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ACHILLE MBEMBE

CRÍTICA DE LA RAZÓN NEGRA, ENSAYO SOBRE EL RACISMO CONTEMPORÁNEO

Arte contemporáneo al margen de Occidente

Prueba de evaluación continua, curso 2021-2022

Alumno: Rubén Arrué Zapater, DNI: 24376576A,

Centro Asociado de Valencia “Francisco Tomás y Valiente”

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Título original en francés: Critique de la raison negre, Achille Mbembe

Editions La Decouvert, París 2013, 75013 París.

Traducción: Enrique Schmukler

Prólogo: Verónica Gago y Juan Obarrio

ISBN: 978-84-942364-4-0

Depósito Legal: B.290-2016

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Achille Mbembe nació en Camerún en 1957, actualmente es profesor de Historia y Política
en la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, en 1989 obtuvo un doctorado en
Historia en la Universidad de la Sorbona de París (1989) y un postdoctorado en Ciencias
Políticas en el Instituto de Estudios Políticos de París. Fue profesor adjunto de Historia en la
Universidad de Columbia en Nueva York, investigador asociado en el Instituto Brooking en
Washington, profesor asociado de Historia en la Universidad de Pennsylvania de 1992 a 1996 y
director ejecutivo del Consejo para el Desarrollo de Investigación en Ciencia Social de África en
Dakar, Mbembe también ha sido Profesor invitado en la Universidad de California, Berkeley en
2001 y en la Universidad de Yale en 2003.

Sus principales trabajos tratan sobre la historia africana, los estudios postcoloniales y la
ciencia política y social de África, ha publicado numerosos libros en el marco de las teorías
postcoloniales como La naissance du maquis dans le Sud Cameroun, On the Postcolony y Sortir
de la grande nuit, entre otros. Con su trabajo reabre el debate sobre las teorías postcoloniales,
convirtiéndose en un referente sobre teoría política y geopolítica de África.

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En Crítica de la razón negra, Achille Mbembe nos muestra unos momentos históricos en
los que no habían sido tomadas con suficiente consideración por la historiografía occidental
unas prácticas que llevaron a la generación y consolidación de unos conceptos sociales como
raza, racismo y racialidad que marcarían el acontecer de los siglos venideros. El desarrollo y la
influencia de estos conceptos como afirma Mbembe, no serán ajenos a nuestra vida actual, sus
formas nuevas seguirán operando en el presente, constituyendo y explicando gran parte de la
realidad de nuestras sociedades actuales.

Mbembe con esta obra muestra el origen del capitalismo, el nacimiento y desarrollo de un
proceso de acumulación que hasta la fecha no había tenido precedentes, esto originará que, al
comienzo de la Modernidad se construya desde Europa un sistema de prácticas que
convertirán al africano en una mercancía u objeto, en un ser humano privado de toda su
identidad como persona, incapaz de gobernarse a sí mismo y cuya propia condición justificará
su esclavitud. Estas prácticas crearán al mismo tiempo una doctrina de superioridad, basada en
una ficticia diferenciación racial que llegará hasta nuestros días, pero Mbembe no se detendrá
sólo en el análisis de lo que supuso la esclavitud y el colonialismo como forma de
sometimiento a las sociedades y regiones africanas, a través de este ensayo, el autor mostrará
como estas prácticas pasadas nunca desaparecieron, continuando y manifestándose bajo el
discurso de la libertad, la igualdad y la democracia, siendo amparadas en numerosas ocasiones
desde las instituciones actuales, ejercerán a través de la precariedad laboral, la explotación y la
deuda, una nueva forma de esclavitud ligada al capitalismo imperante.

Mbembe estructura su trabajo en tres partes ordenándolas de forma cronológica, en la


primera se remonta a los albores del siglo XVI cuando se generalizó la trata de esclavos
atlántica, mostrando el origen de lo que el autor denomina razón negra, expresión utilizada
como una suma de voces, discursos y reglamentos creados por los europeos para inventar una
explicación que permitiera declarar la superioridad y el privilegio de los occidentales y justificar
de esta forma, el sometimiento inhumano dado a las personas de origen africano. De esta
manera para el autor, uno de los puntos constitutivos y primordiales en el origen de la
modernidad sería la trata de esclavos atlántica y su discurso de justificación que instauraría el
término raza como signo de exclusión y de inferiorización, término que se mantendría y
consolidaría en el tiempo, generando una doctrina segregacionista, discriminatoria y de
dominación.
Mbembe centrará la segunda parte de su trabajo a finales del siglo XVIII llegando hasta el
siglo XX, este será un periodo lleno de contradicciones, donde aparecerán las primeras
reivindicaciones de la población negra como sujetos plenos en el mundo, al mismo tiempo que
se constituyen en Occidente las declaraciones sobre los derechos humanos. Los esfuerzos
emancipatorios de este momento protagonizados por los africanos mostrarán como los
procesos de racialización, colonización y esclavización impuestos por los europeos, serán
combatidos y resistidos por las víctimas, Mbembe señala la independencia de Haití proclamada
en 1804, como la primera gran gesta que rompería con las lógicas racistas implantadas por el
colonialismo, significando el triunfo del esclavo sobre el opresor, siendo este el momento
constitutivo de las reivindicaciones por la libertad y los derechos de la población negra.

Al mismo tiempo que triunfaba la revolución haitiana, se implantaban en Occidente las


tesis ilustradas fundamentadas en la razón, en la fraternidad, en la tolerancia o en los derechos
del hombre, ideas como apunta Mbembe que no significarían la desaparición de las prácticas
esclavistas y deshumanizadas, sino todo lo contario, bajo la noción de progreso y la aparición
de teorías como el darwinismo social, se fortalecerá la argumentación para justificar las

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conductas colonialistas. El texto muestra como el imperialismo triunfará en el siglo XIX y
Europa ejercerá una autoridad despótica sobre el resto del mundo, donde la noción de raza
con todas sus consecuencias actuará como medio para articular las relaciones sociales y
políticas entre la metrópolis y la colonia y es en este punto donde Mbembe señala la paradoja,
al mismo tiempo que cuestiones como el liberalismo, los derechos humanos o la justicia social
se debaten en los parlamentos de los estados europeos, en las colonias se aplican los sistemas
raciales, sometiendo y deshumanizando a los seres humanos, como denunciaba Franz Fanon:

“Esta Europa que no deja de hablar del hombre al mismo tiempo que lo asesina por
dondequiera que lo encuentra”.

El texto sitúa la tercera y última parte en el periodo que abarca los siglos XX y XXI,
momento final de la descolonización, el apartheid y el comienzo de la pérdida de poder de
Europa como región dominante, este periodo coincidirá con la expansión global de los
mercados y la privatización del mundo que irá imponiéndose a través de las políticas
neoliberales que iniciarán los estados occidentales. Este desarrollo de los mercados y sus
consecuencias será para Mbembe una de las claves fundamentales para poder entender en
toda su dimensión la evolución del viejo capitalismo a lo largo del tiempo, el resultado de este
capitalismo será la aplicación de políticas neoliberales que provocarán nuevas formas de
segregación, deshumanización y explotación. De esta manera por primera vez en la historia, la
palabra negro con todas sus connotaciones incluidas ya no sólo hará referencia a las personas
de origen africano, la violencia del capital y el endeudamiento endémico de la sociedad
provocará que la nueva esclavitud obedezca a otras circunstancias, configurando lo que
Mbembe define como “el devenir negro del mundo”.

Achille Mbembe a través del análisis y la construcción acertada de nuestro pasado colonial,
nos ayuda a comprender nuestro presente, con esta reflexión sobre los crímenes del
colonialismo el autor, no se limita a describir unos hechos ocurridos en el pasado, sino que nos
muestra las consecuencias en el mundo actual del desarrollo de las mismas prácticas del
pasado, de cómo la raza con todas sus connotaciones seguirá operando en nuestro presente,
segregando, discriminado y utilizando la violencia como forma de expresión. Pero la gran
diferencia que se observa con respecto a momentos anteriores será que, estas prácticas de
dominación, control y extracción ya no sólo afectarán a sociedades negras o migrantes, a
minorías o mayorías, a europeos o a africanos, sino que estas consecuencias del sistema
capitalista siempre estarán al acecho para golpear independientemente de su origen a las
personas más vulnerables.

El racismo lamentablemente es inherente a sistemas económicos de acaparación como lo


es el capitalismo, e incluso iría un poco más allá, afirmando que es una emoción o sentimiento
innato a la condición humana y a nuestra historia evolutiva, ya sea por miedo al diferente,
como medio instintivo de supervivencia o por la permanencia en nuestro inconsciente de
procesos de opresión. Es cierto como afirma Mbembe que su constitución como concepto para
clasificar y diferenciar a la condición humana, se desarrolló fundamentalmente a partir del
despliegue colonial europeo atlántico, ¿pero podemos encontrar alguna diferencia más allá de
las connotaciones raciales, entre los sistemas esclavistas atlánticos a los que hace referencia el
texto o a la esclavitud de época griega y romana o incluso con el sistema feudal de la Edad
Media basado en el privilegio y la discriminación? A lo largo de la Historia, se pueden
encontrar numerosos precedentes con condicionantes raciales repetitivos como la exclusión,
la segregación o la explotación muy parecidos a los coloniales, situaciones donde se construye
un discurso diferenciador y racista ya sea de carácter cultural o religioso para justificar y

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legitimar unas prácticas económicas y despóticas, cuya finalidad siempre será la máxima
obtención de beneficios a costa del prójimo por la clase dominante. Y es aquí donde este
egoísmo económico sin límites provoca las mayores desigualdades sociales, egoísmo que no
sólo originará desigualad económica, sino que al mismo tiempo generará miedo social, temor
ante la incertidumbre y aprensión a la vulnerabilidad, fomentando así que los discursos
racistas entren en juego despertando el instinto de supervivencia de estas sociedades
temerosas. El miedo a que el migrante, a que el extranjero nos robe o se aproveche de nuestro
estado de bienestar o de nuestros derechos adquiridos, provoca que salgan a la superficie
viejas proclamas pasadas que desarrollarán un discurso racista actualizado, discurso ya
conocido que fomentará la reproducción de conductas y errores similares a los realizados en
nuestro pasado colonial.

El racismo por desgracia es un hecho firmemente arraigado en nuestro país, tan


acomodado en nuestra sociedad que a veces ni lo percibimos, comentarios como: “nos quitan
el trabajo” o “reciben más ayudas que nosotros”, son lamentablemente hoy en día expresiones
muy comunes en nuestro entorno más cercano, dejando al descubierto la permanencia de
prejuicios y actitudes excluyentes que son, con frecuencia resultado de la ignorancia y el
desconocimiento. De esta manera, aunque la sociedad española tradicionalmente se ha
caracterizado por su tolerancia, estamos percibiendo en nuestro país en estos últimos años un
auge de discursos xenófobos, excluyentes y racistas, generados por partidos populistas y
ultraliberales que sacuden los antiguos fantasmas y temores sociales, atestiguando de esta
forma como aquellas herencias de épocas pasadas todavía no han sido liquidadas.

Estamos ante un futuro incierto, todavía no se ha terminado con esta idea funesta y ficticia
de desigualdad racial, las connotaciones raciales son factores que estructuran a las sociedades
actuales, mientras no seamos capaces por completo de reconocer, restituir y reparar a
aquellos que sufrieron, no podremos comenzar a construir una conciencia común, ni liberar a
este mundo que nos pertenece a todos por igual de desigualdades y resentimientos, por todo
ello estamos condenados una y otra vez a reconstruir esta humanidad sin cesar.

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