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Acompañar en la oración

SEMANA 5- “BUSCA EL LUGAR ESCONDIDO”

MOTIVACIÓN PARA LA ORACIÓN SEMANAL

En la oración no es decisivo el espacio exterior, aunque puede ayudar, ciertamente. Es más


importante el espacio interior. Este espacio se asemeja a un jardín verde en medio del
ruido de la gran ciudad. Es bueno saber que existe y que puedo visitarlo cuantas veces
desee. Es cuestión de Deseo.

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Como no es la primera vez que lo visitas, seguro que reconoces en él ese espacio para el
color verde, para lo auténtico, para hacer un parón en medio de la jornada. Un jardín
interior es una invitación para SER y disfrutar de la serenidad y de la paz que me otorga
dicho lugar.

Este jardín interior está habitado y en él se producen encuentros decisivos: el encuentro


conmigo mismo, el encuentro con todo lo mío y las personas que me son familiares, el
encuentro con las vidas anónimas de las personas del mundo que sufren; también el
encuentro con los que viven de modo pleno con Dios. Aunque sin duda, quién da calidad a
estos encuentros es la presencia del Señor, a través del Espíritu santo.

Si conoces el camino a ese lugar, acude diariamente y ve cuidando ese espacio lleno de
vida con tu vida. Día a día, lo verás más bonito, con más flores, mejor regado, y es posible
que notes sus frutos en tu vida. Ellos son la Fe, la Esperanza y la Caridad.
Son los frutos que te reportará el encuentro diario con Dios en la Oración.

Ø A lo largo del día

Comienza como siempre en presencia de Dios (señal de la cruz) y si cabe con unos
minutos de toma de conciencia del día que vas a vivir. Respira con calma, percibiendo tu
cuerpo, tus pulmones, también los ruidos cercanos. No te dejes llenar de pensamientos,
ideas, planes: deséchalos, déjalos pasar sin ponerte nervioso. Luego comienza el día en
compañía de Dios.

Durante la jornada recuerda el manantial escondido, de donde nace todo. El trabajo, las
relaciones deben beber de ese venero de vida; por eso cada tarde acudes a él. De todos
modos, deséalo durante el día : “Como la cierva busca corrientes de agua, así yo también
te busco, Dios mío”. Puedes repetirlo a lo largo del día, como motivo. También puedes
recordar el pensamiento de san Juan de la Cruz, cuando decía que:

“De noche, iremos de noche,


que para encontrar la senda,
solo la sed nos alumbra,
solo la sed nos alumbra”.

Considera cada jornada como una ocasión para buscar la presencia de Dios en todo lo que
haces. Ve recogiendo, no obstante, aquellas cosas que te traigan la memoria, el recuerdo
de Dios a lo largo del día.

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Ø Al final del día

Como las semanas pasadas, vas a dedicar al menos 20’-30’ a resumir el día delante del
Señor. Sigue el esquema ya practicado. Para el encuentro con la palabra tienes estas
sugerencias que te ofrezco para cada día.

Día 1- El jardín de Edén. ( Gn. 2, 10-25)

El jardín de Edén forma parte de un imaginario, que llamamos el “paraíso”. El libro se


compuso durante el exilio de Babilonia, y no se le escaparía al autor la belleza de los
jardines babilonios. Pensaría que así de bello debería ser el mundo cuando salió de las
manos de Dios.

El relato puede ayudar a situarte en tu propio “jardín interior”. Es como el jardín de Edén
siempre y cuando vivas en armonía dentro de él, y dejes a Dios habitar en el mismo.

Hoy vas a “ritualizar tu oración”, incorporando a tu lugar de oración algún elemento que
para ti tenga un significado especial (una imagen de Jesús, una imagen de tu familia, hijos
pareja…). Al lado, si aún no lo tenías, puedes preparar una vela, una plantita, y poner en
lugar importante la Palabra de Dios. Dispón todo sin sobre-abundancia de cosas; pero que
sea tu espacio verde.

Siéntete acompañado por Dios: descansa, serénate y deja que el silencio te envuelva.

Día 2- El Templo y la Oración de David. (1 Cro. 17, 16-27).

Ayer fue el jardín de Edén. Hoy te ofrezco el espacio del Templo, que David planeó
construir al Señor. Curiosamente fue un proyecto que él nunca realizó, y en el texto tienes
la explicación. Si bien los lugares son importantes; es más importante caer en la cuenta de
que Dios no cabe en ningún lugar, y que cualquier espacio puede convertirse en Templo de
Dios. Es más, San Pablo nos dirá en 1 Corintios que “somos el templo de Dios”, en donde
el Espíritu Santo habita. De ahí el cuidado de nuestro propio Ser. En primer lugar, lee el
texto despacio y haz silencio agradecido para acogerlo.

Hoy la oración puede llevarte a dibujarte como Templo de Dios. No hace falta que sea un
gran cuadro; pero puedes esbozarte por dentro. Imagina a Cristo como fundamento de
todo y tú como piedra viva asentada el Él.

Después puedes rezar esta oración:

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Padre nuestro que estás en el cielo, en la tierra,
en todo el universo y en todos y cada uno de nosotros.
Te alabamos y te damos gracias, Dios y Señor nuestro,
porque eres fuente y manantial perpetuo de la vida.

Gracias, Señor de la vida, porque eres bueno


y nos das vida, nos envuelves y nos sostienes.
En Ti y por Ti vivimos. Gracias, bendito seas, Padre Dios,
porque no necesitas otros templos donde estar.

Ya somos nosotros tu templo preferido.


Hoy nos estorban las palabras, queremos sentirte dentro.
En nombre de toda la humanidad, te bendecimos
y recitamos en tu honor este himno de alabanza.

Día 3- Vocación de Samuel ( 1 Sam. 3)

El niño Samuel vivía en el templo de Siló, junto al sacerdote Elí. Es un espacio sagrado, en
donde Dios vive. En el texto, tan conocido, tiene lugar este diálogo precioso entre un niño
que aún no “conocía la voz de Dios” y el mismo Dios, que busca corazones buenos que le
acojan. Mientras lees, imagina que este diálogo es un diálogo interno. Samuel está en su
espacio verde; o mejor Dios le enseña que su corazón es su “espacio verde”; que solo tiene
que dejarlo mullido para que reciba en él las mejores noticias.

Dios va educándonos el corazón, siempre y cuando seamos dóciles y no vivamos de


pretensiones de grandeza. El orgullo, la vanidad, la auto-referencia son el veneno que
mata el alma e impide que Dios se haga presente.

Hoy puedes preguntarte: ¿cómo es mi corazón? ¿mejora respecto de épocas pasadas?


¿está más cerrado, más ocupado en sus cosas? Haz una oración de apertura confiada:

Padre, me pongo en tus manos.


Haz de mí lo que quieras.
Sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo.
Lo acepto todo,
con tal de que tu voluntad
se cumpla en mí
y en todas tus criaturas.

No deseo nada más Padre.


Te encomiendo mi alma,
te la entrego

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con todo el amor de que soy capaz,
porque te amo y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque tú eres mi Padre. (Ch. De Foucauld)

Día 4- La oración en lo escondido (Mt 6, 5-13)

Hoy es Jesús, el que en continuidad con una larga lista de creyentes, nos habla del “jardín
secreto”. No hay más que entrar en tu cuarto y con honestidad dejarte mirar por Dios; y
quedarte desnudo ante él. Y Jesús añade: “Y tu Padre que mora en lo escondido te
recompensará”.

¿Cómo te lo recompensará? Convirtiéndose El mismo en la fuente de tu delicia, de tu


calma, de tu seguridad; la fuente de tu paz.

Lee despacio el texto y deja silencio. Repite de memoria la frase que te llegue más al
corazón. Haz un examen de conciencia tranquilo, y preséntate tal como eres. Deja que él
te mire, pues te conoce de sobra y no hay nada que ocultar que no conozca. Siéntete
tranquilo y en paz.

Puedes rezar el Padre Nuestro, que es la oración que Jesús emplea para dirigirse al Padre.

Día 5- Nicodemo, diálogos nocturnos con Jesús (Jn 3, 1-7)

Hoy concluimos la semana, en donde hemos sintonizado con “nuestro jardín interior”.
Hoy un creyente al que le costaba ser creyente: Nicodemo. Un maestro judío de la ley, que
buscaba la verdad y por eso acude a ver a Jesús…aunque de noche para no ser visto.

La noche es un tiempo más que un lugar; pero un tiempo lleno de gracia. Es un tiempo
para la búsqueda, para la reflexión, para el diálogo personal e íntimo. También, la noche es
el tiempo preferido por Dios para Salvar: la noche del éxodo, la noche de Belén, la noche
de Jacob y de Samuel etc.

Toma conciencia de que es de noche. Mira el exterior y si alcanzas a ver el cielo, obsérvalo
durante un rato. Luego lee el texto.

Jesús habla de “nacer de nuevo”. Nicodemo se sorprende de que un hombre pueda entrar
de nuevo en el seno de su madre. Jesús le habla de otro nacimiento, que solo el Espíritu
puede conceder.

En efecto nuestra vida necesita de un nuevo nacimiento: nuestros juicios, nuestros


criterios mundanos, la imagen que tenemos del mundo y de nosotros mismos…son de este
mundo. Necesitamos mirar como Dios mira, sentir compasión como Dios lo hace; sentir esa

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especie de pasión que nos lleve a romper con lo que somos, y confiar
en Dios, que puede darnos nueva identidad. Si bien esto es cuestión de tiempo y de
desasimiento personal.

Deja un tiempo de silencio, y deja que Dios haga en ti. Luego puedes recitar esta oración:

La noche no interrumpe tu historia con el hombre;


la noche es tiempo de salvación.

De noche descendía tu escala misteriosa


hasta la misma piedra donde Jacob dormía.
La noche es tiempo de salvación.

De noche celebrabas la pascua con tu pueblo


mientras en las tinieblas volaba el exterminio.
La noche es tiempo de salvación.

Abrahán contaba tribus de estrellas cada noche;


de noche prolongabas la voz de la promesa.
La noche es tiempo de salvación.

De noche, por tres veces, oyó Samuel su nombre;


de noche eran los sueños tu lengua más profunda.
La noche es tiempo de salvación.

De noche, en un pesebre, nacía tu Palabra;


de noche lo anunciaron el ángel y la estrella.
La noche es tiempo de salvación.

La noche fue testigo de Cristo en el sepulcro;


la noche vio la gloria de su resurrección.
La noche es tiempo de salvación.

De noche esperaremos tu vuelta repentina


y encontrarás a punto la luz de nuestra lámpara.
La noche es tiempo de salvación.

Fin de Semana- Prepara la Palabra del domingo.

Durante el fin de semana, céntrate en el evangelio del domingo. Léelo con corazón
creyente y deja que te hable. Fíjate en las palabras que te llegan más y deja que resuenen
en tu interior. Dios se muestra a través de “mociones” (movimientos) del corazón. Siente,
dialoga, haz silencio y agradece.

Recuerda que puedes enviar tus sensaciones, o alguna pregunta o comentario a algunas
de las personas que se ofrecen como acompañantes.

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