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CAPITULO IV

FUNDAMENTOS DEL RIEGO

4.1 CONCEPTOS BASICOS DEL RIEGO

Lo básico en la práctica del riego es responder a cuatro preguntas fundamentales:


o ¿Qué beneficio se espera con el riego de los campos de cultivo?
o ¿Con qué frecuencia se deben realizar los riegos y cómo se determina
esta frecuencia?
o ¿Durante cuánto tiempo y con cuánta agua debe regarse una parcela
de cultivo?
o ¿En qué forma debe aplicarse el agua al suelo?

Es decir, debe darse respuesta a las preguntas: ¿Por qué regar?, ¿Cuándo regar?,
¿Cuánto regar? y ¿Cómo regar? Encontrando las respectivas respuestas, se podrá lograr
el incremento de la producción y la productividad de las tierras de cultivo, con lo cual se
justificarían las inversiones necesarias.

Un buen riego humedece el suelo hasta la profundidad donde se encuentra la mayor parte
de las raíces de plantas, y debe ser oportuno, uniforme y eficiente.
o Oportuno: aplicar el agua al suelo en momentos en que las plantas la
necesitan;
o Uniforme: que no haya falta o exceso de agua en ningún lugar de la
parcela de riego;
o Eficiente: que se aplique la cantidad adecuada de agua, aprovechando
lo mejor posible el agua disponible.

Entonces, regar es la aplicación oportuna, uniforme y eficiente de agua al suelo, para


reponer el agua consumida por los cultivos, y que se evapora del suelo por acción del
clima.

Debe resaltarse, que el agua se aplica al suelo, de tal manera que se encuentre disponible
para las plantas entre dos riegos sucesivos, lo que justifica el estudio del suelo desde el
punto de vista físico.
Un buen riego es básico en la obtención de una mayor productividad. No basta con
tener un buen regador. Es necesario que el encargado del agua domine los
conocimientos básicos de cómo debe usarla en el cultivo.

Asimismo, el objetivo del riego es aplicar el agua a la zona de raíces y no a la superficie


del suelo. Por ello, un buen riego es aquél que humedece adecuadamente la zona
radicular. Por otro lado, la aplicación debe ser oportuna de tal manera que las plantas no
sufran por déficit, ni por exceso de humedad.

Además, la aplicación de agua al suelo debe realizarse mediante una técnica adecuada
que permita humedecer uniformemente la zona de raíces, evitando excesos al inicio de la
zona regada y déficit al final.

Si el riego no cumple estos requisitos mínimos se pueden ocasionar los siguientes


problemas:
o 1

4.2 EFICIENCIA DE RIEGO

El objetivo final del riego es restituir la humedad del suelo consumida por los cultivos.
Es fundamental que el agua sea aplicada en el momento oportuno y en la cantidad
suficiente.

Para la determinación de la cantidad suficiente de agua debe conocerse la relación agua -


suelo – planta y debe tenerse en cuenta el diseño del sistema de riego.

Pérdidas de agua en el sistema de riego

Existen pérdidas de agua de riego que se producen tanto durante su aplicación a las
parcelas de riego como en su distribución a las mismas a través de las conducciones y, en
su caso, durante su almacenamiento en los embalses.

La magnitud de las pérdidas de agua es muy variable ya que dependen de diversos


factores, tales como las características de la red de distribución, el método de riego
empleado, la naturaleza de los suelos regados, etc.

En zonas regadas por gravedad las pérdidas totales de agua son del orden del 67% si el
riego se realiza correctamente y llegan hasta el 85% si el riego no se efectúa de modo
adecuado.
Prescindiendo de las pérdidas que se producen en los embalses y en las conducciones
principales, en las parcelas de riego se diferencian los siguientes tipos de pérdidas:

 Pérdidas en la red de distribución: Dependen del tipo de obras (cauces abiertos,


revestidos o en tierra, tuberías) y de las condiciones de su manejo.

 Pérdidas en las unidades de riego: Varían principalmente en función al método de riego


utilizado y la naturaleza del suelo regado.

En el riego por gravedad, las pérdidas por evaporación no tienen gran significación
mientras que resultan inevitables las pérdidas por percolación profunda (especialmente en
suelos ligeros) y pueden ser importantes las pérdidas por escorrentía, cuando la unidad de
riego desagua libremente, especialmente en los terrenos pesados.

Un suelo es un almacén de agua que cambia la cantidad de agua con el tiempo debido a
que las demandas varían mucho, en función a las condiciones climáticas, el estado de
desarrollo del cultivo y de las prácticas de riego.

Los aportes de agua al suelo, como lluvia o riego, no son totalmente almacenados y
puestos a disposición de las plantas, sino que se producen pérdidas.

Estas pérdidas de agua son las que ocasionan una baja eficiencia en el aprovechamiento
del recurso y se deben fundamentales a la escorrentía superficial y a la percolación
profunda.

Pérdidas de agua en el
suelo

Pérdidas por escorrentía superficial

Representan la cantidad de agua de lluvia o riego que cae sobre la superficie del suelo
pero que éste no puede infiltrar. El agua sobrante escurre sobre él sin ser aprovechada por
el cultivo. Puede ser grande en algunos sistemas de riego por superficie  (principalmente
riego por surcos).

Estas pérdidas se producen al final del área que se riega, cuya causa principal,
generalmente, es el uso de grandes caudales de agua o tiempos de riego exageradamente
largos, así como por problemas de pendiente.

En los suelos con pendientes el agua, ya sea de riego o de lluvia, escurre en el sentido de
la pendiente por la superficie del terreno. Su velocidad aumenta a medida que el declive
se hace mayor. El agua arrastra suelo y nutrientes, produciéndose problemas de erosión y
empobrecimiento de la fertilidad del suelo.

Una forma de reducir las pérdidas por escurrimiento superficial, las que son mayores en
los suelos arcillosos, es mejorando su velocidad de infiltración, por ejemplo, subsolando
terrenos compactados, adicionando materia orgánica, utilizando estructuras que
disminuyan la velocidad del agua, regando por curvas a nivel o con métodos más
tecnificados, etc.

Pérdidas por percolación profunda

Cuando el agua aplicada sobre la superficie del suelo se infiltra, pasa poco a poco hacia
las capas más profundas.

Pérdidas de agua
por escorrentía
Pérdidas de agua por
infiltración

Si la cantidad de agua aplicada es mayor que la capacidad de retención del suelo,


entonces percolará hasta profundidades mayores a la zona de raíces del cultivo,
convirtiéndose en pérdida y que puede originar lavado de nutrientes. Este proceso se
debe, principalmente, al uso de superficies de riego muy grandes, asociadas con tiempos
de riego también exagerados.

Eficiencia de riego

Existen tres índices para determinar la manera en que se ha realizado el riego, en relación
al aprovechamiento de agua por parte del cultivo como del ahorro de agua: Eficiencia de
aplicación (Ea), coeficiente de déficit (CD) y eficiencia de distribución (Ed).

 Eficiencia de aplicación (Ea)

Se define como la relación entre el agua que queda almacenada en la zona de raíces para
ser aprovechada por el cultivo y el agua total aplicada con el riego. Su valor dependerá
del diseño, estado de los componentes de la instalación y del manejo del riego. En el
riego por superficie está entre 55% y 85%.

 El coeficiente de déficit (CD)

Indica la relación entre el agua que ha faltado para humedecer por completo la zona de
raíces (no aportada) y la cantidad total de agua que hubiera sido necesaria para mojarla
totalmente (necesaria). Refleja el porcentaje de volumen de suelo que debería recibir agua
y no lo hace.

Esquema que permite


visualizar la estimación de la
eficiencia de aplicación

 Eficiencia de distribución (Ed)

Indica la uniformidad en la distribución del agua aplicada con el riego en el suelo. Si la


uniformidad es baja existirá mayor riesgo de déficit de agua en algunas zonas y de
filtración profunda en otras.

Factores que influyen en la eficiencia de riego

Entre los factores que influyen en la eficiencia de las unidades de riego se tiene:
 Superficies con topografía irregular que provocan el estancamiento del agua en las
depresiones y que dificultan la distribución uniforme del agua.
 Métodos inadecuados para distribuir y aplicar el agua de riego.
 Cuando el caudal aplicado no se ajusta a las condiciones de permeabilidad del suelo:
caudales excesivos en suelos poco permeables (escorrentía) y caudales deficientes en
suelos muy permeables.
 Riego de los campos cuando los suelos están todavía húmedos.
 Aplicación de volúmenes excesivos, sobrepasando la capacidad de almacenamiento
del suelo en la zona de raíces.
 Falta de atención personal del agricultor durante la operación de riego.

4.3 PROGRAMACION DEL RIEGO

a) Lámina de riego (Lr)

La lámina de riego o dosis de riego se define como la cantidad de agua aplicada en cada
riego para compensar el déficit de humedad del suelo en el período precedente al del
momento del riego.

La lámina neta (Ln) se calcula a partir de los datos del porcentaje de humedad en masa a
capacidad de campo (cc), del porcentaje de humedad en masa a punto de marchitez
(pm), de la densidad aparente (da), la profundidad radicular del cultivo (Prof) y del
descenso tolerable (DT), de la siguiente manera:

La lámina de riego será la lámina neta entre la eficiencia del sistema.

En la práctica, el tratamiento debe ser distinto debido a que el estado de humedad del
suelo en el momento del riego probablemente no coincide con el correspondiente al
descenso tolerable de humedad establecido. Ello sucede, por ejemplo, cuando la entrega
del agua es por turnos.

Por tanto, la dosis de riego se debe calcular, determinando previamente el estado de


humedad, mediante alguno de los métodos indirectos. La lámina de agua a reponer
mediante el riego será la necesaria para llevar el suelo a capacidad de campo.

La diferencia entre los dos estados de humedad (antes del riego y a capacidad de campo)
será la necesaria a aplicar en el riego (Lr).

En la práctica, la dosis varía entre valores del orden de 30 mm (300 m 3/ha) para suelos
ligeros y cultivos de raíces pequeñas y hasta 100 mm (1000 m 3/ha) para suelos pesados y
cultivos de raíces profundas.
b) Número de riegos

El número anual de riegos puede estimarse a partir de las necesidades hídricas de los
cultivos y de la dosis de riego.

Para un cultivo, instalado en un suelo ligero, cuyas necesidades hídricas sean de 7000
m3/ha y al que se aplica una dosis de 500 m3/ha, serán necesarios 14 riegos. Si el suelo
fuera más pesado, al que debe aplicarse una dosis de 700 m3/ha, se requerirá 10 riegos.

En este aspecto los terrenos pesados son más favorables para el riego que los ligeros
debido que a igualdad de cultivo requieren menos riegos y por tanto dan lugar a un menor
costo de la mano de obra.

c) Frecuencia de riego (Fr)

La frecuencia de riego o el intervalo entre riegos, es el número de días que ha de


transcurrir entre un riego y el siguiente. Se calcula con el valor de la lámina de neta (Ln)
y de la evapotranspiración del cultivo (ETc), mediante:

d) Tiempo de riego (Tr)

Es el tiempo necesario para que la lámina de agua que corresponde exactamente al


descenso de humedad existente, se infiltre en el terreno.

4.4 METODOS DE RIEGO

El método de riego es la técnica a través de la cual se aplica el agua al suelo. El uso de un


método de riego u otro depende de numerosos factores, entre los que es preciso destacar
los siguientes:
 Topografía del terreno y la forma de la parcela.
 Características físicas del suelo, especialmente las relativas a su capacidad para
almacenar el agua de riego.
 Tipo de cultivo, del cual debe conocerse sus requerimientos de agua para generar
producciones máximas, así como su comportamiento en situaciones de falta de agua.
 La disponibilidad de agua y el costo de la misma.
 La calidad del agua de riego.
 La disponibilidad de mano de obra.
 El costo de las instalaciones de cada sistema de riego, tanto en lo que se refiere a
inversión inicial como en la operación y mantenimiento del sistema.
 El efecto en el medio ambiente.

Por otro lado, una vez elegido el método de riego, existen variantes, cuya elección se
realizará teniendo en cuenta aspectos particulares.

En la actualidad son tres los métodos de riego utilizados:


 Riego por superficie.
 Riego por aspersión.
 Riego localizado. 

En el Perú el método de riego superficial más utilizado es el de surcos, no obstante, en la


actualidad en la costa se vienen implementando los métodos de riego presurizado. En el
cuadro siguiente se detalla información de las técnicas de riego en la Costa peruana, para
el año 1997; en los últimos cinco años las áreas con riego presurizado se vienen
incrementando aún más y ya se habla de 50000 ha de riego presurizado.

Técnicas de riego en la Costa de Perú (1997)

Técnicas de riego Origen del Cultivos principales Superficie


recurso hídrico estimada (ha)
Por gravedad
Surcos Superficial Algodón, caña de azúcar, 572 473
hortalizas, maíz, papa, etc.
Melgas Superficial Leguminosas-grano, alfalfa 130 000
Pozas (inundación) Superficial Arroz, plátano 120 000
A presión
Aspersión Superficial Frutales, alfalfa 11 200
Cañón Superficial Maíz 500
Pivote Central Superficial Varios 280
Microaspersión Superficial y Flores 500
Subterráneo
Goteo Superficial y Cítricos, mango, espárrago 7 200
Subterráneo
TOTAL 842 153
Fuente: www.agualtiplano.net/riego/peru/peru3.html

a) Riego por superficie o gravedad


El riego por gravedad es el más antiguo utilizado por el hombre. Se trata de sistemas de
riego muy conocidos, pero que sin embargo, pueden producir pérdidas de nutrientes por
lavado y arrastre, al no poder controlarse perfectamente las dosis de agua.

Esquemas del riego


por gravedad, surcos
y melgas

El agua se aplica directamente sobre la superficie del suelo, por gravedad. El propio suelo
actúa como sistema de distribución dentro de la parcela, desde la cabecera de la parcela,
hasta llegar a todos los puntos de ella. Finalmente el agua alcanza la cola de la parcela.

El agua puede llegar hasta la parcela por medio de cualquier sistema de distribución, por
una red de canales o por tuberías (normalmente a baja presión). El agua en la cabecera no
necesita presión ya que se vierte sobre el suelo y discurre libremente.

Los sistemas de riego por gravedad se caracterizan por el manejo del agua en base a las
diferencias de carga hidráulica y su conveniente conducción, sobre el nivel del terreno, a
través de surcos (para cultivos en hilera), melgas (para cultivos densos) o por pozas (para
el cultivo del arroz). Este sistema, que se aplica aproximadamente en el 97% del área
cultivada del país, es conocido como el método tradicional de riego, y se viene aplicando
desde los inicios de la agricultura.

El riego por superficie es un método particularmente recomendable en terrenos con


pendientes muy suaves en las que no sea preciso realizar trabajos de nivelación del suelo,
que son costosos y pueden afectar negativamente la profundidad efectiva del suelo.

Es el método de riego menos costoso en instalación y mantenimiento, y una vez que el


agua llega a la parcela no existe costo en la aplicación del agua. Por otro lado, es el
sistema de riego que utiliza el agua de forma menos eficiente, aun cuando se realice un
adecuado diseño y manejo del riego.

Actualmente, los métodos de riego superficial han adquirido una gran importancia debido
a los elevados costos de la energía en los métodos de riego presurizados y a la
tecnificación o modernización con incorporación de variados niveles de automatización,
de los métodos superficiales.

Los métodos de riego superficial requieren, por lo general, niveles de disponibilidad de


agua muy superiores al riego presurizado. Por ejemplo, el riego por surcos requiere de,
por lo menos, un caudal disponible de 10 l/s, para asegurar un buen manejo del agua en
un área básica de riego.

b) Riego por aspersión

En este método el agua es aplicada al cultivo en forma de lluvia, lo que no produce


problemas de erosión, pudiendo regarse terrenos disparejos o con altas pendientes.

Instalación de riego
por aspersión

El agua es conducida por tuberías de PVC o aluminio y es impulsada a presión, por lo


tanto se necesita un equipo de bombeo o carga hidráulica natural (diferencia grande de
nivel, aproximadamente 35 m) entre el canal y el campo a regar.
Se puede regar con este sistema cultivos de cereales, praderas y otros cultivos; pero tiene
el inconveniente de que su costo es elevado, pero con la ventaja de que con muy poco
agua se puede regar una superficie mucho mayor que con los métodos superficiales.

c) Riego localizado

Riego por goteo: En este método el agua circula por pequeñas tuberías de polietileno y
es entregada en forma de gotas a las plantas por emisores llamados goteros.

Instalación de riego por goteo


También necesita de un equipo de bombeo o de un desnivel adecuado, pero requiere
menor presión que el riego por aspersión.

Se puede usar en frutales o en hortalizas, usando pequeñas tuberías flexibles o cintas con
goteros incorporados. También tiene la desventaja del alto costo inicial, pero la economía
en agua es mayor.

Riego por microjet: En este método el agua circula a presión por tuberías del mismo
material que en el riego por goteo, pero el agua es entregada en forma de lluvia por
pequeños aspersores (microaspersores). Se usa principalmente en frutales.
Riego por microaspersión (microjet)

Riego por exudación: Es un sistema que aplica el agua de forma continua mediante un
tubo poroso que exuda agua en toda su longitud y en la totalidad o parte de su superficie.

El agua exudada a través de los pequeños poros de la pared del tubo poroso, produce una
banda de humedad continua, ancha y uniforme en toda la longitud de las líneas de riego.

Las líneas de riego de tubos porosos pueden colocarse sobre la superficie del suelo o
enterradas, a la profundidad de mayor desarrollo de las raíces del cultivo.

Las presiones de trabajo son menores que las de los goteros: 2-3 mca, e incluso escasos
decímetros de presión. 

Riego por exudación (manguera porosa)

4.5 EJEMPLO PRÁCTICO

Del estudio de suelos se obtuvo: densidad aparente: 1,5 g/cm 3; humedad a capacidad de
campo (masa): 24%; humedad a punto de marchitez (volumen): 18%; nivel de agua
aprovechable: 0,5.

Función de avance: X (m) = 21,5 Ta0,6

Función de velocidad de infiltración: i (cm/h) = 25,08 To-0,45
La ETc mínima es 2,5 mm/día y la máxima es 4,0 mm/día.

Para una profundidad de cultivos de 0,50 m, calcular:


a. Requerimiento neto de agua
b. Frecuencia de riego
c. Longitud óptima del surco
d. Tiempo de riego
e. Cantidad de agua requerida en m3/ha, si se tiene una eficiencia de aplicación del 70%.

a) Lámina neta:

Ln = (24 * 1,5 – 18)/100 x 50 x 0,5


Ln = 4,5 cm.
La lámina que se desea infiltrar es de 4,5 cm.

b) Frecuencia de riego:

Fr = 45/4 = 11,25
Fr = 11 días.
Para las condiciones del ejemplo se debe regar cada 11 días.

c) Tiempo de riego total: Tr = Ta + To


Para la determinación de To es necesario definir la función de la lámina infiltrada:

I = 25,08/[(-0,45+1)(60)] To(-0,45+1)
I = 0,76 To0,55
4,5 = 0,76 To0,55
To = 25,37 min.
Para diseño, se asume: Ta = To/4
Ta = 6,34 min.
Tr = 25,37 + 6,34
Tr = 31,71 min.
El tiempo de riego será de 31,71 min.

d) Longitud óptima del surco


Para determinar la longitud óptima del surco se utiliza la función de avance:
X (m) = 21,5 Ta0,6
X (m) = 21,5 (6,34)0,6
X = 65,1 m
La longitud óptima del surco será de 65 m.

e) Cantidad de agua requerida

La cantidad de agua requerida a nivel de la parcela se calcula con la lámina de riego:


Lr = Ln/Ea
Lr = 4,5/0,7
Lr = 6,43 cm
Cambio de unidades: 6,43 cm = 643 m3/ha
A la entrada de la parcela se debe entregar 643 m3/ha.

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