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Algunos paradigmas que ayudan a entender la propuesta ecológica de la Encíclica Laudato Sii1

Eduardo Casas

Toda la Creación espera ansiosamente la revelación de los hijos de Dios. Ella quedó sujeta a la vanidad,
no voluntariamente sino por causa de quien la sometió, conservando la esperanza de ser liberada de la
esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios. La Creación
entera, en el presente, gime y sufre dolores de parto. Y no sólo ella: también nosotros que poseemos las
primicias del Espíritu, gemimos interiormente anhelando que se realice la redención de nuestro cuerpo
porque solamente en esperanza estamos salvados. 
Rm 8,19-24

“La naturaleza no es una propiedad de la que podamos abusar a nuestro antojo, ni mucho menos es la
propiedad de unos pocos sino un don de todos que debemos custodiar. Si destruimos la Creación, ella
nos destruirá a nosotros. Dios perdona siempre; los hombres, algunas veces; la naturaleza, nunca”.

Papa Francisco

La problemática ecológica no es nueva en la conciencia de la Iglesia y su Magisterio. Ya estaba


aludida por el Papa León XIII en la Encíclica Rerum Novarum (1892) con motivo de la revolución
industrial. Desde entonces las problemáticas del entorno ambiental y las consecuencias en el ser humano
(ecología social) estuvieron unidas a las reflexiones sobre el desarrollo, la justicia y la paz. La crisis
ecológica es otro de los rostros de la crisis moral.

1. Situaciones socio-culturales de América Latina y el mundo

América Latina –Continente que posee una de las mayores biodiversidades del planeta y una rica
socio-pluralidad de pueblos y culturas- padece serios problemas ambientales: depredación forestal,
residuos del consumo, desperdicios tóxicos, crecimiento demográfico, explotación y eliminación de
recursos naturales renovables y contaminación electromagnética de diversas formas de energía que, por
su magnitud y tiempo de exposición, producen riesgos y daños en las personas y ecosistemas, reduciendo
a muchos a vivir en condiciones de pobreza. El ser humano deja en el mundo una huella ecológica,
indicador que mide el impacto ambiental que -directa o indirectamente- plasmamos en el entorno. Las
condiciones ecológicas se pueden leer en términos de justicia social y justicia ecológica: relaciones justas
entre los seres humanos y otros seres vivos. La pobreza es también un problema ambiental. La
promoción humana ecológica se basa en el respeto de los derechos humanos, naturales y ambientales de
la persona: calidad de vida y salud, conservación de la biodiversidad, uso racional de los recursos
renovables y no renovables, distribución de los bienes, uso correcto de biotecnología, adopción de nuevos
estilos de vida más dignos y saludables, etc.

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La primera Encíclica del Papa Francisco llamada Lumen Fidei publicada el 5 de julio de 2013 fue en colaboración autoral
con el Papa Benedicto XVI. Esta segunda Encíclica llamada Laudato sii  está dedicada al tema ecológico y es de exclusiva
autoría del Papa Francisco quien en las primeras palabras de inauguración de su pontificado habló de la necesidad de
convertirnos en “custodios de la Creación”. Su nueva Encíclica es titulada con las palabras del Cántico de las creaturas de
San Francisco que constituyen el primer texto ecológico y ecologista de la historia y en el cual el santo de Asís encuentra una
razón de fraternidad en todos los seres. En la nueva Encíclica han colaborado el Cardenal Peter Turkson, Presidente del
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Víctor Manuel Fernández y también se sumaron algunos aportes de Leonardo Boff quien ha
escrito sobre diversos aspectos de ecología ambiental, ecología social, ecología mental y ecología integral.
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2. El paradigma científico interdisciplinario

Para superar la fragmentación y atomización que ha producido la hermenéutica posmoderna las


ciencias y las artes desarrollan el paradigma interdisciplinario que ensaya una visión lo más total posible
de toda la compleja realidad. Este paradigma también ha incidido en la mirada del medio ambiente como
interdependencia orgánica, integral y holístico de todo.

3. El paradigma ecológico

El principio central del paradigma ecológico afirma que “todo se conecta con todo, en todos los
puntos, siendo el todo más que la suma de sus partes”. Este principio se llama de causalidad sistémica:
toda la naturaleza está unida por lazos invisibles y cada creatura, por elemental que sea, es necesaria para
la existencia de otras creaturas entre las diversas formas de vida que pueblan la tierra. Nada está de más
en el mundo. Todo ser que existe es necesario y tiene un sentido. La convivencia ecológica se basa en la
tolerancia y solidaridad, posibilitando que la adaptación humana al medio se realice tanto a través de las
modificaciones naturales como también de las trasformaciones culturales. Esta perspectiva nos ayuda a
comprender el sentido de la Creación –como un todo del que formamos parte desde la comunión-
resignificando nuestro rol en ella.

4. El paradigma teológico

Desde la teología, lo ecológico ayuda a comprender la manera cómo Dios se revela en la


naturaleza y en la experiencia histórica de la humanidad. La Creación es un acto y un proceso Trinitario
que se percibe como sacramental -manifestación y camino- hacia Dios. Aunque tenemos una Creación
herida, ella sigue siendo sujeto de derechos. El ser humano actualmente necesita una “conversión
ecológica”: transformar su relación de dominación y poder con el medio ambiente en un lazo de cuidado,
respeto, reverencia y fraternidad. El antropocentrismo exagerado ha llevado al ser humano a entender el
señorío de la Creación como supremacía y depredación, no como servicio y comunión. La teología
reconoce que la crisis ecológica es un lugar teológico en el que la problemática planetaria plantea
desafíos que invitan a reflexionar en el comportamiento y en el destino común de la humanidad desde una
ética planetaria y una solidaridad ecológica. Actualmente la bioética no sólo corresponde a la esfera
biohumana sino a la reflexión que involucra a todo ser vivo. Algunos ubican la ecoteología dentro de la
bioética.

5. El paradigma político

La cuestión ecológica no es meramente una moda de las ciencias o una actividad del sector
privado, lentamente va generando políticas públicas, tanto en la agenda nacional como internacional en
los siguientes temas: promoción de una ética planetaria que reconozca la relación de equidad entre todo lo
creado, justicia social como derecho a la vida y a la tierra, desarrollo sostenible en el cuidado de las
poblaciones menos favorecidas y su vínculo con el entorno natural, relación entre población y recursos,
respeto por las diferentes etnias, estrategias políticas para afrontar situaciones globales o locales de crisis
ecológica o catástrofes naturales, promoción de leyes de cuidado del medio ambiente y preservación de
escenarios naturales autóctonos, programas de desarrollo sostenible y solidario, consideración dentro del
bien común social de los bienes naturales que compartimos, etc.

6. El paradigma espiritual

La integridad ecológica del mundo creado es parte esencial de todas las tradiciones religiosas.
Una espiritualidad integral permite que el ser humano se sienta vinculado y perciba la relación de todos
los seres entre sí desde su sentido de origen y final. La Creación es una comunidad de seres
interconectados, uno con los otros y con Dios. El cuidado del medio afecta a la calidad de nuestra relación
con Dios, con los otros seres humanos y con la misma Creación. La antropología eco-ambiental
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presupone una comprensión relacional de la realidad y de la vida. Es necesaria una pastoral ecológica que
articule cultura, cosmos, sociedad y trascendencia posibilitando que el ser humano se entienda desde
redes de relación. Sólo así se podrá superar el antropocentrismo y comprender la vida desde una visión
eco-sistémica integral. Se hace urgente restablecer la alianza entre el ser humano y todo lo creado. El
hombre es libre y responsablemente protector, defensor y co-creador de la naturaleza. Comparte el
planeta como una ekumené (casa común), sitio para el cuidado y protección donde se genere una koinonía
con todo lo creado desde una cultura del compartir. El medio ambiente es escenario de la gracia tanto
como lo es la historia, forma parte de los signos de los tiempos. Desde estos escenarios el ser humano se
abre a la pertenencia de la Iglesia que nos vincula con el Señor Resucitado en quien se recapitula toda la
Creación (cf. 1 Col 1,15-20). El sentido soteriológico y escatológico de la existencia humana no excluye
la Creación y la historia en su proceso de transformación.

7. El paradigma pastoral

Cuando la cuestión ecológica entró en la teología dio como consecuencia una teología pastoral
ecológica o pastoral ambiental, la reflexión teórico-práctica de problemáticas ecológicas concretas.
Actualmente se está elaborando, aún más ampliamente, una ecoteología completa y sistemática donde las
diversas disciplinas de la ciencia teológica, cada una desde su perspectiva, se aplica al cuidado del
ambiente, buscando un proceder ético en relación con todo lo creado, formando en el sentido y valor del
entorno como espacio sano a partir de la experiencia de la vida en comunidades, mediación necesaria para
interpretar la praxis pastoral, promoviendo una formación integral que contribuya al cuidado de la vida.
Se pretende así una teología que reflexione sobre la gestión ecológica dando sentido a una nueva manera
de hacer pastoral y lleve su propuesta -desde el trabajo interdisciplinar- a todos los escenarios eclesiales.

8. El paradigma pedagógico

Tanto en la escuela creyente como en las escuelas de gestión estatal, la problemática ecológica no
está ausente en el currículo. Pedagógicamente es necesario evangelizar a través del currículo académico
ya que allí es donde el diálogo entre la fe, las ciencias y la ecología se da mediante una perspectiva
interdisciplinaria. Los contenidos transversales requieren ser pensados desde diferentes disciplinas:
biología, química, física, filosofía, ciudadanía, ética, formación religiosa, arte, ciencias sociales, literatura,
etc. Todas estas ciencias deben dialogar curricularmente con la fe generando una praxis pastoral que
propicie una educación que busque desarrollar, armónica y coherentemente, todas y cada una de las
dimensiones del ser humano, incluyendo las relaciones con su entorno natural.

9. Oración

Señor Jesús al encarnarte en María te hiciste una creatura de todo este hermoso y vasto universo
que nos ha sido confiado. Tu abajamiento nos enseña que nuestro señorío en la Creación es servicio de
custodia y protección de todos los seres y bienes que tenemos que compartir.

Perdona nuestros pecados al devastar y depredar lo que es de todos, mutilando la belleza de la


Creación de Dios. Hemos empañado la imagen y semejanza tuya al herir a los otros seres creados sólo por
creernos superiores. Hemos entendido mal nuestra superioridad espiritual sino nos ha hecho mejores.

Danos un corazón capaz de comunión con todo lo que vive y trabajar por un mundo más sano y
una promoción humana más digna y más justa, donde haya lugar para todos, en esta gran casa común que
nos diste habitar. Que tu resurrección haga crecer nuestra esperanza en el anhelo de un mundo en camino
hacia la plena transformación. Amén.

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