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Acercamiento al concepto
La infancia es una etapa de descubrimientos y aprendizajes. En ese
periodo se forma buena parte de la personalidad de cada individuo. Tu
percepción del mundo, la forma de entender tus vivencias, tus emociones,
tus gustos y tus deseos se empiezan a consolidar en esa fase inicial de la
vida. Para algunos psicólogos, en la infancia se crean también las
fijaciones. Pero ¿sabes qué es una fijación?
Fuente: Pixabay/langll
La infancia y la libido
La fijación es un concepto que pertenece a la teoría freudiana
del psicoanálisis. Para Freud, la libido de una persona se puede dirigir a un
objeto de deseo con mucha intensidad. Este objeto puede ser otra
persona, pero también imágenes o incluso cosas.
Según esta idea, la fijación suele generarse en la infancia y marcará la vida
de la persona en su etapa adulta, creando cierta dependencia respecto al
objeto deseado. Freud también extendió el concepto al hecho de quedarse
fijado en una fase del desarrollo psicosexual de la infancia.
Para entender lo que te acabamos de contar es necesario que comprendas
el significado de libido en la teoría psicoanalítica. En sus primeras
formulaciones la libido hacía referencia al deseo sexual, y esa es la
concepción más popular que ha permanecido en el uso popular. Sin
embargo, Freud fue ampliando su concepto y con los años llegó a incluir a
toda la energía que mueve la conducta.
A esta forma de energía psíquica que dirige la acción hacia un fin se le
llama pulsión, en el lenguaje psicoanalítico. Así, la libido sería un afecto
vinculado a la pulsión dirigida a un objeto de deseo. ¿Te parece
complicado? Bueno, los conceptos psicoanalíticos están relacionados entre
sí y, a veces, para entender bien uno hay que desgranar otros cercanos.
Lo importante es que en la infancia se desarrollan distintos períodos
pulsionales que van dirigiendo la libido en función de la etapa en la que se
encuentre el sistema nervioso. Freud establece seis fases de crecimiento
psicosexual que es importante que conozcas porque pueden ser motivo
de fijación, si la persona continua con la libido anclada en ese momento de
su infancia.
Fuente: Pixabay/Greyerbaby
Seis fases para seis fijaciones
Las fases pulsionales se van sucediendo a medida que el niño crece. Hay
pulsiones muy instintivas, como la pulsión de vida, que no es más que el
instinto de supervivencia. Hay otras pulsiones relacionas con la sexualidad,
que Freud divide en las seis fases pulsionales de la infancia.
Oral: tiene lugar en el primer año de vida.
Anal: transcurre entre los dieciocho meses y los tres años.
Fálica: es la fase que se vive entre los tres y los seis años.
Complejo de castración: la cuarta fase, a partir de los seis años, es
en la que el niño ve frustrados sus deseos edípicos.
Período de latencia: también desde los seis años, pero hasta
alcanzar la pubertad, se considera una especie de pausa en el
desarrollo de la sexualidad.
Genital: es la última fase y se inicia en la pubertad. Es el momento
en el que se desarrollan, según Freud, los intereses sexuales del
individuo.
Estas seis fases transcurren sucesivamente desde el nacimiento hasta la
juventud, pero el psicoanálisis cree que hay personas que no llegan a
completarlas y se quedan ‘fijados’ en alguna de ellas.
Fuente: Pixabay/jarmoluk