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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES


DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA
TEORÍAS DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES 2020-1
María Alejandra Chamorro Morales

LA HEGEMONÍA EUROPEA
Y LA COLONIALIDAD DEL PODER

“En consecuencia, es tiempo de aprender a liberarnos del espejo eurocéntrico


donde nuestra imagen es siempre, necesariamente, distorsionada. Es tiempo,
en fin, de dejar de ser lo que no somos”

En la actualidad, las concepciones sobre lo europeo y lo no-europeo, sobre lo


desarrollado y lo no-desarrollado y sobre lo moderno y lo no-moderno, entre otros.
Surgen desde el descubrimiento de América y se implantaron a través de la
colonización con la imposición de la cultura europea a los pueblos americanos y
africanos; la apropiación de sus minerales, de sus conocimientos, entre otros. Pero,
¿cómo surge y se profundiza la separación entre lo que se conoce como el mundo
“europeo” y el “no-europeo”?

Para responder esta pregunta, el autor Quijano (2000) en el texto “Colonialidad del
poder, eurocentrismo y América Latina” plantea que:
“Por debajo de esa codificación de las relaciones entre europeo /no-europeo,
raza es, sin duda, la categoría básica. Esta perspectiva binaria, dualista, de
conocimiento, peculiar del eurocentrismo, se impuso como mundialmente
hegemónica en el mismo cauce de la expansión del dominio colonial de Europa
sobre el mundo.” (Quijano, 2000, pág. 211)
Cabe resaltar, que en la presente reseña se apoya la idea de que la hegemonía europea
se ha establecido debido a la brutalidad de los procesos colonizadores, que arrebataron
los procesos culturales y las vidas de los pueblos indígenas y africanos, los cuales
permitieron la clasificación del trabajo, según la idea de raza y, a su vez, la implantación
del capitalismo. Para desarrollar esta idea, y de acuerdo al texto de Quijano (2000), la
reseña se dividirá en cuatro apartados: Primero, se analizará el nuevo patrón de poder
mundial; En segundo lugar, se explicará a grandes rasgos lo que implica el
eurocentrismo; en tercer lugar, se hará una reflexión sobre la experiencia histórica de
América Latina; y, en cuarto lugar, se darán algunas conclusiones.

Ahora bien, como lo relata Quijano (2000), en primer lugar, el nuevo patrón de poder
mundial implica la clasificación social de la población mundial sobre la idea de RAZA
(Construcción mental que expresa la experiencia básica de la dominación colonial), que
empieza en América y la constituye como el primer espacio-tiempo del nuevo patrón
de poder. Lo anterior, se da bajo dos ejes fundamentales: la codificación de las
diferencias entre conquistadores y conquistados en la idea de RAZA y la articulación de
todas las formas históricas del control del trabajo. El primero de estos, da a entender a
la RAZA como una categoría que no tiene una historia conocida antes de América, que
esta construida como respuesta a supuestas estructuras biológicas diferenciales
(conquistados/conquistadores) y que, a su vez, crea identidades nuevas (como la idea de
indios, negros, mestizos). Así pues, se da a entender que: “raza e identidad racial fueron
establecidas como instrumentos de clasificación básica de la población” (Quijano, 2000,
pág. 202).

En este punto, cabe mencionar, que en relación con la historia colombiana es


necesario preguntarse ¿es posible que en la actualidad, los cargos públicos y de elección
popular que son ocupados por la población indígena y afro reflejen un porcentaje
minoritario debido a esta idea de raza? Es decir, ¿es por la identidad racial que la
población “blanca” se identifica como la que es “capaz” de ocupar este tipo de cargos?
Esto se puede evidenciar en la conformación del senado de la república compuesto por
108 representantes de los cuales solo 2 curules pertenecen a la circunscripción especial
indígena y en la conformación de la cámara de representantes compuesto por 172
curules, de las cuales 2 curules pertenecen a la comunidad afro y una curul pertenece a
la comunidad indígena.

Continuando con la idea de raza, se puede concluir que los colonizadores, otorgaron
legitimidad a las relaciones de dominación, codificando como color los rasgos
fenotípicos de los colonizados, logrando así que la RAZA sea el primer criterio
fundamental para la distribución de la población mundial en los rangos y estructuras de
poder.

Con la idea de RAZA clara, en segundo lugar, se explica el eurocentrismo que


comienza tras la colonización de América. Los Europeos se aprovecharon del control de
los metales y otras mercancías producidas en estas tierras y de su ubicación privilegiada
en la vertiente del Atlántico, convirtiéndolos así, en la sede central del nuevo mercado
mundial. A esto se le suma, una nueva estructura económica: el capitalismo, el cual
transforma las formas del control del trabajo (articuladas alrededor de la relación
capital-salario y del mercado mundial), generando una sistemática división racial del
trabajo, en la que cada forma de control del trabajo estaba articulada con una raza
particular, es decir, el trabajo no-asalariado le pertenecía a los indios (inferiores) y el
trabajo pagado era un privilegio que le pertenecía exclusivamente a los blancos. La
suma de lo anterior, produjo un nuevo proceso de identidades geoculturales, en el cual
Europa tiene la hegemonía sobre todas las formas de subjetividad: En primera instancia,
Expropiaron a las poblaciones colonizadas aquello que resultaba más apto para el
desarrollo del capitalismo; en segunda instancia, reprimieron las formas de producción
de conocimiento (de sentido) de los colonizados; y, en tercer lugar, forzaron a los
colonizados a aprender parcialmente la cultura de los dominadores, con el fin de lograr
la reproducción de la dominación. Esto da como resultado:
“el éxito de Europa Occidental en convertirse en el centro del moderno sistema-
mundo, según la apta formulación de Wallerstein, desarrolló en los Europeos un
rasgo común a todos los dominadores coloniales e imperiales de la historia, el
etnocentrismo” (Quijano, 2000, pág. 210)

A continuación, en tercer lugar, sobre la experiencia histórica de América Latina,


la cual se separa de la historia Estadounidense, debido a que esta última separó a los
indios del territorio ocupado, es decir, no hacían parte de la población colonizada. Lo
que más adelante produce su exterminio casi total. Ahora bien, en el caso de América
Latina, se pueden dividir los casos entre: los países del Cono sur y los países con
mayorías negras, indígenas y mestizas. En el caso del Cono sur, se evidenció que al
igual que en Estados Unidos, los indios fueron separados de la población colonizada,
también se pudo evidenciar que la población negra fue mucho menor a comparación de
otros países. Sin embargo, se diferencia en los procesos de tenencia de la tierra, los
cuales no fueron democráticos sino oligárquicos, como en el caso de Argentina.
En el segundo caso, se ha demostrado que en estos países el proceso eurocéntrico no ha
terminado y en los cuales se han vivido procesos de descolonización social relacionados
con revoluciones nacionales, sociales y raciales,como lo fueron las de México y Bolivia.
y que fueron derrotadas, por intervenciones militares por parte de los Estados Unidos. la
además de procesos de imposición ideológica de “democracia racial” como en Brasil,
Colombia y Venezuela.

Por último, se puede concluir que el proceso de colonización europeo ha afectado


al continente americano en todas sus formas como: su sistema político y económico.
Además, cabe resaltar que se este proceso se ha mantenido a lo largo de la historia,
gracias a la represión de las formas de producción de nuestro sentido, el cual esta
configurado para entender al mundo como un sistema que funciona en relación a una
división racial del trabajo, que entiende a los pueblos colonizados como los del “tercer
mundo” o “subdesarrollados”. Esto conduce a preguntar, ¿es posible cambiar esta
imposición de entender al mundo como un sistema de división racial y así lograr dejar
lo que no somos?

REFERENCIAS:
Quijano, A. (2000). Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina. En:
Centro de Investigaciones Sociales (CIES). Lima, Perú.

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