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Sigmund Freud

Sigmund Freud nació en lo que es hoy la República Checa, el 6 de mayo de 1856, y murió en
Londresel 23 de septiembre de 1939. Es, entre muchas cosas, el padre del psicoanálisis, y un gran
pensador que sigue influyendo en la psicología moderna.

Freud fue médico neurólogo, por lo que estuvo en contacto con los vericuetos de la mente, hasta
llevarlo a desarrollarse en el campo de la psicología.

Estudió en París, donde empezó a emplear la técnica de la hipnosis para tratar la histeria. De vuelta
en Viena, reemplazó este método por la asociación libre y la interpretación de los sueños. Todo esto
se convirtió en el punto de partida del psicoanálisis, al que dedicó el resto de su vida.

El neurólogo innovó en 2 campos: por un lado, una teoría sobre el funcionamiento de la mente y la
conducta humana; por el otro, desarrolló una técnica terapéutica para resolver afecciones psíquicas.

Uno de sus trabajos más importantes es la denominación del inconsciente. Basándose en esto,
planteó una división de la mente en capas o niveles (Yo, Ello, y el Superyo). Además, introdujo el
término de “represión” en el ideario popular.

Su obra más conocida es “La interpretación de los sueños”, donde explica que lo que reprimimos se
encuentra en nuestro subconsciente y se manifiesta a través de los sueños.

En su trabajo plantea la idea de que una persona “enferma” es aquélla que tiene reprimidos deseos,
actitudes, recuerdos, etc., y que no logra canalizarlos de manera adecuada. Para él, nuestra conducta
está basada en nuestra historia personal.

 Sigmund Freud y elOrigen del Psicoanálisis:

Para entender su teoría, hay que saber que todo empezó en París, donde Sigmund Freud se
encontraba gracias a una beca. Allí pasó mucho tiempo al lado de Jean-Martin Charcot, un
famoso neurólogo estudioso del fenómeno hipnótico, y así comienza su interés en la sugestión y el
estudio de la histeria. Una vez finalizada la beca, Freud regresó a Viena y compartió las teorías de
Charcot con otros médicos, pero todos le rechazaron salvo Josef Breuer, un amigo suyo. 
Además, Breuer tuvo un papel importantísimo en la vida de Sigmund Freud como figura
paterna, aconsejándole en los distintos aspectos de la carrera que compartían, apoyándole
económicamente para que estableciera su consultorio como médico particular, creando el método
catártico y redactando con él la obra inaugural de la historia del psicoanálisis.

Sigmund Freud y el Psicoanálisis

Freud es el padre del psicoanálisis, un método que tiene como objetivo el tratamiento de


enfermedades mentales. El psicoanálisis freudiano es una teoría que intenta explicar el
comportamiento de los seres humanos y se basa en el análisis de los conflictos sexuales
inconscientes que se originan en la niñez. Esta teoría sostiene que los impulsos instintivos que son
reprimidos por la conciencia permanecen en el inconsciente y afectan al sujeto. El inconsciente no es
observable por el paciente: el psicoanalista es quien debe volver accesibles dichos conflictos
inconscientes a través de la interpretación de los sueños, los actos fallidos y la asociación libre.

El concepto llamado “asociación libre”, trata de una técnica que busca que el paciente exprese,
durante las sesiones de terapia, todas sus ideas, emociones, pensamientos e imágenes tal y como se
le presentan, sin restricciones ni ordenamientos. Tras esta apertura, el psicoanalista debe determinar
qué factores, dentro de esas manifestaciones, reflejan un conflicto inconsciente.



  
Los Tres niveles de la mente según Freud
Antes de que podamos entender la teoría de la personalidad de Freud, debemos primero entender
su punto de vista de cómo está organizada la mente.
DOS TÓPICAS
1er tópica (1913-1915) Consciente- Preconsciente –Inconsciente
2da tópica (1920 en adelante) Ello- Yo- Súper Yo
La mente consciente
Incluye todo aquello de lo que somos conscientes. Este es el aspecto de nuestro proceso mental que
nos permite pensar y hablar de forma racional. A parte de esto, incluye nuestra memoria, que no
siempre es parte de la conciencia, pero se puede recuperar fácilmente en cualquier momento y se
pone en nuestro conocimiento. Freud llamó a esto el preconsciente.

La mente preconsciente
Es la parte de la mente que representa la memoria ordinaria. Si bien no somos conscientes de esta
información en cualquier momento dado, podemos recuperarla y tirar de ella en la conciencia
cuando sea necesario.

La mente inconsciente

Es donde guardamos nuestros sentimientos, pensamientos, impulsos y los recuerdos que se


encuentran fuera de nuestro conocimiento consciente. La mayor parte de los contenidos del
inconsciente, según Freud, son inaceptables o desagradables, como los sentimientos de dolor,
ansiedad o conflicto. Para él, el inconsciente puede influir en nuestra conducta y experiencia, a
pesar de que no somos conscientes de estas influencias subyacentes.

 El Ello. - Es la parte más profunda de nuestra mente, donde radican nuestros impulsos más
primitivos.
  El Superyo. - Esta parte representa nuestros pensamientos morales y éticos; lo que la persona
quisiera llegar a ser o sabe que sería bueno lograr.
  El Yo. - Esta parte es la contención real de las anteriores, que media nuestras necesidades primitivas
y nuestras expectativas morales; un Yo saludable proporciona la habilidad para adaptarse a la
realidad e interactuar con el mundo exterior.

De este modo, Freud comparó estos tres niveles de la mente con un iceberg:

 La punta del iceberg que se puede ver por encima del agua representa la mente consciente.
 La parte del iceberg que se sumerge debajo del agua, pero es aún visible es el
preconsciente.
 El grueso del iceberg está oculto debajo de la línea de flotación y representa el
inconsciente.

¿En qué consisten el Ello, el Yo y el Superyó?


Cada persona posee también una cierta cantidad de energía psicológica que forma las
tres estructuras básicas de la personalidad: el ello, el yo y el superyó. Estas tres estructuras tienen
funciones diferentes y actúan en distintos niveles de la mente.

Según Sigmund Freud, cada componente añade su propia contribución única a la personalidad y los
tres elementos trabajan juntos para formar comportamientos humanos complejos.

De acuerdo con esta la teoría, ciertos aspectos de nuestra personalidad son más primitivos y que nos
pueden presionar para actuar sobre nuestros impulsos más básicos. Otras partes de la personalidad
pueden lograr contrarrestar estos impulsos y se esfuerzan por hacer que se ajusten a las exigencias de
la realidad.

Vamos a ver cada una de estas partes clave de la personalidad, cómo funcionan de forma individual
y cómo interactúan.

El Ello

 El Ello es el único componente de la personalidad que está presente desde el nacimiento.


 Este aspecto de la personalidad es completamente inconsciente e incluye
los comportamientos instintivos y primitivos.
 Según Freud, el Ello es la fuente de toda la energía psíquica, por lo que es el componente
principal de la personalidad.

El ello es impulsado por el principio del placer, que se esfuerza por lograr la satisfacción inmediata
de todos los deseos, deseos y necesidades. Si estas necesidades no se satisfacen inmediatamente, el
resultado es un estado de ansiedad o tensión.

Por ejemplo, un aumento de la sed o el hambre debe producir un intento inmediato de comer o beber.

El Ello es muy importante desde los momentos más tempranos de la vida, ya que asegura que se
satisfagan las necesidades de un bebé. Si el bebé tiene hambre o se siente incómodo, él o ella van a
llorar hasta que las demandas del Ello sean satisfechos.

Sin embargo, el inmediato el cumplimiento de estas necesidades no siempre es realista ni posible. Si


estuvimos gobernados enteramente por el principio del placer, conforme nos hacemos mayores
podríamos cogeríamos sin más las cosas que queremos sin importarnos las otras personas, para
satisfacer nuestros propios deseos.

Este tipo de comportamiento sería tanto perjudicial como socialmente inaceptable. Según Freud, el
Ello intenta resolver la tensión creada por el principio del placer a través del proceso primario, que
consiste en la formación de una imagen mental del objeto deseado como una manera de satisfacer la
necesidad.

El Yo

 El Yo es el componente de la personalidad que se encarga de tratar con la realidad.


 El Yo se desarrolla a partir del Ello y asegura que los impulsos del Ello puedan expresarse
de una manera aceptable en el mundo real.
 Las funciones del Yo son utilizadas en el consciente, el preconsciente y el inconsciente de
la mente.

El Yo funciona basándose en el principio de la realidad, que se esfuerza por satisfacer los deseos
del Ello de forma realista y socialmente adecuada. El principio de realidad sopesa los costos y
beneficios de una acción antes de decidirse a actuar sobre los impulsos o abandonar. En muchos
casos, los impulsos del Ello pueden ser satisfechos a través de un proceso de retraso de la
gratificación. El Yo finalmente permitirá el comportamiento que busca el Ello, pero sólo en el lugar
y momento adecuado.

El Yo también descarga la tensión creada por los impulsos no satisfechos a través de un proceso


secundario, en el que el Yo trata de encontrar un objeto en el mundo real que coincida con la imagen
mental creada por el proceso primario del Ello.

El Superyó
El último componente de la personalidad descrito por Freud es el Superyó.

 El Superyó es el aspecto de la personalidad que contiene todos nuestros estándares morales


interiorizados e ideales que adquirimos de ambos padres y de la sociedad; nuestro sentido
del bien y el mal.
 El Superyó nos proporciona directrices para hacer juicios.
 El Superyó comienza a surgir en torno a los cinco años.

Existen dos partes fundamentales del Superyó:

 El ideal del Yo, que incluye las reglas y normas para el buen comportamiento. Incluyen
aquellos que son aprobados por las figuras de autoridad de los padres y otros. Aquí se
encontrarían los sentimientos de orgullo, valor y logro.
 La conciencia, que incluye información acerca de las cosas que son consideradas por los
padres y la sociedad. Se trata de comportamientos que a menudo están prohibidos y dan
lugar a malas consecuencias, castigos o sentimientos de culpa y remordimientos.

El Superyó actúa para perfeccionar y civilizar nuestro comportamiento. Trabaja para suprimir


todos los impulsos inaceptables del Ello y se esfuerza por hacer que los actos del Yo se encuadren en
las normas sociales, más que en principios realistas. El Superyó está presente en el consciente,
preconsciente e inconsciente.
el 23 de septiembre de 1939, 80 años atrás, murió el padre del psicoanálisis, el creador de una
revolución que hizo que el ser humano descubra un universo hasta entonces desconocido: el
inconsciente.
Paradójicamente, Sigmund Freud murió de un cáncer de mandíbula que dejó sin habla en sus
últimos años y casi sin poder escribir a uno de las figuras intelectuales del siglo XX que dedicó su
vida las conversaciones y a los escritos. Un carcinoma -tumor- en el paladar había sido removido
junto a parte de su mejilla un año antes de morir.

Falleció en compañía de su mujer, su perro y su hija-discípula, Anna Freud, en las afueras de


Londres.
Las 5 Teorías de Freud en el Psicoanálisis Más Importantes
Las teorías de Freud han tenido una gran influencia en el mundo de la Psicología y fuera de
ella hasta la actualidad. Algunas de las más conocidas son el principio del placer, la pulsión y la
represión. Conceptos como el inconsciente forman parte del vocabulario de la mayoría de las
personas y su definición se debe, en gran medida, a los descubrimientos de este eminente
psicoanalista.
A su vez, las teorías de Freud dejaron su marca en el tratamiento de las psicopatologías, al
relacionarse la enfermedad mental con el medio en que el paciente vive y con su historia personal,
familiar y social. Esta visión se contrapone a la idea de que las enfermedades psicológicas se deben
solamente a fenómenos biológicos o cognitivos exclusivamente del sujeto.
Sigmund Freud 1922
Freud y otros psicoanalistas: (de izquierda a derecha, sentados) Freud, Sàndor Ferenczi y
Hanns Sachs (de pie) Otto Rank, Karl Abraham, Max Eitingon y Ernest Jones. 1922.
Sigmund Freud (1856–1939) fue un neurólogo austríaco y el fundador del Psicoanálisis, una
praxis formulada para el tratamiento de trastornos psicopatológicos, a partir del diálogo entre el
paciente y el psicoanalista. Su obra ha dejado una marca indeleble en la cultura y la historia de la
humanidad pues han generado cambios sustanciales en la conceptualización de la subjetividad.

Sus teorías no están exentas de polémica, por supuesto. Freud fue el tercer autor más citado
del siglo XX según la revista Review of General Psychology (Revista de Psicología general).

Numerosos filósofos, como Karl Popper, han desacreditado el psicoanálisis como


pseudociencia, mientras que otros como Eric Kandel, consideran que el psicoanálisis “representa el
punto de vista más coherente e intelectualmente satisfactorio sobre la mente”.

Índice [Ocultar]

1 Diferencias entre psicoanálisis, sexualidad y genitalidad


2 Las 5 teorías más importantes de Freud
2.1 1- El principio del placer (y el más allá)
2.2 2- La pulsión
2.3 3- La represión
2.4 4- Lo inconsciente
2.5 5- El complejo de Edipo
3 Referencias
Diferencias entre psicoanálisis, sexualidad y genitalidad
Antes de empezar a hablar sobre Freud y sus teorías es necesario aclarar que en el
psicoanálisis, sexualidad y genitalidad no son lo mismo.

La sexualidad es un concepto mucho más amplio, que abarca casi la totalidad de la vida de los
seres humanos, pues se refiere a los modos de relacionarse con los demás, de amar, odiar y sentir.

La genitalidad es más acotada y se refiere sólo a la sexualidad genital, es decir al coito o el


onanismo.

Las 5 teorías más importantes de Freud


A lo largo de su prolífica carrera como escritor, Freud revisó sus escritos en numerosas
ocasiones, agregándole profundidad a sus argumentos o haciendo enmiendas.

Dejamos aquí las 5 teorías más importantes esbozadas por Freud para que el lector pueda
conocer un poco de la vasta obra de este gran pensador:

1- El principio del placer (y el más allá)

Freud y Fliess
«Los niños son completamente egoístas; sienten sus necesidades intensamente y luchan
rudamente para satisfacerlas.».-Sigmund Freud.

El principio del placer postula que el aparato anímico busca, como fin último, alcanzar placer
y evitar displacer, y así complacer las necesidades biológicas y psicológicas. El placer es la fuerza
que guía el proceso de identificación de la persona.
Funciona sólo en el inconciente sistémico, y es el principio que rige todo su funcionamiento.
Es por ello que las representaciones displacenteras son reprimidas, porque transgreden el orden.

El principio del placer conduce inconscientemente al alcance de las necesidades básicas de


supervivencia.

¿Por qué tenemos síntomas?


Sabiendo que existe este principio, hacerse esta pregunta se vuelve obligación. ¿Por qué una
persona padecería un síntoma, sufriendo en su vivir cotidiano si se supone que vive bajo el principio
del placer?

La respuesta está en el párrafo anterior: el principio del placer es inconciente, mientras que en
la conciencia opera el principio de realidad.

El principio de realidad es el polo opuesto al principio del placer, la persona tiene conciencia
del entorno real y sabe que tiene que adaptarse a él para poder vivir en sociedad.

Aprendemos conforme maduramos a reprimir nuestros instintos en base a reglas sociales para
poder obtener placer más a largo plazo y de forma más disminuida pero de acorde a la realidad.

El sujeto tiene una representación inconciliable y la reprime, por lo que la olvida. Pero, como
el yo es regido por el principio de realidad, la representación vuelve como retorno de lo reprimido,
bajo la forma de un síntoma.

El sujeto ya no recuerda qué fue lo que reprimió, sólo sufre un síntoma que mantiene una
relación (unas veces cercana, otras distante) con lo reprimido. El principio del placer no se ha
contradicho: el sujeto prefiere padecer un síntoma antes que recordar la representación inconciliable,
que permanece inconciente.

¿Hay algo más allá del principio del placer?


Una vez finalizada la I Guerra Mundial, Freud se encontró con numerosos soladados que
revivían constantemente los traumas que sufrieron durante la guerra a través de sueños. Teniendo en
cuenta que el sueño es un lugar de cumplimiento del deseo (es decir, rige el Principio del placer),
repetir dichos traumas se volvía una contradicción teórica importante.
Freud se abocó a revisar su teoría, por lo que llegó a concluir que hay una “fuente” en la
psique humana que está más allá del Principio del placer, es decir que no obedece a sus leyes porque
existe previa a dicho principio.

Se trata de un intento de ligar o reconocer la existencia (aunque después pueda ser reprimida)
de una representación. Es un paso anterior al principio del placer y sin el cual no existiría. Entonces:
la representación se liga al aparato psíquico -se reconoce su existencia-, y luego se juzga placentera
o displacentera para tomar la acción correspondiente -Principio del placer-.

Esta enmienda le permitió a Freud dar cuenta de la compulsión a la repetición de las personas,
en la cual (ya sea en el espacio de terapia o en la vida cotidiana) los humanos tendemos a tropezar
siempre con la misma piedra, es decir que repetimos una y otra vez los mismos errores o variaciones
muy similares.

2- La pulsión

Freud y su hija Anna


«Las emociones inexpresadas nunca mueren. Son enterradas vivas y salen más tarde de peores
formas«.-Sigmund Freud.

Este concepto articula lo psíquico con lo somático y es llamado por Freud un concepto
bisagra, por explicar la sexualidad.

Existen en el ser humano estímulos internos que son constantes y que, a diferencia del
hambre, no pueden ser aplacados a través de una interacción con algo exterior, como lo sería comer.

A su vez, por ser internos tampoco puede se puede huir de ellos. Remitiéndose al principio de
constancia, Freud postula que la cancelación de este estímulo de órgano da una satisfacción
pulsional.

La pulsión consta de cuatro propiedades:

Esfuerzo/empuje: Es el factor motorizante. La suma de fuerza o medida de trabajo constante


que acarrea la pulsión.
Meta/fin: Es la satisfacción alcanzable al cancelar el estímulo de la fuente.
Objeto: Es el instrumento mediante el cual la pulsión alcanza su meta. Puede ser parte del
propio cuerpo y no está determinado de antemano.
Fuente: Es el propio cuerpo, sus orificios, su superficie, especialmente las zonas de borde
entre el interior y el exterior. Es experimentado como excitación.
La pulsión no se satisface en el objeto, éste es el instrumento mediante el cual logra cancelar
el estímulo, que es su única meta y lo que le da satisfacción.

Freud afirma en un principio que existen dos pulsiones que se encuentran en conflicto: las
pulsiones sexuales y las de autoconservación. En el recorrido por su infancia, el niño encuentra
distintos objetos “típicos” que satisfacen su pulsión sexual y según lo cual transita distintas etapas:

Etapa oral: El objeto de satisfacción es la boca.


Etapa anal: El objeto de satisfacción es el ano.
Etapa fálica: El objeto de satisfacción es el pene, en los niños, y el clítoris, en las niñas.
Etapa latente: El niño abandona sus exploraciones sexuales y se dedica a actividades más
intelectuales.
Etapa genital: Coincide con la entrada en la pubertad, donde el púber reexplora su sexualidad
en función del coito y la reproducción.
Una vez conceptualizada la compulsión de repetición y el Más allá del Principio de placer,
Freud cambia la dualidad pulsional y agrupa las pulsiones sexual y de autoconservación como
Pulsión de Vida.

Las opone a la Pulsión de Muerte, que es la tendencia del humano a cancelar todo estímulo y
encontrar un estado de “nirvana” donde no existen más estímulos, es decir, en la muerte. Estas dos
pulsiones suelen trabajar juntas (mezcladas) pero cuando se separan es cuando se manifiestan los
síntomas.

3- La represión

«Los sueños pueden ser así declarados: Son realizaciones ocultas de deseos reprimidos«.-
Sigmund Feud.

Este concepto es central en la teoría psicoanalítica. Las personas tienen pensamientos


subconscientes que son claves en el desarrollo y en la vida de las personas.
La represión es un mecanismo de defensa psíquico: cuando una representación (un suceso, una
persona, o un objeto) se vuelve intolerable para el sujeto, inconciliable con el cúmulo de
representaciones que alberga en su mente, el aparato psíquico lo reprime y vuelve inconciente esa
representación, por lo que el sujeto la “olvida” (aunque en verdad, desconoce que la recuerda).

De esta forma puede seguir adelante con su vida “como si” nunca se hubiera tomado
conocimiento de ese suceso, persona u objeto.

Más adelante, en su texto “La represión”, Freud ubica dos tipos de represión que forman parte
de todo sujeto: La represión primaria y la represión secundaria:

La represión primaria
Es una operación inconsciente que funda el aparato anímico. Mediante esta represión se
inscribe en la psique la representación de la pulsión sexual, gracias a lo cual el sujeto es capaz de
desear y buscar el cumplimiento de su deseo.

Esta represión le da fuerza al aparato anímico para atraer lo reprimido e impedir que éste se
vuelva consciente.

La represión secundaria
También llamada represión propiamente dicha.

Se reprime el representante psíquico de la pulsión, es decir, aquello que resulta intolerable


para la psique del sujeto y de lo que no quiere saber nada. La represión secundaria es la que
describimos al inicio de este apartado.

El retorno de lo reprimido
Freud afirmó siempre que no existe tal cosa como una represión 100% exitosa, por lo cual lo
reprimido siempre retorna y por lo general lo hace a través de un síntoma neurótico (una obsesión,
una hipocondría, por ejemplo) o una formación sustitutiva como un chiste, un sueño o un lapsus.

4- Lo inconsciente
frases de sigmund freud
«El inconsciente es el círculo más grande que incluye dentro de sí el círculo más pequeño del
consciente; todo consciente tiene su paso preliminar en el inconsciente, mientras que el inconsciente
puede detenerse con este paso y todavía reclamar el pleno valor como actividad psíquica«.-Sigmund
Feud.

Íntimamente ligado a la represión, lo inconsciente es otro concepto central en el psicoanálisis


y donde transcurre gran parte de la “acción” psicoanalítica. Es necesario aclarar de antemano que
todo lo reprimido es inconsciente, pero no todo lo inconsciente está reprimido.

Freud, en su texto “Lo inconsciente” se explaya en profundidad para explicar este concepto
con mayor claridad, dando tres definiciones sobre lo inconsciente:

Descriptivo
Es simplemente todo aquello que no es consciente.

Dicha propiedad no se debe necesariamente a que esa representación se haya reprimido, puede
ocurrir que no es un contenido que debe ser usado en ese momento (está latente), por lo cual se
encuentra “guardado” en el inconsciente. También suele llamarse Preconsciente.

Dinámico
Es aquello inaccesible a la conciencia a causa de la represión secundaria, es decir son aquellos
contenidos reprimidos.

Estos contenidos sólo pueden volver a la conciencia como retornos de lo reprimido, es decir
como síntomas o formaciones sustitutivas, o a través de la terapia, mediante la palabra.

Sistémico (estructural)
Es un lugar estructural dentro del psiquismo.

A diferencia de las otras dos definiciones, ésta no refiere a contenidos inconscientes, sino a la
forma en que trabaja el inconsciente como sistema de pensamiento.
Aquí no existe la negación, la duda ni la certeza, así como tampoco la contradicción o la
temporalidad. Esto se debe a que no hay palabra, sino investiduras.

A modo de ejemplo, pensemos en un árbol. Al hacerlo, hicimos dos cosas: pensar en la


palabra “árbol” e imaginar un árbol. Pues bien, las definiciones descriptivas y dinámicas se refieren
a la palabra “árbol” mientras que la sistémica a la representación de un árbol.

Esta separación es la que permite que en el inconsciente sistémico existan dos


representaciones contradictorias o convivan dos tiempos distintos.

Así ocurre en los sueños, donde una persona (por ejemplo, un amigo) puede representar a otras
(el amigo puede ser también otro amigo y un familiar simultáneamente) y ubicarse en tiempos
distintos (el amigo de la infancia se encuentra en el sueño aún como un niño al mismo tiempo que el
soñador es adulto).

5- El complejo de Edipo
«Los deseos sexuales con respecto a la madre que se vuelven más intensos que del padre, es
percibido como un obstáculo para el; esto da lugar al complejo de Edipo«.-Sigmund Freud.

Sin duda uno de los aportes teóricos más importantes del psicoanálisis y uno de sus más
relevantes pilares teóricos. El complejo de Edipo (en el varón) sostiene que el niño quiere seducir a
su madre pero ello acarrea un conflicto con su padre, quien le ha prohibido tomarla como suya.

El complejo inicia en la Etapa fálica y es una respuesta a la seducción materna, pues el niño ha
conocido su cuerpo (y sus zonas de placer), lo ha erogenizado en parte gracias a los cuidados
maternos que ha recibido como ser acariciado, bañado o incluso limpiado después de ir al baño.

Dado que el niño no puede llevar adelante su cometido de seducir a su madre, se ve obligado a
aceptar su propia castración fálica, llevada adelante por la prohibición paterna (la instalación de la
ley), por lo que el complejo se sepulta y da paso a la Etapa de latencia hasta la llegada de la
pubertad.

Al llegar a la Etapa genital, el niño ya no busca de nuevo a su madre, sino a otra mujer, pero
su paso por el Complejo de Edipo ha dejado marcas indelebles en la forma en que ahora se
relacionará con otros e influenciará su elección en las mujeres que querrá tomar como pareja.
Freud desarrolló esta teoría en base al sexo masculino, no explicando el desarrollo de esta
teoría en mujeres. Sería más tarde Carl Jung quien desarrollase la teoría del complejo de Electra,
entendida como la versión femenina que explica el Complejo de Edipo en mujeres.

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