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Geografía turística
e Historia geográfica
del Socorro

Luis Rubén Pérez Pinzón


(Editor)
|

GEOGRAFÍA TURÍSTICA E HISTORIA


GEOGRÁFICA DEL SOCORRO (COLOMBIA)
Descripciones oficiales y monografías patrilocales

Luis Rubén Pérez Pinzón


(Editor)
2

Geografía turística e historia geográfica del Socorro


(Colombia). Descripciones oficiales y monografías patrilocales
Luis Rubén Pérez Pinzón (Editor)

Primera edición
Mayo 13 de 2015
La imagen de la portada sobre la provincia del Socorro fue tomada de:
COLOMBIA, MINISTERIO DE CULTURA, BIBLIOTECA NACIONAL
DE COLOMBIA. Láminas de la Comisión Corográfica (1850 – 1859). [En
línea]. Bogotá: Biblioteca Nacional de Colombia, 2009. Disponible en:
http://www.bibliotecanacional.gov.co/recursos_user/exposicionesvirtuales/co
mision_corografica/exhibicion-laminas-primera-parte.html

ISBN 978-958-46-6558-4
Diseño, Edición y Publicación: Luis Rubén Pérez Pinzón

La reproducción total o parcial, en cualquier soporte o


plataforma, sólo se podrá hacer con previa autorización del
autor.
Publicado en Colombia.
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Contenido
Pág.

1. Pueblo de indios de Chanchón (1617) 7

2. Parroquia de Nuestra Señora del Socorro [y San


Francisco] del Valle de Chanchón (1683) 9
3. Curato y Parroquia del Socorro, Provincia de San 13
Gil (1761)

4. Villa de Nuestra Señora del Socorro, Corregimiento


19
de Tunja (1771)

5. La Villa del Socorro desde el Convento de los


Capuchinos (1782 - 1789) 25

6. La Villa del Socorro ante las Cortes de España y la


Junta Suprema y Central de España e Indias (1809) 31
7. Provincia del Socorro, Confederación Granadina 41
(1850)
8. Cantón parroquial y ciudad capital de la Provincia
del Socorro (1856) 81

9. Ciudad del Socorro, Distrito Municipal del Socorro,


Capital del Departamento del Socorro, Capital del Estado 87
Soberano de Santander, Estados Unidos de Colombia
(1880)
4

10. Ciudad, Municipio y Provincia del Socorro,


Departamento de Santander, República de Colombia
94
(1892)

11. San Gil y el Socorro: Villas antagónicas y


Municipios interdependientes (1922) 101

12. La Provincia de los Comuneros [1931] y la


‘Ciudad’ del Socorro (1939) 117
13. Ciudad y Municipio del Socorro, Departamento de 145
Santander (1947)
14. Municipio del Socorro, Departamento de Santander
(1971) 151

15. Socorro: Pueblo Patrimonio 17º, Provincia regional


Comunera [1991], Núcleo de desarrollo provincial 154
Comunero [2005], Departamento de Santander (2014)
181
179
Anexos
5

“La Geografía es la base fundamental de toda especulación


política... es tan necesaria al Estado como lo puede ser a un
propietario el conocimiento perfecto de sus heredades”.

“...Debemos conocer nuestras provincias, calculemos su


extensión, sus tierras de labor, sus selvas, sus pastos y sus
peñascos. Describamos sus plantas y sus minerales;
distingamos las producciones útiles de las que no lo son hasta
el día; comparemos lo que tenemos con lo que nos falta;
perfeccionemos aquellos objetos, hagamos esfuerzos por
adquirir estos; apreciemos los productos de nuestra
agricultura y de nuestra industria; meditemos detenidamente
nuestras costas, nuestros puertos, los ríos navegables que
atraviesan esta inmensa colonia, la dirección de nuestras
montañas, la temperatura, la elevación sobre el océano, las
ventajas, los obstáculos que cada departamento tiene para
hacer su comercio con sus vecinos o con los demás pueblos;
calculemos con la mayor frecuencia y con toda exactitud
posible el número de habitantes de cada provincia y de cada
pueblo; estudiemos la constitución física, el carácter, las
virtudes, los vicios, las ocupaciones del hombre que habita
bajo climas tan diferentes y aun opuestos; la educación física
y moral que se da actualmente, y la que más convenga a cada
punto; las enfermedades más frecuente, las epidemias, las
tablas necrológicas y cuanto puede mejorar y hacer feliz al
hombre”.

(Francisco José de Caldas, Semanario, 1808)


6

Presentación

La geografía turística es el campo de conocimiento aplicado de las


ciencias sociales y humanas que articula la geografía con la cultura, la
historia y el turismo para el análisis y consolidación de las estructuras
armoniosas que deben existir entre destinos, productos, servicios y
comunicaciones turísticas.

El programa de fomento de la investigación en la sede Socorro de la


Universidad Industrial de Santander, liderado por el Semillero de
Investigación en Turismo Alternativo y Sostenible, aunado a las
deficiencias y limitaciones en el conocimiento geográfico e histórico
del Socorro (Colombia) de los estudiantes y docentes universitarios,
propiciaron realizar un taller formativo del cual se obtuvo como
producto la exploración, selección y referencia de las obras más
representativas de la geografía, la historia y el turismo regional. La
pregunta común a resolver fue ¿por qué se dice en el himno municipal
que en el Socorro “…es muy grato al patriota vivir”?.

La edición de los quince textos que dan respuesta a esa pregunta se


caracteriza por la modernización del lenguaje y la estructura de los
párrafos, así como se presenta la historia geográfica del Socorro
siguiendo las transformaciones de su jurisdicción como: Pueblo y
resguardo de Indios de Chanchón (1617), Parroquia de Nuestra Señora
de Socorro del Valle de Chanchón (1683), Villa de Nuestra Señora del
Socorro (1771), Corregimiento y Provincia del Socorro (1795),
Cantón y Provincia del Socorro (1850), Capital de la República y del
Estado de Santander (1861), Municipio del Departamento de
Santander (1886) e innovaciones recientes como provincia de los
comuneros (1931), provincia regional (1991), núcleo provincial
(2005) y la declaratoria como Pueblo Patrimonio de Colombia (2014).
7

1. Pueblo de indios de Chanchón


(1617)

Informe del encomendero Diego Franco de Velazco sobre


reubicación del pueblo, reducción de indios y presencia de
blancos en el pueblo y resguardo de Chanchón (1617):

“Este poblado (Chanchón) de la otra parte del río con


abundantes aguas y sementeras. E por la gente que
trajese Pedro Ferrer Bera, Vuestra Merced la gente que
tiene se esfuerza para conseguir el buen intento de que
Vuestra Merced tiene de que todos sean doctrinados
enteramente, que no queriendo reducirse con los demás
indios de Guane paguen ocho meses de estipendios con
asistencia de un año. Hay noventa indios y con toda la
chusma cerca de trescientos y hay sembrado de maíz”.

Extinción del improductivo pueblo y resguardo de Chanchón


por la Real Audiencia (1746). Traslado y reducción de los indios
al pueblo y resguardo de Guane (1751):

“En la parroquia de Nuestra Señora del Socorro en tres


de junio de mil setecientos cincuenta y un años, el señor
capitán don Diego Antonio de Céspedes y Loyola,
alcalde ordinario, corregidor de naturales y forajidos y
juez de cobranzas reales de la Villa de Santa Cruz y San
8

Gil y su jurisdicción por su Majestad [teniente del


corregidor de Tunja], habiendo sido requerido por mí el
presente Escribano en este despacho, visto y entendido,
lo obedeció en la forma acostumbrada y mandó se pase
luego a darle su debido cumplimiento según y cómo su
Excelencia manda.
Y para ello se pase al pueblo de Chanchón y se
convoquen los naturales de él, a quienes se les notificará
este superior mandato para que dentro del término de
quince días se apronten y dispongan para ser conducidos
al pueblo de Guane de esta jurisdicción.
Y por ser dicho pueblo el más inmediato y de mayor
número de indios y para ello se le hará saber esta
providencia al Maestro don Francisco de Oses, cura de
dicho pueblo de Chanchón, para que le conste y asista
con los libros de bautismos para hacer lista y descripción
de los indios que hubieren, de la cual se dará un tanto al
Cura de dicho Pueblo de Guane para el Gobierno de las
descripciones que en dicho pueblo se debieran hacer de
esta parcialidad. Y para que conste lo firmó su merced
por mí de que certifico. Diego Antonio de Céspedes y
Loyola.

Ante mí, Nicolás de Luque y Obregón”1.

1
Tomado de:
GÓMEZ RODRÍGUEZ, Ramiro. Fundación del Socorro. Socorro: Cámara
de Comercio, 1982. P. 17-18. Nota: Los textos oficiales fueron editados a
espacio sencillo y los particulares a espacio y medio.
9

2. Parroquia de Nuestra Señora del


Socorro [y San Francisco] del Valle de
Chanchón (1683)

“Auto de erección parroquial del Socorro


En la ciudad de Santa Fe a veinte y siete de noviembre de mil
seiscientos y ochenta y tres años. El Ilustrísimo Sr. Don Antonio
Sanz Lozano, Arzobispo de este Nuevo Reino de Granada, del
Concejo de su Majestad, habiendo visto los autos hechos a
pedimento de los vecinos del valle de Chanchón de la
jurisdicción de la ciudad de Vélez, en razón de segregarse del
pueblo y doctrina de indios a donde habían estado agregados
con obligación de fundar nuevo curato a su costa y hacer Iglesia
y ornamentarla de lo necesario para la administración de
sacramentos por las causas y motivos que tienen representadas.
Y vistos así mismos los autos que obró en virtud de comisión de
su señoría ilustrísima el Maestro Don Juan de Bustamante
Quijano, cura interinario del dicho pueblo de Chanchón, en
orden a la seguridad de la congrua, permanencia de la
fundación, conveniencias de los vecinos para la mejor
administración de sacramentos, y la escritura de obligación que
nuevamente sea hecho, en virtud de orden y poder que dieron y
la congrua que le queda al cura de indios de dicho pueblo, y lo
respondido por el Promotor Fiscal Eclesiástico de este
Arzobispado con quien sea substanciado esta causa; y que según
10

consta de certificación de dicho Maestro tiene hecha Iglesia


capaz y decente para dicho nuevo curato.
Dijo que en atención a lo que consta de dicho auto y lo que su
Majestad tiene dispuesto en semejantes casos declaraba, y
declaro, deberse segregar dichos vecinos del dicho pueblo de
Chanchón, donde han estado agregados hasta ahora, y correr
separados con nuevo cura para que les administre los santos
sacramentos con la congrua que tiene ofrecida que se admite
cuanto a lugar; de derecho y se declara por bastante y para su
provisión se pongan edictos en la forma ordinaria por término
de cuatro meses que han de correr y contarse desde el día en que
se fijasen para que se opongan los hijos patrimoniales que
quisieren.
Y para ello se lleven estos autos primero y ante todas cosas al
Sr. Don Francisco de Castillo de la Concha Caballero del Orden
de Santiago, Señor de la Torre del Garro, Presidente Gobernador
y Capitán General de este Reino, del Consejo de su Majestad,
para que en conformidad del Real derecho de Patronato se sirva
de pagar por esta nueva erección de curato o proveer lo que
fuere servido. Así lo proveyó, mandó y firmó.
Arzobispo de Santa Fe. Francisco, Presidente.
Juan de Ovando, Notario.
En Santa Fe a primero de diciembre de mil seiscientos
ochenta y tres años, Yo el escribano y notario notifique
este auto a Blas García de Cabrera por lo que le toca y
como apoderado de los vecinos de Chanchón estando en
este juzgado que doy fe. Juan de Ovando.
11

En la ciudad de Santafé a dos de diciembre de mil seiscientos


ochenta y tres años. El señor Don Francisco de Castillo de la
Concha, Caballero del Orden de Santiago Señor de la Torre del
Garro del Consejo de su Majestad, Presidente Gobernador y
Capitán General de este Nuevo Reino de Granada, habiendo
visto los autos obrados a pedimento de los vecinos que corran
agregados al curato de indios del pueblo de Chanchón sobre que
se desagreguen de él y se erija nuevo curato parroquial separado
referido, que se componga de los dichos vecinos de sus casas y
familias en cuya razón han ofrecido y asegurado la congrua de
sustentación del cura que se les nombrare.
Dijo que por lo que toca al real Patronato se conforma con el
auto proveído por el Ilustrísimo señor Doctor Don Antonio
Sanz Lozano, Arzobispo de este Reino del Consejo de su
Majestad, proveído en veinte y siete de noviembre de este año
en que declaró deberse agregar los dichos vecinos del curato del
dicho pueblo de Chanchón y correr separadas con nuevo cura
para que les administre los santos sacramentos, declarando por
bastante la congrua y disponiendo se pongan edictos para su
provisión lo cual se lleve a pura y debida ejecución mediante
actas conformes.
Así lo proveyó y señaló. Fui presente Don Antonio Salazar
Falcón. Diciembre 7 de 1683”2.

2
Tomado de:
GUERRERO, Amado y MARTÍNEZ, Armando. La provincia de los
comuneros Orígenes de sus poblamientos urbanos. Bucaramanga: UIS –
Escuela de Historia, 1996. P. 170 - 174
12
13

3. Curato y Parroquia del Socorro,


Provincia de San Gil (1761)

“SOCORRO.

El curato de la parroquia de Nuestra Señora del Socorro, de la


jurisdicción de San Gil, que en un tiempo le llamaron ciudad,
porque le dio título quien no tenía facultad para ello, por los
años de 1711, es el curato más cuantioso de todo el arzobispado,
si no es que el de Neiva le puede equiparar; mas no que éste
costea muchos ecónomos y el otro no, ni aún por título de
suficiencia. Rentará más este curato que el obispado de Santa
Marta rentar puede a su Prelado, consideratis.

Está al norte de Vélez y hacia el noroeste respecto de Tunja y


Santafé. Dista ocho o nueve jornadas ordinarias de Santafé; su
iglesia de calicanto, buena, con su torre, pero muy poco
ornamentada y es mas de notar esto, considerando el tan
cuantioso vecindario que tiene. Esto parece plaga de los curatos
de tierra caliente, a quienes les hacen manifiestas ventajas en
14

ornatos los pueblos de indios de la jurisdicción de Santafé y de


Tunja, y mucho más los de ésta que los de aquélla.

El temperamento de la parroquia del Socorro, cálido en


proporción y sano, su situación no muy tal, es muy falto de
aguas. Hoy tiene muchas casas de teja y algunas de ellas como
las de Santafé. Su territorio produce de todos frutos de tierra
caliente, caña dulce, plátanos, maíz, yucas, algodón y muchas
frutas.

Se le agregó el vecindario blanco del pueblo de Chanchón, de


quien antes procedió dicha parroquia socorrense, habrá cerca de
ochenta años, y la de Simacota; los pocos Indios que había ya en
Chanchón se mandaron trasladar al pueblo de Guane, y como no
habla iglesia sino una ermita de madera muy ruin y sin ornato, y
el cura por su decidía y suma negligencia y también los vecinos,
siendo éstos más de 400, no cuidaron de hacer iglesia, que fue lo
que mandaron el Excelentísimo señor Virrey Pizarro y el
Ilustrísimo señor Arzobispo Azúa, y que de no hacerla , se
agregasen al curato y parroquia más cercana, que lo era la del
Socorro: los vecinos vinieron en esto y el cura Jamás hizo
diligencia sobre lo que le incumbía en esta materia.
15

Tenía el Socorro en la ocasión cerca de 300.000 vecinos, como


lo vi y conté poco antes yo por un padrón de cofradías. Muchos
vecinos de allí afirman que tendrá hasta 5,000, a lo que no me
persuado; pero diré que hallándome yo en Santafé habrá cerca
de quince años, en casa del señor Comisario General de la Santa
Cruzada, don Fernando Camacho, en conversación dije yo que
tendría el Socorro hasta 3,000 feligreses; lo apoyó el doctor
Rangel, diciendo que hallándose poco antes en el Socorro en
casa del cura, escribió el padrón de vecinos hasta 2,450, y que
todavía fallaba gran parte de vecindario; luego se le agregaron
los de Chanchón, que no bajaban de 400, y estando yo en
Santafé, en el palacio del Excelentísimo señor Virrey don
Alfonso Pizarro y el Padre Josef Pajes, de la Compañía de
.Jesús, este Padre le refirió a Su Excelencia que pocos años
antes, y el presente fue el de 1751, en una misión que hizo en la
parroquia del Socorro el día del jubileo, se sacó por las formas
que se consumieron, que comulgaron aquel día 15,000 almas y
que fue necesario repetir otra misión para los que faltaron. Sobre
que dado quedemos que de los lugares comarcanos, que son
San Gil, Charalá, Simacóta y Oiba, a los que fue también la
misión, concurriesen bastantes al Socorro, otros tantos
quedarían a guardar las casas de los vecinos.
16

Otro computo expongo para comprobación del crecido


vecindario del Socorro. Díjome hace cinco años don Diego
Caruz, español, vecino de la ciudad de Girón, que el año
antecedente se había hallado en la parroquia del Socorro, y que
le oyó al cura de dicha parroquia del Socorro, don Luis de
Guzmán, predicar el día miércoles de ceniza, esta proposición:
"¿Qué os parece, fieles, cuántas almas menos este año en esta
parroquia que las del año pasado? Pues sabed que hay 900
menos, que tantos son los que en este año han muerto. "Lo
mismo me aseguraron dos clérigos sacerdotes de allí, el maestro
Lomos y el maestro don Miguel García. Mucho hay que tocar
acerca de esta proposición.

Lo primero que noto es que no había habido epidemia o


enfermedad contagiosa en aquel año en el Socorro, sino la
común y regular; que es tierra sana. Lo segundo, que parece que
no entraría en el número de los 900 los que murieron, de los que
nacían en ese año. Lo que yo he visto en varias ocasiones que he
estado en el Socorro, es enterrar en un día seis o siete, y a la par
he visto los pares de casamientos. Los más están persuadidos
que no baja el Socorro de 4,000 feligreses, cabezas de familia.
Yo le asigno y computo 3,500, y doy también de barato los 500
17

por inútiles para el efecto de contribuciones, y con los 3,000 y


muchos que no tiene de medro ninguno, porque no pone
ecónomos en las capillas que tiene, le señalo de renta al cura del
Socorro, para su párroco, anualmente, 5,000 pesos, y éstos,
decía el D. don Josef de Vergara, que fue allí cura hace más de
quince años, que le producía cada año, y entonces tenía la
tercera parte menos de vecinos que hoy tiene el Socorro. Y a
quien sintiere lo contrario, le diré lo que decía una viejecita: que
a quien cierne y amasa no le vendan hogaza.

Tiene el curato del Socorro en su distrito dos capillas


competentes para ayuda de parroquia, pero casi en un mismo
sitio, que son las que llaman el Páramo, en palos y teja, sin
ornato alguno; otra de maderos y paja donde llaman el valle de
San Josef, con su par de ornamentos preciosos, lindas campanas
y otras alhajas, pero no sólo no pone el cura allí sacerdote, pero
ni aun permite que lo pongan los vecinos, costeándolo ellos, ni
que sacerdote alguno permanezca allí de su voluntad. Que esto
sea bueno, no lo apruebo, y a reprobarlo no me atrevo, pues
cada cual sabrá cómo gobierna lo que es de su cargo.

El país de dicho valle es muy ameno y saludable. En el Socorro


hay mucho comercio de varios géneros del país, lienzos,
18

pabellones, mantas, paños, sobrecamas, listados y muchísimas


cosas de Casulla y de la tierra; pero tiene mucha gente baldía y
mal acostumbrada. Gobiérnala un Alcalde ordinario y otro de la
Hermandad de los de la villa de San Gil”3.

3
Tomado de:
OVIEDO, Basilio Vicente de. Cualidades y riquezas del Nuevo Reino de
Granada Manuscrito del Siglo XVIII [Colección Pensamientos y Noticias
escogidas para utilidad de Curas, 1761]. Bogotá: Academia de Historia de
Colombia – Imprenta Nacional, 1930. Cap. XIII, p. 174 - 176
19

4. Villa de Nuestra Señora del Socorro,


Corregimiento de Tunja (1771)

“Don Carlos por la gracia de Dios Rey de Castilla, de León, de


Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de
Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorga, de
Sevilla, de Cerdeña, de Córdova, de Córcega, de Murcia, de
Jaén, de los Algarbes de Algecira, de Gibraltar, de las islas
Canarias, de las Indias Islas y Tierra Firme, del Mar Océano,
Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, de Brabante, y
Milán, Conde de Ahsburg, de Flandes, Tirol, y Barcelona, Señor
de Vizcaya y de Molina, etc.
Por parte de varios vecinos de la Parroquia de Nuestra Señora
del Socorro, jurisdicción de la Villa de Santa Cruz, y San Gil de
la Nueva Baeza en el Nuevo Reino de Granada, se me ha
representado, que en el año de mil setecientos, y once,
ocurrieron varios vecinos de la mencionada población al
Reverendo Arzobispo de Santa Fé, don Francisco de Cossio y
Otero, Presidente interino, que era entonces de aquella
Audiencia, para que en atención a su crecido número de
vecinos, tener más de cuatrocientas casas en calles, y plaza,
iglesias ornamentados a su costa, casas de Cabildo, cárcel, trato
y comercio en que había adquirido, y aumentado sus caudales,
siendo los más de los vecinos, personas nobles, y beneméritas,
concediese a dicha Parroquia título de Ciudad, eximiéndola de
la jurisdicción de la enunciada Villa como con efecto lo ejecutó
20

bajo de varias capitulaciones, y en la calidad de obtener Real


confirmación.
Que habiendo ocurrido por esta, se libró Real Cédula en treinta
de Diciembre de mil setecientos, y doce, previniendo a aquel
Prelado no pasase a conceder semejantes licencias, y repuso
todo lo obrado con lo que quedó la referida Población reducida a
su anterior estado de Aldea de la Villa de Santa Cruz y San Gil.
Que no por esto descaecieron de fomentar su población,
adelantándola en edificios públicos, y particulares, urbanidad, y
buena crianza labores de campo, cultivo de frutos, crianza de
ganados, fábrica de todos tejidos de algodones y comercio de
géneros, y frutos, de suerte, que es tan crecido como el de
cualquiera de las ciudades de mayor nombre de aquel Reino, a
que se añade tener dicha Parroquia más de tres mil vecinos,
cabezas de familias bien acaudalados, no pocos de ellos, y más
de diez y seis mil personas de comunión entre todos.
Que con estos, y otros poderosos motivos, y los de la enemistad
que tenían los vecinos de la Villa, a los de la Parroquia del
Socorro, y no poder esta hallarse bien administrada de Justicia
ocurrió en el año de mil setecientos y sesenta y dos a mi Virrey
del Nuevo Reino de Granada para que no alcanzando sus
facultades a conceder la exención que solicitaba, me consultase
sobre ello oyendo al Fiscal de aquella Audiencia, y a los vecinos
de la referida Villa de San Gil.
Que con este motivo, se siguieron autos, y sustanciados en
forma, declaró el expresado mi Virrey en veinte y dos de
noviembre de mil setecientos y sesenta y cinco, que sin embargo
del excepcionado por Villa, debía conformarse con el dictamen
del Fiscal, en orden a ser conveniente la desunión de dichas dos
poblaciones, y que la del Socorro, se erigiese en Ciudad, con
21

jurisdicción y territorio separado, adjudicándole el mismo, que


en el año de mil setecientos, y once, la señaló el Muy Reverendo
Arzobispo Presidente Don Francisco Cossio y Otero. Porque
siendo como es entendidísimo el que hoy corresponde a la Villa
y tan útil en la mayor parte, como lo comprueban los
establecimientos de nueve parroquias que se hallan dentro de él,
y con bastante distancia unas de otras, parece puede
seguramente verificarse la división, "dejando a cada una de ellas
cumplidas las cuatro leguas de termino fructuoso, sino en
cuatro, a lo menos prolongadas, y son las que únicamente se
concedieron a la Villa de San Gil cuando se separó de la ciudad
de Vélez".
Y conceptuando el Virrey ser la mencionada Parroquia
acreedora a la Merced que solicita, para que en lugar de las
muchas ciudades que hay arruinadas y perdidas en aquel Reino,
se subrogue la del Socorro, que promete no solo la permanencia
sino también muchos progresos y adelantamientos mandó que
su citado Decreto sirviese de informe, para lo que pudiese
conducir en el recurso que se debía hacer a mi Real Persona
declarando ser a quien toca resolver en el asunto lo que sea más
de mi Real agrado como todo resulta de varios Testimonios que
se han presentado por los expresados vecinos de la Parroquia del
Socorro. Suplicando me digne conceder a ésta el título de
Ciudad en la forma que mi Virrey propone en su citado Decreto
informativo, con jurisdicción sobre si, y los moradores de todo
el territorio, que se la asigne, eximiéndola para siempre de la de
la Villa de Santa Cruz y San Gil, con las calidades que en el año
de setecientos y once le había hecho el Muy Reverendo
Arzobispo don Francisco de Cossio y Otero, como Presidente
interino de la Audiencia de Santa Fé.
22

A esta pretensión se opuso la enunciada Villa, produciendo


diferentes documentos relativos al asunto; y habiéndose pasado
todo de sala de Gobierno a la de Justicia de mi Consejo de
Indias dedujeron las partes lo que tuvieron por conveniente, y
con audiencia de mi Fiscal, se proveyó auto en veinte y uno de
enero del presente año de mil setecientos y sesenta y uno,
declarando que la Parroquia de Socorro, debe erigirse en Villa,
eximida de la de Santa Cruz, y San Gil y su jurisdicción, y
concedérsela como se la concede la gracia de tal Villa eximida,
y todas las exenciones y prerrogativas correspondientes.
A cuyo fin se le despachase el título debido, cumpliendo la
asignación de territorios, empleos de justicia, y demás oficios de
Cabildo y República, con arreglo a las leyes del asunto a mi
Virrey de Santa Fé, de cuyo auto se interpuso suplica por parte
de la mencionada Villa de Santa Cruz, y San Gil, la que fue
admitida. Y oídas ambas partes, y habiéndose dado vista a mi
Fiscal se pronunció en treinta y uno de agosto de este mismo
año sentencia de revista, confirmando el citado auto de vista, en
cuanto por él se declaró que la Parroquia del Socorro debe
erigirse en Villa eximida de la de Santa Cruz y San Gil, y
concedérsele, como se le concedió, la gracia de tal Villa
eximida, y las demás exenciones, y prerrogativas
correspondientes.
Y se le mandó despachar el título debido, dando comisión al
Virrey, para la ejecución, y cumplimiento de la "asignación de
territorio", empleos de justicia, y demás oficios de Cabildo y de
República "con arreglo a las leyes Reales" del asunto.
Y declarando nuevamente que en cuanto a la citada comisión
mandada dar al Virrey para la asignación de territorio, debía
entenderse solo precisa, y limitadamente para lo jurisdiccional
23

necesario y conveniente a la mayor administración de Justicia, y


quedando en el mismo ser, estado y sin novedad ni alteración
alguna todo el término asignado a la Villa de Santa Cruz y San
Gil, y que esta posee desde su erección para todo lo respectivo
al libre y común uso, y aprovechamiento de ambas Villas y sus
vecinos, de todos sus pastos, aguas, montes, peñas, ríos, pasos y
demás beneficios y servidumbres necesarias, que en él se
contienen, y según, y como lo han sido, y han estado libres, y
comunes hasta ahora.
Por tanto, quiero, y es mi voluntad que en la forma expresada, se
llame la enunciada Parroquia de aquí en adelante Villa de
Nuestra Señora del Socorro, y que use de la jurisdicción que le
corresponda, y goce de los privilegios, y prerrogativas, que las
demás Villas de las Indias, y de estos Reinos. Y encargo al
Serenísimo Príncipe de Asturias, mi muy caro y amado hijo, y
mando a los infantes, Prelados, Duques, Marqueses, Condes,
Ricos hombres, Priores de las órdenes, Comendadores, y
Subcomendadores, Alcaides de los Castillos y Casas fuertes.
Y llamo a los de mi Consejo, Virreyes, Presidentes y Oidores de
mis Chancillerías y Audiencias Reales a los Alcaldes y
Alguaciles de mi Casa y Corte, Chancillerías, y a todos los
Consejos, Corregidores, Asistentes, Gobernadores, Alcaldes
mayores y ordinarios, Alguaciles y hombres buenos, y demás
personas de cualquier estado y calidad de todas las ciudades,
villas y lugares de los expresados mis Reinos que así lo tengan
entendido y no pongan el menor impedimento ni embarazo en el
puntual cumplimiento de esta mi Real determinación.
Y de este título se tomará razón en las Contadurías generales de
valores y distribución de mi Real Hacienda, y de mi Consejo de
las Indias dentro de dos meses de su data, expresándose por la
24

primera quedar satisfecho, o asegurado, lo que por esta gracia se


debiere al derecho de la media anata, y no ejecutándose así
quedará nula, y también se tomará por los oficiales Reales de las
Cajas de la ciudad de Santa Fé.
Dado en San Lorenzo a veinte y cinco de octubre de mil
setecientos y setenta y uno.
Firmado YO EL REY.
Yo Don Domingo Díaz de Arce, Secretario del Rey Nuestro
Señor, la hice escribir por su mandado (Hay una rúbrica).
Refrendada por Secretaría: doscientos sesenta y cuatro reales
plata (Hay una rúbrica)"4.

4
Tomado de:
ROJAS RUEDA, José Manuel. Ciudades de Santander. Bogotá: ABC, 1939.
P. 40 – 45. Negrita agregada
25

5. La Villa del Socorro desde el


Convento de los Capuchinos
(1782 - 1789)
“V

La industria nace, se fomenta y crece a beneficio del influjo del


Gobierno y perece, sin duda, cuando cesa esta actividad.

Es asunto principal suyo el desvelo de promover la felicidad


pública y particular aumentando la agricultura, comercio interior
de las provincias, cualquier ramo de industria, dando el impulso
más vigoroso a todos los pensamientos útiles y sosteniéndolos
con las providencias más oportunas. Abandonada la industria es
consecuente la miseria, y en aquel infeliz momento que se
desnaturaliza, se asegura infaliblemente la despoblación. La
miseria estorba los matrimonios y aun cuando los facilite, los
constituye estériles e infecundos. Es observación que tengo
hecha en la ocupación de mis misiones.

Aquellos pueblos en quienes reina la abundancia multiplican


con rápidos progresos y es grande su población; pero los que se
hallan penetrados de la miseria sufren la despoblación porque no
26

conocen la actividad y camina en ellos muy lenta la


multiplicación. Varios pueblos podría yo presentar en el tribunal
de los políticos estadistas en apoyo de mi observación, pero sólo
me reduciré en hacer memoria de la villa del Socorro.

Este pueblo tiene sesenta y tantos años de fundación, es


desmembración de la villa de San Gil como es ésta de la ciudad
de Vélez. En sus principios era una corta aldea en donde
descansaban los arrieros y tomaban fuerza las mulas para la
continuación del viaje. Las primeras familias se propusieron, y
en efecto lo lograron, de dirigirse por sendas y rumbos
conocidos para llegar al último término de opulencia que
preparaban a su posteridad. Su empeño y constancia en las
labores de maíces, cañas y algodones dejaron a sus hijos un
documento digno de ser imitado y promovido. Sus hijos lo
adoptaron y siguieron logrando coger en alguna parte los frutos
de las primeras semillas que arrojaron sus abuelos.

Es permanente y sólido el establecimiento que fundaron en las


labores y tejidos de lienzos, mantas, mantelerías y bayetas,
fecundísimo ramo de la actual industria popular, capaz por sí
sola de llenar de bienes y felicidades a sus habitantes con
notable preferencia entre las demás provincias del Reino. Esta
27

proposición la fundo en el cálculo del aumento o decadencia de


los diezmos, que siempre son las verdaderas medidas de los
progresos o atrasos de las riquezas de los pueblos en el ramo de
agricultura.

Con noticia más exacta tengo bien examinado que el mayor


valor de dichos diezmos en la jurisdicción del Socorro, aun en el
tiempo en que se cosechaba el tabaco, ascendió a doce mil
trescientos cuarenta pesos, un real y cuartillo. En los años
posteriores, después de prohibidas las siembras, fue subiendo
con excesos muy notables al precedente valor, pues en el año de
setenta y nueve ascendió a doce mil ochocientos cuarenta y dos
pesos, cinco reales y cuartillo; en el de ochenta, a quince mil
seiscientos cuatro pesos y en el de ochenta y uno a quince mil
doscientos cincuenta y ocho pesos, tres reales. Sirvieron, pues,
los diezmos a proporción de los fondos efectivos de agricultura.
Este cálculo será el conocimiento cierto de los adelantamientos
de esta villa.

En sus principios se derramó la fama de su ocupación y al paso


que se aumentaba la población crecían también las sementeras,
se multiplicaban los telares y se promovía la industria. En el
cálculo de individuos que se hizo en el año de ochenta y uno,
28

resultaba el número de quince mil. Es uno de los pueblos más


vistosos y civilizados del Reino. Se han desmembrado de su
feligresía la parroquia de Culatas y la de Pincho te. Esta última
desmembración fue después del año de ochenta y uno.

Tiene su Cabildo bajo su jurisdicción ocho crecidas parroquias,


algunas de ellas tan pobladas que el número de feligreses sube al
de seis mil, como son Simacota, Oiba y Charalá, cuyos alcaldes
son pedáneos sin jurisdicción ordinaria. Tienen un gran
comercio activo y pasivo y el carácter de sus habitantes es muy
vivo, laborioso, aplicado, de nobles talentos pero de bastardas
ideas.

Es una de las villas más abundantes e industriosas sin embargo


de ser su campo ingrato, estéril; pero la aplicación y el beneficio
le hacen abundante y fecundo. Es notoria la multiplicación de
todos los años. Se calculan anualmente ochocientos los nacidos,
trescientos los muertos y como unos doscientos los casamientos,
según el verídico informe que me dio el Cura de dicha villa.

Por las noticias más exactas que tengo de aquel Cabildo no


intervino emigración de pobladores que viniesen de otro clima,
ni de otra provincia para establecerse en esta villa. Su crecida
29

multiplicación es propia de sus hijos. ¿Qué extraña maravilla


será sostener que la ocupación útil de los hombres es la medida
de la población y el fundamento de la prosperidad del Estado?
En vano se buscan otras causas de la despoblación.

Todo el celo y conato de los Virreyes y Gobernadores ha de ser


introducir la abundancia y desterrar la miseria. Fomentar en sus
súbditos pensamientos tan útiles a la causa común y a los
intereses de los particulares. Precisarles a que todos los años
presenten en sus tierras algún adelantamiento según las
influencias del clima. Todos deben convenirse en que para
promover la multiplicación de pueblo en un nuevo
establecimiento es necesaria la ocupación en la agricultura. No
por mucho terreno es una familia rica sino por poco y bien
cultivado.

En la Europa se observa y aun en este Reino, que la población


es más numerosa en donde hay escasez de terreno; y en donde
son muchas las poblaciones grandes y pocas las pequeñas, es
menor la población. Tal es la provincia de Muzo,
verdaderamente despoblada por esta causa. Hablo por
experiencia. Valencia, en donde las tierras están divididas en
pequeños globos, se halla más poblada que los Reinos interiores
30

de España por esta causa. Es proloquio común en los


proyectistas que cuatrocientas calzadas o jornales de tierra,
repartidas por igual parte entre cuatrocientos labradores
producen más que si uno solo las ocupara.

Los primeros estados del mundo eran unas pequeñas sociedades


o familias que habitaban un terreno proporcionado al pequeño
número de ciudadanos que las formaban. No tomaban más
posesión que la del terreno necesario para defenderse y
conservarse. Elegían el campo más ameno y fecundo en donde
había pastos en más abundancia. Aborrecían la miseria como
monstruo el más horrible y devorador”5.

5
Tomado de:
FINESTRAD, Fr. Joaquín de. El vasallo instruido en el Estado del Nuevo
Reino de Granada y en sus respectivas obligaciones [1789]. Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia, 2001. P. 150-153
31

6. La Villa del Socorro ante las Cortes


de España y la Junta Suprema y
Central de España e Indias (1809)

“INSTRUCCIÓN
Que da el Muy Ilustre Cabildo, Justicia y Regimiento de la Villa
del Socorro, al Diputado del Nuevo Reino de Granada, a la
Junta Suprema y Central Gubernativa de España e Indias.
En cumplimiento de lo dispuesto en la Real Orden de fecha 22
de enero de 1809, y al tenor del mandamiento del señor don
Antonio Amar y Borbón, Virrey del Nuevo Reino de Granada,
el Cabildo, Justicia Regimiento de la Villa del Socorro; se
reunió con el objeto de acordar la terna que lo representará en
las Cortes Españolas; y, por unanimidad, salieron favorecidos
los doctores Camilo Torres y Joaquín Camacho y el señor don
Tadeo Gómez Durán, sujetos todos de relevantes prendas, de
probado patriotismo, de reconocida virtud y una ilustración nada
común. Hecho el respectivo sorteo, la fortuna favoreció al señor
Gómez Durán, y así lo comunicaron al señor Amar y Borbón.
Sabedores los socorranos del resultado del segundo sorteo
verificado en Santafé el 16 de septiembre de 1809, y que el
Diputado del Nuevo Reino sería el señor General don Antonio
de Narváez de Latorre, meritorio hijo de Cartagena de Indias,
nuevamente se reunieron los ediles del mencionado año con el
32

fin de dar las instrucciones necesarias «al Excelentísimo señor


don Antonio Narváez y Latorre, Diputado por el Nuevo Reino
de Granada, para su Representante en la Junta Central
Gubernativa de España e Indias» y que son del tenor siguiente:
1. La Provincia del Socorro confina por el oriente y mediodía
con la de Tunja, de la cual la separa la Cordillera de Guacha y el
pueblo de Saboyá, situado en las inmediaciones de Chiquinquirá
y laguna de Fúquene, de donde nace el río Suárez. Sobre las
márgenes de este río, y siguiendo el curso de sus aguas, se
extiende del mediodía al norte hasta donde se junta con el río
Chicamocha, que la divide de la de Pamplona. Al poniente,
como a cuatro leguas de distancia de su capital, tiene la
cordillera de Yarigüíes, y bosques antiguos que llegan hasta el
río Grande de la Magdalena, en los cuales se cree haya una u
otra horda de salvajes que, viviendo de la caza y de la pesca, no
tienen comercio alguno con los pueblos civilizados. Si los
caminos de Carare, Opón y Chucurí llegan a efectuarse como se
ha proyectado, franquearán el paso por estos bosques, y la
Provincia extenderá entonces sus límites desde el oriente o
cordillera de Guacha, hasta el río Magdalena, que será una
travesía de cincuenta leguas por lo menos.
En la actualidad solamente se pueden contar ocho leguas del
terreno que ha entrado en cultivo desde Guacha hasta el pie de
la cordillera de Yarigüíes, y treinta desde Saboyá hasta
Chicamocha, que dan una área de doscientas leguas cuadradas.
Su población asciende, según los últimos estados a cerca de
ciento setenta mil habitantes de todo sexo y edad. Este número
de gentes se halla distribuido en tres partidos, que son la Villa
del Socorro, capital de la Provincia, la Villa de San Gil y la
ciudad de Vélez.
33

A cada partido están agregadas varias poblaciones que se


denominan Parroquias y algunos pueblos de indios; estos por lo
común viven en comunidad y a son de campana, son estúpidos y
tan pobres que parece no entienden sus ideas más allá del
momento presente. Los de las Parroquias son blancos,
descendientes de europeos, que tienen sus casas en el lugar a
donde concurren los días de fiesta y de mercado y también las
tienen en los campos, en medio de sus plantaciones, donde
viven dedicados todo el año a la agricultura, que es la ocupación
de la gente libre, y por consiguiente no sólo es la más lucrativa,
sino la más apreciable.
Las contribuciones del Tesoro Público, según el estado relativo
a 1803, rendían de cantidad líquida ingresable en Cajas Reales,
algo más de 10.000 pesos fuertes. Las rentas eclesiásticas
compuestas de diezmos, primicias, óleos, casamientos,
cofradías, entierros, fiestas de patronos, informaciones
certificaciones, derechos de sacristanes, de fábrica y de
despensa, a los que contraen matrimonio dentro de los grados
prohibidos, no se sabe a punto fijo a qué cantidad ascenderán,
pero juzgando por los diezmos, que en 1803 producían cerca de
7.000 pesos fuertes, se considera que el total de rentas
eclesiásticas no bajará de 14.000 pesos al año. Resulta de lo
dicho que las contribuciones públicas de la Provincia del
Socorro, componen anualmente la suma de 24.000 pesos
fuertes, que paga este pueblo frugal y laborioso con el producto
de su agricultura y poca industria.
El terreno es fecundo y se presta a variedad de producciones,
pero como ha habido tiempo en que se ha vendido la libra de
acero de 16 onzas, en cinco pesos fuertes, y a esta proporción en
hierro, el cultivo no ha correspondido ni a las ventajas naturales
del país, ni a los esfuerzos del labrador. El establecimiento de
34

forjas en el interior del Virreinato, evitaría en lo sucesivo otra


igual carestía que podría haber arruinado la más floreciente
agricultura, y con mayor razón la nuestra, que por estas y otras
causas políticas es tan lánguida, que sus principales frutos
consisten en algodón, azúcar, arroz y maíz.
La industria está reducida a tejidos de algodón muy baratos de
que se viste casi toda la gente pobre de la mayor parte del
Virreinato, la juventud se educa generalmente en los preceptos
de la religión católica por los padres de familia; y en las Villas
de San Gil y Socorro se añade la enseñanza de primeras letras,
de rudimentos de gramática latina, por escuelas públicas
pagadas para este fin, de las rentas concejiles.
No se conoce otro comercio activo que el cambio del corto
sobrante de la agricultura e industria, que se transporta a las
provincias circunvecinas; y el pasivo que, en tiempo de paz,
consiste en efectos de Europa que nos vienen de Cádiz; y en
tiempo de guerra se introducen los mismos efectos, pero la
mayor parte por la vía del contrabando, y aun por la mano de los
enemigos, que con este arbitrio hacen notable guerra a la
Nación.
2. Hallándose la Suprema Junta bien persuadida, como lo
acreditan lar órdenes que han emanado de su autoridad
soberana, de que la felicidad del Estado depende esencialmente
de la inviolabilidad de los preceptos constitucionales, el Cabildo
del Socorro espera: que el señor Diputado reuniendo su voz a la
de los demás sabios patriotas que componen aquella augusta
Asamblea, concurra con ellos a echar los fundamentos de la
opinión pública, de la confianza y patriotismo, que son el más
seguro baluarte contra la ambición usurpadora, y cuyas virtudes
producirán infaliblemente aquella constitución que tenga por
35

base la ley eterna, que destina al hombre a vivir del sudor de su


frente, y señala la tierra como su patrimonio.
Supresión de clases estériles, reducción de empleos
improductivos, libertad de las tierras y del trabajo, imposición
de tributos, recaudación y distribución según las leyes de la
justicia, en que se apoya el pacto social: he aquí una pequeña
parte de los bienes que naturalmente emanarán de una tal
constitución. Esta misma estrechará más, si puede ser mayor, la
unión de la madre patria con los habitantes de este vasto
hemisferio.
3. Por un principio de política conforme con las ideas de
humanidad y de justicia, suplica el Cabildo al señor Diputado,
que solicite en la Suprema Junta, que los resguardos de indios se
distribuyan entre estos naturales por iguales partes, para que
como propietarios puedan enajenarlos o transmitirlos a su
posteridad, según las leyes de sucesión, quedando exentos de los
tributos que actualmente pagan; pero sujetos a las
contribuciones de los demás habitantes; con esta providencia
se olvidará la idea de conquista, tan odiosa para ellos y que los
tiene siempre abatidos; y pagarán mayor cantidad a la masa
general de rentas públicas, que lo que hoy producen los tributos
por razones que son bien obvias.
4. Que siendo el comercio de negros una degradación de la
naturaleza humana, y causando el envilecimiento de todas
aquellas profesiones a que son destinados estos miserables
africanos, se suplica al señor Diputado, solicite se prohíba
perpetuamente tal comercio; y se libren las providencias que se
consideren oportunas a fin de que, conciliado el interés de los
propietarios, se proporcione la libertad de los muchos esclavos
36

que hay en el virreinato, y entren éstos en sociedad como las


demás razas libres que habitan las Américas.
5. Que siendo un principio incontestable de economía política
que el principal fomento que el gobierno puede dispensar a la
agricultura, comercio e industria, es la libertad de sus gentes, o
lo que es lo mismo, la protección del interés individual y que
siendo incompatible esta libertad o protección con varios
estorbos políticos, físicos y morales, tratará el señor Diputado de
que se remuevan todos.
6. Por una consecuencia de este principio, se concederá
comercio libre por todos los puertos de América y de España
con las naciones amigas y neutrales.
7. Se prohibirá para siempre la esclavitud de las propiedades
territoriales, y se ordenará que las que ya se hallan fuera del
comercio, vuelvan a la libre circulación, como los demás bienes,
por los medios y arbitrios que proporcionará la nación junta en
Cortes, donde se examinará ‘este negocio con el más vivo
interés, tanto por los bienes que de su ejecución han de resultar a
la sociedad entera, como por la dificultad que ofrece la abolición
de un abuso tan inveterado y sostenido por la ignorancia; a pesar
de que los hombres más sabios de la nación, entre ellos los
señores Jovellanos y Campomanes, lo han combatido y
denunciado al primer Tribunal de ella como uno de los mayores
males políticos que la afligían y la arrastraban hacia su ruina.
Los escritos de esos grandes hombres, sin embargo de su
elocuencia y de las miras profundas de humanidad que
contienen, no han hecho en los pueblos la impresión que debía
esperarse. La barbarie opone obstáculos y no hay otra autoridad
que pueda superarlos sino es la opinión pública, y se cree que el
medio de establecerla o fijarla será el de las luces que sobre un
37

objeto tan interesante esparce en el mundo la parte más ilustrada


de la nación reunida en Cortes.
8. Se establecerá un sistema de rentas menos dispendioso en que
se ocupe menor número de agentes; y que las aduanas sean el
termómetro que gradúe la protección de la industria nacional y
el contrarresto de la extranjera. Ya no se mirará como un
proyecto quimérico el de la única contribución: los pueblos más
ilustrados en la época en que quiso establecerla el Excelentísimo
señor don Miguel de Muzgún concurrirán gustosos a repartirse
el equivalente de lo que hoy entra en el Tesoro Público. Este
evitará con tal operación los fraudes y quiebras de los
subalternos, como que cada Provincia responderá al Estado y los
pueblos ganarán talvez un tercio que se disipará en la
recaudación y manejo. La multitud de hombres ocupados hoy en
la Administración de Rentas Públicas, como que ya no hallará
en ellas su subsistencia, la buscará en el trabajo, y entonces la
agricultura, el comercio y el arte se fomentarán del modo más
justo, con la concurrencia de tantos brazos que en el día desecan
estas fuentes de riqueza pública.
9. La reducción de días de fiesta a los domingos y demás
consagrados por la religión a sus misterios, será otro fomento
que podrá dispensarse a la agricultura, comercio y artes.
10. No es de menor importancia para estos grandes objetos de
prosperidad nacional, el que se supriman tantos derechos
eclesiásticos como se han introducido con el tiempo, y que
queden reducidas las rentas de la iglesia a diezmos y primicias,
que en esta Provincia, y las demás del Virreinato alcanzan
sobradamente para la decorosa sustentación del clero, y del
culto que debemos tributar a la divinidad, que con larga mano
nos ha colmado de beneficios.
38

11. Otros de los grandes estorbos que retardarán el progreso de


la riqueza pública es la falta de caminos y de puentes en la
Provincia, y aun en todo el Virreinato. Si se considera que el
espacio inmenso que éste ocupa, situado en la base y
ramificaciones de la famosa cordillera de los Andes, los muchos
ríos que descienden de ella y dividen unas poblaciones de otras,
talvez nos entregaríamos al desaliento, y veríamos la
construcción de puentes como una obra superior a las fuerzas de
tres millones de almas esparcidas al acaso en todo el Virreinato;
mas reflexionando que los recursos de un gobierno paternal y
justo son inagotables, como que sus fuerzas se reproducen por
una acción y reacción continuas, debemos concebir esperanzas
de ver menos impedidas las comunicaciones de unas provincias
con otras, y consiguientemente fomentados los ramos de
prosperidad nacional.
12. El Cabildo considera que nada contribuye tanto a la felicidad
de la patria como la educación de la juventud; no en aquéllos
estudios que por su tendencia natural aumentan las clases
estériles y gravosas a la sociedad, sino las ciencias exactas y que
disponen al hombre al ejercicio útil de todas las artes. Tales
serán en esta Provincia, el estudio de la filosofía, aritmética,
geometría y dibujo, y en las capitales grandes, donde hay
colegios, y universidades, que se añadiese al plan de estudios
uno o dos años de economía política. De este modo se
vulgarizarían los principios y grandes resultados de una ciencia
tan importante; y la opinión de los pueblos así rectificada,
acercaría la época en que por un pacto tácito y general, quedase
irrevocablemente fijada la suerte del género humano, que por
tantos siglos ha sido la víctima de todos los errores y de todas
las injusticias.
39

13. El señor Diputado suplicará a la Suprema Junta, que por un


acto de bondad, de que nos ha dado tan señaladas pruebas, eche
una mirada sobre esas leyes civiles y criminales que han ido
aumentando en el tiempo, y sobre tantas ordenanzas y
reglamentos que componen el derecho extravagante cuyo
laberinto no es dado recorrer sino a uno u otro hombre de juicio
y grandes facultades, para que convencida su Soberanía de las
dificultades insuperables que tienen los vasallos de imponerse
en las leyes para obedecerlas, y los magistrados y jueces para no
excederse en su ejecución, y precipitarse en el abismo de la
arbitrariedad, forme un nuevo código de leyes civiles y
criminales, tan sencillo y conciso, que su inteligencia no esté
como ahora, reservada a los sabios y profesores del derecho,
sino que se proporcione al alcance de todas las clases del
pueblo.
14. Consiguiente a este mismo objeto, de que la Nueva Granada
se ilustre, sería muy conveniente que el señor Diputado
comunicase a los Cabildos poderdantes el resultado de las
gestiones de la Suprema Junta, lo que podrá verificarse por los
medios y conductos que considere más fáciles. El Cabildo con la
más sana intención y con los deseos más ardientes de concurrir
al bien general del Estado, ha extendido los catorce artículos que
comprende esta Instrucción. No se oculta a este Cuerpo, que en
la inmensidad de ramos que abraza la organización de un
Imperio como el de España e Indias, es traer infinitos puntos de
que no se habla en la presente Instrucción, tanto por la cortedad
de nuestras luces, como porque ahora nos hemos limitado a
instruir sobre la abolición de los abusos que se creen de una
influencia más general.
Cuando haya cesado el tumulto de las armas, y se hayan
suspendido las calamidades que padece la madre patria; cuando
40

se haya destruido ese edificio gótico, que ha levantado la mano


lenta de los siglos, y que parecía eterno como nuestros males;
cuando el progreso de las luces haya difundido las ideas de
humanidad por todas las clases de la sociedad; en una palabra,
cuando la Nación se halle más instruida de lo que esencialmente
interese a su felicidad, entonces la Junta Central, esa Asamblea
de sabios y de buenos ciudadanos, ese cuerpo, el más respetable
que en el día existe sobre la tierra, podrá, en el silencio de la
sabiduría, formar una Constitución, que a pesar de los ataques
del tiempo y del furor de la barbarie, fije para siempre los
destinos de la nación.
Socorro y octubre 20 de 1809.
Joaquín Plata (Rúbrica) Alberto José Montero (Rúbrica) Pedro
Ignacio Vargas (Rúbrica) Ignacio Magno (Rúbrica) Joaquín
6
de Vargas (Rúbrica)” .

6
Tomado de:
RODRIGUEZ PLATA, Horacio. La Antigua Provincia del Socorro y la
independencia. Bogotá: Publicaciones editoriales, 1963.
41

7. Provincia del Socorro, Confederación


Granadina (1850)

“XI
…Dos y media leguas antes de llegar al Socorro hicimos alto en
una venta que llaman aguabuena, por la de un límpido y fresco
manantial cercano, de donde se surte la casa, edificio modesto y
aseado, con su portal hacia el camino, a la izquierda una puerta
que dejaba ver el grueso mostrador de adobes coronado de
totumas, nuncios de estar cerca la hirviente chicha, y ostentando
por exceso de lujo dos frascos de aguardiente detrás de un
enrejado de madera, y a la derecha otra puerta para lo que
llamaré sala de recibimiento, en defecto de nombre más
apropiado.
Por supuesto que no faltaban parroquianos en la chichería,
cuáles apurando la totuma desde encima del enjalmado buey,
que mientras tanto rumiaba y dormitaba, cuáles formando corro
en el portal y dentro de la tienda, hablando a un tiempo y en voz
alta de las negociaciones y precios del mercado, y dejándose
obsequiar por las atléticas hijas de Eva que les acompañaban;
todos ellos gente agricultora, ágiles, vigorosamente
conformados, de mirar inteligente y aire resuelto, vestidos a la
ligera con telas nacionales, ruanas diminutas y amplio sombrero
de trenza, la nerviosa pierna desnuda desde la rodilla y el pie
resguardado con alpargatas gruesas, ya gastadas y empolvadas
en largo servicio.
42

Acomodadas las cabalgaduras fuera del portal entramos a la sala


donde nos recibió la ventera con mil excusas por los tercios de
yuca que nos embarazaban el camino, accidentalmente
depositados allí, según tuvo cuidado de informarnos, como
temerosa de incurrir en mala nota. Muebles no había, salvo una
mesa pesadamente labrada y arraigada en un ángulo de la sala,
cerca de dos poyos cubiertos de estera; pero en compensación
brillaban las paredes con pinturas en que el ingenioso autor
había hecho heroicos esfuerzos para combinar de infinitas
maneras el ocre y bermellón, únicas tintes de su rústica paleta.
Las figuras más notables eran dos matronas sentadas en el aire,
de rostros borrachos y mofletudos con los ojos a la raíz del
cabello, y por tanto sin frente. La primera gemía bajo el peso de
una corona gigantesca, sin esperanza de alivio, puesto que la
mano izquierda la tenía ocupada con una tiara, y la derecha con
un barretón, a guisa de cetro. Debajo escribió este nuevo
Leonardo de Vinci:
La quarta parte del mundo
Evropa zoi nombrada,
Tengola tiara, i las llabes,
Yo zoi lamas ilvstrada.
Frente a frente, mirando a su colega con ojos tiesos y
espantados, estaba la segunda figura, coronada de plumas, al
parecer, con arco y flechas en una mano y una granada muy
razonable en la otra. Volaba por lo alto un letrero que decía
AMERICA, y debajo:
Quizo mi Dios piadoso
43

Darme su caridad.
Soi la america libre
viba la libertad.
Promediaba entre las dos matronas un militar colorado,
cabalgando en un cuadrúpedo amarillo, detrás del cual iba una
mujer amarilla en un caballo colorado. El militar se abría paso
con la espada, más grande que él mismo, y le rodeaba tal
profusión de versos belicosos que no me atreví a copiarlos. El
Asia y el Africa se quedaron en bosquejo, probablemente por
haberse agotado el ocre y bermellón en borrajear sobre la testera
de la sala dos Vírgenes rojas con sus correspondientes Jesuses,
sacando ánimas del purgatorio, mientras San José se estaba a un
lado mirándolas, y por ventura devanándose los sesos para
explicarse aquella dualidad inusitada, que celebraban dos
angelotes tocando violín y guitarra, y rodeados de una aureola
de guacamayas enormes, en cuyos cuerpos acabó el pintor de
limpiar sus brochas.
Pedir de comer habría sido anticiparse a la época presente, por
cuanto no está en uso todavía guisar en nuestras ventas-posadas,
excepto lo que llaman ajiaco, especie de potaje de papas, del
cual regalan una escudilla a los transeúntes de alpargata con tal
de que beban y paguen un cuartillo de chicha. Inventamos un
sencillo almuerzo, que nos sirvieron sin más aditamento que el
salero, dentro del cual pusieron dos palitos de sauce con su
corteza, para suplir la falta de cubiertos, que en realidad no la
hacen cuando se aprende a manejar aquellos instrumentos cuya
principal recomendación es el aseo, puesto que para cada
servicio los fabrican nuevos. Con esto, y dos vasos de agua, que
en lo cristalina y ligera pudiera brillar al lado de la deliciosa de
Torca, proseguimos nuestro camino en demanda del Socorro.
44

XII

A principios de 1540 entraron los españoles por primera vez en


el territorio de los guanes, hoy provincia del Socorro,
capitaneados por el fundador de Vélez, Martín Galiano.
Llenáronse de admiración y de algún temor también, al
encontrar la tierra densamente poblada de indios agricultores,
activos y con vestiduras de telas finas de algodón, a usanza de
los chibchas. Así fue que, cautelosos y con palabras de paz,
penetraron por la demarcación del cacique Corbaraque, cuyas
casas demoraban al S.-E. de Oiba, y tomando por el Valle de
Poima se dirigieron a Chalalá (hoy Charalá), donde los
recibieron con armas, cerrándoles el paso, costumbre que no han
perdido aquellos moradores, como lo demostraron en 1819,
pretendiendo, pocos y mal armados, rechazar al feroz realista
González, que conducía por allí un cuerpo de tropa veterana,
resto del ejército de Barreiro derrotado en Boyacá.

Entrambas ocasiones les salió mal la cuenta, pues hubieron de


sucumbir a la mayor pericia la primera, y la segunda al mayor
número de los invasores. Continuó Galiano su exploración hacia
el norte, encontrando en todas partes numerosas poblaciones, y
después de un rodeo hasta cerca del actual San Gil, donde tuvo
que combatir de recio al valiente Macaregua, marchó al N.-O.
por Barichara, y de allí retrocedió por tierras del cacique
Chianchón, que también le dio guerra y también fue vencido y
prisionero en las lomas fronterizas del Socorro. De esta manera
quedó preparada la sujeción de una comarca tan populosa como
la planicie chibcha, e igualmente civilizada. Eran los guanes de
aventajada estatura, pacíficos e industriosos; las mujeres, según
escribió fray Pedro Simón, "de muy buen parecer, blancas y
bien dispuestas y más amorosas de lo que fuera menester"; la
tierra limpia, labrada y abierta, con sementeras y caseríos por
45

todas partes. Sin embargo, los conquistadores la menospreciaron


porque no hallaron los montes de oro que su codicia buscaba. Ni
describieron las costumbres ni hablaron del gobierno y
legislación de los guanes, ciñéndose a calcular la población para
repartírsela en encomiendas luego que regresaron a Vélez.

La villa de Nuestra Señora del Socorro fue erigida en


parroquia por los años de 1691. "El ilustrísimo señor don
Francisco Cosio", dice una estadística publicada en 1794,
"hallándose de presidente la dio honor y nombre de ciudad; pero
Su Majestad no lo aprobó, y la concedió el título de Villa con
fecha 25 de octubre de 1771". Hoy día es capital de la provincia
de su nombre, desgraciadamente sustituido al antiguo de Guane,
centro de un activo comercio doméstico que en todo el cantón
pone en movimiento cerca de 600.000 pesos anuales,
verificándose las principales contrataciones en el mercado de la
capital los jueves y domingos, con gran concurrencia de
productores y mercaderes nacionales. Situada la ciudad en un
plano inclinado cerca del rápido y peñascoso río Suárez
(Sarabita), a 1.256 metros de altura sobre el nivel del mar y por
temperatura media 21° centígrados, parece que naturalmente
debería gozar de clima sano; más no es así por razón de la
configuración general del suelo.

La explanada irregular asiento del Socorro se halla cortada al O.


por la profunda y ancha quiebra en cuyo fondo corre el Sarabita,
610 metros más bajo que la ciudad, y en seguida dominada por
la alta serranía que se mantiene en la dirección S. -N., integra
sin ramificarse durante 16 leguas, desde los límites de Oiba
hasta el centro de Zapatoca; al E. la dominan también los cerros
que separan las aguas tributarias del Sarabita y del Charalá.
Enrarecido el aire por una temperatura de 30° en el fondo de la
gran cortadura que riega el Sarabita, se determinan corrientes de
46

viento originadas, por lo regular, en las montañas y bosques


pluviosos del respaldo de Oiba, se encajonan y adquieren fuerza
entre las dos serranías, bañan de repente la explanada y alteran
la temperatura local con oscilaciones de 6 a 10 grados en las
horas del mediodía7.

Cambios tan súbitos en un lugar en que las habitaciones y los


vestidos son como para tierra caliente, producen por precisión
enfermedades frecuentes y agudas que abrevian la duración
común de la vida entre las personas negligentes o faltas de
recursos, lo cual, combinado con la relajación de costumbres,
que desde el principio de la guerra de independencia introdujo
en el pueblo jornalero la permanencia de guarniciones veteranas,
no sólo se opone al aumento progresivo de población que era de
esperarse, atendidas las circunstancias favorables de abundancia
de mantenimientos y bondad de las tierras de labor, sino que
durante el año de 1849 hubo un déficit notable: nacieron 490
individuos, de los cuales 191 ilegítimos, y fallecieron 809,
disminuyendo la población en 319 individuos. No obstante el
conocimiento de las causas generales de insalubridad, la
diferencia en contra es tan cuantiosa que indagué si habría
causas especiales y accidentales asimismo adversas, y apenas
tres, bastante débiles, pudieron señalarse: la concurrencia de
forasteros, algunos de los cuales fallecerán en el Socorro, la
llegada de enfermos al hospital provincial y el descuido con que
se han llevado hasta hace poco tiempo los libros parroquiales,
confiándolos a personas que, según se me dijo, dejaron de
asentar muchas partidas de bautismo para quedarse con el precio
fijado a este sacramento. Con todo esto, siempre resulta que la
población de la ciudad va en decadencia, en lo cual influye

7
“Observaciones hechas a las 6, 9 y 12 de la mañana, y 4, 3 y 9 de la tarde y
noche, por espacio de 14 días. Termómetro y barómetro intachables”.
47

decididamente el abandono con que se ha mirado la situación de


las gentes pobres, en especial la de las mujeres.

Gran número de ellas no encuentran dentro de la ciudad en qué


ganar un jornal que alcance a satisfacer las precisas necesidades
de existencia, porque ignoran muchos oficios lucrativos que en
otros pueblos de la provincia en que los ricos han costeado
escuelas de artes para enseñanza de las jóvenes, aseguran a éstas
los medios de vivir honradamente. Así abandonadas aquellas
infelices a los azares de la suerte, sin ejemplos buenos que
imitar, sin consejo ni estímulo para el bien, se entregan a los
desórdenes, por cuya escala descienden rápidamente hasta parar
en una muerte prematura. Varias veces se ha intentado
someterlas a una policía perseguidora, y por decenas se las ha
enviado a morir de miseria y fiebres a las selvas del Chucurí, sin
que por esto hubiesen mejorado las cosas. Matar no es
moralizar, además de que no concibo con qué derecho pueda
una sociedad cualquiera castigar los desórdenes de que ella
misma por su indiferencia es causante.

Si los vecinos pudientes del Socorro hubiesen tomado interés en


la educación industrial de las mujeres pobres, abriéndoles
talleres de oficios y enseñándolas el camino de la vida honrada,
entonces tendrían derecho para pedir a las autoridades la
persecución de las holgazanas y viciosas, como una protección a
las buenas costumbres de la porción sana del pueblo, y como un
remedio que atajara la propagación del mal hasta sus propias
familias; de otra manera el castigo es iniquidad, y las
persecuciones de la policía, permaneciendo vigente la causa de
las acciones punibles, llegarían a convertirse en única y
constante regla de gobierno, es decir, en la más intolerable de
las tiranías.
48

Por ventura, no faltarán rutineros apáticos que califiquen de


teoría irrealizable la moralización de las clases pobres, mediante
la apertura de escuelas gratuitas de artes y oficios; pero a éstos
les contestaría yo con el ejemplo de Zapatoca, donde no hay una
mujer ociosa, no hay siquiera un niño que no tenga empleadas
todas las horas del día en tejer sombreros que venden
provechosamente los domingos en el mercado; les contestaría
también con el ejemplo de varios patriotas de Barichara, que
establecieron a su costa nueve maestranzas de sombreros, en
que un crecido número de jóvenes eran enseñadas de balde, y
hallaron asegurada la subsistencia en la práctica de una industria
fácil, conforme con el vivir sedentario de la mujer, y que las
pone a cubierto de la triste alternativa de perecer en la miseria o
entregarse a los vicios para prolongar un poco la existencia
física sobre las ruinas de la moral.

La ciudad del Socorro, grande y populosa, comerciante y


manufacturera por inclinación genial de su hijos, situada en un
lugar de tráfico bien activo, no debería tener miseria ni mujeres
envilecidas; no las tendría, si las personas ilustradas se
propusieran desarraigar la ignorancia industrial de las familias
jornaleras, cuya índole, naturalmente buena y laboriosa, solo
necesita de un poco de instrucción y un poco de consejo para
conservar y aprovechar sus laudables instintos.

El aspecto material del poblado previene en su favor por lo


extenso del caserío, todo de teja, y la solidez de las casas,
muchas de las cuales son de alto, habiendo comenzado a
introducirse el buen gusto en la distribución y adornos
interiores. Hay dos iglesias principales, de fábrica pesada y sin
pretensión a ningún orden de arquitectura. En la parte más
elevada de la ciudad está el antiguo convento, con su capilla, de
frailes capuchinos, ocupado en la actualidad por el colegio de
49

niñas, edificio capaz bien conservado, y desde el cual se goza de


bellísimas vistas sobre los pintorescos cerros de O., surcados por
arroyos tributarios del turbulento Sarabita. La plaza principal es
grande y despejada, en cuyo centro se alza una tosca fuente de
piedra común, ceñida al pilar con una inscripción, característica
de la ilustración de los mandatarios españoles, que textualmente
dice:

SYENDO DON ANTONIO FVMINAIA GOVERNADOR


SEISO ESTE. EL AÑO DE 1816.

En torno a esta pila, y cubriendo toda la extensión de la plaza, se


congregan los campesinos concurrentes al mercado, poniendo
en alarde sus género y frutos admirablemente variados, muy
abundantes y baratos. Allí se están a sol descubierto, desde la
mañana hasta el caer de la tarde, haciendo de carrera y sobre el
suelo sus frugales comidas: los hombres en pie, siempre en
movimiento, de aquí para allí, hablando y gesticulando con
calor, y demostrando su actividad hasta en el despojarse de la
ruana para tratar de sus negocios: las mujeres con la mantellina
sujeta por el sombrero de trenza y echada sobre la espalda, las
enaguas cortas y el ademán resuelto, justificado por las robustas
muñecas y la endurecida mano, cuáles paseando vigilantes de
extremo a extremo el tendido de ropa y cachivaches, que dentro
de sus correspondientes linderos cubre el empedrado, cuáles
sentadas en el suelo y sorteando con el sombrero los quemantes
rayos del sol.

Por entre esta Babilonia de trajes y labriegos inquietos, circulan


los sombrerillos de nacuma de las cuasi damas, envueltas en
pañolones de todas las jerarquías posibles, desde el algodón a la
seda, vestido entero de zaraza y zapato sin medias, o alpargata
blanca y diminuta, finamente labrada; o bien sobresalen, girando
50

sobre su eje, las sombrillas de las damas jóvenes y los quitasoles


de los mayores en edad y gobierno, sin faltar uno que otro chal
sedoso y delgado, muy adecuado para lucir el buen talle, pero
sobrado insuficiente para precaver del sol las espaldas de su
dueño. Llegada la tarde y concluidas las ventas y compras,
queda la plaza entregada al escrupuloso examen que de ella
hacen los gallinazos, tan confiados en su inviolabilidad
personal, que discurren por todas partes sin hacer caso de la
gente, y absolutamente embebecidos en apropiarse los
desperdicios del mercado. Con la luz del día se acaban la
agitación y el movimiento, y empieza la quietud de la soledad,
interrumpiendo el silencio de las tinieblas el ruido de los chorros
de la pila, o la clara y vibrante voz de alguna cargadora de agua,
que entona cantares populares mientras llena su múcura, o
mientras un filarmónico de los de tiple remendado y ruana
indefinible llegue a interrumpirla, que es lo que a la postre
acontece.

Debimos al señor Ramón Mateus, gobernador interino, las


delicadas atenciones de un caballero, tan llano en su trato
particular como celoso y esmerado en el servicio público; él, los
demás empleados civiles y los vecinos notables, nos
suministraron con diligente bondad cuantas noticias les pedimos
acerca de la provincia. En el trato de las señoras hallamos la
cordial amabilidad, que es el fondo del carácter de las damas
suramericanas, unida a sentimientos patrióticos, tanto más
superiores a los del común de los hombres cuanto son
desinteresados e ingenuos. Pocas familias de representación
contiene el Socorro; pero se hacen notables por la práctica de las
virtudes domésticas sin ostentación, y acaso sin echar de ver
ellas mismas su propio mérito; si la suerte del Socorro estuviera
en manos de las damas, es seguro que el viajero no tendría que
compadecer hoy la decadencia moral de aquella importante
51

ciudad, que corre mucho riesgo de quedar pronto anulada, sí no


se hacen esfuerzos positivos para morigerar la porción jornalera
de sus habitantes.

En punto a establecimientos públicos y el aseo del poblado,


tiene el Socorro bastante que agradecer al señor Urbano
Pradilla, Gobernador que fue de la provincia. Refaccionó y puso
en orden el hospital de caridad, que sostiene 50 camas bien
asistidas; completó el hermoso edificio de la escuela primaria de
niños, a la cual concurren cerca de ciento; promovió la
fundación del colegio de niñas, refaccionando para ello el
antiguo convento de capuchinos y estableciendo quince ramos
de enseñanza de que se aprovechaban treinta educandas
internas; atendió a la mejora material de la cárcel y al
sostenimiento de la escuela de niñas; extirpó del poblado los
densos platanares que aumentaban la insalubridad y causaban
talvez la propagación alarmante de la funesta enfermedad del
coto; en suma, trabajó con empeño en beneficio de la provincia,
y supo dejar su memoria inscrita en muchas obras de utilidad
pública y en los recuerdos de los buenos vecinos. Ellos le hacen
justicia, echando a un lado las opiniones políticas; y en imitarlos
se complacerá sin duda todo patriota, pues desgraciadamente
son raros los funcionarios provinciales que tomen empeño en
mejorar la localidad que administran.

Dos leguas al S.-O. del Socorro queda el limpio y bonito pueblo


de Simacota, cuyo caserío reluciente de blancura y cubierto de
teja está situado en un pequeño valle del otro lado del Suárez, al
abrigo de las colinas y altos cerros que lo circundan como el
engaste de una joya. Tratábase de explorar un montecillo
ardiente, que suponían ser un volcán próximo a reventar y
trastornar la comarca, y resolví acompañar al señor gobernador
Mateus en esta correría. Andada legua y media cuesta abajo por
52

camino a trechos muy pendiente, pedregoso y malo, llegamos a


la orilla derecha del río. Forman su lecho grandes piedras
rodadas y fragmentos inmóviles de rocas precipitadas desde lo
alto de las serranías y mesetas laterales, cuyos flancos
destrozados y hundidos atestiguan que el profundo cauce del
Suárez lo excavaron grandes aguas venidas desde las tierras
altas con repentina y poderosa irrupción; y en efecto, por allí se
abrieron paso las del antiguo y vasto lago de Fúquene que,
según referí en otra parte, quebrantaron las barreras que al norte
de Chiquinquirá las contenían aprisionadas en la extensa cuenca
que hoy constituye las planicies de aquel cantón y del de Ubaté.

El terreno a uno y otro lado, y hasta la altura de 500 metros, está


compuesto de bancos brechiformes, sembrados de trozos de
rocas arenáceas y calizas, idénticas a las que predominan en la
cresta de la serranía del O., y abundantes en impresiones fósiles
de amonitas, terebrátulas y tal cual espongiaria, cubierta por
numerosas capas concéntricas de cal carbonatada,
frecuentemente impregnadas de óxido de hierro. Desde 500
metros arriba hasta la cumbre de las mesetas (200 metros), y el
vértice de las serranías laterales, que en partes miden 2.100
metros de altura sobre el nivel del mar, o sean 1.454 sobre las
aguas del río, predominan las estratificaciones pocas veces
concordantes, alternando el calizo, el gres y la creta, cuyos
despojos recogidos en las quiebras y escalones de los cerros
ofrecen al agricultor un suelo fértil y húmedo, particularmente
del lado del O., en que prosperan ricas sementeras de maíz,
arroz, caña, raíces de varias clases y verdes campos de añil.
53

Mide el río Suárez8 en el paso para Simacota más de 100 varas


de ancho, corriendo impetuoso y bramador por encima de los
peñascos sembrados en su lecho. No hay puente; pero la
industria nativa venció la dificultad, estableciendo como en
otros pasos análogos, cierta maroma que llaman cabuya. Elígese
en la margen un árbol robusto que al opuesto lado tenga otro
que le corresponda, o en su defecto plantan gruesos horcones en
la barranca, a 20 o más varas de altura sobre las aguas del río,
rodeándolos de una plataforma cubierta por un ligero techo de
paja; estos árboles o vigas derechas llevan el nombre de
morones. De morón a morón, atravesando el río, tienden un
grueso cable compuesto de 24 rejos o cuerdas de cuero
retorcido, el cual, naturalmente, forma una curva, cuyo seno
queda distante de la corriente ocho o diez varas, y constituye la
línea de trayecto. Por encima del cable se ponen dos abrazaderas
de madera recia, o garruchas cabalgando apoyadas en la rodaja.

Del apéndice inferior de cada abrazadera bajan dos cuerdas que


terminan sujetando con fuertes nudos ambas testeras, de una
especie de camina compuesta de marco de palos fibrosos, a los
cuales va cosido el cuadrado asiento de cuero; y a este aparato,
que hace la figura de un canasto chato colgando, le llaman
puerta. Amarran a las testeras de la puerta dos largas cabuyas o
prolongaciones destinadas a tirar de la máquina para hacerla
llegar de banda a banda del río, deslizando por el cable las
abrazaderas o garruchas de donde cuelga la puerta, la cual,

8
“En 1537, cuando la invasión del país de los chibchas por Gonzalo Jiménez
de Quesada, en la marcha desde Chipatá para Moniquirá, hubieron de
atravesar las rápidas aguas del río Sarabita. El caballo del capitán Gonzalo
Suárez estuvo a punto de ahogarse; y de aquí provino que designaran el
Sarabita con el nombre de río de Suárez, que nos empeñamos en conservarle
sin embargo de lo ridículo de su origen, y a pesar del bello nombre
indígena”.
54

cuando rinde el viaje hasta cerca del morón, queda trabada y


sujeta por un gancho, sin cuya precaución rodaría otra vez hasta
el centro del río, pues, como llevo dicho, el cable forma un seno
cuya mitad ofrece rápido descenso, y la otra mitad una subida
resbaladiza. Dentro de la puerta pueden colocarse cuatro
pasajeros sentados, dándose la espalda y con las piernas al aire
hacia afuera, guardando equilibrio, o bien un pasajero con dos
petacas de equipaje y sus arreos de montar.

Lista y asegurada la carga, los cabuyeros de acá avisan a los de


allá con un silbido: zafan el gancho que contiene la puerta, y
ésta por su propio peso arranca velozmente para abajo y llega en
breve a lo hondo de la curva que hace el cable, en cuyo
momento los cabuyeros de allá empiezan a tirar de la
prolongación para llevar cuesta arriba la puerta hasta hacerla
atracar y anclar contra el morón, y allí descargan y desembarcan
los pasajeros. Cuando es peón el que pasa, o un cicatero que
quiere ahorrar el peaje, no pide puerta sino gancho. Esto del
gancho es invención todavía más indígena que la puerta.
Figurémonos un garabato de guayabo, terminado por muescas o
entalles en el extremo de cada brazo: de la muesca del brazo
mayor penden cuatro aros de cuerda, largos, y otro corto
destinado a trabarse en la muesca del brazo menor. El prójimo
que pide gancho toma el que mejor le acomoda, trepa por el
morón hasta alcanzar el cable, lo engancha con el garabato,
cuyas puntas liga con el susodicho aro corto de cuerda, mete las
piernas en dos de los aros largos y los brazos en los otros dos, de
manera que queda colgando del cable, a guisa de araña, con la
cabeza para la orilla fronteriza del río; encajase bien el
sombrero, suelta las manos, y allá va cabeza abajo como cohete,
oscilando sobre el abismo de rocas batidas por el turbulento río.
Pero el impulso involuntario se le acaba pasada la mitad del
cable, y entonces comienza una serie de maniobras grotescas
55

con brazos y piernas para subir hasta el alto morón, lo que


realizan brevemente los veteranos y no sin sudar gruesas gotas
los reclutas y novicios.

No es cosa imposible que los rejos del cable, humedecidos por


un aguacero, revienten al tiempo de recibir la intensa frotación
de los ganchos o garruchas de la puerta, y ya puede considerarse
cuál será la suerte de los pasajeros que caigan precipitados al
río. Así es que las Cámaras de provincia han dictado ordenanzas
especiales, determinando el número de rejos de que haya de
componerse el cable, que nunca son menos de 24, y
especificando las precauciones y seguridades que deben
observarse respecto de la puerta y aparatos adyacentes.
Supuestas las cosas en el mejor estado posible, siempre resulta
gran pérdida de tiempo en el paso de las cabuyas, puesto que en
cada viaje de ida y vuelta de la puerta se gastan diez minutos no
llevando más de una carga, y las bestias tienen que pasar a nado,
guiadas por nadadores, con evidente peligro de perecer cuando
el río va caudaloso, pues son arrastradas a lo lejos y trastornadas
por los golpes que reciben contra los peñascos. El conocimiento
de estos males y la mayor suma de luces que ya se tiene respecto
a la construcción de puentes suspensos, hacen esperar que
dentro de poco las cabuyas quedarán relegadas al archivo de los
recuerdos de nuestro antiguo atraso Industrial y social.

No desdice el interior de Simacota de lo que su vista lejana


promete. Es ejemplar el aseo de las calles y casas, y entre los
moradores no se encuentra un solo vago: todos están
consagrados al cultivo de los campos, de donde procede que los
alrededores del pueblo se hallen cubiertos de sementeras hasta la
cima de los cerros y formen paisajes tan hermosos como frescos
y variados. El tejido de lienzos y mantas, la fabricación del
jabón, velas de sebo, alpargatas, sogas de fique y otros objetos
56

de industria doméstica, proporcionan ocupación ventajosa a las


mujeres y a no pocos hombres, siendo tanta la sencillez y
bondad de las costumbres, que en el espacio de un año tan solo
7 individuos delinquieron y fueron juzgados: 3 por hurtos
menores y 4 por injurias, lo cual nada significa en un poblado de
8.000 habitantes. Existen allí algunos vecinos de molde antiguo,
benéficos y honrados, que ofrecen chocolate y agua en vasijas
de plata maciza, y tratan a sus subordinados como amigos: ellos
dan el tono a los demás en cuanto n modales y comportamiento,
y hacen los oficios de mediadores y pacificadores de disputas;
ellos protegen la enseñanza primaria de niñas y niños en dos
escuelas con que se honra el pueblo, y con su hospitalidad
obsequiosa graban en la memoria del viajero recuerdos muy
agradables de Simacota.

Para llegar al volcán, objeto del viaje, fue menester caminar a


pie como un cuarto de legua, talando el monte, y en algunas
partes dejándonos rodar, acostados o sentados, por laderas tan
verticales que no consentían otro género de locomoción.
Finalmente, llegamos al borde alto y escarpado de una quebrada
peñascosa, que atravesaba un ancho filón de terreno carbonífero
perfectamente negro y sin consistencia. El método de dejarse
rodar no era practicable, porque la barranca era recta y abajo
esperaban piedras y agua para recibirnos. Resolvimos, por tanto,
imitar a los mineros de Muzo, bajando por agujeros abiertos en
la pared con la punta de un machete, y haciendo equilibrios
tanto más aventurados cuanto la tierra se desmoronaba al meter
la punta del pie dentro de los agujeros. Así alcanzamos, harto
fatigados, el lecho de la quebrada en cuya margen se nos
presentó un derrubio de tierra y piedras calcinadas por cuyas
grietas brotaba humo, sintiéndose intenso calor cuando se
caminaba por encima. La presencia de piritas blancas (hierro
sulfurado) en aquel banco esquistoso y carbonífero explicó
57

desde luego la causa y naturaleza del fenómeno: era la ignición


espontánea de las piritas, comunicada al carbón mineral
soterrado. Por consiguiente, nada tenían que temer los vecinos
de Simacota, puesto que este linaje de combustión es tranquilo,
los gases se escapaban con facilidad por las grietas abiertas, y a
poco trecho cesaba el manchón de hulla que daba pábulo al
incendio.

XIV

… Vélez, Socorro, Soto, Tundama y Tunja, desean y necesitan


hacer por sí mismas su comercio exterior; pueden hacerlo
aprovechando los accidentes del terreno para establecer
excelentes caminos que las relacionen con el Magdalena. Así,
pues, no está distante el día en que Bogotá cese de mandar al
norte géneros extranjeros y de recibir de allí dinero y
cargamentos: el antiguo comercio del sur se le ha escapado, en
términos que hoy bastaría un solo negociante para esas
contrataciones. ¿Qué le resta a Bogotá? Sus propios recursos,
grandes sin duda, pero que nadie los hace valer. Si esta
provincia no toma empeño decidido en la construcción de un
camino carretero hacia el Magdalena y otro inmejorable de
herradura hacia el Meta, caerá de su estado, sin que estériles
declamaciones ni esfuerzos tardíos puedan atajar la ruina.

Hubo un tiempo en que nuestras ciudades vivían apoyadas en el


monopolio del comercio, al amparo de los conventos y nutridas
con los sueldos que percibían los empleados coloniales. Vivían,
mas no progresaban, como lo prueba Santafé, capital del
virreinato, que a los 265 años de fundada no tenía más de
17.825 habitantes de todas clases. Establecida la república,
cesaron las condiciones de aquella existencia artificial de
algunas localidades a expensas y con perjuicio de las demás, y
58

el país se sintió conmovido por la libertad de industria y de


comercio que debía transformarlo y hacerlo marchar conforme a
las miras de la Providencia. Insensible, pero positivamente,
adelanta en su nuevo modo de ser: la industria y el comercio se
emancipan de los antiguos centros de monopolio, las provincias
miran por sí mismas, las ciudades mal situadas se extenúan y
perecerán.

Desgraciada la ciudad o provincia que permanezca soñolienta y


perezosa cuando todo en derredor se agita, rotas las viejas
ligaduras, y que teniendo medios para salir a salvo de esta crisis
no los ponga en uso desde luego!

De Zapatoca retrocedimos al sur, dirigiéndonos segunda vez al


Socorro por la margen izquierda del Sarabita. A las cinco leguas
de camino se encuentra La Robada, pueblo de 1.300 vecinos,
situado al pie de un peñón, que se alza 700 metros, tajado como
el muro de una fortaleza, e interrumpe con su desnudez los
recuestos de la serranía de que es parte. De la alta cumbre
coronada de arbolillos se desprenden dos chorros de agua,
cayendo sin tropezar por espacio de 200 metros, al cabo de los
cuales se rompen contra las rocas salientes, saltan convertidos
en penachos de espuma, y forman abajo un torrente tributario
del próximo río. Siete manantiales más salen del peñón,
perforándolo a diversas alturas, y van a engrosar el torrente, y en
ocasiones a obstruirlo con derrubios que lo transforman en una
masa moviente de lodo y piedras. De esta manera, minada la
serranía por abundantes filtraciones, ha perdido su
revestimiento, y sus despojos, ora hundidos, ora acarreados, han
formado el plano inferior, irregular e inclinado en que, rodeado
de verdes arbustos y alegres sementeras, se halla el pueblo,
contrastando su quietud con el ruido de las cascadas y el rumor
59

del ramaje sacudido por las perennes brisas que se arremolinan


en la cuenca murada del peñón.

En frente queda la cortadura desmedida por cuyo fondo va el


Sarabita; después los pelados estratos de la quebrantada meseta
que finaliza en las crestas lejanas de la otra serranía; y en el
promedio descansa la vista sobre los campos labrados de Guane
y La Cabrera, recostados contra un alto barranco, luciendo en el
extremo izquierdo de su encumbrada cornisa las torres y paredes
blancas de Barichara.

Dos y media leguas al sur del mencionado pueblo está el del


Palmar, con 500 vecinos, todos agricultores, buena escuela
concurrida por 48 niños y caserío pobre pero espacioso. Bajase
una legua para llegar al río que se pasa por cabuya, y en seguida
empieza la cuesta de legua y media en cuyo término se halla de
repente el viajero con las primeras casas de la ciudad capital,
amuebladas de telares compuestos de maderos toscos y cañas
amarradas, y habitadas por infatigables tejedores de ambos
sexos, que a fuerza de industria y perseverancia fabrican telas y
ruanas de recia y vistosa contextura.

XV

Entre las noticias y particularidades relativas al Socorro, que


con patriótica solicitud me comunicó el señor Francisco Vega,
se hallaba una sentencia pronunciada en 1782 por la Real
Audiencia de Santafé, condenando a José Antonio Galán, Pedro
Molina, Lorenzo Alcantus y Manuel Ortiz, a diversas penas
atroces, por traidores al rey, malhechores famosos y reos de
crímenes tan exagerados, que claramente se columbran cosas
políticas debajo de aquel fárrago de acusaciones forenses. La
tradición popular no da explicaciones satisfactorias de este
60

suceso; recuérdase que el alzamiento, capitaneado en parte por


Galán, era encaminado a obtener por fuerza de armas la
supresión de un impuesto recientemente echado, con el nombre
de "Armada de Barlovento", y que en la plaza del Socorro se
juntaron más de diez mil hombres amotinados; pero de ahí en
adelante se pierde el rastro de los acontecimientos hasta
encontrar con el sangriento desenlace que les da la sentencia ya
mencionada.

Parecióme que habría en esto un precioso antecedente histórico,


pues bien pudiera suceder que la sublevación de Galán
demostrara una disposición de ánimos favorable a la
independencia, en cuyo caso no se diría que la revolución de
1810 fue hija de los sucesos de España en esta época, y en cierta
manera improvisada. Con este pensamiento no cesé de hacer
diligencias, hasta que mi buena suerte me deparó un manuscrito
fechado en 1781, que precisamente trata de los alborotos del
Socorro, pintando, sin quererlo, el estado de la tierra, con tal
Ingenuidad, que no he podido resistir la tentación de transcribir
lo sustancial del relato. Espero que se me perdonará este
episodio, en gracia del interés que bajo muchos respectos ofrece.

"A principios de abril del presente año de 1781,


amanecieron fijados en distintos parajes de esta capital
varios pasquines, los más en verso, en que reprobaban y
se oponían a las providencias dadas por el señor regente
visitador general, y como dictadas por don Francisco
Antonio Moreno, fiscal de la Audiencia de Santafé, y
provisto a la de Lima, sobre los cuales, y aunque para
indagar su autor se hizo la más exacta indagación,
practicándose las más vivas diligencias, no surtieron el
efecto que se apetecía.
61

"En el entretanto fueron llegando avisos de varios


pueblos, especialmente de las villas de San Gil y
Socorro, ciudad de Tunja y Sogamoso, pueblos y
parroquias de sus demarcaciones, comunicados por los
cabildos, justicias y regimientos, administradores y
recaudadores de rentas reales, en que daban parte de la
novedad ocurrida sucesivamente, de que unos pocos
hombres que se creían ser de las citadas villas y sus
parroquias, se iban apoderando de los tabacos y
aguardientes que eran de S. M., quemando los primeros
y derramando los segundos, lanzando los
administradores y guardas, removiéndolos de su custodia
y manejo, y publicando bandos contra el mal gobierno,
providencias y reglamentos de visita, sin que en estos
movimientos hubiesen inferido el más leve daño a
persona alguna, respecto a no haber encontrado
oposición.

"Estos desórdenes se fueron progresivamente


extendiendo, de suerte que los más días se recibían
chasquis con noticias de los quebrantos que sufría la real
hacienda en sus ramos, lo que obligó al señor regente
visitador a dar parte al Real Acuerdo, para acordar con
los señores ministros las diligencias que deberla practicar
para sostener su comisión.

"Nombró el señor regente visitador al señor oidor don


José Osorio, a quien se auxilió con 50 soldados de la
compañía de Alabarderos, de los 75 de que se componía,
dejando para custodia de la capital los 25 restantes, y a
que después se agregó la compañía de Corazas, que
recibió con este motivo, compuesta de unos 40 vecinos,
como también la de Milicias, en que se incluyen de todas
62

clases y estados, creando nuevos empleos para la


dirección y manejo, incluyendo en su formación
mercaderes, relatores, abogados y empleados en los
demás tribunales, y para soldados toda clase de
artesanos, ya fuesen españoles o naturales, aunque el
número completo de todas las compañías, con las de los
voluntarios, no excedía de 200, y entre todos se hallaban
muy pocas armas de que poder usar en el caso de
defensa.

"Salió el señor oidor Osorio de la capital de Santafé para


las villas de San Gil y Socorro el día 16 de abril,
llevando los 50 soldados que iban al mando del capitán
que fue de la guardia del virrey, don Joaquín de la
Barrera, y por ayudante a don Francisco Ponce, teniente
y ayudante que había sido de la misma compañía, y que
estaba separado, al cual se convidó para ir a dicha
expedición, y el señor regente visitador admitió gustoso,
porque confiaba de su valor el buen éxito de la empresa;
para auxiliar esta expedición Iba también don Antonio
Arjona, administrador de tabacos de la capital, con 22
guardas, empleados los más en los pueblos de afuera, de
donde los removieron los mismos rebelados, y a que se
agregaron unos cuatro voluntarios, que por todos
componían unos 80 hombres; se les anticiparon sus
pagas y se les entregaron hasta unos 20.000 cartuchos
con bala, según se decía, llevando a prevención algunos
quintales de pólvora y balas y un fuerte acoplo de
bastimentos y equipaje, con sus tiendas de campaña y
80.000 pesos en plata para lo que pudiera ocurrir, con
más, cien fusiles para los que quisieran alistarse.
63

"La expedición llegó el 22, y el 26 de abril al Puente


Real de Vélez, distancia cuatro jornadas de Santafé,
donde se mantuvo por las continuas lluvias, y habiendo
ocupado los soldados con el señor oidor y sus criados y
algunos de los voluntarios, una casa grande de tapia y
teja que está a la caída del pueblo, contigua a la iglesia,
inmediata a ésta por un costado, ocupó otra el
administrador Arjona con sus guardas para custodiar los
caudales y pólvora, y obrar de común acuerdo.

"En este estado y para emplear los cien fusiles que iban a
prevención, mandó el señor oidor que saliera el ayudante
Ponce con unos ocho soldados para Vélez, con el fin de
alistar gente, comisionando otros varios que se dirigieron
a Tunja y otros pueblos con el mismo objeto. El
ayudante Ponce volvió aceleradamente con muy poca
gente, toda de desecho, y los otros encontraron iguales
dificultades, de modo que se vinieron a quedar los
mismos que salieron de Santafé, pues ni aun del Puente
Real se les quisieron unir.

"Con este motivo, y desconfianza ya de todos los


pueblos, resolvieron no pasar de allí, por tener noticia
que los sublevados venían a buscarlos, y así acordaron
atrincherarse, como lo hicieron, poniendo parapetos y
estacadas, y colocando la tropa en sus respectivos
lugares.

"En esta situación se mantenían el día 6 de mayo por la


mañana, en que se comenzaron a descubrir algunos
pelotones de gente por los cerros, de los cuales se
desprendían en cuadrillas para el pueblo con el fin de
insultarles y ver si por este medio se les obligaba a salir
64

del paraje donde estaban atrincherados, que era la dicha


casa de teja que tenía comunicación con la iglesia, la que
miraban con respeto, y por lo tanto no querían que en
ella hubiese efusión de sangre.

"Al siguiente día 7 de mayo, en aquella tarde, se acercó


uno, en calidad de embajador de los sublevados, los
cuales, según se dijo, no pasaban de 200 hombres, sin
otras armas que las de 3 o 4 escopetas, algunas lanzas,
palos y hondas, el cual manifestó al señor oidor que el
objeto de los pueblos y la venida de aquellas gentes se
dirigía a que se les aliviase de los pechos y
contribuciones impuestos por el señor regente visitador,
respecto a no poder soportarlos, según la miseria del
común, que eran los más recargados y que si su señoría
se hallaba con facultades, pasase al campo con él y oiría
sus gentes sin riesgo de mayor insulto.

"El señor oidor pasó en aquella tarde, asociado del citado


embajador, del cura y otro eclesiástico, y habiendo oído
los clamores de aquellas gentes, que decían querían más
bien morir que ver perecer de hambre a sus mujeres e
hijos, les significó que para acceder a sus ruegos y
acomodar las providencias era forzoso acordarlo con el
señor regente visitador, porque para ello se hallaba sin
las precisas facultades.

"Con este razonamiento se despidió el señor oidor y se


volvió al pueblo, confiado en el esfuerzo de su tropa
auxiliativa, que se mantenía atrincherada y llena de
sobresaltos por los insultos que sufrían de los
sublevados.
65

"Amaneció el día 8 y como a las siete de la mañana les


despacharon los sublevados otro embajador, como de
unos 74 o 78 años, andrajoso y de pobre traje, para que
les dijera al señor oidor y al comandante Barrera que si
no entregaban las armas, en breve reducirían la casa a
cenizas, y por tener su mediación a la iglesia, previnieron
al cura consumiese las especies sacramentales, removiera
las alhajas y reliquias, y que de no, de cualquier falta de
veneración sé hiciese responsable.

"Este embajador repitió por dos o tres veces su


embajada, y en la última, sin que se hubiese hecho la
menor demostración de defensa, se le rindieron las armas
con tanta precipitación y terror que por el balcón de la
casa se le arrojaban atropelladamente los fusiles
cargados; y a este mismo tiempo el administrador Arjona
con sus guardas y los voluntarios abandonaron el puesto,
olvidándose de los trabucos y pistolas y poniéndose en
fuga, se fueron acogiendo en las casas de los vecinos,
especialmente de eclesiásticos, que conociendo su
timidez y de caridad quisieron alojarlos: el capitán
Barrera se mantuvo en el cuarto del señor oidor, viendo
entregar ignominiosamente las armas, y con este motivo
pusieron guardia de los mismos sublevados al citado
señor oidor, a fin de que no se le insultase. El ayudante
Ponce saltó las tapias de la iglesia, donde se introdujo
hasta la habitación del cura, llorando como un niño,
quien le tapó (según se dijo), con unas mantas o
frazadas, y así se mantuvo toda la noche hasta el
siguiente día, que se ocultó en el camarín de la Virgen,
por más seguridad.
66

"En este estado, como los sublevados se hubiesen


apoderado de todas las armas, pólvora, dinero y equipaje,
al abrir uno de los cajones, pareciéndoles era pólvora,
reconocieron ser plata de los 80.000 pesos que conducían
para gastos extraordinarios, y aunque algunos de la plebe
baja solicitaron tomar algo, y de hecho lo tomaron, lo
volvieron diciendo que ellos no hablan venido a robar ni
a ofender a nadie, sí solo a destruir los estancos, por
considerar ser providencias gravosas y establecidas por
el regente visitador.

"Finalmente, apoderados los sublevados de las armas,


que se componían de los 50 fusiles de los soldados, 22
trabucos de los guardas y los 100 fusiles que llevaban de
más para habilitar otros en auxilio de la expedición,
recogiendo también los 20.000 cartuchos con bala, las
dos cargas de pólvora, balas sueltas, pistolas, sables,
espadines, dinero y equipaje, y entregando únicamente el
dinero al señor oidor Osorio para que lo custodiase
dejándole guardia de ellos, fueron dando licencia a los
soldados para que regresasen a la capital de Santafé, o
adonde quisieran, y mientras estas disposiciones, el
ayudante Ponce, que estaba oculto, pudo escapar con el
silencio de la noche auxiliado de un vecino, y se regresó
a Santafé en el traje de fraile franciscano a dar las
primeras noticias de lo actuado.

"Entró en esta ciudad el 12 de mayo a las dos de la tarde,


atravesando las calles en el mismo traje hasta llegar a su
casa, donde fue desconocido aun de su propia mujer,
quien inmediatamente le pasó noticia al señor regente
visitador que le envió a llamar, y habiéndose mudado de
traje le informó a boca todo lo hasta aquí relacionado y
67

mucho más que se omite, dándole a entender que los


sublevados por él y por su director, don Francisco
Moreno, y que el número de tropas que se les iba
aumentando por instantes se hallaría ya cerca de esta
capital con el objeto de saquearía y de pasar tal vez a
otras ideas y a mayores insultos.

"Con esta novedad no esperada, lleno de pavor el señor


regente visitador, convocó a junta de ministros y
tribunales y habiéndose presentado en ella el mismo don
Francisco Ponce, informó a boca segunda vez de lo
acaecido. Con cuya noticia y teniendo el mismo señor
regente anticipada desde aquella tarde su salida, la
verificó en aquella noche después de concluida la junta,
abandonando su comisión, considerando ya destruidas
por todas partes las rentas y botados los caudales del rey,
y acordando eh ella antes de su partida y con el común
acuerdo de todos los vocales, el que con respecto a que
en la capital solo había 25 hombres, resto de los 50 que
se perdieron en la expedición, y que los sublevados se
hallaban tan inmediatos, les salieron al encuentro uno de
los señores ministros con el alcalde ordinario más
antiguo, y que respecto a que el ilustrísimo señor
arzobispo se ofrecía, acordase el modo de impedir la
entrada, por cuantos medios dictase la prudencia, a fin de
embarazar los insultos y contener a una numerosa plebe
tumultuaria.

"Con esta resolución, que quedó acordada en la citada


noche del día 12 de mayo, como a las 12 de ella, a poco
rato salió el señor regente visitador precipitadamente,
con solo dos criados, para la villa de Honda, garganta del
río de la Magdalena, y pasaje proporcionado, en el que
68

pudiese libertar la vida entregado a sus rápidas


corrientes, a la menor novedad, y como después lo hizo,
cuando se vio obligado.

"En la citada junta fue acordado que saliera el señor


oidor don Joaquín Vasco y Vargas, y el alcalde ordinario
más antiguo, doctor don Eustaquio Galavis, los que
salieron de la capital de Santafé en la siguiente mañana
del día 13, en compañía del ilustrísimo señor arzobispo
don Antonio Caballero y Góngora, quienes llegaron en
aquella noche a la parroquia de Zipaquirá, distante una
jornada corta de la capital de Santafé, adonde los
sublevados venían a reunir sus fuerzas para entrar en
dicha capital, los cuales, como se tuviese noticia de
hallarse más distantes de lo que se creía, y que venían
divididos en trozos por distintos parajes, al siguiente día,
14 de mayo, resolvieron los dichos señores comisionados
despachar varios chasquis con cartas misibles a los
principales jefes o capitanes de los Comunes, dándoles a
entender su comisión, y que los oirían gratos luego que
les avisaran el paraje de la reunión.

"Más como la principal fermentación estaba dentro de la


capital, donde se cree que formaron los pasquines, y se
comunicaban frecuentemente los avisos al cuerpo de los
sublevados, sin que esto pudiera impedirse por las pocas
fuerzas, para calmar en parte y aquietar los ánimos de los
moradores de Santafé, en una junta de los tribunales que
se celebró en ella, el día 15 de mayo, después de la salida
de los señores comisionados y aun sin noticia de éstos,
fue acordado por prudente medio, según se consideró, la
rebaja de los ramos y efectos de la real hacienda,
extinción de la Armada de Barlovento, gulas y
69

tornaguías establecidas por el señor regente visitador,


que se publicó por bando inmediatamente en la capital de
Santafé, expidiendo orden para que los señores
comisionados lo hicieran también publicar en la
parroquia de Zipaquirá y su jurisdicción, como lo
hicieron practicar en cumplimiento de ella.

"Desde el día 16 hasta el 25 de mayo se mantuvieron los


señores comisionados en Zipaquirá, dando otras
disposiciones, aunque sin noticias del paradero de las
tropas de los sublevados, hasta que el citado 25 se
recibió carta de don Juan Francisco Berbeo, comandante
en jefe de los Comunes, en que daba noticia de la
reunión de sus tropas en los campos de Nemocón, por
donde salieron dichos señores comisionados al siguiente
día 26, y habiendo llegado como a las 11 del día, y
hospedados en la casa del administrador de salinas, que
tiene varias ventanas con vista a la plaza, contigua a la
iglesia, se dejaron venir a ella como unos 500 hombres
armados, mandados por sus capitanes, y estando
formados, el que hacía de jefe, habiéndose desmontado
del caballo y hecho genuflexión a la iglesia, en voz alta y
perceptible dijo: "¡ Viva nuestra santa fe católica, viva
nuestro católico monarca el señor don Carlos III, viva el
ilustrísimo señor arzobispo, vivan todos los señores
jueces y ministros de S. M., y muera el mal gobierno! ",
y concluido, se fueron desfilando para el campo. En
aquella tarde se les fueron reuniendo varias tropas de
afuera y en la misma entró don Juan Francisco Berbeo,
con un grueso trozo de las suyas, y habiendo trasladado
su campamento al Mortiño, paraje más inmediato a
Zipaquirá, los señores comisionados se regresaron a
70

dicho pueblo para embarazar que se fuera acercando, y


observarle su movimiento.

"Desde el 26 hasta el 31 de mayo sostuvieron los señores


comisionados, en consorcio del ilustrísimo señor
arzobispo, el numeroso ejército de los sublevados, que se
componía de más de 15.000 hombres armados, metidos
en unos pantanos por las continuas lluvias y mala
situación del paraje, sin dar lugar a que se adelantasen,
conteniéndolos con solo su prudencia y las repetidas
sesiones que se tuvieron al efecto, y finalmente, en el
citado día 31 pidieron los sublevados el que, para
acomodar sus capitulaciones, viniera a Zipaquirá el
Cabildo secular de Santafé, con cuatro sujetos
distinguidos, a quienes nombraron e hicieron capitanes,
por considerarse ellos (según se decía) que les convenía
incluir a la capital en la sublevación.

"Últimamente llegó el día 5 de junio, en el que remitió


don Juan Berbeo, comandante en jefe que se decía ser de
los Comunes, sus capitulaciones extensivas a 35
capítulos, hablando todos con el Real Acuerdo".

Tenían resabios de política, y manifestaban la


disposición de los ánimos, pues en ellas, que originales
con la firma de Berbeo me comunicó el señor doctor E.
Vergara, se lee: "El capitán general comandante de las
ciudades, villas, parroquias y pueblos que por
comunidades componen la mayor parte de este reino, y
en nombre de los demás restantes, por los cuales presto
voz y caución, mediante la inteligencia en que me hallo
de su concurrencia...
71

"17a-Que el Común del Socorro pide que en aquellas


villas haya un corregidor justicia mayor, al cual se le
ponga el sueldo de un mil pesos en cada año, y que en
éste no haya de haber jurisdicción la capital de Tunja,
con tal que quienes ejerzan este empleo deban ser
criollos nacidos en este reino..." "22a-Que en los
empleos de primera, segunda y tercera plana hayan de
ser antepuestos y privilegiados los nacionales de esta
América a los europeos, por cuanto diariamente
manifiestan la antipatía que contra la gente de acá
conservan, sin que basten conciliarles correspondida
voluntad; pues están creyendo ignorantemente que ellos
son los amos, y los americanos todos sin distinción sus
inferiores y criados. Y para que no se perpetúe este ciego
discurso, solo en caso de necesidad según su habilidad,
buena fe, inclinación y adherencia a los americanos
podrán ser igualmente ocupados, como todos los que
estamos sujetos a un mismo rey y señor debemos vivir
hermanablemente; y el que intentare señorearse y
adelantarse a más de lo que corresponda a la igualdad,
por el mismo hecho sea separado de nuestra
sociabilidad".

"Los señores comisionados recibieron las capitulaciones


a las 10 de la noche, y no obstante que sobre ellas tenían
hechas varias reflexiones en las muchas juntas y sesiones
que mantuvieron con los capitanes, que les proponían de
palabra y aun en un mal formado borrador que pocos
días antes pasaron, conociendo que la idea de los
sublevados era el que se remitieran a Santafé para que
las aprobara el Real Acuerdo, con quien hablaban, y por
no tener en aquella hora con quién contestar, resolvieron
el dirigirlas con un chasqui, que practicó activamente la
72

diligencia, el cual las condujo en el 6 y al siguiente día 7


las volvió a regresar con oficio, para que se aceptaran
por los señores comisionados, haciendo antes sobre cada
una las reflexiones. Los señores comisionados
convocaron en la mañana del mismo 7 a todos los
capitanes, que pasaban de 200, y a don Juan Berbeo,
comandante en jefe, para tratar del asunto.

"Se vinieron los más y se juntaron en la habitación del


ilustrísimo señor arzobispo, y con la novedad se juntó la
mayor parte del acampamento, y se vio en pocos minutos
ocupada de gente armada la plaza de dicha Zipaquirá. El
ilustrísimo señor arzobispo tenía su habitación en la casa
del cura, que está en uno de los ángulos de la plaza, en
salas bajas, y con ventanas a ella. Comenzóse la sesión
como a las once del día porque no pudo ser antes, y
habiendo los señores comisionados dado principio a las
reflexiones que anteriormente tenían hechas,
capitulación por capitulación, al llegar a la 14, viéndose
los Comunes convencidos, se suscitó entre ellos tal
confusión y alboroto que comunicada a los de fuera
comenzaron todos a decir: " ¡traición, traición, a Santafé,
a Santafé!" Con esta novedad se sorprendió el ilustrísimo
señor arzobispo, y más viendo que ni aun los capitanes,
ni el jefe, eran bastantes a contener a sus gentes, y pidió
a los señores comisionados omitiesen ya más
reflexiones, y que respecto a que los Comunes insistían
en que las aprobase el Real Acuerdo, se remitiesen a él,
para no aventurarlo todo, y que si se cedía era a la
fuerza. Los señores comisionados vistieron la diligencia
y las aceptaron a nombre de dicho Real Acuerdo, como
se les prevenía en el oficio que se les pasó de Santafé,
73

adonde las devolvieron inmediatamente para su


aprobación.

"Al siguiente día 8 las devolvió el Real Acuerdo y Junta


Superior aprobadas, y habiéndose recibido en Zipaquirá
como a las 8 del día, celebró misa su ilustrísima, patente
el Santísimo Sacramento, y concluida con las
solemnidades acostumbradas, y como se pedía en las
mismas capitulaciones, ratificaron los señores
comisionados el juramento. Concluido este solemne acto
se cantó el Tedeum, hubo repique de campanas, y los
sublevados tendieron bandera blanca con las armas
reales, que fijaron en una de las ventanas de la habitación
de su ilustrísima, con muchos vítores al rey.

"El ilustrísimo señor arzobispo y señores comisionados


de la capital se mantuvieron el siguiente día 9 en
Zipaquirá, haciendo retirar las gentes a sus respectivos
pueblos, suministrándoles dinero para que lo verificasen,
como lo consiguieron, siendo bien de extrañar que en
solo aquel día se disipó todo el numeroso concurso de
gente armada, a excepción de unos pocos que quedaron
con don Juan Berbeo.

"El día siguiente se regresaron el ilustrísimo señor


arzobispo y señores comisionados a la capital, la que les
salió al encuentro de todas clases, en señal de
reconocimiento, y aplaudiéndolos como verdaderos
libertadores de la patria y del reino. En estas
demostraciones se señalaron las comunidades religiosas,
especialmente los cuatro conventos de monjas, que con
su virtud supieron más bien guardar el peligro en que se
vieron inmediatas. El ilustrísimo señor arzobispo, a los
74

ocho días de haber llegado, volvió a emprender su


marcha para el Socorro, distante doce jornadas de
Santafé, en prosecución de su pastoral visita, donde se
halla tranquilizando los ánimos de aquellas gentes y de
todos los pueblos del tránsito.

"Hasta aquí el derrotero que se hizo en la pacificación de


los pueblos, más por que se pueda hacer concepto del
origen de estos movimientos, del gran trastorno que
amenazaba al reino y de las simuladas ideas con que se
encaminaban algunas gentes, promoviendo pueblos
enteros y alegando causa común para sacudir el peso de
las citadas contribuciones, y la poca seguridad que con
este pretexto se podía tener, aun de aquellos de quienes
se esperaba, se expresarán sucintamente varios pasajes
que acaecieron en el intermedio.

"El 12 de mayo como a la media noche, como se ha


dicho, salió el señor regente visitador precipitadamente
de la capital, y llegó a la villa de Honda, garganta del río
de la Magdalena. El 16 del mismo encontró en ella unos
200 fusiles y 2 cañones de batir, que con anticipación
había remitido el señor virrey, habilitó con ellos y con
otras armas, hasta el número de unos 400 hombres, para
su custodia, y dispuso él que los cañones se enviasen a la
capital, adonde se persuadió podrían ser más útiles. Con
esta noticia se destacaron de la capital 25 hombres de a
caballo, armados de medias lunas, puestas en un palo, al
mando de un vecino honrado y algunos otros, en quienes
se tenía alguna confianza. Los sublevados, que venían
marchando para Nemocón, tuvieron esta misma noticia y
adelantaron unos 16 hombres, armados de lanzas y
algunas pistolas, para el mismo paraje, aunque todos a
75

pie; encontráronse los unos y los otros en la medianla del


camino y a dos jornadas de la capital, y sin haberse
causado el mayor daño de una a otra parte, desarmaron
los 16 hombres del Socorro a los 25 de Santafé,
despojándoles de cuatro pares de pistolas, dos espadines,
un sable, siete espadas de estoque y de veintidós medias
lunas o desgarraderas, las que pusieron en depósito en el
pueblo inmediato, manteniendo prisioneros a los
principales, y al siguiente día dejaron a todos en libertad
y sin ofenderles, dándoles pasaportes para Santafé, de
donde se destinaron otros 50 hombres, que fueron
rechazados por los mismos sin la menor desgracia. Estas
dos funciones vergonzosas llegaron inmediatamente a
oídos del señor regente visitador, que se hallaba a dos
jornadas cortas del paraje donde acaecieron estos dos
sucesos, con especialidad el primero, por su mayor
cercanía a la villa de Honda, y lleno de valor escribió
quejándose del poco espíritu de la capital y que en cierto
modo celebraría que los del Socorro se acercaran a la
villa de Honda, sin acordarse ya de que pocos días antes
salió huyendo precipitadamente de la capital.

"Los 16 hombres del Socorro se fueron lentamente


acercando, y al paso sublevaron los tres pueblos
inmediatos de Guaduas, Piedras y Villeta, y avisaron a
Honda el día de la entrada; con este motivo y conociendo
el señor regente que los 400 hombres que tenía armados
para su defensa serían del partido de los sublevados, a
excepción de unos pocos europeos vecinos del pueblo,
les mandó recoger cautelosamente las armas, y con la
mayor precipitación se echó río abajo en una barqueta de
a doce, gobernada por tres o cuatro bogas, con solo dos
criados, navegando día y noche sin hacer mansión, de
76

suerte que en menos de cinco días se puso en Cartagena.


Siendo lo más extraño que habiendo encontrado al paso
parte del destacamento de 500 hombres que mandaba el
señor virrey desde aquella plaza, compuesta en la mayor
parte del regimiento fijo, no se consideró seguro en el
paraje donde le encontró, y así siguió rápidamente
creyendo que aun los caimanes y peces del río se habían
vuelto socorreños, con lo que acreditó su valor que solo
tuvo en apariencias mientras tuvo el mando a la sombra
de tanta adulación que ha sido la causa de toda su
desgracia.

"Los pocos vecinos honrados de la villa de Honda,


compuesta en la mayor parte de europeos, que por todos
no llegarán a 30 o 40, según las noticias que dieron a la
capital, luego que vieron la precipitada salida del señor
regente, que la ejecutó el 11 de junio, procuraron poner
en defensa su persona y bienes, temiéndose algún insulto
de los sublevados que se hallaban cerca; éstos, antes de
entrar en ella resolvieron conmover la plebe y hacerla a
su partido, como lo consiguieron, nombrando de ellos
dos capitanes para su dirección. A los dos o tres días los
sublevados encaminaron sus ideas a la ciudad de
Mariquita, inmediata a Honda, por ser pueblo de minas y
algunos caudales que intentaron robar. Mientras tanto, la
plebe de Honda, impaciente de la retardación, acometió
la noche del 15 a la casa del alcalde ordinario y de otros
vecinos para que se les franqueasen las llaves de la
administración de aguardiente y tabaco para repartir
entre ellos y disponer de los citados efectos a su arbitrio.
Esto lo ejecutaron la noche del citado día como a las
ocho de ella, en que los pocos europeos y algunos otros
vecinos honrados, los recibieron con algunas descargas,
77

de modo que con la confusión y oscuridad de la noche e


inmediación al río, no pudo saberse a punto fijo el
número de muertos, pues solo se encontraron tres por la
mañana y ocho heridos, retirándose los demás prófugos a
los montes, y sobre que recae la reflexión de que si en el
Puente Real ~e hubiera hecho la más leve demostración
de defensa, a las primeras descargas de los 80 hombres
con 20.000 cartuchos con bala, no hubiera quedado ni
aun el más leve indicio de los sublevados, y cómo
escarmentados en su temeridad, hubieran desistido de
hacer la guerra con las mismas armas, pólvora y dinero
de que se apoderaron.

"Mientras tanto acaecieron estas desgracias en la villa de


Honda, de los 16 hombres del Socorro que se hallaban en
Guaduas pasaron unos 8 o 10 de ellos a la ciudad de
Mariquita, gobernados por un cabo llamado Galán; estos
se dirigieron inmediatamente a la casa y mina de un
vecino rico de la villa de Honda, que por hallarse con los
demás conteniendo la plebe no pudo pasar a defender su
hacienda ni caudales, de que le despojaron, llevándose el
dinero y alhajas que tenía de mucho valor, como también
los papeles de su correspondencia, que después le
devolvieron los mismos sublevados, aunque no el todo
de los efectos que le habían robado.

"Encamináronse estos pocos a Ambalema y dispusieron


igualmente de los tabacos del rey, continuando en dar
otras disposiciones y arbitrando a su modo de los bienes
de particulares, hasta que poco a poco se fueron
disipando y separándose de la plebe que se les agregó,
cargados de riquezas, de alhajas y dinero que tenían
78

robado y siguiendo su camino para el Socorro, según las


noticias que fueron llegando.

"Como la fermentación se había hecho general, y los


pueblos se velan propensos, en Neiva mataron al
gobernador, porque quiso impedirla; lo mismo
ejecutaron en la provincia de Pasto con el teniente de
Popayán, auditor de guerra que fue de la plaza de
Cartagena, don José Ignacio Peredo, por haberse opuesto
uno y otro a la resolución de los sublevados, intentando
sostener las providencias del regente visitador.

"En la parroquia que llaman el Pie de la Cuesta


encontraron los del Socorro alguna resistencia por los de
Girón, que está contiguo a ella, donde mataron dos de los
tumultuados, y con cuya noticia despacharon del Socorro
y sus parroquias unos 500 hombres, que cuando llegaron
a la ciudad de San Juan de Girón a vindicar el agravio
que suponían les habían inferido, no tuvieron con quién
contestar, por hallarla desierta.

"En la provincia de los Llanos, compuesta de muchas


poblaciones contiguas a los indios bravos, y cuyos
parajes por lo montuosos y dilatados se hacen de difícil
penetración, se sublevaron por orden de un vecino de los
más caudalosos, no sólo los indios ya civilizados sino
también los de la parte de afuera que se les reunían,
suponiendo órdenes del rebelde Tapamaro (Tupac-
Amaro)9 y queriéndoles dar a entender que todos se
hallaban exentos de tributos y que habían cesado las
contribuciones de diezmos y obligación de cumplir con

9
“De esta rebelión hablaré cuando describa la provincia de Casanare”.
79

los preceptos eclesiásticos; para esto, y como el principal


motor y cabeza fue un vecino llamado don Francisco
Javier de Mendoza, éste por particulares resentimientos
con el gobernador, se apoderó de todos sus caudales, le
embargó sus haciendas publicando que los esclavos de
ellas habían quedado libres, y manteniendo como en
depósito las mujeres de algunos vecinos, haciéndose
absoluto y dando otras providencias relativas a negar el
debido homenaje.

"Es fuera de toda exageración el terror pánico que se


infundió en todas aquellas gentes que no eran del partido
de los sublevados, y el desenfado y valentía comunicado
a éstos, a quienes miraban con la mayor veneración y
respeto, de modo que uno solo que entrase en un pueblo,
manifestando ser del Socorro, bastaba para que se le
reuniesen todos, y los administradores y recaudadores
públicos de rentas reales pusieran a su disposición los
efectos.

"Últimamente, aunque también se han tenido noticias de


vahos pueblos distantes, que aún subsisten algunos
alborotos, con especialidad en la ciudad de Pamplona y
Cúcuta, valle muy dilatado, no se sabe haya sucedido
desgracia; y habiendo llegado a ésta el destacamento de
los 500 hombres el día 15 de agosto al mando del
coronel don José Berbeo, se ve la plebe más contenida".

Cuarenta y tres ciudades y pueblos del norte, además del


Socorro y San Gil, adhirieron al movimiento, alzando todos por
"Comandante General de las Comunidades" a don Juan
Francisco Berbeo, natural y vecino de la villa del Socorro. La
conducta de estos comuneros y los sucesivos pronunciamientos
80

de Neiva y Casanare demostraron sobrada disposición a "negar


el debido homenaje" como dice nuestro narrador. Faltóles un
buen jefe, y hasta el pretexto para mantenerse armados desde
que el gobierno suscribió las 35 capitulaciones de Berbeo, y éste
disolvió su ejército retirándose. De lo contrario, el incendio
habría tomado cuerpo y consistencia, pues no era un hombre
común el caudillo socorrano, como lo prueba la conducta
posterior de la Real Audiencia, que, sin embargo de verse
apoyada por las tropas de línea que mandó el virrey desde
Cartagena, no se atrevió a castigar sino a los subalternos Galán,
Molina, Alcantús y Ortiz”10.

10
Tomado de:
ANCIZAR, Manuel. Peregrinación de Alpha: Por las provincias del norte de
la Nueva Granada en 1850 i 1851. Bogotá: Ed. Echeverría, 1853.
81

8. Cantón parroquial y ciudad capital de


la Provincia del Socorro (1856)

“CUADRO GEOGRÁFICO – FÍSICO…

SITUACIÓN, CONFINES Y CLIMA.

La ciudad del Socorro tuvo su origen en el pueblo de Chiancon


[sic], residencia de un Cacique así llamado, que en 1540 fue
derrotado y prisionero por el descubridor de la provincia, Martin
Galiano. En 1681 se trasladó al asiento que hoy tiene, bajo la
advocación de "Nuestra Señora del Socorro," con cuyo nombre
se le expidió título de parroquia en noviembre de 1683,
haciéndose su provisión y erección definitiva en 1691. Recibió
el dictado de villa en 1771. Hoy día es capital de la provincia
del Socorro y se encuentra en la latitud de 6°-16’-28’’ Norte y
en la longitud de 0°-28’-10" al Este del Meridiano de Bogotá, a
1255,4 metros sobre el nivel del mar, situada en un plano
inclinado sobre una explanada extensa limitada al O. por el río
Suárez.
82

Confina el cantón Socorro, al Norte, con los cantones Barichara


y San Gil, dividiéndolos varias quebradas y una parte del curso
del Sanjil, y también con el cantón Zapatoca por medio de los
ríos Cascajal i Oponcito. Al Este con los cantones Charalá y
San Gil, separándolos el rio Charalá y una serranía. Al Sur con
el cantón Oiba, sirviendo de límite el río de Oiba y parte de la
peña que forma uno grande explanada, y un pequeño espacio
con el cantón Vélez, separándolos una cuchilla que sale de lo
serranía principal, un trecho de esta y dos secciones de los ríos
Arraita. Esta, en parte, y el Opón forman la división del
Poniente con el dicho cantón Vélez, provincia de este nombre.

El clima del cantón Socorro es cálido y sano, excepto la parte


desierta hacia el Opón, donde es frío en lo alto de la cordillera,
inhabitado, cálido y enfermizo en la parte baja, morada de
algunas familias que vegetan en medio de una atmósfera
plagada de insectos incómodos y saturada de miasmas
pestíferos.

El máximo de calor es de 29° del centígrado, el mínimo de 20°.


La temperatura media es de 21° del mismo termómetro
centígrado.
83

SUPERFICIE, RÍOS, POBLACIÓN Y TIERRAS BALDÍAS.

El territorio del cantón mide 61 leguas granadinas cuadradas,


comprendiendo grandes explanadas inclinadas hacia el Suárez y
que lo divide por el medio, todas ellas pobladas y cultivadas.
Cerros escarpados, peñascos desnudos de vegetación en unas
partes y en otros cubiertos de ella. Largas hileras de cerros
desiertos cuyos peñascos desquiciados se ocultan entre bosques
frondosos. Llanuras despobladas, asilo de las fieras que viven
escondidas entre una colosal vegetación; y en fin, terrenos
dominados por las aguas, llenos de insectos y arropados por
miasmas pestilenciales.

La población de este cantón es de 40840 habitantes, los cuales


están con el territorio total en la relación de 653 por cada legua
cuadrada, y con el territorio ocupado, deducidas 40 leguas de
baldíos y desiertos, en la de 1945 habitantes por legua cuadrada.

A este cantón lo baña el río Suárez, y en parte lo ciñen los ríos


Sanjil, Charalá y Oiba, costean sus tierras desiertas el Opón y el
Cascajal y cierran el perímetro el Oponcito y el Magdalena, que
por pocas leguas lo sirve de límite.
84

Además el Arraya, tributario del Opón, y el río Colorado, que se


une al Oponsito, bañan el interior de desiertos o desconocido
[sic].

PRODUCCIONES AGRÍCOLAS.

Maíz, arroz, arracachas, yuca, frísoles, papas, plátanos azúcar,


panelas, miel, aguardiente de caña.

MANUFACTURAS.

Lienzos, mantas, ruanas, bayetas, alpargatas, sogas, mochilas,


herramientas ordinarias, sombreros de trenza, fuertes e
impermeables.

MINERALES.

Hierro, carbón, cobre, nitro, azufre, sal común.

MADERAS Y PLANTAS APRECIABLES.

Maderas: Nogal, pino, cedro, guayacán, diomate, tigrillo, perdiz,


tarai, mariposo, cariame, encenillo, tuno, susque, roble, sauce,
aliso, rique, tíbar y otras varias, de las selvas que van hasta el
Magdalena.
85

Tintes: Añil, tuna, sangre de drago, carmín, raicilla, encenillo,


achiote, chisvita, brasil, colorado y aliso.

Plantas medicinales: Manzanilla, malva, linaza, borraja,


zarzaparrilla, yerbabuena, cardosanto, sauco, ratania, sangre de
drago, sábila, canime, mostaza, guaco, ajenjibre, parietaria (para
dolor de costado), hipecacuana, copaiba, bálsamo y aceite de
palo-maría (para heridas), cedrón, guaco y ¡ algalia
(contraveneno para culebras), otoba (cuyo fruto cura la sarna ),
bejuco de cruz (para restañar la sangre ), triaca, tuatus, vejiguillo
y armellana (purgantes), vomitorio de pasto, bejuco de agua
(para mal venéreo), cañandongo (para tabardillo ), venturosa
(para la oftalmía).

Hay abundantes quinas en los bosques del cantón San Gil, cerca
de Mogotes.

COMERCIO Y CON QUIÉN SE HACE.

Comercia con los demás cantones de la provincia y con las de


Bogotá, Vélez, Tundama y Tunja. Exporta: Lienzos, mantas,
ruanas, bayetas, alpargatas, sogas, mochilas, miel de caña,
panela y azúcar blanco.
86

Importa: Ganado mayor, ovejas, caballos, mulas, harina, cacao,


algodón, sal, terneros, herramientas y loza fina”11.

11
Tomado de:
COLOMBIA. COMISIÓN COROGRÁFICA. Jeografía física i política de
las provincias de la Nueva Granada por la Comisión Corográfica. Provincias
del Socorro, Vélez, Tunja i Tundama. Bogotá: Imprenta del Estado, 1856. P.
79
87

9. Ciudad del Socorro, Distrito


Municipal del Socorro, Capital del
Departamento del Socorro, Capital del
Estado Soberano de Santander, Estados
Unidos de Colombia (1880)

“DEPARTAMENTO DEL SOCORRO

Este departamento, que se halla situado al Sur del Estado,


confina al Norte con el departamento de Guanentá; al Oriente
con el de Charalá; al Sur con el Estado soberano de Boyacá; y al
Occidente con el rio Magdalena y el departamento de Vélez, del
cual lo separa el río Opón y la sierra peñascosa del mismo
nombre.

Tiene una extensión de 22½ miriámetros cuadrados; los terrenos


en su mayor parte son fértiles y cultivados, habiendo, además,
inmensos baldíos que por el Occidente limitan con el
Magdalena.
88

Las hoyas del Opón y del Oponcito están desiertas y son


mortíferas mientras no se descuajen las selvas y desequen los
pantanos. En esa región ardiente y cubierta de selvas, lo mismo
que en la grande hoya del Magdalena, las lluvias son casi
perennes por cuanto lo es la evaporación de tantas aguas
corrientes y estancadas que inundan el suelo, y porque las selvas
colosales impiden la libre acción de los vientos.

El clima del circuito del Socorro es cálido y sano, excepto la


parte desierta hacia el Opón, donde es frio en lo alto de la
cordillera; inhabitado, cálido y enfermizo en la parte baja,
morada de algunas familias que vegetan en medio de una
atmósfera plagada de insectos incómodos y saturada de miasmas
pestíferos.

El máximo del calor es de 29° centígrados, el mínimo de 20°, y


la temperatura media es de 21° centígrados.

El territorio comprende grandes explanadas inclinadas hacia el


Suárez que lo divide por el medio, todas ellas pobladas y
cultivadas; cerros escarpados, peñascos desnudos de vegetación
en unas partes y en otras cubiertos de ellas: largas hileras de
cerros desiertos cuyos peñascos desquiciados se ocultan entre
89

bosques frondosos; llanuras despobladas asilo de las fieras que


viven escondidas entre una colosal vegetación; y en fin, terrenos
dominados por las aguas, llenos de insectos y arropados por
miasmas pestilenciales.

El valle del Opón bajo el punto de vista de su vegetación y


producciones animales es maravilloso, según la expresión de un
distinguido santandereano; las innumerables maderas de
ebanistería y de construcción, las resinas, los bálsamos, los
textiles y los tintes; la abundante pesca y la caza de cuadrúpedos
y aves, anuncian la rara feracidad de aquellos vírgenes parajes y
llaman una colonización robusta, inteligente y activa. Este valle,
de variadas temperaturas, con una superficie de 30 a 32
miriámetros cuadrados y con fácil comunicación con Antioquia
y los Estados de la costa Atlántica, puede contener una
población de 300.000 habitantes.

El departamento esta bañado por los ríos siguientes: El Suarez,


el San Gil o Fonce; el Oiba que viene de los páramos de
Chontales, acrecentado con el caudal del rio Llano de Burras,
proveniente de la peña de los Venados y desagua en el Suárez;
el Riachuelo, el Gambita, el Tolotá, el Porqueras y el Huerta que
nace en Boyacá con el nombre de Chontales; el Lenguaruco
90

formado de los 5 últimos, y cuyas primeras vertientes están en


las alturas de Cupamuy; el Fábita y el Chuqueque afluentes del
Uvasa.

Recorren sus límites desiertos el Opón o Manso que nace en el


departamento de Vélez con el nombre de Quiratá y desagua en
el Magdalena después de recibir el Aragua y el Anaita o
Arrayita. El Opón se compone del de este nombre que limita al
Sur su angosto y largo valle, y de la quebrada Colorada que se
halla al Norte. Caen a esta quebrada el Cascajales, el Blanco y
otras corrientes de menor importancia. Riega también aquellas
soledades el Oibita u Oponcito; y cierra el perímetro por el
Oeste el Magdalena que por pocas leguas le sirve de límite con
Antioquia.

De este departamento se exportan entre otras cosas, quinas,


lienzos y otros tejidos socorranos; las abejas productoras de la
cera blanca prometen desarrollo y una fuente de riqueza. El
azúcar que se fabrica anualmente alcanza a 9500 cargas.

Se proyecta la apertura de una vía que ponga en comunicación


directa esta sección del Estado con el rio Magdalena, por el
distrito de Simacota. Existió en otro tiempo un camino por allí,
91

cuya longitud era de diez miriámetros, distribuidos así: de


Simacota á la antigua aldea de Nueva Socorro o Tambor 4½
miriámetros; de aquí a Puerto de Totumal 3½ miriámetros; de
aquí a Puerto Nuevo 2 miriámetros. El trazado de la nueva vía,
practicado de orden del Gobierno del Estado, sigue por Piedras
Coloradas, el Desierto, la quebrada Remolina, la cordillera de
Flores-blancas y la meseta de San Juan hasta Nueva Socorro o
Tambor; de aquí a Puerto Nuevo sobre el Opón; y luego éste por
seis miriámetros hasta su desembocadura en el Magdalena.

Los 15 distritos de que se compone el departamento son:

SOCORRO, ciudad capital del Estado y del departamento,


edificada en un plano inclinado sobre una extensa explanada
limitada al Oeste por el rápido y peñascoso rio Suárez donde
existe un puente de hierro que lo pone en comunicación con
Simacota, y está en proyecto otro en el paso de "Ramírez",
dirección al Palmar. Su clima es templado y poco sano, y es un
lugar de tráfico bien activo. Altura sobre el mar 1255 metros.
Temperatura 23°.

Tuvo origen en el pueblo de Chianchon [sic], residencia del


Cacique de ese nombre; fue fundada en 1681 con el nombre de
92

Nuestra Señora del Socorro, con cuyo nombre se le expidió el


título de parroquia en noviembre de 1683, [Nota al margen:
1691 según otro autor] y se hizo su provisión y erección
definitiva en 1691. Fue elevada por el Rey a villa el 25 de
octubre de 1771. Es notable por la laboriosidad y patriotismo de
sus hijos. Su primer alzamiento contra el poder español tuvo
lugar el 16 de marzo de 1781, organizándose un ejército
numeroso llamado "Comuneros del Socorro”; y por último dio
el grito formal de Independencia el 10 de Julio de 1810.

Tiene 50 casas de dos pisos, algunas de bonita construcción. Sus


calles son tortuosas con aceras enlozadas y un caserío todo de
teja: tiene 4 Templos, Hospital de caridad, un Capitolio en
construcción empezado en 1S72, dos Imprentas, dos Escuelas
Normales, un Colegio privado para varones y otro para
señoritas. Es el distrito más rico del departamento,
esencialmente industrioso y comercial, tiene abiertas sus puertas
al comercio; sus alrededores son bellos y fecundos, y goza de
vistas espaciosas llenas de encanto y de poesía. El mercado, es
muy valioso y concurrido, tal vez el primero del Norte. Tiene
carbón y aguas sulfurosas. Fabrica añil, mantas, dulces,
sombreros de paja y caña; cosecha café y recoge cera blanca y
93

seda en poca cantidad. El Socorro es la patria del ardoroso jefe


de los Comuneros Juan Francisco Berbeo. Habitantes
16,048”12…

12
Tomado de:
MANTILLA, Eladio. Geografía especial del Estado de Santander. Socorro:
Imprenta de Sandalio Cancino, 1880. P. 83 - 86
94

10. Ciudad, Municipio y Provincia del


Socorro, Departamento de Santander,
República de Colombia (1892)

“Socorro.
La capital de Socorro
El Socorro, que es ciudad,
De catorce Municipios
Su lista formada está:
Socorro, Oiba, Simacota,
Suaita, Palmas y Palmar,
Pinchote, Páramo, Gambita,
Hato, Chima, Guapotá,
Contratación, Guadalupe…
Hemos terminado ya.
95

Socorro.
Doscientos diez años hace
Que el Socorro fue fundado
Sobre una extensa explanada
Que por Ocaso limita
Con Suárez o Saravita,
En situación inclinada.

Tuvo origen en el pueblo


Indígena de Chanchón
Desde remota ocasión,
Y en mil seiscientos ochenta
Y uno, al sitio en que se asienta,
Se efectuó su traslación.

Son los hijos del Socorro


De carácter levantado
Y de esto pruebas han dado
Que ya no tienen guarismo:
96

Por su ardor y patriotismo


Este pueblo es afamado13.

Fue contra el yugo español


Lidiador de los primeros
Desde aquellos COMUNEROS
Que la Historia nos enseña
Y por cuya fiel reseña
Admiramos sus guerreros.

El grito de Independencia,
Con denuedo y altivez
En mil ochocientos diez,
El diez de Julio, el Socorro

13
De esta población de hombres libres decía Bolívar en 24 de febrero de
1822: "En este Provincia he hallado el más vivo entusiasmo; tanto que me
parecen más exaltados que nunca. Parece que un fuego sagrado anima los
pechos de los bravos socorranos, y que sus dignas matronas son, sino
superiores, por lo menos iguales a las de Esparta y Roma. He visto una
consagración absoluta a la salvación de la Patria en todo el Socorro y muy
particularmente en su Capital."
97

Levantó, haciéndole corro


Al heroico pamplonés.

El Socorro es laborioso,
Comerciante e industrial
Su mercado semanal,
Por lo abundante y variado,
Sin duda que es el mercado
En Santander sin rival.

Son muy fértiles sus tierras


Y hay en sus alrededores
Prados de yerbas y flores
Que despiertan la alegría:
Llenos de encanto y poesía,
De belleza y de primores.

De alambre dos puentes buenos


Tiene sobre el río Suárez
98

Que dan paso a los lugares


De Simacota y Palmar,
De hombres suelen pasar,
En un solo día, millares.

Tiene el Socorro tres templos


Excluyendo el principal,
Que está en construcción, el cual
Será por su esplendidez
Y su grande solidez
En Santander sin rival.

Aunque de mediano aspecto,


Son de buena construcción
Sus casas, y de balcón
Cuarenta y cinco se cuentan
Y todas ellas presentan
Comodidad y expansión.
99

Cuenta con cinco Colegios


De enseñanzas secundarias,
Con siete Escuelas primarias,
Un Hospital bien montado,
Un Capitolio empezado,
Dos imprentas necesarias”14.

14
Tomado de.
FRENCH, Luis Felipe. Compendio de Geografía Especial del Departamento
de Santander puesto en verso para el uso de las Escuelas y Colegios. Socorro:
Imprenta de Cancino Hermanos, 1892. P. 34 – 35. [Vicerrector del Colegio
Universitario del Socorro]
100
101

11. San Gil y el Socorro: Villas


antagónicas y Municipios interdependientes
(1922)

“DOS CIUDADES IMPORTANTES

A mediados del siglo XVII tomó incremento la obra de


fundación de las poblaciones de San Gil y el Socorro, y desde
las postrimerías de esa época remota figuran ambas poblaciones
como centros importantes de la extensa región comprendida
entre los ríos Oibita y Chicamocha, la elevada cordillera de los
"Yareguíes", allende el río Suárez, el cerro de "Petaquero",
denominado ahora "Alto de los Cacaos", y las montañas de
Coromoro. Región ésta que fue segregada del territorio de
Vélez, por real Cédula de Carlos II, de fecha 27 de octubre de
1694, para asignársela a la Villa de San Gil, que así quedó
constituida en capital de la mayor parte de las tierras que forman
en la actualidad las Provincias de Zapatoca, Charalá, San Gil y
el Socorro.
102

Venidas a la vida estas dos poblaciones casi en la misma época


y colocadas en condiciones topográficas muy semejantes, puesto
que una y otra se encuentran acorraladas entre altas montañas
que dificultan su desarrollo económico y las mantienen en
completo aislamiento, las ligan estrechamente los mismos
intereses y sólo por medio del común esfuerzo podrán alcanzar
los elementos que necesitan para su expansión y progreso.

Comunes son, por otra parte, las honrosas tradiciones que


enaltecen a estas poblaciones como que ambas tomaron parte
activa en el movimiento llamado de los Comuneros, para resistir
el pago de los odiosos impuestos peninsulares, en el año de
1781; razón por la cual los parlamentarios del Virreinato
enviados a Zipaquirá a detener las fuerzas revolucionarias que
comandaba Berbeo, redactaron el siguiente exordio:

"A los vecinos y moradores de San Gil y el Socorro. Con


el objeto de restablecer la tranquilidad pública en este
Reino y conciliar los ánimos de las dos villas de San Gil
y Socorro y demás parroquias de su jurisdicción, hemos
llegado a este pueblo de Çipaquirá en la noche de ayer,
con las amplias facultades del Real Acuerdo y Junta
General de Tribunales y Cabildo, celebran a este intento
103

el 12 del corriente, lo que participamos a Uds. los


principales jefes, para que adelantándose de su gente
vengan a este pueblo a acordar los puntos que les ha
excitado a esta novedad, en la primera inteligencia de
que serán oídos en cuanto propongan y se juzgue
conveniente en beneficio del Rey y de todos los pueblos,
mirando la causa pública con la atención que exige
nuestra obligación; de que cerciorados Uds. esperamos
no omitirán en que tenga efecto.— Dios guarde a Uds.
muchos años.—Çipaquirá y mayo 14 de 1781.— Dr.
Joaquín Vasco y Vargas.—Eustaquio Galavis".

Y unas mismas condiciones técnicas singularizan a estas dos


poblaciones, hasta el punto de hacerse imposible distinguir el
tipo socorrano del sangileño, por lo cual a uno y a otro pueden
aplicarse con propiedad las palabras que estampó el Dr.
Salvador Camacho Roldan en sus "Notas de viaje”:

“El tipo socorrano nos parece tener más relación con el


catalán. Silencioso, perseverante, económico, infatigable
en el trabajo, honrado en sus transacciones, goza, como
el antioqueño, de una comodidad mejor distribuida entre
las diversas capas sociales, que la que se nota en el resto
104

del país. No es minero como el antioqueño, a lo que


quizás deba atribuirse su carácter menos audaz en las
empresas; pero, en cambio, es más adicto a la agricultura
y a las manufacturas, de las cuales, en tejidos de
algodón, produce probablemente más de un millón de
pesos anuales, en pequeños telares de mano”.

También son idénticas las industrias a que están dedicadas estas


dos poblaciones, y ambas han sostenido siempre el más activo
comercio entre sí, observándose desde hace muchos años que
las principales firmas comerciales de San Gil tienen establecidas
sucursales en el Socorro.

No existe, pues, ningún motivo de antagonismo entre estas dos


poblaciones y, antes bien, todo confluye a que marchen siempre
en el más completo acuerdo, propendiendo unidas por su
mejoramiento y por la construcción de las vías de comunicación
que ambas necesitan. Día llegará en que estas dos poblaciones
se encuentren unidas por una línea férrea, y entonces formarán
un sólo núcleo de población rica y poderosa.
105

PRINCIPALES INDUSTRIAS.

Los indígenas que habitaron estas tierras cultivaban el algodón y


tejían de su fibra mantas bien finas, al decir de los historiadores
de la Conquista. De raza les viene, pues, a estos pueblos su
marcada afición a la industria de los tejidos de algodón que,
según la nota del Dr. Camacho Roldan, atrás copiada,
representaba en el sólo Socorro un valor aproximado de un
millón de pesos anualmente.

La industria de tejidos de algodón hizo que se desarrollara


también en el Socorro el cultivo del añil, hasta producirse en
cantidad suficiente para las necesidades locales y para
exportarlo a otros lugares del país y aún del exterior. Y tanto el
Socorro como San Gil lograron implantar un activo comercio de
mantas y lienzos, llamado entre nosotros "comercio de batán”,
seguramente por la notable semejanza que ofrecen los rústicos
telares de madera en que se teje con los viejos batanes españoles
en que se fabricaba el paño.

La afición a los tejidos de algodón se hacía notar en la mayor


parte de las casas, hasta el punto de constituir excepción el
hogar humilde en donde no se oía el ruido de la rueca en que se
106

hilaba el algodón, o el ruido seco de la lanzadera, al golpear en


el telar que formaba la fina urdimbre. Pero vino la hilaza
extranjera a suplantar con ventajas al hilo que producía nuestra
rueca prehistórica, y luego las modernas fábricas de tejidos han
ido acabando poco a poco con nuestros modestos telares de
madera, hasta matar de consunción la industria sagrada que nos
legaron los laboriosos aborígenes. Por esta causa, muchas
familias han quedado sin trabajo y se han visto forzadas a
emigrar a las tierras de Soto, y otras, conservando su afición a la
industria de tejidos, se han dedicado a las manufacturas de
fique. Estas manufacturas han tomado gran desarrollo en los
últimos años, y de aquí salen la mayor parte de los costales en
que se empaca el café de Santander, y los tapices de fique para
las habitaciones, amén de cuerdas, mochilas y pretales.

En menor escala se ocupan las gentes en tejer sombreros de


nacuma y de palma de caña; en hacer cigarros, y en otras
pequeñas industrias.

La fabricación da cigarros y de cigarrillos, que ha tomado


grandes proporciones en Bucaramanga y en Piedecuesta, se
encuentra aquí dando los primeros tanteos, y todavía no ha sido
posible establecer fábricas de importancia; pero existen en la
107

región terrenos muy propios para el cultivo del tabaco, y esta


industria está llamada a adquirir gran incremento en lo porvenir.

La agricultura es la principal industria de estas poblaciones, y en


cantidades considerables producen maíz, algodón, caña de
azúcar, arroz y millo. En el Municipio de San Gil no tienen
costumbre de fabricar azúcar, sino solamente panela; en cambio,
el Socorro produce azúcar para el consumo de casi todo
Santander y para llevar a las poblaciones de Boyacá y
Cundinamarca. Comúnmente se venden en cada mercado 200
cargas de azúcar, que aseguran al Socorro una entrada semanal
de $ 2.000, y algo como la mitad de esta suma representa el
valor de la panela que allí se vende. La cosecha de arroz se
estima en unas mil cargas al año; y la de café puede calcularse
en dos mil cargas; todo esto, añadido a las demás fuentes de
riqueza que tiene el Socorro, hace que esta plaza comercial sea
una de las más importantes del país.

Al mercado de San Gil sacan a vender comúnmente doscientas


cargas de panela, bastante maíz y millo, fibra de fique y algodón
en rama; y la cosecha anual de café alcanza a unas 3.000 cargas,
de excelente calidad.
108

El jornal diario en estos Municipios puede calcularse en $ 0,50,


y se cuenta con brazos suficientes para toda labor; pero, como lo
hizo constar el señor Camacho Roldan desde 1890, se nota en
estos pueblos marcada tendencia a emigrar a tierras lejanas, en
busca de jornales más altos, y por esta razón no existe en la
comarca una población más densa. San Gil tiene, según el censo
de 1918, 11.111 habitantes, y el Socorro, 12,616.

VIAS DE COMUNICACIÓN

Es este el magno problema por resolver sí se quiere que San Gil


y el Socorro progresen. Ante todo, necesitan estos pueblos que
se construya una vía económica al rio Magdalena, bien sea al
puerto de Barrancabermeja o a cualquiera otro punto, y luego
que se establezcan comunicaciones rápidas y baratas con las
poblaciones del interior.

Para los socorranos ha constituido una especie de suplicio de


Tántalo el saber que, tras la serranía de «Cobardes», que forma
parte de la designada con el nombre genérico de «Yare-guíes»,
corre el río Opón a confundir el caudal de sus aguas con las del
Magdalena; porque la distancia que media entre el Opón y el
109

Socorro, es relativamente corta, y por ahí sería rapidísima la


comunicación con el rio Magdalena, al no interponerse esa alta
serranía. Esta consideración movió al General Pablo Duran a
ordenar el estudio de esa vía, cuando fue Gobernador de la
antigua Provincia del Socorro, y desde entonces no se ha
desistido por completo de la idea de establecer por ahí la
anhelada comunicación con el Magdalena, pero se ha carecido
de los recursos suficientes para la realización de este proyecto.
Explorando esa vía perdió la vida uno de los gobernantes que
sucedieron al General Duran, don Lucas Caballero, padre de
nuestro copartidario y amigo que lleva el mismo nombre.

Tenemos informes de que en esa región del Opón existe ya una


numerosa colonia de socorranos y veleños, que poseen extensas
y ricas sementeras, por lo cual sería en extremo conveniente el
que se construyera siquiera un buen camino de herradura de
Simacota al Opón.

Con la explotación de los yacimientos de petróleo de Infantas y


de los proyectos de explotación de los que existen en San Luis,
al trasmontar la cordillera de Yareguíes, frente a Galán, se han
concebido muchas esperanzas de que por ahí pueda establecerse
una comunicación rápida con el puerto de Barranca bermeja,
110

pues los directores de los trabajos de la Tropical parece que


manifiestan interés en construir una línea férrea hasta San Luis.

Pero nada podrá aprovechar más a estas poblaciones como la


prolongación del Ferrocarril del Norte, que está ordenada por
ley expresa, y que ahora preocupa especialmente a nuestros
legisladores. Esta línea comunicaría a la vez a los centros
productores del Sur de Santander con Bogotá y con el bajo
Magdalena, y establecería el más activo comercio con las
poblaciones de allende el Chicamocha.

También sería de alta conveniencia la construcción de la


carretera que, pasando por Charalá, vaya a Duitama a unirse con
la Carretera Central; esta obra ha sido igualmente ordenada por
ley, pero ni siquiera se le ha dado comienzo.

En materia de vías de comunicación, todo está por hacer en esta


región, y, mientras estas obras no se emprendan con tesonero
empeño, es imposible aspirar a que estos pueblos salgan del
fatal estancamiento en que se encuentran.
111

GENERALIDADES

El Socorro y San Gil poseen servicio de alumbrado eléctrico, y


la segunda de estas poblaciones tiene, además, servicio de
acueducto a domicilio desde el año de 1893, en el cual fue
establecido por una sociedad anónima formada de casi todos los
vecinos notables.

Ofreciendo San Gil grandes facilidades para el montaje de la


maquinaria movida por fuerza hidráulica, se ha pensado en
establecer una planta eléctrica poderosa con el fin de vender
energía a los industriales, a precios moderados. En varios
lugares, a orillas de la quebrada de Curití, se encuentran sitios a
propósito para el montaje de esa planta, y aun sería fácil traer el
agua hasta la ciudad, para montar aquí la maquinaría; tal como
consiguió establecerlo la «Compañía Hidro-eléctrica», usando
de la misma agua del acueducto. En este importante negocio se
encuentra interesado el doctor Gustavo Wilches, quien cuenta
con el apoyo entusiasta de varios capitalistas sangileños.

Por uno de tantos yerros como se cometen en los Municipios, el


Concejo de 1893 concedió a la Compañía del Acueducto un
privilegio exclusivo por el término de sesenta años para explotar
112

todas las aguas de la ciudad, pero especialmente el agua que


surtía la fuente de la plaza pública e iba a los principales
establecimientos municipales; se subvencionó, también, a la
Compañía con la suma de $400 anuales, pagaderos del Tesoro
del Municipio, y se convino en entregar a la Compañía,
perfectamente refaccionada, la acequia que servía y sirve
actualmente para traer el agua a la ciudad. Y a cambio de
privilegio tan exorbitante, sólo exigió la Municipalidad que se le
permitiera intervenir en la fijación de la tarifas para el cobro del
servicio de agua, con el fin de asegurar la modicidad de estas.
Mas, como sucede frecuentemente entre nosotros con referencia
a la marcha de las sociedades anónimas, una sola firma
comercial logró apoderarse del control de todos los negocios;
impidió que se repartieran dividendos, para que las acciones se
depreciaran y poder comprarlas a menos precio, y al fin obtuvo
que los bienes de la empresa se remataran en pública subasta, en
el año de 1906, en momentos en que la Compañía se hallaba
perfectamente solvente y mantenía en su Caja una fuerte suma
por razón del Fondo de reserva y de las utilidades no repartidas.

Como ese remate se efectuara sin las formalidades legales y


como la Compañía hubiera dejado de cumplir varios de los
113

compromisos contraídos con el Municipio, el Concejo resolvió


entablar la correspondiente demanda, para obtener la recisión de
los contratos y quedar libre de tan gravoso privilegio. Se vio
entonces que la Compañía aún tenía forma legal, pues, a pesar
del remate verificado, no se había liquidado, y se resolvió dirigir
la acción contra el Gerente de la Compañía, que era, a la vez,
gerente de la firma comercial que había verificado el remate.
Once años duró el pleito y en tan largo tiempo fueron muchas
las pruebas levantadas para demostrar que la Compañía cobraba
por el servicio de aguas tarifas mayores de las acordadas con el
Concejo, y que, además, había dejado de cumplir otros
compromisos. Obrando con estricta justicia, el Tribunal de este
Distrito judicial dictó sentencia condenatoria contra la
Compañía; pero el negocio fue llevado a la Corte Suprema y allí
se modificaron las cosas en forma muy favorable a la Compañía,
porque se le absolvió de todo cargo, declarando que la demanda
era inepta por no comprender a los señores que remataron los
bienes de la empresa y que también están obligados por esta
causa a responderle al Municipio de San Gil del cumplimiento
de los contratos celebrados con la Compañía, a fin de que, en un
sólo juicio, se decidan todas las cuestiones pendientes. Así
terminó ese largo y ruidoso pleito, en el cual sólo resultó
114

maltratada la Justicia, pero, para honor de la Corte Suprema, los


doctores Tancredo Nanetti y Dionisio Arango se apartaron del
concepto de la mayoría y redactaron dos salvamentos de voto
que constituyen una severa sanción para quienes negaron al
Municipio de San Gil las reparaciones a que tiene derecho.

Han quedado, pues, sin resolver las diferencias habidas entre los
usufructuarios del acueducto y el Municipio, por lo cual resolvió
el Concejo ordenar que se entable nueva demanda, esperanzado,
quizás, en que el personal de la Corte se renueve en el curso de
otros once años, y sea posible obtener una sentencia que le haga
justicia a San Gil, aun cuando sea en la época en que esté para
expirar el plazo del privilegio.

La manera incorrecta como marchan generalmente las


sociedades anónimas, ha matado entre nosotros todo espíritu de
asociación y esto constituye gravísimo mal, porque para el
desarrollo económico se hace necesario el concurso de todos.

Para terminar esta reseña histórica, debemos hacer constar que


en estas poblaciones se hace sentir la necesidad del
establecimiento de un Banco de giro y descuento, que traiga
bastante capital para el desarrollo de las industrias y que haga
115

bajar considerablemente las ratas usurarias que aquí se cobran a


uno y medio y dos por ciento mensual. Con estas ratas, es
inevitable la ruina del comercio y de las industrias, y es enorme
la falta de giros sobre otras plazas del país y sobre el exterior.

San Gil, 31 de octubre de 1922”15.

15
Tomado de:
PARRA, Carlos D. Dos ciudades importantes. En: Anuario Ilustrado de La
Vanguardia Liberal. No. 1. Bucaramanga, Colombia: Editorial La
Vanguardia Liberal, 1922. P. 221-227
116
117

12. La Provincia de los Comuneros


[1931] y la ‘Ciudad’ del Socorro (1939)

“SOCORRO, CUNA DE LA LIBERTAD Y RELICARIO DE


LA PATRIA

Entre las ciudades coloniales que ostentan un pasado de


heroísmo y gloria, el Socorro se destaca en el panorama
santandereano como la villa típicamente española, en donde
perduran la dignidad caballeresca y las viejas tradiciones de la
raza. Ciudad que aún no ha sido profanada por los rascacielos de
cemento y hierro y que a través del tiempo ha sabido conservar
su primitivo aspecto colonial, con sus calles angostas
sombreadas por salientes aleros, sus portalones de piedra, sus
balcones salidos y sus ventanas enrejadas. Urbe legendaria que
ha escrito ilustres páginas de altivez y patriotismo en la historia
de la colonia y la república.

Martín Galeano, fundador de la ciudad de Vélez, fue el primer


español que con una expedición descubrió y conquistó la región
de! Socorro, habitada por los guanes. Lucha tenaz libró Galeano
118

con las aguerridas legiones del cacique Chanchón, jefe de


aquellas tribus, que fueron derrotadas después de sangrientas
batallas y sometidas a la obediencia.

Eran los guanes (para honra de sus descendientes), según


Castellanos, "blancos de piel, gallardos en su apostura, limpios
en sus costumbres y bien parecidos" y según fray Pedro Simón
"todas estas gentes eran también despiertas y atinosas para todo,
y tan fáciles en aprender nuestra lengua castellana que, en dos o
tres meses, pueden salir tan ladinas y hablarla con tanta
propiedad como un hijo de un mercader de Toledo".

Tuvo origen la ciudad en el pueblo de Chanchón situado en las


márgenes del río Saravita, de donde en el año de 1681 fue
trasladada, con el nombre de Nuestra Señora del Socorro, al
sitio que hoy ocupa, llegando a ser la villa de conventos, de
caballería y leyenda.

En 1683 se le expidió el título de parroquia y siendo presidente


de la Real Audiencia de Santa Fe el ilustrísimo señor don
Francisco Cossio y Otero, y a instancias del esclarecido hijo de
la ciudad don Juan Maldonado de la Cerda, el monarca español
don Carlos III la elevó en 1771 a la categoría de Villa y le
119

concedió escudo de armas. El señor Maldonado de la Cerda


empleó la suma de $ 16,000 en obtener para su ciudad estas
señaladas dis-tinciones.

La Real Cédula por la cual se concedió a la parroquia del


Socorro el título de villa dice así:

"Don Carlos por la gracia de Dios Rey de Castilla, de


León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de
Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia,
de Mallorga, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdova, de
Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes de
Algecira, de Gibraltar, de las islas Canarias, de las Indias
Islas y Tierra Firme, del Mar Océano, Archiduque de
Austria, Duque de Borgoña, de Brabante, y Milán,
Conde de Ahsburg, de Flandes, Tirol, y Barcelona, Señor
de Vizcaya y de Molina, etc. Por parte de varios vecinos
de la Parroquia de Nuestra Señora del Socorro,
jurisdicción de la Villa de Santa Cruz, y San Gil de la
Nueva Baeza en el Nuevo Reino de Granada, se me ha
representado, que en el año de mil setecientos, y once,
ocurrieron varios vecinos de la mencionada población al
Reverendo Arzobispo de Santa Fé, don Francisco de
120

Cossio y Otero, Presidente interino, que era entonces de


aquella Audiencia, para que en atención a su crecido
número de vecinos, tener más de cuatrocientas casas en
calles, y Plaza, iglesias ornamentados a su costa, casas
de Cabildo, cárcel, trato y comercio en que había
adquirido, y aumentado sus caudales, siendo los más de
los vecinos, personas nobles, y beneméritas, concediese
a dicha Parroquia título de Ciudad, eximiéndola de la
jurisdicción de la enunciada Villa como con efecto lo
ejecutó bajo de varias capitulaciones, y en la calidad de
obtener Real confirmación. Que habiendo ocurrido por
esta, se libró Real Cédula en treinta de Diciembre de mil
setecientos, y doce, previniendo a aquel Prelado no
pasase a conceder semejantes licencias, y repuso todo lo
obrado con lo que quedó la referida Población reducida a
su anterior estado de Aldea de la Villa de Santa Cruz y
San Gil. Que no por esto descaecieron de fomentar su
población, adelantándola en edificios públicos, y
particulares, urbanidad, y buena crianza labores de
campo, cultivo de frutos, crianza de ganados, fábrica de
todos tejidos de algodones y comercio de géneros, y
frutos, de suerte, que es tan crecido como el de
121

cualquiera de las ciudades de mayor nombre de aquel


Reino, a que se añade tener dicha Parroquia más de tres
mil vecinos, cabezas de familias bien acaudalados, no
pocos de ellos, y más de diez y seis mil personas de
comunión entre todos. Que con estos, y otros poderosos
motivos, y los de la enemistad que tenían los vecinos de
la Villa, a los de la Parroquia del Socorro, y no poder
esta hallarse bien administrada de Justicia ocurrió en el
año de mil setecientos y sesenta y dos a mi Virrey del
Nuevo Reino de Granada para que no alcanzando sus
facultades a conceder la exención que solicitaba, me
consultase sobre ello oyendo al Fiscal de aquella
Audiencia, y a los vecinos de la referida Villa de San
Gil. Que con este motivo, se siguieron autos, y
sustanciados en forma, declaró el expresado mi Virrey en
veinte y dos de noviembre de mil setecientos y sesenta y
cinco, que sin embargo del excepcionado por Villa,
debía conformarse con el dictamen del Fiscal, en orden a
ser conveniente la desunión de dichas dos poblaciones, y
que la del Socorro, se erigiese en Ciudad, con
jurisdicción y territorio separado, adjudicándole el
mismo, que en el año de mil setecientos, y once, la
122

señaló el Muy Reverendo Arzobispo Presidente Don


Francisco Cossio y Otero, porque siendo como es
entendidísimo el que hoy corresponde a la Villa y tan útil
en la mayor parte, como lo comprueban los
establecimientos de nueve parroquias que se hallan
dentro de él, y con bastante distancia unas de otras,
parece puede seguramente verificarse la división,
"dejando a cada una de ellas cumplidas las cuatro leguas
de termino fructuoso, sino en cuatro, a lo menos
prolongadas, y son las que únicamente se concedieron a
la Villa de San Gil cuando se separó de la ciudad de
Vélez". Y conceptuando el Virrey ser la mencionada
Parroquia acreedora a la Merced que solicita, para que en
lugar de las muchas ciudades que hay arruinadas y
perdidas en aquel Reino, se subrogue la del Socorro, que
promete no solo la permanencia sino también muchos
progresos y adelantamientos mandó que su citado
Decreto sirviese de informe, para lo que pudiese
conducir en el recurso que se debía hacer a mi Real
Persona declarando ser a quien toca resolver en el asunto
lo que sea más de mi Real agrado como todo resulta de
varios Testimonios que se han presentado por los
123

expresados vecinos de la Parroquia del Socorro,


suplicando me digne conceder a ésta el Título de Ciudad
en la forma que mi Virrey propone en su citado Decreto
informativo, con jurisdicción sobre si, y los moradores
de todo el territorio, que se la asigne, eximiéndola para
siempre de la de la Villa de Santa Cruz y San Gil, con las
calidades que en el año de setecientos y once le había
hecho el Muy Reverendo Arzobispo don Francisco de
Cossio y Otero, como Presidente interino de la
Audiencia de Santa Fé. A esta pretensión se opuso la
enunciada Villa, produciendo diferentes documentos
relativos al asunto; y habiéndose pasado todo de sala de
Gobierno a la de Justicia de mi Consejo de Indias
dedujeron las partes lo que tuvieron por conveniente, y
con audiencia de mi Fiscal, se proveyó auto en veinte y
uno de enero del presente año de mil setecientos y
sesenta y uno, declarando que la Parroquia de Socorro,
debe erigirse en Villa, eximida de la de Santa Cruz, y
San Gil y su jurisdicción, y concedérsela como se la
concede la gracia de tal Villa eximida, y todas las
exenciones y prerrogativas correspondientes. A cuyo fin
se le despachase el título debido, "cumpliendo la
124

asignación de territorios, empleos de justicia, y demás


oficios de Cabildo y República, con arreglo a las leyes
del asunto a mi Virrey de Santa Fé", de cuyo auto se
interpuso suplica por parte de la mencionada Villa de
Santa Cruz, y San Gil, la que fue admitida. Y oídas
ambas partes, y habiéndose dado vista a mi Fiscal se
pronunció en treinta y uno de agosto de este mismo año
sentencia de revista, confirmando el citado auto de vista,
en cuanto por él se declaró que la Parroquia del Socorro
debe erigirse en Villa eximida de la de Santa Cruz y San
Gil, y concedérsele, como se le concedió, la gracia de tal
Villa eximida, y las demás exenciones, y prerrogativas
correspondientes. Y se le mandó despachar el título
debido, dando comisión al Virrey, para la ejecución, y
cumplimiento de la "asignación de territorio", empleos
de justicia, y demás oficios de Cabildo y de República
"con arreglo a las leyes Reales" del asunto. Y declarando
nuevamente que en cuanto a la citada comisión mandada
dar al Virrey para la asignación de territorio, debía
entenderse solo precisa, y limitadamente para lo
jurisdiccional necesario y conveniente a la mayor
administración de Justicia, y quedando en el mismo ser,
125

estado y sin novedad ni alteración alguna todo el término


asignado a la Villa de Santa Cruz y San Gil, y que esta
posee desde su erección para todo lo respectivo al libre y
común uso, y aprovechamiento de ambas Villas y sus
vecinos, de todos sus pastos, aguas, montes, peñas, ríos,
pasos y demás beneficios y servidumbres necesarias, que
en él se contienen, y según, y como lo han sido, y han
estado libres, y comunes hasta ahora. Por tanto, quiero, y
es mi voluntad que en la forma expresada, se llame la
enunciada Parroquia de aquí en adelante Villa de
Nuestra Señora del Socorro, y que use de la
jurisdicción que le corresponda, y goce de los
privilegios, y prerrogativas, que las demás Villas de las
Indias, y de estos Reinos. Y encargo al Serenísimo
Príncipe de Asturias, mi muy caro y amado hijo, y
mando a los infantes, Prelados, Duques, Marqueses,
Condes, Ricos hombres, Priores de las órdenes,
Comendadores, y Subcomendadores, Alcaides de los
Castillos y Casasfuertes. Y llamo a los de mi Consejo,
Virreyes, Presidentes y Oidores de mis Chancillerías y
Audiencias Reales a los Alcaldes y Alguaciles de mi
Casa y Corte, Chancillerías, y a todos los Consejos,
126

Corregidores, Asistentes, Gobernadores, Alcaldes


mayores y ordinarios, Alguaciles y hombres buenos, y
demás personas de cualquier estado y calidad de todas
las ciudades, villas y lugares de los expresados mis
Reinos que así lo tengan entendido y no pongan el menor
impedimento ni embarazo en el puntual cumplimiento de
esta mi Real determinación. Y de este título se tomará
razón en las Contadurías generales de valores y
distribución de mi Real Hacienda, y de mi Consejo de
las Indias dentro de dos meses de su data, expresándose
por la primera quedar satisfecho, o asegurado, lo que por
esta gracia se debiere al derecho de la media anata, y no
ejecutándose así quedará nula, y también se tomará por
los oficiales Reales de las Cajas de la ciudad de Santa
Fé.

Dado en San Lorenzo a veinte y cinco de octubre de mil


setecientos y setenta y uno. Firmado YO EL REY.

Yo Don Domingo Díaz de Arce, Secretario del Rey


Nuestro Señor, la hice escribir por su mandado (Hay una
rúbrica). Refrendada por Secretaría: doscientos sesenta y
cuatro reales plata (Hay una rúbrica)."
127

Sobre la historia de la imagen de Nuestra Señora de! Socorro,


patrona de la ciudad y titular de la diócesis, se refiere que:

"En el año de 1676 vivía en El Terán una mujer que tenía


una hija rebelde o por mejor decir incorregible; la madre
afligida lloraba la desgraciada condición de su hija, y
con la esperanza de que se enmendaría la llevó a
Chanchón y la presentó al sacerdote encargado de
aquella feligresía suplicándole la reprendiera y llamase al
cumplimiento de sus deberes de hija. Hízolo así el
sacerdote; pero como la muchacha recibiera de mal
genio y aun con desprecio los consejos de su párroco,
éste le anunció que correría peligro de que el diablo se la
llevara si continuaba ultrajando y desobedeciendo a su
madre.

Hija y madre salieron de la casa cural, y sin conversar


una palabra en todo el camino, llegaron al Terán y
entraron a una choza que se encontraba sola. La madre
lloraba, y en silencio pedía a la Reina del cielo la
socorriese en esa desgracia haciendo que su hija se
enmendara, pero ésta llena de ira como iba, estalló en
nuevos insultos contra la pobre madre. Era ya tarde, no
128

habían comido y no había leña para preparar el alimento;


la madre le dijo que fuera a conseguirla, pero la
muchacha la desobedeció con mayor altanería
profiriendo ya no sólo insultos sino también blasfemias;
en este extremo la inconsolable mujer se quejó al cielo; y
para contener a su hija le recordó las palabras del
sacerdote; "el diablo puede cargarte. . ." Y al terminar
estas palabras se presenta efectivamente Satanás en
actitud de cargar con la muchacha...

La mujer entonces no dando oídos sino a su solo corazón


de madre, de rodillas y con las manos puestas invocó a la
Madre de Dios, llamándola providencialmente con un
título hasta entonces desconocido, pero que es
precisamente el que ella misma había escogido para que
allá se le venere, se le invoque y para cautivar el corazón
de cuantos habían de nacer en ese suelo: ¡Oh Virgen del
Socorro, favorécela! dijo, y al instante apareció la Reina,
morena pero hermosa, con el niño en los brazos y con su
cetro apartando a Satanás y encadenándolo; la muchacha
se agarró aterrada al manto de la Soberana Señora, se
salvó del infernal enemigo y fue en lo sucesivo un
129

modelo de hija. Pero la Santísima Virgen no desapareció,


sino después de haber ordenado a la mujer que fuera a
decir en su nombre al sacerdote que trasladara la
población al lugar que hoy ocupa, que allí se levantara
un templo en su honor y que a la nueva feligresía se le
pusiera el nombre de Socorro.

Sin demora fue cumplida la orden celestial; pero el


sacerdote y los vecinos no se contentaron con !a mera
traslación del pueblo sino que inmediatamente mandaron
pintar en España el cuadro que representa a la nueva
Patrona, Nuestra Señora del Socorro, y la historia de su
milagrosa aparición. Llegó el precioso cuadro, digna
obra de su autor, don Bartolomé Esteban Murillo, en
1680, a Santa Fe de Bogotá, donde por orden del
Arzobispo se tomó una copia que se conserva en la
iglesia de Santa Bárbara; y a fines del mismo año fue
colocada en el camarín que le tenían preparado sus
amantes hijos del Socorro. La parroquia fue
canónicamente erigida bajo el título de Nuestra Señora
del Socorro en 1683 por el ilustrísimo señor Antonio
Sáenz Lozano; y el 20 de marzo de 1895 Su Santidad
130

León XIII instituyó a Nuestra Señora del Socorro


Patrona y Titular de la diócesis.

Cada una de las preciosas joyas que adornan la sagrada


imagen es un testimonio de la gratitud de sus hijos y Un
comprobante de los milagros más portentosos con que
los ha favorecido en los momentos de suprema angustia.

La corona y el cetro fueron el obsequio que el pueblo le


prometió al pedirle el triunfo de los ejércitos patriotas so
bre los españoles; la gargantilla de perlas nos recuerda el
milagro que hizo al impedir que Fominaya llevara a cabo
el degüello general de los hijos del Socorro, y que iba a
tener lugar tres días después del fusilamiento de la
heroína Antonia Santos; el marco de plata y las franjas
que lo complementan, la suspensión prodigiosa del
contagio de la viruela negra en 1840; el rosario de oro se
lo regaló y puso en sus propias manos el Ilustrísimo
señor Juan de la Cruz Gómez Plata por haberle salvado
milagrosamente la vida en el río Cauca; y así en general
todas y cada una de las alhajas y piedras preciosas que la
cubren representa un milagro y son un testimonio
131

elocuentísimo de la fe de nuestros antepasados" [Del


número 33 de “Antorcha Eucarística” del Socorro].

Pueblo patriota, "antes que otro ninguno en el continente


americano, en el año de 1781 (16 de marzo), ensayaba la ciudad
del Socorro la primera rebelión contra el régimen colonial. Y el
grito del Socorro era repetido a la par por los pueblos
comarcanos y se extendía incontenible a lo largo y a lo ancho
del virreinato. No interviniese la debilidad ingenua de unos, la
perfidia ingeniosa de otros y el movimiento revolucionario del
Socorro, llamado de los Comuneros, empujados por Galán y
otros gallardos capitanes, hubiese dado en tierra, desde
entonces, con el predominio ibérico en el solar americano" [de
Gustavo Morales Morales].

Al recordar aquella gloriosa fecha, en que la aurora de la


libertad, por vez primera brillo en el continente y vino a
constituir el movimiento insurreccionista que emancipó a
Colombia, un numeroso grupo de notables de la ciudad dirigió
al cabildo el 20 de julio de 1878 un memorial en donde se leen
las siguientes frases:
132

"Examinando con cuidado la historia patria no se


necesita de grande esfuerzo intelectual ni de penosas y
profundas investigaciones para descubrir las relaciones
que al través de los años ligan la revolución de los
Comuneros en 1781 con la iniciada en 1810, que dio al
fin en tierra con el régimen colonial en los pueblos
hispanoamericanos de este vasto continente; y la mayor
parte de nuestros compatriotas que han escrito la historia
de este país convienen en aseverar que el fin que tenía en
mira la sublevación de 1781, era el pensamiento de
independizar la colonia del tiránico yugo de España. Y
ese nobilísimo pensamiento no pudo realizarse entonces,
a causa de haber encallado en la falacia de los
mandatarios y en la credulidad que habría de preceder a
la emancipación de estas extensas regiones".

Ciudad procera, entre sus hijos que marcharon al combate y


ofrendaron su sangre por la libertad recordamos a los patricios y
mártires Andrés Rosillo, Juan Nepomuceno Azuero, Emigdio
Benítez, Miguel Gómez Plata, Vicente Cadena, los Morales y
cien más cuyos sacrificios fueron germen de fertilidad para la
victoria.
133

Con el triunfo de las armas libertadoras en el campo de Boyacá,


el 7 de agosto de 1819, reinó de nuevo la alegría en la ciudad y
ésta llegó a su máximo en los primeros días de octubre de aquel
año, cuando Bolívar pisó las calles del Socorro. El grandioso
homenaje que se tributó en aquella ocasión al Libertador lo
refiere la tradición así: las puertas y ventanas fueron adornadas
con cortinas, espejos y gallardetes; las calles con arcos y
festones hasta varias cuadras adelante de la población; de todos
los pueblos de la provincia acudieron los patriotas, y en número
de más de ciento, jinetes en hermosos caballos salieron a recibir
al Libertador.

A la entrada de la ciudad lo esperaban en primer término la


banda de música; seguían treinta niñas vestidas de blanco,
coronadas de rosas y cantando himnos patrióticos; linajudas
damas lujosamente vestidas hicieren calle de honor y luego el
inmenso pueblo, que con gritos de júbilo y con el ruido de la
pólvora y las campanas echadas al vuelo, manifestaba su
entusiasmo por la presencia del héroe. Al paso por las calles
caían de los balcones lluvias de flores sobre el Libertador y así
llegó a la casa destinada a hospedarlo, situada en la acera sur de
134

la plaza principal desde cuyos balcones oyó los discursos y


palabras del pueblo agradecido.

Aquella noche, como número principal de los festejos al


glorioso caudillo, tuvo lugar un baile que constituyó un gran
acontecimiento social, fiesta que todavía refieren las abuelas a
sus hijos como cuento de las mil y una noches.

Aquel baile nos lo describe así Jorge Pacheco Quintero:

"En verdad, nunca había derrochado la ciudad socorrana


más esplendor y munificencia. Múltiples candelabros
derramaban su luz titilante sobre los amplios salones; de
las vetustas puertas y ventanas pendían espléndidas
colgaduras de raso y todo el lujo y confort que la época
permitía en la ilustre y noble villa, se agotaba aquella
noche como jamás se hubiese visto en ocasión alguna.

Cuando el genial guerrero, acompañado de sus oficiales


y amigos, llegó al lugar señalado, un murmullo de
admiración se dejó oír en todo el recinto, mientras la
muchedumbre, aglomerada en la calle, prorrumpía en
delirantes aclamaciones.
135

La hora no podía ser más propicia al romanticismo del


héroe. Hidalgos caballeros que con igual sonrisa
arrostraban la aventura galante o la muerte; damas de
exquisita belleza, de ojos encendidos en los ardores del
trópico, y de espíritu altivo, empinado como las cumbres
de sus arriscadas montañas, y todo en aquel discreto
rincón hermosamente castellano donde las notas
musicales parecían friccionar el espíritu con una extraña
emoción de ensueño.

¿Para qué hablar de la galantería del héroe? Páginas


magníficas ha trazado la historia sobre la refinada
cortesía con que Bolívar sabía captarse los corazones
femeninos, hasta el punto de que muchos se convirtieron
en urnas devotas de su recuerdo, en ignorados altares de
su memoria, donde día a día, con el silencio sacramental
de un amor inconfesable, se avivaba la llama de esas
lámparas votivas de carne fresca y palpitante.

Rapaza, alegre y jovial de aquellos predios heroicos era a


la sazón Balbina Gómez Santos, damita quinceañera,
perteneciente a una de las más linajudas familias
socorranas y quien, rodando el tiempo, vino a ser tronco
136

de una ilustre familia. Su garbo andaluz, su gracia, su


donaire, hiciéronla centro de las miradas de Bolívar y fue
la afortunada elegida para romper en sus brazos al
compás de un vals, la primera pieza del baile. Luego se
sucedieron otras y en medio del general regocijo
vinieron los brindis, el elogio, la frase galante al oído, la
sonrisa acariciadora. Y es lo cierto que fue tal la
admiración de la gentil doncella por el insigne forjador
de repúblicas, que no pudiendo resistir la tentación de
conservar un recuerdo del hombre epónimo, quiso
aprovechar la oportunidad y en medio del alegre
desconcierto provocado por la danza, mientras Bolívar
fijaba su atención en alguna alegre pareja, sin que él lo
advirtiese, le robó un pañuelo de batista.

Han corrido los años. . . él es la figura estatuaria de


América cincelada en gloria, doña Balbina, una
venerable anciana centenaria. . . En su rededor
congréganse inquietos los netezuelos y ella, con voz
temblorosa, enferma de lejanía, relata la aventura en
tanto que las manos esqueléticas abren con emocional
terneza un relicario de plata en el cual manchado por el
137

tiempo, conserva el pañuelo robado felizmente al


Libertador. La abuelita- enjugándose las lágrimas,
concluye la lección de historia… "Nadie más que yo;
desde aquel día, ha acariciado esta prenda" (Relato
hecho por Roberto Pa¬rra, quien a su vez lo oyó de la
anciana venerable).

Januario Silva, ilustre zipaquireño, al referirse a aquel


homenaje tributado a Bolívar, se expresa así ante ei
general Santander: "Que no puedo yo pintar nada de
esto. Esta provincia es digna de la libertad de que goza y
a que parece llamada por la naturaleza. He visto
espiritualizados los pueblos para manifestar su contento;
he visto multitud de coros, uno de ninfas y otro de
ángeles, tapizar los caminos de flores, entonar himnos al
Libertador; coronarlo con guirnaldas, expresarle con
discursos cordiales su regocijo, en fin, mi amigo, en la
provincia del Socorro, he visto las manos más puras, las
más bonitas que formó el Autor, conducir el caballo del
Libertador por cabestros de oro".

Madre fecunda de héroes, Bolívar a su regreso de Angostura y


en carta del 24 de febrero de 1820, desde su cuartel del Socorro
138

decíale a Santander: "En esta provincia he hallado el más vivo


entusiasmo, tanto que me ha parecido más exaltado que nunca.
Parece que un fuego sagrado animara los pechos de los bravos
socorranos y que sus dignísimas matronas son si no superiores,
por lo menos iguales a las de Esparta y Roma".

Entre las víctimas de la reconquista sacrificadas por Pablo


Morillo, citaremos a Miguel Angulo, Juan José Monsalve,
Emigdio Troyano, José Acuña, fusilados el 3 de septiembre de
1816; Fernando Agüero el 4 de agosto de 1818; Buenaventura
Becerra, Isidoro Bravo y Antonia Santos, el 28 de julio de 1819.
En el costado norte de la plaza principal una placa de mármol
señala el lugar en donde fue sacrificada esta insigne heroína y
un monumento en la misma plaza perpetúa su memoria.

En 1850 cuando el autor de la Peregrinación de Alpha, don


Manuel Ancízar, visitó la ciudad, nos refiere que:

“…el aspecto de la villa proviene en su favor por lo


extenso del caserío, todo de teja, y la solidez de sus
casas, muchas de las cuales son de alto, habiendo
comenzado a introducirse el buen gusto en la
distribución y adornos interiores. Hay dos iglesias
139

principales, de fábrica pesada y sin pretensiones a ningún


orden de arquitectura. En la parte más elevada de la
ciudad está el antiguo convento con su capilla, de frailes
capuchinos, ocupado en la actualidad por el colegio de
niñas; edificio capaz, bien conservado y desde el cual se
goza de bellísimas vistas sobre los pintorescos cerros del
O[este], surcados por arroyuelos tributarios del
turbulento Saravita. La plaza principal es grande y
despejada en cuyo centro se alza una fuente de piedra
común, ceñida al pilar con una inscripción característica
de la ilustración de los mandatarios españoles".

Al hablar del gobierno del señor Urbano Pradilla, dice Ancízar,


que:

“…la ciudad tiene bastante qué agradecerle a este


progresista mandatario que refaccionó y puso en orden el
hospital de caridad, que sostiene 50 camas bien asistidas:
completa el hermoso edificio la escuela primaria de
niños, refaccionando para ello el antiguo convento de
capuchinos y estableciendo quince ramas de enseñanza
de que se aprovechan treinta educandos internos: atendió
a la mejora material de la cárcel y al sostenimiento de la
140

escuela de niñas: extirpó del pueblo los densos


platanares que aumentaban la insalubridad y causaban
talvez la propagación alarmante de la funesta
enfermedad del coto; en suma trabajó con empeño en
beneficio de la provincia, y supo dejar su memoria
inscrita en muchas obras de utilidad pública y en los
recuerdos de los buenos vecinos. Ellos le hacen justicia,
echando a un lado las opiniones políticas; y en imitarlo
se complacerá sin duda todo patriota, pues
desgraciadamente son raros los funcionarios provinciales
que toman empeño en mejorar la localidad que
administran".

Por ley del 14 de septiembre de 1861 fue designada la ciudad


del Socorro como capital del Estado Soberano de Santander, y el
27 de agosto de 1862 el general Eustorgio Salgar trasladó la
capital a dicha ciudad. El florecimiento del Socorro empezó
desde ese año y durante veinticuatro años en que la ciudad fue
asiento del Gobierno del Estado fue considerada por su rango
cultural y político como la quinta ciudad de la república.
Recordar aquellos lustros verdadera edad de oro de la vida
socorrana:
141

"es memorar a Adriano Páez, el lírico sentimental, hijo de


Tunja, cuya vida y cuyos cantos están hermanados en esta tierra;
es recordar a José David Guarín y a Nepomuceno J. Navarro,
altos exponentes de la cultura patria, directores de la revista
literaria Flores del Campo, editada por los años de 1870 en esa
ciudad; es recordar a Diógenes Arrieta, el poeta, el orador y el
filósofo que tanto contribuyó a nuestra cultura; es recordar a
Ricardo de Francisco, a Enrique S. Villar, a Julio Añez, a
Nicolás Pinzón Wilson y a tantas otras figuras del periodismo
socorrano en aquella época. A la vista de aquel pasado glorioso,
noble y grande, surgen también las sombras prestantísimas de
los grandes políticos, los grandes estadistas y los grandes
militares que ilustraron la ciudad: Aquileo Parra, los Zapatas,
los Pérez y Solón Wilches y otros esclarecidos varones que son
orgullo de la república" [de Gustavo Morales Morales].

Fueron presidentes del Estado desde 1862 hasta 1 886 los


señores Eustorgio Salgar, Marco Estrada, Pedro Quintero
Jácome, Rafael Otero, José María Villamizar Gallardo,
Victoriano de Diego Paredes, Narciso Cadena, Eustorgio Salgar,
Solón Wilches, Narciso Cadena, Germán Vargas, Aquileo Parra,
Francisco Muñoz, Domingo Castro, Francisco Muñoz, Domingo
142

Castro, Marco Antonio Estrada, Solón Wilches, Vicente


Villamizar, Solón Wilches y Narciso Lineros.

Se halla la ciudad edificada en un plano inclinado sobre una


extensa explanada, limi tada al oeste por el río Suárez, y a 1235
metros sobre el nivel del mar. Su clima es templado y la
temperatura de 23°. Dista de Bogotá 300 kilómetros.

Cuenta la ciudad con 5 templos y 102 manzanas con amplias y


elegantes casas de aspecto colonial que comprenden 13 calles y
12 carreras. Desde el año de 1870 se construye una soberbia
catedral toda de piedra labrada que al terminarse será la mejor
de la república. Tiene la ciudad cerca de 8000 habitantes, y
empresarios dinámicos que velan por el engrandecimiento y
progreso de la ilustre villa.

Los hechos heroicos de la noble ciudad, han sido rememorados


en el siguiente himno patriótico, escrito por don Daniel
Villarreal G., y cantado por primera vez el 28 de julio de 1919,
centenario del sacrificio de la heroína Antonia Santos:

Del tambor al redoble guerrero,


que tocara Manuela Beltrán,
socorranos altivos juraron
143

que la Patria tendría libertad.

El edicto hecho trizas


llevado en las alas de raudo huracán,
fue a decir a lo lejos en donde
ya la aurora empezaba a brillar.

Aquí brota la chispa primera


que la América vio fulgurar,
Y más tarde cual rayo terrible
al tirano venció en Boyacá.

Gómez Plata, Monsalve y Berbeo


de aquí salen y van a la lid;
y Cadena y Rosillo valientes,
por la Patria supieron morir.

Sobre el prado de verde esmeralda,


bajo el palio de limpio turquí,
144

en la tumba sagrada de Antonia


es muy grato al patriota vivir.

Coronemos el sacro estandarte


en las mieses que el campo nos da;
este emblema de honor y trabajo
del Socorro el escudo será.

Socorro, cuna de la libertad y relicario de la patria, sigue siendo


el faro de la libertad que ilumina con sus resplandores de gloria
el ancho panorama de la república”16.

16
Tomado de:
ROJAS RUEDA, José Manuel. Ciudades de Santander. Bogotá: ABC, 1939.
P. 39 - 57
145

13. Ciudad y Municipio del Socorro,


Departamento de Santander (1947)

“Socorro. El territorio de este municipio lo constituyen las


terrazas que caen escalonadas hacia el río Suárez por su margen
derecha. Sus tierras en algunos sectores son -muy feraces, pero
tiene también partes pobres y erosionadas. Los caudales
menores de agua, por la tala del arbolado, han disminuido
visiblemente. Su clima es templado y su extensión superficiaria
alcanza a unos 136 kilómetros cuadrados. Limita hacia el N.,
con el municipio de Cabrera, río Fonce de por medio; al S., con
Páramo y Palmas; al E., con Páramo y Pinchote, y al W., con
Simacota y Palmar, río Suárez de por medio.
En 1938 tenía una población de 15.928 habitantes, de los cuales
7.891 residían en la parte urbana, y para fines de 1945 se le
calculó una población aproximada de 17.000 habitantes.
La agricultura, la ganadería y las pequeñas industrias
manufactureras son los principales renglones económicos de
este municipio. Es sin lugar a duda uno de los centros más
importantes en ganadería de selección, y en este ramo los
cruzamientos principales los realiza con razas cebú, holstein,
hereford, normando y criollo. La calidad "de los productos
obtenidos" con tales cruzamientos es de fama nacional. Existe
cerca a la población una estación zootécnica oficial para
colaborar en aquella campaña. Sus ferias semanales de ganado y
sus dos ferias anuales en mayo y noviembre, son muy
146

concurridas y el monto de las transacciones, muy apreciable. Su


ganadería es, pues, una de las mejor seleccionadas en el
Departamento y cuenta con más de 6.000 cabezas de vacunos de
gran calidad, y fuera de eso tiene unos 1.000 mulares, otros
tantos caballares y más de 2.000 porcinos.
La agricultura igualmente registra gran desarrollo en cultivos de
tabaco, caña de azúcar, café, algodón, millo, maíz, arroz,
legumbres y frutas. Cuenta con varias desmotadoras de algodón
y es el centro para la Cooperativa Algodonera de Santander.
Entre las pequeñas industrias merecen mencionarse las
dedicadas a la elaboración de confites y dulces, las pequeñas
fábricas de cotizas, algunas fábricas de camisas, varias de
gaseosas y los talleres de zapatería, talabartería, carpintería y
sastrería. Existen también varias curtiembres y algunos estable-
cimientos para la producción de materiales de construcción. El
Socorro es un gran centro distribuidor de los productos de la
provincia para dentro y fuera del Departamento y una plaza de
gran actividad comercial y ganadera. Tiene, además, algunos
yacimientos de calizas y carbón que hasta el momento se hallan
inexplotados.
La cabecera municipal está situada sobre la troncal del Noroeste
y se comunica por carretera con la mayoría de los municipios
vecinos. Dista de Bucaramanga 131 kilómetros y 344 de
Bogotá.
El valor catastral de las 4.058 propiedades gravadas con
impuesto predial en 1945 ascendió a la suma de $ 5.378.601, y
en el mismo año, el movimiento de la propiedad raíz registró
529 operaciones de compra-ventas por un valor de $ 1.003.077.
El monto de los ingresos municipales en el mismo año ascendió
a $ 87.336.
147

El censo de edificios de 1938 le dio un total de 2.696, de los


cuales 1.278 estaban situados en la cabecera, pero el
movimiento de nuevas construcciones en ésta ha sido muy
apreciable en los ultimes años. Dentro de su jurisdicción
funcionan 11 escuelas primarias oficiales con un total de 26
maestros.
El primer conquistador que pisó las tierras del Socorro, fue
Martín Galeano y en 1540, y el poblado se fundó probablemente
hacia el año de 1071, siendo erigido en parroquia en 1683. El 25
de octubre de 1771 el rey Carlos III por Cédula Real le dio el
título de "Villa de Nuestra Señora del Socorro", y desde
entonces esta ciudad se ha destacado por sus gloriosas luchas de
independencia y por haber sido el centro de la revolución de los
Comuneros. El 25 de abril de 1773 el mencionado rey autorizó a
la villa para hacer uso de su escudo de armas. Desde el 27 de
agosto de 1862 hasta el mes de marzo de 1886, esta ciudad fue
la capital del Estado Soberano de Santander, y durante ese
tiempo fue un centro de gran brillo por su inquietud intelectual,
social, política y económica, inquietudes y perfiles que aún
perduran como una gloria para el Departamento y para la cultura
del país.
La ciudad se encuentra a los 6º 28' 40" de latitud Norte y a los
0o 48' 34" de longitud al Este del meridiano de Bogotá. Su
altura sobre el nivel del mar es de 1.230 metros y su temperatura
media de 23° C. La localidad se extiende sobre un plano
inclinado con sus calles pavimentadas y con muy buenas
construcciones en general, muchas de las cuales han sido
reparadas o reedificadas en los últimos años. Cuenta con
excelentes edificios para oficinas de gobierno, colegios,
escuelas, bancos, establecimientos comerciales e industriales y
con muy confortables residencias particulares. Su templo
148

parroquial, todo de piedra labrada, es una de las joyas de la


arquitectura santandereana y un estupendo monumento de fe.
Socorro es cabecera de circuito Judicial con un Juzgado
Superior, dos Juzgados de Circuito en lo penal y otros tantos en
lo civil, lo mismo que notarial y de registro.
La ciudad tiene muy desarrolladas las pequeñas industrias en las
ramas de alimentos, vestido, calzado, fabricación de cigarros,
materiales de construcción, curtiembres, etc. Tiene una intensa
actividad comercial y ganadera y sus dos ferias anuales y su
feria semanal son muy concurridas y e] monto de sus
transacciones muy apreciable. Cuenta con una sucursal del
Banco de Colombia, con otra del Comercial Antioqueño y con
una Agencia de la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero.
Tiene, además, importantes casas comerciales e industriales.
La ciudad disfruta de los servicios de energía y alumbrado
eléctricos, acueducto, alcantarillado, matadero público y tiene
una excelente casa de mercado y plaza de ferias. Dispone de
servicios de teléfono urbano e intermunicipal y cuenta con
oficina de correos y telégrafo. Su hospital de caridad tiene
capacidad para 150 enfermos, con muy buen servicio médico y
hospitalario. Existen además sendos asilos para ancianos y niños
desamparados y un Centro de Higiene.
Socorro es igualmente un importante centro cultural. Funcionan
dentro de la localidad varias escuelas primarias, el colegio
universitario para va rones, que dispone de un amplio y nuevo
edificio, el Colegio "Avelina Moreno", para señoritas, con
orientación comercial, y varios colegios más de carácter
particular para uno y otro sexo. Tiene biblioteca pública
municipal, teatro y otros centros culturales.
149

La ciudad del Socorro es de una importancia indiscutible para el


Departamento por haber sido el teatro de grandes jomadas
históricas y por la gran cantidad de hombres de Estado,
intelectuales, historiadores y pedagogos que le ha dado al
Departamento y a la República”17.

17
Tomado de:
GALÁN, Mario. Geografía Económica de Colombia, Tomo VIII Santander:
Socorro. Bucaramanga: Contraloría General de la República Dirección
Nacional de Estadística – Imprenta Departamental de Santander, 1947. P.
628 – 630
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14. Municipio del Socorro,


Departamento de Santander (1971)

“SOCORRO. Municipio en el departamento de Santander.


Su cabecera está localizada a los 6º 28' de latitud norte y 73º 16'
de longitud al oeste de Greenwich. Altura sobre el nivel del mar:
1.230 m. Temperatura media: 22º C. Dista de Bucaramanga 121
km. El área municipal es de 94 km 2 y limita por el norte con
Cabrera y Pinchote, por el oriente con Pinchote y Páramo, por el
sur con Confines y Palmas del Socorro y por el occidente con
Simacota y Palmar. El territorio está constituido por una serie de
terrazas que caen escalonadas hacia la margen derecha del río
Suárez, correspondiendo su relieve a la cordillera Oriental de los
Andes. Sus tierras se distribuyen en los pisos térmicos cálido 29
km2 y medio 65 km2 y las riegan los ríos Ponce y Suárez,
además de varias corrientes menores.
El 1º de julio de 1968 tenía registrados 2394 predios urbanos y
1.060 rurales. Hace parte del municipio la inspección de policía
de El Alto. Es sede conjunta de la diócesis de Socorro-San Gil y
cabecera de circuito notarial y de circuito de registro; pertenece
al distrito judicial de San Gil y a la circunscripción electoral de
Santander.
Según el censo de 1964 su población era de 18.806 habitantes,
de los cuales 13.716 correspondían a la cabecera municipal; la
población probable el 15 de julio de 1968 se calculó en 19.551
personas.
152

La localidad dispone de 4 establecimientos de educación media


y varios de enseñanza primaria; cuenta con servicios de
acueducto, aeropuerto, alcantarillado, bancos, biblioteca, clubes
sociales y deportivos, correo aéreo y nacional, energía eléctrica,
hospital y otros centros asistenciales, hoteles, radiodifusora,
teatro, teléfono y telégrafo.
Como actividades económicas tiene principalmente la
agricultura, ganadería, comercio y pequeñas industrias
manufactureras; sobresalen los cultivos de caña de azúcar, café,
maíz, tabaco, arroz, algodón, yuca y plátano. Posee
desmotadoras de algodón y es notable la elaboración de panela;
constituye un importante centro ganadero del departamento y
goza además de un activo comercio; existen pequeñas factorías
dedicadas a la producción de prendas de vestir, bebidas,
comestibles y materiales de construcción.
Se comunica por carretera con Bucaramanga, San Gil, Oiba,
Simacota, Pinchote, Confines, Palmas del Socorro, Palmar,
Zapatoca y otras poblaciones.
El primer conquistador que reconoció la región fue Martín
Galeano hacía el año de 1540 y la localidad fue fundada
probablemente en 1671 siendo erigida en parroquia en 1683. Por
real cédula de Carlos III del 25 de octubre de 1771 se le
concedió el título de villa de Nuestra Señora del Socorro y en
1773 se le autorizó a utilizar escudo de armas. De agosto de
1862 a marzo de 1886 fue capital del estado de Santander. Esta
localidad ha sido teatro de grandes jornadas históricas iniciadas
con la "Insurrección de los Comuneros" en el año de 1781
provocada por Manuela Beltrán al romper un edicto de nuevos
153

impuestos. Allí fueron fusiladas varias de las primeras víctimas


de la pacificación española”18.

18
Tomado de: INSTITUTO GEOGRÁFICO “AGUSTÍN CODAZZI”.
Diccionario Geográfico de Colombia: Socorro. Bogotá: IGAC – Banco de la
República - Editorial Andes, 1971. Tomo 2. P. 1267
154

15. Socorro: Pueblo Patrimonio 17º,


Provincia regional Comunera [1991],
Núcleo de desarrollo provincial
Comunero [2005], Departamento de
Santander (2014)

“Información General

El Socorro es la “capital histórica y cultural de Colombia”. Su


centro histórico y arquitectónico fue declarado Monumento
Nacional desde 1963, así como los hechos más importantes de la
historia de Colombia han iniciado, acontecido o fueron
protagonizados por socorranos.

Se originó como pueblo de blancos en tiempos en que se ordenó


la extinción de uno de los resguardos y pueblo de indios más
importantes de la Nueva Granada (Chanchón). Fue el epicentro
comercial y artesanal desde el cual se abastecieron de carnes,
dulces y telas las extracciones mineras neogranadinas. Sus
habitantes protagonizaron los movimientos insurgentes (1781),
155

emancipadores (1810) e independentistas (1819) que


conllevaron a la creación de la República (1821). De allí que
para sus orgullosos habitantes el Socorro es “cuna” y
“precursora” de la libertad de América.

Fue capital del protagónico Estado Soberano de Santander y


lugar de concentración de los inmigrantes europeos del siglo
XIX. En la hacienda La Peña los caudillos liberales dieron la
orden de iniciar la “Guerra de los Mil Días”. Sus empresarios
del siglo XX la constituyeron en la capital agroindustrial del
país al ser reconocida por sus innovaciones como región
azucarera, tabacalera y textilera (la “Manchester” de América),
capital cebuista del oriente de Colombia y epicentro del café
orgánico con marca de origen.

El “pueblito viejo” inmortalizado por el cantautor José A.


Morales, al igual que los demás pueblos santandereanos de
origen colonial, cuenta con calles, templos y edificios hechas en
piedras locales e importadas, casas monumentales con balcones
en madera y armónicos tonos de blanco que recubren las tapias
y pañetes, así como emblemáticas iglesias y catedrales que
rememoran los orígenes hispanocatólicos de sus primeros
pobladores.
156

Desde 1963, el centro histórico del Socorro es considerado bien


de interés cultural del Socorro. Caminar por sus calles, detenerse
en cada una de sus esquinas, permite rememorar el ambiente
donde se originaron la rebelión de los comuneros, la
independencia de Colombia, el paso de los ejércitos triunfantes
durante las guerras civiles y el lugar de encuentro de
empresarios visionarios que contribuyeron a la consolidación de
las instituciones republicanas.

El Socorro también ha sido tierra de creadores y gestores


cultores distinguidos en toda Colombia como han sido el músico
José A. Morales, el escultor Oscar Rodríguez Naranjo, el pintor
Saturnino Ramírez, la antropóloga Virginia Gutiérrez de Pineda
y el historiador Horacio Rodríguez Plata, entre otros.

 País: Colombia
 Departamento: Santander
 Capital del departamento: Bucaramanga
 Municipio: Socorro
157

 Fechas de interés: 1683 (Parroquia), 1711 (Ciudad),


1771 (Villa), 1824 (Distrito), 1861 (Capital estatal) y
1887 (Municipio)
 Fundadores: Los vecinos de Vélez y San Gil agregados
al pueblo de indios de Chanchón dieron poder a don
José de Archila y al Alférez de San Gil José Díaz para
que en representación de todos los firmantes [15 de abril
de 1682] solicitaran ante el Arzobispo y al Virrey de la
Nueva Granada, como representantes del Patronato
Real, la segregación territorial, la erección eclesiástica y
el decreto real que reconocía la fundación de la
parroquia de “Nuestra Señora del Socorro del valle de
Chanchón” con cura párroco en propiedad (27 de
noviembre de 1683). J. Archila y J. Díaz fueron a su vez
quienes donaron los terrenos públicos (16 de junio de
1683) exigidos como requisito obligatorio para ser
considerada la solicitud de erección y trazado de la
parroquia por las autoridades reales. La parroquia
obtuvo el título de Ciudad en 1711, fue erigida en villa
desde 1771 y se le concedió la condición de capital de
corregimiento en 1795.
158

 Límites: Al norte, con los municipios de Pinchote y


Cabrera (separados por el río Fonce); al oriente con los
municipios de Pinchote y Páramo; al sur con los
municipios de Confines y Palmas del Socorro; al
occidente, con los municipios de Simacota y el Palmar
(separados por el río Suárez (Saravita)).
 División administrativa: 22 veredas en el sector rural,
61 barrios y conjuntos residenciales en la cabecera
urbana
 Distancia a Bucaramanga: 121 km
 Distancia a Bogotá: 364 km
 Extensión total: 122,10 km2
 Población total: 30.000 aprox. (2013-2014) (esperanza
de vida de hombres: 87 años y mujeres: 76 años)
 Gentilicio: Socorranos
 Altitud: 1230 m.s.n.m.
 Temperatura promedio: 23 ºC
 Actividades económicas: Agricultura de café, tabaco,
caña cacao y pancoger; Ganadería bovina, equina,
porcina y caprina para cría, ceba y leche; Artesanías en
fique, algodón, madera y cuero; Famiempresas de
alimentos y manufacturas; Comercio de abasto y
159

servicios públicos; Servicios asociados con la educación


básica, media y superior; Hotelería y servicios de
orientación o guianza turística asociadas con el
ecoturismo y el turismo de aventura.
 Oferta educativa: Seis colegios urbanos de educación
básica y media (Colegio Universitario Socorro (1826),
Instituto Técnico Industrial Monseñor Carlos Ardila
García, Colegio Avelina Moreno, Colegio Siglo XXI,
Colegio de la Presentación, Colegio Militar General
Santander), dos colegios rurales (Colegio Alberto
Santos Buitrago Modalidad Agropecuaria; Colegio
Guillermo Suarez Díaz Modalidad Académica) y dos
sedes universitarias (Universidad Industrial de
Santander y Universidad Libre de Colombia).

Cómo llegar al Socorro

Vía aérea

Por el Aeropuerto Internacional Palonegro que sirve a la ciudad


de Bucaramanga a través de tres aerolíneas internacionales y dos
nacionales.
160

Desde Bucaramanga se hacen conexiones con el Aeropuerto


Local de San Gil “Los Pozos” (restringido para el uso público),
el Aeropuerto Local del Socorro “Los Comuneros” (solo
avionetas) o el Aeropuerto local de Barrancabermeja
“Yariguies”.

En transporte público

Desde la Terminal de Transportes de Bucaramanga siete


empresas ofrecen el servicio de transporte intermunicipal
terrestre, haciendo parada en la Terminal de Transportes del
Socorro. El Socorro cuenta con su propia empresa de transporte
intermunicipal: Cootrasaravita.

Duración del viaje:

Bucaramanga - Socorro: 3,5 horas, aproximadamente.

En transporte particular

Desde Bucaramanga se sigue la ruta de la troncal nororiental


que conecta a Piedecuesta con San Gil y Socorro.

También es posible usar la red secundaria de carreteras que


conectan a Barrancabermeja con Santa Helena, Chima y
161

Simacota, Barrancabermeja con San Vicente, Zapatoca a


Cabrera o Simacota, o desde San Gil a través de Páramo y
Pinchote o desde Charalá.

Cómo llegar desde Bogotá

Vía aérea

Por el Aeropuerto Internacional El Dorado que sirve a la ciudad


de Bogotá.

Aeropuerto Local de San Gil “Los Pozos” (restringido para el


uso público), el Aeropuerto Local del Socorro “Los Comuneros”
(solo avionetas) o el Aeropuerto local de Barrancabermeja
“Yariguies”.

En transporte público

Desde la Terminal de Trasportes de Bogotá (módulo rojo)


cuatro empresas ofrecen el servicio de transporte intermunicipal
terrestre, haciendo parada en la Terminal de Transportes del
Socorro.

Duración del viaje:

Bogotá – Socorro: 5,5 horas aproximadamente.


162

En transporte particular

Desde Bogotá, se puede seguir la variante de la carretera central


del norte que une las poblaciones de La Caro, Cajicá, Zipaquirá,
Ubaté, Chiquinquirá, Barbosa, Oiba y Socorro. De igual modo,
se puede seguir la carretera troncal original que las poblaciones
de Briceño, Tocancipá, Chocontá, Puente de Boyacá, Tunja,
Cómbita, Moniquirá, Barbosa, Oiba y Socorro.

También es posible usar la red secundaria de carreteras que


conectan la Troncal del Norte con Charalá al usarse la carretera
que desde Duitama atraviesa el parque natural de Virolín.

Eventos, ferias y fiestas

Enero: Fiesta carnavalesca de reyes; Epifanía del Señor;


Retorno de las familias socorranas

Febrero (Tercera semana): Festival del café y concurso


departamental “Taza Cafetera”

Marzo: Conmemoración de la Rebelión de los Comuneros (16)


y Natalicio de José A. Morales (19)
163

Abril: Celebración ritual de la Semana Santa (peregrinación al


Alto de la Cruz)

Mayo (tercera semana): Feria Comercial Ganadera y Equina;


Día de la Santandereanidad (13)

Junio (16): Fiesta de Nuestra Señora del Socorro


(Conmemoración de la donación de tierras para la fundación del
Socorro en 1683); Fiesta del Campesino (Corpus)

Julio (10): Independencia del Socorro (Carnaval de la


independencia), Fiesta de Nuestra Señora de Chiquinquirá (9),
fiesta de las colonias

Agosto (tercera semana): Concurso Departamental de Danzas


“Gózate el folclor”

Septiembre (tercera semana): Concurso Nacional de la


canción inédita “José A. Morales” (Semana Cultural)

Octubre (segunda semana): Concurso Nacional de Bandas


Marciales “Escudo de Armas del Socorro”
164

Noviembre (tercera semana): Feria Exposición Ganadera,


Festival equino, Exposición equina, Festival de Orquestas y
Feria panelera

Diciembre (4): Fiesta de Santa Bárbara (patrona de los


artilleros); Fiestas de Navidad y año nuevo, Festival y quema de
“carrancios” (años viejos).

Gastronomía

La cocina tradicional del Socorro ofrece múltiples alternativas


acorde a los momentos de alimentación en que se divide cada
día. De acuerdo a la tradición conservada entre las familias
socorranas como entre las señoras encargadas de preparar
alimentos en la plaza de mercado cubierto del Socorro, se debe
tener en cuenta que:

Desayuno. Durante los días entre semana, el alimento de la


mañana ha sido tradicionalmente carne oreada de res (secada al
sol o con el humo de la leña) con arepa de maíz “pelao” (lavado
y fermentado con ceniza de leña) y una bebida caliente (tinto
negro, café en leche o aguapanela). A ello se sumaron prácticas
andinas como el “caldo” (sopa de papa con carne de costilla o
huevos).
165

Los días domingos y feriados se consume en la mañana un


desayuno completo compuesto por caldo, tamal socorrano (masa
de maíz o de arroz con chicharrones o carne de “pisco”), arepa
de maíz, ensalada de frutas, chocolate o café. Dieta
gastronómica ofrecida a los turistas en los hostales y hoteles del
Socorro.

“Media-mañana”. En el sector rural se acostumbra a consumir


un alimento adicional a mitad de mañana, conformado por
bebida dulce o caliente, carne seca o frita y un envuelto de maíz
(“molido” o “ayaco”). En el sector urbano se acostumbra a
consumir tinto (café oscuro) o un jugo natural.

Almuerzo. Siendo el principal alimento del día, en los días


entre semana, ha sido tradicional el consumo de “sancocho”
(sopa espesa de verduras, carnes y legumbres), se sirve la sopa
aparte y el “bastimento” en el plato de seco acompañado con
arroz y ensalada fresca. Se complementa con una bebida dulce
como limonada de panela o jugo de frutas. También se
acostumbra almorzar la sopa de arroz con gallina.

Los días domingos y festivos el plato típico más importante es el


“mute” (sopa a base de maíz, en la que se mezclan diferentes
166

carnes, verduras, legumbres y especias) con “pepitoria” (arroz


cocido en sangre de cabro) y cabrito (asado, sudado u
horneado), complementado con bebidas dulces (limonada) o
embriagantes, artesanales (guarapo, chicha) o industriales
(cerveza, refajo). Quienes no gustan del mute encuentra en la
parrillada o plato típico una alternativa para consumir la
variedad de carnes tradicionales (res fresca y oreada, cerdo,
pollo, vísceras de res).

Algunas familias optan por una tercera opción como son otros
tipos de sopa a base de verduras como son: el ajiaco
santandereano (sopa de carne con verduras andinas
derretidas), el mondongo (vísceras cocidas a presión con
papa, arveja y condimentos) y el pichón (variación acuosa de
la pepitoria: a la sangre de res se agrega tomate, cebolla y
guacas fritas, se cuece en agua, finalmente se agrega leche y
condimentos).

“Media-tarde”. En el sector rural se acostumbra a consumir un


alimento adicional a mitad de la tarde, conformado por una
bebida caliente con pan o arepa. En el sector urbano se refirma
el consumo de tinto (café oscuro) o agua aromática.
167

Comida (cena). Al anochecer las familias consumen un


alimento final conformado por alimentos semejantes a los
consumidos durante el desayuno. Así mismo, se acostumbra
entre los sectores populares a recalentar o fritar sobrantes del
almuerzo como arroz, papas, yuca, carne, etc.

Hormigas. Una tradición culinaria heredada de las tradiciones


indígenas y campesinas es el consumo de hormigas culonas,
tostadas en aceita o mantequilla sobre un recipiente de barro. Se
ofrecen como alimento exótico y de cordialidad para los
visitantes de lugares distantes, aunque no hace parte de la dieta
diaria. El lugar predilecto de recolección son los hormigueros de
la vereda Verdín.

Bebidas fermentadas. Durante los festejos familiares o


comunales se acostumbra a ofrecer y brindar con bebidas de
origen indígena y campesino como son el guarapo (bebida
fermentada con panela o miel y cáscaras de frutas), chicha
(bebida de maíz o corozo molido, endulzada y fermentada con
panela) y, masato (bebida de arroz, yuca o maíz fermentada con
azúcar).
168

Dulces. Al igual que en otras provincias de Santander, la oferta


gastronómica de postres está asociada con el consumo de dulces
caseros elaborados con coco (cocadas), leche (arequipe),
rellenos (“maizenitas”, “panuchas”, “brevas”) y de sabores
naturales hechos a base de miel de abejas, cidra, guayaba o apio.

Qué visitar en el Socorro

El Socorro cuenta con múltiples opciones de turismo y sitios


representativos para los diversos intereses y expectativas de los
visitantes como son:

Turismo de Deporte y Aventura

Puente Vásquez (Bongee jumping)

Río Suárez (rápidos aptos para Kayak, rafting niveles 4 y


5 [superiores a los del río Fonce])

Cascada Majavita (50 m. para rappel)

Cascada de la vereda San Lorenzo (80 m. para rappel)

Salto el bejuco en la vereda Buenavista

Salto Sancotea en la vereda Caraota


169

Caverna “cueva roja” en la vereda Caraota

Cascada de la luz o el saber (Salto el diablo) (Hacienda


Majavita, terrenos de la Universidad Libre)

Alto de Reinas (sitio apto para parapente)

Circuitos de rappel, espeleología y caminatas ecológicas


desde El Socorro hacia Palmas del Socorro y Confines
(Ver además Anexo1).

Turismo Verde

Santuario de fauna y flora Guanentá Alto Río Fonce

Parque Nacional Natural los Yariguies

Cañones de los ríos Suárez y Chicamocha

Ribera y cauce del río Fonce

Ribera y cauce del río Saravita (Suárez)

Turismo de naturaleza

Ecológico

Sendero ecológico, vereda Quebradas


170

Sendero ecológico, vereda el Rincón

Sendero hasta el “puente de los comuneros”

Sendero hasta el Alto de la Cruz o de la batalla del


“Oratorio”

Geológico

Vestigios marinos petrificados en las riberas del río


Suárez

Minero

Extracción de roca caliza en Berlín

Agroturismo

Granja integral

Agropecuaria Cantaranas

Ecohotel Trinitarios

Finca Morros

Hacienda Barirí

Hacienda Tamacara
171

Hacienda Majavita

Hacienda La Peña

Coliseo de ferias y fiestas

Turismo de Ocio (Sol y playa)

Balnearios

Las Juntas, vereda Baraya (unión de los ríos Suárez y


Fonce)

Guamacá

El Higuerón

La posada de don Cris

Descanso

Hostal Spa La Serrana

Casa Maranatha

Medicinal

Aguas azufradas y salinas en puente Sardinas


172

Náutico

Embalse Aguilitas (150000 litros), vereda Alto de Reinas

Embalse La Honda (800000 litros), vereda la Honda –


vía a Oiba

Canotaje en el río Suárez desde las Juntas hasta


Quebrada Honda

Turismo de negocios (convenciones y eventos)

Hotel Tamacara

Biblioteca Bicentenario

Turismo de Historia y Cultura

Arqueológico (Indígena)

Sala arqueológica de la Casa de la Cultura

Vestigios marinos petrificados extraídos del río Suárez


(privados)

Arquitectónico (Colonial y republicano)


173

Casa del Primer Alférez Real de Socorro, sede del


Primer cabildo de la Región, sede del primer hospital de
caridad

Casa Natal del canónigo Andrés María Rosillo y


Meruelo

Casa de [Juan Francisco] Berbeo

Hijuelas en la Antigua Calle de los Cuarteles (peaje


colonial)

Patio del acueducto, oratorio religioso y sala comuneros


de la Casa de la Cultura

Panteón Nacional de Próceres

Salas de Antonia Santos, la Independencia, F. Santander,


S. Bolívar, Presidentes de Colombia, Presidentes del
Estado soberano de Santander y museo ancestral de la
Casa de la Cultura

Cerro Alto de la Cruz (sitio de la batalla del Oratorio,


1860)
174

Histórico - empresarial

Casa de la Logia masónica (lugar de concentración de


los miembros de la Logia Estrella del Saravita, algunos
de ellos fundadores de la Universidad Externado de
Colombia y la Universidad Libre)

Muros del Capitolio de Santander (edificio inconcluso


del palacio de justicia para el Estado Soberano de
Santander)

Edificio del Almacén Fenicia (Oficina principal de la


“Cervecería alemana Koop y Cia”)

Casa del virrey (Casa de estanco y elaboración de


aguardiente oficial)

Religioso (Monumental)

Catedral de Nuestra Señora del Socorro (Basílica Menor


desde 2015)

Iglesia parroquial de Nuestra Señora de Chiquinquirá


175

Capilla de Santa Bárbara y Convento de San Juan


Bautista de la Orden de los capuchinos

Iglesia de la Inmaculada Concepción (Panteón Nacional


de Próceres)

Capilla de San Rafael

Monasterio de Concepcionistas y capilla San José

Asilo de ancianos

Capilla de Chanchón

Bienes de interés Cultural

Centro histórico del Socorro (Bien nacional)

Casa de la Cultura del Socorro (Monumento nacional)

Parques: Independencia, Antonia Santos, La Juventud


(Santa Bárbara), José A. Morales (San Rafael)

Monumento a José Antonio Galán


176

Monumento a Antonia Santos

Monumento a Manuela Beltrán

Monumento del Centenario

Puente de los Comuneros

Puente Sardinas

Puente Bolívar

Teatro Manuela Beltrán

Biblioteca Bicentenario

Artesanías

Fábrica de “Maizenitas” y Café los Comuneros

Fábrica de Chocolates Finos DAXI

Fábrica de “Panelitas de leche”

Panadería y Confitería La Imperial Socorro


177

Veladoras Nuestra Señora del Socorro

Muebles Janio

Plaza de mercado cubierto del Socorro, barrio San Victorino

Centro Comercial Santo Tomás

Centro Comercial Felipe Plaza

Asociaciones de artistas para la elaboración de cuadros en


óleo y madera ("de río") decorativa o funcional

Asociaciones de artesanas para el tejido de prendas con hilo y


agujas

Orfebres de vasijas en barro y cerámica

Tejedores de objetos personales o decorativos para el hogar en


fique teñido

Tejedores de artesanías en bejuco y mimbre (reclusos cárcel


de Berlín)

Talladores en piedra, guadua y tagua


178

Artesanos constructores de sillas para montar elaboradas en


cuero y fique.

Famiempresas para la elaboración de cotizas, chocatos y


objetos en cuero”19.

19
Tomado de:
UIS – PREGRADO EN TURISMO. Propuesta de guía turística (virtual) para
el Fondo Nacional de Turismo (fontur) – Red de Pueblos Patrimonio de
Colombia: Socorro Pueblo Patrimonio 17. Socorro: Curso Patrimonio
cultural, noviembre 2014.
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