Está en la página 1de 207

HISTORIA URBANA

DE
BUCARAMANGA
1900 - 1930
Néstor José Rueda
Jaime Álvarez Fuentes

HISTORIA URBANA
DE
BUCARAMANGA
1900 - 1930

Dirección Cultural

Colección
Temas y Autores Regionales
Bucaramanga, 2012
© Universidad Industrial de Santander

Colección Temas y Autores Regionales
Historia de Urbana de Bucaramanga 1900 - 1930. Nestor Rueda y Jaime Álvarez
Dirección Cultural


Rector UIS: Álvaro Gómez Torrado (E)
Vicerrector Académico: Orlando Pardo Martínez
Vicerrector Administrativo: Luis Eduardo Becerra (E)
Director de Publicaciones: Óscar Roberto Gómez Molina
Dirección Cultural: Luis Álvaro Mejía Argüello

Impresión:
División Editorial y de Publicaciones UIS

Comité editorial: Luis Álvaro Mejía A.
Armado Martínez G.

Segunda edición: Noviembre de 2012

ISBN: 978-958-8777-19-1

Dirección Cultural UIS


Ciudad Universitaria, Cra. 27 Calle 9.
Tel. 6846730 - 6321349 Fax. 6321364
Página Web: http://cultural.uis.edu.co
divcult@uis.edu.co
Bucaramanga, Colombia

Impreso en Colombia
CONTENIDO

Presentación 7

Prólogo 11

Introducción 17

1. La ciudad en ciernes 29

2. La ciudad promesa 117

Epílogo 195

Conclusiones 197

Fuentes y Bibliografía 203


PRESENTACIÓN

E l 11 de julio de 1778 el visitador de las provincias del


Nuevo Reino de Granada, Francisco Antonio Moreno y
Escandón, comprobó personalmente que el pueblo de
indios de Bucaramanga lo era solamente de nombre: frente a
las 210 almas indígenas, vivían en el sitio 473 vecinos cabezas
de familia, españoles y castas, que con sus familias sumaban
más de dos mil almas. Resultaba así que esta población no
correspondía a una doctrina de naturales y que las tierras de
resguardo, con las realengas que le confinaban, no las estaban
disfrutando los indios sino el extenso vecindario blanco y
mestizo que había plantado en ellas cacaguales, caña de azúcar,
algodón y otros cultivos. Decretó entonces la extinción del
pueblo de indios que había sido congregado en el mes de
diciembre de 1622 por el oidor Juan de Villabona, y ordenó
el traslado de los campesinos indígenas al pueblo de Guane.

Las 44 estancias en que se dividía el antiguo resguardo
serían sacadas a remate, después de que el doctor Nicolás de
Rojas las midiera y avaluara en su precio justo, advirtiendo
que quien las comprase tendría que reconocer las mejoras,
casas y cultivos que los ocupantes hubieran realizado, con
lo cual abrió la posibilidad de que estos últimos fuesen los
únicos compradores, dado el elevado monto de las mejoras

7
existentes. Fue así como se inició el proceso de la tradición de
propiedad inmobiliaria particular en Bucaramanga, con sus
continuas divisiones y sucesiones que siguen hasta nuestros
días.

En vez de la doctrina de indios surgió en 1779 la parroquia de
Chiquinquirá y San Laureano, cuya traza en cuadrícula había
sido hecha el 16 de julio del año anterior, a cordel de fique,
por el doctor Rojas. Fueron 32 las cuadras originalmente
trazadas, de modo que por cada punto cardinal se alejaban de
la plaza parroquial cuatro cuadras, y luego fueron divididas
las cuadras en solares. En dirección occidente-oriente, la calle
de la Iglesia corresponde a la actual calle 37, mientras que la
del Comercio, en la misma dirección, es la actual calle 35.
Los mercados semanales se realizaban en la plaza, presidida
al suroriente por el templo parroquial que costeó el maestro
Adriano González y al noroccidente por la capilla de Nuestra
Señora de los Dolores, construida a su costa por el siguiente
párroco, Juan Eloy Valenzuela.

El padrón eclesiástico del año 1800 muestra la composición
social de la parroquia de Bucaramanga en sus primeros
tiempos:

Casta Casados Solteros Solteras Párvulos Párvulas Totales


Blancos 119 50 59 81 88 397
Mestizos 695 446 575 705 648 3.069
Indios 27 14 31 33 41 146
Esclavos 19 30 22 45 35 151
860 540 687 861 812 3.763

8
Además de los dos templos, en ese año ya la parroquia tenía
en el costado norte de la plaza una casa alta de cabildo, 75
casas de teja, dos almacenes, 11 chicherías, 9 pulperías, cuatro
casas de juegos, dos casas de “bailes a lo indio”, un molino
de trigo recién construido, 17 trapiches, 63 plantaciones de
cacao con cerca de 16.000 árboles, cuatro corrales de ganado
con unas 500 cabezas, 60 cabras y unos 1.500 cerdos.

En el mes de octubre de 1854 pasó por la entonces villa de


Bucaramanga el joven José Joaquín Vargas Valdés, quien más
tarde se convirtió en dirigente del Partido Liberal en Tunja.
Después de comer en la fonda de los Mutis, que era a la que
acudían todos los forasteros, recorrió con un acompañante las
calles, que le parecieron bonitas y regulares, y al ascender por
la calle del Comercio vio los ricos almacenes que allí se habían
alineado. Le pareció estrecha la plaza y de triste aspecto los dos
templos, tanto en el exterior como en el interior, con lo cual
concluyó que esta villa era antes comercial que religiosa. Al
pie de un árbol, en mitad de la plaza, se expendía pasto en las
tardes para el consumo de las cabalgaduras. Como las mujeres
tenían ya fama de hermosas, personalmente comprobó con
sus ojos que ninguna la desmentía.

El crecimiento urbano que siguió desde entonces es el tema


de este libro, una síntesis de las investigaciones históricas que
desde hace más de una década adelantan Néstor J. Rueda
y Jaime Álvarez, desde los tiempos en que cursaban sus
estudios de Historia en la UIS. En tránsito hacia los estudios
urbanísticos, el libro transcurre por el examen del continuo
proceso de urbanización en las cuatro direcciones cardinales,
identificando los orígenes de los barrios, su dotación de
servicios y su actividad comercial e inmobiliaria. En cada
capítulo y período se estudia la forma de la urbanización, los
procesos de expansión, concentración y valorización.

9
Se trata de una mirada de pájaro en la larga duración, desde
las perspectivas histórica y urbanística, para orientar al lector
en el tema del crecimiento urbano del municipio que desde
1887 es sede de los poderes del Departamento de Santander.
Unida hoy, desde la perspectiva del amoblamiento urbano, a
los municipios vecinos, puede decirse que un poco más de la
mitad de los santandereanos vive en su área metropolitana.
Conocer este fenómeno de urbanización, como ha ocurrido
en todo el territorio colombiano, es aproximarse a la
comprensión de los cambios político-administrativos que
demanda esta realidad, dejando atrás las reliquias provinciales
y locales.

Armando Martínez Garnica

10
PRÓLOGO

A l finalizar el año de 1992 se realizó en la ciudad de


Bucaramanga el VIII Congreso Nacional de Historia
de Colombia. En dicha ocasión, se anotó el atraso
relativo que tenía el país en el campo de la historia urbana
y la necesidad urgente que existía de llenar este vacío. Hoy
al final de milenio es necesario emprender esta tarea, no
solamente porque la mayor parte de la población habita en
las ciudades, sino porque los núcleos urbanos o epicentros
regionales constituyen buena parte de la memoria colectiva y
de la identidad de referencia de sus respectivas regiones, las
cuales se han moldeado en un largo proceso de interacción
entre el campo y la ciudad, dando por resultado una peculiar
idiosincrasia, un conjunto de usos y costumbres particulares,
una relación entre su población y su peculiar entorno
geográfico y una zona de influencia, que irradia no solo la
región sino a todos el país y a otras ciudades y territorio,
gracias a sus activos flujos migratorios y a sus intercambios
culturales.

En esta perspectiva, qué momento más oportuno para publicar


este trabajo, fruto de un arduo esfuerzo de investigación por
parte de Néstor José Rueda Gómez y Jaime Álvarez Fuentes,

11
con el propósito inicial de elaborar una monografía para
optar el título de historiadores de la Escuela de Historia de la
Universidad Industrial de Santander.

Algunas personas a menudo se preguntan, o no deja de flotar


en el ambiente la pregunta de ¿para qué la historia, cuál es
su utilidad, quién puede hoy en día estudiar esta disciplina?
Pero cuando se lee un buen trabajo de historia, todas estas
preguntas y otras dudas parecidas quedan resueltas y se piensa
por el contrario en la necesidad de contar, de difundir lo que
allí se encuentra entre el mayor número de personas posibles,
desde los niños de las escuelas hasta las aulas universitarias,
tanto entre las carreras humanísticas como en las áreas técnica
y que importante función cumple la universidad pública y
regional cuando rescata del olvido su propia historia local y la
inscribe en un contexto universal, cuando tiene las técnicas de
archivo para “resucitar” a los actores y gestores de su propio
pasado, que poder el de la historia al lograr transportarnos en
un viaje hacia el pasado.

Pero ahora que tanto se habla del futuro, qué futuro nos
esperaría si olvidamos el pasado, si perdemos la memoria,
si dejamos de tener raíces en un mundo globalizado y
deshumanizado, que tiende a amoldarnos a nivel planetario
conforme al denominado “american way of like” o estilo de
vida norteamericano.

El conocimiento de nuestra historia sin duda se convertirá


en un buen escudo pretector para introducirnos al futuro
sin perder nuestra riqueza y diversidad cultural, sin permitir
que la internacionalización del mercado mundial nos prive
del sabor y de la peculiaridad de lo regional y lo local, pero
también sin olvidar su conexión con lo nacional y su inserción
en la historia universal.

12
El trabajo que tengo el honor de presentar, constituye un
buen comienzo para abordar la historia de Bucaramanga en un
periodo crucial para su desarrollo, que va desde 1901 hasta
1930. Periodo de transición a la modernidad, que aún no se ha
logrado del todo en nuestro tercer mundo, pero no obstante
de grandes transformaciones en su morfología y que permitió
el salto de un pueblo grande – como lo eran todas las capitales
regionales incluida Bogotá – hasta converstirse en una ciudad
capital y en un nudo de relaciones regionales de diverso tipo.
Decía que es buen comienzo, porque hace falta realizar otros
trabajos en el futuro, para completar la historia desde 1930
hasta nuestros días así como para desarrollar más en detalle,
con un cambio de lente, aspectos de la vida económica, social,
cultural, política y cotidiana para nombrar solamente algunos
posibles campos de estudio.

El esfuerzo realizado por Néstor José Rueda Gómez y


Jaime Álvarez Fuentes para sistematizar innumerables
informaciones dispersas en las notarias, así como muy
diversas fuentes primarias y secundarias a través de métodos
modernos y de una magnífica presentación visual a través de
una excelente cartografía, dibujo arquitectónico y material
fotográfico, hace amena la lectura de este trabajo y facilita su
compresión para aquellos que no estamos familiarizados con
la ciudad, aunque pienso que también para aquellos lectores
que conocen y habitan la ciudad, ya que la historia urbana
a menudo en nuestro medio, se convierte en arqueología
urbana, por aquello de la incesante destrucción de todos los
viejos monumentos y de la arquitectura popular y autóctona,
en ara de la búsqueda de la inalcanzable y esquiva modernidad
o por la simple y humana apetencia por la especulación y el
lucro.

El trabajo desarrolla en detalle el crecimiento y expansión de


su espacio físico, así como las principales fuerzas tanto públicas
como privadas y por lo general gracias a una combinación

13
cerrada de las dos, que permitieron y jalonaron el crecimiento
de la ciudad de Bucaramanga.

Ciudad de comerciantes, centro tabacalero, artesanal,


cafetero primero que el resto del país si se recuerda que este
grano ingresa al país por Venezuela, con un grupo dinámico
de empresarios enriquecidos por un importante flujo de
inmigrantes alemanes y sirio-libaneses, que conformaran con
los raizales una élite regional de la que surgirán los pioneros
fundadores de algunas fábricas y fabriquines y de otro tipo
de empresas, incluidas las urbanizaciones modernas que se
detallan en el trabajo presentado.

Como fue común en nuestro abrupto país, Bucaramanga


tendrá pésimas comunicaciones y dificultades de diverso
orden para el desarrollo del ferrocarril, pero considerando
otros factores dinámicos, ha sido a lo largo de su historia una
ciudad original y con grandes potencialidades que al perecer
al final no lograron cuajar del todo como lo señala el texto,
aunque mirando el panorama nacional, casi que los mismo se
podría decir del resto y aquí en este contraste entre grandes
potencialidades y escasos o menores logros, me atrevo a
afirmar que radica el gran problema de nuestra nación. Qué
nos faltó, qué falló, tanta política o más bien poliquetería seria
la causa de nuestros males y de la violencia endémica y que
algunos analistas denominan a falta de una mejor comprensión
o para ahorrarse el esfuerzo de ir más allá de los síntomas,
“cultura de violencia”.

Creo que la respuesta no se encuentra en una sola causa,


y tampoco es fácil de esbozar, pero sin duda la historia
urbana ayuda a anudar un conjunto de factores que iluminan
nuestro devenir y que ayudarán a construir nuevas utopías
o paradigmas de referencia que nos permitan construir un

14
futuro mejor, con oportunidades mejor distribuidas entre la
población y asi superar los obstáculos que impiden nuestro
desenvolvimiento como nación.

Por ultimo, el loable apoyo a la publicación de este trabajo da


la importancia que reviste para la conservación del patrimonio
físico y simbólico de Bucaramanga.

Solo resta felicitar a los autores y a la ciudad de Bucaramanga


por este importante mojón de su patrimonio histórico que
constituye un “lugar de memoria” de la historia regional de
Santander, término que tomo prestado del historiador francés
Pierre Nora. Solamente resta invitar a su lectura…¡y buen
provecho!

Fernando Botero Herrera


Profesor Asociado.
Departamento de Historia
Universidad Nacional.
Sede Medellín.

15
INTRODUCCIÓN

S e presenta este trabajo como un modesto aporte


investigativo a la problemática de la configuración
urbana de Bucaramanga que ojalá pueda servir de base
a futuras teorizaciones comparadas de la ciudad y, en nuestro
caso particular, de la ciudad colombiana.

Es un trabajo descriptivo apoyado con una base documental


empírica sobre la cual se realizan algunos intentos de
conceptualización de fenómenos y procesos ligados a marcos
referenciales de la historia urbana, la geografía, la sociología
urbana e incluso de la arquitectura. No es, por lo tanto, un
trabajo hecho para probar la validez de una teoría, o para
contra argumentar una hipótesis, ni mucho menos, para
generar una nueva teoría o metodología de la investigación
urbana.

Pero, como maneja elementos propositivos de diversos


marcos conceptuales, se bosquejará a nivel panorámico, la
discusión con respecto al hecho urbano y a la ciudad que, en
última instancia, es nuestro objeto de estudio.

En el esfuerzo por dar sentido a los problemas ligados a “la


ciudad”, las ciencias sociales han aplicado métodos con el fin

17
de interpretar positivamente los fenómenos urbanos. Así,
la sociología se preocupa por la organización social y busca
captar sus relaciones con el espacio,1 la geografía proporciona
pautas para la comprensión del espacio y la adaptación al
mismo de las actividades humanas,2 y la economía intenta
buscar leyes de localización y distribución.3

Con tamaña problemática, se suceden explicaciones


organicistas, funcionalistas, estructuralistas y sistémicas
para la explicación de los fenómenos urbanos y de la misma
ciudad. Por ejemplo, para el funcionalismo la ciudad es un
todo que funciona unitariamente como un ser viviente y en
la cual todas las partes son fuertemente interdependientes
y, al mismo tiempo, claramente diferenciadas con su
especialización funcional cada una.4 La Ecología Social
(escuela de Chicago) maneja una visión naturalista de la
ciudad; según este enfoque, los grupos sociales compiten
en la lucha por el espacio, alcanzándose un equilibrio por
simbiosis, que permite la convivencia una vez distribuidos los
grupos sobre las diferentes zonas de la ciudad.5 La teoría de
1
ANDERSON, Neils. Sociología de la comunidad urbana. Una perspectiva mundial. Méxi-
co. FCE , 1965. Para este autor, el urbanismo puede entenderse como “un modo de vida”
de donde resulta la clasificación urbana de acuerdo al tipo de relaciones productivas
de la comunidad (agrícolas, industriales, combinadas). Así, las ALDEAS serían aquellas
donde predomina el carácter primario de grupo (agrarias); las CIUDADES aquellas donde
dominan las actividades de tipo secundario (industriales) y los PUEBLOS estarían entre
las dos.
2
GARNER, BS. Modelos de geografía urbana y localización de asentamientos En: Mode-
los Socioeconómicos en geografía. HAGGETT, P y CHORLEY, RS. Compiladores Madrid.
Talleres gráficas, 1971.
3
Ver este planteamiento En: DE TERAN, Fernando. El problema urbano. Barcelona. Sal-
vat. 1985
4
Ibíd., p.8
5
Al respecto ver crítica sobre esta escuela en CASTELLS, Manuel. Problemas de investi-
gación en sociología urbana. México: Siglo XXI, 1983. Un representante de esta escuela
es George Teodorson (citado por Castells) quien concibe la ciudad como producto de la
acción del complejo ecológico o sistema interdependiente del vecindario, o medio físico,
la población, la tecnología y la organización social. Otros dos famosos representantes de
esta corriente son Robert Park y Ernest Burgess quienes acuñan los términos, urbanis-
mo en tanto que modo de vida, y urbanización como proceso organizado a partir de un
modelo (“pattern”) de interacción entre el hombre y el medio.

18
la Localización económica trabaja con modelos explicativos
de actividades al interior de la ciudad, así como entre los
sistemas de ciudades.6 La teoría de la producción capitalista
del espacio urbano (enfoque marxista) busca descubrir las
leyes de las manifestaciones estructurales del conflicto social
con repercusiones en la forma de utilizar el espacio según el
interés de las clases dominantes.7 Una última corriente de
interpretación de la ciudad es la posmoderna que se basa en
el carácter contingente y no “naturalmente” ordenado de la
ciudad que aparece, más bien, como campo de tensiones de
desenlace no predeterminable, en función de la capacidad del
hombre por actuar libremente.8

Para abrir camino en medio de tan disímiles interpretaciones


de lo urbano y de la ciudad, se reconstruyó un marco
conceptual de lo urbano así: el estudio del hecho urbano
remite a la consideración de su relación con el espacio. El
espacio como tal es una dimensión de la existencia humana.
El hombre a través de la sociedad y el trabajo lo tornan
activo, lo transforman según sus necesidades, así, surgen
los HÁBITATS o forma de existencia superior y máxima
materialización del espacio.9 Entonces, el hombre enfrentado
6
Al respecto ver la compilación de GARNER, Op. cit., también y aunque proviene de la
escuela de Chicago, podrían aquí situarse los trabajos herederos de BURGES acerca de
la estructura espacial interna y los modelos de crecimiento por expansión de los centros
hacia las periferias lo que corresponde a una tipología de patrón industrial de ciudad,
donde los estratos bajos se ubican al centro y los altos en la periferia. Estudios posterio-
res como los de LEO SCHRONE citado por MORENO y GONZÁLEZ su estudio sobre “Cam-
bios en la estructura interna de la ciudad de México 1753-1882 En: HARDAY, Jorge E. y
SCHAEDEL, Richard (compiladores). Asentamientos urbanos y organización socio pro-
ductiva en la historia de América Latina. Buenos Aires, SIAP, 1977. plantearon un nuevo
patrón llamado pre-industrial y que correspondía al de las ciudades latinoamericanas
donde las estructuras altas se ubican en el centro y las bajas en la periferia. A medida
que crece la ciudad las clases altas emigran a zonas más lejanas del centro accesibles
gracias al transporte.
7
Al respecto los trabajos de CASTELLS , Manuel Op. cit., y para el caso colombiano APRI-
LE, Jacques. Las formaciones espaciales En: La ciudad como bien cultural. (Memorias del
seminario junio 19 – 29 de 1990), Santafé de Bogotá: Colcultura, OEA, 1990 p. 98
8
DE TEERAN, Op. cit., p 9
9
APRILE, Op. cit.,

19
a la naturaleza produce su supervivencia, tiene que edificar
HÁBITATS, produce “espacios naturales” que son “productos de
la producción”

Los HÁBITATS son “formas espaciales” producidas en la


articulación concreta de los elementos materiales sobre un
espacio dado; la producción de formas espaciales remite a
la determinación de la organización con respecto al espacio,
de los individuos, y grupos, de los medios de trabajo, de las
funciones y de las actividades, entre otros.10

Entonces, una estructura espacial (o sistema urbano) es


la articulación espacialmente específica de los elementos
fundamentales de la estructura social, que no son otros que la
producción (o dimensión espacial del conjunto de actividades
productivas de bienes y servicios); el consumo (o dimensión
espacial de las actividades que tienen por objeto la agrupación
social individual o colectiva del producto, tales como la
vivienda, las dotaciones colectivas y culturales y otras ); el
intercambio o la dimensión espacial de los intercambios que
tienen lugar entre la producción y el consumo, tales como la
circulación, el comercio y demás. Y la gestión o los procesos
de regulación de las relaciones entre las tres anteriores, donde
intervienen los órganos de planificación o las instituciones
municipales, y demás.11

Desde esta perspectiva puede definirse también la estructura


urbana o forma urbana como el sistema socialmente organizado
de los elementos básicos que definen una aglomeración
humana en el espacio y, la ciudad, como la colectividad social
multifuncional territorialmente delimitada.12 Las ciudades
son estructuras urbanas complejas y, al propio modo de ver,
pueden ser analizadas de acuerdo a la huella de una serie de
10
CASTELLS, Op. cit., p 63
11
Ibíd., p 65
12
Ibíd., p 131

20
elementos específicos derivados de los cuatro señalados en la
definición de la estructura urbana; ellos son:

El sistema urbano o la relación de la ciudad con otras



estructuras urbanas. Para nosotros era importante
observar la articulación de Bucaramanga desde su dinámica
productiva y comercial con mercados locales, regionales,
nacionales y aun internacionales, para encontrar las
claves de su situación como cabeza redistributiva regional
en el periodo estudiado. Para ello se siguió la pista a los
volúmenes mercantiles producidos y distribuidos por
los puertos en fuentes tales como periódicos locales y la
Gaceta de Santander.

El crecimiento poblacional y material porque si bien,



no es el tema poblacional el que define el hecho urbano, si
es importante observar la dinámica de su crecimiento, para
tener referencia porcentual y establecer comparaciones y
obtener una visión de la presión social sobre el medio en
cuanto a vivienda. También y, en el mismo sentido, para
tener una visión del crecimiento físico de la ciudad en
materia de vivienda y habitaciones. De los habitantes se
habla en términos de GRUPOS SOCIALES y se clasifican
de acuerdo a una ESTRATIFICACIÓN ECONÓMICA
Y FUNCIONAL así: la ELITE o grupo de negociantes
(grandes comerciantes, hacendados, ganaderos
urbanizadores, banqueros, funcionarios políticos de alto
nivel y otros) con prestancia social y económica que
sería el grupo de estratificación ALTA; los comerciantes
y empleados públicos y privados de mediano rango
que clasificarían en el grupo de estratificación MEDIA;
y los pequeños comerciantes, tenderos, artesanos y
trabajadores de oficios varios que correspondería al
grupo de estratificación BAJA. Para el estudio del
crecimiento poblacional se utilizaron censos nacionales y
locales así como la percepción de cronistas de la época y,

21
la estratificación social se realizó con base en los registros
de propietarios, los valores prediales, la comparación de
ingresos económicos y de la misma percepción de los
cronistas de la época.

La producción económica o el conjunto de actividades



productivas de bienes y servicios desarrollados al interior
del núcleo urbano, la forma como se desarrolló, la
distribución productiva en el espacio físico y los grupos
humanos que lo realizaron. Fueron utilizados para ello,
registros de producción en Censos, Periódicos y cronistas
de la época.

El equipamiento o red física de bienes y servicios



públicos, básicos, recreativos y culturales. El estudio
del equipamiento proporciona una idea del nivel de vida
de la población, así como pistas acerca de su cultura
material y urbana. Se utilizaron como fuentes: Gaceta de
Santander, Actas del Concejo Municipal y periódicos de
la época.

La “traza” o forma espacial urbana resultante de la



articulación entre la producción social y el espacio.Para
ello recurrimos a la división de la ciudad en áreas. Tales
ÁREAS son espacios físicos con características similares
en cuanto a uso y función del suelo urbano, compuesto
por barrios y aglutinados alrededor de un eje vial. Por
USO del suelo urbano ha de entenderse el conjunto de
actividades económicas desarrolladas en un espacio por
sus habitantes y, por FUNCIÓN la especialización de un
espacio para atender una necesidad o actividad humana.
Por ejemplo: un uso urbano puede asociarse a actividades
de producción (empresas) o de comercio (almacenes),
y una función, a la espacialidad residencial, productiva,
recreativa, cultural o de servicios. Los BARRIOS no
son más que nombres construidos por la cultura urbana

22
para identificar un espacio y que señalan pertenencia y
apropiación del mismo. En la ciudad los caminos de entrada
y salida aglomeraron población y en ellos se estructuraron
las ÁREAS que como se dijo, se definieron por uso y
función espacial. La clasificación en áreas permitió estudiar
su propia dinámica general de movilidad, es decir,
de movimiento de compraventas o mercado del suelo
urbano que, a su vez, permitió determinar su Expansión
o Concentración. La EXPANSIÓN puede asociarse al
movimiento de conversión de suelo rural en urbano, y
la CONCENTRACIÓN, al movimiento de “llenado” o
aglomeración de vivienda construida en el límite interior
de un área. También gracias al estudio de las áreas fue
posible estudiar la VALORIZACIÓN, o la determinación
de los costos promedio de transacciones de compraventas,
(los valores promedio se obtuvieron al sumar el valor de
la totalidad de los predios y dividirlos por el número de
transacciones, esta operación arrojó valores bajos, medios
y altos por área y barrio), con la cual fue posible analizar
los elementos de uso y/o función que hicieron más o
menos costosa un área. La valorización se estudió a nivel
de áreas y a nivel de barrios, pues estos eran heterogéneos
por uso y función. Para el estudio de la forma espacial
urbana, traza o configuración urbana, se construyó
una base de datos extraída de la información proveniente
de las Notarias 1ª y 2ª de la ciudad, entre los años 1901-
1930. Ya que nos interesaba constatar tendencias se
dividió el periodo en cinco cortes así: 1901-1903 con el
fin de determinar la base de comparación y analizar la
influencia de la “Guerra de los Mil Días” en la dinámica
urbana. El segundo subperíodo se trabajó con base en los
años 1905 -1909 para analizar el segundo quinquenio de
la primera década. Los años 1910 - 1913 constituyeron
el tercer subperíodo con miras a detallar la dinámica del
inicio de la segunda década del siglo hasta el año 1913
en el cual sabíamos se había presentado un ciclo de crisis

23
24
económica. Los años 1915 - 1921 sirvieron de base para
analizar el segundo quinquenio de la segunda década y
que sería la antesala del último corte en el análisis con los
años 1924- 1930 límite al esperar entender los efectos de
la crisis del 29 en la estructura urbana de Bucaramanga.
En total, se consultaron 4793 registros ordenados en
fichas.13 Gracias a esta base de datos se relacionaron
las proyecciones cartográficas plasmadas en el plano
urbano de cada subperíodo. El mapa base se obtuvo
del ordenamiento descriptivo hecho por el Concejo de
Bucaramanga en 1911 y la definición de la traza a partir
del plano urbano de la ciudad de 1947.

El ordenamiento urbano es el conjunto de pensamientos,



proyecciones y acciones plasmadas en un espacio físico
con miras a su transformación, su uso y valorización. El
ordenamiento como tal obedece a la lógica de la acción
de quien lo proyecta, por lo tanto, puede ser público o
privado. Cuando es público se habla de una planificación,
cuando es privado se designa como ordenamiento. Para
entender la dinámica de ordenamiento privado se recurrió
al estudio de los compradores y vendedores, extraído de
la base de datos, para buscar pistas acerca de motivaciones
y criterios escogidos para las transacciones, así como del
estudio de los mismos personajes que se distinguieron por
ser los mayores movilizadores de la propiedad raíz. Así
mismo, las Actas del Concejo, los periódicos, los cronistas
y las reseñas monográficas de la Cámara de Comercio y la
Escuela de Artes y Oficios.

13
las fichas se establecieron alrededor de los siguientes descriptores.
FOLIOS FECHA VENDEDOR COMPRADOR # C-S L M S
UBICACIÓN O N O S $ FORMA MEMO

25
LA TIPOLOGÍA DE PREDIOS o el estudio de los

tipos de propiedad urbana comercializados en el
periodo. A través de su identificación se pudo realizar
una clasificación en cuatro categorías fundamentales:
Casas-solares, Mediaguas, Solares y Lotes. Las Casas-Solares
eran predios compuestos por una vivienda por lo
general construida en tapias, madera y tejas y en algunos
casos en bahareque y paja cuyo tamaño variaba en las
distintas áreas, así, por ejemplo, en las casas-solares del
área centro y oriente las viviendas eran más grandes y
sus solares de regular tamaño (20x40m o 30x20m);
en el área sur las viviendas eran más pequeñas pero su
solar más grande(40x60 o 25x70), dichos solares eran
espacios abiertos hacia el interior de los predios que eran
utilizados como huertos, e incluso establos y pesebreras.
Las Mediaguas, eran viviendas de mediano tamaño que
como lo indica su nombre tenía un techo con una sola
pendiente, (ver tipología de viviendas) en su interior
poseía un lote de tamaño variable, incluso más grande
que los pertenecientes a las casas solares, sus viviendas
estaban construidas también en tapias, madera y tejas y en
algunos casos en bahareque y paja, pero modestas tanto
en espacios como en la calidad de materiales y acabados.
Los Solares eran espacios cercados por lo general por
tapias y ubicados dentro de las manzanas, dedicados a los
cultivos o la crianza de animales y a los que se fueron
adicionando áreas construidas, especialmente mediaguas
y casas. El Lote era una franja de terreno de variadas
proporciones pero de menor tamaño que un solar, su
forma era en la mayoría de los casos rectangular. Este tipo
de predio se constituyó en la última fase del desenglobe
interno de una manzana, era utilizado especialmente para
la construcción de vivienda.

El estudio de las tipologías de predios sirvió para reforzar


la percepción de la concentración o expansión de un área: por

26
ejemplo, si había alta movilidad de casas–solares o mediaguas
(vivienda construida) significaba que se estaba “concentrando”
población allí, en tanto que, si la movilidad era de Solares
y Lotes significaba que había “expansión” o incorporación de
suelo rural a urbano.

También el estudio de la tipología permitió la reconstrucción


de elementos arquitectónicos urbanos de algunos sectores.
Recuérdese que la ciudad también puede definirse: “como
una creación colectiva y testimonio de los usos, costumbres,
conocimientos, modos de vida de la sociedad que la
construye...”14 y, en ese sentido, los vestigios arquitectónicos:
“pueden servir de testimonio para la interpretación política de
las conductas sociales”15 y también de quienes las habitaron.
Los predios se integraban a las manzanas, y estas, a su vez,
a los barrios que tipificaban un área. Estos predios y estas
manzanas se construyeron en relación con el espacio y allí
dejaron su impronta. Quienes los construyeron plasmaron
en las obras su percepción del mundo, y naturalmente
unos intereses económicos y sociales que se traslucían en la
riqueza o pobreza estética de las construcciones. Por ello, se
justifica plenamente el esfuerzo de mostrar levantamientos
arquitectónicos y mapas prediales de la época estudiada. Las
fuentes básicas para estos levantamientos la constituyeron: las
fotografías de la época publicadas en diversos libros y revistas,
reforzados por la base de datos, la historia oral y los restos
físicos que prevalecen en el actual paisaje urbano.

Por último, la exposición se presenta en dos capítulos que


recogen las tendencias de la forma urbana encontradas en la
investigación que se resumen al iniciar cada uno de ellos.

14
BARCO DE BOTERO, María Carolina. Chapinero sí es estilo. En: Magazín Dominical del
Espectador. Bogotá. 25 de julio de 1999 No. 818 p.2
15
GUARÍN LEÓN, Libardo. Un correo arquitectónico. En: Magazín Dominical del Espec-
tador. Bogotá. 11 de julio de 1999 No. 843 p.1

27
28
1.
LA CIUDAD EN
CIERNES
E n los tres primeros quinquenios del presente siglo, la
estructura urbana de Bucaramanga se modeló a partir
de los siguientes elementos: su fortaleza comercial a
nivel regional ligada a la producción y distribución cafetera
junto con una mediana base artesanal y de servicios; su
posición geoestratégica regional para la redistribución
comercial y, unas tasas de crecimiento demográficas bajas pero
en permanente ascenso. Ello generó una configuración espacial
urbana que asimiló los efectos del relieve cordillerano el cual
dispuso límites naturales tradicionalmente percibidos como
muy rigurosos al oriente y occidente del casco urbano; con un
área comercial central claramente definida por importantes
cruces de las vías o ejes de acceso, y una periferia que asimiló
en todos los cuatro flancos del casco urbano tales límites
y ejes. El ordenamiento urbano se dio a partir de capitales
privados especulativos, con muy poca injerencia del gobierno
municipal que debido a su exigua capacidad presupuestal y a
su estrecha relación con la élite privada, sólo acompañó el
proceso.

31
1.1 LO QUE SÍ HIZO EL CAFÉ
El influjo de las políticas librecambistas de los radicales
liberales en el gobierno en la segunda mitad del siglo pasado,
generaron la ruina del sur de Santander con el arrasamiento
de la economía tabacalera y textil.16 Pero, gracias al café
se presentó el crecimiento y despegue del norte del
departamento y con él, de la provincia de Soto y de su capital
Bucaramanga.

Para entonces, gracias al café, al tabaco, al “boom” quinero de


1850 – 1870, y a una pequeña pero significativa producción
artesanal especialmente en sombreros de “jipijapa”,
Bucaramanga se había convertido en una plaza geoestratégica
para el comercio regional, y a ella habían confluido
negociantes nacionales y extranjeros. Los datos estadísticos
del movimiento de carga por puerto Santos y Marta entre
los años 1890 y 1898 dejan ver a las claras la gran dinámica
comercial.

“El desarrollo de la producción cafetera tendría


efectos positivos para la región... en primer lugar
porque propició el crecimiento de la riqueza
de la provincia de Soto entre las décadas de los
años 80 y 90; la formación de redes de comercio
interno y externo y el desarrollo urbanístico de
los distritos cafeteros y el mejoramiento de los
servicios públicos (teléfono, alumbrado eléctrico,
telégrafo).”17

16
JOHNSON, David C. Santander siglo XIX. Cambios socioeconómicos. Bogotá: Carlos
Valencia 1984
17
MORA, VILLAMIZAR, Óscar. La élite en Bucaramanga en la segunda mitad del siglo
XIX. E. H. UIS Bucaramanga: Tesis de grado, 1994 p 29

32
Figura 1. Estadísticas de importación y exportación 1890 – 1898
Fuente: LLERAS, Enrique, Reseña histórica de Bucaramanga En: Censo general
1912

La proclamación de Bucaramanga como capital del


departamento de Santander en 1886 fue el reconocimiento
a esa nueva realidad: los capitales comerciales se movilizaron
hacia el norte y se afincaron estratégicamente aquí. Pero, ello
señaló también otro atributo para el desarrollo de la ciudad,
pues al convertirse en capital, desplazada la ciudad del Socorro,
el control político y el asentamiento administrativo le dieron
nuevos aires para posicionarse como cabeza económica
regional, y atraer masa poblacional.

Que Bucaramanga era un punto estratégico para el comercio


regional, puede entenderse mejor si se observan los mapas
1 y 2. En efecto, a 980msnm, y asentada sobre un amplio
y antiguo abanico aluvial, compuesto en su mayoría por
cantos de matriz lodo arenosa, cuyos fragmentos son más
comunes al oriente de la gran falla de Bucaramanga – Santa
Marta18, la ciudad se hallaba encajonada en dos ramales de
la Cordillera Oriental al este y oeste, con un carcavamiento
18
INGEOMINAS. Geología del cuadrángulo H 12. Bucaramanga 1965

33
34
por el norte y oeste y una inclinación suave por el sur que
bordea la terraza cuaternaria; esta situación le daba un amplio
panorama sobre una red de pueblos en su mayoría cafeteros
y puertos fluviales, a los cuales integraba a través de una red
de caminos por los cuatro puntos cardinales. Bucaramanga,
entonces, era un centro de acopio agrícola y artesanal de los
municipios vecinos: con Rionegro por el norte se comerciaba
el café; con Lebrija por el oeste también café, sombreros y
ganado; con Girón por el sudeste tabaco, cacao y algo de oro;
con Floridablanca y Piedecuesta por el sur ganado porcino,
panela, maíz y arroz, objetos textiles de mimbre, fique
y alfarería; y con Tona, Matanza y Suratá por el este café,
harinas y ganados.19

Los ejes viales de entrada y salida de la ciudad se adaptaban


al terreno e integraban el espacio regional. (Ver mapa 3)
Así, un camino prolongación de la calle Quebrada Seca (hoy
carrera 15), atravesaba el “llano de don Andrés” llegaba hasta
Chapinero, sitio de parada de recuas y en cuya cercanía el
acaudalado negociante extranjero Lorenzo Larsen había
construido su quinta; el camino continuaba por el norte hacia
Rionegro y antes de llegar al municipio cafetero se bifurcaba
para seguir hacia Puerto Santos, sobre el río Lebrija. De
Chapinero por el nororiente otro camino buscaba el río Tona
para conducir a Matanza y Suratá. Pero para estos últimos
municipios existía una variante: atravesar el llano de don
Andrés pasos adelante del puente del comercio (hoy carrera
15 con bulevar Bolívar) hasta “la Perla” (en la UIS) y de allí a
encontrar el río Suratá en Chitota20

La producción cafetera de Rionegro no necesariamente


se comercializaba en Bucaramanga, pues como se observa,
de allí se podía salir a Botijas. Sólo cuando este camino
19
BARÓN, Ana Francisca. Monografía del municipio de Bucaramanga. En: Escuela Prima-
ria (ene. – jun. 1923) p. 561 – 576
20
Gaceta de Santander. Informe del inspector de caminos de las provincias de Soto y
los Santos. P. 112

35
36
presentaba dificultades, las recuas entraban a la capital
para buscar el camino de Marta sobre el Sogamoso por el
occidente y pasando por Lebrija, cosa que ocurría con poca
frecuencia. Pero el comercio de Rionegro era controlado
desde Bucaramanga por una élite de comerciantes que tenía
sucursales allí y en algunos pueblos cercanos, realidad que se
prestaba a situaciones jocosas (es decir, alegremente políticas)
como la sucedida a don José Jesús García un conservador (de
los llamados Runtanos) que poseía a finales del siglo pasado
un almacén en Bucaramanga denominado “La Redonda” y
un establecimiento de rancho, licores y abastos denominado
“La Tricolor” en Rionegro.21 Todos los lunes día de mercado,
acudía presuroso García a Rionegro a atender su negocio y,
como él, muchos comerciantes más. Los más ricos montaban
corceles o recios mulos, y los menos ricos como era el caso
de García fletaban bestias a los Parra, Martínez, Nigrinis y
Navas miembros del denominado “Club del rejo” (ganaderos
acaudalados). Uno de aquellos lunes García fletó una bestia a
los Parra y el jamelgo a paso de buey cansado lo dejó a mitad
de camino, así que tuvo que caminar y llegar al mediodía
y exhausto el pobre don José. Algún comerciante rival y
socarrón enterado de su penoso percance le imprimió un
pasquín que con seguridad fue motivo de goce para la élite
por mucho tiempo con una ensaladilla que decía:

“los abajo firmados protestamos por el mal


proceder de Parra Hnos. al darle en flete a don
José García una renga que mulo parecía, pues
no es noble, ni justo, ni prudente exponer así tan
mansamente la vida de un eximio ciudadano por
la sola razón de ser runtano” 22

21
VALDERRAMA BENITEZ, Ernesto. Real de Minas de Bucaramanga. Bucaramanga: Im-
prenta Dptal. 1947, p. 275
22
Ibíd., p. 216

37
Por el occidente, el camino hacia Lebrija iniciaba como una
prolongación de la calle 6ª del barrio Payacuá, para dar a los
terrenos del señor Antonio Castro Wilches y de allí descender
hacia las vegas del río de Oro para luego ascender a Palonegro
y Lebrija, sitio donde confluía el camino que venia de Girón
y que conducía al puerto de Sogamoso. Años después, cuando
don Antonio inicie la urbanización de su hacienda Cuyamita,
actual barrio Girardot y, sin importar las protestas de los
pequeños comerciantes de Payacuá, el camino se modificaría
con la prolongación de una Avenida conocida con el nombre
de “Policarpa Salavarrieta” (hoy calle 28).

Al sudoeste el camino a Girón partía con el curso de la calle


11 (hoy 45) desde el Parque Romero hasta “Quinta Estrella”
para luego descender a “Chimitá”, y tras cruzar por Girón,
se seguía la pendiente hasta encontrar la intersección del
camino al puerto de Sogamoso al occidente ya en terrenos
jurisdicción del municipio de Lebrija. Desde Girón hacia el
sur, atravesado el “llano grande”, se llegaba al río Sogamoso
para ascender a Zapatoca por conocidos caminos construidos
bajo la iniciativa de Geo von Lengerke.

La calle del Volante (hoy carrera 17) daba inicio por el sur al
camino a Floridablanca y Piedecuesta tras atravesar el puente de
la Victoria para llegar luego a la Puerta del Sol; de allí seguía
hacia la quebrada de la Iglesia hasta encontrar el caserío de
la Pedregosa, sitio de guaraperías y estación para el descanso
de arrieros y bestias, para salir a la quebrada Zapamanga y de
allí a Floridablanca trazado que se conserva con el nombre
de Carretera Antigua. Si alguien viniere del sur con destino
a Rionegro o buscando el camino a Matanza, tomaba el atajo
por el oriente que comunicaba a Zapamanga con Chapinero.

Por el oriente, la “calle del comercio” (hoy calle 35)


denominada así hasta la actual carrera 22, daba paso a la calle
“real” y con ella al camino de ida a Pamplona por la Flora.

38
A Cúcuta se decretó como vía central en 1904, la que salía a
Matanza, California y Cucutilla.23

23
G. S. Actas de la Asamblea. Julio 10 de 1904

39
Pero los caminos son de ida y vuelta y, si Bucaramanga era un
centro de acopio agrícola y artesanal, también era un centro
de redistribución mercantil. Los negociantes que exportaban
café y otros productos traían de vuelta lo más significativo
del comercio de ultramar para realizarlo en Bucaramanga y
en los pueblos vecinos: ropas, drogas, conservas, máquinas y
herramientas y artículos de lujo y de recreo hacían parte del
muestrario de los almacenes de la ciudad. Casas comerciales
nacionales y extranjeras se disputaban el comercio, y se
asociaban para fundar bancos y clubes, lo que promovió una
actitud más urbana en la vida de sus habitantes.

Por otra parte, bien fuera la caída internacional de los precios


del café a finales de siglo, la lucha interna entre élites regionales
y nacionales, o la lucha ideológica entre el liberalismo y el
conservatismo24 dieron como resultado la “guerra de los mil
días” (1899 – 1902 ). Así el comercio exterior del país se
sumió en una crisis profunda al cerrar el siglo y, por supuesto,
como zona cafetera, la provincia de Soto sufrió un impacto
económico que agudizó las contradicciones entre las élites,
presentándose en las faldas de Palonegro una de las más
encarnizadas batallas con derrota liberal.

Para la economía bumanguesa los efectos de la guerra fueron


dramáticos. Como plaza comercial se vio afectada porque:

“ el sistema de transporte colapsó dado que no pudo


proporcionarse mantenimiento debido a los caminos
y puentes; y las mulas y caballos esenciales para el
tráfico comercial, fueron apropiados para satisfacer
las necesidades de la guerra. El comercio mismo
resultó paralizado por el limitado y costoso crédito
que correspondía a una atmósfera de inseguridad”.25
24
La presentación de las causas del conflicto según los analistas teóricos o escuelas más re-
presentativas pueden encontrarse en : JOHNSON David C. “Lo que hizo y no hizo el café”.
25
JOHNSON, David C. Impacto social de la guerra de los mil días: criminalidad, mimeo,
1994, p. 2

40
Obsérvese entonces, la Figura 2 y compárese con la Figura 1
de la última década del siglo pasado:

Figura 2. Estadísticas de importación y exportación 1904 – 1909.


Fuente: LLERAS, Enrique, Reseña histórica de Bucaramanga En: Censo general
1912

El efecto económico de la posguerra se sintió aún después


del primer quinquenio, en 1906 un periódico local afirmaba
que el gobierno y los gobernados se habían acostumbrado a la
guerra26, es decir, seguía viviéndose un clima de anormalidad
e inseguridad.

Las guerras no sólo dejan ruinas económicas, también


pérdidas humanas y, considerado el resultado de la guerra de
los mil días, podría suponerse una importante incidencia en
el crecimiento poblacional de la ciudad. Al respecto conviene
hacer algunas observaciones, pues los datos de los censos
oficiales se han prestado a varias interpretaciones. Para ello
obsérvese el Cuadro 1, sobre crecimiento demográfico de la
ciudad en el periodo 1843 - 1928.27
26
Ibíd, p.2
27
El Cuadro 1 se hizo con base en las siguientes fuentes: CUERVO GONZÁLEZ, Luis, In-

41
BUCARAMANGA: Censos 1843 - 1928

En el periodo 1843 – 1896, la mayoría de los analistas


coinciden en los datos de población excepto JOHNSON que
da cifras más elevadas porque suma la población del distrito
de Bucaramanga que comprende lo urbano y rural. Según
estos datos la proporción rural y urbana de habitantes sería del
3,3 a 1 en promedio y la tasa de crecimiento de 5,7% anual
si se considera la cifra de 17.873 habitantes en 1896 como
cierta. Pero la que maneja ACEVEDO de 20.314 con 11.571
urbanos según censo es más real; así, la tasa de crecimiento
fue solo del 3,7% anual. En adelante, no hay problemas con
las cifras pues los censos discriminaban lo urbano de lo rural.
dustria y ciudades en la era de la mundialización un enfoque socio espacial. Bogotá:
Tercer Mundo, COLCIENCIAS, CIDER, 1997. LLERAS ACOSTA, Enrique, Reseña histórica de
Bucaramanga En: Censo General de 1912. JOHNSON, David Church. Santander Siglo XIX.
Cambios socioeconómicos. Bogotá, Carlos Valencia 1984. VALDERRAMA BENÍTEZ, Er-
nesto, Real de Minas de Bucaramanga. Bucaramanga imprenta del departamento 1947.
VALDIVIESO CANAL, Susana, Bucaramanga historia de 75 años. Bucaramanga, Cámara
de Comercio 1995. ACEVEDO TARAZONA, Álvaro y otro: Historia de la erección de la pa-
rroquia de Bucaramanga y del crecimiento de su población 1778 – 1923. Bucaramanga,
UIS. Tesis de grado, 1993

42
Luego, entre 1896 y 1912 la tasa de crecimiento sería de
4,37% anual. La cifra que considera más o menos 20.000
habitantes para 1912 es bastante aceptable, pues mantiene la
proporción de más de tres habitantes rurales por uno urbano.
ACEVEDO comete un error al comparar lo distrital (urbano
y rural) con lo urbano de 1912 y, por lo tanto, obtiene tasas
de decrecimiento del 0.47% para el periodo. VALDIVIESO
al tomar como urbano la tasa distrital de 1896 obtiene una
tasa de crecimiento muy baja, solo 0,6%, hasta el año 1912.
LLERAS Acosta que vivió en la época, magnificó las cifras
para 1912 y por eso contó 25.000 habitantes, lo cual señalaría
tasas de más del 6% anual.

En conclusión, Bucaramanga creció a ritmo sostenido en el


siglo pasado a razón de 3.7% anual hasta 1896 y de allí hasta
1912 a razón de 4.3% anual. Seguramente entre 1901 y 1905
hubo un estancamiento por razón de la guerra, sin embargo,
la dinámica urbana se recuperó para el segundo quinquenio y
de allí en adelante su patrón de crecimiento se sostuvo.

Con todo, comparado con el contexto nacional, Bucaramanga


pierde importancia, pues si en 1883 era la sexta ciudad en
habitantes en el país (11.255), superada por Bogotá (95.813),
Medellín (37.237), Barranquilla (16.982), Manizales (14.603)
y Cali (12.743); en 1918 pasó al décimo lugar (24.919)
superada por las anteriores e incluso por Neiva (25.185),
Pasto (29.035), Ibagué (30.255) y Cartagena (51.382)28,
pero con respecto al departamento mostraba su hegemonía
como se observa en la Figura 3.

28
CUERVO, Luis. Op. cit., tablas de población.

43
Figura 3. Porcentaje de la población con respecto al resto del departamento
Fuente: VALDERRAMA, Benítez, Ernesto. Real de Minas de Bucaramanga.
Bucaramanga: Imprenta Dptal. 1947, p. 275.

En síntesis, Bucaramanga al entrar al siglo XX vivía a expensas


del comercio y, en especial del café, de la artesanía y de los
servicios, con aproximadamente 13.000 habitantes y una
aguda crisis fruto de la guerra de los mil días.

1.2. LA FORMA URBANA 1901 – 1903


El primer Plano de la Ciudad con sus Barrios 1901-1903
señalaba un pequeño espacio poblado sobre el abanico aluvial,
(ver Mapa 4 “plano 1901-1903”) limitado por cursos de agua
como las quebradas Seca al norte y Rosita al sur, dejaba sin
ocupar amplias áreas relativamente planas y que los habitantes
urbanos denominaron “llanos”, como el de don David por el
oriente, que corre en sentido norte-sur; el de don Andrés
al norte de la quebrada Seca, hasta la quinta Larsen y, el de
los Ordóñez en el que se construyó el Aeropuerto “Gómez
Niño”, área en la que hoy se asienta la Ciudadela Real de
Minas. Al occidente una zona de carcavamiento profundo

44
45
que se extiende en sentido norte-sur y que siempre fue vista
como límite de expansión urbana sobre este sector.

La formación sobre la que reposa la ciudad origina unos suelos


de materiales sedimentarios no consolidados, con erosión
crítica de carcavamiento profundo donde la acción del agua
favorece el desplome del material por el socavamiento de las
cuencas menores de las quebradas que drenan al río del Oro.
La dinámica en estas cuencas contribuyó a modelar el relieve
de manera que los habitantes de la ciudad señalaron hitos
identificatorios. Así, quebradas como la Picha, Chapinero,
Dos aguas, Las Navas, Argelia, Nariño, Cuyamita, Seca,
Joya, Rosita, La Filadelfia, El Loro, Guacamaya y La Iglesia
fueron más que fuentes de agua para uso doméstico o para la
“incipiente industria”. Ellas señalaron inicialmente las áreas o
espacios que más tarde llegarían a adquirir carácter propio y
diferenciado como entidades con valoraciones sociales típicas
que conformaron los “barrios” de la ciudad.

Igualmente estos cursos de agua estuvieron relacionados


con el proceso mediante el cual la memoria propia de un
ordenamiento del espacio rural se superponía a la naciente
noción de espacialidad urbana. En efecto, casi todos los
movimientos de compraventa de predios registrados en los
archivos notariales, evidencian el hábito de nombrar el área en
proceso de adscripción al espacio urbano con denominativos
sectoriales propios del ordenamiento rural, como ocurría
por ejemplo con gran parte de las transacciones hechas en
el sur donde se ubicaban como realizadas en el sector de
“Siglo XX o Charco LargoPilitas o Charco Largo”; al oriente
indistintamente al nombre particular del barrio se adicionaba
el del sector “Belén”; al norte sería la Quebrada Seca la que
condicionó la toponimia de las áreas aledañas y al occidente
algo similar ocurrió con los sectores de la Pesa y Doncella.

46
Se presentaba entonces una pugna entre una mentalidad rural
consuetudinaria y una mentalidad urbana modernizante,
pugna en la que amplias áreas en proceso de urbanización
mantenían su adscripción a un ordenamiento rural basado
en las áreas de influencia de las quebradas, y cuando no se
trataba de los cursos de agua, los referentes del espacio eran
las haciendas que paulatinamente fueron vinculadas al espacio
urbano: Quinta Larsen, Quinta Estrella, LLano de don David,
o LLano de don Andrés, nombres que todavía guardan un gran
significado para los habitantes de Bucaramanga.

Ahora bien, por definición bioclimática el área de la ciudad


se clasifica como bosque ecuatorial húmedo, aunque luego
de tres siglos de explotación, este territorio había sido muy
intervenido con cultivos de caña, yuca, fríjol y aún de café
hacia la parte alta, hecho muy significativo pues la adscripción
del suelo rural al suelo urbano permanece en relación con
el diferencial de plusvalía entre las rentas producidas por los
dos.

“la llamada forma urbana y las mismas tendencias


de expansión física que experimenta una ciudad son
en gran parte producto tanto de la expansión y de la
lucha imperante entre ambas rentas (rentas de los
suelos intraurbanos y renta de las tierras agrícolas
circundantes del perímetro urbano) como del
comportamiento particular de cada una. Confrontación
eminentemente dialéctica: a mayor renta agrícola
suburbana, mayor densificación interna y máxima
compactación del espacio urbano. Por el contrario,
cuando la ecuación actúa a favor de la renta urbana
se verifica la tendencia, sin mayores obstáculos hacia
la forma dilatada y desgarrada, o en “colcha de
retazos”, cuya consecuencia es un tejido desparramado
y extensivo...”29
29
APRILE GNISET, Jacques. Op. cit. p. 98

47
Al observar los planos de la ciudad de este periodo y aún
hasta 1915, sólo cuando el desenglobe de los llanos de don
David (Puyana) por el oriente, y don Andrés (Serrano) por el
norte se hizo efectiva y fue posible encontrar una “expansión
de la ciudad”. Luego, el diferencial de plusvalía estaba a favor
de las rentas suburbanas. Por ejemplo, mientras en Matanza
se compraba, con $250 oro una finca con cultivo de café,
caña, plátano y casa pajiza, en Bucaramanga con $270 oro
americano sólo se compraba un lote con estancia de café y
casa de paja, y en un barrio periférico como Charco Largo
con $260 oro americano podía conseguirse una casa solar con
tapias madera y teja de 15 X 60m.30

El café se cultivaba en los suelos urbanos y en las áreas


periféricas, y ello actuaba como agente valorizador de primera
instancia:

“en los cascos urbanos encontramos que el café se


cultivaba en solares, cuadras y lotes, y en el sector
rural en predios, terrenos, campos, haciendas y globos.
Así entonces en Bucaramanga encontramos cultivos
en 11 solares, 3 cuadras, 5 lotes, 9 predios, 84 terrenos,
4 campos, 5 haciendas, además de otros 15 derechos
y acciones que suman en total 137 intercambios de
propiedad”31

Para que el desenglobe rural se diera, la guerra actuó como


detonante:

“para el quinquenio de 1898 – 1902 cayeron los


precios internacionales del café y estalló la guerra
(1899 – 1902), lo cual frenó la expansión cafetera
y ocasionó una caída temporal de las exportaciones
30
CASTAÑEDA, R. Luisa y VILLAMIZAR, Nancy. Producción de café en Bucaramanga, Le-
brija y Matanza 1880 – 1912 Bucaramanga: UIS, tesis de grado, 1997, p. 25
31
Ibíd., p. 38

48
y por ende de la expansión del cultivo, prefiriendo
algunos cultivadores vender sus cultivos”32

Entonces, cuando los precios caían continuaba la especulación


con tierras agrícolas para convertirlas en urbanas. Decimos
que continuaban, porque ya JOHNSON ha demostrado cómo
Reyes González “urbanizó” la zona aledaña a la actual plaza
de mercado en sucesivas acciones especulativas desde 1885,
llegándose incluso a afirmar que:

“no sería exagerado indicar que el desarrollo del centro


de Bucaramanga, hasta llegar a ser lo que es hoy, fue
el resultado de las actividades de Reyes González
Hermanos”33

Pero cómo se dio la dinámica del ordenamiento urbano de


Bucaramanga con base en la división por áreas propuesta en la
Introducción. (Ver plano de la ciudad 1901 - 1903)

Área Sur: en el sentido norte-sur entre la calle 11 (hoy calle


45) hasta la puerta del sol y, en el sentido oriente-occidente el
camino que atravesaba el llano de don David (hoy carrera 27)
hasta la calle del Volante (hoy carrera 17), (que se identifica
en el mapa con el número 3) siguido el camino de salida
hacia Floridablanca y Piedecuesta, con los siguientes barrios:
Filadelfia, Charco Largo, (Cordoncillo, Pilitas, Aposentos
y Quebrada del Oro se insertaban en los genéricos Charco
Largo o Siglo XX y, por ello, no aparecen en el ordenamiento
oficial de 1911), Siglo XX, La Victoria y Guacamayas.

Área Oriente: en el sentido norte-sur desde las calles 1ª a


la 6ª (hoy 29 a la 37), y en el sentido occidente-oriente entre
32
Ibíd., p. 38
33
JOHNSON, David. Reyes González Hnos. la formación del capital durante la regenera-
ción en Colombia. En: Boletín cultural y bibliográfico. Bogotá. Banco de la República, Vol.
XXII, No.9 1986, p 42.

49
las carreras 16 y 22 (hoy 21 a la 27) hacia la salida de los
municipios de Tona y Charta camino a Pamplona, (que se
identifica en el mapa con el número 4) conformada por los
barrios Cabecera del Llano (Parque de los niños para efectos
de compraventas es absorbido por Cabecera) Pueblo Nuevo
y Waterloo.

Área Norte: los barrios ubicados sobre el “zanjón” de la


quebrada seca en el sentido oriente-occidente desde la carrera
16 a la 5 (hoy carreras 21 a la 10) y en sentido norte-sur de
la calle 1 a la 3 (hoy calle 31 a la 33) con base en dos ejes
fundamentales, el primero como prolongación de la “calle
Quebrada Seca” (hoy carrera quince) en el camino a Rionegro
y Botijas; y el segundo la salida por Payacuá hacia el camino de
Lebrija, (que se identifica en el mapa con el número 5) con
los barrios: Santa Rosa, Quebrada Seca, Payacuá y Escalones
que proyectaba la ciudad hacia el llano de don Andrés.

Área Occidente: en el sentido occidente-oriente entre las


carreras 1 y 10 (hoy 6 a la 15) y en el sentido norte-sur entre
la calle 3 y la 11 (hoy calles 33 a la 45) con los barrios La
Quinta, Páez y Piñatas; y entre las calles 6 y 11 (hoy calles
37 a la 45) los barrios San Juan de Dios (Incluye Escuelas) y
Chorreras de don Juan, (que se identifica en el mapa con el
número 2) seguido el eje vial de comunicación de la ciudad
con Girón por la calle 11 (hoy carrera 45)

Área Centro: encajada entre las demás áreas y conformada por


los barrios Alcantuz (o el Volante), Belén, Bolívar (incluida la
Laguna de San Mateo) Centenario, García Rovira, Ricaurte y
Sagrada Familia. Aquí, para efectos del estudio de una manera
funcional, nuestra área central aparece como:

50
“una parte de la ciudad delimitada espacialmente
(por ej. Situado en la confluencia de un esquema
radial de vías de comunicación), que desempeñan a
la vez una función integradora y simbólica”34

En el área centro confluían todos los caminos para estructurar


una malla vial interna que daba vida a la zona comercial y de
servicios de la ciudad: calle del comercio, avenida Quebrada
Seca y calle del Volante, enlazaba las plazas de García Rovira,
Centenario y Belén.

El análisis por áreas determina algunas características y


funciones así:

1.2.1 El área centro: Relaciona el mayor número de


transacciones (ver Figura No. 4)

Figura 4. Movimiento de compraventas por áreas 1901-1930


Fuente: Notarías 1ª y 2ª registro de compraventas urbanas

34
CASTELLS, Manuel. Op. cit. p. 172. A esta definición Castells le hace una crítica porque
– y en ello, de acuerdo- el centro no puede ser considerado como una entidad espacial
definida de una vez para siempre, es decir, no puede hablarse de ubicar el centro aquí o
allá, sino que hay que definirlo con respecto al conjunto de la estructura urbana.

51
Se compartía esa dinámica con el sur y el occidente. Esto indica
que el oriente y el norte no habían abierto sus fronteras y el
plano urbano no se había modificado mayormente con respecto
ala última década del siglo anterior.35 El centro es el resultado
de la configuración histórica de la ciudad; su estructura fue
establecida el 16 de julio de 1778 por el doctor Nicolás de
Rojas, cuando a cordel trazó las 32 cuadras originales a partir
de la plaza de la parroquia de Chiquinquirá y San Laureano.36
A pesar de estar en las postrimerías del periodo colonial, se
aplicaron con algún rigor las disposiciones de la corona sobre
poblamiento, y se impuso la forma dameral tradicional. El
espacio original se constituyó desde entonces en el centro
político administrativo y de intercambio comercial.
35
Ver plano de CARLOS ESPINOSA: Crecimiento urbanístico de Bucaramanga. 1850 –
1900 Tesis de grado A.H.R. UIS
36
MARTÍNEZ, Garnica Armando y otros. Pueblos de Santander. Bucaramanga, TERPEL
25 años. 1996, p. 39

52
A pesar de que en el periodo colonial se ubicaban los edificios
político administrativos y religiosos alrededor de la plaza
principal, (ver levantamientos) en este periodo estudiado la
ubicación de los mismos no correspondía a esta premisa; en la
fachada oriental se construyó la iglesia de San Laureano y sobre
la misma acera se encontraba la administración parroquial; al
sur se levantó el edificio del palacio de justicia; al occidente
de norte a sur, la capilla de las Nieves, algunas viviendas y
varias chicherías, LA SOCORRANA era la más famosa. Al
norte hasta entrados los años veinte funcionó la Cárcel del
distrito, trasladada luego al sur en el barrio la Concordia
y, sobre ese espacio se levantó la alcaldía, que funcionó por
mucho tiempo en la carrera 9 con 4 (hoy carrera 14 con
calle 33). La gobernación funcionó en el sitio que hoy ocupa
el palacio de justicia sobre la calle 35. Seguido el hilo oeste
– este de la iglesia surgían las dos calles comerciales que
albergaban los grandes almacenes de la élite de negociantes

53
de la ciudad37 y alrededor de ellas barrios residenciales para
esta misma élite.

Con el fin de mostrar un panorama general de los


servicios públicos y para efectos de continuidad discursiva
extrapolaremos su análisis hasta el tercer quinquenio del
presente siglo. Por su función y valorización el centro
concentraba la mejor disponibilidad de servicios públicos.
El servicio de energía eléctrica se había establecido en 1891
fruto del Acuerdo No. 9 del 1 de abril de 1889, en la cual
el consejo municipal concedía a Julio Jones y Reinaldo A.
Goelkel el privilegio exclusivo por término de veinticinco
años para introducir, establecer y explotar en el radio de la
ciudad el alumbrado público y particular de luz eléctrica.38
37
Se acepta el término “NEGOCIANTES” para la élite de la ciudad, en el sentido, de que
eran personajes que se movían indistintamente donde hubiera oportunidad de lucro,
ya como banqueros, prestamistas, comerciantes o “industriales”. Al respecto, DÁVILA, L.
de G. Carlos. El empresario colombiano: Una perspectiva histórica. Santafé de Bogotá:
U. Javeriana, 1986.
38
HERNANDEZ, Carlos Nicolás y CAMELO Alfredo. Santander crónicas de luz y fuerza.
Bucaramanga. Electrificadora de Santander, 1991(aquí se encuentran detalles sobre el
servicio)

54
En esta primera fase los costos eran altos, por ejemplo, el
servicio de una lámpara incandescente de 16 bujías era
de $3 mensuales y la de 25 bujías $ 4; para el alumbrado
público, una lámpara de arco de 1200 bujías $30 mensuales.
Considerado que un sueldo promedio de la época para
empleados oficiales era de $30 mensuales puede deducirse
que no toda la población podía acceder al servicio. Así, buena
parte de la población tuvo que seguir iluminándose con velas.
El alumbrado público corrió la misma suerte. El gobierno
departamental solo podía pagar en 1904 $60 mensuales por
cada luz, no pasaba de 100 bombillas, dejando desconsolados
a los dueños de la compañía, que esperaban vender el servicio
en $12.000 mensuales con 100 o 120 luces de 25 bujías.39 En
1913 los residentes al occidente de la ciudad reclamaban que
llegara el servicio de alumbrado público y el consejo tuvo que
interceder ante la compañía.40

El servicio de teléfono también estaba reservado para la


élite. El 20 de julio de 1888 se constituyó la sociedad para
establecer el teléfono. Un grupo de negociantes de café
encabezados por Hermógenes Motta, José Antonio Serrano,
Cayetano González Malo y Eliseo Serrano firmaron escritura,
importaron los equipos y el 20 de noviembre del mismo año
dieron al servicio 35 aparatos.41 La primera prueba con éxito,
se realizó entre los almacenes de Alejandro Koppel y C.P.
Clausen, situados en la calle del comercio. Con la guerra el
servicio pasó a manos del ejército y en 1903 el Departamento
se quedó con la empresa luego de pagar a Camacho $32.000
oro por los equipos.42 En 1904 la colocación e instalación de
un aparato telefónico dentro del área urbana costaba $0.30
centavos oro y el valor de la suscripción mensual $ 0.10
centavos oro.43
39
G. de S. No. 3578 feb. 5 de 1904
40
Actas del Concejo Municipal sep. 11 de 1913
41
VIVAS, Guevara Pedro Antonio. Sociedad Santandereana de Ingenieros 50 años. Histo-
ria de la ingeniería en Santander. Bucaramanga: Iris, 1990
42
VALDERRAMA, Op cit. p.305
43
G. S. Tomo. 3598 del 19 de abril de 1904 p. 125

55
El agua, aunque parezca paradójico por su abundancia en
las quebradas de la ciudad era el servicio más costoso y el
que mayores problemas causaba a la población. Desde el
pasado siglo el agua para el consumo se obtenía de fuentes
subterráneas: las Chorreras de don Juan (en el actual barrio
Chorreras al costado occidental del San Andresito la Rosita
de la 45); los Escalones, (al inicio del escarpe entre el barrio
Payacuá y el barrio Girardot en inmediaciones del llamado
“tierrero” adjunto al colegio Salesiano); los Aposentos (entre
la antigua hacienda Puyana y el ángulo sudeste de la ciudad);
las Piñitas (en el escarpe occidental del actual barrio Alfonso
López); las Aguadas del Envigado (sobre la calle del volante
hoy carrera 17 con 54) y el manantial de la guacamaya
(sobre la misma calle del volante donde terminaba y giraba al
oriente para salir a Floridablanca, hoy carrera 17 con 61).44
(Ver fotos) El agua se transportaba en barriles a lomo de mula
hasta las casas de quienes podían pagar los $.30 centavos la
carga que equivalía a $5 la tonelada o metro cúbico. Supuesto
que el consumo promedio de una familia de cuatro personas
fuera de 10m3 , el costo mensual del servicio correspondía
a $ 50. ¡Un lujo! Esta actividad generó una cultura de la
cual surgió el nombre del acueducto “el de las tres B” por
aquello del Bobo, Burro y Barril.

“Aquellos eran sitios de concentración de aguadores


y lavanderas con las consabidas consecuencias de
esa promiscuidad. La autoridad velaba celosamente
por las buenas costumbres con la presencia de un
uniformado que hacia respetar los turnos en las
tomas de agua y mantenía a raya la separación entre
los gañanes y las lavadoras. Sin embargo un pequeño
mundo de chismes y consejas se desarrollaba allí; se
conocían los secretos de las familias y se entretejía
esa red sutil de la chismografía pueblerina”45
44
(Para una mejor ubicación de estos sitios consultar el mapa de usos y funciones.)
45
ACEVEDO DÍAZ, Mario. El Agua reseña histórica En: Sociedad Santandereana de Inge-

56
Para el aseo personal existían los “baños públicos”, los
más famosos eran los de La Mejor ubicados en la actual
carrera 17 con la avenida la Rosita, la Filadelfia en la parte
posterior del Asilo san Antonio, los de la Quinta Cadena los
más antiguos y mejorados, ubicados en el barrio la Quinta,
actual Alfonso López, Los baños del Llano en terrenos
de don Buenaventura Navas, todos ellos propios para las
capas medias y altas, y los de los Escalones para los pobres,
administrados por el municipio. (Para la ubicación ver mapa
de Usos y Funciones)

En 1913 algún sector del Consejo pidió que se cobrara el


uso de “los escalones” pero el concejal Paillié, se opuso y
argumentó “la pobreza de las gentes que allí asistían”.46

Esta particular situación con el servicio del agua generó


por una parte empleo a un gran número de “aguadores” y,
por la otra, múltiples intentos por establecer un servicio
de acueducto acorde con al población. Así en 1904, don
nieros 50 Años. Historia de la ingeniería en Santander. Bucaramanga, Iris 1990 p. 55
46
ACMB 1913 julio 17

57
Nepomuceno Serrano hacía en la Gaceta de Santander un
llamado a la ciudadanía para la constitución de una Sociedad
Anónima con $1.000.000 de capital:

“para la construcción del gran acueducto que será


la sangre vivificante que dará calor, animación y

58
vida, al circular por las venas sedientas de esta joven,
robusta y vigorosa población”47

El problema se centraba en el alto costo de tal empresa y


la consecución de capitales para su realización. En 1906, el
ingeniero Belga Marcel Castiny presentó propuesta a tal fin
y mientras los señores Aurelio Mutis, W. Riedell y Manuel
Cortissoz, la revisaban, el personaje desapareció. En 1908
don José Fletcher Toomer presentó el proyecto para la
construcción del acueducto y de un tranvía, pero luego de
firmar contrato con la gobernación y ante los altos costos y
la ausencia de capitales se rescindió el acuerdo y el municipio
quedó en libertad para realizarlo.48 Por lo tanto, el gobernador
decretó acometer la empresa en forma de un sindicato
compuesto por vecinos a quienes correspondería constituir
la entidad jurídica. El costo se estimaba en $100.000 que se
obtendrían de una emisión de acciones.49 Se firmó el contrato
y no se volvió a saber del asunto. En 1916, por fin, se fundó

47
VALDERRAMA, Op. Cit., p. 311
48
G. S. Bucaramanga. Dic. 31 de 1908 p. 506
49
Gaceta de Santander, Bucaramanga. Nov. 9 de 1909 p. 441

59
la compañía que haría posible el sueño de los bumangueses de
acceder al servicio de acueducto, pero durante los primeros
años de este siglo, tuvieron que conformarse con el acueducto
de las tres B (bobo, burro y barril) y con los baños públicos
una o dos veces por semana en el mejor de los casos.

El área centro también era la de más alta valoración tanto


en este subperíodo (1901-1903) como en todo el periodo
estudiado (1901-1930) los costos en el centro casi duplicaban
a los de la zona oriental y triplicaban a los demás. Este hecho
era fruto del uso y la función del espacio. (Ver mapa de usos
y funciones), caracterizada por concentrar prácticamente
toda la actividad comercial y como ya se ha dicho, poseer la
mejor infraestructura de servicios públicos de la floreciente
ciudad.

60
Figura 5. Movimiento de valores en pesos oro por áreas 1901-1930.
Fuente: Notarias 1ª y 2ª registro de compraventas urbanas

Si observamos el movimiento de compraventa en esta área, se


nota que en los barrios del centro el de mayor movilidad era
el Volante, seguido el trazado de la actual carrera 17, una zona
eminentemente comercial, donde se ubicaban almacenes,
tiendas, fabriquines y hoteles para atender las arrierías que
venían del sur; Belén, ubicado en la frontera urbana hacia el
sur oriente, mostraba gran actividad de compraventa en su
mayoría para viviendas de capas medias.

61
Figura 6. Movimiento de compraventas Área centro 1.
Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

Esta zona muestra cómo la construcción de una Iglesia, es


decir, el ordenamiento de un espacio de función simbólico
religiosa inicia un proceso de expansión y valorización. En
1895 el padre Uribe reúne 80 feligreses y les anuncia que tiene
permiso para levantar un templo. Con aportes y donaciones
recolectan la suma de $ 5.224, más el obsequio de un lote
de terreno de don Pedro Miguel Jaimes, que vendieron en
$ 2.000.50 Al padre le pareció “muy a propósito” la casa
casi campestre que tenía el médico Eusebio Cadena el área
donde se edificaría el templo y la casa cural y la compraron
junto con sus solares por $ 10.000. Se inició entonces la
construcción del templo y se dejó un espacio amplio al frente
que se convertió en la Plaza Belén.

En 1910 el obispo de Pamplona en su visita se lamentaba


del estado ruinoso y las incomodidades que ofrecía el
MEJÍA CALDERÓN, Ismael. Arquidiócesis de Bucaramanga. Historia de la evangelización
50

de la comarca. Bucaramanga, 1986.

62
edificio que servía de iglesia porque no correspondía a la
religiosidad, necesidad y categoría de esta parroquia. Así,
ordenó que se cercara la plaza Belén, se dejara solamente
dos entradas para los fieles y conservara el trazado de las
calles adyacentes (recuérdese que la apertura de la calle 36
se realizó en la década de 1960), y ordenó además, que
se iniciara la construcción del actual templo de la Sagrada
Familia. Para 1912 la plaza se había vuelto muy popular y
como era privada (de la parroquia), y el Municipio fincaba
sus esperanzas de obtener buenos dividendos en el remate de
juegos “en los proyectados regocijos populares” y aquella plaza
era por ubicación “imprescindible para tal fin”51 el obispo la
vendió al municipio en $ 700 aunque se dijo que en realidad
costaba $ 1.700 y la iglesia donaba los $1000 restantes. Los
juegos fueron rematados a Guillermo Jones en $ 802. Por
acuerdo No. 14 del 2 de abril de 1914 se le denominaría Plaza
Santander y se modificó el nombre a la antigua plaza Waterloo
por el de Plaza Antonia Santos, nombre que conserva en la
actualidad.52 Como sucedió en los años veinte con todas las
plazas, en 1924 se convertió en Parque Santander, que fue
inaugurado y festejado el 31 de octubre de 1925.

La secularización de la antigua plaza se convertió, sin duda,


en el espacio predilecto de la élite comercial al inaugurarse
el CLUB DEL COMERCIO en el costado oriental. El
embellecimiento del parque y el cambio de los dos momentos,
evidencia el interés de la administración municipal y del
ornato hacia el mejoramiento de los parques de la ciudad,
(ver fotos).

Al observar el proceso de valorización por barrios del Área


centro 1 se descubre que Bolívar y Baraya eran los barrios de
más alto valor promedio. Bolívar era el nombre que recibía el
51
ARCHIVO del CONCEJO MUNICIPAL de BUCARAMANGA. JUNIO 20 DE 1912.
52
ACMB Acuerdo 14 de abril2 de 1914

63
sector aledaño a la actual plaza de mercado central urbanizado
por la compañía Reyes González y Hermanos.

Este es un ejemplo de valorización proyectado alrededor de


un servicio publico y de un símbolo (plaza) hechos descritos
por David Johnson que podemos resumir así53: en 1899 el
Consejo le otorgó a Nepomuceno Serrano el privilegio de
construir una casa de mercado en la ciudad; como los tenderos
y vendedores de la plaza de García Rovira se opusieron,
Serrano cedió el privilegio a una compañía anónima cuyos
representantes eran Reyes y Eleuterio González, Juan
Manuel Dávila, Nepomuceno Serrano, Roso Cala y Carlos J.
Delgado. El capital era de $ 20.000 y el lugar seleccionado
fue la Laguna de San Mateo de propiedad de Reyes. Al abrirse
el mercado en 1895, se efectuaron ventas por $22.000, pero
aún quedaba un problema; el mercado de carnes se efectuaba
tres cuadras al occidente de la plaza de García Rovira y mucha
gente hacía el mercado allí.

Figura 7. Valores promedio por barrio Área Centro 1901-1903.


Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

53
JOHNSON, David. Reyes González Hnos.; La formación del capital durante la regene-
ración en Colombia. En: Boletín cultural y bibliográfico. Santafé de Bogotá: Banco de la
República. Vol. XXIII, No. 9, 1986. p. 25-43

64
Pero Reyes tenía la solución, en 1886 había comprado por
$40, una cuadra con rancho de paja en la plazuela de Santa
Rosa y después había adquirido varios predios circundantes. Al
convertir esta cuadra en un atractivo parque Reyes sabía que
crearía un nuevo centro de actividad al oriente del mercado
de San Mateo.

Efectivamente la zona se valorizó enormemente y “alargó” el


primitivo centro al oriente. Baraya era el barrio que recogía
el núcleo de la actividad de la alta clase de negociantes de
la ciudad, estaba situado entre las actuales calles 35 y 39 y
entre las carreras 11 y 14 y de ello se podía colegir su alta
valorización.

65
66
En el primer subperíodo, el interior de las manzanas en esta
área de la ciudad era discontinuo, es decir, no había una alta
concentración, o un patrón de vivienda construido continuo.
(Ver levantamiento arquitectónico de manzana y fachadas a
partir de una fotografía de la época en el barrio Baraya.) Esta
tesis puede reforzarse al analizar la combinación de tipos de
predio (ver Figura No. 8), donde se encuentra que, aunque
en el centro se compraban y vendían casas solares y mediaguas
(vivienda construida) en gran número, el movimiento de lotes
y solares era también importante.

MOVIMIENTO SEGUN TIPOS DE PREDIO


AREA CENTRO 1901 - 1903

16

14

12

10

0
Centenario El volante G. Rovira Ricaurte Sagrada flia Baraya Belen Bolivar

Casa - solar Lote Mediagua Solar

Figura 8. Movimiento según tipos de predios


Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

En conclusión, en el primer subperíodo 1901-1903 el centro


era la zona, más móvil, más valorizada, con mayor continuidad
o mayor concentración y albergaba en su mayoría a la élite
y, así mismo, poseía la mejor infraestructura en servicios
públicos.

1.2.2 Área Occidental: albergaba capas pobres y medias


de la población, en su mayoría artesanos y trabajadores de

67
oficios, excepto en los barrios Escuelas y Hospital San Juan
de Dios que por su equidistancia a las plazas García Rovira
y Romero, eran ocupados por capas altas con funcionalidad
residencial. El barrio Chorreras por contener las aguadas más
importantes de la ciudad, albergaba “aguadores” y lavadoras
de ropa, es decir, capas bajas dedicadas a dichos oficios.

TOTAL TRANSACCIONES AREA ACCIDENTE 2 1901 - 1903

80

70

60

50
Número

40

30

20

10

0
Chorreras San Juan de Dios La Quinta Piñitas Paez
N. T. 36 19 29 68 7

Figura 9. Total transacciones ÁREA 2.


Fuente: Notarías 1ª y 2ª registro de compraventas urbanas

En la Figura No.9, se observa un área de alta movilidad que


comparte el primer lugar con el centro y el sur. Las mayores
compraventas se realizaban en el barrio Piñitas (actual Alfonso
López), que doblaba a Chorreras y a la Quinta favorito para
la inversión por parte de los compradores. La valorización
de este sector (ver Figura 10) era en promedio muy baja (la
penúltima en la Tabla), hecho acorde con la función y el uso
del sector.

La valorización por barrios muestra que Páez era el más


costoso, lo cual obedecía a su cercanía por el costado oriental
con la plaza García Rovira y a tener,dentro de su radio de

68
VALORES PROMEDIO DE TRANSACCIONES AREA 2 1901 - 1903

6000

5000

4000
Valor Máximo

3000

2000

1000

0
Chorreras San Juan de Dios La Quinta Piñitas Paez
Valor Prom. 3497 1930 3855 1256 5500

Figura 10. Valores promedio en pesos oro de transacciones


Fuente: Notarías 1ª y 2ª registro de compraventas urbanas

acción, la pesa o carnicería, actividad que movilizaba gran


cantidad de personas hacia el sector y activaba allí el comercio,
las chicherías y guaraperías.

El área occidental era muy concentrada en casa-solares y


mediaguas, situación que iba de la mano con el hacinamiento
propio de los barrios de capas bajas. La baja movilidad de lotes
y solares, fue un hecho indicativo de que no expandió hacia el
eje del camino a Girón.

69
Figura 11. Movimientos según tipos de predio
Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

Al no ser muy costosos, este y el sur fueron asiento de


los recién migrados de otras provincias y poblaciones, en
solares o mediaguas y a través de inquilinatos accesibles a
sus posibilidades económicas. Piñitas fue el barrio que mayor
cantidad de personas alojó en los mencionados inquilinatos.54

1.2.3 El Área Sur: para el subperíodo en estudio fue el


segundo en movilidad y por función era asiento de pequeños
comerciantes, tenderos y, en la salida hacia la “Puerta del Sol”,
zona de pesebreras. Por uso era una zona residencial también
de capas pobres como el occidente.

La dinámica del valor (ver Figura No. 5 ) deja ver que era
el área de menor valorización y al observar la movilidad por
barrios, se percibe una dinámica sujeta a la localización y al
uso y la función del espacio así: Filadelfia que era un barrio
colindante con el Volante y ubicado en la intersección de dos
54
ENTREVISTA con ancianos: se constituyó en fuente vital para la comprensión de as-
pectos sólo registrados en la memoria colectiva, agradecemos entre otros a: Adonías
Campos, Ambrosio Rueda, Pedro José Rueda, Anastasio Vanegas, Jorge Chacón y otros
ancianos Bumangueses. Entrevistas realizadas entre Agosto de 1997 y Mayo de 1999.

70
ejes claves (calle 11 hoy calle 45) y la calle del Volante que
a partir de su cruce se llamaría Calle de Charco Largo, y
Siglo XX su vecino al oriente colindante con el barrio Belén,
marcaron las mayores valorizaciones. Y en la medida que los
demás se hacían más periféricos su valor descendía, excepto
cuando sus predios estaban ubicados sobre el eje vial principal
o sobre alguna vía alterna. Apetecible debía ser este sector
cuando Eliseo Camacho, Trinidad Afanador y hasta el “turco”
Habeych Nagib hacían negocios allí, y más aún, si los precios
eran bajos y con futura valorización.

VALORES PROMEDIO POR BARRIO AREA 3 1901 - 1903

5000

4500

4000

3500

3000
Valor Máximo

2500

2000

1500

1000

500

0
Quebrada
Cordoncillo Charco largo Siglo XX Guacamaya Filadelfia Pilitas Aposentos
del Loro
Series1 2655 1941 3960 3290 4722 1750 500 750

Figura 12. Valores promedio área sur 3.


Fuente: NotarÍas 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

El nombre de Charco Largo deviene de los charcos o fangales


que se formaban en épocas de lluvia que obstaculizaban
el paso a los peatones55 y, como hemos advertido, más
que un barrio homogéneo era un subsector que envolvía
con el mismo nombre a sus vecinos (Pilitas y Aposentos y
Quebrada del Oro.). Ahora bien, resulta de vital importancia
55
GARCÍA, José Joaquín. Crónicas de Bucaramanga. Bogotá p. 194

71
aclarar que la tipología de barrios, manzanas e inclusive de
viviendas es atípica con respecto al resto de la traza urbana
de la ciudad. En el sur la configuración del espacio se daba de
modo más arbitrario e irregular, si se observan los mapas en
sus diversos períodos, se podrá notar unos amplios predios
loteados a manera de manzanas, que en los años veinte se
subdividieron, para dar paso a las manzanas de dimensiones
más o menos similares a las del resto de áreas de la ciudad.
Esta característica espacial tuvo su origen el la introducción
sin planificación del suelo rural en urbano. En ese sentido se
puede afirmar que quienes invertían en finca raíz producían a
su vez un fenómeno expansivo del suelo para uso urbano.

Al observar la movilidad por tipos de predios (ver Figura 13)


se encuentra gran dinámica de transacciones de mediaguas,
lotes y solares, lo cual indica que era un sector de estratos
poblacionales pobres que se asentaban en la periferia en
espacios para viviendas humildes, en cuyos lotes les era
posible mantener una vida semirural, con animales de corral,
pequeños cultivos para la subsistencia, o como en otros casos,
montar allí sus pesebreras, chicherías y naturalmente la
explotación de un buen negocio para la época, las aguadas.

Figura 13. Movimiento según tipos de predio


Fuente: NotarÍas 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

72
Toda el área marcaba la expansión por el camino a Floridablanca,
pero concentraba (saturaba el espacio interno de las manzanas)
alrededor de los ejes de las actuales carrera 17 y Diagonal 15.
Otro caso para resaltar en este sector es el del barrio Siglo XX,
que era de mediana valorización en razón de que albergaba la
Plaza la Concordia y seguía un movimiento de expansión hacia
el este. Tal plaza había nacido gracias al “obsequio” del Señor
Herman Trebert al municipio para que allí se estableciera un
mercado público. En efecto, alrededor de la plaza se inició
un rápido proceso de concentración, que se transformó en
valorización con el paso de los años. En 1907, se inauguraba
oficialmente con una corrida de toros, la primera de una
temporada de regocijos públicos56.

1.2.4 Área Oriental: el efecto valorizador de Reyes González


había ampliado el eje comercial hacia el oriente y sus alcances
despertaban el interés de los dueños de predios y quienes
especulaban con la propiedad raíz; así, la expansión por la
actual Carrera 22 hacia el este, incluyó los barrios Pueblo
Nuevo y Cabecera del Llano que se hicieron apetecibles
evidenciándose ello en la gran movilidad transaccional.
Aunque en Antonia Santos (Waterloo) apenas si hubo mercado
de suelo urbano, personajes como Daniel Martínez, Tomás
French, Joaquín Mantilla, Trino Uribe, Francisco Reyes,
Rafael Estrada e incluso Antonio Castro, percibieronel área
eminentemente residencial de capas medias y altas, como
un buen escenario para sus inversiones, que se favorecieron
ampliamente con la construcción de la Plaza Belén, y más al
Norte con la Plaza Waterloo (Antonia Santos).

56
VALDERRAMA, Op. Cit., p.319

73
Figura 14. Movimiento de compraventas.
Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

Por movilidad el área ocupó el cuarto lugar en este primer


subperíodo, pero estuvo muy bien valorizada detrás del centro
(ver Figura No. 4). En los barrios Cabecera del Llano y Pueblo
Nuevo el suelo fue más costoso. Al revisar el movimiento de
predios, la gran movilidad de solares en Cabecera dio cuenta

74
del proceso de introducción del área rural “Llano de Don
David” al suelo urbano, luego se evidenció un fenómeno
expansivo de la frontera urbana, (desde la actual carrera 22
hasta la actual carrera 27).

1.2.5 Área Norte: fue la de menor movilidad en este


primer periodo. Estaba conformada por barrios en los que
se practicaron actividades de mediano y pequeño comercio,
así como de artesanía. También se residenciaron en el área
estratos sociales bajos en Payacuá y medianos el Santa Rosa,
situación acorde con la influencia que desde el sur producía la
Plaza Centenario, valorizándose ahora con el levantamiento
del colegio San Pedro Claver, en su costado este.57 Quebrada
Seca era un barrio muy comercial, en tanto que para el
mercado del suelo eran más apetecibles Quebrada Seca y
Santa Rosa que Payacuá.

Figura 15. Valores en pesos oro promedio por barrio.


Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

57
G. S. No. 3588 Marzo de 1904 y 3582 de feb. 1904 (la obra se había iniciado a finales del
siglo pasado, pero por la guerra se habían detenido sus trabajos y en 1903 se reiniciaron)

75
La tipología muestra un área consolidada porque el loteo es
muy escaso y el movimiento de solares es mínimo (ver Figura
16), en tanto que las casa – solares y mediaguas marcan la
pauta en Quebrada Seca y Santa Rosa.

Figura 16. Movimiento según tipología de predio.


Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

En el subperíodo 1901-1903 el ordenamiento espacial va de la


mano con la iniciativa privada. Como dice Susana Valdivieso
parodiando a García Márquez:

“ La guerra sólo es terrible para los que creen en ella y


los mil días terminaron por favorecer la movilidad de
tierra que tenían en el conflicto su mejor negocio“58.

El análisis de los mayores compradores en el período, muestra


al general conservador Aquileo Mendoza quien transa en
diferentes puntos de la ciudad en 25 acciones. El General
Eliseo Camacho, también conservador, concejal entre 1904-
1906 y fundador de la Compañía de Teléfonos se hace a varias
casas y solares en el oriente. Don Camilo Ordóñez negociante
58
VALDIVIESO, Op. Cit., p. 13

76
Figura 17. Mayores compradores 1901-1903.
Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

y rematador de rentas, cofundador de la Cámara de Comercio


en 1916 y miembro suplente de la junta directiva al Banco
Hipotecario en 1913, se hace a terrenos en el sur pues
después aparecerá en conflicto con los habitantes del barrio
Guacamayas por el uso de aguadas en dicha Quebrada.59 Don
Buenaventura Navas, propietario de suelo suburbano al Norte
y al occidente y dueño de los Barrios del Llano (en el llano de
Don Andrés) al Norte de la ciudad, y otro eminente general
conservador, Tomás French y alcalde de la ciudad en 1916, se
hacen también a terrenos al sur y centro de la ciudad.

Evidentemente, si hubo favorecidos, también hubo per-


judicados en la guerra, y parece que Don Arcadio Arciniegas
fue uno de ellos, pues fue el mayor vendedor, con ocho
transacciones de casa y solares en diversos barrios de la ciudad.
Nada sería sospechoso si no fuera porque Don Arcadio aparece
en la lista de los liberales desafectos al gobierno, junto con
Abdón Espinosa. Enrique Lleras, los Puyana (David, José,
59
A.C.M.B Op., cit. p.37

77
Manuel, Alejandro y Eduardo), y Enrique Sánchez entre
otros, pagaron una contribución de guerra de $60 en 190160,
otros vendedores son especuladores de vieja data: Cayetano
González, Juan Crisóstomo Ordóñez, Buenaventura Navas y
Laureano Cadena, entre otros.

Figura 18. Mayores vendedores 1901-1903.


Fuente: NotarÍas 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

Fueron estos señores quienes amparados en sus negocios,


en su conversión a “Generales” de la guerra, y en su deseo
de lucro como hábiles negociantes, trazaron las bases del
ordenamiento urbano, porque el concejo municipal apenas
acompañaba a estos prohombres.

Lo exiguo de los presupuestos municipales, unido en este


agitado período a su incapacidad para manejar anteriormente
tales presupuestos61 dejaron a los Concejos y Alcaldes como
G. S., T. 3471. Abril 12 de 1901. Decreto 14 sobre contribución de guerra.
60

VALDERRAMA, Op. Cit. Se derogó el decreto que impedía a los concejos fijar sus presu-
61

puestos desde 1900. La medida se tomo en 1902 p.303

78
simples observadores del proceso. Algunas disposiciones
como la de reorganizar la Junta Administradora de Caminos
de Soto a los ríos Lebrija y Sogamoso62, fueron obras del
Departamento, aunque ello no impidió que en 1903 se
procediera a la liquidación de la Compañía de Navegación por
62
Ibíd., p. 303

79
el Lebrija, por haber perdido más del 50% de su capital por
causa de la guerra sin que los miembros de la junta directiva,
Adolfo Harker, Lorenzo Larsen y Gustavo Volkmann pudieran
evitarlo.63

Tampoco podían emprender acciones contra la pobreza,


sólo nombrar la Junta de Beneficencia64 ya que el asilo de
niños desamparados (huérfanos de la guerra) fue construido
con capitales privados y con el aporte de $2.000 del
Departamento65. El mismo gobierno departamental suprimió
el empleo de administrador de los trabajos del parque de
García Rovira y creó el cargo de Inspector de parques públicos
con un sueldo de $90.66

Dos serían los casos evidentes de acciones de ordenamiento


urbano municipal: uno, el aumento decretado sobre el d
erecho de sombra con destino a la construcción y mejora del
matadero67, y el otro, el contrato celebrado entre el Inspector
de policía y el Señor Leandro Novolpotro, ciudadano español
por $13.000 para construir una camilla de hierro y hule
destinada a la conducción de muertos, heridos, enfermos e
indigentes. A propósito, como en cada uno de los costados
estaba el emblema de la muerte y en la parte de adelante bajo la
calavera se leía “Mortus est qui non Resollat “, algún chistoso,
en la parte posterior escribió: “vivus est qui pataleat”.68

1.3 LA FORMA URBANA 1905-1909


Pasados los efectos inmediatos de la guerra la ciudad, poco a
poco, recobraba la dinámica comercial, la población crecía
y con ella la construcción urbana, (ver plano 1905-1909),
63
Ibíd., p. 301
64
Ibíd., p. 300
65
G. S. T. 3531. Junio 17 de 1903
66
G- S. T. 3528. Abril 23 de 1903. Decreto 742
67
VALDERRAMA. Op. Cit., p. 311
68
Ibíd., p.310

80
si bien en términos muy modestos. Aunque los datos son
poco confiables, es posible intentar una interpretación del
dinamismo urbano en este segundo quinquenio al comparar
el crecimiento poblacional con el de vivienda así:

Cuadro 2. Densidad poblacional por espacio habitacional

CUADRO DE DENSIDAD POBLACIONAL POR


VIVIENDA

CASAS HABI- HABITAN-


HABI- MAN- POR TANTES TES
AÑO TANTES CASAS ZANAS MANZA- POR POR MAN-
NA CASA ZANA
1851 4.000 600 6.6
1864 6.000
1880 7.000 1.374 5.8
1896 11.571 1.956 5.9
1912 19.735 2.402 172 13.8 8.2 113.16

Fuente: análisis hecho a partir de la información de censos tomado de


VALDERRAMA, B.

Como se observa, la ciudad crecía materialmente y en


concentración urbana. Pero, la situación económica aún no
era la mejor. Los gremios se reunieron en 1906 y nombraron
a Don José Puyana “hombre inteligente, práctico en los
negocios, capitalista, notable agricultor y caballero de elevado
espíritu público”69 para que los representara en una reunión
con el Ministro de Hacienda y Tesoro en Bogotá, pues junto
con los representantes de otras ciudades buscaban “hallar los
medios más eficaces” para mejorar la ruina económica que
por desgracia viene acentuándose” 70. El nuevo ministro era
el Señor Tobías Valenzuela, otro Bumangués “notable” como
69
VALDERRAMA. Op. Cit., p. 316
70
Ibíd., p.316

81
el anterior que dejaba el cargo de Secretario de Hacienda del
Departamento. Así que viajaron los dos y seguramente no
pudieron resolver el problema, porque la pobreza crecía y
con ella las necesidades.

El hospital de Caridad no tenía suficientes recursos para


atender una población, cada vez, más numerosa y enferma.
En 1904 se había presentado una epidemia de Angina Diftérica
que había afectado a los niños de corta edad ante lo cual el
Departamento había creado una junta de Sanidad compuesta
por los médicos Doctores Margario Quintero, Cayetano
Oliva,Víctor Hoyos, José de Carlo, Pedro José Pérez y Vicente
Villa. Como médico oficial de Sanidad y con sueldo de $500
mensuales se nombró al Doctor Margario.71

Estas enfermedades tenían que ver con la “cultura urbana”,


sin servicio de acueducto ni alcantarillado, las enfermedades
parasitarias y epidémicas pululaban y cobraban gran número
de víctimas en especial de niños. A este respecto y como
ordenamiento urbano el Alcalde Jorge Mutis en 1905 ponía
en ejecución un decreto por el cual ordenaba retirar de la
población las crías y cebas de cerdos, con el fin de defender
la salubridad pública72. Así mismo y, ante la quiebra del
Hospital, se expedía el acuerdo No. 5 de 1906 que establecía
un impuesto a los almacenes y tiendas con el fin de sostener
el Hospital de caridad73.

Al interior de la población también se presentaron


transformaciones:

71
G. S. T. 3582. Fe b. 20 1904 decreto 716, p. 63
72
VALDERRAMA. Op. Cit, p. 31
Ibid, p. 312
73

82
Figura 19. Movimiento de compraventas por Área 1905-1909.
Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

1.3.1 Área Occidental: pasaba a ser la de mayor


movilidad en este periodo

La atracción poblacional de estratos bajos continuaba


presentándose en los barrios Piñitas y Chorreras. La mediana
valorización del sector se hacía accesible a las gentes pobres,
bien para pagar un arriendo o para adquirir un predio. Pero,
como era característico en casi todas las áreas algunos barrios
marcaban picos de valorización altos, así, San Juan de Dios
era muy costoso, doblaba a los demás, ello se explica por
cuanto fue asiento de estratos medios y altos, sobretodo
las manzanas ubicadas en la zona aledaña a la iglesia de San
Laureano y el Palacio de Justicia (manzana que ocupa la actual
Gobernación del Departamento). Por su parte Chorreras, la
Quinta y Piñitas por precios eran aún asequibles a este tipo
de población (artesanos y oficios varios), que transaban casas-
solares o mediaguas que mostraron la concentración del
área.

83
Figura 20. Valores promedio por Áreas 1905-1909.
Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

Tímidos movimientos de loteo y solares se daban en Piñitas y


San Juan de Dios, sitios por donde podía expandir la ciudad
en el camino a Girón. A tal camino en 1906 el Gobierno
Departamental le había invertido 289 jornales en composición
desde Quinta Estrella a Chimitá y aún faltaban 20 cuadras de
“empedrados, desagües, desmontes, terraplenes y calzadas”74
Mantenía en su seno el área occidental, las aguadas de
Chorreras y Piñitas y alrededor de ellas vivía buena parte de
su población.

1.3.2 Área Sur: como en la occidental vivían de la artesanía,


el pequeño comercio y los servicios, pero parecía haber
sufrido un estancamiento en este subperíodo a juzgar por el
descenso en el número de transacciones (ver Figura 19). Sin
embargo, Charco Largo seguíacomo el barrio favorito de los
compradores, aunque en este subperíodo no se presentaron
fenómenos de acaparamiento, así el barrio Charco Largo
mantendría la dinámica de crecimiento, aún con mucha
diferencia sobre los demás. La valorización (ver Figura 20)
registraba que aún era el área de más bajos costos y que
Filadelfia era todavía el barrio más costoso. Casas-solares
y mediaguas predominaban en la forma de transacción por
74
G. S. T. 3807. Oct. 5 de 1906

84
tipología, pero los solares en Guacamaya en el extremo sur y
en Charco Largo indicaban que la ciudad se alargaba hacia el
eje del camino a Florida.

1.3.3 Área Oriental: registraba un primer movimiento


de apertura hacia el actual Parque de los Niños, y empezaba
a mostrar una gran dinamización por compraventa en
el período al pasar al segundo lugar en esta variable (Ver
Figura 19). La valorización fue media (ver figura 20) ya que
hubo mucho movimiento de lotes y solares fruto de aquella
expansión. Pueblo Nuevo y Cabecera mantuvieron su puesto
en valorización y la zona, en general, conservó el estatus de
barrio Residencial de capas medias y altas y la percepción de
que hacia allá habría de valorizarse la ciudad.

La apertura expansiva hacia el Parque de los Niños, fue


también un movimiento especulativo privado, pensado y
calculado como el que más y que mostró cómo la élite de
negociantes no escatimaba esfuerzos cuando de inversiones se
trataba. Se detalla el caso: el general Eliseo Camacho a quien
ya vimos como fundador de la Cía. de Teléfonos, negociante de
propiedad raíz y concejal de la ciudad y de quien, a su muerte

85
en 1915, se dijo que tenía: “carácter jovial y decidido, trato
franco y afable, perspicacia y lucidez para los negocios, además
de puntualidad y esmero en las transacciones”,75 padre de
nuestro escritor José Camacho Carreño, tenía al oriente de la
ciudad unos terrenos que quería valorizar. Para ello, vendió a
sus concejales amigos Rafael Quijano y Julio Castillo, al Alcalde
Sinforoso García y al Prefecto Don Ricardo Valderrama la
idea, como proyecto, que estos terrenos por su ubicación y
sus brisas eran apropiados por necesidades de higiene para
construir allí un parque, que serviría al mismo tiempo de
lugar de recreación y sanatorio para los niños y personas
débiles76. Como prenda de filantropía y desprendimiento, el
general ofrecía gratuitamente una manzana y vendía cuatro
y media al municipio con facilidades de pago. Era imposible
que semejante negocio fuera desechado por el Municipio: Así,
por Acuerdo No.1377 sobre ornato de la ciudad se materializó
el negocio. Se construiría el Parque llamado de los Niños
con dimensiones de 278m por el oriente y el occidente y
75
VALDERRAMA. Op. Cit., p. 346
76
Ibíd., p. 322
77
ACMB acuerdo 13 de 1908

86
163m por el Norte y el Sur y se aceptaba como directores
generales de estos trabajos a los señores Ambrosio y Enrique
López quienes también “desinteresadamente” se habían
ofrecido para adelantarlos. Pero, cómo se pensaba ordenar
toda el área; los directores debían realizar algunas obras que
facilitaran la comunicación con el centro; la prolongación de
los camellones de las Calle 2ª y 4ª (hoy 32 y 34), y otra que de
norte a sur recorriera el extremo oriente para comunicarse
con la avenida del sur (siglo XX). Así, se establecería un
camino de ruedas que tendría tres estaciones: el Parque de
los Niños al noreste, el Parque Romero al suroeste, y el Jardín
de García Rovira al occidente. (ver esquema Mapa 6)

El plano, los camellones inferiores, los árboles y demás obras


quedarían al libre albedrío del director Señor López, y como
obreros se pedía al Prefecto que destinara presos y detenidos
para que conmutaran penas con trabajo. Para pagar al Señor
Camacho “tamaña ganga”, el concejo aumentó el impuesto
directo en 50%, y las contribuciones sobre almacenes y
tiendas. Además, dispuso para ello el producto de las multas
por infracciones de policía, el impuesto sobre riña de gallos y
todos los demás recursos que se pudieran allegar de manera
extraordinaria. !Todo un gran negocio!

1.3.4 Área Norte: tuvo poca movilidad en el subperíodo


(ver Figura 19). La valorización era alta en el sector aledaño
a la plaza de mercado, pero hacia el zanjón de Quebrada Seca,
los precios decaían (ver Figura 20). Payacuá y Quebrada Seca
conservaban el primer lugar en valorización y por función los
hospedajes, almacenes, guaraperías y tiendas consolidaban el
sector. Las casas solares y las mediaguas eran la constante
en la zona, se confirmaba que no había avance al norte de la
Quebrada Seca.

87
1.3.5 Área Centro: empezaba su proceso de decrecimiento
en el ámbito de compra ventas (ver Figura 19), pero mantenía
el primer lugar en valorización (ver Figura 20). El Volante y
García Rovira concentraban población y en general toda el
área lo hacía con la vivienda en casas- solares y mediaguas;
la plaza Belén atraía capas medias y altas, mientras que
García Rovira y el Volante eran los barrios más costosos en
valorización gracias a su función comercial de sectores altos y
residenciales para estas mismas capas.

Mientras, los bumangueses que podían, asistían al estreno de


las funciones del camaratógrafo Powers de la cinematográfica
Barbour en 190878 y la prensa local comentaba que: “el
camaratógrafo tiene sobre los demás aparatos análogos la
ventaja de precisión en los detalles y la muy importante
de fijeza en la luz, o sea la carencia de titilación”, y además
que: “de las vistas exhibidas hasta ahora cautivó el interés del
público de manera especial, amor del torero, palpitante de
vida, emociones, y las cataratas del Niágara". También pedían
a los empresarios: “conceder preferencias a las películas que
representaran escenas, cuadros de la vida real y prescindir
un poco de las fantásticas“; y al público “que se abstenga de
prorrumpir en gritos o en silbos para no herir los delicados
tímpanos femeninos”, el departamento se preocupaba por la
formación de catastros: 79 “enumerando todas las fincas raíces
rústicas o urbanas de propiedad particular existentes en cada
municipio”, y el nombramiento de funcionarios para tal fin.

En Bucaramanga fueron nombrados como principales Antonio


Castro Wilches y Bernabé Bueno y como suplentes Anselmo
Peralta y Eliseo Serrano.80 Sí, todo un banquete para estos
negociantes. Aunque, a juzgar por los acuerdos del Concejo,
año tras año autorizaba formar Juntas Catastrales sin que
78
VALDERRAMA, Op cit., p. 325
79
G. S. No. 4, Nov. 23 de 1908. No. 1227 de 1908 sobre formación de catastros
80
G. S. No. 6 doc. 7 de 1908

88
hubiese una efectivamente realizada, quedándose en simples
intentos de ordenamiento.

En lo que sí podía verse la mano de lo público en el


ordenamiento urbano, era en el ornato. Aparte de sacar las
cocheras del casco urbano, el municipio se preocupó porque
los dueños de casas desde 1905, enlosaran y empedraran
los frentes de sus casas81. Téngase en cuenta que si no había
acueducto público, tampoco existía alcantarillado. En las
casas o mediaguas pobres las necesidades fisiológicas se
realizaban en pozos sépticos, y en las de los más acomodados
éstos eran acondicionados con inodoros importados. Las
aguas de lavado, los residuos de la cocina y las aguas lluvias
eran llevadas al exterior de las viviendas a través de “cañerías”
hechas con tejas. Allí, en desnivel y en forma de “V”, las vías
públicas arrastraban estas aguas servidas (ver foto). La fetidez,
las plagas de insectos y los roedores eran aspectos inherentes
al espacio público de la ciudad. Por ello, era necesaria la
construcción de los empedrados y su mantenimiento, lo
cual generaba trabajo a grupos de jornaleros que se pueden
identificar como los primeros empleados de los servicios
públicos.

La ampliación y adaptación de las casas compradas con destino


a la cárcel de mujeres82 (hoy calle 37, carrera 10), y la formación
del Parque Centenario de la Independencia, para lo cual se
giraron $2.00083 fueron por cuenta del Departamento, como
también los dineros para la terminación del colegio San Pedro
Claver, y el sostenimiento de la carretera de Bucaramanga a
Florida y de los caminos de Bucaramanga a Pamplona por
Tona; a Ocaña por Rionegro y el de Lebrija.84

81
VALDERRAMA, Op. Cit., p. 313
82
G. S. Decreto 347 ene. 1908
83
G. S. Decreto 18 Nov. 9 de 1909
84
G. S. Dic. 3 de 1909, Informe del secretario de obras públicas. p. 479

89
Como los beneméritos concejales estaban ocupados en sus
asuntos particulares y privados, los especuladores ordenaban
a su antojo la ciudad.

Figura 21. Mayores vendedores 1905-1909.


Fuente: Notarias 1ª y 2ª registro de compraventas urbanas

El general Eliseo Camacho compraba terrenos, para luego,


como se vio, valorizarlos y revenderlos. Don Anselmo Peralta
famoso negociante y constructor en 1893 del famoso “teatro
– coliseo Peralta”, aún por fortuna en pie en la calle 42 entre
carreras 12 y 13, de quien Téllez dijo:

"Representa quizás la forma más elemental del


género, pues retoma la idea medieval del gran patio
abierto, rodeado de galerías y u proscenio en uno de
sus costados ”85.

85
TÉLLEZ, Germán. La arquitectura y el urbanismo en la época republicana 1830 – 40
/ 1930 – 35. En: Manual de Historia de Colombia, Santafé de Bogotá. 1984. Tomo II.
p.537

90
Figura 22. Mayores compradores 1905-909.
Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

también se dedicaban a acumular propiedades, al igual que


Don Nepomuceno Cadena, Octavio Puyana (hijo de Don
David, el dueño de toda la parte oriental de la ciudad, cabecera
del Llano), Eusebio Sánchez y Avelino Estévez, todos eximios
representantes de la élite local. Hasta las matronas Julia
Aguilera y Bárbara Alarcón invertían en propiedad raíz, para
demostrar que cuando de negocios se trata, ellas tampoco se
quedan atrás.

Don Avelino era el mayor especulador, pues así como


compraba, vendía, al igual que don Francisco Aguilera, quien
mientras su señora negociaba las compras, él las remataba.
Don Camilo Ordóñez, quien compró en el primer subperíodo
a precios bajos, ahora vendía con pingües ganancias. Como
el General Tomás French, quien salía a especular con lo
acumulado en la guerra.

91
1.4 LA FORMA URBANA 1910 – 1913
La economía Bumanguesa entraba a la segunda década del
siglo XX con los restos de la economía cafetera:

“Aunque son pocas las plantaciones de café en


grande escala que existen en este municipio, como es
el centro de una región esencialmente cafetera, pues
a este cultivo están dedicados en su mayor parte los
municipios adyacentes de Rionegro, Lebrija, Girón y
aún el de Matanza, en los cuales son sus capitalistas
dueños de las fincas más valiosas, el alza o baja
del precio del grano en los mercados extranjeros,
influye en su comercio y situación financiera de modo
decisivo”86.

En efecto, el leve ascenso en las exportaciones desde 1906 se


mantuvo, alcanzó los históricos registros de la última década
del siglo pasado hasta 1914, cuando por efectos de la primera
guerra mundial hubo una caída del rubro. (ver Mapa 7. Plano
de 1911)
MOVIMIENTO DE EXPORTACIONES E IMPORTACIONES DE BULTOS
DE 5 @ 1911 - 1916

140000

120000

100000

80000

60000

40000

20000

0
1911 1912 1913 1914 1915 1916
IMPORTACIONES 36952 52415 53001 44230 28178 34362
EXPORTACIONES 91026 119326 106167 103807 103906 97096

Figura 23. Movimiento de importaciones y exportaciones 1911-1916


Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas
86
LLERAS, Op. cit., p. 59

92
El café entonces mantenía vivo el comercio y el movimiento
de la zona, pero una nueva actividad empezaba a posicionarse
en la ciudad gracias a los capitales generados en la especulación
de tierras: la fabricación de cigarros y cigarrillos. Desde 1902
se había empezado a “torcer” la hoja proveniente de las vegas
de Girón y Suratá; pero la ausencia de capital y los impuestos
se habían convertido en sus enemigos. No obstante, en 1912
existían diez fábricas de cigarrillos entre las que se destacaban
las de Puyana, Villamizar Hnos. y la Virginia (de Pizarro y
Mutis), que empleaban 780 obreros (casi todas mujeres),
pagaban $30.000, en salario diario ($380día), elaboraba 50.000
a 60.00 0 kilos en rama y movía un capital de $ 2.880.000
papel moneda al año.87

Otra actividad, ya artesanal, la fabricación de sombreros de


paja había tenido un repunte importante desde 1906, y se
tejían anualmente 100.000 unidades88. Numerosos talleres de
artes diversas, y algunos de mecánica y fundición, entre los
cuales sobresalía el de los señores Penagos, una tipografía, dos
fotografías y cuatro imprentas89 completaban el panorama
productivo bumangués de 1912. Un periódico de la época en
1913 hacía un análisis de la industria y el agro departamental
y llegaba a la conclusión que ante la postración de la industria
tabacalera por culpa de los impuestos y de la decadencia de los
sombreros por ausencia de materia prima, debía impulsarse
el cultivo del gusano de seda.90

Pero la industria Bumanguesa seguía diversificándose a la


par con los intereses de los negociantes: don Hipólito Pinto
abría fábricas de chocolate y café en 1914. En 1922 la de
cerveza y aguas gaseosas y en 1928 la de jabones. También
87
Ibíd., p. 263
88
Ibíd., p. 263 (sin embargo, puede contrastar esta cifra con la dada por Ancízar en 1851
de 83.000 sombreros en el cantón de Bucaramanga, para sacar conclusiones. Ver, Ancí-
zar Manuel. Peregrinación de Alfa.
89
Ibíd., p. 267
90
Periódico Labores, marzo 20 de 1913

93
llegaban nuevas empresas, como la Compañía Colombiana de
la Mutualidad de Cartagena en 1914, que urbanizó el norte
y con accionistas como Leonardo Ortiz, Luis Blanco, José
A. Escandón, Miguel A. Valenzuela, Víctor Ogliastrí, José
Domingo Jácome y Gustavo Volkman, yerno de Don David
Puyana;91 se restableció por tercera vez en la ciudad el Banco
Santander.

Para la industria de la construcción don Juan B. Villate


establecía la primera fábrica de baldosines en 1911, con
prensas de presión manual,92 mientras que un grupo de
amigos en la noche de San Silvestre “fundaban” el Cementerio
Universal, puesto en funcionamiento en 1912.93

Si la ciudad diversificaba su producción, también recibía


inmigrantes que buscaban emplearse e iniciar una nueva
forma de vida y algunos de ellos no tan deseables para la
élite. El Concejo Municipal, ahora con mayor influencia
en el ordenamiento urbano, recibía quejas del síndico del
hospital en el sentido de que su presupuesto no alcanzaba
“con motivo de la creciente afluencia de enfermos de todas
partes, hasta ocurrir un promedio de cuatro por día”,94 y el
mismo concejo ante el hecho acordaba: ¡“Prohibir el ejercicio
de la mendicidad ”!.95

“que la aglomeración de pordioseros en las vías


públicas, zaguanes, mercados y otros lugares es
repugnante, dificulta el libre tránsito, infecta el
suelo y el aire y contribuye a propagar muchas
enfermedades; y que son numerosos los vagos y
holgazanes de ambos sexos que piden limosna sin
necesidad y, por lo mismo, las usurpan a los niños
91
VALDERRAMA, Op. cit., p. 342
92
Ibíd., p. 332
93
Ibíd., p. 332
94
ACMB Junio4 de 1913
95
ACMB Acuerdo No. 17, de Dic. 9 de 1913

94
desamparados, a las verdaderas víctimas de la
enfermedad y a los ancianos rendidos en la lucha por
la vida”;

Los servicios públicos mantenían el esquema básico de la


primera década: el acueducto seguía siendo el de las tres B
y los intentos privados por hacerlo chocaban con la ausencia
de capitales y de ordenamiento. Esto se evidenció en 1913
cuando don Eliseo Camacho pidió licencia al Concejo para
sacar agua de la quebrada La Malaña, para sus predios de la
parte alta de la ciudad y para el Parque de los Niños, y luego de
estudio por los concejales Ruiz y Emilio Mutis se le respondió
que no era posible, pues era propiedad privada, luego no se
podía construir un acueducto sin negociar con los dueños de
los predios por donde corriera la quebrada.96

Con nuevos equipos y capitales la Compañía Eléctrica amplió


su radio de acción, en 1911 se reanudó el flujo eléctrico para
el molino de café de la empresa Parra Hermanos y se extendía
el servicio hacia los barrios del Oriente y del Sur.97 Pero le
había aparecido competencia: en Florida, los Penagos habían
instalado una planta eléctrica con la cual alimentaban su taller
en Bucaramanga, suministraban energía a Florida y también
a Girón.98

La venta de las empresas de servicios públicos por parte del


Estado no es cosa nueva, en 1912 el Departamento sacaba a
licitación pública la enajenación de la Empresa de Teléfonos
con la sola obligación de que el comprador suministrara 10
aparatos libres de todo derecho para el servicio de las oficinas
de la Gobernación.99 La Empresa fue devuelta al municipio y
en 1915 en remate, la vendió a Don Ernesto Peralta en $22
96
ACMB Julio, 1913
97
HERNÁNDEZ, Carlos Nicolás y CAMELO Alfredo. Santander crónicas de luz y fuerza.
Op. cit., p. 65
98
VALDERRAMA, Op. cit., p. 337
99
G. S. Decreto 23 feb. 24 de 1912

95
pesos oro. La empresa que compraba don Ernesto constaba
de:

“una mesa conmutadora de cincuenta números, en


buen estado; una mesa conmutadora de cincuenta
números incompleta; una mesa conmutadora de 25
números en buen estado; treinta y ocho aparatos
telefónicos en buen estado y cinco en mal estado;
un escritorio con dos cajones, dos taburetes de
baqueta, una escalera, un martillo, un alicate, un
destornillador y una llave inglesa”.100

En 1910 un distinguido comerciante de la colonia libanesa,


don Antonio Chedraui, importaba el primer automóvil a
la ciudad.101 Tres años después, el prefecto de la provincia
de Soto, Don Luis M. Fonseca, dictaba el primer decreto
reglamentario del servicio de automóviles y coches dentro
del territorio de su jurisdicción102 y es que el número de
vehículos crecía y las calles propias para el paso de mulas se
mostraban torturantes para aquellos autos de ejes. Por lo
que el Concejo debía actuar, y lo hizo; a partir de 1912 se
ordenaba cambiar la palabra “camino” por “vía pública”.103

Pero si en 1910 ante lo intransitable de las calles quinta y sexta


(del comercio) por las lluvias, al igual que entre la carrera 10
(hoy carrera 15) con casa de mercado y casa de Don Manuel
Blanco, ordenaba a

“los dueños de dichos edificios la composición delas


calles quinta y sexta en el trayecto de cinco cuadras
a partir de la esquina NE y SE de la plaza García
Rovira hacia el este de la población y la carrera 10

100
VALDERRAMA, Op. cit., p. 345
101
VALDIVIESO, Susana. Op. cit., p. 26
102
VALDERRAMA, Op. cit., p. 337
103
ACMB Oct. 2 de 1912

96
entre las esquinas de gato negro y las Palmeras”104

(ver fotos) alegan su capacidad económica para hacerlo, en


1913 los honorables ediles aprobaban la composición de las
calles por cuenta del municipio porque:

“considerando que los empedrados de la mayor


parte de las calles públicas se hallan en muy mal
estado debido a que los propietarios de las fincas
raíces colindantes con aquellas no han efectuado
reparaciones; y que el mayor incremento que
ha tomado esta población en los últimos años y
la necesidad ya imperiosa de que se establezca
debidamente el servicio de vehículos de ruedas,
hace urgente la composición en debida forma de
dichos empedrados... facultase al alcalde para
contratar en licitación pública la adquisición
de herramientas del cilindro de piedra y de los
animales para moverlo.105

Lo del tranvía fue otro intento especulativo delirante de los


negociantes Eliseo Camacho yVíctor Alarcón. En 1912 habían
pedido al Concejo el privilegio exclusivo para el montaje
y explotación del servicio,106 para que esto fuese posible
el municipio por Acuerdo No. 27 ordenó el arreglo de las
calles de la ciudad por cuenta del erario público, así como la
construcción de la compañía que estableciera el tranvía107. Ni
lo uno ni lo otro se realizó por insuficiencia de capital y por
ilegalidad del acuerdo.

El estudio de la dinámica espacial urbana en este subperíodo


muestra que:
104
ACMB Febrero 24 de 1910
105
ACMB. Agosto 20, 1913. Libro de acuerdos 1910 –1914
106
Ibíd., abril 24 de 1912
107
Ibíd., acuerdo 27 de 1912

97
1. 4. 1 Área Sur: volvía a ser buen negocio para invertir
y se convirtió de nuevo en el área con mayor número de
transacciones, destacándose como en los dos primeros cortes
el barrio Charco Largo, allí tras el desenglobe de la Quinta
Venecia en diez lotes al señor Luis Ebrat le fue rematada la
propiedad que fue comprada por el también sirio-libanés
Najib D'Habeych, en un ejemplo clásico de incorporación
del suelo rural al urbano, pero esta voluminosa transacción es
una excepción a la regla, pues lo que caracterizó al sur fueron
las compraventas individuales de gentes de escasos recursos
que accedían a humildes predios.

Figura 24. Movimiento de compraventas por barrio 1910-1913.


Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

98
Figura 25. Valores promedio por barrio 1910-1913.
Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

Figura 26. Movimiento según tipos de predio 1910-1913


Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

La cantidad de lotes y solares vendidos comenzaba a descender


por primera vez y la cantidad de mediaguas y casas-solares
aumentaba especialmente en Charco Largo lo que indicaba

99
que se iniciaba un proceso de concentración. Los valores aún
eran asequibles a las capas bajas y se conservaba la tendencia
del costo a favor de Filadelfia, aunque Charco Largo tenía
un repunte valorativo asociado a la calidad de las viviendas
Casas-solares y Mediaguas en transacción allí.

1. 4. 2 Área Occidente: seguía en concentración. Piñitas


mantenía la tendencia más alta de movilidad, (ver Figura 24)
ahora escoltado por Chorreras. Al observar la Tipología de
transacción, se puede colegir por la venta de casas-solares y
mediaguas la gran dinámica de concentración, que contrasta
con la poca movilidad de lotes que hubo en el sector, el
movimiento de solares fue más fuerte en el barrio la Quinta
en el extremo noroeste.

La valorización confirmaba que era la zona más barata para


adquirir vivienda en la ciudad, pues sólo San Juan de Dios y
sus alrededores mostraban precios elevados. (Ver Figura 25)
Lleras describía así este sector en 1912:

“Hacia el Sur con su frente sobre el Parque Romero,


queda el Hospital, obra de paciente esfuerzo,
amplia y cómoda, que le hará honor a la ciudad una
vez concluida. A su derecha, sin ese tono de tristeza
y de lobreguez, peculiar de toda Necrópolis dan
sobre el mismo parque, el cementerio católico y otro
de instalación particular, ambos con buen cercado
de hierro, y pronto se establecerá el universal,
que la intolerancia viene haciendo de necesidad
imperiosa”.108

1. 4. 3 Área Oriental: estaban preparadas para su expansión.


En 1911 el Concejo expandía el Acuerdo 23 sobre demarcación
del municipio109 quedó claro que los límites norte y sur eran
108
Ibíd., Acuerdo 16 de 1912
109
ACMB Enero 27 de 1913 “Por el Norte, toda la hoyada de las quebradas de la Quin-

100
ta, Escalones y Quebrada seca, ésta arriba hasta donde la corta una prolongación de la
carrera 22; por el oriente, la carrera 22 hasta la pared que cierra el llano del tejar de don
David, formando el camino que conduce a la casa principal de la hacienda; por el sur
esa misma pared hasta encontrar la hoyada de la quebrada Charco Largo, ésta abajo
hasta donde la corta con la carrera 14 (prolongación), se sigue esta en dirección sur
hasta donde encuentra la calle 14 ( del caimán ) y del final de esta calle se sigue en línea
recta por la dirección de la carrera 14 a buscar la Quebrada del oro, ésta abajo a buscar
el puente sobre esta quebrada, de aquí en dirección sur hasta Puerta del sol, de aquí
hacia occidente por el borde de la barranca hasta encontrar el camino hasta Delicias;
por el Occidente, dicho camino hacia el Norte hasta la población por la prolongación de
la carrera 12 hasta Quebrada del oro, ésta abajo hasta El envigado frente á la casa de
la Bucaramanga y seguir por ella hasta frente a casa de Campo hermoso saliendo por
una línea imaginaria á buscar la hoya de las Piñitas; de las Piñitas una línea imaginaria á
buscar el portón que conduce á La Joya y por bordo de barranca del Pantano a buscar la
quebrada de La Quinta y la carrera 1ª; ésta hacia el Norte hasta dar á la quebrada de La
Quinta, primer lindero. Es rural todo el resto del territorio del Municipio que comprende
los campos.

101
la Quebrada Seca y la carrera 22. Pero en 1913, el concejal
Mutis presentaba el proyecto de acuerdo que sería aprobado
sobre fracciones rurales,
“disponiendo que se agrupan en uno sólo los campos
situados al Oriente y Norte de la ciudad, los límites
en la carrera 22, el zaguán de quebrada seca y demás
líneas divisorias”.110

Así, al convertir en urbano los suelos rurales del noreste los


particulares perdían potestad sobre sus terrenos, el municipio
al ordenar podía obligar a negociar a los dueños con base en
el criterio del interés común urbano.

El oriente en realidad no se movió mucho en transacciones en


este subperíodo, Pueblo Nuevo continuaba concentrando, en
Cabecera del Llano. El “loteo” y el “solareo” mostraban que
había cierta expansión. También se demuestra que era costosa
la propiedad en especial en Waterloo y Pueblo Nuevo. Se
recuerda que en 1913 la plaza Waterloo empezaró a llamarse
oficialmente Antonia Santos.111

Ya que el ordenamiento urbano al noroeste se había realizado,


se necesitaban obras de infraestructura que la valorizaran. En
1913, los señores Camacho y Alarcón, dirigían un memorial
al Gobernador para proponer “que se haga el puente en el
lugar en que al extremo norte de la carrera 14 llega al zanjón
de Quebrada Seca”112 o, que se contratara con ellos dos la
“colocación allí del puente de hierro que hay en la Quebrada
la Iglesia en la vía para Florida”; la obra se realizó (ver foto).

La valorización promedio es excelente para medir tendencias


zonales, pero existe otra manera de comparar valores y es
observar el movimiento de los arriendos y compararlos
110
ACMB Enero 27 de 1913
111
Ibíd., dic. 18 de 1913
112
Ibíd., Oct. 8 de 1913

102
por sectores. En las primeras décadas del presente siglo en
Bucaramanga, los edificios de las escuelas no pertenecían al
municipio, departamento o Nación. La educación era muni-
cipal y este arrendaba casas o locales para su funcionamiento.

En 1911 el panorama educativo mostraba en la ciudad “32


escuelas primarias (entre urbanas y rurales) que atendían a
una población de 1048 niños (es decir 32.5 niños por escuela);
una Escuela Normal de institutores; cuatro establecimientos
para señoritas; y dos establecimientos para varones, la escuela
de artes, oficios y el colegio San Pedro Claver que tenía 250
alumnos.”113

Comparar entonces costos de arriendos en sectores, o barrios:


por ejemplo, en 1912 el municipio contrataba con don Eliseo
Serrano una casa-solar ubicada en la calle sexta, para escuela
de 4°, 5° y 6° de varones a $1810 mes, y con don José de
Jesús García una casa grande para tres escuelas de niñas en el
barrio Belén a $20 mes.114 Don Eliseo Camacho, arrendaba
al municipio una casa en $15 para escuela de niñas en el cruce
de la calle 2 y la carrera 11, es decir, al norte.115 En 1913 se
realizaban los siguientes contratos:

Arriendo del local 119 de la calle 3ª a $10 mes para local



de escuela de niñas con Adelaida de Carreño (norte).
Con José de Jesús García una casa en Belén (centro) para

escuela de niñas a $25 mes.
Con Josefa A. de Consland, la casa 793 de la carrera 13

(sur) a $10 mes para escuela de niñas de Guacamayas.
Con Francisca Cáceres de Carreño, una casa en el cruce

de la calle 7ª y la carrera 13 a $18 mes para escuela de
varones al oriente de la ciudad.
Con Georgina Franco de Pimiento, una casa de la calle

113
LLERAS, Op. cit., p. 32
114
Actas del concejo, enero 10 de 1912 ( en 1915 ésta última se arrendó por $30 )
115
Actas del concejo, junio 5 de 1912

103
1ª, la número 232 (Norte) para escuela de varones en
Quebrada Seca a $ 12 mes116 y con Fernando Serrano
una casa-solar por $ 3 mes en la Pedregosa (rural)
Con José del Carmen Uribe una casa en Malpaso (rural)

a $ 9 mes 117
Y en el centro, con Cristóbal Uribe, apoderado de

Guillermo Franco, la parte alta y una porción del piso
bajo de una casa situada en el cruce de la calle 4ª con
carrera 9ª para oficinas municipales a $ 40 mes .118

Es evidente que los valores de los arriendos eran más bajos en


la medida que las escuelas se ubicaban en zonas periféricas. Sin
importar su tamaño, las escuelas ubicadas en áreas distintas a
la del centro registraban los valores más bajos.

La política de arrendar escuelas tendría su fin a mediados de


1914 cuando el municipio empezó a comprar terrenos para
esos propósitos. En ese año por acuerdo 19 se autorizaba a
la Junta Municipal de Hacienda para que adquiriera para el
municipio, terrenos en lugares adecuados dentro del área de
la población, para construir 10 locales para escuelas primarias
sigún el diseño de un plano oficial.119 Así, para la arquitectura
pública, las escuelas se construían conforme a un diseño más
o menos similar, con algunas variantes como una política
nacional para el sector educativo. (Ver tipologías de escuela)

1.4.4 Área Norte: conservó una lenta dinámica de expansión


hasta este período, con baja valorización, Quebrada Seca, el
del comercio de las capas bajas y de los hostales de arrieros
y guaraperías, era muy móvil, aunque su valorización fuese
alta en cercanías al mercado. Por tipología predominó
la transacción de casas-solares, aunque hubo algún loteo
116
Ibíd., enero 8 de 1912
117
Ibíd., febrero 28 de 1912
118
Ibíd., enero 8 de 1913
119
Libro de actas 1910 – 1914, Acuerdo 19, Mayo 15 de 1914

104
y solareo por Payacá y Santa Rosa respectivamente. La
preocupación de los vecinos era el arreglo del camino entre
el puente del comercio y quinta Larsen en la salida hacia
Rionegro120, y la de don Buenaventura Navas era hacer otro
gran negocio con las tierras de su propiedad. (Ver Mapa 8)
Así, don Buenaventura en 1912 ofreció al municipio en venta
o en negocio “unos terrenos necesarios para mercado de
animales y para coso, así como para que el camino de Lebrija
quede unido directamente al de Rionegro en el puente del
comercio”.121 Lo que ofrecía don Buenaventura era terrenos
aledaños al camino para su ampliación. El negocio se realizó
bajo la forma de permuta por la cual a cambio de los terrenos
citados (dos fajas de tierra en el camino a Matanza por la
prolongación de la Avenida norte) el municipio entregaba al
Señor Navas otras dos fajas en el llano de Don Andrés justo
sobre el camino viejo a Matanza (es decir desde el Puente
del Comercio a La Perla). Esta fue el área de mayor dinámica
para la Compañía de la Mutualidad un par de años después.
¡Otro fabuloso negocio! Como al Secretario de Hacienda del
Departamento el cambio le olió mal, el Concejo replicó que
ese proyecto “obedecía a lo dispuesto en el decreto 332 de
la misma Gobernación expedido el 28 de Agosto de 1907,
en el cual se dijo que hecha la Avenida Norte el camino para
120
Ibíd., diciembre 10 de 1913
121
Ibíd., junio 5 de 1912

105
Matanza partiría de aquella, en Chapinero hacia el Oriente”122
y la gobernación dejó las cosas así.

Como estrategia de valorización del Nororiente, se


necesitaba que el camino de Lebrija por Payacuá se conectara
directamente al Puente del Comercio, se formó allí un nudo
del que además saldría la avenida Norte hacia Quinta Larsen;
y otra vía que comunicaría al Puente en el parque de los
niños bordeado el zanjón de quebrada seca. Para ello, don
Antonio Castro Wilches y don Eliseo Camacho, nuevamente
encabezaron la lista de firmantes que pasaron memorial al
Concejo en el sentido que se obtuviera un terreno necesario
para que el camino de Lebrija se uniera al Puente del
Comercio por la vía recta que resultaba a partir de Buenos
Aires hacia el oriente.123 La propuesta pasó a estudio de los
concejales Novoa y Hederich quienes dieron el visto bueno y
en Junio 11 por proposición del concejal Mutis se nombraba
una comisión de concejales para que se entendiera con el
Señor Subgerente de la Mutualidad con el fin de obtener por
conducto de esta sociedad la compra de la faja de terreno para
la plaza de ferias y la Avenida que habría de comunicarse con
el camino de Lebrija.124

Estaba claro, don Antonio Castro necesitaba una avenida que


atravesara su hacienda llamada La Cuyamita y la valorizara,
que tomara como puntos de arranque una plaza de ferias
por el occidente y el puente del comercio al oriente. De
momento no se pudo realizar porque no había presupuesto y
porque como era una obra pública debía licitarse el contrato
y no realizarse directamente a través de la Compañía de la
Mutualidad como proponía el concejal Mutis en exceso de
entusiasmo. La obra se llevó a cabo, pero un par de años
después y por otros medios.
122
Ibíd., marzo 5 de 1913
123
Ibíd., abril 9 de 1913
124
Ibíd., junio 11 de 1913

106
1.4.5 Área Centro: como se ha dicho, era la de mayor
valorización (ver Figura 25) y en el subperíodo decrecía
en movilidad transaccional (ver Figura 24). Por barrios,
el volante pasaba a compartir el primer lugar en movilidad
con Centenario y Belén, lo cual confirma cómo las dos
plazas actuaron como vectores de atracción poblacional.
La valorización más alta recaía en Bolívar (sobre la plaza de
mercado) y Ricaurte, en tanto que en la parte más oriental de
Belén y Sagrada Familia los precios no eran escandalosos. Por
este sector central el loteo era mínimo y el barrio el Volante
mostraba una gran dinámica en transacción de casas solares.

El ordenamiento urbano de carácter oficial a través del


municipio, como se ha anotado, aparecía con mayor interés
luego de la primera década del siglo, y ello como fruto de
la mayor capacidad económica ligada a las rentas obtenidas
(ver Figura 31) y segundo, como resultado de las alianzas
familiares y de intereses económicos con la élite especulativa
que obligaba a la administración municipal a compartir sus
proyectos.

INGRESOS ANUALES DEL MUNICIPIO 1910 - 1913

35000

30000

25000

20000
Valores

15000

10000

5000

0
1910 1911 1912 1913
INGRESO 17163,94 19226,38 24240,6 31167,7
PREDIAL 2054 2400 3400

Figura 27. Presupuestos municipales 1910-1913


Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

107
La estructura de las rentas municipales indicaba que la
mayor parte de sus ingresos recaía sobre el predial y sobre
el impuesto de almacenes y tiendas, y a medida que la ciudad
crecía y los negocios aparecían el fisco mejoraba. Por ejemplo,
en 1912 las rentas sumaron $24.240 de los cuales sobre
almacenes y tiendas se recogieron $3.000, y sobre predial
$2.094. Además aparecían el de almotacén (pesos y medidas)
y sellos; derecho de juegos; degüello de ganado menor;
multas; derecho de sombra; espectáculos públicos; renta
de caminos; arrendamiento de la cárcel (al Departamento);
dividendos por acciones de la casa de mercado; portazgo
sobre el Suratá, participación en la renta de licores y degüello
(de ganado mayor). Si en 1910 el predial arrojó $2.094 en
1914 alcanzaba ya los $4.200, y en 1919 llegaría a $6.500. De
ahí la urgencia del levantamiento del catastro y seguramente
también la pugna por torpedearlo. Porque en 1911 volvía
a ordenarse levantar el catastro según la ordenanza 24 del
departamento125 y en 1913 se insistía en contratar dos peritos
para que lo realizaran.126

Cualquier ingreso adicional al fisco representaba mayor


capacidad de acción para los concejales, por eso en 1913 se
establecía la renta de avisos en la ciudad y por la cual:

“todo aviso, número de cortes, hoja suelta, que se


destine para ser fijado a la vista del público...
deberá ser colocado sobre las tablas existentes en
las esquinas de las calles, costeados por el municipio
para tal efecto. El municipio cobrará una suma de
$0.50 centavos oro por avisos transitorios y $0.10
centavos por los de carácter permanente”127.

125
Libro de acuerdos 1910-1914 Acuerdo No.16 del 22 de noviembre de 1911
126
Ibíd., Acuerdo No.12 del 8 de agosto de 1913
127
Ibíd., Acuerdo No.14 del 20 de agosto de 1913

108
Los alcabaleros veían en cualquier servicio un buen fondo
para extraer dinero a los contribuyentes y ante las necesidades
apremiantes por administrar y mejorar los parques, al concejal
Mutis le pareció que cobrar por el alquiler de escaños era
buena idea. Pero no siempre se ponían de acuerdo los ediles,
y esta vez, al honorable Paillié, que de seguro usaba a menudo
las sillas de los parques para pensar sus proyectos, le pareció
inaceptable la propuesta de Mutis, quien replicó que esta
“era una práctica común en Europa y en varias ciudades de
América”. Cosmopolita Mutis, pero se le hundió el proyecto.
Lo que sí pudo hacer fue crear el empleo de gendarme de
parques con un sueldo de $12 mensuales.128

El ornato público era la mayor preocupación de los concejales


y del alcalde. Ya se ha detallado cómo se ordenaba a los
dueños de casa arreglar los frentes y calles, pero en 1911
acordaron que a partir del mes de agosto el aseo se hiciera
por cuenta del tesoro municipal129 y el servicio comprendía
el desyerbe de calles y casas y la recogida de basuras de
calles y casas, almacenes, tiendas, fábricas, talleres y plazas.
Así mismo, quedaba “terminantemente prohibido arrojar
basuras, despojos e inmundicias en los solares, cuadras, calles,
bocacalles, muladares y hondonadas”, para lo cual se establecía
la contribución de aseo e higiene pagadera por mensualidades
anticipadas en la tesorería o al rematador. La gobernación les
declaró inexequible el acuerdo por considerar que sería doble
renta, ya que el departamento tenía un cobro destinado a este
fin. Pero el Concejo no se amilanó y siete meses después
discutían las bases de un contrato para el aseo de la ciudad
con los señores Eliseo Camacho y Víctor Alarcón, quienes a
cambio de la exclusividad, establecerían la sociedad del Aseo
y embellecimiento.130 Como el preacuerdo fuere rechazado
por inexequibilidad (eso debía hacerse por licitación), los
128
Libro de acuerdos 1913 julio 13
129
Ibíd., agosto 25 de 1913
130
Ibíd., enero 2 de 1912

109
concejales tuvieron que seguir ordenando a los dueños de las
casas, el arreglo de las calles y acudir a la educación y cultura
pública para la mejora en el aseo urbano.

Pero había también una preocupación técnica y era que la


ciudad no poseía un plano, por lo cual se destinarían recursos

110
para el pago de un “plano científico” de la ciudad, que se
contrataría con el ingeniero agrónomo y geómetra Señor
F. Apellis, ciudadano francés, residente en San Antonio de
California quien ya había ofrecido sus servicios en tal sentido.131
Tampoco pudo realizarse el contrato y seguro Monsieur Apellis
no insistió más, porque en agosto la junta departamental de
caminos se refería a la necesidad de un plano acotado de la
131
ACMB junio 12 de 1912

111
población y “a que se reglamente la edificación, la apertura
de calles y demás obras semejantes”.132 Cuando los concejales
no sabían que hacer con un comunicado o proyecto espinoso,
lo pasaban a una subcomisión y allí morían. Esta vez, lo del
plano quedó en manos de los honorables Villamizar y Mazzei
y no se volvió a saber del asunto, aunque para el presupuesto
de 1913 se pedía que se incluyera, como en efecto se hizo
una partida por $250 para levantar el plano de la ciudad y
otra por $490 para realizar una “guía de Bucaramanga”.133
La mencionada guía se contrataría en 1914 con Juan Castillo
y Jorge Navarro por $200 pero deberían incluírsele “20
fotograbados de plazas, calles, edificios, trapiches, etc.”134

El deprimente espectáculo de las guaraperías y chicherías en


la ciudad con sus borrachines y reyertas cuando ya existían
bebidas más “espirituosas” como los licores importados
o la suave cerveza, debió parecerles también objeto de
ordenamiento a los ediles. En 1912 se daba un debate
132
Ibíd., agosto 28 de 1912
133
Ibíd., diciembre 04 de 1912
134
Libro de acuerdos 1910-1914 Acuerdo No. 26 julio 13 de 1914

112
interesante entre los concejales Azuero y Delgado; el primero,
defendía un proyecto de acuerdo sobre “designación de las
plazas principales de la ciudad”, y que en el fondo perseguía
que al hacerlo, vetaran la existencia de expendios de licores
fermentados alrededor de ellas. El honorable Delgado
se oponía y alegaba la importancia de esas tiendas para las
gentes pobres que allí se proveían de otros artículos cuando
asistían al mercado.135 Luego de votación, el proyecto se
hundió. Ganaron los medianos comerciantes y perdieron los
importadores y los cerveceros. Pero no del todo, porque en
1913 volvían a la carga pues pidieron al personero “un estudio
detenido de la localidad llevando a la vista disposiciones
sobre licores fermentados del país, para que se informe
en tiempo oportuno que zonas o lugares pueden señalarle
dentro del área de la población para que puedan ubicarse en
ellas las tiendas de bebidas fermentadas, agregando a cada
caso las consideraciones que motiven la determinación que
aconseje”;136 y una semana después acordaban la celebración
de un concurso para “premiar la mejor bebida que se presente
para sustituir el guarapo y la chicha”.137 Tardó un tiempo más
el cambio de costumbre de la chicha a la cerveza, pero la
última se saldría con la suya.

Y mientras los bumangueses se hallaban preocupados “porque


el cometa de Halley se hallaba tan sólo a cerca de veinte
millones de kilómetros de la tierra”, y era creencia general
“que aquel cuerpo celeste pueda ocasionar la inflamación
de la atmósfera terrestre”, por lo cual procuraban “llevar
consigo alguna reliquia milagrosa que les sirviera de tarjeta de
recomendación ante San Pedro”,138 los especuladores seguían
haciendo su agosto,

135
ACMB enero 10 de 1912
136
ACMB junio 4 de 1913
137
ACMB enero 11 de 1913
138
VALDERRAMA., Op cit., p.329 “estos acontecimientos se dieron el 20 de julio de 1910

113
Figura 28. Mayores vendedores 1910-1913.
Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

Don Emilio Garnica, propietario de la fábrica de cigarrillos


“El Buen Tono” con 36 obreros y una producción de 1.000
cajetillas de cigarrillos y 6.000 cigarros al mes aparecía como
hábil negociante de propiedad raíz, hacía transacciones de
compraventa por diversos sectores de la ciudad; al igual que
don Anselmo Peralta que acumulaba propiedades y sólo se
desprendía de algunas pocas. También don Camilo Ordónez,
hábil especulador y negociante que ahora se desprendía como
vendedor de algunas de sus propiedades acumuladas al amparo
de la guerra de los 1000 días y de sus secuelas.

114
Figura 29. Mayores compradores 1910-1913.
Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

Don José María Silva, beneficiado como conservador durante


la guerra, se había dedicado a la compraventa y al negocio
y reaparecía como uno de los más importantes personajes
de la élite de la especulación de tierras. Al igual que don
Nepomuceno Cadena, importador y ferretero que hacía
compras varias para especular después. Los hermanos
Martínez, Pedro y José, que tenían casa comercial y figuraban
como corredores de comercio y exportadores de café,
entraron en el círculo de la propiedad raíz.

Don Manuel Enrique Puyana de la noble casta Puyana,


administrador de la imprenta en 1903, conjuez en 1913 y
suplente de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio en
1916 acumulaba propiedades seguramente para tiempos de
escasez. En la misma situación se encontraba don Adonías
Vesga, uno de los fundadores de la Compañía del Acueducto.
Lo de don Eliseo Camacho ya no era novedad; al fin y al

115
cabo ese era su negocio y, de seguro aprendió aún más de los
“turcos”, la colonia sirio libanesa, que como Najib Habeych
o Luis Ebrat se dedicaban a la compraventa de casa solares y
mediaguas porque según su histórico olfato de comerciantes
encontraron allí otra mina para acumular dinero.

En 1913 un notable grupo de caballeros ensayaba la fundación


de un centro social al que llamaron de “Santander” y designaron
una junta directiva compuesta por lo más granado de la élite
local: como presidente el doctor Manuel Enrique Puyana;
vicepresidente don Jaime Barrera Parra; inspector don
Alejandro Peña Puyana; tesorero don José de Jesús García;
secretario don Eduardo Martínez Mutis y como vocales el
Doctor Ambrosio Mantilla, don José Antonio Escandón y
don Raúl Martínez Llach. Así “cantaba” el poeta Carlos Torres
Durán aquella época a decir de don Ernesto Valderrama:139
(ver foto)

“Vida fácil la nuestra, pobretona y sencilla


sin caprichos, sin lujos, sin amor, sin placer,
vida casta y humilde, vida de pacotilla de cervezas y
kolas, chocolate y café...
hilvanar por las tardes una que otra cuartilla, y
charlas por las noches en el club Santander con
Rovira, con Peña, con Emilio Pradilla, y con Jaime y
Aurelio de las cosas de ayer...”

A lo mejor la élite se sentía “pobretona y sencilla” cuando


evocaban la fina Europa o la rica Estados Unidos; pero no
siempre hablaban de “las cosas de ayer”. Los hábiles negociantes
al amparo del aumento poblacional, “pensaban” la ciudad; y la
táctica de desenglobar terrenos para solares o lotes al ritmo
de la austera necesidad ya no servía. Ahora, se necesitaba más
audacia y refinamiento en los proyectos y ya fuera copiando o
inventado, descubrieron que la ciudad podía ser “otra cosa” y
que con su ayuda y su visión el sueño cristalizaría.
139
Op. cit., p. 394

116
2.
LA CIUDAD
PROMESA
D esde mediados de la segunda década del presente
siglo y hasta fines de la tercera cuando se empezaron
a sentir efectos de la crisis capitalista del 29, la forma
urbana de Bucaramanga recomponía elementos propios que
la caracterizaron durante los tres primeros quinquenios
y mantenía otros, resultado de ellos: una base económica
comercial, pero con una mayor presencia de la industria
tabacalera, así como el fortalecimiento de actividades
terciarias; una posición geoestratégica para el oriente pero
con grandes problemas en infraestructura vial para conectarse
al mercado nacional, y unas tasas de crecimiento demográfico
en ascenso con marcado impulso en el último quinquenio de
la tercera década.

Ello generó una configuración espacial urbana de ruptura con


el antiguo marco centro-periferias sobre el eje de caminos, para
acceder a amplias zonas al norte y al oriente que recomponían
usos y funciones espaciales. La planificación urbana no perdió
las características especulativas de los capitales privados,
pero ya no sólo a través de desenglobes y loteos que
respondían a pequeñas demandas de suelo urbano, sino como
verdaderos proyectos urbanos planificados y concebidos con

119
esa racionalidad. El gobierno municipal a medida que su
presupuesto mejoraba acompañaba la planificación con mayor
intensidad, aunque como en los primeros años, siempre a la
saga de lo privado. La arquitectura, para entonces, empezó
a mostrar la utilización de nuevos materiales que le dieron
nuevos aires a la ciudad.

2.1 LA FORMA URBANA 1915-1921


La economía regional santandereana seguía aferrada al café.
Aunque ya el occidente Colombiano empezaba a ejercer su
liderazgo en este ramo, la provincia de Soto se defendía: las
exportaciones por Wilches arrojaban las siguientes cifras:

EXPORTACIONES DE CAFE
1917 - 1921

120000

100000

80000
Bultos de 5@

60000

40000

20000

0
1917 1918 1919 1920 1921
EXPORTACIONES 82633 101682 108807 89918 88089

Figura 30. Exportaciones de café 1917-1921


Fuente: A. G. S. Fondo miscelánea No. 706

El fin de la primera guerra mundial significaría un repunte


para las exportaciones de café y el dieciocho y diecinueve
fueron años de bonanza, tanto que a este último se le llamó
“de la lluvia de oro”:

120
“por el extraordinario movimiento comercial
registrado y la actividad desplegada en todos
los negocios al amparo de la inflación de su
desmesurada del medio circulante. El café, las
pieles, y demás artículos que constituyen nuestro
comercio de exportación subían uno o varios
puntos de una semana a otra y era tanto el oro
en circulación que las gentes sólo hablaban en sus
transacciones de libras y morrocotas. Fue entonces
cuando se establecieron las sucursales del Banco
López y del Mercantil Americano; la agencia del
Banco Dugand y de compañías compradoras de
productos del país con destino a la exportación
como la compañía mercantil de ultramar”140

pero, las economías dependientes sufren las fluctuaciones de


precios de sus productos en los mercados externos y si el
diecinueve fue el de “la lluvia de oro”, el veinte fue “del tiempo
seco”, por la caída de los precios unido a “una importación
acrecentada por las facilidades que nos ofrecían los fabricantes
extranjeros”.141

Y es que Bucaramanga aún era el eje del comercio regional.


En 1922 se registraron 41 casas comerciales de importación
directa, que se ubicaban en su mayoría en la calle del comercio
y entre las que se destacaban Antonio Barrera; Antonio Castro,
Armin Haupt, Azuero Hnos., Aljuri Hnos., Azuero y Galvis
Galvis, Gustavo Lubinus, Héctor Cadena,Viuda de Pieschacón
e Hijos, José Celestino Mutis, J. P. Arango & Co, Jácome Niz
y Cía, Bernh Wessels, Barbur Hnos., Botero, Clímaco Silva,
Paillié, Chedraui y Korgi, Chalela Hnos., Camargo, Sanmiguel,
Eliseo Serrano, Alfonso Silva, José Vicente Ordóñez, Lega
Hnos., Luis Ebrat, Luis Osorio, Luis Aranda, Manuel Blanco,
Mantilla Arenas, Pieschacón y Cía., Pedro E. Novoa, Pablo E.
140
VALDERRAMA., Op cit., p. 358
141
Ibíd., p. 302

121
Mantilla, Parra Hnos., Pedro Martínez Hnos., Uribe Hnos.,
Valenzuela e hijos y Vicente Inmediato.142 En estos almacenes
podía encontrarse “lo último” de la producción mundial; por
ejemplo, en un aviso publicitario de BARBUR Hermanos en
Vanguardia Liberal en 1922, los turcos:

“avisan a su numerosa clientela que acaban de


recibir los siguientes artículos que venden a los
precios más bajos de la plaza:tela bordada de todas
clases, tela blanca para mantel de varias labores,
servilletas blancas de varios tamaños, paño negro
y de color para faldas, punta hamburgués blanco,
negro y de color, toallas pequeñas blancas y corsés,
jabones Arjona, polvos de varios tamaños y precios,
Jabón de Reuter y de Rosa y otros muchos artículos,
principalmente en telas de fantasía “.143

En la estructura productiva de la ciudad podían encontrarse


en 1922 diez Boticas y Droguerías, doce Platerías y Joyerías,
cinco latonerías, diez sastrerías, cuatro librerías, cuatro
relojerías, catorce carpinterías, tres talleres mecánicos, doce
talabarterías, tres casas de tejido, catorce zapaterías, cinco
fábricas de sacos de fique, cinco fotografías, cuatro fábricas
de chocolate, siete alpargaterías, dos sederías, tres fábricas
de hielo y gaseosas, cinco sombrerías y dieciséis fábricas
de cigarros y cigarrillos.144 En el campo de los servicios se
encontraban treinta abogados, dieciséis médicos, cuatro
ingenieros, ocho barberías, cinco pintores dibujantes, nueve
dentistas, seis maestros de Albañilería, cuatro maestros de
música y seis hoteles.145

142
BARÓN, Ana Francisca, Op. cit., p 574
143
Vanguardia Liberal, 22 dic. 1922
144
BARÓN, Op. cit., p. 576
145
Ibíd., p. 576

122
No obstante, en el ámbito urbano, la industria que por su
producción y cantidad de empleos marcaban la pauta era la
cigarrera, en 1918 la producción de cigarros y cigarrillos
alcanzó más de dos millones de cajetillas de cigarrillos y
ocho y medio millones de tabacos.146 En 1916 se instalaba el
concejo popular de la producción y del comercio que crearía
la Escuela de Experimentación y cultivo del tabaco, al cuidado
del experto cubano Fidel Fernández, que daría mayor impulso
al sector.147

Conforme la ciudad se posicionaba en comercio y servicios


la migración hacia ella en busca de mejores oportunidades de
vida continuaba: si en 1912 la población urbana alcanzaba los
19.735 habitantes, en 1918 el censo urbano arrojaba 24.919
(ver Cuadro 1 “Bucaramanga: crecimiento demográfico 1843-1928”),
es decir, crecía al 4.3% anual, cifra que indicaba que mantenía
la constante de crecimiento que traía desde la primera
década. Y a nivel departamental consolidaba su importancia,
pues ahora la población representaba el 5.6% con respecto
a Santander (ver Figura 3 del primer capítulo sobre población de
Bucaramanga con respecto a Santander). No así con respecto a la
Nación; si en 1912 era la sexta ciudad del país en población,
en 1918 como se ha registrado, pasaba al décimo lugar.

Nuevas oportunidades había brindado el café al país y el


centro y el occidente las aprovechaban, no así Bucaramanga y
su área de influencia en donde el modelo productivo cafetero
había hecho crisis y se desligaban del comercio nacional e
internacional agravado por su pésima infraestructura de
comunicaciones terrestres. Las mercancías sin carreteras y
con el ferrocarril de Wilches aún enredado en lo presupuestal
y lo político, debían movilizarse por las vías fluviales para lo
cual se contaba con la siguiente red:

146
V. L. Op. cit., dic. 22 de 1922 p. 91
147
VALDERRAMA, Op. cit. p. 348

123
Por Puerto Santos con una extensión de 70Km.

“En Puerto Santos se embarcan los


cargamentos en canoas de madera o de acero
que surcan el río Lebrija, hasta la estación
Santander y bocas del Rosario. El recorrido
sobre el Lebrija es de 160Km. y el peor enemigo
de esta vía son las épocas de verano, pues el
calado ya no disminuye”.148

 Por Puerto Wilches con una extensión de 130Km.


recorridos así: 100Km. a lomo de mula y 23Km. en
ferrocarril. El costo de tonelada por Km. era de $0,70,
y
 Por el Puerto de Santa María, que era la más corta,
rápida y económica, pero la más insegura y peligrosa. De
Bucaramanga al Puerto se recorrían 40Km a lomo de
mula, y de allí al Magdalena quedaban 100Km de un río
con caudal regular pero riesgoso, que obligaba a pagar
pólizas de seguros hasta de un 9%.149 Por ejemplo, en
1923 la cosecha de la región se había movilizado así: (ver
Cuadro 1 sobre costos por transporte por sacos a través
de los diferentes puertos de entrada y salida)

Cuadro 3. Costos por acarreo de sacos de 5@ hacia los


puertos
Puerto No. de sacos Costo por saco
Santos (Lebrija) 36.630 $4.00
Wilches (Magdalena) 28.128 $5.00
Santa María (Sogamoso) 14.839 $4.30
6.032 $4.65
Barrancabermeja (Magdalena)
Total : 85.629

Fuente: Vanguardia liberal. Abril 23 de 1930

148
V. L. 30 de abril de 1923 p. 3
149
Ibíd., p 2

124
El costo del transporte para esta mercancía se calculó en
$380.000 “ es decir, el 32.80% sobre el valor del producto en
el lugar de origen, la movilización de cada tonelada se calculaba
en $72 con lo cual sería posible dar la vuelta al mundo”150. A
ello se agregaba el tipo de movilización y descargue, o sea,
los transbordos que deterioraban los productos y las pésimas
condiciones de bodegaje pues exponían las mercancías a la
humedad, la lluvia y el sol excesivo.151

Tal era la situación que los dueños de las mercancías se quejaban


de la demora de 6 a 8 meses a la Costa y que sí, por ejemplo,
una cama en USA costaba $600 en Bucaramanga se convertía,
por causa del transporte, en $4.000. Roberto Carreño
analista de cuestiones económicas en 1923, calculaba que las
cien mil toneladas transportadas por $720.000, representaban
un costo de 10 centavos por tonelada – kilómetro, “20% más
alto que el ferrocarril de Antioquia, es decir, que la ruta San
Gil - Bogotá- Girardot - Wilches con 1.100Km. es preferible y
más económica que la de San Gil - Bucaramanga –Wilches con
220Km.”152

Ante esta situación, parecía que todas las aspiraciones de los


santandereanos se centraban en los 140Km. del ferrocarril al
Magdalena, y que la única posibilidad industrial radicaba en el
tabaco, porque era imposible movilizar cargas de más de 70
kilos.153 También se percibía que existía emigración, a raíz de
la falta de vías de comunicación que permitieran el transporte
y el comercio para la salida fácil y barata de los productos.154
Esta emigración regional campesina terminaba en la ciudad
en busca de oportunidades en la industria del tabaco o en los
servicios.

150
Ibíd., p.2
151
V. L. junio 23 de 1929
152
V. L. IbÍd, p. 3
153
Ibíd., p. 2
154
Ibíd., p. 2

125
126
Con este panorama, don Enrique Otero de D’acosta recogía
el sentir de la élite y escribía un mito acerca de la ciudad:

“que apellidase “la sultana del Suratá” y también


“la ciudad promesa”, con sobra de razón, pues
cuando le terminen su ferrocarril y acueducto y se
desarrollen ampliamente la Industria Petrolera,
en la cual es riquísima la región, vendrán para
la ciudad épocas que llenarán de asombro a los
extraños y de orgullo a sus hijos, que son prototipo
de energía y luchadores incansables en todos
los campos de la humana actividad, como lo han
probado sabiendo sobrellevar, sin desmayar, tantos
años de aislamiento y de ruina, sin flaquear un
solo día en sus labores y empresas y levantándose,
cual nuevos Anteos, con mayor fuerza, cada vez que
el destino los ha aporreado contra la peña de la
adversidad”.155

Eso de “ciudad promesa” sería el caballito de batalla de los


negociantes para continuar la especulación del suelo urbano.
Con problemas económicos y crecimiento poblacional la
pobreza no daba tregua. El prefecto de la ciudad en 1919
hacía la siguiente declaración:

“En cuanto al servicio de beneficencia debo anotar


que en él el municipio gasta una cuantiosa suma
que resulta siempre insuficiente por cuanto el
número de necesitados se acrecienta de día en
día y así el Hospital, muy bien atendido por dos
médicos y un grupo de Hermanas de la Caridad,
y los Asilos, apenas mitigan una parte de las
necesidades que aquejan a tantos infelices que
acuden a estos lugares.156
155
OTERO D`COSTA, Enrique. Fastos Bumangueses En: Vanguardia Liberal. Anuario de la
Vanguardia Liberal No. 1-1010 del 22, dic. 1922 P. 97
156
VALDERRAMA, Op cit., p.355

127
Luego de rematar la Empresa de Teléfonos, don Ernesto
Peralta había creado una sociedad que con el nombre de
Empresa Telefónica de Santander atendía el servicio a la
ciudad y municipios vecinos. En realidad, el negocio había
sido la absorción por parte de la Compañía Colombiana la
Mutualidad de lo que tenía don Eliseo en 1916. Así, en 1922
la empresa contaba con 330 suscriptores y con 528Km. de
alambres tendido en su mayoría de hierro. Las principales
líneas eran: Bucaramanga – Florida; Bucaramanga – Florida
– Piedecuesta - Mesa de los Santos; Bucaramanga - Rionegro y
Palmas; Bucaramanga – Girón – Lebrija y Puerto Santa María; y
Bucaramanga - Girón – Zapatoca. El Gerente – Director era
el mismo de la compañía de la Mutualidad, es decir, Don
Víctor Manuel Ogiastrí y el administrador general Don Saulo
Barrera Parra.157

Pero en 1923 la tecnología en uso era insuficiente para


atender la demanda del servicio, por lo cual, la junta directiva
encomendó al experto Ingeniero norteamericano Lyndon
H. Joseph, un estudio técnico con el objetivo de mejorar el
servicio. Mister Joseph aconsejó la instalación de un conmutador
Stromberg de supra-servicio para la oficina central “la última
palabra en tableros de energía central de operación manual”.
157
V. L. Dic.,22 de 1922

128
Aconsejó además “que la actual construcción de líneas
desnudas abiertas por postes, se reemplacen por un sistema
de cables subterráneos“. Luego de acuerdos y ajustes se
firmó el contrato entre la Compañía y el Señor Joseph como
representante de la firma Case & Joseph, representantes
a su vez de Stramberg Carlson Tel. Mg, de Rochester, NY,
USA.158

La Compañía Eléctrica superadas muchas de sus vicisitudes


económicas, mejoraba equipos y ampliaba su cobertura
en la ciudad. El departamento aprobaba partidas para el
sostenimiento de alumbrado en la casa de gobierno, el Colegio
San Pedro, las escuelas normales, el Cuartel de Policía,
las Cárceles y demás oficinas públicas a partir de 1916.159
Para la celebración del centenario de la Batalla de Boyacá
en 1919, llamaba la atención la instalación extraordinaria
de cuatrocientas bombillas eléctricas contratadas por la
gobernación con la Compañía para la iluminación en las
noches del 6 y 7 de la calle real y calle de la iglesia, “en el
trayecto comprendido entre la plaza de García Rovira al
parque Santander”. El valor del contrato fue de $390 oro y la
intensidad de veinte vatios por lámpara.160

Una cosa era contratar la traída de equipos para los teléfonos


o el alumbrado y otra el formar capitales para la Empresa de
Acueducto Urbano. Ello sólo fue posible en 1916 cuando a
iniciativa del cura doctor José de Jesús Trillos, se constituyera
la sociedad anónima, para un período de 50 años y con un
capital de $50.000.

La escritura fue firmada por lo más granado de los negociantes


locales: Adonias Vesga, Eleuterio A. González, Antonio Castro
Wilches, Ezequiel Alarcón, José Jesús García, Carlos Julio
158
VALDERRAMA, Op cit., p 368-369
159
G. S. Informe del gobernador a la asamblea, 1916
160
VALDERRAMA, Op. cit., p 368-369

129
Ardila y Luis Enrique Gómez Pinzón, junto con los doctores
Trillos, Martín Carvajal, Francisco Padilla y Néstor Peralta.161
(Ver foto)

Pero, la cuestión legal y práctica se aclaraba un mes antes,


cuando el cabildo por Acuerdo 14, declaraba “obra de utilidad
pública la construcción de un acueducto que provea de agua
potable a la ciudad de Bucaramanga”.162 Así se empezaba a
allanar el camino, para evitar contratiempos con particulares.
En agosto el Concejo le concedía licencia a la compañía “para
captar agua de cualquiera de los ríos, quebradas o corrientes
que bañan el territorio del Municipio y para hacer uso de
las vías y calles públicas que se necesitaren para los fines de
la empresa”, en contraprestación, la Compañía se obligaba a
suministrar el agua necesaria para el regadío de los parques
de la ciudad y para el consumo de los asilos, del hospital de
caridad y demás edificios de propiedad municipal.163

En 1920 había alboroto en la ciudad porque

“el servicio de agua se encuentra ya en Morrorico y es


un hermoso chorro oblicuo que conducirá a la ciudad
9 millones de litros de agua potable “, pero, “el agua
no entra a Bucaramanga porque la ciudad no tiene
alcantarillado ni caños matrices que reciban el agua
sobrante y la saquen fuera de la ciudad”.164

Como el servicio era de utilidad pública, cualquier persona


particular o privada podía emprender su realización siempre
y cuando contara con la autorización del Concejo. Así, don
Ángel María Arenas pidió permiso y se le concedió para “usar
de las siete primeras carreras de esta ciudad y de las calles
que las enlazan con tuberías hasta de 10cm de diámetro, a
161
Ibíd, p. 347-348
162
Libro de acuerdos del concejo municipal. 1916 Acuerdo No. 14, marzo 29 de 1916
163
Ibíd., Acuerdo No. 33 agosto 16 de 1916
164
V. L. julio 31 de 1920 p. 278

130
condición de que suministre gratuitamente dos mil litros de
agua potable diarios para el matadero público”.165 El permiso
era por 15 años, pero no se alcanzó a prorrogar porque esta
Empresa de Arenas pasó a propiedad de la Anónima del
Acueducto.

Al no existir redes de conducción excepto las que iniciaba


Arenas, el agua se expendía en tanques fijos situados en
sitios estratégicos de la ciudad. En 1921 la compañía daba al
servicio tres expendios de agua situados “uno en el costado
oriental de la plaza Antonia Santos; otro en la calle cuarta
entre las carreras 19 y 20 (hoy calle 34, carreras 24 y 25) y el
tercero frente al bosque”166. Claro, eso era insuficiente para
las necesidades de una población de más de 25 mil habitantes.
El municipio por Acuerdo número 13 de 1922 ordenaba
“la construcción de un acueducto de hierro que provea un
mínimo de 4000 litros en 24 horas a la fuente pública que los
vecinos del barrio la Concordia ofrecen construir en dicha
plaza”.167 Por lo tanto, el servicio de las tres B debió tener aún
mucho trabajo.

Para una ciudad con problemas de comunicación terrestre


y marítima como esta, la llegada de la Aviación del país era
una oportunidad, y así lo entendió la élite de negociantes y
la gobernación del departamento que sancionaba en 1920 la
Ordenanza No. 71 sobre fomento de la aviación en Santander.
El gobernador Emilio Pradilla hizo contactos con Paul Von
Bauer, alto empleado de la Sociedad Colombo Alemana de
Transportes Aéreos -SCADTA- para organizar la fundación
de la Compañía Santandereana de Aviación, que se realizó con
un capital de $60.000. El departamento entró a la Sociedad,
donó el campo de aterrizaje en el Llano de don Andrés (hoy
Estadio Alfonso López) de su propiedad (ver Mapa). Sólo en
165
Op cit., Acuerdo No. 11 abril 29 de 1920
166
VALDERRAMA, Op, cit., p 364
167
Op cit., Acuerdo No. 13 agosto 11 de 1921

131
1926 iniciaría el servicio regular de correos y pasajeros la
Compañía y en efímera existencia hasta 1930.168(Ver foto)

Pero, el primer avión que aterrizó en la ciudad lo hizo en un


potrero denominado “El Conuco” (hoy urbanización), situado
cerca de la Puerta del Sol. Venía piloteado por el francés
Monsieur Machoux y el colombiano Clopatoski, más como

168
VALDERRAMA, Op. cit., p. 359

132
exhibición que con otros fines, y de seguro que lo lograron
porque el recibimiento fue inolvidable, con bandas, comparsa
y aplausos.

La novedad en la forma espacial urbana de Bucaramanga,


(ver Mapa 9, plano 1915-1921) la constituía en este período
la expansión por las ÁREAS Oriente y el Norte. Era la
materialización de los esfuerzos públicos y privados realizados
con anterioridad, entre los que habría de destacarse el
realizado por don Eliseo Camacho, quien al fallecer en 1915
en Bogotá no vio cristalizados sus sueños.

Figura 31. Movimiento total de compraventas por barrios 1915-1921


Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

En efecto, para el subperíodo el área sur continuaba a la


cabeza en movilidad de predios, pero ahora seguida muy
de cerca por las áreas Oriente y Norte (ver Figura 31). El
Occidente al copar su capacidad expansiva caía al cuarto
lugar, mientras que el Centro pasaba al último lugar, como el
de menor movilidad, aunque aún era el de mayor valorización
(ver Figura 32).

133
Figura 32. Valores promedio por barrios 1915- 1921
Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

2. 1. 1 Área Occidental: dos factores incidieron en la


valorización predial del área, por un lado la consolidación cada
vez mayor de los espacios internos de la manzanas, es decir,
la saturación producto del desenglobe y en segundo lugar el
interés de los compradores al encontrar oferta muy barata en
los proyectos que ya se gestaban al nororiente, así, el occidente
pasó al segundo lugar detrás del centro en valorización. No
obstante, la función y el uso eran los mismos, es decir, de
actividades artesanales y de servicios y de residencia de capas
bajas. Piñitas, el barrio más móvil en otros períodos, casi
era alcanzado por Chorreras que vivía la última parte de su
bonanza con el servicio de agua. Los precios se estabilizaron
en toda la zona, aunque con leve ventaja de San Juan de
Dios. El movimiento según tipo de predios, muestra que
efectivamente, las casas solares y mediaguas marcaban el tipo
de movilidad, y solo unos pequeños movimientos de lotes y
solares se dieron por Chorreras y Piñitas respectivamente.

134
Al amparo de la construcción de la vía Florida - Piedecuesta,
en 1917 169, y de su terminación en 1920 gracias a:

“la provincia, el municipio y algunos ciudadanos


pudientes de Piedecuesta, quienes en vista de
la suspensión de fondos por parte del gobierno
Nacional, (resolvieron) suministrar en préstamo al
Departamento el dinero necesario para el arreglo
provisional del camino y procurar de esta forma la
llegada de los Autos a Piedecuesta“170.

2.1.2 Área Sur: mantenía el primer lugar en apetencia


transaccional de la ciudad (ver Figura 2). A ello se unía su
mediano promedio de valorización (ver Figura 3), lo cual
permitía, para muchos sectores poblacionales medio bajos
y bajos acceder a vivienda o mediagua. Al abrigo de la vía
del Volante – Puerta del Sol, pululaban las tiendas, arrierías,
guaraperias, casas-solares y mediaguas, y hacia allí se expandía
la ciudad como lo señala la gran cantidad de lotes y solares
que se transaron en el subperíodo en especial en Guacamaya,
Siglo XX y Charco Largo. Las compraventas en Charco Largo
(comercial) y su valorización intermedia, mostraban cómo
este “barrio-zona” era el más móvil de toda la ciudad en el
período.

Dos nuevos proyectos pensados para esta área modificarían


la percepción del uso y la valorizarían del suelo; el primero,
el traslado de la antigua cárcel situada en la García Rovira
al sitio conocido como Pesa Nueva en “La Concordia”171 que
empezaría a constituirse en 1921 como cárcel masculina y que
funcionaría allí hasta la construcción de la actual “Modelo “ en
Campo Hermoso; y el otro, el trazado de la vía (propia para
automotores) a Girón “pues según los estudios de ingeniería
169
VALDERRAMA, Op. cit., p 351
170
Ibíd., p 362
171
ACMB Noviembre, 23 de 1916

135
realizados, la mejor opción para la carretera a Girón era a
partir de la plaza la Concordia, cruzar el Llano de los Ordóñez
(Ciudadela) por el camino de Malpaso”.172

2.1.3 Área Oriental: Ya se vio cómo al ser declarada


urbana entraba en el ordenamiento municipal y a partir
de este período llegaría al segundo lugar en movilidad. La
incorporación como suelo urbano de esta zona se realizó
en su mayoría como producto de desenglobes de tierras
especialmente de los Señores Camacho al nororiente y
David Puyana (Sucesores) al centro y sureste, es decir, la
parte occidental de su Hacienda Cabecera del Llano. Pero,
promediado los veinte y tal como lo hicieron la Mutualidad
al norte y Castro Wilches al noroeste, los Puyana aplicarían
la táctica del loteo con mayor fuerza en clásicos proyectos de
valorización. Convertir suelo agrícola en urbano era el mejor
negocio, cuando el café decaía en precios en los mercados
internacionales.

La valorización del área en promedio fue baja (ver Figura 31),


lo cual se explica por el tipo de transacción que se realizaba
(en su mayoría lotes y solares). Porque lo construido en
casas solares en Cabecera, Pueblo Nuevo y Antonia Santos
tenía alta valorización al tener función residencial de capas
altas (ver Figura 32). Ejemplo de posicionamiento en el
sector de la élite lo evidencia la construcción por parte de los
señores Berhn Wessells y Carlos Tapias de “dos casas quinta
estilos chalets sobre atractivos y muy elegantes planos”173
Son estas las mismas “casas alemanas” al costado oriental de
la Plaza Antonia Santos donde funciona actualmente la “Liga
Colombiana contra el Cáncer”

Pueblo Nuevo era el barrio que mantenía la mayor movilidad


transaccional en tipologías pero con asombrosa preeminencia
172
V. L. Junio 7 de 1920, p.1
173
Vanguardia Liberal 25 de agosto de 1920

136
137
en mediaguas por lo cual, a la vez que expandía la ciudad
concentraba población. Podría afirmarse que Pueblo Nuevo
se constituiría en el barrio de las clases populares medias o
barrio de las mediaguas.

Al igual que en las zonas norte y noroccidental, para valorizar


sus predios, los propietarios recurrían a la táctica de entregar
franjas de terreno para construcción de vías públicas. Así
lo hizo doña Bárbara R. de Silva quien: “cedía una zona de
terreno necesaria de anchura no menor a 12m, para abrir una
calle de la carrera 14 hacia el oriente”.174 Esta nueva táctica se
aplicó también en el sur, donde “filántropos” y “desinteresados”

174
A.C..M.B. dic,23 de 1921

138
señores donaban propiedades al Municipio; por ejemplo, en
1923 don Manuel Pieschacón, activo comprador y vendedor,
entregó en uso de dominio y posesión al Municipio “un
terreno necesario para abrir dos calles en un lote de tierra
de su propiedad ubicado en el barrio de la Guacamaya de
esta ciudad “.175 Sólo pedía don Manuel “que la dirección
de las calles será la indicada en el proyecto de rectificación
del trazado para el mencionado barrio”176. Don Lázaro
Soto también en 1923 hacía entrega de “una faja de 10m de
ancho que atravesaba el lote que (Soto) posee en el barrio
de la Guacamaya, se convierta en calle pública que ponga en
175
Libro de Acuerdos 1922-1926. Acuerdo No.13 de dic.,23 de 1923
176
Ibíd.

139
comunicación la carrera 13, salida para Florida, con la doce
(bis) barrio citado, calle cuyo costado norte sea determinado
por uno de los frentes de la casa que Soto construye en el
expresado globo”, y además, encimaba Don Lázaro: “un lote
para construir un local para escuela de 20m de frente sobre
la nueva calle por 30m de fondo”.177 (ver Mapa 10. Esquema
sobre área sur)

La valorización se realizaba a través de obras de servicios


públicos o básicos, que por equipamiento daban ventaja sobre
otras áreas o espacios urbanos. A partir de 1919 y gracias a los
recursos obtenidos, el Municipio dejaba atrás la política de
arrendar locales para escuelas, pues ahora ordenaba comprar
terrenos para tal fin. Así, en septiembre de ese año el concejo
autorizaba al personero para comprar “un terreno ubicado en
plaza de Antonia Santos de propiedad de Rafael Ogliastri de
37 x 31m, hasta por $ 1.000.178

En 1922 ya construido el Parque de los Niños, se autorizaba


la construcción en él de dos locales para escuelas primarias,
porque “así daban cumplimiento a un fin noble que se habían
propuesto; dotar ese sector de la ciudad de unas construcciones
que consultaran las exigencias de la higiene y de la moderna
pedagogía“.179 Para tal propósito se destinaron $12.000. En
síntesis, el antiguo “Llano” dejaba de serlo y el Oriente se
expandía.

La incorporación del sector norte al plano de la ciudad fue el


ejemplo más evidente de la racionalidad urbanizadora y con
ella de las nuevas tácticas empleadas por los negociantes en su
afán de lucro a través de la especulación con tierras.Ya se había
anotado cómo el Concejo declaraba “urbana“ la zona norte de
la población en 1913, y en 1916 daba otro paso al declarar
177
Op. cit., Acuerdo No. 10 de julio de 1923
178
Libro de Acuerdos del Consejo. Sep. 19 de 1919
179
Libro de Acuerdos del Consejo. Acuerdo No. 4, enero 23 de 1922

140
“barrio urbano toda extensión del territorio denominado
Llano de don Andrés” y le daba el nombre de “Barrio de
los Comuneros, en memoria de quienes el 16 de marzo de
1784 se insurreccionaron en el Socorro contra el régimen
colonial “.180

Esta estrategia de ordenamiento debía hacerse para poder


realizar las obras públicas de infraestructura requeridas,
sin tropiezo con los dueños de algunos sectores aún reacios
a pertenecer al selecto grupo de los urbanizadores. Por
ejemplo, en 1919 se inauguraba: “una avenida hacia el Llano
de don Andrés. La nueva y amplia calle pone en comunicación
la Avenida Norte (actual carrera 15) con la Avenida de Camacho
(actual carrera 19)”.

La Compañía de la Mutualidad iniciaba los trabajos del “Luna


Park “ con el cual pensaba valorizar todo este sector (hoy Club
180
Ibíd., Acuerdo No. 19 Mayo 24 de 1916

141
la Chispa frente al Sena). Allí decía un informe de prensa: “Se
construyeron unos calicantos para un lago que tendrá lanchas
y un kiosco, así como un club de sport”.181

También se proyectaba la construcción: “del nuevo puente


de la Avenida Camacho (con Quebrada Seca) construido por el
sistema de viaducto de mampostería y tendrá 8m de anchura
en vez de los cinco que tenía anteriormente”,182 realizado por
la Mutualidad. Pero el toque de ordenamiento y proyección
lo daba el contrato entre el Concejo y la Compañía de la
Mutualidad para realizar “unas obras en la Mutualidad”.183

El primer acuerdo autorizaba al Personero para contratar


con la Compañía Colombiana de la Mutualidad (Hercilia de
Camacho y Víctor y Ezequiel Alarcón), el dominio y goce
de unos bienes así descritos: (ver Mapa 11 de ejes viales
urbanos)

Avenida Camacho y su prolongación hasta dar con



la Avenida de 20 m de ancho en la parte Norte de la
Urbanización de la Mutualidad y que viene de Oriente a
Occidente desde el Parque Mutualidad hasta Chapinero. (A
esta Avenida se le ha dado el nombre de La República).

Avenida Páez de Sotomayor de 20m de ancho que viene



de oriente a occidente desde el puente que conduce
al Parque de los Niños hasta dar a la Avenida Norte; o
sea el camellón que conduce a Rionegro y que queda
interrumpida por solares de propiedad del Señor Carlos
Miranda (esta era la avenida paralela al zanjón de la
Quebrada Seca, pero que quedaba partida antes de llegar
al puente por los citados solares).
181
El Debate. Agosto 12 de 1919, p.2 No.114 Rollo1
182
V. L. Sep. 24 de 1920, p. 1
183
Libro de Acuerdos. Op. cit., Acuerdo No. 20 junio 22 de 1922 y No. 12 de Octubre 4
de 1923

142
Una avenida de 20m de ancho que va de sur a norte desde

el Parque de los Niños hasta el Lago de la Mutualidad a
encontrarse con la Avenida la República. A esta avenida
se le ha dado el nombre de Avenida Oriental.

143
La calle de 10m de ancho llamada calle 7 de agosto una

cuadra más acá de la Avenida Páez de Sotomayor y que
pone en comunicación la Avenida Camacho con la Avenida
Norte (la que ya se había inaugurado en 1919 pero que
ahora se ampliaba).
El puente que comunica la Avenida Oriental con el Parque

de los Niños y se ha resuelto llamar Puente Volkman (o
sea en el actual Mesón de los Búcaros).

Ante problemas de orden legal, se acuerda definitivamente


el texto en 1923, cambiándole algunas expresiones: por
ejemplo, el contratista era ahora “la Compañía Colombiana
de la Mutualidad o la Santandereana de Tabaco”; y al primer
puente se le denominaba Ricaurte. Así pasó por Acuerdo No.
2 de octubre del mismo año.

144
Toda una obra maestra de ordenamiento pues encerraba el
Llano por los cuatro puntos cardinales, Parque de los Niños,
Luna Park, Chapinero y Puente del Comercio, con amplias
avenidas y puentes; lo demás era vender. Pero no como
cualquier venta de solares o mediagua. No. La Compañía
ideaba la estrategia de “lotear” el terreno y ofrecer facilidades
de pago. (Ver Esquema de manzana.) Hubo publicidad en
Vanguardia Liberal: “se pone en conocimiento del público
que está ya a la venta los lotes del barrio de la Mutualidad
comprendido entre la “Avenida Camacho” y la “Avenida
del Norte”.184 Y, la misma Compañía pagaba un anuncio
publicitario de una página en el mismo periódico (ver
fotografías). Esta sería la primera táctica del ordenamiento y
valorización del Norte.
184
Vanguardia liberal. Junio 10 de 1923 p. 4

145
La segunda parte sería una hábil estrategia de Antonio Castro
Wilches para urbanizar su hacienda Cuyamita en el Noroeste.
Ya se ha señalado cómo en 1913 el Concejo contrataba con la
Compañía de la Mutualidad la compra de terrenos y apertura
de una vía hacia el camino de Lebrija sin cristalización por
oposición legal185 y, seguramente porque don Antonio Castro
Wilches pensaba que podía hacerlo solo. En 1916 el Concejo
ordenaba: “aprobar la construcción de la vía en los sentidos
185
ACMB Junio 11 de 1916

146
este-oeste de 15 metros de ancho y cercada por tapias y
teja de lado a lado, hasta llegar a la casa de Buenos Aires de
Enrique Escandón”.186 Don Antonio en franca lid ganaba la
licitación al ofrecer gratis “los ladrillos y tejas que requiriera
la obra”. Aunque después terminó cobrando los $ 67440 que
costó la obra, lo importante fue que el Señor Castro se quedó
con una gran Avenida, “la Policarpa Salabarrieta” que atravesaba
desde el puente del Comercio hasta Buenos Aires en la salida
a Lebrija de este a oeste toda su hacienda “la Cuyamita“, que
ahora podía ser urbanizada sin mayores dificultades.

Para 1921, Don Antonio ya tenía un plano (ver esquema


anexo) de su futuro barrio hecho por Don FranciscoVillamizar
y gracias a sus amigos del Concejo
“se decretaba barrio urbano con el nombre de
GIRARDOT, toda la extensión de territorio
comprendido entre los sitios de Buenos Aires y
Cuyamita hacia el norte, sur y occidente “.187

186
ACMB Acuerdo No. 3 enero 19 de 1916
187
ACMB Acuerdo No. 8, Junio 13 de 1921

147
Lo demás fue más sencillo. Si, en otras zonas de la ciudad
algunos ciudadanos donaban franjas para vías Don Antonio
pensó que él podría superarlos y ganarse un lugar en el
recuerdo de los bumangueses gracias a su desprendimiento y
filantropía. En efecto, por Acuerdo 17 de 1.923 “por el cual
se autoriza al Personero para aceptar una donación del Señor
Antonio Castro Wilches”,188 el Concejo acordaba:

Art. 1: Declárese barrio urbano con el nombre de Barrio


de Girardot, toda la extensión de terreno comprendida entre
los sitios de Buenos Aires y Cuyanita, partiendo del punto
terminal de la Avenida de Policarpa Salabarrieta, en dirección
al Occidente, al Norte y al Sur.

Art. 2: Adóptese como plano oficial del Girardot el que por


cuenta del Señor Antonio Castro levantó el Ingeniero Señor
FranciscoVillamizar.

Art. 3: Autorícese al personero para que celebre con el Señor


Antonio Santos Castro un contrato con el cual consten las
siguientes estipulaciones: Antonio Castro hace entrega a
perpetuidad al municipio de las siguientes donaciones, Cuatro
calles en el sentido de Oriente a Occidente, de las cuales la
primera tiene un ancho de 12mt y las otras de 10mt, y cuatro
carreras en sentido Norte a Sur de las cuales la tercera tiene un
ancho de 15mt y las otras de 10mt. Una manzana ubicada en
las calles 2ª y 3ª entre las carreras 2ª y 3ª cuyas dimensiones
son 80m para las carreras y 70m para las calles. El agua para
uso del barrio y el terreno para construir los depósitos que lo
surtan y poder proteger las filtraciones que lo provean, en la
hoyada al Noroeste de la urbanización, de conformidad con
los derechos adquiridos por los vecinos del barrio y con los
derechos reservados para este fin en las ventas hechas a los
señores Arenas Mantilla y C° y Francisco Joya, por escritura
otorgada a notaria 1ª el 9 de Marzo de 1923.
188
Libro de Acuerdos 1922-1926 Acuerdo No.17 Nov. 30 de 1923

148
Art. 4: El concejo municipal se obliga.A considerar, al quedar
firmado este contrato, consumada la urbanización del barrio.
A destinar la donación de la manzana para servir de parque y
denominarla plaza de la Concepción como homenaje a dicha
ciudad Santandereana, y a arreglar lo más pronto posible las
aguadas, de manera que presten servicio cómodo y suficiente.

Art. 5: Para conmemorar el aniversario de la fundación


de la ciudad, el próximo 22 de Diciembre, el Concejo y las
autoridades municipales tomarán en dicha fecha solemne
posesión de la valiosa donación hecha por el Señor Castro
Wilches e inauguración en dicho día la carrera 3ª de dicho
barrio con el hombre de Antonio Castro.189

Don Antonio daba la lección de cómo ganar especulando


y aún salir condecorado. Un tercer movimiento táctico de
especulación con tierras y urbanización al Norte, lo constituyó,
aunque tímidamente, la construcción de el llamado BARRIO
OBRERO. Como dice Téllez:

“en 1921 la balanza se inclina, al menos


arquitectónicamente, hacia las clases bajas, en
materia de urbanismo y arquitectura. El gobierno
de Marco Fidel Suárez, emite una ordenanza para
la construcción de “casas higiénicas” para obreros.
Es el primer reconocimiento público del apremiante
problema creado por las barriadas miserables que
ya bordean la capital del país y no pocas de las
capitales Departamentales. De esa ordenanza
surgieron algunos intentos subsiguientes de “barrios
obreros” en Bogotá y Medellín muy limitados en área
y número de viviendas...”190

189
Ibíd., Acuerdo 17 de 1923
190
TÉLLEZ, Op. cit. p 487

149
En Bucaramanga, el aumento poblacional y la industria del
tabaco señalaban los primeros pasos de una categorización de
OBREROS en la ciudad. Al margen de la discusión teórica,
nos interesa señalar que era real el problema de vivienda
construida para las clases bajas y, que tras estos intentos, se
alargaba la mano de los protourbanizadores especulativos.

En 1921 se sentaban las bases para la fundación del barrio


obrero en cumplimiento de la ley 46 de 1918 que ordenaba
a los Concejos de algunas poblaciones destinar el 2% de las
rentas para “la construcción de casas para obreros pobres”,
para lo cual se exigía “la apropiación en los presupuestos de
gastos para los años 1920 y 1921 de las respectivas partidas
para este objeto”; pero, “no llegó el caso de darles inversión
por ser muy exiguas y por deficiencias de fondos para hacer
el desembolso”.191 Se pedía entonces, que la financiación la
realizará la Compañía de la Mutualidad y se destinaban $100
para levantar los planos pero, parece que a la Mutualidad no le
sonó el negocio, porque no lo realizó. Como el Departamento,
en permuta, había entregado un lote de terreno para este fin,
los concejales decidieron que era más importante la plaza de
ferias y lo utilizaran en ese sentido.
191
Libro de Acuerdos del Concejo de Bucaramanga. Acuerdo No. 16 de oct. 26 de 1921

150
En 1924 el concejo seguía tomándole el pelo a la orden
presidencial y por Acuerdo 10 ordenaba que “se compre un
lote para casas de obreros “ a don José A. Serrano.192 Ya en 1925
la Mutualidad se interesaba en el proyecto de adquirir” un
lote de 40.000 m2 para el barrio obrero”, y don Luis Eduardo
Acevedo ofrecía un lote al Norte de la ciudad distante 8 cuadras
del mercado y que lindaba con la quinta de Hermógenes Mota.
El precio de cada m2 era de $0,75 de contado y $1 a crédito
con plazo de cuatro años. Allí desfilaban personalidades a
visitar el terreno que según Vanguardia Liberal “cuenta con
agua abundante y es de buena calidad”.193 Tampoco se aceptó
tamaño ofrecimiento y, por último, el municipio adquirió un
terreno en Chapinero donde se llevaría a cabo el proyecto
en 1925.194 Aún en 1927 el concejo ordenaba al encargado
de las obras públicas que presentaran “los planos necesarios
para emprender la construcción de casas para obreros en el
lote de terreno adquirido para este objeto en el llano de don
Andrés”.195 Allí terminarían haciéndose las casas, pero sin el
impacto que pretendía el gobierno nacional.

192
Ibíd., Acuerdo No. 10, julio 11 de 1924
193
Vanguardia Liberal 7 de feb. , 1925
194
VALDERRAMA, Op. cit. p.365
195
Op. cit., p 383

151
2. 1. 4 Área Norte: Fruto de la perspectiva de estos proyectos,
se inició un vertiginoso ascenso en las compraventas, (ver
Figura 31) especialmente de lotes y solares. Los inversionistas
vieron en sus bajos precios (ver Figura 32) y en la proyección
urbanística del área una magnifica oportunidad, a pesar de
que no arrancaban aún en forma los proyectos de los barrios
Girardot y Mutualidad. Por barrios Chapinero y Policarpa
casi alcanzaban a los históricos Payacuá, Quebrada Seca y
Santa Rosa en movilidad, pero la valorización indicaba que
Payacúa alcanzaba los mejores registros, lo cual se entiende
por la gran cantidad de casas–solares (vivienda construida)
que se transó. El mayor loteo se dio en Policarpa y Chapinero
en tanto que el movimiento de solares sólo se registró en
Chapinero.

2.1.5 Área central: caía al último lugar en movilidad de


propiedad y su valorización promedio (ver Figura 32) aunque
aún era la primera tendía a caer. Al igual que en los anteriores
subperíodos, El Volante seguía manteniéndose como el más
apetecido en transacciones por su actividad comercial. A
propósito, y en cumplimiento del Artículo 7 del decreto
ejecutivo 1807 de 1915, se creaba la Cámara de Comercio,
obligación que debían cumplir también Cali, Cartagena y
Cúcuta. La élite municipal se reunió y fueron elegidos como
principales los señores Antonio Castro Wilches, Antonio
Barrera Forero, José Domingo Jácome Niz, Gabriel Silva
Vargas, Fred C. Hansen, Luis Enrique Gómez Pinzón, Víctor
Manuel Ogliastri, Pedro Elías Novoa, Carlos D. Parra,
Enrique Lleras y Luis Blanco; y como suplentes los Señores
Manuel Enrique Puyana, Enrique López Rovira, Carlos
Tapias, José Celestino Mutis, Jacinto Vargas, Cristóbal Uribe,
Eliseo Serrano Camargo, Enrique Sánchez, Camilo Ordóñez,
Christian Clausen y Ezequiel Alarcón.

La construcción del Club del Comercio, edificio de corte clásico


diseñado por el arquitecto Pedro Colón Monticoni y ejecutado

152
entre 1921 y 1922, la remodelación y embellecimiento del
Parque Santander, así como las mejoras hechas a la iglesia de
la Sagrada Familia, (ver foto) valorizaron el sector y, por
primera vez, el barrio Sagrada Familia (residencial) alcanzaba
los valores más altos, en tanto que San Mateo y el Volante
(comerciales) le seguían a mediana distancia. La tipología
mostraba que la concentración era cada vez más alta y sólo se
comercializaban lotes en Centenario y solares en Ricaurte.

El estudio de la dinámica de compradores y vendedores para


el período muestra a Don Ezequiel Alarcón como el mayor
comprador. Don Ezequiel y su hermano eran los dueños de
la fábrica de cigarrillos Virginia, que empleaba más de 80
obreros y, a su vez, subgerente de la Compañía Colombiana
de la Mutualidad. El patrón de compras señalaba casas-solares
en Antonia Santos, mediaguas en Pueblo Nuevo y San Mateo,
y lotes en la Mutualidad y Sagrada Familia. Don Ezequiel
compraba, y su hermano Víctor gerente de la Mutualidad,
vendía con buenos dividendos. Don Nepomuceno Cadena,
el ferretero e importador también aparecía al comprar casas-
solares en Baraya, San Juan de Dios de Dios y García Rovira
y mediaguas en Chorreras, posteriormente las revendía y
mantenía en circulación su dinero. El doctor Martín Carvajal,
presidente de la institución de caridad “La Gota de Leche” y
socio co-fundador de la Compañía Anónima del Acueducto
se “rebuscaba “ con la reventa; Pueblo Nuevo y Waterloo eran
los lugares preferidos por el médico para “negociar”. Don
Benito Covelli, el joyero y platero, incursionaba en el negocio
de la especulación en tierras con buen criterio, pues escogió
el sur con Charco Largo y el Volante, zonas comerciales
por excelencia. Don Emilio Garnica, el del “Buen Tono”,
ahora acumulaba propiedades en San Mateo, Siglo Veinte y
Quebrada Seca al amparo de un mejor futuro. Como Don
Marco A. Gómez, el tipógrafo y servidor público que pensaba
que Siglo Veinte y Charco Largo serían su futura redención.
Don Camilo Ordóñez como buen negociante compraba en

153
la Payacuá al occidente, en San Juan de Dios y en Chorreras,
para luego liquidar al mejor postor.Y los Hermanos Parra que
se convertirían en acaudalados ganaderos, negociaban casas-
solares en Charco Largo, El Volante, Payacuá y Quebrada del
Oro por el sur. Don Eduardo Soto era comisionista y para
interpuestas personas negociaba casas y solares en Centenario,
García Rovira y Quebrada Seca. Don Antonio Castro y Don
Manuel Enrique Puyana aparecían como eximios vendedores,
el primero movilizaba como ya se vió toda su hacienda para
convertirla en el Barrio Girardot, y el segundo, salía de parte
de las propiedades acumuladas años atrás.

Como se ha notado en este periodo, la capacidad de maniobra


del Municipio había aumentado gracias al mejoramiento
de sus rentas y a la integración con la élite de la ciudad.
El presupuesto para la tercera década aumentaba año por
año. Si en 1915 funcionaba con $29.31770, en 1920 había
duplicado ese valor a $ 60.54185. El predial de 1914 que
había representado $4.200, ahora ascendía a $13.000. Al
aumentar los ingresos municipales nuevas preocupaciones e
intentos por ordenar la ciudad aparecían en la “agenda” de los
concejales, por ejemplo:

El aseo público, que había sido su obsesión desde 1912 se



contrataba con Manuel T. Múnera en 1915.196

Los avisos que ya habían sido sometidos a ordenamiento,



nuevamente se discutían y se acordaban nuevas tarifas que
iban desde los $ 0.25 pesos hasta los $2.197

En 1915 crearon la Junta de Fomento que se hizo cargo



de las aguadas, cañerías, mataderos, escuelas y demás
obras a cargo del municipio y conformada por el Alcalde,

196
ACMB julio 21 de 1915
197
Ibíd., mayo 6 de 1915

154
el Personero y tres vecinos nombrados por el Concejo.198
Esta junta no funcionó.

En 1916 estableciereon un impuesto así: Automóviles



$20; coche de 4 ruedas a $12; coches de 2 ruedas a $10,
carros sin resortes $24 y carros con resortes $6, ello
debería cancelarse anualmente y por anticipado; en el
mismo sentido se establecía un reglamento de tránsito.199

En 1918 acordaron como días de feria en la ciudad, los



sábados y domingos,200 y con respecto a la salud municipal,
aprobaron la creación del Hospital para virulentos.201
Las epidemias, debido al desaseo y al consumo de aguas
sin tratar eran cosa frecuente en la ciudad. Por eso, en
1917 se creó la junta Departamental organizadora de la
lucha antituberculosa.202 En 1921 se bendijo e inauguró
un pabellón para tuberculosos y otro para “locos” en el
Hospital de San Juan de Dios.203

El municipio también pasó a hacerse cargo de la



inhumación de cadáveres de indigentes por cuenta del
erario público204 y empezó en 1916 a llevarlo a cabo.

La construcción de la Plaza de Ferias de ganado también



fue objeto de discusión para el Concejo, la obra debería
hacerse por licitación en un área estimada de 6.000m205,
pero no hubo postulantes, porque en 1922 se ordenó
nuevamente su construcción en la “cuadra que el
municipio tiene entre las calles 6ª y 7ª y las carreras 3ª y
198
Ibíd., mayo 10 de 1915
199
Ibíd., enero 16 de 1916
200
Ibíd., enero 11 de 1918
201
Ibíd., junio 19 de 1918
202
VALDERRAMA, Op. cit. p350
203
Op. cit. p 365
204
Libro de Acuerdos. 1912-1926 Acuerdo No. 32 de 1915
205
Ibíd., Acuerdo No. 17 de 1920

155
4ª”, para ello, autorizaba un empréstito por $7.500206, en
últimas, allí se hizo y se inauguró en el mismo año.

Para obras como el Palacio Municipal, el Matadero y el


Alcantarillado el municipio ordenó que se hiciera levantar
por duplicado sus planos, y apropiaba partidas.207 El catastro
y su reorganización volvió a la palestra de los ediles en 1922,
cuando pedían el nombramiento de los peritos para tal fin.208

Pese a todas estas disposiciones, el mismo presidente del


Concejo tenía una percepción muy particular del asunto.
Don Eduardo Rueda Rueda en 1923 pasaba un informe al
pueblo de Bucaramanga que decía:

“Todas las calles y Avenidas que se han dado


últimamente al servicio público, han sido ofrecidas
por la inagotable liberalidad de los vecinos de
Bucaramanga. Las mejoras que representa el
más pintoresco y bello de nuestros barrios, el de la
Mutalidad, con sus parques y avenidas modernas
en construcción, han sido el fruto de una iniciativa
fecunda, la obra de un caballero de Empresa y
acción, Don Víctor M. Ogliastrí, que a la aritmética
del banquero sabe reunir las preocupaciones de la
cultura y de la civilización. Las calles y plazas del
barrio Girardot han sido obsequiadas ayer no más
al Municipio por otro distinguido Bumangués, Don
Antonio Castro, y en el barrio Puyana con sus lujosas
avenidas en proyecto y su maravillosa topografía,
se emprenderá muy pronto la urbanización bajo
el diligente acierto de otro cultísimo caballero,
Don Alejandro Puyana, quien ofrecerá a su vez el
terreno para los servicios urbanos. El Señor Alcalde
206
Ibíd., Acuerdo No. 11 de 1912
207
Ibíd., Acuerdo No. 7 de 1922
208
Ibíd., Acuerdo No. 16 de 1922

156
Municipal, Don Alberto Mantilla, acometió ayer
no más la composición de las calles, contando con
la cooperación de los particulares, los frontis de
cuyas casas o edificaciones se iban a refaccionar;
y no sabemos de ningún vecino que rehusará
atender la solicitud de la Alcaldía. Es indudable
que la mitad por lo menos de las obras de nuestro
desarrollo urbano han correspondido a la iniciativa
privada. No hay, pues, motivo de considerar y menos
entre nosotros las contribuciones como el elemento
primordial y casi exclusivo del desarrollo municipal.
Como obras urbanas importantes, el concejo
municipal que acaba de cumplir su período, llevó a
cabo la construcción de la plaza de ferias y los dos
locales para escuelas construidos en el Parque de los
Niños e inaugurados recientemente; inició en forma
práctica la composición de los empedrados y atendió
con solicitud los servicios de la higiene y salubridad
pública”.209

La tal “liberalidad” de la que hablaba el doctor Rueda no era


más que la manifestación de la racionalidad de empresa que
guiaba a los negociantes, pero para una ciudad que observaba
en su vida el primer partido de fútbol en 1915, y organizaba la
fiesta de las flores en el mismo año, y que en 1923 se lanzaba
apresurada a la inauguración del Teatro Garnica, el lucro de la
élite era su “liberalidad “.

2. 2 LA FORMA URBANA 1924-1930


El segundo quinquenio de la tercera década del presente
siglo, señalaba para la ciudad la consolidación tendencial
urbana que apuntaba a mediados de la segunda década; y en
los dos últimos años, una crisis económica que se reflejaba en
lo urbano con la crisis en la construcción.

209
VALDERRAMA, Op. cit. p 371

157
La base económica mostraba cómo el café aún con altibajos
aún hacía parte importante de la estructura comercial de la
ciudad. La carga de 125 kilos se compraba en Bucaramanga
a $22 con abundante cosecha en 1928 y aunque en ese año
la producción había caído en 20.000 sacos, en 1929 volvía a
repuntar para en los treinta entrar nuevamente en declive.

Pero hemos dicho que el peso económico de la ciudad desde


los años quince lo llevaba la industria cigarrera y los registros
lo confirman: si en 1912 existían 10 fábricas de cigarros, dos
de cigarrillos y numerosos fabriquines, en 1927 el número
llegaba a 33 de cigarros, tres de cigarrillos y 471 fabriquines
de cigarros.210

Entre las más afamadas fábricas se encontraban la Palestina de


Vicente Hasbon; la Constancia de Francisco García y Hnos.;
Colombia de David Puyana; Mutualidad de García Cadena,
la Hamburguesa de Pedro Sepúlveda; la Holandesa de
Chiquinquirá de Espinosa, la Canawati de Alfredo Canawati;
la Mascota de Alarcón Hnos.; el Buen Tono de Emilio Garnica;
el Caribe de Valenzuela y Cía.; la Tropical de Uscátegui y Cía.
y la Foch de Chalela Hnos.211 la producción entre los años
1926 y 1929 arrojaba las siguientes cifras:

210
VALDERRAMA, Ernesto Monografía de Bucaramanga. En: Vanguardia Liberal 8 de
octubre de 1930. p.6
211
A. G .S. Fondo Miscelánea No. 706
158
PRODUCCIÓN DE CIGARROS Y CIGARRILLOS
1926 - 1929

180000000

160000000

140000000

120000000
Unidades

100000000

80000000

60000000

40000000

20000000

0
1926 1927 1928 1929
Cigarros 127199494 138924835 156814370 137855875
Cigarrillos 6669712 5441106 7154204 6205658

Figura 33. Producción de cigarro y cigarrillos 1926-1929


Fuente: Anuario estadístico de Santander 1929

La industria cigarrera en la ciudad representaba el 60%


de la producción general del departamento y miles de
Bumangueses encontraron su sustento en la citada industria.
Y además, se habían establecido al amparo del comercio,
las sucursales de los Bancos de la República, Agrícola
Hipotecario, Alemán Antioqueño, Banco de Bogotá, Banco
de Colombia y la Compañía Colombiana de la Mutualidad.
Como empresas de servicio figuraban: la Empresa Telefónica
de Santander, la Anónima del Acueducto, la Empresa del
Teatro de Bucaramanga, la de Fomento Urbano de Santander,
la Eléctrica de Bucaramanga y la SCADTA. Tres periódicos
figuraban en el inventario de los más importantes: Vanguardia
Liberal, El Deber y la Revista Tierra Nativa. Las fábricas de
bebidas gaseosas de Jorge Clausen, Posada Tobón, Hipólito
Pinto, Santiago Rodríguez y Emilio Rueda; la de chocolate
de la Nacional de Chocolates; la de velas esteáricas de Pablo
A. Alarcón y la de Chedraui y Korgi; también, fábricas de
fideos de Rafael Gavassa y Fideligno Téllez y de Fruta de Jugo

159
de la Compañía Frutera de Santander. En tapices y muebles
se destacaban las de Luna y Cía. Belisario Macías, Alejandro
Almeida, Carlos Montoya, Daniel Vesga, Pedro A. Dulcey y
Pedro Elías Velásquez. En sastrería estaban las afamadas de
Leopoldo Ogliastri, Alfredo Pineda, Irenarco Solano, Samuel
McCormick, Efraín Ramírez, y Luis Silva.Talleres de mecánica
y fundición como el de Arturo A Haskpiel y joyerías y platerías
como las de Carlos A. Larrota, Leonardo Angulo, Ceferino
Ortiz, Benito Covelli, Pedro Angulo, Rey Hnos. Nicolás
Covelli y Rodríguez Hnos. Fabricaban y distribuían materiales
para construcción Alfredo y Ambrosio Peña, Juan Evangelista
González, Roberto Parra Franco, Roberto Cadena y Eduardo

160
Rueda Rueda. Don Hipólito Pinto tenía fábrica de jabones,
y completaban este censo industrial y comercial, varias
fábricas de torrefacción de café, de conservas alimenticias y
un número muy apreciable de almacenes, boticas, droguerías,
tiendas, chicherías y “Kioscos”. Existían también en la ciudad
40 talleres de carpintería, 36 de sastrería, 18 de tipografía, 16
de zapatería y cinco de mecánica, tres cuererías, dos fábricas
de baldosín y una curtiembre.

Como centros sociales y culturales figuraban el Club del


Comercio, el Tenis Club, la Sociedad Jurídica de Santander, el
Club de Gremios Unidos, la Unión Deportiva de Santander,
el Centro de Historia de Santander, el Club Campestre, la
Sociedad Médica y el Comité de Cultura Física.212 En 1925
Vanguardia Liberal registró la existencia en la ciudad de “Mil
Bodegas entre las que se destacan Las Camelias, El Canario,
La Alondra y la Samaritana donde se venden licores, dulces,
jabones y otros utensilios.”213

Y era que Bucaramanga en sólo diez años había duplicado su


población; si en 1918 existían 21.918 habitantes en el casco
urbano, en 1928 la cifra llegaba a las 44.083 personas, es
decir, la ciudad crecía al 7.3% anual (Ver Tabla de censos). Con
respecto al Departamento, su población ya representaba el
7.5%, pero a nivel Nacional no superaba el décimo lugar.214

En cuanto a la cantidad de vivienda construida la ciudad


también mostraba adelantos, pues si en 1912 existían 2.402
casas, en 1926 según censo levantado por el Departamento de
Uncinariasis figuraban de 3.407 y en 1928 por censo nacional
aparecían 4.927 viviendas.215 Según el mismo articulista

212
Vanguardia Liberal. Oct. 8 de 1930
213
Ibíd., agosto 3 de 1925 p.3
214
CUERVO, Luis. Op. cit., Tabla de censos
215
Op. cit. p 6

161
“se observa que el mayor desarrollo urbano
está comprendido entre los años 1926 y 1928 en
que efectivamente se registró un era de progreso
inusitado que llevó a la propiedad raíz al grado
máximo de valorización registrado en la historia
de la capital Santandereana.” 216

En efecto las compraventas se habían disparado entre los


años 1925 y 1929 (ver Tabla de movimiento de compraventas
según V. L.) y ello se confirmaba con los datos del impuesto
catastral que mostraba cómo la valorización en alza había
pasado de $ 2’775.605 a $ 23’455.728 entre 1925 y 1930
(ver Tabla datos de impuesto catastral 1925-1930).

MOVIMIENTO DE COMPRAVENTAS
1925 - 1929 (Datos Vanguardia Liberal)

9000000

8000000

7000000

6000000

5000000
Valor

4000000

3000000

2000000

1000000

0
1925 1926 1927 1928 1929
No. 1142 1831 1405 1335 2521
Valor 1161680 2121815 7750699 2828796 2613623

Figura 34. Movimiento de compraventas según Vanguardia Liberal


Fuente: Vanguardia Liberal Noviembre 12 de 1929, p.2

216
Ibíd.Ibíd., p 6

162
DATOS IMPUESTO CATASTRAL 1925 - 1930
(Datos Vanguardia Liberal)

30000000

25000000

20000000
Valor

15000000

10000000

5000000

0
1925 1926 1927 1928 1929 1930
No. 2036 2342 1942 2207 2539 2629
Valor 2775605 9947630 13839275 14484155 23825369 23455728

Figura 35. Datos sobre impuesto catastral según Vanguardia Liberal


Fuente: Vanguardia Liberal Noviembre 12 de 1929, p.2

Para una ciudad con una actividad comercial como la que


registraba Bucaramanga, la conexión vial con los mercados
nacional e internacional era aún una tragedia. Sólo en 1924
por Ordenanza No. 54 de ese año, se organizaban a nivel
departamental las secretarías de Hacienda, y de Fomento
y Obras Públicas, y ésta última, con las dependencias de
caminos, salubridad e higiene, obras públicas, baldíos, minas
y fomento industrial y comercial.217 Desde esa fecha la
obra básica de ingeniería en Santander sería la carretera del
noroeste dividida en los siguientes sectores:

Puente Nacional – La Capilla 5Km
Puente Nacional – Mamaruca 42Km
Mamaruca- Oiba- Socorro 72Km
Socorro - San Gil 23Km
San Gil - Aratoca - Chicamocha 56Km
Chicamocha - Boquerón 15.5Km
Boquerón – Piedecuesta 15Km
217
Sociedad Santandereana de Ingenieros. Op. cit. p. 15

163
Piedecuesta – Floridablanca – Bucaramanga 20Km
Bucaramanga – Las Bocas 20Km

En la construcción de la carretera de Piedecuesta –


Floridablanca – Bucaramanga el departamento había invertido
$67.219, mientras que en el de las Bocas la suma se había
elevado a $721.241. En 1932 sedecía que el afirmado de las
carreteras se había realizado por el sistema MAC – ADAM,con
piedra caliza y que las obras avanzaban con lentitud por
razones de presupuesto y porque no se contaba con cilindros
automotores.218

Para integrar los mercados de Bucaramanga y el oriente del


departamento, en 1924 la gobernación declaraba obra de
utilidad pública la carretera que comunicaría Bucaramanga
con Piedecuesta, San Andrés y Málaga, que pasara por san
Andrés y Guaca y las regiones de la Tahona o Santa Bárbara.
La justificación de los diputados consistía en afirmar que la
carretera permitiría el intercambio comercial entre García
Rovira y el resto del departamento en productos agrícolas
y ganados, y se suavizaría el conflicto de esa provincia al ser
excluida de la participación por regalías de petróleo. Ello

218
Ibíd., p.28

164
era respaldado por la Cámara de Comercio, el Banco de la
Mutualidad, personalidades y comerciantes de la ciudad.219

Días después el mismo periódico afirmaba que Bucaramanga


perdía día a día su dominio y expansión comercial por falta
de vías, porque las que existían se habían prolongado hacia
otros terrenos (Norte de Santander, Ferrocarril – Barranca –
Infantas – San Luis y ferrocarril del Norte y del Nordeste y la
carretera central). Debido a ello, continuaba, Bogotá se había
apropiado de los mercados del norte de Boyacá que antes
eran tributarios de Bucaramanga y Cúcuta, por lo tanto, se
hacía necesario construir la carretera al oriente para abarcar
las provincias del norte de Boyacá y Casanare y lograr el
comercio de harinas, trigos, y pieles de res y cabra.220

Por el nororiente la realidad tampoco pintaba color de rosa,


en 1924 los viajeros que se dirigían de Bucaramanga a Norte
de Santander se quejaban del mal estado del camino y del
derecho de pisadura que se les cobraba por la vía de Bagueche221
y, al año siguiente, otro comentarista de prensa pedía que se
219
Vanguardia Liberal. 19 de marzo de 1924 p.3
220
Ibíd., 18 de Marzo de 1924 p.3
221
Ibíd., 7 de agosto de 1924 p 3.

165
considerara la vía Bucaramanga- Pamplona como prioritaria
debido a los diversos climas y variedad de productos (café,
cana, legumbres y demás). Con doce o más leguas debía
pasar por Tona y era importante porque había bosques
vírgenes, (madera y orquídeas) riqueza en el subsuelo (oro
y plata) y para la defensa del país porque “esa región cuenta
con posiciones inexpugnables que, ligeramente fortificadas
constituirán un valioso baluarte para repeler victoriosamente
cualquier agresión extraña.”222

Por el norte, se pensaba que debía construirse un camino


de Bucaramanga al Conchal en la vía a Puerto Santos con una
amplitud de 6m que permitiera el paso de vehículos de ruedas.
El camino se encontraba en buen estado entre las Bocas –
Conchal y entre las Bocas – Puente Nariño – Bucaramanga, por
lo cual sólo deberían refaccionarse algunos pasos y construir
puentes. Tal camino ahorraría de Bucaramanga a Cáchira 8Km
comparado con la vía del Tirabuzón.223
222
Ibíd., 12 de marzo de 1925 p 1.
223
Ibíd., 8 de sep. De 1925 p. 1

166
Un año después se pensaba que debería construirse una
carretera al Río de Oro a partir “de un punto del Llano de
don Andrés, hoy de la Mutualidad.”224

El departamento en últimas definió como vías preferenciales


en 1924:

La de la Tahona que comunicaba Piedecuesta, Guaca, San



Andrés y Málaga, pasando por la Tahona.
El camino de Bucaramanga a los valles de los ríos Chicamocha

y Chucurí y que comunicaba a Bucaramanga con SanVicente y
Zapatoca por el puente del “Tablazo”
Las carreteras de Charalá a San Gil y de San Gil a Socorro y

su empalme con la de Piedecuesta y Bucaramanga.
El camino del Carare pasando por Vélez y Landázuri

El camino que partiendo de Bagueche comunicara al

nordeste con el ferrocarril central del norte
El camino de Charalá a Duitama por “Virolín”

Las vías Zapatoca Socorro y Galán San Gil 225

Muchos de estos proyectos siguen vivos hoy y se esperan


como redención para el desarrollo departamental, como la
vía Bucaramanga – Málaga (verdadero camino de herradura)
que en 1930 seguía sin definir qué variante tomar, sí la de
Bucaramanga – Juan Rodríguez – Guaca – San Andrés, o la de
Bucaramanga, Pescadero, Cepitá, San Andrés, Guaca, o en últimas la
de Bucaramanga, Boquerón, la Tahona, Guaca, San Andrés

La élite comercial pensaba que “todas” las carreteras debían


partir de Bucaramanga “porque si no se hace así el comercio
se debilitaría y el ferrocarril en construcción se le restaría un
gran contingente de carga”226

224
Ibíd., 7 enero de 1926 p 1
225
Sociedad Santandereana de Ingenieros Op cit. p19
226
LUBINUS, Gaitán. En Vanguardia Liberal, 29 de Enero 1926. Pág.9

167
El ferrocarril se esperaba con impaciencia; el Departamento
y los accionistas de la COSADA la habían liquidado pensado
que con el ferrocarril la aviación ya no sería negocio, y don
Manuel Enrique Puyana pedía que la ruta férrea pasara por
Bucaramanga “para poder desenclaustrar esta región y sacarla
del desamparo y el aislamiento,”227 por lo tanto, se había
constituido una junta conformada por los Municipios de
Bucaramanga, Floridablanca y Piedecuesta, para que la capital
fuera estación principal de tránsito, entrada y salida por el
Norte y por el Sur.228

Pero el petróleo había llegado, y con él Barrancabermeja se


hacía punto estratégico para el comercio con Bucaramanga.
Así, en 1927 se pedía una carretera que comunicara Barranca
con el interior y se bifurcara hacia el sur y hacia Bucaramanga,
y otra que comenzara en Cáchira hacia Rionegro 229 y de allí a
Bucaramanga. Tales vías eran necesarias para unir la carretera
de la Tropical hacia Barranca y la otra para dar salida hacia
la estación del ferrocarril y, por consiguiente, al comercio y
“desembotellar” la región cafetera de Rionegro.

En 1927 la carretera Bucaramanga – Barranca se negociaba con


la firma HEBARD y Cía. porque iba a servir “a los altos fines
de la santandereanización como es llevar el pensamiento y el
sentimiento del gobierno de Bucaramanga a Barranca que,
hoy por hoy, es campo propio a aventuras que atentan contra
los intereses de Santander”230.

Pero, para que se observe cómo estaba Bucaramanga en


vías en 1927, sólo hay que leer el anuncio de Don Enrique
Soto gerente de la compañía de transportes terrestres en
Vanguardia Liberal:
227
V. L. 6 Enero de 1926. P.23
228 Ibíd.
229
Ibíd. Marzo 01 de 1997. P. 01.
230
Ibíd. Julio 19 de 1927. P. 06.

168
“Don Enrique Soto gerente de la compañía de
transportes terrestres,informa que dentro de dos meses
estará al servicio la carretera central hasta el punto
de Santa Rosita, con el cual el viaje de la capital de la
República hasta Bucaramanga se podrá hacer en tres
(3) días así: de Bogotá hasta Santa Rosita, de Santa
Rosita a San Joaquín, de San Joaquín al Corregidor y
de este punto de Bucaramanga”231.(ver fotos)

Los servicios públicos en lo que respecta a la energía eléctrica


y a los teléfonos, a medida que actualizaban su tecnología, se
masificaban al abaratarse sus costos. En 1925 por Acuerdo
No. 3 se estipulaba la tarifa de teléfonos así: por servicio
de cada aparato en oficinas, almacenes, tiendas, restaurantes,
hoteles, cantinas, agencias de comercio y demás a cinco pesos
mes y por cada aparato en residencia a tres pesos mes. En un
ordenamiento concéntrico, el consejo para efectos de tarifas
dividió en zonas el servicio así: zona urbana, zona semiurbana
(hasta 2 ki de la oficina central); zona semi-rural (hasta 7½
de la oficina central) y zona rural (a más de 7k de la oficina
central)232.

También el servicio de transporte público y particular de


automotores se incrementaba, y con ello la necesidad de
su ordenamiento. En 1925 el Consejo creó la Inspección
Municipal de Tráfico “con el fin de resolver los crecientes
problemas de tráfico vehicular”.233 Y es que en 1927 se
registraban en la ciudad 110 vehículos de los cuales 80 eran
automóviles, 13 autobuses y 17 camiones. “Estos vehículos
ocupan a 150 choferes e implica un consumo de gasolina de
128 cajas mensuales todas de la Troco. Hay solamente un taller
de reparación”234.
231
Ibiíd. 16 de abril de 1927. P. 8
232
ACMB, 1922 – 1926 Acuerdo No. 3 de marzo 6 de 1925.
233
Ibíd. Acuerdo No. 22 de Julio 25 de 1927.
234
Vanguardia Libera. 14 de julio de 1927. P.7.

169
Para 1930 la cifra se duplicaba, pues aparecían registrados
156 autos, 26 buses, 76 camiones y 13 motos junto con 236
carros de mano y 198 bicicletas”235. Esta situación de cruce
entre autos y mulas por las calles de la ciudad dio pie para
que el Consejo prohibiera “el estacionamiento de mulas y
toda clase de animales en las calles y plaza"236. (Ver fotos)
Pero el Consejo también vio allí la posibilidad de obtener
ingresos para el fisco y en 1926 acordaban gravar los autos en
circulación así:

Autobuses hasta 20 personas $8


Automóviles hasta 10 personas $7
Automóviles hasta 7 personas $5
Automóviles hasta 5 personas $3
Autocamiones de carga $3
Automóviles para 2 personas $2
Coches de 4 ruedas, llantas de goma $1.50
Coches de 2 ruedas, llantas de goma $1.10237

El problema de las basuras obligaba a que se hiciera un


ordenamiento al respecto; en 1922 la gobernación concedía el
permiso para botar en terrenos de propiedad del departamento
en el Llano de don Andrés: “las basuras que se recogieran en la
ciudad, con motivo del servicio de aseo próximo a establecer
en lo dispuesto en el Acuerdo No. 10 de 1920”238. Y ya para
que funcionara el servicio, se reglamentaba en 1926 con la
creación del Impuesto de Aseo mensual con las siguientes
estipulaciones:

1ª Clase: fábricas de cigarrillos, almacenes por mayor,


droguerías, chicherías y guaraperías ..................$3
2ª hoteles, tiendas, restaurantes, teatro, boticas ...$1.50
3ª tiendas y talleres.................................... .$1
235
Archivo Gobernación Fondo Miscelánea, No. 708
236
ACMB. Acuerdo No. 10 de mayo 27 de 1927.
237
Ibíd.
238
VALDERRAMA, Op. cit. P. 366.
4ª casas por encima de $5.000 de catastro... ..... .$0.50
5ª casas mayores de $1.000 y menores de $5.000 en
catastro ...................................................$0.30
6ª casas menores de $1.000 de catastro............ $0.20

Se creaba la sección de barrenderos con un administrador con


sueldo de $35 mes, 3 cabos a $20 mes y 12 barrenderos a $15
mensual cada uno.239

Las obras del acueducto avanzaban con rapidez ante la


expansión de la ciudad, como hemos reseñado, las aguas
públicas bajaban por las vías y a ellas caía toda clase de
suciedades tanto públicas como privadas, por ello el Consejo
en 1925 disponía: “reglamentar las vías públicas para atender
las cañerías destinadas a prestar servicio de acueducto”, con
lo cual las propietarias debían,

“reparar los empedrados y embaldosinados y


dejar en cada esquina y cuadra una “T” que
pueda condicionarse en caso de incendio y
colocar el depósito de distribución a una altura
no menor de 7 metros y convenientemente
cubierto”240

Don Ángel María Arenas (ver foto) un “ingeniero autodidacta”


se volvía asiduo contratista del Municipio, porque en 1925
volvía a ser contratado para “el suministro de agua con destino
para la pesa y la construcción de un tanque de agua”241. El
contrato se realizaba por $20 mensuales y se esperaba que
la mejora del agua fuera notable, así mismo, el agua del
caño público que recorría la calle 4 se destinaba para el
embellecimiento urbano.

239
Op. cit., Acuerdo No. 5 de marzo 02 de 1926.
240
Ibíd. Acuerdo No. 13 junio 02 de 1925.
241
Vanguardia Liberal. Noviembre 10 de 1925, p. 04.

171
Las obras de la compañía del acueducto también mostraron
resultados, Vanguardia comentaba en 1926 que:

“se acaba de construir un tanque situado en la


Albania a una distancia de 1200 metros hacia el
oriente de la carrera 22. A su vez en la hondonada
de Morrorico se construyó un sifón de 6” de diámetro
de hierro galvanizado, de una longitud de 1300
metros. Las primeras calles que tendrán el servicio
de acueducto serán la calle 3 en el cruce de la carrera
21 y continúa hasta la carrera 10, luego seguirá el
ramal de la calle 5 y 6”242.

Los costos también se reducían porque “en el depósito que


hay en la carrera 12 entre calles 2 y 3 se cobra un centavo por
cada barril de agua”243. El acueducto de las tres B comenzaba
su declinar.

Pero los urbanizadores para vender sus barrios necesitaban


hacerlos atractivos en servicios públicos, así que ellos mismos
los construían, por ejemplo, el acueducto. Sin embargo, no
era un costo a su bolsillo porque acordaron con el Municipio
“su utilidad” o “la necesidad” para que éste lo asumiera. En
1926 por ejemplo, el Consejo acordaba la destinación de $604
para comprar tubería de hierro para conducir agua desde el
tejar de los señores Puyana en la parte oriental de la ciudad,
hasta el centro de la plaza de la Concordia.244

Los Penagos como buenos negociantes entraban en la feria de


instalación de redes de acueducto y el Consejo les concedía
permiso: “para hacer uso de calles y carreras para la instalación
de la empresa de acueducto que piensan establecer”245. Dos
242
Ibíd. febrero 4 de 1926. P.6.
243
Ídem.
244
ACMB Acuerdo No. 11 de 27 de abril de 1926
245
Ibíd. Acuerdo 28 de 1926.

172
años después se autorizaba al personero para que contratara
con los Penagos: "la conducción del agua al matadero y al
hospital”246 Es de suponer que eran las que corrían por las
calles 4, 6 y 7. Para que ello fuera posible, en 1927 el consejo
ordenaba que a partir del 1 de enero de 1928 se suprimiría en
la ciudad: “el servicio de aguas que bajan de la parte alta del
poblado por cañerías descubiertas para hospital y matadero”247.
El agua también llegaba al parque Santander por cuenta de la
compañía anónima que ampliaba sus tubos matrices “con una
bastante capacidad que está tendida desde sus tanques hasta la
carrera 22 como punto de distribución”248.

Pero y con todo, el servicio de agua por acueducto tardaría


unas décadas más para que fuera posible en la ciudad. Sin
embargo, con mayor cantidad de agua en las viviendas el
problema del alcantarillado se hacia más agudo. En 1928 la
Asamblea Departamental destinaba $20.000 para iniciar la
obra del alcantarillado de la ciudad consistente “en la realización
de estudios técnicos y producción de documentos gráficos
y demás que requiriera el proyecto del alcantarillado”249.
Pero el “destino” se quedó en el papel porque sólo en 1933
aprovechando el colector de aguas negras construido para el
pabellón de carnes y la casa de mercado, se hicieron algunas
246
Ibíd. Acuerdo 18 de junio 6 de 1928.
247
Vanguardia Liberal, 11 de marzo de 1927
248
Gaceta de Santander. Ordenanza No. 93 de Abril 22 de 1928
249
Ibíd.,

173
conexiones para los particulares que dio margen a su utilización
en el sector central. “Más tarde en 1940 se extendieron los
trabajos a otros sectores contando con los fondos de fomento
municipal y con la bolsa de los propietarios de finca raíz”250.

La dinámica por sectores en este subperíodo muestra cómo el


área norte llegaba al primer lugar en movilidad, casi duplica
al sur, que pasaba al segundo lugar y alejándose del oriente.
Así como el norte era el más móvil, también era el más
económico y ello se explica por el tipo de transacciones que
realizaba, en su mayoría lotes para construcción.

2.2.1 Área Norte: por barrios Girardot y la Mutualidad


doblaron a Chapinero en transacciones mientras que los
históricos Quebrada Seca, Santa Rosa y Payacuá eran relegados
a últimos lugares. La valorización de áreas por barrios
mostraba a Payacuá como el más costoso pero seguido muy
cerca por Mutualidad, mientras que los históricos mantenían
su patrón estable y medio.

Figura 36. Movimiento de compraventas por barrios 1924 –1930


Fuente: Notarias 1ª y 2ª registro de compraventas urbanas
250
VALDERRAMA, Op cit. Pág. 407.
174
En esta área como en el oriente la especulación iba de la mano
con la valorización a través de vías de acceso o infraestructura de
servicios públicos en contubernio con la Alcaldía y el Consejo.
Por ejemplo, en 1925 la junta de comercio le solicitaba a
Agustín Trillos (uno de los maestros contratistas más famosos)
la composición y mejora de la fuente del comercio251. En el
mismo año se informaba que se prolongaría la avenida del
norte para el tráfico de vehículos desde el restaurante Bal
Tabarín hasta la Quinta Larsen (en Chapinero), y que a esa
avenida se le denominaría del “General Ospina”252. Dos años
después los conductores de vehículos y paseantes se quejaban
del mal estado del camino entre el puente del Comercio y Bal
Tabarín y decían que “aquel trayecto del camino es el único
en la ciudad en donde se puede pasear a toda velocidad en las
tardes calurosas en que las sofocación requiere locomoción
automobiliaria”253.

Las vías al norte en especial las que comunicaban desde el


oriente con la Mutualidad se hacían también de necesidad y
de “imperiosa acometida”; así en 1926 el Consejo señalaba
que: “el tráfico de entrada por la ciudad en la vía norte es cada
día más intenso y que la carrera 10 es sumamente estrecha
e insuficiente para contener dicho tráfico,” por lo cual era:
“absolutamente necesario abrir una nueva vía para el norte”,
por lo tanto, acordaron: “Declárase la utilidad pública a la
prolongación de la carrera 12 en el cruce de la calle 1 hasta
unirla con la misma carrera del barrio de la Mutualidad”,
y “autorícese al Alcalde para gestionar la consecución a
compra o la expropiación si fuera el caso de la casa que existe
en dicho lugar y que es preciso demoler para obtener la
prolongación y apertura de la vía citada”254. En otras palabras
el plan “muelas” empezaba a funcionar en la ciudad. Un año
después se reportaba la apertura de la vía en los siguientes
251
Vanguardia Liberal, 25 de febrero de 1924. P. 2.
252
Ibíd. diciembre 8 de 1925. P. 6
253
Ibíd. mayo 28 de 1927, p. 4.
254
ACMB. Acuerdo 23 de septiembre 28 de 1926. 1922-1926.

175
términos “el alcalde ha contratado el lote o terreno para la
prolongación de la carrera 12 hasta el llano de la Mutualidad
en construcción. Dicha carrera es la de mayor tráfico y la más
larga de todas las de la localidad y resolverá los problemas del
estancamiento de recuas en inmediaciones del mercado”255.
Quedaban así ratificados los “muleros”, construida la doce ya
no podrían entrar al centro. Pero se necesitaba el puente
sobre la quebrada seca y se contrató por $12.000, “se dice del
puente que de cada estribo mide 15 metros de altura y tendrá
una luz de 90 metros aproximadamente”256.

Pero a la Mutualidad le pareció que una calle era poca cosa,


así que en 1927 el Consejo declaraba: “de utilidad pública la
prolongación hacia el norte de la ciudad de todas las carreras
que se hallan interceptadas por la calle 1 de plano de la
localidad y que debe unir el centro con los barrios Girardot,
Llano de don Andrés, y la Mutualidad y las carreras de este
último con el Barrio Obrero de propiedad municipal”, y se
autorizaba al alcalde “para que realice las negociaciones o
contratos con los dueños de las fajas de terrenos indispensables
para la prolongación que trata el presente”.257

La fiebre de urbanización continuaba porque Vanguardia


informaba que:“se acaba de fundar la compañía de urbanización
que se propone edificar 15 manzanas al noroeste de la ciudad
con casas uniformes y carreteras de circunvalación, lagos,
bosques y calles probablemente curvadas”.258

Don Antonio Castro luego de lotear su hacienda dejó


“colgados” a los compradores, porque en 1925 se informaba
que el barrio se había convertido en un muladar por lo cual
solicitaban al gobierno que colaborara con el aseo, ornado
y refacción de ese sector”259, sin embargo, ni Castro ni el
255
Vanguardia Liberal, 29 de abril de 1927. P. 4.
256
Ibíd. 28 de julio de 1927. P. 4.
257
ACMB, Acuerdo No. 32 de septiembre 27 de 1927.
258
Vanguardia Liberal, agosto 12 de 1927. P. 3. el subrayado es nuestro.
259
Ibíd. noviembre 24 de 1925. P. 5.

176
Municipio se movieron porque en 1927 los habitantes aún
solicitaban la “composición de la plaza de la Concepción y las
aguadas públicas.”260

El popular deporte del fútbol hizo su arribo a la ciudad y


despertó verdadero fervor entre la población, debiéndose
adecuar un sitio para la práctica de este ”novedoso” ejercicio
de dar patadas a un balón. El Departamento cedió para el
servicio de “plaza o campo de deportes” un lote de terreno
de 340 metros de largo por 150 de ancho en el terreno que
poseía en el llano de Regadero al oriente del llano de don
Andrés.261

En síntesis, el norte continuaba su expansión y valorización al


antojo de los urbanistas y negociantes.

2. 2. 2 Área sur: siguió expandiéndose y, por ello, su segundo


lugar en movilidad, pero el motor a diferencia del nororiente
no fue la acción privada proyectada, sino el interés municipal
del ordenamiento vial hacia Florida y Girón, y el desenglobe de
los llanos aledaños a estos ejes, lo cual generó la expansión
de Guacamayas, el más móvil en este subperíodo por encima
de Charco Largo que por primera vez caía al segundo lugar, y
procesos de concentración en los demás barrios.

260
Ibíd. junio 28 de 1927. P.6.
261
Gaceta de Santander. Mayo 4 de 1929. Ordenanza Número 45.

177
Figura 37. Valores promedio por barrios 1924-1930
Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

La valorización del sur fue baja, matizada por ejemplo en


Cordoncillos y Filadelfia, barrios comerciales que seguían
en tal función. La movilidad predial confirma la idea del
doble movimiento concentración – expansión, pues el loteo
fue alto, (tercero después del nororiente) y, por movimiento
de casas solares fue segundo después del norte que como se
observó, movilizó todos los tipos de predios.

El ensanche de las vías en el Sur se materializaba en 1924


con el bautizo de “Avenida Villegas” a la vía que partía del
cruce de la calle 11 con carrera 12 y terminaba en Charco
Largo como: “testimonio y agradecimiento de los habitantes
de Bucaramanga al actual Ministro de Obras Públicas por sus
eficaces y desinteresadas gestiones a favor de ferrocarril en
Puerto Wilches” 262.

262
Libro de Acuerdos 1922-1926 Acuerdo No. 1 de junio 11 de 1924

178
Otra obra importante era el ensanche de la carrera 12 entre la
plaza de la Concordia y el puente Bolívar con una anchura de
13m que era la misma del trayecto Puente de Bolívar hacia el
sur. Esa obra era indispensable para: “la comodidad, seguridad
y belleza de las carreteras que conducen a Piedecuesta y
Girón”263.

En el mismo año se inauguraba la variante entre el sitio de


la Ceiba y la plaza de la Concordia con el fin de permitir el
tráfico de vehículos hacia la salida de Florida, y se proyectaba
ampliar la calle 12 en el trayecto que quedaba frente al circo
Apolo 264. Con respecto a la plaza de la Concordia se pedía a
las autoridades municipales construir terraplenes y nivelarla
pues se hallaba en “malísimas condiciones” y que se les
ordenara a los negociantes del mercado establecido en aquel
sitio el cumplimiento de las obligaciones sobre aseo porque se
encontraba convertida “en un horrible muladar”265. Esta sería
una de las últimas plazas en convertirse en “Parque”. El sur a
expensa de las vías siguió en expansión aunque su dinámica se
vería muchas décadas después favorecida con la concentración
del Nororiente.

2. 2. 3 Área Oriente: evidenciaría en este subperíodo la misma


dinámica del Norte, y la misma racionalidad especulativa
sólo que con otros nombres y prohombres: los Puyana.
Por movilidad terminó en tercer lugar y por valorización
en segundo, ya que si bien hubo loteo en cantidad éste se
concentró en Cabecera y Puyana, mientras que los históricos
Antonia Santos y Pueblo Nuevo mantuvieron la dinámica de
la casa solar y siguieron al frente en compraventas y con alta
valorización en Antonia Santos.

263
Vanguardia Liberal. 18 de noviembre de 1925. P.3.
264
Ibíd. 24 diciembre de 1925. P. 5.
265
Ibíd. 2 de marzo de 1927. P. 4.

179
La historia del oriente ya como fruto paciente y deliberado de
urbanización se inicia en 1925 cuando los sucesores de David
Puyana abren a la venta lotes en el barrio Puyana (actual
Mejoras Públicas, ver Mapa 1924-1930) situado al oriente
de la ciudad. El citado barrio constaría de 20 manzanas con
calles de 20m de ancho y “completamente arborizadas”; se
proyectaba también el servicio de un acueducto moderno
y la compañía vendería lotes pues esperaba más tarde la
construcción de los mismos. El barrio tenía por límite norte
la carrera 22 desde la esquina del parque de los niños hacia el
sur. Esa misma carrera sería la utilizada para la construcción de
“La gran Avenida Oriental” (hoy carrera 27) que comunicaría
el parque de los niños con la Ceiba y la Puerta del Sol.266 (Ver
Fotos)

Así pues, teníamos un barrio con acueducto y gran avenida


pero faltaba más: “un premio de $500 a la mejor construcción
en el primer año” 267. Eso si era promoción. En septiembre los
compradores habían planeado la construcción de “hermosos
chalets y casas elegantes y modernas” y se esperaba que el
barrio se convirtiera en uno de los más “pintorescos y quizás
el mejor situado de ellos”. Se describía que la calle 2ª y la
carrera 22 tenían una ancho de 25m y las demás de 20m con
espacio de 2m para embaldosado, y que los lotes tenían una
extensión mínima de 10m de frente por 35m de fondo, a un
costo de $1 m2 con lo cual el valor total ascendía a $350.268
Con el loteo en Puyana se iniciaron nuevas construcciones
hacia el oriente de la ciudad por el sitio de la Cochera (hoy
carrera 27 con Avenida la Rosita) y hacia el sur siguido el
límite del Llano de los Puyana y paralelo a la edificación del
barrio.269

266
Ibíd. 7 de agosto de 1925. P. 1.
267
Ibíd.
268
Ibíd. 9 de noviembre de 1925. P.1.
269
Ibíd. 19 de diciembre de 1925. P. 3.

180
Loteado el terreno se iniciaba el proceso de levantamiento de
viviendas pero no de cualquier tipo, Vanguardia informaba en
1926 que:

“la empresa de urbanización del barrio Puyana


construyó una quinta para la venta con estilo sobrio,
elegante y nuevo de 12 metros de frente por 40
metros de fondo y se halla situada en el centro de
una manzana rodeada de jardines”270.

La élite que habíamos encontrado los primeros años viviendo


en el área central y que luego migraba hacia Antonia Santos,
ahora presurosa para alejarse de las capas medias y bajas y
buscaba propia identidad y diferenciación a través de sus
construcciones, llegaba a Puyana:

“la parte alta de la ciudad se haya poseída por


una verdadera fiebre de urbanización y mejoras.
El visitante que se traslade al barrio de la Cochera
puede contemplar todo un nuevo barrio, con sus
calles suficientemente amplias, sus casitas alegres,
buen servicio de agua, airosos puentes y quintas ya
construidas y otras en construcción, en muy elegantes
proporciones como la que está levantando el señor
Gustavo Cáceres y las que terminaron los señores
Estanislao Olarte y Alfredo y Ambrosio Peña. Por
otra parte los propietarios entre los cuales se hallan
en primera línea por su espíritu entusiasta el señor
Marco A. Gómez han comprendido que su negocio
corre parejo con el espíritu público de que den
muestra, y se han apresurado a construir empedrados
por todas partes, de manera que muy pronto estará
establecido el servicio de buses que subirán por la
calle 6 y pasando por la carrera 22 bajarán por la
Calle Real”271.
270
Ibíd. 20 de enero de 1926. P. 1.
271
Ibíd. 3 de abril de 1927. P. 1.

181
En realidad el barrio Puyana eran tres: el Puyana, el Conuco
y la Alameda alrededor de la avenida central de 25m de
ancho. El barrio Puyana tenía 16 manzanas de 80m x 80m
con calles de 20m y con plaza destinada a bosque. (Actual
Mejoras Públicas) (Ver Esquema de manzana.) Los otros dos
se proyectaron con 42 manzanas de 80m x 80m con calles de
15 de ancho y plazas y terminó construyéndose en forma
radial . Estos dos barrios serían realmente el proyecto Barrio
Sotomayor, que adelantaron los señores Puyana en asocio con
la firma antioqueña de Seguros y Urbanización y a través de
la Sociedad de Fomento Urbano de Santander. (Ver Esquema
de manzana)

El “alejamiento” paulatino del centro comercial tradicional y


del eje Avenida Camacho Carreño, coincide con dos hechos
significativos, el primero el acceso al vehículo particular por
parte de la élite y, por el otro, la adecuación y planificación
de áreas para el recreo y esparcimiento de esa misma élite,
como fue la proyección en el área oriental de amplios lotes
para la construcción de viviendas confortables y alejadas del
bullicio, así como la proyección de un club “El Campestre”
(instalaciones que ocupa hoy el colegio de la Presentación),
y que reemplazaría el Country Club, ubicado en la Avenida
Camacho Carreño, unido a un ensanche que se concatenó con
la masificación del transporte vehicular.

Pero la expansión urbana representaba un serio problema


para las clases populares, pues los astronómicos costos de los
automóviles no era de fácil acceso a ellas, los urbanizadores
ya habían pensado en este problema logístico, para ello tanto
los urbanizadores como los dueños del transporte masivo se
dirigieron al Concejo: “suplicándoles el arreglo de la calle 6
de esta ciudad en la cual habrá de establecerse próximamente
un servicio ordinario de buses” y se pedía que los propietarios
construyeran los empedrados y arreglo del piso272. Desde
272
Ibíd. 23 de marzo de 1927. P. 4.

182
entonces se establecieron rutas de buses hacia los distintos
puntos de cardinales de la floreciente ciudad.

Pero los Puyana eran futuristas y también filántropos, pues


ante la eminencia de la llegada del ferrocarril manifestaban
al gobierno que si la entrada del mismo se realizaba por sus
terrenos estarían dispuestos a ceder grandes extensiones y
“hacer concesiones liberales que deben tenerse en cuenta para
los intereses de la obra”273. La donación consistía: “en una
manzana que serviría de plaza frente al edificio de la estación,
y para el ferrocarril dos y medio kilómetros”274.

También en el Sur y en el Norte algunos negociantes “donaban”


terrenos con el fin de establecer calles o vías que valorizaran
sus propiedades, por ejemplo don Constantino Rueda que:
“entre las calles 6ª y 7ª ha dado al servicio una nueva calle que
será donada a la ciudad”275.

Pero había otros proyectos y ordenamientos que le daban vida


al oriente, por ejemplo, la Asamblea autorizaba la suma de
$400 pesos para pavimentar y embellecer la Plaza Santander.276
Los hermanos de Ezequiel y Luis Francisco Alarcón instalaban
una fábrica de fósforos “con las más reciente maquinaria
Italiana”. La industria se encontraba ubicada en la Avenida
Camacho en la Quinta Villa Elisa, con aproximadamente 200
obreros y una producción mensual calculada de 300 gruesas277.
Ello significaba que las antiguas quintas de Antonia Santos y
la Avenida Camacho cambiaban su uso, ahora se convertían
en fábricas y sus propietarios construían o compraban al
oriente.

273
Ibíd. 3 de agosto de 1927. P. 4.
274
Ibíd.
275
Ibíd. 30 de marzo de 1927. P. 6.
276
Gaceta de Santander. Ordenanza Número 12 de abril 10 de 1926.
277
Vanguardia Liberal. 18 de febrero de 1926. P.5.

183
Otra obra de proyección en esta área era la construcción de
edificios para el cuartel, en un lote escogido por el ministerio
de guerra en terrenos del departamento278. Y también la
“explotación” del Parque de los Niños a través de la instalación
de aparatos de recreación y gimnasia, licencia pedida por Don
Luis Camacho Careto, hijo del general, por 5 años “al cabo de
los cuales el municipio recibiría los espacios habilitados y los
aparatos”279.

Para el mejoramiento de los parques Antonia Santos y García


Rovira el municipio destinaba un presupuesto de $4.200
comprometiéndose con el señor Martínez Hernández a
comprarle 1200m2 de “baldosín corrugado” a razón de $350
c/u.

La empresa privada también se comprometió con el ornato


de la ciudad. En 1927 se constituía la “Junta de erección de
la estatua del General Santander” con el fin de obsequiar 20
bancos de bronce para la plaza con un costo de $765 que
habían sido hechos en París. Tal contribución la organizaba la
colonia libanesa280. Para no quedarse atrás de los libaneses en
generosidad, la Compañía Colombiana de Tabaco, Escobar y
Compañía, el Banco Alemán Antioqueño y los Comerciantes
Antioqueños Posada Tobón, donaban para la misma plaza:
“varios grandes candelabros de bronce para el alumbrado
eléctrico y $1.000”.281 También por su puesto, los candelabros
fueron traídos de París a un costo de $2.000.

El oriente en síntesis, se movió al ritmo que le impusieron los


Puyana y sus dadivosas obras: barrios, puentes, acueductos y
donaciones.

278
Gaceta de Santander. Decreto 47 de octubre 27 de 1926.
279
ACMB. Acuerdo No. 16 de mayo 28 de 1925.
280
Vanguardia Liberal. 29 de octubre de 1927. P.1.
281
Ibíd.

184
2.2.4 Área occidente: con muestras de agotamiento de
su frontera de expansión continuaba en penúltimo lugar
en movilidad transacional. Sin embargo, ya que en su
mayoría movía casas solares y mediaguas, es decir, viviendas
construidas, su valorización se mantuvo en media Tabla. (Ver
Esquema tipología de manzana)

Por barrios, Piñitas terminó en primer lugar en movilidad,


seguido muy cerca como fue la tendencia durante los treinta
años, por Chorreras. La valorización mostraba a la Quinta
y San Juan de Dios como los más costosos y por tipología la
tendencia era concentrativa pues el loteo casi desapareció.

185
Por su formación geológica, la ciudad empezaba a mostrar
el problema de la erosión y con ella los primeros intentos
por tratarla. En el occidente, el área más proclive por su
cercanía al carcavamiento se comentaba en 1927 que “el señor
personero del municipio se encuentra preocupado por el
peligro de derrumbe del desfiladero conocido con el nombre
de la Doncella”, para lo cual solicita un auxilio económico
para la construcción de un muro de contención cuyo costo
podía ascender a los $30.000.282

Como obras de valorización al Occidente se informaba en


1926 que ”en el cementerio universal se está colocando hacia
el camellón del Hospital de Caridad, una hermosa verja de
Hierro.”283 El citado columnista daba muestras de preocuparse
por la proyección urbana porque continuaba:

“en alguna ocasión insinuamos la construcción de un


nuevo cementerio en un lugar apartado de la ciudad,
282
V. L. 2 de Septiembre de 1927. P. 4.
283
V. L. 6 de Febrero de 1926. P. 5.

186
que no perjudique la higiene de ésta, como puede
ocurrir con los cementerios que queden en el parque
de Romero en el día en que crezca la población con
alguna intensidad. Creemos que es ya tiempo de que
la ciudad se vaya preocupando por estos problemas
que miran a su porvenir, y que sean la base de su
conveniente urbanización 284.

2.2.5 Área Centro: siguiendo la tendencia de los últimos


años terminaba como el menos móvil y como el más
valorizado, pero ahora casi alcanzado por las demás áreas.
Esto indicaba que la diferenciación del valor del suelo urbano,
estaría marcada ahora no sólo por la “centralidad”, sino por
otros factores como la función, el tipo de construcción y el
peso proyectivo señalado por la élite a la hora de urbanizar.
Por tipología había un repunte del loteo hacia sectores como
Baraya, lo cual significaba que en el centro, el aumento de
la oferta de vivienda económica en otras áreas, produjo una
presión sobre el área central, que precipitó la caída de los
precios en algunos barrios y produjo desenglobe a partir de
loteos en otros. La movilidad en el ámbito de barrios señaló al
Volante como el más atractivo y comercial, ahora seguido muy
de cerca por Sagrada Familia y Baraya barrios, residencial el
primero y comercial el segundo. La valorización en el centro
también respondía a la lógica de la donación, al menos en
aquellos nuevos subsectores como, por ejemplo, en el área del
actual parque Bolívar, donde se le hacía entrega al Municipio
de la Quinta Hansen para la construcción del Parque Bolívar y
“erección de la famosa estatua ecuestre del libertador, obra de
Anderlini y, a su vez, fundar un museo Bolivariano” 285.

El proyecto de construir un teatro en el viejo edificio que


sirvió de cárcel en el costado norte de la Plaza García Rovira,
dejaría de tener importancia tras la costosa inversión hecha
284
Ibíd
285
V. L. 2 de Diciembre a 1926. P. 1

187
por el señor Garnica en la construcción del teatro que llevaba
su nombre, y que estaba ubicado sobre la actual carrera 17
entre calles 33 y 34. El municipio entonces inició la adecuación
de la Alcaldía Municipal, que funcionó por mucho tiempo
sobre la actual carrera 14 entre 33 y 34286. Así mismo, se
iniciaba “la obra de pabellón central de la plaza de mercado
de la calle 10 frente al edificio de la policía nacional” porque
los pabellones occidental y oriental ya habían sido entregados
al servicio público. Estos habían sido construidos con el fin
de descongestionar el mercado que se estaba realizando
en las aceras, calles y alrededores de la plaza, lo cual había
“provocado un grave perjuicio al tráfico de vehículos”.287 No
era nuevo el “mercado persa” de la plaza central, el “rebusque”
y la informalidad ante el aumento poblacional que se hacía
evidente.

Las obras municipales no se detenían, se invertían $10.000


para el edificio de la Alcaldía (su terminación) y para el muro
286
Libro de Acuerdo 1922-1926.
287
V. L. 1 de Diciembre de 1925. P. 6

188
de contención de la Dancella288; pero se necesitaban recursos
para refaccionar “la vieja capilla de los Dolores” para que
se le quitara “ese horrible aspecto de caney y se convirtiera
en “un monumento de Arquitectura, digno del progreso
capitalino”289.

Lo que sí se pudo terminar con recursos del tesoro público


para ornato del centro fue el arreglo del frontis del palacio
de justicia “hecho de acuerdo a un plano solicitado por la
Gobernación de Medellín y de allí enviado por un arquitecto
belga”290, el plano había costado $300 y todavía se necesitaba
288
Libro de Acuerdos
289
V. L. 20 de Octubre de 1927. P. 6.
290
V. L. 23 de Febrero de 1924. P. 7.

189
“quitar el aspecto ruinoso que tiene este edificio en la fachada
central”291. El plano “copiado”, era el mismo hecho por uno de
los arquitectos extranjeros que más aportó al llamado “Estilo
Republicano” el Belga Gastón Goevaerts.

Don Emilio Garnica aportaba al centro “una potente sirena


eléctrica, la cual anunciará la hora de inicio de los espectáculos
en su teatro y la hora de salida de los operarios de su fábrica
de cigarros,”292 y también, un reloj para que nadie se quedara
sin saber con que retraso llegaba a sus citas en el centro.

Pero en el centro, el área de mostrar y la más valorizada,


tenía lunares como, por ejemplo, en el Club del Comercio
la presencia de “una cerca de alambre que guarda la entrada
del edificio por la calle quinta y le da un aspecto de potrero
o de corral”293, u, otro ejemplo, la presencia de Ranchos de
paja “de los inmemoriales tiempos de la fundación de la villa
de los Búcaros, que afean la ciudad y que, tanto por constituir
un peligro, como por obra de estética, debieran intervenir las
autoridades, promoviendo lo conducente a sustituirlos por
modernas edificaciones”294. Según el artículo existía uno en
la carrera 18, y otro “en plena calle Real”295

El estudio detallado de los compradores y vendedores entre


1924-1930 deja ver al dentista Ezequiel Rueda como el
mayor comprador especialmente en la Mutualidad, Llano de
don Andrés y Chapinero, es decir, al Norte. Don Ezequiel
compraba en su mayoría casas-solares y lotes con el ánimo de
arrendar o de construir, porque no aparece como uno de los
mayores vendedores. Algo interesante también al observar la
lista de compradores es que, a excepción de Benito Covelli el
joyero, los demás no son renombrados miembros de la élite,
291
Ibíd
292
V. L. 7 de Agosto de 1927. P. 5
293
V. L. 21 de Abril de 1927. P. 4.
294
V. L. 15 de Marzo de 1927. P. 4.
295
V. L. 20 de Abril de 1927. P. 4

190
sino pequeños comerciantes o empleados que compraban en
su mayoría en Mutualidad, Llano de don Andrés, Girardot,
Charco Largo, Guacamayas y Chapinero.

Por otra parte la dinámica de vendedores, (ver Figura 10)


muestra a don Emilio Rueda, industrial de gaseosas y
negociante como el mayor vendedor, junto con la Compañía
Colombiana de la Mutualidad, don Luis Trujillo, don Gustavo
Cáceres famoso urbanista del Oriente y concejal en 1926, los
sucesores de David Puyana, don Pedro Sepúlveda el cigarrero
y don Marcos Pico el ferretero. Todos a una como en
Fuenteovejuna lanzados a la urbanización del Nororiente.

Figura 38. Mayores compradores 1924-1930


Fuente: NotarÍas 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

El Concejo de Bucaramanga aparte de las intervenciones de


ordenamiento junto con la élite de la ciudad ya reseñada,
trabajó en otros frentes, por ejemplo en la nomenclatura y
recibía un interesante proyecto de la compañía de “Mosaicos
Cruz Roja” consistente en:

191
“elegantes ladrillos de mosaico donde se hallan
inscritos los números de las calles y de las casas y
edificios, que fijados en el suelo facilitarán la lectura
y la orientación a los transeúntes, acabando con
el aspecto completamente aldeano y común de la
numeración alta” 296

Figura 39. Mayores vendedores 1924- 1930


Fuente: Notarías 1ª y 2ª Registro de compraventas urbanas

Los señores de los mosaicos Cruz Roja respondían así a la


intención del Alcalde don Felipe Serpa, que preocupado
por el desarrollo de la ciudad había propuesto la siguiente
nomenclatura:

“las carreras empezarán a contarse desde la primera


existente en la actualidad hacia el Oriente y las calles
se comenzarán a numerar partiendo de la hoya,
296
V.L. 12 de Diciembre de 1925. P. 5.

192
sobre la cual se hallan los puentes del Centenario
y del Comercio, hacia, el Norte, para la numeración
esta dirección en la forma actual, y hacia el sur
partiendo de la mencionada hoya en dicha dirección:
desde el indicado punto las calles tomarán las
denominaciones de sur o de Norte, según se hallen al
uno u otro lado de la hoya. La numeración seguirá en
la misma forma actual, correspondiendo los números
pares al occidente y al sur y los impares al oriente y
al norte, con la diferencia de que se destinarán 100
números para cada cuadra en vez de los 50 que hay
se le destinan”297.

El ordenamiento de la nomenclatura pasó después con


modificaciones y el beneficiado fue don Alfonso Silva Silva
quien pudo vender 1024 placas para calles y carreras y 11.874
para casas y locales “con tres cifras solamente, en hierro
esmaltado y fabricadas en Alemana, más 6.666 placas con
calidad única para casas y locales por valor de $5.431.”298

Seguramente, la profesión más antigua de la humanidad


venía funcionando subrepticiamente dejando al Concejo sin
su tajada, por lo cual la reglamentaron así: “entiéndase por
Kiosco o cabaret los establecimientos situados dentro o fuera
de la ciudad donde se venden licores, se permite la entrada de
mujeres públicas y se baila con orquesta o pianola o cualquier
clase de música.” El impuesto luego de una fuerte disputa a
partir de una base de $300 pesos, se bajó a $150 y por último
se transó en $75.”299 Este era el impuesto comercial más
costoso en la ciudad.

Los vendedores ambulantes (viejo problema del subempleo


y de la migración) se presentaban en la ciudad sin que
las autoridades de policía tuvieran conocimiento de su
297
V. L. 16 de Noviembre de 1925. P. 2
298
ACMB. Acorde No. 16 de Junio 3 de 1929.
299
ACMB. Acorde No. 12 de Mayo 18 de 1928.

193
procedencia, por lo cual el Concejo ordenaba el pago de
$10 mes a cada vendedor ambulante y se exigía que tuvieran
respectiva licencia de la alcaldía 300.

Por Acuerdo No. 12 de 1924 se creaba la junta de ornato


y embellecimiento de Bucaramanga compuesta por 10
ciudadanos nombrados por el alcalde, cuyas funciones eran:

• La conservación y ensanche de parques y avenidas


• La conservación de monumentos
• El velar por la cultura cívica
• Fomentar en los ciudadanos hábitos de “aseo, higiene y
crear el amor por el deporte físico, y
• Crear y ensanchar y sostener entre los ciudadanos el amor
por la ciudad.301

Ante la ola de urbanización el municipio ordenaba que “se


gravará con $100 para cada metro o fracción de metro lineal
de la parte exterior de la edificación o reconstrucción” y que
“la anchura de toda calle que proyecte edificarse deberá tener
9m y andenes de 1,20m.”302

Pero aún con toda la fiebre de urbanización y ordenamiento


un columnista de Vanguardia Liberal en 1926 hacía énfasis
en la necesidad de modernización de la ciudad. Comentaba
que la estrechez de las calles no permitía un servicio cómodo
de vehículos, así como la escasez de aguas, y la falta de
alcantarillado. Proponía una “planeación de la ciudad futura
en cuanto calles, urbanización, servicios públicos y nuevas
construcciones para lograr una ciudad armónica, elegante y
suntuosa”303

La percepción de una parte de la élite era que transcurridas


tres décadas, la ciudad estaba como a principios de siglo.
300
ACMB. Acorde No. 20 de Julio 25 de 1927
301
Libro de Acuerdos 1922-1926.
302
ACMB, Acuerdo No. 18 de 28 de Junio.
303
V. L. 23 de Enero de 1926.
194
EPÍLOGO
La crisis del 29 se empezó a sentir muy pronto en la ciudad,
los precios del café y el tabaco entraron en crisis y con ellos
la base económica de Bucaramanga. En julio de 1929 el
concejo se reunía para tratar el problema del déficit fiscal y lo
calculaba en $45.42475 y culpaba a:

a. “La disminución de algunas rentas como


el impuesto predial, descenso debido a la
depresión de la propiedad raíz por efectos
de la mala situación general, lo que hará
reducir el cómputo de la renta en $15.000
aproximadamente.
b. La suspensión del impuesto denominado
del centavo municipal, ordenado por el
tribunal contencioso administrativo y que
implica una caída de $11.000.
c. Las pérdidas por concepto del servicio de
aseo que ascenderían a unos $10.000
d. La obligación Municipal de asumir los
costos de obras públicas y embellecimiento
de parques”.304

304
ACMB Acuerdo 20 de 1929

195
Por ello se apeló a la reducción de gastos con los despidos
de dos escribientes, ocho agentes de policía, un secretario
de tesorería, el director de Obras Públicas, un escribiente de
juzgado, once barrenderos y tres camioneros.

La Cámara de Comercio informaba en 1932 que:

“el movimiento de la finca raíz se reduce casi


exclusivamente a la venta de casas de pequeño precio
y así vemos que fincas de mayor valor de $5.000
difícilmente consiguen comprador. La edificación
está casi completamente paralizada lo cual ha hecho
que los materiales de construcción hayan bajado
de manera alarmante; la teja, ladrillo y adobe de
barro cocido que en 1928 llegaron a estar a $80 el
mil, hoy se consiguen a $16 y seguramente en buena
cantidad podría conseguirse a $15 el mil” 305.

Terminaba así un periodo de contrastes en el proceso de


urbanización de Bucaramanga, y se avizoraba un panorama
con nuevos derroteros y dinámicas. Del “Modo de Vivir”
como la llamara otro poeta, quedaba una “Ciudad proyecto
elitista de “vividero” que para bien o para mal aún hoy arrastra
la ciudad.

Organización Comercial. Vocero de la Cámara de Comercio de Bucaramanga. XVII.


305

Bucaramanga, enero de 1933. No. 114. p 16

196
CONCLUSIONES
El estudio de la estructura urbana de Bucaramanga en el
periodo 1901-1903 evidencia dos momentos bien definidos
a partir de la dinámica de las variables escogidas para su
análisis; el primero desde 1901 hasta mediados de la segunda
década, y el segundo desde aquellos años hasta 1929 con el
principio de la crisis económica capitalista mundial con su
agravamiento en 1930.

En el primer momento la ciudad fue movida económicamente


al ritmo del comercio en especial del café y de la redistribución
comercial, con una pequeña base artesanal y de servicios. Las
tasas de crecimiento poblacional aunque bajas comparadas
con las nacionales, mostraron un permanente ascenso y
posicionamiento con respecto al departamento. Los intereses
privados actuaron como puntales del ordenamiento urbano
aprovechando ciclos económicos como el posterior a la
guerra de los 1000 días, o de auge como el de finales de la
primera década del siglo. El escenario urbano se convirtió en
un lucrativo negocio, porque a través del mercado del suelo
urbano, la élite de negociantes le sacó partido a dichos ciclos,
esperando bien con la vivienda construida, con el desenglobe
del suelo suburbano para incorporarlo a la ciudad con el fin
de mantener en circulación sus capitales. Sin una planificación

197
oficial, pues el consejo solo actuó como gestor y facilitador de
los intereses privados.

La configuración espacial había ya definido desde finales


del siglo pasado una zona central comercial muy valorizada
y cuatro rutas de acceso que seguían los caminos hacia los
municipios vecinos y a algunos puertos fluviales sobre los ríos
Lebrija, Sogamoso y Magdalena.

El Área Central destinó un amplio espacio que contenía la mejor


red de servicios públicos, recreativos, culturales, asiento de
las funciones político administrativas y sitio de residencia
hasta entrada la década de los veinte de la élite comerciante
de la ciudad.

El Área Occidental, bordeando el carcavamiento de aquel punto


cardinal se especializó en servicios de salud, de agua, fúnebres,
de sacrificio de ganado y también asiento de fabriquines de
tabaco y artesanías, esta característica la convirtió en espacio
habitacional de clases pobres, excepto en la zona aledaña al
parque García Rovira.

El Área Sur, se estructuró con el eje vial hacia Floridablanca y


Piedecuesta al concentrar su población inicialmente sobre la
calle Charco Largo y el barrio del mismo nombre. Pesebreras,
guaraperías, pequeño comercio, “kioscos” y actividades
relacionadas con servicios públicos como el agua, el matadero
municipal y la cárcel del distrito, marcaron su función y fue
asiento de estrato bajo y medio bajo.

El área oriental que seguía el eje vial de comunicación con


Pamplona, fue zona de avanzada para sectores poblacionales
medios y con clara función residencial. Un primer desenglobe
del Llano de don David dio origen al barrio Cabecera del Llano;
de la dinámica cultural que originó la construcción de la

198
parroquia y la plaza Belén, dio origen a barrios a su alrededor
como Belén y Pueblo Nuevo. Y del proyecto de don Eliseo
Camacho de construir el parque de los Niños nace el barrio
de su mismo nombre. Estos movimientos dinamizaron el área
y la prepararon para su consolidación posterior.

El Área Norte se estructuró alrededor de los ejes viales de


comunicación con Rionegro, al seguir la calle Quebrada Seca,
y el de Lebrija por Payacuá. Durante los primeros quince
años de este siglo su límite urbano no pasaba del zanjón
de la Quebrada Seca, no porque fuese un obstáculo físico,
sino porque la iniciativa de quienes manejaban el dinero
(comerciantes, prestamistas, y dueños del suelo) no estaban
interesados en invertir en otras áreas, como fue el caso de
don Antonio Castro quien teniendo predios en el área norte,
invertía sus capitales comprando en el sur y oriente. Todos los
barrios colindaban con la zona comercial, pero se evidenciaba
una diferenciación social debido a su uso y función, a pesar
de ser comercial los grandes almacenes eran manejados por
la élite y allí solo había actividades menores. No obstante la
cercanía a la Plaza de Mercado y al igual que en el sur por la
función derivada alrededor de los ejes viales, el sector norte
tuvo una función comercial y de servicios con valorización
alta.

Para los años quince, la industria tabacalera y cigarrera ya


se había posicionado en Bucaramanga, y si bien el café y la
actividad comercial redistributiva de la ciudad no decayeron,
fue gracias a aquellas que la ciudad logró dinamizarse
económica y demográficamente. Los servicios públicos gracias
a nuevas inversiones de capitales y tecnologías mejoradas,
se abarataron, lo que hizo que más sectores poblacionales
pudieran llegar a ellos.

El ordenamiento siguió de la mano con el capital privado


y la ciudad convertida ahora con más fuerza en un negocio

199
propicio para la especulación. La vieja estrategia de pequeños
desenglobes de suelo suburbano dio paso a los proyectos de
incorporación de grandes espacios rurales en urbanos a través
de loteos con promoción y mercadeo, gracias a verdaderas
empresas especializadas en ello, como la compañía de la
mutualidad de los Hnos. Alarcón, fomento Urbano de los
Puyana y en otros casos a particulares como Antonio Castro.

La gestión municipal gracias al aumento de sus rentas y a la


alianza con la élite tuvo mayor injerencia en asuntos tales
como: el ordenamiento de parque, vías, transporte, servicios
públicos y culturales.

La configuración urbana siguió ligada a la estructura de áreas


que traía desde el primer subperíodo aunque ahora matizado
por nuevos elementos y dinámicas. El área central mantuvo
su patrón de alta valorización y de asentamiento de funciones
públicas y comercial de élite, así como de lo mejor de las
redes de servicios públicos y recreativos. El área occidental
agotó su capacidad expansiva y la apertura del nororiente a la
especulación urbana, sirvió de asiento a las capas poblacionales
bajas dedicadas a los oficios y la artesanía. El área sur tuvo
un repunte con la expansión hacia la Puerta del Sol y la
concentración poblacional de capas bajas en el subsector
aledaño a la aguadas de la Guacamaya gracias a las expectativas
que generó la apertura de la vía a Girón por este sitio. El área
norte incorporó todo el llano de don Andrés al suelo urbano
por iniciativa de la Compañía Colombiana de la Mutualidad
y por la obligación municipal de construir un barrio para
obreros. Don Antonio Castro con la construcción del Barrio
Girardot en terrenos de su hacienda también contribuyó a la
expansión del noroeste. El área oriental expandió su frontera
urbana por iniciativa de los Puyana en lo que era la hacienda
cabecera del Llano de don David el patriarca de la familia.

200
En síntesis, la ciudad de Bucaramanga en los primeros
treinta años del presente siglo fue una empresa más para la
élite de negociantes. A la par con el comercio del café, de
la producción y manufactura del tabaco y la redistribución
comercial, la ciudad fue una buena mercancía para la élite,
porque a través de ella especuló, controló los ciclos de crisis
y auge económico y mantuvo en circulación su capital.

201
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

FUENTES
ACMB: Archivos del concejo Municipal de Bucaramanga, Libro de
actas y Acuerdos 1910 – 1930.
AGS: Archivo de la Gobernación de Santander, Fondo Miscelánea.
Archivo notarial: Notarias Primera 1901 .- 1930 y Segunda de
Bucaramanga 1901 – 1930.
GS: Gaceta de Santander 1901 – 1930.

Periódicos:
VL: Vanguardia Liberal. Rollos 1919 – 1930.
Laborales.
ED: El Debate

Revistas:
Tierra Nativa
Escuela Primaria

203
Siglas:
Ac: Acuerdo
Dec: Decreto
Dec: Documento

BIBLIOGRAFIA
ACEVEDO DÍAZ, Mario. El agua reseña histórica. En: Sociedad
Santandereana de Ingenieros 50 años. Historia de la ingeniería
en Santander, Editorial Iris. Bucaramanga, 1990.
ACEVEDO TARAZONA, Alvaro; GONZÁLEZ Cesar. Historia de
la erección de la parroquia de Bucaramanga y del crecimiento
de su población 1778 – 1923, UIS.Tesis de grado, Bucaramanga,
1993.
ANDERSON, Neils. Sociología de la comunidad urbana. Una
Perspectiva mundial. Mexico. FCE., 1965.
APRILE GNISET, Jacques. Las formaciones espaciales. En: La
ciudad como bien cultural. (Memorias del sumario junio 19 –
29 de 1990), Colcultura, OEA, Santafé de Bogotá, 1990.
BARCO DE BOTERO, María Carolina. Chapinero sin estilo. En:
Magazín Dominical del espectador, No. 818, Bogotá. Julio de
1999.
BARÓN,Ana Francisca. Monografía del municipio de Bucaramanga.
En: Escuela primaria (Enero – Junio, 1923)
CÁMARA DE COMERCIO. Organización comercial Vocero de la
Cámara de Comercio No 114. Bucaramanga, Enero de 1993.
CASTAÑEDA, R. Luisa y VILLAMIZAR, Nancy. Producción de
café en Bucaramanga, Lebrija y Matanza 1880 – 1912. UIS,
Tesis de grado, Bucaramanga, 1997.

204
CASTELLS, Manuel, Problemas de Investigación en Sociología
Urbana. Mexico, siglo XX. 1983.
CUERVO GONZÁLEZ, Luis. Industria y ciudades en la era de
la mundialización un enfoque socioespacial. Tercer mundo,
Colciencias, CIDER, Bogotá, 1997.
DE TERAN, Fernando. El problema Urbano. Salvat. Barcelona,
1985.
ESPINOZA, Carlos. Crecimiento Urbanístico de Bucaramanga
1850 – 1900, Tesis de Grado AHR-UIS
GARCÍA, José Joaquín. Crónicas Urbanístico de Bucaramanga.
Bogotá.
GARNER, BS. Modelos de geografía urbana y localización de
asentamientos. En: Modelos Socioeconómicos en geografía.
HAGGETT, PY CHORLEY, RS. Talleres gráfica, Compiladores
Madrid, 1971.
HERNÁNDEZ, Carlos Nicolas; CAMELO Alfredo. Santander
crónicas de luz y fuerza. Electrificadora de Santander.
Bucaramanga, 1991.
INGEOMINAS. Boletín de Geología del cuadrángulo H12
Bucaramanga, 1965.
JOHNSON, David C. Impacto social de la guerra de los mil días:
criminalidad. Mimeo. 1994.
_________REYES GONZÁLEZ, Hnos. La formación del capitual
durante la regeneración en Colombia. En: Boletín cultural y
bibliográfico. Banco de la Republica, Vol. XXII, No. 9. Bogotá,
1986.
_________Santander siglo XIX. Cambios socioeconómicos.
Bogotá, 1984.
LLERAS ACOSTA, Enrrique. Reseña histórica de Bucaramanga
En: Censo general de 1912.

205
MARTÍNEZ, GARNICA, Armando, et al. Pueblos de Santander.
TERPEL 25 años, Bucaramanga, 1996.
MEJÍA CALDERON, Ismael. Arquidiócesis de Bucaramanga.
Historia de la evangelización de la comarca. Bucaramanga,
1986.
MORA VILLAMIZAR, Oscar. La élite en Bucaramanga en la
segunda mitad del siglo XIX. UIS – E.H. Tesis de grado.
Bucaramanga, 1994.
OTERO D’ COSTA, Enrique. Fastos Bumangués En: Vanguardia
Liberal. Anuario de la Vanguardia Liberal No 1-1010 del 22 de
diciembre de 1922.
TELLEZ, Germán. La arquitectura y el urbanismo en la época
republicana 1830 – 40 / 1930 – 35. En: Manual de historia de
Colombia, Santafé de Bogotá, Tomo II, 1984.
VALDERRAMA BENÍTEZ, Ernetso. Real de Minas de
Bucaramanga. Imprenta Departamental, Bucaramanga, 1947.
VALDIVIESO CANAL, Susana, Bucaramanga historia de 75 años.
Cámara de Comercio, Bucaramanga, 1995.
VIVAS GUEVARA, Pedro A. 50 años de historia de Ingeniería
en Santander, Sociedad Colombiana de Ingenieros, Iris,
Bucaramanga 1990.

206
Colección Temas y Autores Regionales

• Santander: La Aventura de pensarnos


• El mundo Guane: Pioneros de la arqueología en Santander
• Historia oral del sindicalismo en Santander
• Luis A. Calvo. Vida y Obra
• Juan Eloy Valenzuela y Mantilla (Escritos 1786 – 1834)
• De literatura e Historia: MANUELA SÁENZ
Entre el Discurso del Amor y el Discurso del otro
• Agenda Liberal Temprana
• Historia de la radiodifusión en Bucaramanga (1929 – 2005)
• La Alianza Nacional Popular (Anapo) en Santander ( 1962-
1976)
• Cultura, Región y Desarrollo
• Ensayos críticos sobre la obra de Elisa Mújica
• José Antonio Galán,
Episodios de la guerra de los comuneros
• La óptica del camaleón y otros relatos
• Demasiados jóvenes para morir
Cuentos de la generación del abandono
• Emociones de la guerra
Relato de la guerra de los mil días en el Gran Santander
• Geo Von Lengerke, Constructor de caminos
• Extravíos, El mundo de los criollos ilustrados
• Desde la otra orilla
• Josefa Acevedo de Gómez
• Líneas de Sombra
• La Balada de la Cárcel de Reading
• Tu y Yo
• Crónicas para apagar la oscuridad
• Mario Galán Gómez: un hombre hecho por si mismo
• Honor y ley
• Las maneras del Abismo
Antología de cuentos del taller de Literatura Relata-UIS 2011
• Cinematógrafo, Comentarios y crónicas sobre
cine en Santander
• Santander
• Silencio... en el Jardín de la Poesía
• La muerte de los héroes y otros relatos
• La música de Torbellino en la provincia de Vélez - Santander

También podría gustarte