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PSIC.

GENOVEVA MUÑOZ ALVAREZ


MASTER EN EDUCACION Y TERAPIA FAMILIAR
TANATÓLOGA
ATENCIÓN PREVIA CITA
TEL. (044)921-13-6-98-92
FACEBOOK: Consultorio Psicológico (Psicóloga Genoveva)

ALIMENTANDO MI NIÑO INTERNO

Todo ser humano posee un niño interior. Desde que se es concebido en el vientre de la
madre se va constituyendo nuestra personalidad y este niño interno es parte de ella.
Nuestro niño está conformado por nuestros impulsos, anhelos, ilusiones, sueños,
esperanzas, deseos, antojos, fantasías y en caso de haber sido herido o lastimado, es en
él en donde residen los odios, rencores, dolores, heridas, frustraciones, humillaciones, y
demás.

Conforme se va creciendo, la mayoría de las personas interpreta que ser adulto significa
dejar a un lado a este pequeño interior y pierden la oportunidad de escucharlo, como
parte integral del ser humano es necesario para la vida, de modo que quien o quienes lo
ignoran, también ignoran una parte de sí mismos.

La misión de este chiquillo interior es mantener el equilibrio entre el yo adulto y el yo niño,


de manera que la vida evite ser algo serio, aburrido, con exigencia de perfección
constante, responsabilidad, comportamiento idóneo a cada segundo, ser juzgado o juzgar,
realizar siempre lo que se espera, actuar como se espera, planificar y ejecutar todo con
plena consciencia de los resultados que se obtendrán, entre otras características propias
de los maduros.

Esto no quiere decir que la vida debe ser un reventón, sino que ser niño es algo mágico,
los pequeños olvidan los dolores, rencores, viven al día la alegría que la vida les otorga,
no viven pensando en el pasado, en lo que ya pasó, en lo que vivieron ni en lo que vivirán,
dicen lo que sienten cuando lo sienten, piden lo que creen necesitar, actúan tal y como lo
desean sin preocuparse de lo que otros dirán, responden a las necesidades de su cuerpo
(frío, calor, salud, enfermedad, comodidad, hambre, sed, necesidades fisiológicas) sin
pasarlas por alto, se reconocen como lo más importante y como tal ven por sí mismos
constantemente, entre otras particularidades.

A pesar de que los primeros años de vida sean puros no se puede ser siempre niño, más
es importante recordar que existe uno dentro de ti, el cual requiere ser tomado en cuenta,
escuchado, amado, y de esa manera te amarás a ti mismo.

Para alimentar a tu niño interior puedes:

1. Traer al presente las ilusiones que tenías de pequeño y que por situaciones
ajenas a ti no pudiste lograr, o aquellos anhelos que no te fueron posibles
alcanzar por tu corta edad como tener aquél muñeco o juego que estaba de moda
y que tal vez no te pudieron comprar, ir a cierto lugar que para ti era muy especial,
tener una piñata de tu personaje favorito, ir al concierto de tu artista preferido,
jugar bajo la lluvia, brincar los charcos sin preocuparte porque se mojará la ropa o
porque tu madre o padre te sancionarán, dormir todo el día y ver películas, etc…

Una vez que recuerdes es necesario satisfacer la necesidad, recuerda que se


trata de alimentar a tu pequeño interno más no dejarte regir por él, realmente
debes atreverte a hacer el ridículo, a reírte de ti mismo, a dejar un poco las
formalidades y a aventurarte a sentirte niño una vez más. Si tu chiquillo interior
desea cosas que perjudican a terceras personas o a ti mismo, será imprescindible
que desistas de satisfacerlo y busques ayuda para resolver los conflictos que tu
pequeño manifiesta y así podrás crecer.

2. Acuérdate de lo que en algún momento de tu vida dejaste truncado por


situaciones adversas y que en realidad deseas como estudiar algo que te agrada,
salir a divertirte a ese lugar en especial; invitar a salir a un amigo (a), familiar o
persona que te interese en el plano amoroso; decir lo que evidentemente sientes
por ese alguien especial, llevar a tu esposo(a) a ese restaurante, comprarte algo
que has soñado mucho… ten presente también aquí que tu derecho termina
cuando inicia el del otro.

3. Escuchar a tu niño interior implica también hacerle caso de vez en cuando y


satisfacer sus necesidades, tu pequeño interno pide cosas en ocasiones tan
sencillas que eres tu mismo quien hace parecer tan difícil el tomarle en cuenta.
Por ejemplo, todas esas ocasiones que has sentido el deseo de abrazar a alguien
y te has privado de ello, has ignorado a tu niño interno; cuando has pasado por
alto tus sentimientos y has fingido alegría, sobriedad, tranquilidad o fortaleza, has
ignorado a tu niño interior; cuando has dicho repetidamente “sí” cuando has
deseado decir “no”, has ignorado a tu pequeño interno; cuando has dejado de
comprarte algo que deseas y olvidas lo importante de consentirte de vez en
cuando con aquello que te gusta, estas ignorando a este niño que llevas dentro,…

Cabe resaltar que tu niño interno es parte de ti mismo y no tomarle en cuenta es


desconocerte y desaprobarte a ti mismo. Recuerda amarte cada día ya que quien no se
ama a sí mismo ¿cómo puede amar a otros?.

Y si detectas que tu niño interior está muy lastimado, intenta ayudarlo a sanar; si es algo
que has intentado sin alcanzar los resultados que deseas, busca ayuda profesional, pues
ten presente que: “un ciego no puede guiar a otro ciego”.

¡Atrévete a ser feliz!.

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