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Esta semana comprenderemos la forma en que acompañamos al niño en su duelo. Es
un tiempo para experimentar también, el duelo propio del adulto que acompañará el
proceso del menor. Es una aventura para descubrir en el amor y la cercanía, la mejor
forma de atravesar el dolor por la muerte.
DIA 1. ENTENDIENDO EL DUELO
(Para la reflexión de la persona adulta que acompaña)

ALGUNAS REFLEXIONES NECESARIAS PARA ACOMPAÑAR EL DUELO EN


LOS NIÑOS

¿Cómo ayudar a los niños?1

La mejor forma de ayudar a un niño en duelo es ofrecer, en primer lugar, contención


y acompañamiento a las personas responsables del menor, porque ellas son en realidad
quienes posteriormente van a contener y acompañar al niño en su dolor.

Si los adultos encargados del niño en duelo no reciben ayuda personal, puede que
no proporcionen al niño las ayudas necesarias para la elaboración de su duelo, ya sea por
desconocimiento o bien por encontrarse abrumados por su propio malestar, quedando en
una situación de vulnerabilidad precisamente por la ineficacia o carencia de recursos
contenedores externos.

Sin embargo, lo más importante es que seamos conscientes de que la mejor forma
de ayudar a los niños es reconocer y buscar ayudas para nosotros mismos que nos permitan
expresar nuestro dolor, nuestra ira, nuestra angustia y todas aquellas emociones que, si no
son canalizadas previamente, pueden acabar siendo reprimidas o expresadas de manera
brusca o masiva, afectando y perturbando a nuestros hijos.

En lo relativo a los niños vamos a tener en cuenta varios aspectos clave, con el fin
de acompañarles adecuadamente en su duelo.

- Acoger sin juicios, prejuicios e imposición de ideas.

- La relación adulto – menor debe ser desde reconocernos como seres humanos que nos
duele y no sabemos que hacer, más que desde una actitud de superioridad, de creer
saberlo todo y resguardar los sentimientos del adulto bajo la idea errada de que se va
a afectar el menor si nos “ve sufrir”.

- Encontrar juntos el camino y la mejor solución según la situación familiar. Tomando en


cuenta el contexto, la cultura, las creencias, pero sobre todo según el tipo de muerte.
No es lo mismo, por ejemplo, que el familiar haya tenido una muerte violenta, que una
natural.

- Dentro de la misma familia, cada persona tiene su forma particular de llevar su duelo y
esto se da por las características propias que tiene cada ser humano. A pesar de ser
miembros de la misma familia, existe una diversidad a su interior. Hay personas

1
Diaz Seaone, P “Hablemos del Duelo”. Manual práctico para abordar la muerte con niños y
adolescentes. Fundación Mario Losantos del Campo. 2016

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calladas, resilientes, expresivas, etc. Hay quienes buscan ayuda para salir del
sufrimiento y hacer un duelo saludable. Hay quienes no desean recibirla. Todas y cada
una de estas características, están bien. Porque le pertenecen a cada quien.

- Si existen varios menores que están en duelo. Ser empáticos con cada proceso. No
comparar. No juzgar. No hacer de este camino una competencia a ver quién tiene la
mejor tarea. No se trata de hacer tareas escolares, sino de sentir profundamente el
dolor de la perdida y aprender juntos a llevarla de una manera fecunda.

- Contemplar al niño para comprender sus gestos, actitudes, acciones, palabras en


definitiva para entender su personalidad y proceso.

- Para la realización de las actividades de la guía semanal, no tomar el camino fácil de


decirle lo que debe hacer. Permitirle que exprese sus sentimientos tal y como están.

- Ser compasivos para soportar la frustración de no saber qué hacer y cómo ayudar, es
decir confiar en el proceso.

- Acoger con empatía lo que surge. Tanto el adulto como el niño hacen lo mejor que
pueden y saben según las circunstancias de cada duelo.

- Ser amables, cariñosos y cercanos con gestos y corporalidad. Estemos presentes con
la mirada, con los gestos del cuerpo, con la actitud, con la presencia.

- El mayor reto es saber lidiar con la incomprensión que sufren los niños. Por tanto, hay
que descubrir cómo brindar esa acogida cálida y amorosa. Cada quien tiene la forma
de hacerlo, la sabiduría interior reside en cada uno de los adultos que van de la mano
con los pequeños.

1. “NO ME DEJES SOLO, QUIERO ESTAR EN FAMILIA”: Ofrecer al menor compañía y


protección familiar

Lo primero que necesita un niño en duelo es estar acompañado por sus seres queridos.
Los niños viven y sienten la muerte de un ser querido, en mayor o menor intensidad, como
una forma de abandono, de ahí que sea absolutamente necesario acompañarles e incluirles
en los rituales y reuniones familiares que tengan lugar en torno a la muerte (visitas al
cementario, velorios, entierros, etc). Proporcionarles la compañía de seres queridos que
les den afecto y abrigo coloca a los menores en una situación de protección y de amor que
les ayuda a combatir sus estados de aflicción, abandono, desconcierto y dolor.

2. “PROCURA QUE MI DÍA A DÍA SIGA SIENDO EL MISMO”: Restablecer cuanto antes
su vida cotidiana

Es importante que el día a día de los niños pueda restablecerse y continuar de forma
estable lo antes posible tras la pérdida de un ser querido.

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Si se descuidan y dejan de tener lugar los horarios, las comidas, el colegio, los cuidados
que normalmente les dispensa un adulto y conforman su día a día, etc., esto puede suponer
nuevos duelos o pérdidas de tipo secundario. Estos cambios o carencias en sus rutinas
podrían afectar al menor, creándole un mayor estado de inseguridad e incertidumbre. Es
necesario restaurar lo antes posible su vida externa para favorecer el restablecimiento de
su vida interna, ahora en situación de duelo.

3. “AYÚDAME A EXPRESAR LO QUE ME PASA”: Favorecer que el menor pueda hablar y


expresar lo que piensa, duda y siente sobre lo sucedido

Los adultos, especialmente en los primeros momentos de nuestro duelo, solemos


necesitar desahogarnos acerca de lo ocurrido, así como recordar y hablar de la persona que
hemos perdido.

Poco a poco, y a medida que va pasando el tiempo, puede suceder que vayamos
dejando de expresar tan asiduamente cómo nos sentimos o hablando menos de nuestro
ser querido, siendo entonces recomendable que sean otros adultos quienes nos pregunten
y nos animen a hablar o a expresar de alguna manera cómo nos encontramos mientras el
tiempo va pasando.

Sin embargo, en los niños no suele suceder así. El silencio puede instalarse desde el
comienzo del duelo, siendo necesario que sean sus parientes más cercanos quienes
propicien un ambiente receptivo y abierto que favorezca la comunicación.

Si nosotros, su familia, hablamos y recordamos con cercanía a la persona fallecida, si


nos mostramos afectuosos y podemos expresar nuestros sentimientos, es más fácil que los
niños puedan encontrar sus propios caminos de expresión y les resulte menos complicado
hablar de lo sucedido, por ejemplo:

- ¿Qué te pasa, mamá?

- Estoy llorando un poco, porque me acuerdo de la abuelita, la quería mucho y la


echo de menos. Llorar me hace sentir bien porque me desahogo y me quedo más
tranquila. ¿Te acuerdas de la abuelita?

- Sí, cuando me cantaba canciones.

- Es verdad, ¿quieres que recordemos alguna canción? Me gusta acordarme de ella


porque fue muy importante para mí. La quería mucho.

4. “AYÚDAME A COMPRENDER”: Conocer aquellas claves necesarias para explicar al


niño la muerte de un ser querido y ayudarle en su duelo

A la hora de hablar y ayudar a un niño en duelo es bueno recordar fundamentalmente


tres aspectos clave:

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1. Decirle siempre la verdad en función de su momento emocional y cognitivo, así como
dialogar con él para ir aclarando sus dudas y fantasías.

2. Explicarle la muerte en términos reales, atendiendo fundamentalmente a lo que la


muerte tiene de irreversible, definitiva y final de las funciones vitales. Podemos
apoyarnos en ejemplos de la naturaleza (la muerte de un pajarito, un ratón…).

3. Tratar de averiguar cómo se siente emocionalmente el menor tras la muerte del ser
querido y aclarar todas aquellas circunstancias que, como consecuencia de la pérdida
sufrida, puedan inquietarle o preocuparle: si se siente culpable, si teme quedarse
desprotegido, si le angustia pensar que a otro ser querido le pueda pasar algo, o si le
preocupa olvidar a la persona fallecida.

5. “GUÍAME SI LO NECESITO”: Utilizar algunas herramientas útiles para ayudar al menor


en la elaboración de su duelo

Es habitual que los niños comiencen a hacer uso del dibujo de forma natural como una
herramienta de expresión y elaboración de sus inquietudes y emociones. No debemos
preocuparnos si en sus dibujos aparecen cruces, ataúdes, el cielo, la persona tumbada o
volando, porque todo ello entra dentro de la normalidad y de la realidad que está viviendo.

Es muy recomendable que aprovechemos estos momentos de expresión gráfica del


niño para hablar con él sobre su dibujo y aclarar aquellas dudas o fantasías que podemos
detectar gracias al mismo. Es importante que las preguntas sean abiertas y no incidan
excesivamente en las emociones del menor, porque podría comenzar a bloquearse. Es
bueno preguntarle qué está pasando en el dibujo, que nos cuente una historia sobre él,
que describa cómo se encuentran cada uno de los personajes que aparecen, etc. También
es aconsejable evitar expresiones directas del tipo: “¿Cómo estás tú?”, “¿Tienes miedo?”,
“¿Piensas mucho en papá o mamá?”, ya que pueden aumentar su angustia. Hablar a través
del dibujo ayuda a que sus defensas no le bloqueen completamente. Si tenemos dudas
acerca de cómo hablar con ellos, podemos consultar a un profesional y llevarle el material
que el niño dibuja o crea en casa.

Otra vía de expresión de los más pequeños es el juego: no debemos alarmarnos si


juegan a los entierros o actividades donde mueren animales, muñecos, personas, etc.
Nuevamente, el niño está expresando y tratando de elaborar lo sucedido. En estos casos,
nuestra intervención como padres o familiares adultos a su cargo, también se realiza a través
de los personajes del juego, para desde ahí aclarar las inquietudes, temores o creencias
erróneas que detectemos.

Es importante respetar en todo momento si los niños no quieren compartir este material
con el adulto, pero sí podemos hacerles saber que estamos ahí para cuando lo necesiten y
ser nosotros los que nos aproximemos a ellos mostrándonos cercanos, receptivos y
expresando lo que también estamos viviendo.

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DIA 2. CONTEMPLANDO

(Para la persona adulta que acompaña)

Saber iniciar

En la oración podemos encontrar el manantial de agua viva que nos ayudará a


acompañar a los pequeños. La oración es un encuentro de intimidad, no se trata de
pedir cosas sino de dejarse amar. De permitir al Dios de la Vida abrazar nuestra
fragilidad e impotencia.
Para ello te invitamos a encontrar un lugar intimo en el cual puedas tener este
tiempo de oración. Predispón tu cuerpo, tu mente, tu corazón, todo tu ser. Empieza
con una respiración profunda. Inhala sintiendo como el aire llena tu interior y exhala
lentamente. Repite varias veces esta respiración

Hacemos la señal de la cruz.


Señor te pido la gracia de reconocer en tu mirada y en tus gestos las maneras de
acercarme y acompañar la vida de mi pequeño/a.

Saber escuchar

En la Palabra, el Señor mismo se nos revela. En el texto que encontrarás a


continuación Jesús bendice a los niños como un gesto de amor incondicional. Lee el
texto bíblico sintiendo profundamente cada palabra. Si alguna te llama la atención,
detén tu atención, reposa un momento en ella.

Algunas personas le presentaban los niños para que los tocara, pero los
discípulos les reprendían. Jesús, al ver esto, se indignó y les dijo: “Dejen
que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios
pertenece a los que son como ellos. En verdad les digo: quien no reciba
el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”.
Jesús tomaba a los niños en brazos e, imponiéndoles las manos, los
bendecía.

Marcos 10, 13-16

Los niños al igual que las mujeres, en tiempos de Jesús, no tenían voz. Por eso,
los discípulos no dejaban que se acerquen al maestro. Al darse cuenta Jesús, se enoja
y reprende a sus discípulos. No solo para que se acerquen y los pudiera tocar sino les
reveló que los niños, y aquellos que son como ellos, hacen parte de la familia de Dios.
Fijémonos en la cercanía de Jesús, es cariñoso abraza a los niños, juega con ellos, les
bendice e impone las manos. A los adultos les explica, enseña, corrige y reprende. Sin
embargo, con los niños hace gestos significativos que expresan la cercanía de Dios, el

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inmenso cariño que siente por ellos. No son las palabras, ni discursos, ni teorías sino la
experiencia amorosa de hacerse como niño, bajarse a su nivel para ser uno más y de
ahí nos enseña con el ejemplo cómo tratarlos, amarlos y bendecirlos. Por fin, un adulto
tan sensible, humano que les dio importancia y reconoció su gran valor. Esos niños
jamás habrán olvidado ese momento tan especial y cotidiano.
Recibir como un niño. Abrazar como un niño. Dejarse querer como un niño.
Solo un corazón que se abaja pueda sentir lo que siente un niño. No se trata de lo
mucho o poco que conozcamos acerca del duelo. Se trata de dejar que el lenguaje y
los gestos del amor estén presentes incondicionalmente entre Tu y el niño que está en
duelo.

Saber contemplar

Cierra tus ojos e intenta imaginar la escena. Fijate en las actitudes de los
discipulos y en el Maestro. ¿Qué dicen?. Imagina la escena. ¿Cómo sería el rostro de
Jesús al ver a los niños? ¿Cómo se acercaba, cómo les tocaba y les bendecía? Imagina
que en ese grupo de niños están los tuyos. Contempla su presencia.

Ahora te invito que puedas, contemplar la escena: Jesús se acerca a tus hijos,
los llama por sus nombres, los abraza, les habla de cuanto se alegra por sus preguntas,
travesuras y experiencias que han vivido. Les impone las manos y los bendice.
Finalmente, nos encomienda el cuidado delicado y amoroso de sus preferidos: Los
niños.
§ ¿Cuáles son los gestos, actitudes, palabras, que es necesario hacerlos tuyos
para acompañar a los pequeños?
§ ¿Con qué gestos, actitudes y palabras debo contemplar mi propio duelo?

Conversa con Jesús, en la intimidad de este momento háblale de tus dolores,


preocupaciones, temores. Lo que cargas, lo que llevas. Escribe aquellas resonancias
en tu diario espiritual

Luego reposa tu corazón en el silencio. Déjate abrazar.

Saber terminar

Le agradezco a Dios con todo el corazon. Por aceptarme tal y como soy. Por darme el
valor y la fortaleza para acompañar el duelo de mis pequeños junto con mi propio duelo.

Rezo un Padre Nuestro


Señal de la cruz.

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DIA 3. PREPARANDO EL CORAZON

(Para trabajar juntos. Este tiempo de oración lo pueden realizar antes de irse a dormir)

Hola Jesus un día mas me acerco a Tí y a tus palabras que me hablan de amor.

Aquieto el corazón con la respiración.

De pie, uno frente al otro vamos a imaginar que somos mariposas. Cada vez que las
manos suben inhalamos, cada vez que las manos bajan exhalamos. Mientras vamos
aleteando como las mariposas es necesario hacernos conscientes de la respiración. El
aleteo será despacio, cada vez más despacio y mirándonos a los ojos junto con una
sonrisa o cerrados los ojos. Como mejor les venga.

Para realizar esta respiración, puedes escuchar la siguiente melodía:

https://www.youtube.com/watch?v=jBoZcsNrFk8&list=PLwyMKOD7aZHjiJU9QlcuvEA
vUpmSrCcDz&index=4

Tomamos una tarjeta del “Bote de los recuerdos” y escribimos un recuerdo especial
del ser querido que ha fallecido.

Luego de este momento de conciencia, nos agradecemos con un gesto de cariño.

Rezamos un Ave María

Hacemos la señal de la cruz.

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DIA 4. LEYENDO Y CONVERSANDO

(Para trabajar juntos)

Podemos empezar haciendo una oración juntos

¿Qué haremos hoy?

Leeremos un cuento en el que los protagonistas son los abrazos. Abrazos para cuando
estamos alegres y tambien tristes. Cuando jugamos y tambien cuando imaginamos.

Vamos a leer sin prisa, mirando con atención las imágenes del cuento. Permite que el
niño disfrute de la lectura. Deja que pueda volver a leer las veces que desee y que se
detenga en las paginas que sienta que le llaman la atención.

https://issuu.com/en.compania/docs/e2_un_abrazo

• ¿Por qué te gustan los abrazos?


• ¿Cómo se siente el corazón cuando te abrazan?
• ¿De quién te gustaría recibir muchos abrazos?
• ¿Me regalarías uno?

Para compartir el abrazo toma las dos manos del niño, abrazalo con la mirada y
exprésale lo mucho que le amas. Comparte un profundo abrazo, desde el corazón,
evita dar palmaditas en la espalda del niño o separarse con rapidez. Permanece
abrazado, siente su pequeño cuerpo entre tus manos y deja que el cuerpo sienta el
profundo amor que les une. Intenta no llenar el silencio con palabras, solo sentir y
gustar.

Juntos hagan una lista con los nombres de las personas que les gusta mucho que les
abracen o a quienes les gusta o les gustaría abrazar.

Para terminar invítale al niño a que haga una oración de agradecimiento por los abrazos
que traen amor. Luego hazlo tú también.

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DIA 5. CREANDO

(Para trabajar juntos)

Empezamos con la señal de la cruz y un Ave María.

a. Para la creación que realizarán, van a necesitar:


• Cartulina blanca
• Goma en barra
• Colores
• Lápiz

b. Van a realizar la “Cadena de los abrazos”, para ello tomarán en cuenta la lista de
personas importantes que hicieron el día de ayer. El niño realizará los dibujos de
las personas favoritas de su lista y tú realizarás el dibujo del niño. Este se
colocará en el centro de la cadena. Las personas que dibuje el niño estarán con
los brazos abiertos en señal de acogida y apertura de amor. Un referente de la
forma que tendrá la cadena lo encuentras a continuación:

c. Una vez que tengan todos los dibujos de las personas significativas para el niño,
ubica la imagen del niño en el centro, toma cada una de las personas que
formarán la Cadena y antes de pegar pide que el niño responda la siguiente
frase, dale el tiempo que necesite para ello. A continuación un ejemplo:

Cuando ……… me abraza, me siento ………

Cuando Rosita me abraza, me siento protegido

Cuando Papá me abraza, me siento amado

d. Conversa con el niño. Pregúntale: ¿Cómo se siente tu corazón al tener tantas


personas que te demuestran su amor en sus abrazos?. Dejar que fluya la
conversación. Puedes realizar otras preguntas.

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Para terminar expresa tu agradecimiento por el tiempo que han compartido. Regalense
un abrazo, compartan el silencio de ese momento. Siente tu corazón y el
suyo. Permanece el tiempo que sientan que debe durar este abrazo. Evita dar
palmaditas, frotar la espalda o llenar el silencio con palabras. Solamente siente este
instante de amor y contención.

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DIA 6. AGRADECIENDO

(Para trabajar juntos)

Hacemos la señal de la cruz


Con los ojos cerrados respiramos unos minutos.

Para concluir esta semana vamos a recoger lo que hemos vivido. Le preguntamos al
niño:

- ¿Qué es lo más te ha gustado de tu camino del duelo de esta semana?


- ¿Cómo se ha sentido tu corazón?

Esas mismas preguntas responde el adulto de tal forma que sea un momento para
compartir y cerrar la semana.

Con un abrazo, agradecerse y terminar.

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