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ÍNDICE
1 INTRODUCCIÓN
• 1.1. INTRODUCCIÓN
• 1.2. DEFINICIÓN DE VIOLENCIA FILIO-PARENTAL
• 1.3. MODELO EXPLICATIVO DE LA VIOLENCIA FILIO-PARENTAL
• 1.4. ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?
• 1.5. ¿SON LOS PADRES AHORA MENOS EFICACES EDUCANDO A SUS HIJOS?
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5 EL SÍNDROME DEL EMPERADOR
• 5.1. TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD Y PSICOPATÍA
• 5.2. PSICOPATÍA VS TAP
• 5.3. LA PSICOPATÍA EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA
• 5.4. ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PSICOPATÍA INFANTIL Y JUVENIL
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10 MEDIDAS EFICACES PARA LA PREVENCIÓN
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1.INTRODUCCIÓN
1.1. INTRODUCCIÓN
El fenómeno de la violencia filio-parental cobra, día a día,
más relevancia en nuestro contexto social. A pesar de que en
numerosas ocasiones el foco de atención ha recaído en otras
formas de violencia intrafamiliar, parece ser, que lo casos de
menores que agreden a sus padres son cada vez más frecuentes.
Esta nueva forma de violencia tiene unas características propias,
por ello se ha ido diferenciado cada vez más de otros tipos de
violencia.
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• Maltrato emocional: engañar maliciosamente a los padres,
haciéndoles creer que se están volviendo locos; realizar
demandas irrealistas, mentir, fugarse de casa, chantajes
emocionales amenazando con suicidarse o con marcharse
de casa sin tener realmente la intención de hacerlo, etc.
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problemas: si esta red intermedia (entre el niño violento y la
justicia o servicios de menores) no existiera, seguramente, las
administraciones públicas todavía estarían más inundadas de
casos de esta índole, Garrido (2005).
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Aclarada esta cuestión, no hay duda de que muchos padres
son negligentes, o simplemente no saben cómo educar a sus
hijos. El profesor Garrido (2005) piensa que la tiranía de muchos
de estos hijos se puede deber a que sus padres no saben muy
bien cómo proceder cuando éstos son difíciles en su trato. Sin
embargo, opina que la responsabilidad de los padres es menor
cuanto más profunda y precoz es la violencia de los hijos, con la
excepción de aquellas familias que maltratan a sus hijos o los
desatienden gravemente, y son los clientes habituales de los
servicios sociales. En tales casos, se ve que la violencia se
trasmite a través de las generaciones: unos padres que no
deberían haber tenido hijos (por su incapacidad para llevar una
vida de provecho, alejados del alcohol, los robos o las drogas)
tienen hijos que reproducen esos mismos patrones de
marginación y delincuencia. Aquí los padres incompetentes
tienen hijos violentos, sin duda.
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El avance tecnológico y la economía ha elevado de modo
extraordinario la comodidad y seguridad de los ciudadanos, eso
se ha visto acompañado por un desarrollo brutal de consumismo
y del deseo de obtener los bienes de ese consumo y las
satisfacciones de modo inmediato. Además, el éxito y el prestigio
social se han puesto en la cantidad y rapidez con que las familias
y los individuos pueden acceder a ese consumismo.
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y preparados para competir con mayor fuerza si no queremos
perder nuestro empleo.
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2. CARACTERÍSTICAS DE LOS MENORES
MALTRATADORES
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Los ítems que la componen son calificados en una escala
de 3 puntos: Totalmente Falso (TF), Algunas veces Verdadero
(AV) y Siempre Verdadero (SV), contestados por personas del
entorno del adolescente, quienes conocen su actividad
psicosocial, en la mayoría de los casos padres y profesores
(Loeber, Green Lahey y Stouthamer-Loeber, 1991).
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sobre estas características de personalidad que se asocian a la
violencia y que podrían perdurar.
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investigaciones que han analizado la violencia filio-parental en
la población general también han hallado que los jóvenes que
agreden a sus padres se caracterizan por presentar conductas
delictivas en general (Calvete, Orue y Sampedro, 2011;
Jaurequizar e Ibabe, 2012).
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menores problemáticos, suelen vivir en zonas con cierto índice
de delincuencia que los no maltratadores.
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factor agravante de la situación de conflicto familiar pero no
necesariamente el causante del mismo.
2.5. CONCLUSIÓN
Es obvio que las causas o factores que influyen sobre los
menores que maltratan en el ámbito familiar son múltiples. Un
adolescente que maltrata a sus padres puede hacerlo bien por
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su temperamento agresivo, por trastornos psicológicos que no
han sido adecuadamente tratados, por los modelos de
comportamientos violentos que se transmiten en la sociedad
actual y por la “impunidad” que en ocasiones se observa en
ellos, por la influencia negativa de los estilos educativos de sus
padres o por la violencia que se ejerce dentro del sistema
familiar (violencia de hijos a padres, violencia marital, etc.), o
probablemente, por la interacción de éstos y muchos otros
factores.
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3.CARACTERÍSTICAS DE LAS FAMILIAS
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investigaciones. En una ocasión concreta (Cuervo y Rechea,
2010), la madre y el compañero sentimental de la madre también
ejercieron malos tratos, siendo este un caso especialmente grave
ya que además del menor agresor, existen tres maltratadores
más.
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cuyos hijos no eran violentos en el ámbito familiar. De hecho,
ninguna de las madres del grupo de menores no maltratadores
se vio afectada por problemática alguna. La relación entre el
grupo al que pertenecen los menores y la existencia de
problemática en la madre resultó ser significativa, por lo que es
más probable que la madre de un menor maltratador presente
algún tipo de problema.
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una relación significativa entre ser maltratador o no serlo y la
situación económica de la familia a la que se pertenece.
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4. LOS SUCESOS VIOLENTOS EN EL
HOGAR
4.1. ¿CUÁNDO Y POR QUÉ SE DENUNCIA?
¿Por qué unos padres denuncian a su hijo maltratador y
otros no? Los resultados del estudio de Cuervo y Rechea (2010)
demuestran que aquellos que ponen en conocimiento de la
justicia el problema de malos tratos que están sufriendo lo
hacen tras haber sido víctima de varios o muchos episodios de
violencia.
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se sienten incapaces de resolver; esto es, parece existir cierto
sentimiento de justificación y protección hacia el hijo (Cuervo y
Rechea, 2010).
Quizá éste sea uno de los motivos principales por los que
la denuncia tarda en producirse o no se llega a producir nunca,
porque se considera al menor como un ser que no puede
controlar sus actos. Precisamente este sentimiento de
protección también aparece en las respuestas de los padres
cuando explican por qué no denunciaron nunca o no lo hicieron
con anterioridad, ya que disculpan al menor además de
nombrar el miedo hacia el hijo y los sentimientos propios de
vergüenza y culpa al ser responsables de la educación del
mismo.
Ya Harbin y Madden (1979) cuando explicaron el concepto
de “Velo de la negación” hicieron referencia a que es en los
momentos inmediatos al episodio de violencia cuando los
padres pueden llegar a denunciar, pero que transcurridos esos
primeros instantes aparecen las actitudes de merma de
gravedad hacia los hechos desencadenándose así, una actitud
de privacidad y rechazo hacia la ayuda externa o la denuncia
(citado en Gelles, 1997).
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episodios de violencia y sus consecuencias, se proponen tres
líneas de tratamiento para este problema. La primera, a nivel
individual, en la que se podría actuar sobre ciertas
características de personalidad, sobre las consideraciones
morales respecto al uso de la violencia y sobre el problema de
drogas si es que este existe. La segunda línea se podría aplicar
directamente sobre los padres proporcionándoles ayuda
psicológica y consejo sobre estrategias de respuesta hacia sus
hijos. Y por último a nivel familiar, donde se podrían trabajar
las relaciones entre padres e hijos de forma aplicada a través
de ensayos.
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5. EL SÍNDROME DEL EMPERADOR
• Engaño y manipulación
• Irritabilidad y agresividad.
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• Irresponsabilidad, huida de las obligaciones.
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CUADRO 1: RELACIÓN ENTRE PSICOPATÍA Y TAP EN
UNA MUESTRA DE PENADOS VARONES
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5.3. LA PSICOPATÍA EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA
Para Cleckley (1996), el trastorno emocional típico de la
psicopatía está presente desde el nacimiento, si bien puede darse
en distinto grado en personas diferentes (Patrick, 2002).
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que ha sido etiquetado se convierte en aquello que se le sugirió
que era. Las personas que tiene en su entorno pueden reforzar
ese proceso transfiriendo inconscientemente sus expectativas
negativas.
A. Egocentrismo Persistente.
B. Coléricos y agresivos.
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su opositor sin importarles que éste, posteriormente, quiera
venganza.
F. Mentiras y Manipulación.
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6. VARIANTES DEL SÍNDROME DEL
EMPERADOR
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6.2. EMPERADORES Y OTROS JÓVENES VIOLENTOS
Debemos distinguir al joven que padece el síndrome del
emperador del joven violento que, sin ser tampoco un
delincuente habitual, ataca a su familia. Serían los casos de
jóvenes con enfermedades mentales o trastornos adictivos.
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6.3. VARIACIONES DEL SÍNDROME DEL EMPERADOR
Como ya se ha comentado, el tipo más grave de hijo tirano,
el que representa con mayor pureza el síndrome del emperador,
es el hijo psicópata, integrado dentro de la familia. Siendo su
cualidad esencial la falta de conciencia, su grave carencia de
emociones morales que le impiden establecer relaciones
verdaderas con los demás, inclusive con sus propios padres. Por
suerte, no todos llegan a este nivel. Las posibilidades son muy
variadas, dependiendo del grado en que muestren las
características que aparecen en el gráfico siguiente.
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Existe un círculo central sin número (núcleo) y varios
círculos satélites, con un número cada uno. La intensidad del
síndrome en lo que respecta a la violencia desplegada (círculo 2)
vendrá dada por el grado en que manifiesten los rasgos que
aparecen en el núcleo. En efecto, cuanta menor conciencia moral
tenga, cuanto más difícil sea considerar “humano” a la gente que
le rodea, cuanto más lejano esté el eco del vínculo filial en su
corazón, más fácil es que se presente síntomas de violencia y
explotación.
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6.4. EL PSICÓPATA ENVIDIOSO
El psicólogo Theodore Millon, describe a un tipo de psicópata
al que denomina “envidioso”, que busca dañar a personas que le
rodean porque tienen cualidades (belleza, inteligencia, éxito,
etc.) que él no posee. Su motivo para actuar así es conseguir que
esos otros agraciados no puedan disfrutar al menos de esos
bienes. En palabras de Millon “aquí el placer está en quitar, y no
en poseer”.
6.5. EL NARCISISMO
Otra variedad es la del hijo narcisista. El narcisismo es,
hablando metafóricamente, la mitad de la condición del
psicópata. Incluso los narcisistas diagnosticados como tales son
capaces de sentir la mayoría de las emociones con la misma
intensidad que cualquiera, desde la culpa y la tristeza hasta el
amor. En cambio, lo que está ausente en el narcisista es la
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capacidad de entender cabalmente lo que la otra gente está
sintiendo. El narcisismo no supone un fracaso de la conciencia,
sino de la empatía, la capacidad de sentir y actuar ante la
emoción que está experimentando la otra persona. Además, a
diferencia del psicópata, el narcisista muchas veces sufre
psicológicamente, y puede llegar a buscar ayuda especializada
para aliviar su dolor, algo que nunca hace de modo sincero un
psicópata.
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7. LA INTERVENCIÓN CON LOS MENORES
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medidas de carácter sancionador-educativo aplicables. Al igual
que en cualquier otro supuesto delictivo, los menores que han
realizado alguna conducta de violencia dentro de la familia
habrían de someterse a dicho procedimiento y a las medidas
judiciales que correspondan (Ibabe, I., Jauregizar, J. y Díaz, O.,
2007).
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Internamiento en régimen abierto.
Tratamiento ambulatorio.
Libertad vigilada.
Amonestación.
Inhabilitación absoluta.
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7.2. EN EL SERVICIO DE SALUD MENTAL
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se conceden los unos a los otros y la cercanía y comprensión que
ello implica. Masip (2006) señala desde su experiencia en la
intervención grupal con estos padres, que el simple hecho de
expresar sus experiencias ayuda a recobrar y reparar el
desarrollo y crecimiento intrafamiliar. Paterson y cols. (2002), en
su experiencia con este tipo de familias en Australia, señala que
la intervención grupal debe partir de la idea de que la solución de
la problemática familiar implica una intervención
multidimensional, que incluya intervenciones educativas,
terapéuticas y legales o de control social. Sugiere que los
siguientes principios pueden ser útiles a la hora de trabajar a
nivel grupal con estas familias:
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comprensión por parte de familiares, amigos, profesionales y del
sistema judicial (Ibabe, I., Jauregizar, J. y Díaz, O., 2007).
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Si el hijo es mayor de 14 años y los padres interponen una
denuncia contra él, el caso pasa a disposición judicial, entrando
así el menor en el circuito de reforma juvenil (Galatspoulou,
2006).
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8. LOS PROGRAMAS DE TRATAMIENTO
B. Micucci (1995)
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C. Sheehan (1997)
D. Cottrel (2001)
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• El terapeuta deberá ayudar al menor a que reconozca
sus conductas agresivas.
• La violencia no es aceptable.
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• Las sanciones legales son herramientas poderosas para
ayudar a las personas a tomar una posición contra la violencia.
• Detener la violencia.
• El derecho a la seguridad.
• Definiciones de la violencia.
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• Las creencias de las madres acerca de las causas de la
violencia.
8.2. CONCLUSIONES
El tratamiento de menores que agreden a sus padres es,
como hemos visto, un elemento sumamente complejo y adolece
de algunas carencias. La primera de ellas, es, precisamente, la
falta de tratamientos específicos y rigurosos sobre un tema que
es de creciente interés en la sociedad actual. En este sentido, la
creación de protocolos de tratamiento específicos al respecto, y
el análisis riguroso de los resultados de los mismos parece hoy
por hoy, una tarea de vital importancia.
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componentes que aumenten la motivación, asistencia y adhesión
(Nock, 2003). De hecho, en determinados estudios se ha
comenzado a incluir este componente esencial, encontrado
resultados superiores que los tratamientos que prescinden del
mismo (Thomas y Zimmer-Gembeck, 2007).
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9. PROGRAMA DE TRATAMIENTO PARA
ADOLESCENTES QUE AGREDEN A SUS
PADRES
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resolver sus problemas interpersonales, de forma que, en última
instancia, aprenda un estilo de vida que no contemple la violencia
como respuesta adaptativa, generando así una nueva identidad
basada en el rechazo de la violencia.
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desarrollar en los padres las mismas habilidades que
posteriormente exigirán al menor, de manera que éstos
muestren un modelo de comportamiento adaptativo que
favorezca tal fin.
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Un último objetivo de este programa será realizar un trabajo
conjunto de prevención de recaídas con el objetivo de favorecer
el mantenimiento de los logros.
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10. MEDIDAS EFICACES PARA LA
PREVENCIÓN
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delincuencia y la vida antisocial en general. Cuando se produce
la combinación contraria (padres o hijos “buenos” con padres o
hijos “malos”) es cuando realmente se puede marcar la
diferencia: cuando los niños son fáciles de educar y los padres
son incompetentes, realizar programas de intervención que
auxilien a los padres a ser mejores educadores sería de mucha
ayuda para que sus hijos pudieran crecer correctamente.
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B. Estrategias para inhibir las acciones antisociales y
controlar el deseo de poder y de obtener de inmediato lo
que desea.
• Mantenerse firmes.
C. El problema de la desmotivación.
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pueda obtener de forma inmediata o en un lapso de tiempo muy
breve (un día o dos).
10.3. CONCLUSIÓN
Se ha olvidado el sentimiento de culpa, la importancia de la
conciencia y, queriendo ser más “moderno”, se enseña a los niños
que lo importante es disfrutar de las cosas ahora, o al menos ese
el método que se sigue para que no se vean “diferentes” a los
otros y no atosiguen con demandas difíciles de aguantar. La culpa
ha sido sustituida por el respeto a la ley y a la democracia, y
dentro de esos márgenes, todo vale.
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Por supuesto, se debe corregir todo lo que los padres hagan
mal, y se debe expedientar a todos aquellos que con su
negligencia o malas prácticas fomentan la violencia de sus hijos.
Pero como hemos comprobado en el temario, existen casos de
padres incapaces de hacer frente a un hijo que les supera. Las
unidades de salud mental tendrían que especializarse también en
atender este tipo de casos.
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