espacio y circunstancia, que de acuerdo a su
nivel de maduración aún no tiene la capacidad de precisar días y
horas exactas, sin embargo, si tiene la capacidad de referir
situaciones que ha vivido con sus propias palabras; que aún no
tiene la capacidad de dimensionar los hechos denunciados pero,
si identifica las cosas gratas y desagradables; que la menor *, sí
presenta síntomas acordes con las personas que han sido
víctimas de delitos sexuales ya que detectó en ella síntomas de
temor, inseguridad, desconfianza, dependencia y enojo y concluyó
que contó con los elementos técnicos, metodológicos y científicos
para avalar y sustentar la existencia de afectación psicoemocional
en la menor * como consecuencia de los hechos denunciados; así
como que la menor tenía un pronóstico reservado y que ésta aún
no contaba con la capacidad de dimensionar la conducta ilícita en
su agravio, por lo que no se descartaba que en algún otro
momento se desarrollaran más síntomas o se potencializaran los
ya existentes; dictámenes periciales, que dada la adminiculación
con el dicho de la menor ofendida y al apreciarse que cuentan con
el sustento fáctico en el que se basan, cuentan con valor
probatorio en términos de las fracciones I y IV del numeral 38 de
la Ley de Justicia para Adolescentes, en relación a los artículos
245, 254, con relación al 175, en función del 261 del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Federal, atendiendo al
libre arbitrio concedido por la ley en su valoración, máxime
cuando de las constancias analizadas no se aprecia dato alguno
D.P. 163/2016.
35

que haga dudar de la veracidad de las opiniones especializadas


en las mismas contenida, sino que por el contrario, encuentran
soporte con el dicho de la menor ofendida, la cual, de acuerdo a
las periciales en comento, no puede crear situaciones que no ha
visto o experimentado, ya que no tiene la capacidad intelectual, ni
el desarrollo cognoscitivo para crear un hecho que no ha
vivenciado, por ello cobra especial relevancia el señalamiento que
realizó en contra del adolescente **, de quien dijo, le ha hecho
diversos tocamientos por encima de sus ropas, tocándole su
cuello, el pecho y su pubis, además de haberle colocado su pene
por debajo de su axila izquierda y la parte media de los glúteos,
es decir, diversos actos sexuales sin el propósito de llegar a la
cópula.--- Además, la A quo, valoró la denuncia presentada por **
**, padre y representante legal de la menor ofendida **, a quien si
bien es cierto no le constan los hechos ilícitos a estudio, él funge
como representante de la menor ofendida y por tanto es el
encargado de presentar la denuncia correspondiente ante el
Ministerio Público, además de que se enteró del ilícito de que fue
objeto su menor hija por voz de esta última, quien inicialmente le
narró de manera detallada que el adolescente ** le había metido
su ‘pajarraco’ en la boca y que ello sucedió cuando su hermano *
y su primo * se subieron y ella se quedó sola con su tío ** en su
cuarto, y ante ello solicitó auxilio de la policía para el
aseguramiento y traslado del adolescente de mérito ante el
Ministerio Público y al realizarse la entrevista a la menor
agraviada surgieron datos relativos a la conducta ilícita de abuso
sexual, traducidos en que el adolescente ** le ha hecho diversos
tocamientos a la menor agraviada * por encima de sus ropas,
tocándole su cuello, el pecho y su pubis, además de haberle
colocado su pene por debajo de su axila izquierda y la parte
media de los glúteos, es decir, diversos actos sexuales sin el
D.P. 163/2016.

36

propósito de llegar a la cópula y por ello el padre de esta última


presentó la denuncia correspondiente por el ilícito que nos ocupa
en este apartado. Denuncia que fue debidamente ratificada ante
la A quo al celebrarse la audiencia de desahogo de pruebas con
fecha 30 treinta de septiembre de 2014 dos mil catorce y contestó
a preguntas de las partes, encaminadas principalmente a la
conducta ilícita que analizamos en el considerando que antecede.
Declaración que tiene valor probatorio de conformidad con el
artículo 38 fracción IV de la Ley de Justicia para Adolescentes
para el Distrito Federal y de manera supletoria a la ley de la
materia con el precepto 255 del Código de Procedimientos
Penales para el Distrito Federal, al no ser testigo legalmente
inhábil, además, atendida su edad e instrucción, se estima que
cuenta con el criterio necesario para juzgar el acto de su
deposición, y adicionalmente, por su probidad, independencia de
su posición y antecedentes personales tiene completa
imparcialidad y aun cuando ** no apreció directa o personalmente
la comisión del delito de abuso sexual que se atribuye al
adolescente *, esa circunstancia, no es suficiente para restarle
eficacia probatoria, toda vez que la vinculación de su declaración
con los hechos que se estudian parte de la base de que aporta
datos relevantes en torno a la circunstancia de que la menor
ofendida contó a dicho declarante, inicialmente, acerca de la
violación de que fue objeto y después surgieron datos relativos a
la conducta ilícita de abuso sexual, traducidos en que el
adolescente ** le ha hecho diversos tocamientos a la menor
agraviada ** por encima de sus ropas, tocándole su cuello, el
pecho y su pubis, además de haberle colocado su pene por
debajo de su axila izquierda y la parte media de los glúteos, es
decir, diversos actos sexuales sin el propósito de llegar a la
cópula y en tal sentido su denuncia satisface los requisitos que
D.P. 163/2016.
37

para su valoración exige la ley. Derivado del relato de su menor


hija, tocante a la imposición de la cópula vía bucal que analizamos
en el considerando previo, ** **, solicitó apoyo a los policías
remitentes Rodrigo Francisco Javier López y Oscar Corona
Aguilar, con quienes se dirigió al domicilio del adolescente a
efecto de asegurar a ** y presentarlo ante el Ministerio Público,
elementos policíacos que al declarar ante la representación social,
de manera conteste y por separado, refirieron en síntesis que: el
día 31 treinta y uno de mayo del año en curso, al circular por la
calle *, casi esquina *, Colonia **, Delegación Gustavo A. Madero,
** * y **, les informaron que el jueves 30 treinta de mayo de 2013
dos mil trece, el adolescente * * había abusado sexualmente de
su hija *, de tres años de edad, por lo que se trasladaron juntos al
domicilio del adolescente donde lograron su aseguramiento y
procedieron a trasladarlo al Ministerio Público; advirtiéndose del
relato anterior que a los agentes de seguridad pública referidos no
les consta el momento preciso en que el adolescente ** ejecutó
diversos tocamientos a la menor agraviada * por encima de sus
ropas, tocándole su cuello, el pecho y su pubis, además de
haberle colocado su pene por debajo de su axila izquierda y la
parte media de los glúteos, es decir, diversos actos sexuales sin
el propósito de llegar a la cópula, sin embargo su intervención se
debió a la solicitud del denunciante ** *, ante ello y cumpliendo
con sus funciones fue que aseguraron y pusieron a disposición del
Ministerio Público al adolescente de mérito. Testimonios que
ratificaron debidamente ante la A quo al celebrarse la audiencia
de desahogo de pruebas y la continuación de ésta con fechas 30
de septiembre y 08 ocho de octubre de 2014 dos mil catorce,
además, dichos elementos policíacos contestaron al interrogatorio
de las partes en torno a circunstancias de tiempos y distancias al
asegurar al adolescente de mérito, así como a la actitud de éste
D.P. 163/2016.

38

cuando fue aprehendido, la cual dijeron fue tranquila.


Testimoniales que tienen valor probatorio conforme al artículo 38
fracción IV de la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito
Federal, al satisfacer los requisitos marcados por el numeral 255
del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal,
aplicado de manera supletoria a la ley de la materia, al no ser
testigos legalmente inhábiles, además, atendida su edad e
instrucción, se estima que cuentan con el criterio necesario para
juzgar el acto de su deposición, y adicionalmente, por su
probidad, independencia de su posición y antecedentes
personales tienen completa imparcialidad, además por ser
precisamente ellos quienes lograron la detención y traslado del
adolescente, así también sus declaraciones son claras, precisas,
sin dudas ni reticencias, las cuales fueron expresadas sin ser
obligados por la fuerza o miedo, ni impulsados por engaño, error o
soborno; probanza que se concatena con el formato de detenidos
puestos a disposición del Ministerio Público suscrito por los
policías remitentes Rodrigo Francisco Javier López y Oscar
Corona Aguilar, por medio del cual pusieron a disposición de la
Representación Social al adolescente ** y en el cual hicieron una
breve sinopsis de cómo fue su intervención en el aseguramiento
del mismo, lo cual coincide con la versión dada en su testimonio.
Así las cosas, este órgano revisor advierte, que las probanzas
antes valoradas independientemente del valor probatorio que
revisten en lo individual, se encuentran de tal manera
adminiculadas y concatenadas entre sí, que de manera lógica y
natural nos conducen, hasta este momento, a la verdad histórica
de los hechos que nos ocupan, como lo es el acreditamiento de la
conducta típica que nos atañe, integrando de tal suerte la prueba
indiciaria o circunstancial contemplada en el artículo 261 con
relación al 245 del Código de Procedimientos Penales para el
D.P. 163/2016.
39

Distrito Federal, aplicado de manera supletoria a la Ley de Justicia


para Adolescentes para el Distrito Federal. Robusteciéndose la
valoración hecha por este Órgano Jurisdiccional, con el siguiente
criterio jurisprudencial que a la letra dice: --- ‘TESTIGO MENOR
DE EDAD. VALOR DE SU DECLARACIÓN’ y ‘VIOLACIÓN,
COMPROBACIÓN DEL DELITO DE, POR MEDIO DE LA
DECLARACIÓN DE LA OFENDIDA’ (se transcriben).--- Por lo
anterior, podemos establecer que la conducta efectuada por el
adolescente *, trajo como consecuencia un resultado que al
encontrarnos ante una conducta tipificada como delito de las
llamadas doctrinalmente como de mera actividad, el resultado fue
meramente formal o típico, traducido en la antinormatividad de un
comportamiento, esto es, en la simple vulneración de una norma
penal; por otro lado, existe una atribuibilidad del resultado,
entendido en el sentido de que el resultado formal o típico fue
efectivamente realizado por el adolescente **, en virtud de que
precisamente su conducta fue la que contravino la norma,
lesionando el bien jurídico protegido por tipo penal a estudio; bien
jurídico que identificamos con el normal desarrollo psicosexual,
que en el caso es el de la menor ofendida *, que fue lesionado por
el actuar del adolescente activo; por cuanto hace a los sujetos del
delito, en el caso a estudio identificamos al sujeto activo con el
adolescente *, pues fue precisamente él quien realizó la conducta
lesiva del bien jurídico tutelado y el sujeto pasivo lo identificamos
con la menor ofendida **, ya que sobre ella recayó la conducta
delictiva. Debiendo resaltarse que nos encontramos en presencia
de un tipo penal personal, es decir, un tipo penal que exige una
calidad específica respecto del sujeto pasivo, pues el mismo exige
para su configuración que la pasivo sea menor de **años, calidad
que quedó acreditada en autos con la copia certificada del acta de
nacimiento de la menor ofendida *, número *, en la que se aprecia
D.P. 163/2016.

40

que su fecha de nacimiento es *; acreditándose así, que


efectivamente la pasivo tenía ** años de edad al momento del
acontecimiento ilegítimo; documental a la que se le otorga valor
probatorio en términos del numeral 250 del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Federal, toda vez que la
misma fue expedida por organismo público, en atención a sus
funciones y atribuciones; menor agraviada que también constituye
el objeto material, ya que sobre su persona recayó la acción
desplegada por el adolescente de mérito; en el caso a estudio, el
tipo penal exige elementos normativos, constituyéndose en el
caso dicho elemento, por las palabras ‘acto sexual’, las cuales
deben entenderse como cualquier acción dolosa con sentido
lascivo que se ejerce en el sujeto pasivo, sin su consentimiento, la
cual puede ser desde un roce, frotamiento, o caricia; elemento
que se encuentra acreditado en autos con los medios de prueba
que se engrosan en el sumario, ya que la acción consistente en
que el adolescente de mérito ejecutó diversos tocamientos a la
menor agraviada ** por encima de sus ropas, tocándole su cuello,
el pecho y su pubis, además de haberle colocado su pene por
debajo de su axila izquierda y la parte media de los glúteos, desde
luego constituyen actos donde existió un contacto erótico por
parte del adolescente ** hacia la menor agraviada *; por otro lado,
se advierte que el adolescente ** actuó con ‘dolo’, entendido como
la voluntad consciente y dirigida a la ejecución del hecho materia
de estudio, con resultado típico en términos del numeral 18
párrafo segundo del Código Penal para el Distrito Federal, de
aplicación supletoria a la Ley de Justicia para Adolescentes para
el Distrito Federal, ya que se acreditó en autos que el sujeto
activo, aun desconociendo los elementos del tipo penal
específico, sabía que realizar diversos tocamientos a la menor
agraviada * por encima de sus ropas, tocándole su cuello, el
D.P. 163/2016.
41

pecho y su pubis, además colocarle su pene por debajo de su


axila izquierda y la parte media de los glúteos, es una conducta no
permitida, máxime por la corta edad de la pasivo, actuación
dolosa que se desprende de la propia mecánica en que se
desarrolló el evento típico, en el cual, el adolescente activo dirigió
su conducta a la satisfacción de todos los elementos objetivos del
tipo, al ejecutar actos sexuales en el cuerpo de la menor de
mérito, sin el propósito de llegar a la cópula y aún y cuando es
evidente que el adolescente * técnicamente no conocía los
elementos del tipo penal, sí sabía y reconocía que su conducta se
constituía en la comisión de una conducta tipificada como delito y
cuya realización quiso llevar a cabo, hecho que se perpetró en la
forma y términos ya señalados y que se puso de manifiesto con
las pruebas que obran en el sumario y que fueron transcritas en
esta ejecutoria, las cuales se tienen por insertadas a la letra en
este capítulo; respecto a la forma de intervención, en la especie
se observa que el sujeto activo concretó el hecho bajo el grado de
intervención de autor material directo, en términos del artículo 22
fracción I del Código Penal para el Distrito Federal, al haber
ejecutado por sí el hecho que nos ocupa, pues como quedó
acreditado, el adolescente ** de manera personal y directa, fue la
persona que, sin el propósito de llegar a la cópula, ejecutó actos
sexuales en el cuerpo de la menor **, ya que el imputado de
mérito realizó diversos tocamientos a la menor agraviada por
encima de sus ropas, tocándole su cuello, el pecho y su pubis,
además colocarle su pene por debajo de su axila izquierda y la
parte media de los glúteos, siendo evidente que tuvo en todo
momento el dominio del hecho y por ello queda acreditada la
participación del adolescente, como autor material, en términos
del artículo 22 fracción I (hipótesis de: los que lo realicen por sí),
del Código Penal para el Distrito Federal, aplicado de manera
D.P. 163/2016.

42

supletoria a la Ley de la materia.--- Por otro lado, se advierte que


la Representación Social solicitó en su escrito de conclusiones
acusatorias, que al tipo básico de abuso sexual, previsto en el
artículo 181 bis párrafo tercero (hipótesis al que sin el propósito
de llegar a la cópula, ejecute un acto sexual, en una persona
menor de doce años de edad), del Código Penal para el Distrito
Federal, le concurriera la agravante prevista en el artículo 181
Ter, fracción II, (que tenga respecto de la víctima: a) Parentesco
de: consanguinidad) del Código Penal en vigor, aplicado de
manera supletoria a la ley de la materia y la A quo tuvo por
acreditada dicha circunstancia cualificativa, determinación que
resulta apegada a la legalidad, toda vez que de los medios de
prueba analizados se advierte que la menor ofendida ** y el
adolescente ** cuentan con parentesco por consanguinidad, ya
que de la entrevista realizada a la menor ofendida se desprende
que en todo momento refirió que su tío (*) * le había tocado su
cuello, ‘las chichis y aquí’; (haciendo constar el Ministerio Público
que la menor ofendida al pronunciar la palabra aquí, se tomó su
área púbica por encima de su pantalón); que cuando le ha tocado
su cuerpo está con ropa y él le mete su mano por la cintura de su
pantalón; narrando que además su tío * le puso su ‘pajarraco’ por
debajo de su axila izquierda y en la parte media de sus glúteos;
del mismo modo el denunciante * **, refirió que el día de los
hechos dejó a su menor hija al cuidado de los abuelos de su
esposa, **y **y que al día siguiente su menor hija * le dijo que su
tío **, refiriéndose a **, le había metido su ‘pajarraco’ en la boca;
parentesco por consaguinidad en tercer grado colateral que se
acredita con la copia certificada del acta de nacimiento de la
menor agraviada * número **, documental en la que aparece
como madre de ésta ** y como su padre ** ** *, y como abuela
materna *, en tanto que del acta de nacimiento del adolescente **
D.P. 163/2016.
43

se desprende como nombre de sus abuelos maternos **y *(tal y


como lo refirió el padre de la menor ofendida), de lo que se colige
el vínculo consanguíneo entre *(abuela de la menor ofendida) y la
madre del adolescente **, que resultan ser hermanas y así, la
menor ** y el adolescente * presentan un grado de parentesco en
tercer grado colateral, es decir tío y sobrina, por tanto, se
actualiza la circunstancia agravante en el ilícito básico de abuso
sexual, hipótesis de: al que tenga respecto de la víctima
parentesco por consanguinidad y por tanto habremos de confirmar
este aspecto de la Resolución Definitiva que nos ocupa.--- Por
último y con base en lo expuesto en los considerados III y IV de la
presente resolución, se llega a la conclusión, que se encuentran
acreditados los elementos constitutivos de las conductas
tipificadas como delitos de violación y abuso sexual (tipo básico) y
sus circunstancias agravantes (al que tenga respecto de la víctima
parentesco por consanguinidad), pues la conducta desplegada
por el agente del delito se ajustó uno a uno a los elementos que la
previenen, por lo que resultó válido y congruente que la A quo
afirmara que en el caso a estudio efectivamente existe tipicidad.---
En cuanto a la antijuridicidad, no se acredita que el actuar del
adolescente de mérito se haya cometido bajo un error esencial e
invencible, respecto a los elementos de las conductas tipificadas
como delitos de violación cometido a menor de doce años
agravado y abuso sexual cometido a menor de doce años
agravado en agravio de * *, tampoco se advierte que concurra
algún aspecto negativo, ni causa de atipicidad, toda vez que no se
observa que opere a su favor alguna causa de licitud o que se
haya cometido bajo un error de tipo o de prohibición, vencible o
invencible, a los que se refiere el artículo 29 del Código Penal
para el Distrito Federal, aplicado de manera supletoria a la ley de
la materia; asimismo, se advierte que el adolescente no actuó
D.P. 163/2016.

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creyendo que su conducta era lícita, esto es, que se encontrara


bajo la influencia de algún error invencible o vencible de
prohibición, puesto que no existe dato alguno que permita
sostener que su actuar se debiera al desconocimiento de la
existencia de la Ley o el alcance de la misma o porque creyera
que estaba justificada su acción, por lo que se deduce que no
desconocía la existencia de la Ley o el alcance de ésta. Así
también se advierte que el adolescente al ejecutar las diversas
dos conductas ilícitas que se le atribuyen, no fue coaccionado
para realizarlas, esto es, gozaba ampliamente de libertad de
autodeterminación y conforme a ella se condujo, además de que
no obra indicio alguno que demuestre que se encontraba en
circunstancias tales que no le fuera exigible diversa conducta, en
consecuencia se puede concluir que el actuar desplegado por el
adolescente, fue consciente y libre, observando que no se aprecia
que en su favor opere alguna causa de licitud contemplada en
algún otro ordenamiento legal, por lo que su actuar fue contrario a
Derecho y en consecuencia es antijurídico.--- VI. Ahora bien, la
plena responsabilidad del adolescente **, en la comisión de las
dos diversas conductas de violación cometido a menor de doce
años agravado y abuso sexual cometido a menor de doce años
agravado, la tuvo por acreditada la Juez Natural, atento a lo
previsto en el numeral 15 de la Ley de Justicia para Adolescentes
para el Distrito Federal, lo anterior en términos de los artículos 18
párrafos primero y segundo y 22 fracción I del Código Penal para
el Distrito Federal de aplicación supletoria en la materia,
determinación que comparte esta Alzada, dado que de las
constancias procesales que integran la causa, se surten datos
bastantes que analizados de manera lógico-natural y que
apreciados en su conjunto, conducen de la verdad conocida a la
histórica que se busca, puesto que de ellas se advierte la reunión
D.P. 163/2016.
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de los requisitos mínimos para considerar al justiciable de


referencia con capacidad de culpabilidad, en tanto que:--- a) De
las constancias de autos se advierte que ** es sujeto imputable,
en virtud de que se deduce que un adolescente, aunque en menor
grado que un adulto, sí tiene la capacidad para ser motivado en
sentido positivo por la norma penal y en virtud de que el
adolescente antes referido al momento de los hechos contaba con
14 catorce años de edad, tal y como se desprende de la fe que
dio el Ministerio Público Investigador de haber tenido a la vista la
Copia Certificada del Acta de Nacimiento número 2578970, a
favor del adolescente ** **, de la que se desprende que el mismo
nació el 19 diecinueve de julio de 1998 mil novecientos noventa y
ocho, documental que tiene valor probatorio en términos del
artículo 38, fracción III, de la Ley de Justicia para Adolescentes
del Distrito Federal y de manera supletoria con el numeral 250 del
Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, dado
que se trata de documental pública toda vez que fue expedida por
servidor público con motivo y en ejercicio de sus funciones y toda
vez que poseía capacidad de querer imponer la cópula vía bucal
al menor ofendido, además de ejecutar actos sexuales en el
cuerpo de la menor **, sin el propósito de llegar a la cópula y
entendía que esa acciones no eran permitidas dentro de la
sociedad; ya que no se encuentra demostrado en autos que al
perpetrar las diversas dos conductas tipificadas como delitos de
violación cometido a menor de doce años agravado y abuso
sexual cometido a menor de doce años agravado, que se le
atribuye, hubiese padecido algún trastorno mental que le impidiera
comprender la trascendencia y las consecuencias de la conducta
realizada, tal y como lo establece el artículo 6º de la Ley de
Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal, aplicado a
contrario sensu, amén de que en la causa no consta probanza
D.P. 163/2016.

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alguna que demuestre forma alguna de alteración de sus


facultades mentales que afectaran su entendimiento, o bien que
demostrara que su capacidad de comprensión se encontrara
disminuida, por no obrar datos que acrediten lo contrario, y sí
contrario a ello, al momento en que se realizó el certificado de
estado psicofísico del adolescente, la perito médico, Doctora
Araceli Rodríguez Cadena lo apreció consiente, orientado en
tiempo, lugar, persona y circunstancia, lenguaje coherente y
congruente; experticial que cuenta con valor probatorio en
términos de las fracciones I y IV del numeral 38 de la Ley de
Justicia para Adolescentes, en relación a los artículos 245, 254,
con relación al 175, en función del 261 del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Federal, atendiendo al
libre arbitrio concedido por la ley en su valoración, máxime
cuando de las constancias analizadas no se aprecia dato alguno
que haga dudar de la veracidad de la opinión especializada en la
misma contenida; tan es así que de las constancias que obran en
la causa se aprecia que de lo asentado por el personal de la
autoridad investigadora así como del Juzgado de origen se
desprende que entendió perfectamente que se le imputaba la
comisión de una conducta que estaba tipificada como delito, tan
es así que ejerció su derecho de defensa, pues ante el Órgano
Investigador hizo uso de su derecho constitucional a no declarar,
postura que mantuvo ante la A quo al rendir su Declaración Inicial
y su ampliación de declaración, al celebrarse la audiencia de
desahogo de pruebas, lo cual pone de manifiesto que tenía plena
capacidad de entender el carácter ilícito del hecho atribuido.--- b)
Asimismo, se advierte que estaba consciente de lo antijurídico de
su conducta, dado que actuó con plena conciencia de lo que se
quiere, conociendo la ilicitud de su actuación, puesto que de las
constancias de autos, no se desprende que actuare bajo un error
D.P. 163/2016.
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de prohibición directo o indirecto, esto es, que desconociera la


existencia de la norma prohibitiva referida directamente al hecho
cometido y que por ello considerara que su actuación era lícita
(error de prohibición directo), pues incluso negó haber cometido
los diversos dos hechos ilícitos que se le atribuyen, lo que revela
que estaba consiente que dichas conductas no eran correctas, o
que, no obstante que conocía la existencia de la citada norma,
considerara la existencia de una causa de licitud que autorizara la
actuación generalmente prohibida, en un caso concreto (error de
prohibición o sobre las causas de licitud); con lo que se advierte el
despliegue de la actuación injusta de referencia, arribándose así
al conocimiento de que el adolescente *, actuando por sí, el 30
treinta de mayo del 2013 dos mil trece, en el transcurso de la
mañana, se encontraba en el interior de su domicilio ubicado en:
Calle *, número *, primer *, Colonia **, Delegación Gustavo A.
Madero, instante en que llamó a su sobrina * ** (de tres años de
edad), para que se metiera a su cuarto y una vez que ésta ingresó
se acostaron en la cama y el adolescente * sacó su pene y le
impuso la cópula vía bucal, desprendiéndose de autos que en
otros momentos, al no haber especificado la menor agraviada
fechas debido a su corta edad (tres años), el adolescente, sin el
propósito de llegar a la cópula, ejecutó en la menor ** actos
sexuales consistentes en realizarle tocamientos en su cuello,
pecho y pubis, así como tocarle con su pene por debajo de su
axila izquierda y la parte media de los glúteos, por encima de su
ropa. En efecto, lo anterior se acreditó en autos,
fundamentalmente con la declaración de la menor agraviada *,
quien resintió directamente en su persona las dos diversas
conductas ilícitas cometidas por el adolescente *, toda vez que fue
precisamente a ella a quien le fue impuesta la cópula vía bucal y
le fueron realizados diversos actos sexuales, sin el propósito de
D.P. 163/2016.

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llegar a la cópula; ello se desprende de la propia entrevista que le


realizó el Ministerio Público, la cual fue acorde a su edad y
circunstancias, en un lenguaje claro y sencillo, a través de la cual
la menor ofendida narró de manera pormenorizada las
circunstancias esenciales y accidentales que rodearon los eventos
ilícitos de que fue objeto y de manera categórica señaló que el
adolescente ** le introdujo el pene (pajarraco, en palabras de la
menor ofendida) en la boca y como el mismo que en diversas
ocasiones le ha tocado su cuello, ‘las chichis y aquí’; (haciendo
constar el Ministerio Público que la menor ofendida al pronunciar
la palabra aquí, se tomó su área púbica por encima de su
pantalón); que cuando le ha tocado su cuerpo está con ropa y él
le mete su mano por la cintura de su pantalón; narrando que
además su tío * le puso su ‘pajarraco’ por debajo de su axila
izquierda y en la parte media de sus glúteos, es decir, actos
sexuales sin el propósito de llegar a la cópula; señalamiento que
provocó que su padre y representante legal ** ** solicitara auxilio
a la policía, al haberse enterado por voz de su menor hija que
había sido agredida sexualmente por parte del adolescente **,
quien le había impuesto la cópula vía bucal y ante lo cual presentó
la denuncia correspondiente; probanza que se concatena con el
dictamen pericial en materia de psicología de fecha 31 treinta y
uno de mayo del 2013 dos mil trece, signado por la perito María
Isabel Macías Oliva, quien, a través de las técnicas y
metodologías que su ciencia exige, como lo es la entrevista
psicológica forense individual con la menor, así como la
observación de la comunicación no verbal, apreció que * se
encontró con atención y concentración adecuadas, con una
actitud de colaboración y al describir los hechos indicó que: ‘…**,
me metió su pajarraco en mi boca, que es grande y como este
color (la menor señala su brazo derecho) y huele feo…’; ‘… **, me
D.P. 163/2016.
49

puso su pajarraco aquí (la menor señala su axila izquierda), y en


mi panza…’ resaltando la perito que la menor se encuentra en
una etapa de desarrollo denominada, etapa de operaciones
concretas donde un menor es capaz de distinguir entre objetos,
sujetos y situaciones, puede recordar situaciones del pasado y
hablar de cosas que sucedieron con sus propias palabras,
recordando eventos vivenciados e identificando plenamente a las
personas que participan en ellos, enfatizando en que en esta
etapa los niños no pueden crear situaciones que no han visto o
experimentado, ya que una menor no tiene la capacidad
intelectual ni el desarrollo cognoscitivo para crear una situación
elaborada, por lo cual la menor puede expresar de manera
espontánea los eventos que le ocurren en su vida cotidiana;
además del dictamen pericial en materia de psicología, de fecha
11 once de noviembre del año próximo pasado, suscrito por la
perito Licenciada Rebeca Trevilla García, quien examinó a la
menor * y con base en la metodología expresada en su dictamen,
en concordancia con la pericial antes reseñada, estableció que la
menor tiene conciencia lúcida, ubicada en persona, espacio y
circunstancia, que de acuerdo a su nivel de maduración aún no
tiene la capacidad de precisar días y horas exactas, sin embargo,
si tiene la capacidad de referir situaciones que ha vivido con sus
propias palabras; que aún no tiene la capacidad de dimensionar
los hechos denunciados pero, si identifica las cosas gratas y
desagradables; que la menor *, sí presenta síntomas acordes con
las personas que han sido víctimas de delitos sexuales ya que
detectó en ella síntomas de temor, inseguridad, desconfianza,
dependencia y enojo y concluyó que contó con los elementos
técnicos, metodológicos y científicos para avalar y sustentar la
existencia de afectación psicoemocional en la menor ** como
consecuencia de los hechos denunciados; así como que la menor
D.P. 163/2016.

50

tenía un pronóstico reservado y que ésta aún no contaba con la


capacidad de dimensionar la conducta ilícita en su agravio, por lo
que no se descartaba que en algún otro momento se
desarrollaran más síntomas o se potencializaran los ya existentes;
es decir, derivado de la opinión de las expertas, para esta Sala el
dicho de la menor ofendida merece credibilidad y resulta eficaz
para colocar al adolescente ** en el centro de la acusación
ministerial; aunado a lo anterior, del sumario se desprende la
testimonial de los policías remitentes Rodrigo Francisco Javier
López y Oscar Corona Aguilar, a quienes si bien no les constan
los hechos, ellos fueron los encargados de atender el llamado de
auxilio solicitado por el padre de la menor ofendida, quien les
manifestó que el adolescente había abusado sexualmente de su
hija y ante el señalamiento de éste se trasladaron al domicilio del
adolescente de mérito logrando su aseguramiento. Estos datos
articulados con el resto del material probatorio, nos fue útil
también para tener por acreditados los elementos de las
conductas tipificadas como delitos de violación agravada previsto
en los numerales 181 Bis párrafo primero (hipótesis de al que
realice copula con persona de cualquier sexo menor de doce
años), 181 Ter fracción II (al que tenga respecto de la víctima a)
parentesco por consanguinidad), en relación con el artículo 174
párrafo segundo (entendiendo por cópula la introducción del pene
en el cuerpo humano por vía bucal), así como abuso sexual,
previsto en el artículo 181 bis párrafo tercero (hipótesis al que sin
el propósito de llegar a la cópula, ejecute un acto sexual, en una
persona menor de doce años de edad) y 181 Ter fracción II (al
que tenga respecto de la víctima a) parentesco por
consanguinidad), todos del Código Penal vigente en el Distrito
Federal; que ahora damos por insertado a la letra para evitar
molestas repeticiones, en suma y en términos del artículo 261 del
D.P. 163/2016.
51

Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal,


aplicado de manera supletoria a la ley de la materia, nos
conducen a la verdad histórica del suceso examinado y con ello a
la presencia de la prueba indiciaria o circunstancial, también con
valor probatorio pleno contemplada en el artículo 261 con relación
al 245 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito
Federal, aplicado de manera supletoria a la Ley de Justicia para
Adolescentes para el Distrito Federal, porque el enlace natural
existente entre los pormenores de referencia pusieron de
manifiesto que el adolescente **, fue la persona que cometió las
dos diversas conductas tipificadas como ilícito materia de estudio
y ello se observa de la mecánica de cómo aparece se
desarrollaron los hechos delictivos imputados al adolescente de
mérito, de la que se demuestra que el adolescente antes referido
le impuso la cópula vía bucal a una persona menor de doce años,
que en el presente caso identificamos con la menor agraviada *,
además de que sobre la misma pasivo ejecutó actos sexuales sin
el propósito de llegar a la cópula, ya que el imputado de mérito
realizó diversos tocamientos a la menor agraviada por encima de
sus ropas, tocándole su cuello, el pecho y su pubis, además
colocarle su pene por debajo de su axila izquierda y la parte
media de los glúteos, advirtiendo así, lo previsto en el numeral 15
de la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal,
respecto a la probable responsabilidad de dicho adolescente.---
No fue obstáculo concluir lo anterior, el hecho de que el
adolescente **, haya negado las diversas dos conductas de
violación cometido a menor de doce años agravado y abuso
sexual cometido a menor de doce años agravado, pues ante el
Órgano Investigador y ante la A quo al rendir su declaración Inicial
negó la imputación en su contra e hizo uso de su derecho
constitucional a no declarar, lo cual no puede ser utilizado en su
D.P. 163/2016.

52

contra por el principio de no auto incriminación, siendo que al


celebrarse la audiencia de desahogo de pruebas ante la A quo,
con fecha 08 ocho de octubre de 2014 dos mil catorce, continuó
negando las conductas ilícitas por las que se le acusó y
únicamente dijo que estaba estudiando de lunes a viernes de
08:00 ocho de la mañana a 15:00 quince horas y refirió que el día
de su detención se entregó porque no debía ni hizo nada, que
siempre hay alguien en su casa y que su sobrina ** no está sola,
que incluso los cuartos no tienen puertas ni cobijas para tapar; en
audiencia de vista de fecha 12 doce de enero de 2015 dos mil
quince le solicitó a la A quo que le otorgara su libertad ya que era
inocente, manifestando además que: ‘ese día yo me encontraba
en la escuela de 8:00 de la mañana a 2:00 de la tarde, llegaba a
mi casa a las 3:00 porque me venía caminando, por eso yo me
quedé en mi casa y cuando fueron por mí, me entregué porque
soy inocente’; negativa que de manera alguna se ve reforzada con
elemento fáctico que permita darle credibilidad, pues únicamente
y de manera vaga, argumenta que acudía a la escuela por la
mañana y que él no cometió las conductas que se le imputan
enfatizando en su buena fe, al permitir su aseguramiento, sin
resistencia, por parte de los policías remitentes, sin embargo, su
sola negativa se ve rebasada con la imputación firme, directa y
categórica que hace la menor agraviada *, en el sentido de que el
adolescente * fue la persona que actuando por sí, el 30 treinta de
mayo del 2013 dos mil trece, en el transcurso de la mañana, le
impuso la cópula vía bucal a la menor agraviada *,
desprendiéndose de autos que en otros momentos, al no haber
especificado la menor agraviada fechas debido a su corta edad
(tres años), el adolescente, sin el propósito de llegar a la cópula,
ejecutó en la menor * actos sexuales consistentes en realizarle
tocamientos en su cuello, pecho y pubis, así como tocarle con su
D.P. 163/2016.
53

pene por debajo de su axila izquierda y la parte media de los


glúteos, por encima de su ropa. En esta tesitura, el elenco
probatorio es eficaz para ubicar al adolescente como autor
material en la comisión de las conductas tipificadas como delito de
violación agravada previsto en los numerales 181 Bis párrafo
primero (hipótesis de al que realice copula con persona de
cualquier sexo menor de doce años), 181 Ter fracción II (al que
tenga respecto de la víctima a) parentesco por consanguinidad),
en relación con el artículo 174 párrafo segundo (entendiendo por
cópula la introducción del pene en el cuerpo humano por vía
bucal), así como abuso sexual agravado, previsto en el artículo
181 bis párrafo tercero (hipótesis al que sin el propósito de llegar
a la cópula, ejecute un acto sexual, en una persona menor de
doce años de edad) y 181 Ter fracción II (al que tenga respecto
de la víctima a) parentesco por consanguinidad), todos del Código
Penal vigente en el Distrito Federal; debido a lo anterior, al haber
aportado el Agente del Ministerio Público Especializado en
Justicia para Adolescentes elementos de prueba que acreditaron
su imputación, quedó demostrada la intervención del adolescente
* y por ende su probable responsabilidad como autor en la
comisión de las dos conductas antes referidas, por lo que
evidentemente no se vulneran sus derechos públicos subjetivos,
incluyendo el principio de presunción de inocencia, como lo
establece el artículo 40, apartado 2, inciso b), sub-inciso i) de la
Convención Sobre los Derechos del Niño, así como el numeral 7
de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la
Administración de la Justicia de Menores (Reglas de Beijing), así
como los numerales 10 fracción I y 11 fracción II de la Ley de
Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal; resultando
inoperantes e infundados los agravios esgrimidos por la defensora
de oficio del adolescente ** en el sentido de que los medios de
D.P. 163/2016.

54

prueba aportados, no resultaban bastantes para tener por


demostrados los eventos típicos de violación cometido a menor de
doce años agravado y abuso sexual a menor de doce años
agravado, ya que a su juicio, los medios de prueba recabados
durante la fase investigadora y la instrucción, no resultaban
suficientes para establecer de manera plena la mecánica objetiva
en que sucedieron los hechos, aludiendo que el dicho de la menor
ofendida resulta singular, aislado y carente de espontaneidad,
además de que dicha defensora, intenta desligar a su defenso,
aludiendo que éste ha negado los hechos y que por ello nos
encontramos en el caso de duda a que se refiere el numeral 247
del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal,
aplicado de manera supletoria a la ley de la materia; agravios que
insistimos son inoperantes e infundados, ya que los medios de
prueba, analizados en los considerandos precedentes,
constituyen circunstancias y antecedentes que teniendo relación
con los ilícitos que se investigan, pueden razonablemente fundar
una opinión sobre su existencia; luego entonces, esas
presunciones o indicios conllevan la certidumbre de una verdad
conocida, por lo que concatenados entre sí y enlazados en su
conjunto, son idóneos para que este Órgano Jurisdiccional, en
ejercicio de la facultad que le confiere el numeral 261 del Código
referido, pueda fundadamente, llegar a la integración de la prueba
indiciaria, suficiente para comprobar, el conjunto de los elementos
objetivos o externos que constituyen la materialidad del hecho que
la ley sustantiva penal en su ordinal 181 Bis párrafo primero, en
relación con el artículo 174 párrafo segundo (entendiendo por
cópula la introducción del pene en el cuerpo humano por vía
bucal); cataloga como integrantes del delito básico de violación;
además que el ordinal 181 Bis, párrafo tercero (hipótesis de, al
que sin el propósito de llegar a la cópula, ejecute un acto sexual
D.P. 163/2016.
55

en una persona menor de doce años) cataloga como delito básico


de abuso sexual, resultando agravadas ambas conductas, ya que
se colmaron las exigencias del artículo 181 Ter fracción II (al que
tenga respecto de la víctima a) parentesco por consanguinidad),
artículos todos del Código Penal en el Distrito Federal, dado que
se acreditó la existencia de dos diversas conductas de acción,
consistente la primera de ellas en que ** le impuso la cópula vía
bucal a la menor agraviada **, en tanto que la segunda conducta
ilícita se verificó cuando el mismo adolescente, actuando por sí,
sin el propósito de llegar a la cópula, ejecutó actos sexuales en
una persona menor de doce años -*-, consistente en que el
imputado de mérito le realizó tocamientos en su cuello, pecho y
pubis, así como tocarle con su pene por debajo de su axila
izquierda y la parte media de los glúteos, por encima de su ropa,
conductas desarrolladas por el adolescente ** que lesionaron el
bien jurídico tutelado, en este caso, el normal desarrollo
psicosexual de la menor pasivo de los ilícitos en estudio;
resultando de igual manera inoperante e infundado el agravio de
la defensa, que hace consistir en que, de acuerdo al dictamen en
materia de psicología, donde se concluyó, según su análisis, que
la menor agraviada no presentaba alteración emocional alguna y
que por tanto resultaba ilógico que se le pretendiera dar terapia de
recuperación física y mental; al respecto es de decir a la
defensora oficial que sus agravios resultan inoperantes e
infundados, en primer lugar porque si bien la perito mencionó, no
concluyó, en su dictamen, que la menor ofendida no detectó
alteraciones psicológicas, la propia experta explicó que por su
edad y la etapa de desarrollo en la que se encuentra refiere el
evento de manera concreta y no lo relaciona como una agresión y
la propia experta determinó que las alteraciones psicológicas
pueden presentarse posteriormente, dependiendo de factores
D.P. 163/2016.

56

particulares como lo son: las redes de apoyo que brinde su medio


social, que la menor no cuente por su edad con la capacidad de
abstracción para comprender y dar significado al evento
denunciado, aunado a las herramientas psicológicas para afrontar
el hecho, por tanto reiteramos, dichos agravios son inoperantes
infundados.--- c) Consecuentemente habiéndosele reconocido el
carácter de imputable al adolescente ** y no advirtiéndose de
autos la existencia de error de prohibición o causa alguna de
inculpabilidad o, en general alguna otra que excluyera el delito, al
tener el adolescente de mérito la capacidad de comprender lo
ilícito de su proceder, ya que le era exigible un comportamiento
diverso al que realizó en tanto que estuvo en aptitud de controlar
sus impulsos y de actuar de acuerdo a dicha comprensión y con la
norma que le exigía abstenerse de imponerle la cópula vía bucal a
la menor ofendida * y de ejecutar actos sexuales sin el propósito
de llegar a la cópula sobre ella, de ahí que lo procedente sea
CONFIRMAR la resolución impugnada en tal aspecto. VII. En el
apartado relativo a la medida aplicable, es de destacarse que,
acorde con el artículo 21 Constitucional, únicamente a los
Juzgadores corresponde la imposición de medidas en el caso de
adolescentes, entendiendo las medidas como aquella privación de
algún derecho especifico de los adolescentes que infringieron la
norma penal, facultad conferida a la autoridad jurisdiccional, a
través de la cual el estado ejerce el ius puniendi, en su ineludible
necesidad de garantizar la protección de la sociedad a través de
la prevención general y especial de delitos. - - En el mismo orden
de ideas es importante recalcar que los juzgadores al momento de
ejercer esa potestad deben ajustarse a las directrices que marca
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en cuyo
artículo 18 establece que las medidas aplicables a los
adolescentes deberán ser proporcionales a la conducta realizada
D.P. 163/2016.
57

y tendrán como fin la reintegración social y familiar del


adolescente, así como el pleno desarrollo de su persona y sus
capacidades, además debemos tomar en cuenta los dispuesto en
los Tratados y Pactos Internacionales celebrados por el
Presidente de la República y ratificados por el Senado, en este
aspecto las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la
Administración de Justicia de Menores (Reglas de Beijing) en sus
postulados 5.1 y 17.1, en esencia establecen que la respuesta a
los menores delincuentes será en todo momento proporcionada a
las circunstancias del delincuente y del delito, además de que la
decisión de la autoridad competente se ajustará al principio de
proporcionalidad, a las circunstancias y necesidades del menor,
así como a las necesidades de la sociedad, lineamientos que son
recogidos por la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito
Federal en sus artículos 15, 32, fracción XII, inciso b) y 58,
estableciéndose en el primer numeral citado el principio de
culpabilidad por el acto, en el segundo de ellos que la medida
será proporcional a las circunstancias y gravedad de la conducta
realizada, además de que su individualización debe tener en
cuenta, la edad y las necesidades particulares del adolescente,
así como las posibilidades reales de ser cumplida y en el último
numeral citado se establecen las directrices para graduar el acto,
así como las cuestiones vinculadas directamente con las
peculiaridades del adolescente; aspectos que ineludiblemente
debe tomar en cuenta el Juzgador al imponer alguna medida a los
adolescentes y así legitimar su actuar.--- En tales condiciones, de
conformidad con los artículos 58 y 59 de la Ley de Justicia para
Adolescentes para el Distrito Federal, la A quo tomó en cuenta
que la naturaleza de las dos diversas acciones fue dolosa y que el
adolescente empleó sus propios medios físicos para ejecutarlas;
consideró que la magnitud del daño causado al bien jurídico
D.P. 163/2016.

58

tutelado fue de mediana entidad jurídica; al respecto el Ministerio


Público se inconformó con dicha determinación, apeló y esgrimió
agravios, argumentando en esencia que la A quo no había
realizado una adecuada individualización y consideró que la
magnitud del daño causado al bien jurídico tutelado debía ser
mayor, argumentando la apelante que a la pasivo le fue afectado
su normal desarrollo psicosexual y a la misma le fue provocada
una afectación psicoemocional, de acuerdo al dictamen pericial
rendido durante la instrucción; agravios que resultan parcialmente
fundados pero suficientes para estimar que la magnitud del daño
causado al bien jurídico tutelado es grave, ya que no debemos
perder de vista que la persona que resultó afectada por el actuar
ilícito del adolescente es menor de edad (ya que contaba con tan
sólo **años al momento en que sufrió las dos diversas conductas
ilícitas que nos ocupan) y le asisten, en igualdad de
circunstancias, prerrogativas que el Estado debe garantizar, por
tanto, debemos realizar una ponderación de estos derechos, a
efecto de buscar un equilibrio que resulte adecuado, tanto para el
adolescente *, como para la menor víctima *, los cuales, como ya
hemos enfatizado, guardan parentesco consanguíneo, ya que son
primos, e incluso ambos, de acuerdo a las constancias, habitaban
en el mismo domicilio, por tanto, la magnitud del daño causado al
bien jurídico tutelado a la menor agraviada *, debe ser analizado
desde una óptica multidimensional, sin perder de vista que, de
conformidad con la normatividad nacional e internacional en la
materia, las autoridades estatales tienen la obligación de asegurar
la efectividad de los derechos subjetivos de los menores, más aún
cuando pueda afectarse, directa o indirectamente, la esfera
jurídica de éstos, máxime si tiene la calidad de víctima por el
despliegue de una conducta delictiva, lo anterior con el objeto de
procurar su bienestar, dado que por sus propias características
D.P. 163/2016.
59

presentan una condición de mayor vulnerabilidad, además de que


el principio jurídico garantista, denominado interés superior del
niño o adolescente, previsto implícitamente en el numeral 4
constitucional y de manera expresa en el precepto 3, numeral 1,
de la Convención sobre los Derechos del Niño, no solo es
aplicable a los menores de edad en conflicto con la ley penal, sino
a todo ente que aún no ha alcanzado la mayoría de edad (…), que
prevén:--- ‘INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO. ES UN PRINCIPIO
DE RANGO CONSTITUCIONAL IMPLÍCITO EN LA
REGULACIÓN DE LOS DERECHOS DE LOS MENORES
PREVISTOS EN EL ARTÍCULO 4o. CONSTITUCIONAL’,
‘INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. SUS ALCANCES Y
FUNCIONES NORMATIVAS’ y ‘INTERÉS SUPERIOR DEL
MENOR. SU FUNCIÓN NORMATIVA COMO PRINCIPIO
JURÍDICO PROTECTOR’ (se transcriben).--- Destacado lo
anterior y teniendo como referencia, como dijimos en el apartado
anterior, que en el presente caso la víctima es menor de edad,
que guardan parentesco consanguíneo con el adolescente y que
la menor víctima ** habita en el mismo domicilio que el que
ocupara el adolescente **, habremos de modificar esta parte de la
Resolución Definitiva apelada, a efecto de determinar que la
magnitud del daño al bien jurídico tutelado es de GRAVE entidad
jurídica. - En cuanto a las circunstancias de tiempo, lugar, modo y
ocasión del hecho realizado, ya fueron precisadas con antelación;
que la forma en que se cometieron las dos conductas típicas que
se le imputan al adolescente, fue como autor, en términos del
artículo 22 fracción I del Código Penal para el Distrito Federal de
manera supletoria a la ley de la materia; asimismo, de autos se
advierte que entre el adolescente * y la menor ofendida **,
presentan un grado de parentesco en tercer grado colateral, es
decir tío y sobrina; que no se requiere calidad en el sujeto activo
D.P. 163/2016.

60

para la comisión de tal actuación; pero sí en el sujeto pasivo, el


cual lo identificamos con la menor ofendida **, ya que sobre ella
recayó la conducta delictiva, pues el tipo exige para su
configuración que la pasivo sea menor de *años, calidad que
quedó acreditada en autos con la copia certificada del acta de
nacimiento de la menor ofendida *, número **, en la que se
aprecia que su fecha de nacimiento es **; acreditándose así, que
efectivamente la pasivo tenía * años de edad al momento del
acontecimiento ilegítimo; en cuanto a las peculiaridades del
adolescente ** al rendir su Declaración Inicial dijo ser de **años,
con fecha de nacimiento de *, **, * religión, instrucción **, * sabe
leer y escribir, ocupación **, originario del **, con domicilio en **,
colonia **, Gustavo A. Madero, en sus ratos libres juega *, **
ingiere bebidas embriagantes, ** es adicto a drogas o enervantes,
** fuma cigarrillo, ** padece ninguna enfermedad venérea, mental
o contagiosa y que se encuentra bien de salud; *pertenezca o
perteneciera a * o a grupo ** alguno y por lo tanto que tenga usos
y costumbres especiales que lo impulsaran o determinaran a
realizar las dos diversas conductas tipificadas como delito, como
autor; que las condiciones fisiológicas y psíquicas específicas en
que se encontraba el adolescente ** al momento de la comisión
de las dos diversas conductas tipificadas como delito, no se
pueden determinar, ya que fue asegurado un día después, sin
embargo al ser revisado en la agencia del Ministerio Público, es
que de acuerdo a su certificado de estado psicofísico, de fecha 31
treinta y uno de mayo de 2013, dos mil trece, suscrito por la perito
médico Doctora Gabriela Bolaños Dávila, en el cual determinó que
el adolescente antes referido, se le apreció: consiente,
deambulante con adecuada marcha, en adecuadas condiciones
de higiene y arreglo personal, atento con actitud libremente
escogida. A la exploración física: sin alteraciones en signos
D.P. 163/2016.
61

vitales. No presenta al exterior huellas externas de lesiones


recientes; diligencia que adquiere valor probatorio, en términos del
artículo 38 fracciones I y IV de la Ley de Justicia para
Adolescentes para el Distrito Federal, en relación a lo señalado en
los numerales 245 y 254 del Código Procesal Penal, resultando
eficaz para corroborar el estado físico que tuvo el adolescente al
momento de rendir su declaración ante el Órgano Ministerial; el
comportamiento posterior que tuvo el adolescente se presume
que fue bueno, a pesar de querer desvirtuar los hechos, en virtud
de no obrar en autos datos que señalen lo contrario; lo cual en su
conjunto condujo a la A quo a establecer que el adolescente **
revelaba un grado de culpabilidad por el acto, que intituló:
‘intermedia entre la mínima y la equidistante entre el mínimo y el
medio que en proporción corresponde a una octava parte del
rango mínimo y máximo (1/8) de los márgenes mínimo a máximo
establecidos para la media aplicable’; índice con el cual se
inconformó el Ministerio Público, apeló la Resolución Definitiva y
esgrimió agravios al respecto, insistiendo en que la A quo no
realizó una exacta individualización de la medida y solicitó se
determinará al adolescente un grado de culpabilidad mayor al
estimado y en consecuencia una medida en internamiento de
mayor duración; agravios que resultan parcialmente fundados
pero suficientes, en virtud de que la afectación al bien jurídico
tutelado fue de grave entidad jurídica y como dijimos en líneas
precedentes la afectación recayó sobre una persona menor de
edad, específicamente la menor pasivo * contaba con ** años
cuando fue víctima de las dos diversas conductas tipificadas como
delito que nos ocupan, por lo anterior y dadas las especiales
características que el asunto puesto en nuestra consideración
implica, debemos interpretar el principio de Interés Superior del
Adolescente como un concepto que no es unívoco, sino dinámico,
D.P. 163/2016.

62

debido a que su contenido se reinterpreta de manera diferente


para cada niño o niña, a partir de su estado particular,
considerando diversos aspectos como su situación, desarrollo,
contexto cultural, social, sus necesidades, entre otros elementos.
Principio con base en el cual se deben entender el resto de los
derechos reconocidos a los menores de edad, por tanto y si bien
la eficacia de las sanciones no radica en su dureza sino en la
eficacia de su cumplimiento, este Órgano Colegiado estima que el
adolescente ** revela un grado de culpabilidad ligeramente
superior al punto intermedio entre los límites mínimo y máximo,
que aritméticamente corresponde a 17/32 diecisiete
treintaidosavos del rango mínimo y máximo, índice que se impone
después de realizar una valoración de las circunstancias que
rodearon al hecho y habiendo observado en todo momento los
lineamientos que marcan los artículos 58 y 59 de la Ley de
Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal, los cuales han
sido analizados por esta Alzada líneas arriba y por tanto
habremos de modificar este aspecto de la Resolución Definitiva
que nos ocupa.--- Ahora bien, esta Alzada advierte que la A quo,
al momento de la individualización de las sanciones por las
diversas dos conductas de violación cometido a menor de doce
años agravado y abuso sexual a menor de doce años agravado,
estimó que nos encontramos ante la presencia de un concurso
real de delitos y dijo que debíamos estar a las reglas establecidas
en el artículo 79 párrafo segundo del Código Penal para el Distrito
Federal, de aplicación supletoria a la materia, por tal motivo
determinó que no resultaba procedente imponer al adolescente
ninguna medida por la conducta tipificada como delito de abuso
sexual a menor de doce años agravado, ya que dicha conducta no
era considerada como delito grave por el artículo 30 de la Ley de
Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal y por tanto
D.P. 163/2016.
63

únicamente se preveían para su corrección medidas de


orientación y protección y argumentó que la medida de
tratamiento en internamiento impuesta por la conducta tipificada
como delito de violación cometido a menor de doce años
agravado agravada resultaba suficiente para lograr la
reintegración social y familiar del adolescente, para brindarle una
experiencia de legalidad, así como valorar los beneficios de la
convivencia armónica, del civismo y el respeto de las normas y los
derecho de los demás; determinación que resulta contraria a la
legalidad, toda vez que la juzgadora pasa por alto que las
disposiciones referentes al concurso de delitos no tienen
aplicación en la materia que nos ocupa, en virtud de que el
artículo 59 de la Ley de justicia para Adolescentes para el Distrito
Federal, establece la unificación de medidas, señalando que se
atenderá a los máximos legales que para cada medida prevé la
Ley, por tanto, a efecto de imponer una sanción, debemos atender
a la conducta tipificada como delito de violación cometido a menor
de doce años agravado, la cual sí tiene contemplada una sanción
restrictiva de libertad a través del internamiento en Centro
Especializado al ser considerada como ilícito grave, lo anterior se
insiste, de acuerdo a una interpretación de manera sistemática, en
función de la racionalidad jurídica de la norma y dentro de las
interpretaciones que admiten las palabras de la ley. Esto significa
que, por ejemplo, en materia procesal penal – lo que incluye las
reglas de un juicio para adolescentes –, nada impide que una
norma procesal sea examinada atendiendo a su función, de
manera sistemática, no en forma aislada; pues de lo contrario se
puede arribar a interpretaciones que se alejen del cometido de la
propia regla procesal. Así las cosas, puede concluirse lo siguiente.
El legislador decidió que los casos en que una persona imponga
la cópula a otra mediante la violencia – y consume el delito o
D.P. 163/2016.

64

quede en grado de tentativa –, sean catalogados como delitos


graves. En ese contexto, si lo que ocurrió es que el adolescente **
le impuso la cópula a la menor de edad ** (de 0* años de edad)
vía bucal, y además lo hizo ante una víctima con una incapacidad
física o psíquica para consentir u oponer resistencia – o ante la
presunción legal de ello por su edad menor de doce años –, no
hay motivo para afirmar que este supuesto de hecho típico, no
sea calificado también como grave, con las mismas
consecuencias procesales que el anterior. Lo que se justifica
porque se trata de un supuesto de hecho típico de mayor entidad
que el anterior en cuanto a su afectación al bien jurídico y la
reprochabilidad a su autor. Por tanto, a efecto de que el
adolescente no incurra en conductas similares futuras y lograr su
reintegración social, lo procedente es imponerle una medida de
internamiento en centros especializados, contemplada en el
artículo 84 fracción II de la Ley de Justicia para Adolescentes para
el Distrito Federal y se le hace una observación a la Juez de la
causa, a efecto de que sea más cuidadosa al momento de emitir
sus resoluciones, aplicando debidamente las figuras
contempladas en la Ley de Justicia para Adolescentes para el
Distrito Federal, materia de su competencia.--- En ese tenor, con
base en los numerales 84, 86 y 87 de la Ley de Justicia para
Adolescentes para el Distrito Federal y tomando en consideración
las circunstancias que establece la misma para asignar el grado
de culpabilidad al adolescente, por ser lo que más le favorece y si
bien es cierto el numeral 32 fracción XII inciso d) señala que:
‘…Para la individualización de la medida, el Juez impondrá la de
mayor gravedad que corresponda de entre aquéllas que de
acuerdo con la conducta y la edad del adolescente pueda imponer
y fijará, en caso de considerarlo procedente, hasta dos medidas
de menor gravedad que puedan cumplirse simultáneamente como
D.P. 163/2016.
65

alternativa a la primera, previa aprobación de un programa de


rehabilitación. En cualquier caso, el Juez debe atender también lo
dispuesto en el artículo 86 de esta Ley’; por ello que el A quo
haciendo uso de la facultad potestativa concedida en dicho
precepto, además de que con ello se cumple con los fines de la
medida de tratamiento que establece el numeral 83 de la Ley de
Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal, entre los que
se encuentran fomentar la formación integral del adolescente, su
reintegración familiar y social como las bases fundamentales para
el pleno desarrollo de sus capacidades, esta Alzada estima
adecuado imponerle a *, una medida de tratamiento en
internamiento en centro especializado, la cual de acuerdo al grado
de culpabilidad por el acto que se le determinó al adolescente
antes citado tendrá una duración de 02 dos años, 10 diez meses,
20 veinte días; temporalidad que resulta acorde a la magnitud del
daño causado al bien jurídico tutelado que le determinó esta
Alzada al adolescente de mérito y a los razonamientos expuestos
al fijar el grado de culpabilidad apreciado en éste, por tanto,
habremos de modificar esta parte de la Resolución Definitiva que
se revisa; medida de tratamiento que se cumplimentará en el
Centro Especializado para ello, bajo la estricta supervisión del
Juez de Proceso Oral en Justicia para Adolescentes, que por
turno le corresponda funciones de Juez de Ejecución, lo anterior
con fundamento en el párrafo tercero del artículo 21
Constitucional, que establece que la imposición de las penas,
(medidas en el caso de adolescentes), su modificación y duración
son propias y exclusivas de la autoridad judicial, principio recogido
por las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la
Administración de Justicia de Menores (Reglas de Beijing), que en
sus postulados 23.1 y 23.2 establecen que para la ejecución de
las órdenes que dicte la autoridad competente se adoptarán
D.P. 163/2016.

66

disposiciones adecuadas por esa misma autoridad o por otra


distinta si las circunstancias así lo exigen, además de que dichas
disposiciones incluirán la facultad otorgada a la autoridad
competente para modificar dichas órdenes periódicamente según
estime pertinente, siempre en consonancia con los principios
enunciados en las Reglas mencionadas; además de que de
acuerdo a la Ley de Ejecución de Sanciones Penales y
Reinserción Social del Distrito Federal corresponde al Juez de
Ejecución, entre otras facultades, hacer cumplir, sustituir,
modificar o declarar extintas las penas (medidas en el caso de
adolescentes); función que le corresponde al Juez de Proceso
Oral en Justicia para Adolescentes, que por turno le corresponda
funciones de Juez de Ejecución con base en el Acuerdo General
57-27/2011, emitido por el Pleno del Consejo del Judicatura del
Distrito Federal, en sesión de fecha siete de junio de dos mil once,
y para ello, dicho juzgador deberá coordinarse con la autoridad
ejecutora material prevista en el artículo 63 de la Ley de Ejecución
de Sanciones Penales y Reinserción Social del Distrito Federal,
en todo lo relativo a la ejecución de la Resolución Definitiva
emitida; computándose con abono del tiempo en que fue detenido
y puesto a disposición del Ministerio Público, es decir, desde el
día 31 treinta y uno de mayo, fecha en que fe asegurado y puesto
a disposición del Ministerio Público, al 2 dos de junio del 2013 dos
mil trece, en que fue puesto en libertad por parte de la misma
autoridad ministerial y del 4 cuatro de septiembre del 2014 dos mil
catorce, fecha en que fue ejecutada la orden de detención en su
contra, quedando el recuento a cargo de la autoridad ejecutora
material, bajo la supervisión del Órgano Jurisdiccional. Por otra
parte, no se pasa por alto que el numeral 59 de la Ley de Justicia
para Adolescentes para el Distrito Federal, establece que las
medidas que deben cumplirse en libertad son de aplicación
D.P. 163/2016.
67

prioritaria, mientras que las que implican privación de libertad se


aplicaran como último recurso y por el menor tiempo posible, en
esa tesitura atento a que las dos diversas conductas que realizó el
adolescente generan importante daño social, ya que actuando por
sí, cometió las dos diversas conductas tipificadas como delitos de
violación cometido a menor de doce años agravado y abuso
sexual a menor de doce años agravado; de ahí que sea labor del
Estado prevenir la comisión de conductas tipificadas como delito
de ésta naturaleza, máxime si se toma en cuenta que actualmente
el adolescente * tiene 16 dieciséis años de edad, lo que pone de
manifiesto que se trata de un adolescente que se encuentra en la
parte final de tal etapa de su vida atento a su desarrollo biológico,
psicológico y físico. Ahora bien, la A quo, en uso del arbitrio
judicial que se centra en el artículo 58 de la citada Ley, estimó
adecuado negarle medidas alternas a la medida de internamiento
al adolescente **, determinación que resulta apegada a la
legalidad, en virtud que al realizar un análisis integral del
Diagnóstico Biopsicosocial practicado a dicho adolescente se
desprende: ‘…que durante la entrevista fue cooperador,
respondiendo a los cuestionamientos solicitados; obtuvo
confianza al sentirse acompañado de su progenitora, mostrando
que existe un vínculo estrecho con ella, además de una alianza
próxima a la codependencia, mediante la cual ambos obtienen
ganancias emocionales más allá de la afectividad mutua, él por un
lado al manipular a la mamá y ‘amortiguar’ el control sobre el
comportamiento y en cuanto a las exigencias cotidianas (en la
escuela, trabajo y convivencia intra-extra familiar) mientras ella
compensa su sentido de ‘fracaso’ por no brindarle a él y resto de
su descendencia la ‘estabilidad’ familiar (incluyendo vida en
pareja, coparticipación económica y de formación de hijos e hijas)
que tiene como ideal; ante lo cual se torna como una figura
D.P. 163/2016.

68

permisiva y sobre protectora. Simbiosis que repercute en la


introyección y seguimiento de límites los que vuelven laxos
contradictorios, pues por un lado se solicita al joven que ‘lleve una
vida responsable’ al trabajar, estudiar, pero a la vez se justifica su
indiferencia como en el caso de la deserción escolar, en el cual, la
madre argumenta ‘que no se le da’, pidiendo a cambio de su
inconstancia que busque espacios laborales (transitorios y
subcalificados). Postura ambivalente que trasciende a la
autoestima de Marco Antonio ya que es minimizado por la mamá,
quien al intentar cubrir sus ‘deficiencias’ o asumir las
responsabilidades de sus actos, le resta capacidad de resolución
y mina la búsqueda de autonomía, generando a su vez,
inseguridad. Falta de confianza que el adolescente ha tenido a
compensar por medio de la realización de actos desafiantes y de
rebeldía pasiva, insertándose en un proceso de resistencia ante la
sujeción materna (sin pretender perder los beneficios del apoyo)
que implica la oposición de sus pares, consumir sustancias
psicoactivas y la falta de compromiso en las tareas que se le
designen exponiéndose a situaciones de riesgo, influenciándose
de las condiciones de su entorno social. Entorno social y laxitud
en las normas dentro de la familia que ha propiciado que el joven
adquiera un sentido de egocentrismo y narcisismo; que limita la
posibilidad de generar sentimientos de culpa, prever
consecuencias negativas y de discriminar situaciones de riesgo,
con una proclividad a adoptar posiciones ambivalentes ante las
presiones o conflictos siendo impulsivo e incluso violento al
percibirse en condiciones ventajosas o en las que cuenta con
poder y encontrarse evasivo al sentirse en inferioridad de
asertividad, teniendo preconcebido el respaldo en ambas
alternativas… al ingresar a la CDIA fue remitido a valoración
psiquiatrita para certificar su condición actual; teniendo como
D.P. 163/2016.
69

resultado: ‘…Presenta desde la infancia conductas hiperactivas;


síntomas de inatención e impulsividad con posterior desarrollo de
conductas disóciales en la adolescencia… en torno al
acercamiento a las sustancias psicoactivas, refiere que a partir de
los 15 años empezó a usar alcohol, tabaco, marihuana e
inhalables (‘activo’), en un patrón de consumo que considera
estable ya que no muestra incrementos en las dosis, y en cuanto
a la cannabis y ‘activo’, las describe como experimentales, no
obstante este comportamiento es desaprobado por la mamá y
resto de la familiar, que conciben este las drogas como
perniciosas para la salud y vinculada con actos autodestructivos y
de conflicto familiar… deserto del sistema presencial en el
segundo grado de secundaria, al estar acudiendo en el cuarto
bimestre como resultado de la falta de motivación personal y por
problemas de comportamiento especialmente por riñas
constantes, en una decisión unidireccional que fue reprochada por
la figura materna, quien insito (sic) en que retomara los estudios,
obteniendo como propuesta la incorporación de éste al sistema
abierto del INEA en donde lleva tres meses inscrito, acudiendo
eventualmente a asesorías, pero sin haber presentado algún
examen para avanzar. De forma alterna ha iniciado su práctica
laboral, teniendo como primer empleo el de ayudante en una
tortillería, pera después incorporarse a un proyecto de reciclaje de
‘PET’ y más adelante emplearse en el comercio informal, en un
puesto en el tianguis de Tepito y recientemente auxiliando a la
madre en los quehaceres domésticos y en la comercialización
informal de perfumes. Actividad que le permite estar cerca de su
madre, obtener su apoyo, evitar la insistencia porque retome los
estudios, generar recursos para su auto sustento (de calzado y
ropa) y sobre todo contener la injerencia sobre su
comportamiento. Actividades que develan su postura actual y su
D.P. 163/2016.

70

falta de claridad a futuro ya que sólo planea a corto plazo y sus


metas (tangibles y concretas) son concluir el nivel de secundaria y
mantenerse dentro del comercio informal, ya sea con la madre o
de manera independiente. La estructura familiar de ** se compone
por la madre, la señora **y su hermana y hermano, pues el padre
es una figura periférica quien se ausenta por largos períodos y
que incluso no ha pasado mucho tiempo en compañía de sus
hijos, a excepción de aquellos lapsos previos y posteriores al
nacimiento de cada uno de ellos, siendo su última presencia hace
un año, una vez que nació el hijo menor de esta pareja *… De tal
manera el grupo es de tipo monoparental, mediante el cual la
madre es la figura principal y la principal proveedora económica,
pues el padre solo hace aportaciones esporádicas y mínimas
teniendo seis meses que no reciben dinero, ni se han podido
contactar con él. Ingresos maternos que se obtienen de su
autoempleo de comercializar perfumes informalmente, teniendo
apoyos mínimos; tanto de * como de *, que llegan a realizar
pequeños trabajos en el caso de ella también vendiendo
productos por catálogo. En un nivel socioeconómico y cultural en
el que se pondera el trabajo remunerado (aunque subcalificado)
como forma de aportar a un gasto colectivo que se sumaron el de
los abuelos maternos y otros familiares (tías y primas)… Sucesos
violentos alrededor de la familia (físicos en las muertes de los tíos
y psicológicos emocionales y económicos dentro o con su padre)
que han estado presentes en su evolución y que ahora el joven
llega a reproducir y que concibe como una forma de socialización
y de obtención /abuso de poder pues a pesar de que llevar
relaciones interpersonales regularmente estables, es proclive a
afrontar el medio a través de irrupciones violentas, que intenta
contener y conservarlas de forma ego defensiva, empero llega a
manifestarlas de forma directa al percibir que las condiciones le
D.P. 163/2016.
71

favorecen o que tiene ventaja. Tal vinculación con el grupo de


pares, se caracteriza además por su postura manipuladora y de
seducción a los demás, exagerando la calidad de los lazos, en
especial de aquellas figuras significativas del núcleo a las que
idealiza y de los que busca aproximación y aprobación asumiendo
un rol de imitador, con propensión a la ‘complicidad’ o intervención
pasiva/activa de disrupciones suscitadas en su medio (consumo
de sustancias psicoactivas, pandillerismo y riñas) lo que le brindan
jerarquía con los iguales en la competencia por el estatus y poder
masculino. Tendencia y cercanía con la trasgresión y abusos de
poder que le hace concebirlos como eventos cotidianos, que la
hacen normalizar la violencia, minimizarla e incluso invisibilizar a
las personas que llega a dañar, elaborando discursos de
justificación para desviar la ansiedad que le provoca el
enfrentamiento con su realidad y las consecuencias de sus actos
(como en estos momentos, donde niega su imputación,
elaborando argumentos en los que acusa a su prima y esposo de
‘querer dañarlo a él y a su familia’ (sin decir cómo o por qué)
intentando ‘defenderse’ empero, persiste la angustia,
dificultándole adaptarse al internamiento y convivencia con los
compañeros de la CDIA)…’; Experticial a la cual esta Alzada
otorga valor probatorio en términos del artículo 38 fracción IV de
la Ley de Justicia para Adolescentes del Distrito Federal en
relación al numeral 254 del Código de Procedimientos Penales
para el Distrito Federal, aplicado supletoriamente a la ley de la
material; diagnóstico del cual si bien es cierto contiene factores
positivos, también lo es que los múltiples factores negativos
prevalecen, además, la medida de tratamiento en internamiento
resulta adecuada en el presente caso, tomando en cuenta la
proporcionalidad y racionalidad de la medida y atendiendo a la
magnitud del injusto y la culpabilidad del adolescente; por lo cual
D.P. 163/2016.

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esta Sala, considera que la decisión del A quo de negarle


medidas alternas a la medida de internamiento resultó adecuada,
ya que se sustenta en los principios que marca la Ley de Justicia
para Adolescentes para el Distrito Federal, velando siempre por el
interés superior del adolescente, a efecto de que tenga un mejor
discernimiento del daño causado a la menor víctima y se tenga
una mayor certeza de salvaguardar los derechos de ésta, así
como una reinserción familiar positiva del adolescente como parte
de su tratamiento y no sólo de él, sino de la menor afectada, que
también goza de los derechos que en su favor marca la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y los
diversos Instrumentos Internacionales. Por tanto, el órgano
jurisdiccional que por turno le corresponda conocer en funciones
de ejecución, en el ámbito de sus atribuciones, deberá
implementar las acciones adecuadas a efecto de trabajar, de
manera efectiva con el adolescente, en cuanto al resarcimiento
del daño cometido en agravio de la menor víctima *, respecto de
la cual deberá verificar su estado psicoemocional y con el apoyo
de expertos determinar el tratamiento adecuado tanto para el
adolescente como para aquella; sin que la determinación de
negarle medidas alternas en externación transgreda en forma
alguna lo establecido por la Ley de Justicia para Adolescentes,
pues acorde al numeral 32 fracción XII, inciso d) de la ley de dicho
ordenamiento, es facultad potestativa del Juzgador otorgar dichas
medidas; de igual manera dicha determinación no contraría de
manera alguna la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, la Convención de los Derechos del Niño, las
Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la
Delincuencia Juvenil (Directrices de RIAD) y las Reglas Mínimas
de las Naciones Unidas para la Administración de Justicia de
Menores (Reglas de Beijing); pues todos estos ordenamientos e
D.P. 163/2016.
73

Instrumentos Internacionales forman parte del Sistema Integral de


Justicia para Adolescentes que consagra diversas garantías a
favor de los adolescentes, velando siempre por el interés superior
del adolescente; siendo uno de los objetos del Sistema de Justicia
para Adolescentes dotarlos como sujetos plenos de derechos, y
por ende, de las obligaciones, deberes y responsabilidades que
tal condición les proporciona; por lo que se pretende que al
momento en que los adolescentes entren en conflicto con la ley
penal, se les debe atribuir una responsabilidad específica, a
efecto de que los adolescentes conozcan y reconozcan la
reacción del Estado. Lo anterior no sólo a efecto de dar
cumplimiento a los Instrumentos Internacionales, sino a efecto de
lograr un equilibrio en el sistema social, pues el hecho de no
conceder medidas alternas a la de tratamiento en internación al
adolescente, no implica atentar contra el principio de interés
superior del adolescente y protección integral, pues éstos de
manera alguna establecen la obligación de no sujetar a medidas
de internamiento al adolescente, pues se refieren, en el caso que
nos ocupa, a la proporcionalidad y racionalidad de la medida,
atendiendo a la magnitud del injusto y la culpabilidad del
adolescente, pues se busca el equilibrio entre la sociedad y el
estado; misma situación que establecen las Reglas de Beijing,
pues su postulado 5.1, también recoge el principio de
proporcionalidad; además es de tomarse en consideración que las
medidas de tratamiento tienen como objeto, entre otros, lograr la
autoestima en los adolescentes en conflicto con la ley penal, a
través del desarrollo de sus potencialidades y autodisciplina
necesaria para propiciar en ellos y en el futuro el equilibrio entre
sus condiciones de vida personal, familiar y colectiva; modificar
los factores negativos de su estructura biopsicosocial para
propiciar un desarrollo armónico, útil y sano; promover y apoyar la
D.P. 163/2016.

74

estructuración de valores y la formación de hábitos que


contribuyan al adecuado desarrollo de su personalidad; reforzar el
reconocimiento y respeto de las normas morales, sociales y
legales, y de los valores que estas tutelan; así como llevarlo al
conocimiento de los posibles daños y perjuicios que pueda
producirle su inobservancia y fomentar los sentimientos de
solidaridad social, tolerancia y democracia, y por ello se confirma
la resolución recurrida en este respecto.--- VIII. Ahora bien, la A
quo determinó procedente absolver al adolescente ** del pago de
la reparación del daño proveniente de las conductas tipificadas
como delitos de violación cometido a menor de doce años
agravado y abuso sexual a menor de doce años agravado,
argumentando que nos encontramos en presencia de una
conducta de resultado formal; además de que no se aportaron
elementos de prueba conducentes y suficientes para su
cuantificación; determinación que se encuentra apegada a la
legalidad; por lo que habremos de confirmar en dicho aspecto la
resolución materia de estudio.--- Por otro lado la Juez de la causa,
determinó condenar al adolescente de mérito por concepto de
reparación del daño moral derivado de las diversas conductas
tipificadas como delito de violación cometido a menor de doce
años agravado y abuso sexual a menor de doce años agravado,
lo anterior con base en el dictamen pericial en materia de
psicología, de fecha 11 once de noviembre del año próximo
pasado, suscrito por la perito Licenciada Rebeca Trevilla García,
quien examinó a la menor ** y con base en la metodología
expresada en su dictamen, estableció que la menor sí presenta
síntomas acordes con las personas que han sido víctimas de
delitos sexuales ya que detectó en ella síntomas de temor,
inseguridad, desconfianza, dependencia y enojo y concluyó, entre
otras cosas, que contó con los elementos técnicos, metodológicos
D.P. 163/2016.
75

y científicos para avalar y sustentar la existencia de afectación


psicoemocional en la menor * como consecuencia de los hechos
denunciados y determinó las sesiones que debía recibir y el costo
que éstas tienen; sin embargo la Juzgadora, con base en el
artículo 27 fracción III de la Ley de Atención y Apoyo a las
Víctimas del Delito para el Distrito Federal, determinó que las
sesiones requeridas por la menor víctima para recuperar el
equilibrio psicoemocional que tenía antes del evento debían ser
proporcionadas de manera gratuita, a través de la Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal, institución que se debía
encargar de dar la atención necesaria a la menor ofendida;
determinación que resulta apegada a la legalidad, por lo cual esta
Alzada confirma en dicho aspecto la resolución que se revisa.---
Consecuentemente, al haber resultado parcialmente fundados
pero suficientes los agravios del Ministerio Público, habremos de
modificar el punto resolutivo segundo de la resolución definitiva a
estudio…”.

CUARTO. El quejoso expresó como conceptos de

violación los siguientes:

“…VII. Conceptos de violación: --- Primero. Se violan mis


derechos humanos al debido proceso, libertad personal y
presunción de inocencia, así como las garantías de
fundamentación y adecuada motivación, legalidad y seguridad
jurídica consagradas en los artículos 14, párrafo tercero, 16, 17,
18 y 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, en relación con los artículos 122 y 124 del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Federal así como de los
artículos 23 y 24 de la Ley de Justicia para Adolescentes para el
Distrito Federal, de igual forma los artículos 1°, 2 y 15 del Código
D.P. 163/2016.

76

Penal del Distrito Federal, toda vez que la autoridad responsable


vulnerando los principios reguladores de la valoración de la
prueba, tiene por acreditado la conducta tipificada como delito de
violación cometido a menor de doce años agravado, cuando de
las constancias en autos, se advierte que no existe alguna que
acredite la realización de la conducta que injustamente se atribuye
a mi persona.--- En primer lugar, resulta oportuno señalar algunos
de los postulados que nuestro máximo Tribunal ha reconocido,
solicitando que los mismos, así como las reflexiones y
consideraciones de derecho que habrán de expresarse en este
ocurso, sean valoradas por sus Señorías, al momento de resolver
el presente amparo.--- Primero.- Que a todo acusado se le
presume inocente, mientras no se le pruebe lo contrario.---
Segundo.- Que nunca podrá condenarse a un acusado si no se le
prueba plenamente el delito que se le atribuye.--- Tercero.-Que no
puede ni debe condenarse al reo con criterio de posibilidades o
supuestos.--- Cuarto.- Que en acatamiento al principio jurídico
‘indubio pro reo’ en caso de duda debe absolverse siempre.--- En
efecto, la autoridad responsable menciona en lo que interesa en
las fojas 11 a 12 de la ilegal resolución lo siguiente:--- (se
transcribe).--- De la cita parcial de la sentencia aquí impugnada,
se advierte que la autoridad responsable tiene por acreditado el
delito de violación cometido a menor de doce años agravado
previsto en el primer párrafo del artículo 181 Bis (hipótesis de al
que realice cópula con persona de cualquier sexo menor de doce
años), en relación con el artículo 174 párrafo segundo
(entendiendo por cópula la introyección del pene en el cuerpo
humano por vía bucal) todos del Código Penal para esta Ciudad,
únicamente con la declaración de la menor ofendida
**constituyendo ésta en el único medio probatorio y asignando un
valor preponderante a esa declaración sin considerar que es un
D.P. 163/2016.
77

testigo singular y más aún, sin atender de forma alguna los


criterios de valoración de la prueba testimonial que en ese sentido
ha emitido nuestro más alto Tribunal.--- Además de la declaración
de la menor ofendida, la A quo, asigna un valor de convicción a
testimoniales de referencia, justificando el fallo condenatorio con
declaraciones de testigos de oídas vulnerando con ello, las
formalidades esenciales del procedimiento de valoración de la
prueba testimonial previstas en el Código Procesal Penal para la
entidad.--- En razón de lo anterior, resulta necesario precisar el
procedimiento previsto por la legislación procesal así como de los
criterios emitidos por nuestro más Alto Tribunal, relativos a la
determinación del valor de convicción de la declaración
testimonial cuando proviene de un testigo singular, así como su
vinculación con otros medios probatorios que determinan la
declaración como preponderante para su justificación como medio
probatorio.--- Se califica la calidad preponderante una (sic)
declaración porque de la narrativa de los hechos se desprende la
ausencia de testigos y además, porque esa declaración es
robustecida con otros medios probatorios existentes en la causa
penal, si la declaración no es corroborada con otras pruebas, no
puede asignarse dicha calidad y en consecuencia, no es posible
justificar una resolución como en el presente caso acontece.--- En
relación con lo anterior, resultan aplicables los siguientes criterios
emitidos por nuestro más Alto Tribunal.--- Resulta aplicable la
tesis (…) con rubro y texto siguientes: ‘OFENDIDO,
VALORACIÓN DE LA DECLARACIÓN DEL, EN DELITOS
COMETIDOS EN AUSENCIA DE TESTIGOS’ (se transcribe).---
Del citado criterio se desprende que la declaración de la parte
ofendida adquiere mayor relevancia cuando se trata de delitos
cometidos en ausencia de testigos, sin embargo, ello no es óbice
para valorar esa declaración en términos de una prueba
D.P. 163/2016.

78

testimonial y en este sentido, la declaración adquiere valor de


convicción en proporción del apoyo que le presten otros medios
de prueba y sólo así podrá considerarse de validez
preponderante, si los demás medios probatorios no robustecen o
apoyan la declaración o existen datos o circunstancias que
producen dudas o reticencias, esa declaración pierde el valor de
preponderante.--- En el presente caso, se advierte que la
responsable califica el valor preponderante de la declaración
afirmando (foja 15 de la resolución impugnada): (se transcribe).---
La responsable establece además respecto de la posterior
declaración de la menor (foja 14 de la resolución) lo siguiente: (se
transcribe).--- Según la autoridad responsable, la calificación de
preponderante resulta porque la supuesta víctima afirmó resentir
la lesión del bien jurídico al percibirlo con los sentidos, sin dejar de
observar que ésta calificación sólo es resultado de afirmaciones
subjetivas e irracionales, contraviniendo con ello los principios
rectores de valoración de la prueba testimonial y más aún, de mi
garantía de motivación, el valor preponderante de una declaración
resulta cuando de su vinculación con otros medios probatorios,
éstos robustecen y apoyan el contenido de esa declaración, sin
embargo no se me dio oportunidad de controvertir dicha prueba
bajo la argumentación que de hacerlo se revictimizaría a la menor
ofendida, entonces vale preguntarse, para qué sirve el proceso si
ya previamente se me condenó con la entrevista que se recabó
con la menor? (sic).--- Debiendo dejar en claro a sus señorías que
el suscrito no sustenta la falta de credibilidad de la menor
ofendida en razón de su edad (3 años), sino en la incongruencia
que existe con las demás pruebas que obran en actuaciones,
además no debe pasarse por alto las afectaciones al derecho a
una adecuada defensa y debido proceso, al no permitirme
controvertir las declaraciones de la menor, limitándose el
D.P. 163/2016.
79

interrogatorio en audiencia de ley a cuestionamientos ajenos a los


hechos, lo que sin duda me deja en estado de indefensión al no
poder cuestionar dicha imputación y de controvertir de alguna
forma la testimonial de cargo, dando valor absoluto a la
declaración ministerial, siendo obligación del juzgado de origen el
respetar las formalidades esenciales del procedimiento, siendo el
caso que de acuerdo con el ‘Protocolo de Actuación, para quienes
Imparten Justicia en los Casos que Afecten a Niñas, Niños y
Adolescentes’ tendría el A quo que velar por que se cumpla las
medidas para facilitar el testimonio y no impedir que sea
cuestionada la menor denunciante, siendo el caso que el
protocolo citado establece expresamente: ‘...La o el Juez o
Magistrado deberán adoptar y aplicar medidas para que a las
niñas, niños y adolescentes les resulte más fácil participar en el
juicio, tales como su canalización con profesionales
especializados de diversas disciplinas que atiendan sus
necesidades y permitir que personal de asistencia y
acompañamiento procesal, incluidos especialistas y los familiares
apropiados, acompañen al niño mientras presta testimonio...’.---
La circunstancia expuesta con antelación, invalida de pleno
derecho la resolución que se combate, ya que únicamente con la
declaración de la menor ofendida se dictó la resolución origen del
presente juicio de garantías. La sola declaración de la ofendida no
es suficiente para el dictado de un fallo condenatorio, como se
aprecia en el siguiente criterio: --- Resulta aplicable la tesis de (…)
con rubro y texto siguientes: --- ‘OFENDIDO, VALOR DEL DICHO
DEL’ (se transcribe).--- Al revisar los medios probatorios que,
según la autoridad responsable, sirvieron para comprobar la
comisión del delito, se advierte que ninguno de ellos acreditan la
realización del hecho. De los puntos antes referidos, no se
desprende que prueben la existencia del delito.--- En relación con
D.P. 163/2016.

80

lo anterior, existe el siguiente criterio: --- ‘DELITOS SEXUALES,


VALOR DE LA DECLARACION DEL OFENDIDO EN LOS’ y
‘VIOLACIÓN, DELITO DE. PARA SU PLENA COMPROBACIÓN
SE REQUIERE, NO SÓLO DE LA DECLARACIÓN DE LA
OFENDIDA, EN LA QUE SEÑALE LAS CIRCUNSTANCIAS DE
LUGAR, TIEMPO Y MODO DE SU EJECUCIÓN, SINO TAMBIÉN
DE OTROS MEDIOS DE CONVICCIÓN INEQUIVOCOS DE LA
PARTICIPACIÓN DEL ACUSADO EN SU COMISIÓN’ (se
transcribe).--- Como se desprende de los citados criterios, en el
caso de los delitos sexuales la declaración de la ofendida
adquiere un valor preponderante en razón de que se cometen en
ausencia de testigos, sin embargo, la declaración no es válida por
sí sola, resulta necesario analizarla a través de su vinculación con
los demás elementos probatorios, sobre todo con vista al hecho a
probar, ya sea para la determinación del hecho delictivo o de la
participación del inculpado.--- Por ello, resultaba necesario e
indispensable como objetivo del proceso penal, y esencialmente,
para la aplicación de la pena, el pleno acreditamiento de la
conducta en la realización de la acción prevista como delito, en
atención a lo dispuesto por los principios de legalidad y de
tipicidad previstos en los artículos 1° y 2° primer párrafo del
Código Penal para el Distrito Federal y su correlación con el
artículo 15 del mismo ordenamiento señalan lo siguiente: (se
transcribe).--- De los principios aludidos, se desprende que el
juzgador al momento de dictar una sentencia encuentra la
concurrencia de tres circunstancias esenciales: a) La realización
de una acción u omisión prevista como delito--- b) Que esa acción
haya sido comprobada; y,--- c) La responsabilidad penal del
inculpado.--- Se concluye entonces, que la pena se impone
cuando se ha comprobado la acción prevista como delito, así
como de todos y cada uno de los elementos que integran la
D.P. 163/2016.
81

descripción legal del delito en particular, precisamente porque la


acción y sus elementos circundantes, es la vinculación
desvalorativa existente entre el activo y la víctima. El delito no
puede tenerse por comprobado con meras suposiciones y
consideraciones subjetivas del juzgador, inclusive, cuando de su
íntima convicción presuma la existencia del hecho delictivo. Es
necesaria e indispensable una mínima actividad probatoria del
injusto, esto es así, porque atendiendo al principio de presunción
de inocencia, el órgano acusador deberá considerar al inculpado
de manera previa, una ausencia de participación en la realización
de la acción prevista como delito, circunstancia que lo obliga a
desplegar una mínima actividad probatoria para el acreditamiento
de la realización de la acción u omisión y sólo hasta ese
momento, podrá imponerse la pena o medida de seguridad
correspondiente.--- En el presente caso, nunca se comprobó la
realización de la conducta del hecho punible y mucho menos, la
participación del inculpado como circunstancia esencial de la
responsabilidad penal, únicamente se cuenta con la declaración
de la ofendida como supuesto medio probatorio, esto es así,
porque al establecer la concatenación del contenido de la
declaración con los demás medios probatorios idóneos para el
hecho a probar, se llega a la determinante conclusión de que no
existió la realización de la acción consistente en la introducción
del pene en el cuerpo humano por vía bucal.--- Es importante
destacar a sus Señorías que en la causa se cuenta con la
declaración de la ofendida como única prueba de cargo y, a partir
de ahí, se practicaron una serie de probanzas tendientes a la
comprobación del cuerpo del delito. No debe perderse de vista
que la actividad probatoria es obligación del órgano acusador y de
ninguna forma se debe obligar al inculpado a probar su inocencia
o su ausencia de participación en el hecho delictivo, más aún,
D.P. 163/2016.

82

cuando el inculpado se encuentra privado de su libertad, de tal


suerte que la obtención del acervo probatorio tendiente a la
comprobación del delito, es responsabilidad única y exclusiva del
Ministerio Público, si se practican pruebas insuficientes o no
idóneas para acreditar el hecho a probar, deberá considerarse
una insuficiencia probatoria a favor del inculpado. En relación con
lo anterior, sirve de apoyo el siguiente criterio:--- Resulta aplicable
la Jurisprudencia (…) con rubro y texto siguientes:--- ‘PRUEBA
INSUFICIENTE EN MATERIA PENAL’ (se transcribe).--- En
relación con lo anteriormente expuesto, se tiene que es obligación
del órgano acusador probar de manera suficiente las
circunstancias relativas al hecho delictivo porque de ahí se
sustenta la acusación que da lugar al enjuiciamiento del órgano
Judicial para la aplicación de la pena, si el juez advierte que no
está debidamente probado el hecho consecuentemente deberá
absolver al inculpado, esto en razón del derecho fundamental de
imparcialidad que tutela el artículo 17 de la Constitución Federal.--
- La supuesta vinculación existente entre la declaración de la
menor ofendida con las testimoniales de oídas o referenciales de
*, padre de la supuesta víctima, no tiene valor probatorio alguno,
ya que no debe perderse de vista que a este testigo no le constan
los hechos, conoció del evento por conducto del dicho de su hija,
la supuesta víctima esto es así porque, debe considerarse que la
ofendida es la única persona a la cual le constan los hechos y por
ello, esa circunstancia la convierte en un testigo singular en
atención al siguiente criterio emitido por nuestro Máximo Tribunal:-
-- Resulta aplicable la tesis con (…) con rubro y texto siguientes:--
- ‘DECLARACIÓN DEL OFENDIDO, VALOR PROBATORIO DE
LA (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE PUEBLA)’ (se transcribe).---
Para determinar el valor probatorio de la declaración de la menor
ofendida a través de la vinculación con las declaraciones de otros
D.P. 163/2016.
83

testigos, deberá tomarse en cuenta: primero, que la declaración


de la víctima se analice como la de un testigo singular, esto es
así, porque los delitos sexuales ocurren generalmente en
ausencia de testigos, segundo, la fuente de conocimiento de los
hechos que al efecto refieren los demás testigos, si los testigos
afirman conocer el hecho por apreciación directa de sus sentidos
o conocieron del hecho por referencia. Si algún testigo afirma
conocer el hecho por apreciación directa de sus sentidos,
entonces, no puede considerarse como testigo singular a la
víctima, por ello, sólo puede ser robustecida la declaración de la
víctima: como testigo singular, a través de la coincidencia de los
hechos narrados que se desprenden de su contenido con la
narrativa de testigos de oídas, siempre y cuando su fuente de
conocimiento de éstos últimos, no haya sido el propio testigo
singular.--- Para establecer el valor probatorio de la declaración
de un testigo singular vinculado con testigos de oídas, deberá
considerarse la fuente de conocimiento de éstos últimos, porque
no puede concederse valor probatorio al testigo singular cuando
se apoya con testigos referenciales que su única fuente de
conocimiento lo es precisamente el testigo singular.--- Resulta
aplicable por identidad la tesis (…), con rubro y texto siguientes:---
‘TESTIGO SINGULAR, EFICACIA PROBATORIA DEL’ (se
transcribe).--- En el presente caso, la autoridad responsable tuvo
por acreditada la conducta delictiva en razón de la vinculación de
la declaración de la supuesta víctima con las declaraciones de *,
sin considerar que la única fuente de conocimiento de los hechos
fue precisamente lo que la víctima le dijo.--- En efecto, en la foja
19 de la sentencia aquí impugnada, el testigo de oídas *, refiere lo
siguiente: (se transcribe).--- Como se advierte, el conocimiento del
hecho delictivo por parte del testigo *, padre de la víctima, ocurre
porque su hija es quien le dice cómo fueron los hechos, de tal
D.P. 163/2016.

84

suerte que su única fuente de conocimiento, tanto del hecho


punible como de la participación del inculpado, es precisamente el
testigo singular, y de conformidad con el criterio apuntado con
antelación, la vinculación existente entre la declaración de la
ofendida con este testigo, carece de valor probatorio.--- Igual
circunstancia ocurre con los policías remitentes: 1. Rodrigo
Francisco Javier López.--- 2. Oscar Corona Aguilar.--- En efecto,
la sentencia aquí impugnada, en la foja 21 refiere lo siguiente: (se
transcribe).--- Como se advierte de la resolución aquí impugnada,
los testigos que hace referencia, de ninguna forma conocieron el
hecho delictivo por apreciación directa de sus sentidos, sino que
conocieron del hecho por referencias de otros, tanto del testigo
singular, como de los testigos referenciales antes señalados, esto
es, pretende apoyar el contenido de la declaración de la ofendida,
(testigo singular) con testigos referenciales que la única fuente de
conocimiento fue precisamente el testigo singular.--- Un testigo de
referencia es aquel que conoce el hecho por el dicho de otro, de
ahí el apelativo ‘de referencia’ y por ello, no puede considerarse
su testimonio para justificar un fallo condenatorio. En el presente
caso, los testigos conocieron del supuesto hecho por el dicho
original de la ofendida, siendo ésta la principal y única fuente de
conocimiento de los hechos, es la propia testigo singular quien
narra los hechos a su padre, quien después le hace del
conocimiento de los mismos a los policías.--- La situación anterior,
se muestra en el siguiente cuadro: *: Presunta víctima. Única
fuente de conocimiento de los hechos.--- María Isabel Macías:
Psicóloga.--- Rebeca Trevilla: Psicóloga.--- **: Padre.--- Oscar:
Policía.--- Rodrigo Francisco: Policía.--- Los testigos Rodrigo
Francisco Javier López y Oscar Corona Aguilar, son testigos
referenciales, su conocimiento del hecho ocurre por dicho de los
padres de la supuesta víctima y asimismo, no aporta elemento
D.P. 163/2016.
85

alguno para comprobar la realización de la conducta, su


testimonio únicamente es relativo al momento cuando al transitar
por el lugar de los hechos, son abordados por **y *, quienes les
informaron que el jueves 30 treinta de mayo de 2013 dos mil
trece, el adolescente * había abusado sexualmente de su hija **,
por lo que se trasladaron juntos al domicilio del adolescente
donde lograron su aseguramiento y procedieron a trasladarlo al
Ministerio Público; pero a dichos policías de ninguna forma le
constan los hechos, así que el formato de detenidos puestos a
disposición del Ministerio Público no es un medio probatorio que
incrimine al inculpado en la realización del hecho delictivo, en este
tenor, se desprenden dos circunstancias, la primera, la
declaración de la ofendida no es apoyada por la declaración de
éste testigo y la segunda, la declaración del presente testigo de
referencia no resulta eficaz para justificar un fallo condenatorio.---
Es claro concluir que la declaración de la ofendida ni resulta
preponderante, ni las declaraciones de los testigos referenciales
son eficaces para justificar el injusto fallo condenatorio. Los
testimonios antes apuntados carecen por completo de validez
probatoria.--- Resulta aplicable la Jurisprudencia (…), con rubro y
texto siguientes: --- ‘PRUEBA TESTIMONIAL EN El PROCESO
PENAL CUANDO LOS HECHOS SE CONOCEN POR
REFERENCIA DE TERCEROS. SU VALORACIÓN’ (se
transcribe).--- Resulta aplicable por identidad la tesis (…) con
rubro y texto siguientes: ‘TESTIGOS, PARA QUE SU
DECLARACIÓN SE CONSIDERE UN AUTÉNTICO TESTIMONIO
SE REQUIERE QUE TENGAN UN CONOCIMIENTO ORIGINAL
Y DIRECTO DE LOS HECHOS Y NO DERIVADO O
PROVENIENTE DE INDUCCIONES O REFERENCIAS DE
OTRO’ (se transcribe).--- La adminiculación que hiciera la
autoridad responsable de la declaración de la ofendida, no
D.P. 163/2016.

86

obstante que es un testigo singular, con las testimoniales de


referencia, no es eficaz para sustentar el injusto fallo
condenatorio, ya que se contraviene lo establecido en la fracción
IV del artículo 255 del Código de Procedimientos Penales para el
Distrito Federal, que a la letra dice: (se transcribe).--- Y
finalmente, respecto de las periciales en materia de psicología
que obran en la causa, la Sala Responsable determinó (fojas 16 y
17): (se transcribe).--- Al respecto hay que hacer varias
precisiones: 1.- Por lo que hace al dictamen de la perito María
Isabel Macías Oliva (31 de mayo de 2013), se desprende que la
menor ofendida no presentó alteraciones psicológicas por los
hechos.--- 2.- El dictamen de la perito Rebeca Trevilla García (11
noviembre 2013), resulta contradictorio, por un lado determina
que la menor aún no tiene la capacidad de dimensionar los
hechos denunciados, pero por otro lado establece que si presenta
síntomas acordes con las personas que han sido víctimas de
delitos sexuales ya que detectó en ella síntomas de temor,
inseguridad, desconfianza, dependencia y enojo, situación que no
es clara porque si la menor no puede dimensionar los hechos que
narra, como es posible que presente estos sentimientos, lo que
evidencia que dicho dictamen está encaminado a cuadrar la
conducta de violación que se me imputa, y no debe pasarse por
alto que en el momento en que se elabora dicho dictamen, el
suscrito únicamente se me imputaba el delito de abuso sexual y
con base a dicha pericial se agrava mi situación jurídica.--- No es
posible que al día siguiente de los hechos en la supuesta
valoración psicológica practicada el día 31 de mayo de 20013, la
menor no haya tenido un solo síntoma que refiere la perito
Rebeca Trevilla García cinco meses después, lo que sí es claro
advertir que las afirmaciones que la menor realizara ante la perito
Rebeca Trevilla García son meras falacias, esto es, la entrevista
D.P. 163/2016.
87

de la menor ofendida fue manipulado y tergiversando los hechos


con el único propósito de inculpar en un delito que no se cometió.-
-- En todo caso, los dictámenes que practicaran los peritos
oficiales, colisionan entre si respecto de sus afirmaciones y en
consecuencia, no es posible otorgarles un valor probatorio para
justificar un fallo condenatorio como en el presente caso
acontece, por ello, la consideración que hiciera la responsable
tendiente a justificar la injusta condena es flagrantemente
violatoria de garantías de tal suerte que este Tribunal Colegiado
deberá otorgarme el amparo y protección de la Justicia de la
Unión.--- 3.- No debe perderse de vista que si bien el dictamen de
la perito Rebeca Trevilla García determina que la menor si
presenta síntomas acordes con las personas que han sido
víctimas de delitos sexuales: dicho dictamen es insuficiente para
acreditar fehacientemente la conducta de violación, toda vez que
también se me acusa del delito de abuso sexual.--- 4.- Debido a
las inconsistencias señaladas, el Juez de origen, debió de ordenar
el desahogo de un tercer peritaje, ya que tanto la Responsable
como el Juez natural debieron de ponderar que la prueba pericial
tiene por objeto desentrañar, mediante la utilización del método
científico, una duda o incógnita cuyo resultado ilustre al órgano
jurisdiccional en el conocimiento de la verdad, así como de
situaciones decisivas que influyen en el ánimo del juzgador al
resolver en definitiva una causa penal, por ello, la legislación
procesal establece que cuando se requiera de conocimientos
especiales relativos al examen de una persona, se procederá con
la intervención de peritos, sin embargo, también establece una
regla general en el sentido de que los peritos que se examinen
deberán ser dos o más, ¿Cuál es la razón de ser de esa
disposición y de esa regla general?--- En primer lugar, toda
prueba tiene por objeto la aportación de un conocimiento, que en
D.P. 163/2016.

88

el caso de la prueba pericial, es la aportación de un conocimiento


en particular respecto del examen de una persona tendiente al
acreditamiento de una circunstancia específica, esto es, se
persigue comprobar una determinada circunstancia y que sólo es
posible desentrañar por la intervención de un especialista en la
materia, así el órgano jurisdiccional se instruye u obtiene un
conocimiento respecto del medio probatorio pericial, sin embargo,
para obtener un conocimiento de plena certeza para la resolución
de una determinada situación, se requiere la intervención de dos o
más expertos.--- La finalidad del procedimiento pericial en un
proceso penal, es la aportación de un conocimiento especial que
sirve al Juzgador para resolver de plena certeza una determinada
situación, esa es la razón por la que se exigen dos o más peritos,
circunstancia que desconoce la responsable al otorgarle valor
probatorio al dictamen de la perito Rebeca Trevilla García, el cual
presenta fallas técnicas que tuvo como desenlace la injusta
sentencia condenatoria.--- Ha quedado plenamente demostrado
que la asignación de valor probatorio a declaraciones de testigos
referenciales, así como la calificación de preponderante a la
declaración de la ofendida, para justificar la sentencia
condenatoria no cumplió con las formalidades esenciales del
procedimiento previstas en la legislación procesal y en
consecuencia, es violatoria de garantías y por ello, este órgano
judicial deberá otorgarme el amparo y protección de la Justicia de
la Unión, en contra de tan injusta resolución emitida por la sala
responsable.--- Segundo.- Se violan en perjuicio del quejoso las
garantías de fundamentación y adecuada motivación, legalidad y
seguridad jurídica, principio de congruencia y exacta aplicación de
la Ley contenidas en los artículos 14, párrafo tercero, 16, 17, 18 y
20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
toda vez que por una parte la responsable se encuentra
D.P. 163/2016.
89

imponiendo una pena que no es exactamente aplicable al delito


de que se trata, por ello resulta incorrecto el grado de culpabilidad
encontrado para el efecto de individualizar la pena, toda vez que
la Sala Responsable me condenan por dos delitos de diversa
naturaleza como lo son el de violación cometido a menor de doce
años agravado y el de abuso sexual a menor de doce años
agravado, siendo el caso que el primero de ellos es calificado
como grave por la Ley de Justicia para Adolescentes para la
Ciudad de México y el segundo se considera como no grave, por
lo cual resulta a todas luces inconstitucional que la Sala
Responsable determine improcedente aplicar las reglas de un
concurso real que había determinado la Juez de origen, y en su
lugar resolvió que: ‘… juzgadora pasa por alto que las
disposiciones referentes al concurso de delitos no tienen
aplicación en la materia que nos ocupa, en virtud de que el
artículo 59 de la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito
Federal, establece la unificación de medidas, señalando que se
atenderá a los máximos legales que para cada medida prevé la
Ley…’, hecho que considera el suscrito no es procedente, toda
vez que no se pueden unificar medidas de diferente naturaleza,
pues como ya se dijo con antelación una tiene como
consecuencia medida privativa de libertad, mientras la otra no
amerita privación de la libertad.--- Como cuestión previa a
cualquier otra, me permito manifestar que contrario a lo
manifestado por la Sala Responsable, el concurso real de delitos
es aplicable en materia de Justicia para Adolescentes toda vez
que el artículo 28 y 79 párrafo segundo del Código Penal para
esta Ciudad, establecen: (se transcribe).--- Debiendo de seguirse
los postulados que al respecto, se encuentran establecidos en las
diversas leyes y tratados internacionales, en primer lugar los
artículos 3 apartado 1, 37 apartado b) y d) y 40 apartado 1 de la
D.P. 163/2016.

90

Convención sobre los Derechos del Niño refieren: (se


transcriben).--- Por otra parte, las reglas 17.1 inciso b) y 19.1 de
las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la
Administración de la Justicia de Menores (Reglas de Beijín)
establecen: (se transcribe).--- Por su parte la regla 17 de las
Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores
Privados de libertad (Reglas de la Habana) establece: (se
transcribe).--- También es necesario hacer alusión al contenido
del artículo 18, párrafo sexto de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, que establecen lo siguiente: (se
transcribe).--- El marco jurídico descrito revela que la normativa
internacional en materia de Derechos Humanos, que a partir de la
reforma publicada el diez de junio de dos mil once, en el Diario
Oficial de la Federación forma parte del derecho interno, reconoce
un sin número de derechos humanos a favor de los menores entre
los que se encuentra la protección que estos merecen del Estado,
dada su condición de personas en desarrollo y, se establece la
obligación del Estado de brindarles esa protección mediante
sistemas ágiles, garantistas y breves que tiendan a lograr su
reintegración familiar y social.--- En respuesta a este nuevo
esquema de Justicia juvenil el 14 de noviembre de 2007 dos mil
siete, la asamblea legislativa se ajustó a la citada enmienda
constitucional y publicó en la Gaceta Oficial del Distrito Federal la
Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal, en la
que acogiendo las directrices delimitadas en el ámbito
internacional y el nacional, desarrollo ese régimen de justicia para
adolescentes bajo los principios rectores de interés superior del
adolescente, presunción de inocencia, reconocimiento expreso de
todos sus derechos y garantías, especialidad, mínima
intervención, celeridad procesal y flexibilidad, proporcionalidad y
racionalidad, subsidiariedad, concentración de actuaciones,
D.P. 163/2016.
91

contradicción, continuidad e inmediación procesal.--- Lo que


significa que cualquier decisión de las autoridades judiciales o
administrativas en materia de adolescentes debe estar regida por
tales directrices fundamentales a fin de brindar una mayor
protección a los menores, dada su condición de vulnerabilidad
frente al orden jurídico.--- Es de resaltar que la autoridad
responsable condenó al quejoso a una medida de internamiento
tanto por la conducta violación cometido a menor de doce años
agravado así como la de abuso sexual a menor de doce años
agravado pasando por alto que la ley especial aplicable, que lo es
la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal,
contiene en su artículo 30 un catálogo preciso de delitos que se
consideran graves en esa jurisdicción especial, que le impedían
aplicar una medida de internamiento por una conducta no grave,
lo que resulta contrario a los principios de mínima intervención,
reintegración social, interés superior del menor y demás que rigen
en toda decisión judicial o administrativa que incide en los
derechos de los adolescentes.--- A continuación me permito
transcribir el contenido del artículos 30 de la Ley de Justicia para
Adolescentes para el Distrito federal: (se transcribe).--- La
autoridad responsable pasa inadvertido que el significado y
alcance de la garantía constitucional contendida en el tercer
párrafo del artículo 14 Constitucional y que a continuación me
permito transcribir: (se transcribe).--- Se dice que desatendió tales
principios porque al establecer en su decisión la responsable
ordenadora que condenaba al quejoso una medida de
internamiento, fijó la gravedad de la conducta considerada como
ilícito abuso sexual acorde a criterios que rigen en materia de
adultos, pasando por alto que la ley especial aplicable, que lo es
la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal, que
contiene en su artículo 30 un catálogo preciso de delitos que se
D.P. 163/2016.

92

consideran graves en esa jurisdicción especial, que le impedían


aplicar otras reglas contenidas en legislaciones de adultos sobre
todo si éstas resultan contrarias a los principios de mínima
intervención, reintegración social, interés superior del menor y
demás que rigen en toda decisión judicial o administrativa que
incide en los derechos de los adolescentes.--- Sirve de apoyo a lo
anterior la tesis (…), que establece:--- ‘JUSTICIA PARA
ADOLESCENTES INFRACTORES. LA DETERMINACIÓN DE LA
AUTORIDAD DE IMPONER UNA MEDIDA DE TRATAMIENTO
EN INTERNAMIENTO A UNA CONDUCTA NO PREVISTA EN EL
ARTÍCULO 30 DE LA LEY DE JUSTICIA PARA
ADOLESCENTES PARA EL DISTRITO FEDERAL, IMPLICA
SANCIONAR POR ANALOGÍA EN CONTRAVENCIÓN A LA
GARANTÍA DE SEGURIDAD JURÍDICA PREVISTA EN EL
ARTÍCULO 14 DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL’ (se
transcribe).--- Sirve de apoyo a lo anterior la Jurisprudencia (…)
que establece:--- ‘JUSTICIA PARA ADOLESCENTES, SÓLO
TIENEN CARÁCTER DE CONDUCTAS TIPIFICADAS COMO
GRAVES, LAS PREVISTAS EXCLUSIVAMENTE EN EL
ARTÍCULO 30 DE LA LEY DE JUSTICIA PARA
ADOLESCENTES PARA EL DISTRITO FEDERAL’ (se transcribe)
Por lo anteriormente expuesto y fundado;--- A USTEDES CC.
MAGISTRADOS, atentamente pido se sirvan…”.

QUINTO. Como una cuestión previa al estudio de los

conceptos de violación expuestos por el quejoso, es conveniente

hacer referencia a los criterios emitidos por la Suprema Corte de

Justicia de la Nación en torno al tema del interés superior del niño


D.P. 163/2016.
93

o del menor, así como a lo que este Tribunal Colegiado de

Circuito estima al respecto.

En el caso, se debe partir del supuesto de que el

sentenciado, ahora quejoso, al momento de llevar a cabo los

hechos que se le atribuyen, contaba con la edad de catorce años

(delito de violación) y tal vez menos cuando se realizaron los

restantes (abuso sexual), ya que respecto de estos últimos no se

pudo determinar la fecha exacta; lo que tiene su explicación

porque la pasivo del delito era una niña de tres años.

De esta manera, tanto el sentenciado, como la pasivo del

delito, son menores de edad, cuyos derechos deben ser

salvaguardados por este cuerpo colegiado, en razón de que

convergen en el mismo ámbito protector, en términos de los

artículos 1º 4º y 18 de la Constitución Política de los Estados

Unidos Mexicanos, por lo que rige el principio de interés superior

del menor.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, sustentó el

criterio en el sentido de que cuando se trata de menores de edad

o incapaces, procede la suplencia de la queja deficiente en toda

su amplitud, la cual opera desde el escrito inicial de demanda de

amparo hasta el periodo de ejecución de sentencia, todo ello en


D.P. 163/2016.

94

aras de asegurar la protección del interés superior del menor de

edad o del incapaz, dentro de lo que se incluye la recabación

oficiosa de pruebas (Jurisprudencia 191/2005, de la Primera Sala,

Novena Época, registro 175053, visible en el Semanario Judicial

de la Federación y su Gaceta, tomo XXIII, mayo de 2006, Materia

Civil, página: 167, del rubro siguiente: “MENORES DE EDAD O

INCAPACES. PROCEDE LA SUPLENCIA DE LA QUEJA, EN

TODA SU AMPLITUD, SIN QUE OBSTE LA NATURALEZA DE

LOS DERECHOS CUESTIONADOS NI EL CARÁCTER DEL

PROMOVENTE”).

Asimismo, se ha considerado que el interés superior del

menor ordena a todos los órganos jurisdiccionales la realización

de una interpretación sistemática que tome en cuenta los deberes

de protección de los menores y los derechos especiales de éstos

previstos en la Constitución, tratados internacionales y en las

leyes de protección de la niñez.

De esta manera, frente a medidas legislativas o

administrativas que afecten derechos de menores, el interés

superior del niño demanda de los órganos jurisdiccionales la

realización de un escrutinio mucho más estricto en relación con la

necesidad y proporcionalidad de la medida en cuestión (Tesis

CXXI/2012, Décima Época, registro 2000989, Primera Sala,


D.P. 163/2016.
95

visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,

libro IX, Junio de 2012, tomo 1, Materia Constitucional, página:

261, de rubro: “INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. SUS

ALCANCES Y FUNCIONES NORMATIVAS”).

Se ha establecido, que es necesario reconocer que la

configuración del interés superior del menor como concepto

jurídico indeterminado, dificulta notablemente su aplicación.

El interés superior del menor no puede definirse a priori y

de forma unívoca y definitiva para todos los casos; por ende,

resulta necesario encontrar criterios para averiguar racionalmente,

en qué consiste el interés del menor en los casos

correspondientes (Jurisprudencia 44/2014, Primera Sala, Décima

Época, registro 2006593, consultable en la Gaceta del Semanario

Judicial de la Federación, libro 7, junio de 2014, tomo I, Materia

Constitucional, página: 270, de rubro: “INTERÉS SUPERIOR DEL

MENOR. SU CONFIGURACIÓN COMO CONCEPTO JURÍDICO

INDETERMINADO Y CRITERIOS PARA SU APLICACIÓN A

CASOS CONCRETOS”).

La Primera Sala, en torno al tema de situación de riesgo

de un menor, sostuvo que el principio del interés superior del niño

exige que los intereses de los menores se protejan con mayor


D.P. 163/2016.

96

intensidad, por lo que se consideró que no es necesario generar

un daño a los menores para afectarlos en su persona, sino que

basta ponerlos en situación de riesgo para vulnerar sus derechos.

De esta manera, concluyó que la situación de riesgo de un menor

se actualizará cuando no se adopte aquella medida que le resulte

más beneficiosa y no sólo cuando se evite una situación

perjudicial (Tesis CVIII/2014, Décima Época, Registro 2005919,

consultable en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,

libro 4, marzo de 2014, tomo I, Materia Constitucional, página 538,

de rubro “DERECHOS DE LOS NIÑOS. BASTA CON QUE SE

COLOQUEN EN UNA SITUACIÓN DE RIESGO PARA QUE SE

VEAN AFECTADOS”).

En cuanto a la participación de los menores en los

procedimientos jurisdiccionales, se sostuvo que se trata de un

derecho procedimental de carácter “especial” –implícito en el

artículo 4° constitucional–, cuya especialidad deriva de su relación

con el principio de igualdad y con el interés superior del menor.

Además, dicho derecho persigue otorgar a los menores una

protección adicional para permitir que su actuación dentro de los

procedimientos jurisdiccionales en los que se debatan sus

intereses y derechos, transcurra sin las desventajas inherentes a

su condición especial de desarrollo e inmadurez que caracteriza

esta etapa de su vida (Tesis LXXVIII/2013, Décima Época,


D.P. 163/2016.
97

registro 2003023, Primera Sala, consultable en el Semanario

Judicial de la Federación y su Gaceta, libro XVIII, marzo de 2013,

tomo 1, Materia Constitucional, página: 886, de rubro:

“DERECHO DE LOS MENORES DE EDAD A PARTICIPAR EN

PROCEDIMIENTOS JURISDICCIONALES QUE AFECTEN SU

ESFERA JURÍDICA. REGULACIÓN, CONTENIDO Y

NATURALEZA JURÍDICA”).

La Primera Sala, en relación a la suplencia de la queja

deficiente, entre otros criterios, ha sostenido que la suplencia de

la queja permite al juzgador de alzada analizar todas las

decisiones que pudieren afectar el interés de la familia y en

particular los derechos e intereses del menor, aunque se lleguen a

modificar por esta vía cuestiones que no figuran en los agravios

de las partes, ofreciendo así una ventana procesal para garantizar

los intereses de los menores en un contexto en que las solas

pretensiones de las partes del juicio pueden no ser suficientes

para ello <Jurisprudencia 49/2007, Novena Época, registro

172533, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su

Gaceta, tomo XXV, mayo de 2007, Materia Civil, página 323, de

rubro: “DIVORCIO NECESARIO. EL TRIBUNAL DE ALZADA

PUEDE SUPLIR LA QUEJA E INCLUSO ANALIZAR

CUESTIONES DISTINTAS A LAS PLANTEADAS EN LOS

AGRAVIOS DE LAS PARTES SI ELLO RESULTA


D.P. 163/2016.

98

IMPRESCINDIBLE PARA PROTEGER DEBIDAMENTE EL

INTERÉS DE LA FAMILIA, Y EN PARTICULAR LOS

DERECHOS E INTERESES DE LOS MENORES

(INTERPRETACIÓN DE LOS ARTÍCULOS 1o. Y 949,

FRACCIÓN I DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES

DEL ESTADO DE TAMAULIPAS)”>.

También consideró que en los juicios en los cuales se

discuten los derechos de menores el juzgador está constreñido a

atender todas las circunstancias o hechos que se relacionen con

la niñez, ya sea que éstas formen parte de la litis o vayan

surgiendo durante el procedimiento (Tesis LXXI/2013, Décima

Época, registro 2003610, del Semanario Judicial de la Federación

y su Gaceta, libro XX, mayo de 2013, tomo 1, Materia

Constitucional, página: 541, de rubro: “INTERÉS SUPERIOR DEL

MENOR. SUS ALCANCES EN UN JUICIO DE

RECONOCIMIENTO DE PATERNIDAD”).

En cuanto al tema de materia probatoria, se sostuvo que

el juez cuenta con amplias facultades constitucionales para actuar

de oficio; por lo que el juez debe allegarse de todo material

probatorio que tenga a su alcance (Amparo directo en revisión

2539/2010, resuelto el veintiséis de enero de dos mil once);

además, se ha determinado que el juzgador tiene la obligación de


D.P. 163/2016.
99

ordenar el desahogo de las pruebas que sean necesarias para

resolver el asunto (Consideraciones de la contradicción de tesis

496/2012, fallada el seis de febrero de dos mil trece).

Siguiendo este orden de ideas, se estableció que los

jueces deben valorar todo el material probatorio que está

integrado en autos, aun cuando vaya más allá de la litis planteada

en la demanda (Tesis XVI/2011, Novena Época, registro 162797,

consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su

Gaceta, tomo XXXIII, febrero de 2011, Materia Civil, página: 616,

de rubro: “JUICIOS DE GUARDA Y CUSTODIA. DE ACUERDO

AL INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO DEBE VALORARSE LA

TOTALIDAD DEL MATERIAL PROBATORIO QUE OBRA EN

AUTOS”).

En todos los juicios, se ha establecido el deber del

Juzgador de recabar de oficio las pruebas necesarias para

preservar el interés superior del menor (Jurisprudencia 30/2013,

Décima Época, registro 2003069, visible en el Semanario Judicial

de la Federación y su Gaceta, libro XVIII, marzo de 2013, tomo 1,

Materia Constitucional, página: 401, de rubro: “INTERÉS

SUPERIOR DEL MENOR. PARA PRESERVARLO, EL

JUZGADOR ESTÁ FACULTADO PARA RECABAR Y


D.P. 163/2016.

100

DESAHOGAR DE OFICIO LAS PRUEBAS QUE CONSIDERE

NECESARIAS”).

La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la

Nación, en relación al tema de las o los menores víctimas de

delitos, al resolver el amparo directo en revisión 1072/2014, el

diecisiete de junio de dos mil quince, emitió sendos criterios

importantes en grado sumo, los cuales conviene sacar a colación.

Los criterios de referencia, se ven reflejados en las tesis

CCCLXXIX/2015, CCCLXXXII/2015, CCCLXXX/2015,

CCCLXXXIX/2015, CCCLXXXVII/2015, CCCLXXXI/2015,

CCCXC/2015, CCCLXXXIV/2015, CCCLXXXVIII/2015,

CCCLXXXIII/2015, CCCLXXXVI/2015 y CCCLXXXV/2015, de la

Décima Época, consultables en la Gaceta del Semanario Judicial

de la Federación, libro 25, diciembre de 2015, Tomo I, Materia

Constitucional, páginas 256 y 261 a 269, respectivamente, que

señalan lo siguiente:

“INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR.


DIMENSIONES EN QUE SE PROYECTA LA
APLICACIÓN DE ESTE PRINCIPIO. De la
jurisprudencia 1a./J. 44/2014 (10a.), de esta
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, de título y subtítulo: "INTERÉS
SUPERIOR DEL MENOR. SU CONFIGURACIÓN
COMO CONCEPTO JURÍDICO
INDETERMINADO Y CRITERIOS PARA SU
APLICACIÓN A CASOS CONCRETOS." (1),
deriva que el interés superior del menor es un
D.P. 163/2016.
101

principio vinculante dentro de nuestro


ordenamiento jurídico, cuya aplicación se
proyecta en tres dimensiones: a) como derecho
sustantivo, en cuanto a que el interés referido sea
consideración primordial y se tenga en cuenta al
sopesar distintos intereses respecto a una
cuestión debatida; b) como principio jurídico
interpretativo fundamental, en el sentido de que si
una norma jurídica admite más de una
interpretación, se elegirá la que satisfaga de
forma más efectiva sus derechos y libertades, a la
luz del interés superior del menor; y, c) como
norma de procedimiento, conforme a la cual,
siempre que se tome una decisión que afecte los
intereses de uno o más menores de edad, deberá
incluirse en el proceso de decisión, una
estimación de las posibles repercusiones en ellos.
Asimismo, la justificación de la medida adoptada
deberá dejar patente que se consideró el interés
superior del menor en el análisis de las diversas
alternativas posibles”.

“MENOR DE EDAD VÍCTIMA DEL DELITO. EL


DEBER DE PROTECCIÓN DE LOS
JUZGADORES IMPLICA SALVAGUARDARLO
DE TODO TIPO DE REVICTIMIZACIÓN Y
DISCRIMINACIÓN. La victimización secundaria o
revictimización es el conjunto de consecuencias
psicológicas, sociales, jurídicas y económicas de
carácter negativo que derivan de la experiencia
de la víctima en su contacto con el sistema de
procuración de justicia, y suponen un choque
entre las legítimas expectativas de la víctima y la
inadecuada atención institucional recibida. Ahora
bien, en el caso de las víctimas menores de edad,
la revictimización implica una amenaza contra su
seguridad y conlleva consecuencias negativas en
su persona a largo plazo, como la presencia de
sentimientos nocivos (miedo, autocompasión y/o
culpabilidad), sensación de impotencia personal
e, incluso, efectos traumáticos que le impidan
lograr un sano y pleno desarrollo a lo largo de su
vida, lo cual es más evidente en los casos de
quienes fueron víctimas de una agresión sexual o
malos tratos y no recibieron la atención
adecuada. Así, la debida protección de sus
D.P. 163/2016.

102

intereses y derechos exige que todas las


autoridades -en el área de sus competencias-
identifiquen, diseñen y empleen las acciones que
más los beneficien, para disminuir los efectos
negativos de los actos criminales sobre su
persona y asistirlos en todos los aspectos de su
reintegración en la comunidad, en su hogar o en
su lugar de esparcimiento. De ahí que en el
ámbito de la función jurisdiccional, los juzgadores
deben guiarse por el criterio de más beneficio al
menor para atender sus necesidades en el
contexto y la naturaleza del acto criminal sufrido;
es decir, el deber de protección de los juzgadores
implica salvaguardarlo de todo tipo de
revictimización y discriminación y,
consecuentemente, garantizarle el acceso a un
proceso de justicia sin discriminación alguna
basada en la raza, color, sexo, idioma, religión o
cualquier otra condición personal, de sus padres
o tutores; así, las únicas distinciones de trato
admitidas, serán aquellas que se funden en el
propio interés del menor y deriven de sus
necesidades concretas”.

“MENOR DE EDAD VÍCTIMA DEL DELITO. EN


VIRTUD DE SU SITUACIÓN ESPECIAL DE
DESARROLLO E INMADUREZ FÍSICA Y
PSICOLÓGICA, DEBE DIFERENCIARSE SU
TRATAMIENTO DENTRO DEL APARATO DE
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA. La condición
de vulnerabilidad de la víctima del delito se
presenta cuando existe una limitación importante
para evitar o mitigar los daños y perjuicios
derivados de una agresión delictiva, provocando
una nueva ‘victimización’ en la persona; dicha
condición puede derivar de diversas causas,
como la edad, el género, la discapacidad, la
preferencia u orientación sexual, o bien, la
condición económica, social o cultural, entre
muchas otras. Ahora bien, debe enfatizarse que
la condición de vulnerabilidad de la víctima en el
caso de los menores de edad es evidente, en
virtud de su situación especial de desarrollo e
inmadurez física y psicológica; de ahí que es
necesario diferenciar el tratamiento de un menor
dentro del aparato de administración de justicia,
D.P. 163/2016.
103

pues de no hacerlo, se corre el riesgo de


desconocer la realidad y omitir la adopción de
medidas especiales para su protección, con grave
perjuicio a su persona. Así, las medidas referidas
deben dirigirse a la consecución de dos objetivos:
por un lado, disminuir los efectos directos e
indirectos de la experiencia traumática vivida y,
por el otro, lograr el desarrollo sano y armónico
de su personalidad a futuro”.

“MENOR DE EDAD VÍCTIMA DEL DELITO.


MEDIDAS QUE DEBE CONSIDERAR EL
JUZGADOR PARA FACILITAR SU
TESTIMONIO. Los juzgadores deben procurar
que la interacción de los menores de edad
víctimas del delito con los procesos de justicia se
reduzca a los casos estrictamente necesarios.
Así, tomando en cuenta que los menores de edad
carecen de mecanismos efectivos para controlar
sus emociones, aunado a las limitantes naturales
de su expresión verbal -el niño utiliza en mayor
medida la expresión no verbal-, los juzgadores
deben considerar la posibilidad de permitir la
utilización de medios de ayuda para facilitar el
testimonio del niño y reducir el riesgo potencial de
que éste se sienta intimidado, así como ejercer
supervisión y adoptar las medidas necesarias
para garantizar que sea interrogado con tacto y
sensibilidad. En ese sentido, los gestos,
manierismos o incluso el uso de materiales para
expresar una situación (muñecos, plastilina y
dibujos, por mencionar algunos) deben ser
considerados en tanto son formas adicionales de
comunicación del niño, para lo cual, deben
participar personas capacitadas en el trato con
menores de edad que logren establecer con
mayor facilidad una comunicación efectiva con el
infante”.

“MENOR DE EDAD VÍCTIMA DEL DELITO.


OBLIGACIONES DEL JUZGADOR PARA
GARANTIZAR SUS DERECHOS. En la práctica
judicial en materia penal, cuando un menor
interviene como víctima del delito, el interés
superior del niño encauza al juzgador a tomar las
medidas necesarias para garantizar y proteger su
D.P. 163/2016.

104

desarrollo, así como el ejercicio pleno de los


derechos que le son inherentes. Así, el juzgador
está obligado, con la finalidad de garantizar los
derechos del menor de edad, a lo siguiente: a)
desde el momento en que tenga conocimiento del
asunto deberá informarle sobre los derechos que
le asisten en su calidad de víctima, explicándole
los riesgos y consecuencias del proceso; b)
valorará cualquier riesgo para su integridad física
o emocional, para lo cual, puede ordenar la
intervención de los especialistas que considere
necesarios, así como proveer las medidas
necesarias en caso de que el menor se encuentre
en riesgo; c) deberá prever que las medidas
cautelares (provisionales o definitivas) se dicten a
la luz del principio de la menor separación
respecto de su familia; y, d) dictará, incluso
oficiosamente, todas las medidas necesarias para
esclarecer los hechos que motivan el proceso,
como serían las relativas a corroborar elementos
contextuales que permitan la precisión de tiempo
y lugar en suplencia de la incapacidad del niño
para expresar dichos conceptos de forma
abstracta y convencional. Además, en todos los
casos, cuando el juzgador tenga noticia de
afectaciones a los derechos del niño -aun cuando
no fueran ocasionados por el hecho delictivo-
deberá dar aviso a la autoridad correspondiente,
con la finalidad de que cese la afectación, se
proporcione el tratamiento necesario y, si fuera el
caso, se sancione al o a los responsables.
Asimismo, el juzgador decidirá discrecionalmente
sobre las medidas que deban tomarse, siempre
considerando el interés superior del menor”.

“MENOR DE EDAD VÍCTIMA DEL DELITO.


RECONOCIMIENTO DE SU DIGNIDAD
HUMANA DENTRO DEL PROCESO PENAL. A
partir del reconocimiento de las víctimas como
partes en el proceso penal y de la especial
protección que se demanda de todas las
autoridades en favor de los menores, deriva que
en los procesos de justicia penal en los que
participen, debe enfatizarse el esfuerzo por
reconocer, entre otras cuestiones, su dignidad
humana, el cual conlleva el deber de respetar y
D.P. 163/2016.
105

considerar al menor víctima como una persona


con necesidades, deseos e intereses propios, de
no ser humillado o degradado y, paralelamente,
de alejarse de la concepción que se tiene de él
como un simple receptor pasivo de protección y
cuidado, o bien, como un medio para determinar
la responsabilidad del inculpado en el proceso
penal. Así, para respetar la dignidad del menor en
el orden penal, debe brindársele una asistencia
eficaz que incluya un tratamiento profesional con
sensibilidad y tacto a lo largo del proceso de
justicia, que considere sus necesidades
inmediatas y la evolución de sus facultades (en
función del sexo, impedimentos físicos y nivel de
madurez) y, además, debe tratársele con pleno
respeto a su intimidad e integridad física, mental y
moral”.

“MENOR DE EDAD VÍCTIMA DEL DELITO.


REPARACIÓN DEL DAÑO EN SU FAVOR. Una
de las obligaciones reforzadas frente a los
menores víctimas del delito implica la actuación
oficiosa del juzgador para dictar todas las
diligencias necesarias para la determinación de la
cuantificación y cualificación del daño, así como
su reparación, para lo cual debe considerarse la
esfera íntegra de los derechos de la infancia y no
sólo la afectación material directa, aunado a que
dicha afectación integral debe ser valorada a la
luz de su desarrollo previsible a futuro. De ahí
que la reparación del daño deberá incluir, como
mínimo: i) los costos del tratamiento médico, la
terapia y la rehabilitación física y ocupacional; ii)
los costos de los servicios jurídicos; iii) los costos
de transporte (incluido el retorno a su lugar de
origen), alimentación y vivienda; iv) los ingresos
perdidos por las personas encargadas de su
cuidado; v) el resarcimiento de los perjuicios
ocasionados; vi) la indemnización por daño moral;
vii) el resarcimiento derivado de cualquier otra
pérdida sufrida por la víctima generada por la
comisión del delito; y, viii) los gastos permanentes
a consecuencia del delito”.

“MENOR DE EDAD VÍCTIMA DEL DELITO. SU


PARTICIPACIÓN EN EL PROCESO PENAL
D.P. 163/2016.

106

DEBE SER PROGRESIVA Y ATENDIENDO A


SU NIVEL DE AUTONOMÍA. El derecho de los
menores a expresar sus opiniones y a participar
en el procedimiento debe procurarse en los
asuntos de naturaleza penal. Para ello, los
juzgadores deben prestar especial atención en: a)
lograr un equilibrio entre el derecho a ser
protegido y el derecho a expresar opiniones y
participar en el proceso; y, b) conseguir que su
participación sea acorde con la evolución de sus
facultades, es decir, conforme a su edad,
madurez personal y discernimiento. Al igual que
ocurre con otros derechos, los menores de edad
ejercen su derecho a la participación de forma
progresiva en la medida que van desarrollando un
mayor nivel de autonomía. Tal característica,
conlleva a que el nivel de participación de los
menores no dependa de una edad que pueda
determinarse como regla fija, ni aplicarse en
forma generalizada a todos los menores de edad.
El juzgador debe procurar el mayor acceso del
menor al examen de su propio caso pero, al
mismo tiempo, evitar que su participación
incremente los efectos negativos del evento
delictivo en su persona o, incluso, se convierta en
una forma de revictimización. De manera que
cada caso requiere una evaluación minuciosa de
la situación del niño y del contexto en que sufrió
la criminalización para lograr decidir qué
intervención redundará en su mejor interés. De
acuerdo con las directrices sobre la justicia en
asuntos concernientes a los niños víctimas y
testigos de delitos, emitidas por la Asamblea
General de las Naciones Unidas, el derecho del
menor víctima a participar dentro del proceso
penal no se limita a ofrecer una declaración
formal de hechos, sino que implica brindarle la
oportunidad de que sus sentimientos y opiniones
respecto al proceso de justicia sean escuchados
y tomados en cuenta por el juzgador, en función
de su madurez, edad y capacidad de
discernimiento. Independientemente del nivel y
forma de participación del menor, el juzgador
deberá hacer todo lo posible por conocer sus
preocupaciones y opiniones, en particular en
relación con los siguientes temas: a) sus
D.P. 163/2016.
107

sentimientos alrededor del hecho delictivo; b) su


seguridad respecto del acusado y las medidas
tomadas en relación con éste y que puedan
afectar la seguridad del menor; c) la manera en
que prefiere prestar testimonio; y, d) sus
sentimientos acerca de las conclusiones del
proceso”.

“MENOR DE EDAD VÍCTIMA DEL DELITO.


VALORACIÓN DE SU TESTIMONIO EN LOS
PROCEDIMIENTOS JUDICIALES. En la práctica
judicial en materia penal, cuando un menor
interviene como víctima del delito, su interés
superior encauza al juzgador a tomar las medidas
necesarias para garantizar y proteger su
desarrollo, así como el ejercicio pleno de los
derechos que le son inherentes, por lo que el
juez, al valorar el testimonio de un menor víctima
del delito, deberá tomar en cuenta que los
infantes tienen un lenguaje diferente, por lo que la
toma de declaraciones debe realizarse con apoyo
de personal especializado, sin que ello implique
una limitación en la posibilidad de cuestionar o
comunicarse con el niño, pues sólo se trata de
modular la forma en que se desarrolle dicha
comunicación por medio de una persona
especializada en el lenguaje infantil. Así, el
testimonio de un infante debe analizarse tomando
en cuenta su minoría de edad, pues de no ser así
se corre el riesgo de una valoración inadecuada;
esto es, debe considerarse su desarrollo cognitivo
y emocional, pues un niño narra un evento vivido
de forma desordenada e interrumpida a partir de
los recuerdos que le son relevantes e influenciado
por la presencia de emociones, y si la declaración
es analizada por personal no especializado, es
posible que bajo el argumento de aparentes
contradicciones se le reste credibilidad. En ese
sentido, debe procurarse reducir el número de
entrevistas, declaraciones y audiencias en las
que deba participar el menor, y evitar que éstas
sean demasiado prolongadas, pues los
procedimientos suelen ser periodos angustiantes
para los menores que repercuten negativamente
en sus sentimientos. Por otra parte, debe evitarse
el contacto innecesario con el presunto autor del
D.P. 163/2016.

108

delito, su defensa y otras personas que no tengan


relación directa con el proceso, para así proteger
la identidad del niño, lo cual es un deber
establecido por el artículo 20, apartado C,
fracción V, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, como excepción al
principio de publicidad, pues su actuación en
presencia de actores ajenos o incluso de su
agresor, le genera una situación atemorizante y
estresante, mucho mayor a la que siente un
adulto. Asimismo, en virtud de que la
revictimización social y la vulnerabilidad
emocional y cognitiva del niño, generan un
impacto real y significativo en su desarrollo,
deben utilizarse medios de ayuda para facilitar su
testimonio, así como garantizar que sea
interrogado con tacto y sensibilidad, mediante la
supervisión y la adopción de las medidas
necesarias”.

“MENORES DE EDAD VÍCTIMAS DEL DELITO.


ASPECTOS EN QUE SE DESARROLLA SU
DERECHO A SER INFORMADOS EN EL
PROCESO PENAL. Conforme al artículo 12 de la
Convención sobre los Derechos del Niño, el
derecho de los menores de edad víctimas del
delito, a ser informados del proceso, se desarrolla
en dos aspectos: el primero es más general y
consiste en la información -desde el momento en
que se comunica el delito y con independencia de
su participación en el proceso- sobre la asistencia
jurídica, médica y psicológica a que tienen
derecho, los riesgos, las ventajas y los posibles
resultados de iniciar un procedimiento penal, así
como el papel que pueden desempeñar dentro de
éste; mientras que, el segundo, es más específico
y se refiere a la información sobre la evolución de
la causa penal concreta que concierne al menor
víctima, el cual implica, entre otros, el deber de
los juzgadores y, en general, de todas las
autoridades involucradas en el proceso, de
informar al menor y a sus familiares -de forma
oportuna y comprensible- sobre la evolución de la
causa, lo que se espera del menor en sus
declaraciones o entrevistas, las decisiones
adoptadas y la situación del acusado”.
D.P. 163/2016.
109

“MENORES DE EDAD VÍCTIMAS DEL DELITO.


MEDIDAS QUE ES NECESARIO
IMPLEMENTAR PARA GARANTIZAR Y
PROTEGER SU DESARROLLO, CUANDO
ESTÉN EN CONTACTO CON LOS PROCESOS
DE JUSTICIA. Con el fin de evitar mayor
sufrimiento al niño que ha sido víctima de un
delito, las entrevistas, exámenes y demás tipos
de investigaciones a que sean sometidos deben
ser realizados por profesionales capacitados que
procedan de manera sensible, respetuosa y
concienzuda. Así, existe una obligación especial
frente a la niñez, de manera que en el caso de los
menores víctimas de un delito, deben
implementarse las siguientes medidas cuando
estén en contacto con los procesos de justicia: 1)
los niños deberán contar con ayuda profesional
de manera continua hasta que ya no se requiera
más; 2) deben utilizarse procedimientos
adaptados a los niños, incluidas salas de
entrevistas destinadas a ellos; salas de audiencia
modificadas teniendo en cuenta recesos durante
el testimonio de un niño; audiencias programadas
a horas apropiadas para su edad y madurez; 3)
un sistema de comunicación que garantice que el
menor asista al tribunal solamente cuando sea
necesario, al igual que otras medidas que faciliten
el testimonio del niño y, en general, aseguren sus
derechos a recibir asesoría jurídica, atención
médica y psicológica; a que se le repare el daño y
se resguarden su identidad y otros datos
personales”.

“MENORES VÍCTIMAS DEL DELITO.


DIRECTRICES EN LA PRÁCTICA JUDICIAL
PENAL, ATENDIENDO A SU INTERÉS
SUPERIOR. Es deber del juzgador penal orientar
su actividad decisoria, procurando cumplir los
objetivos del enjuiciamiento penal, con absoluto
respeto no sólo de los derechos del imputado,
sino también del infante como víctima del delito.
En este sentido, la particular situación y
condiciones no sólo biológicas sino también
psicológicas del menor, así como el entorno y las
circunstancias específicas del caso, exigirán la
D.P. 163/2016.

110

toma de medidas encaminadas a garantizar el


pleno respeto de sus derechos con acciones
concretas para hacer cesar o disminuir los
efectos de la experiencia traumática, brindar al
menor la atención médica y/o psicológica
necesaria para superar esos eventos, evitar
colocarlo en situaciones de riesgo, como sería
una victimización secundaria, así como dar aviso
a la autoridad investigadora cuando tenga
conocimiento sobre la posible comisión de un
delito distinto al que motive la causa penal o la
participación de otra u otras personas en la
comisión del que se investiga. De acuerdo con las
Directrices sobre la Justicia en Asuntos
Concernientes a los Niños Víctimas y Testigos de
Delitos, emitidas por la Asamblea General de las
Naciones Unidas, dentro de los procedimientos
judiciales en que intervengan menores como
víctimas, deberán aplicarse las medidas
suficientes con el fin de: a) reducir el número de
entrevistas, declaraciones y audiencias; b) evitar
el contacto innecesario con el presunto autor del
delito, su defensa y otras personas que no tengan
relación directa con el proceso; c) utilizar medios
de ayuda para facilitar el testimonio del niño,
como lo son los gestos, manierismos o materiales
para expresar una situación (v. gr. muñecos,
plastilina o dibujos), así como ejercer supervisión
y adoptar las medidas necesarias para garantizar
que los niños víctimas sean interrogados con
tacto y sensibilidad, para lo cual deben participar
personas capacitadas en el trato de menores de
edad que logren establecer con mayor facilidad
una comunicación efectiva con el infante”.

Como se puede apreciar de lo relatado, la Suprema

Corte de Justicia de la Nación, ha sustentado diversos criterios

tendentes a hacer efectivos los derechos que les corresponden a

los menores de edad cuando están relacionados con los

procedimientos o juicios de diversa índole, tomando en cuenta el

grado de vulnerabilidad en la que se encuentran y el principio de


D.P. 163/2016.
111

interés superior del menor; por lo que para tal efecto estableció

sendos estándares a los que están sujetas todas las autoridades y

personas al momento de ejercer las facultades que les han sido

conferidas.

Este Tribunal Colegiado de Circuito, con fundamento en

los artículos 1º, 4º y 18 de la Constitución Política de los Estados

Unidos Mexicanos y tomando como base la línea jurisprudencial

sustentada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en

torno al tema del principio de interés superior de los menores,

considera que en el caso de que en un procedimiento

substanciado dentro del sistema de justicia para adolescentes,

tanto el sujeto activo como el pasivo del delito sean menores de

edad, todas las autoridades, servidores públicos que intervienen

en la procuración y administración de justicia e instituciones, así

como los particulares que actúan en su auxilio, deben respetar y

proteger los derechos que a cada uno de ellos les asiste, así

como observar los estándares contenidos en los criterios que son

emitidos por los órganos de control constitucional.

El espectro normativo-interpretativo protector de los

menores de edad no se agota atendiendo a los derechos de sólo

alguno de ellos, ya sea a los del sujeto activo, o bien, a los del

sujeto pasivo, sino que al converger los de ambos en un


D.P. 163/2016.

112

procedimiento de dicha índole y en caso de conflicto, analizando

caso por caso, se deben ponderar cuidadosamente los intereses

de cada uno, con la finalidad de encontrar una determinación

adecuada, de conformidad con el párrafo 39, de la Observación

General No. 14 (2013), sobre el derecho del niño a que su interés

superior sea una consideración primordial (artículo 3, párrafo 1),

aprobada por el Comité de los Derechos del Niño en su

Sexagésimo Segundo período de sesiones, de la Organización de

las Naciones Unidas.

La Observación General No. 14 (2013), sobre el derecho

del niño a que su interés superior sea una consideración

primordial (artículo 3, párrafo 1), aprobada por el Comité de los

Derechos del Niño en su Sexagésimo Segundo período de

sesiones, de la Organización de las Naciones Unidas, en su

párrafo 39, prevé lo siguiente:

“39. Sin embargo, puesto que el artículo 3,


párrafo 1, abarca una amplia variedad de
situaciones, el Comité reconoce la necesidad de
cierto grado de flexibilidad en su aplicación. El
interés superior del niño, una vez evaluado y
determinado, puede entrar en conflicto con otros
intereses o derechos (por ejemplo, los de otros
niños, el público o los padres). Los posibles
conflictos entre el interés superior de un niño,
desde un punto de vista individual, y los de un
D.P. 163/2016.
113

grupo de niños o de los niños en general tienen


que resolverse caso por caso, sopesando
cuidadosamente los intereses de todas las partes
y encontrando un compromiso adecuado. Lo
mismo debe hacerse si entran en conflicto con el
interés superior del niño los derechos de otras
personas. Si no es posible armonizarlos, las
autoridades y los responsables de la toma de
decisiones habrán de analizar y sopesar los
derechos de todos los interesados, teniendo en
cuenta que el derecho del niño a que su interés
superior sea una consideración primordial significa
que los intereses del niño tienen máxima prioridad y
no son una de tantas consideraciones. Por tanto, se
debe conceder más importancia a lo que sea mejor
para el niño…”.

Establecido lo anterior, se procede al estudio de los

conceptos de violación expuestos por el quejoso.

SEXTO. El quejoso, en su primer concepto de violación,

manifiesta que no se acreditaron los delitos de violación cometido

a menor de doce años agravado y el de abuso sexual cometido a

menor de doce años agravado, y por lo tanto, su plena

responsabilidad en los mismos, por lo que se vulneran sus

derechos humanos de debido proceso, libertad personal y

presunción de inocencia, así como las garantías de

fundamentación y adecuada motivación, legalidad y seguridad


D.P. 163/2016.

114

jurídica consagradas en los artículos 14, párrafo tercero, 16, 17,

18 y 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos

Mexicanos.

Esgrime, que la autoridad responsable tiene por

acreditados los delitos de mérito, únicamente con la declaración

de la ofendida a la que considera no puede asignársele la calidad

de preponderante, lo que en su concepto constituye un testigo

singular, por lo que las restantes testimoniales que derivan de ella

provienen de testigos de oídas o referenciales (padre de la menor

y policías remitentes), lo que vulnera las formalidades esenciales

del procedimiento.

Sigue afirmando, que no se le dio oportunidad de

controvertir la declaración de la víctima bajo la argumentación que

de hacerlo se revictimizaría a la menor ofendida.

Asimismo, una vez que hace referencia a diversos

principios, señala que la declaración de la menor ofendida debe

analizarse como la de un testigo singular.

El quejoso hace referencia a los dictámenes periciales y

en forma destacada señala que debido a las diversas


D.P. 163/2016.
115

inconsistencias, el juez de origen debió ordenar el desahogo de

un tercer peritaje.

El quejoso, en su segundo concepto de violación,

cuestiona la pena que le fue impuesta (medida de internamiento),

aseverando que no era exactamente aplicable al delito de que se

trata, lo que vulnera los mismos preceptos constitucionales

señalados con antelación.

Lo aducido por el quejoso en términos de lo relatado, es

sustancialmente fundado por diversas razones, las que se

expondrán a continuación.

I. Declaración de la menor pasivo del delito.

De una visión retrospectiva para ubicarnos en la etapa

procedimental de audiencia principal de treinta de septiembre de

dos mil catorce (fojas 292 a 298 de la partida 16/2014), entre otras

cosas se aprecia que a través de medios electrónicos amplió su

declaración la menor pasivo del delito, la cual únicamente estuvo

asistida de su progenitor (lo mismo aconteció cuando rindió su

declaración ministerial como se advierte a fojas 21 a 23 del mismo

expediente).
D.P. 163/2016.

116

En la mencionada audiencia principal, se asentó que: “…

al darle a conocer sus deposados ministeriales la menor de edad

dijo que los ratifica, siendo todo lo que desea manifestar, sin tener

odio o rencor en contra del adolescente ni interés en la causa…”;

posteriormente, dio contestación a las preguntas que le

formularon tanto la representación social como la defensa pública,

las cuales no estaban relacionadas con los hechos que se le

imputaron al quejoso (representación social: cómo te llamas,

cuántos años tienes, a qué escuela vas, cuántos años tiene tu

hermanito, con quién vives, y sabes dónde vive tu tío…; defensa

pública: a la escuela quién te lleva, cuando sales quién te lleva,

cuando regresas qué haces en tu casa, y cuando ves las

caricaturas quién está con ustedes dos).

Lo anterior, permite afirmar que se vulneraron las

formalidades esenciales del procedimiento previstas en el artículo

14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,

en desdoro del derecho de defensa del quejoso, en razón de que

en la audiencia de mérito, no tuvo oportunidad de controvertir la

declaración de la menor pasivo del delito.

En efecto, si bien la ampliación se llevó a cabo por

medios electrónicos, lo cierto es que la jueza del conocimiento, de

oficio, no ordenó o tomó las medidas necesarias para que


D.P. 163/2016.
117

participaran personas capacitadas en el trato de menores de edad

con el objetivo de establecer con mayor facilidad una

comunicación efectiva, para efectos de garantizar el pleno respeto

de los derechos de los menores, lo que generó que la diligencia

se desahogara de tal forma que no cumpliera con los estándares

mínimos que para tal efecto se requieren.

Lo que transcendió, en primer lugar, al derecho de

defensa del quejoso, puesto que no pudo, a través de su

defensor, controvertir la declaración de la menor pasivo del delito,

puesto que principalmente ésta no estuvo asistida por una

persona capacitada para tal efecto, sino de su progenitor.

Como se expuso en su oportunidad, dentro de los

procedimientos judiciales, se deben adoptar, entre otras medidas,

el utilizar medios de ayuda para facilitar el testimonio del niño o la

niña, como lo son los gestos, manierismos o materiales para

expresar una situación (v. gr. muñecos, plastilina o dibujos), así

como ejercer supervisión y adoptar las medidas necesarias para

garantizar que los niños víctimas sean interrogados con tacto y

sensibilidad, para lo cual deben participar personas capacitadas

en el trato de menores de edad que logren establecer con mayor

facilidad una comunicación efectiva con el infante.


D.P. 163/2016.

118

Asimismo, en perjuicio de la propia menor de edad,

puesto que se pasaron por alto las medidas que es necesario

implementar para proteger su desarrollo, siendo las siguientes:

1) Contar con ayuda profesional de manera continua

hasta que ya no se requiera más.

2) Utilizarse procedimientos adaptados a los niños,

incluidas salas de entrevistas destinadas a ellos; salas de

audiencia modificadas teniendo en cuenta recesos durante el

testimonio de un niño; audiencias programadas a horas

apropiadas para su edad y madurez.

3) Un sistema de comunicación que garantice que la

menor asista al tribunal solamente cuando sea necesario, al igual

que otras medidas que faciliten el testimonio de la niña.

Lo que sin lugar a dudas trascendió en las sentencias de

primera y segunda instancia, en razón de que los órganos

jurisdiccionales al valorar el testimonio de la menor, no pudieron

tomar en cuenta que los infantes tienen un lenguaje diferente, por

lo que la toma de su declaración debió realizarse con apoyo de

personal especializado, lo que implicó una limitación en la

posibilidad de cuestionar o comunicarse con la niña, pues de lo


D.P. 163/2016.
119

que se trataba era modular la forma en que se desarrollara dicha

comunicación por medio de una persona especializada en el

lenguaje infantil.

Como lo sostuvo la Primera Sala de la Suprema Corte de

Justicia de la Nación, el testimonio de un infante debe analizarse

tomando en cuenta su minoría de edad, pues de no ser así se

corre el riesgo de una valoración inadecuada; esto es, debe

considerarse su desarrollo cognitivo y emocional, pues un niño

narra un evento vivido de forma desordenada e interrumpida a

partir de los recuerdos que le son relevantes e influenciado por la

presencia de emociones, y si la declaración es analizada por

personal no especializado, es posible que bajo el argumento de

aparentes contradicciones se le reste credibilidad.

Asimismo, que debe procurarse reducir el número de

entrevistas, declaraciones y audiencias en las que deba participar

el menor, y evitar que éstas sean demasiado prolongadas, pues

los procedimientos suelen ser periodos angustiantes para los

menores que repercuten negativamente en sus sentimientos. Por

otra parte, debe evitarse el contacto innecesario con el presunto

autor del delito, su defensa y otras personas que no tengan

relación directa con el proceso, para así proteger la identidad del

niño, lo cual es un deber establecido por el artículo 20, apartado


D.P. 163/2016.

120

C, fracción V, de la Constitución Política de los Estados Unidos

Mexicanos, como excepción al principio de publicidad, pues su

actuación en presencia de actores ajenos o incluso de su agresor,

le genera una situación atemorizante y estresante, mucho mayor

a la que siente un adulto. Asimismo, en virtud de que la

revictimización social y la vulnerabilidad emocional y cognitiva del

niño, generan un impacto real y significativo en su desarrollo,

deben utilizarse medios de ayuda para facilitar su testimonio, así

como garantizar que sea interrogado con tacto y sensibilidad,

mediante la supervisión y la adopción de las medidas necesarias.

II. Dictámenes periciales.

Estrechamente relacionado con lo anterior, es lo relativo

a los dictámenes periciales, ya que si en el caso se hubieran

tomado las medidas correspondientes para proteger los derechos

de los menores de acuerdo a lo narrado, la juez del conocimiento,

de oficio, estaba en condiciones jurídicas de ordenar que se

realizaran otros dictámenes de la misma naturaleza, y al contar

con ese elemento valioso de prueba, podía tener la plena certeza

de lo acontecido y resolver lo que en derecho procediera.


D.P. 163/2016.
121

No debe pasar inadvertido, que en todos los juicios,

incluyendo los del orden penal, se ha establecido el deber del

Juzgador de recabar de oficio las pruebas necesarias para

preservar el interés superior del menor.

El juzgador está obligado, con la finalidad de garantizar

los derechos del menor de edad, entre otras, a dictar, incluso

oficiosamente, todas las medidas necesarias para esclarecer los

hechos que motivan el proceso, como serían las relativas a

corroborar elementos contextuales que permitan la precisión de

tiempo y lugar en suplencia de la incapacidad de la niña para

expresar dichos conceptos de forma abstracta y convencional.

Lo anterior, constituye una violación a las leyes que rigen

el procedimiento que trasciende a la defensa del quejoso en

términos de la fracción XXII del artículo 173 de la Ley de Amparo.

III. Declaraciones de la menor pasivo del delito, del

progenitor de la menor y de los policías remitentes.

En cuanto a la ampliación de declaración de la menor

pasivo del delito ante el órgano jurisdiccional, como en el caso la

juez natural no tomó las medidas correspondientes en términos de

los párrafos precedentes, debe estarse a lo que resulte una vez


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122

que se haya ordenado la reposición del procedimiento,

independientemente de su destacada importancia para efectos

probatorios.

Lo que amerita un pronunciamiento por parte de este

Tribunal Colegiado de Circuito, es lo relativo a las declaraciones

del progenitor de la menor y de los policías remitentes, pues en

concepto del quejoso deben ser considerados testigos de oías o

referencia, que al no constarles los hechos, no debe otorgárseles

valor probatorio alguno.

Al respecto, debe señalarse que el quejoso en su escrito

de expresión de agravios relativos al recurso de apelación que

interpuso en contra de la sentencia emitida por la juez natural el

dos de diciembre de dos mil catorce, entre otros aspectos afirmó

que “… pues como se advierte al padre de la menor no le constan

los hechos materia de la presente causa…” (Foja 22 del toca de

apelación).

La Sala señalada como autoridad responsable, en la

sentencia reclamada, en lo que interesa consideró: “… padre y

representante legal de la menor ofendida…, a quien si bien es

cierto no le constan los hechos ilícitos a estudio, él funge como

representante de la menor ofendida y por tanto es el encargado


D.P. 163/2016.
123

de presentar la denuncia correspondiente ante el Ministerio

Público, además de que se enteró del ilícito de que fue objeto su

menor hija por voz de esta última, quien le narró de manera

detallada la mecánica de los hechos…”, más adelante señaló que:

“… y aun cuando ÁNGEL GERMAN no apreció de manera directa

o personalmente la comisión del delito de violación…, esa

circunstancia no es suficiente para restarle eficacia probatoria,

toda vez que la vinculación de su declaración con los hechos que

se estudian parte de la base de que aporta datos relevantes en

torno a la circunstancia de que la menor ofendida contó a dicho

declarante acerca de la agresión de que fue objeto, lo que es

relevante en la medida de que se encuentra probado en el

sumario que la menor pasivo narró a su padre el acto ilícito que el

adolescente… ejecutó en ella y en tal sentido su denuncia

satisface los requisitos que para su valoración exige la ley”.

Ahora bien, lo que se planteó en los agravios y que el

quejoso hace extensivo en sus conceptos de violación a los

policías remitentes, propiamente es “que a dichos testigos no les

constan los hechos”, por lo que son de referencia o de oídas, no

obstante se les otorgó valor probatorio.

El tema de referencia, debe ser analizado, en primer

lugar, por la jueza natural cuando una vez que se hayan


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124

desahogado las diligencias en los términos señalados con

antelación, emita la sentencia en primera instancia y,

posteriormente, de ser el caso, por la Sala señalada como

autoridad responsable, al resolver el recurso de apelación, ya que

amerita un pronunciamiento más preciso al que quedó relatado, lo

que se encuentra en el ámbito de sus facultades, de conformidad

con el artículo 415 del Código de Procedimientos Penales para la

Ciudad de México.

Es ilustrativa al respecto, la jurisprudencia J/12, que este

órgano jurisdiccional comparte, sustentada por el Primer Tribunal

Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito, Novena Época,

registro 186818, consultable en el Semanario Judicial de la

Federación y su Gaceta, tomo XV, junio de 2002, Materia Penal,

página: 437, que es del tenor siguiente:

“AGRAVIOS EN LA APELACIÓN, OMISIÓN


DEL ESTUDIO TOTAL DE LOS. IMPLICA
VIOLACIÓN DE GARANTÍAS. Es violatoria de
garantías la sentencia mediante la cual la
autoridad responsable no da contestación a los
agravios o a la totalidad de los mismos sometidos
a su consideración, dado que ello es contrario a
una técnica jurídica procesal adecuada, la que
obliga a exponer invariablemente los
razonamientos en que una autoridad apoya sus
determinaciones para declarar fundados o
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125

infundados los agravios que le son invocados, de


manera que la sentencia que no se apega a esto
desatiende el derecho de petición y la garantía de
audiencia tutelados por los artículos 8o. y 14
constitucionales”.

En las relacionadas consideraciones, lo que procede es

conceder el amparo y protección de la Justicia Federal, solicitado

por el quejoso, sin que ello implique dejarlo en libertad.

De conformidad con el artículo 74, fracción V, de la Ley

de Amparo, se procede a fijar los efectos de la concesión del

amparo, en los términos siguientes:

1. La Sala responsable debe dejar insubsistente la

sentencia reclamada.

2. En su lugar dicte una nueva, en la que:

a) Ordene reponer el procedimiento, lo que deberá

realizarse hasta la audiencia principal en la que se desahogaron

las pruebas.

b) Ordene que se lleve a cabo el desahogo de la prueba

consistente en la ampliación de declaración de la menor, así como

las que la jueza natural, de oficio, considere que se deban

desahogar.
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126

3. Asimismo, una vez hecho lo anterior, se debe

continuar con el procedimiento y, respetando el principio

denominado non reformatio in peius, se dicte la sentencia que en

derecho proceda.

En la inteligencia de que para todos los actos que se

lleven a cabo en cumplimiento a la presente ejecutoria, se debe

observar lo plasmando en el anterior y presente considerando en

estricto cumplimiento a los criterios sustentados por la Suprema

Corte de Justicia de la Nación.

Es importante destacar, que los efectos sobre los

que versa la concesión del amparo y protección de la Justicia

de la Unión, en asuntos como el que se trata, no implica que

se deje en libertad al quejoso.

Para el puntual cumplimiento de la protección

constitucional, sin demora, procédase a notificar a las partes la

ejecutoria, además, conforme a lo previsto por el ordinal 192,

primer párrafo, de la Ley de Amparo, a través de los medios

oficiales correspondientes; además dado que el cumplimiento que

se dé a esta ejecutora implica el análisis y valoración minuciosa

de las constancias que obran en autos, se ordena su

cumplimiento dentro del plazo de quince días que es el mismo

previsto por el dispositivo 425 del Código de Procedimientos


D.P. 163/2016.
127

Penales para esta ciudad para la resolución del recurso ordinario

de apelación; adicionalmente, de conformidad con los arábigos

193, primer párrafo, 238, 258 y 270 de la ley en cita, se apercibe a

los integrantes de la Sala responsable que en caso de no cumplir

con la ejecutoria protectora en el plazo fijado, se le impondrá una

multa de cien días de salario mínimo general vigente en el Distrito

Federal, sin soslayar que su conducta de incumplimiento

eventualmente sería constitutiva del delito previsto en el numeral

267, fracción I, de la misma legislación, amén de que “llegado el

caso se remitirán los autos a la Suprema Corte de Justicia de la

Nación con proyecto de separación de los titulares a la autoridad

responsable”.

Por lo expuesto y fundado, se

R E S U E L V E:

ÚNICO. La Justicia de la Unión ampara y protege a *,

contra el acto que reclama a la Primera Sala de Justicia para

Adolescentes del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de

México, precisado en el resultando primero y para los efectos

señalados en la parte final del último considerando de esta

ejecutoria.

Notifíquese; con testimonio de esta resolución,

devuélvanse los autos a la Ad quem, solicítese acuse de recibo;


D.P. 163/2016.

128

requiérase el cumplimiento de la ejecutoria conforme a lo

precisado en el último apartado considerativo, háganse las

anotaciones en el libro de gobierno y, en su oportunidad,

archívese.

En cumplimiento al Acuerdo General 29/2007 del Pleno

del Consejo de la Judicatura Federal, se ordena realizar la captura

de la presente resolución en el Sistema Integral de Seguimiento

de Expedientes; en su oportunidad, archívese el expediente como

asunto concluido. Se autoriza al Secretario de Acuerdos para

suscribir los oficios correspondientes.

Así lo resolvió el Tercer Tribunal Colegiado en Materia

Penal del Primer Circuito, por unanimidad de votos de los

magistrados Miguel Ángel Medécigo Rodríguez (presidente y

ponente), Ricardo Ojeda Bohórquez y Humberto Manuel Román

Franco, quienes firman asistidos del secretario de acuerdos Ernesto

Medina Gallardo.
El licenciado(a) Jaime Flores Cruz, hago constar y certifico que en términos de lo

previsto en los artículos 8, 13, 14, 18 y demás conducentes en lo relativo de la

Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública

Gubernamental, en esta versión pública se suprime la información considerada

legalmente como reservada o confidencial que encuadra en el ordenamiento

mencionado. Conste.

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