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Todo ser humano posee un niño interior. Desde que se es concebido en el vientre de la
madre se va constituyendo nuestra personalidad y este niño interno es parte de ella.
Nuestro niño está conformado por nuestros impulsos, anhelos, ilusiones, sueños,
esperanzas, deseos, antojos, fantasías y en caso de haber sido herido o lastimado, es en
él en donde residen los odios, rencores, dolores, heridas, frustraciones, humillaciones, y
demás.
Conforme se va creciendo, la mayoría de las personas interpreta que ser adulto significa
dejar a un lado a este pequeño interior y pierden la oportunidad de escucharlo, como
parte integral del ser humano es necesario para la vida, de modo que quien o quienes lo
ignoran, también ignoran una parte de sí mismos.
Esto no quiere decir que la vida debe ser un reventón, sino que ser niño es algo mágico,
los pequeños olvidan los dolores, rencores, viven al día la alegría que la vida les otorga,
no viven pensando en el pasado, en lo que ya pasó, en lo que vivieron ni en lo que vivirán,
dicen lo que sienten cuando lo sienten, piden lo que creen necesitar, actúan tal y como lo
desean sin preocuparse de lo que otros dirán, responden a las necesidades de su cuerpo
(frío, calor, salud, enfermedad, comodidad, hambre, sed, necesidades fisiológicas) sin
pasarlas por alto, se reconocen como lo más importante y como tal ven por sí mismos
constantemente, entre otras particularidades.
A pesar de que los primeros años de vida sean puros no se puede ser siempre niño, más
es importante recordar que existe uno dentro de ti, el cual requiere ser tomado en cuenta,
escuchado, amado, y de esa manera te amarás a ti mismo.
1. Traer al presente las ilusiones que tenías de pequeño y que por situaciones
ajenas a ti no pudiste lograr, o aquellos anhelos que no te fueron posibles
alcanzar por tu corta edad como tener aquél muñeco o juego que estaba de moda
y que tal vez no te pudieron comprar, ir a cierto lugar que para ti era muy especial,
tener una piñata de tu personaje favorito, ir al concierto de tu artista preferido,
jugar bajo la lluvia, brincar los charcos sin preocuparte porque se mojará la ropa o
porque tu madre o padre te sancionarán, dormir todo el día y ver películas, etc…
Y si detectas que tu niño interior está muy lastimado, intenta ayudarlo a sanar; si es algo
que has intentado sin alcanzar los resultados que deseas, busca ayuda profesional, pues
ten presente que: “un ciego no puede guiar a otro ciego”.