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Semana de
oración por la
unidad de los
cristianos
Semana de oración por la
unidad de los cristianos
De Adrienne von Speyr
E
l relato de la Creación nos dice que Dios Padre crea el universo
en siete días y que el Espíritu aletea sobre las aguas. En virtud de
este acto de creación el mundo es una unidad: procede de un
lugar único de Dios y surge de su mano única. A partir de este solo rela-
to aún no es posible hacerse una imagen detallada de la amplitud y del
contenido del mundo. El sentido de la narración es revelar el acto de la
creación y la unidad que resulta y permanece por haber sido creada. El
mundo conserva su unión con Dios. Dios le habla al primer hombre y le
entrega el señorío sobre las cosas. El cosmos, sus plantas y animales están
bajo el domino del hombre; lo están por la palabra de Dios, y así es el
orden. El hombre está bajo el dominio de Dios en una linea clara, unívo-
ca de obediencia. Pero, así como todas las cosas provienen del Padre, así
todas son creadas para el Hijo. Esta línea hacia el Hijo no está en ningu-
na contraposición con la línea que va desde Adán hacia Padre y la que va
desde las cosas hacia el hombre. Todas las líneas forman juntas una uni-
dad perfecta, todas se ajustan a la unidad planeada y realizada por Dios
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Cuando el Hijo aparece en la tierra, instituye un orden nuevo. El
hombre se había separado de Dios, en el mundo entero reinaba el desor-
den y en todas partes la unidad había sido rota. El Hijo crea en sí mismo
una unidad nueva, en su cuerpo, en su muerte y resurrección. Y para
que el hombre reconozca más claramente el orden querido, Él crea la
Iglesia con todas sus leyes, pero también y sobre todo la crea como ex-
presión de su amor, como una unidad claramente visible: una unidad
que reinará en ella y en su vida ordenada bajo el Hijo. Pues la Iglesia es
su Esposa y entre Esposo y Esposa reina un contacto vivo, un intercam-
bio puro de amor divino y eclesial, un eterno encontrarse el uno en el
otro.