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Dedicatoria de Nicolás Maquiavelo al Magnífico Lorenzo de Médicis

El libro comienza con una dedicatoria al Príncipe Lorenzo de Medicis dónde nos
dice que la gente para ganar la gracia de un príncipe, suele darle regalos
preciosos:
“Los que desean congraciarse con un príncipe suelen presentársele con aquello
que reputan por más precioso entre lo que poseen, o con lo que juzgan más ha de
agradarle…”
Maquiavelo no poseyendo nada más valioso e importante que sus conocimientos
de política, se dispone a regalar una de sus obras dónde recoge todo lo que ha
aprendido a través del estudio de los acontecimientos políticos antiguos y de su
tiempo. Menciona que tal presente no debe ser malinterpretado como un acto de
presunción si no más bien que un hombre humilde como el se atreve a examinar
la conducta de los príncipes porque así como sólo un príncipe puede conocer al
pueblo, sólo un miembro del pueblo tiene la distancia adecuada para conocer las
características de un Príncipe.
Capítulo 1 De las distintas clases de principados y de la forma en que se
adquieren
Este primer capítulo nos habla de que el estado puede ser de 2 tipos: Repúblicas
o Principados, Los Principados a su vez pueden ser hereditarios como cuando una
misma familia ha reinado largo tiempo y nuevos cuando son obtenidos por las
armas tras una conquista o un golpe de estado, también pueden ser anexos de
otros pueblos a un estado ya existente.
Capitulo 2 De los principados Hereditarios
En este segundo capitulo el autor deja de lado el tema de la República pues dice
que ya lo ha tratado extensamente en otra ocasión y se centra únicamente en los
Principados
En los Principados hereditarios (dónde el mismo linaje ha reinado durante algún
tiempo) las dificultades para mantenerlos son mucho menores a las que se
pueden presentar en uno nuevo, basta con seguir la misma línea política que sus
antecesores y gobernar sabiendo adaptarse a las nuevas circunstancias.
Si el príncipe tiene suficiente inteligencia mantendrá intacto su mandato y
únicamente lo perderá en el caso de que una fuerza demasiado grande lo arrojé
del poder.
Pero incluso si eso llegase a suceder lo volvería a conseguir tan pronto como el
usurpador cometa el primer error, puesto que un Príncipe natural es más querido
por los suyos que uno impuesto por la fuerza.
Capítulo 3 De los Principados Mixtos
Maquiavelo habla sobre como en los Principados Mixtos surgen varias dificultades
por ser el resultado de una conquista o anexión, debido a que el Príncipe ahora
tiene como enemigos a quienes ofendió al derrocar el antiguo orden como a
aquellos que lo ayudaron en la conquista y hacia quienes no puede cumplir sus
promesas y a quien no puede atacar.
“Porque siempre, aunque se descanse en ejércitos poderosísimos, se tiene
necesidad de la colaboración de los provincianos para entrar en una provincia”
De esta situación se nos pone cómo ejemplo la historia de Luis XII de Francia
cuando ocupó la ciudad de Milán y fue expulsado rápidamente de ella.
Capítulo 4 Por qué el reino de Darío, ocupado por Alejandro, no se sublevó
contra los sucesores de este, después de su muerte.
Maquiavelo cuenta con asombro sobre como las conquistas hechas en el Reino de
Darío por Alejandro Magno no se rebelaron después de su muerte, siendo que
Dario acababa de conquistar Asia. Esto lo explica considerando la manera en que
se gobiernan dos tipos de principado:
“O por un príncipe que elige de entre sus siervos, que lo son todos, los ministros
que lo ayudarán a Gobernar, o por un príncipe asistido por nobles que, no a la
gracia del señor, sino a la antigüedad de su linaje, deben la posición que ocupan”
Nos pone cómo ejemplo al reino de Francia y al imperio turco
Si consideramos la naturaleza del gobierno de Darío, encontraremos que se
parecía al de Turquía así que Alejandro tuvo que luchar contra todas las fuerzas
del imperio y tuvo que derrotar al monarca en medio del campo, es por esta razón
que después de la muerte de Darío, Alejandro quedó tranquilo y poseedor del
Reino.
Capítulo 5 De qué modo hay que gobernar las ciudades o principados que,
antes de ser ocupados, se regían por sus propias leyes
Este capítulo nos enseña sobre como gobernar y conservar un estado que se
regia bajo sus propias leyes, existen tres formas de mantenerlo: destruirlo, ir a vivir
allí personalmente y no cambiar las leyes y mantenerlas vigentes. En el texto se
pueden extraer ejemplos de estas formas de gobernar de los espartanos y los
romanos. Si quieres mantener una ciudad libre para vivir, debes destruirla, de lo
contrario, siempre tendrás que esperar rebeliones de ella.
Capítulo 6 De los principados nuevos que se adquieren con las armas
propias y el talento personal
Aquí se nos habla de cuando un hombre toma el poder desde adentro, es decir sin
que sea una conquista, este puede que sea un hombre inteligente o bien que tuvo
la suerte de lograrlo, pero cuanto menos le deba al azar mejor podrá mantenerse.
La vía más fiable es por tanto la de los que se han convertido en príncipes por su
propia virtud y no por azar, Maquiavelo toma como ejemplos a Moisés, Ciro,
Rómulo y Teseo, podemos decir que estos le deben a la suerte solo la ocasión de
tomar el poder, por lo tanto es correcto decir que las oportunidades son necesarias
incluso para los grandes hombres pero fue a través de su habilidad que supieron
reconocerlas y aprovecharlas.
Capítulo 7 De los Principados que se adquieren con armas y fortuna de
otros.
Quienes llegan a ser Príncipes por casualidad o por mera suerte lo consiguen
fácilmente pero difícilmente los conservan. Es difícil mantener el poder porque se
basa únicamente en la voluntad y el destino de quienes les han concedido este
privilegio. No tienen la capacidad ni la naturaleza de mandar. No pueden porque
no tienen la fuerza para serles fieles y no saben ni pueden mantenerse en el poder
a menos que sean hombres de virtudes extraordinarias. En el texto se citan dos
ejemplos el del Estado adquirido con propia virtud Francesco Sforza (quien lo
mantuvo) y del estado adquirido por la suerte el de Cesare Borgia quien lo obtuvo
de su padre y por la fortuna de este lo perdió.
Capítulo 8 De los que llegaron al principado mediante crímenes
Aparte del virtud y la fortuna, uno puede llegar a ser príncipe por el favor de los
conciudadanos (como en las elecciones) o por delitos y crimenes cometidos, de lo
cual Maquiavelo da dos ejemplos:
El de Agatocles de Siracusa que, habiendo sido designado príncipe después de
una larga progresión en el ejército, convocó a los más eminentes senadores y
ciudadanos a deliberar sobre los asuntos públicos y los mando asesinar para no
compartir el poder y el de Oliverotto da Fermo quién fue entrenado en la milicia por
Paolo Vitelli y sirvió a las órdenes de su hermano, Vitellozzo. En poco tiempo se
convirtió en el primer hombre de su milicia. Pero entonces, queriendo ponerse a la
cabeza de una ciudad, pensó en hacerlo en su ciudad natal, escribió a su tutor que
quería volver allí de manera solemne y cuando fue recibido, ordenó un banquete
con todas las más altas personalidades del país, al final de la comida los llevó a
todos a un lugar secreto donde los hizo matar y así se convirtió en Príncipe de su
ciudad. Uno podría dudar de cómo Agatocles y similares lograron mantener su
Principado incluso con mala suerte, mientras que otros, a través de la crueldad, no
lo hicieron.
Capítulo 9 El Principado Civil
El principado civil es cuando se tiene un príncipe elegido por sus conciudadanos o
también cuando un hombre del pueblo es elegido por los nobles para estar bajo la
sombra de su autoridad y poder satisfacer sus ambiciosos deseos.
El príncipe impuesto por los nobles es menos favorecido que el príncipe elegido
por el pueblo porque los grandes quieren oprimir y el pueblo sólo quiere no ser
oprimido.
El príncipe impuesto por los nobles debe, por lo tanto deshacerse de ellos pues
serian perjudiciales para conciliar la amistad del pueblo y debe establecer un
sistema de gobierno tal que, en cualquier momento y a pesar de todas las
circunstancias, los ciudadanos lo necesiten.
La conclusión es que es más necesario para un Príncipe tener amistad con el
pueblo que tener soluciones para sus adversidades.
Capítulo 10 Cómo deben medirse las fuerzas de todos los Principados.
En este capítulo se habla de dos situaciones: El príncipe puede defenderse, es
decir tiene suficientes hombres y dinero para combatir a cualquier atacante (este
es el caso desarrollado en los capítulos anteriores) o bien necesita la ayuda de
otros, es decir que ante un ataque solo puede refugiarse en su ciudad fortificada.
Maquiavelo toma como ejemplo las ciudades alemanas cuyo territorio es reducido
pero que son independientes frente al Emperador y otros Estados, no temiendo
ataques militares gracias a sus fortificaciones, sus trincheras, su artillería, sus
provisiones y sus reservas, así como su preparación militar.
En fin, un Príncipe que tiene una ciudad fortificada y es querido por el pueblo no
puede ser atacado, y aunque haya alguno que se atreva a hacerlo el atacante se
vería obligado a retirarse sin ninguna gloria.
Capítulo 11 De los Principados Eclesiásticos
Los Principados Eclesiásticos se adquieren por la virtud o por la suerte y se
mantienen sin ninguna de las dos porque están sostenidos y validados por las
antiguas doctrinas de la religión que son tan fuertes que hacen que el Príncipe
mantenga el Estado en cualquier forma que lo gobierne. Estos Príncipes son los
únicos que tienen estados y no necesitan defenderlos tienen súbditos y no los
gobiernan. Los estados, aunque indefensos, no son atacados y los súbditos,
aunque no gobernados, no les importa. Solo estos Principados están seguros y
felices. Pero al estar regidos por una voluntad superior sería atrevido hablar de
ellos, por lo que el Autor los deja fuera.
Capítulo 12 De las distintas clases de milicias y de los soldados mercenarios
Después de haber agotado el tema del “Principado”, sólo queda hablar de la
ofensiva y las defensas que puede poner en marcha cada Principado. Se ha dicho
que un príncipe necesita buenos cimientos para mantener su estado: los
principales son las buenas leyes y las buenas armas, Como no puede haber
buenas armas donde no hay una buena ley omitiremos hablar de la ley para hablar
solo de las armas. Los ejércitos pueden ser de los siguientes tipos: Propio,
Mercenario, Auxiliar y Mixto
Los de tipo Mercenario y Auxiliar son inútiles, incluso peligrosos, porque sus
componentes suelen estar desunidos, ambiciosos, sin disciplina, infieles. Un
estado nunca podrá pararse sobre ellos porque no tienen otro amor que el poco
dinero que reciben, y esto no es suficiente para que los soldados quieran ofrecer
su vida por ti. Quieren ser tus soldados en tiempo de paz, pero se van en tiempo
de guerra, por ejemplo, la ruina de Italia en manos de milicias contratadas.
Capítulo 13 De los soldados auxiliares mixtos y propios
Para Maquiavelo las milicias auxiliares, también son inútiles, son aquellas para las
que se llama a ayudar a un vecino poderoso. Estas milicias pueden ser
suficientes, pero al final dañan a quien las llamó porque si ganas, sigues siendo un
prisionero de ellas. Estas milicias son más peligrosas que los mercenarios, porque
estos son unidos y compactos y obedientes a un solo capitán, sin embargo, para
abrumar a los que los contrataron, al no ser un cuerpo unido, se necesita una
oportunidad mayor. En resumen, la pereza es más peligrosa en los mercenarios,
que la virtud en los auxiliares, un príncipe sabio sabrá volverse hacia sus propias
armas, porque no considerará la victoria adquirida con las milicias de otros como
una verdadera victoria. Incluso las armadas mixtas, aunque siendo superiores
tanto a los mercenarios como a los auxiliares, son dañinas y muy inferiores a las
propias. El príncipe que no conoce los males cuando nacen no es verdaderamente
sabio pero esto se le concede a unos pocos. El autor concluye diciendo que los
que no tienen milicias propias no suelen tener un estado seguro, porque todo está
en manos de la suerte y no de la virtud que pueda defenderlos eficazmente en la
adversidad.
Capítulo 14 De los deberes de un Príncipe para con la milicia.
Es a través del conocimiento del arte de la guerra que uno permanece o se
convierte en príncipe: un príncipe que descuida las armas es despreciado, a
merced de sus servidores y no puede confiar en sus soldados.
Por lo tanto, el Príncipe debe tener sólo la guerra como meta, como su único arte,
la guerra es de tan viirtud que logra mantener a los Príncipes en el trono, por el
contrario, se puede ver cómo, cuando los Príncipes estaban más preocupados por
la dulzura que por las guerras, perdieron el Estado. En suma, la primera razón de
la pérdida de un estado es no conocer este arte, no hay comparación entre un
armado y uno desarmado y no es razonable que un armado obedezca a uno
desarmado. Por lo tanto, el Príncipe siempre debe practicar la guerra, esto se
puede hacer de dos maneras: con la mente o con las obras.
El Príncipe debe leer historias antiguas y reflexionar sobre las hazañas de
excelentes hombres antiguos, examinar las razones de las victorias y las derrotas
para poder imitar las victorias y escapar de la derrota. Además de tener siempre
bien entrenada a la milicia, estar siempre a la caza, simulando acciones de guerra,
acostumbrar el cuerpo al castigo y conocer la naturaleza del terreno, un príncipe
que no conoce los campos de batalla nunca conocerá a su enemigo.
Capítulo 15 De aquellas cosas por lo cuales los hombres, especialmente los
príncipes, son alabados o censurados
Muchos ya han escrito sobre los deberes de un príncipe hacia sus súbditos y han
imaginado repúblicas utópicas y principados donde todo se hace de la mejor
manera. Si un príncipe toma un ejemplo de esto, lo perderá todo porque es
imposible hacer siempre todo bien. Por lo tanto, es necesario que el Príncipe sea
tanto bueno como malo, según la situación. Dice el autor que los hombres y
príncipes, cada vez que ocupan un cargo importante, son señalados y etiquetados
con términos que los señalan con reproche o con alabanza: generosos o
miserables, dadores o rapaces, crueles o compasivos, fieles o infieles, afeminados
o pusilánimes, feroz o valiente, humano u orgulloso, lascivo o casto, leal o desleal,
duro o fácil, grave o ligero, religioso o ateo, etc. El Autor sabe que todos piensan
que sería bueno que un Príncipe incluyera en sí mismo todas las buenas
cualidades antes mencionadas; pero, siendo humano y no pudiendo tenerlo todo,
es necesario que sea muy prudente, y si es posible, se deshaga de los vicios.
Capítulo 16 De la Prodigalidad y la Avaricia
Refiriéndose a las cualidades ya mencionadas, el autor dice que es bueno ser
generoso sin embargo si exagera, gastará tanto para ofrecer suntuosidad a unos
pocos que empobreciéndose, tendrá que compensarlo con fuertes impuestos que
lo harán ser odiado por sus súbditos, agradará a algunos pocos y disgustará a
muchos, pero una vez que ha comenzado a ser así, si quiere cambiar su modo de
vida, se le reprochará que se vuelva avaro, por lo tanto, el príncipe no debe temer
el parecer avaro desde el principio, su economía le permitirá soportar una guerra y
realizar campañas útiles sin sobrecargar al pueblo y entonces será considerado
liberal por todos aquellos de quienes no tomará nada.
En conclusión, un príncipe sabio debe resolver ser llamado avaro, porque la
liberlidad “se devora a sí misma” y “a medida que uno la ejerce, pierde la
capacidad de volver a ejercerla: se vuelve pobre, despreciado, o rapaz y odioso.
Capítulo 17 De la crueldad y la clemencia; y si es mejor ser amado que
temido, o ser temido que amado
Un príncipe debe ser considerado misericordioso y no cruel, pero debe serlo para
mantener unidos a los súbditos y evitar peores males como el desorden
especialmente al comienzo de su reinado.
Esto lleva a la pregunta: ¿es mejor ser amado o temido?
Es mejor ser amado y temido al mismo tiempo, pero eso es extremadamente
difícil. Además, si hay que elegir entre el amor y el miedo, es mejor ser temido,
porque el amor es volátil y desaparece en la adversidad mientras que el miedo
permanece mientras permanece la amenaza del castigo; sin embargo, el príncipe
debe inspirar miedo sin inspirar odio, es decir que no condenará a sus ciudadanos
sin causa, y sobre todo que no atacará sus propiedades ni a sus mujeres.
La crueldad encuentra principalmente su oportunidad en la guerra y el príncipe
debe usarla para mantener unido y fiel a su ejército.
Capítulo 18 De que modo los príncipes deben cumplir sus promesas.
En resumen este capítulo nos dice que un príncipe debe luchar como hombre y
bestia, es decir con leyes y con fuerza y como bestia debe tener la fuerza del león
y la astucia del zorro.
Maquiavelo dice que un príncipe bien aconsejado no debe cumplir su promesa
cuando este cumplimiento le sea perjudicial o cuando ya no existen las razones
que lo determinaron a prometer.
Pero para que no se deje ver esta falta también debe poseer perfectamente el arte
de simular y disimular, su hipocresía debe hacerlo aparecer lleno de dulzura, de
sinceridad, de humanidad, de honra y sobre todo de religión.
Maquiavelo asegura que el príncipe será juzgado por el resultado y que mientras
conserve su vida y su estado todos los medios que haya utilizado serán
considerados honorables.
Capítulo 19 De que modo de evitarse ser despreciado y odiado.
Para evitar ser odiado, el príncipe no debe atacar la propiedad ni las mujeres de
sus súbditos, para no ser despreciado, debe dar la apariencia de grandeza,
valentía, seriedad y fuerza así quedará claramente establecido que sus decisiones
son irrevocables y nadie pensara engañarlo. El príncipe debe defenderse de los
ataques externos, para eso solo necesita buenas armas y alianzas y de las
conspiraciones solo necesita el apoyo de su pueblo. En efecto, una conspiración
es siempre arriesgada, porque la revelación ofrece un cierto beneficio contrario al
de la rebelión, si a este riesgo se suma que el príncipe es apoyado por el pueblo,
ninguna conspiración puede prosperar.
Sin embargo el odio se adquiere tanto con las malas obras como con las buenas,
por lo que un Príncipe, queriendo conservar el Estado, a menudo se ve obligado a
no ser bueno (por ejemplo los emperadores romanos). El motivo de la caída de los
emperadores fue precisamente el odio y el desprecio que despertaron hacia ellos.

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